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ECONOMIA Y DERECHO SEGON LA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA HISTORIA UNA INVESTIGACION FILOSOFICO-SOCIAL POR R. STAMMLER BROAN ME? Profesor en Ia Universidad de Berlin Traducida del aleman (4.* edicién) POR WwW. ROCES 2 U.N.A.M. MARIO DE LA’ CUEVA " MADRID EDITORIAL REUS (S. Av Preciabos, 6 ACADEMIA «EDITORIAL REUS: PrReCIADOS, 1.—APARTADO 12.250 1929 ADVERTERCIA DEL TRADUCTOR Cimpleme advertir aqui al lector que la traduccion de la presente obra del profesor Siam- miler fué hecha el aio 1921. FALLERES TIPOGRAFICOS DE LA «EDITORIAL REVS: (8. AJ Ronda de Atocha, 15 dup. (2.898) x 2, a5. INDICE INTRODUCCION FILOSOFIA SOGIAL Idea de una Filosofia social......... cee. cee eees Doctrina general del Derecho y de la Economéia., Generalizacién de hechos sociales ...........406 Método _ para una investigacién filos6fico-social , . E] materialiamo histérico ............. eee LIBRO PRIMERO ESTADO DE LA CUESTION CAPITULO PRIMERO GL MATERIALISMO SOCIAL La base de le sociedad humana ... Las ideas sociales, reflejo de las cireunstancias econdmices .. Fete tae ee seer ee nee eeeeees Concepsidn fatalista’ de ia Historia... 2.0.1 07107 Qbservaciones histdrico-dog ma tica: ee eeeeneee? Fundamentacion tedrica del. so smo moderno,. Comentarios a la teorfa del socialismo...... Didlogo del burgués y el socialista ......., Plgnteamiente del problema para una critics ‘de Jas doctrinas de! socialismo .......... CAPITULO SEGUNDO ADVERSARIOS DEL MATERIALISM HISTORICO Datos eoncretos de la Historia sustreidos al im- Porio dela Economia ........0cecee reese sanee Verdadera significacién del materialismo histérico. 68 16, p 18, 19. 20, an. 22, 23. 24. 25. 26. 29. 2 30. 3T. INDICE LIBRO SEGUNDO . HL OBJETO DE LA CIENCIA SOCIAL« CAPITULG PRIMERO BA VIDA SOCIAL SUMANA Concepto de sociedad ...... we ee ee ceeeee El aislamiento como estado, de natraleza |... Sociedades do animales .............0.000 Seres racionales en estado de aislamiento ...... La regia exterior . peteneeenseee De la posibilidad y necesidad de Ja ciencia social +e GAPITULO SEGUNDO LA FORMA DE LA VIDA: SOCIAL Forma y Materia 2.0.0... L eo ee eee dene Normas juridicas y reglus convencionales peeeee Distineién en cuanto a la pretensién de vigencia de las reglas sociales ........ CAPITULO TERCERO La MATERIA DE 14 YiDA soctt Le sooperacin humana para la satisfaccién de las mecesidades .. steers Necesidades de superior © inferior Economia en abstrecto y y Beonomia social El principio econémico” .............. Cimiento econdmico y construceién politica...... LIBRO TERCERO EL MONISMO DE LA VIDA SOCIAL CAPITULO PRIMERO “ ORDEN JURIDICO Y ECONOMIA SOCILS SECCION PRIMERA Cfencia del Derecho Sustantividad cientifiea de la Josiapradencia Ei problema.del Derecho natural Pag. 76 ee ers 47 Vr5r Be. 33. 34 35. . 36. 38. 40. 41. 42 43 INDICE Imposibilidad de un Derecho absolutemente jus- to en gu contenido ...........eeee eee ee Posibilidad de un Derecho ‘objetivamente justo en su contenido ....... eee e ee ee nee e een e ee SECCION SEGUNDA Economia politica Alternativa entre el to de vista de la Economia natural y el de ia’ noma social reer ers Corrientes Faoctrineles que hasta ahora dominan on la ciencia econémioa,... 26... eset rere eee Inexistencia do una ley wtima independiente de la Economia social “.......- sees La sociologia con arregio a jos métodos de las cien- cias naturales ..... SECCION TERCERA Supuestas totiuenetes gectprosas entre la Heonomta el Derecho Relacién ee media entre la regia, y lo reguledo.... Influjo del Derecho sobre le téenica.......... Actuacién dei Derecho sobre los a 41 sometidos.... CAPITULO SEGUNDO FENOMENOS ECONOMICOS SECCION PRIMERA * Referencias preliminares Do la divisién del trebsjo ...... Sistemas sociales de produceién .. Las relaciones juridicas ......... SECCION SEGUNDA Strtematica de los fendmenos econdmico-soctates 44- Concepto de un fenédmeno econémico ...........+ 45. Sistematizecién general de meses de fendmenos BOGIES Lee eee eee cette etree teen eenes 46. Clasificacién ‘anslition 47. Clasificacién sintética ..... 48. Do los fonédmenos sociales negatives . 49 EL El problems. en Ia | la doctrina marxista .. cat tte ee 157 166 16g 177 190 198 Bee a6 225 229 $70 50 5t 52. 53 54 55 56. 57 58. Fg 6x. 62. 63. 64. 65. 67. _ INDICE SECCION TERCERA Hoolueién de tos fanbmenos econdmteos Pégs, La formacién de los-fenémenos econémicos ..:,., 252 Las observaciones de masas de fendmenos como me- dio inexcusable para esta investigacién . 260 Tendencias de la evolucién » 266 CAPITULO TERCERO BL CICLO DE LA VIDA socraL SECCION PRIMERA Prinelpto de una explicarton causal de tas transformartones jurtdtoas Cémo surge el Derecho por primera vez...... bene BIR Responsabilidad dei Derecho por los fonémenos social . +e 276 Dualismo de ci la Economia teenesesesecvesenees ZBL Espiritualismo social. Deveetevsseverenes, 28 Caracteristicas macionales ..........ceecceer ese 28 > ” . SECCION SEGUNDA Los fundamentos” delerminantes de ios fransformactones furtdteas Los fenémenos sociales come fuente de las aspira- eiones do reforma 2.0... ccc e eee eee eeneeeee 290 ‘Unidad de la experiencia social | 295.- Grandes hombres .......... 208 Fendémenos politicos y econédmicos ..........., 302 Fendémenos de la produceién y del consumo ...... 305. LIBRO CUARTO - TELEOLOGIA SOCIAL CAPITULO PRIMERO CAUSALIDAD ¥ TRLOS Conover y querer ............5 Legitimidad de la nocién de fin Ley fltima querige el querer . El yo empit:20 y el deber .........ceeeeseecsees 336 Aplicacién practiea de la ley de los fines........ 344. ~ INDICE Adquisicién ica de la idea del bien 349 Peouliaridad querer social .... 355. CAPITULO SEGUNDO ‘OONFLICTOS SOCIALER Cardcter dialéctico de la Historia, 362 El Derecho, un. medio ‘para log duesién ',., 366 Concepto de una 370 Fuerzas productivas en aentido social 378 - Las dos clases de movimientos socia! 382 Punto de vista genético y sistem4tioo 386 Solucién de-tos conflictos sociales . principio sociel ............-0.05 setter ee 42r Necesidad de una ley Wtima en materia social. 428 Mutualidad de los principios practicos | 432 Conciencia y oxistencia .... Bo Aspiraciones sociales legitimas - sasee 445. Empiriea y doctrina de los principioa on la elen- oie social ............- Cheese Vetere ten eereen® 447 LIBRO QUINTO EL DERECHO DEL DERRCHO CAPITULO’ PRIMERO DEREGHD.¥ PODER ARDTTRARIO Poder juridico Z poder arbitrario ........., eee 455 - Determinacién del concepto del Derecho ......:. 460 De la inviolabilidad meramente condicionada del Deretho vee 466 Formacién originaria del Derecho | az Instancia -competente para juzgar de las viola- siones del Derecho ......50...... 2.2 eee ee ee 478 872 INDICE or. Litigios de vecindad entre el Derecho y el poder : arbitrario 2.6... eee eee ee beeen eer eee renee CAPITULO SEGUNDO LEGITIMACION DE LA GOAGGION JURIDICA 92. Legitimacién: guoad formalia, quoad materialia,. 93. Teorias dinamicas Fest eeeenee Bellium omnium contra omnes . El Derecho como condicién de ja snoralided 2.) El Derecho como condicién para ajustar la socie- dad a su ley Ultima ‘ Imporfeecién de cusiquier comunidad meramente convencional ......,...- ‘98. Inconsecuencia de una coaceién juridica que séle se afirme de un modo parcial .,,...+.-++ Ares CAPITULO TERCERO TDRALIEMO SOCIAL 99, La comunidad de hombres de voluntad libre, 100. Edonismo social ...... zor. Observaciones al principio de ta iey “atime roz, Del ideal social, Une = leceién sane Tesis ...... Des*rroilo . Deduecién Epimetrum Reserva ..--+++ Postuledo -..... Primer corolario péndice 103. Cémo han de deseubri CUAdOS nese eee e sree es ee nee eeesertereearents 104. De la socializacién de ios medios de produccién en partionlar ....sseeeese seer eves aos. Final 2.0... -2. 0200s 483 492 - 500 507 513 517 522 525 ban. INTRODUCCION FILOSOFIA SOCIAL Mientras yo no sepa qué es lo justo no ten- . $0 porqué apresurarme a saber si cons- tituye o no una virtud y si hace o no di- choso a aquel en quien concurre, — Piaton, de republ. 1, p. 354, C. " 1—Iiea de una Fitosotia social La ciencia de la vida social humana se halla al presente in- segura y vacilante. Arrolladora, avanza hacia nosotros la corriente de los proble- mas desencadenados de nuestra existencia social, sin que los. cauces que sélo una técnica fundamentada cientificamente puede construir los conduzcan a su solucién; y el oleaje sin cesar agi- tado de las luchas y aspiraciones sociales resuena como la voz de un destino ciego, ignorado en su ley ultima determinante. De desirafiar esta ley fundamental es de lo que trata el pre- sente libro, ‘ . Una investigacién precisa sobre un punto concreto sélo tiene verdadero valor cuando aparece reducida a trabazén con la Jey general tiltima y orientada en el sentido de una linea directiva de alcance general dentro del conocer. Desligado de esta ley ul- tima fundamental y sin relacién con un punto de vista armé-. nico de alcance abeoluto frente a todo inquirir concreto, éste ‘no podria acudir a medio alguno para justificar su existen- cia. ¥ no es sdlo la. necesidad personal de aquilatar el valor y Ja importancia de lo que mueve sus afanes, lo que constrifie al investigador a ahondar hasta descubrir la lev fundamental sobre- ja que descansa su'saber; es aquella relacién de todo verdadero co- nocimiento con la ley tiltima de alcance general, a que nos referi- mos, la tinica-que puede procurar un método seguro para la inves- figacién sobre un punto conereto: sin la conciencia de esa ley fundamental, todo intento aislado de-definir la verdad en un de- © terminado punto, ser4 necesariamente algo casual, en su ejecu+ cidén como en sus resultados. Cuanto queda dicho puede aplicarse muy especialmente a la ciencia social. Aun no ha descubierto esta ciencia el método- exacto que, al igual que a las ciencias naturales mateméticas, pueda ‘Ilevarla adelante con paso seguro, sin necesidad de des- entrafiar en cada caso Ja ley fundamental que rige su conocer. Todo to que podemos descubrir en la doctrina son constantes. tanteos para dar con este método cientifico exacto; por eso no se estimard inoportuna una investigacién fundamental comin a ja Economia y a Ja Jurisprudencia. 