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AMPARO INDIRECTO EN MATERIA CIVIL

1. ORIGEN......................................................................................................... 1
1.1 La Garantía de Impartición de Justicia y el Juicio de Amparo..............
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2. LIMITES DEL JUICIO .............................................................................…


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2.1 Inicio 3
2.2 Conclusión 4

3. HIPÓTESIS DE PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO CUANDO


LOS QUEJOSOS SEAN EL ACTOR O EL DEMANDADO O CUALQUIER
GOBERNADO VINCULADO AL PROCEDIMIENTO ......................................
7
3.1 Criterios Jurídicos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
sobre actos de ejecución de imposible reparación .................................
9
3.2 Definitividad en los actos de ejecución de imposible reparación……
20
3.2.1 Excepción de definitividad en los actos de ejecución de
imposible reparación ...................................................................
21
3.2.1.1 Principio de definitividad en el amparo contra
leyes..................................................................................
21
3.2.2 Violaciones procesales que no son de imposible
reparación ....................................................................................
23

4. HIPÓTESIS DE PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO DESPUÉS


DE CONCLUIDO EL JUICIO............................................................................
24
4.1 Supuesto genérico .........................................................................
25
4.1.1 Procedencia del amparo tratándose de la
constitucionalidad de leyes en etapa de ejecución de
sentencia.....................................................................................
29
4.2. Procedencia del amparo indirecto contra resoluciones
autónomas...................................................................................
32
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5. HIPÓTESIS DE PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO CONTRA


ACTOS FUERA DE JUICIO ............................................................................
42

6. EL TERCERO EXTRAÑO .........................................................................


46
6.1 El tercero extraño auténtico y por equiparación ..............................
47
6.2 El tercero extraño en la octava época ...........................................
51
6. 3 El tercero extraño en la novena época .........................................
57
6.4 El tercero extraño frente al cumplimiento de las ejecutorias de
amparo ..................................................................................................
62
6.5 Propuesta .......................................................................................
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AMPARO INDIRECTO EN MATERIA CIVIL

1. ORIGEN

Aceptadas como garantías individuales el debido proceso y la exacta


aplicación de la ley en los juicios de naturaleza civil, sean de carácter común,
familiar o mercantil, y que en la actualidad se denomina genéricamente como
garantía de legalidad, que encuentra su sustento básico en los artículos 14 y 17 de
la Constitución General de la República, en tanto que el primero de estos
dispositivos protege al individuo de la privación ilegal de sus derechos
fundamentales sustantivos como la libertad, sus propiedades, posesiones,
papeles, etcétera, ya que la privación ordinariamente debe estar precedida por un
juicio seguido ante los tribunales primeramente establecidos; juicio en el que se
cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes
expedidas con anterioridad al hecho. Y es en el mismo precepto donde
encontramos que los juicios “del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser
conforme a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se
fundará en los principios generales del derecho.”

Los individuos en la República Mexicana, tienen la facultad de exigir la


instrumentación de un juicio equitativo en el que puedan alegar y probar lo que a
su intereses corresponda para proteger y defender sus derechos sustantivos
fundamentales, por medio de acción o defensa según corresponda a sus
pretensiones.

Por ello, ante la salva guarda que implica la garantía de audiencia previa y
de exacta aplicación de la ley, la Carta Magna en su artículo 17, impone a los
gobernados que para reclamar sus derechos deben sujetarse a la administración
de justicia ante “tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y
términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta,
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completa e imparcial”, y gratuitamente; ya que está prohibido hacerse justicia por


propia mano, para evitar una evidente anarquía e ingobernabilidad.

1.2 La Garantía de Impartición de Justicia y el Juicio de Amparo

La necesidad que tienen los gobernados de someter sus desavenencias a


los órganos jurisdiccionales, respecto de aquellos conflictos que no quieren o no
pueden resolver voluntariamente, y la obligación que tiene el Estado en
cumplimiento a la función social pacificadora encomendada por la Constitución
General de la República, para lograr un buen gobierno, en cumplimiento a los
preceptos ya citados, da como resultado la instauración de los juicios ante
autoridades jurisdiccionales material y formalmente constituidas, y en algunas
ocasiones sólo con la característica material, que resultan impugnables a través
del juicio de amparo que prevén los artículos 103 y 107 de la Constitución, por
posible violación a las garantías individuales del gobernado, tanto de los individuos
que integran las partes naturales que componen la relación jurídica procesal
(actor, demando y tercero llamado a juicio para que le pare perjuicio la sentencia
que ahí se dicte), como los individuos que interactúan en ese proceso en auxilio
de la impartición de justicia, o incluso terceros extraños a esa controversia que
resultan molestados o privados de sus derechos sin justificación alguna.

La afectación que puede resultar a cualquiera de estos individuos por la


actuación de la autoridad en la instrumentación del juicio no puede ser reclamada
de inmediato en todas las hipótesis, por disposición expresa de la ley y de su
interpretación, por ello, pretendiendo dar claridad a las reglas del amparo indirecto,
resulta necesario dividir su estudio en dos partes:

I.- El juicio de garantías promovido por quienes son partes en el


procedimiento natural, esto es, actor o demandado, o bien, cualquier otro sujeto
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que se encuentre vinculado al procedimiento porque fue llamado para que le pare
perjuicio la sentencia que ahí se va a dictar, o que compareció a este
procedimiento a defender sus derechos haciendo uso de los recursos que la ley
ordinaria establece a su alcance; y,

II.- Los terceros extraños al procedimiento, es decir, aquellos que sin ser
actor o demandado o terceros en el juicio, resultan afectados en su persona o en
sus derechos fundamentales, por actos emitidos dentro de ese procedimiento, y
los llamados terceros extraños por equiparación, que no obstante de ser parte
demandada en el procedimiento, el Máximo Tribunal del País los ha ubicado en
este supuesto porque no fueron emplazados o no lo fueron correctamente.

2. LIMITES DEL JUICIO.

2.3 Inicio.

El artículo 107 de la Constitución General de la República establece los


principios que rigen la tramitación del juicio de garantías en sus diversas vías, y en
su texto se advierte que el alcance del concepto juicio es fundamental para fijar la
vía y las reglas de procedencia del amparo directo e indirecto, e incluso dentro del
indirecto la oportunidad con que debe presentarse la demanda de garantías, así
por ejemplo en la fracción III se precisa que cuando se reclamen actos de los
tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, “el amparo sólo procederá en contra
sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, respecto de las
cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan ser modificados o reformados,
ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida durante el procedimiento, afecte a
las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado del fallo”. Y en el inciso b de la
misma fracción se vuelve a ser referencia de ese concepto al establecer que
“Contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de juicio o después
de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso procedan ,” procederá el
amparo indirecto contra violaciones procesales que tengan esa característica,
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incluso cuando estas se cometan antes de que se dicte sentencia en el


procedimiento jurisdiccional.

Para precisar los alcances del concepto juicio para efectos del juicio de
garantías se debe acudir a la jurisprudencia y la Ley de amparo.

Así de la primera fuente se desprende que el juicio comienza con la


presentación de la demanda; es decir, el juicio para efectos del amparo no
comienza con el emplazamiento o con la contestación de la demanda como
ocurre para algunas leyes procesales, sino que el juicio comienza con el escrito
de demanda, por tanto, será un acto dentro de juicio el acuerdo o auto que
recaiga a esa demanda, sea prevención, aclaración, medidas cautelares con
motivo de esa demanda, incompetencias, etcétera; lo anterior se aprecia
claramente de la jurisprudencia número 4/90 de la Segunda Sala del Máximo
Tribunal del País, cuyo registro es el número 206461, y que a continuación se
transcribe: “JUICIO DE AMPARO. CUANDO SE INICIA. El juicio de garantías se inicia
con la presentación de la demanda ante el órgano judicial, y por ello, los proveídos como
el de incompetencia y los relativos a la medida cautelar, anteriores a la admisión son de
carácter netamente procesal y se dan durante la tramitación del juicio mismo, atento a lo cual,
resulta desafortunado señalar que se trata de acuerdos prejudiciales, pues la decisión sobre la
incompetencia y el acuerdo de suspensión se dan dentro del procedimiento que se inicia con
la presentación de la demanda.”

2.4 Conclusión.

De la Ley de Amparo y su interpretación se deduce el otro extremo del


juicio, esto es cuando concluye, y así de su vigente artículo 46 que establece
“Para los efectos del artículo 44, se entenderán por sentencias definitivas las que decidan el
juicio en lo principal, y respecto de las cuales las leyes comunes no concedan ningún recurso
ordinario por virtud del cual puedan ser modificadas o revocadas.- También se considerarán
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como sentencias definitivas las dictadas en primera instancia en asuntos judiciales del orden
civil, cuando los interesados hubieren renunciado expresamente la interposición de los
recursos ordinarios que procedan, si las leyes comunes permiten la renuncia de referencia.-
(ADICIONADO, D.O.F. 5 DE ENERO DE 1988) (REPUBLICADO, D.O.F. 11 DE ENERO DE
1988 Y D.O.F. 1 DE FEBRERO DE 1988).-Para los efectos del artículo 44, se entenderán por
resoluciones que ponen fin al juicio, aquéllas que sin decidir el juicio en lo principal, lo dan por
concluido, y respecto de las cuales las leyes comunes no concedan ningún recurso ordinario
por virtud del cual puedan ser modificadas o revocadas.”

Se puede comprender que el juicio puede concluir solo con una resolución
definitiva; esto es:

a).- Una sentencia definitiva, entendiendo por ella la que resuelve el fondo
de la controversia condenando o absolviendo, y que no admita recurso alguno, ya
que admitiéndolo se debió interponer y tramitar hasta que recayera la resolución
mediante la cual se confirme, revoque o modifique la recurrida, y por tanto resulte
definitiva; o bien, si la ley ordinaria no establece recurso alguno en su contra,
será también definitiva.

Pero no será definitiva aquella resolución que resuelva el fondo del negocio,
y que admitiendo recurso ordinario las partes no lo hagan valer y cause ejecutoria,
ya que no todas las sentencias que causan ejecutoria son definitivas para efectos
del amparo, porque esta característica solo resulta de que se concluyan por las
partes los recursos que la ley establece a su alcance.

b).- Con una resolución que resuelva la controversia en materia civil, y que
admitiendo recursos ordinarios, las partes hayan convenido renunciar a ellos,
cuando la ley común se los permite; y
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c).- Finalmente el juicio puede concluir por una resolución que no es la


sentencia que resuelve la controversia en el fondo, sino una resolución que la da
por terminada sin resolver a quien corresponde el derecho controvertido, bien sea
porque al momento de dictar sentencia la autoridad jurisdiccional declara
improcedente la acción por algún defecto procesal en la relación jurídica que debe
estar perfectamente integrada, o bien por la procedencia de alguna defensa o
excepción dilatoria, o porque el juicio concluye antes de dictar sentencia por
desistimiento de la acción o caducidad de la instancia, o por alguna resolución
anticipada que así lo decida; siempre y cuando esa clase de resoluciones no
ordenen la reposición del procedimiento (porque de ser así el juicio no estará
concluido); resolución que da por concluido el juicio de manera anticipada que
también debe tener la característica de definitiva, en los términos antes
señalados.

Esta última forma de concluir el juicio reconocida por el artículo 46 de la Ley


de Amparo, con motivo de la reforma publicada el 11 de enero y el 1º de Febrero
de 1988, e interpretada por el Máximo Tribunal del País a través de su entonces
Tercera Sala, en la jurisprudencia 30/90, registro: 394006, cuyo rubro y texto es:
“AMPARO DIRECTO. PROCEDE CONTRA RESOLUCIONES QUE PONEN FIN AL JUICIO
EN MATERIA CIVIL. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 107 fracción V, párrafo
primero, de la Carta Magna, el amparo contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones
que pongan fin al juicio, se promoverá ante el Tribunal Colegiado de Circuito que corresponda,
no sólo cuando se trate de materia administrativa, sino también procede en materia civil, pues
aun cuando en el inciso c) de dicho precepto no se haya asentado expresamente, su
procedencia respecto a resoluciones que ponen fin al juicio, como se hizo en el inciso b),
asentándose únicamente que procede en contra de sentencias definitivas, ello no significa que
la procedencia del juicio de amparo en materia civil no haya sufrido modificación alguna pues
la reforma a dicho precepto constitucional, que consistió entre otras, en agregar como actos
susceptibles de ser reclamados en la vía de amparo directo las resoluciones que ponen fin al
juicio, alcanza también a la citada materia, dado que el párrafo primero de la fracción V se
encuentra redactado en términos generales al expresar que el amparo contra sentencias
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definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, se promoverá ante el Tribunal
Colegiado de Circuito que corresponda, en los casos siguientes: (y enumera los incisos a), b),
c) y d) dentro de los que se encuentra la materia civil), debiendo tomarse en cuenta la
definición que da el artículo 46, último párrafo de la Ley de Amparo, de lo que debe
entenderse por resoluciones que ponen fin al juicio, a saber aquéllas que sin decidir el juicio
en lo principal, lo dan por concluido y respecto de las cuales las leyes comunes no concedan
ningún recurso ordinario por virtud del cual puedan ser modificadas o revocadas .” Dio fin a
dos discusiones: La primera consistente en poner en duda que la resolución
dictada antes o en la sentencia misma, que no resolviera el fondo de la
controversia, no fuera una resolución terminal que pusiera fin al juicio (en tanto no
repusiera el procedimiento), y como consecuencia que no procediera el amparo
directo en su contra, sino en todo caso el indirecto, porque después de algunos
criterios jurisprudenciales y después de la reforma queda claro que conforme a los
artículos 44 y 461 de la Ley de Amparo, la resolución aún cuando no decida el
fondo de la controversia bien sea porque deja a salvo los derechos de las partes
por cualquier razón, o bien dé por concluido el juicio anticipadamente por
caducidad, desistimiento etcétera, es una resolución que pone fin al juicio para
efectos del amparo.

3. HIPÓTESIS DE PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO CUANDO


LOS QUEJOSOS SEAN EL ACTOR O EL DEMANDADO O CUALQUIER
GOBERNADO VINCULADO AL PROCEDIMIENTO.

1
ARTÍCULO 44 (REFORMADO, D.O.F. 5 DE ENERO DE 1988) (REPUBLICADO, D.O.F. 11 DE ENERO DE 1988 Y D.O.F.
1 DE FEBRERO DE 1988) (F. DE E., D.O.F. 22 DE FEBRERO DE 1988) El amparo contra sentencias definitivas o laudos,
sea que la violación se cometa durante el procedimiento o en la sentencia misma, o contra resoluciones que pongan fin al
juicio, se promoverá por conducto de la autoridad responsable, la que procederá en los términos señalados en los artículos
167, 168 y 169 de esta ley.
ARTÍCULO 46 (REFORMADO, D.O.F. 20 DE MAYO DE 1986) Para los efectos del artículo 44, se entenderán por
sentencias definitivas las que decidan el juicio en lo principal, y respecto de las cuales las leyes comunes no concedan
ningún recurso ordinario por virtud del cual puedan ser modificadas o revocadas.
También se considerarán como sentencias definitivas las dictadas en primera instancia en asuntos judiciales del orden civil,
cuando los interesados hubieren renunciado expresamente la interposición de los recursos ordinarios que procedan, si las
leyes comunes permiten la renuncia de referencia.
(ADICIONADO, D.O.F. 5 DE ENERO DE 1988) (REPUBLICADO, D.O.F. 11 DE ENERO DE 1988 Y D.O.F. 1 DE FEBRERO
DE 1988)
Para los efectos del artículo 44, se entenderán por resoluciones que ponen fin al juicio, aquéllas que sin decidir el juicio en
lo principal, lo dan por concluido, y respecto de las cuales las leyes comunes no concedan ningún recurso ordinario por
virtud del cual puedan ser modificadas o revocadas.
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Fijados los extremos del concepto de juicio, para efectos del amparo
abordaré las hipótesis de procedencia de amparo indirecto, cuando el quejoso es
el actor, el demandado o cualquier otro individuo sujeto o vinculado al
procedimiento, porque fue llamado o compareció por algunas de las formas
reconocidas por la ley y la jurisprudencia. Esto es, el supuesto a que se refiere el
artículo 107 fracción III inciso b) y su correlativo de la Ley de Amparo que se
encuentra en el artículo 114 fracción III.

La característica del amparo biinstancial contra actos derivados de las


autoridades jurisdiccionales, está marcada por su excepcionalidad, debido al
abuso que se hizo de promover demandas de garantías contra cualquier tipo de
actos derivados del procedimiento, aún cuando ese acto significara una simple
orden del cambio de una carátula o de una simple autorización para oír y recibir
notificaciones, lo que provocaba procedimientos interminables, desesperando a
las partes e impidiendo la ejecución de las sentencias, con la consecuente lentitud
en la administración de justicia pronta y expedita; es decir, se ha pretendido
circunscribir su procedencia a situaciones de verdadera y positiva necesidad, pues
basta recordar que en mil novecientos ocho2 fue restringida la impugnación
exclusivamente a las sentencias definitivas, situación que fue muy criticada porque
existían actos dentro del procedimiento que ocasionaban o que afectaban a la
persona y a sus derechos, como si fuera la sentencia definitiva misma.

Así, el artículo 107 fracción III inciso b) de la Constitución General de la


República dispone: “Art. 107.- Todas las controversias de que habla el Artículo 103 se
sujetarán a los procedimientos y formas del orden jurídico que determine la ley, de acuerdo a
las bases siguientes: (…) III.- Cuando se reclamen actos de tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo, el amparo sólo procederá en los casos siguientes: (…) b).-
Contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de juicio o después
de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso procedan.”. Esto es, los actos

2
BONILLA LÓPEZ, Miguel. El amparo contra actos en juicio de ejecución irreparable, Elementos históricos para su estudio,
Tesis Profesional, Escuela Libre de Derecho, página 24.
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procesales contra los que procede el juicio de amparo indirecto dictados dentro del
juicio tienen que tener la característica “ejecución sea de imposible
reparación”.

3.1 Criterios Jurídicos de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación sobre actos de ejecución de imposible reparación.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado en forma


sustancial en cuatro ocasiones esta frase:

En mil novecientos veintinueve, el Ministro Francisco Díaz Lombardo


propuso que la frase “acto en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación”,
entonces ubicada en la Fracción IX del artículo 107 Constitucional, debía
entenderse como una ejecución estrictamente material, que debía de ser real y
efectiva en las personas o en las cosas; esto es, hablaba de una ejecución física
imposible de restituir, ni aun obteniendo sentencia favorable.

En mil novecientos cuarenta y uno, en el informe rendido por el Presidente


de la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Ministro Hilario
Medina Gamboa expone las razones por las que la Tercera Sala decide modificar
el criterio de mil novecientos veintinueve, y en esencia concluye la Sala que el
concepto de ejecución de imposible reparación no debía de circunscribirse a la
esfera material, sino entenderse como sinónima de “cumplimiento”, que por tanto
no significaba una ejecución física sino irreparabilidad jurídica, porque la sentencia
que se dictara en el juicio, aún cuando fuera favorable, no podía reparar aquella
situación ya creada en el procedimiento por una determinada resolución judicial;
esto es, cualquier acto procesal afectara o no derechos sustantivos, que por su
definitividad o preclusión no pudiera ser analizado en la sentencia definitiva, debía
de considerase de ejecución irreparable, por ello se hablaba de una irreparabilidad
jurídica. En cierta forma este criterio es el que se utiliza en los Códigos Procesales
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Civiles, como característica de cuándo un auto es apelable, en tanto que causan


un gravamen irreparable, que se dice no puede subsanar la sentencia que se dicte
en el juicio.

