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LEONARDO MATTOS-CARDENAS BOLIVAR Y EL URBANISMO Bolivia, Colombia, Ecuador, Panama Peru y Venezuela (1810 - 1830) > [as ised v bin re fe fon OJo: recto gine 4g 1987 Bolivar el urbanismo ia, Colombia, Ecuador, Panama, Pert, Venezuela (1810-1830) Leonardo Mattos Cardenas resente estudio es un intento de analisis del pa- sama urbanistico y territorial en los paises “boli- arianos"; asi denominados por haber estado bajo la influencia del pensamiento y la accién de Simon Bo- livar. El periodo en estudio que va de 1810 a 1830, afio de la muerte del Libertador, es un periodo de transi- cién — desde el punto de vista histérico, politico e ideol6gico — que culminé con la formacién y la pri- mera consolidaci6n de los siguientes estados latinoa- mericanos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Panama, Peri y Venezuela. La revolucién independentista, que llevé adelante ese proceso, ratificé en el poder un sector del vértice social. En los andlisis del territorio, este sector eviden- cié razgos del racionalismo y utilitarismo propios de la avanguardia del pensamiento y en general de la corriente “ilustrada” de fines del siglo XVIII. Durante el Virreinato esas “nuevas ideas” tuvieron poca vigencia ya que, desde los primeros aftos de la colonizacién espafiola, el territorio conservaba una estructura casi feudal. Durante el proceso independentista se sufrié ademas * influjo de las doctrinas liberales y del naciente ro- nticismo del siglo XIX. “os criterios ¢ ideologias moldearon algunos proyec- y realizaciones, cuyo estudio constituye el objeco el presente trabajo 1a Capitalidad =1 elemento mas significativo en la nueva organizacion ol tertitorio fue planteado por Simén Bolivar, a dos reles: a nivel continental y casi utépico cuando propuso 1a futura capital del mundo en la zona de Panama. 2-a.un nivel “nacional”, mas real, cuando propuso la creacién una nueva ciudad capital en la zona del puerto de Bahia Honda, en La Guajira. En 1815, el Libertador escribia sobre estos dos temas: “Esta magnifica posicién entre dos grandes mares (la zona de Panama), podria ser con el tiempo el emporio del Universo, sus canales acortarian las distancias del mundo, estrecharian los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerian a tan feliz region los tributos de las cuatro partes del globo. Acaso solo alli podria fijarse algin dia la capital de la tierra como pretendio Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisfe- rio. La Nueva Granada se uniria con Venezuela si llegan a convenirse en formar una Republica central, cuya capital sea Maracaibo o una nueva ciudad que con el nombre de Las Casas, en bonor de este béroe de la filantr ia, se funde entre los confines de ambos paves en el soberbio puerto de Babia Honda. Esta posiciin aunque desconocida es mas ventajosa por todes aspectos. Su accesso es fécil y su situacin tan fuerte que puede bacerse inexpugnable, Posee un clima puro y saludable, un territorio tan propio a la agricultura como para la crta de ganado y una gran abun: dancia de maderas de consiruccin, Los salvajes que la babi tan serian civilizados y nuestras posesiones se aumentartan con la adguiticiin de La Guajira’ En 1824, Bolivar volvia sobre el tema de Panama: “Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panama seria sefialado para este augusto destino, colocado como esti en el centro del globo, viendo por una parte el Asia y por otra el Africa y la Europa. El Istmo de Panama ha sido ofrecido por el Gobierno de Colombia para este fin en los tratados existentes. El istmo esti a igual distancia de las extremi- dades y por esta causa podria ser el lugar provisorio de la primera Asamblea de los Confederados” En lo que se refiere a la nueva capital “nacional”, ya desde 1811, cuando se discutio la que luego seria la primera Constitucion, se planted que la capital de la primera Confederacion no deberia ser la capital de ninguna provincia. Durante el Congreso de Angostu ra, en 1819, el problema de la capital quedé aun abier- to y durante el Congreso de Cicuta, en 1821, la elec- cin de Bogota como capital de la Gran Colombia, provocé descontentos y propuestas alternativas que motivaron, en 1823, el comentario de viajero francés Gaspar Mollien, que aqui traducimos: ‘Se ha hablado de trasladar la capital de la Republica a Ciicuta, idea injusta y mal concebida, con ello no se obtendra sino una ciudad solitaria como Washington; la vida y la circulacion del cuerpo social quedaran en Bogota. Se Megara a volver ‘inmortal el nombre de 109 Bolivar, pero nunca a tener una bella ciudad. Las ciu- dades, como los imperios, no se improvisan. Tales proyectos gigantescos, ideales para adornar un discur- so apologetico, se lograron solo una vez y en una monarquia absoluta, como es la Rusia. En lo que se refiere el ejemplo de Constantinopla, éste fue acompa- ado de una situacion particularmente ventajosa; ya que desde hacia mucho tiempo Roma no se encontraba, mas en Roma sino alli donde las legiones romanas acampaban""* De los textos transcriptos se alcanza a comprender que ademas de las consideraciones politicas existieron aspectos simbélicos, hist6ricos y econémicos, que ayu- daron a determinar el origen y la suerte de las propue- stas de Bolivar. En ellas se refleja el sueno mesianico, pan-nacionalista del Libertador; reforzando sus pro- puestas con elementos alegoricos recogidos de la expe- riencia territorial clasica— recurso frecuente en la obra bolivariana, como el deseo expresado que “el istmo de Panama fuera para nosotros lo que el de Corinto para los griegos” y que la nueva capital sea “como aquella que pretendié Constantino que fuese Bizancio”’; punto estratégico de unién entre Europa y Asia, Como segundo aspecto, debemos recordar tambien las experiencias historicas mas concretas, y contempora- neas a la propuesta de Bolivar de crear una nueva ciudad capital en la zona de Bahia Honda “La creaci6n de la ciudad de Washington como nueva, al de la América del Norte; cuya construcci6n — criticada por Mollien para reforzar su opini6n — se encontraba en una fase de lento, aunque decidido, desarrollo desde que L’Enfant la proyecté en 1791. “Su existencia fue debita a un compromiso de intereses entre los estados orientales y occidentales"’. No ha- biéndosele podido establecer en Pensilvania ni en Vir- ginia, se decidi6 fundarla ex-novo en una zona limitro- fe, a orillas del rio Potomac, recibiendo finalmente el nombre del fundador: Washington. El paralelismo de esta experiencia con aquella de Bolivar es evidente, al menos en lo general. La zona propuesta por Bolivar para su nueva capital era tambien una regi6n confinan- te y con una poblacién indigena ajena a las influencias tanto de Venezuela como de Nueva Granada. =EI traslado de la capital del Imperio ruso, de Mosci a San Petersburgo (actual Leningrado), empresa tam- bien recordada por Mollien y que gozaba de gran fama desde su fundaci6n en el siglo XVIII y especialmente en tiempos de la visita del precursor de la independen- ia latinoamericana Francisco de Miranda, durante el reinado de Catalina Il Fl traslado de otra capital marginal de ese Imperio, la de Finlandia, desde Turku a la actual Helsinsky efectuado en 1812, siguiendo importantes motivacio- nes estratégico-militares; aunque no mencionada en estos escritos. =No se menciona tampoco el proyecto napolednico, entre 1811 y 1813 de creacién de una nueva ciudad de cardcter oficial, administrativo y representativo, como nuevo centro de servicios para la capital del Imperio, a orillas del Sena. Este proyecto no realizado, DS Se si bien no corresponde exactamente a una intencién | de traslado de Paris, fue también, una importante em presa en la vida politica de la época’. | La propuesta de Bolivar, de levantar una nueva ciudad | se vid ademas reforzada por razones de conveniencia | econémica y de utilidad social, de explotacién de re- | cursor del sitio y de produccién. Analisis de corte | aparentemente racionalista, aunque ha sido demostra- do que la idea carecia de un conocimiento real del lugar, ya que: =los bosques maderables no eran suficientes para la construccién, las tierras no eran adecuades a un buen desarrollo de la agricultura, la zona no contaba con suficientes Iluvias (solo en | Octubre y en Noviembre), ni con adecuadas fuentes de agua dulce y solo alojaba una reducida poblacion indigena’. De haberse levado adelante el proyecto; bajo estas | condiciones habrian resultado fatales para una empre- | sa de tal envergadura’. | Las infraestructuras Las infraestructuras del territorio — base de toda poli tica urbanistica — se encontraban antes de la indepen- dencia en un grave estado de abandono. Las comuni- caciones fueron frecuentemente desalentadas o inter- rumpidas por la administracién espafiola tanto a nivel nacional como regional; tal era el caso de las comunica- ciones entre las costas del Pacifico y algunas provincias internas de la Nueva Granada y del canal de Boca Grande en el Adlantico, que fue cegado para una