4 R, STAMMLER Pero ya el mado exacto a que debamos acudir para reunir los conoctmientos de detalle dentro de estos dos campos del saber, exige como condicién previa la visién de una sintesis dz aicance general y conforme a la ley itima a la que pucdan reducirse cuantos conocimientos especiales son posibles dentro de los linderos de estos campos. Pues sdlo de esta conexidn podre- mos.deducir en qué sentido cabe, de un modo general, observat y definir en materias sociales, Toda investigacidén juridica concreta, por ejemplo, que aspire a un valor cientifico cualquiera, deberé saber articularse.dentra del conjunto de una concepcién unita- via fundamental sobre la naturaleza y la génesis del Derecho. Aparece, pues, claro, segtin esto, que solo admitiende que la vida social se halle sujeta a wna ley de aloance general puede tener una significacién y un sentido sobreponerse a una observacidn aislada en cuanto ial y pretender como conforme a ta ley tiltima 1é concretamente observado. Todo el que afirma, sea de lege lata @ de lege ferenda, una norma de contenido condicionado, atribuyén- ‘dole el dictado de neceseria, es que admite, evidentemente, una ley general, sin la cual aquella norma, en cuanto algo con- cteto no podria afirmar tal de necesaria, Y asi como las in- vestigaciones del fisidlogo presuponen siempre la ley de causa- lidad con un alcance formalmente absoluto, y todo conocer por leyes naturales descansa sobre el fundamento de la conforma- cin de la naturaleza a la leyes generales qué la rigen, del mismo modo debera procederse para discernir cientificamente la vida social humana. El que aspire a establecer acaecimientos conforme a una ley altima en la formacisn de normas e instituciones juridicas y dentro de la evolucién de 1a vida social en general, atribnird a deter- minados hechos de la existencia social humana la condiciin de necesarios; y para ello deberd decirnos qué es lo que por tal, en rigor, entiende. : (Ln qué sentido puede hablarse de necesidad respecto de Ja for- macidén de Derecho nuevo? ;Cabe afirmar y levar a término una conformacién de la vida social humana a una ley general, como en el campo de las ciencias naturales, que toman por fundamento jas Jeyes que rigen la naturdleza? O es que median diferencias de fondo en este respecto, entre. estas ciencias y la ciencia social? . ¢Hasta qué punto es legitimo y fundamentado, segiin esto, tras- ladar y aplicar paralelamente los conceptos y los métodos de Jas ciencias naturales al conoeet social, y singularmente a la ciencia del Derecho? Seguro que no habra un solo jurista ni economista que piense, en quien estos problemas no hayan despertado una ciérta pre- ECONOMIA ¥ DERECHO 5 ‘ecupacidn. Pues bastard proponerse una jira cualquiera del co- nocer_ cientifico, en investigacidn ‘independiente, para tropezar irremisiblemente, desde el primer momento, como ya hemos di- cho, con el problema del método exacto del procedimiento uni- tario recto para su investigacién; y consurmada ésta, no tardard en surgir la dada. ;Cudl es el valor y cual la significacion de estas investigaciones dentro del campo de nuestra ciencia en conjunto? | Pero al planteamiento del problema de un ‘modo radicalmente @ecisivo, viendo aqui un objeto propio para la obsetvacién-y dis- cernimiento criticos, el de desentrafiar la ley general que rige todo nuestro conocer en materia social; a esto apenas ha Ilegado nadie hasta ahora. . E] campo que se abre a Ja investigacidn cientifica es vasto y no facil de abarcar con Ja mirada; quien aspire.a dominarlo y a compenetrarse con é] por entero, tiene ante si una labor gtande y profunda. Cuanto més honradamente y con mayor resolucién se entregue a ella, tanto primero ‘acabard por redu- cir Ja intensidad de su esfuerzo a un punto concreto determinado, para ponerse con otro, liquidado éste. Y cuanta mayor sea Ja in- dependencia con’ que investizue, ‘tanto mds gigantesca aparecerd a sus ojos Ja empresa de remover hasta sus fundamentos Ja es- pecial disciplina’a que se consagre. {Qué problema es ésté, no Te- suelto avin, que no viene a acrecer el tesoro-de conocimientos po- sitivos. especiales; que no abre al saber perspectiva alguna sobre un contenido histérico concreto, contentandose con la tundamen- tacidn de la unidad formal de este saber y con la categoria de Io ‘que constituye fundamentalmente esta misma unidad? Y¥ sin embargo, es necesario buscar una solucidn a este pro- tlema, si no queremos hundirnos con todas nuestras investiga- ciones en el caos de lo incierto. Asf, acontece con la mayor fre- enencia que cada cual se busque por de iado una cierta concep- cidn fundamental para su uso doméstico, si vale la frase, sin que no siempre pueda afirmarse que ha sabido ahobdar lo suficientg hasta encontrar una sdlida cimentacién para su construccién cientifica. Pero la base tedrica originaria, recogida quiz4,'en gran parte, un poco al azar, 0 acaso por aimasijo de lecturas, va fosi- liz4ndose paulatinamente: y en no pocas manifestaciones sobre problemas y métodos cientificos nacen Jas corrientes y las esc} siones para combatirse reciprocamente haste deshacerse, eva- das de su partidismo. No se trata'aqui de otra polémica mas, de interés académico exclusivamente. El problema de la ley wltima ‘por que se rige la vida social, se traduce prdcticamente a seguida en una fundamen- tal concepcida sobre las relaciones entre individuo y comunidad; & > R, STAMMIER y la resolucién de principio a que en este punto Heguemos serd la que determine el planteamiento -y solucién del tema acerca del desenvolvimiento ulterior, transformacién y perfeccionamiente de nuestros érdenes sociales. Todo partido politico que no quiera macer condenado a ser Ja flor de un dia, inoculandose por si mismo el germen mortal en la limitacidn a simples miras aisladas, deberé partir de un principio inconmovible sobre el fundamento, destino : y funcidn de todo orden social. Tal es la significacidn de los progra- mas politicos, a tal deberd ser por lo menos, en cuanto persigan claridad y fundamentos ldgicos, con propésitos sinceros y honra- dos. ¢Cémo seria posible, sin una pauta general de ta vida social toda, someter a un juicio critico fundado, de asentimiento u hos- tilidad, un orden social concreto, desenvuelto histéricamente? Desentrafiar cientfficamente la ley que rige toda vida humana 4 cial es lo que, por tanto, condiciona la posibilidad de moldear bajo leyes la convivencia humana en un estado histdrico cual-. quiéra y la de calificar.como objetivamente legitimas aspiraciones -concretas determinadas, debiendo Ja solucién de toda cuestién politice-social posible ser dirigida y determinada por la ley fdn- damental de la vida social y no deiada al azar de lo que como nor- ‘ma directiva pueda estimar, confusamente, el individuo inte- resado (1). . Los esfuerzos para configurar bajo /eyes la vida social humana. existen, de hecho; no cabe encubrirlos ni pasarlos por alto: es-. tos esfuerzos los constituye lo que se denomina la cuestién social, “ De todo lo dicho se concluye la exigencia de una Filosofia social, de wna investigacién cientifica que pueda indicarnos bajo qué ley fundamental de cardcter formal se halla la vida social hu- mana. “Lo que, por tanto, interesa a una investigacién sobre este ob- jeto es lo que dentro de Ja existencia soséal humana ofrece un ca- rActer general necesario. Y su mira es, por consiguiente, desentraar. aquellos conceptos y principios de unitaria aplicacién a foda vida social, Sus ensefianzas deber4n abstraerse de cuanto sea conte- nido conerefo de una existencia social histdrica ‘cualquiera, para recaer sobre la ley ultima que rige la vida social humana .en -cuanto tal. 2.—Dortrina general del Derecho y de la Economia ~ Todas los sistemas de Filosofia del Derecho hasta ahora co- ‘mocidos coinciden en el tomar el concepto de! Derecho como punto ECONOMIA Y DERECHG 7 de partida, viendo en é1 la unidad suprema para las disquisiciones] © dentro de este campo. Las leyes de,Platén y ¢l gion Stxguv de |. “Aristételes, el ins naturale sive divinum de la Iglesia catdlica n0 (yy 1 menos que el ius naturale ac gentium de Grocio, el contrat social, | Ja «conviccién comin» de cuantos integran la comunidad juridica; | © “+ todas estas ‘doctrinas, sin excepcidn, con sus distintas variantes | y sus diferentes partidarios, toman el Derecho como piedra | angular y conio el objeto supremo de su estudio. . -” Lo comparan s{ con conceptos afines, delimitaéndolo frente a éstos; e investigan también las influencias del orden juridico por otros factores de Ia vida humana, hablando de una «accién re- efprocay entre el Derecho y.la Economia social; pero el Derecho aparece aqui en tédo momento como el objeto altimo, independiente, de la investigacién cientifica. . - a No es, pues, dudoso que bajo la unidad de este concepto su-\{* perior del Derecho pueda formarse una disciplina cientffica pro-|..+ pia: esta disciplina no se reducird, por consiguiente, a informar de un contenido de Derecho limitado y a exponer un determinado ; orden juridico histdrico; de lo que sé trata es de ofrecer un sis-! tema de las condiciones necesarias de todo posible conocer ju-' :. ridico. Lo que aqui ha de exponerse son-las formas puras del con- | cebir y del juzgar en el campo del Derecho, desenvolvicndolas dentro de la posibilidad general que para una ordenacidn unitaria vofrece nuestro mundo conceptual (2). v Pero para alcanzar esta visién de alcance general cabe tam- bién seguir otro camino, partiendo de los objetos que se nos pre- sentan de modo inmediato a consideracién. Al lado de la natu- valeza, en cuanto suma y compendio de los fenémenos planteados en el. tiempo y en el espacio, aparecerd, asi, como el objeto proble- miético de nuestro estudio la sociedad humana. Y se tratard en- tonces de determinar. criticamente la posibilidad de una ciencia social, En los desenvolvimientos de este problema, asi planteado, tropezaremos de nuevo con ¢] Derecho inmediatamente y necesi- taremos poner en claro cual sea su significacién general dentro ‘de _la vida social humana. Sdlo el punto de partida eS lo que difiere. En un caso tomamos la existencia social del hombre como dimen- sién dada y a la vez como el tema planteado, para encontrar~ nos, al penetrarlo en sus fundamentos, con el Derecho como la forma condicionante, que tendremos que desentrafiar necesaria- mente, por su alcance general; o bien atrancamos del hecho del querer juridico, planteado ahora como el problema al que se busca solucién cientifica, pretendierido descubrir su trabazdn dentro de Ja posibilidad de un conocer de aleance absoluto. : R. STAMMLER La mira es la misma en ambos casos: el que quiera poser de? I enone un ‘conocimiento clarp y profundo tendr4 que enfocarlo dentro del conjunto en que el Derecho se halla emplazado nécesa- | riamente. Para lo cual, podra observar sus manifestaciones reales en el campo de la existencia social humana, orientando, por tanto, . su investigacién en el sentido filasdfico-social, o bien ver cémo- aparece el Derecho dentro del sistema de la ciencia en general; .<¥ pero siempre habra de investigar la conexidn en que se halle el ‘orden juridico con el conjunto de la vida espiritual humana, Lievar a término la empresa que este problema brinda no es cosa que cientificamente pueda esquivarse, Colocar al frente de Ja exposicién un concepto del Derecho asentado y definido como resultado de observaciones determinadas solo procurardé una base de alcance subjetivo, siempre quedar4 en pie la cuestién que habra de plantearse necesariamente: jgué es lo que legi- '“tima estas aspiraciones? El concepto a que se aspira deberd mds. , bien desentrafiarse, conforme al plan establecido, del comjunto. : de la experiencia social, determinandolo dentro de ésta, segin __ elementos necesarios. Ni seria factible tampoco pretender obte- “ner este concepto investigado, quizd, mediante inducciones de ex- periencias juridicas histéricas. ;Por qué? Facil sera mostrarlo. Cuando la doctrina del Derecho observa, verbigracia, dentro de : qué circulos y grnpos humanos y mediante qué actos nace el De- \ gecho ena Historia, proponiéndose desentraiiar una ley de evolu- cidn de alcance general relative mediante esta” "yuxtaposicién de las formaciones de normas juridicas acumuladas, tiene que partir ya de un concepto cualquiera del Derecho. Y no pudiendo ser du- doso que en el curso de la Historia, el Derecho nace infinitas veces rompiendo con las normas juridicas vigentes a este efecto, habra que preguntarse: en qué podremos conocer de un modo gene- . val sium querer determinado es o no Derecho? iQué es lo que dis- \ tingue a una orden expresién de un poder arbitrario, que como tal \ prevaiece durante algiin tiempo, de un precepto que para trans- : formarse en Derecho rompe con el orden juridico creado? La so- * \Yucién a estas cuestiones no podra darla el estudio inductivo de “aquellos diferentes actos de que el Derecho surge. Pues frente a cada uno de los actos que se investiguen se aplicard un concepto del Derecho que se presupone; la induccidn tiende a desentra- fiar lo que haya de comin en los actos de que han surgido las nor- mas juridicas de indéntico modo. Pero esta ultima nota, la de haber engendrado Derecho, es algo ‘ya fijamente preestablecida en cada uno de Jos actos inductivamente ponderados, al agruparlos con ¢l propésito de una inivestigacidén comparativa: por eso el concepto mismo del Derecho no podra desentrafiarse de esta investigacén. ECONOMIA Y DERECHO . F Por otra