En mil novecientos noventa y uno, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia


de la Nación en su Jurisprudencia número 24/92 con el rubro: “EJECUCIÓN
IRREPARABLE. SE PRESENTA, PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL
AMPARO INDIRECTO CONTRA ACTOS DENTRO DEL JUICIO, CUANDO
ESTOS AFECTAN DE MODO DIRECTO E INMEDIATO DERECHOS
SUSTANTIVOS.”, Gaceta Octava Época, número 56, Agosto de 1992, página 11,
registro 205651, establece que el concepto ejecución de imposible reparación,
debe entenderse cuando los actos procesales afectan de manera directa e
inmediata algunos de los derechos sustantivos fundamentales de las
personas, como puede ser la vida, la libertad, los papeles, la posesión, la
propiedad o cualquier derecho sustantivo que se identifique como tal y que resulte
afectado dentro del juicio por cualquier acto procesal que se dicta desde el inicio
de este hasta la conclusión del mismo.

Así se desprende del siguiente texto: “EJECUCIÓN IRREPARABLE. SE


PRESENTA, PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO CONTRA
ACTOS DENTRO DEL JUICIO, CUANDO ESTOS AFECTAN DE MODO DIRECTO E
INMEDIATO DERECHOS SUSTANTIVOS. El artículo 114 de la Ley de Amparo, en su
fracción IV previene que procede el amparo ante el juez de Distrito contra actos en el juicio
que tengan sobre las personas o las cosas una ejecución que sea de imposible reparación,
debiéndose entender que producen "ejecución irreparable" los actos dentro del juicio, sólo
cuando afectan de modo directo e inmediato derechos sustantivos consagrados en la
Constitución, y nunca en los casos en que sólo afectan derechos adjetivos o procesales,
criterio que debe aplicarse siempre que se estudie la procedencia del amparo indirecto,
respecto de cualquier acto dentro del juicio.”
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La aplicación de este concepto en la práctica se puede ejemplificar de la


siguiente forma: si el órgano jurisdiccional emite un acuerdo en el que ordena abrir
a prueba el juicio, se dice sólo tiene efectos procesales porque únicamente incide
en la posición que van tomando las partes para obtener sentencia favorable, pero
ese acuerdo no afecta de manera directa e inmediata ningún derecho sustantivo
de las partes, ya que no está molestando o privando la libertad, la propiedad o
posesión o alguno de esos derechos equivalentes de manera directa e inmediata
como consecuencia de él, pues este agravio en todo caso será consecuencia de la
sentencia que se llegue a dictar en ese juicio, pero no del auto que ordena abrir el
juicio a prueba.

En cambio, si ese mismo auto aparte de abrir el juicio a prueba impone


alguna multa o decreta algún embargo precautorio o admite pruebas que tiene que
ver con la afectación directa e inmediata con algún derecho fundamental
sustantivo de las personas, como pudiera ser su integridad, su patrimonio, sus
papeles, su domicilio, etcétera, estaremos frente a un acto procesal que afecta de
manera directa e inmediata los derechos sustantivos fundamentales de la persona.

Este criterio que actualmente rige respecto a la procedencia del amparo


indirecto contra actos procesales dictados dentro del juicio, se vio ampliado con la
cuarta interpretación sustancial que hace la Suprema Corte de Justicia de la
Nación sobre ejecución irreparable, que se encuentra en la Jurisprudencia
P.LVII/2004, con registro 180415, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta XX, Octubre de 2004, página 9: “ACTOS DE EJECUCIÓN
IRREPARABLE. CRITERIOS PARA DETERMINAR LA PROCEDENCIA O IMPROCEDENCIA
DEL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. Para determinar cuándo se trata de actos que por
sus consecuencias dentro del juicio son de imposible reparación, según los artículos 107,
fracción III, inciso b), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114,
fracción IV, de la Ley de Amparo, el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha partido de dos criterios orientadores para determinar la procedencia o
improcedencia del juicio de amparo indirecto, a saber: el primero, considerado como regla
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general, dispone que los actos procesales tienen una ejecución de imposible reparación
cuando sus consecuencias afectan de manera directa e inmediata alguno de los derechos
sustantivos previstos en la Constitución Federal, ya que la afectación no podría repararse aun
obteniendo sentencia favorable en el juicio, por haberse consumado irreversiblemente la
violación de la garantía individual de que se trate; y el segundo, considerado como
complementario del anterior, establece que los actos procesales o formales tienen una
ejecución de imposible reparación cuando sus consecuencias afectan a las partes en
grado predominante o superior. De no actualizarse ninguno de estos supuestos, en el orden
previsto, será improcedente el juicio de amparo indirecto y el gobernado deberá esperar hasta
que se dicte la sentencia de fondo para controvertir la posible violación cometida a través del
juicio de amparo directo, según lo dispuesto en los artículos 158, 159 y 161 de la Ley de
Amparo.”

En consecuencia, el concepto de ejecución de imposible reparación que


actualmente rige, también comprende aquellos actos procesales dictados dentro
de juicio que afectan de grado predominante o superior algunos de los
derechos procesales de las partes (es decir, el acto procesal no debe
necesariamente afectar de manera directa inmediata derechos sustantivos), como
puede ser la resolución que resuelve la competencia, el auto que resuelve el
litisconsorcio pasivo necesario, la denuncia de terceros, cosa juzgada; es decir, de
aquellas cuestiones procesales de cuya decisión depende la suerte de todo el
juicio, bien para asegurar la continuación de su trámite con respecto a las
garantías esenciales del quejoso, o bien porque conlleve la posibilidad de evitar el
desarrollo ocioso e innecesario del procedimiento, que generalmente se ha
identificado con los presupuestos procesales del procedimiento, aunque con sus
excepciones.

Ello, como se observa de la tesis P.LVIII/2004, con registro 180217, Pleno,


Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XX, Octubre de
2004, página 10: “VIOLACIONES PROCESALES DENTRO DEL JUICIO QUE AFECTAN A
LAS PARTES EN GRADO PREDOMINANTE O SUPERIOR. NOTAS DISTINTIVAS. El Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al analizar actos procesales que afectan a las
15

partes en el juicio en grado predominante o superior, ha establecido, implícitamente, un


criterio orientador para decidir cuándo revisten tales matices y se tornan de ejecución
irreparable, en términos del artículo 114, fracción IV, de la Ley de Amparo, lo cual sucede, por
regla general, cuando concurren circunstancias de gran trascendencia que implican una
situación relevante para el procedimiento, de cuya decisión depende la suerte de todo el juicio
natural, bien para asegurar la continuación de su trámite con respeto a las garantías
procesales esenciales del quejoso, o bien porque conlleve la posibilidad de evitar el desarrollo
ocioso e innecesario del procedimiento, debiendo resaltarse que siendo la regla general que
las violaciones procesales dentro del juicio se reclamen junto con la sentencia definitiva en
amparo directo, es lógico que aquellas que sean impugnables en amparo indirecto tengan
carácter excepcional. Estas bases primarias para determinar los actos procesales que
afectan a las partes en el juicio en grado predominante o superior, requieren que se
satisfagan íntegramente, sin desdoro del prudente arbitrio del juzgador para advertir similares
actos de esa naturaleza que puedan alcanzar una afectación exorbitante hacia el particular
dentro del juicio.”

Igualmente, se desprende de la tesis jurisprudencial P./J. 55/2003, registro


183349, Pleno, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XVIII, Septiembre de 2003, página 5: “AMPARO INDIRECTO, RESULTA PROCEDENTE
CONTRA LA RESOLUCIÓN QUE DESECHA LA EXCEPCIÓN DE FALTA DE
COMPETENCIA. Con fundamento en lo dispuesto por el artículo 197 de la Ley de Amparo, el
Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estima conveniente interrumpir y
modificar en la parte relativa, la jurisprudencia "AMPARO INDIRECTO, RESULTA
IMPROCEDENTE CONTRA LA RESOLUCIÓN QUE DESECHA LA EXCEPCIÓN DE FALTA
DE COMPETENCIA (INTERRUPCIÓN Y MODIFICACIÓN EN LA PARTE RELATIVA, DE LA
TESIS JURISPRUDENCIAL NÚMERO 166, VISIBLE EN LAS PÁGINAS 297 Y 298,
SEGUNDA PARTE, DE LA COMPILACIÓN DE 1917 A 1988).", para sustentar como nueva
jurisprudencia, que conforme a la regla de procedencia del juicio de amparo indirecto
establecida en el artículo 107, fracción III, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en relación con el artículo 114, fracción IV, de la referida Ley de Amparo, el juicio
constitucional indirecto es procedente, de manera excepcional y aun tratándose de violaciones
formales, adjetivas o procesales, contra la resolución que desecha la excepción de
incompetencia por declinatoria, porque se considera que en esta resolución se afecta a
16

las partes en grado predominante o superior, ya que de ser fundada se deberá reponer el
procedimiento, lo que traería como consecuencia retardar la impartición de justicia
contrariando el espíritu del artículo 17 constitucional.”

Asimismo, de la tesis jurisprudencial 1a./J. 106/2004, registro 179548,


Primera Sala, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXI, Enero de 2005, página 199: “LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. LA
RESOLUCIÓN DE SEGUNDA INSTANCIA QUE DEJA INSUBSISTENTE LA SENTENCIA DE
PRIMER GRADO Y ORDENA REPONER EL PROCEDIMIENTO PARA INTEGRARLO, ES
UN ACTO CONTRA EL QUE PROCEDE EL AMPARO INDIRECTO. La resolución de
segunda instancia que deja insubsistente la sentencia de primer grado y ordena reponer el
procedimiento de un juicio natural, para efecto de integrar el litisconsorcio pasivo necesario,
no es un acto definitivo contra el que procede el amparo en la vía directa, porque no pone fin
al juicio, de manera que su impugnación sólo podría efectuarse en la vía indirecta. Para ello,
sin embargo, se requiere que dicho acto satisfaga el atributo de ser de imposible reparación. Y
en efecto, constituye un acto procesal equiparable a los de imposible reparación, contra
el cual procede el amparo en la vía indirecta, porque afecta en grado predominante o
superior a la parte que obtuvo una sentencia con la que está conforme, pues por virtud de
la resolución de alzada, se encuentra con que queda insubsistente aquel fallo, para llamar a
un sujeto hasta ese momento ajeno a la litis, y que eventualmente puede no ser un
litisconsorcio pasivo necesario, con lo que el nuevo juicio que se instaure podría, a la postre,
ser inútil. Además, atendiendo a los efectos concretos que en cada caso resulten de la
reposición del procedimiento, podrían existir consecuencias de imposible reparación que
también hagan mérito para la procedencia del amparo indirecto, tales como 1) el que por
virtud de la orden de reponer el procedimiento se nulifiquen actuaciones procesales ya
practicadas, como el desahogo de pruebas que, ya para el nuevo juicio que se instaure,
podría ser imposible que se desahogaran de vuelta (piénsese, por ejemplo, en el fallecimiento
de testigos que ya rindieron testimonio o la destrucción de documentos), o 2) los
requerimientos, bajo apercibimientos graves como el de desechar la demanda, formulados a
la actora de cumplir con ciertas conductas al momento de reponer el procedimiento.”

De la misma manera, la tesis jurisprudencial 2a./J. 55/2002, registro


186601, Segunda Sala, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su
17

Gaceta XVI, Julio de 2002, página 210: “DEMANDA. SU DESECHAMIENTO PARCIAL


SIN ULTERIOR RECURSO, ES RECLAMABLE EN AMPARO INDIRECTO, POR SER UN
ACTO DE EJECUCIÓN IRREPARABLE DENTRO DEL JUICIO. La Suprema Corte ha
establecido, al interpretar lo dispuesto en el artículo 114, fracción IV, de la Ley de Amparo,
que los actos en juicio tienen una ejecución de imposible reparación y, por ende, que son
susceptibles de impugnarse en amparo indirecto, cuando de modo inmediato afectan
derechos sustantivos consagrados en la Constitución, pero que no son de imposible
reparación y son impugnables en amparo directo, cuando sólo afectan derechos adjetivos o
formales. No obstante, aunque el acuerdo que desecha parcialmente una demanda sin
ulterior recurso se considera una violación adjetiva o procesal, es reclamable en
amparo indirecto, como excepción a la regla general, porque afecta al actor en grado
predominante o superior, pues el desechamiento de las acciones, elementos o sujetos
desorganiza y debilita lo pretendido por el actor en su demanda, además de que dicho
desechamiento parcial no constituye un acto reparable con el hecho de obtener una sentencia
condenatoria favorable al propósito del demandante, ya que no resolverá sobre la acción no
admitida, por no haber sido parte de la litis.”

También, la tesis jurisprudencial II.T.38 K, registro 168719, Novena Época,


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXVIII, Octubre de 2008, página
2320: “COMPETENCIA DE LA AUTORIDAD. SU FALTA DE ESTUDIO POR LA
RESPONSABLE CONSTITUYE UNA VIOLACIÓN PROCESAL QUE AFECTA A LAS
PARTES EN GRADO PREDOMINANTE O SUPERIOR CONTRA LA CUAL PROCEDE EL
AMPARO INDIRECTO. La figura procesal de la competencia debe estudiarse de oficio por ser
una cuestión de orden público al ser una exigencia primordial de todo acto de autoridad y un
presupuesto procesal. Ahora bien, la falta de estudio de la competencia de la autoridad
responsable constituye una violación de carácter procesal que afecta a las partes en
grado predominante o superior, pues de resultar fundada trae como consecuencia, por una
parte, la reposición del procedimiento; y, por la otra, que se retarde la administración de
justicia en contravención al artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; de ahí que contra dicho acto proceda su impugnación mediante el amparo
indirecto, y una vez resuelto no puede reclamarse nuevamente en otro juicio de garantías, ya
que de hacerse se actualizaría la causal de improcedencia prevista en el artículo 73, fracción
II, de la Ley de Amparo.
18

Igualmente, la tesis jurisprudencial 1a./J. 102/2008, registro 168161,


Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXIX, Enero de
2009, página 212: “DENUNCIA DEL JUICIO A TERCEROS SOLICITADA POR
CUALQUIERA DE LAS PARTES PROCESALES (ACTOR O DEMANDADO). EL AUTO O
RESOLUCIÓN QUE NIEGA SU ADMISIÓN ES UN ACTO DE IMPOSIBLE REPARACIÓN,
POR LO QUE EN SU CONTRA PROCEDE EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. Si bien es
cierto que la distinción entre actos dentro del juicio que transgreden de manera cierta e
inmediata algún derecho sustantivo y los que sólo afectan derechos adjetivos o procesales
lleva a considerar que los primeros son impugnables en amparo indirecto en virtud de que su
ejecución es de imposible reparación, mientras que los segundos deben reclamarse en
amparo directo, también lo es que dicho criterio no es único ni absoluto, pues
excepcionalmente es dable aceptar que la vía indirecta también procede tratándose de
algunas violaciones formales, adjetivas o procesales, cuando afectan a las partes en grado
predominante o superior, lo cual debe determinarse objetivamente, tomando en cuenta la
institución procesal de que se trate, la extrema gravedad de los efectos de la violación y su
trascendencia específica, así como los alcances vinculatorios de la sentencia que llegara a
conceder el amparo. En tal virtud, resulta inconcuso que conforme a los artículos 107, fracción
III, inciso b), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114, fracción IV,
de la Ley de Amparo, el auto o resolución que niega la admisión de la denuncia del juicio a
terceros solicitada por cualquiera de las partes procesales (actor o demandado), al implicar
una violación de tal trascendencia y magnitud, constituye un acto de imposible reparación, por
lo que en su contra procede el juicio de amparo indirecto. Ello es así, porque la mencionada
litisdenunciación no sólo es una garantía de audiencia concedida en favor del tercero
interesado, quien mediante su intervención en el procedimiento puede evitar los efectos
directos o reflejos de la cosa juzgada, sino que también significa para el denunciante la
posibilidad de que la sentencia que llegare a dictarse vincule al tercero en sus efectos
constitutivos o ejecutivos, de modo que éste no pueda oponer defensas a la cosa juzgada
distintas de las analizadas en el juicio donde se formule la denuncia, en el posterior proceso
que éste siga en su contra o en el que incoe el propio tercero. Además, la aludida
determinación negativa violenta la garantía a la administración de justicia pronta contenida en
el artículo 17 constitucional, que en su aspecto activo se traduce en el derecho sustantivo de
pedir e iniciar la acción de los tribunales, tanto para deducir una pretensión como para
impugnar una resolución previa, por lo que si un órgano jurisdiccional se abstiene de admitir
19

una promoción o solicitud de las partes, afecta de manera cierta, directa e inmediata su
derecho a la jurisdicción, lo cual deriva en una ejecución de imposible reparación, en
tanto que impide la tramitación y resolución de su pretensión.”

