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Madame Bovary.

Gustave Flaubert
Madame Bovary, novela del realismo, escrita por Gustave Flaubert, que
provocó controversia en Francia cuando fue publicada en 1857.Sin embargo,
es considerada como una de las mejores obra de la historia. Además, es una
de las novelas que dieron principio a la narrativa moderna.

Madame Bovary, es sin duda alguna, la novela más importante del


Realismo. Además de ser una de las selecciones literarias por excelencia en el
género del llamado “romanticismo tardío”, Madame Bovary, constituye uno de
los puntos de referencia para el movimiento del realismo literario, e incluso,
para la entrada del realismo dentro del ámbito de la filosofía. No obstante, la
historia también se halla estrechamente unida a lo que se conoció como la
novela alegórica, dado que terminará en el suicidio de su protagonista
femenina y en la muerte por decepción amorosa, o pena moral, de su
protagonista masculino. Es también una crítica a la sociedad burguesa del siglo
XIX, posterior a la revolución francesa y al gobierno absolutista de Napoleón en
Francia.

En tres partes con una increíble agudeza literaria, Gustave Flaubert nos
muestra su punto de vista sobre la vida de la sociedad de alto rango en la
Francia del temprano siglo XIX, al casar al personaje principal con alguien que
nada le ofrece más que exhibirla como si fuese un trofeo y al encontrar en un
estudiante de leyes, con quien tendrá una cruel y triste historia, lo que siempre
buscó, pero que al final, no la llevará a nada más que a su muerte. Madame
Bovary, es pues, más que una novela, un retrato fiel y un paradigma para la
literatura realista y universal y para la filosofía francesa de los siglos XIX a XXI.

El argumento
Primera parte

Origen pequeño-burgués-rural de Charles Bovary e influencia de la


madre de éste en su temperamento y educación. Charles se recibe a fuerza de
empeño como médico y su madre le casa con la viuda Heloise, de aparente
buena dote. Conoce a Emma Rouault, hija de un paciente, de la que
prontamente se enamora. La mujer de Charles muere súbitamente y Charles a
instancias del padre de Emma se casa con ella en medio de una exuberante
fiesta campestre.

Al poco tiempo son invitados a una fiesta de la alta sociedad en donde


Emma puede comparar ese estilo de vida que siempre había querido con el
que tiene. Emma se desencanta y literalmente enferma de la sencilla y llana
vida que le ofrece su nada romántico marido. Charles en busca de una solución
y sin nunca sospechar la verdadera causa de la enfermedad de Emma, migra
con ésta desde Tostes a la ciudad de Yonville. Emma se encuentra
embarazada.

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Segunda parte

En Yonville los Bovary conocen a Homais, el farmacéutico, y a su


hospedado y practicante de leyes León, amante de la música y literatura, un
romántico que inmediatamente hace sinapsis con Emma forjándose una
amistad que se torna en amor mutuo no confeso. Nace la hija de Emma siendo
encargada tempranamente a una nodriza. Emma toma distancia de León y éste
confuso y desilusionado emigra a París. Emma vuelve a caer enferma del alma,
tal como lo hiciera por primera vez en Tostes. Imbuida de frustración y
languidez conoce al señor Rodolphe Boulanger de la Huchette en el cual
Emma ve reflejados sus ensueños románticos. Se hacen amantes y Emma
comienza a gastar dinero desmesuradamente en lujos. Emma planea la huida
de ambos, Rodolphe la abandona. Emma cae nuevamente enferma, en su
lenta recuperación se reencuentra con León en una obra de teatro.

Tercera parte

Comienza el romance de Emma con León, paralelo a ello Emma sigue


endeudándose hasta que la situación financiera de los Bovary (sin nunca
sospecharlo Charles) se torna insostenible. Al encontrarse abandonada por sus
amantes y rodeada de gente que realmente no ama, Emma toma la decisión de
suicidarse con arsénico. Charles finalmente se da cuenta de todo, la perdona y
luego muere de amor.

UNA OPINIÓN

«Madame Bovary soy yo», respondía Flaubert cuando le preguntaron


por la identidad de ese personaje tan asombrosamente vivo. Y a medida que
vas leyendo la novela y que te vas relacionando con su protagonista, puedes
caer en la cuenta de que también tú eres Emma. Todos pueden serlo.
Y el que no lo crea así es que no ha soñado. ¿Quién no ha creído, al menos
una vez, que estaba bailando con la sensualidad hecha carne? Acicalada como
una actriz debutante, Emma lo cree cuando ejecuta su primer vals con el
vizconde y siente alas en sus pies.
¿Y quién no ha creído, al menos una vez, que la vida estaba en otra
parte y que otra vida más generosa y más intensa nos estaba esperando a la
vuelta del camino?
Emma cree, o necesita creer, que su frente está marcada por la señal de
una determinación sublime y, tras el primer acto de transgresión de la norma,
siente, al mirarse al espejo, que es una de las heroínas adúlteras de sus
lecturas clandestinas.
Su verdadero mal es que está enamorada del amor: de un amor por
encima de todos los amores, de un deseo por encima de todos los deseos. Su
fulminante ideal la ciega, y no ve a su marido, que al final parece aquejado por
la misma enfermedad que su esposa.
La muerte de Madame Bovary nos coge al final a traición, porque es la
muerte del sueño romántico

