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HOCRT MARE RARR RRA IGLESIA CRISTIANA INTERDENOMINACIONAL HISTORIA DE LA IGLESIA CRISTIANA INTERDENOMINACIONAL Por el Hno. JOSUE MEJIA H. Para dar principio a la historia de esta Iglesia, daremos una explicacion acerca del origen de su nombre. Lo primero que encontramos es la denominacién que es necesaria para poderla registrar en el Gobierno y es también necesario que aparezca deter- minada porque asi lo exige el mismo Gobierno. Entonces la palabra INTERDENOMINACIONAL: quiere decir: Inter - es una raiz latina que quiere decir “entre nombres”, entre denominaciones en medio de ellas, o sin denominaci6n determinada. Con relacién histérica del nombre, éste fue secundado por cada uno de los que empezames el trabajo, sin pensar en el avivamiento que habria después. Nos juntamos Bautistas, Presbiterianos y demds; y como no habia medios suficientes de transporte como ahora aqui en Portales,se hacia muy lejos el centro para concurrir a nuestras respectivas Iglesias. Como aqui vivian familias de diferentes denominaciones,se dijo: Este es un grupo In- terdenominacional. Hasta aqui he podido explicar ia denominaciéa de nuestra Iglesia. No- sotros no queremos tener denominacidén, lo que deseamos es llegar a ser Cristianos. Puedo decir que la historia comenzé desde el derramamiento del Espi- ritu Santo, abril de 1931; sin embargo es necesario relatar algo anterior a nuestra historia a lo que llamaré Prologo. PRIMER TEMPLO CRISTIANO INTERDENOMINACIONAL PROLOGO El templo, un pequefio templo aqui fue construido por un grupo de familias evangélicas de diferente denominacién, fieles al Sefior, quienes estuvieron desde el principio; podemos contar todavia a los hermanos si- guientes: Hermano Heliodoro Flores y Familia. Hermano Sati] Miranda (su familia no se ha congregado con nosotros). Hermano Mireles y Familia. Hermano Josue Mejia y Esposa. Hermano Florentino Aguirre y su esposa que ya fue con el Sefior. Hermano Manuel Gonzalez y Familia, digo a ustedes, los que perma- necen hasta nuestros dias, hubo otras familias mds a raiz del despertamiento espiritual que no estén con nosotros ya. Estas personas que permanecemos, nos esforzamos en la construccién del templo; muros, techos, puertas, etc. Algunos hermanos pusieron su cooperacién manual, por ejemplo el Hermano Mireles trabaj6é en la construccién del techo y las ventanas; asi se construy6 el templo: pero nunca se pens6 que Ilegarfa a un avivamiento tan grande como el que Dios nos concedié. Nuestro propésito era tener un lugar donde reunimos, ya que entonces los medios de transporte eran me- nos frecyentes y se nos dificultaba ir hasta el centro a otras Iglesias. No quiero entrar en detalles que no sean agradables sino solo formular un prélogo. De la pequefia congregacién diré que no tenia un avivamiento en cuanto al gozo de ver dentro del templo la salvacion de las almas. Algu- nos hermanos salian a trabajar persondlmente pero, de este trabajo silo conocemos al hermano Daniel Guerrero y a su esposa, que duran hasta nuestros dias salvados por la gracia de Dios y el trabajo de la congregacién. La congregaci6n la encontramos sin pastor, dirigida por un grupo pe- quefio de hermanos que se esforzaron, deseaban que cada uno tomara participaciOn para la direccién. A su tiempo me tocd mi turno;yo yahabia probado como instructor, con pdrbulos, jévenes y adultos; y habia puesto mi entusiasmo y mi grano de arena. Puedo recordar en mi clase primaria a Ja hermana Alicia Ydfiez que ustedes conocen es una obrera que trabaja activamente en la obra del Sefior, Ella era de familia creyente de denomi- nacién metodista; pero a ella le gustaba venir a la Escuela Dominical con nosotros. ‘A su debido tiempo, los hermanos probablemente por ser yo el mas joven de los que ellos Ilamaban el Cuerpo Directivo de la Iglesia, y por mi entusiasmo quisieron nombrarme presidente de ese cuerpo. Cuando tuve mi oportunidad puse todo lo que estaba de mi parte para que se engrandeciera el trabajo, los hermanos al ver mi deseo y mi entusias- mo me alargaron el plazo que era de un mes, en el cual, uno veia si pagaba alguna persona para que viniera a predicar 0 lo hacia uno. Nosotros tanfamos que pagar $ 5.00 6 $ 10.00 para que nos predicaran. 