Asimismo, la tesis jurisprudencial P./J. 99/2004, registro 180371, Novena


Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XX, Octubre de 2004,
página 5: “COSA JUZGADA. LA RESOLUCIÓN INTERLOCUTORIA QUE DESESTIMA ESA
EXCEPCIÓN SIN ULTERIOR RECURSO, ES IMPUGNABLE EN AMPARO INDIRECTO, POR
SER UN ACTO DE EJECUCIÓN IRREPARABLE (LEGISLACIÓN PROCESAL CIVIL DEL
DISTRITO FEDERAL). Conforme al artículo 197 de la Ley de Amparo, el Tribunal en Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación interrumpe y modifica la jurisprudencia P./J. 7/92,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo IX, febrero de
1992, página 24, con el rubro: "COSA JUZGADA. ES IMPROCEDENTE EL AMPARO
INDIRECTO CONTRA LA RESOLUCIÓN QUE DESESTIMA DICHA EXCEPCIÓN SIN
ULTERIOR RECURSO, DEBIENDO RECLAMARSE EN EL AMPARO DIRECTO QUE SE
PROMUEVA CONTRA LA SENTENCIA DEFINITIVA.", porque de una nueva reflexión sobre
el tema se concluye que la resolución interlocutoria que confirma la decisión de que es
improcedente o infundada la excepción de cosa juzgada, prevista en los artículos 35, 42, 43,
260, 261, 272-A, 422, 426 y 427 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
es un acto procesal que aunque no menoscaba de modo directo e inmediato derechos
sustantivos establecidos en la Constitución Federal, sí afecta al demandado en grado
predominante o superior, pues esa determinación lo sujeta a continuar e intervenir en todo
el procedimiento, lo que al final puede ser ocioso, además de que los alcances vinculatorios
de la sentencia que llegara a conceder el amparo no tienen el efecto de que se reponga el
procedimiento a partir del punto en que se cometió tal violación, sino el de que se emita otra
en la que se declare procedente la excepción señalada, con lo que se pone fin al juicio, sin
que obste que esa excepción también la puede plantear el demandado en reconvención, pues
si bien en este caso, de ser fundada no concluye todo el juicio, sí quedan destruidos los
elementos integrantes de la reconvención, lo que conllevaría a que el contrademandado ya no
tuviese que litigar por dicha acción, acorde a los fines perseguidos con la excepción de cosa
juzgada, con lo que se evidencia la afectación exorbitante que producen dichos actos
intraprocesales, que ameritan quedar sujetos a control constitucional mediante el juicio de
amparo indirecto.”
20

Del mismo modo, la tesis jurisprudencial P./J. 147/2000, registro 190658,


Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XII, Diciembre
de 2000, página 17: “LITISDENUNCIACIÓN O DENUNCIA DEL JUICIO A TERCEROS. SU
NEGATIVA ES UN ACTO DENTRO DEL JUICIO CONTRA EL QUE PROCEDE EL AMPARO
INDIRECTO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO). Conforme a la regla genérica
establecida en los artículos 107, fracción III, inciso b), de la Constitución Federal y 114,
fracción IV, de la Ley de Amparo, en relación con la jurisprudencia P./J. 24/92, de rubro:
"EJECUCIÓN IRREPARABLE. SE PRESENTA, PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA
DEL AMPARO INDIRECTO CONTRA ACTOS DENTRO DEL JUICIO, CUANDO ÉSTOS
AFECTAN DE MODO DIRECTO E INMEDIATO DERECHOS SUSTANTIVOS.", en principio,
la negativa a denunciar el juicio a terceros constituiría una violación de carácter procesal
susceptible de hacerse valer en la vía de amparo directo que en su oportunidad se promueva
contra la sentencia definitiva que ponga fin al juicio, porque no afecta de modo directo e
inmediato los derechos sustantivos tutelados por las garantías individuales. Sin embargo, la
actual integración de este Tribunal Pleno estableció que si bien es cierto que la distinción
entre actos dentro del juicio que afecten de manera cierta e inmediata algún derecho
sustantivo protegido por las garantías individuales, y aquellos que sólo afectan derechos
adjetivos o procesales, es un criterio útil para discernir que en el primer supuesto se trata de
actos impugnables en amparo indirecto en virtud de que su ejecución es de imposible
reparación, mientras que en la segunda hipótesis, por no tener esos actos tales
características, deben reservarse para ser reclamados en amparo directo, también lo es que
no es único ni absoluto, sino que debe aceptarse, de manera excepcional, que el juicio de
amparo indirecto también procede tratándose de algunas violaciones formales, adjetivas o
procesales, cuando afectan a las partes en grado predominante o superior, afectación que
debe determinarse objetivamente, tomando en cuenta la institución procesal que está en
juego, la extrema gravedad de los efectos de la violación y su trascendencia específica, así
como los alcances vinculatorios de la sentencia que llegara a conceder el amparo, criterio que
fue sustentado en la tesis visible en la página 137, Tomo IV, noviembre de 1996, Novena
Época, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, identificada con el número
CXXXIV/96, de rubro: "PERSONALIDAD. EN CONTRA DE LA RESOLUCIÓN QUE DIRIME
ESTA CUESTIÓN, PREVIAMENTE AL FONDO, PROCEDE EL AMPARO INDIRECTO
(INTERRUPCIÓN PARCIAL DE LA JURISPRUDENCIA PUBLICADA BAJO EL RUBRO
21

‘PERSONALIDAD. EN CONTRA DE LA RESOLUCIÓN QUE DESECHA LA EXCEPCIÓN DE


FALTA DE PERSONALIDAD SIN ULTERIOR RECURSO, ES IMPROCEDENTE EL AMPARO
INDIRECTO, DEBIENDO RECLAMARSE EN AMPARO DIRECTO CUANDO SE IMPUGNA
LA SENTENCIA DEFINITIVA.’).". En estas condiciones, debe decirse que la negativa a
denunciar el juicio a terceros, constituye una violación de tal trascendencia y magnitud,
que se justifica la procedencia del juicio de amparo indirecto en su contra, en atención a
que tal figura jurídica o litisdenunciación constituye no sólo una garantía de audiencia
concedida en favor del tercero interesado, quien mediante su intervención en el procedimiento
puede evitar los efectos directos o reflejos de la cosa juzgada, sino que también significa para
el denunciante la posibilidad de que la sentencia que llegare a dictarse vincule al tercero en
sus efectos constitutivos o ejecutivos, de modo que éste no pueda oponer defensas a la cosa
juzgada, distintas de las analizadas en el juicio donde se formule la denuncia, en el posterior
proceso que éste siga en su contra o en el que incoe el propio tercero. Además, dicha
violación resulta ser de imposible reparación, pues en el supuesto de que la sentencia fuera
desfavorable al denunciante, ya no podrá ser reparada precisamente porque el juicio puede y
debe resolverse aun sin la intervención del tercero llamado al mismo, lo que implica que la
violación trascendería incluso al dictado de la sentencia, porque en el ulterior juicio el tercero
preterido podrá oponerse eficazmente a la cosa juzgada por no haber sido llamado en el
procedimiento anterior, tal como se desprende de lo dispuesto en el artículo 89 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco, al disponer: "La sentencia firme produce acción
y excepción contra los que litigaron y contra terceros llamados legalmente al juicio.-El tercero
puede excepcionarse contra la sentencia firme, pero no contra la que recayó en juicio de
estado civil, a menos que alegue colusión de los litigantes para perjudicarlo.". En
consecuencia, sostener que la negativa a denunciar el juicio a terceros es sólo una violación
procesal cuyos efectos desaparecerán con el dictado de una sentencia favorable al
denunciante, implica prejuzgar y desconocer anticipadamente el carácter de tercero que
efectivamente pueda ostentar el llamado al procedimiento, pues justamente la materia de la
litisdenunciación será establecer si el tercero tiene un interés legítimamente tutelado por la ley
y puede ser afectado por la resolución que en su oportunidad se pronuncie.”

En conclusión la procedencia del juicio de amparo contra actos dentro del


juicio, no está sujeta únicamente a que el acto procesal pueda causar un agravio
y un perjuicio, características éstas que son suficientes para la procedencia del
22

amparo contra otra clase de actos, pero que no provienen generalmente de


autoridades jurisdiccionales, sino de autoridades administrativas, sino que además
los actos deben ser de ejecución de imposible reparación; esto es, deben causar
un agravio, y como consecuencia un perjuicio, pero además deben tener la
característica de ejecución de imposible reparación.

3.2 Definitividad en los actos de ejecución de imposible


reparación.

Una característica muchas veces omitida de los actos de ejecución de


imposible reparación, pero que debe tenerse presente porque la exige la misma
Constitución, consiste en que antes de ir al juicio de amparo en contra de esta
clase de actos procesales, resulta necesario agotar los recursos o medios de
defensa legal que establezca la ley ordinaria para corregirlos, porque así lo
dispone expresamente el artículo 107 fracción III inciso b) Constitucional, cuando
establece que procederá el amparo contra esta clase de actos “…una vez
agotados los recursos que en su caso procedan…”; por tanto, no debe seguirse al
pie de la letra los criterios, entre ellos el del Máximo Tribunal del País, que han
establecido de manera expresa o implícita, que la procedencia del amparo
indirecto contra esta clase de actos procede sin necesidad de cumplir con el
principio de definitividad que rige el juicio, como se sostiene en el que enseguida
se hace mención.

Tesis con registro 191539, 2a. LVI/2000, de la Segunda Sala, del


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XII, Julio de 2000, página 156,
que señala: “DEFINITIVIDAD. EXCEPCIONES A ESE PRINCIPIO EN EL JUICIO DE
AMPARO INDIRECTO. De la interpretación literal y teleológica del artículo 107, fracciones III,
IV, VII y XII, de la Constitución Federal, así como de los artículos 37, 73, fracciones XII, XIII y
XV y 114 de la Ley de Amparo y de los criterios jurisprudenciales emitidos al respecto por los
Tribunales del Poder Judicial de la Federación, se deduce que no existe la obligación de
23

acatar el principio de definitividad que rige el juicio de amparo indirecto, cuando se reclaman
los siguientes actos: I. Los que afectan a personas extrañas al juicio o al procedimiento del
cual emanan; II. Los que dentro de un juicio su ejecución sea de imposible reparación;
III. Los administrativos respecto de los cuales, la ley que los rige, exija mayores requisitos que
los que prevé la Ley de Amparo, para suspender su ejecución; IV. Los que importen una
violación a las garantías consagradas en los artículos 16, en materia penal, 19 y 20 de la
Constitución Federal; V. Leyes, cuando se impugnan con motivo del primer acto de aplicación;
VI. Los que importen peligro de la privación de la vida, deportación o destierro o cualquiera de
los prohibidos por el artículo 22 constitucional; VII. Actos o resoluciones respecto de los
cuales, la ley que los rige no prevé la suspensión de su ejecución con la interposición de los
recursos o medios de defensa ordinarios que proceden en su contra; VIII. Los que carezcan
de fundamentación; IX. Aquellos en los que únicamente se reclamen violaciones directas a la
Constitución Federal, como lo es la garantía de audiencia; y X. Aquellos respecto de los
cuales los recursos ordinarios o medios de defensa legales, por virtud de los cuales se puede
modificar, revocar o nulificar el acto reclamado, se encuentran previstos en un reglamento, y
en la ley que éste regula no se contempla su existencia.”

3.2.1 Excepción de definitividad en los actos de ejecución de


imposible reparación.

Por su puesto que existen excepciones al principio de definitividad


tratándose de actos de ejecución de imposible reparación, pero estos resultan de
otros principios constitucionales o legales que rigen al juicio de garantías, como
son aquellos actos que importen peligro de privación de la vida, que puedan
afectar la libertad de las personas o cualquiera de los prohibidos por el artículo 22
de la Constitución, deportación, destierro, y que por disposición legal se expone
que no tienen que cumplir con el principio de definitividad.

3.2.1.1 Principio de definitividad en el amparo contra


leyes.
24

La excepción más novedosa de los actos de ejecución de imposible


reparación que no están obligados a cumplir con el principio de definitividad es
aquella que se refiere al amparo contra leyes, cuando señalan como acto de
aplicación el auto o acuerdo dictado dentro del juicio. En esta hipótesis la Suprema
Corte acabó con la controversia sostenida por lo Tribunales Federales sobre si era
necesario o no interponer el recurso ordinario contemplado por la ley común
previamente a la presentación de la demanda de amparo, y resolvió que es
opcional para el quejoso interponer o no el recurso, y que puede irse de
inmediato al amparo indirecto; esto quedó plasmado en la siguiente Jurisprudencia
1a./J.168/2005, registro 176390, Novena Época, de la Primera Sala, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta XXIII, Enero de 2006: “AMPARO CONTRA
LEYES. PROCEDE EN LA VÍA INDIRECTA CUANDO SE IMPUGNA LA
INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTÍCULO 693 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS
CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL, VIGENTE EN 2004, CON MOTIVO DE SU PRIMER
ACTO CONCRETO DE APLICACIÓN. Del análisis de los artículos 107, fracción VII, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114, fracción I, de la Ley de Amparo,
así como de los criterios que este Alto Tribunal ha emitido sobre el particular, se advierte que
de ningún modo fijan límites para estimar procedente el juicio de amparo indirecto contra leyes
de naturaleza autoaplicativa o heteroaplicativa, que por su sola entrada en vigor o con motivo
del primer acto de aplicación causen perjuicio al quejoso, específicamente con base en la
excepción al principio de definitividad que prevé el artículo 73, fracción XII, párrafo tercero, de
dicha ley, en función de que no existe obligación de agotar, antes de acudir al amparo, los
recursos ordinarios establecidos por la ley del acto cuando se reclama su inconstitucionalidad.
Por otra parte, si con base en dicha excepción se impugna una ley desde luego en amparo
indirecto, con motivo de su primer acto concreto de aplicación, aun cuando éste se haya
dictado dentro de un procedimiento de naturaleza civil, no opera la regla contenida en el
artículo 158, párrafo tercero, de la Ley de la materia, porque al acogerse el gobernado al texto
de la excepción citada, queda relevado de cumplir con el aludido principio, pudiendo acudir al
amparo inmediatamente, sin que en la especie opere la causal de improcedencia prevista en
la fracción XIII del indicado artículo 73. En tales circunstancias, procede el amparo en la vía
indirecta cuando se impugna el artículo 693 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, con motivo de su primer acto concreto de aplicación, sin que pueda
considerarse un uso indiscriminado de dicha instancia constitucional so pretexto de combatir
25

la inconstitucionalidad de una ley dentro de un procedimiento de naturaleza civil, ya que si


alguna de las partes decide impugnar esa norma en los términos referidos, lo hará con bases
objetivas en virtud de la declaratoria de inconstitucionalidad que pesa sobre esa disposición
procedimental vigente en 2004, por imponer una costa judicial de las prohibidas por el artículo
17 de la Constitución Federal, conforme a la tesis de jurisprudencia 1a./J. 60/2005. Por ello
que no se justificaría la exigencia de agotar los recursos ordinarios procedentes, ya que en el
caso la inconstitucionalidad de la citada ley no podría abordarse por la autoridad ordinaria
dentro del procedimiento civil respectivo, en tanto que ello corresponde exclusivamente al
Poder Judicial de la Federación."

3.2.2 Violaciones procesales que no son de imposible


reparación.

Respecto a los actos procesales emitidos durante el juicio, y que no son de


ejecución de imposible reparación, en cualquiera de sus dos acepciones a que me
he referido anteriormente, sólo resta decir que serán reclamados como violaciones
procesales a través del amparo directo, que se promueva contra la sentencia
definitiva, si es que ésta resulta adversa a los intereses de alguna de las partes y
reúnen las condiciones que exige el artículo 158 de la Ley de Amparo; esto es,
que afecten las defensas del quejoso y trascienda al resultado del fallo, y
conforme al siguiente criterio de Jurisprudencia 3a. 40, registro 820070, Tercera
Sala, Octava Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación 22-24,
Octubre-Diciembre de 1989, página 57: “AMPARO POR VIOLACIONES
PROCESALES. CUANDO Y COMO PROCEDE. La Constitución y la Ley de Amparo no
establecen que el amparo proceda contra todas las violaciones que se puedan dar en el
procedimiento judicial; por el contrario, la Constitución en el artículo 107, fracción III, inciso a),
señala que para que proceda el amparo por violaciones en el procedimiento, éstas deben
afectar "las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado del fallo". La Ley de Amparo, con
las mismas palabras repite esta orden constitucional en su artículo 158, para determinar la
procedencia del amparo directo. La propia Constitución señala a la anterior regla general, las
excepciones: contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de juicio
o después de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso procedan y contra
26

actos que afecten a personas extrañas a juicio. Así, para las violaciones en el procedimiento
hay una regla general establecida en el artículo 107, fracción III, inciso a), de la Constitución y
158 de la Ley de Amparo y en estos casos procede el amparo directo; y una serie de
excepciones que señala la propia Constitución en el artículo 107, fracción III, inciso b) y c) y
que precisa el artículo 114, fracciones III, IV y V de la Ley de Amparo, procediendo en estos
casos el amparo indirecto.

4. HIPÓTESIS DE PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO DESPUÉS


DE CONCLUIDO EL JUICIO.

En el artículo 107 fracción III inciso b) de la Constitución General de la


República, también se establece que el amparo indirecto procede contra otra clase
de actos derivados de las autoridades jurisdiccionales emitidos fuera de juicio o
después de concluido; es decir, fuera de aquellos limites fijados con anterioridad y
que son la presentación de la demanda y la sentencia definitiva dictada en ese
juicio, o bien la resolución judicial que puso anticipadamente fin a ese juicio por
cuestiones previstas y autorizadas por la ley.

Por cuestión de claridad me ocuparé respecto de la procedencia del amparo


indirecto contra actos después de concluido el juicio, es decir, de aquellos actos
que se identifican emitidos en la etapa de ejecución de la sentencia civil, mercantil
o familiar o de cualquier naturaleza análoga.

El artículo 114 fracción III de la Ley de Amparo establece: “El amparo se


pedirá ante el juez de Distrito: (…) III.- Contra actos de tribunales judiciales, administrativos o
del trabajo ejecutados fuera de juicio o después de concluido. - - - Si se trata de actos de
ejecución de sentencia, sólo podrá promoverse el amparo contra la última resolución dictada
en el procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al
quejoso. - - - Tratándose de remates, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución
definitiva en que se aprueben o desaprueben.”.
27

La literalidad del precepto en comento pone en evidencia que la


procedencia del amparo indirecto se halla aún más restringida que contra los actos
procesales pronunciados dentro del juicio, y que no se considera la característica
de ejecución de imposible reparación, pues la fracción III del artículo 114 de la
Ley de Amparo, señala que la demanda de garantías contra actos de ejecución
de sentencia, sólo podrá promoverse contra la última resolución dictada en el
procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin
defensa al quejoso. Y concluye que en los procedimientos de remate, sólo podrá
promoverse el juicio contra la resolución definitiva en que se aprueben o
desaprueben.

4.1 Supuesto genérico.

En consecuencia, el juicio de garantías contra actos dictados en la etapa de


ejecución de una sentencia, en principio quedaría restringido a un supuesto
genérico: contra la última resolución dictada en el procedimiento de
ejecución respectivo; procedimientos entre los que se halla el que aprueba o
desaprueba el remate. Y todas las violaciones que consideren las partes
cometidas durante esos procedimientos y que los hayan dejado sin defensa se
reclamarán en vía de concepto de violación, por tanto, tampoco procede el amparo
señalando como acto reclamado destacado cada una de estas violaciones
procesales, porque de intentarse de esa forma se actualizaría la causal de
improcedencia que se deduce de la interpretación a contrario sensu de la
fracción III del artículo 114 en comento en relación con el 73 fracción XVIII de la
misma Ley.

Respecto a estas violaciones procesales intermedias debe precisarse que


el artículo 114 fracción III de la Ley de Amparo no exige que estas violaciones
sean reiteradas en los agravios que se hagan valer cuando se recurra la sentencia
28

respectiva de primer grado, como sí ocurre en el amparo directo en los términos


del artículo 161 de la misma ley; sin embargo, existe el principio de definitividad
genérico que obliga a las partes a agotar los recursos ordinarios por medio de los
cuales puedan obtener la reparación del agravio ante la autoridad natural, y
atendiendo a esta situación considero que los quejosos si estarán obligados a
interponer estos recursos si es que proceden, contra las resoluciones intermedias.

La restricción excesiva de la procedencia del amparo contra los actos en la


etapa de ejecución de una sentencia tiene su sustento en el fundamento toral de
que es de interés público ejecutar las sentencias res judicata que constituyen la
verdad legal y que el clamor social exige que se respeten para mantener vigente el
estado de derecho y la paz social, dándole a cada quien lo que le corresponde.

“COSA JUZGADA. EL SUSTENTO CONSTITUCIONAL DE ESA INSTITUCIÓN


JURÍDICA PROCESAL SE ENCUENTRA EN LOS ARTÍCULOS 14, SEGUNDO PÁRRAFO Y
17, TERCER PÁRRAFO, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS. En el sistema jurídico mexicano la institución de la cosa juzgada se ubica en la
sentencia obtenida de un auténtico proceso judicial, entendido como el seguido con las
formalidades esenciales del procedimiento, conforme al artículo 14, segundo párrafo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dotando a las partes en litigio de
seguridad y certeza jurídica. Por otra parte, la figura procesal citada también encuentra
fundamento en el artículo 17, tercer párrafo, de la Norma Suprema, al disponer que las leyes
federales y locales establecerán los medios necesarios para garantizar la independencia de
los tribunales y la plena ejecución de sus resoluciones, porque tal ejecución íntegra se logra
sólo en la medida en que la cosa juzgada se instituye en el ordenamiento jurídico como
resultado de un juicio regular que ha concluido en todas sus instancias, llegando al punto en
que lo decidido ya no es susceptible de discutirse, en aras de salvaguardar la garantía de
acceso a la justicia prevista en el segundo párrafo del artículo 17 constitucional, pues dentro
de aquélla se encuentra no sólo el derecho a que los órganos jurisdiccionales establecidos
por el Estado diriman los conflictos, sino también el relativo a que se garantice la ejecución de
sus fallos. En ese sentido, la autoridad de la cosa juzgada es uno de los principios
esenciales en que se funda la seguridad jurídica, toda vez que el respeto a sus
29

consecuencias constituye un pilar del Estado de derecho, como fin último de la


impartición de justicia a cargo del Estado, siempre que en el juicio correspondiente se
haya hecho efectivo el debido proceso con sus formalidades esenciales.