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UBICACIÓN DEL TEXTO

Se centra en la burguesía del siglo XIX, época en la cual transcurre la


novela. Este siglo es el siguiente al considerado el Siglo de las Luces,
caracterizado por el triunfo de la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad.
Recibe una clara herencia de este siglo anterior que influye en el modo de
pensar de la sociedad de la época, lo que fue creando poco a poco el
secularismo actual, y que durante el libro se puede apreciar en el decreciente
interés de los campesinos por los temas religiosos. Flaubert intenta reflejar el
aburrimiento y la monotonía burguesa a través del adulterio, y la forma de
pensar de la época. Todo esto ocurre tras el final de la Revolución Francesa
(1789-1799).
En el transcurso del libro se nombra a Béranger y en varias ocasiones a
Voltaire que era muy apreciado por ser uno de los principales representantes
de la ilustración, y un crítico feroz de la religión y el clero, aunque profesando
su creencia en Dios. Todas las obras de Voltaire tienen pasajes memorables,
los cuales nombra Flaubert a lo largo de toda la obra. Algunos de los
acontecimientos ocurridos durante esta época, aunque no se haga alusión a
ellos en el libro, son, aparte de una clara evolución de la música, la literatura y
la ciencia, el movimiento cartista (revolución de los trabajadores) y la corriente
de pensamiento del romanticismo.
El romanticismo se caracteriza por su entrega a la imaginación y la
subjetividad, y la expresión y su idealización de la naturaleza. Flaubert critica
en su libro la influencia del romanticismo en las mujeres de su época, y
muestra que no todo es tan perfecto y romántico como se muestra en la
literatura romántica. En Francia el inicio del Romanticismo coincidió con las
guerras napoleónicas a principios del siglo XIX. Sin embargo esta obra es
Realista, y describe el comportamiento humano y su entorno, tal y como actúan
y sucede en la realidad.
Durante todo la novela aparece mayoritariamente la burguesía, y en
algunos momentos representantes de la clase media y trabajadora, aunque en
ningún momento aparecen las clases inferiores o pobres. Emma, la
protagonista de la novela, en un principio pertenece a la clase trabajadora y
vive con su padre en el campo, pero tras su boda comienza una vida lujosa
aunque ella no lo considere así, y anhele vivir entre la más alta burguesía,
como se demuestra en la envidia que tiene al hombre con el que baila en una
fiesta burguesa a la cual la invitan gracias a un trabajo de su marido.
La redacción de Madame Bovary ocupa a nuestro escritor los años 1851 a
1856, es decir, los posteriores al proceso completo de la revolución del 48;
aproximadamente la empieza el año de la caída de la II Republica y de la
proclamación del II Imperio. Tras la publicación de su obra en 1857, Flaubert
aún habría de asistir al final de la etapa imperial en 1870, a la ya mencionada
comuna del 71 y a la República, constituida en este mismo año y que
sobrevivirá al novelista más de sesenta años.

BIOGRAFÍA Y OBRAS DEL AUTOR

Novelista francés encuadrado dentro de la escuela realista, alabado por


su objetividad y la esmerada perfección de su estilo, cualidades ambas que se
pueden encontrar en Madame Bovary, su trabajo más representativo. Flaubert,

