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ARQUITECTURA Y CONTEXTO EN TEOTIHUACAN German Guerrero Escamilla La forma de los edificios ucho se ha hablado de la similitud de la forma de los cerros con la de Mie pirdmides. Indagando en el significado de los montes para el hom- bre prehisp4nico, nos encontramos que son incontables las leyendas que relacionan a los montes con la salvacién de catastrofes o la cercanfa con los dio- ses. En ndhuatl, la particula téped! se aplica para designar un monte sagrado, por ejemplo el Tepeyac, monte que ya era sagrado desde épocas prehispdnicas. Tam- bién eran venerados el Citlaltépetl o Pico de Orizaba y el Popocatépetl. Muchas poblaciones deben su nombre a la proximidad de un monte, por ejemplo: Tezonte- pec, Oaxtepec, Chapultepec, Chicontepec, etcétera.! Mas atin, algunas teorfas recientes relacionan la ubicacién de centros ceremo- niales prehispénicos con algunos volcanes importantes, siguiendo Ifneas solstici les 0 equinocciales, como ocurre también en Teotihuacdn, : Walter Krickeberg decfa en su libro Las antiguas culturas mexicanas, citado por Morante: ..en los tiempos més antiguos deben de haberse elegido los lugares de culto en elevaciones naturales del terreno (montes y cerros) y todavfa los aztecas ofre- " Ademis, las eglas gramaticales del néhuatlindican que las palabras de esta lengua son generalmente gra- ves, lo que marca fonticamente las palabras citadas en el segmento “tépetl*, rwalzando la importancia del monte 104, cfan sacrificios a los dioses de Ja Iluvia en las cimas montafiosas. Esta costum- bre result finalmente en la construccién de todos los. templos sobre "montes artificiales".. La forma cénica de las primeras pirdmides mesoamericanas como la de La Venta y la de Cuicuilco confirman lo dicho por Krickeberg. Morante explica que el sim- bolo de un sol que sale de la cuispide de una montafia representé entre los antiguos mexicanos la ceremonia con la cual iniciaban su siglo de cincuenta y dos afios. No serfa de extraiiar que se usara el modelo de los montes para el disefio de las piré- mides reconociendo el valor de ambos como lugar sagrado. Vemos drdsticamente planteada esta circunstancia tanto en la Pirdmide del Sol como en la de la Luna. Con respecto al monumento solar, este aspecto fue adverti- do inicialmente por visitantes de la antigua ciudad: vista desde la Piramide de la Luna, en la parte norte, al final de la ciudad, la Pirdmide del Sol aparece dibujada contra el fondo del cerro Patlachique. La fachada escalonada de la pirdmide imita las elevaciones del contexto natural. Parece ser la exacta imagen de las montajfias que rodean el valle de Teotihuac4n; es como creer que fueron creadas para repro- ducir visualmente las montafias.* En la Pirémide de la Luna observamos una situaci6n similar (este aspecto fue observado inicialmente por el autor de este trabajo); observando el horizonte po- niente del valle, vemos que presenta una continua linea horizontal de sur a norte, hasta el lugar donde las pequefias lomas de cerro Colorado marcan un ligero as- censo que culmina con la gran masa del cerro Maninal, tinica elevacién prominen- te en este horizonte. La zona ceremonial de Teotihuacdn presenta en sus contornos generales la misma tendencia del paisaje antes descrito: a partir de la Piramide del Sol, la Calzada de los Muertos inicia un ascenso continuo que remata en la Pird- mide de la Luna, localizada en un punto equivalente al cerro Maninal. Aqui nue- vamente parece que la ciudad, junto con la Pirdmide de la Luna, imita los 2 MORANTE, Rubén. “Los alineamientos mégicos de tas pirimides mexicanas" en México Desconocido, nim, 114, México, agosto de 1986, pp. 812. 3 Ioidem,p.10. * AVENI, Anthony. Skywarchers of ancient Mexico, tad. G. Guerrero, Austin, University of Texas, 1980, p. 324. En el libro de Luis E. AROCHI, La pirdmide de Kukulcdn (4a.ed. México, Panorama, 1984), aparcee una fotografia de la Pirdmide del Sol (foto 8 en el libro) que muestra: *,.Ja similitud de los éngulos de los basamentos de la pirémide con el éngulo que forma el cervo.” 10S contornos del horizonte natural produciendo, nuevamente, la integracién arquitec- t6nica con Ja naturaleza. Con respecto a la Pirdmide del Sol y de acuerdo con Flores,’ vemos que su geo- metrfa, derivada del movimiento astral, se planted teniendo como base la forma ideal teotihuacana: el recténgulo. En este caso, el més perfecto de ellos, pues la base de la piramide es cuadrada.