mejor defensa de la ciudad de Cartagena’. Lograda la independencia se hicieron urgentes algu- nos proyectos de vias de comunicacién, asi como de puertos y de poblaciones que pudiesen proporcionar | | | los necesarios servicios a esas infraestructuras Vias de agua EL pensamiento de la Hustracién en el siglo XVII consideraba a las canalizaciones y en general a las vias | de agua, como el medio mas eficiente de dinamizar | econémica y socialmente una region y de lograt un rapido intercambio de bienes, ““desobstruyéndose los | canales de comercio”. | Este criterio habia influenciado las opiniones sobre el | canal interoceanico de Miguel de Gijon en 1778, de | vierry Caballero y Géngora, de Ignacio Pombo en | 1807 y de Alexander von Humboldt, entre otros; | habia estimulado el proyecto para un canal comercial | con esclusas entre Lima y Callao en 1794 e impulsado | obras como la del desagiie de la laguna de Méjico y la derivacién, irrigacidn y canalizacion del rio Mapo- cho en Chile, completado en 1819. Con la independencia estos intereses fueron ulterior- mente estimulados, La voluntad de abrir comunicacio- nes alternativas entre el apenas creado Estado de Cun- dinamarca y las Provincias de la nueva Confederacion Venezola—comunicaciones que habian sido inter- rumpidas intencionalmente durante la Colonia — lle- v6, en 1811, a José Cortés de Madariaga, a nombre 110 | — TF de aquellas Provincias, a estudiar comunicaciones por agua: “via desde luego preferible en todo el globo a lade tierra”... “con las ventajas ... de menores costos, menor tiempo y riesgo y la posibilidad de civilizar los salvajes de esas regiones. Como resultado de su trabajo propuso la utilizacién del rio Meta y la fundacin de un pueblo en la zona de Apiay". Desde 1822 la Secretaria de Guerra y Marina estudi6 proyectos de cierta importancia como la apertura de un canal en la laguna de Tesca y bahia de Cartagena, obra del comandante Rafael Tono y el del traslado del puerto de Buenaventura a la otra orilla — mas conve- niente —del rio Guineo, presentado en 1823!'; asi como otras propuestas tendientes a convertir en “‘cana- les de comercio” los vastos “canales naturales de irri- gacion” existentes en las zonas mas al norte como en el Choco y el Magdalena. Algunos de estos proyectos fueron posteriormente incentivados con el desarrollo de la navegacién a vapor, que Bolivar mismo tuvo ocasién de inaugurar en el lago de Maracaibo, en 1826. Preocupado por potenciar algunos puertos pro- puso en 1829, la creacién de uno nuevo en la isla de Margarita (Venezuela). Con relacidn a la antigua idea del canal interocednico, ya Miranda en 1797, y en 1799 a través de un articulo publicado en la Edinburgh Review, habia ofrecido ventajas comerciales a cambio del apoyo inglés y ame- ricano a la causa de la independencia y habia apoyado el proyecto de apertura en la zona de Panama, defi- niéndola “la empresa sin duda mas estraordinaria, (que) no pertenece al dominio de la aventura. Es (...) una realizacién facil. El rio Chagres que desenboca en el Adintico es navegable hasta la villa de Las Cru- ces, distante 15 millas de la ciudad de Panama, situa- da en la costa del Pacifico (...) el valle facilita la construccion...”. En 1815, Bolivar habia sugerido asi mismo la entrega al Gobierno briténico de “las provincias de Panama y Nicaragua para que forme de estos paises el centro de comercio por medio de la apertura de canales que rompiendo los diques de uno y otro mar acerquen las distancias remoras"” Como se puede deducir de estas frases cargadas de un liberalismo extremo, Bolivar y el movimiento inden- pendentista en general tomaron muy en cuenta el valor instrumental, para la causa, de proyecto de unir ambos oceanos, En 1823 Mollier opinaba sin embargo que: “Esta Re- publica no tiene medios suficientes para emprender una obra de esa envergadura, tan costosa y Ilena de dificultades; ademas haria mal en hacer realizar, por- que atraversaria su territorio sin tener que solicitar su autorizacién y hasta tal vez sin pagarle derecho de paso alguno”". Bolivar, insistiendo sobre su idea pero modificando en algo su pensamiento, encargé los estudios entre 1825 y 1829, directament a ingenieros como Lloyd, Fulmark y otros técnicos extranjeros; contemplando ademas la posibilidad de emplear el ejército colombia- 0, como mano de obra en la ejecucién del canal". Estos proyectos y otras concesiones — como la dada IE NEI NET al barn de Thierry'* fracasaron por diferentes moti- vos, algunos ya sefialados. Durante la guerra hispanoa- mericana, a fines del siglo XIX, se sintio nuevamente la necesidad de llevar a cabo el proyecto; que se hizo realidad solo a comienzos de nuestro siglo. Vias terrestres En el virreinato de Nueva Granada, a excepcién de algunas obras llevadas a cabo por Morillo en los cami- nos que iban de Santa Fe a los LLanos y al Magdalena, podemos decir que durante el periodo de las guerras no se trazaron caminos de importancia. En otras nacio- nes los ejércitos en pugna construian caminos y puen- tes que despues eran utilizados por el comercio. Algu- nos autores atribuyen la carencia de estas iniciativas al hecho de haberse tratado de luchas de tipo partisano que no hacian mayor empledo de artilleria ni equipajes pesados'*, Despues de la independencia la vitalizacién y la cons truccion de caminos se mostré como alternativa mas econémica y viable en ciertas regiones En 1820, Bolivar establecié que se levantase casas en las zonas de Chitapa y Tutepa para dinamizar el camino de Bogota a Cucuta y en 1822 decreté la reapertura del famoso camino de Esmeraldas y la construccién de un nuevo puerto, entendiéndolos como vitales para la salida al Pacifico de la produccién de la region quitefa En algunos casos se intent la ejecucién de vias ponién- dolas como condicién en concesiones a privados, como la navegacién a vapor sobre el Magdalena con relacién al camino Guaramo-Guadas y el camino Portobelo, Cruces, Panama a cambio de su usufructo comercial. En 1828 se proyects el nuevo camino de Cuenca a Guayaquil, a pedido de la Sociedad Econmica del pais. Para todos esos caminos, Bolivar desde 1823 habia dispuesto medios financiarios provenientes del comercio de la sal"”, mostrando su intencién de aumen- tar las relaciones entre Guayaquil y las zonas ecuatoria- nas de Loja, Quito y Cuenca. Con miras a una mejor comunicacion entre Bolivia y la costa peruana Bolivar decreté en 1825, la apertura de nuevos “caminos de ruedas”, en sustitucién de aquellos “de herradura” por los que él transité en su viaje al Alto Peri: entre Puno y Cusco con confluencia en Maravillas y en direccién a Arequipa y la costa. El mismo demarcé su direccion, ordenando a lo técnicos que hiciesen trazados y presupuestos y encargando su direccién al ingeniero militar Clemente Althaus" Pero, como escribié O'Leary, edecin de Bolivar en sus memori: ‘este magnifico proyecto nunca se reali- 26 porque falt6 para ejecutarlo el genio que la conci- biera”, llevandose a cabo solo posteriormente. Para Bolivia planted la concesion de algunos territo- rios costeros. Su concejero J.M. Pando escribié a este propésito que “nadie ignora que el puerto de La Mar €s una empresa quimérica que jamés proporcionara ventaja alguna”. En 1825 habian ya comenzado algu- ‘nos trabajos en el muelle peruano de Arica para facili tar la salida de esa produccion. En Venezuela en 1829 nombré un director — Gabriel Camacho — para la apertura de los caminos de la Gu: 11 eee ra, valles de Aragua y canal de la laguna de Valencia y de los valles del Tuy Los ferrocarriles a vapor — que en Europa se habian inaugurado hacia 1814 — comenzaron a programarse ‘en America pocos afios mas tarde. En 1825 se propuso su empleo para unir ambos oceanos en la zona de Panama y en 1826, el que fue ministro de Bolivar, Hipolito Unanue, firmé una concesién de estudios para su aplicacion entre Lima y el puerto del Callao. Otras infraestructuras y la conseracién En la época se Hlevé a cabo otras obras de infraes- tructura, En Lima, en 1822, se hicieron trabajos en el sistema hidrico, cerca de la Casa de la Moneda, para mejorar su funcionamiento, En 1824 se escribié sobre la “Dis- tribucién de las aguas del Valle de Lima" y en 1828 se volvié a imprimir — como refiere Hutchinson — el “Tratado general sobre las aguas que fertilizan los valles de Lima”, publicado por primera vez en 1793 y escrito por el que habia sido Oidor de la Audiencia de Lima don Ambrosio Cerdin de Landa y Simon Pontero”, Alejado Bolivar del Pera, en 1828 el Congreso Consti- tuyente ordené la construccién de los puentes de Tinta y Combata, las obras del tajamar de Sicuani (Arequipa) y aprobo ciertos proyectos privados como el de irriga- cién en Moquegua y Tacna y el de abastecimiento hidrico general de esa ciudad” Sim6n Rodriguez — antigiio tutor de Bolivar — se interes tambien en estos proyectos publicando un interessante estudio de factibilidad, con las aguas del tio Colca, titulado: “OBSERVACIONES sobre el TERRENO de VINCOCAYA con respecto 4 la EM- PRESA de DESVIAR el curso natural de sus