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¢QUE HAY DE MALO CON ‘LA PROSTITUCION? CAROLE PATEM AV EL CONTR ATO SEXYAL dar Tos términos de su con- p (aunque en Australia, Estados Unidos y Gran Bretaiia pueden ser pedidas por orden de correo a Fllipi- ro los varones pueden comprar acceso sexu al cuerpo i explfctamenie encarmado en la “eS posts se consign en tos fos ntl del mere do para salgiervan gue pase pags y, con Sessencs se les proporciona como pare de ls transaacines diplométy Gis paitas y de negocios Aun ase cater pabeo a 6 de Io que podria ser. Como otras Temas de ia empresa capitis, la prositucion es visa come 260 luna empresa privada y el contrato entre el cliente y la prostitu: ta se considera un arreglo privado entre comprader y vendedo- ra, Mas atin, la prostitucién se mantiene en secreto a peser de En Birmingham, una ciudad briténica ill6n de personas, unas 800 mujeres tra- bajan como prostitutas en las calles, en sux casa, en hoteles, en ssaunase, en scasas de masajes» o en «agencias de acompanan- tes». Aproximadamente unos 14.000 varones compran cada se. mana sus servicios, esto es, alrededor de 17 varones por prosti ‘uta! Un nivel similar de demanda ha sido registrado en los Estados Unidos y el ntimero total de clientes por semana en todo el pafs ha sido moderadamente estimado en 1.500.000 va. rones? Se estima que se 40 millones de délares por dia en post 2 Unidos EI secreto existe, en Parte, porque atin donde la prostitucién en st misma no es ile- gal, esté asocizda con las actividades que, como la incitaciéi on frecuencia lo son, El carécter criminal de muchos de negocios de Ja prostitucién no es, de todos modos, Ia unica raza para su secreto. No todos los varones desean, en térini- nos generales sere reconocidos como compradores de tal bien, ‘Ser descubierto con una prostituta, atin hoy, puede ser el fin de Ja carrera de los politicos. La evidencia empitica también indi. ‘ca que las tres cuartas partes de los clientes de las prostitutas son varones casados. En efecto, las prostitutas de Birmingham consideran que su negocio decae en los petfodos de vacaciones, ‘cuando los varones se van de la ciudad con sus esposas e hijos + ‘La sujecton sexual de las esposas nunca carecié de defenso- res, pero hasta muy recientemente una defensa no-cualificeda de la prostitucién era muy dificil de encontrar. La prostitucién cera vista, por ejemplo, como un mal necesarfo que protegia a las mujeres jovenes de la violacién y salvaguardaba al matrimo- nio y a la familia de los estragos de los apetitos sexuales de los vvarones © como resultado desafortunado de la pobreza y las aque debian sstenerse a cin como algo no peor o ‘Wallo- to que la eprottucin legal como Mary Wo srinab al nsimonio en 1790 Como prostiass Ine mujeres abferante comesan con sus cuore ¥ m0 . jadoras iferencia de la esposa) se les paga a cambio. aa ae an «es, a mera cuesti6n de grado si weit ve ala copora. cos varoness © Simone de Beato como «alquilada de por vida a un var6n, Ja prostituta tlene va- ‘oa chen que pagan cadaver. La pier et proteida por tin waren ona todos los tts, la segunda est defend por todos contra la tiranfa exclusiva de cada uno” Cicely Hamil- las mujeres nego- a6 en 1909 que aunque se evitara que ibremente en el tnieo negecio, el matrimonio, lgtima- 10 a ellas, pocirian ejercer esta libertad en negocios conclusién el principio de que la muy Tario que se les paga a cambio de la pos Ahora, ha tenido lugar un cambio, Tmuevamente jlustran cuén fécilmente algunas argumentos fer feri- -nistas ocupan el terreno contraciualista, Muchas discusiones fe- yan argumentado oad derechos, eed emabengiar ire debe, po et ttle, moyonsn el cana das bajadoras en la industria, Angumentar en este sentido no supo- ‘mentar en favor de derechos jtalista— pero, en ausencia de iento en contra, la Sugerencia in apropiada debe ser que i6n. En diltima instancia, el srgumento implica que no hay en le prostitucién nada malo ‘Como no To hay tampoco en otras Esta conclusion depencle de Tos mismos Supuesits que la de- fonsa contractualista de la prostitucion. Los contractualistas sos- tienen que tina prostituta pacta una cierta forma de su fuerza ‘trabajo por un perfodo dado a cambio