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hijo de un médico, nació en Ruán, Normandía, el 12 de diciembre de 1821.
Estudió derecho en París durante un corto periodo de tiempo, pero su frágil
salud le obligó a abandonarlo.
Fue entonces cuando decidió dedicarse a escribir. Entre 1849 y 1851
viajó, en compañía de un amigo, por Grecia y Oriente Próximo, una experiencia
que le inspiró los escenarios exóticos de dos de sus novelas. Afectado por un
desorden de tipo nervioso, transcurrió la mayor parte de su vida de forma
tranquila, junto a su familia, en Croisset, un lugar de campo cerca de Ruán,
donde recibía frecuentes visitas de otros notables escritores. Allí murió el 8 de
mayo de 1880.
La primera novela de Flaubert, y la más leída también, Madame Bovary,
publicada por primera vez en 1857, hubo de enfrentarse muy pronto a un
importante proceso legal. Tanto el autor como el editor fueron acusados por la
inmoralidad de la novela. A pesar de haber sido absueltos, el escándalo
empañó el lanzamiento del libro, y no fue hasta más tarde cuando fue
reconocida como una de las obras maestras de la literatura francesa.
Madame Bovary, subtitulada Costumbres provincianas, es, en
apariencia, una convencional historia de adulterio, pero logra convertirse en un
profundo análisis de la humanidad y, en concreto, un ataque a la monotonía y a
las desilusiones de la vida burguesa. Emma Bovary, con la imaginación repleta
de románticas ilusiones sobre el amor y la pasión, se topa con la realidad de un
insípido matrimonio que la ahoga, y busca las sensaciones sobre las que ha
leído en los libros, a través de una serie de aventuras amorosas, que ella
desea ver como grandes pasiones, pero que no son en realidad más
interesantes que su vida matrimonial. En un ataque de desesperación, se quita
la vida.
Flaubert refleja con gran acierto la tragedia de este personaje, y
Madame Bovary ha resultado ser una obra de referencia constante, hasta el
punto de estar considerada como una obra maestra del realismo.
Otras novelas también importantes de Flaubert son Salambó (1863) y
La tentación de San Antonio(1874). La primera de ellas es una narración
histórica ambientada en la antigua Cartago; la segunda está basada en la
leyenda de las tentaciones a las que se tuvo que enfrentar el fundador de las
comunidades religiosas cristianas, san Antonio, en la soledad del desierto.
Aunque estas dos novelas son consideradas en general más cercanas al
romanticismo que Madame Bovary, casi todas las obras de Flaubert combinan
elementos tanto románticos como naturalistas. En sus cartas, publicadas
póstumamente, Correspondance (4 volúmenes, 1887-1893), Flaubert calificó
su trabajo de "agonías del arte". El infinito cuidado que ponía en conseguir una
gran precisión en los detalles y en el lenguaje se ha hecho legendario. La
devoción de Flaubert hacia el arte no podría haber sido puesta de manifiesto de
otro modo mejor que en la perfección que se exigía a sí mismo.
Entre las demás obras de Flaubert cabe destacar la novela La educación
sentimental (1869), tres narraciones cortas publicadas con el título de Tres
cuentos (1877), y dos trabajos editados póstumamente, la inacabada novela
Bouvard y Pécuchet (1881) y Diccionario de lugares comunes (1913).

ESTRUCTURA
La obra se divide en tres partes:

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La primera parte consta a su vez de nueve capítulos que empiezan con
la infancia de Charles Bovary y de sus estudios y cómo se caso con una
mujer mayor que él, y empezó a trabajar como médico. También en esta
primera parte conoce a Emma que es hija de un paciente suyo, un
campesino que ha educado a su hija en un colegio de monjas, con
disciplina y como si fuera una niña burguesa. Charles se enamora de
Emma y cuando muere su mujer, decide pedirle la mano a su padre el
cual acepta. La primera parte acaba cuando ya se han casado y se van
a mudar de Tostes y ella ya está embarazada.
La segunda parte consta de quince capítulos y comienza cuando se
mudan. Emma Bovary ya se siente frustrada en su matrimonio:
casándose no ha conseguido lo que quería puesto que se ha casado
con un simple médico vulgar y sus aspiraciones son mayores. Decide
que va a conseguir lo que se propuso y va a ser como las mujeres de las
novelas románticas que leía, y conoce a un hombre, Rodolphe, el cual
llega a ser su amante pero éste la abandona. En esta segunda parte
Emma ya tiene a su hija Berthe, la cual es puesta en manos de una
nodriza que se encarga de su cuidado, y Emma no tiene relación con
ella excepto en contadas ocasiones.
La tercera parte, se divide en once capítulos y corresponde a la
relación con su segundo amante, León, el cual termina abandonándola.
Emma, frustrada y perseguida por sus acreedores por gastar más allá de
sus posibilidades y por tanto, perseguida por sus deudas, decide
quitarse la vida con arsénico.

PERSONAJES PRINCIPALES
EMMA BOVARY: Es la hija de un campesino acomodado –el tío
Rouault- y esposa de un médico mediocre (Charles). Es sensual, llena de
sueños, varios de ellos egoístas y vacíos, ve frustrados sus anhelos en medio
de la vida provinciana. Hastiada de su marido, se entrega a dos hombres, León
Dupuis y Rodolphe Boulanger, que demuestran no ser menos vanidosos y
egoístas que ella. Acosada por las deudas, y harta de la vida, se suicida.

CHARLES BOVARY: Esposo de Emma. Graduado como oficial de


sanidad, se traslada a un pequeño pueblo de la Normandía, Tostes, donde
ejerce. Allí se casa, primero con una mujer mayor que él, y luego con Emma.
Ésta acaba por dominarlo y someterlo a sus designios. El buen hombre es
limitado y se resigna con poco: considera a su esposa una diosa, sin darse
cuenta que ella le es infiel en sus propias narices. Además su incompetencia
no se reduce al ámbito de lo conyugal, también es un profesional mediocre: por
su culpa provoca la gangrena en la pierna de un paciente, obligando a
cortársela. Después de muerta su esposa, descubre toda la verdad. Muere sólo
y en completa ruina.