‘ Para reforzar la sensacién de ascenso necesaria en esta piramide cuyo objeto es comunicar al hombre con los dioses y llegar hasta los cielos donde moran los se- Tes superiores, se acentud la perspectiva en las escalinatas. En efecto, observadas desde su punto de arranque, al pie de la pirdmide, las es- caleras parecen ser infinitamente largas y llegar hasta el cielo, debido a que su di- sefio las muestra mds anchas en sus primeros tramos y ms angostas en sus partes més elevadas. Flavio Conti las describe asf: "...a la plataforma de la pirdmide se llega a través de una interminable e increfble escalinata de la que desde abajo no se consigue ver el final."” En una visita que el autor realiz6 a la zona arqueoldgica de Teotihuacdn, se lo- gr6 fotografiar un evento especial que pudiera ser punto de investigacin detalla- da (este fendmeno fue observado inicialmente por Lina Cervantes). Pareciera que la Pirémide del Sol atrae hacia sf fuerzas provenientes de los cielos, como si reali- zara la tan pretendida unin cielo-tierra a través de un fendmeno meteoroldégico que produce la extrafia formacidn de las nubes. Recolectando datos para analizar el fenémeno se explica lo siguiente: El angulo desde el que se logré esta imagen es un sitio importante en la zona ceremonial: la Plaza de la Luna. Independientemente de su importancia arquitec- tOnica, representa un punto obligado de observacién en retrospectiva, ademés de que permite visualizar todo el complejo arquitecténico-de la ciudad. Era aquf don- de culminaba la ceremonia tradicional de Teotihuacén y la imagen de la piramide en tales circunstancias hubiera sido un remate sumamente espectacular. * FLORES, Rati. “Epoca prohispénica™ en Pedro ROJAS (lirector de la obra). Historia general del are ‘mexicano, vol. 1 México-Buenos Aires, Hermes, 1962, p. 52. * Bn la segunda época de la ciudad, la pirimide Fue cubierta por una estructura nueva, desviada ain més con objeto de 106 Por otra parte, la fecha en que este fendmeno fue observado (16 de febrero de 1985) es cercana al dfa del registro solar de la Pirdmide del Sol (7 de febrero), evento que retine cualidades de tipo calendérico. Es muy probable que en esta fe- cha se realizara alguna ceremonia, la cual servirfa de marco para observar el fend- meno de las nubes. Por tiltimo, el arquitecto Jorge Donat reporta haber logrado una imagen similar en el edificio del Caracol en Chichén Itz. Pensar que este efecto fuera intencional no resulta tan descabellado si conside- ramos que en ciertas épocas del afio la direccién de los vientos es casi siempre la misma, al igual que las condiciones atmosféricas y climatoldgicas -responsables de la formacién de determinado tipo de nubes-. Ademds sabemos que la direcci6n general dada por las pirdmides del Sol y de la Luna es precisamente norte-sur, la misma que la de los vientos dominantes de la regién.* La observacién de este fe- némeno hecha por una cultura acostumbrada a ver los cielos y los posibles mensa- jes que en él aparecieran, no resulta particularmente extrafia y mucho menos el haberla utilizado como recurso de disefio en una ciudad cuyo objetivo era, entre otras cosas, impresionar a los visitantes. En el gran recinto ceremonial se halla plasmado un interesante pfincipio de di- sefio. Al analizar los efectos visuales que se producen al inicio de la Calzada, ha- cia el norte, y desde el final de ella, apreciamos en ambas una imagen similar: en primera instancia la Pirémide de la Luna con el cerro Gordo al fondo y, hacia el sur, el monte Chiconquiaco como si fuera del mismo tamafio que la mencionada pirdmide. Este est4 flanqueado por dos elevaciones montafiosas, representadas por las edificaciones que se yerguen a los lados de la Calzada cuando se le mira de sur anorte. La ciudad repite las caracterfsticas del entorno natural creando una imagen in- versa dentro de ella. De esta manera la arquitectura es un reflejo fiel del contexto donde se inserta. La integraci6n al paisaje de la arquitectura de Teotihuacdn parece llegar a con- fines insospechados cada vez que intentamos sondearla, En Iineas anteriores vi- mos cémo la Pir4mide del Sol se relaciona en sus formas con el cerro Patlachique. Ahora toca analizar estas confluencias, sumando cada vez més elementos de la ciudad; la piramide, conjuntamente con la Calzada de los Muertos, con la que for- ma un disefio integral, se ve reflejada en los contornos del cerro Patlachique y la § Anuario estadtstico del Estado de México,1. 1. Gobiemo del Estado de México, 1986. 