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Blanca Rebeca Ramirez Velézquea Un recorrido por los campos de las teoras ~~ a alia ray AMX Casa abierta al tempo Rector General Dr. Luis Mier y Teran Casanueva Secretario General Dr. Ricardo Solis Rosales UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA Unidad Xochimilco Casa abierta al tiempo Rector de la Unidad M. en C. Norberto Manjarrés Alvarez Secretario de la Unidad Cuauhtémoe V. Pérez Llanas Director de la Division de CyaD DI Luis Adolfo Romero Regus Secretario Académico Mtro. Jorge Pedro Pérez Pijoan Jefa del Departamento de Métodos y Sistemas DI Josefina Reséndiz Téliez Jefe del Departamento de Tecnologia y Produccion Arg. Eduardo Méndez Campos Jefe del Departamento de Teoria y Andlisis Mtro. Jorge Gonzalez Arag6én Castellanos Jefe del Departamento de Sintesis Creativa Arg. José Luis Lee Najera Blanca Rebeca Ramirez Velazquez Tmidad, globaliacion y tennitor Cia recorviclo wc ( ‘ecot viclo bor los carnapos cle las teortas UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA Unidad Xochimileo casa abrerta al tempo MEXICO Primera edicién, enero del afio 2003 Cuidado de la edicién: - BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ ANA JULIA ARROYO URIOSTEGUI © 2003 UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA Uninabd XOCHIMILCO © 2003 7” dicion Por caracteristicas tipograficas y de edic Micuer ANGEL PoRRUA, librero-editor Derechos reservados conforme a la ley ISBN 970-701-317-16 ‘O IMPRESO EN MEXICO ~id PRINTED ve MEXIC “gre ASTRON, Amargura 4, San Angel, Alvaro Obregon, 01000 México, D.E Introduccién ...ast es como los debates se mueven, hacemos debates porque es lo que se necesita en este momento. Massey, 19994: 56 A PESAR de la experiencia de la barbarie que vivid el siglo xx, parecerfa que el pro- blema del otro y su derecho a la existencia, como alguien diferente e irreductible, continta interpelandonos hoy, quizd con mas urgencia que ayer, y nos obliga a comprometernos responsablemente con un mundo por venir, En ese reconocimiento de los otros, del presente y del futuro, las regiones aparecen como el testimonio palpable de nuestro paso efimero a través de los terri- torios que hombres y mujeres usamos, apropiamos, transformamos, sentimos e imaginamos como parte del devenir histérico de nuestra existencia. Ellas cam- bian, se adecuan y evolucionan pero persisten en su principio de ser diferentes a las otras, a pesar de que las sociedades que las transforman no sean las que origi- nalmente las crearon. En el transcurso del tiempo, los especialistas interesados en dar respuesta a las interrogantes del paso de mujeres y hombres sobre la tierra, han preguntado y respondido de formas diversas la pregunta de: écémo abordar el problema de la otredad?, ya que segtin afirmaciones de Humberto Eco: “...es el otro, su mira- da lo que nos define y nos forma, a pesar de que en muiltiples ocasiones es esa mirada, con frecuencia tirdnica, la que niega la existencia del otro” (Sava- ter, 1997: 13). En ese contexto entra también la respuesta al reconocimiento de los otros espacios y de las otras regiones 0 territorios, asf como la necesidad histérica que impuso la modernidad de transformar aquellas que no la habian alcanzado para ser diferentes, es decir, modernas. En ese sentido, y sin que realmente eso se haya alcanzado, la comprensién de este devenir se sostiene en un debate complejo y amplio que implica la necesidad de conocer la esencia del otro con el fin de llegar a transformarlo y modificarlo. Es ahi en donde sugiere también un debate ético, en la medida de que, segtin Eco, cuando entra en esencia el otro, nace la ética (referido en Savater, 1997: 101). BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ El estudio de las regiones o los territorios pasa, en sus origenes, por la rtiexion geografica y, con el ticmpo, por el uso de un concepto que se conse ye econ truye en funcidn del objetivo que se persigue. De esta manera, i categoria reg : se ha usado como instrumento para alcanzar la Sintests geografica que aisocia a espacios fisicos y sociales a finales del siglo XIX, asi come herramienta pala mp i. tar un desarrollo concebido como modernidad y capitalismo. En la busqueda ela transformacion que el progreso impuso, se intentaba dar alternativas de vida ws como paradoja, originaron nuevos balances y desbalances entre y al ne e series completas de procesos e imaginarios complejos, los cuales se matenilizaron en desigualdades sociales y territoriales, que es preciso analizar y entender ea es pardmetros de lo nuevo y lo viejo que ellos contienen, y a partir de las multiples determinaciones que estan en su interior. : _ Tradicionalmente, mediado por la concepcidn de la modernidad capitalista, el estudio del andalisis regional ha sido analizado a partir del concepto no explicito de homogeneidad; ésta permitia, desde la geografia que inicialmente la estudiaba a partir del concepto de region, la comprensién de procesos generales que amige- zaban a diferenciarse en el espacio y que Ja ciencia del siglo xx, en su concepcion moderna de totalidad, explicé parcialmente, de acuerdo con la compleyjidad que ta particularidad y singularidad del territorio presentaban en el ipenstuunabinee Por otro lado, a través de los siglos, el problema del tiempo y del espacio ha sido uno de los temas asiduamente reflexionado por fildsofos y pensadores, Beenie tores y gedgrafos, estos ultimos lo hacen el objeto mismo He su estudio yrefleston. Mitos han surgido alrededor de ellos, y de esa mistificacion Ja geografia enter vadora ha hecho de los conceptos de espacio y tiempo su razon de ser, a través de la sintesis regional que Vidal de la Blache toma para justificar el renacer de una clencia. . “omales v los de Recientemente, el interés por comprender los progesos neguonia oF : espacios sociales se ha abierto cada vez mas hacia la practica no solo del ae 0, sino del planificador, el antropologo y el socidlogo, entre otros. En ese ne fo, ° una practica multi e interdisciplinaria que implica una compleja articu aon e interacciones y alteraciones, la cual es preciso comprender y explicar “se le dife- rentes posturas, mediante varias miradas y con objetivos especificos y diversos para su definicién. . . El cémo abordar el estudio de las regiones remite a un complejo bagaje cul- tural que pasa por diferentes posturas y apreciaciones tedricas, que son roe de andlisis para diversas ciencias, articulando en su discurso coneepios que en i Mmismos pueden integrar y corresponderse con debates que se aprecian des e diferentes especialidades: el del desarrollo, la planeacién o desde una perspec- tiva mas filoséfica, el de la relacién naturaleza-sociedad y el del vinculo tiempo- iNTRODUCCION 7 espacio, Y que aparecen como contexto que define la discusién. Recientemente, apareciO también en el debate entre modernidad y posmodernidad que sustenté la transicion hacia la era de la globalizacién contemporanea en donde explicita- mente se dio prioridad al espacio sobre el tiempo. Esta complejidad de perspectivas —sobre todo en este momento que vivi- mos, cuando se quiere romper con estructuras del pasado, y en donde los para- digmas de la naturaleza y de la sociedad se convulsionan a la par de las estructu- ras sociopoliticas contemporaneas-, hace dificil la sintesis tedrica y¥ metodolégica que permita la comprensién de la perspectiva territorial, al dirigir la discusién a la importancia del espacio en la transformacién de las sociedades y de las regio- nes en donde se asientan. En ese sentido, el debate, llamado en Ja actualidad territorial para darle un sentido mds amplio y complejo, pasa por tres orientaciones diferentes, depen- diendo del énfasis, la mirada y el discurso en donde se ubique la problematica espacial: 1. La econdmica, que intenta explicar la localizacién industrial y de las activida- des terciarias en general; incluye desde las que se ubican en los modelos econo- metricos y mateméticos para explicar los procesos, hasta las que se encargan de estudiarlas como parte de la reestructuracién econémica del capitalismo. 2. La urbana, que estudia procesos eminentemente citadinos que dan respues- ta a los problemas del crecimiento de las ciudades (la centralidad, la descentra- lizacion y la concentracién), asi como los problemas sociales y demogrdficos con ellos vinculados: la planeacién y gestion territoriales, la estructura de las ciudades y los procesos que les son propios, entre otros. 3. La cultural, que es la mas reciente, intenta dar respuesta a problemas como la identidad, el imaginario, el sentimiento de pertenencia, la movilidad en rela- cién con el espacio y las repercusiones de organizacién cultural, que resultan de practicas sociales especificas. Estas orientaciones se entrecruzan con campos especificos del conocimiento geografico, econdmico, socioldgico, urbano, antropologico o una interaccién de varios ellos, integrandose implicita o explicitamente en tres dreas multidisciplina- rias, que constituyen diferentes niveles del debate, abiertos, implicitos o integra- dos en distintos ejes de interés y discusion: L. El filosdfico epistemoldgico, que se centra en la reflexién sobre Ia concepcion del espacio-tiempo, o Ia resolucién de concepciones ontoldégicas de los problemas so- ciales, 0 el de la identidad y el imaginario. 2. El de desarrollo y transformacién econdémica y social del capitalismo, en donde la economia y la geografia juegan un papel fundamental. 8 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ 3. El de la planeacion, las politicas estatales, las mstituctones y el poder, en donde el centro de la atencidn es la accién del Estado como instancia de intervencién transformadora de la economia y de las dreas ocupadas por la sociedad. Las orientaciones y las perspectivas del andlisis territorial tienen en comin dos caracteristicas fundamentales: dan prioridad al ambito urbano sobre el rural, la industria sobre la agricultura y las actividades primarias, y se ubican en un contexto amplio de andalisis del territorio, mas que de regiones en el sentido estricto y limitado del término, que considera la delimitacién y la regionalizacién como parte fundamental y exclusiva de su estudio. En ese sentido, al igual que en otros paises, hay un giro en la discusién, en donde la conceptualizacién del problema regional esta intimamente ligado con un debate amplio relacionado con la definicién de categorias, como las de espacio, territorio y lugar (Allen, Massey y Cochrane, 1998: 1), pero a diferencia de lo que pasa en aquéllos, en nuestras realidades el problema de las regiones sigue estando presente. El objetivo que nos mueve a presentar una vision particular sobre la orienta- cion y profundidad de los debates contemporaneos, es el resultado de uha busque- da personal y académica para encontrar formas concretas de hacer una lectura del proceso de pensar y conceptualizar la formacién, evolucion y construccién de los territorios, que permita entender, al menos parcialmente, la complejidad que presenta el andlisis regional o territorial de los espacios en el capitalismo con- tempordaneo. El surgimiento del estudio de las regiones ha tenido en su nacimiento y evolu- ci6n una diversidad de elementos que convergen diferencialmente; la historia de la humanidad no puede ser entendida en el vacio 0 como resultado de una generacion espontanea. La vida en la tierra, y por ende, de todas las sociedades humanas, obedece y se vincula con procesos territoriales especificos. Desde esta perspectiva, el presente trabajo tiene una doble motivacién: por un lado, demostrar, en un proceso de apertura teGdrica, la complejidad de la problemati- ca y la discusién y, por el otro, facilitar el acercamiento, también tedrico, con la tematica mediante un proceso de reflexidn sintética. Pero cabe preguntarnos, épor qué presentar el debate tedrico en el contexto de paises como el mexicano lati- noamericano, en donde faltan por solucionar muchos aspectos en el terreno practico y por resolver un sinnimero de problemas sociales, econémicos y terri- toriales, antes de poder involucrarnos en el terreno abstracto de la teor{a? Pero, éc6mo hacerlo en paises como los latinoamericanos del sur, en donde incluimos a México, en donde la teoria se ha subordinado al trabajo empirico, y la reflexién y la propuesta sobre un futuro propio y autodeterminado han sido sustituidas por la adopcién de modelos importados, y siguen presentes en los INTRODUCCION 5 debates contemporaneos, sin adecuarse a nuestras realidades?; écdmo reflexio- nar sobre los postulados que sustentan estos supuestos para generar posibilidades y alternativas de interpretacion de los procesos actuales en una etapa de cambio y ruptura de los paradigmas predominantes, en un momento en que todo lo sdlido se desvanece en el aire y en que ante la falta de respuestas claras, la tendencia ge- neral es volver a los postulados clasicos de finales del siglo XIx y principios del xx? Responder estas preguntas tiene muchas aristas que es preciso descubrir y clarificar. En primer lugar, las definiciones y la bibliografia que respaldan los paradigmas sobre los cuales basamos nuestros estudios teéricos y empiricos de los territorios —su uso en el norte y en el sur—,! son amplios tanto en la litera- tura nacional como en la internacional; sin embargo, en la mayoria de los casos restringimos nuestra tarea como investigadores a un simple recuento de las con- secuencias y, en ocasiones, de las contradicciones que las transformaciones terri- toriales han presenciado en diferentes momentos de su evolucién en los 4mbitos locales. En otras palabras, hemos dado prioridad a los trabajos empiricos sobre cémo cambian los territorios, mas que a los de reflexién sobre las causas, linea- mientos y orientaciones que originaron en lo general, dichos cambios. Sin embargo, la razén primordial para retomar esta dimensién de la discusién se origina en un libro publicado por Blackwell en 1993, Dilemas del desarrollo, que cuenta con un capitulo titulado: “Is the third World still there?” (¢Esta el Tercer Mundo todavia ahi?), mismo que fue tomado por Ayres (1995: 35-49), cuestionando la pertinencia de seguir hablando del desarrollo del Tercer Mundo y de sus problemas, tema que, con las discusiones del momento en el contexto de la globalizacién, habia quedado casi borrado de las agendas de los académicos sajones y, en menor medida, de los latinoamericanos también. En el mismo sentido que los autores anteriores, result6 interesante leer que algunos investigadores, como Slater (1992: 314), se quejaban de la “ausencia de voces del sur” en la discusién de los temas contemporaneos y las estrategias tedricas, ya que en la presentacién de los argumentos principales de los pocos trabajos provenientes de estos paises se citan sdlo autores del norte. De acuer- do con Mater, y citando nuevamente el trabajo de Slater (1992: 322-323), una de las causas que originan este hecho es que no hay ninguna preocupacidén de los intelectuales occidentales por aprender de los intelectuales surefios. Soto (1992: 681, citado en Mater, 1999) argumenta que esto es resultado de una percepcion estereotipada y unilateral que el norte tiene del sur y de sus problemas, enfati- | Cada vez parece mds inadecuado hablar de paises desarrollados y subdesarrollados, por lo que optaremos por ubicarlos de acuerdo con su situacién geografica en el norte o en el sur en lugar de caracter- zarlos por su grado de evolucién en el contexto del desarrollo alcanzado. Al mismo tiempo, nos ubica en el contexto de nuestra posicién surefia en relacién con el centro que representa Estados Unidos en el contexto latinoamericano. 