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us GABRIELA MISTRAL. BSCRITOS POLITICOS Hombres nuestros: encomenderos de nuestra suerte: que- remos defender la libertad con el mismo médulo que los Estados Unidos; queremos asegurar una paz casada con la jus- ticia social tanto como Estados Unidos y queremos hacer una democracia asistida de los imponderables del Mediterréneo, adobada con las especies de Grecia y de Roma, que también son les abuelas del hombre europeo-americano, porque si nuestra civilizacion futura no tuviese el sabor de nuestra san- gre ce6mo podria ella parecernos industria propia, hazafia nuestra? LA PALABRA MALDITA Despvis de la carniceria del ato 14, la palabra “paz” saltaba de las bocas con un goz0 casi eufbrico: se habia ido del aire el olor mas nauseabundo que se conozca; el de la sangre, sea ella de vacuno, sea de insecto pisoteado o sea la llamada “noble sangre del hombre". La humanidad es una gran amnésica y ya olvidé eso, aun- que los muertos cubran hectareas en el sobrehaz de la desgra- ciada Europa, la que ha dado casi todo y va en camino, si no de renegar, de comprometer cuanto dio. No se trabaja y crea sino en la paz; es una verdad de perogrullo, pero que se desvanece apenas Ia tierra pardea de uniformes y hiede a quemados infernales, Cuatro cartas legaron este mes diciendo casi lo mismo: La primera: “Gabriela, me ha hecho mucho daiio un solo articulo, uno solo, que escribi sobre la paz. Cobré en momen- tos cara sospechosa de agente a sueldo, de hombre alqui- lado’. Le contesto: “Yo me conozco ya, amigo mio, ¢s0 de la ‘echada’. Yo tam- bien la he sufrido después de veinte aftos de escribir en un diario, y de haber escrito alli por mantener la ‘cuerdecilla de la voz! que nos une con la tierra en que nacimos y que es el segundo cordén umbilical que nos ata a la madre. Lo que hacen «es crear mudos y por alli desesperados. Una empresa subterré- nea de sofocacién trabaja dia a dia. Y no sélo el periodista honrado debe comerse su lengua delatora o consejera; también el que hace libros ha de tirarlos en un rinc6n como un objeto vergonzoso si es que el libro no es mera entretencién para los 189 10 GADRIELA ASTRAL. ESCRITOS POLITICOS que se aburren, si él se enfrenta a la carniceria fabulosa del Nordeste’” Otra carta mas: “Ahora hay un tema maldito, seftora; es el de la paz. Puede escribirse sobre cualquier asunto vergonzoso: defender el agio, Ios toros, la “fiesta brava’ que nos exporté la Madre Espatia, y el mercado electoral doblado por Ia miseria. Pero no se debe escribir sobre la paz: la palabra es corta pero fulmina o tira de bruces, y hay que apartarse del tema vedado como del corto- Circuito eléctrico...” Y otra carta atin dice: “No tengo ganas de escribir de nada. La paz del mundo era ‘la nifia’ de mis ojos. Ahora es la guerra el Ginico suelo que nos consienten abonar. Ella es, ademés, el ‘santo y sefia' del patrio~ tismo. Peto no se apure usted; lo tinico que quiere el llamado ‘pueblo bruto’ es que lo dejen trabajar en paz para la mujer y los hijos. Tienen ojos y ven, los pobres. Sélo que de nada les sirve el ojo claro que les esté naciendo y hay que ofrlos cuando las radios buscan calentar su sangre para Ilevarlos hacia el matadero fenomenal”. Y esta iiltima carta: “Desgraciados los que todavia quieren hablar y escribir de es0. Cufdense del mote que cualquier dia cae encima de uste- des, Es un mote que si no mata estropea la reputacién del Menador de cuartilla y a lo menos marca a fuego. A su amigo ya lo miran con ‘ojo bizco’, como dirfa usted. “La palabra ‘paz’ es un vocablo maldito. Usted se acordaré de aquello de ‘La paz 0s dejo, mi paz os doy’. Pero no esta de moda Jesucristo, ya no se leva. Usted puede Ilorar. Usted es mujer. Yo no Horo; tengo una vergtienza que me quema la cara. Hemos tenido una ‘Sociedad de las Naciones’ y después unas ‘Naciones Unidas’ pata acabar en esta quiebra del hombre, “,Querrin ésos, cerréndonos diarios y revistas, que hable- ‘mos come sonémbulos en los rincones o las esquinas? Yo suelo sorprenderme diciendo como un desvariado el dato con seis cifras de los muertos”. ML LA POBRE LIgERTAD 1a (Ninguno de mis cuatro corresponsales es communist) Yo tengo poco que agregar a esto, Mandarlo en un “Reca- do”, eso si. Esté muy bien dicho todo lo anterior; se trata de hombres cultos de clase media y estas palabras que no llevan el sesgo de las opiniones acomodaticias o ladinas, estas pala- bras que arden, son las que comienzan a volar sobre nuestra América, jBastal —decimos— jbasta de carnicerias! Lacidos estan muchos en el Uruguay fiel , en el Chile realis- ta, en Ia Costa Rica donde mucho se lee. El “error” se va volviendo “horror”, Hay palabras que, sofocadas, hablan més, precisamente por el sofoco y el exilio; y 1a de “paz” esté saltando hasta de las gentes sordas o distraidas. Porque, al fin y al cabo, los cristia- nos extraviados de todas las ramas, desde la catélica hasta la cudquera, tienen que acordarse de pronto, como los desvaria- dos, de que la palabra més insistente en los Evangelios es ella precisamente, este vocablo tachado en los periédicos, este voca- blo metido en un rincén, este monosflabo que nos est vedado como si fuera una palabrota obscena. Rs la palabra por exce- Iencia y la que, repetida, hace presencia en las escrituras sacras como una obsesién. Hay que seguir voceéndola dfa a dfa, para que algo del encargo divino flote aunque sea como un pobte corcho sobre Ja pagania reinante. ‘Tengan ustedes coraje, amigos mios. El pacifismo no es la jalee dulzona que algunos creen; el coraje lo pone en nosotros una convicci6n impetuosa que no puede quedarsenos estatica Digémosla cada dia en donde estemos, por donde vayamos, hasta que tome cuerpo y cree una “militancia de Ja paz”, la cual Ilene el aire denso y sucio y vaya purificéndolo. Sigan ustedes nombrandola contra viento y marea, aunque s¢ queden unos tres afios sin amigos. El repudio es duro, la soledad suele producir algo asi como el zumbido de ofdos que se siente en bajando a las grutas... 0 a las catacumbas. No importa, amigos, jhay que seguir! MIS IDEAS SOCIALES ‘Mr posicion en favor de la paz no dimana de partido politico, pues no pertenezco a ninguno. Mi posicién moral de pacifista 5 Ja reaccién normal que la guerra levanta en una mujer, y particularmente, en una ex maestra y en una hispano-america- nna que sabe Ia estrechez de nuestros recursos y sabe también que las aspiraciones de nuestro gobierno son las de arninorar, con una politica de salarios suficientes, de habitacién popular y de cuido de la salud pétblica, las deficiencias de nuestra de- ‘mocracia, que por ser un hecho de ayer, no puede estar ma- dura. (Tengo una conciencia muy viva de cada una de estas finalidades, que son las del gobierno actual y que son también la aspiracién civica de cada chileno consciente). Yo no ignoro, Sefior Ministro, que hay algunos indivicuos que aprovechan de mi ausencia de Chile y del desconocimiento de mis ideas sociales para atribuirme maliciosamente cualquier color politico, sea reaccionario, sea futurista. Soy para muchos una mujer que, por mero egofsmo, comodoneria 0 convenien- cia, no se interesa en Ia vida civil y politica de su Patria. Ahora, y dando el salto temperamental del criollo, esa leyenda se vuelve de revés. y paso a ser una lider mas 0 menos comunistoide. S.E. el Sefior Presidente Gonzélez Videla, sabe més y mejor que cualquier otra persona que yo soy “el fend- meno de una mujer sin partido politico”, por cuanto él me conocié suficientemente en Brasil y vio alli, precisamente, mi alejamiento de esa gente. Mi indole refractaria al extremismo politico no ha mudado y, por el contrario, se aferra mas a su viejo concepto de que la politica de los dos superlatives, el ultra-tradicionalista y el futurista, dafian a nuestra América re. I LA POBRE LIBERTAD 16 criolla de Norte a Sur y Ie consumen los afios 0 en una especie de calentura ecuatorial 0 en una inercia mortal. Las leyendas presentes y futuras que alld adentro se con- feccionen sobre mi, tal vez se basen en este hecho: es mi habito recibir a quien lega al Consulado 0 a mi casa, a tirios y a troyanos, a honestos y a ladinos y también a los que me de- testan de un odio que es gratuito, pues apenas me han visto alguna vez. El