-Las mujeres no se rebelaron, en todo caso, contra su
rol histrico; se dieron cuenta del negocio que era
para ellas y de paso para la abstracta maquinaria del capitalismo suntuario (verdadero sujeto tcito en todo esto)- jugar a dos puntas: declamar sus derechos pblicos de hombre, pero seguir procediendo cuando conviene con sus evidentes prerrogativas de gnero: regentearse como mercanca sexual para manipular a los machos. Servirse de la proteccin gratuita de la fuerza fsica de los machos, usarlos de multisabecosas diccionario enciclopdico andante y service hogareo polirrubro-, disponer de su saber, pretender que deben seguir siendo conquistadas es decir, hacer seguir trabajando al hombre aun despus de su trabajo estricto-, hacer funcionar al capitalismo a su favor. Mientras, a la guerra seguimos yendo nosotros; mientras, las grandes responsabilidades en torno al desarrollo tecnolgico siguen en manos velludas, lo mismo las proezas del arte y el pensamiento que hacen que la historia no se estanque y continuemos vitales como especie.
-Ahora para coger no basta con tener auto y una
profesin; un buen sueldo, tocar la guitarra, ir al gimnasio, hacerse el tonto y consumir toda la bazofia del arte popular, invitar a comer y pagar unas vacaciones, tener contactos, 500 amigos de Facebook y algn cierto prestigio social. Hace falta adems, hacerse pasar por feminista. - En otra poca enterraban sus textos para que no los encontraran los militares. Ahora hay que enterrarlos para que no los encuentren tus novias. Por decir la verdad te mataban, pero al menos la ponas.