parte el concepto del Derecho se estizna y trata con} razéu por todos como un concepto de alcance absolute dentro’ del conocer social. No podria afirmarse que el contenido de cada or~; den juridico particular cémbia constantemente en el curso de Historia, si no se partiese del concepto del Derecho como base formal ‘unitaria. Consiguientamente, la naturaleza esencial y la; significacién del concepto del Derecho, con su alcance absoluto, | deberdn desentrafiarse por ofros caminos, no por la mera yuxta. posicidén de una serie de aplicaciones ‘concretas de este concepto, ‘ que en modo alguno aparecerian sin la preexistencia del Derecho como prius ldgico. La experiencia juridica concreta es la que. daramente concebida, se halla condicionada por el concepto del} Derecho con su alcance absoluto, y no viceversa. El concepte del Derecho es, por el contrario, en absoluto independiente de esta @ aquella aplicacién determinada dentro de la experiencia concreta. Ni puede extraerse el concepto del Derecho de experiencias ju- ridicas determinadas, porque es este concepto mismo el que ofrece 4a posibilidad fundamental para cada una de estas experiencias. “En cada caso surgirdn el problema y ta duda: ;por qué razén se | califica de juridica esta experiencia? Y una solucién cumplida~ sdlo podra ofrecerse invocando un concepto del Derecho de alcance absoluto, desentrafiade segin un método propio. . Cudl sea este método de investigacidn filossfico-secial a que necesariamente ha de acudirse, en seguida lo precisaremos. Desde luego debe advertirse, sin embargo, que la fijacién del con- cepto del Derecho no puede descansar sobre experiencias juri- dicas concretas, pero tampoco ir a buscarse a un pais mitico subs-) traido a toda experiencia, Lo que ha de hacerse aqui es volver a! jos hechos de la vida‘social humatia, aquilatando esta’ experiencia del vivir social en las condiciones de alcance absoluto que Ja de-j}_ terminan, para desentrafiar de ellas y poner en claro los concep- tos sociales fundamentales, el del Derecho como uno de tantes, con su necesaria articulacién. A Tampoco puede prevalecer, de otra parte, el procedimiento que es usual en toda Ja doctrina econémica: ver en el concepto de la Economia el concepto supremo, asentindolo por modo independiente como Ia base ultima de una investigacidn filosd- fico-social. Es inexacto hablar de una «vida econémica» como de algo con propia existencia y substantividad, en relacién con otras manifestaciones de Ja cultura humana y sometida en parte a sus influencias, aunque influyéndolas también, a su vez, de manera determinante (3). . a En vez de esto, deberd partirse de la investigacién sobre j el concepto de la vida social misma como del objeto ultimo de Paes moo. B, STAMMLER Tnuestro problema; séio mediante el andlisis fundamental de este concepto podremos atribuir al Derecho y a la Economia el puesto : que dentro del conjunto de la vida social humana les corresponde, * determinando y fundamentando de manera critica la ley de al-- cance absoluta.que rige este conjunto de la vida social. El concepto de la evolucién social, no es algo nuevo; ya se le aplica, al menos, con un significado peculiar. Se habla de la con- formacidn de esta evolucion a ciertas leyes y se habla en _general- de leyes sociales, sobreponiéndose al estudio concreto del Derecho - y dela Economia social como objetos aislados. Al colocarnos ante el concepto de la sociedad y de la convivencia humanas para someterlo a inquisicidn, debemos tener presente que se trata: de un concepto fundamental, al que estos otros conceptos del orden juridico y la Economia social se reducen como a und unidad superior. Toda fundamentacién critica de la ciencia social deberd asentar, por tanto, el concepto.de la sociedad humana, ofreciende para ello un discernimiento conceptual y una visién conforme a la Jey ultima de los valores de alcance absoluto. iCudl es el método que puede utilizarse para alcanzar seme- jante visién y desentrafiar, ‘con la prueba de la evidencia, la ley que -rige la vida social? . 3.-—-Goneralizacién de hechos sociales ™ La telacién que media entre los conceptos y doctripas de al- cance absolitto y los que sdlo tienen un valor concreto no es la de , ‘ una adicién o generalizacion respecto de los hechos determinados , '- que una vez establecidos se suman o generalizan. Procediende : objetivamente, no son hechos concretos determinados conforme “~, a leyes los que aparecen en primer término ante nuestra concien- * cia, establecidos de por st individualizadamente, que la concien- cia haya.de recoger para extenderlos, inflarlos y generalizarlos y obtener de este modo los conceptos fundamentales decisivos » y los principios generales que condicionan una visién cientifica. Todo estudio cientifico de datos concretos ¢s, por el contrario, la sistematizacién de la materia multiple dentro de una unidad conceptual, con arreglo a un plan fijo incondicionado. Tode hecho, objetivamente establecido, entrafia pues, fundidas ines- cindible y necesariamente, una-materia concreta determinada y la modalidad general condicionante dél procedimiento. Ambos factores—el contenido elaborado de nuestra conciencia y el mé- ECONOMIA ¥ DERECHO . Ir -, todo de alcance general para su elaboracién—aparecen confun- didos en el tiempo y en el espacio: todo hecho intégrante de la oiencia leva en si, ya de por sf, estos dos factores, que sdlo pue- ” den desglosarse conceptualmente en el terreno de la abstrac- eign. Para poner en claro los conceptos y doctrinas incondicionados, -de alcance absoluto, que todo estudio cientifico-social presupone, © habra, pues, que proceder por indtrespeccién critica del contenido dei conocer social. De nada servirfa, por e] contrario, pretender -obtener aquellas doctrinas fundamentales mediante generali- -zacién de hechos coneretos de la existencia social, ya que cada uno de estos hechos, para ser establecido y generalizado, presupone -desde luego como condiciones metédicas aquellas normas: dé al- cance absoluto que se investigan; no en el tiempo ni de modo cau- sal sino como supuesto ldgico. Con respecto a la Historia social es precisamente donde po- dremos ver este de manera atin mds profunda. No en vano se ha acudido en todo tiempo a la Historia, queriendo servirse de sus ensefianzas como fuente de docirinas ‘prdcticas y-de miximas para el hombre de gobierno. Al recoger determinados aconteci- mientos histéricos como manifestaciones de fundamentos gene- ~ rales sujetos a leyes, se confia en Hegar mediante la generaliza- cién de le acaecido a una visidn de aquellos fundamentos gene- rales, para desentratiar Inego su signiificacién prdctica frente a problemas presentes y futuros de la vida social. Asf, Maguia- welo deduce de la Historia de Roma. segin Livio provechosas -doctrinas para la Edad Media italiaria; en el mismo sentido ela- bora Montesquieu, singularmente, un abundante material histd- rico; y hasta estos tiempos wltimos se han sucedido politicos y -economistas invocando la Historia, los primeros mds bien a modo -de exhortacién -y advertencia, en st. mayor parte, los econo- mistas de un modo mds vital, con arreglo a lq formula: dade | este o aquel hecho histdrico, se seguird normalmente, en relacién de dependencia condicionada, esto o aquello. Pero debiera mostrarse como evidente, desde el primer mo-~ Mento, que toda generalizacién de acaecimientes histdricos de- terminados presupone necesariamente una unidad suprema de la vida social que en la Historia humana se desenvuelve. Genera- lizar, no es algo que pueda hacerse en el aire; surgiré siempre la __ misma cuestién: ien gud sentido se opera propiamente esta gene- | - ralizacién y con gué derecho se generalize? :Con arreglo a qué z punto de vista unitario se ha procedido en cuantos casos conoce~ mos, y habrd de procederse en cuantos sean posibles,. para gene- __ vyalizar observaciones determinadas? ;Se procede conforme a la 32 R. STAMMLER yelacion de causalidad 0 en el sentide de la idea de fin? :Por qué 2o uno 0 Jo otro, y en qué sentido, mds concretamente? ““r~ Toda generalizaciép imprime a la observacidn concreta que }se generaliza la nocién de necesidad, que pesa sobre lo generali- zado. Sdlo determinando imprecisamente la condicionalidad nece- saria de lo concreto podré elevarse el conocimiento de esto al rango ‘ide una doctrina general. Las doctrinas sociales que pretendan : dar a sus generalizaciones fuerza probatoria, deberin, por tanto, : demostrarse de una manera unitaria formal, poniende a contribu- cidén los conceptos generales que la fundamentan y apoydndose: ' sobre una concepcidn fundamental unitaria de la vida social y de su evolucidén. Todas tas generalizaciones de hechos histdri~ " cos presuponen la manera exacta conforme a la que deberd gene- ~ valizarse y, por tanto, la ley formal de alcance absoluto que rige- el conacer histdérico-social. Por donde deberd ser también posible ’ desentrafiar mediante Ja propia introspeccidn esta ley formal suprema a que ha de someterse toda posible generalizacién, cuando - _pretenda erigirse en verdad cientifica. Lo cual nos seifala el camino que habremos de seguir en ade- Jante para una investigacién especifice de cardcter filosdfico- social, . : . 4— Método pata”una investigacién Hloséfico-social La vision cientifica de aqui se trata ha de recaer—a diferencia .,@e las doctrinas que sdlo tienden a establecer verdades sociales. ”” eoncretas-—-sobre aguello que, coh necesidad de alcance absoluto, eda articular sistematicamente los conocimientos a.slados. Re es dudoso que la afirmacién de principios de alcance general y la reduccion de los datos concretos a un punto de vista unitario- ha de ser obra de la conciencia humana. La concepcién unitaria de fendmenos en sf transitorios y concretos, a la que damos el’ nombre de zy, ne puede caer de un mundo exterior: ha de ser . _implaniada; y la amada a implantaria es la conciencia del hombre. 1." © Conformacién de la vida social a una ley serd, segiin esto, una con- * cepcién unitaria de la existencia social humana, una modali- + dad unitaria suprema, con arreglo a la cual puedan concebirse _y. discernirse todos los fénomenos sociales. Desentrafiada conscien- temente esta ley a que Ja vida social se conforma, tendremos er muestra mano los hilos centrales infalibles y de alcance absoluto para comprender, juzgar y encauzar de manera armdnica todas kas observaciones concretas de la Historia social. ECONOMIA Y DERECKO 13. La primera exigencia a que, por tanto, debe ajustarse una in’ ~vestigacién filosdfico-social perfecta es la siguiente: desintegrar } en su contenido aquellos, conceptos y aquellas normas en que |. nuestro conocer sdcial se desenvuelve, y analizarlos objetiva y i. -légicamente, para desentrafiar de ellos la substantividad del ae conocer social cientifico en cuanto ciencia con objeto propio y (7 ~""* on un contenido del conocer a ella peculiar. E] que hable de la ; conformacién de Ja vida social a una ley, de la evolucidn social, jv.) + de. males sociales y de la posibilidad o imposibilidad de encon- trarles un remedio, el que ponga de manifiesto la ley que rige los fendmenos éconémico-sociales o se entregue al esiudio de los conflictos sociales y crea en un progreso de la existencia social humana o pretenda negarlo, deber4 dejar a un Jado cuanto signi- . fiquen impresiones subjetivas para venir a cuentas con lo que es © especial de un conocer social cientifico. Sin duda, ha de haber © un conocer especial de la vida social humana con cardcter cien- | tifico, es decir una concepcidn unitaria de esta vida social. Y bien, aqué es, pues, esta vida social, de que hablamos? ; equé lo que cons- | tituye su peculiaridad, haciendo de este concepto un objeto propio de nuestro conocer? ¢Qué es lo que racionalmente puede enten- derse por fendmenos sociales? ¢¥ qué elementos conceptuales con- : oreos de la