conservador y el comunista son para mi lisa y Hanamente “ciudadanos chilenos” que vienen a pedir informa- cién sobre el pais en que trabajo. No me cuesta mucho darme cuenta de que a més de uno, o de una, no los trae sino le curiosidad de xecoger mi “ficha politica”, que no existe. Fre- cuentemente veo en estos averiguadores o bien la chispa ma- liciosa o bien... Ia célera del empleo que sirvo. Esto es humano y especialmente criollo. Mas de alguno me ha enrostrado mi prescindencia “egoista y comodona” en lo politico. Les digo: "Siento mucho no poder darles gusto; tengo una falta real de temperamento politico”. Es frecuente el que las visitas, sin cortesia alguna, me den Jargas informaciones sobre “el odio general que existe hacia mf en Chile”. Les respondo que trabajo para Chile desde la edad de quince afios, que jubilé como profesora y que volvi al servicio fiscal, porque esa jubilaci6n no alcanzaba para costear- me vida, médicos y medicinas, que mi carrera comenz6 los quince afios, que estuve jubilada seis afios y que tengo cincuen- {a y seis aftos de servicio. No estoy invalidada ni cosa parecida. Si el gobierno me manda jubilar, Jo haré enseguida, pero no es cosa de obedecer el antojo de cualquier deseoso de vivir en Europa, que me acarrea miserias vulgares salidas de los cixculitos literarios 0 partidaristas. Yo me hago leer bastante prensa, sefior Minisiro, porque es mi obligacién el informarme del continente europeo en cuanto a Consul y en cuanto... a habitante que vive sobre la costa misma. Ha estado aqui, en Napoles, anclada frente a mi casa, tuna escuadrilla de diez y seis 0 mas barcos de guerra ameri- canos. La poblacién parece haberse quedado més tranquila ry GABRIELA MISTRAL, ESCRITOS POLITICOS cuando ellos viraron... hacia Sorrento. Bs una pena el que en toda Europa exista este mismo “recelo” hacia la tinica nacién que esté dispuesta a hacer, en caso dado, algo serio y costoso por los europeos libres. Esta reaccion es la popular y la de un sector de la clase media también. Los dirigentes europeos, en cambio, se dan clara cuenta de que sus naciones no pueden por si solas ganarle una guerra a Rusia, nacién ultre-militarizada, y que ahora suma a sus tropas el enorme contingente chino. Los chilenos alarmistas me aconsejan dejar a Italia. Les con- testo que tengo ya visto para el caso de invasién un refugio de tierra adentro, en la provincia de Népoles, que es mi radio. Yo no hago vinculos aiin con el elemento popular de mi provincia de Napoles y no puedo todavie palpar su conciencia un poco. Pero me alivia darme cuenta de que este pueblo, yno digamos ef de Roma, ha ganado mucho en sensatez, en una prudencia fria que poco 0 nada tiene de Ia famosa “locura napolitana” de antes. Ha mejorado su tren de vida y los obre- ros pesan mucho sus conquistas de salario y su dignificacién como clase. El problema de la habitacién, o sea el de la “casa propia”, sigue siendo duro y pide largo plazo. Nadie descono- ce la labor y la honestidad de los gobernantes de Italia y la ctitica de la prensa, aunque dura y constante, no es venenasa como la de nuestros pafses tropicales, porque no puedo dar pruebas ni de torpeza ni de indolencia en los gobernantes. Por otra parte, el catolicismo, hasta hoy, refrena muchisimo los animos y sus fuerzas son anchas y respetables, En todo caso, entre la Italia que me vivi durante seis afios bajo el fescismo y Ia de hoy, corre un espacio muy ancho: esto es realmente, hoy, aqui, realmente, una “democracia cristiana’” Pero los recursos para hacer lo que falta, para crear la justicia social a lo suizo o a lo americano, son fatalmente inferiores, a causa del exceso fenomenal de poblacién que vive sobre un territorio minimo. Hoy yo leo en la prensa la primera noticia internacional alarmante sobre la situacion europea: es la del estado de sitio en Egipto y el dato desnudo de que Rusia tendria ya puestas HL LA POBRE LIBERTAD 165 Jas manos, es decir, su influencia, en la enorme masa popular de ese pueblo hambreado por siglos y ayuno de cultura prima- ria, No es precisamente Italia el foco mayor de descontento popular: son esos puntos norteafricanos y