107 cadena montafiosa que le acompaiia, la cual estd reflejada en el trazo de toda la Calzada al reproducir las Ifneas generales del horizonte. De esta manera, toda la ciudad, vista desde la Plaza de la Luna, se integra al horizonte. En este punto resulta conveniente detenerse a reflexionar acerca de los recursos técnicos que obligadamente se tuvieron que llevar a la practica para conseguir los efectos que acabamos de describir, tales como amplios conocimientos tecnolégi- cos y geodésicos, empleo de perspectiva,’ etcétera, que atin en la actualidad son poco usados por los arquitectos para imprimir significados en sus edificios. No cabe duda de que los arquitectos teotihuacanos tuvieron mucho cuidado para observar y plasmar en sus edificios, como un permanente homenaje, las for- mas del entorno natural del cual dependfan. La ciudad, en cuanto a la disposicién general de sus edificaciones, refleja tam- bién una relacién directa con los horizontes poniente y oriente. El horizonte occidental de Ja ciudad de Teotihuacdn es notoriamente plano, sal- vo la masa montafiosa del cerro Maninal cuya influencia en la ciudad ya se anali- 26. Por el contrario, el horizonte oriente es muy irregular, con una larga cadena montafiosa que ocupa toda la regidn. La influencia de tales caracterfsticas del entorno en Ja ciudad es muy clara: la disposicién de los edificios m4s importantes respecto al eje principal -la Calzada- es hacia el oriente, imitando con sus formas piramidales los rasgos montafiosos del horizonte. Contrariamente, en el lado opuesto notamos una ausencia total de edificaciones importantes; se muestra llano al igual que el horizonte distante, Después de este primer andlisis concerniente a la biisqueda del porqué de la forma de la arquitectura de Teotihuacdn, captamos una vez mds la constante preo- cupacién de los arquitectos teotihuacanos por observar y, posteriormente, plasmar en sus disefios las caracterfsticas del 4mbito natural en que asentaron su ciudad. Medicién del tiempo En las culturas prehispdnicas, la medicién del tiempo era fundamental para el equilibrado desarrollo de las sociedades. Estas, eminentemente agricolas, depen- dfan de conocer oportunamente las épocas relacionadas con los procesos de cul * i conocimiento de la perspective parece muy cuestionable debido a que nunca aparecen representaciones pictogeéficas que empleen esta técnica. Sin embargo, creemos que el disefio de sus especios, que reflsja la forma 4el horizonte, no hubiera sido posible sin la uilizacién de la perspectiva. 108 vo para llevar a feliz término sus cosechas y de la veracidad de sus avisos depen- dfa el sostenimiento del equilibrio entre gobernantes y gobernados. La creacién de calendarios, sobre todo los de tipo solar, permitié facilitar el ac- ceso a esta informacién. Pero atin los calendarios podfan fallar debido a fenéme- nos astronémicos tales como la verdadera duracién del afio solar, que no tiene correspondencia con un mimero exacto de dfas, o 1a presecidn de los equinoccios, entre otros. Para que el calendario se mantuviera actualizado era necesario obser- var y registrar continuamente al sol y a las estrellas, tal y como se hace en la ac- tualidad para hacer los ajustes calend4ricos pertinentes, en caso necesario, y no perder esa armonfa de la cual dependia todo el aparato socio-polftico-religioso. La arquitectura prehisp4nica se identifica con procesos de medicidn del tiempo, algunas veces relacionados, respectivamente, con conceptos religiosos. En torno a esto, J.Broda nos dice: ~ ..el interés del estudio de las orientaciones de sitios arqueoldgicos consiste pre- cisamente en el hecho de que constituyen un principio cafendérico diferente al representado en las estelas y los cddices. Se trata, ademds, de un principio aje- no al pensamiento occidental. La “escritura" con la cual se escribe es, en este caso, la arquitectura y la coordinacién de ésta con el ambiente natural. Un siste- ma de cddigos se plasma en el paisaje, edificios aislados, conjuntos de edificios y planos de asentamientos de sitios enteros muestran ciertas orientaciones par- ticulares; en muchos casos, estos sitios estén coordinados con puntos especffi- cos del paisaje: con cerros y otros elementos naturales, o también con marcadores arti iciales en forma de simbolos, o de edificios construidos en es- tos lugares. Luis F. Rodriguez agrega: _.lina manera de registrar los puntos importantes del horizonte serfa constru- yendo edificios que funcionaran como marcadores, que ofrecieran mediante la orientacidn de sus muros y aberturas, direcciones de importancia astronémica. 