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Palabras de Oro

Por Helena Blavatsky

La dama con Armio

La verdad jams puede ser destruda; y por eso no ha surtido efecto la tentativa de
eliminar enteramente de la faz de la tierra todo vestigio de la Antigua Sabidura, ni
de aguijonear y amordazar a todos aquellos que pudieran dar testimonio de ella. Si
se atiende a los millares y tal vez millones de manuscritos quemados; a los
monumentos reducidos al polvo con sus inscripciones ms que indiscretas y
pinturas de un simbolismo excesivamente sugestivo; a la multitud de eremitas y
ascetas que se pasaron recorriendo las ruinas de las ciudades del alto y bajo Egipto,
los desiertos y las montaas, los valles y las tierras altas, buscando con ansia
obeliscos y columnas, rollos y pergaminos, para destruir los que contuviesen el
smbolo del Tao o cualquier otro signo de los que la nueva fe se haba apropiado
se comprender fcilmente por qu sobr tan poco de los anales del pasado.
La realidad es que el obsesivo espritu de fanatismo de los cristianos de los
primeros siglos y de la Edad Media, como ocurri despus con los sectarios del
islamismo, prefiri siempre vivir en el obscurantismo y en la ignorancia. Unos y
otros convirtieron (...) el suelo en sangre, e hicieron de la tierra una tumba, de la
tumba un infierno, y de este infierno las ms profundas tinieblas.
Ambas religiones conquistaron sus proslitos con la punta de la espada; ambas
construyeron sus templos sobre enormes hecatombes de vctimas humanas. En el
Prtico del siglo I de nuestra era brillaron fatdicamente estas palabras ominosas:
El Karma de Israel. En los umbrales del XIX podrn leer los profetas del futuro
otras palabras que harn referencia al Karma de la historia astutamente falseada,
de hechos distorsionados a propsito y de grandes caracteres calumniados ante la
posteridad y destruidos hasta dejarles irreconocibles entre los dos carros de
Jagannatha: el Fanatismo y el Materialismo: uno que todo lo acepta y otro que todo
lo
niega.
Sabio es aqul que se mantiene tranquilo entre los dos extremos, y que confa en la
justicia eterna de las cosas.

La
Helena Blavatsky

Doctrina

Secreta

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