AGUAS y CONDUCIRLAS por el Rio ZUMBAI al de ARE- QUIPA” (Arequipa, 1830). En lo que se refiere a la conservacién del patrimonio ambiental y monumental, Bolivar debe ser considera- do uno de los pioneros en el Nuevo Continente”. En el Cusco, el 5 de julio de 1825, habia decretado la proteccién de las vicufias, ante el inminente riesgo de exterminio de esos animales y habia dispuesto, po- cos dias después, la conservacién de los monumentos del pasado precolombino existentes en el Departa- mento”. En Chuquisaca el 19 de diciembre de 1825 y en Gua- yaquil el 31 Julio de 1829 promulgé sendas medidas para asegurar ademas la conservacion y mejor utiliza: Gién de las zonas boscosa y maderables. Poblacién y propiedad privada En las Cortes de Cadiz de 1816, el diputado por el Istmo de Panama presbitero Juan José Cabarcas propu- so el establecimiento de una poblacién en Las Bocas del Toro” — zona de comercio del carey” y en 1830 Espafia fund6 la villa de Nueva Gerona en la isla cubana de Los Pinos asi como la colonia Maria Amalia. A pesar de estos y otros ejemplos aislados, la polit espafiola de “‘reduccién a poblacién" habia comenza- do a resquebrajarse, desde el siglo XVIIL Se habia producido la dispersion de grandes sectores de la poblacién indigena, negra, mestiza y aun blanca. Fracasando los ultimos intentos “ilustrados” de coloni- zacién en América a fines de ese siglo y comienzos del XIX; como los de colonizacion de la Guayana”’ y los {que motivaron los informes de funcionarios espafioles, como Félix de Azara sobre la Patagonia, Rio de la Plata y Uruguay y José Maria Aurrecochea sobre la zona del Orinoco en 1814; quien enunciaba “La poblacién que tan atendida y protegida esta en todos los pueblos donde la Ilustracién ha abierto y desembarazado los canales de la publica felicidad, se encuentra en la América espafiola desalentada y exani- ma en brazos del abandono y la indigencia"™. Durante las guerras de independencia, las poblaciones sufrieron una ulterior dispersion. En los puntos de avanzada 0 Misiones, el abandono fue mayor, despues, de algunos decretos emanados por los nuevos gobier- nos que provocaron el abandono de los asentamientos fundados por algunas drdenes religiosas. Esta fue la suerte de las misiones creadas por los franciscanos de ‘Ocopa (Pert) despues del decreto de Bolivar de 1824, asi como las fundadas en Tarija (Bolivia) y otras zonas. Se repitié asi el fendmeno ya apreciado en América despues de la expulsion de los jesuitas en 1767. Para la colonizacion de los nuevos territorios Bolivar confié en las ventajas de una inmigracidn extranjera; organizada con esquemas liberales. Desde 1813 habia propuesto que “se invite de nuevo a los extranjeros de cualquier nacion y profesién que sean, para que vengan a establecerse en estas provin- cias bajo la immediata proteccién del Gobierno que oftece dispersarsela abierta y francamente en la segura inteligencia de que la fertilidad de nuestro suelo, sus varias y preciosas producciones, la benignidad de nue- stro clima y un regimen prudente de administracion que garantice la seguridad individual y el sagrado de- recho de propiedad, debe proporcionarles todas las ventajas y utilidades que podrian desear en su pais”. Desarrollando esta politica, el Gobierno de Colombia decret6 el 11 de Octubre de 1821, la venta a precios reducidos de tierras estatales y posteriormente el Con- _greso puso a disposicién uno o dos millones de fanega- das de tierras para ser distribuidas gratuitamente entre las familias extranjeras que deseasen venir al pais; con la condicion de desmalezar y preparar los terrenos en el plazo de un aio. Durante las guerras de la Independencia, la tierra ya habia sido ofrecida como compensacién en bandos de reclutamiento aparecidos en Europa, como en Ham- burgo. En ellos, el grupo de Frederic von Clausevitsz, anombre de Bolivar, ofrecia 50 acres de terreno y una casa — entre otras cosas — a cambio de cinco afios de servicios como combatiente”. En el Orinoco, el 10 de octubre de 1817, Bolivar dicto normas para la reparticion de tierras entre los soldados que formaban parte del ejército libertador y posterior mente, cuando fueron confiscadas haciendas y propie- dades realistas y de drdenes religiosas; éstas fueron frecuentemente donadas, por sucesivos decretos y leyes, a los jefes patriotas vencedores® 112 Bolivar y el urbanismo (1810-1830) Nueva Capital proquesta por Bolivar (*). Se ba usado un mapa de 1934 con sus campafias Potost, prototipo iconografico publicado en Inglatera en 1581 y vigente basta fines del siglo XIX. NES ov VENEZUELA Wete “Srenave E, Prepping, “Plan de Cerro de Pasco”, 1830, Leipzing Traduccién de la leyenda en la parte inferior: A/Maquina a vapor de Yanacancha; B/(Magq. a vapor de) Cancha; C/(Mag. a vapor de) Santa Rosa; D/(Mag. a vapor de) Yauricocha; E/La Callana; E/Derrumbo Pampa Labor; G/Derrumbo de Santa Rosa; H/Iglesia de Chaupimarca; I/ glesia de) Naracancha; K/Plaza del Mercado; L/Derrumbo Matagente; 0/Tunel en trabajo; @/Tunel abandonado”. 113 om a A. Pereira y Ruiz, “Plano de la Ciudad de los Reyes de Lima”. (B.M.SC. Col. Benitez) Pasee una estructura iconogrdfica similar a la del plano levantado por M. Maestro; aunque menos elaborado. (1816 ¢.) en la pagina anterior, arriba: Lima, “Capital de la Rep 12 gr. 2 min, 24 seg, lat. austrel y 70 gr seg. de longitud occidental de Cadiz”. “Explicacion, Ecdificias piiblicos."” (sigue lista) “Yglesias”. (sigue lista). Se fund6 esta ciudad en 31 de Enero de 1535, bajo la dominaciin espanola por Don Fran.co Pizarro y el G.ral San Martin hizo se jurase la Yndependencia el 28 de Julio de 1812. Tiene 10 millas de circunferencia incluso el arrabal de San Lazaro, estd dividida en 5 cuarteles 46 barrios con el Corcado, 390 calles, a las que se abren 8,222 puertas de 3.641 casas y se regula su censo actual en 60,000 personas. Tiene 34 plazuelas frente de las Inglesias con cuyo titulo se conocen. El desnivel de E. a 0. os de 35 varas y el puente tiene 117 sobre el mar, El surtido de las fuentes viene de unos manantiales del E(ste). que entran por Maravillas a la Caja de Sto Tomds. El rio de Sta. Clara entra por el Martinete y sale ica Peruana, situada a los 59 min, 31 Bolivar y el urbanismo (1810-1830) por Sta. Catalina facilitando el riego de las 7 calles principales. En la Tama de Sto. Domingo sale el rio de Monserrate que recibe aquellos riegos y pasa al Valle del Callan, La Toms de Piedra-lisa pa Paseo Militar y riega el arrabal de San Lazaro. Todos estos cauces de y las maquinas de moneda y otras y con el desagiie de las Juentes riegan los huertos y jardines dando curso a las inmundic(ta)s plolr aseq(uia)s interiores”. “Quarteles 1 ILIV V ‘Los quarteles se distinguen por su numeracién romana y diversidad de los colores en Ja sombra de los edificios. La feligresta de cada una de las 7 parroquias va demarcada con lineas de puntos, las calles son de 12.4 14 varas de ancho y la de Malambro tiene 20 a 30. Las cuadras tienen 144 varas en cada frente. La vara de terreno en la plaza mayor se aprecia en diez pesos y baja un peso cada cuadra que se retira hasta llegar a cuatro reales, El niimero de muertos se minoré desde la ereccién del Cementerio General el 1° de Junio de 180 Julio 16 de 1821 se habian sepultado 3 eres a saber, Hombres 21.394 Mujeres 14.077-Pareulos 22.753. Levantado por el S.D. Matias Maestro y puesto en limpio por Greg.o de la Rosa”. ‘agua mueven 12 molinos (barineros setalados (sigue lista ). L. Mattos Cardenas Bolivar y el urbanismo (1810-1830) = Hanoy Vista interior wake A PANTEON~erigido en el Convento de (oe Mean Gran de Lima por. acted | ) “ hs Suardian ef RPT Antonio Diaz, ako de tod | eS if aaa CONVENTO DE SAN AGUSTIN Coo A. Pereira y Ruiz, “Descripcién de la M. Novilisima Marcelo Cabello, “Plano y Vista interior del Pantein Vista de la Catedral de Lima, despues de la ereccién de Ciudad de los Reyes de Lima 1816” (B.M.SC. Coleccion erigido en el Consento de N.P.S Lima por su sus torres y reedificactin general finalizads en 1801 Benitez). Dibujos del cementerio probablemente copiades actual guardidn el R.P. Fr. Antonio Diaz afto 1803 del proyecto original de M, Maestro. Leyendas: Lima, Plazuela y Paseo Pablico’” 7 de septiembre”. | Reconstruccién grafica del proyecto original en base al rast Interior de la Capilla cortado per A.B. ; di d levacn del obelvo por el corte CD." ee era aaa PALL DEN? DE. Serio ‘Fachada principal” : “1./Del terreno que ba cedido generosamente pare el mais couesAt paiblico el convento de San Agustin, se agregardn 13 varas a la calle del teatro, demoliendo por cuenta del estado el edificio que corte la recta, que se tire para dar a la calle la anchura de 25 varas. 