de dinero, Hay libre inter. cambio entre la prostituta y el cliente, el comtrato de prostitucin & ezactamente como —o es un ejemplo de— el contrato de em. leo, Desde el punto de vista del contato, la prostituta es posee: dora de una propiedad en su persona que contrata parte propiedad en el mercado. Una prostituta no se vende a sf como comiinmente se alega, 0 incluso no vende sus partes sexu les, sino que contrata el uso de sus servicios seruales. No hay diferencia entre una prostituta y cualquier otro trabajador o ver edor de servicios. La prostitita, como cualquier oto «indivi duo», establece una relacion externa a la propiedad en su perso. na. La teorfa contractualista aparece ast ofreciendo una respuesta en el contexto de la i vitro) recomendaba gue ni la subrogacién co- nho-comercial formaran parte de los programas de itro.® Pero, la donacién de servicios de la ma- dre «subrogada» ces ms aceptable que el intercarabio de dine. 10 por sus servicios? La legislacién briténica claramente sugiere ‘que asf es. Ver la subrogacion como una donecién es, no obs- ‘ante, una peticién de principios de a quién se brinda, en efee- te el servicio, La subrogation, ceo. eemplo de une mer donando a otrd un servicio 6 «el da ie un varbn_que debe gestar la criatura finero? Con frecuencia se defiende a Ta ii como un Hpo de trabajo social o de terapia y, de manera sintilar, se defiende la maternidad «subrogadan como tun servicio que se offece en el mercado por compasion ante la sflesén de Ios mules ets, Ranear algunas custions copia def parte evan dal interme) laa! gumento de la compasién presupone que cualquier problema sobre la maternidad «subrogada» es un problema sobre las rmu- jeres y sobre la oferta de un servicio. El cardcter de ion de los hombres en el contrato de subrogacién de la demanda de tal servicio no se considera problematico. En la contreversia sobre Ia maternidad «subrogada», con frecuencia se establece una comparacion con la prostitucién. Como el eminente historiador Lawrence Stone comenté respec- to del caso del bebé M. «los contratas deberian ser cumplicos. Este es un contrato peculiar, segtin veo. Se alquila el cuerpo. ¥ se espera que una prostituta cumpla con el contrato» 52 La ma- yosts dees argument uzadon pare defender o condense zancla suscitan problemas sobre las condiciones de entrada en el contato y la coercién econ6mica, La divisién sexual del wa- eee ee adie ‘aunque el pa ‘bajo dado el tiempo implicado y la inaturaleza del servicio, Problemas de clase surgen también con claridad. En el caso del bebé M., por ejemplo, la madre «subto- gada» habia dejado la escuela secundaria y se habla casado a la edad de 16 con un trabajador de la sanidad que ganaba 28.000 res por afi. Los ingresos del hombre que realizé el contra unto con los de su esposa, ambos profesionales con grado le doctor, ascendian a 91.000 délares por afio.* De todos mo- dos, poner el énfasis sobre la desigualdad de clase y la coerciéa cconémica para entrar en el contrato, distrae la atencién de la cuestién de qué se contrata exactamente y en qué se parece el contrato de subrogacién a otros contratos 0 en qué diverge de cllos sobre la propiedad de la persona. En Victoria, Ia maternidad «subrogada fue rechazada sobre Ja base de que elos acuerdos verdad, acuerdos para comprar wn nifio, y no deben ser aprobe- dos... La compraventa de nitfios ha sido condenads y proscrita 0, The Now York Tin (Sabi 51, Informe dl Te New York enero 1987, 99], durante generaciones, No debe permitirse que reaparezea».® La adopeion esté estrictamente regulada para evitar que las mujeres ppobres, o por Jo menos las mujeres biancas pobres, ten, Tncentivo de vender a sus Babé. FI problema con esta linea argit- mentativa no significa que el sentido comin sca, en este caso, tuna guia pobre, sino que las referencia’ a la venta de bebés impi- de, por completo, la defensa del contrato de subrogacién baséar dose en la teoria del contrato. Desde el punto de vista del contra- to, hablar de venta de bebés revela que la subrogacién queda mal comprendida del mismo modo en que queda incomprendida la prostitucién. Una prostinata no vende su cuerpo, vende sus servi- cios sextales. En los contratos de subrogacién no