0 '° BRODA, Johanna. “Arqueoastronomia y desarrollo de las ciencias en el México prehispéinico" en Marco Arturo MORENO (compilador). Historia de la asironomia en México. México, SEP/FCE/Conscyt, 1986 (La ciencia desde México, 4).p.37. " RODRIGUEZ, Luis F. *Apontacién mexicana a la astronomfa* en E! Universo, vol.41, n. 153. Soctedad astrondmica de México, oclubre-diciembre 1985, p. 57. 109 En efecto, en Teotihuacdn se ha descubierto un sistema de alineamientos que pa- recen estar en relacién con la medicién del tiempo, utilizando registros solares. La Pirdmide del Sol en su misma orientacién muestra una implicacién calendd- tica. El primer paso del sol por el cenit se vincula, en la latitud de Toetihuacdn, con el comienzo de la estacidn de lluvias. Este fenémeno climatolégico tiene a su vez una implicacién directa con la agricultura indfgena. Desde tiempo inmemo- tial, cuando se acerca esta fecha, los campesinos llevan a cabo las siembras del ci- clo de temporal. El registro solar de la Pirdmide de! Sol, 0 sea, el dfa en que el sol aparece exac- tamente en el eje de la pirdmide y encima de su plataforma superior, es el siete de febrero. Esta observacién se lleva a cabo desde la estructura que Millén"? denomi- na zona 31, A, B, Cy D en el plano cuarenta y tres, y que se encuentra a 1,125 metros al poniente de la Piramide del Sol. Esta observacién permitié al arquitecto Ponce de Le6n fechar la construccién de la Pirdmide del Sol en el afio 100 a. C., utilizando el método sugerido en su libro.’* En general, para este tipo de orienta ciones (17 grados),"* las fechas de registro son los primeros dfas de febrero y no- viembre, asf como los dfas primeros de mayo y agosto, que definen cuatro periodos del calendario numérico. Observamos aquf la importancia de la orientacién, con respecto al trazo de la Pirdmide del Sol, que implica una funcidn calenddriva con base en Ja observacién del sol. El autor de este trabajo constatd fotogréficamente otro tipo de registro solar en la Piramide del Sol. Esta imagen se logré fuera del actual cercado de la zona cere- monial, el 20 de marzo de 1988'° entre las 6:54:31 a.m. y las 6:57:34 a.m. El pun- to de observacién fue equivalente a un sitio definido por el eje de la pirdmide y localizado a una distancia muy cercana a la dimensién de su base. ? MILLON, Reng, Bruce DREWITT y George COWGILL. “The Teotihuacan map. Part two" en Urbani- zation at Teotihwacan, vol.1, trad. G. Guerrero, Austin, University of Texas, 1971. " PONCE DE LEON, Anuro. Fechamiento arqueoastrondmico en el altiplano de México. México, DDFWireccién General de Planificacién, 1982. 41s Pirdmide del Sol en Teotihuactin prese causa de la reconstruceién hocha en ella; portant, del oeste. . algunos problemas para la medicién del eje oricnte-poniente a establece aproximadamente en un orden de 17 grados al sur 'S En este afio-1988- el dia del equinoceio de primavera fis el 20 ds marzo y no el 21, puesto que fue bisies- to (dato proporcionado por José Manuel Alcald), 110 La salida del sol en un lugar tan preciso como es el Ifmite entre el segundo y el tercer talud da pie a pensar que éste pudo haber sido un recurso para dar aviso del inicio de la primavera y el dfa indicado para celebrar la importante ceremonia de la fiesta del sol. Se observé también que el didmetro aparente del disco solar es practicamente igual a la medida del quiebre entre los taludes. Como se sabe, en el equinoccio de otofio el sol tiene la misma posicién que en el de primavera, por tanto el registro comentado también indica el inicio del oto- fo. Estos dos periodos (primavera-verano y otofio-invierno) representan momen- tos importantes en el proceso de cultivo y cosecha; consecuentemente, un registro como el que se ha comentado guarda relacién directa con el ciclo agricola. Muchos de los registros solares se llevan a cabo utilizando petroglifos como punto de observacidn. Som llamados también marcadores en piedra o cruces pun- teadas. Todo un sistema de*petroglifos ha sido encontrado dentro y en los alrede- dores de Teotihuacén y su uso o significado es tema de investigacién. Se considera que son originarios de este sitio, donde se han encontrado més de 20, Su disefio y ubicacidn sugiere que estan relacionados con los conocimientos astrond- micos y calendéricos, o con significados dentro del conocimiento antiguo o inclu- so relacionados con orientaciones, direcciones y alineamientos. Aunque varfa de uno a otro, se puede considerar que su forma bdsica es de dos cfrculos concéntri- cos y dos Ifneas diametrales en