10 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ zando el supuesto de que los académicos del sur producen pocos estudios y solu- ciones que valgan la pena (Mater, 1999: 71). Las razones, desde nuestro punto de vista, tienen otro origen. La dependen- cia que todavia tenemos de las teorias, concepciones y soluciones de los postula- dos que se generan en los llamados paises “desarrollados” sigue siendo prio- ridad todavia sobre las discusiones de nuestros entornos en términos tedricos y practicos. La generacion del conocimiento es un fendmeno eurocentrista y depen- dentista (Slater, 1997: 324), a lo cual debemos responder con propuestas propias, motivo por ei cual la falta de reflexidn teédrica, tal y como se entiende en estos paises, tiene una connotacién de dependencia también para los territorios de paises latinoamericanos. Se aplican sin reflexionar las concepciones tedricas\y las ca- tegorias foraneas, sin que medie en general ni previamente, un andlisis especffico de su pertinencia tedrica y empirica para el estudio de nuestros entornos. Y lo gue es mas, sdlo a partir del uso de bibliografia extranjera es como suponemos que esta respaldada “cientificamente” nuestra investigacién, hecho que es apoyado por las instituciones de evaluacién del trabajo que realizamos. Por ello, el recuento del debate que aquf se presenta es una invitacién a la retlexi6n y al entendimiento de la importancia que tiene la teorfa, es decir, a la com- prension de nuestros problemas desde la abstraccién que ésta representa a partir de nuestras posiciones, latitudes y posturas. Va dirigida a quienes desde sus ambitos de estudio muy especializados han tenido la percepcién de que ‘el territorio, como espacio de construccién social, es importante para la comprensién de diversos procesos, como los fisico-natura- les, los econdmicos, los politicos, los culturales, pero también de investigacion, planificacion y docencia. Pero, sobre todo, va dirigido a quienes de forma indi- recta y, sin ellos saberlo, han contribuido a que el interés inicial por entender la dinamica y las formas de comprender las transformaciones regionales y espacia- les se profundizara y ampliara en un espectro complejo de opciones que en este texto se sintetizé para facilitar su presentacién ante las aulas. Surge de la necesidad de entender la paradoja que nace de la aplicacidn de practicas de orientacién del desarrollo en un intento por lograr una transforma- cion mas equitativa de nuestras sociedades y realidades que, por el contrario, actualmente enfrentan desigualdades y marginalizacién de amplios sectores de poblacién, lo que ha engendrado pobreza extrema, en lugar de prosperidad y progreso al interior de nuestros grupos sociales. E! objetivo que perseguimos al presentar los debates no es hacer una nueva teoria, sino una lectura desde la teoria para ser interlocutor, desde el espacio que me corresponde como investigadora regional de un pais del sur, de los autores que inciden el tema, y a partir de este didlogo e interpretacién, hacer una INTRODUCCION 11 reflexi6n de lo que nos puede ayudar a entender nuestras realidades. En un primer momento, la organizacion de temas y debates se hizo de forma cldsica y de acuerdo con el tiempo hist6rico de su surgimiento. Percibi que era poco original en la exposicién, ya que se optaba por una forma tradicional que no res- pondia a lo que la teoria estaba presentando ni a los problemas con los que nos enfrentabamos al importarla. Sin embargo, en el transitar por los textos y los investigadores me di cuenta de que, actualmente, muchas de las nuevas teorias repetian, bajo contextos diferentes y especfficos, temas o problemas metodoldgicos y tedricos que se debatian desde el siglo xvitl y que se han modificado y adecuado a las condi- ciones propias del desarrollo mismo del pensamiento de la humanidad, pero que siguen presentes y vigentes en nuestros dias. Entonces, opté por ubicarme en el presente para contrastarlo con las teo- rias clasicas, con el fin de percibir los cambios y los adelantos en las discusiones. Los resultados fueron interesantes, en virtud de que se percibid un regreso a los clasicos; un abandono relativo de los aportes del pensamiento teérico marxista, para retomar el pensamiento burgués de Hobbes, Smith, Hegel, Hayek, Malthus (Fuentes Mortia, 1994: 19). Este hecho se evidencia en el andlisis territorial, por un regreso a las discusiones de Losch, Christaller, Marshall, Vidal de la Blache, Hagerstrand, entre otros. En ese sentido, una de las caracteristicas fundamenta- les que el debate adquiere en algunas de sus posturas, es la originalidad relativa en los aportes en los que se basan, y que en palabras de Fuentes: “Este extrano ejercicio de mirar al futuro desde la retrospectiva parece poco moderniza- dor, en tanto que intenta dar soluciones a la crisis contemporanea mediante el uso de prdacticas que, por lo que se ve, lejos de mejorar la situacion, la empeo- ran” (1994: 19). Pero al mismo tiempo, y paraddjicamente, se percibid que hay un sector de investigadores y formas especificas de realizar la reflexi6n, que si han presenta- do cambios sustantivos en cuanto a su orientacidn y particularidad en la discu- sion. Sobre ellos, retomamos argumentaciones a lo largo de todos los capitulos, y especificamente en los dos ultimos. - El trabajo no es resultado de la oportunidad de tiempo para escribir: es fruto de una inquietud de muchos afios, de mi trabajo de investigaci6n realiza- do hasta el momento, del conocimiento de otros espacios por los que he tenido la oportunidad de incursionar, de la preparacién y discusién en las actividades especializadas, asi como de la necesidad de actualizar y seleccionar los temas con los que es preciso interactuar con los alumnos a través del proceso de ensefianza- aprendizaje. 12 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEz La literatura es amplia, centrada en gran parte en la bibliografia anglosajo- na. Si bien algunos debates, como el de la concepcidn del tiempo y el espacio, que habian sido clausurados por algunos investigadores latinoamericanos, por consi- derarlos obsoletos, han regresado. Se han seleccionado algunas de las discusiones que parecen ser las mds pertinentes para ejemplificar lo que acontece en el momen- to contemporaneo y la bibliografia mas apropiada para ello. Desde esa perspectiva, el texto no es exhaustivo, sino intenta ser selectivo, consecuencia de una opcién de direcci6n y orientacién personal para la exposicién del tema. Por lo tanto, la responsabilidad del resultado es exclusivamente personal. Por ultimo, en la argumentaci6n siguiente se encontraran elementos de critica que es necesario adoptar y explicitar; sin embargo, estén sustentados en un concepto diferente de critica al que se adopta en su forma tradicional, refiriendo a censura 0 desaprobacién. De acuerdo con la explicacién de los fenémenos que estudiamos, es muy valido adoptar una de las diferentes formas que existen para explicar la realidad y los fendmenos que le son caracteristicos, en lugar de censu- rar, concebimos Ia critica como andlisis o evaluacién (Corripio, 1997: 246) de los avances y deficiencias que encontramos en nuestro camino para analizar los fend- menos territoriales, de la forma como al interior del discurso se usa una idgica para resolver la explicacién de una categoria o fenémeno, a pesar de la subjetivi- dad que subyace en los criterios que definen la explicacion (Harvey, 1983 (1969): 39). Ver la critica desde esta perspectiva, es una toma de postura personal ante la realidad, a partir de la cual entra en didlogo con los otros, mas que desaprobar otras visiones. Desde esta postura, la teoria no es sino una forma particular de ordenar el pen- samiento para entender la realidad que nos rodea, que permite enfrentar los periodos de crisis y de reorganizacidn del pensamiento, en donde los paradigmas se rompen y las teorias se confrontan y se quiebran. Gonzélez Casanova lo expli- ca de la manera siguiente: “Deca Ignacio Silone (1965) que cuando la teoria se quiebra podemos recurrir a nuestro sentido moral “para que guie el conocimien- to”. También podemos recordar nuestra informacién y usar nuestra légica y buen sentido para pensar y proponer” (Gonzalez Casanova, 2000, 11). Reflexionar, entonces, es generar la habilidad para pensar, sugerir y, sobre todo, transformar. Si logro al menos interesar a los lectores Para empezar a pensar y reflexionar, sugerir y desear la transformacion, daré por satisfecho mi cometido. Bajo el contexto anterior y los supuestos marcados en su desarrollo, se pre- tende analizar en los prdéximos capitulos las tendencias actuales de algunas de las posturas mas comunes en relacién con el andlisis regional-territorial. Su desarrollo INTRODUCCION 13 esta diferenciado en dos momentos. En el primero se analiza el contexto en el cual se enmarca la discusién, empezando en el capitulo 1 con la forma como la moder- nidad capitalista integro el tema de las regiones en su concepto de progreso y de cambio. En el capitulo 2 se estudia el paradigma de la posmodernidad y como en su oposicion con la modernidad da importancia al espacio frente al tiempo, asi como la especificidad que tiene este debate en el contexto territorial de América Latina. Se concluye este primer momento con una reflexién, en el capitulo 3, sobre la version actual de la modernizaci6én, es decir la globalizacicn, y el impacto que tiene como paradigma de desarrolio contemporaneo, en el tema que nos ocupa y en el encubrimiento del modelo neoliberal que lo fundamenta. En un segundo momento, se analizan posturas concretas sobre el tema, iniciando, en el capitulo 4, con una reflexién sobre el retorno de la importancia de los modelos espaciales neoclasicos a partir de los aportes de Krugman, uno de los economistas mas destacados del pensamiento econédmico estadounidense, basandose en ia critica que hace a los pensamientos neoclasicos de principios del siglo xx: Losch y Christaller, entre otros. En el capitulo 5 se revisa la forma como el regulacionismo francés analiza el problema territorial, en un debate amplio y claro que se ubica entre una nueva concepcidn del territorio en redes o la waelta a la regidn a partir del concepto de distrito industrial de Marshall. En el capitu- lo 6 se analiza la nueva dimensioén del espacio y del tiempo social a partir de los aportes de la sociologia contemporanea incluyendo el estructurismo de GISGEDE, para pasar a las discusiones que los gedégrafos, antropdlogos y enlniaiss Gian sosteniendo en relaci6n con el andlisis territorial y la forma de construccién del mismo en el capitulo 7. Por ultimo, se evalia, en el capitulo 8, el problema del dua- lismo entre naturaleza-sociedad, que pasa de la discusién sobre el ambientalismo y el determinismo del siglo pasado hacia la sustentabilidad, como paradigma que orienta la forma de desarrollo dominante en la actualidad. El libro esta escrito por capitulos y no en secuencia. Esto quiere decir que el orden puede ser alterado en su lectura, sin que con ello medie una incomprensioén del texto. La hipétesis sustentada es que, en la mayoria de los casos, los problemas fcr cos y metodoldgicos se estan resolviendo a partir del regreso de supuestos tedricos de las teorias del siglo x1x y principios del xx actualizados a las condiciones tecno- ldgicas y de desarrollo contempordaneas, mismos que se resumen en cuatro deba- tes tedrico metodoldgicos que consideramos como parte intrinseca de la reflexion sobre la regidn y que se analizan en el capitulo 1. Sin embargo, esta es una genera- lidad que tiene que ser mediada, en virtud de que hay aportes que giran hacia nuevas tendencias, orientaciones y formas de abordar dichos problemas, que sin duda guiardn una buen parte de las contribuciones que este libro pretende siste- miatizar. 14 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ Mi agradecimiento fundamental es para la Universidad Auténoma Metro- politana, en particular la Unidad Xochimilco, que por su estructura de funciona- miento ha permitido que mi interés por temas como cl que presento tengan cabida en el marco del Departamento de Teoria y Analisis de la Divisién de Cien- clas y Artes para el Disefio. Un reconocimiento amplio para mis colegas, con quie- nes he compartido mis posturas, a veces contrarias, en diferentes encuentros a lo largo de nuestro caminar por la academia y la investigacion. Su presendia y su diferencia, es un estimulo para la reflexi6n y el crecimiento. N A los alumnos de la carrera de Planeacién ‘Territorial y del 4rea de Sociedad y Territorio de la divisién de Ciencias Sociales, asf como a los alumnos del 4rea de Sociedad y Territorio del doctorado en Ciencias Sociales y las alumnas del drea de Investigaci6n y Gestion Territorial del posgrado en Disefio, con quienes he com- partido inquietudes, ansiedades, intereses, encuentros y desencuentros, les retri- buyo con estas lineas mi reconocimiento por todo lo que me impulsaron a aprender a partir de mi relacién de docencia con ellos, A mis alumnos, en especial, dedico este trabajo. Modernidad, globalizacion, desarrollo y regién: 4494 ays < 2 Lo \ coe Z una reestructuracion importante en la forma como el pensamiento que analiza Objetivo Llegar a ser | e vo* Ser aqui y ahora ‘ . aft ia sociedad presente y las transformaciones hacia el futuro se organizan. Tendencia_ Homogencidad ¢ Diferencia En un primer moment fundamentados precisamente en ese rompi- Eeripeorbarielat Tiempo 7 Espacio . P . SneOheS P P interés Social, general Individuo, particular . muento de los paradigmas, al concepto de modernidad se opuso el de la posmo- Método Histéries Decenstruccién l i, dernidad, en tanto concepcién que enfatizaba los cambios en los que se basa- Prioridad Contexto os na eelatos Texto ay C3 le Continuo sitrndo >| “ory ‘. “+ Z : ba una nueva forma de organizacién del mundo, después de la modernidad Puente: Elaboracién propia, a partir de la ruptura de los paradigmas. Fildsofos como Nietzsche, Heidegger, Derrida, Rorty y Lyotard celebraron el surgimiento de una nueva filosoffa pos- moderna que impacts y transform6 las teorfas sociales y politicas del momento (Best y Kellner, 1991: 1-2). El posmodernismo no se erige como una teorfa unificada, ni como una postu- ra coherente ante su oposicién a la modernidad. Por el contrario, se presenta como un conjunto de posturas y teorfas diversas (1991), en donde, segiin Arriardn (1997), se enfrentan dos posturas: 1. Aquellos pensadores que adoptan un sentido pesimista de la modernidad en donde ésta no fue y se acabd, con el “fin de la historia” y que llevan a plantear 2B hy Esta idea de modernizacién pasa en el momento contempordneo por la ©" insistente necesidad de caracterizarla a partir de la globalizacién. Algunos auto- ‘ res consideran que éste no es un proceso novedoso, sino que se constituye como la tendencia que adopta el capitalismo en su desarrollo contempordneo (Harvey, 1995: 2), o bien, como la onda actual que adopta el sistema mundial (Wallerstein, 1994: 16). Independientemente de cémo se defina a la globalizacién, ésta se empieza a ver como una consecuencia de la modernidad que sugiere una homogeneizacion 22 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ general de las instituciones y de las experiencias basicas en un proceso histérico temporal, al mismo tiempo que reconoce una intrinseca y trascendente hetero- geneidad en relacién con los procesos (Robertson, 1995: “Oe . A pesar de que existen multiples posturas respecto a la globalizaci6n contem- pordnea (véase capitulo 3), implicita o explicitamente conlleva un matiz moder- nizador, en la medida en que, al interior de las diversas concepciones, existe una necesidad de entender, analizar o transformar el presente, que implica pensar y aceptar la posibilidad de que la sociedad, el mundo y las regiones que lo com- ponen, pueden y podrian ser diferentes en el futuro. De hecho, hay una necesi- dad de concebir y de pensar hoy el presente para construirlo, segun Massey, a partir de identificar dos formas de globalizacion: 1. La que se basa en las concepciones neoliberales de los hiperglobalistas y los politicos que tiene una concepcidn no espacializada. 