se plantea la venta de un bebé sino meramente un servicio El calificativo «subrogada» indica que el fin del contrato es Desde el punto de vista del contrato, el hecho de que la provisién de un servicio involucre la maternidad es meramen- fental. La matriz no tiene un carscter especial en tanto propiedad. Una mujer puede contratar el uso de diferentes partes de la propiedad de su persona, Més atin, el hecho de que por ello se disponga de un bebé no es cuestién de especial significado. Los contratos por el uso de otras formas de servi- cio, singularmente los que se proporcionan mediante el con- trato de empleo, también resultan de Ia propiedad sobre Ia cual una sola parte tiene jurisdiccién, El trabajador no tiene derecho a las mercanefas proclucidas mediante el uso desu trabajo, pertenecen al capitalista. De modo similar, el bebé que se produce a través del uso de los servicios de una madre «st- brogada» es propiedad del varén que hace el contrato para usar el servicio, del caso del bebé M. dejé muy claro este punto. En su decisién sostiene que: 52. Comité para la consderacti.., port on. $46; 4.11, 292 C.Jel dinero que se Je pagn a la subrogada no se paga para que entregue el nifio al padre... El padre biolégico paga a la subrogada por st buena dispesicién a ser fecundada y levar a bbuen término a su hijo. El padre no adquiere el nifio al nacer. Bs suyo, biol6gica y genéticamente estérelacionado con el nino. El padre no puede adquirir lo que ya es suo.” Frecuentemente se apela en Ins discusiones acerca de la materiidad «subrogada» a dos precedentes biblicas del Géne- la primera de las historias, Sara, incapaz de tener un 4 su esposo Abraham «te ruego que tengas relacio- nes con mi criada y pueda que yo tenga hijos de ella». Luego Sara «tomé a Agar su criada la egipcla, [..] y se la dio esposo Abraham como si fuera su esposa». En la segunda toria, Raquel, otra esposa estéril, Ie dio a Jacob «a Bilhal doneella como espose: y Jacob tuvo relaciones con ella» las historias bfblicas la madre «sulbrogadan es una doncella, una sirvienta, una subordinada —la sirvienta de la esposa. Las historias parecen, de este modo, reforzar una objecién que se formnilaré a mi caracterizacién de la maternidad «subrogada como un contrato en el que los servicios de Ia madre «subro- gadan son utilizados por el varén. Por el contratio, si se fuerza Ja objecién, las narraciones biblicas muestran que los contra- tos de subrogacién han sido mal representados: el servicio es utilizado por mujeres, El contrato se hace entre un esposo y luna esposa para utilizar los servicios de Ia «subrogada>. La esposa estéril del vardn, no el varén mismo, es el verdadero usuario de los servicios. Ella es la madre para quién los servi- cios de la «subrogaday se contratan. Una mujer entra en un contrato de suibrogacién con otra mujer (aunque sea necesario esperma mascilino para la inseminacién). Jas ironfas nunca cesan tratandose de mujeres y del con -del_contrato, el contrato de subrogacion se presenta como el contrate de wna mujer las mujeres son ahora vistas como par con su simiente, otro ejemplo de la creativi- crea, en consecuencia, una nueva porcién de propiedad. Quiza el varén que hace un contrato de subroga- cién puede ser comparado con un empleador que, segtin la doctrina del contrate, es el principio creative que tra Ja fuerza de tral . Sélo que ahora puede ha- ho més; en un giro espectacular de la tuerca patriar- ntrato de subrogacién permite al varém presentarle a su esposa un viltimo regalo: un nif. 1a fuerza de trabajo es una ficcién politica, pero el servicio sus diferentes modos, ambos puestos en alquiler, El yo de la Fl ejemplo de un contrato de subrogac ‘cabo tranquilamente por una madre «subrogada: ppada, como los ejemplos de Ios esposos que renuncian a su derecho patriareal o las prostitutas que explotan a sus clientes, revela poco respecto de la institucién del matrimonio, de la prostitucién 0 de la maternidad «subrogada». El contrato de dor cbtiene el derecho de mandar sabre el uso de los euerpos de los trabajadores para, unilateralmente, tener poder sobre el proceso a través del cual se producen las mercancfas. No hay razén de por qué un contrato de subrogacién debiera darle