PERSONAJES SECUNDARIOS

LEÓN DUPUIS: Pasante notario en Yonville. Allí conoce a Emma y


simpatizan rápidamente, pues tienen gustos afines por las lecturas
sentimentales y las evocaciones románticas. Sin posibilidad de que el amor se

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concrete, parte hacia Ruán a seguir estudiando. Allí le encuentra a Emma, tres
años después. Viven un amor apasionado y loco que termina mal: él la
abandona y se casa con una mujer "decente".

RODOLPHE BOULANGER: Rico galán que tiene su castillo en los


alrededores de Yonville. Frívolo y seductor, enreda a Madame Bovary y la
convierte en su amante. Cuando ella lo presiona para que se fuguen, él escapa
dejando arruinada moralmente a Emma. Años después ella lo buscará para
que la salve de otra ruina –la económica- . Él dice no tener tres mil francos.
Emma lo maldice. Después de que ella muere, Rodolphe se encuentra con
Charles. La escena es irónica. El burgués no pierde la compostura y no vacila
en humillar, esta vez de frente, al médico arruinado. "Todo es culpa de la
fatalidad", dice éste.

HOMAIS: Farmacéutico en Yonville. Petulante e ignorante, se siente con


derecho a opinar sobre todo. Es el típico burgués de pueblo, con ínfulas de
sabihondo. Se cree anticlerical, pero es tan vulgar como el cura del pueblo. Es
padre de tres hijos a los que quiere convertir en genios científicos. Los niños,
en verdad, son sucios y maleducados. Es el indirecto responsable del suicidio
de Emma, pues ella toma el veneno en el "laboratorio" del boticario. Homais
paradójicamente, es quien siempre da las ideas que llevan a Emma a los
brazos de sus amantes. Después de la muerte de ella, se convierte en
autoridad local y el rey le impone la cruz de honor.

MADAME BOVARY MADRE: Progenitora de Charles. Posible


responsable de la debilidad de su hijo, por sobreprotegerlo tanto. La señora es
intrigante y detesta a su nuera Emma. Sin embargo, saca de varios apuros
económicos a la pareja. Es real enemiga de la literatura y responsabiliza a las
novelas de los "desórdenes" que sufre Emma. Al final pretende quedarse con
su nieta, lo que provoca las iras de Charles y la definitiva ruptura entre madre e
hijo.
MONSIEUR BOVARY: Padre de Charles. No se parece en nada a su
hijo: es borrachín, mujeriego y perezoso. Su pobre esposa lo mantiene. El
señor se da ínfulas de conquistador, pero no es más que un "viejo verde" en
decadencia. Muere de un infarto.

ELOISE DUBUC: Primera mujer de Charles. "Viuda de un escribano de


Dieppe, que tenía cuarenta y cinco años y mil doscientas libras de renta". Es
enfermiza y celosa. Cuando se descubre que no tenía la cantidad de dinero
anunciada, es acusada por los Bovary y muere repentinamente. Aunque
Charles la llora, pronto olvida sus pechos planos y sus pies fríos.

BERTHE: Hija de Emma y Charles. Su madre muy pronto la rechaza y


sólo cuando tiene problemas con sus amantes,

ABATE BOURNISIEN: El cura de Yonville. Demuestra su ineptitud de


consejero espiritual frente a las crisis de Emma Bovary. Frecuentemente vive
en desacuerdo con el boticario, Homais. Pero juntos son de la misma calaña:
groseros e incultos. Flaubert los pone a dormir frente a frente –panza contra
panza- en el velorio de Emma, igualándolos en su condición.

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FELICIDAD: Doméstica de los Bovary. Es una chica muy fiel a sus
patronos, al comienzo, y demuestra habilidades para encubrir las escapadas de
Emma con sus amantes. Sobre todo es muy colaboradora y cómplice cuando
su ama está en quiebra económica. Después de muerta Emma, se escapa con
Teodoro y se roba los vestidos más bellos de su señora.

MONSIEUR ROUAULT: Padre de Emma. Es viudo y por causa de un


accidente es que su hija conoce a Charles, quien le cura. El viejo es bonachón
y no tiene ni idea de la hija que tiene. Cada año envía un pavo de regalo. La
muerte de Emma lo deja desconsolado y pronto sufre una parálisis que lo lleva
a la muerte.

JUSTINE: Empleado de Homais. El joven siempre vive enamorado,


platónicamente, de Emma. Es un personaje tierno, y uno de los pocos que se
destaca en toda la novela por ser noble y fiel.

BINET: Áspero recaudador y director de los bomberos de Yonville.


Emma acude a él como último recurso para que le preste dinero. E incluso
parece que se le insinúa sexualmente.

LIEUVAIN: Ayudante del consejero de Ruán para asuntos agrícolas. Su


verbo exaltado se escucha en los comicios agrícolas y sirve como contrapunto
a la charla erótica de Emma y Rodolphe. Es un personaje puramente
instrumental, y Flaubert lo utiliza para expresar la desmesura e hipocresía de
los políticos. Tanto él como Rodolphe son dos mentirosos profesionales.

