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“EL ENTIERRO DEL CONDE DE ORGAZ”

ESPAÑA

TOLEDO

IGLESIA DE SANTO TOME

“EL ENTIERRO DEL


CONDE DE ORGAZ”

BEATRIZ PRESENTACIONES –
JUNIN (B) - ARGENTINA
TOLEDO
Iglesia Santo Tomé – Toledo - España
La iglesia de Santo Tomé,
ubicada en Toledo, España,
data del siglo XII, aunque fue
reconstruida en su totalidad
a principios del siglo XIV por
encargo del Señor de Orgaz,
notario mayor de Castilla, y
de aquella construcción sólo
su torre mudéjar se
conserva.

Su espléndida torre es uno


de los mejores ejemplos del
arte mudéjar toledano. Tiene
planta cuadrada en fábrica
de ladrillo y mampostería
encintada.

Parte posterior de la Iglesia


Lo que le ha otorgado a esta
iglesia una fama mundial bien
merecida es que en su interior se
encuentra el lienzo de
"El Entierro del Señor de Orgaz",
de El Greco
El entierro del
Conde de Orgaz
El cuadro representa las dos
dimensiones de la existencia
humana: abajo la muerte,
arriba el cielo, la vida eterna.
El Greco se lució plasmando
en el cuadro lo que
constituye el horizonte
cristiano de la vida ante la
muerte, iluminado por
Jesucristo
En la parte inferior, el centro lo ocupa el cadáver del señor, que va a ser
depositado con toda veneración y respeto en su sepulcro. Para tan
solemne ocasión han bajado los santos del cielo: el obispo san Agustín,
uno de los grandes padres de la iglesia, y el diácono San Esteban, primer
mártir de Cristo
San Esteban. Sujeta al Señor
de Orgaz.
Es el primer mártir de la
Iglesia.
Representado por un joven
con dalmática diaconal en la
que lleva bordada la escena de
su propio martirio ( el martirio
de San Esteban), haciendo
contraste con las negras
vestiduras de los caballeros.
Detalles de la ropaje de San Esteban
San Agustín. Sujeta al Señor
de Orgaz a la derecha. Es uno
de los Padres de la Iglesia.
Ataviado, en este caso, con
rico ropaje litúrgico de obispo
bordada en oro, tocado con
mitra, también bordada. La
riqueza de su capa permite
observar que el pintor ha
retratado (de arriba abajo) a
san Pablo, Santiago el Mayor
y santa Catalina de
Alejandría. Está demostrado
que el rostro de San Agustín
corresponde al del Cardenal
Quiroga .
Santiago el Mayor

Santa Catalina de Alejandría


Cura con roquete. De espaldas
hace caso omiso al propio
entierro, contemplando (sin duda)
cómo el alma se introduce en el
cielo. Tampoco es el sacerdote
que celebra el entierro. Se cree
que fuese Pedro Ruiz Durón,
ecónomo de la parroquia.
Cura que celebra el responso. Figura revestido como tal, con capa pluvial
negra con dorados. En la capa se observa un retrato de santo Tomás con
escuadra de carpintero, una calavera negra. Sin duda, debe representar a
don Andrés Núñez de Madrid, el párroco de Santo Tomé quien encarga la
obra a El Greco.
El Señor de Orgaz. Gonzalo Ruiz de Toledo nació en esta ciudad a
mediados del siglo XIII, fue señor de la villa de Orgaz, alcalde de Toledo y
notario mayor del rey don Sancho el Bravo. Está representado con su
armadura de acero bruñido figura en el lugar central inferior del cuadro.
Va a ser depositado en el sepulcro. Su alma aparece en el cuadro como si
fuera un suspiro que se introduce en el cielo por un canal de nubes. Cabe
destacar las ricas cenefas pintadas sobre la armadura. Aquí el greco ha
prescindido de sobriedad
A este entierro, un
personaje principal, el
Greco mira de frente,
invitando a entrar en el
misterio admirable que
contemplan los ojos del
espectador.
El niño semiarrodillado en primer término a la izquierda, es Jorge
Manuel, el hijo del Greco, cuando tenía 10 años. señalando con su
dedo al personaje central. Un pañuelo que sale de su ropa lo testifica,
puesto que indica la fecha de su nacimiento.
Fraile Agustino

Fraile Franciscano
Fraile Dominico

El Greco
Grupo de Caballeros
Alonso de Covarrubias
Parte
Celestial
La parte terrenal y celestial,
perfectamente delimitadas
por el Greco y entre las que
se le ha ocurrido dejar un
“detalle” de unión entre los
dos planos, el crucifijo que
preside el entierro.
Entre el cielo y la tierra, el
lazo de unión es el alma
inmortal del señor de Orgaz,
figurada como un feto que es
llevado al cielo por manos de
un ángel, a través de una
especie de vulva materna que
le dará a luz a la vida eterna
del cielo. La muerte aparece
así como un parto, como un
alumbramiento a la luz eterna
en la que viven los santos.
Trance doloroso, pero lleno
de esperanza.
En la parte superior, el pintor
describe el cielo, la vida feliz de
los bienaventurados. Aparece
Jesucristo glorioso, luminoso,
vestido de blanco, entronizado
como juez de vivos y muertos.
Es el Señor de la vida y de la
historia de los hombres. A Él se
le ha dado la capacidad de
juzgar a los hombres, y lo hace
con misericordia, como lo
muestra su rostro sereno y su
mano derecha que manda al
apóstol Pedro, jefe de su
Iglesia, que abra las puertas del
cielo para el alma del conde
difunto.
La madre de Jesucristo, la
Virgen María, acoge
maternalmente el alma del
señor que llega hasta el
cielo. En este alumbramiento
a la vida eterna, Dios ha
confiado a María la tarea de
madre. Ella es el rostro
materno de Dios.
Los bienaventurados miran
fascinados y adorantes a
Jesucristo el Señor.
El hombre cuando ha de traspasar el umbral de la muerte, no lo hace en
solitario, sino que junto a él para ayudarle está Jesucristo, redentor del
hombre, su Madre santísima, que es también nuestra madre, y todos los
santos del cielo.
Doménikos Theotokópoulos

( Candia 1541 - Toledo 1614) conocido


como el Greco («el griego»), fue un
pintor del final del Renacimiento que
desarrolló un estilo muy personal en sus
obras de madurez.
El Greco ha conseguido transmitir, en esta su
obra maestra, un mensaje de esperanza, la
esperanza que brota de la buena noticia de
Jesucristo, señor de la vida y de la historia.

FIN

BEATRIZ PRESENTACIONES –
JUNIN (B) - ARGENTINA

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