coloniales, donde los lideres, tal vez mas comunistoides que nacionalistas, cuentan © ereen contar con Rusia en el momento dado. ‘Todo esto, Sefior Ministro, es todavia confuso de ver, por- que el alma norteafricana, pariente de la oriental, resulta bas- tante secreta, La xenofobia norte y centroafricana, eso sf, es una tragedia viva. Los ingleses perdieron a la India principalmente por su complejo jerarquico y racial, que los hizo apoyarse alli siempre sobre la casta superior, la cual es muy pequefia, Nunca ensay6 el inglés, en sus colonias, vencer la miseria rasa de ciudades y campos. Durante mi estada en Francia —seis afios— of hablar del colonialismo democratic, que era el de Francia en Asia y Africa; pero los delegados hindtes y egipcios que acudfan @ las reuniones de nuestro Instituto de Cooperacién Intelectual nada tenfan de euféricos al tratar de su vida colonial... FUENTES MISTRALIANAS: NOTAS Y REFERENCIAS Mensaje sobre los Derechos Humanos: Texto escrito por Gabriela Mistral con motivo del séptimo aniversario e la aprobacion de la Declaracion Universal de los Derechos Humanos Bésicos, y leido por José Maza (representante de Chile), en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1955, “Las Naciones Unidas 7o pueden rendir homenaje a ninguna persona, pezo como seres huma- nos podemos rendirle honor aqui en su presencia”, dijo el Secretario General de NU, Dag Hammarskjéld, al recibir a Gabriela Mistral La pobre Libertad: Revista Potirica ¥ Esriraru, N° §, Santiago, no- viembre, 1945, Cinco aftos de destierro de Unamuno: EL MERCURIO, Santiago, 2 de ‘octubre, 1927, p. 4. También en REPERTORIO AMERICANO, Tomo XV, San José, Costa Rica, 5 de noviembre, 1927, pp. 265-266, La faena de nuestra América: Revista POLITICA Y EspiRitu, N° 15, Santiago, septiembre, 1946. Discurso pronunciado en la sesi6n extraor- dinaria det Consejo Directivo de la Unién Panamericana, celebrada en honor de Gabriela Mistral Nota 1: Embajador del Brasil y presidente del Consejo Directivo de la Unién Panamericana, La palabra maldita: REPERTORIO AMERICANO, Tomo XLVIII, San José, Costa Rica, 1 de enero, 1951, p. 2. También en EL SIGLO, Santiago, 13 de enero, 1957. Mis ideas sociales: Oficio enviado al sefior Ministco de Relaciones Exteriores de Chile por Lucila Godoy (G. M.), Consul en Napoles, y 6 IL LA POBRE LIBERTAD wr fechado en esta ciudad italiana el 11 de diciembre de 1951. En este oficio consular la autora chilena, y ya entonces Premio Nobel de Literatura, expresa sus ideas sociales en relacién con la vida civil y politica hacia los aft finales del gobierno de Gabriel Gonzalez Videls. Luis Vargas Saavedra: Antologia mayor de Gabriela Mistral, Editorial Cochrane, Santiago, 1992, Tomo Il, pp. 538-541. CRISTIANISMO CON SENTIDO SOCIAL Un espectaculo doloroso de la América Latina en este mo- mento es el divorcio absoluto que se est haciendo entre las masas populares y la religi6n, mejor dicho, entre democracia y cristianismo. Como la pauta de las reformas mas agudas las hha dado la dictadura rusa aterrorizante, los discipulos de la estepa consideran parte de sus programas, no ya la arreligio- sidad, sino la impiedad, franca solidaria de esta vergiienza rasa: en la Navidad del afio pasado recorrié las calles de Petrogrado tuna procesion grotesca en la que los fundadores de las religio- nes, Cristo entre ellos, than personificadas par mamarrachos Sabido es que el pueblo ruso era, hasta hace poco, uno de los nds creyentes de la tierra. Sus jefes al realizar el cambio de sus instituciones no debieron descuajar en 1 groseramente el sen- tido religioso de la vida, sino hacer en 61 una especie de de- puracién espiritual, limpiando el culto de la supersticién, ele- vando el cristianismo del mujik. Pero, sus jefes, en el aspecto politico, han hecho dar a su raza el salto mortal sobre el abismo, cambiando el zarismo brutal por la dictadura bolchevique, brutal también. La raza sin matices que es la eslava, dio también el salto trégico del mis- ticismo més agudo a la impiedad més cinica. El contagio viene, pues, de la estepa; y como Ja nuestra también es una raza sin matices —eso que da la