2. La que intenta crear un nuevo proceso basado en el supuesto de que solo a través de una integracién nacional y regional se puede hacer, en las condiciones actuales, una sociedad mds equitativa, construida a partir de una territorializaci6n de los proyectos, y a la que podrian inscribirse dife- rentes posturas (Massey, 1999; Brah, 1999; Harvey, 1993; Gibson-Graham, 1996). La modernizacién no es un concepto ni un proceso facil de asir o de expli- car, tiene muchisimas acepciones, connotaciones y momentos, que no son el objetivo de nuestra presentacién. Sin embargo, y tratando de responder a la pregunta con la que iniciamos de ¢por qué empezar con la modernidad?, responderemos que es el contexto que nos sirve como marco de referencia para explicar el movimiento histdérico del capitalismo en los ultimos dos siglos, mismo que nos es necesario para intentar responder a la pregunta de écudndo y para qué aparece la categoria de desarrollo en la promesa moderni- zadora del mundo? Modernidad y desarrollo En el siglo xrx, con la implantacién de la industrializacidn, sobre todo en Ingla- terra, se originé un proceso de transformacién importante de los estados nacio- nales en formacién. Los nuevos descubrimientos y la colonizacién de Africa, la independencia de América, m4s que producir un proceso de emancipacidn y de progreso del globo, fomenté un capitalismo fuertemente influenciado por la dependencia, que propicié la sumisi6n de muchos pueblos, por aquellos que se constituyeron en los poderosos, y por la pobreza que desde sus inicios origindé MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 23 en los primeros. Hubo sin duda un crecimiento econémico, pero se acompanid de diferenciacién social y diversidad entre sociedades y paises. El desorden que genero el crecimiento y mejoramiento capitalistas fue una de las improntas que marcaron a la sociedad y al territorio; por lo tanto, el pro- greso y el orden tenian que ser reconciliados a través de los elementos raciona- les que el momento imponia. Es asf que el proceso modernizante tuvo dos for- mas de reencontrarse: la primera, con una orientacién conservadora, se ubicé en una reorganizacién del capitalismo industrializante, que se expandio al mundo no industrializado como la unica via para alcanzar el desarrollo y el progreso. La segunda, fue una alternativa de desarrollo progresista del llamado “socialismo real”; ésta influencid las transiciones de la URSS y de China y deriv6é en burocra- cias totalitarias; centraremos nuestra atencidn en el primer caso, ya que es el que contextualiza nuestra propia realidad, y dada su particularidad, dejaremos los ltimos para profundizar posteriormente. De acuerdo con la tradicién positivista de Comte, que influenciaba las dis- cusiones en Inglaterra desde finales del siglo xrx, la categoria de “desarrollo” fue el medio por el cual el progreso seria subsumido al orden. Cowen y Shenton lo resumen de la manera siguiente: El progreso se tenia que hacer compatibles con orden. Los dos podfan ser recon- ciliados a través del entendimiento y aplicacién de la ciencia de la historia o de la “sociologia” que incorporaba las leyes de la “evolucién social” quienes, por su parte, tienen dos aspectos: el desarrollo, que trae después el mejoramiento. (Lenzer, 1983: 234. Citado por Cowen y Shenton, 1995: 34. Cursivas en el original.) Dichos autores consideran que la categoria “desarrollo” es “el concepto central de organizacién de nuestro tiempo” (1995: 27), mismo que remite a un sinnumero de concepciones, argumentando que existen textos que cuentan con mas de 700 definiciones, el texto antes mencionado nos proporciona la de Staudt: El desarrollo esta construido como un proceso para ampliar las preferencias de la gente; de aumentar la participacidén en procesos democraticos y de su habilidad para tener una palabra en las decisiones que modelan sus vidas; de proveer a los seres humanos con la oportunidad de desarrollar sus mds altos potenciales y de permitir a los pobres, las mujeres y a los campesinos libres e independientes orga- nizarse por ellos mismos, para trabajar juntos. Simultdneamente, éste es definido como los medios para lograr los objetivos de desarrollo de una nacién, y de pro- mover crecimiento econémico, igualdad y autoconfianza nacionales (Staudt, 1991: 28-29). 24 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ De esta definicién de la categoria de desarrollo, resaltan cinco aspectos impor- tantes que la vinculan con la reflexién con la modernidad, y sirven de base para explicar su conexion con la del territorio y las regiones: 1. La categoria de “desarrollo” materializa en la sociedad y en el territorio la posibilidad de alcanzar el metarrelato universal de igualdad, y por lo tanto de homo- geneidad, que promueve la promesa modernizadora del capitalismo, Es a través de él que ésta nos alcanzaria en el tiempo y en el espacio, y es utilizada para sefialar tanto las expectativas de cambio de los individuos como de las naciones. 2. La fuerte connotacién economicista que tiene implicita en su definicién promueve que el “desarrollo” se traduzca necesariamente en un crecimiento eco- némico; este aspecto se manifiesta en las diferentes formas en que se ha usado para implementar proyectos diversos. En ese sentido puede referir a empleo y dis- tribucidn del ingreso; distribucién y crecimiento de la renta generada; ingreso per capita; inversiones extranjeras en zonas deprimidas; incremento de la productivi- dad; equilibrio econdémico; nivel de consumo y a los que habria que agregar aspec- tos politicos, por ejemplo, el ejercicio de planificacién como actividad de la admi- nistracién publica, 0, en su caso, a cuestiones sociales como el aumento de la poblacién; la busqueda del incremento de su calidad de vida; o la nutricidn, como instrumentos para alcanzar el desarrollo esperado, 3. La percepcisn técnica del proceso como medio para alcanzar su implanta- cidn. Desde esta perspectiva, la concepcién del “desarrollo” tiene fuertes implicacio- nes tecnoldgicas y del saber hacer que tendrian que adquirir las poblaciones tendientes a alcanzarlo; por lo tanto, remite no sdlo a inversiones que la fomenten, sino a cuestiones de educacién y adiestramiento de la poblacién involucrada para utilizarla. Agregariamos que el supuesto tecnoldgico traspasa en todo momento el concepto y la puesta en marcha del proceso de “desarrollo” de un territorio dado, sin que a la fecha se haya definido cémo ni cudndo lo hace. 4. La distincién de objetivo y de practica concretas para alcanzar el “desarrollo” estaria definida por el fin tiltimo de ampliar las preferencias de la sociedad mediante el consumo (Cowen y Shenton, 1995: 28), y de incrementar la productividad que permita ofertarlas. En ese sentido, las preferencias son una precondicién para cl desarrollo, al mismo tiempo que su propio resultado (1995: 28). 5. La planeacién de la economia tiene una implicacidn directa con los recursos naturales que sustentan las naciones 0 las regiones, y con la organizacién que pueda hacerse de las actividades que a su interior se encuentran. El soporte natural del territorio es, como el tecnologico, el otro elemento que traspasa el concepto y cl lugar del “desarrollo” y, por lo tanto, del progreso en un territorio determinado. EI supuesto de que el “desarrollo” tiende a una ampliacion de preferencias tiene una raiz directa con la vision capitalista de la modernidad que nos lleva a MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 25 preguntar si en estas condiciones: ¢la modernidad buscada en paises que no la han alcanzado todavia, estaria apoyada en el aumento de la adquisicién de bienes y servicios (léase mercancias), basada en las premisas del incremento producti- vista de beneficio para todos; o bien, en la de una mejor calidad de vida para los individuos y la sociedad aunque no se centre, como premisa fundamental, en un incremento en el consumo de bienes y servicios? {Es que todos los paises tene- mos que alcanzar el mismo “desarrollo” y bajo las mismas premisas de industriali- zacion-consumo? Los cinco aspectos resultantes de la definicién, en el contexto de las pregun- tas anteriores, tienen connotaciones importantes en la realidad de paises latinoame- ricanos como México, en donde el hecho de no haber alcanzado todavia la mo- dernidad (léase el “desarrollo”) deseada se plantea como uno de los grandes problemas por resolver, y seguimos afioréndola como un objetivo por alcanzar. Surgen entonces las preguntas siguientes: ées factible en los tiempos actuales seguir buscando la modernidad?; si es asi, équé tipo de modernidad -o es sélo moderni- zacion—, queremos? Estas preguntas nos remiten a una segunda discusién sobre el tema que se vincula con el origen de la categoria “desarrollo”. El origen de su uso esta también en disputa entre los ingleses, quienes argu- mentan que es eurocentrista y nacida en Inglaterra en el siglo xIx, como parte de una doctrina de administracién de las colonias (trustees), o los estadounidenses, que la remiten a la politica de Truman, de la posguerra, cuando este presidente llamo a un “audaz programa nuevo” de mejoramiento, crecimiento y desarrollo de las areas subdesarrolladas (1995: 29). Quien quiera que tenga la razén, ambas posiciones son importantes, pues aceptan que su génesis esté en los paises desarro- llados y del norte, que tienen intereses particulares relacionados con la transfor- macion de las regiones y los paises del sur como México. Nt para finales del siglo xx, ni después de la posguerra, el problema de las desigualdades regionales y nacionales, generadas por la modernidad capitalista O por el inicio de la socialista, se habian resuelto, hecho diferencialmente acen- tuado en paises del sur, En este contexto, se puede afirmar que la modernidad, como gran promesa universal de transformacidén, la modernizacién econdémica de la industrializacién del siglo pasado, y el desarrollo entendido como orden del Progreso, tienen significados y realidades diferenciadas, dependiendo del mo- Mento en que se instauran en un territorio dado, del tipo de pais o regidn que lo adopta y de las sociedades que los componen en su interior. Asimismo, podemos afirmar que, dependiendo de la escala en que se ubique, la modernidad tiene contextos diferentes que es preciso tomar en cuenta, ya que no es lo mismo hablar del desarrollo diferencial entre naciones que del que se presenta entre regiones, Sin embargo, pareceria que ésta se impuso bajo los mismos cti- 26 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ terios de industrializacion y progreso cientifico en los paises surefios, copiando los criterios y parametros de los nortefios. Al respecto, se puede afirmar que la modernidad tiene una forma‘concreta de adoptarse en el espacio y en el tiempo que no es igual para todos los paises, naciones 0 regiones; por lo tanto, se sostiene en un referente territorial impor- tante que es preciso tomar en cuenta en su introduccién, y que tiene tres mane- ras de manifestarse especificamente: 1. Existen modos variados de transicién a la modernidad que dependen del tiempo y la forma de adopcién de las diferentes estructuras capitalistas (Arriardn, 1997: 153), y del caracter temprano o tardfo de su establecimiento también di- ferencial (léase transformacién industrial), en espacios particulares. 2. Existen diferentes escalas o niveles territoriales en que se organizan el “de- sarrollo” y la modernidad, que han sido estudiados como espacios independien- tes de andlisis, pero que pueden, y en ocasiones deben, interrelacionarse y vincularse para conocer la dindmica propia de los procesos propios de regiones 0 espacios especificos (Ramirez, 1995: 19-22). 3. Existen diversos modelos de “desarrollo” con concepciones especificas de la naturaleza y de su vinculacién con Ia sociedad que remiten a un concepto de espacio que los respaldan (Tammames, 1985) y que recurren a formas tecnoldégicas concretas para implantarse en territorios determinados. Lo que también es cierto es que la reestructuraci6n del capitalismo o del socia- lismo modernizante tiene un punto culminante en su evolucidén en la posguerra, momento que permite hacer un alto para contemplar cémo el progreso (entendido como evolucion de la civilizacién) de la modernizacidén se iba dando. Se vis- lumbraron asi nuevos espacios que fueron adoptados para instaurar en ellos los modelos de desarrollo que la modernizaci6n demandaba, para cumplir sus pro- mesas de igualdad y homogeneizacidén, sobre todo, en algunos paises 0 regiones llamiadas subdesarrolladas, localizadas en algunos centros de los paises surefios. Es preciso mencionar que en ellos no se dio una discusién de lo que se enten- dia por modernidad, ni si la querfan o no. Esta llegd con la concepcidn de los paises hegemanicos, es decir, es occidental, y se vistumbré desde nuestros entor- nos como una alternativa para salir del atraso con la promesa “de llegar a ser desarrollados” como ellos. Al respecto, Wallerstein comenta: La tesis fundamental era la de que existe un camino modernizante comuin para todas las naciones-pueblos-dreas (es decir que son todos lo mismo), mismas que se encuentran en etapas diferentes de ese camino (por lo tanto no son del todo iguales). En términos de politica ptiblica eso se tradujo en una preo- cupacién a escala mundial por el “desarrollo”, término definido como el proceso MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 27 or el cual un pais avanza por el camino universal de la modernizacién (Wallers- tein, 1996: 44). La segunda mitad del siglo xx, utilizando el mismo potencial cientifico y técnico que la evoluci6n modernizante del mundo, se vislumbro una posibilidad de cumplir con la promesa de igualdad del individuo; por lo tanto, se convirtié a las regiones en entidades homogéneas a su interior, pero diferenciadas de las otras regiones, bien sea mas atrasadas o ya desarrolladas, como las unidades territoriales ideales para organizar ¢ implementar los proyectos sociales comunes en que los gobiernos justificaban sus compromisos politicos de “desarrollo”. _ A partir de la necesidad de organizar y pensar la industrializacidn capitalista, la teoria econémica y geografica dio explicaciones que permitieron impulsar la modernizacion industrial, sostén del capitalismo. Para ello, desde finales del siglo XIX, surgieron herramientas conceptuales para entenderlas ¢ implantarlas. La teoria de los circulos concéntricos de V6n Thiinen corresponde a esta €po- ca; la del lugar central de Lésch y Christaller se desarrollé en los anos treinta del siglo xx; la teorfa de Weber en la misma €poca; los polos de desarroilo en Francia corresponde a la década de los cincuenta, al igual que la de Myrdal, sobre la causacién circular que se fundamenta en la teorfa econémica neoclasica y la keyne- siana que promueve al Estado interventor. Por otro lado, y como resultado de las desigualdades que siguieron per- sistiendo entre naciones y regiones, las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX se Caracterizaron por una critica al “desarrollo” capitalista desde las posicio- nes académicas de izquierda, especialmente en los paises del sur. Surge asi la teoria del subdesarrollo en Baran y Sweesy (1996) y Frank (1967); la del desarrollo desigual (Amin, 1967), y la de la articulaci6n de modos de produc- cidn (Taylor, 1979), entre otras, como alternativas para analizar la modernizacién en el subdesarrollo, incidiendo notablemente en la discusién sobre el desarrollo desigual y las diferencias en el territorio. Surge aqui la inquietud de responder a la interrogante de écémo, para qué y cuando surge la necesidad de relacionar el desarrollo con el andlisis de las regiones?, en