HIPÓLITO: Joven sirviente de la hostelería "El león de oro". Es cojo y


sufre la incompetencia profesional de Charles como médico. Por culpa de éste,
le es amputada la pierna. En el entierro de Emma se comporta muy formal y
estrena la pierna artificial nueva que ella la había regalado en compensación de
la idiotez de su marido.

MADAME LEFRANÇOIS Y MADAME TUVACHE. La primera es dueña


de la taberna "El león de oro". La segunda es la esposa del alcalde. Juntas son
chismosas y testigos indirectas de la tragedia de Emma. Aunque las locuras de
ésta les parezcan escandalosas, es seguro que en el fondo de sus corazones
burgueses darían la vida por estar involucradas en alguna aventura como las
que tuvo Madame Bovary.

LHEREUX: El comerciante del pueblo. Un miserable pillo, embaucador y


delincuente, responsable indirecto de la muerte de Emma, pues él la enredó en
varios pagarés por los que ella finalmente no pudo responder. Además es
hipócrita y cínico. En el entierro de su deudora dice: "¡Qué desgracia para su
pobre marido!".

MONSIEUR GUILLAUMIN: No menos ladrón y pillo que el anterior.


Emma lo visita cunado está a punto de que embarguen sus bienes. El notario
de Yonville aprovecha la situación para hacer solicitudes sexuales. Emma lo
insulta y después casi vomita.

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DOCTOR CANIVET: Médico prestigioso que, ante la incompetencia de
Charles, se ve en la obligación de sustituirlo en dos ocasiones. Primero en el
caso de la gangrena de Hipólito (es Canivet quien corta la pierna) y luego en el
caso del envenenamiento de Emma.

DOCTOR LARIVIÈRE: Antiguo maestro de Charles. En la novela así es


descrito: "Desdeñoso de cruces, títulos y academias, médico de hospital,
liberal, paternal con los pobres y que practicaba la virtud sin creer en ella, casi
habría pasado por santo a no ser porque su penetrante inteligencia hacía
temerle como a un demonio. Su mirada más cortante que sus bisturís, iba
derecha al alma y desarticulaba toda mentira a través de alegatos y pudores. Y
así era el hombre, pleno de esa majestad llana que dan la conciencia de un
gran talento, la fortuna y cuarenta años de una existencia laboriosa e
irreprochable". Asiste a Emma en sus últimos momentos y es quien dictamina
que ella ya no tiene salvación, pues el arsénico ya llegó al corazón. Es otro de
los pocos personajes nobles y entregados que hay en la novela. Los crítico
aseguran que este personaje es el padre de Flaubert ficcionado.

EDGAR LAGARDY. Famoso tenor de quien Emma se enamora


platónicamente después de verlo en ópera "Lucía de Lamermoor", en Ruán.
Rápidamente lo olvida después de encontrar por segunda vez a León Dupuis.

EL CIEGO MENDIGO: Vagabundo que espera a la entrada de Yonville


el coche de transporte, "la Golondrina". Emma siente repulsión por él y se
convierte en augurio de mala suerte. Es el último ser que ella oye sobre la
Tierra. El ciego también es otro enemigo de Homais, a quien desprestigia por
haberle prometido curarle y no cumplirlo. El boticario logra que lo encierren en
un manicomio.

LUGARES Y ESCENARIOS DONDE SE DESARROLLA


LOS ACONTECIMIENTOS:
El libro transcurre en Francia, más exactamente en las ciudades de Rouen
(dónde Charles Bovary realiza sus estudios), Tostes (lugar en el cual ejerce de
médico en sus inicios, y vive con su primera mujer) Les Bertaux (donde conoce
a Emma, su segunda mujer) Neufchátel (donde en un pueblo cercano, Yonville,
ejerció su trabajo hasta su muerte) y, en la última parte del libro, vuelve a
aparecer Rouen, pues allí Emma vive sus aventuras con su amante León.

TEMAS PRINCIPALES
La infidelidad de Emma, que no encuentra en su matrimonio lo que
busca, y el remordimiento, la culpa y la frustración que siente Emma por serle
infiel a su esposo.
La ambición de poder y fama: durante la novela existen muchos
personajes que sueñan y tienen como objetivo de existencia en convertirse en
alguien importante y con mucho dinero. Esta clase de personas, que
pertenecen a la burguesía de la época, luchan incansablemente por este
anhelo. Es tal su obsesión que no les importa las consecuencias y daños que