existencia social humana ofrece un anillisis Kigico y ‘cual es la relacién que media entre estos elementos diferentes? / La ciencia de la vida social aspira a distinguirse de un mero conocer de la naturaleza exterior. En la vida social se le ofrece a Ja visién humana un objeto substantivo, perceptible con cer- teza. VY si desintegramos en su contenido los conceptos generales que aqui entran en juego necesariamente, deberemos investigar a continuacién cudles sean los elementos conceptuales que de un modo general nos ofrecen la posibilidad de un conocer social cientifico, frente al simple estudio de la naturaleza; y cudles entre los elementos discernidos, son los que fundamentan en pri- mer término la vida social como objeto propio de nuestro co- mocer. + Es ésta una labor previa inexcusable, Slo a base de Jos resul- . © tados ciertos a que aqui se Megue podrd seguir investigéndose hasta desentrafiar Ja ley que rige la vida social. El que pretenda poner de manifiesto la ley de vida de la sociedad humana, debera establecer con claridad, de antemano, las condiciones generales del conocer bajo las que necesariamente ha de colocarse toda ciencia social en cuanto ciencia substantiva. > El problema de la ley que rige la vida social es el de reducir a untdad cuanto en la vida social se halla sujeto a mudanza cons-j~~ — tante, El problema de principio recaeré, pues, sobre aquellas con- os Le he wed Ye neg be, = we $ rite 4 - +R, STAMMLER iciones permanentes sin Jas cuales esta unidad no seria posible. Condiciones que deberdn desentrafiarse de los resultados a que: se llegue en esta investigacién previa que hace un momento in- dicdbamos, poniendo a contribucién, consiguientemente, aquellos. conceptes sociales fundamentales, que conducen, en conclusién _ necesaria, como a la unidad bdsica a que se reducen, a una norma. fundamental formal de Ja vida social con alcance absoluto. Me- diante la desintegracién: sistematica de estos conceptos sociales. —podriamos también decir--hemos de desentrafiar aquella no- cién que, conscientemente establecida, es lo unico que puede fundamentar una unidad dentro de las aspiraciones de la vida social en cambio incesante. A esta exigencia se ajusta, en su aspecto ldgico formal, la _ lconcepeién materialista de ia Historia, en que hemos de detenernos jen seguida, al afirmar como ley por la que la vida social toda se jrige y, consiguientemente, como método de alcancé absoluto para ‘el conocer cientifico de ésta, la relacién natural de dependencia. del orden juridico, en cuanto forma de la vida social, respecto- : de la Economia de la sociedad de que se trate; dé tal modo que uma transformacién de los fendmenos econdmico-sociales condi- ciona necesariamente una transformacidén an&loga del Derecho. vigente. Antes de entrar en e] examen detenido de esia doctrina, me importaria alejar, de una vez para siempre, una falsa interpreta- _ eién que pudiera presentatse. Quizd haya quien. piense que a lo- que conducen los desenvolvimientos de esta obra es a establecer wn ente absurdo cualquiera con trascendencia absoluta, que aun manifestandose en un cierto punto dentro del espacio precedicse ~ en el tiempo a la vida social histdrica. No se trata de semejante cosa. - La Filosofia social aspira, sin duda, a substraer sus ensefian- zas a todo contenido condicionado de los drdenes sociales de la Historia. Pero ésto no quiere decir que pretenda sobreponerse a Jos érdenes histéricos, sin mds, sino a lo que como algo especial’ es inherente a las regulaciones histéricas concretas. La Filosoffa social investiga la ley de alcance absoluto que ‘rige la vida social tal como se desenvuelve en la Historia. Y esta ley a que Ja vida social se ajusta en evidente que mo puede aparecer fuera de los érdenes sociales histdricos, sino que implica una modalidad de al- cance general para el conocimiento de estos mismos érdenes so- ciales. Que para todos los problemas de la ciencia social hay que operar con material histérico, se halla fuera de duda. Lo peculiar al problema social filosdfica no es lo que se tefiere al material, sino el-punto de vista y el género de estudio a que debe acudirse: ECONOMIA Y DERECHO Is, Ja materia dada histéricamente es sometida aqui a investigacién, con la aspiracién a descubrir dentro de ella ia unidad bajo que se halla y su conformacidn a una ley suprema, para poner Inego en. claro esta ley. Pero la Filosofia social no entra en contacto ni choca con la Historia del Derecho, en este punto: para nada: ‘>: -efecta, a esta doctrina en Jo que constituye el contenido propio de su labor, y sdlo pretende ponerse a su lado para auxiliarla. y completarla en cuanto a sus resultados de conjunto. De donde se sigue todavia lo siguiente: . La unidad supremia para todo conocer social, de la que depende _ toda ley social concreta y toda deduccidn cientifica con fuerza probatoria suficiente en materia de aspiraciones sociales, debera : abstenerse, por tanto, naturalmente, de todo contenido condi~ cionado de la Historia social; pues en cuanto ley fundamental para toda vida social posible, su visién no podria descansar sobre Jo que es especial a datos histdricos concretos, Pero, en cuanto que esta unidad, como ley fundamental de la existencia social humana, ha de procurarnos el punto de vista su- premo para la investigacién de la vida social, aparece claro que esta unidad, dentro de lo que en la vida social es miiltiple y mu- dable no puede preceder en ef timpo a esta existencia social misma, Antes bien, el cursq del conocer humano fal como se desenvuelve en él tiempo, debe partir de la percepcidn de lo-concreto y de ob- servacionés especiales; y sélo a posteriori podré el pensar humano -elevar a sintesis conforme a leyes lo multiple que en las observa- - ciones sociales se le ofrezca, hasta descubrir finalmente, de ma~ 44.21. «. nera critica, ef fundamento de alcance absoluto, que procura la po- sibilidad de observar luego conforme a sus ley ultima la vida de la sociedad humana en'concreto. No existe, pues, conformacién a una ley «absolutay, como un algo mistico, del que hubiere de seguirse en el tiempo Ja realidad de la vida social en una confusa relacién de dependencia respecto de aquel algo absurdo subs- traido al mundo real; de la experiencia dentro de lo concreto es * de Jo que, también-en materias sociales, debe partir en el tiemgo nuestro conocer. Desentrafiar este conocer mds vastamente y mas a fondo sélo seré’ posible'a posteriori dentro. del tiempo, para Negar de este modo a la visidn de las leyes qué rigen la vida so- cial, visién queen cuanto direccién mental unitaria se halla ya, desde Inego, como algo condicionante y decisivo, en el fondo de todo interito que tienda a determinar cientfficamente los datos concretos observados, aunque el investigador de lo ‘concreto no | Hegne’ desde el primer momento, de wna manera consciente, a ‘percibirlo: : no : Nada significa, pues, la objeccién de que la ley: fundamental a3 R, STAMMLER de la vida social, como principio metddico para. toda visién cien- tifico-social, pretenda descubrirse mediante un procedimiente aaprioristico», fuera en absoluto de toda vida social, .tal como existe histéricamente, Nada mds lejos de este estudio: nuestre propdsito presuponé el conocimiento mas preciso de la vida so- gal histdrica. Este conocimiento de la ‘existencia social humana yes Jo que constituye aqui el objeto de la investigacién. Pero dentro \ae este saber hisiérico social distinguimos el conocimiento del material concreto sujeto a constante cambio y Ia visidn de lo que toda experiencia social es nécesario con alcance absolute. Ultimo se hallara, pues, contenido iguaimente en el conocer empirico cientifico como parte integrahte. Por consiguente, sdlo podra ser descubierto y establecido mediante la desintegracién -del contenido de nuestra experiencia histérico-social y poniendo’ en claro la unidad de aquellas condiciones que pueden elevar la observacion social.a cienciz, a un conocer desde un punto de vista unitario supremo y, por tanto, mediante un método de al- cance general, pero en modo’ alguno exirayéndelo mistica~ mente de una supuesta inquisicién «racionab. La conformacidn de la vida social a una Jey de alcance abso- luto, debera, si, dejar a um Jado, come ya se ha indicado reitera- damente, cuanto de wn modo especial sea inmherente al contenido de esta o aquella comunidad, sobreponiéndose a ello como algo aparte; pero habrdde investigarse en el mas profundo anilisis de ‘lo que constituye ef contenido del conocer de toda vida social humana en general. Y la descubriremos asi como la wnidad bésica de las condi- ciones del conocer cientifico-social. . 5.—El materialismo hist érico ~ En una construecién sistematica ajustada a este método nadie nos ha precedido en el campo de ia ciencia social. El mismo Kant, cuya critica del cohocer—como va habré echado de ver el versado—ha influido de manera determinante para la concepcidn - de nuestro plan, no ofrece una teoria fundamental de la vida so- cial en su Metafisica de las costumbres. e~ Pero una sugest‘én de las mds intensivas para nuestra obra i Ja encentraremos penctrando en la concepetén materialista de la Historia, tan poco tenida en cuenta hasta aqui por la doctrina. “EI pensamiento capital de esta concepcidn, ya expuesto mis arriba—subordinacion absoluta necesaria de la sociedad al ré ECONOMIA. ¥ DERECHO 7 gimen de la Economia social dominante—implica la conciencia de su idoneidad para desentratiar eudl sea la ley, cud! el principio unifario y el punto de vista metddico bajo los que ha de some- terse a estudio e investigarse toda vida social que pueda aparecer _ en la Historia. La concepcién’ materialista de la Historia toma por quicio de Ja vida de la sociedad humana la Economia social. As{ como Ja fe del mundo antiguo vefa en la tierra el centro del universo, mientras que el sistema de Copérnico 1a hacia girar con los demas planetas alrededor del sol, alegando en demostracidn ‘de su teorfa que sdlo mediante esta nocién podia reinar una unidad dentro de lo mul- tiple de lds fendmenos astrondmicos; el materialista histérico abaridona la opinion que toma por fuerza’ central de la vida social factores ideales como causas substantivas y de accién in- dependiente sobre las formas de esta existencia social e invierte el orden de la relacién, admitiendo sélo como causa ultima de- terminante de la que-dependen las nociones sociales todas y con elias el orden social, un tinico factor: la Economia existente dentro de la sociedad de que se trate. La estructura de dsta, con sus mu- danzas empiricas, es la que condiciona los ideales humanos y las formas de fa coimunidad én’ que se actia. . Con esto pretende el materialismo histérico asentar la uni- dad y sujecién a una ley ultima dentro de la baratinda de los fe- némenos sociales, sin cesar diversos. Esta teorfa se esfuerza por discernir cjentificamente la relacién sistemidtica exacta entre -9s diferentes elementos que en la experiencia constituyen la vida social, ofreciendo mediante este método, la posibilidad de un estudio unitario de la Historia. Con esto se pretende poner en Ja mano del investigador los hilos conductores que le guien rec- tamente a través del tumultg de los hechos histdricos, con los ~ cuales pueda, por consiguiente, comprender de modo exacta el presente y alcanzar una cierta vision acertada sobre lo futuro. Asi, esta Filosofia de la Historia en la primera en que se nos plantea, como objeto especial de reflexidn el concepio de la Jey ulti- ma que rige Ja vida social humana. Y este concepto se afirma aqui en el sentido de un principio metédico, como una nocién de simple significacién formal; es lo que distingue a esta teoria de las pro- puestas anteriormente para un ¢studio constructive de ja, His- toria, que, m4s o menos indirectamente, ‘sdlo ofrece una exposi- cidn: de los hechos histdricos