dngulo recto, todos indicados por grupos de pun- tos." El concepto de cuatriparticidén y el disefio cuatripartita formaron parte de la persistencia cultural mesoamericana y sabemos por la literatura que la divisién de las cosas en cuatro es un modo comiin de pensamiento, ya sea que se trate de una ciudad, de ilustraciones sobre la cosmovisién en los cédices, en los juegos o en las formas de los glifos. Una expresién de estas ideas es el sfmbolo de la cruz puntea- da; es decir, el petroglifo."” Multiples investigaciones han puesto de relieve que el sistema de marcadores. descubierto en Teotihuacdn estd claramente alineado con la Pirdmide del Sol y ** MAUPOME, Lucrecia. "Resefia de las evidencias de Ia actividad astronémica de la América antigua” en ibidem, nota 10, Por otra parte, el reporte mis antiguo de un petroglifo se debe a A, Chavero, quien en 1886 refi- 1i6 la ubicacién de uno cercano a la frontera norte del pa(s, sin presentar mufs detalles. Gamio, en 1910, descubris otra cruz punteada en Altavista, Durango. Otros marcadores han sido localizados en Tepepulco, Uaxattin, Seibal (Guatemala), Purepecho, Tuitén, ctedtera, "” AVENI, Anthony y Horst HARTUNG. *Las cruces punteadas en Mesoamsrica: versién actualizada” en Cuadermas de Arquitectura Mesoamericana, nim. lio 1985, México, UNAM. 111 otros puntos bien definidos que indican las salidas y puestas del sol en solsticios, equinoccios y pasos por el cenit. Esto fue establecido mediante la repetida obser- vacién de amaneceres y ocasos en Teotihuacén, durante los cuales petroglifos y Pirdmides menores se alfnean con las esquinas de la pirdmide para indicar los solsticios de verano e invierno, Uno de los marcadores mds importantes y, al mismo tiempo, m4s complicados en cuanto a trazo, es la llamada Triple Cruz Teotihuacana, Se trata de un triple tré- bol alrededor de una cruz de coordenadas cartesianas, y se localiza cerca del Pporti- co de un patio al oeste de la Calzada de los Muertos. En el solsticio de verano se observa la salida del sol detrés de la pirdmide mayor, en la esquina superior del tercer nivel, en una direccién acimutal de 65 grados marcada en el Petroglifo por una Ifnea de hoyos. Otro marcador (TEO 15) ubicado a 14 kildmetros al suroeste de la Pirdmide, en el cerro Chiconautla (lugar de los nueve), indica la salida del sol en las dos. maiia- nas de cada afio en que cruza el cenit (aproximadamente el 19 de mayo y el 25 de julio), Este petroglifo que se encuentra a una altitud de 2,632 metros sobre el nivel del mar y 300 metros sobre el valle de Teotihuacdn, forma un ngulo sobre la pi- rémide de 70.2 grados al este del norte. En esas fechas el disco solar aparece por encima de la pirdmide. Los sefialamientos de otro marcador inmediato (TEO 16) ubican la salida del sol en el solsticio de verano (acimut de 66 grados) y la alineacién de la pirémide con algunos montes y volcanes como el Nevado de Toluca, el Ajusco, el Popoca- tépetl y el cerro Gordo entre otros. Asimismo, puede verse aparecer el sol arriba del tercer cuerpo de la esquina su- roeste de la pirdmide el 22 0 23 de diciembre, 0 sea en el solsticio de invierno, desde un pequeiio basamento situado a 1,240 metros de la Pirémide del Sol, en una direccién acimutal de 116 grados. Esta pirdmide’es denominada por Millén'* como 14 y est ubicada justo en la frontera sur de las zonas N4W3 y N4W2. Se ha hallado, ademas, toda una serie de direcciones dadas por la Pirdmide del Sol y por los restos de al menos once Pequefias pirdmides con distintos Angulos al este y al oeste de la pirdmide dentro de una franja de dos kilémetros, Seis de esos Testos estén colocados adecuadamente para observar los solsticios, equinoccios y dfas de paso cenital del sol, lo que coincide con el mimero de los principales even- tos solares del afio. Los 4ngulos dados Por estas piramides marcan direcciones de "* Gir. MILLON, René et al. Op. cit 112 importancia solar, lo que hace pensar que en ellas podfan heberse celebrado cere- monias para sefialar fechas importantes. Otros disefios de marcadores de piedras semejantes han sido encontrados a dis- tancias hasta de 100 kil6metros sobre una gran circunferencia al sur de Teotihua- cdn, Las coordenadas de estas piedras, ubicadas a distancias telescépicas de la Pirémide del Sol, aparentemente se usaban para observar eventos astrondmicos hacia y desde Teotihuac4n.” Uno de ellos, ubicado en el cerro Maravillas a 7.5 ki- Idmetros al oeste de la Pirdmide del Sol, no sdlo proporciona un punto desde el que se puede observar la puesta del