cultura exquisita— el caso se repro- duce con semejanza muy prOxima. Es grato leer en el libro de un pedagogo norteamericano de tantos quilates como el rector de la Universidad de Columbia, un elogio de la religion como parte integrante de la educacién y también como elemento propicio para la solidez de un m VI. DE LOS PROBLEMAS SOCIALES as pueblo. He lefdo eso con cierto estupor porque en nuestra América del Sur, el liberal es casi siempre un jacobino, El jacobino podria definirse ast: es el hombre de una cul- tura mediocre o inferior, sin ojo fino para las cosas del espi- ritu, el “denso”. No ha advertido que la religion es uno de Jos aspectos de la cultura y que ha contribuido a la purificacion del alma popular. Asi, él rechaza igualmente como factor s0- cial: confunde el muy burdo, religiOn con supersticion, Io cital es muy parecido a confundir las marionetas con la tragedia griega. Pero si el pueblo ruso y con él los nuestros, el mexicano 0 el chilono, han abandonado con tanta facilidad la fe de sus mayores dejéndose convencer por sus violentos lideres, hay que pensar con la més infantil de las logicas que se les ha presentado razones de un enorme poder convincente. No se arranca con esa facilidad una vieja fe, que ha nutrido a tantas generaciones, ni se destifie ante una masa con esta rapidez una institucién de excelencias podarosas. Bl deber del cristiano es en este caso, no lanzar apéstro- {es iracundos y desesperados, sino hacer un anédlisis agudo, como el que se hace después de una derrota, para ver en qué he consistido Ia fragilidad de un sentimiento que crefamos, weterno. / Yo, que he anclado en el catolicismo, después de afios de duda, me he puesto a hacer este buceo, con un corazén dolo- ido, por lo que mi fe pierde, pero a la vez'con una mente litcida, deseando, més que condenar, comprender el proceso. Lo que he visto es esto: nuestro cristianismo, al revés del anglosajén, se divorcié de la cuestién social, la ha desdefiado, cuando menos, y ha tenido paralizado o muerto el sentido de la justicia, hasta que ese sentido naci6 en otros y le ha arreba- tado a sus gentes Una fe que nacio milagrosamente entre la plebe, que s6lo fue conquistando a los poderosos, estaba destinada a no olvi- dar nunca ese nacimiento. Pero, a la vez de respetar esta tra- dicién popular, tenia el deber de mirar que, fuera de su origen, ms GABRIELA MISTRAL, FSCRITOS POLITICO la Hamada plebe, que yo amo el pueblo maravilloso, es por su vastedad el Ginico suelo que la mantendria inmensa, hacién- dola reinar sobre millares de almas. Las otras clases, por selec- tas que sean, Ie dan un pobre sustento, y toda religion ha aspirado siempre al nGimero, lo mismo que toda politica. Pues bien, no por tradicién sino por célculo sagaz, nuestro ctistianismo ha sabido ser leal con los humildes. Yo sé muy bien que no es Ja ayuda social la forma més alta ‘de una religi6n, sé que Santa Teresa la mistica, es una expre- si6n religiosa més alta que una sociedad de beneficencia caté- lica y que San Agustin es mayor que San Vicente de Paul, porque la Santa y el enorme te6logo recibieron lo més alto: el mensaje divino dentro de la carne. Pero, a las cumbres de la religi6n como a los Himalayas de la geografia, no asciende sino un pufiado de hombres. La fe de Cristo fue,entre la plebe romana y sigue siéndolo para el pueblo de hoy, una doctrina de igualdad entre los seres _-humanos,_esducis, una norma_de vida colectiva,, una politica {ennoblezcamos alguna vez la palabra manchada). Tal especto de la religin, el que mas importaba a las masas, no se hizo en verdad entre nuestros paises. La accién social catolica en la “Argentina es ya intensa; en Chile, hace cosa estimable, pero no lo suficiente todavia, y en otros paises, que prefiero callar, no existe - El pueblo trabajador se ha visto abandonado a su suerte, en una servidumbre sencillamente medieval y ha acabado por hacer este divorcio entre religion y justicia humana. Han ido hacia éi los agitadores a declararle que el cristianismo es una especie de “canto de sirena”, con el cual se quiere adormecez ‘sus impetus para las reinvidicaciones, los lideres le