9 Entonces Dios me empezé a bendecir, y vi que coronaba mis esfuerzos pero justo es confesaros, que yo no sabia que hacer para lograr un aviva- miento; s6lo hacia Jo que habia aprendido de la Iglesia de donde yo venia, de una Iglesia presbiteriana: Fiestas sociales, reuniones, Kermeses; confor- me a Jo que conocfa para atraer a la gente, pero no me dio resultado algu- no, al grade que querfa poner campanas si era necesario en la torre que en aquel entonces tenia nuestro templo, desde entonces empecé a poner mi dinero para la obra y buscar la manera de atraer a las almas. Recuerdo una tarde que saliamos del pequefio templo, alguien dijo: que en una Iglesia de la Villa iba mucha gente. Entonces me dije: “voy a ver a observar” y fuf. No llamé mi atencién la predicacién puesto que pre- dicaba un hermano a quien le habiamos pagado $ 5.00 para que nos predi- cara a nosotros. Lo que Ilam6 mi atencién fue que si entraba una mujer se ponia a orar, si un nifio o un hombre, igual; entonces me dije: “Ya sé, es LA ORACION”. ‘Me regresé y me puse a orar y fruto de la oracién fue el derramamiento de] Espiritu Santo llendéndonos por la misericordia de Dios. Era un sibado y tenfamos una reuni6n literaria musical en un salon contigiio al templo. Yo leguéese dia y dije a las personas que ahi se encon- traban: “Esto se acabé; es necesario buscar a Dios; en este salén hay dos puertas, una dé a la calle y otra al templo, el que quiera buscar a Dios y en- tregarse a El, entre por la puerta del templo; y el que no, saiga a la calle. Los que nos decidimos a atravesar el urnbral de aquella puerta, y en- tramos al templo, Dios nos bendijo. Sin embargo, yo no pensaba hacerme cargo de la Iglesia; me parecta una carga que yo no podia llevar. Asi lleg6 el primero del afio, en que el gobierno del Gral. Calles dict una orden en la que decia que cerracen todos los templos que no tuviesen un debido registro, y el nuestro no lo tenia; algunas personas quisieron hacerlo pero no les fue posible, no les aceptaron porque no concordaban con nuestra denominacién. Yo no queria hacerlo pox no verme mezclado en ef asunto, mds mis planes eran unos y las del Sefior otros; Yo tenfa un trabajo que entregar y no lo habia terminado, estaba dispuesto a salir para Cuernavaca pero el trabajo no lo podria entregar; cuando por fin terminé Negaron los hermanos por mi, habfan arreglado que yo fuera registrado en el Departamento Central, que no podia registrar sin credencial del Seminario Entonces el Hermano Flores me dijo: “Nosotros oramos y dijimos: si lo encontramos es la voluntad de Dios”. Yo escuché a los ancianos y acepté la carga que Dios me habia dado, ahora puedo decir como Pablo: “No fui rebelde a la vision celestial” . Ast vine aqui y Dios me tomé a su servicio y El quiere que le sigamos y que le obedezcamos y El seguird haciendo entre nosotros, milagros, sefia- les y maravillas. FIN DEL PROLOGO 10 Hi Ordenacion El pequefio templo que nos dié albergue; fue inaugurado un domingo de resurreccién en el mes de abril, en el afio de 1927, con permiso de Go- bernacion del 20 de abril a ese mismo afio. Otra fecha que quiero dar a ustedes es la siguiente: Me hice cargo de la congregacién el primero de enero de 1932. El mes de noviembre del afio de 1932, vié la luz del primer periddico, Organo oficial de la Iglesia. El primero de enero de 1932, reciby de los ancianos Gobernantes de la Iglesia ef Diploma que confirmaba una ordenacién de Dios; indudablemente no quiero decir que yo desprecié el diploma que me otorgaron los Gober- nantes de la Iglesia, NO, sélo quiero decir que fue una confirmaci6n de mi ordenacién que yo de Dios habia recibido. Yo conocfa el Evangelio desde 1923 en una Iglesia Presbiteriana cuyo representante era el sefior Ross, el que me ofrecié el ministerio, pero yo no acepté porque yo no tenia el llamamiento. Yo podia haberlo hecho desde entonces y hubiera tenido desde luego entrada al Seminario, puesto que asi se me ofrecfa; pero yo no queria hacer nada para lo cual no hubiera sido liamado. Si hubiera aceptado el ministerio que se me ofrecia, hubiera teni- do que volver a usar el bastén que habia tenido que colgar, y ya no andaria por las calles cargando una puerta o una viga 0 una ventana, pues trabajaba de carpintero. En otras Iglesias se celebra el dia de su aniversario, y nosotros no lo ha- cemos porque no sabfamos nada de esto, hasta ahora que es necesario orga- nizar la historia de la Iglesia. La ordenacién que recibi de los ancianos Gobernantes era para hacer notorio que yo estaba capacitado para Ievar las riendas del Gobierno de un conglomerado espiritual. Hace tiempo lei de un prominente predicador, un misionero, del Evan- gelio, que decia que cuando él era estudiante, habia ido a visitar a una an- ciana que se enconiraba en articulo de muerte, para Ievarle una palabra de consuelo, y se encontré con que la hermana aquella estaba tan llena de gozo y de vida espiritual, que en lugar de confortarla le dijo: “Hermana yo quie- To que ore usted por mi “Entonces ella poniendo su huesosa mano, (pues ya tenfa 6 afios de estar enferma) rogé a Dios y dijo: “Has de este hombre un predicador”. Dias después aquella hermana durmié, y cuando este hom- bre fue ordenado pudo testificar y decir: “Mi ordenacién la recibia de las manos de una anciana moribunda”. 11

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