sol en el equinoccio, directamente alineado con la Pirdmide del Sol, sino que también permite observar el solsticio de invier- no. Otro, localizado en Tepepulco (TEP 1) sefiala hacia cerro Gordo en el valle de Teotihuacdn, Rubén Morante reporta por su parte que el sol sale por encima de la cuispide del pico de Orizaba en el solsticio de invierno, visto desde cerro Gordo.” Al preguntarnos sobre el significado de los marcadores vemos que, por un lado, algunos de ellos parecen tener relacidn con el trazo de la ciudad y, por otro, las If- neas entre pares de marcadores y/o ejes de marcadores indican puntos de impor- tancia astronémica usados para determinar eventos en el calendario. El hecho de que algunos marcadores de fenémenos celestes hayan tomado parte también en la planificacién y orientacidn de centros ceremoniales nos lleva a plantear que la in- tencién de los constructores de la gran metrdpoli era asociar principios astronémi- cos directamente con el disejio y el trazo de la ciudad. Esta proposicidn no parece tan irrazonable. Muchos de los realizadores de ciu- dades antiguas comparten lo que C. Loew” llama una “conviccién cdésmica"; es decir, la fe en un orden césmico que une al hombre con la sociedad y con los cie- los. Como parte de esta conviccién el hombre adopta la certeza de que la estructu- ta y la dindmica de la sociedad son discernibles en el movimiento de los cuerpos '? para ampliar esta informacisn constiltese TOMPKINS, Peter, El misterio de las pirdnides mexicanas, 32. imp. México, Diana, 1985. ® Rubén Morante (op. cit..p. 12) habla de 31 alincamientos de zonas arqueolégicas con volcanes y ejemplifi- ca con ello una tendencia que éI denomina vulcano-arqueoastronomia, presente en todas Las culturas relevantes de Mesoamérica. En este sentido, destacan el alincamicnto de Cuicuilco con el Popocatépet| y el de Tenochtitlin con el Lztaccfhuatl que siguen las Iineas solsticiales. La palabra vulcano-arqueoastronomia, aclara Morante, explica Ta relacién de los astros con las montafias, tanto naturales como hechas por el hombre (pinimides), "...para estar cer- 2 del inconmensurable fimamento" citado por AVENI, Anthony y Horst HARTUNG. Op. cit..p.8. 113 celestes. A més de esto, existe la creencia de que la sociedad humana debe ser un microcosmos de la sociedad divina reflejada en los cielos. Es la responsabilidad principal de los sacerdotes arreglar el orden humano sobre la tierra para que se acomode al orden divino que se manifiesta en los cielos. Por tanto debemos estar preparados para creer que entre las sociedades anti iguas la estructura del centro ur- bano estuvo profundamente influida Por sistemas religiosos de creencias, que a su vez estuvieron {ntimamente relacionados con el cosmos. Por otro lado, escuchemos con detenimiento lo que se dice de Quetzalcéatl: .8an6 Quetzaledatl y no iniciaba la construccién de la gran pirdmide..., un afio Paso y sdlo estudiaba, con los mds sabios, el girar de las estrellas. Ya la tengo Pensada -dijo Quetzal céatl-; podrd quedar orientada a los cuatro rumbos y suje- ta ala atadura de los dfas y de los afios. Ahora estudio los cielos con los més sabios de Jos toltecas. Juntemos lo que todos sabemos para que la atadura sea completa. Resulta muy evidente la preocupacién del sacerdote por plasmar en el edificio conceptos de tipo astrondmico y calendérico a través de la observacidn del con- texto, A pesar de que cualquiera de las suposiciones sobre la precision de los registros es consecuencia del pensamiento occidental, es indudable que el simbolismo de- sempefi algiin papel en el trazo de Teotihuacén, motivado Por una orientacién as- tronémica y por la exactitud del calendario. . En Teotihuacdn se ha identificado otro tipo de registros, distintos a los solares pero igualmente relacionados con la medicién del tiempo y el disefio urbano. Al respecto, P. Tompkins” nos dice que desde dos marcadores de puntos graba- dos en el Area del suroeste de la Pirémide de la Luna es posible avistar atrds del tercer nivel de la pirdmide el maximo desplazamiento de la luna hacia el norte, En realidad, opina el investigador, la asignacién de los nombres "Sol" y “Luna" de las dos grandes pirdmides puede deberse a los vestigios de una tradicién que indicaba que en un tiempo se usaron esas edificaciones para observar los movimientos re- lativos a los dos cuerpos celestes. ® LOPEZ PORTILLO, José, Queteaeéat. México, IEPES, 1975, p.213. TOMPKINS, Peter. Op. cit nota 19,pp.322-323. 