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pueden producir al conseguir su objetivo, cometiendo así actos de gran
frialdad.
Uno de los personajes que reencarna esta ambición es Emma, quien lo
único que desea es ser millonaria. Ella desea que Charles se haga un médico
famoso no por que quiere a Charles, sino que porque ella quiere ser reconocida
en toda Francia. Para ello ella utiliza a Hyppolyte, sin importarle lo que pueda
pasarle a éste. Ese deseo por el dinero se refleja al morirse el padre de
Charles, en donde Emma no se interesa por la triste situación, sino que sólo le
preocupa la herencia que éste le pueda dejar a Charles. Ella anhela una vida
junto a las personas más relevantes y famosas de Francia, lo que queda
demostrado al maravillarse con las personas que fueron al castillo de
Vaubyessard. Por último, la causa de su muerte es la consecuencia de estar en
una situación económica muy delicada. Ella, al ver que no encuentra una
solución para evitar un juicio por endeudamiento termina por quitarse la vida,
evidenciando así que su vida giraba en torno a ser rica e importante.
Lleureux, el comerciante, también retrata a la ambición por el poder
lucrativo. En su afán de obtener dinero, comienza a ofrecer productos para
venderlos de cualquier manera. Se aprovechaba de su astucia para ofrecer
facilidades de pago, haciendo que se le pagara en cuotas, para que el cliente
pudiera adquirir el bien. De esta manera él produjo que sus clientes, como
Emma, se fueran endeudando cada vez más con él, teniendo que pagarles
intereses a éste. Todo este plan lo hizo con el fin de extraer la mayor cantidad
de dinero posible a sus clientes, sin importarle mayormente el fin de éstos, los
cuales pueden terminar en la cárcel. Esto, sin duda representa a un personaje
despreciable y maquiavélico, ya que no le importan los medios sino que el fin
para llegar a ser millonario.

Flaubert despreciaba profundamente su época. Y no sólo por un


sentimiento de repulsión personal o de resentimiento. Su odio se dirigía contra
la tontería reinante, la trivialización general de la vida en la Francia de la
segunda mitad del siglo XIX. Y sobre todo, por la muerte progresiva del
Romanticismo, superada en ese momento por el auge del capitalismo, es decir,
el triunfo de la vida material sobre la espiritual.
Madame Bovary es un vehículo para expresar ese disgusto. En la obra
hay varios estúpidos. Charles, el primero. Ingenuo, con esa ingenuidad que no
parte del conocimiento sino de la ignorancia y la falta de sensibilidad. Homais,
que es un profesional de la imbecilidad, todo lo que hace y dice el farmaceuta
es a favor de la tontería. Pero es una estupidez social aceptada, y claro
reconocida.
Estúpido es Lhereux, el comerciante. Las señoras Tuvache y Lefrançois,
no menos chismosas y fieles. Y por supuesto, estúpida también es Emma,
quien confundió la realidad con sus sueños y por eso le fueron cortadas,
salvajemente, las alas. Estúpida era la realidad francesa de 1830 a 1880. La
nación que había enseñado al mundo el lema de "Libertad, igualdad,
fraternidad", también podía ser la más frívola y egoísta.

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LENGUAJE Y ESTILO DE LA OBRA

Excepto el principio de la obra que esta escrito en primera persona, por


un alumno de una escuela que describe la llegada de un nuevo alumno a clase,
el resto de la novela esta escrito en tercera persona.
Es un narrador omnisciente porque sabe todo lo que ocurre y todos los
pensamientos y sentimientos de sus personajes, y lo retrata desde fuera y lo
hace en tercera persona. Esto es característico de la novela realista, el que
haya un narrador que lo sabe todo y conoce lo que ocurre y lo narra de forma
objetiva y realista aparentemente pero en realidad, debido a que él nos
presenta solo realmente lo que quiere que veamos pues resulta algo subjetiva,
porque solo nos dice lo que quiere decir para que el lector piense o que él
desea que piense.
Flaubert dominaba el arte de la paráfrasis e innumerables fragmentos
de la novela resuenan por su efecto, tanto el inmediato como el diferido, en la
imaginación del lector. Por diferentes calles –volvamos al pasaje en cuestión–,
el carruaje reaparecía "más cerrado que un sepulcro y tambaleándose como un navío".
Este fragmento culmina espléndidamente cuando el carruaje reaparece por
última vez:

el sol golpeaba contra los viejos faroles plateados, una mano desenguantada se deslizó debajo
de las cortinillas de lino amarillo y arrojó pedacitos de papel que se dispersaron con el viento y
fueron a caer más lejos, como blancas mariposas en un campo florido de encarnados tréboles.