Sentencias res judicata a las que les antecede una, dos y algunas veces
hasta tres instancias ordinarias o extraordinarias y que por ello las partes en el
juicio deben sujetarse y cumplirlas, soportando los actos de molestia o privación
que implica el procedimiento de ejecución; esto es, estamos hablando de reglas
que son aplicables a las partes formales y materiales de un procedimiento (actor,
demandado y terceros llamados a juicio para que les pare perjuicio la sentencia), y
no respecto a los terceros extraños al juicio o terceros extraños por equiparación.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha definido que el vocablo


última resolución en la etapa de ejecución, es aquella en la que se aprueba o se
reconoce de manera expresa o tácita el cumplimiento total de la sentencia o se
declara la imposibilidad material o jurídica para darle cumplimiento.

El criterio donde se definió la última resolución es el siguiente:


Jurisprudencia P./J. 32/2001, registro 190035, Novena Época, Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta XIII, Abril de 2001, página 31:

“AMPARO INDIRECTO. SIGNIFICADO DE LA EXPRESIÓN "ÚLTIMA RESOLUCIÓN",


A QUE SE REFIERE EL PÁRRAFO SEGUNDO DE LA FRACCIÓN III DEL ARTÍCULO 114
DE LA LEY DE LA MATERIA. La referida disposición exige para la impugnación de los actos
dictados en un procedimiento de ejecución de sentencia, como presupuesto de procedencia
de la vía indirecta, que se reclame la última resolución dictada en dicho procedimiento. Ahora
bien, este requisito tiene como finalidad, de conformidad con lo previsto en la exposición de
motivos de la ley citada, evitar que se abuse del juicio de garantías, lo que se obtiene si la
procedencia de éste contra violaciones sufridas en la ejecución de una sentencia, se limita a
la impugnación de la "última resolución" que se dicte en esa fase ejecutiva, resolución que
debe ser entendida como aquella en la que se aprueba o reconoce de manera expresa o
tácita el cumplimiento total de la sentencia o se declara la imposibilidad material o
30

jurídica para darle cumplimiento, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 113 de la


legislación invocada, al que se acude en forma analógica, ante la inexistencia de otro
ordenamiento que proporcione una interpretación diferente.”

Por regla general, el amparo contra resoluciones dictadas para la ejecución


de una sentencia debería de resultar improcedente solo cuando promoviera el
perdidoso o vencido (ya que por lógica se entendería que es el que pretende
entorpecer la ejecución de la sentencia), pero la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha hecho extensiva esta limitante a cuando lo promueve el que obtuvo o
vencedor, si con su promoción se pretenda o se pueda entorpecer la
ejecución de la sentencia res judicata.

Lo anterior se sostuvo en la Jurisprudencia 1a./J. 36/2004, registro 181144,


Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XX, Julio de
2004, página 75.

“EJECUCIÓN DE SENTENCIA. ES IMPROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO


ENTABLADO CONTRA ACTOS DICTADOS DENTRO DEL PROCEDIMIENTO RELATIVO,
AUN CUANDO SEA PROMOVIDO POR LA PARTE VENCEDORA EN EL JUICIO NATURAL.
La razón medular que tuvo el legislador al establecer la regla de procedencia contenida en el
segundo párrafo de la fracción III del artículo 114 de la Ley de Amparo -relativa a que
tratándose de actos dictados dentro del procedimiento de ejecución de sentencia el amparo
sólo procede en contra de la resolución que pone fin a dicho procedimiento, pudiéndose
reclamar en la demanda las violaciones cometidas durante éste, que hubieren dejado sin
defensa al quejoso-, fue evitar que con motivo de la promoción del juicio de garantías se
entorpeciera o retardara la ejecución de una sentencia definitiva, cuyo cumplimiento es una
cuestión de orden público. Por tal motivo, el hecho de que la promoción del amparo contra
actos dictados dentro del procedimiento referido se haya hecho por la parte vencedora
en el juicio natural constituye una cuestión que debe considerarse irrelevante para
efectos de determinar el alcance de la indicada regla de procedencia, en virtud de que
ello en nada altera la circunstancia de que mediante dicha acción se entorpezca la
31

ejecución de la sentencia, que es precisamente lo que el legislador pretendió evitar con la


disposición mencionada.”

Se ha cuestionado que el órgano jurisdiccional encargado de ejecutar las


sentencias no dicta expresamente un acuerdo en el que tenga por cumplida la
sentencia o declare su imposibilidad para hacerlo, circunstancia que se puede
allanar si ante la omisión de la autoridad jurisdiccional se realiza por cualquiera de
las partes en uso de sus derechos procesales, la solicitud del pronunciamiento
respectivo, porque si la autoridad no lo hace queda al alcance de los gobernados
los recursos ordinarios o incluso la promoción del amparo por violación al derecho
de petición consagrado en el artículo 8° de la Carta Magna.

Otra interpretación en la práctica que se le ha dado a este acuerdo que


concluye la etapa de ejecución, es que aunque no exista determinación expresa
de dar por concluida la ejecución de la sentencia se ha entendido que este
pronunciamiento existe cuando el órgano jurisdiccional manda archivar el asunto
o dicta cualquier otro similar, lo cual significa que está teniendo por cumplida la
sentencia y contra ese acuerdo se entiende que es la última resolución dictada en
la etapa de ejecución.

4.1.1 Procedencia del amparo tratándose de la


constitucionalidad de leyes en etapa de ejecución de
sentencia.

Es tal la obligación del Estado con el cumplimiento de las sentencias que


constituyen la verdad legal para dar seguridad y certeza jurídica a la sociedad y a
los extranjeros que se someten a la potestad de las leyes mexicanas, que motiva
una restricción en la procedencia del amparo en la etapa de ejecución, incluso
cuando las partes impugnen la constitucionalidad de un precepto de la ley
32

secundaria en el que se funden los acuerdos dictados en esa etapa, porque en


ese supuesto la constitucionalidad se tendrá que plantear en vía de concepto de
violación si es que se trata de algún acto intermedio hasta la demanda de amparo
que se presente contra la resolución que pone fin a la etapa de ejecución
respectiva.

Situación que se ha sostenido por el Máximo Tribunal del País a través de


la Segunda Sala en la siguiente tesis P. LVI/97, con número de registro 198909,
de la Novena Época, del Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
V, Abril de 1997, Página: 15, que dice:

“AMPARO CONTRA LEYES. EL JUICIO PROMOVIDO CONTRA UNA LEY


APLICADA DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA, O EN EL
DE REMATE, SÓLO PROCEDE CUANDO SE RECLAMA LA RESOLUCIÓN DEFINITIVA
RESPECTIVA. El artículo 114, fracción III, párrafos segundo y tercero, de la Ley de Amparo,
establece que cuando se impugnen actos dictados en un procedimiento de ejecución de
sentencia, el juicio de amparo indirecto sólo podrá promoverse contra la última resolución
dictada en dicho procedimiento, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al
quejoso, y que tratándose de remates, sólo podrá promoverse contra la resolución definitiva
en que se aprueben o desaprueben. Esta regla específica de procedencia del juicio de
amparo indirecto rige, inclusive, cuando la resolución dictada dentro del procedimiento de
ejecución de sentencia, que no es la definitiva, constituye el primer acto de aplicación de
una ley en perjuicio del quejoso y se reclama también ésta, pues esos actos procesales
tienen como base la existencia de una sentencia que tiene el carácter de cosa juzgada,
cuya ejecución no debe obstaculizarse, de modo que, mientras no se emita la resolución
definitiva correspondiente, los actos realizados dentro de ese procedimiento, así como el
problema de inconstitucionalidad del precepto legal aplicado, no podrán impugnarse a través
del juicio de amparo indirecto, sino hasta que se pronuncie la última resolución del
procedimiento de ejecución, y si se trata del remate, contra la resolución que lo apruebe o
desapruebe.”
33

Al respecto solo debe hacerse notar una gran diferencia con la hipótesis de
procedencia del juicio de garantías a que se refiere la fracción II del artículo 114
de la ley de Amparo (actos derivados de autoridades administrativas dictados en
etapa de ejecución en un procedimiento seguido en forma de juicio), ya que en
ese supuesto el Máximo Tribunal del País a través de su Primera Sala, ha
admitido que el amparo contra leyes procede de inmediato, sin que haya
necesidad de esperar la resolución que ponga fin a ese procedimiento, según se
advierte de la tesis de jurisprudencia 1a./J. 35/2000, número de registro 190707,
de la Novena Época, Primera Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta XII, Diciembre de 2000, Página: 133, que dice:

“AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DE UNA RESOLUCIÓN


DICTADA DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO SEGUIDO EN FORMA DE
JUICIO. LA EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD ESTABLECIDO
POR LA FRACCIÓN II DEL ARTÍCULO 114 DE LA LEY DE LA MATERIA, TIENE
COMO PRESUPUESTO QUE SE TRATE DEL PRIMER ACTO DE APLICACIÓN
DE LA LEY. De la interpretación armónica de lo dispuesto en los artículos 73,
fracción XV y 114, fracción II, de la Ley de Amparo, se advierte que dichos
preceptos tienen como objetivo primordial determinar la procedencia del amparo
indirecto, sólo contra una resolución definitiva, entendiéndose ésta como aquella
que sea la última, la que ponga fin al asunto; y que para estar en tales supuestos,
deben agotarse los recursos ordinarios o medios de defensa, o bien, todas las
etapas procesales, en tratándose de actos emitidos en un procedimiento seguido
en forma de juicio. Sin embargo, cuando la resolución dictada dentro del
procedimiento, aun sin ser la definitiva, constituye el primer acto de
aplicación de una ley en perjuicio del promovente y se reclama también ésta,
surge una excepción al principio de definitividad, en virtud de la
indivisibilidad que opera en el juicio de garantías, que impide el examen de
la ley, desvinculándola del acto de aplicación que actualiza el perjuicio. En
este supuesto, el juicio de amparo procede, desde luego, contra ambos actos,
34

siempre y cuando esté demostrada la aplicación de la ley, de manera tal que no


basta la afirmación del quejoso en ese sentido para que el juicio resulte
procedente contra todos los actos reclamados.”

Lo que parece tener su justificación lógica en la circunstancia de que el


procedimiento de ejecución que tiene su sustento en la fracción III del artículo 114,
deriva de un juicio en el que a través de una dos o tres instancias ya fue vencido
una de las partes, esto es, existe sentencia res judicata; en cambio, en la fracción
II del 114 antes mencionado el procedimiento de ejecución a que se refiere no
tiene el mismo sustento de una sentencia res judicata, sino que solamente es un
procedimiento seguido en forma de juicio.

4.2. Procedencia del amparo indirecto contra resoluciones


autónomas.

No obstante de restringir la procedencia del amparo contra actos para la


ejecución de sentencia, a pesar de que éstos produzcan alguna molestia o
privación de derechos sobre las partes del litigio, existen excepciones que han
admitido el juicio de amparo indirecto, derivado de las siguientes circunstancias:

a) En la etapa de ejecución no todos los actos que se dictan tienden directa


e inmediatamente a ejecutar la sentencia, ya que existen actos dictados en esta
etapa necesarios y promovidos por las partes para lograr una ejecución
posterior, por ejemplo verbigracia liquidar cantidades que no se encuentran
líquidas, resolver cuestiones sobre liquidación de costas, liquidación de rentas,
liquidación de intereses moratorios. Resoluciones que se han considerado
autónomas en diversos criterios jurisprudenciales, como por ejemplo el siguiente:

Jurisprudencia 1a./J. 29/2003, con número de registro 184221, Primera


Sala, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XVII,
35

Junio de 2003, página 11: “AMPARO INDIRECTO. REGLAS PARA SU PROCEDENCIA,


RESPECTO DE ACTOS DICTADOS DENTRO DEL JUICIO, DESPUÉS DE CONCLUIDO Y
EN EJECUCIÓN DE SENTENCIA. De lo dispuesto en los artículos 107, fracciones III, inciso
b) y VII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114, fracciones III y IV,
de la Ley de Amparo, se desprenden dos reglas genéricas y una específica de procedencia
del juicio de amparo indirecto: la primera regla genérica consiste en que éste procede contra
actos en el juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, los cuales han sido definidos
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación como aquellos que por sus consecuencias son
susceptibles de afectar directamente alguno de los derechos fundamentales del gobernado,
tutelados por la propia Constitución Federal, por medio de las garantías individuales, pues esa
afectación o sus efectos no se destruyen con el solo hecho de que quien los sufra obtenga
una sentencia definitiva favorable a sus pretensiones, a saber, la personalidad de las partes,
el embargo o la negativa a denunciar el juicio a terceros, entre otros; la segunda regla
genérica consiste en que el juicio de amparo biinstancial procede en contra de actos dictados
por tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, después de concluido el juicio, siempre
que no se dicten en ejecución de sentencia, los cuales, de acuerdo con el criterio emitido por
el Máximo Tribunal del país, gozan de autonomía y no tienen como finalidad directa e
inmediata ejecutar la sentencia dictada en el juicio natural, como son el arresto dictado
como medida de apremio para vencer la contumacia de alguna de las partes o la
interlocutoria que fije en cantidad líquida la condena de que fue objeto el perdidoso; y la
regla específica introducida por el legislador con el propósito de impedir que el juicio de
garantías sea utilizado para retardar o entorpecer la ejecución de una sentencia definitiva con
el carácter de cosa juzgada, consistente en que el juicio de amparo en la vía indirecta podrá
promoverse contra actos dictados por tribunales judiciales, administrativos o del trabajo en
ejecución de sentencia, sólo contra la última resolución dictada en el procedimiento
respectivo, con la posibilidad de reclamar en la misma demanda las demás violaciones
cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al quejoso y,
tratándose de remates, contra la resolución definitiva en que se aprueben o desaprueben; en
el entendido de que conforme al criterio sustentado por el más Alto Tribunal de la República,
la última resolución es aquella en la que se aprueba o reconoce de manera expresa o tácita el
cumplimiento total de la sentencia o se declara la imposibilidad material o jurídica para darle
cumplimiento. En estas condiciones, y en atención a que las citadas reglas tienen aplicación
en diversas etapas del juicio natural, según la naturaleza y finalidad de cada uno de los actos
dictados durante su prosecución, es claro que cada una de ellas es aplicable a hipótesis
36

diferentes, por lo que no pueden adminicularse entre sí con el grave riesgo de desnaturalizar
el juicio de garantías; por tanto, a los actos dictados en juicio que causen una ejecución de
imposible reparación sobre las personas o las cosas, no se les pueden aplicar las reglas que
rigen para los actos dictados después de concluido el juicio y en ejecución de sentencia,
porque si así se hiciera, el juicio de amparo indirecto sería procedente en contra de todos los
actos dictados dentro de un procedimiento, aun cuando no causen una ejecución de imposible
reparación; de igual manera, a los actos dictados después de concluido el juicio o en
ejecución de sentencia, no puede aplicárseles la regla de procedencia del juicio de amparo
indirecto que rige para actos dictados dentro del juicio, porque bastaría que se alegara que
tales actos causan una ejecución de imposible reparación para que el juicio de amparo fuera
procedente, pasando por alto que uno de los motivos por los cuales el legislador instrumentó
esas reglas, fue evitar el abuso del juicio de garantías.”

Por cuanto a la definición de resoluciones autónomas, contra las que se


acepta la procedencia del amparo indirecto en esta etapa de ejecución de
sentencia res judicata, debe puntualizarse que su característica esencial no solo
resulta de que no tenga una relación directa e inmediata con la ejecución de la
sentencia, sino que por su propia definición conceptual será autónoma en tanto no
este emitida en el procedimiento respectivo de ejecución. Esto es, para obtener la
ejecución de una sentencia condenatoria en los procesos civiles comunes, las
leyes establecen diversos caminos para lograr su materialización, y estos caminos
finalmente son procedimientos accesorios del juicio principal, que se pueden
llamar vía de apremio o vía ejecutiva, que concluirán con una resolución en la que
se tenga por cumplida la sentencia o se declare su imposibilidad jurídica y material
para ejecutarla.

Resulta claro que, las cuestiones procesales que hagan valer las partes
dentro de esos procedimientos de ejecución oponiendo defensas y excepciones
los contemple o no la ley, como una excepción de compensación, de pago, de
quita y espera, etcétera, no pueden ser cuestiones autónomas porque se hacen
valer dentro del procedimiento de ejecución, y por tanto no procederá el amparo
37

indirecto de inmediato contra los autos que recaigan a esas cuestiones procesales
intermedias, sino que tendrán que reclamarse como concepto de violación hasta la
demanda que se promueve contra la resolución que pone fin o da por concluido
ese procedimiento, y por lo mismo tampoco son autónomas, porque están
vinculadas al procedimiento de referencia, aun cuando se pueda afirmar que no
tiene una relación directa inmediata con la ejecución, en tanto que tales
excepciones o defensas son opuestas para impedirla; pero no por esa simple
circunstancia resulta procedente el amparo de inmediato, porque se insiste,
carecen de la característica de autonomía porque están emitidas dentro del
procedimiento correspondiente de ejecución, situación que no ha sido claramente
distinguida por los Tribunales encargados de integrar jurisprudencia, caso en el
cual debe sujetarse a su obligatoriedad.

Se citan algunos criterios jurisprudenciales:

Jurisprudencia 1a./J. 108/2006, registro 172834, Novena Epoca, Primera


Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXV, Abril de 2007,
Página: 11: “AMPARO INDIRECTO. ES IMPROCEDENTE CONTRA LA INTERLOCUTORIA
QUE DECIDE NO ADMITIR O NO RESOLVER LA RECUSACIÓN FORMULADA CONTRA EL
JUEZ EJECUTOR. Del artículo 114, fracción III, de la Ley de Amparo se advierte que el
sistema de procedencia del juicio de garantías contra actos emitidos por autoridad judicial
después de concluido un juicio, distingue entre: 1) los actos de ejecución de sentencia y 2) los
que gozan de autonomía en relación con dicha ejecución. Respecto de los primeros, la
procedencia del amparo se posterga hasta el dictado de la última resolución del procedimiento
respectivo (definida jurisprudencialmente como la que aprueba o reconoce expresa o
tácitamente el cumplimiento total de la sentencia o la que declara la imposibilidad material o
jurídica para darle cumplimiento); siendo la razón que originó esta regla de procedencia, el
impedir que el juicio de garantías sea utilizado para retardar o entorpecer la ejecución de una
sentencia definitiva; de ahí que el legislador limitó la procedencia del juicio de amparo
indirecto en contra de actos dictados en ejecución de sentencia, a la resolución definitiva que
pusiera fin al procedimiento, pudiéndose reclamar en la demanda las demás violaciones
cometidas durante el mismo que hubieran dejado sin defensa al quejoso. En congruencia con
38

lo anterior, se concluye que la interlocutoria que decide no admitir o no resolver la recusación


formulada contra el Juez ejecutor, al tratarse de una resolución intraprocesal que no causa
agravio por sí misma, no debe reclamarse de manera inmediata en la vía indirecta del
amparo, sino que puede impugnarse a través del amparo que se intente contra la resolución
final con la que culmine el procedimiento de ejecución.”