2./8¢ formaré ademas una plazuela enfrente de la puerta del teatro, cuyo ancho sea de 50 varas y 38 de fondo, desde la puerta del teatro hasta el muro que forme l semicirculo, demoliéndose tambien la parte del edificio comprendida en este dimensién. “Entrada al Jardin” ‘Plano del Cementerio de la Ciudad de Lima - 1 Entrada al Jardin - 2. Entrada a la capilla - 3 Habitaciones de los capellanes y sirvientes - 4. Sacristia 5. Depésito de caddveres -6, Salida de la capilla Pantein de S. Rosa - 7. Linea de sepuleros plar)a los Exmos Virveyes. - 8. Division de nichos para personas disting(uildas -9. Salida al Pantein de S. Toribio - 10. Linea de sepuleros p(ar)a los [lmos. Arzobispo - 11. Dit(isién) de nichos p(ar)a los Ofic(iale)s de Cuerp(o)s 3./Esta gran calle que se adornaré de modo que sirva al militares - 12. Para el Clero- 13. Para religiosos - 14. mismo tiempo de paseo publico, se denominara desde boy Para religiosas - 15, Para legos religiosos - 16. Para la “Calle del 7 de setiembre” para que se perpetie la cofradias” memoria del dia mas caro a los limerios. El ministra de estado queda encargado de adoptar todas las medidas convenientes a la ejecuciin de este decreto” 116 117 L. Mattos Cardenas arriba y en la pagina del frente: A, Pereira y Ruiz, Serie de edificios de la Plaza Mayor de Lima. 1816. ‘Fachada de la Iglesia del Sagratrio de Lima, unida por la izquierda con la Catedral y p(o)r la derecha con ef PallaciJo Arzobispal - 1. Gradas plara subir al Templo - 2. Tiendas de Quingueréa’” “Vista Catedral de Lima’ 4, Iglesia de Sn. Francisco de Lima, vista por detrés desde la Plaza de la Catedral- 5. Galeria del Palacio de los Virriyes - 6, Caxones de Rivera - 7. Calle del Arzobispo -8. Calle de la Pescaderia” ‘Fachada del Palacio Arzobispal de Lima - 1. Entrada principal - 2. Escalera para entrar a la Ig(lesi)a del Sag(rarijo”. (Obsérvese en estos dibujos, la misma expresién y errores gréficos de la “Vista de la Catedral. 1801” del cual son evidentemente una copia.) (B.M.SC. Album. Coleccin Benitez) De otro lado, la capacidad especulativa de la tierra fue apreciada en primera persona por Bolivar cuando en 1824 y 1825 escribe imaginando en sus vastas propie- dades personales de Aroa (Venezuela) el proyecto de una poblacién; enumerando las ventajas territoriales como cantidad de maderas, terreno fértil, existencia de minas y faciles comunicaciones por mar con Puerto Cabello y cuantificando el plus-valor que la operacién le generaria: ‘de 400,000 pesos... a millones cuando sea explotada, cultivada y poblada”® La situacion historica de Bolivar y del grupo al que el pertenecia, con respecto a la tierra, constituy. como el mismo decia ya licidamente en 1819 —“‘un caso... el mas extraordinario y complicado” ya que ‘americanos por nacimiento y europeos por derecho, nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los titulos de posesion y de mantenernos en el pais que nos vid nacer’” Su actitud politica frente a este complejo problema no resulta muy clara. Se considera que las medidas para tuna mayor justica agearia formaron parte fundamental de su programa a raiz de sus contactos con Paez; aun- que despues, como ya dijo el profesor Rivadeneira™ al referisce al reparto regular de tierras en Huasca, tuvo que adecuarse a la aparicién de fuerzas nuevas, pues el latifundio criollo indipendiente no acepto la Dictadura Constitucional. La intencién de Bolivar fue la de convertir a todos en proprietarios privados, aboliendo consecuentemente ¢l sistema de comunidades de indigenas. En el periodo colonial éste era un sector de la poblacién que, aunque servia directamente al poder espafiol, tenia sustierras oficialmente fuera del alcance de los nacientes y pode- rosos latifundistas; que en estas nuevas condiciones podian apropiarse de ellas y de la mano de obra, a través de una “‘libre" compraventa y contraticion. Como se ha dicho, esta filosofia liberal, basada en la libre competencia, que no cuestionaba los latifundios, no tomé en cuenta dos cosas: el peso de las estructuras y la suerte de las masas™ En la Gran Colombia, hacia 1823, se nos refiere que los indigenas de Coaima llegaron a afiorar el antiguo régimen “bajo el cual gozaban de los privilegios de propietarios de tierras; privilegio que la reptblica les ha quitado dejéndolos simplemente como usufructu- rios de esos bienes de los que (la repiblica) se ha arrogado el dominio directo, reservindose e si misma el derecho de venderlos”™. En Pera, el 18 de april de 1824 Bolivar decret6, la venta de tierras del Estado a privados. Por efecto de esta ley, los indigenas que trabajaban privadamente sus tierras se convertian en propietarios. Las tierras de la comunidad indigena debian ser repartidas individual: mente entre aquellos que no resultasen ya propicta- ios; — correspondiendo unidades de tierra variables segiin la condicién familiar — revertiendo el resto de esa reparticién a propiedad del Estado, para su ulterior venta. Siguienda esa linea, en Cusco, el 3 de julio de 1825, Bolivar declaré extinguidos los cacicazgos y orden6 que se distribuyesen las tierras comunales en- tre los indios y el 4 de diciembre de 1825 decret6 en 118 Botvar y @ Ubansmo (TO1OTSsu) Chuquisaca la asignacién de titulos de propiedad en todo el Departamento de Santa Cruz (Bolivia) En 1828, siendo presidente del Peri el General La Mar, di6 el cimplase a la ley del Congreso del 31 de marzo del mismo afio, que declaraba a los indigenas, propietarios privados de las tierras que ocupaban; pu diendo venderlas, si no eran analfabetos. En esa oca- sidn se dispuso que el dinero obtenido de la venta de las tierras sobrantes seria destinado a escuelas prima- rias locales. Debido a algunas reclamaciones el Con greso sanciond, en las sesiones siguientes, la devolu: cion de algunas tierras a indigenas’ Posteriormente en Venezuela, con la ley de 1838 se permitié la division de los resguardos indigenas Lo postulados poblacionales colectivistas, teorizados por la primera Tlustraci6n borb6nica de tipo reformista en el siglo XVIII — experimentados por ejemplo en San Leucio (Caserta-Népoles) — entraron en con- tradicién en un cierto momento con los criterios indi- vidualistas exaltados por el liberalismo econdmico, Esta doctrina continué a desarrollarse intensamente después de la independencia y consideraba la propie- dad privada como incentivo importante de 1a libre iniciativa y por consiguiente del progreso. Sus princi- pios, desarrollados ya en el Cédigo Civil Napolednico del 1804 y en otros trabajos, acentuaron la significa, cién de la tierra como bien individual, base de inter- cambio y especulacién”. Muchos de los programas de colonizaci6n que se lle rian a cabo posteriormente en Venezuela, Colombia y Peru tuvieron su origen en estudios iniciados en este periodo. Lo trabajos de exploracién levadas a cabo por Agostino Codazzi cuando era capitan de artilleria hacia 1827 y especialmente cuando el Congresso le did el encargo en 1830, siendo Paez presidente, de efectuar estudios sobre el territorio nacional fueron precursores de la colonia Tovar en Venezuela (1842) yotras®. En el Peri, el programa de colonizacién, tam- bien por alemanes, del Pozuzo y otros que se desarrol laron en la segunda mitad del siglo, tienen tambien su origen en reconocimientos geogrificos como los ini: ciados en 1827, por el lugarteniente de la marina ingle- Henry Lister Maw y compafiero Hinde — entre ujillo y el Amazonas — y por otros extranjeros, que siguiendo las rutas de antiguos misioneros, fueron en busca de nuevos caminos comerciales de penetracién'! La ciudad Durante este periodo la ciudad mantuvo su estructura morfologica tradicional aunque desarrollé nuevas ti- pologias arquitectonicas y modificé algunas relaciones funcionales y jerarquicas. Con Bolivar no encontramos medidas como las emana- das por San Martin en el Pert, quien ordend: que las casas de los altos nuevos funcionarios de la ciudad ostenten el escudo nacional con un distintivo personal del rango otorgado, que la nobleza local — con titulos de Castilla y otros — ponga tambien los suyos y que los individuos de la Orden del Sol — por é! creada — usen un distintivo especial. Claros intentos de activa cion de una dinamica clasista y monarquica 119 El panorama urbano en los paises bolivarianos del norte parece ser, en cambio, de una mayor homoge neidad. Mollien escribe que en la Gran Colombia algu nas nuevas instituciones como la Camara de Diputa: dos, estaban alojadas en miseras construcciones y en general “las casas se semejan todas". Recuérdese la plaza Mayor de Caracas, despues del terremoto de 1812 aunque antes de la llegada de Boves, cuando Juan Basilio Pifiango presenté su proyecto de casas destinadas a ser construidas todas iguales, en torno a Ja plaza, reutilizando ademas muchos materiales prove- nientes de la demolicién de los edificios derrumbados por el sisma”’ Plano) Ante la necesidad de obtener adecuadas representacio: nes graficas del territorio se decret6 en 1823 en la Gran Colombia la elaboracion de mapas y en 1830 el Congreso de Venezuela reconocia que “el levanta miento de planos, formacién de itinerarios y cuadros estadisticos del Estado es una empresa de la primera importancia para Venezuela, cuyos titiles efectos se rian transcendentales a la mejor direcci6n de las opera: ciones militares, al conocimiento de las contribuciones y fomento de la agricultura, porque facilita