La imagen que insinúa este pasaje es tan poderosa que evoca en la


mente del lector un óleo antes que una descripción verbal. Pero además de su
poder plástico, en el fragmento resuena un erotismo que se evoca sin
detallarse, que se expande por la imaginería del lector y no por una intromisión
explícita del autor. Como acertadamente lo señala George Steiner en el
capítulo cinco de Después de Babel, El desplazamiento hermenéutico: "Cada
vez que releemos un pasaje importante de Madame Bovary, o de cualquier otra
obra maestra, aprendemos a oír más y mejor, a reconocer nuestras
posibilidades, la significación es un contenido que supera la paráfrasis."
Flaubert no sólo era un maestro de la paráfrasis sino que, de hecho,
investigaba con singular ímpetu la perfección descriptiva, se esforzaba por
cincelar transcripciones por entero objetivas, casi científicas. Abundan los
pasajes que son descritos como si se tratara de una cámara de cine que panea
lentamente sobre la realidad revelando ciertos detalles mientras que oculta
otros. La magnífica prosa de Flaubert nos envuelve de tal modo, que olvidamos
por entero que es el propio autor quien nos está mostrando esa realidad al
mismo tiempo que nos disimula otra. Los detalle descritos, las acciones
realizadas, las conversaciones y los diálogos, la arquitectura, los bailes, la
vestimenta y, en una palabra, el rico y complejo conjunto que constituye a la
novela como un todo, le otorga una función significante y significativa a cada
detalle. La trama está estructurada por sus detalles pero, simultáneamente,
éstos la determinan.
Al inicio de la novela, por ejemplo, la descripción de la gorra de Charles
Bovary semeja la fiel trascripción de un dedicado etnógrafo, pero Flaubert no
buscaba meramente un impacto visual, sino que dicha descripción es el
trasfondo que resalta la naturaleza ingenua del personaje y de la insensibilidad

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del rito de la novatada; muestra su carácter de primerizo en los usos y
costumbres del nuevo ambiente escolar y puntualiza las despiadadas burlas de
aquellos que serán sus compañeros. Como muchos biógrafos lo han señalado,
este episodio es autobiográfico y describe un recuerdo infeliz del propio autor.
Aquí el lenguaje cumple una función de evocación emocional que pretende
hacer que lector experimente un poco de la infelicidad del episodio. Este pasaje
también establece, desde el inicio, la oposición entre la sensibilidad personal y
las extenuantes urgencias del medio social, asunto que devendría, justamente,
en el drama fatal de Emma Bovary.
El lenguaje, más allá del hecho evidente de ser un medio expresivo
ingénito a la literatura, cumple un papel vertebrador en esta novela. Flaubert
trabajaba con las palabras como un afanado escultor, enmendaba, enriquecía y
expandía incesantemente lo escrito. Volvía constantemente a sus escritos
hasta asegurarse de haber logrado el efecto esperado. Sus frases no sólo
pretendían comunicar una idea, sino que buscaban un efecto de agradable
sonoridad; la lectura debería ofrecer un pensamiento y un corolario musical. Lo
uno sin lo otro disminuiría el valor estético y la literatura perdería su identidad.
El ritmo de la escritura trata de mantener una consonancia íntima con la
dimensión afectiva de los personajes. Así, por ejemplo, cuando Emma pasa por
una crisis depresiva se atrinchera en las evocaciones de sus experiencias en el
colegio:
“Hubiera deseado, como antes, confundirse con la enorme fila de blancos velos, que
contrastaban por doquier con las rígidas togas negras de las pequeñas hermanas reclinadas en
sus oratorios. […] En ese momento la sobrecogió un sentimiento de ternura, se sintió
languidecer y enteramente abandonada, como una pluma de ave que gira en la tormenta”.

De este pasaje emana indolencia y languidecimiento, la tonalidad de las


frases, por su forma y contenido, insinúa dicho abandono. Podríamos ponderar,
por contraste, otro pasaje que se inicia con viveza y agitación, pero termina con
un tono de abatimiento:

“La presencia de su persona turbaba la voluptuosidad de aquella meditación. Emma


palpitaba al ruido de sus pasos; después, en su presencia la emoción decaía, y luego no le
quedaba más que un inmenso estupor que terminaba en tristeza”.

En este caso, el fragmento narra un momento en el que Emma se


enfrasca en una profunda meditación sobre su situación, reconoce la intensa
alteración que le causa la presencia de León, pero también consiente la
desolación que causa su ausencia. El talento de Flaubert hace casi
imperceptible el paso de una emoción a la otra y logra que éstas no sólo
describan sino que exuden cargas emocionales.
Flaubert, sin embargo, ejercita el lenguaje hasta límites inusuales
logrando que sus propios personajes sean víctimas o beneficiarios de éste.
Una persona plana o simple, por ejemplo, "carece de lenguaje" o su "habla es
parca". Como ejemplo contrario, cuando Charles recuerda su primer encuentro
con Emma, ella le es presentada como alguien "inteligente" y que "sabe
hablar". En el capítulo ocho de la segunda parte, Rodolfo presta menos
atención al físico de Emma mientras que evoca con pasión "las cosas que dijo
y la forma de sus labios". León, el otro amante de Emma, reflexiona sobre el
mensaje postrero en una tumba: "ambos estaban construyendo un ideal de sí
mismos y adaptaron sus vidas a éste. Los actos del habla invariablemente

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permiten acrecentar los sentimientos". El propio lenguaje, entonces, define y
construye a cada personaje.
Emma se pregunta cuál, por el significado en la vida real, de palabras
tales como "pasión", "éxtasis" o "arrobamiento", las cuales poseían una
sonoridad tan bella en los libros. Es, sin embargo, en el capítulo nueve de la
segunda parte, donde aparece con entera claridad el poder creador del
lenguaje:

“Ella recordaba a las heroínas de los libros que había leído y aquella lírica legión de
adúlteras comenzaron a cantar en su memoria con voces fraternales que la encantaron. Ella se
estaba transformando en una manifestación de sus propios ensueños”.