han asegu- rado que la basqueda del reino de tos cielos es incompatible con la creacién de un reino en la tierra, es decir, del bienestar econémico. El pueblo no es heroico, es decir, no es la came de sacrificio que han sido sélo Jos hombres sublimes; y no debia esperarse de él que, ante la elecci6n, optara por el ot70.. ‘VL DE LOS PROBLEMAS SOCIALES zs Los malos pastores le han dicho que no hay entre las dos cosas alianza posible y el pueblo se ha ido con los que prome- ten pan y techo para los hijos. No podemos perder tantas almas, pues por mucho que valieran las nuestras, Dios no nos perdonaria el abandono de las multitudes que son casi el mundo. El catolicismo tiene que hacer la reconquista de lo que por desidia o egoismo, ha ena- jenado, y esto ser4 posible si los cat6licos demostramos que, en verdad somos capaces de renunciacién, 0 sea, capaces de la esencia misma de la doctrina. No bastan las pequefias concesiones hechas hasta ahora. Lo que la Bélgica cat6lica realiza en favor de sus obreros y cam- ppesinos, significa un programa enorme y los que Io conocemos. sentimos vergiienza; lo que hacen los catdlicos de Alemania en este momento es también una cosa heroica y que, en nuestros paises, pareceria de radicalismo alarmante. Hay que prepararse a una accién semejante resignéndose a la pérdida de muchos privilegios que nosotros llamamos adinamente derechos. El hambre de justicia despertada en el pueblo no se aplaca ‘con una mesa estrecha de concesiones: el pueblo, ademés, sabe que conseguird reformas esenciales con la prescindencia nues- tra, y su actitud no es ya de la imploracién temblorosa. Tene- mos que habituarnos al nuevo de kk 8 populares — “Riere los viejos ofdos, un poco femeninos de puro delicadios, mas tienen que hacerse ofr esos ofdos. — Todo el bien que hoy dia puede hacerse al catolicismo y al cristianismo en general es un sacrificio de intereses materiales (0 se da eso 0 se declara Iealmente que la doctrina de Cristo Ta aceptamos s6lo como una filosofia trascendente que eleva la dignidad humana, pero que no es para nosotros una religiOn, es decir, una conducta para la vida, Sreeaaereneaee Si somos diletantes de la escritur’, recitadores estéticos de una pardbola por su sabor griego de belleza pura, es bien confesar nuestro epicurefsmo, no nos quedaremos entee los comentarios literarios 0 filos6ficos de la religién. m6 GABRIELA MISTRAL. BSCRITOS POLITICOS i somos lo otro, los cristianos totales del Evangelio total, iremos hacia el pueblo. Ordenaremos un poco sus confusos anhelos sobre reformas de nuestro sistema econémico y mez~ clados con ellos, hemos de discutir primero y conceder en seguida, ‘A los egoistas més empedernides sera bueno decirles que con nosotros o sin nosotros, el pueblo hard sus reformas y que ha de salir, en el tiltimo caso, lo que estamos viendo: la demo- cracia jacobina, horrible como una Euménide y brutal como tuna horda tértara, Elijamos el camino. LOS DERECHOS DEL NINO 1. “Drrecuo a la salud plena, al vigor y a la alegria”. Lo cual significa derecho a la casa, no solamente salubre, sino hermosa y completa; derecho al vestido y 2 la alimentacion mejores. La infancia servida abundante y hasta excesivamente por el Estado, deberia ser la Gnica forma de lujo —vale decir, de derroche— que una colectividad honesta se diera, para su propia honra y su propio goce. La infancia se merece cual- quier privilegio. Yo diria que la Gnica entidad que puede recibir sin rezongo de los mezquinos eso, tan odioso, pero tan socorrido de la sociedad nuestra, que se llama el privilegio, y vivir mientras sea infancia, se entiende, en un estado natural de acaparamiento de las cosas excelentes y puras de este mundo, en cl disfrute completo de ellas. Ella es una especie de préstamo de Dios hecho a la fealdad y bajeza de nuestra vida, para excitarnos, con cada generacién, a edificar una sociedad més equitativa y més ahincada en lo espiritual. Cada nifio trae una esperanza llena de fuerzas y de miste- rio a las colectividades caducas que son las nuestras, hasta en esa fresca América. No hay ninguna entidad de adultos que contenga sugestion semejante