114 Es posible pensar que otros alineamientos pudieran sefialar movimientos de las estrellas, tales como la salida y el ocaso de Sirio y otras estrellas importantes, Agrega Tompkins” de acuerdo con Sahagiin, que Teotihuacdn era “el lugar donde los hombres se convierten en dioses"; pero también era "el lugar donde se hacen sefiales". Esto toma especial importancia ya que podrfa significar que Teoti- huacdn era al mismo tiempo la capital polftico-religiosa y la sede de la medicién del tiempo, que difund{a sus sefiales a grandes distancias, mediante fogatas, desde la cumbre de la pirémide o por medio del efecto de luz y sombra, como lo vere- mos inmediatamente. Otros recursos para la medicién del tiempo han sido identificados en Teotihua- cAn. Por ejemplo, la recientemente descubierta formacién de un tridngulo de luz sobre una piedra dentro de una cueva durante el solsticio de verano. Igualmente se reporta la utilizacién de gnomones, uno de ellos sobre el cerro Maravillas, y de otros recursos. Luz y sombra El empleo de los efectos de luz y sombra en la arquitectura mesoamericana fue tema de interés para los arquitectos, dado que a través de ellos era posible hacer resaltar algunos aspectos de disefio arquitectdnico o trasmitir mensajes con el més hondo sentido filoséfico-religioso. De esta manera se lograban resultados asom- brosos, fruto de la combinacién de estas dos tltimas circunstancias. Los efectos de luz y sombra se ejecutaron desde los niveles mds simples (en tableros y talu- des) hasta los m4s complejos (en ciudades enteras, pasando por templos, pirdmi- des 0 conjuntos ceremoniales). E. Blom” nos dice que el arquitecto maya tuvo siempre en consideraci6n la luz y la sombra en el disefio de sus editicios. En Teotihuacdn el andlisis de estos efec- tos ha presentado ciertos problemas de interpretacién, debido a los posibles erro- res de la reconstruccién realizada. En cualquier fotograffa de Teotihuacdn podemos observar que las sombras en los tableros remarcan con especial énfasis el principio horizontal de la ciudad. De- * idem, p.324. % Citado por AROCHI, Luis E. Op. cit. nota 4, p. 111. 115 bido a su particular disefio, casi siempre muestran una I{nea horizontal de sombra; sobre todo en las horas cercanas al mediod{fa y, mds atin, los que est4n a lo largo de la Calzada de los Muertos u orientados hacia el este o el oeste. La notable constancia del uso de paramentos verticales y la escasa utilizacién de los inclinados -independientemente del concepto piramidal de los basamentos- Provoca un contraste interesante entre los elementos que conforman el disefio teo- tihuacano. Es el caso de la Pirémide del Sol, en que un paramento vertical encima del tercer cuerpo piramidal proporciona una banda oscura muy enfatica en con- traste con el resto de la pirdmide, totalmente iluminada, debido a que los taludes reciben de Ileno 1a luz solar. Este efecto es particularmente notorio durante los equinoccios. Mds atin, durante alguna época se Supuso que este paramento ostenté en algiin tiempo un tablero teotihuacano, tal y como lo vemos en reconstrucciones realizadas por el arquitecto J, A. Gomez Rubio y Feliciano Pefia del Museo Na- cional de Antropologia, Estas ilustraciones aparecen en las ldminas 10 y 13 del li- bro Arquitectura prehispdnica. Actualmente se piensa que la pesada masa del tablero junto con su talud no hubiera podido sostenerse. En lo que se refiere a efectos visuales, destacan los que son provocados al repe- tirse sistemdticamente el principio de multiplicacién en el sentido vertical. Para un observador colocado generalmente en un nivel més bajo, hay una impresién de li- gereza al desaparecer progresivamente los cortos taludes y dar, por lo tanto, la ilu- sién de un escalonamiento directo, Todo esto se refuerza por las marcadas sombras del tablero sobre sf mismo y sobre el talud, que desaparece visualmente. Este “sentido de levitacién", sugerido por George Kubler, que se produce du- rante el pasmoso recorrido por la Calzada y atina su efecto al de la escala desco- munal, casi inhumana del conjunto, debe de haber sumergido a las masas de peregrinos en "...una extrafia atmdsfera de estupor misti¢o; algo que en el sentido de lo sobrehumano se mezclaba, quiz4 con una vaga -inconsciente- sensacién de pérdida de la nocién de la gravedad"* Con respecto a la medicién del tiempo y los ajustes calendéricos, el uso de luz y sombra con base en el movimiento cfclico del sol constituye un recurso muy hé- bilmente empleado. Gracias a él, las pir4mides se han convertido en relojes peren- nes que atin hoy contindan trasmitiendo