la apertura y mejora de los caminos, el desagiie de los lagos y pantanos y la limpieza y navegacién de los rios'™ En el Pera observamos el levantamiento de planos regionales durante la misma campafia de San Martin en las zonas de Pisco y Lima, asi como otros levantados hacia 1822 en Arica, Mollendo, Ilo y Paita y en la region de Tarapaca hacia 1828 y algunos otros no menos importantes como el de la zona del altiplano que incluye una planta de la ciudad del Cusco" Entre los planos urbanos recordamos: -El de Cerro de Pasco hecho por Eduardo Poepping en 1830 que indica en forma suscinta aunque precisa, las nuevas casas, iglesias y vetas mineras ademéas de la revolucionarias ““méquinas a vapor” instaladas por la Sociedad minera privada, creada en 1822. I plano de Lima, “levantado por Matias Maestro antes de 1835 — fecha de su muerte — y probable- mente a raiz de su nombramiento como Vocal de la Junta de Policia y Ornato de la Presidencia; “Puesto (ori)o la Rosa”, despues de 1822 y probablemente antes de 1847 cuando la nueva plaza del teatro, que en él figura, estaba ya construida; aun- que la configuracion de aquella plaza fue decidida desde 1822, cuando se did el decreto respectivo y se comenz6 las obras. El plano “levantado por M. Mae stro” es, a nuestro parecer, el primer plano republica, no de Lima y elmismo que fue dado por perdido hace mas de un siglo. Este plano fue copiado para la ver sion “*modernizada” de 1858 aparecida en la “Estadi- stica General de Lima”* de M.A. Fuentes y reproducido en 1942 por J. Galvez en sus “Calles de Lima y meses del afio”, sin mencionar su matriz original ntonio Pereira y Ruiz hizo hacia 1816 una copia de un plano de Lima con una estructura iconografica en algo similar a la del plano de M. Maestro, aunque mas esquematico. Este hecho demuestra que en Lima en limpio por Gre; L. Mattos Cardenas virreinal existia un prototipo anterior comin a estos dos planos. Este podria ser el “iltimo plano de Lima durante el coloniaje” de Jacinto Ortiz; quien — como refiere Rubén Vargas — trabajé con M. Maestro en el Cementerio General. Pereira estando en Lima copid otros documentos como el proyecto de M. Maestro para ese Cementerio y algunas visitas de edificios de Plaza mayor Control y organizacién urbanos -mercados Bolivar se interes por el control estadistico de la ciudad encargando a las Prefecturas el llevar registros con el correcto movimiento demografico y por la crea- cidn, con decreto del 24 de marzo 1825, de una parti da montada en la ciudad de Lima para proteger los caminos a las poblaciones periféricas del Cercado, Sur- co y Chorrillos ante los continuos asaltos y la escacez de tropas de linea. El 29 de abril de! mismo afio esta- blece la ronda de la ciudad; autorizando al Prefecto a ordenar a los Comisarios el control de los diferentes barrios, en que ésta estaba dividida Desde los primeros afios se dicts tambien normas rela. tivas a las obras publicas, la mano de obra, a los escla- vos, a la limpieza, a los mercados, a los entiertos y otros servicios de la ciudad San Martin en Lima prohibié el empleo de esclavos de propiedad particular en las obras piblicas y el Con: greso Constituyente ese mismo afio dié otras normas al respecto. El servicio de Abasto Pablico de la ciudad — que hasta los primeros decenios de ese siglo habia fucionando en la Plaza Mayor” — se reorganiz6 el 18 de Junio de 1822 decreténdos que “mientras se realiza mas en grande el proyecto de un nuevo mercado”, ese servi cio urbano sea desalojado de la plaza de la Universi dad — antigua plaza de la Inquisicion — y redistribui, do en otras cinco plazuelas preestableci¢ La descentralizacin de los mercados se habia comen zado a efectuar desde comienzos de siglo en otras ciudades como Caracas; donde el mercado que funcio: naba en la plaza de San Jacinto fue tambien dividido en mercados menores (1809-14)”. La idea de descentralizar el mercado, distribuyéndolo en sectores de la ciudad, fue impulsada en la Espafia Ilustrada del siglo XVIII por autores como Valzania ensu obra “Instituciones de arquitectura’’ (1792) aun: que ya en el siglo XIV la encontramos sugerida en algunas propuestas como las de Eximenic Con la organizacion de estos servicios a nivel de barrio, se puede decir que comienza la verdadera descentrali zacion economica del tejido urbano en estos paises. Prueba que esto no sucedia aun, era el hecho que no se habia alterado el sistema monocéntrico de precios del suelo urbano; ya que hasta ese momento “la vara del terreno en la Plaza Mayor se aprecia en 10 pesos y baja un peso cada cuadra que se retira hasta llegar a cuatro reales”; valorizacién que acompaiia el plano de Lima “levantado por Matias Maestro” antes citado, Este sistema de evaluacion urbana parece haber sido establecido por primera vez en esa capical en el siglo XVII, por el arquitecto dominico fray Diego Maroto, 120 Bolivar y el urbanismo (1810-1830) Ackerman, Caracas, vista panordmica, Londra 1839. Plaza del Teatro de Lima, fotografia de fines de siglo 121 Entierros A traves de repetidas cedulas reales y desde tiempos del rey Carlos III, se habia tratado de imponer la cons- truccién de cementerios piblicos, al aire libre y a las afueras de la ciudad; motivandolos con determinantes ctiterios “ilustrados” de salubridad y utilidad publ Estos cementerios aparecieron en ‘Tarma (1790), en. Bogota (1793), en Arequipa (1804), y en Lima (1808) despues de las gestiones iniciadas por Domin- go Laspiur para tal objeto hacia 1803" y en otras Ciudades virreinales. Despues de la independencia mu- chos pueblos carecian de ellos y se continuaba a enter- rar en las iglesias. La perseverancia en esa costumbre, ocasionada no solo por la carencia de camposantos sino ademas por el privilegio social que esto significaba, obligé a los nuevos gobiernos a tomar medidas como, la emanada por San Martin en Lima en 1821 y otras sucesivas, dictadas por Bolivar. Se levantaron cementerios como el de la Apacheta en ‘Arequipa en 1826 y en otras poblaciones donde no existian aun, En 1824 los padres del convento de San Francisco de Lima pidieron al rey poder enterrarse en su propio convento a pesar que una Real Cédula del 20 de agosto de 1807 se lo prohibia. “Inutil actiud de los utimos religiosos monarquicos” dice Bernales, aunque ha- bria que recordar que el cementerio comenzado a levantar por ellos en 1803 en el perimetro de su amplia propiedad, aplicaba ya los nuevos criterios vigentes; ‘como se puede apreciar en el proyecto, grababo por Marcelo Cabello para ilustrar el libro de Unanue sobre este argumento, Nuevas tipologtas institucionales EI interés por la salubridad publica y las ciencias en general despertado por la Ilustraci6n asi como la nueva voluntad politica, despues de la independencia, de crear una mayor conciencia nacional ¢ integrar a los, habitantes a una condicién de ciudadano mas efectiva, dieron origen a un impulso en la educacion nacio- nal — especialmente primaria — y a un interés por los, Liltimos experimentos en el campo pedagogico, cultur- al, cientificio y legal”. Fue ésta justa preocupacién, especialmente despues del cierre de algunos establecimientos de ensefianza y universidades, considerados por los iltimos virreyes como focos revolucionarios. Se consolidaron tipologias arquitectonicas aparecidas en Hispanoamérica en la segunda mitad del siglo XVIII, como los cementerios ya mencionados, los mu- seos de ciencias, los Jardines Botanicos, los Hospitales Generales, los Anfiteatros anat6micos y se desarrollon nuevas tipologias administrativas y educativas, propias de las nuevas instituciones. Las oficinas del gobierno, Camaras legislativas, Bibliotecas y Museo Nacionales, Archivos, Colegios de Ciencias, Escuelas normales, etc. adaptaron en su mayoria, locales existentes”; como los dejados vacantes por las Ordenes religiosas, Bolivar propuso la fundacién de muchos de estos esta- blecimientos ¢ hizo ofrecimientos a Aimeé Bompland en Bogota, a Alexander von Humbolt, a Sim6n Rodri- L. Mattos Cardenas guez y a Joseph Lancaster (1825). Nombro a este liltimo Director de Establecimientos Escolares en Ca- racas en 1826. A Rodriguez — que en 1795 habia sido promotor de una mocién en el Cabildo de Caracas para Crear escuelas de nifios blancos en cada parroquia” — lo nombré “Director de Ensefianza Publica, Ciencias Fisicas, Matematicas y Artes y Director General de Minas, Agricultura y Caminos Publicos de la Republi- ca de Bolivia”. Nacién donde planted desde 1825, experimentos educativos de aparente inspiracién rous- soniana y de dificil aplicacién en ese periodo. Segiin escribe el mismo Rodriguez en “El Libertador del mediodia de America y sus companeros de armas defendi- dos por un amigo de la Causa Social” (Arequipa, 1830): “El plan de Educacion popular de destinacion a ejerci- cios tiles y de aspiracion fundada a la propiedad, lo mand6 ejecutar Bolivar en Chuquisaca. Expidié un decreto para que se recogiesen los nifios pobres de ambos sexos, nd en casas de misericordia a hilar por cuenta del Estado, no en conventos a rogar a Dios por