universales. Esta teoria investiga - Ja unidad, queriendo desentrafiarla de una relacién jerarquica fija entre los elementos de Ja vida social, sin acndir a un alge de- terminante exterior a ésta. . Con arreglo a. su concepcida fundamental nos serd facil discer _ Eocwouia ¥ Dumcgo. ~ ¢ 18 oR STAMMLER nir y establecer la necesaria distincién, de importancia decisiva para todo investigador que labore. en el sentido de wn aspirar conforme ala ley ultima la distincién entre las leyes concretas qué . $e reconozcan y-la ley general de cardcter formal, la que consti- tuye ef fundamento para una sintesis exacta de las observaciones sobre leyes que sole aquellas pueden legitimar. Pues las. inten- ciones de la concepcién materialista de la Historia van a esto, a exponer la evolucién social ex conjunto como un proceso na- . tural cnyas leyes puedan discernirse sin reserva. Debiendo dis- tinguirse en este punto entre aquellas leyes especiales que sdlo rigen respeto de manifestaciones histéricas concretas dentro de una Vida social dada: asi, verbigracia, las leyes concretas inmanen- tes que, segin los mdrxistas partidarios del materialismo histérico, entrafia el 1égimen de’ produccidn capitalista, como Ja de.la for- macién necesaria de una plus-valfa, la ley de las crisis mercanti- Jes periddicas, etc.; y la ley ultima formal que determina la re- Jaciin necesaria de subordinacién de todo lo que- constituye la -existencia social a la Economia, ley fundamental, de alcance ge- neral para cuantas sociedades puedan existir y sobre la cual des- cansa la fuerza y la razén de ser cientifica de las leyes sociales que entren en juego bajo condiciones empiricas concretas. Por todo esto, nuestra investigacién deberd partir de la ex- posicidn de la doctrina del materialismo histérico. De su examen no tardard en aparecer que esta doctrina es en todos los aspectos incompleta y desenvuelta deficientemente; debiendo preguntar- nos en primer términd qué es lo que puede comprentierse y man- tenerse fundadamente, de una vez para todas bajo los conceptos sociales fundamentales que esta -doctrina pone a contribucidén irreflexivamente: Y Hegaremos también ‘al resultado de que esta concepcidn de la vida social no alcanza, en realidad, la mira pro- puesta: desentrafiar Ja ley suprema, por que se rige la vida social © humana; y que-sus afirmaciones, desenvueltas consecuentemente, conducen, por fuerza, a contradicciones y oscuridades. | ~ . Asi, siguiendo la doctrina mencionada y mediante su critica” podremos llegar a descubrir las lineas. generales de una teoria del problema social con alcance absojuto y a una fundamentacién de la Filosofia social. Aunque, como desde luego advertimos, no se aspira aqui a un examen completo de la bibliografia ni es, por ahora, nuestra intencién Ja de ofrecer una gufa_compendiada de todos los libros y publicaciones en el campo de Ja ciencia social. Pero, pongo fin a este prdlogo. . Si alguien que hasta, aqui haya seguido el programa que en estas lineas se esboza, mantiene todavia dudas en cuanto a su BOCONOMIA Y DERECHO ot 1D ejecucién y al manejo. del método indicado, necesitando quizd. . de un ejemplo en que se comprueben: perfectamente, este Ebro se lo ofrecerd. Qien se entregue a su estudio hallar4, a mi parecer, ‘ama aplicacién provechosa de lo afirmado: 'y volviendo entonces Ya mirada a esta introduccién no encontraré ya en ella ese algo. extrafio que el simple bosquejo del plan presenta siempre a quien no se halla aim conipenetrado con l mundo conceptual de su autor. ee . . _ No me atreveria yo a afirmar que esto haya de suceder, si el lector a quien Ja obra interese no pone de su parte la coopera- cidn acogedora e intensa de su propio espiritu, . LIBRO PRIMERO _ BSTADO DE LA CUESTION EL maternlino es ta primera y mas baja, pero también, comparativamente, la face’ miée eblida de io ‘Flcnati ‘Lanax, Geachichle des Materialismuas, 3 ed, (1876) 11, p. 538. CAPITULO PRIMERO EL MATERIALISMO SOCIAL 6.—Lsa base de la sociedad humana Sus pensamientos capitales son, brevemente resumides, los siguientes: . : . El hombre es un sér de instintos sociales; movido por im- pulsos hacia wna-sociabilidad permanente con sus semejantes; impulsos sociales que el hombre sigue para poder hacer frente, o librarla con mejor resultado, a Ja Incha por la existencia y de- fenderse contra los poderes naturales que le son hostiles, . Fundamento determinante de toda existencia social humana es la produccién en comin de lo que constituye la vida de los hombres, el procurarse los medios necesarios para la existencia y crear de acuerdo los bienes que para el hombre son provechosos y dignificantes, El régimen especial de cooperacién de que los hombres se valen para sostener su vida y hacer que ptospere, el sistema: de produccién econdmico-social dominante, es, pues, Jo que determina y condiciona. necesariamente el género de agru- pacién el sistema del orden social. : El Derecho de un pueblo, como forma que regula su convi- vencia y cooperacidn, es un simple instrumento en ia lucha por la existencia, que debe ser librada vinculatoriamente y en comin. Imposible, pues, en absoluto, que el, Derecho aparezca sino en segundo término con relacién a Ja Economia social. Ei Derecho es algo subordinado, lamado a‘prestar servicio y obediencia; y asi debe ser, a menos que haya de perder todo sentido. La Eco- nomfa social es la que determina y ordena; como materia de la vida social, la Economia es su sustancia real, su realidad verda- dera. ¥ a la peculiaridad de las circustancias econémicas se halla subordinada come ‘lo condicionado el orden juridico. Cuando, por consiguiente, en Ia Economia social de una agru- pacién humana se manifiesten transformaciones importantes, éstas impondrin una transformacién andloga del orden jurf- ‘dico existente; circunstancias econdémicas esencialmente altera~ 24 R, STAMMLER das condicionan necesariamente una reforma. paralela.del Derecho en vigor. Y concebido el Derecho, por el materialismo histdrico, como instrumento accesorio de la lucha en comuin por la exis- tencia, sin otra funcién que la de regular imperativamente las circunstancias econdémicas, todo cambio que echemos de ver en Ja organizacién juridica sdlo podra explicarse y determinarse como consecuencia de alguna metamorfosis de-la Economia so- cial que ha hecho necesaria aquella alteracidn juridica. . Asi, segin 1a teorja de] materialismo social, de las transfor- maciones. de la Economia social, matéria de la vida colectiva humana, pueden concluirse las transformaciones inmediatas de la forma juridica en un sentido andlogo, como de los fundamentos determinantes las consecuencias necesarias, Y, por el contrario, de toda transformacién del orden juridico que se nos manifieste . en el curso de la Historia, podremos discernir a su vez, sin-vaci- . lacién, con arreglo al principio afirmado, las transformaciones precedentes dé la Economfa social. : De donde resulta, para la teorfa en cuestidn, la ley ultima que rige la vida social tal como se desenvuelve en Ja Historia humana. Debe tenerse presente para esto, en todo instante, el ‘punto de vista histdérico-evolutivo. Los cimientos ‘econdémicos ~ de un orden social no han de concebirse como estados perma- . . nentes, fijos e inmdviles, sino en incesante movimiento. El clima, _Ja feracidad de la tierra y las demas condiciones de un pais sélo trascienden a las normas de un Derecho a través de los hechos de la Economia de produccién y cambio: el sol de Italia sigue luciendo hoy como hace siglos; pero la estructura del Derecho y la del Estado han cambiado en absolute dentro de los mismos paises, pues, segiin afirma la concepcién materialista de la ‘His- toria, la Economia social va transformdndose radicalmente en el cambio intesante a que ‘necesariamente y de modo constante | se halla sujeta. Este'movimiento de transformacién puede seguirse y reconocerse por los métodos. de Jas .ciencias naturales. La in- vestigacién del curso de evolucidn de los fendmenos econdmicos, conforme a una ley ultima, constituye, pues, la condicién primera: y, fundamental de las’ ciencias sociales. Es esta Ja base sobre la que, con arreglo a lo que queda dicho, cabe desentrafiar las trans-* formaciones necesarias del orden juridico en cuestidn. Aun respecto ‘del porvenir es ésto posible, en cuanto con al- guna seguridad quepa discernir también una cierta tendencia, conforme’a la ley ultima, para la evolucién de los, fenémenos en. Jo futuro. En tanto que sea posible prever y. evidenciar estas tendencias de la evolucién social para lo porvenir, cabré también predecir las transformaciones andlogas que necesarlamente ha- ECONOMIA: ¥ DERECHO as brén de manifestarse en el campo del Derecho, aun cuando esta necesidad no aparezca, por el momento, en su pleno alcance. Pues al cambiar Ja estructura de los fenémends econémicos surgen conflictos sociales entre éstos y el orden juridico existente. Estos conflictos exigen, primero o mds tarde, cén irrecusable apremio, una solucidn, haciendo necesaria la transformacién del Derecho que torresponda a la Economfa modificada, segin las leyes -ge- nerales de la vida social. - La ley titima que rige la vida social humana es, para el mate= tialismo social, la ley que: rige. los fendmhenos econdmicos. Estos, _ agrupados en lo que constituye el compendio de la Economia social, se desenvuelven cofiforme a leyes. naturales. Tienen una propia estructura, su dindmica propia, se hallan sujetos a alte- © raciones y sucumben: todo dentro de un proceso susceptible de investigacidn por los métodos de Jas ciencias naturales. En su totalidad, estos fenémenos constituyen la materia de la existencia social humana; y en su vida y en su extincidn se reflejan las vi-_ cisitudes de esta existencia social, En Ja ley que los rige se ats | ‘la ley a que la vida de Ja sociedad humana se halla sujeta: ofras _leyes sociales supremas, stéperiores 0 distintas, no existen. El curso férreo que los feriémenos: econdmicos siguen es and- Jogo al de los scres naturales. Podemos lamentarnos de la evo- . lucién de las circunstancias econdmicas conforme 4 su ley; pero ponerles diques o cambiar su. estructura no esta al aleante del po- der humano, Es un proceso necesario como natural el de los fend- menos econdmicos al aparecer y extinguirse, al florecer y al morir, es una marcha de las cosas sujeta a su ley que el conocimiento humano puede muy bien reducir a un sistema cienttfico. Slo poderes elementales que se escapen a la inteligencia humana, en Ja vida social como en Ja naturaleza, son los que traen, saténicamente, el espanto de la ruina y de la destruccién. Una vez desentrafiada las ley que los rige, podrd el hombre sustraerse asu accién dafiosa y aun erigirse, hasta un cierto punto, en ti- monel de los ciegospoderes que con la necesidad de Jo natural provocan las vicisitudes en la evolucién de los fendmenos econd- micos. Ciertamente.que el curso prescrito conforme a su ley que Jos fendmidnos econdmicos han de seguir arroliard al que ante 41 ‘sé interponga. pretendiendo obstruizlo;- pero aquel que haya sabido discernir el curso histérico-evolutivo inevitable de las vi- cisitudes de una Economfa social, podré ponerse al margen de él para favorecerlo, encauzarlo o contribuir en su ayuda, inter- viniendo, a sa modo, beneficiosamente. © . ¥ en cuanto que esto, por lo que se tefiere a la vida socias, habr4 de tener lugar, preferentemente, mediante las reglas de 26 R, STAMMLER ordenacién de la organizacién juridica, aparece de aqui; para el materialista histdrico, la inevitable subordinacidn, Ja relacién de vasallaje, necesaria como algo natural, del Derecho frente a la Economia. A cada forma de la sociedad—es ésta Ia expresiéa dé esta teorfa—corresponde su propio Derecho. Que un orden ~ juridico determinado haya de sucumbir bajo una evolucién de Ja Economia social en désarmonia con él,. que el curso