Tesis: 2a. VIII/98, registro 196894, Novena Época, Segunda Sala,


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta VII, Febrero de 1998, Página:
230: “RESOLUCIONES INTERMEDIAS DICTADAS EN EJECUCIÓN DE SENTENCIA. EL
JUICIO DE AMPARO ES IMPROCEDENTE CONTRA ELLAS. De conformidad con lo
dispuesto por el artículo 114, fracción III, de la Ley de Amparo, procede el juicio de garantías
contra los siguientes actos: a) Ejecutados fuera de juicio, como son actos preparatorios de
juicio, interdictos, providencias precautorias, diligencias de jurisdicción voluntaria y otros
similares; b) Ejecutados después de concluido el juicio, que son todos aquellos que se
realizan con posterioridad a la sentencia ejecutoria pero que no están encaminados de
manera directa a ejecutarla, sino a hacer posible o a preparar la ejecución; y c) De ejecución
de sentencia propiamente dichos, los que necesariamente deben estar encaminados a cumplir
con el fallo respectivo. En esta clasificación se encuentran también los procedimientos de
remate. Por tanto, las resoluciones intermedias dictadas dentro del periodo de ejecución de
sentencias, no pueden ser combatidas a través del juicio constitucional, habida cuenta de que
al existir una sentencia ejecutoria o determinación con efectos equivalentes, debe evitarse la
obstaculización de su cumplimiento. Por tanto, no procederá el juicio de amparo en contra del
incidente de oposición a la ejecución del convenio homologado, en términos de los artículos
73, fracción XVIII y 114, fracción III, ambos de la Ley de Amparo, aunque pretendan reclamar
la inconstitucionalidad de una ley, sino hasta que se dicte la resolución terminal con la que
culmine el procedimiento de ejecución.”

Jurisprudencia 1a./J. 23/2005, registro 178441, Novena Época, Primera


Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXI, Mayo de 2005,
Página: 231: “INCIDENTE DE FALTA DE PERSONALIDAD TRAMITADO EN LA ETAPA DE
EJECUCIÓN DE SENTENCIA. LA RESOLUCIÓN DICTADA EN ÉL DEBE IMPUGNARSE A
TRAVÉS DEL AMPARO PROMOVIDO CONTRA LA ÚLTIMA RESOLUCIÓN EMITIDA EN
ESA ETAPA. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que, por regla general,
un acto dictado en ejecución de sentencia sólo puede reclamarse a través del amparo
39

indirecto promovido contra el último acto emitido en esa etapa, el cual es el que declara
cumplida la sentencia o la imposibilidad para cumplirla. Asimismo, ha establecido que existen
casos de excepción a la regla mencionada, en los cuales se ha admitido la procedencia del
amparo indirecto contra actos dictados en ejecución de sentencia, cuando éstos gozan de
autonomía propia por no tener como finalidad directa e inmediata ejecutar la sentencia dictada
en el juicio natural. Ahora bien, la sentencia que resuelve un incidente de falta de personalidad
promovido en la etapa de ejecución de sentencia no se encuentra dentro de los casos de
excepción precisados, pues si se ha determinado que no procede el amparo contra los actos
que tienen como finalidad directa e inmediata ejecutar la sentencia dictada en el juicio natural,
sino hasta que se dicta la última resolución del procedimiento de ejecución, entonces,
interpretando a contrario sensu ese criterio, la referida resolución es de la misma naturaleza
jurídica de aquéllos, ya que la finalidad del incidente aludido es impedir la ejecución de la
sentencia cuestionando la personería del ejecutante. Por ello, la resolución dictada en un
incidente de falta de personalidad promovido en la etapa de ejecución de sentencia, debe
reclamarse a través del amparo que se promueva contra la última resolución emitida en esa
etapa.”

La restricción casi absoluta de la procedencia del amparo indirecto en la


etapa de ejecución de sentencia, con la eminente molestia o privación de
derechos de las personas ha suscitado la constante preocupación porque en ella
se puedan afectar derechos sustantivos fundamentales de las partes que no han
sido decididos o juzgados en la sentencia res judicata, y esta circunstancia ha
provocado que también se admita la demanda de amparo en esta etapa de
ejecución de la sentencia si por virtud de los actos procesales que en ella se
emiten se llegue a afectar esos derechos.

La imposición del arresto, de una multa o de cualquier otro apercibimiento


similar que afecte los derechos sustantivos de las personas ha formulado la
interrogante de si debe admitir de inmediato el amparo indirecto (previo
agotamiento de los recursos ordinarios que en su caso procedan), aun cuando
estas medidas se decreten en la etapa de ejecución, y se ha pretendido dar
solución de procedencia sobre el sustento de que se trata de resoluciones
40

autónomas que no tiene relación directa inmediata con la ejecución de sentencia;


solución que ha provocado más confusión, porque vencer la resistencia del
gobernado para lograr la ejecución de la sentencia, parece indudable que sí tiene
relación con la ejecución de la sentencia.

Sobre este tópico el sustento de procedencia del amparo indirecto como


excepción puede ser de mayor peso, el que se sustente en la circunstancia de que
la afectación, por la molestia o privación de derechos sustantivos fundamentales
no juzgados o definidos en la sentencia res judicata, es la que motivaría o
sustentaría esa procedencia independientemente de que sean autónomas o no, o
de que estén relacionadas directa e inmediatamente con la ejecución, porque si la
intención del legislador es que no se entorpezca la ejecución de una sentencia que
es la verdad legal, es en relación a los derechos sustantivos decididos y juzgados
en la sentencia, pero no a los que no comprendió o definió la sentencia que se
dictó en el juicio natural.

Al respecto ya existen algunos criterios en ese sentido que vale la pena


citar, aunque no sean obligatorios.

Tesis de Jurisprudencia I.3o.C. J/21, con número de registro 191663,


Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, XI, Junio de 2000, Página: 511: “ORDEN DE
LANZAMIENTO CONTRA DEMANDADO QUE FUE OÍDO EN JUICIO. NO ES LA ÚLTIMA
RESOLUCIÓN DICTADA EN EL PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN. La orden de
lanzamiento constituye una consecuencia directa e inmediata de la sentencia que es cosa
juzgada y que emana de un juicio donde el quejoso ya fue oído y vencido, en respeto a la
garantía de audiencia previa al acto de privación definitiva y que se identifica con la sentencia
que tiene esa calidad. Conforme a lo dispuesto en la fracción III del artículo 114 de la Ley de
Amparo, por última resolución se entiende en forma genérica la que declara cumplida la
sentencia o convenio que tienen la calidad de cosa juzgada como culminación de un juicio en
que ya se cumplió la garantía de audiencia previa, con las formalidades esenciales del
41

procedimiento; o en su caso, que establece la imposibilidad para cumplirla, y acorde con la


naturaleza propia de las sentencias dictadas en los procedimientos judiciales del orden civil,
pueden distinguirse en forma específica, resoluciones o autos que sólo son consecuencia
directa e inmediata de la condena realizada en la sentencia que es cosa juzgada; resoluciones
interlocutorias que liquidan la sentencia y preparan la ejecución; interlocutorias que resuelven
una nulidad de actuaciones o que resuelven una cuestión que guarda autonomía de la
ejecución, y otros actos que se traducen en medidas de apremio que tienden a lograr la
ejecución de lo resuelto, o una determinación judicial tendiente a preparar o a lograr el
cumplimiento estricto de la sentencia o convenio que es cosa juzgada. De ahí que por la
naturaleza propia de cada una de esas resoluciones o autos que pueden dictarse en el
periodo de ejecución, distintos al de remate, y también por la afectación a la libertad que
pueda darse en el caso del arresto, o a un derecho sustantivo, porque la resolución o auto
modifique, extinga un derecho o constituya una obligación sustantiva que sea distinta a la que
fue objeto de controversia y tenga la calidad de cosa juzgada, como son las medidas de
apremio, entre otras, es posible diferenciar cuándo se está ante una resolución que es la
última dictada en el procedimiento de ejecución o bien que por su naturaleza autónoma a lo
que ya es cosa juzgada, que crea, o modifica o extingue un derecho en ese procedimiento,
deba ser analizada en el juicio de garantías.”

Asimismo la tesis II.2o.C.389 C, con número de registro 185268, Novena


Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, XVII, Enero de 2003, Página: 1721: “AMPARO INDIRECTO CONTRA
ACTOS DICTADOS EN EJECUCIÓN DE SENTENCIA. RESULTA IMPROCEDENTE
CUANDO EL ACTO RECLAMADO NO ES LA ÚLTIMA RESOLUCIÓN DE DICHA FASE
PROCESAL Y CARECE DE AFECTACIÓN A DERECHOS SUSTANTIVOS DIVERSOS DE
LOS QUE FUERON MATERIA DE LA SENTENCIA QUE SE CUMPLIMENTA. Si el acto
combatido en el amparo indirecto consiste en la orden de lanzamiento decretada, incluso con
la autorización para utilizar la fuerza pública, y recae exclusivamente sobre el bien inmueble
que ya fue objeto de la controversia judicial resuelta en definitiva, pues no excede los límites
de la ejecutoria que se manda cumplimentar, el juicio de garantías que promueva quien fue
plenamente oído y vencido es improcedente, puesto que tal acto no constituye la última
resolución dictada en ejecución de sentencia ni con él se afectan derechos de la inconforme
que no se hubiesen discutido y decidido en el juicio. Caso distinto es aquel en el que con la
orden de desalojo reclamada se pretendiera afectar un bien que no haya sido objeto de la litis
42

ni de condena, pues, entonces, aunque no se trate de la última resolución dictada en el


periodo de ejecución de sentencia, el amparo sí resulta procedente porque en ese supuesto
puede agraviarse un derecho sustantivo de la quejosa a través de la ejecución de una
sentencia que pretendiere alterar un legítimo interés no comprendido en la última.”

Muy recientemente y de forma trascendente sobre la afectación de


derechos sustantivos en la etapa de ejecución de sentencia, se emitió el criterio de
jurisprudencia de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
con número de registro 167518, en el que se sostiene que será procedente el
amparo cuando se afecte de manera inmediata los derechos sustantivos de las
partes “en grado predominante o superior”.

Del texto de la tesis se vuelve establecer que esa afectación debe ser
“autónoma”, y no da explicación en qué consiste esa autonomía, si es que como
se sostuvo con anterioridad no pueden ser acuerdos o resoluciones autónomas los
dictados en la vía de apremio o en la vía ejecutiva, que por ley son los
procedimientos establecidos para ejecutar una sentencia que constituye una
verdad legal; es más, del cuerpo de la ejecutoria se advierte que más que
considerar la autonomía como característica de procedencia del amparo indirecto,
lo que se argumenta es que si se afecta un derecho sustantivo de manera
inmediata en etapa de ejecución en “grado predominante o superior” que para la
ejecutoria significa “que con posterioridad no pueda ser reparado por el órgano
sancionador o en amparo”, precisamente porque “tal determinación no podrá ser
materia de estudio al analizar lo relativo al cumplimiento de la sentencia, en la
medida de que su objetivo no es sino vencer la renuencia para dar cumplimiento a
la sentencia.”

La jurisprudencia de referencia que aparece publicada con número de


registro 167518, tesis 2a./J. 29/2009, Novena Época, Segunda Sala, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta XXIX, Abril de 2009, página: 642, resultante
43

de la contradicción de tesis 208/2008-SS, establece lo siguiente: “EJECUCIÓN DE


SENTENCIA. LA RESOLUCIÓN QUE IMPONE UNA MULTA EN ESA ETAPA ES
IMPUGNABLE EN AMPARO INDIRECTO, SALVO QUE SE ACTUALICE ALGUNA CAUSA
DE IMPROCEDENCIA. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha determinado diversas
reglas para la impugnación, a través del juicio de amparo indirecto, de actos dictados en
ejecución de sentencia, las cuales pueden sintetizarse de la manera siguiente: a) el juicio de
garantías debe interponerse contra el último acto dictado en el procedimiento correspondiente
(en el que se aprueba o reconoce de manera expresa o tácita el cumplimiento total de la
sentencia o se declara la imposibilidad material o jurídica para darle cumplimiento) y
tratándose de remates, sólo podrá promoverse contra la resolución definitiva en que se
aprueben o desaprueben (regla general); y, b) el amparo es procedente cuando el acto
reclamado de manera autónoma genere una afectación inmediata a los derechos sustantivos
en grado predominante o superior (regla de excepción). En ese sentido, si se parte de la base
de que una multa impuesta a efecto de vencer la renuencia del obligado a brindar el
cumplimiento referido es una medida de apremio susceptible de afectar de manera inmediata
los derechos sustantivos del quejoso, entonces es inconcuso que se actualiza la segunda
regla de excepción a la procedencia del juicio de amparo indirecto contra actos emitidos en
ejecución de sentencia, de ahí que con fundamento en el artículo 114, fracciones III y IV, de la
Ley de Amparo, aplicada la segunda por analogía, contra la resolución que la impone puede
promoverse el referido medio de control constitucional, salvo que se actualice alguna causa
de improcedencia.”

En consecuencia, si lo que preocupa en esta etapa es una afectación


injustificada a los derechos sustantivos de los gobernados y considerando que
también se debe tomar en cuenta que no se puede entorpecer la ejecución de
una sentencia res judicata, que constituye una verdad legal y que tiene su
sustento en el fundamento toral de que es de interés público ejecutar las
sentencias ejecutoriadas que constituyen la verdad legal y que el clamor social
exige que se respeten para mantener vigente el estado de derecho y la paz
social; lo mas prudente y armonizando ambas finalidades, debería ser a mi juicio,
que la procedencia del amparo indirecto de manera excepcional en la etapa de
44

ejecución de sentencia, tuviera su sustento en la afectación de derechos


sustantivos no juzgados en la sentencia que constituye la verdad legal.

Por tanto, se impone la conclusión de que excepcionalmente procederá el


amparo contra actos de la etapa de ejecución de sentencia, en los siguientes
supuestos:

a) Contra resoluciones o acuerdos que constituyan el último acto dictado en el


procedimiento de ejecución que declara expresa o tácitamente cumplida la
sentencia res judicata o que declare la imposibilidad material o jurídica para
darle cumplimiento, demanda de amparo en la cual se podrán reclamar en
vía de conceptos de violación, las violaciones procesales que hayan dejado
sin defensa al quejoso cometidas en el transcurso de esa etapa.
b) Tratándose de remates, solo podrá promoverse contra la resolución
definitiva en que se apruebe o desapruebe, situación en la cual deberán
reclamarse por vía de concepto de violación las violaciones procesales que
durante ese procedimiento se cometan o dejen si defensa al quejoso;
c) Contra resoluciones dictadas en etapa de ejecución de sentencia que por
afectar derechos sustantivos fundamentales de las personas que no fueron
definidos o juzgados en la sentencia res judicata resulta su afectación
exorbitante y que por ello, procede el amparo indirecto siempre y cuando no
se actualice alguna causal de improcedencia.

5. HIPÓTESIS DE PROCEDENCIA DEL AMPARO INDIRECTO CONTRA


ACTOS FUERA DE JUICIO.

Finalmente, respecto a las reglas de procedencia del amparo indirecto


cuando se trate de quejosos que hayan sido parte formal o material del
procedimiento judicial o que se encuentren vinculados a el por una situación
prevista en la ley, se establece en el artículo 107 fracción III inciso b), una tercer
45

hipótesis, consistente en que puede promover el amparo contra actos emitidos


fuera de juicio.

Los actos fuera de juicio, es decir, antes de la presentación de la demanda,


se han identificado por la doctrina y la ley como aquellos denominados
prejudiciales, tales como medios preparatorios a juicios, medidas de apremio,
jurisdicción voluntaria, etcétera.

En efecto, la doctrina los señala como “actos que tienen como finalidad la
preparación, bien del juicio en general, bien de determinados. Unos facilitan el correcto
planteamiento de la cuestión al órgano jurisdiccional competente para resolverla; otros tienden
a la formalización del órgano mismo; otros garantizan la libertad del demandante; otros
aseguran la eficacia futura de la sentencia. Generalmente se definen como aquellos actos que
tienen como finalidad esencial la correcta preparación del juicio”3.

Jurisprudencia P./J. 50/96, registro 200080, de la Novena Época,


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta IC, Septiembre de 1996, página
5, que señala: “ACTOS PREPARATORIOS DEL JUICIO O PREJUDICIALES. LAS
RESOLUCIONES DICTADAS CON MOTIVO DE ELLOS, SON EMITIDAS FUERA DE
JUICIO Y, POR ELLO, IMPUGNABLES EN AMPARO INDIRECTO. Los actos prejudiciales
son aquellos que anteceden o preceden al juicio; esto es, los que tienden a asegurar una
situación de hecho o de derecho, con anterioridad a la presentación de la demanda y al
establecimiento de la relación jurídico procesal, sin que formen parte, por sí mismos, del
procedimiento contencioso que, en su caso, se promoverá; ni su subsistencia o
insubsistencia, eficacia o ineficacia, depende de lo que en definitiva se resuelva en el juicio,
pues éste constituye un acto futuro y de realización incierta; por tanto, si para los efectos del
amparo, el juicio se inicia con la presentación de la demanda ante el órgano
correspondiente, entonces las resoluciones que se dicten con motivo de los actos
preparatorios o prejudiciales, se producen fuera del juicio y en su contra procede el
amparo indirecto.”

3
DE PINA, Rafael y De Pina Vara Rafael. Diccionario de Derecho, Editorial Porrúa, 32ª. Edición, página 55
46

La procedencia del amparo contra estos actos en comparación a los otros


dos supuestos que se han tratado: actos dentro de juicio y actos en ejecución de
sentencia, resulta menos exigente; es decir, los requisitos de procedencia son
mínimos, porque basta que los actos procesales ocasionen una molestia o una
privación a los derechos sustantivos de las personas, esto es, que causen un
agravio actual, personal y directo al gobernado; claro una vez agotados los
recursos que en su caso procedan cuando sea necesario. O sea, no será
necesario que aparte de afectar a los gobernados, tales actos tengan que ver con
resoluciones de ejecución de imposible reparación o resoluciones terminales
dictadas en la etapa de ejecución de sentencia, porque dada esta etapa del
procedimiento, este tipo de resoluciones no existe.

Al respecto, cabe citar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha


sostenido que existe acto de molestia o privación en la Jurisprudencia P./J. 40/96,
Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta IV, Julio de
1996, página 5: “ACTOS PRIVATIVOS Y ACTOS DE MOLESTIA. ORIGEN Y EFECTOS
DE LA DISTINCIÓN.El artículo 14 constitucional establece, en su segundo párrafo, que nadie
podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino
mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan
las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con
anterioridad al hecho; en tanto, el artículo 16 de ese mismo Ordenamiento Supremo
determina, en su primer párrafo, que nadie puede ser molestado en su persona, familia,
domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. Por consiguiente, la
Constitución Federal distingue y regula de manera diferente los actos privativos respecto de
los actos de molestia, pues a los primeros, que son aquellos que producen como efecto la
disminución, menoscabo o supresión definitiva de un derecho del gobernado, los autoriza
solamente a través del cumplimiento de determinados requisitos precisados en el artículo 14,
como son, la existencia de un juicio seguido ante un tribunal previamente establecido, que
cumpla con las formalidades esenciales del procedimiento y en el que se apliquen las leyes
expedidas con anterioridad al hecho juzgado. En cambio, a los actos de molestia que, pese a
constituir afectación a la esfera jurídica del gobernado, no producen los mismos efectos que
47

los actos privativos, pues sólo restringen de manera provisional o preventiva un derecho con
el objeto de proteger determinados bienes jurídicos, los autoriza, según lo dispuesto por el
artículo 16, siempre y cuando preceda mandamiento escrito girado por una autoridad con
competencia legal para ello, en donde ésta funde y motive la causa legal del procedimiento.
Ahora bien, para dilucidar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de un acto de autoridad
impugnado como privativo, es necesario precisar si verdaderamente lo es y, por ende,
requiere del cumplimiento de las formalidades establecidas por el primero de aquellos
numerales, o si es un acto de molestia y por ello es suficiente el cumplimiento de los requisitos
que el segundo de ellos exige. Para efectuar esa distinción debe advertirse la finalidad que
con el acto se persigue, esto es, si la privación de un bien material o inmaterial es la finalidad
connatural perseguida por el acto de autoridad, o bien, si por su propia índole tiende sólo a
una restricción provisional.