otras palabras, écémo vincular las categorias de desarrollo y region si la primera tiene connotaciones de preferencia econdmica y la segunda remite al campo de los estudios territoriales? Por ultimo, qué implicaciones tiene esta relacién desde el punto de vista de la organizacion y transformacién del territorio? Desarrollo y regién El origen del andlisis de las regiones surge de la geografia, ciencia anergees del estudio de la tierra, en el siglo xvi, cuando el mundo esta redefiniendo ¢ 28 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ campo del conocimiento, como resultado de la revolucidn clentifica y tecnol6- gica que sustenté la industrial; estos hechos convulsionaron la forma cofno la sociedad se acercaba a la comprensién de su manera de hacer ciencia y a la for- ma como fue clasificada su vinculacién con el conocimiento. transformaban y particularizaban las regiones donde se implantaban de los pro- Los intereses de la geografia eran esencialmente los de una Ciencia social, pero se resistia a la categorizacion: intentaba acercarse a las ciencias naturales gracias a su interés por la geografia fisica y las humanidades dentro de su Preocupacién por lo que se llamaba geografia humana (haciendo un trabajo en algunos sentidos similar al de los antropdlogos, aunque con énfasis en la influencia del ambiente) (Wallerstein, 1996: 29). La importancia politica de la Scografia no podia dejarse de lado; a partir de conocer y registrar los nuevos hallazgos territoriales, Primero en América en los siglos XVI y XVII y Posteriormente en los siglos XVII y XIX, con la colonizacién de Aftica. Esta relativa importancia hace que no se desintegre y desaparezca en la antropologia, la economia o la sociologia, sino que busque mantenerse auté- to al estudio del espacio geografico, es decir la superficie terrestre, es una re- accion contra el naturalismo y el positivismo imperantes en el discurso de esta ciencia en el siglo x1x, que surge como una necesidad de responder cientifica- mente a la comprensién de una realidad que se presentaba como compleja y diferenciada entre dos sistemas de ciencias: las de la naturaleza y las humanas o del espiritu (Capel, 1981: 314), ambas con métodos y con conceptos especifi- COS que no podian ser negadas. MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 29 De esta manera, la geografia como ciencia humanistica antigua tuvo que redefinir su campo de conocimiento, que se habia dedicado a comprender el mun- do en general. Asi, a través del pensamiento de Ratzel, tuvo que escoger entre la amenaza de desaparicién que tenia al fusionarse con la historia, la antropologia, la ciencia politica, y la ciencia natural, o bien, buscar una via de supervivencia a través de la posibilidad sintética que presentaba la alternativa regional. Esta aparente dualidad entre ciencia natural y ciencia social inicia, desde entonces, la discusidn de lo que ahora conocemos como la vinculacién de la natu- raleza con la sociedad, que tiene dos posturas. Primero, la conservadora, que limita la posibilidad regional a una situacién sintética en la medida en que la naturaleza “determina” lo social; esta representada por el determinismo Ratzeliano que influy6 en la definici6n de las concepciones nazistas y de la primacia eurocentrista (Claval, 1974: 47-61). Segundo, la vanguardista que se conoce como el posibilismo que preconizaba una amplia gama de posibilidades y alternativas para vincular la natu- raleza con lo social, dando primacia al andlisis del paisaje como unidad regional y que se expandio a partir de la geografia francesa de Vidal de la Blache (1974: 63-76). Con la influencia del positivismo, la geografia humana se adecud a la filoso- fia y la metodologia de las ciencias fisicas 0 naturales, muismas que pudieron ser validamente empleadas en la comprensién de fenémenos sociales y econdmicos (Johnston, 1983: 13). La concepcién positivista de la ciencia tiene cuatro elementos centrales: teorias, leyes, modelos ¢ hip6tesis (Claval, 1974: 30), los cuales fueron aplicados para resolver la inquietud de équé estd, dénde?, lo que podria desagregarse en dos preguntas relacionadas entre s{: équé fendmenos complejos caracterizan un lugar determinado?, y équé patrén de distribucién caracteriza a un fendmeno par- ticular? (1974: 31). El resultado fue la generacién de modelos que anEeHEa An resolver estos cuestionamientos a través del apoyo matematico y geométrico para representarlos. . Pero en ese aparente dualismo, que se presentaba entre lo fisico ylo humano (Capel, 1981: 336), se materializaba una amenaza real para la continuidad de una Ciencia generalizante que encontré su camino de supervivencia nuevamente en la busqueda de la unidad que planteaba la geografia regional (1981: 318), en tanto que ciencia corolégica (es decir ciencia de la tierra) trabajada por Hettner (Claval, 1981: 320) particularizada mediante tres caracteristicas fundamentales: 1. La descripcidn de las caracteristicas de la zona homogénea. 2. La busqueda de rasgos comunes a su interior. / slvaem 3. La comparacién entre la homogeneidad de una regién que la diferenciaba la de las otras. 30 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ Surge entonces, en pleno periodo de la modernidad capitalista de finales del siglo xIx, el estudio de regiones para comprender una realidad que se matefiali- zaba como desigual en lo espacial, referente a otras, pero con caracteristicas de homogeneidad en su interior, como un elemento de sintesis de sus elementos cons- titutivos. La homogeneidad, en ese sentido, era entendida como uniformidad de los rasgos que caracterizaban a un territorio especifico y lo particularizaban y diferenciaban de otro. Claval, interpretando a Hettner lo explica de la mane- ra siguiente: Si se examinan comparativamente las diversas ciencias, se descubre que si bien el cardcter unitario de muchas de ellas queda determinado por los materiales estu- diados, no es en cambio una realidad en todas; la unidad reside en ciertos casos en el método de estudio. La geografia pertenece a este Ultimo grupo. Lo mismo que la historia y la geologia histérica estudian el desarrollo del hombre y de la naturaleza a través de los tiempos, también la geografia parte de la considera- cién de la diversidad territorial (Claval, 1974: 112). Su objeto de estudio es la descripcidn del paisaje: “cada region se traduce en un paisaje y éste es reflejo de la diferenciacién espacial” (Capel, 1981: 245), mas que los procesos de cambio y transformacidn del espacio que los promueven. Por lo tanto, su método se basa en la observacién directa y también en el objeto final que es, en esencia, la descripci6n explicativa y la clasificacidn de los varios aspec- tos de la superficie terrestre (1981: 246). Para algunos autores franceses, como Brunhes y Sorre, y alemanes como Passarge, ¢l paisaje se constituye en el objeto de la geografia regional en tanto que forma asociada con la regién y como reflejo de la diferenciacién en el espacio (Capel, 1981: 257). Este, de acuerdo con Sorre, podia estudiarse considerando tres tramas diferentes: la apropiacién, la organizacion y la utilizacién del suelo, y a través de ellos, desde tres aspectos: el morfoldgico (andlisis de forma), el estratigratico (andlisis de fases cronoldgicas) y el dind4mico., Es pertinente afirmar que estos aspectos se manifiestan todavia hoy como tendencias que orientan el estu- dio del territorio o las regiones: andlisis de formas, momentos 0 dindmicas y el de procesos. De esta manera, el analisis de las regiones nace como una categoria referen- te a una realidad que manifestaba visos de diversidad, que no estaban contem- plados en los objetivos y las tendencias de generalizacién de grandes relatos de homogeneizacién que la ciencia imperante buscaba. El estudio de las regiones surge con la contradiccién de querer encontrar formas de entender el territorio a partir de su homogeneizacién, pero que pueden manifestarse gracias a las MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 31 diferencias que surgian, o a los soportes naturales (medio natural) que susten- taban los procesos sociales, o de los resultados de las interacciones entre ambos que referian a desigualdades regionales que se evidenciaban conforme la moder- nizacion y la industrializacién intensificaban su accion en el espacio. | Para Claval, la geografia puede ser considerada como una ciencia de la dife- renciacidn regional de la superficie terrestre, que puede remitir a una discusion interminable entre si la geografia es un enfoque o se trata de una ciencia. Unidad y diversidad fueron estudiados y conciliados con los puntos de vista de Hettner y Hartshorne (Claval, 1974: 112), en un momento en donde la diferencia Hevaba a una tendencia de busqueda por la unidad. Desde su punto de vista, estos elemen- tos convierten a la geografia en una ciencia-método. De las discusiones de esta época, rescatamos cuatro debates tedrico-metodo- ldgicos del pensamiento geografico, que en otros contextos y particutariciades concretas siguen presentes, orientando las reflexiones contempordneas sobre los problemas territoriales: 1. La forma como se integran en un espacio homogéneo elementos hetero- géneos que se combinan en la unicidad de un espacio, discusion que viene de la influencia kantiana y que, descriptivamente, la geografia regional sintetiza en la regiones (Capel, 1981: 319). En la actualidad, esta discusion se liga con la inquietud sobre como se genera una unidad territorial de andlisis (o region) que permita integrar los elementos homogénos/diversos que en ella se localizan. 2. La vinculacién entre la geografia regional y la general que plantearon . Hettner, Vidal de la Blache y Sorré, problematica que referia a las condicionantes de ubicacién de lo local en relacidn con lo general en la ciencia geografica (Capel, 1981: 322). Ahora expone la forma de cémo vincular el andlisis local enmarcado en un proceso de desarrollo y vinculacién global, ejemplificado en el proceso dé globalizacion. Aqui se incluye una vez mas la definicién de la unidad basica de ana- lisis del estudio regional, que a la fecha sigue estando en la discusion, y que remite a si son los continentes (ahora regiones mundiales globalizadas), los paises o na- ciones, o la divisidn regional (1981: 324), y en la actualidad la local. En un segundo momento, esta discusién lleva al problema del limite o la demarcacion, tan importante en Ja practica de regionalizacion, asi como el de la dimension de las nuevas fronteras que las movilizaciones y articulaciones de poblacion generan. 3. La forma metodolégica de agrupar y posteriormente de articular unida- des territoriales (regionales) jerarquizadas de distinto orden con otras ubicadas en “lugares” que preocuparon a Passarge y a algunos gedgrafos alemanes (1981: 348), y que en la actualidad algunos investigadores hemos llamado escalas on el anali- Sis territorial (Ramirez, 1995: 19-22); Smith (1996: 75-91), geometrias (Mas- sey, 1993, 1999); posiciones jerarquizadas (Anthyas, 1998: 511-514) 0 espacio multiestratificado (Yuval-Davis, 1999). 32 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ 4. La discusién determinismo-posibilismo de finales del siglo XIX y principios de] Xx resurge ante la inminente degradacién ambiental y agotamiento de los ftecur- sos naturales que la modernidad genero, en el debate naturalismo-ecologismo oO ambientalismo, en donde, una vez més, el soporte fisico de la transformacién de la naturaleza por la sociedad tiene manifestaciones territoriales que son motivo del estudio de regionalistas gedgrafos, socidlogos, economistas o ecdlogos. La forma como se resolvieron estos problemas metodolégicos fundamen- tales en el andlisis regional en un momento critico de fragmentacién y reestructu- racion de la ciencia marcé claramente la orientacién del analisis del espacio en la geografia. De esta manera, esta ciencia se convirtié en una pariente pobre de la historia, por lo que, aunado a la importancia que ésta tuvo, tanto por el énfasis que le dio el marxismo como por las tendencias de la €poca, se presenté en realidad un relativo descuido del tratamiento del espacio, por ende de la geografia, sobre el tempo y la historia. Aunado a lo anterior, el progreso y el cambio social tan busca- dos en la época dieron mayor relevancia a la dimensién temporal, dejando a la espacial en un limbo incierto. Al respecto, Wallerstein, opina que: Si los procesos eran universales y deterministas, el espacio era teéricamente irrele- vante. Si los procesos eran casi tinicos e irrepetibles, el espacio pasaba a ser un mero elemento (y un elemento menor) de la especificidad. En la primera vision el espacio era visto como una mera plataforma —en la que se desarrollan los aconte- cimientos u operaban los procesos— esencialmente inerte, algo que estaba ahi y nada mds. En la segunda, el espacio pasaba a ser un contexto que influfa en los acontecimientos (en la historia ideografica, en las relaciones internacionales realistas, en los “efectos de vecindad”, ¢ incluso en los procesos de aglomera- cion marshallianos y externalidades). Pero esos efectos contextuales eran vistos en su mayoria como meras influencias —residuos que era preciso tener en cuenta para lograr mejores resultados empiricos—, pero no eran centrales para el andli- sis (Wallerstein, 1996: 29-30) Pero, ‘qué tiene que ver la evolucién de la geografia con la discusién inicial sobre la modernidad y el desarrollo? El debate sobre el progreso y la modernidad que la época traia aparejada se dio primero en el marco de las unidades territo- riales nacionales que conformaban el mapa del mundo de la época, asumiendo que, en su homogeneidad, éstas lograrian alcanzar uniformemente los objetivos de libertad y transformacidn sin necesidad de presentar diferencias sociales y territo- tiales en su interior. En ese sentido, Wallerstein sostiene que: --antes de 1945 la geografia fue la unica disciplina que intenté de manera consciente ser realmente mundial en su practica, en términos de su objeto de MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 33 estudio. Esa fue su virtud y posiblemente su desgracia. A medida que, a fines del siglo XIX, el estudio de la realidad social se fue compartimentando cada Vez mas en disciplinas separadas, con una vision clara del trabajo, la geografia empez0 a parecer anacrénica en su tendencia generalista, sintetizadora y no analitica (1996: 29). Es por ello que el desarrollo regional define claramente una onentacion especifica de los estudios regionales sdlo a partir del siglo XX, como res Na ° c las desigualdades generadas por la industrializacion y el capitalismo implantados desde el siglo x1x, y requiere de una unidad territorial qué pect. oriéfitar el “desarrollo” que favoreceria la homogeneidad que la modernidad pretendia esta- blecer, a partir del reconocimiento de aquellos espacios no insertos en el proce- so tendencial de vinculacidén con la modernidad. En ese momento, la categoria regidn —que se origindéd como alternativa a la corriente positivista y universalista de finales del siglo xx y que no se pertilaba dentro del discurso hegemonico de la época, al igual que a nivel economico la catego- ria desarrollo— se convirtid en el bastién espacial fundamental para implantar la promesa del metarrelato de igualdad y de homogeneidad que sustentaba. Se cons- tituye asi en la unidad territorial basica para impulsar los objetivos y las acciones que el desarrollo se habia propuesto, a partir de la planeacién, con el fin de terminar con las desigualdades regionales, ya no sdlo desde la geografia (que las reconocia de antemano) sino por ciencias, como la economia, que pretenden elimi- narlas. Los objetivos plasmados por las teorias del lugar central y de los polos de desarrollo son muestra fehaciente de esta aseveracion. . A pesar de la modernidad de la segunda muitad del siglo xx, se pusieron en marcha programas de desarrollo, primero para reestructurar la destruccion que caus6 la Segunda Guerra Mundial en Europa en los afios cuarenta, y postenonmen- te en los paises subdesarrollados; las desigualdades y la brecha cada vez mis amplia entre las naciones y sus regiones fue un hecho contundente para los ans . sesenta y setenta. Asi surgid la necesidad de analizar las causas del subdesarro Oo desde las corrientes conservadoras y las de inspiracidn marxista que propiciaron nuevas discusiones sobre los temas de lo regional y del desarrollo. Esta discusion tuvo un impacto fuerte en los paises surefos, en la medida que se apoyaron en po- liticas de intervencion estatal con miras a impulsar la industrializacién y el cambio. Vale la pena detenernos un poco en la reflexion para esclarecer la diferencia- ci6n que hay entre regionalizacion y desarrollo regional. Como hemos argumen- tado, este ultimo concepto remite a la necesidad imperiosa de orientar sofuciones que terminen con las desigualdades en la sociedad y el territorio que el proces € modernidad capitalista propicio en las naciones del llamado Primer Mundo, y entre éstas y las del llamado mundo subdesarrollado. 