fijo y la tendencia segura de los fenémenos. econdmicos en su marcha de avance provoquen irremisiblemente un Derecho nuevo deter- ” mirtado, es, para esta teoria, una necesidad a la que ne cabria sustraerse. Pues el Derecho-no es otra cosa que un intento humano _ de dirigir y. encauzar Jas fuerzas sociales de la produccién, sin esto indémitas y desenfrenadas, y ser4 aplastado por ellas si les hace frente; si el Derecho quiere mantener su vitalidad y sub- sistir, deber’, necesariamente, seguir la evolucién conforme a su ley de las circumstancias econémicas y ajustarse a ella. ‘7—Las ideas sociales, refiejo de las cireunstancias econSmicas “La concepcién materialista de la Historia se coloca ‘desde luego, por exigencia propia, en antitesis con una concepcién ideo- iégica de la Historia humana, frente a cuantos creen que las ideas surgen de por s{ y actian como algo substantivo. Con lo cual, ei historiador materialista no quiere negar’en modo alguno que en las nociones y aspiraciones humanas aparezcan mitas ideales, ni tampoco el hecho de que.se den alteraciones del orden “jurf- dico reclamadas en nombre de la justicia y el de que se califi- quen de buenas o de reprobables instituciones heredadas; lo que discute el materialista histérico es que las nociones humanas sobre Derecho y justicia tengan una existencia substantive propia dentro de,un mundo aparte, con su génesis’ exclusiva en un segundo plano causal delimitado; no son las ideas, afirma, Jas causas ver- daderas.en la vida social: las ideas no nacen sino como reflejo de una Economfa social determinada. . oo i ze Coincidiendo con Io que es el micieo tedrico del materia-_ lismo, Ja concepcién materialista de la Historia niega que haya “ssi dos expetiencias diferentes,-dos mundos del conocer disociados, nuestro conocimiento no se ofrecen. dos series independientes de fenémenos en hechos que hayan de concebirse dentro de dos esteras individualizadas; y Ia ley de causalidad que en la concep- cién cientifica de la naturaleza ve en cada fenédmeno la conse- - cuencia necesaria de un fendmeno precedente, no puede mani- ECONOMIA ¥ DERECHO . 27 festarse en dos series paralelas,aplicable ia una a ios fendmenos fisicos, la otra 4 la unidad-—atin no claramente definida, lo que en seguida se haré—de las ideas. No eg esto, sin embargo, lo que caracteriza al materialismo. Que todo nuestro conoter objetivo es uno, que sélo cabe tina or- denacién de las leyes de cuantos acaecimientos se nos muestren en el universo, nada menos que Kent lo ha expresado didfana y_, * definitivamente, desenvolviendo de modo‘ cautivador los pensa- mientos platdnicos fundamentales. . * @Sdlo se'da wna experiencia, en que se nos manifiestan todas Jas percepciones como en una conexidn absoluta y conforme a su ley; del mismo mode que sdlo hay w# espacio y un tiempo, en que se desenvuelven todas las formas de Jos fendmenos y todas las yelaciones del ser o el no ser, Cuando se habla de distintas expe- riencias quiere aludirse sdlo a otras tantas percepciones, inte- - grantes todas ellas de una y la misma experiencia general» (4). «Podriamos también decir—comenta Natorp, en parafrasis exac- ta (s)—que sdlo se da una verdad objetiva, -sdlo una objetividad de tiuestro conocer. No es otro, en térthinos generales, el concepto dei lo que seria una proposicién de ley para decretar que el planeta tierra no hubiera de seguir enfridndose. Aunque decreteis—poiria decir el marxista—los que recolectais ahora vuestro granjeado otofio, que esta magnifica ECONOMIA ¥ DERECHO 47° estacién haya de durar eternamente, vendrd no obstante el in- vierno; y quien no lo ignora sabe prepararse ya en tiempo para. la _transicién. . Que él sér que ahora se halla en embridn, desenvolviéndose conforme a un proceso natural inmutable, haya de mostrdrsenos en su dia mds fuerte, mds sano y mds hermoso que la madre en cuya entrafia se concibe, :qnien puede saberlo? Para el moderno socialista no podria ser éste, en todo caso, un factor decisivo. El marxista no exige el régimen socialista proclamado: se limita a esperar su advenimiento. Este régimen deberd sobrevenir, pues es la Economia social de nuestro tiempo y la de los tiempos pro- ximos, cientificamente reconocida, Ja que lo exige. Y aunque esta exigencia de la Economia social hubiese de conducirnos a un estado ‘de opresidn indigno de la Humanidad, no nos seria dado violentar las leyes generales que la rigen. La Economia ordena, y el Derecho tiene que acomodarse a sus imperativos: tal la ley fundamental de la-vida social, la ley general de la His- toria humana. Si los fendmenos econdmicos exigen Ja socializa- cién de los medios de produccién, no habré para qué preguntarse, segun la doctrina del materialismo histérico, si esta transforma- cidn es o no plausible. A nosatros no nos es dado impedir que el hombre perezca a fuerza de sufrir frio y hambre; no podriamos sustraernos a los preceptos coactivos de una ley natural. Pre- guntarse sila mstauracién del. socialismo ha de ser conveniente, es de todo punto falso, para el marxista: basta con reconocer que eS mecesaria. Hay algo aqui que nos recuerda el espiritu de un pasaje del «Egmont de Goethe: «Como fustigados por genios invisibles, galopan los caballos de Faetonte a través del tiempo, arrastrando el cochecillo endeble del destino humano; y al hombre no le queda sino emputiar fir- memente Jas riendas, animoso, atento a derecha y a izquierda, para desviar las.rucdas aqui.de piedras y alli. de barrancos. Hacia dénde caminamos, jquién lo sabe! ;Sabemos siquiera de dénde venimos?» . “Pero la concepcién materialista de la Historia no ve en el curso necesario de la Historia social—ya lo hemos indicado— algo fatalista, Su pensamiento ultimo no es el de un destino im- perativo inmutable, cuya sentencia inescrutable.estd ya escrita de antemano inexcusablemente: a lo que esta teoria se refiere es a Ja accién conforme a su ley delos poderes naturales. de la sociedad. que al hombre sdlo Je toca desentrafiar, para anticiparse luego a ella, consciente de su mira. La.imagen de. que se vale en este punto es la de la labor del comadvén.. Un Estado proyectado, como + 48 R, STAMMLER algo ideal, es para el socialista adepto de la concepcién materia- lista de la Historia, un’ homunculus, las utopias organizadas con- forme a justicia, algo asi como el pretender obtener dentro de Ja retorta un ser humano. La colectividad socialista forma ya parte de la entraiia de la sociedad presente; va desenvolviéndose en el seno de ésta, para salir luego a la luz con nueva vida propia: cuidémonos por tanto en tiempo, nos dice el marxista, de que sea una criatura sana y vital la que venga al mundo; facilitemos el parto, ayudémosle, favorezcémosle. ,, Como haya de ser alimentado y vestido luego cl nifio que nazca; cual su educacidn, su orientacién y su cultura, es cosa que no puede saber aquel a quien sdlo corresponde el papel de coma- drdén. Marx no entra jamas en el detalle de los problemas que habra. de plantear el advenimiento de la colectividad socialista.por leyes naturales, ni habla una sola vez de la organizacién y direccién del sistema socialista de produccién llamado con ello a instaurarse; tampoco del régimen de consumo y de la distribucién de lo pro- ducido entre los asociados. Todo marxista-que quiera mantenerse estrictamente dentro de los limites de la concepcidn materialista de la Historia, deberd rehusar del mismo modo, consecuentemente toda informacién concreta sobre el Estado socialista de lo por- venir. Su empresa no es disponer los planes de organizaciin para una sociedad.que vaya a crearse, sino simplemente el ir prepa- rdndese para un acaecimiento social que hard de sobrevenir ne- cesariamente. . jAy de la madre que no sepa advertir a tiempo su embarazo, preparandose para el parto inminente! Y jay, sobre todo, de aquellas que se deciden a interponerse ante el desarrollo natural de la vida naciente que germina, pretendiendo impedir por me?ios criminales que de la entrafia materna se desprenda una nueva vida! Nada puede haber mds condenable para‘ el socialismo mar- xista, desde la posicién en que dentro de las ciencias sociales se coloca. Pero no es algo distinto, sin embargo, intentar traer el nifio al mundo antes de que se haya consumado su evolucién en el claustro materno. Conseguiric ne esta al alcance del poder humano: e idénticamente por lo que se refiere a la sociedad futura. Nada mas perjudicial ni mds ruinoso, ni en mds profunda oposi- cidn con toda ley natural, para el mismo moderno socialista, que pretender instaurar:siibitamente un régimen de socialismo me- diante una revolucién violenta. La evolucidn de los fenédmenos econdémicos es la que segim esta doctrina, ha we Hevarnos de la mano a-un punto en que. la transformacién sobrevenga por ne cesidad; pero, antes de que ésto acontezca- no: sélo: no se nece; ECONOMIA ¥ DERECHO . 49 sita alcanzar aquella mira por vias révolucionarias, sino que seria en absoluto imposible. Fi socialista adepto al marxismo rechaza, pues, el pensamiento ~ de que.el orden social presente haya de ser aniquilado mediante una subversién violenta, para implantarse lo comunidad socia~ lista desde el poder por decreto de los que lo conquisten al frente de las masas revolucionarias. Pero, no porque piense que lds exce- lencias y la justicia de la socializacidn de los medios de produccidén hayan de ir ganando, paulatinamente, Ja conviccidn de los indivi- duos, difundiéndose hasta compenctrarse con el espfritu de todos. o la mayor parte de los hombres; la necesidad de una posicién de expectativa y de preparacidn se hace descansar sobre el conoci- sniento cientifico proclamado del curso de evolucidn de los fend- menos econdmicos conforme a su ley. Es cierto que esta doctrina. califica de revolucionarias sus aspiraciones. Pero la expresién se usa aqui solamente en sentido figurado: (27) lo que el marxista quie- re revolucionar son los espiritus, es deciy: implantar y arraigar en ’ el dnimo del pueblo Ja concepeiém materialista de la Historia con” todas sus comsecuencias y derivaciones. Acerca de esta fundamentacidn tedrica- del socialismo’ mo- ‘derno sobre la base del materialismo histérico, reina én gran me- dida la confusién y Ja ignorancia. El marxismo ha llegado a‘ po- nerse hoy a la cabeza del: movimiento social més poderoso. Pero pocos son los que podiian informar documentadamente acerca de ja teorfa sobre que descansa y de sus miras en el aspecto prac- tico. Sin excluir a los que se apartan vacilantes de este movimiento nia los que le tienen declarada guerra, reftida dentro del campo de las luchas polfticas préeticas. Si no fuera realmente asi, seria en absoluto inexplicable que para combatir al moderno socialismo se insistiese en opiniones de Jos adversarios que nada tienen’ que ver con lo que constituye la base tedrica de su doctrina, consecuen- temente desenvuelta. Socialistas y burgueses vociferan violentamente unos contra otros; cada cual pretende dar en el blanco de su contendiente, conquistar‘para si al que escucha y derribar a tierra-al adversario. Pero en sus discusiones no hay orden ni concierto.. Son concepcio~ nes fundamentales de la vida social ‘en -absoluto’ divergentes Jas que los inspiran. Y ninguno de ambes contendientntes Puede -en el blanco de Io que el otro piensa. Escuchemos un instante su didlogo polémico: Boonowia ¥ Denecuo t 50 LR, STAMMLER 12.