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E
l mar y sus infinitas posibilidades nos ofrece el marco esencial para crear historias que, por su-
puesto, inician y concluyen en el agua, entre sirenas, dioses y grandes batallas, que nos permiten
nutrir —casi de manera eterna— todos los mitos que se le atribuyen.
Pero estas historias no llegan por sí solas, están ahí porque continúan filtrándose a través de cada
grieta, tubería o ranura que sigue arrastrando nuestros sedimentos de dolor, aquéllos que se nos hace
urgente liberar y que pueden ser tan limpios como la lluvia o tan impuros como el sudor de la pasión
extrema.
Y sin importar cuál sea su envoltura, podemos asegurar que al entrar en el ser, la nobleza del agua
arrastrará parte de esa esencia que sólo se deposita dentro de cada uno de nosotros y que, eventual-
mente, nos permite ver su tenue rastro en las lágrimas de un rostro, con la tinta invisible de la solem-
nidad que nos va sellando el semblante.
Río Suzhou
(Suzhou he)
Director : Ye Lou
País : China - Alemania
Año : 2000
C
omo si se tratase de un tributo al estado per-
fecto del enamoramiento, un mensajero de
nombre Madar protagonizará esta historia por
demás difícil de procesar, Shangai y el rio Suzhou, re-
vestirán este drama, en el que Moudan y Mei Mei se convertirán en sire-
nas de “un sueño alimentado por el vodka” y, sobre todo, por un amor
incondicional.
El motor que dará vida a este mito será impulsado principalmente por
una mezcla de pasión y misterio, que ciertamente nos llevará a cuestio-
narnos hasta qué punto una historia de ficción termina por empaparse
de verdades metafóricas.
D
ifícil es determinar si, para creer en historias de
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