su silencioso mensaje, tal y como lo hace Ja esquina sur del Castillo de Chichén Itzd. * Citado por GENDROP, Paul. “El tablero-ialud en ta arquitectumm mesoaméricana* en Cuadernos de Ar- ‘quitectura Mesoamericana, niim.2, julio 1984, México, UNAM, p. 10, 116 En la Pirdmide del Sol de Teotihuacdn, la parte inferior del cuarto cuerpo, el paramento semivertical que se refirid anteriormente, forma un dngulo de aproxi- madamente 19 grados 30 minutos con la vertical, el cual es muy similar a la lati- tud de Teotihuacdn (19 grados 41 minutos 30.8385 segundos). Esto significa que cuando el sol cruza por la pirdmide en el equinoccio, sus rayos caen sobre la cara norte del cuarto nivel en un Angulo similar al del paramento. (En realidad esto no sucede asf, puesto que existe una muy pequeiia diferencia entre ambos dngulos que pudo deberse a un error en la reconstruccidn.) El cambio de sombra a luz en el equinoccio de primavera y de luz a sombra en el equinoccio de otofio seguramente anunciaba el evento y daba la correccién ca- lenddrica dos veces al aio, convirtiendo a la piramide en un reloj vivo. La sombra sobre la cara norte no se borra hasta dos dfas después del equinoccio, cuando "re- lampaguea" al medio dia. z Otro efecto de luz y sombra tiene lugar en este mismo paramento, pero sobre la cara poniente. Cuando el sol cruza el cenit, este paramento, que se encuentra en sombra durante la mafiana, se ilumina en tres fases bien diferenciadas amunciando el momento justo del medio dfa. Cada una de estas tres fass tiene una duracién de 33 segundos. Primeramente se ilumina la mitad sur del paramento; después, la mitad norte. La posibilidad de que este efecto se produzca es debida a la particular orientacién de la pirdmide. Independientemente de la sincronfa cronométrica de sus fases, al combinarse este efecto con el otro antes descrito en el paramento norte, podrfa tener un signi- ficado especial; tal vez indicar el dfa y el momento exacto del equinoccio.” Estos fenémenos se observan mejor desde distancias del orden de un kiléme- tro; a distancias menores se pierde la claridad del evento. Esto podrfa ser indicati vo de su relevante funcidn para los moradores de la ciudad y de los alrededores* 7713 supuesto es, desde luego, que el equinoesio ocurre al medio dia, dada la impostancie que para une cultu- 1 como la teotthuacana debi6 tener ese momento. Actuslmente sabemos que tanto los equinoceios como los sols- ticios pueden presentarse a distintas horas. Por ejemplo, en 1988 los equinoccios de primavera y otofo fueron a tas 3:39 y a las 13:29 respeetivamente. * ovestigaciones recientes (HARLESTON, Hugh, E! universo de Teotihuacén, 2a. ed. México, Orién, 1988) han puesto de manifiesto que la poblacién de Teotihuacén no se circunscribia a Ia zona urbane (con aproxi- ‘madamente 200,000 habitantes), sino que también incluia una poblaciGn rural de aproximadamente 2,000,000 de habitantes cuya principal ocupacién consistia en abastecer la gran ciudad. Los mensajes emitidos por la pirdimide Megaban seguramente hasta ellos, que sabian interpretarios y utilizarios como el ealendario para sus a cotidianas, 117 y no s6lo de interés para los sacerdotes-astr6nomos, como era comtin que sucedie- Ta. Es Iégico suponer que esta estructura tuvo que haber sido disefiada por arqui- tectos que tenfan considerable informacién astronémica y geodésica, necesaria para lograr tales efectos antes de que se iniciara la construccién del edificio. No olvidemos, de paso, que esta piramide es la mas antigua de la ciudad. El arquitecto Donat nos describe un iltimo efecto de luz y sombra que parece desarrollarse a lo largo de toda la Calzada de los Muertos; posee un valor simboli- co muy s6lido: En horas matutinas las construcciones del costado oriente Proyectan su sombra sobre la Calzada dibujando lo que podria interpretarse como una serpiente, con sus crdtalos hacia la parte sur y la cabeza hacia el norte. La sombra proyectada por la Pirdmide det Sol (ubicada al oriente, lugar de nacimiento) emula el embara- Zo del animal d4ndole por ello el cardcter femenino. Mas tarde, en horas vesperti- nas, el costado poniente produce una sombra similar, proporcionando la caracteristica dual al doble efecto, ya que puede otorgdrsele el cardcter masculino a esta nueva sombra. Se trata una vez mds de la plasmacién de un concepto filosdfico-religioso, muy posiblemente Quetzalcéatl, a través de la arquitectura, pero esta vez en un nivel que involucra toda la ciudad.

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