Cuando te fallan, recuerdas que aprendes a ser fuerte en medio del dolor.
Cuando te fallan vuelves a tener conciencia de que en tu condicin, seguirs
siendo tan vulnerable a aferrarte a promesas humanas, que no siempre se cumplirn. Cuando te fallan quisieras desaparecer y suponer que lo que est ocurriendo es simplemente el fruto de tu imaginacin un poco distrada. Cuando te fallan, probablemente vienen a tu mente los momentos en los que t tambin fallaste. Entonces, quin fall? Quien dijo que estara ah cuando ms fuese necesario, o quien crey demasiado y se esperanzo que eso sera verdad. Qu difcil resulta volver a creer en aquellas personas que dijeron: no te preocupes, estar ah para cuando me necesites y efectivamente, cuando ms los necesitabas, no estaban. Hay una parte tan ingenua, una parte tan inocente que nos hace guardar en un rinconcito de nuestro interior la expectativa de que no todo va a ser siempre peor. Duele haber entregado confianza y haber recibido traicin. Duele haber escuchado las palabras ms hermosas, que luego pasaron a ser dardos de ingratitud. Duele saber que entregaste una parte de ti, y luego fue despreciada. Duele saber que quienes, se supone, debieron haber ofrecido su hombro, dibujaron su espalda en tu rostro. Porque cuando te fallan, aprendes a ser sigiloso respecto a la informacin que compartes. Sigiloso cuando debes dar un abrazo, porque los dejars de dar con la misma fuerza. Sigiloso porque para una prxima, pedirs ms evidencia. Sigiloso porque las circunstancias te obligan a desconfiar. Sigiloso porque quisieras poder leer el pensamiento y verificar la sinceridad de las acciones de otros. Tan escuetas las palabras, cuando se habla de dolor. Tan precarias las palabras cuando se involucra al sufrimiento. Los adjetivos se vuelven tan frgiles cuando habla de traicin, pero tan necesario tener que hacerlo aunque siga doliendo, porque callar no es parte de la sanacin.