a la de la infancia de vida superiormente pura. Y ninguna sugiere con més fuerza que ella organizaciones nuevas del mundo. Cuanto se ha hecho hasta hoy dentro de nuestros sistemas por salvar a la infancia en conjunto de la miseria y de la de- generacién, aun por los mejores, resulta pobre, vacilante y débil, y es un balbuceo. Habria que tentar iniciativas més to- tales y valerosas, yo diria més radicales, en el limpio sentido de esta palabra, “No se resuelve el problema de la infancia sin 2 GABRIELA MISTRAL, BSCRITOS ROLITICOS resolver en su mitad el problema social”. Eso no importa; habria que atreverse. Que los hombres indiquen los medios mas enér- gicamente completos y que las mujeres ayudemos al mejor plan. Yo descarto el comunismo porque todavia creo en la familia y no hay un extrafio, ni el més maravilloso, que me convenza de arrancar un hijo a su madre para que ésta sea reemplazada por una maquina inhumana y por esa horrible rueda frfa que se llama el funcionario oficial de cualquier pats. Por otra parte, yo abomino de la educacién en masa y siento aversi6n por las aglomeraciones brutales y brutalizantes de los internados en los cuarteles. Yo estoy diciendo siempre: “la sayor suma de individualismo, dentro de una norma colecti- vista”, Deberfa atribuirse un salario especial —repitamos la palabra “privilegiado”— al fundador, o la fundadora, de fami- lia, Son los seres més acreedores a la dignidad material y moral dentro de un Estado que se respeta. Esto, por lo menos. Rs posible que en el conflicto social en que vivimos. y que ¢s instil negar, sea Ja cuestion de la infancia la dnica que pueda unir a los adversarios en la aceptacién de reformas en grande. ‘Muchas veces pienso que por este asunto podria empezar, y 10 por otro alguno, “la organizacién nueva del mundo”, porque hasta los peores levantan la cabeza, oyen, se vuelven un mo- mento nobles y acogedores, cuando se nombra al nifio. El pudor més tardio acude a la cara cuando a cualquier individuo sin conciencia social se le habla de la miseria de los niffos, ofensa 1 Dios por excelencia, que hace dia a dia por nuestra vergon- zante sociedad cristiana 2, "Derecho a los oficios y a las profesiones”. Pero no en la forma empequefiecida que se da en nuestros paises, los prime- 0s por maestros inferiores que no han dominado el lote ma- ravilloso de una artesanfa 0 de un arte mécanica; ni en la forma en la que se abren las profesiones liberales que estén despres- tigiéndose répidamente por la falta de selecci6n de los alumnos. Derecho de la inteligencia, salga ella de la casta que salga, a actuar, a dirigiz, a gobernar las sociedades. Derecho de la VL DE LOS PROBLEMAS SOCIALES 9 inteligencia a ser defendida, protegida, excitada, confortada y acatada por un Estado sagaz y atento que no la abandone ni la desperdicie. YY como consecuencia de esto, derecho del Estado, ejercido por medio de sus educadores, a cerrar las profesiones superio- res a los incapaces, por economia y sentido comtin, debiendo ‘encaminarlos hacia las funciones y oficios que no necesiten de Ja creaci6n ni impongen las altas responsabilidades efectivas de la inteligencia, “Derecho a la tierra de todo nifio que sea campesino”, derecho natural, sobre todo en nuestra América de territorio generoso. Nuestro latifundismo corresponde a una barbarie rural que Europa ha dejado atrés hace un siglo. 3. "Derecho a Io mejor de Ia tradici6n”, a la flor de la tra- dicién, que en los pueblos occidentales es, a mi juicio, el cris- tianismo. Derecho a la herencia de Jesucristo, de la que ningu- na criatura de nuestra raza puede quedar desposeida. 