Por tanto, se ha considerado que la simple circunstancia de que un acto


emitido durante la etapa prejudicial puede implicar una mínima molestia a las
partes resulta suficiente para que tenga interés de promover el amparo, porque
cuando menos ese actos debe sujetarse a los requisitos del artículo 16 de la
Constitución, consistente en que sean emitidos por escrito, por autoridad
competente, fundados y motivados.

Se citan algunos criterios jurisprudenciales:

Jurisprudencia 1a./J. 23/96, registro 200392, Novena Época, Primera Sala,


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, IV, Septiembre de 1996, Página:
21: “MEDIOS PREPARATORIOS A JUICIO, ES PROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO
DE CONFORMIDAD CON LA FRACCION III DEL ARTICULO 114 DE LA LEY DE LA
MATERIA CUANDO SE RECLAMA LA FALTA DE EMPLAZAMIENTO A LOS MISMOS.
Siendo los medios preparatorios a juicio, determinadas diligencias que preparan la acción
para promover un juicio, generalmente preconstitutivas de pruebas, y que las mismas no
forman parte del juicio, ya que como su nombre lo indica preparan, pero no son el mismo,
aunque sirvan de apoyo a la acción o excepción que se intente, la falta de emplazamiento a
tales medios preparatorios, debe estimarse como un acto ejecutado fuera de juicio, ya que
48

éste debe entenderse como el procedimiento contencioso desde que se inicia en cualquier
forma hasta que se dicta sentencia definitiva, y contra esa irregularidad es procedente el
amparo indirecto en los términos del artículo 114, fracción III de la Ley de Amparo, habida
cuenta que la falta de emplazamiento resulta ser una violación que de resultar fundada deja
sin defensa al quejoso ante tales diligencias previas. Sin que sea obstáculo para su
procedencia el que la falta de emplazamiento no sea un acto de imposible reparación, pues no
se trata de actos realizados dentro del juicio como lo establece la fracción IV del artículo 114
de la ley de la materia, interpretada a contrario sensu.”

Tesis P. CXXIII/95, registro 200250, Novena Época, Pleno, Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta II, Diciembre de 1995, Página: 263:
“SEPARACIÓN DE PERSONAS. CUANDO SE RECLAMA COMO ACTO PREJUDICIAL Y NO
COMO ANTECEDENTE DEL JUICIO YA INSTAURADO, CONSTITUYE UN ACTO EMITIDO
FUERA DE JUICIO IMPUGNABLE EN AMPARO INDIRECTO. Los actos prejudiciales son
aquellos que anteceden o preceden al juicio; esto es, los que tienden a asegurar una situación
de hecho o de derecho, con anterioridad a la presentación de la demanda y al establecimiento
de la relación jurídico procesal. La separación de personas como acto prejudicial tiende o
responde a la conveniencia de autorizar legalmente la separación material de los cónyuges
cuando uno de éstos intente demandar, querellarse o denunciar al otro, y también a la
necesidad de proteger la persona e intereses de los hijos menores de edad y del cónyuge que
promueva el depósito, en peligro por la situación de desavenencia surgida. Por tanto, la
separación de personas como acto prejudicial no forma parte por sí sola y desde luego del
futuro juicio, ni su subsistencia o insubsistencia, eficacia o ineficacia dependerá de lo que en
definitiva se resuelva en el juicio, pues éste al momento de decretarse la separación,
constituye un acto futuro y de realización incierta. Así, resulta incorrecto estimar que al
impugnarse la separación de personas como acto prejudicial, se actualice la causal de
improcedencia prevista en el artículo 73, fracción XVIII, en relación con el 114, fracción IV
(interpretado a contrario sensu), ambos de la Ley de Amparo, ya que tales preceptos
contemplan la hipótesis de improcedencia del amparo indirecto contra actos en el juicio (no
fuera de él) que no tengan sobre las personas o las cosas una ejecución que sea de imposible
reparación.

6. EL TERCERO EXTRAÑO.
49

En el artículo 107 fracción III inciso c) de la Constitución General de la


República se dispone que procede el amparo indirecto “contra actos que afecten a
personas extrañas al juicio”, y no se les exige que deban de agotar recurso o
medio ordinario de defensa que este previsto en la ley para que puedan acudir de
inmediato al juicio de garantías.

6.1 El tercero extraño auténtico y por equiparación.

Se dice que son terceros extraños auténticos al juicio los que no son
parte formal en él, por no ser actores o demandados, ni vinculados de ninguna
forma al procedimiento. Y por criterio jurisprudencial se ha ubicado en la misma
posición a los terceros extraños por equiparación, que son aquellas partes que
aducen no fueron emplazados o no fueron emplazados correctamente al juicio. En
los dos supuestos se ha sostenido que no están obligados a interponer los
recursos, o medios de defensa ordinarios que la ley establece a su alcance para
defenderse de la afectación que puede ser de molestia o privación que resulte del
juicio, sustentada en una razón lógica y básica: no está obligado a defenderse
quien no tiene la oportunidad procesal de hacerlo.

Al respecto, se citan Jurisprudencias de la Novena Época, del Pleno de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos números de registro son 189964,
196932 y 351382, que a la letra señalan:

“EMPLAZAMIENTO. LA FALTA O ILEGALIDAD DEL MISMO SON IMPUGNABLES


EN AMPARO INDIRECTO CUANDO EL QUEJOSO SE OSTENTA COMO PERSONA
EXTRAÑA AL JUICIO POR EQUIPARACIÓN, NO OBSTANTE QUE TENGA
CONOCIMIENTO DE LA SENTENCIA, LAUDO O RESOLUCIÓN DEFINITIVA DURANTE EL
TRANSCURSO DEL TÉRMINO PREVISTO EN LOS ARTÍCULOS 21 Y 22 DE LA LEY DE
AMPARO. Cuando el quejoso no fue emplazado al juicio o fue citado en forma distinta
de la prevenida por la ley, lo que le ocasionó el desconocimiento total del juicio, se le
50

equipara a una persona extraña a juicio, por lo que el conocimiento del amparo en estos
supuestos, compete a un Juez de Distrito y no a los Tribunales Colegiados de Circuito de
conformidad con lo dispuesto por la fracción VII del artículo 107 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, y por el artículo 114, fracción V, de la Ley de Amparo; toda
vez que el quejoso, por medio del amparo indirecto, tiene la posibilidad de aportar ante el
Juez, en la audiencia constitucional, las pruebas necesarias para demostrar la falta de
emplazamiento o que el llamamiento que se le hizo al juicio se realizó en forma distinta a la
prevista en la ley, siempre y cuando el quejoso haya promovido la demanda de amparo dentro
del término que señalan los artículos 21 y 22 de la Ley de Amparo, pues ello no hace que
pierda su calidad de tercero extraño al juicio, pues la violación cometida en su contra, la
constituye precisamente esa falta de citación que lo hace desconocedor y, por ende, extraño
al juicio seguido en su contra. Sin que tampoco sea obstáculo el que los artículos 158 y 159,
fracción I, de la Ley de Amparo, establezcan como violación reclamable en amparo directo
esa falta o ilegalidad del emplazamiento, ya que no es posible aplicar esos dispositivos
legales cuando el quejoso es persona extraña al juicio por equiparación y de hacerlo, se le
dejaría en estado de indefensión, porque no se le daría oportunidad de acreditar la
irregularidad del emplazamiento.”

“PERSONA EXTRAÑA A JUICIO, CONCEPTO DE. Para los efectos del juicio de
amparo, en los términos del artículo 114, fracción V, de la ley de la materia, persona extraña
es, en principio, aquella que no ha figurado en el juicio o en el procedimiento como parte en
sentido material, pero que sufre un perjuicio dentro del mismo o en la ejecución de las
resoluciones, sin haber tenido la oportunidad de ser oída en su defensa por desconocer las
actuaciones relativas, quedando incluida en este concepto, asimismo, la parte que no fue
emplazada o que fue emplazada incorrectamente.”

“EMPLAZAMIENTO, FALTA DE. Quien figura como demandado en un juicio y no


puede apersonarse en él por ignorar su existencia, por no haber sido legalmente
emplazado, debe equipararse para los efectos del amparo, al tercero extraño al juicio, y
por lo tanto, no tiene la obligación de agotar los recursos ordinarios, ya que las violaciones
que reclama, no se hacen derivar de determinadas irregularidades cometidas durante el juicio,
sino de la ilegalidad de éste en sí mismo, por haberse seguido a sus espaldas, con violación
de la garantía de audiencia que otorga el artículo 14 de la Constitución Federal.”
51

Es más, la posibilidad de que los terceros extraños a juicio tengan la opción


de defender sus derechos sustantivos fundamentales a través de recursos
ordinarios que no estén previstos dentro del procedimiento en el que están siendo
afectados, tampoco es obligatorio que tengan que interponerlos antes de ir al juicio
de garantías, como se puede observar de la siguiente Jurisprudencia de la
Primera Sala tesis jurisprudencial 1a./J. 23/98, con número de registro 196301, de
la Novena Epoca, Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
VII, Mayo de 1998, Página: 203, que a la letra dice:

“APELACIÓN EXTRAORDINARIA. NO ES UN RECURSO O MEDIO DE


IMPUGNACIÓN QUE DEBA INTERPONERSE, ANTES DE PROMOVER EL JUICIO DE
AMPARO, PARA CUMPLIR CON EL PRINCIPIO DE DEFINITIVIDAD QUE RIGE A ÉSTE.
Conforme a lo dispuesto en la fracción XIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, es
improcedente el juicio de amparo contra las resoluciones judiciales, cuando la ley conceda
algún recurso o medio de defensa, dentro del procedimiento, por virtud del cual puedan ser
modificadas, revocadas o nulificadas, y el quejoso no lo haya hecho valer oportunamente. La
apelación extraordinaria prevista en los artículos 717 y 966 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal y Código de Procedimientos Civiles para el Estado de San Luis
Potosí, respectivamente, no es un medio de defensa que se otorgue al demandado en el juicio
civil, dentro del procedimiento, en atención a que su interposición está prevista para hacerse
valer, durante los tres meses siguientes a la notificación de la sentencia; de tal suerte que si el
procedimiento es una serie coordinada de actos que empieza con la emisión de un acto inicial
y que concluye con el logro del efecto perseguido: el dictado de la sentencia que dirime la
controversia del juicio, debe concluirse que la apelación de referencia es un medio de
impugnación que se otorga fuera del procedimiento, y que la omisión de su interposición no
actualiza la hipótesis de la fracción XIII en comento, porque conforme a este precepto el
recurso que debe disponer el gobernado debe ser otorgado dentro del procedimiento.”

La explicación lógica jurídica de esta protección a los terceros extraños se


sustenta en la prohibición constitucional que establece la Carta Magna en su
artículo 14 que dispone que nadie puede ser privado “de la libertad o de sus
propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los
52

tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades


esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad
al hecho”, que por ir en contra de una prohibición de la constitución se traduce en
un acto inconstitucional en sí mismo, por tanto violatorio de garantías individuales.

Es tal la defensa constitucional de los derechos de los terceros extraños a


juicio que incluso el Máximo Tribunal del País al interpretar la fracción V, de
artículo 114 de la Ley de Amparo, cuya literalidad parece obligar a que los terceros
extraños estén obligados a agotar recursos antes de ir al juicio de garantías, que
este Tribunal sostuvo que la interpretación de dicha fracción no debe entenderse
como una condición al tercero extraño, sino como un posibilidad adicional que
queda a su voluntad de intentar los recursos ordinarios o de irse de inmediato al
juicio de garantías. Así se sostuvo por la Tercera Sala en la Jurisprudencia 3a./J.
44/90, con el número de registro 207117, de la Octava Época, Tercera Sala,
Semanario Judicial de la Federación, VI, Primera Parte, Julio a Diciembre de 1990,
Página: 88, que dice:

“AMPARO. PROCEDE EL JUICIO PROMOVIDO POR UNA PERSONA EXTRAÑA AL


JUICIO NATURAL, SIN NECESIDAD DE AGOTAR RECURSOS ORDINARIOS. Los terceros
extraños afectados por determinaciones judiciales dictadas en procedimiento a que son
ajenos, no están obligados a agotar recursos ordinarios o medios legales de defensa
antes de ocurrir al amparo, en virtud de que el artículo 107, fracción III, inciso c), de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no sujeta al tercero extraño al
principio de definitividad que rige en el juicio de garantías, lo que sí hace con las partes del
juicio en que se producen los actos reclamados, como lo disponen los incisos a) y b) de la
fracción y precepto constitucional citados. El artículo 114, fracción V, de la Ley de Amparo, no
debe interpretarse como una limitación para el tercero extraño, sino como una posibilidad
adicional de que, ante una determinación judicial dictada en un procedimiento en que es
tercero, pueda interponer los recursos ordinarios o medios legales de defensa, si ello conviene
a sus intereses y resulta, a su juicio, mejor medio para obtener respeto a sus derechos, caso
en el cual dispondrá de la acción constitucional contra la resolución que se dicte en el recurso
ordinario o medio de defensa intentado, y ello sin perjuicio de su derecho de acudir
53

directamente al juicio de garantías, interpretación que es congruente con el espíritu y texto del
artículo 107 constitucional.”

En consecuencia, parece contundente que el tercero extraño a juicio


auténtico y por equiparación no están obligados a interponer los recursos
ordinarios o extraordinarios para acudir al juicio de amparo indirecto de inmediato;
esto es, no están obligados a cumplir con el principio de definitividad que rige en el
juicio de garantías.

Si esto es así, por ninguna razón se le puede obligar al tercero extraño por
equiparación sobre esa premisa a defenderse en el juicio, agotar recursos
ordinarios o extraordinarios, antes de ir al juicio de amparo indirecto, a menos que
él se vincule; sin embargo, existen algunos criterios que han incurrido en la
confusión de sujetarlos a esa condición, derivado de lo siguiente.

6.2 El tercero extraño en la octava época.

En la octava época del Semanario Judicial de la Federación, se emitieron


diversas jurisprudencias de las que se podía desprender con meridiana claridad
que la simple existencia del juicio no causaba un perjuicio de inmediato ni a los
terceros extraños auténticos ni a los terceros extraños por equiparación, por tanto
no tenían interés jurídico para acudir al juicio de garantías.

Por cuanto a los terceros extraños auténticos se consideraba que la


circunstancia de que dentro de un procedimiento se pudiera estar controvirtiendo
un derecho sustantivo en el que pudiera considerar aquel tener un mejor derecho,
no le causaba ningún perjuicio, en tanto no se pretendiera ejecutar en su persona
esa sentencia; finalmente la simple existencia del juicio en nada le afectaba sino
era parte formal o material; la sentencia que en él se dictara tampoco lo podía
vincular en los términos de los artículos 92 y 93, 422 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, así como el 349, 429 y 430 del
54

Código Federal de Procedimientos Civiles y demás correlacionados de los demás


estados; así que en todo caso el perjuicio lo resentiría hasta en el momento mismo
en que se pretendiera ejecutar esa sentencia sobre su persona o sus derechos;
momento en el cual sufría el perjuicio real y directo y suficiente para acudir de
inmediato al juicio de amparo.

Así se puede desprender de la siguiente jurisprudencia P./J. 17/94 con


número de registro 205454, Octava Época, Pleno, Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, 78, Junio de 1994, Página: 15, que a la letra dice:

“PERSONA EXTRAÑA A JUICIO. TRATÁNDOSE DE ACTUACIONES QUE


REQUIERAN EJECUCIÓN PARA QUE EL AGRAVIO SE ACTUALICE, EL TERMINO PARA
QUE PROMUEVA AMPARO DEBERÁ EMPEZARSE A COMPUTAR A PARTIR DE QUE
PRETENDAN EJECUTARSE EN SU PERJUICIO. La interpretación relacionada de los
artículos 107, fracciones I, III, inciso c) y VII constitucional y 4o. y 114, fracción V, de la Ley de
Amparo permite concluir que al juicio de garantías promovido por persona extraña a juicio le
es aplicable el principio general de procedencia del amparo consistente en que sólo puede
promoverse a instancia de parte agraviada, lo que significa que es necesaria la demostración
de que las actuaciones del juicio al que es extraño o que deriven del mismo y que reclama le
ocasionan un agravio actual, inmediato y directo. Por ello, la regla general a la que debe
atenderse para determinar la oportunidad para la promoción del juicio de garantías por
persona extraña a juicio es la afectación a su interés jurídico, es decir, el término relativo
deberá empezarse a computar a partir de que tiene conocimiento de la actuación que le cause
el perjuicio jurídico que lo legitime para promoverlo, pero no puede consignarse al respecto
una regla general en torno a cuál será la actuación que le pare tal agravio personal y directo a
que se refiere el artículo 4o. de la Ley de Amparo, pues ello dependerá del caso concreto. Sin
embargo, tratándose de actuaciones que requieran ejecución para que el agravio se produzca
en perjuicio de la persona extraña a juicio, debe determinarse que el término para que
promueva amparo empezará a computarse a partir de que tales actuaciones pretendan
ejecutarse en su perjuicio y no con anterioridad, pues será hasta ese momento cuando las
características que debe revestir el agravio que el acto reclamado ocasione a la parte quejosa
se actualicen, ya que previamente a ello tal juicio sólo trae consigo la posibilidad incierta de
que llegue a afectarle porque, precisamente por ser ajena a la controversia respectiva, los
55

actos y resoluciones del juicio no la obligan, originando tan solo derechos y obligaciones para
las partes en el litigio, además de que tales actuaciones son susceptibles de ser modificadas o
revocadas mediante los recursos o medios de defensa legal que para las partes en el
procedimiento judicial prevea la ley de la materia. Lo anterior permite concluir que, en estos
casos, el agravio directo e inmediato para la procedencia del amparo promovido por
persona extraña a juicio se actualiza hasta que las resoluciones o actos del juicio
relativo pretendan ejecutarse en su perjuicio, no ocasionando tal agravio, por consiguiente,
las actuaciones previas al mandamiento de ejecución. La conclusión precedente no significa,
sin embargo, que una vez actualizado el perjuicio jurídico para la persona extraña a juicio,
legitimándola para acudir a la vía constitucional, no pueda plantear conceptos de violación
respecto de actos previos al mandamiento de ejecución, independientemente de que la
determinación relativa se limita a fijar la oportunidad para que el tercero extraño a juicio
promueva amparo.