34 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ La regionalizacion, procedimiento usado por urbanistas, antropdlogos y ged- grafos —-y para algunos sindnimo del proceso anterior-, es de cardcter técrtico y permite acotar los territorios que tienen caracteristicas similares, y que varian dependiendo de los criterios utilizados para demarcar (delimitar) el espacio en cuestion. Notese que la regionalizacién bien puede ser un instrumento para definir las unidades territoriales susceptibles de impulsar el “desarrollo”, pero también es un proceso de cardcter técnico, a diferencia del desarrollo regional, que tiene una connotacién mds conceptual que empirica. Desarrollo regio- nal remite al proceso mismo de necesidad de transformacién del territorio, mientras que regionalizacién es la busqueda de los espacios homogéneos que resultan diferenciados de otros que se insertaron contradictoriamente en el proceso (Ramirez, 1991: 20). Puede haber cuantas regionalizaciones se quiera dentro de un modelo de desarrollo, que dependerdn de los criterios y sectores que se pretenda cambiar o planificar. En general, existe un solo modelo de desarrollo que puede cambiar en el tiempo, pero impulsarse desde diferentes espacios; por lo tanto, se basard en regionalizaciones diversas para implantar los objetivos de sus cambios. ___ Es evidente que la categoria region surge con una contradiccién en su seno: en un momento de generalizaciones y busqueda de la integracién y vinculacién de la realidad del mundo, ésta se plantea como una forma metodoldgica para el reconocimiento de las diferencias y desigualdades territoriales naturales y socia- les que empezaron a hacerse evidentes. Su importancia en la modernidad no fue asegurada sino hasta que se introdujo como un instrumento de organizacién de la realidad del mundo, es decir a la economia, con el fin de buscar nuevamente la inte- graciOn que el proceso capitalista no logr6; en otras palabras, cuando se transformé en la unidad territorial de instauracidn del proceso de “desarrollo” econdémico, desde la posguerra. La globalizacién y la posmodernidad son ahora los paradigmas que definen el momento contempordneo. La prioridad del espacio, en este caso en la contrapo- sicion global-local, y la de las diferencias han quedado plasmadas en la agenda de los temas novedosos de los intelectuales contempordneos. Sin embargo, tal y como sé argumentard, son categorias que neutralizan los procesos, ya que ambas, al ser usadas por la izquierda y por la derecha indistintamente, promueven que el de- sarrollo de lo local en una economia global sea una nueva promesa de transforma- cién y de “desarrollo” de los territorios que no se integraron en la modernidad. En ese sentido, se constituyen como razonamientos tautoldégicos que intentan devol- ver la fe a la poblacién, prometiendo un nuevo ideal para emanciparse a partir de su particularidad y su diferencia. MODERNIDAD, GLOBALIZACION, DESARROLLO Y REGION 35 EI desarrollo local basado en la cooperacién y las “buenas intenciones”, mas que en la l6gica productiva, econémica y de competencia, es una construccién moral en donde la localidad toma a su cargo su propio destino y futuro, por lo que se constituye como una construccién mental que se adapta a la politica neo- liberal, en tanto que mito de modelo alternativo: como el anterior no funciond, la humanidad todavia tiene derecho a algo mejor (Wallerstein, 1994). Sin embargo, si, como mencionamos anteriormente, en condiciones particu- lares de espacio y tiempo, los cuatro problemas metodolégicos que sustentaron el nacimiento del andlisis regional siguen estando presentes en otros contextos y for- mas en los debates y discusiones contempordneas del andlisis territorial, nuestro objetivo es esclarecer bajo qué caracteristicas particulares éstos se desarrollan en la actualidad, tarea que nos ocupard a lo largo de los capitulos siguientes. Capitulo 2 Posmodernidad y diferencia: sus aportes al andlisis territorial Hay algo sobre la idea del posmodernismo en América Latina que nos hace pensar en la condicién de la dependencia colonial 0 neocolontal por la que los bienes se han deteriorado o envejecido en las metrdpolis, como los milagros de los gitanos en Cien anos de soledad, exportados a la periferia, donde gozan de una provechosa segunda vida. BEVERLEY Y OVIEDO, 1995: 1 LA POSMODERNIDAD se erige como una nueva etapa en la evolucion de la humani- dad ante el fracaso del progreso que la modernidad no alcanzé o parcialmente logré en algunos territorios. Como se explico anteriormente, se presenta como un conjunto complejo de posiciones y de teorias que parte de una postura filo- séfica que presupone la readecuacién de tiempo y espacio; asi, los posmodernis- tas reivindican la existencia de los otros que no aparecieron en la modernidad, en donde se incluyen los espacios otros, los procesos de los marginados o bien los actores que no se habfan considerado en su particularidad, relegando la construc- cién de su realidad en la generalidad de la homogeneidad e identidad con las regiones desarrolladas. Habia que llegar a ser como ellas. Aparece el andlisis de los espacios (dentro de ellos, las regiones) como uno de los temas que retoma nuevamente brios en la expectativa de las modas contem- pordneas. La generalidad que caracteriz6 a las posturas de las épocas anteriores se torna en un metarrelato que supedité el andlisis territorial y las desigualdades que entre los paises surgieron a los dictados de las generalidades de la modernidad, para priorizar en la actualidad la necesidad de aprehenderlas desde su particu- laridad y concrecién especificas. Mientras que los modernistas no vefan las diferencias internas o las compara- tivas entre unas regiones y otras, con la posmodernidad se readecuan las escalas de andlisis de los territorios, favoreciendo la importancia de lo micro y negando, en ocasiones, la escala macro como una parte importante de la dinamica propia que las regiones adoptan; dando énfasis a las diferencias, deconstruyendo la homo- geneidad que prevalecio en los tiempos pasados de la modernidad. La diferencia fue considerada como un elemento més de la constitucidn de la igualdad territo- 37 38 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ rial, sin que en si misma se constituya como eje de articulacidn con los contrastes que se generaron en el devenir de los procesos que las conformaban. En la actualidad, las diferencias que se originan en las regiones, tanto en lo econdémico como en lo politico, social o cultural, constituyen el objeto mismo de la investigacién regional. Cada dfa interesa més entender la particularidad de la nueva industrializacién, de la terciarizacién, del género, de las etnias o de los grupos marginados, por ser clave en la definicién de los espacios que ocupan, mas que preocuparse por la interrelacién que existe entre sus territorios y la inter- conexi6n con los procesos que caracterizan la evolucién propia de las regiones. Es el posmodernismo, el paradigma que pone en la punta de lanza el andlisis de las diferencias territoriales (Berg, 1993: 494; Cloke, Philo y Sadler, 1991: 171), como uno de los ejes centrales que intentan romper con los metarrelatos y las metateorias que el modernismo construy6 para explicar la generalidad de la homo- geneidad territorial. A pesar de que se inicia en las areas de la estética, el disefio, la psicologia y la lngiiistica, impacta también el quehacer de los investigadores y docentes interesados en entender los procesos territoriales, en la medida que es una metodologia (Bird, 1993: 223) que da prioridad al andlisis del espacio como elemento clave para la comprensién de los acontecimientos 0 de los objetos que interpreta. En un primer momento, es preciso ubicarse en la particularidad de los pro- cesos como elemento clave para generar nuevas formas de aproximarse al conoci- muiento de los territorios, que requieren ser contextualizadas dentro de las posicio- nes que ya se discuten ampliamente entre los intelectuales contempordneos. Es asi que el presente capitulo tiene como objetivo marcar algunos de los puntos cen- trales y generales que vinculan la postura posmoderna y el estudio de los espacios, para con ello iniciar una reflexién sobre sus alcances, avances y deficiencias. Intentar definir a la posmodernidad es una tarea ardua y por demas compli- cada que queda fuera de los alcances del presente capitulo. Basta decir que existen muy variadas posiciones al interior de sus seguidores, desde los que la erigen como una ruptura con lo moderno: como aquello que alega lo impresentable en lo moderno y en la presentacién misma; aquello que se niega a la consolacién de las formas bellas, al consenso de un gusto que permitiria experimentar en comin Ia nostalgia de lo imposible; aquello que se indaga por presentaciones nuevas, no para gozar de ellas sino para hacer sentir mejor que hay algo que es impresentable (Lyotard, 1991: 25); o bien quien lo define como: “una concepcién que permite la presencia y la coexistencia de rangos muy diferentes de formas subordinadas” (Jameson, 1984: 56). POSMODERNIDAD Y DIFERENCIA 39 Hay, sin embargo, quien también identifica a posmodernidad a traves de un objeto de estudio complejo en donde interactuan procesos econdémicos, socia- les, politicos y culturales en el mundo del final de siglo xx, mediante el estudio de actitudes y objetos (Cloke, Philo y Sadler, 1991: 171); 0 quienes sugieren que algunos investigadores, en especial los gedgratos, caen en un continuo de posi- ciones que poco los diferencia con la modernidad (Berg, 1993: 491). De esta manera, en el entender de algunos autores, existirian algunos posmodernismos que se acercan al modernismo (el de Harvey y el de Curry, por ejemplo), a pesar de que en algunas posiciones se contrapongan entre los antares (Berg, 1993: 491). Hay quienes lo entienden como un conjunto de metodos y de récnicas con las cuales se interpretan discursos, lenguajes, representaciones y acontecimientos (Curry, 1991: 220); para ello, centran el andlisis en el discurso y no en los obje- tos © procesos, como una manera de adentrarse en la profundizacién del quehacer de los sujetos. Es el posmodernismo el que los homogeneiza a todos en un deseo firme de cambiar la forma como se interpretan los paradigmas de una moder- nidad inconclusa que no resolvid, mediante sus expectativas de progreso, las desigualdades que entre los territorios y las sociedades atin persisten. Esta aparente indefinicién se complica atin mas si consideramos que entre sus seguidores una de las principales caracteristicas que del posmodernismo es una mezcla de diferentes paradigmas para explicar la realidad contemporanea. Harvey, utiliza algunos elementos del regulacionismo para explicar el paso del modernismo hacia el posmodernismo, definiéndolo como una fase de compre- sién espacio-temporal de! mundo que influye en transformaciones importantes de la accién social (Harvey, 1989); Soja lo ve como una forma de construir un materialismo histérico-espacial, rescatando la importancia del marxismo en la comprensi6n de los territorios (Soja, 1989: 60). . En lo que parecerfa que hay consenso es en el clamor de que la sociedad de la tecnologia desarrollada contempordnea origina procesos de cambio y trans- formacién que corresponden a una era posmoderna, por lo que nos encontra- mos ante una nueva etapa de desarrollo y una nueva formacién sociocultural que requiere, segtin estos autores, nuevos conceptos y teorias para comprenderla (Best y Kellner, 1991: 3). En su afan de crear un método y no una teoria del conocimiento que permita establecer generalidades o leyes universales, parecerfa que las teorias pueden adaptar- se a los requerimientos individuales tanto del investigador que se adentra en el conocimiento, como del objeto o acontecimiento que son objeto de aprehen- sién. Con esto se pierde al rigor légico de los planteamientos tedricos estructu- rados que las teorias marxistas y positivistas reivindican. 40 : BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ A pesar de las multiples divergencias, existen puntos de confluencia que son esenciales. Uno de ellos, y quiza el mds trascendente, es que todos coinciden en la importancia que tiene actualmente el abandono de la generalidad en el andli- sis territorial, para ubicarse en el estudio de sus diferencias, legando en ocasiones a marcarlo como objeto mismo del andlisis posmoderno, o en su caso como uno de los seis “sujetos de conversacién” del posmodernismo.? Sin embargo, consideramos que a pesar de las variantes que a su interior se presentan, se puede afirmar que en general existen en el posmodernismo tres pro- blemas fundamentales que limitan la posibilidad de entender la diferencia como consecuencia de la implementacion del capitalismo en la sociedad. En primer lugar, en este método de andlisis se cuestiona la existencia misma de elementos de continuidad que permiten entender, a través de comportamientos pasados, los procesos contempordneos que el territorio adopta; de esta manera se niega el contexto y el proceso, es decir, la historia y la forma como el territorio se redefi- ne, a través de los diferentes momentos que particularizan el eje dinamizador del mismo, en sus diferentes escalas de articulacién y acci6n (Ramirez, 1991, 1995). En segundo, al homogeneizar en el mismo casillero la modernizacién capi- talista, la socialista y la tercermundista, asi como proyectos de la izquierda que se presentan como formas alternas al modernismo capitalista imperante, se ponen en el mismo nivel diversidades histéricas que originaron formas especificas en el desarrollo de las sociedades, lo cual limita el conocimiento de las diferencias que intenta entender en tanto que objeto de estudio. En este caso queda inclui- do el discurso neoliberal que, para el posmodernismo, se equipara con un proyecto mas del modernismo (Robles, 1993). Tercero, al ubicar el énfasis en el sujeto y su cultura, sobre su accién social y colectiva del proceso productivo, se niega la importancia de la confrontacién entre grupos, sociedades o clases, misma que ha sido la parte motora de la dind- mica del capitalismo contempordneo y de la generacién de las diferencias que a su interior se originan. De multiples maneras, lo que est4 en discusidn son los modelos de desarro- Ilo que prometieron formas de crecimiento y de evolucién de la sociedad, que no erradicaron las desigualdades que generaban y que prometieron por medio de los cambios econémicos. Son las diferencias sociales, culturales y econémicas las que se intentan poner una vez mds en el debate, con el fin de ver si, a través del