—-Didlogo del burgués y él socialista Ell burgués. {Plan absurdo éste del Estado socialista de lo porvenir! Si Hegais a realizarlo haréis de la comunidad ni mis ni menos que un presidio, Nadié podrd ya disponer de sf mismo libremente, de su hacienda ni de su hogar. Los hombres se trans- formaran abiertamente en es¢lavos de una sociedad todopoderosa, a la que se atribuye el derecho de disponer sobre los individuos .segin su arbitrio soberano. . £1 socialista. Las circunstancias econémicas se han dispuesto de tal modo, que ya hoy un mirhero de hombres, mayor cada dia, se ve despojado de ese poder de libre decisidn a que aludis. Esta evolucién inmutable tiende a absorber en su marcha existencias cada vez m4s numerosds. Nuestra Economia va socializandose ’ intensivamente con sujeccién a un proceso natural férreo. La na-~ turaleza esencial de nuestros fendmenos econdmicos regidos por leyes naturales y aleniados por wn incesante impulso ascensional, exige _ con la seguridad de lo nécesario, que cese la anarguia de la produc- cidn. El burgués. «Como es posible que ésto Hegue nunca a implantar- se de manera provechosa? Si se hace desaparecer Ia responsabilidad del individuo por sus propios actos y por los de las personas a él confiadas, acabarén’ por imperar la ociosidad y la incuria, se produciré una disipacién inaudita de material y de productos y nadie habr4 ya que se cuide de buscar la perfeccién y el pro- greso.. Vendriamos a caer asi en una vida de inaccién como la de los habitantes de algunas islas del Pacifico. Seria la edad de oro de los holgazanes, de los indolentes y de los derrachados, con la més inicua explotacién de la minorfa de hombres laboriosos y hhonrados. Lo que pretendéis choca contra la misma naturaleza humana: no cabe esperar del hombre un esfuerzo si falta el ali- ciente que sélo puede darle una sana estimulacidn dei amor propio. El soctalista. La condicién del promedio de ios hombres, que vosotros calificdis de-naturaleza humana, no es, en su pecu- Yaridad, sino el reflejo de las.circunstancias econdmicas, en ab- soluto condicionado en cuanto’a sus caracteres especiales por este terreno en que germina. Cambiemos el ambienté social, et milieu, y con 4 cambiardn, de plano, los usos sociales, las cos- timbres, las pasiones y los sentimientos det alma humana. En un sistema econdémico social cimentado sdbre el principio del egois- mo individual, apenas podr4, naturalmente, Mevarse a cabo ECONOMIA Y DERRCHO. 5r nada grande que no se subordine a este impulso. Pero las ideas y méviles humanos son simple consecuencia y reflejo de los fe- némenos econédmicos, y cuando éstos lleguen a transformarse, como desde ahora podemos predecirlo por la observacién de su curso inmutable, cuando la vida econdémica se haya -socializado en absoluto, ajust4ndose a los nuevos fendmenos las condiciones sociales bajo las que los hombres viven; los sentimientos y la copi- ducta del hombre habrén de adaptarse por necesidad al libre juego de las fuerzas de la produccién, para encauzarlo, desenvol- vigndose paralelamente con: los fendmenos econdémicos socia- lizados, El burgués. Lo que no podréis demostrar es que los hombres mismos sean capaces de evar jam4s a cabo una transformacién semejante ‘de Ja naturaleza humana, Son éstos ‘suefios filantrd- picos, a cuya realizacién no podrdn prestarse nunca los indivi- duos, ni como creadores ni come criaturas. El egoismo, que cada individuo lleva como algo fundamental en su entrafia, jamds podréis hacerlo. vosotros desaparecer. Y si por acaso ilegdseis a instaurar realmente vuestro Estado socialista, éste se vendria abajo necesariamente, por razén de la imposibilidad psicoldgica de su subsistencia. EI socialista. No se nos ofrece un derecho de opcidn, En 2l- timo término, los que deciden no. son los hombres con su‘ supuesta libertad, son las circunstancias econdmicas, mds poderosas gue los. .4ombres mismos. Y si los hombres se demostrasen en absoluto incapaces, efectivamente, para adaptarse a una colectividad so- cialista—no hay razén ninguna para que ast sea—la especie humana desapareceria, 0 desaparecerfa por lo menos cuantd significa civilizacién. Pero él curso de los fenémenos econdmicos, sujetos a la necesidad de Jo’ natural, no admite barreras. Estos fendmenos exigen inexcusablemente la socializacién de la colec- tividad; eduquemos, pues, los hombres para socialistas, Que hayamos de estabilizarnos en el orden social presente es cosa in- compatible con el proceso econdmico, el unico soberano en este punto. El burgués. ¢¥ qué saldriamos ganando, si es que realmente Negase a.implantarse este Estado de’ lo" porvenir? Una distribu- cidn de las rentas y productos por partes iguales, no daria, segim un célculo seguro, mds de 842 marcos por afio a cada individuo. Esto en la sociedad actual, donde cada cual sé ve forzado a pro- ducir, poniendo en tensién sus energias como miembro itil de la comunidad. En el Estado socialista, en que nadie necesitaria pre- ocuparse de si mismo de modo inmediato, el decrecimiento de la produccién conduciria sencillamente a la miseria. Ni en el terreno 52 R, STAMMLER . de la pura técnica puede ser tampoco defendible semejante orden. social. El socialista, La escasez actual nace simplemente de que un orden juridico anticuado se interpone como un obstdculo ante la libre actuacién de las fuerzas econdmicas productivas. Estas fuerzas econdmicas serdn susceptibles de desenvolverse hasta el in- Finito, una vex que se elimine el obstdculo de la propiedad privada sobve los medios de produccién. Quien conoce cientificamente la inmensa fuerza expansiva de nuestros fendmenos econdmicos. dejados a merced de Jas fuerzas naturales que los rigen, sabe que: han de arrollar inevitablemente en su avance ininterrumpido este dique de la propiedad privada: Y la produccién podré intensi- ficarse entonces hasta ef infinito: para todos habr4.en la mesa un cubierto. . El burgués. Es algo en absoluto imposible mover desde un punto central inico tedo el mecanismo de una comunidad grande y desarrollada; alcanzar a ver con precisién y seguridad qué necesidades han de ser satisfechas, cudles las que habran de sobre- venir y qué providencias exige la produccidn social. La creacién de un Estado socialista chocaria con‘obstdculos invencibles, en. este sentido, ya desde el primer instante de su constitucién; y asimismo por Jo que se refiere ala capacitacién y actuacién adecuada de los individuos: los mandatos coactivos de los funcio- narios ptblicos mds bien serian en este punto defectuosos y per— turbadores. ;Y qué ejército espantoso de funcionarios, el que exi-~ girfa este Estado de Jo porvenir! Describidmé las lineas:generales de lo que serfa una comunidad socialista segin vuestros planes. EI socialista. Nosotros hemos sabido (comprender claramente que la evolucién de los fendémenos econémicos bajo leyes natu- rales, arrastra a Ja socializacidén de toda la Economia de los pue~ blos civilizados. Esta tendencia impulsiva de la marcha, sujeta a leyes, de nuestra Economia social, no puede, set dudosa. Y los. socialistas fayorecen esta evolucidn, necesaria en cuanto algo na- tural, porque es insensato interponerse ante lo que la Naturaleza, ha de llevar a efecto con poder elemental y porque no es Hcito cruzarse los -brazos ante las exigencids de la Historia que res- ponden a leyes predeterminadas. Por esto nos cuidamos de que, cuando los fendmenos econdmicos lUeguen a imponer a les hom- bres como necesaria la transformaciin de la sociedad, en eb prole- tariado consciente de su mira se encuentren ya gentes capaces para implantar Jelizmente la obra necesaria. Cémo haya de Mevarse ésta a cabo, en concreto, a su hora, nadie puede saberlo; seria ésto tan imposible como predecir el futuro en sus detalles. Pero-eL curso inflexible de las cosas, en conjunto, si podemos verlo dé an- ‘ECONOMIA. ¥ DERECHO 53 temano: sabemos que la sociedad actual deberd dejar su puesto a la socialista, que debera alumbrarla necesariamente; cual haya de set el color de-los ojos y qué constitucidn fisica haya de tener el nifio que ia madre lleva en su entratia, si su cabello sera mo- reno o rubic, no podemos saberlo nosotros. El burgués. jA lo que se va es una bancarrota de nuestra cul- ‘tura heredada! Lo que pretendéis es disolver la familia e intro- ducir el amor libre, arrebatar los hijos a sus padres, para infun- dirles una educacién monopolizada por el Estado, y proclamar un orden juridico que saque. adelante la estéril y baldia igualdad de todos. Anda muy lejos de ser un Estado ideal el que se refleja en este proyecto de organizacién del Estado socialista. El socialista. Las circunstancias econémicas han echado’ por tierra la vida familiar del proletariado, arrancando a la mujer y 4 los nifios del hogar para levarlos con el hombre al taller; y estas mismas circunstancias econémicas son las que vienen a disolver también los vincules de la familia de tiempos pasados que descansaban sobre un fuindamento econémico distinto. Son los fendémenos econdmicos de los tiempos presentes los que exigen un orden social nuevo. La clase obrera no tiene ideal alguno que rea- liar; su papel es simplemente dejar desenvolverse libremente los elementos de la nueva sociedad, que van germinando. ya en el seno de esta sociedad burguesa que amenam ruina. EI burgués. Crear un Estado nuevo, en absoluto divergente del actual, como pretendéis, significarfa una revolucién san- grienta? Lo que predicdis es la subversién violenta de lo exis- tente; aun cuando queriis negarlo. Pues a lo que se aspira es a ‘mplantar una organizacién ‘social que los mas rechazan; conse- cuencia necesaria de vuestras doctrinas y de vuestras'aspiraciones es, por tanto, la guerra civil y la violencia brutal. El socialista. La violencia es siempre reaccionaria y salvaje. Nosotros revolucionamios los espiritus; los liberamos de prejui- cios idealdgicos, haciendo: ver al proletariado que piensa cual es la evolucidn que conforme a leyes ha ‘de seguir necesariamente nuestra vida social, y cudl la empresa que esta evolucién conffa al proletariado. Es un proceso econdmico necesario en cuanto na- tural que la sociedad actual haya de venirse abajo suplantada por Ja socialista. 18—Planteamiento del problema para una critiea de las doctrinas del socialismo iNo logran entenderse! El uno habla de un Estado gue deberd St wo. R, STAMMLER crear el hombre, el otro de un régimen de vida social que sobre- vendrd necesariamente, y a cuyo advenimiento conforme a leyes no hay sino ir preparéndose desde ahora. Aquél razona a base de la nocidén de un Estado ideal, que pre- tendiese concebirse ajustandole con perfeccidn absoluta a las ideas del bien y la justicia; y, partiendo de esta nocién, combate este. Estado de lo porveniz. como irrealizable utopia. Para el socialista ‘“moderno se trata, por el contrario, de una necesidad planteada empiricamente que implica con seguridad la socializacién de los medios de produccidn bajo las circunstancias actnales de la Eco- nomfa social capitalista. Cada uno de los adversarios presupone, pues, en el otro aquella base teérica de que é1 mismo parte, Pero, precisamente estos fun- damentos tedricos son los que difieren de medio a medio. Uno y otro toman por punto de partida concepciones de la vida social en absoluto divergentes y se mueven dentro de drbitas distintas. Por esto ha sido tan ineficaz hasta ahora, para ambos bandos, Ja lucha con las armas del espiritu. Nada se“ha conseguido dentro de este terreno, en un sentido ni en otro. Los combatientes arre~ metian en vano; no se yenian a las manos ni ésto era posible. Era la lucha del oso contra el tiburdn. Quien aspire a comprender Jas doctrinas de Is socialistas modernos, deberé compenetrarse con su manera de pensar. Frente @ quien nos habla de la socializacidn de los medios de produccién y de Ja eliminacién de las clases y estados de un pasado histdrico,. seria incongruente echarse a pensar cémo haya surgido en su es- piritu esta aspiracidn, para arremeter Iuego contra lo que’se da. por supuesto como. base tedrica de una manera de ver personal. Sélo este procedimiento reprobable explica que se hable cons- tantemente del ideal comunista del Estado, viendo en este ideal Jo que el socialismo se propone fundamentalmente; y se compren- den as{ también los esfuerzos incesantes para hacer valer deter- minadas objeciones éticas y de orden