sus bienhechores, no en carceles a purgar las miserias © los vicios de sus padres, no en hospicios a pasar sus, primeros afios aprendiendo a servir, para merecer la preferencia de ser vendidos a los que buscan criados fieles 0 esposas inocentes. Los nifios se habrian de recoger en casas comodas y aseadas, con piezas destina- das a talleres y éstos surtidos de instrumentos y dirigui: dos por buenos maestros. Los varones debian aprender los tres oficios principales: albafileria, carpinteria y herreria; porque con tierras maderas y metales se ha- cen las cosas mas necesarias y porque las operaciones de las artes mecanicas secundarias dependen del cono- cimiento de las primeras. Si el gobierno de Bolivia, clafio 26, se hubiese tomando el trabajo de examinar el plan, habria conocido su importancia. Si hubiese exigido de los que desaprobaban, las razones en que debian fundarse, e impuesto silencio a los que se opo- nian bajo pretextos futiles, el Alto Peri seria hoy ejem- plo para la América Meridional”’ Bolivar en Bogota se habia interesado desde 1819, en el establecimiento de algunas normas para las nuevas escuelas. El 6 de octubre de 1820, se decreta la crea- jon de escuelas piblicas en los centros con mas de 30 pobladores y Santander desarrolla en ambito boli- variano y en nombre de “‘la felicidad de todos", otros ctiterios fundamentales, sea en el Congreso de Cucuta del 1821 que en el “Plan de Estudios” de 1826. En ‘este documento se propuso la creacién de una escuela de primeras letras en cada parroquia, cuerpo de ar- mada o pueblo que tenga 0 n6 100 familias, de una escuela primaria al centro de cada Canton, de un cole- gio secundario en cada provincia y de una Universidad en cada Departamento. Didse ademés inicio a las pri- meras “Escuelas Normales”, de tipo lancasteriano, de- stinadas a formar nuevos maestros”. Cambios en el uso del suelo El desencadenarse de los acontecimientos politicos asi como el desarrollo de las nuevas funciones urbanas, aceleraron en las ciudades los procesos de cambio de uso del suelo. Procesos que se lograron a veces a traves 122 Bolivar y el urbanismo (1810-1830) de expropiaciones o donaciones mas o menos forzadas, provocando repercusiones econmicas, politicas y religiosas. Expropiaciones como la intentada por San Martin y de- spues por Bolivar, con los “‘cajones de venta” que funcionaban en la Plaza Mayor de Lima y que habian sido reestructurados en tiempos del virrey Gil de Ta- boada y Lemos. La intension de expropiar esas “ tien- das" fue motivada por razones de publica utilidad aunque se tropez6 con lo excesivo de la indemniza- ion". Este derecho estaba garantizado por las normas del tiempo y ya habia sido evidenciado por el General San Martin en octubre de 1821, cuando decidié la demolicién de los edificios privados del Callao y su traslado a Bellavista siguiendo un nuevo plan urbano. Donaciones como la efectuada por los frailes del Con- vento de San Agustin de esa capital, previa nota del Gobierno recordandoles que: “los verdaderos patrio- tas no cesan de hacer sacrificios por la libertad y el engrandecimiento de su pais"®. Esta operacion mas © menos forzada permitié la formacion de un espacio civil abierto, “para que la Casa de Comedias tuviera un frente de anchura y desahogo”®. Con decreto fir- mado por Torre-Tagle y Bernardo Monteagudo el 26 de marzo de 1822, se orden6 asi abrir una plaza y un paseo publico delante del ‘Teatro principal de Lima con tuna construccién “que forme el semicircolo”*; sin duda en forma de exedra, como la que se realizé final- mente en 1845 frente al edificio civil existente (el teatro) y sobre su eje; a la manera de los espacios proyectados durante José Bonaparte en Madrid en la plaza de Oriente y especialmente en Napoles en la plaza del Plebiscito en lo que se refiere a la posicisn perpendicular a la calle del eje de composicion. Este nuevo elemento urbano esta relacionado con los “Crescent” ingleses del siglo anterior y por otro lado con la evolucion de plazas, como las trazadas para Carlos III en Caserta y Napoles; Esta tipologia urbana encontré en Sudamérica su momento mas significativo en la propuesta de José Maria Reyes para la expansion de Montevideo en 1829. Para el trazado de la nueva plaza y paseo de Lima fue demolido parte del claustro posterior de dos pisos del convento de San Agustin. Los peones enviados por Devoti® iniciaron asi en 1822, la primera demolicion estatal — para fines urbanisticos no religiosos — que se hizo en este periodo. Si bien en Europa, durante ‘‘la época napolednica, que para los efectos de unahistoria del urbanismo es una época de transicién, se habia delineado la tendencia ala demolicin inconsulta de viejos ambientes para dar sitio a los espacios necessarios para los nuevos are- los’; en Lima esta medida provocs tal indignacién, en ciertos sectores de la problacién, que comprometio, como refiere La Fond, el ya dificil equilibrio que exi- stia alli, en esos afios, entre realistas e inde- pendentistas.” La indignacién no fue menor en Popayan (Colombia), en Maracaibo y en general (Venezuela), después de los decretos de Bolivar de 1821 y 1826 ordenando la supresion de los conventos con menos de acho reli- giosos. Medida que tiene sin embargo, su origen en la Espafia Ilustrada. Muchos de esos conjuntos fueron usados como cuarteles y posteriormente se intent convertirlos en Escuelas estatales, en poblaciones con mas de 100 vecinos y a Colegios y Universidades en poblaciones mayores. La reaccion popular en Vene- zuela, ante estas medidas aparentemente anticlericales, obligé al Libertador, al reestablecimiento de los conventos suprimidos en 1828". Estructuras para el esparcimiento Bolivar y su tiempo tampoco fueron ajenos a las teorias ilustradas de Campomanes y de Jovellanos — en sus “Memorias sobre la educacién y diversiones publ cas — y de otros escritores de la época””; quienes exaltaban en general, la Educacién publica y cientifica alejandola de la esfera de la Iglesia y el desarrollo de la cultura a través del juego, considerando que “las poblaciones recobran su vitalidad por medio de la crecién de lugares aptos para el intercambio y el esparcimiento”. El desarrollo urbano habia dato origen desde media- dos del siglo XVIII, a la aparicién de nuevos centros de reuniones como plazas de toros, coliseos de gallos firmes, nuevos teatros y paseos piiblicos; que en esta época, en el siglo XIX, se sumaron a algunos proyectos de mercados, nuevos cafés, casas de remates, casas de juego, sociedades filarmonicas y otros locales publicos y privados incluyendo los circos ecuestres itinerantes, que hicieron su aparicién en nuestro medio al comen- zar ese siglo. Algunas diversiones ancestralmente enraizadas en el mundo hispénico entraron en conflicto con ciertas nue- vas corrientes de la ilustracién sustentadas principal- mente por Jovellanos. Se abolié asi en algunos lugares, el juego de gallos como en Lima en 1822 y se preten la supresi6n de ciertos rituales taurinos, como en Espafia especialmente desde la Restauracién moni- zuica en 1817, alcanzando estas medidas hacia 1822 los gobiernos de Portugal, Rio de Janeiro, Buenos Aires, Santiago y Lima.”’. Medidas que tuvieron a ve- ces, un caracter temporal Sobre la fiesta taurina, Mathieson hace la interesante observacién que en Lima “la guerra civil ha moderado cesta pasion y ha tomado la atencion de los habitantes hacia objetos de mayor importancia”. En el medio rural, la suspension decretada de ciertas festividades religiosas afect6 asi mismo, la vida asocia tiva, ya que algunas de éstas, habian servido como importantes fiestas patronales y daban pie a ferias loca- les de interés comercial.”' Simbolismo urbano y territorial Las ideas de Bolivar en lo que hoy se denomina “el efimero urbano", esto es, celebraciones populares, especticulos al abierto, aparatos alegéricos, etc., pare: cen haber sido ademas roussonianas. Como habria re- ferido La Croix”: “cuando se trata de celebrar con fiestas los primeros éxitos de los ejércitos libertadores, Bolivar, consulta la Lettre sur les Espectacles” de 123 L. Mattos Cardenas Rousseau. Amante como era del boato, se hace recibir con innumerables ceremonias y arcos de triunfo tem- poraneos, construidos con papel, carton, flores, cafias y otros materiales. Para su desembarco en Guayaquil se habia construido una elegante portada en el puerto y el arco triunfal levantado frente al palacio””, asi como para su ingreso a Quito procedente de Pasco, para su ingreso al Cusco y aun a las mas humildes poblaciones a su paso”. Parece que no falté un carro triunfal “construido a semejanza de los triunfadores de Roma” para su ingreso a Caracas en 1813; acompa- fiado de doce doncellas de la nobleza criolla, sobre calles alfombradas de laureles y seguido de su ejército.”