Sin duda el estilo que más predomina en Madame Bovary es el


indirecto. El narrador se caracteriza por hacer largas y minuciosas
descripciones de los ambientes en donde transcurren los hechos y de los
sentimientos y acciones de los personajes, a los cuales los describe
generalmente en bloque y directamente cuando quiere describirlos en forma
física y en forma fragmentada e indirectamente cuando se describen sus
pensamientos y forma de ser.

El narrador ocupa bastante poco el estilo directo, es decir, los


personajes no hablan con sus palabras. Cuando lo hace, siempre lo hace con
alguna intención, como es por ejemplo, transmitir al lector una característica del
personaje al dejarlo hablar. Este es el caso del farmacéutico, en donde el
narrador ocupa estilo directo, para demostrar que este personaje habla mucho
con el objetivo de que la gente lo considere un sabio y así convertirse
importante.

A pesar de lo dicho anteriormente también el narrador ocupa bastante el


indirecto libre, en el que se mezclan estilo directo e indirecto. Esto ocurre
generalmente cuando el narrador describe una acción y luego el personaje
expresa algo muy importante, como es una emoción fuerte que éste vive en
ese momento. Un ejemplo de esto se presenta cuando Emma y su amante se
expresan su amor hacia el otro.

En cuanto al tipo de palabras y estilo en su modo de expresar los


acontecimientos el narrador posee muchas facetas. Su característica general
es ser muy descriptivo y observador para darnos a conocer lo que acontece
y también para mostrarnos las cualidades de algún personaje. Esto habla de
una meticulosidad para examinar y analizar cualquier acción o cosa. Además
de ello posee la exactitud, seriedad y minuciosidad para relatar ciertos
acontecimientos en donde se requiere conocimientos específicos. Éste es el
caso de la operación a Hyppolyte, en la que el narrador nombra y conoce
perfectamente las partes del pie o cuando éste mismo relata los síntomas que
se le producen a Madame Bovary por la ingestión de arsénico. Todo lo que
sucede a la protagonista es lo mismo que acontecería si una persona hace lo
mismo en la realidad. Esto demuestra, en conclusión, una objetividad absoluta
por parte del narrador.

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Existe también un tipo de lenguaje para cada estrato social en la
novela. En el estilo indirecto, el narrador se expresa en forma formal pero no
para sólo gente que tenga una cultura superior. Está escrito para la clase
media, ya que se ocupan palabras normales y cotidianas, pero sin groserías ni
frases vulgares. En donde hay cambios en el lenguaje es en el estilo directo.
Existe grandes diferencias, en el vocabulario empleado por la gente del pueblo
(Posadera, Justin, Félicité) al lenguaje de la burguesía, quien era más educada,
por lo que tenía una mejor expresión oral. Para que decir de la gente que va al
castillo, la que habla en forma muy elegante “Sería usted tan amable caballero”

El narrador utiliza algunos, flash back, en donde generalmente los


personajes recuerdan fugazmente etapas de su pasado. Esto ocurre con
Emma cuando ella se ve en el convento o cuando se recordaba su vida en Los
Bertaux. Hay también otros personajes como Chales quien recuerda, luego de
que Emma muriese, momentos en la que compartía su existencia con ella. En
conclusión, cabe decir que todos estos flash backs, son recuerdos de épocas
felices de los personajes y que ahora lo recuerdan con el anhelo de volver a
ella, ya que su existencia en el momento actual es desdichada.

Hay además hechos de la novela en donde se viaja al futuro, lo que se


llama un flash foward. Esto ocurre al principio de la novela. El narrador
comienza relatanto la entrada de Charles al colegio, para luego volver al
presente en la que empiezan a analizar la vida de los padres de Charles y la
vida de éste desde que nace. También se presentan flash foward en la que los
personajes sueñan algún anhelo determinado. Esto sucede cuando Charles
comienza a pensar en el futuro de su hija.

Las afinidades entre Flaubert y Cervantes a menudo han intrigado a los


lectores de Madame Bovary y Don Quijote. Sus héroes son víctimas de la
literatura y de la imaginación.

Lo que consiguió Flaubert fue convertir al lenguaje en un objeto de sí


mismo. En Madame Bovary, el lenguaje llama la atención sobre el propio
lenguaje, constantemente el texto genera bucles de autorreferencia donde los
significados traspasan los límites de la ficción para invadir la realidad, lo real se
filtra en la ficción o, lo que resulta más conmovedor e inquietante, la ficción
irrumpe en la imaginación de los personaje de ficción.
A 150 años de su publicación, el libro de Flaubert continúa ofreciendo
deleites para su lectura, depara sorpresas, enriquece la reflexión sobre nuestro
propio tiempo respecto a las oposiciones entre individuo y sociedad y, sobre
todo, confirma que la literatura es un espacio infinito.

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