PAZ Y SOPHIA

Merecen la paz
Por Koldo Aldai

Vuelven los misiles a los cielos, las madres a los refugios, la sangre a las calles
Horror de otro tiempo y esfera instalado de nuevo junto a nosotros. Para cundo
la leccin de la tolerancia, la justicia, el no abuso? No padeci la humanidad lo
suficiente para callar por siempre todos los
caones?
Grave es un ejrcito judo descorazonado, sin
principios, ni piedad bombardeando
impunemente a la poblacin civil del Sur del
Lbano y los barrios de Beirut; pero ms an
lo es ese silencio ante tamao despropsito,
esos seis millones de israeles que no abren
la boca ante semejante desmn de sus
fuerzas armadas. Ms grave an es ese
mutismo cmplice, ese ojo por ojo que se
instal en la mayora de los testamentos.
Tampoco hay firme freno a la barbarie
en el adversario. No por menos medios
su fundamentalismo es menos atroz.
Lo terrible en ambos lados del conflicto
de nuevo enfrentados es ese dolor que
sigue siendo ajeno, pues el misil
agujere otro asfalto, otro tejado, otras
vidas; es la vigencia de ese trmino ancestral e incuestionable de
enemigo, como si hubiera algn sufrimiento que no fuera nuestro o algn
humano que no fuera hermano.
Paz a cambio de territorios, pero tambin paz por paz, porque ningn
pueblo se puede apropiar a la larga de la tierra, el sol y el agua del vecino
y ser prspero y ser feliz. Paz por paz y justicia y el mayor bien para todos,
porque podemos vivir en cooperacin y armona, compartiendo recursos,
suelo, futuro y limoneros tambin a la vera del desierto.
Beirut descansaba ya al sol tras tres dcadas de reconstruccin, cuando
retorn el estruendo y saltaron sus puentes y ardieron sus depsitos y
bombardearon sus aeropuertos, sus pistas a los cielos, a los sueos...
Demasiada sangre, demasiado horror a cambio del soldado hebreo.
Por cunto tiempo habrn de bajar las madres despavoridas a los
subsuelos huyendo de bombas inmisericordes? Para cundo la guerra
slo un rincn oscuro en el recuerdo?
No ms aviones israeles cargados de muerte en sus barrigas, no ms
misiles palestinos araando vidas tambin inocentes! Fuera ya esa
inquina, esa fuerza embrutecida, esa ley de fuego y sangre! Merecemos ya
otro planeta, la humanidad ya pag su cuota de ignorancia y consiguiente

dolor, ya conquist para siempre su debida recompensa de gozo y

armona.
Koldo Aldai

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