énfasis en su particularidad, su concrecién y su manifestaci6n discursiva y cultu- ral, pueden ser convertidas en los discursos emancipatorios (Peet, s/f) de su misma Marginacion. *Flax (1990) menciona que son seis los sujetos de conversacién del posmodernismo: 1. Ja cultura occidental contempordnea, 2. el conocimiento, 3. Ia filosofia, 4. el poder, 5. la subjetividad y el yo, y 6. la diferencia (citado por Berg, 1993: 494), POSMODERNIDAD Y DIFERENCIA 44 Lo que esta en cuestion es el uso o no de la teoria; de un rigor ldgico que supuestamente apoya al modernismo en cualquiera de sus formas y en donde hasta el marxismo puede olvidarse de sus supuestos metodoldgicos y puede mezclarse con un discurso posmoderno, proponiendo una flexibilidad tal que hace del eclecticismo la punta de lanza en la generacion del conocimiento. Iniciemos el debate. De la deconstruccién al proceso El posmodernismo, como método de aniélisis de la realidad, elimina el entasis que anteriormente predominaba en el estudio de las cosas u objetos del conoci- miento (por eliminar la tan criticada categoria de fenédmeno), para ponerlos en los discursos, los sujetos, las diferencias y los espacios en si mismos. Pone en entre- dicho tres elementos importantes en la visidn de la historia y, por lo tanto, del tiempo: “...el conocimiento de la historia es esencial para la comprensién del pre- sente; el tiempo es lineal y el espacio es fijo” (Rosenau, 1992: 62). Si bien son criticas que pudieran ser tomadas como acertadas, al crear una nue- va perspectiva de interpretacién de !a realidad emplea la deconstruccion, la inter- pretacién subjetiva y la construccidn simbolica de la realidad como instrumentos alternos para resolver las omisiones que en la modernidad se cometieron; de esta manera, se inventan las micronarrativas como forma alterna a la reconstruccién de la historia (1992: 66). Al romper con los métodos anteriores elimina la necesidad de comprender los procesos, en tanto que motores de los cambios y las reestructuraciones poli- ticas, econdmicas y sociales; ellos en si mismos, se argumenta, constituyen gene- ralidades y metarrelatos universales con los que hay que acabar. Sin embargo, en este punto, aun algunos autores reivindican la necesidad de centrar el anali- sis en el proceso més que en los acontecimientos y las cosas. Asi, Harvey afirma que “el enfoque esta en los procesos, en lugar de estar en las cosas 0 en los aconteci- mientos” (Harvey, 1992: 23). E] problema radica en que se entendid a la modernidad como un proceso (un tiempo) de crecimiento, de progreso y de evolucién que homogeneizaria a todos los territorios y a todos los sujetos sociales en un mismo resultado y en una mis- ma dimensidén, convirtiendo a la sociedad y al territorio en iguales. Falté a los inves- tigadores, y aqui incluyo a los marxistas, la comprension de la contradiccidén que, en un nivel particular, también generaria en el desarrollo del capitalismo tendencias multiples que dependian de las condiciones propias de sus relaciones y de los vincu- los con otros grupos en tanto que fuerzas motoras del devenir de las sociedades. 42 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ En el af{n de comprender lo general y su movimiento en el tiempo, se nos olvidé enfatizar que el proceso era contradictorio, y que a través de una concre- cidn particular en el territorio y formando parte de los procesos de s generacion, tendriamos que entenderlo como parte de una tendencia homogéneizante que integraba en si misma su propia contradiccién, llevando a la conformacién de dife- rencias sociales y territoriales, en multiples ocasiones obviadas como parte funda- mental de las regiones o de los grupos o actores sociales que conformaban. Estas diferencias estan marcadas no sélo por el desarrollo mismo de la moder- nidad capitalista en sociedades que terminaron con formas precapitalistas de pro- duccién, sino que en los paises del sur, como México, éstas sdlo pueden entender- se a partir de la conjuncién que tuvieron entre ellas como parte del desarrollo de la sociedad y la economia. De esta manera, el entendimiento de las diferencias y la forma de articularse con las tendencias homogeneizantes del desarrollo no puede analizarse a partir de la deconstruccién o ruptura con lo antiguo que el posmodernismo postula, en la medida en que aun en aquellas regiones que han experimentado la moderni- dad, sus formas econdémicas, politicas y culturales nuevas se articulan con las premodernas, dando como resultado espacios de diferenciacidn en la tendencia homogeneizadora que quisieron construir. Es por ello que, bajo condiciones nuevas del pensamiento y de la sociedad, es necesario volver a retomar elementos de teorfas que con una légica estructurada lleven a entender los cambios en el tiempo, en funcidn de la realidad que se esta viviendo en el mundo contempordneo. La sustitucién de categorias, como la de modernidad contrapuesta a la de posmodernidad, sdlo ha confundido a los investigadores. Coincidiendo con Peet, se considera que para retomar el anilisis especifico de las diferencias territoriales en el capitalismo contemporaneo (aun- que él también lo califica de posmoderno) es necesario aceptar que el capitalismo no ha concluido y que por lo tanto no es una solucién el remplazarlo por moder- nidad (Peet, s/f: 13). Pero, écémo hacerlo sin caer en las generalidades tan criticadas? Volvemos una vez mds a cuestiones de método, que necesariamente son también tedricas. Si por proceso entendemos ja comprensién de la evolucién o cambio que sufre el espacio apropiado, usado o mediado por la sociedad, es decir el territorio como elemento de articulacién entre la naturaleza y la sociedad, la pregunta por respon- der seria: écémo integrar el pasado a la comprensién del presente haciendo a un lado las limitaciones que Ia linearidad y la relacién mecanica de causa-efecto ha imprimido al andlisis histérico? Para ello es necesario olvidar efectivamente 1a concepcion de relaciones fijas y congeladas que han mediado la epistemologia tradicional que buscaba todas las causas que influyen en los cambios territoriales, para ubicarnos en el campo de los pPOSMODERNIDAD Y DIFERENCIA 43 “componentes de una situaciOn”, que nos refiere a: elementos de naturale SOcio- Iégica con frecuencia distinta, que se combinan en relaciones siempre reciprocas, ero variables en los origenes, en el desarrollo, en la maduracion de dichas situacio- nes. (Vilar, 1992: 25. Cursivas en el original.) Estos componentes se articulan en forma alterna y a veces imprecisa en los diferentes momentos del desarrollo social de una region. Esto influira, ademas, en dar los elementos de contexto que requiere el territorio para ser comprendido en su proceso particular. Por ejemplo, existen regiones que presentan poca concor- dancia con el resto de las del pais en el comportamiento de sus ondas largas de crisis y depresion econémicas (Ramirez, 1995). Entender el territorio exclusi- yamente en el contexto de las coyunturas contempordéneas conllevaria a aislar elementos de comportamiento particular del territorio, sin que mediaran algunas “componentes” de la historia de la sociedad y del territorio locales que la influ- yeron y que de multiples maneras pueden conducir a Ja comprensién de las situaciones actuales. El usar la categoria de momento como elemento clave para el andlisis de pro- cesos espaciales nos ubica en otra divergencia con el posmodernismo. El estudiar el aqui y el ahora de la diferencia territorial permitiria suponer que las regiones son estaticas* y que sdlo son elementos atemporales los que influyen en la carac- terizacin actual de las situaciones y las coyunturas. Nada mis alejado a la reali- dad cambiante que éstas presentan, en donde un sinntimero de factores interactuan en un movimiento continuo, frecuentemente ritmico, pero tambien coyuntural de relaciones cuantitativas y cualitativas que lo conforman (Vilar, 1992: 32). Pero al mismo tiempo, este movimiento continuo que presenta momentos en su desarrollo puede fragmentarse al implantarse nuevas condicionantes en su desarrollo que podrian articularse a nuevas relaciones sociales con las que antigua- mente se implantaban en el territorio (Ramirez, 1995: 18-22). En ese sentido, las fragmentaciones no son, como algunos posmodernistas argumentan, meras rupturas sin pasado, sino formas en que el desarrollo y el cambio se instauran en territorios dados, que es imprescindible comparar para comprender (Vilar, 1992: 14), pero en donde este pasado se articula en otras relaciones sociales, generando condiciones nuevas en la dindmica y evolucién de los territorios. De acuerdo con este autor: “Sdlo una historia comparada...es el instrumento adecua- do para descubrir los procesos y poner a prueba los modelos, para distinguir entre las multiples combinaciones entre «lo viejo» y «lo nuevo», lo que es promesa y lo que es amenaza” (1992: 14). 3 Con esta critica estamos de acuerdo con ef posmodernismo. E] espacio no es fijo, sino que participa también en la dindmica de transformacidn y cambio. 44 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ Del texto al contexto La era de la posmodernidad pone en cuestién la definicién de la verdad y la reali- dad, intentando interpretarla a través de los significados, de la belleza o la cul- tura que representan; o bien, a través del discurso y del texto. Con ello se niega la existencia de contextos, es decir, de los componentes que intervienen en la defi- nicion de los procesos que se implantan en el territorio 0 los acontecimientos que le son propios. Surge aqui nuevamente una pregunta importante: éel estudio del territorio, de las comunidades en si mismas, de los discursos © los textos, justi- fica su andlisis?; en otras palabras, éson los eventos en s{ mismos los que deter- minan la realidad de los territorios de nuestro andlisis? Si tomamos en cuenta la argumentacion de Curry, se percibe que en efecto pueden serlo: -..en el posmodernismo, la categoria de lo real se ha expandido otra vez, y cierta- mente se ha, de acuerdo con Olsson (1989: 1), “desacreditado”. Ahora no sdlo los objetos y hechos, los eventos y los procesos pueden ser reales. Asi tam- bién lo pueden ser los actores, los contextos, los agentes, estructuras y, por supues- to, los lugares, el espacio y el tiempo. De hecho, ahora aun épocas pueden ser “reales” (Curry, 1991: 222). Suponiendo que asi fuera, lo que queremos reivindicar es la necesidad de la definicion del contexto en el andlisis territorial, argumentando que mas que estar dado exclusivamente por la historia, como tradicionalmente se pensaba —puede ser hasta una €época~ (1991: 221), en el anélisis del territorio, el contexto est4 dado por las condiciones y caracteristicas del momento, en donde se insertan los hechos, las cosas, los discursos, los eventos y los procesos. Si lo vemos desde este punto de vista, el contexto adquiere dindmica y movimiento, en la medida en que cada momento de una regidén conjunta diversos acontecimiento que defi- nen las caracteristicas que la hacen individual sobre otras regiones, Si el contexto se confunde con los metarrelatos y las leyes universales que no cambian, es acertada la critica que el posmodernismo hace a las narrativas uni- versales del modernismo (1991: 221). Sin embargo, habria que irse un poco mds despacio para definir el contexto, en la medida que es un elemento clave para la comprensién de los procesos territoriales, utilizando algunos postulados de la logica para explicarlos. En el estudio de las regiones del territorio o de espacios particulares el con- texto de cada uno de ellos estaria dado entonces por el conjunto de condiciones que lo caracterizan o lo definen en un momento dado. Para poder llegar a esa concreci6n, es necesario entonces recurrir a los elementos que definen este con- cepto y que de acuerdo con Hegel est4 dado por un silogismo que conecta tres POSMCODERNIDAD Y DIFERENCIA 45 momentos: universalidad (U), particularidad (P) ¢ individualidad (1) (Moseley, 1993: 30). Sin embargo, dicha conexidn no es mecanica ni causal, mucho menos universal o generalizante, sino que para que realmente pueda definir las relacio- nes que existen entre ellas, cada una tiene que ony el lugar central de las inter- conexiones que explican; es decir, es necesario ver como se articulan, se mueven y se diferencian estos tres elementos en el estudio de un territorio dado. : En este caso, el silogismo podria resolverse a través de su aplicacion a lo que se ha llamado las escalas del territorio que lo definen (Ramirez, 1991, 1298). Cada escala individual u objeto territorial individual, tiene un contexto espect- fico que es definido en funcidén de c6mo se combinan los elementos que la cons- tituyen, su particularidad, en donde si entran los elementos de la Distt que pueden explicar el hecho concreto que interesa —no toda su historia~, asi como los elementos de su universalidad, es decir las definiciones del momento que las estan influyendo, que pueden estar dados por la escala de los elementos nacionales o internacionales que influyen en la determinacién de su dinamica. Volyeremos a este tema en el capitulo 7. Estando de acuerdo con Peet afirma- mos que: “...las sociedades se desarrollan de multiples maneras dependien- do los contextos cambiantes de sus relaciones sociales; los conflictos sociales son las «fuerzas motoras» que determinan dichos contextos” (Peet, s/f: 9, cursivas de la autora). Acabar con los metarrelatos y las metateorias que nos daban verdades hechas y construidas de antemano no requiere de retomar la particularidad ° la dife- rencia en sf misma, terminando con los contextos que sustentan la posicion de un territorio en relaci6n con otros. El contexto, entonces, seria definido como el con- junto de elementos que condicionan de un modo cualquiera el significado del territorio por enunciar. Para ello, el posmodernismo se caracteriza por su cantela en relacién con el contexto, que se acompafia por un sentido de ironia contra él (Curry, 1991: 221). Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que, como 1iVes- tigadores, estamos trabajando en el contexto del modernismo capitalista, y nuestro trabajo est4 si no determinado, si muy influenciado por él (1991: 221). El estudio de la ciudad de México, por ejemplo, no puede pasar por alto la situacién general que priva en relacidn a la centralidad nacional, fit la importan- Cla que tiene como eje articulador de la globalizacién contemporanea del pais y que estd redefiniendo su funcién territorial dentro de la nacién y dentro del marco particular de su desarrollo como ciudad. Pero tampoco se puede llegar al estudio de un barrio o una colonia sin que estén enmarcados en el papel que juegan dentro de la diferencia interna que prevalece en dicha metrpol, y genera procesos especfficos de desarrollo interno de su reproduccién. El estuaso 46 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ de la ciudad incluye al de la colonia, pero al mismo tiempo lo niega porque no es igual; asimismo, el de la colonia requiere del marco conceptual de la ciudad, pero al particularizarse en su concrecion especifica lo niega en tanto que dbjeto mis- mo de estudio. Desde esta perspectiva, no es necesario sustituir el contexto por el texto para llevarlo al discurso. Esto no niega que pueda haber un andlisis serio de los dis- cursos que Ciertos grupos u organizaciones erigen en tanto que formas concretas de persuasion o introduccién de cambios en el pensamiento de las sociedades con fines precisos, o bien de discursos emancipatorios de las sociedades que ocupan espacios determinados. Esta seria una forma, muy novedosa por cierto, de empe- zar a adentrarse en algunas diferencias territoriales entre grupos o regiones, pero no deberia eregirse como el objeto que motiva el andlisis de los territorios (Escobar, citado por Peet, s/f: 5), sino enmarcarse dentro de los procesos de homogeneizacién-diferenciacién del territorio que define de multiples maneras su discurso y su accién. En el caso primero, las organizaciones, grupos politicos o de gobiernos usan el discurso para insertar a ciertos grupos sociales de regiones espec/ficas en una l6gica productiva social o cultural, intentando acortar las diferencias sociales entre los que se articulan en un mismo territorio. Para ello, mds que un andlisis de discurso, es importante un anidlisis de formas diferenciales de insercién a mode- los productivos, culturales o simbdlicos especificos que, dentro del marco del capi- talismo todavia existente, tienden a homogeneizar, mds que a diferenciar, pero contradictoriamente, su resultado es sin duda el de la diferencia (Ramirez, 1995: 220-262). Es evidente que si consideramos a los contextos cambiantes y con movi- miento, éstos podran originar diferentes discursos, y a la inversa (Curry, 1991: 220), pero es igualmente evidente que ellos necesitan ser definidos dentro de cier- tos momentos y circunstancias, es decir contextos, en los que se desarrollan, como parte misma del desarrollo mismo del proceso y no como una mera estructura que existe por debajo de la superficie, como Dear lo hace (1991: 222). De los sujetos a los agentes La posmodernidad, en sus multiples vertientes, postula la existencia de diferentes actores sociales en tanto que verdaderos sujetos, caracterizados por sus relatos, testimonios o determinaciones locales (Robles, 1993: 12), a diferencia del suje- to de la modernidad, hombre del cual se postulaba la posibilidad de que lograra ser de otra manera y al que se le da fin en la época contempordnea. Esta suge- POSMODERNIDAD Y DIFERENCIA a7 rencia genérica tiene dos repercusiones importantes en el desarrollo tedrico metodoldgico en e] andlisis territorial sobre el cual es necesario reflexionar, Si volvemos a ubicarnos en el capitalismo y no en Bl posmodernismo como afirmamos anteriormente, €s necesario retomar la teoria que lo estudia con el fin de adentrarnos en posiciones que reubiquen el estado del arte en esta materia, En ese sentido, los sujetos reales de la sociedad adquieren formas materiales y sim- bélicas a partir de la practica que cada uno tiene al interior del sistema capita- lista, y no en su ser de individuo (1993: 8). Con esto se niega exclusivamente su calidad de sujeto activo en las acciones y no su calidad de humano ligado con el sujeto motor de los cambios contemporaneos, es decir con el capitalismo. De acuerdo con estos postulados, la historia de la humanidad, que puede ser pensada no como un proceso de constitucién lineal de la humanidad-sujeto, argumentaria que éste sdlo llegaria a serlo en el socialismo y no en el capitalisnas (1993: 9). Hombres-mujeres en la actualidad, alcanzarian su condicion particu- lar sélo a través de sus atributos, es decir: ciudadano-ciudadana, siervo-sierva, esclavo-esclava, mujer-hombre, obrero-obrera, etcétera. . — Estos supuestos tienen una repercusiOn importante en el sentido territorial. Si fuese cierto que el hombre-mujer sea sujeto, seria ¢l-ella, en su individualidad de género, el motor activo del cambio territorial, y no como atributo (predicado) del verdadero sujeto por el cual se mueve o se transforma, Es indudable que el territorio no se cambia a través de sujetos indiyiduales, sino a partir de la forma como las determinaciones de los verdaderos agentes del capitalismo lo apropian, lo transforman, Io usan o.lo simbolizan; la posicién que guardan los hombres, obreros, campesinos, comerciantes, colonos 0 mujeres en ese proceso define la post- cién del hombre-mujer en cuanto a su relacién con el motor sujeto de la sociedad capitalista. . Es decir, es a través de la atomizacion de las formas econédmicas en que se materializa la actividad de la industria, comercio, agricultura, sectores inmobilia- rio y financiero etcétera (1993: 10), y la posicién que guarda el hombre frente a dicho sujeto, obrero, campesino, jornalero, mujer obrera, o colono, que se establecerdn las fuerzas motoras que determinan el contexto de las relaciones cambiantes y ademds individuales en una sociedad particular contemporanca. Desde esta perspectiva, al hablar de los sujetos, el posmodernismo asume que ¢s él, en su individualidad, el motor de la accién social, como si individualmente también se pudiera ser en su historia y en su transformacién contemporaneas (1993: 8), 0 én Ia sociedad que en el futuro se adopte. El ubicarse en el capitalis- mo, remite nuevamente al uso ya no de clases sociales en general, sino de la par- ticularidad de formas que el hombre-mujer adopta en el capitalismo y la posicion que guardan frente a las relaciones que €ste genera. 48 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ Una segunda dificultad teérico-metodoldégica importante para el andlisis territorial surge como resultado de esta concepcién individualista de los sujetos sociales: el Estado, en su individualidad, se convierte también en sujeto de las acciones de poder. De esta manera, el poder ha sido reconceptudlizado por Berg de la manera siguiente: El poder ha sido reconceptualizado como si existiera en todas partes, inscrito en todas las relaciones sociales. El foco, sin embargo, ha estado en el dénde y como 1a dominaci6n existe, como se mantiene cémo (si se puede) puede ser pasada por alto, pero quiza lo mds importante es que los discursos posmodernos han desviado la mirada de la academia sobre s{ mismas (Berg, 1993: 497). Aparecen entonces dos problemas en esta forma de ver las situaciones del Estado: el andlisis del poder y de las instituciones con él ligadas se aborda a par- ur de sus discursos y no de las relaciones -sociales o culturales— que se institu- cionalizan y cambian, es decir, de las diferencias de discursos entre las institucio- nes y los individuos (Peet, s/f); o bien, a partir de considerar a los individuos como iguales que intercambian mercanefas, culturas 0 productos directos o indirectos sobre la base de equivalentes (Robles, 1993: 13), y en donde el Estado media entre iguales las relaciones sociales que desde el principio son entre diferentes. Con ello se elimina de la escena del trabajo la confrontacién y la diferencia que existe entre los agentes sociales y que estd determinada por su acceso 0 no a los procesos productivos o culturales. Desaparece asf el andlisis del Estado en tanto que agente modificador del territorio (Mathias y Salama, 1983), para ubicarlo en el estudio de las diversas instituciones que inciden en el cambio territorial que se genera por la accién estatal, o bien el simple andlisis de la gestién que éste realiza entre los grupos sociales y que inciden en manifestaciones territoriales concretas. De esta manera, se le equipara con cualquier agente (0 sujeto usando Ia categoria posmoderna), que en s{ mismo transforma o readecua la realidad social y territorial existente. El andlisis politico se centra en las formas de control social sobre las institu- ciones (Peet, s/f: 9), que eliminan del espectro la comprensién de las movilizacio- nes sociales como respuestas de grupo ante situaciones concretas de respuesta a las acciones del neoliberalismo contempordneo, asi como las diversas formas que el Estado adopta en tanto que soporte para su reproduccién directa o indirecta. Hacia un aniéalisis de la diferencia Coincidimos con las posturas contempordneas, aun las posmodernas, que cen- tran su atenci6n en el andlisis territorial a partir de las diferencias. Sin embargo, POSMODERNIDAD Y DIFERENCIA 49 consideramos que no es por medio de metodologias, como la posmodernista, que se lograra llegar a una nueva alternativa para el andlisis de los procesos territoriales. No es a través del estudio de las diferencias en si mismas, en tanto que con- trarios a la homogeneidad o igualdad, que podremos entenderlas, sino de una diferencia que es parte de un proceso contradictorio y dialéctico de reproduccién de la sociedad, que en la actualidad esta regida todavia por el capitalismo, el cual tiende a conformar sociedades y territorios homogéneos (es decir, tendientes a la igualdad), pero que, a partir de condiciones de acceso diferencial a los recursos naturales, econdémicos, politicos y culturales, resulta en una tendencia igual a la diferencia. EI andlisis de las diferencias en si mismas lleva a estudios sin contexto y sin proceso (Lyotard, 1991 (1998)), que pueden caer en conclusiones parciales sobre la realidad misma que prevalece en el territorio. Es mas, vistas las diferencias de esta manera, pueden constituirse ellas en un metarrelato o en una verdad absoluta que la posmodernidad critica de la modernidad, y en donde vuelve a convertirse también en una generalidad en el sentido de constituirse como “el unico” ele- mento valido para incursionar en el andlisis territorial. Desde este punto de vista, la oposicién entre modernidad y posmodernidad ubica el estudio de la diferencia en un marco de referencia erréneo, en un postulado falso que es necesario abandonar. Por lo tanto, existe la necesidad de volver a la comprensién de las transformaciones que en el capitalismo neoliberal se desarrollan, para reubicar los cauces por los que los procesos contempordneos se implantan. Es importante, desde luego, el andlisis de los discursos, de los sujetos y de las diferencias, como parte integrante de la evolucién que los territorios tienen. Sin embargo, esta nueva adopcidn de “nuevas categorias” para el andlisis de la “primacia espacial” se hace como una forma de elevar un concepto de lugar 0 de local como sindnimo de lo particular, con una gran ambigiiedad, e intentando reescribir la historia de los estudios territoriales y geogrdficos sin que medie una compren- sion de los avances que éstos han tenido entre los gedgrafos, los economistas, los urbanistas y los socidlogos. Efectivamente, el lugar es cultura y puede ser posmodernidad. Pero al mismo tiempo, y contradictoriamente, puede ser muchas mas cosas: relaciones de pro- duccién cambiantes que se insertan en los territorios bajo nuevas formas de ver la industrializacién o la terciarizacion de la economia; formas culturales y simbd- licas que se articulan con las anteriores y que adquieren novedosas dimensiones dentro del capitalismo contempordneo; discursos inéditos del Estado, como el neoliberal, tendientes a reactivar la economia estancada; formas de organiza- 50 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ cién de la poblacién con fines de crear modelos alternos a los impuestos por la modernidad, por mencionar solo algunas. Sin embargo, no son ellas en si mismas las que explican la forma como se insertan en un mundo dindmico, cambiante y diferente que vivimos en la actua- lidad. Es necesario, por lo tanto, darle el lugar a la particularidad que requiere en las regiones que son objeto de diferenciacién, pero al mismo tiempo no olvi- dar que, aun en tiempos posmodernos, el hombre sigue viviendo en un mundo social en donde existen multiples determinaciones que se ubican en el marco del neoliberalismo y que a pesar de la escala en donde se desarrollen, global, local, etcetera, tienen incidencia directa en los cambios y transformaciones que el terri- torio sufre en la actualidad. Posmodernidad en América Latina La discusion sobre la posmodernidad Ilegé a América Latina desfasada del momento en que se dio en las naciones del norte, y bajo condiciones muy particu- lares de las que mediaron el debate en los paises anglosajones. Por un lado, al no haberse alcanzado la modernidad esperada bajo el capitalismo en estas latitu- des, ni haber impuesto, mas que en Cuba, los proyectos de izquierda por los que lucharon algunos grupos, no se puede hablar de que presenciamos una moderni- dad acabada, por el contrario, se habla de una modernidad inconclusa (Berveley y Oviedo, 1995: 2), misma que adopto formas diferenciales entre los paises y al interior de los mismos. Por el otro, la discusidn sobre la posmodernidad surge en Europa, ante la necesidad de reivindicar la importancia de las culturas locales que el capitalismo dominante, desde el siglo xv1, empez6 a romper. Sin embargo, en los paises latinoamericanos, las culturas locales, a pesar de la Colonia, nunca han dejado de ser importantes, sobre todo en aquellos que mantuvieron grupos indige- nas, a pesar del mestizaje, sea éste por la mezcla con el indigena local o con gru- pos como los negros trafdos de Africa. Este hecho toma una particular impor- tancia sobre todo cuando el posmodernismo correlaciona las nuevas formas culturales emergentes con los nuevos rasgos econdmicos, tecnolégicos y socia- les del capitalismo (1995: 3). Desde esta perspectiva, toma en nuestras latitudes una forma especifica que es caracterizada de la forma siguiente: El compromiso del posmodernismo en América Latina no se lleva a cabo a par- tir del fin de la modernidad como lo hizo en las manifestaciones anglo-europeas; en su lugar, refiere a la complejidad de la “modernidad diferencial” latinoameri- cana y los nuevos desarrollos de sus pre y post culturas modernas hibridas (1995: 4). POSMCDERNIDAD Y DIFERENCIA 51 En ese sentido, Brunner sostiene que el posmodernismo es, en efecto la forma moderna especifica que toma en América Latina (Brunner, 1995: 18-19), y que se manifiesta también en una necesidad de reconocimiento de los otros a través de lo que incluimos en dos demandas especificas de la sociedad: Primera, la lucha por la democratizacién de los paises, que se tradujo en la eliminacién de las dictaduras militares, sobre todo en los paises del cono sur desde la década de los setenta; este hecho da un cambio de la discusi6n epistemoldgi- ca-estética que el posmodernismo adopta en su versién angloeuropea (Berveley y Oviedo, 1995: 5-6) por una de corte politico que se suma a la oposicion al modelo de desarrollo que la globalizacién neoliberal est4 imponiendo en la actualidad. En el caso de México, esta demanda por la democratizacién adquiere dos for- mas concretas: por un lado, la disputa por el cambio de hegemonia del partido que se impuso en el pais después de la Revolucién mexicana, el Partido Revolu- cionario Institucional (PRI), y que rigid los destinos de la modernizacion del pais hasta el afio 2000, cuando “la democracia se impone” al pasar la presidencia de la repttblica al candidato de la oposicién conservadora, el Partido Accién Nacio- nal (PAN). Por el otro, la lucha contra la corrupcién y la seguridad en todos los ni- veles del aparato burocrético gubernamental, a la que se ha llamado una de las formas culturales caracteristicas del sistema politico mexicano. Estos dos aspectos, en particular el primero, no necesariamente son consecuencia de la modernizacién econdémica, sino que, en la opinidn de Berveley y Oviedo, “la modernizacién po- litica (democracia, derechos formales, ciudadania completa, etcétera) bajo ciertas condiciones, puede ser un impedimento para Ja modernizacién economica, sobre todo con los auspicios del capitalismo neoliberal” (1995: 7). Segunda, las movilizaciones que implican la oposicién tradicional entre Esta- dos Unidos y América Latina y por donde pasan en la actualidad las oposiciones a la globalizacién y las demandas de modelo alterno que los indigenas, a partir del movimiento zapatista proclaman, y en donde la crisis economica, el desempleo, las dificultades para el desarrollo, que se centr6 exclusivamente en la industrializa- cién, excluyd a campesinos y pobladores rurales que son todavia una parte importan- te de la poblacidn de estos paises y de México en particular. A todo esto es necesario agregar las contiendas entre las imposiciones relt- giosas, en donde la teologia de la liberaci6n adopta posturas importantes para la defensa de los derechos humanos, especialmente los de los indigenas y los pobres. Habria que agregar también el feminismo, que representa