. La €poca recoge asi la influencia del gusto neoc! y napolednico”®. Recordemos el “Arbol de la Liber- tad” plantado como simbolo en plazas como la de Cucuta en 1821” y los monumentos estables proyecta- dos en vida tanto a San Martin como a Bolivar y a sus obras. A San Martin, el monumento a la Independencia le- vantado en el segundo dvalo del camino al Callao iniciado en 1822 estando él en Lima; el obelisco man- dado erigir por el Congreso el 19 enero de 1823 en la playa de Arica “para perpetuar el recuerdo del prim- er desembarco del ejército del Sur” y finalmente la columna Trajana “historiada’” propuesta en la plaza del nuevo Congreso en Lima. ‘A Bolivar, la columna commemorativa decretada por él en 1824 para Ayacucho asi como la columna dtica y otras de estilo neoclisico estudiadas para Carabobo en 1825", Ese afio el Congreso en Lima puso la prime- ra piedra del monumento ecuestre al Libertador en la antigua plaza de la Inquisicion, hoy plaza Bolivar; como se haria despues en otras capitales. Estas obras constructivas y otras destructivas, contrase- jiaron la ciudad y el territorio con profundos significa- dos. Entre 1821 y 1822 se aprecia que: “Una espléndi- daavenida de arboles conduce a la metropolis peruana, ya la entrada hay un arco, que alguna vez intent6 ser magnifico, donde la destruida insignia de la corona espafiola parece marcar el ahora débil y desmembrado estado del imperio espanol”. Estos valores simbdlicos no fueron ajenos a las masas. Recuérdese, las destrucciones de insignias, estatuas y las casas de Caracas “sefialadas en las fachadas por lineas horizontales con los tres colores azul, rojo y amarillo que componen la bandera colombiana” como expresion de reconquista de la ciudad al regreso de la victoria patriota de Carabobo“’. Las poblaciones an- dinas por su lado, hicieron resurgir ancestrales cere- monias a la entrada de los patriotas, “la mayor parte de ellas rigurosamente prohibidas por los espafioles, porque hacian referencia a sus antiguos incas""* Iniciales: AGI. - Archivo General de Indias Servilla ANA. - Archivo General de la Nacion Argentina. Buenos Aires, ALNCo, - Archivo Nacional de Colombia, Bogoti. Estos valores , como hemos visto, tampoco fueron ajenos al mundo intelectual de la época. Baste mencionar el paralelo literario desarrollado por O'Leary entre las iudades por excelencia; Roma y Cusco, la capital inca: Esta ciudad puede con raz6n llamarse la Roma de America. La immensa fortaleza en el lado norte de la ciudad es un Capitolio y el Templo del Sol su Coliseo. Manco Capac fue su Rémulo, Viracocha su Augusto, Huascar su Pompeyo y Atahualpa su Cesar. Los Pizar- 10, Almagro, Valdivia y Toledo son los Hunos, Godos y Cristianos que la destruyeron. Tupac Amaru es su Belisario que la did un dia de Esperanza y Pumacahua es su Rienzi y su ultimo patriota”™. Este paralelo ya habia sido sugerido por Garcilaso de la Vega Inca, al La nueva época ve reaparecer algunos intentos de com- prencién y justificacién del pasado hist6rico local fren- te al mayor desapego que caracteriz6 a los ilustrados, ya que — como dice Garcia aVenturini en su Histyoria de la Filosofia — el naciente Romanticismo “ significe ademés una revalorizacion de lo folklérico, lo popular, lo tipico regional, frente al sentimiento cosmopolita y universalista propiciado por la Iustracién” Estos simbolismos tampoco fueron ajenos a los grandes protagonistas cuando quisieron transmitir sus trascen- dentales mensajes a los mas apartados rincones del mundo y del espiritu. Recuérdese en primer lugar, los cambios topontmices ordenados como Plaza, Villa y Puer- to de la Independencia, La Paz de Ayacucho, Ciudad Bolivar, Republica de Bolivia y las frases repetidas como aquella de Bolivar en 1812, ante el primer terremoto que azoté Caracas apenas independiente, “si la natura- leza se opone, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca”. En estas frases se aprecia el desarrollo del idealismo ya tipicamente romantico, desplazando el empirismo y el racionalismo del analisis del territo- rio, que habia caracterizado antes a la vanguardia del pensamiento. El gran acto de “obediencia de la naturaleza”, solicita- do por Bolivar, se llevé a cabo finalmente en 1825 con la toma de posesion del cerro de Potosi en Bolivia, cnunciando: “de pie sobre esta mole de plata que se llama Potosi y cuyas venas riquisimas fueron 300 afios el erario de Espafia, yo estimo en nada su opulencia cuando la comparo con la gloria de haber traido vi torioso el estandarte de la libertad desde las playas del Orinoco para fijarlo aqui en el piso de esta montafia, cuyo seno es el asombro y la envidia del Universo” Esta ceremonia fue programada por él, desde muchos afios atras, en un lugar que se encontraba en cierta declinacién econémica pero que era ain el simbolo, en todo el mundo conocido, de la grandeza y riqueza, de la América; que Bolivar con ese acto sometia. A.N.V. - Archivo Nacional de Venezuela, Caracas. BM. - British Museum. Londres. BMSC. - Biblioteca Municipal de Santa Cruz. Tenerife B.N.P. - Biblioteca Nacional del Pera, Lima, 124 Bolivar y e! urbanismo (1810-1830) 1. Este ensayo fue terminado de redactar en Setiembre de 1985, yeesel desarrollo del trabajo “Zdeologa y politica del trritorven émbito 1 periade bolivariane”, presentado al I Coloquio Europeo de Estudios Bolivarianos organizado por la Soc. Bolivariana de Roma. Abril Mayo 1983. En relacion a los periodos precedentes, ver del autor: El Barocco y eldesarallourbano edutlispanoamérica en Simposio Internazionale sul Barocco Latinoamericano (1980). Actas..LLL.A., Roma 1984. Vol. U, pp. 273-288; El persamaento de la ustraciin y el desarrollo urbano en Hspanamerica Trabajo leido en la VI Conferencia Mediterranea del Dowling College di N.Y. Seccién Carlos II yla América Latina, Roma 1981 (inedito); Ideviogia barroica y praxis urbantica en la América espafiola (Sexe, XVILXVID en "Storia della Cit” n° 28 (1984), pp. 59-70. 2. Bolivar, Carta de Kingston, 6 de septiembre de 1815 3. Bolivar, Carta a los gobiernas de las rpiblicas de Colombia, Méjic, Rio dela Plata, Chiley Guatemala, Lima? de dicembre de 1824. Tema igualmente tratado en su Carta a nueto gobierno de Panamd de 1822. 4.G. Mollien T., Viaggio alla Repubblica di Colombia exeuito nell'anno 1823, Napoles 1830, Vol. I, p. 191 5. Carta de B.H. Latrobe a Mazzei (1806); cfr.J. Reps, La cosiuzione dll America Urbana, Milian 1976, p. 284 6. P. Sica, Storia dell'Urbanistca, I! Setecent, Bari 1976, p. 3953 ¥ M. Morini, Atlante di Storia dell Urhanistica, Milan 1963, p. 313, 7. MAA. Vila, Bolivar y la Geografia, en “Cuadernos C.V-F.”, n° 2 (1973), p. 63. 8. Durante la independencia, la eleccidn de ciudades capitales fue uun problema afrontado en coda América. En 1816 descle Tucuman (Argentina) Manuel Belgrano propuso Cusco como capital de una ‘nueva monarquia que, inclayendo la actual Bolivia y Pert, debi nombrar un “Inca” como el ya propuesto por Fco. de Miranda. La idea siguio evidentes criterios historicistas y de equidistancia, cuyo analisis escapa a los alcances de este trabajo. Ver B. Mitre, Hitorta de Belgrano, B.A. 1946, IIL, p. 7. 9. Mollien, op. cit, Vol. Ip. 17. 10.]. Cortés de Madariaga, Diario y Obsersaciones.(1811)en Relaco nes Geograficas de Venezuela, Ac. de la Hist. Caracas, 1964, p. 498. 11. V. Cortés, Catéloge de mapas de Colombia, Madrid 1967, p. 228. 229. 12. Bolivar, Carta de Kingston, 19 de mayo de 1815. 13. Mollien, op. cit, Vol. I p. 171 14, F, La CroixcLarenaudiere, Mesa, Guatemala ¢ Peri, Venecia 1845, pp. 263-264 15. Thierry, conocido por sus colonizaciones en Nueva Zelandia. 16. Mollien, ap. ct Vol. H, p. 164. 17. Bolivar, Carta de Bagotd. 5 de octubre de 1828. 18. Althaus fue despues un pionero de la cartografia peruana, 19. Cfr. R. Porras, £1 Congreso de Panamé, XVI, 1950. 20. Bolivar Campo de Buijé, 28 de junio 1829, cfr. Vila, op. cit 21. eft. Vargas Ugarte Biblioteca Peruana V. p. 170. 22. Obra reimpresa en 1852. 23. E, Dancuart, Crinice Parlementaria del Peri, Tomo 1 (1822- 1829), Lima 1909. 24. En Norte America Filippo Mazzei (1730-1816) se intersd cam bien en algunas medidas “ecoldgicas” cfr. M. Marchione, Poilip Mazze, Jefferion’s “zelaous whig", N.Y. 1975. 25. F. Estenos, Notfcaciin al Preficto del Dp, del C 18 de julio de 1825, 26, R. Carles, 220 aria del periads colonial en Panama, Panama 1959, pp. 266-267 27. Proyectos de 1779, 1811 y 1813 (A.G.1. Caracas, 826); cf. F. Morales Padton. Llavador, Panos dibujar sobre Vene2uela exten send AGL, en Anuario de Est, Americanos’, n° 9 (1963), pp. 13,15. 28. J.M. Aurrecochea, Memoria Guogrfico conimica politica del De sariamento de Venezuela, Cadiz 1814, en Relac. Geng. de Vene2uela op. cit, p. 540. 29. Bolivar, Caracas 1813. 30. Kellenberg, Ponencis, Coloquio Bolivariano, Roma 1983. Urubamba, 31. Dancuart, op. i. 32. Bolivar, Carta de Potos, 18 de octubre de 1825. 33. Bolivar, Disuro al Congrese de Angesture, 15 febbraio de 1819. 34, Coloquio Bolivariano, Roma 1983. 35.J. Basadre, La Multtud, la ciudad y el campo, Lima 1980, p. 2153 y G. Delrin, Historia rural del Per, Cusco 1981, p. 101 36. Mollien, op. cit I, p. 25. 37. Dancuart, op. cit, p. 184. 