Así como de la Jurisprudencia 359 (Contradicción 22/92) con registro


394315, Octava Época, Pleno, Apéndice de 1995, Tomo VI, Parte SCJN, Página:
241, que señala:

“PERSONA EXTRAÑA A JUICIO. TRATÁNDOSE DE ACTUACIONES QUE


REQUIERAN EJECUCIÓN PARA QUE EL AGRAVIO SE ACTUALICE, EL TERMINO PARA
QUE PROMUEVA AMPARO DEBERÁ EMPEZARSE A COMPUTAR A PARTIR DE QUE
PRETENDAN EJECUTARSE EN SU PERJUICIO. La interpretación relacionada de los
artículos 107, fracciones I, III, inciso c) y VII constitucional y 4o. y 114, fracción V, de la Ley de
Amparo permite concluir que al juicio de garantías promovido por persona extraña a juicio le
es aplicable el principio general de procedencia del amparo consistente en que sólo puede
promoverse a instancia de parte agraviada, lo que significa que es necesaria la demostración
de que las actuaciones del juicio al que es extraño o que deriven del mismo y que reclama, le
ocasionan un agravio actual, inmediato y directo. Por ello, la regla general a la que debe
atenderse para determinar la oportunidad para la promoción del juicio de garantías por
persona extraña a juicio es la afectación a su interés jurídico, es decir, el término relativo
deberá empezarse a computar a partir de que tiene conocimiento de la actuación que le cause
el perjuicio jurídico que lo legitime para promoverlo, pero no puede consignarse al respecto
una regla general en torno a cuál será la actuación que le pare tal agravio personal y directo a
que se refiere el artículo 4o. de la Ley de Amparo, pues ello dependerá del caso concreto. Sin
56

embargo, tratándose de actuaciones que requieran ejecución para que el agravio se produzca
en perjuicio de la persona extraña a juicio, debe determinarse que el término para que
promueva amparo empezará a computarse a partir de que tales actuaciones pretendan
ejecutarse en su perjuicio y no con anterioridad, pues será hasta ese momento cuando las
características que debe revestir el agravio que el acto reclamado ocasione a la parte quejosa
se actualicen, ya que previamente a ello tal juicio sólo trae consigo la posibilidad incierta de
que llegue a afectarle porque, precisamente por ser ajena a la controversia respectiva, los
actos y resoluciones del juicio no la obligan, originando tan solo derechos y obligaciones para
las partes en el litigio, además de que tales actuaciones son susceptibles de ser modificadas o
revocadas mediante los recursos o medios de defensa legal que para las partes en el
procedimiento judicial prevea la ley de la materia. Lo anterior permite concluir que, en estos
casos, el agravio directo e inmediato para la procedencia del amparo promovido por
persona extraña a juicio se actualiza hasta que las resoluciones o actos del juicio
relativo pretendan ejecutarse en su perjuicio, no ocasionando tal agravio, por consiguiente,
las actuaciones previas al mandamiento de ejecución. La conclusión precedente no significa,
sin embargo, que una vez actualizado el perjuicio jurídico para la persona extraña a juicio,
legitimándola para acudir a la vía constitucional, no pueda plantear conceptos de violación
respecto de actos previos al mandamiento de ejecución, independientemente de que la
determinación relativa se limita a fijar la oportunidad para que el tercero extraño a juicio
promueva amparo.”

En tanto que, el tercero extraño por equiparación se le ubicó en la


hipótesis de que teniendo posibilidad de defenderse en el juicio no se le
consideraba realmente como tercero extraño, porque el perjuicio finalmente
también surgiría en la etapa de ejecución del procedimiento de referencia, si es
que la sentencia le resultaba adversa, y porque si tenía la posibilidad de
defenderse en el juicio debían hacer uso de los recursos ordinarios, porque el
juicio de amparo es una vía excepcional; además de que el defecto en el
emplazamiento no se consideraba un acto de ejecución de imposible reparación,
porque no afectaba derechos sustantivos de manera directa e inmediata.

Así se puede desprender de las siguientes jurisprudencias de la Octava


Época:
57

Jurisprudencia 3a./J. 17/92, con registro 206781, Octava Época, Tercera


Sala, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, 58, Octubre de 1992,
Página: 15, que a la letra dice:

“EMPLAZAMIENTO, FALTA O ILEGALIDAD DEL, EN MATERIA CIVIL. CASOS EN


LOS QUE ÚNICAMENTE ES PROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO. Es cierto que esta
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en su tesis jurisprudencial que
aparece publicada con el número 781, en las páginas 1289 y 1290, de la segunda parte, de la
compilación de 1917 a 1988, bajo el rubro: "EMPLAZAMIENTO, FALTA DE.", sustentó el
criterio siguiente: "Cuando el amparo se pide precisamente porque el quejoso no ha sido oído
en juicio por falta de emplazamiento legal, no es procedente sobreseer por la razón de que
existan recursos ordinarios que no se hicieron valer, pues precisamente el hecho de que el
quejoso manifieste que no ha sido oído en juicio, hace patente que no estaba en posibilidad
de intentar los recursos ordinarios contra el fallo dictado en su contra, y de ahí que no pueda
tomarse como base para el sobreseimiento el hecho de que no se hayan interpuesto los
recursos pertinentes"; sin embargo, tal criterio no debe entenderse en el sentido de que la
parte quejosa no está obligada a observar el principio de definitividad que impera en el juicio
de garantías, aunque tenga conocimiento del juicio natural antes de que se dicte sentencia
definitiva, toda vez que lo establecido en dicha tesis jurisprudencial al señalarse "... el hecho
de que el quejoso manifieste que no ha sido oído en juicio, hace patente que no estaba en
posibilidad de intentar los recursos ordinarios contra el fallo dictado en su contra ...", debe
entenderse en el sentido de que cuando se reclama la falta de emplazamiento legal, el juicio
de amparo indirecto es procedente aunque existan recursos ordinarios previstos por el Código
de Procedimientos Civiles correspondiente, si el quejoso no estuvo en posibilidad de
intentarlos por haberse declarado ejecutoriado el fallo que le agravia. Por tanto, sólo puede
entablarse el amparo indirecto, en los términos de lo dispuesto por el artículo 114, en sus
fracciones IV y V, de la Ley de Amparo, cuando la parte quejosa tiene conocimiento de la
falta de emplazamiento o ilegalidad del mismo, después de que la sentencia dictada en
el juicio natural, causó estado, o en su defecto, cuando el quejoso no es parte en el
juicio de que se trate, pues en esas condiciones resulta claro que el quejoso está
impedido para hacer valer previamente los recursos ordinarios previstos por el código
adjetivo civil respectivo.
58

La Jurisprudencia 3a./J. 19/92, con número de registro 206784, Octava


Epoca, Tercera Sala, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, 58, Octubre
de 1992, Página: 17, que dice:

“PERSONAS EXTRAÑAS AL JUICIO. QUIENES TIENEN ESE CARÁCTER, EN


MATERIA CIVIL. Tomando en cuenta que tercero extraño es aquél que no tiene ninguna
intervención en el juicio del que emana el acto que le afecta, por no haber sido señalado como
parte, es evidente que también debe considerarse como persona extraña a quien habiendo
sido señalado como parte en el juicio, no es llamado al mismo o se le cita en forma contraria a
la ley. Sin embargo, no puede tenerse con ese carácter a quien promueve el juicio de
garantías por el simple hecho de ostentarse como tercero extraño, si de autos se desprende
que el quejoso tuvo conocimiento de esa infracción antes de que se dictara sentencia en el
juicio seguido en su contra o de que ésta causó ejecutoria, ya que en esas condiciones, como
parte en el juicio puede impugnar la indicada violación procesal a través del incidente
de nulidad de actuaciones, que puede hacerse valer antes de que se dicte la sentencia
de primer grado, o en su defecto, de alegarla a través de los agravios que exprese en el
recurso de apelación que interponga en contra de dicho fallo.”

Asimismo, la Jurisprudencia 3a./J. 18/92, con número de registro 206783,


Octava Época, Tercera Sala, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, 58,
Octubre de 1992, Página: 16, que dice:

“EMPLAZAMIENTO, FALTA O ILEGALIDAD DEL, EN MATERIA CIVIL. DEBE


RECLAMARSE A TRAVÉS DEL AMPARO DIRECTO SI SE TIENE CONOCIMIENTO DE EL
ANTES DE QUE SE DECLARE EJECUTORIADA LA SENTENCIA. De acuerdo a lo dispuesto
por el artículo 114, en sus fracciones IV y V, de la Ley de Amparo, el juicio de amparo
indirecto respecto de actos dentro del juicio sólo procede en dos casos de excepción, a saber
a). Cuando se trata de actos cuya ejecución sea de imposible reparación; y b). Cuando se
afecte a persona extraña al juicio. Ahora bien, si se reclama la falta de emplazamiento o
ilegalidad del mismo por la parte que se considera perjudicada, antes de que se dicte
sentencia en el juicio seguido en su contra, o antes de que ésta cause ejecutoria, es evidente
que tal violación no puede considerársele como un acto dentro del juicio cuya ejecución sea
de imposible reparación, por virtud de que aun cuando ésta resulta ser la violación procesal de
59

mayor magnitud y de carácter más grave, lo cierto es que no produce de manera


inmediata una afectación a algún derecho fundamental contenido en las garantías
individuales, sino la violación de derechos que producen únicamente efectos formales
dentro del proceso, mismos que pueden ser impugnados dentro del propio juicio hasta antes
de que se dicte sentencia, a través del incidente de nulidad de actuaciones, o en su defecto,
mediante los agravios que se hagan valer en el recurso de apelación que se interponga en
contra del fallo de primera instancia. Por otra parte, si el promovente del amparo es el
demandado en el juicio natural, resulta claro que no puede ostentarse como tercero extraño al
juicio, ya que tienen ese carácter quienes no son partes en el propio juicio. En tal virtud, el
medio idóneo para impugnar la falta de emplazamiento o ilegalidad del mismo, cuando el
promovente tiene conocimiento del juicio seguido en su contra antes de que se dicte sentencia
o ésta cause ejecutoria, es el amparo directo en los términos de lo establecido por los
artículos 158, 159, fracción I, y 161 de la Ley de Amparo, mas no el juicio de garantías en la
vía indirecta, pues en tales circunstancias, respecto de esta última vía constitucional, se
surtiría la causal de improcedencia prevista por la fracción XVIII del artículo 73 de la misma
Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, en relación con los diversos artículos 158, 159, fracción I, y 161 antes
invocados.”

6. 3 El tercero extraño en la novena época.

En cambio, a mi juicio en la Novena Época la Suprema Corte de Justicia de


la Nación, tuvo un cambio radical en la posición del que tenía en la Octava Época,
respecto de la procedencia del amparo tratándose de tercero extraño autentico y
del tercero extraño por equiparación, en tanto que en primer lugar el perjuicio
cierto y actual, inmediato y directo se actualiza con la simple existencia del juicio, y
no con la etapa de ejecución de este, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación
no distingue que ese perjuicio que surge con la instauración del procedimiento se
refiera a uno o a otro caso de los terceros extraños, sino a la sola circunstancia de
que dentro de la controversia se esté ventilando un derecho sustantivo del
gobernado sobre el que éste cree tener su titularidad; así se desprende de la
siguiente jurisprudencia P./J. 6/98, con número de registro 196930, Novena
60

Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, VII, Enero de


1998, Página: 95, que dice:

“PERSONA EXTRAÑA A JUICIO. EL PLAZO PARA QUE PROMUEVA EL AMPARO


NO SE COMPUTA SIEMPRE A PARTIR DE LA EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA, SINO A
PARTIR DE CUANDO AQUÉLLA CONOCE EL PROCEDIMIENTO, SENTENCIA O ACTO
QUE AFECTE SU INTERÉS (MODIFICACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA 359,
COMPILACIÓN DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y CINCO, TOMO VI). Una nueva
reflexión sobre el tema del amparo promovido por las personas extrañas a juicio a que se
refiere el artículo 114, fracción V, de la ley de la materia, lleva a este Pleno, por una parte, a
reiterar las consideraciones generales de la resolución dictada en el expediente de
contradicción de tesis 22/92 y que originó la jurisprudencia 359 (compilación de mil
novecientos noventa y cinco, Tomo VI, páginas doscientos cuarenta y uno a doscientos
cuarenta y dos), esto es, que quien promueve amparo como persona extraña a juicio tiene la
carga de acreditar la afectación que los actos reclamados causan a su interés jurídico, y que
esta violación a los derechos de que el quejoso es titular permite determinar la regla de que el
plazo impugnativo debe computarse a partir de que tenga conocimiento de esos actos que le
causan un agravio personal, actual y directo, de donde se infiere que si la afectación es
causada desde el principio, en virtud de no haber sido emplazado y por todo el juicio, el plazo
empieza a contar desde que tiene conocimiento de ello; asimismo, si lo que agravia al quejoso
es la sentencia, el cómputo empieza cuando tiene conocimiento de este fallo, o bien, a partir
de la ejecución, si sólo ésta lo perjudica. Por otra parte, sin embargo, este Pleno se aparta del
criterio de dicha tesis jurisprudencial, en cuanto limitaba la causación de la afectación al
extraño a juicio sólo por los actos de ejecución, de donde derivaba que el cómputo del plazo
debía comenzar, en todos los casos, a partir de la ejecución. La separación respecto de esta
parte de la tesis deriva de su desarmonía con la regla fundamental de la primera parte, así
como por la razón de que cuando dos personas litigan entre sí, sin llamar a quien es
titular de los derechos controvertidos, ya el solo procedimiento le causa perjuicio, tanto
desde el punto de vista legal, como constitucional, en virtud de que se sigue el juicio
sin darle la garantía de audiencia; además, si en los casos en que desde el procedimiento
se causa perjuicio al quejoso extraño y tiene conocimiento de ello, se tuviera que esperar
hasta la ejecución, es claro que se apartaría de la regla prevista en el artículo 21 de la Ley de
Amparo, acerca de que el plazo impugnativo debe contarse a partir de que haya tenido
conocimiento de tal acto. El cómputo a partir de la ejecución se justifica, por tanto, sólo
61

cuando ésta es la única que agravia al quejoso, o bien, cuando afectándole el procedimiento,
tuvo conocimiento del mismo hasta la ejecución.”

En segundo lugar, exigir que el tercero extraño por equiparación deba


agotar recursos antes de ir al juicio de garantías, sea que el procedimiento se
encuentre en trámite, o incluso antes de que cause ejecutoria la sentencia que en
él se dictará, contraviene la letra expresa de la constitución de que el tercero
extraño no está obligado a agotar recursos para acudir al juicio de garantías, si
consideramos que el tercero extraño por equiparación se le ha ubicado en la
misma posición de aquél.

Y en tercer lugar, la falta de emplazamiento o su defectuosa diligenciación,


son actos procesales que bajo el criterio de violación en grado predominante o
superior ya son reclamables por ser de ejecución irreparable en amparo indirecto,
según se desprende de la siguiente ejecutoria: la Jurisprudencia P./J. 40/2001,
con número de registro 189964, Novena Epoca, Pleno, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta XIII, Abril de 2001, Página: 81, que dice:

“EMPLAZAMIENTO. LA FALTA O ILEGALIDAD DEL MISMO SON IMPUGNABLES


EN AMPARO INDIRECTO CUANDO EL QUEJOSO SE OSTENTA COMO PERSONA
EXTRAÑA AL JUICIO POR EQUIPARACIÓN, NO OBSTANTE QUE TENGA
CONOCIMIENTO DE LA SENTENCIA, LAUDO O RESOLUCIÓN DEFINITIVA DURANTE EL
TRANSCURSO DEL TÉRMINO PREVISTO EN LOS ARTÍCULOS 21 Y 22 DE LA LEY DE
AMPARO. Cuando el quejoso no fue emplazado al juicio o fue citado en forma distinta de la
prevenida por la ley, lo que le ocasionó el desconocimiento total del juicio, se le equipara a
una persona extraña a juicio, por lo que el conocimiento del amparo en estos supuestos,
compete a un Juez de Distrito y no a los Tribunales Colegiados de Circuito de conformidad
con lo dispuesto por la fracción VII del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, y por el artículo 114, fracción V, de la Ley de Amparo; toda vez que el
quejoso, por medio del amparo indirecto, tiene la posibilidad de aportar ante el Juez, en la
audiencia constitucional, las pruebas necesarias para demostrar la falta de emplazamiento o
que el llamamiento que se le hizo al juicio se realizó en forma distinta a la prevista en la ley,
62

siempre y cuando el quejoso haya promovido la demanda de amparo dentro del término que
señalan los artículos 21 y 22 de la Ley de Amparo, pues ello no hace que pierda su calidad de
tercero extraño al juicio, pues la violación cometida en su contra, la constituye precisamente
esa falta de citación que lo hace desconocedor y, por ende, extraño al juicio seguido en su
contra. Sin que tampoco sea obstáculo el que los artículos 158 y 159, fracción I, de la Ley de
Amparo, establezcan como violación reclamable en amparo directo esa falta o ilegalidad del
emplazamiento, ya que no es posible aplicar esos dispositivos legales cuando el quejoso es
persona extraña al juicio por equiparación y de hacerlo, se le dejaría en estado de
indefensión, porque no se le daría oportunidad de acreditar la irregularidad del
emplazamiento.