rogada pueda hacer de su cuerpo hasta qué el sector esté cum- pido. voluntariamente, sean pare de contratos que constituyen a otras mujeres en Suborditadas det jos. La doctrina del contrato no establece limite alguno a los usos que legitimamente pue- dan hacerse de la propiedad en las personas, siempre que el acceso al uso sea establecido a través de un contrato. ¢Por ué, entonces, en un periodo en que el contrato es valid, las mujeres sin hijos no debieran tomar ventaja de este nuevo tipo de contrato? La utilizacion de los servicios de una madre «sub- rogada» que proporcione un nifio @ una pareja casada ester se compara, con frecuencia, con la adopcisn, con anterioridad su tinico recurso legitimo si no estaban dispuestos a aceptar . pero hay una diferencia crucial entre las dos Pricticas. Una pareja adoptante no esta, salvo excepciones, ge- néticamente relacionada con el nifio. Pero el nifio de la subro- gada es también el nifio del esposo. La esposa adquiere verda- deramente el carécter de subrogada, precisamente como en Ta adopcién, la pareja, padre y madre, es denominada subrogada La esposa, como los adoptivos, eriaré al ni 1a historia del contrato original relata la derrota politica del padre y cémo sus hijos, los hermanos, establecieron una forma patriarcal no simiento de la maternidad subrogada sugiere que el contrato ayuda a Hevar a cabo una nueva transformacién. Los varones estén nuevamente comenzando a ejercer el derecho patriareal pacidad de hacer lo que se desee consige misma, significa ba ERCERE Se acer Jo due Se desee consigo misma, significa bar que un varén se relaciona con su fuerza de trabajo 0 sit esper ‘ma, no hay nada distintivo a la condicion de muir. diferencia sexual se toma irrelevante para la reproduccién fisi- ca. Fl antiguo estatus de «madres y de «padre» resulta asf ‘inoperante para el contrato y debe ser reemplazado por el (o8- tensiblemente neutro sexual), «padres», Al menos en el caso de los contratas de subrogacién, el término «padre» esté lejos de ser sexualmente indiferente. La sombra de Sir Robert Filmer co, pero con el contrato de subrogacién el patriarcado mode no adquiere un nuevo sesgo. Gracias al poder _del_cont Hasta el presente, Ia condicién de la mujer [womanhood] ha sido vista como inseparable y atin subsumida, en la materni- dad, Durante los siltimos tres siglos, las feministas han inverti- do enormes esfuerzos tratando de mostrar que las mujeres, como las varones, tienen un espectro de capacidades den ejercer adicionalmente a su singular capacidad de crear vida fisica. Ahora Ja maternidad ha sido separada de la condi- pare (pads, un genérieo sin samen, Pats juts con ore (gu) un ene espectcacion de sexy father (pe, 297 ccion de mujer y esta separacién expande el derecho patriarcal Esta es otra variante de la contradiccisn de la esclavitud. Una mujer puede ser madre «subrogada» slo parque su condicién de mujer se ha tornado irrelevante y se la declara un sindivi- duo» que presta su servicio. Al mismo tiempo, puede ser una madre «subrogada sélo porque es mujer. De modo similar, la propiedad relevante de un vardn para el contrato de subroga- ion sélo puede ser la de un vardn, es esa propiedad la que puede hacerle padre. El Buede almacenarse hasta que se To Inserte en la mujer adecua da, sdlo poraue puede ser separRado de Ta PERSONS. Hasta la invencién de los contratos de subrogaci6x caliaricad de la simiente de los varones remitia a un: dad problemética en sf misma: Ia paternidad siempre habia dependico del testimonio de la mujer. La matemidad, no obs- tante, fue siempre cierta y de acuerdo con Hobbes, en la con- dicién natural la madre era el sefior, con derecho pal bre el nifio, un varén tenja que pactar con tna ma obtener derecho como padre. Gracias al pod impor. tancia del contrato de maternidad «subrogada» en el desarro- Ilo futuro det dominio patriarcal. En 1979, cuando (con Teresa jos. Ahora que las fem! as legales, y ahora que en ‘estén en pie de Ima por més tiempo que obten- s pueden estar sda tener acceso y dere- jencionalmente, farcal pero, al ios del viejo orden del estatus, el co aun asi dar lugar a una nueva forma de derecho paternal

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