38. Univ. Central de Venezuela, Estudio de Caracas, 1967, Vol. 1 Tomo I p. 61 39. V.g. El derecho de propiedad de Savigny de 1803. Durante la Expafia liberal (1820-1823) debemos mencionar ademas las pro- puestas de comercializacin estatal de tierras coloniales a potencias cextranjeras — para evitar las guerras de exterminio y obviamente para obrener dinero — aparecidas en la revista El Censor de Madrid del 5 de agosto de 1820; asi como la curiosa publicacién anunciada cen la revista El Expectador del 8 de octubre de 1822: "Exposicion dirigida al Excelentisimo Sefior de la Guerra por el Coronel don Ricardo Reynal Geen, sobre las calumaias del Encargado de Nego. cios del rey de Prusia y del asi llamado baron de Kolli, en que se hable de un plan de colonizacion de equél en la América espana” cfr. A. Gil Novales, L'Tndipendenza americana nella coscenza spagno Ja”, en “Riv. Se, ltaliana”. Dic. 1973, pp. 1121 y 1131. 40. Hemos podido examinar algunos de los mapas manuscritos de Codazzi, conservados en la Soc. Geog. de Roma, 41. HLL. Mawe, Journal of « passage from the Pacific to the Atlantic «raising the Andes in the nortbern provinces of Peru and descending the river Maranon or Amazons. (“Diario de un pasaje desde el Pacifico hhastael Atlintico cruzando los Andes desde las provincias del Norte del Peru y descendiendo por el rio Marafion o Amazonas”). Publ en Londres por Joh Murray en 1829 (486 pp. y un mapa). Trabajo interesante y raro; que no figura en las bibliografias de Vargas Ugarte ni de Porras Barrenechea. 42. Gaceta de Gobierno, Lima 29 de dicembre de 1821 43. C. Duarte, Materiales para la bistoria de las artes decoratvas en Venzuila, B.A.N.H. Caracas 1971, p. 171 44. Caracas. Venezuela. Declaracién del Congreso constituyente 1830. 45. Los planos de la Campafia del Sur del 1820: A.N.A., carpeta 1:24, 39, 41, 44 y col. Pillado- Viedma. El resto de planos: cfr. B.R. Porras, Fuentes Histiricas Peruana, Lima 1954, pp. 423, 425 y 429). 46. B.N-P. Plano manuscritto XP-85. 32 M15. Ver nuestra ponen: cia al Coloquio Bolivariano de Roma, Mayo 1983 ademés de nue- stra declaracion aparecida en el articulo Hallan el primer plano de Lima independiente aparecido en el diario "El Comercio” de Lima, el 7 de Mayo de 1984 y nuestra aclaracion aparecida en el mismo diario el 26 de mayo del mismo ato. 47. En 1822, M. Maestro fue encargado por San Martin de formar parte de la Comision que debia “dirigie y activar el monumento de la Independencia” y ya durante la Colonia se habia encargado de trabajos de tipo territorial como el levamiento det plano de Provincia de Huarochiri en 1788 (BM. Maps of Peru. F. 13) de dibujar unas "Vistas" de la mina y de la hacienda de Pucayacu que forman parte de una serie mayor. (A.G.I. Peri T-L. 2,3). 48. Pereira fue auror ademas de un “Bosquejo de la Baualla de Guaqui en el Alto Peri, de un “Planode la accién del Cerro Cagro del Puerto de Asillo, partido de Asingaro”, del “plano del Pueblo dde Santiago de Tiabaya” y de otros dibujos y relaciones. (B.M.Sc Coleccion Benites) 49. E, San Cristibal, Una diipoiciin moralizadora de Bola, Diario La Grinica, Lima 4 de Abril de 1959. 50. G. La Fond de Lurey, (1822). Viaggio nell’America Spagnola in tempo delle guerra dell’ndipendenca, Prato 1843, p. 634 51. Gaceta del Gobierno Lima 19 de junio de 1822. 52. Univ. C. de Venezuela, »p. cit, Tomo Il, pp. 793-798 53. Bonet Correa, Morfologia y Ciudad, Barcellona 1978, p. 50. 54, H. Unanue, Discurso sobre el Pantheon que esta construyende en el convento grande de San Francis de esta capital l RP. guardiin Fray “Antonio Diaz, Lirwa 1803, p. 25 Sobre el Cementerio General de Lima, ademds de las conocidas publicaciones de la época (Las Heras, etc.) existen dos reimpresio- 125 ‘Mattos Cardenas nes de 1809 hechas en La Habana por Esteban Bolofa de: Discurso bre el Cementerio General que se ba eriido exiramuros en la ciudad de ‘Lima, Lima 1809 (19 p. If nc) y de la Desripeiin del Cementerio General mandando ergir en la ciudad de Lima, Lima 1808. Publicacio- nes éstas que Le Clere (Bibliotheca Americana Paris 1867 p. 109) intesta a Felix Devot 55. J. Bernales, Lima, la ciudad y sus monumentos, Sevilla 1972, p. 352, 56. En Colombia existid un contrastado interés por la obra del jurist y utlitarista ingles Jeremy Bentham, interés compartido por Bolivar. Bentham es autoz de un trabajo sobre los Institutos de Pena (1791) con el que cred la carcel tipo Pandptico que tuvo una amplia ddifusidn en toda América, despues de la segunda mitad del siglo XIX;como en el caso de Lima. He podido revisar la version italiana dde su obra titulada: Panéptco-Establecimiento propucsto para custodiar {bles prisioneros con mayor seguridad y economia y para obrar, al mismo tiempo sn reforma moral. trabajo que forma parte de la edicién hnapolitana de sus Tratados de Legilacton civil y penal, grandemente divulgados en América Latina en esa epoca. 57. El arquitecto Ignacio Martorell fue encargado en 1822 de la reestructuracion del edificio religioso destinado a Biblioteca Nacio- fal de Lima-—donde habria debido funcionar ademas el Museo nacional —-y de las salas incendiadas de la antigiia casa de los Virreyes donde ya funcionaba el Palacio de Gobierno, eft. Gaceta del Gobierno. Lima 16 de marzo y 21 de agosto de 1822. 58, S. Rodrigez, Reflewiones sobre los defetes que vician 1a Escuela de rimeras letras de Caracas y medio de lgrar su reforma por nuevo establec smients (1794), Art. 27 eft. en J.C. Chiaramonte, El Persamiento de la Ilustracién, Caracas 1980, p. 382. 59. D. Bushnell, Education in Colombia en L. Hanke, (ed-), History of Latin America Ciniliation, Londtes 1969, Vol. Il, p. 27, 35. 60. "Y tampoco se atreven a expropiar por el temor sin duda de tener que pagar indemnizaciones demasiado onerosas, ya que el Credito ordinario de estas tiendas no baja de 6 a 12,000 piastras ‘La Fond, op. cit, p. 627. 61. Decretos del 25 de octubre de 1821 y del 23 de marzo de 1822, respectivamente, 62. B. Monteagudo, Nota a ls padres de San Augustin (1822), Archi vio del convento; cfr. J. Galvez, Calles de Lima y meses del ao, Lima 1943, pp. 99-107. 63.G. Refiere Lohmann, (El artedramatico en Lima durante el Virre aio, Sevilla, 1945 p. 405), que en 1748, la Hermandad de San ‘Andrés propietaria del teatro, compro una casa “que mediaba con la entrada del teatro” para formar una barreduela que resultd de: spues insuficiente, 64. Gaceta del Gobierno, Lima 27 de mayo de 1822. 65. Ciertos autores mencionan “un cierto Debuti" (Galvez, oP.) ‘otros a D.N. Devoti; sin embargo, de los informes de la Tesoreria re, General, se sabe de los pagos a Don Félix Devoti no solo “para Ta obsa del teateo"” (Suplemento de la Gaceta del Gobierno del 20 de Abril de 1822) — local donde se reestructuré la fachada, la sala, la escena y la cafeteria — sino ademas “a cuenta de la obra de la calle del 7 de Setiembre” 0 Plaza del teatro (Supl. Gaceta de! Gobierno del 31 de Julio de 1822) obra a la que contribuyeron ademas con dinero los mismos padres agustinos. Felix Devoti — rimer romano nacionalizado peruano — escribio ese mismo afio Ru "Cua police de la capital del Peri desde el 8 de Setiembre de 1820 Ihasta fins del presente ala de 1822. Leido en la Sociedad Patridtca por tun individu de ella”. Confirmando asi un constante interé por los problemas de la ciudad. (66, “Este sistema (de demoliciones n.t. justificable en cierto modo ten los primeros afios del 1800, dada la ruptura ideologica entre lo Viejo y lo nuevo, determinada por la revolucion francesa, devino Uespues en constumbre a lo largo del siglo ya que represento fel medio mas facil y ripido para resolver numerosos problemas de trafico y de vialidad” Morini, M. op. cit, p. 313 (traduccion nuestra). 67. La Fond, op. cit, p. 636. 68. Univ. C, de Venezuela op. cit, Il como tI p. 1016, 69. Juan de Egatia (Lima 1768Stgo. 1836) desarrollo tambien "utopias politico-pedagogicas en la Seccion de su Codigo Moral, dedi cada a los Especticulos. 70. GF. Mathison, Narrative of a visit Brasil, Chile, Peru and the Sandwich Llands during the rari 1821 and 1822, Londres 1825, pp. 203.310. Existe una tracuccién parcial en Col. Doc. del Sesq. de ta Ind. del Peru. Relaciones de viajras 1, Lima 1972, p. 312. 71. Vargas Ugarte, Historia General del Peri, Lima 1971, VU, p. 88, 72. La Croix, Diario, p. 97; cfr. J. Mancini, Bolivar e Uemancipasion is colonies espagnoler des eritines a 1813, Paris 1919, p. 151. 73. “El patriota” de Guayaquil el 13 de Julio de 1822, 74. D. Fl O'Leary, Memorias, Caracas 1879-1888. 75, eft. Mancini, op. cit, p. 479. 76.A fines del siglo XVIII circulaban los grabados de Piranesi sobre {a columna Trajana de Roma y hacia 1810 se alzaba ya la columna ‘Vendome en Paris y otros monumentos en la Europa napoleonica 77. Boletin de Gobierno, n° 1. Villa del Rosario de Cucuta, 8 de mayo de 1821 78. ANC. Planos n* 50, 51, 52 fs. 739-768 yf. 676 Hist. T Repiblica. 79. Mathison, op. cit, p. 279. ‘80. La cita es de Duane en 1822. 81. J. Miller, Memorias de G. Miller (1828), Londres 1929. 82, Carta de O'Leary (1825) eft. J. Miller, of. «tt. 183. Bolivar, Discurw de Putst, 26 de octubre de 1825, 126

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