La Tesis P.XXVI/97, con registro 199464, Novena Época, Pleno, Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, V, Febrero de 1997, Página: 122, que
señala:

“EMPLAZAMIENTO, IRREGULARIDADES EN EL, Y ACTOS POSTERIORES. SON


IMPUGNABLES EN AMPARO INDIRECTO CUANDO EL QUEJOSO SE OSTENTA COMO
PERSONA EXTRAÑA AL JUICIO POR EQUIPARACIÓN. En la jurisprudencia publicada con
el rubro: "EMPLAZAMIENTO, IRREGULARIDADES EN EL. SON RECLAMABLES EN
AMPARO INDIRECTO CUANDO EL QUEJOSO SE OSTENTA COMO PERSONA EXTRAÑA
AL JUICIO POR EQUIPARACIÓN." (último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación,
Tomo VI, Materia Común, página ciento sesenta y ocho), el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha determinado que cuando el quejoso no fue emplazado al juicio o
fue citado en forma distinta de la prevenida por la ley, se le equipara a una persona
extraña a juicio, por lo que el conocimiento del amparo en esos supuestos compete a
un Juez de Distrito y no a los Tribunales Colegiados de Circuito, de conformidad con los
artículos 107, fracción VII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114,
fracción V, de la Ley de Amparo; y, porque además, en esa vía el quejoso cuenta con la
posibilidad de aportar las pruebas necesarias, para demostrar la ausencia o ilegalidad del
emplazamiento. Asimismo, ha precisado que, de prosperar la acción, se invalidarían todas las
actuaciones posteriores. Ahora bien, cuando se estima que el emplazamiento es legal, o sea,
en la hipótesis contraria a la señalada, y se reclaman los actos posteriores al emplazamiento,
como pueden ser la sentencia o laudo dictados en el procedimiento respectivo, esto último no
faculta al Juez de Distrito para declararse legalmente incompetente para conocer de los actos
63

posteriores al emplazamiento, estimando que deben ser impugnados en el juicio de amparo


directo. Ciertamente, cuando se declara ilegal o inexistente el emplazamiento, el amparo que
se concede a la quejosa lógicamente no puede limitarse a esa diligencia, sino que se extiende
a todas sus consecuencias, comprendiendo incluso actos, como pueden ser la sentencia
definitiva, laudo o resolución que haya puesto fin al juicio, así como los de ejecución,
observándose en este punto que la actuación del Juez no se limita a la concesión del amparo
por cuanto al emplazamiento, ni se declara incompetente para conocer de los restantes actos,
sino que su resolución abarca o comprende a todos los reclamados. Por la misma razón,
cuando el emplazamiento se estima legal, ello no conlleva declarar la incompetencia del Juez
de Distrito para conocer de los actos posteriores, pese a que ellos, dentro de la regla general
establecida por el artículo 158 de la Ley de Amparo, sean impugnables en la vía directa, pues
si se procediera de esa manera se daría lugar a una violación al principio de indivisibilidad de
la demanda y a la posibilidad de la existencia de sentencias contradictorias. La competencia
del Juez de Distrito para conocer de los restantes actos reclamados una vez establecida la
legalidad del emplazamiento, deriva de la misma regla específica a que se refieren los
artículos 107, fracción VII, de la Constitución Federal y 114, fracción V, de la Ley de Amparo,
esto es, de la circunstancia de que la acción del quejoso se sustentó en el hecho de que
su situación se equipara a la de un tercero extraño a juicio. Así, aunque se reclame
también una sentencia definitiva, laudo o resolución que ponga fin al juicio, el Juez debe
seguir conociendo del asunto y resolver como proceda en relación con estos actos, dado que
la cuestión relativa al emplazamiento se encuentra estrechamente vinculada con ellos al
constituir su presupuesto. Desde luego, en el procedimiento ante el Juez de Distrito, las
pruebas que el quejoso puede ofrecer y rendir en esa hipótesis, únicamente son las referidas
a la legalidad del emplazamiento y no las relativas a los restantes actos, pues la aplicación de
la regla específica se funda en la posibilidad de permitir al quejoso demostrar la ilegalidad o
ausencia del emplazamiento, exclusivamente. Esta delimitación es necesaria porque, de otra
manera, se podrían afectar las defensas de la autoridad responsable y las del tercero
perjudicado. Evidentemente, si la premisa de que parte la acción del quejoso, o sea de la
ilegalidad o ausencia del emplazamiento, no se justifica, queda sujeto a las consecuencias
que puedan derivarse de dicha consideración, dentro de las que pueden encontrarse la
improcedencia del juicio por lo que respecta a los actos posteriores al emplazamiento.
64

Así como la Jurisprudencia P./J.149/2000 con registro 190656, Novena


Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XII, Diciembre de
2000, Página: 22, que a la letra dice:

“SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LA QUEJA EN LAS MATERIAS CIVIL,


MERCANTIL Y ADMINISTRATIVA. PROCEDE RESPECTO DE LA FALTA O DEL ILEGAL
EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO AL JUICIO NATURAL. Conforme a lo dispuesto por la
fracción VI del artículo 76 bis de la Ley de Amparo, en materias distintas a la penal, agraria y
laboral, opera la suplencia de la deficiencia de los conceptos de violación y de los agravios
cuando se advierta que ha habido en contra del quejoso o del particular recurrente una
violación manifiesta de la ley que lo haya dejado sin defensa. Ahora bien, si el emplazamiento
del demandado al juicio natural constituye una formalidad esencial del procedimiento por ser
necesario para una adecuada defensa, se sigue que la falta de verificación de tal
emplazamiento o su práctica defectuosa se traduce en una violación manifiesta a la ley
que produce indefensión, pues se estaría ante la infracción procesal de mayor magnitud y
de carácter más grave dada su trascendencia en las demás formalidades del procedimiento al
afectar la oportunidad de alegar y de ofrecer y desahogar pruebas, lo que obliga a los
juzgadores de amparo a suplir la queja deficiente al respecto y, por tanto, a no dejar de
examinar esa cuestión sólo porque el planteamiento específico no se haya hecho valer en la
demanda de garantías, no pudiendo estimarse inoperantes los agravios relativos por esa
razón.”

6.4 El tercero extraño frente al cumplimiento de las ejecutorias de amparo.

Se ha cuestionado sobre la procedencia del amparo promovido por el


tercero extraño cuando la afectación resulta de una resolución dictada en
cumplimiento de la sentencia de amparo, sustentada en la fracción IV del artículo
73 de la Ley de Amparo.

Al respecto, debe resaltarse que el artículo 14 de la Constitución General de


la República no hace distinción alguna en cuanto a que nadie debe ser privado de
sus derechos fundamentales, sino mediante juicio previo seguido ante autoridad
competente, en el que haya sido oído y vencido el afectado, y aunque existen tesis
65

aisladas en el sentido de que el amparo resultará improcedente en el supuesto


que se contempla, como en la que enseguida se transcribe:

Tesis Aislada con registro 311319, Quinta Época, Primera Sala, Semanario
Judicial de la Federación, LI, Página: 2855: “AMPARO IMPROCEDENTE, LO ES EL
QUE SE ENDEREZA CONTRA EL CUMPLIMIENTO DE UNA EJECUTORIA DE AMPARO,
AUN CUANDO LO PROMUEVA UN TERCERO EXTRAÑO. Si se reclama en amparo la
resolución dictada en un proceso, que manda restituir en la posesión de una finca a una
persona, y esa resolución se dicta en cumplimiento de una ejecutoria de amparo
pronunciada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es aplicable el artículo 73,
fracción II, de la Ley de Amparo, y la demanda debe de desecharse de plano, sin que sea
obstáculo para ello, que se afecten las posesiones, propiedades y derechos de tercero, que
no fue parte en la contienda constitucional, porque es necesario que las resoluciones dictadas
por la Suprema Corte tengan estabilidad y para ello es preciso que no proceda el amparo
contra los actos de ejecución de las mismas, justificado o injustificado que sea, ya que de lo
contrario habría mayor peligro que el sostenerlas, haciendo interminables las contiendas.

También es cierto, que existen otros criterios que se han inclinado


razonablemente, por la procedencia del amparo en este supuesto, sustentándose
en lo que establece en jerarquía del artículo 14 Constitucional, tales como las
siguientes:

Tesis Aislada, registro 344089, Quinta Época, Tercera Sala, Semanario


Judicial de la Federación, CIII, Página: 84: “TERCERO EXTRAÑO, AMPARO
PROCEDENTE PEDIDO POR EL, CONTRA ACTOS DERIVADOS DE LOS QUE FUERON
MATERIA DE UNA EJECUTORIA EN UN JUICIO DE GARANTÍAS ANTERIOR. La
jurisprudencia que establece que el juicio de garantías es improcedente cuando se reclaman
actos que se derivan de los ya estudiados y resueltos en la ejecutoria recaída en un amparo
anterior, siempre que se apeguen a su estricto cumplimiento, y la disposición que contiene
el artículo 73, fracción II, de la Ley de Amparo, no son aplicables cuando el juicio de
garantías lo promueve un tercero extraño, pues la Suprema Corte de Justicia ha sostenido
la tesis de que los Jueces de Distrito no pueden decretar el sobreseimiento cuando el
amparo se promueve contra actos de las autoridades comunes que afecten a personas
66

extrañas a un juicio de amparo, aun cuando dichos actos tengan como fundamento una
resolución dictada en ese juicio. Ahora bien, si mediante los actos reclamados, se trata de
privar al quejoso de la posesión de un inmueble, sin haber sido oído ni vencido en juicio, tales
actos son violatorios de los artículos 14 y 16 constitucionales, por lo cual debe impartírsele la
protección de la Justicia Federal.

Tesis VII.2o.C.27 K, con registro 174917, Novena Época, Tribunales


Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXIII,
Junio de 2006, Página: 1144, que señala: “CUMPLIMIENTO DE EJECUTORIAS DE
AMPARO. NO PROCEDE CONTRA TERCEROS ADQUIRIENTES DE BUENA FE
(INTERRUPCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA 180, PUBLICADA EN EL APÉNDICE AL
SEMANARIO JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN 1917-2000, TOMO VI, MATERIA COMÚN,
PÁGINA 147). De conformidad con el artículo sexto transitorio del decreto por el que se
reformó y adicionó la Ley de Amparo, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 5 de
enero de 1988, este Tribunal Colegiado estima que debe interrumpirse el criterio
jurisprudencial que con el número 180 es consultable en el Apéndice al Semanario Judicial de
la Federación 1917-2000, Tomo VI, Materia Común, Segunda Sala, página 147, del rubro y
texto siguientes: "EJECUCIÓN DE SENTENCIAS DE AMPARO CONTRA TERCEROS DE
BUENA FE.-Tratándose del cumplimiento de un fallo que concede la protección constitucional,
ni aun los terceros que hayan adquirido de buena fe, derechos que se lesionen con la
ejecución del fallo protector, pueden entorpecer la ejecución del mismo."; pues este órgano
colegiado ha sostenido que los derechos que ostentan los terceros adquirientes de buena fe,
no pueden ser afectados a través del juicio de garantías, llevando a declararlo improcedente,
cuando la cuestión de fondo solicitada pueda vulnerar la esfera jurídica de un sujeto con esas
características; de ahí que al ser el juicio de amparo un medio de control constitucional, no
puede servir de instrumento para violar garantías individuales, entre las que destacan las de
audiencia y debido proceso legal consagradas en el artículo 14 de la Constitución General de
la República; entonces, bajo esta premisa, debe hacerse extensivo el referido argumento, a
los supuestos en que habiendo sido concedido el amparo a un gobernado, la sentencia
protectora no puede afectar las garantías individuales de un tercero, aun considerando lo
dispuesto en el numeral 80 de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107
Constitucionales, toda vez que ante el conflicto de aplicar lo previsto en este
ordenamiento o en la Carta Magna, siempre debe prevalecer esta última, atendiendo al
mandato expreso de su cardinal 133, que establece el principio rector del sistema jurídico
67

mexicano, conocido como la supremacía constitucional; por tanto, no debe privarse de su


propiedad a un tercero sin ser oído y vencido en juicio, so pretexto del cumplimiento de una
ejecutoria de amparo, máxime, cuando se está en presencia de la prelación de títulos de
propiedad, al no ser posible jurídicamente dilucidar en el procedimiento constitucional, cuál de
ellos debe prevalecer, dado que esa actividad corresponde a los tribunales del orden común,
donde las partes están en aptitud de hacer valer sus acciones y defensas. Esto también
encuentra apoyo en la diversa jurisprudencia 350, sustentada por la entonces Tercera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 295, Tomo IV, Materia
Civil, jurisprudencia SCJN, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000,
del tenor siguiente: "REGISTRO PÚBLICO. CANCELACIÓN DE INSCRIPCIONES EN EL.-
Para que pueda cancelarse una inscripción en el Registro Público, debe oírse a la persona en
cuyo beneficio se hizo el registro, porque las prevenciones del artículo 14 constitucional están
por encima de cualquier otro precepto legal."

Es más la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió un criterio reciente


sobre la posibilidad de que el tercero extraño pueda promover amparo indirecto
aun y cuando se haya ejecutado la sentencia ejecutoriada y con motivo de ese
procedimiento se hayan transferido los bienes controvertidos a un adquirente de
buena fe.

Jurisprudencia P./J. 25/2009, registro 167343, Novena Época, Pleno,


Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXIX, Abril de 2009, Página: 11,
que a la letra dice: “TERCERO EXTRAÑO A JUICIO. PROCEDE EL JUICIO DE AMPARO
PROMOVIDO POR ÉSTE RESPECTO DE UN JUICIO EN EL CUAL NO SE LE ESCUCHÓ
AUN CUANDO LOS BIENES MATERIA DE ÉSTE SE HAYAN ADJUDICADO A UN
TERCERO ADQUIRENTE DE BUENA FE. La fracción IX del artículo 73 de la Ley de Amparo,
interpretada a contrario sensu, en relación con el artículo 80 del propio ordenamiento legal,
permite afirmar que el juicio de garantías persigue una finalidad práctica, lo cual condiciona su
procedencia a la posibilidad de que la sentencia que en él se dicte pueda producir la
restitución al agraviado en el pleno goce de la garantía individual violada. Por ello, la
adjudicación de un bien a favor de un tercero adquirente de buena fe, no puede considerarse
como un acto consumado de manera irreparable en virtud de que (i) existe tanto la posibilidad
material como jurídica de restituir al quejoso en el goce de la garantía violada y, (ii) el tercero
68

adquirente con la calidad antes mencionada cuenta con los medios legales idóneos para
defenderse ante un posible desposeimiento jurídico de un inmueble justamente adquirido por
título oneroso. Por lo anterior, resulta procedente el juicio de amparo promovido por un tercero
extraño a juicio aun cuando los bienes materia del juicio natural respectivo hayan sido
previamente adjudicados a un tercero adquirente de buena fe.”

6.5 Propuesta.

En conclusión, reitero, a mi juicio, aun cuando no se encuentra


interrumpidas expresamente todas las ejecutorias de la octava época citadas con
anterioridad, el catálogo de jurisprudencias emitidas por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en la octava época, modificó sustancialmente las
características y oportunidad del amparo del tercero extraño autentico y del tercero
extraño por equiparación; por tanto:

1.- El tercero extraño auténtico y el tercero extraño por equiparación por


estar ubicados en un mismo supuesto constitucional no están obligados a
interponer los recursos o medios de defensa legal ordinarios previstos en el mismo
procedimiento o en procedimientos diferentes para acudir al juicio de amparo, a
menos que se vinculen voluntariamente.

2.- El perjuicio sobre sus derechos sustantivos, lo recienten por la sola


instauración del juicio, y no con la ejecución de la sentencia.

3.- La existencia del perjuicio los obliga en términos de los artículos 21 y 73


fracción XII de la Ley de Amparo a promover el amparo de inmediato, porque de lo
contrario se entenderán consentidos los actos de molestia o privación derivados
del juicio en donde se este controvirtiendo.
69

4.- El amparo indirecto promovido por terceros extraños procederá, sin que
esto implique que deba concederse necesariamente, porque ello dependerá de las
pruebas que aporte, aun cuando se trate de resoluciones derivadas del
cumplimiento de la ejecutoria de amparo que puedan afectar los derechos de
estos terceros, porque el artículo 14 de la Constitución está por encima del artículo
73 fracción IV de la Ley de Amparo.

Al respecto basta citar la siguiente tesis de jurisprudencia 1ª./J.80/2004, de


la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con número de registro 180240,
Novena Época, Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XX, Octubre de 2004, Página 264, que a la letra dice: “SUPREMACÍA
CONSTITUCIONAL Y ORDEN JERÁRQUICO NORMATIVO, PRINCIPIOS DE.
INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL QUE LOS CONTIENE. En el
mencionado precepto constitucional no se consagra garantía individual alguna, sino que se
establecen los principios de supremacía constitucional y jerarquía normativa, por los cuales la
Constitución Federal y las leyes que de ella emanen, así como los tratados celebrados con
potencias extranjeras, hechos por el presidente de la República con aprobación del Senado,
constituyen la Ley Suprema de toda la Unión, debiendo los Jueces de cada Estado arreglarse
a dichos ordenamientos, a pesar de las disposiciones en contrario que pudiera haber en las
Constituciones o en las leyes locales, pues independientemente de que conforme a lo
dispuesto en el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los
Estados que constituyen la República son libres y soberanos, dicha libertad y soberanía se
refiere a los asuntos concernientes a su régimen interno, en tanto no se vulnere el Pacto
Federal, porque deben permanecer en unión con la Federación según los principios de la Ley
Fundamental, por lo que deberán sujetar su gobierno, en el ejercicio de sus funciones, a los
mandatos de la Carta Magna, de manera que si las leyes expedidas por las Legislaturas de
los Estados resultan contrarias a los preceptos constitucionales, deben predominar las
disposiciones del Código Supremo y no las de esas leyes ordinarias, aun cuando procedan de
acuerdo con la Constitución Local correspondiente, pero sin que ello entrañe a favor de las
autoridades que ejercen funciones materialmente jurisdiccionales, facultades de control
constitucional que les permitan desconocer las leyes emanadas del Congreso Local
correspondiente, pues el artículo 133 constitucional debe ser interpretado a la luz del régimen
previsto por la propia Carta Magna para ese efecto.”
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LIC. ALEJANDRO VILLAGÓMEZ GORDILLO


villag13@prodigy.net.mx
CEL. 55 54 56 09 08
TEL. OFNA. 51 33 81 00 ext. 1651
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Registro No. 166960


Localización: Novena Epoca
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXX, Julio de 2009
Página: 1918
Tesis: I.9o.C.37 K
Tesis Aislada
Materia(s): Común

EMPLAZAMIENTO, SU FALTA O ILEGALIDAD. LA PERSONA EXTRAÑA POR


EQUIPARACIÓN PUEDE ACUDIR DIRECTAMENTE AL JUICIO DE AMPARO
INDIRECTO, ANTES DE QUE SE DICTE SENTENCIA EN EL JUICIO NATURAL
AUNQUE SE HUBIERA HECHO SABEDORA DEL JUICIO DE ORIGEN, SIEMPRE
QUE NO HAYA COMPARECIDO AL MISMO.

La jurisprudencia P./J. 39/2001 de la Novena Época, de rubro: "PERSONA EXTRAÑA A


JUICIO. CARECE DE TAL CARÁCTER QUIEN COMPARECIÓ AL
PROCEDIMIENTO NATURAL, POR LO QUE DEBE SOBRESEERSE EN EL JUICIO
AL ACTUALIZARSE LA CAUSAL DE IMPROCEDENCIA PREVISTA EN EL
ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XVIII, DE LA LEY DE AMPARO, EN RELACIÓN CON
EL DIVERSO 114, FRACCIÓN V, APLICADA EN SENTIDO CONTRARIO, DEL
PROPIO ORDENAMIENTO, AUN CUANDO HAYA SIDO PROMOVIDO DENTRO
DEL TÉRMINO ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 21 DE LA PROPIA LEY.", amplía
el criterio sostenido en la diversa jurisprudencia 3a./J. 18/92, de la Octava Época, de rubro:
"EMPLAZAMIENTO, FALTA O ILEGALIDAD DEL, EN MATERIA CIVIL. DEBE
RECLAMARSE A TRAVÉS DEL AMPARO DIRECTO SI SE TIENE CONOCIMIENTO
DE ÉL ANTES DE QUE SE DECLARE EJECUTORIADA LA SENTENCIA.", porque en
la ejecutoria más reciente se ha establecido que cuando se reclama la falta de
emplazamiento o su ilegalidad como persona extraña por equiparación al juicio de origen,
sin que se haya dictado sentencia ejecutoria en el juicio de origen, sólo se pierde la calidad
de persona extraña por equiparación cuando el interesado se manifieste sabedor del juicio
natural y haya comparecido al procedimiento a pesar de no haber sido legalmente
emplazado, porque al comparecer estará en aptitud de hacer valer los medios ordinarios de
defensa. Entonces, se considera procedente el juicio de amparo indirecto, contra la falta de
emplazamiento o su ilegalidad, por quien se ostenta persona extraña por equiparación al
juicio de origen, por ser parte formal en el juicio, aun cuando no se hubiera dictado
sentencia ejecutoria en el juicio de origen, si el inconforme ha tenido conocimiento de la
existencia de ese procedimiento y no ha comparecido a él.

NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Precedentes: Amparo en revisión 128/2009. Grupo Desarrollador Industrial, S.A. de C.V. 11 de junio de 2009. Unanimidad de votos.
Ponente: Daniel Horacio Escudero Contreras. Secretaria: Miriam Aidé García González.

Nota: Las tesis citadas aparecen publicadas en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIII, abril de
2001, página 93 y en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Número 58, octubre de 1992, página 16,
respectivamente.

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