técnico contra aquel pre- tendide orden jurfdico ideal que a los mapxistas se atribuye. Es’ ésta una falsa hipdtesis, como hemos mostrado (28). No quiero con esto negar que en el flujo socialista, tan cauda- leso ahora, haya una corriente idealista poderosa. Ya en algunos. de los representantes preeminentes del marxismo se vislumbra, aun en sus mismas manifestaciones teéricas sébre el materialismo histdrico, quizé acogido con esfuerzo, el rasgo ideal, la mira y la aspiracién hacia la justicia social. Y en las masas se nos presenta con evidencia plena a cada paso esta contradiccién irreductible com Ja concepcién materialista de la Historia, tal como Marx la formula. Una labor interesante para el historiador de tiempos ECONOMIA. ¥ DERECHO : 55 futuros serd, sin duda, la de investigar en sus fundamentos las escisiones y disgregaciones del partido socialista alemén tan ex- tendido ‘hoy exteriormente. Pero el que esto investigue no podra reducirse entonces a invocar presiones hostiles y persecuciones ni la hostilidad personal y los celos subjetivos de los jefes ni otras menudencids y exterioridades; la mirada penetrante. habri. de’ dirigirse a Ja contraposicién que en el seno del movimiento se manifiesta entre la teorfa de Ja, Filosofia social materialista’ do- minante y la corriente, s6lo temporalmente atallada por aquella, de los que aspiran a una organizacién de la vida social ajustada al bien y a la justicia (29). Pero estamos a punto de apartarnos de lo que constituye el tema de esta obra, No es el socialism como tal ni son las corrientes politicas de nuestro tiempo lo que queremos estudiar aqui.. In- cidentalmente, nos hemos visto obligados a tratar’ cuestiones, por la simple razén de que el moderno socialismo aparece como la aplicacidn concteta de la concepeién materialista de la Historia es- tudjada, ofreciéndose* ‘por esto, muy especialmente en la configu- racién: que ‘le imprime él marxismo, como ilustracién de esta Filosofia social. No es, pues, el’ sodialismo lo que aqui se estudia; lo que aqui ha de investigarse y desenvolverse es la teorla social sobre la que el socialismo moderno descansa. E} socialismo en s{ no puede sig- nificar Filosofta social alguna. Puede, simplemente, ser la apli- cacidén especial de una Filosofia social cualquiera. Y el socialismo marxista es el que menos pretende ofrecer un orden juridico ab- soluto tal que sea posible y justificado para todos los tiempos y todos los paises. Cuando hace algtin tiempo se difundid (no'sé si fundadamente) el rumor de que los habitantes de Islandia abandonaban ‘sus te- rritorios para émigrar en masa a América, alguien propuso que se ofreciese aquella isla a los jefes del marxismo pata poner en prdctica allf, a modo de ensayo, su Estado dé lo porvenit. Nada més contrario a los pensamientos capitales del socialismo mar- xista que semejante proposicién. En relacién con los Falans- terios de Fourier podria esta proposicién tener algun sentido; pero choca abiertamente. contra el marxismo, que se coloca en expectativa de la socializacién de los medios de produccién, como resultado necesario de una evolucién de los fenémenos econémi- cos, con arreglo a leyes naturales. Para juzgar del socialismo moderno y hablar sobre él serd, pues, necésario partir'de su fundamento tedrico; de la concepcién materialista de-la Historia; a menos que el sentido que 10 infor- ma quiera dejarse pasat por entero desapercibida. E] materia~ 36.” |B, STAMMLER “lismo social prevalece todavia. hoy al frente del movimiento so- cialista; conscientemente mantenide y afirmado en todos los as- pectos, hasta donde es posible. Frente a otros. partidos, sobre todo, el movimiento ofrece en.este punto un frente cerrado: en su pro- gna y en Jas polémicas con representantes dé partidos hostiles, €l socialismo se apoya sobre la Filosofia social materialista como sobre su fundamento ultimo; a esta Filosofia acude una y otra vez como a sus sdlidos cimientos y a la raigambre de su fuerza; y todas sus deducciones se hacen derivar de la concepcién mate-- fialista de la Historia como de su miétodo absoluto para la inves- tigacién conforme a su ley de la vida social humana (30). : Cabe esperar que este hecho tan sencillo e. incontrovertible histéricamente acabe por incorporarse como. bien comin al co-. nocimiento de cuantos laboran por un -conocer filosdfico-social y por un.estudio de la cuestidn social conforme a su ley. Cuando esto sea se dejaran a su lado también Jos tan gastados argumentos, en absoluto incongruentes; a que hoy se acude contra el adver- sario materialista. . No basta «echazar, las pretensiones Gel socialismo por extre- mistas e incompatibles con la naturaleza humanap (31), pues el ma- terialista social se remite, frente a esta objecién, a la fuerza im- perativa de los fenémenos econémiicos, regida por leyes natura- les, que admite solamente ef dilema: o sucumbir o someterse ‘a estos fenédmenos, transformando en colectivos todos, fos medios de la produccién, ya, qué, como se afirma, la Economia socialista es la existencia inexcusable de estos fendmenos. Y deberd renun- ciarse en absoluto a exigir, planteada asi la controversia, una descripcidn precisa del Estado de lo porvenir; pues el. marxista se niega a ésto, como se negarfa a profetizar el clima que habra _ de reinar.en la sociedad futura (32). Y, finalmente, tampoco puedo yo asentir al procedimierito de los que se detienen, solo aparentemente’ y de modo incompleto, en el materialismo histdrico, sirvidndose de él como arma contra el movimiento socialista. Piensan estos autores que admitido que Jos fenémenos econémicos sean los que, sin mis, determinen el curso de la Historia en el universo, implica una coniradictio in adiecto aspirar a conquistar el poder politico. Si es cierto, escribe Brentano 33), que, segun. lo que Marx preconiza, «ana formacién social no puede jamas.. Sugpmbit antes de que se hayan desen- vuelto todas las formas de la produccién que dentro de ella caben y que una nueva estructura de la produtcidn, mds elevada, no puede entrar en juego antes de que Jas condiciones materiales para su existencia hayan germinado ya en el seno, de la sociedad antiguay, un partido que persiga las miras del social democré- ECONOMIA ¥ DERECHO | 57 tico sélo dentro del orden existente podra aspirar a transformar las condicinoes materiales de existencia; un triunfo. politico sobre este orden existente le pondria en’el trance de tener que abando- nar lo conquistado, por lo menos. Es cierto que los representantes del-marxismo no han sabido hacer valer razén. alguna contra esta objeccién. La réplica de Bernstein (34), lo primero que a cualquiera se Je.ocurre: que la conquista del poder politico por el proletariado no podrd levarse a efecto sino una vez que la evolucién de los fendmenos econd- micos haya alcanzado el: punto de sazén para Ja transformacidén indispensable, no puede convencer en modo alguno. La posibi- lidad de alcanzar el poder polftico dentro del orden sotial presente, pasando a ser el factor decisivo en la vida social no coincide ne-_ cesariamente con el desenvolvimiento de todas las fuerzas pro- ” ductivas de la Economia social dominante; cabe concebir y es en absoluto compatible con la tcorfa del materialismo histérico que la evolucién predominante de los‘ fenédmenos econdmicos en una cierta, direccién, alcance a provocar’ una importancia deci- siva del proletariado aun antes de que Wegue a consumearse en toda su extensién el desenvolvimiento de‘las condiciones para el nuevo régimen socialista de la produccidn. Y, de otro lado, Brentano no advierte que la conquista, del poder politico por el proletariado, admitida hipotéticamente, no hhabria de traer consigo necesariamente una transformacién in-- mediata del régimen capitalista de la produccién en un régimen so- cialista, en el sentido del materialismo histérico. Para la Filoso- ifa social materialista, la ley ultima que rige la vida social la da Ja evolucién de los fendmenos econdmicos por leyes naturales. En cuanto esto sea cognoscible y susceptible de investigacién, se sigue de aqui para la aspiracidn humazia la labor de regirse por el curso seguro, sujet a gu ley, de la evolucién de las circuns- tancias econdmicas, y acomodarse a él. Al poner de manifiesto wia tendencia determinada respecto de su curso ulterior, al ob- servador de Jos fenémenos econdmicos en el campo de la ciencia se le ofrece, dentro del presente, la especial posibilidad de pre- pararse, para los acontecimientos aecesarios inminentes. Quien acumula carbén para el invierno no procede ilégicamente -si, después de reunido Jo necesario en Ja carbonera, se dice: no voy a empezar desde ahora a consumirlo, lo que debo hacer es pet- “trecharme de otras cosas todavia para la dura estacidn. . Los puntos esenciales en Ja teorfa de la concepcién materia- lista de la Historia son éstos: evolucién de los fendmenos econd- tmicos conforme a leyes naturales, y afirmacién de esta evolucién como Ja unica realidad y la ley unica que rige la vida social. Con- 58 R. STAMMLER: secuencia de esto es la condicionalidad necesaria del orden ju- ridico, en cuanto instrumento y medio auxiliar de los fenémenos de Ja Economia social con su curso inflexible conforme a leyes. Quien se asegura un influjo decisivo sobre la fabricacidn y disfrute de los instrumentos mediante los cuales se previene el hombre contra los riesgos de los eventos naturales, no procede contra’ Ja teoria de que estes eventos se desenvuelvan por leyes natura- les inconmovibles, siendo inevitables de por-s{ en cuanto por estas leyes se hallan regidos. Asi, el marxista ve, como él dice, que la evolucién econdmica marcha precipitadamente con im- pulso irrésistible hacia. la socializacién de la Economia hacia Ja socializacidn de los medios de produccién en primer término, que necesariamente habré de levarse a efecto un dia. Y la misma lucha de clases—reflejo: inevitable de la es- tractura econémica actnal—es también a los ojos del socialista _ moderno un simple medio para eliminar en su hora todas las di- necesavia la socializacién de los medios de produccién. Prepara- cin que en opinion de sus partidarios solo podra ser eficaz, na- turalmente, mediante la conciencia del fin propuesto—pues de otro modo no tendria sentido la reversidn de su pensamiento en aspiraciones de partido y en wna lucha de clases refida por hom- ” bres. Es éste el propésito que mueve al socialista moderno a la- borar por un proletariado constiente, moral y espiritualmente disciplinado, tendiendo a levantar su nivel en ambos aspectos cuanto sea posible (35). Con esta conviccién puede muy bien el marxista aspirar al influjo politico de la clase obrera, siempre con el fin de una méjor preparacién para la transformacién ulterior necesaria (36). po La indicada objecién de Brentano, que quiere desentrafiar como consecuencia de la’ Filosofia social materialista la de que dada la necesaria subordinacién del Derecho de la Economia sélo. respecto de ésta podria aspirarse a un progreso, a menos de caer en inconsecuencia, nO tiene, por consiguiente, fundamento. La Economia social se desenvuelve, segin aquella teoria, en ab- soluto regida por leyes naturales. No hay sino acomodarse a estas leyes para lo futuro, favorecerla evolucién y disponerse para el parto que en su dia ha de tener lugar. Si a estas medidas prepa- ratorias para la fase a que la evolucidn ha de conducir, la fase en .que el régimen capitalista de produccidn se invierta en el régimen * socialista opuesto, puede protederse mejor y con mds eficacia’ mediante el poder politico del proletariado en la sociedad actual, al poder polftico deberd aspirarse, segin Ja doctrina de Marx: en vista de una mejor preparacién, de la preparaciéh para el acontecimien- . ~ to proclamado que habrd de ser necesario en un dia préximo (37).

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