4. "Derecho del nifio a Ia educacién maternal”, a la madre presente, que no debe serle arrebatada por la fébrica o por la prostitucién a causa de la miseria. Derecho a la madre a lo largo de la infancia, a su ojo vigilante, que la piedad vuelve sobrenatural, a su impetu de sacrificio que no ha sido equipa- rado ni por el celo de la mejor maestra. Cuando menos, si la madre debe trabajar, derecho a que el nifio la tenga a su alcan- ce por medio del trabajo en el hogar. Creacién por el Estado de las cooperativas que permiten, adquirir la pequefia maquina manual y doméstica posible, dentro de muchas industrias. Formacién por las Hamadas cla- ses dirigentes, de fuertes instituciones o ligas de mujeres que impongan al comercio Ia manufactura doméstica. ¥ si ni aun esto fuera viable en nuestros paises mal orge- nizados que no quieren crear tradiciones nuevas por respeto a tradiciones perversas, derecho a que la madre trabaje fuera del ‘hogar en faenas suaves que no hagan de ella antes de los trein- ta afios la bestia cansada y triste cuyo tercer hijo ya no recibe Ja leche vigorosa, 20 GABRIELA MISTRAL. BSCRITOS POLITICOS Legislacién que divida el trabajo por sexos, para evitar la brutalizacion de la mujer que estamos conociendo, Nuestra cultura esté deshonrada con la incorporaci6n de la mujer a las faenas inmundes y deformadores que jamés conoci6 en las apodadas “épocas oscuras”. 5. “Derecho a la libertad, derecho que tiene el nifio desde arites de nacer a las instituciones libres ¢ igualitarias”. Los adul- tos que en nuestros pafses estan en este momento alquilando con la riqueza nacional la independencia del territorio, y que a la vez aceptan y afianzan con cada dia que pasa los regime- nes de tirania, comprometen consciente 0 inconscientemente la suerte de los nifios que vienen, del hijo propio como del ajeno, y van a entregar a la nueva generacién una patria disminuida fen el espiritu y con su honra menguada delante de los demas pueblos soberanos de si mismos. 6. "Derecho del nifio sudamericano a nacer bajo legislacio- nes decorosas”, que no hagan pesat sobre él durante toda su vida la culpa de sus padres, sin baju uGligos 0 profundamen- te cristianos o sencillamente sensatos, como los de Suecia, Noruega y Dinamarca, en que el Estado acepta el hijo de la madre desgraciada como un miembro més del cual espera, al igual que de los otros, cooperacién y enriquecimiento, Asi re- cibio Chile ni més ni menos que el don de su independencia de don Bernardo O'Higgins. 7. “Derecho a la ensefianza secundaria y parte de la supe- rior”, en forma semiautodidéctica, la que debe ser facilitada y provocada por el Estado, a fin de que le cultura del obrero y del campesino sean posibles. Con esto podria buscarse en las democracias que estén en peligro el que el ciudadano dotado de criterio més rico mejore Ia calidad de sus representantes, salvando asi el sistema de gobierno popular que comienza a envilecerse y a perder la consideracién en la América, EN EL DIA DE LA CULTURA AMERICANA, La Asociacién de Escritores y Artistas celebra hoy la fiesta de Ja cultura en general, y en un aparte filial, de la americana, Estos tiempos no son los mejores para hacer un elogio de Ja cultura a secas y con maytiscula al estilo del siglo XIX, que le recitd Jas letanias més vehementes-y que hizo de ella la rofesiOn de fe mas totalitaria. El siglo de las luces, haciendo un re-descubrimiento ingenuo de la cultura, atribuyo a la di- vinidad laica el poder arreglar ella sola todos los negocios externos del mundo y le cedié, por afadidura, los internos del hombre. El espectaculo que algunos llaman “escandaloso” del mun- do actual, esta gritando que el santo santorum que hemos ve- rnerado no se merecié la reverencia arrebatada que se le dio a ‘manos lenas. No voy a tratar de la cultura en tono mayor; es tema de hombres y aqui lo han dilucidado dos varones ilustres: voy, tinicamente, a hablar en relaci6n con las mujeres. Diré, en primer lugar, que nosotras miramos la quiebra de la civilizacion europea como asunto cuyas causales no nos tocan, No hemos tenido parte en la construcci6n del edificio fallido; los materiales que en Europa caen en bloques, los maderdmenes que se derrumban ardiendo o que se desmigajan como tejidos ganados por el comején, no fueron escogidos ni acarreados por nuestras manos de mujeres. No hemos sido las, amasadoras del gigante de los pies de arcilla; estamos limpias de esta mala faena, en la cual gast6 su lienzo una época integra, Los hombres asustaron a las mujeres en Europa, como las asustan todavia en América Latina, dici¢ndoles la cegadora 281

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