una de las demandas que expresan la caracteristica de la diferencia y la posmodernidad latinoamericana contempordnea. Hace falta, sin embargo, una larga discusion sobre c6mo estas 52 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUE2 organizaciones, reflexiones y propuestas han contribuido al andlisis de la forma religiosa, caracterizada por algunas feministas como masculina, de impulsar de una o varias practicas econdémicas y politicas diferenciales entre los paises lati- noamericanos. En ese sentido, se argumenta que el gran problema/que ha presentado la mo- dernidad en América Latina ha sido la ausencia de reconocimiento de la dife- rencia, dando origen a una lucha por la heterogeneidad, que se reconoce como posmodernidad latinoamericana y cuyo origen Brunner explica de la manera siguiente: Lo que produce el malestar es el conflicto periddico de aquellas formas de modernizaci6n cuyos supuestos son invariablemente la adopcidn y extensién de modelos racionales de conducta con que, a falta de un mejor término, deno- minaremos heterogeneidad cultural de América Latina (Brunner, 1995: 39, cursivas en el original). En los albores del siglo xx1, la posmodernidad como contexto y momento especifico del estadio de la humanidad no es una discusidn que se esté dando mas en los campos académico e intelectual. Sin embargo tuvo una importancia cru- cial entre 1980 y 1990, en su confrontacién con la modernidad, pero en donde los supuestos que se manejaron permitieron reorientar las discusiones y las posturas en relacién con los problemas sociales y territoriales de paises del norte y del sur. Por esa heterogeneidad cultural, que ha sido propia de Latinoamérica, algu- nos autores argumentan que es una discusién eurocentrista y que no tiene impor- tancia e incidencia en nuestros paises. En parte, esto es cierto; sin embargo, la relevancia que tuvo en la redefinicién de las discusiones tedricas y el impacto que esto tiene en los postulados, los temas y las formas como se hace investigacién en el sur, hacen dudar que pasemos por la academia sin que estas redefiniciones hayan tenido influencia en nuestros 4mbitos docentes y de investigacion. Por el contrario, su impacto ha sido toral para orientar nuestros senderos en la compren- si6n de los problemas del territorio y las regiones. Capitulo 3 Globalizacion y territorio: la neutralizacién del problema ...la globalizacion se ha convertido en la nueva gran narrativa de las ciencias sociales. Hirst y THOompson, 1999 (1996): xm LA RUPTURA de los paradigmas iniciada en la década de Jos ochenta vio nacer nuevos discursos que, desde entonces, han respaldado los debates en relacién con la inter- pretacidn de la “nueva realidad” en surgimiento; el de la globalizaci6n es uno de ellos. Con un significado muy paradigmatico para la €poca contempordnea, remite al término globo, que es sinénimo de tierra, y que referido a su accion, le da caracter de global, es decir, general, o a la consideracion de la totalidad de un fendmeno determinado (Garcia-Pelayo, 1994: 504). Resulta interesante esta acepcién en una categoria tan usada en la época contempordanea, que incluye (por no decir otra vez que engloba) procesos de muy diversa indole: econdédmicos, sobre todo, politicos, sociales y culturales, en un momento en donde la construccién de generalidades y la necesidad de la inclu- sidn de la totalidad es una de las principales criticas que los intelectuales de la pos- modernidad hacen a los paradigmas modernos en sus diferentes vertientes: la capitalista o la marxista. La globalizacién (proceso para algunos, dilema, situaci6n o mito para otros) es, sin duda, importante para las ciencias sociales y naturales en un sentido amplio del término, ya que es ahora un tema de estudio para la economia, la sociologia, la sicologia, la geografia, la politica, la cultura y la ecologia. Concretamente, estos quehaceres estan interesados en analizar las nuevas tendencias relacionadas con el comercio, los vinculos internacionales, las comunicaciones, la cultura, las migra- ciones, el medio ambiente, etcétera. Lo cierto es que dentro de todas estas areas del conocimiento, la globali- zacién da una importancia especial a los problemas espaciales, hecho que esta ampliamente aceptado por gedgrafos como Harvey (1995), Smith (1993), Massey (1999), Ettlinger (1999), Kelly (1999); economistas como Ohmae (1995), Hirst y Thompson (1999), Dussel, Piores y Ruiz Duran (1997); socidlogos como Giddens (1998), Moran (1998), Ianni (1996, 1999), Amin (1997); antropolo- 53 5A BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ gos como Brah (1999), ademas de otros especialistas, quienes hablan de la “dimen- sidn socioespacial de la globalizacién” aun en el campo politico, como lo demuestran los trabajos de McGrew (1992) y Held, McGrew, Goldbatt y Perraton (1999). Sin embargo, y a pesar de que podemos adelantar el supuesto de que la glo- balizacidn tiene implicitamente un sentido espacial en la forma como es definida por los autores que la manejan, no todas las posiciones lo hacen de la misma manera y hay argumentaciones que cuestionan su arraigo en el territorio. Si analizamos el sentido que algunos de los autores dan a la “giobalizaci6én” en diferentes especialidades, nos encontramos que ésta tiene diversas acepciones, hecho que confunde, mas que aclarar, en dénde estamos y hacia d6nde vamos en relacién con la compresién del capitalismo contemporaneo. Aparentemente, el proceso se instala en todos los territorios del mundo, pues globaliza e integra; en ese sentido adopta un caracter de proceso homogeneiza- dor e integrador de territorios y sociedades hacia la tendencia dominante del mo- mento actual, de tal manera que puede ser visto como un proceso unidireccional y totalizador, en la medida que considera al espacio “englobado homogéneamente”. Llama la atencién este hecho cuando notamos que una de las tendencias actuales de transformacién mundial pasa también por una reorganizacién de macrorregiones que tienden a romper con la “unificacién” territorial de las rela- ciones imperantes que aparentemente impone la “globalizacién”, a través de la regionalizacidn en tanto que proceso contradictorio de fragmentacién del mun- do y unificacién de estados-nacioén: la triada, para algunos, formada por el bloque de América del Norte (Estados Unidos, México y Canada), la Comuni- dad Econémica Europea y el bloque de paises del Pacifico. Al desconcierto anterior, es necesario agregar el hecho de que la categoria es usada por muy diversas posiciones politicas, tanto de la derecha como de la izquierda, aparentemente para significar el mismo proceso. Este aspecto tiene importancia en la medida que podemos preguntar: ées entonces que en el momen- to de la globalizacién los intereses se aglutinaron y “todos” estamos luchando por el mismo objetivo, contra el mismo enemigo y por los mismos intereses? La confusion prevalece ante la inminencia del proceso En los ultimos afios, el contexto en el cual se aborda el andlisis, tanto tedrico como empirico de los problemas urbano-regionales, pasa irremediablemente por el contexto de la globalizacién en los paises sajones y europeos. Ciertamente que también en México y América Latina, en los ultimos afios, se ha incrementado el uso de esta categoria para referir a aquellos procesos contemporaneos que se han abierto a una nueva relacién con la dimensidn internacional en diferentes formas GLOBALIZACION Y TERRITORIO Be . grados, en donde argumentamos que no €s coyuntural, sino parte integrante is la dimensién multidimensional que el territorio adquiere si lo consideramos en sus diferentes escalas (Ramirez, 1991: 78-92). En general, hemos reagrupado las rendencias relacionadas con el pensamiento sobre la globalizacion en tres dife- rentes posiciones: los modernistas, los planificadores y los criticos. Modernistas Los modernistas piensan que la globalizacion no es un proceso diferente sino la nueva tendencia que el capitalismo ha adoptado en su desarrollo contempora- neo, en tanto que refiere a la connotacién geogrdfica del proceso de acumulacién capitalista en el momento presente (Harvey, 1995: 2). Para Wallerstein es la onda actual que adopta el sistema mundo (1994: 6), para Alexander es la nueva cara de la modernizacién contemporanea, “onda” que se caracteriza por ser global y trasnacional, en lugar de regional e imperial (1995: 95). La “politica global” podria ser considerada como la globalizacion de la actividad politica en relacién con la “multiplicidad de ligas e interconexiones entre los estados y las sociedades que arman el sistema del mundo moderno” (McGrew y Lewis, 1992: 23). Como en las definiciones anteriores, adopta un cardcter doble: contexto y periodo, es decir, constituye una forma de definir el momento contem- pordneo, o bien, refiriendo a la periodizacién actual de la historia internacional del mundo. En ese sentido, como la definicién tiene ligas estrechas con el modernismo, el proceso de la internacionalizacién que implica la globalizacidn, se adscribe a una tendencia lineal de la evolucién y del desarrollo. Esta categoria es usada en lugar de crisis o de capitalismo, aun por los marxistas modernos, quienes abier- tamente admiten un “proceso de globalizacién” relacionado con el incremento de la internacionalizacién originada en la década de tos setenta del siglo xx; los articu- los de Moran (1998: 56) y de Pietersen (1997: 367-382) son bastante sugeren- tes en este sentido. Por otro lado, con el uso de globalizaci6n como categoria de tiempo, los modernistas evaden el uso de los “pos” —significando despues-, tal y como lo hacen el posmodernismo, el posfordismo, el poscolonialismo, etcétera. En este grupo se podrian distinguir dos posiciones (Ramirez, 1999): prime- ro, quienes argumentan que el proceso es nuevo, por lo que la internacionaliza- cién (globalizacién) seria un elemento coyuntural del desarrollo del capitalismo contempordneo (Chiccolella, 1997); segundo, quienes la ven como una nueva Vision tendiente a fomentar una politica con mecanismos de mercado sustenta- dos en posiciones macroeconémicas que posibilitan el desarrollo micro de orien- tacién exportadora (Dussel, Piore y Ruiz Duran, 1996). 56 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ Los autores que se incluyeron en la segunda posicién argumentan que no es tan novedoso, postura que compartimos desde el inicio de la década de los noventa (Ramirez, 1991: 78-92), en virtud de que el engranaje mundial de los procesos ha sido una caracteristica de los intercambios entre paises, cuya pafticularidad ahora €s que opone una realidad que se polariza entre el incremento incesante de los entrelazamientos a nivel internacional, con la implantacién de procesos muy locales. Existen aqui las posiciones de quienes argumentan que la novedad radica en la magnitud y condicionantes internas y externas de los procesos inter- nacionales; o los que dicen que es parte de una dindmica de las relaciones econé- micas internacionales desde la Segunda Guerra Mundial, que inicié este proceso de incesante internacionalizacién (Rosas, 1996: 24; Guillén Romo, 1994: F he Planificadores El grupo que se llam6 de los planificadores, adoptando el criterio de Held (1993: 3-10), piensa en la globalizacién como el nuevo proceso que se instala en los albores del nuevo milenio, que podria ser usado para alterar radicalmente el orden mundial. Este grupo puede dividirse en dos, dependiendo de las postu- ras politicas que sustentan. Por un lado, se tiene a los que el grupo que trabaja con Held ha llamado los hiperglobalistas, siguiendo la tesis vacia que enfatiza la posibilidad de transformacidén del proceso (Ettlinger, 1999: 339). Ellos reco- nocen que estamos ante una nueva ¢poca en la historia, que celebra la emer- gencia de un mercado global unico y el principio de la competencia global como los heraldos del progreso. Esta visién tiene dos posturas principales: la orientacion neoliberal, que se basa en las politicas del Iaizzer faire, con tesis como la de Ohmae (1995), o las de desnacionalizacién de la economia, que se basa en la desaparicién de los estados-nacién como consecuencia natural del proceso, Y que se sustituyen por las redes de produccién, el comercio y las finanzas (Held, 1999: 3). Por otro lado, el punto de vista de los planificadores y socidlogos esté for- mado por intelectuales (Borja y Castells, 1997; Sassen, 1991) y por politicos o administradores (Giddens, 1999, 1998). Ellos reconocen la globalizaci6n como un nuevo desafio que actuia como una fuerza detrd4s de los cambios econémicos de las sociedades para transformarlas (Held, 1999: 7). Los argumentos que sustentan la modernizacién de los gobiernos locales para cambiar las rutas del neoliberalismo que articulan, casi mecdnicamente, lo global y lo local (Borja y Castells, 1997: 44), 0 Ja llamada “tercera via” en el contexto del proceso de la globa- lizacién (Giddens, 1998), son dos ejemplos de las concepciones que adopta este Srupo. La importancia de la ultima postura se desarrollard en el capitulo 6. GLOBALIZACION Y TERRITORIO 4 Es evidente que en estos grupos se ubican los politicos y los administradores del Estado contempordaneo y, sobre todo, los latinoamericanos, que han asumido estas orientaciones como fundamentos basicos para la reestructuracién econé- mica y la supuesta alternativa para salir de la crisis en que se han visto envueltos los paises del sur. Ambas asumen la emergencia de formas nuevas de organizaci6n econémica y politica, poniendo énfasis en la importancia que han adoptado las corporacio- nes multinacionales y las instituciones internacionales (Giddens, 1998: 9). Asimismo, actuan como agencias de regulacion en la organizacion de los nuevos espacios lideres en las transformaciones, a través de los avances tecnologi- cos que generan relaciones de flujos y redes sin arraigo en el espacio social. Es por ello que son consideradas, por algunos autores, como formas de relacién no territo- riales (Massey, 1999). Criticos El grupo mas controversial y dificil de clasificar es el de los criticos. Dentro de éste, se reconocen tres posibles orientaciones, dependiendo de sus antecedentes tedricos o de su area de conocimiento. El primer grupo se basa en una perspec- tiva econdmica y define a la globalizaci6dn como un mito (Hirst y Thompson, 1999), oponiéndose a los neoliberales y los politicos transformadores. Estos investigadores argumentan que la internacionalizacion no es un nuevo proceso que abre las interacciones entre las naciones tal y como han existido desde que la economia estaba basada en la tecnologia industrial moderna (1999: 2). Como las transnacionales tienen una base nacional, agregan, hay una diferencia entre economias “internacionales” y globalizadas, en el sentido de que las primeras generan interconexiones entre el atin existente Estado-nacion (1999: 8), mas que un mundo homogéneo, articulado por los flujos de las ultimas. En este grupo se incluirian trabajos como los de Rosas (1996). La segunda orientacidn propone que la globalizacién es una consecuencia de la modernidad, una homogeneizacién general de la institucién y de la experiencia basica en un proceso temporal e histérico. Pero al mismo tiempo, reconocen una heterogeneidad intrinseca y trascendente en relacién con los procesos, como bea dencias implicitas, como una forma de resolver las contradicciones entre lo “global y lo “local” (Robertson, 1995: 27). Tendiendo a resolver las dos posturas, y usando el neologismo encontrando en el diccionario Oxford de ia lengua inglesa, el autor mencionado refiere a la “glocalizaci6n” al unir lo global y lo local, al mismo tiempo que los diferencia (1995: 28-29), permitiendo asi que se hable de una moderni- zacién divergente. Otros autores proponen formas mas especificas de resolver 58 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ esta contradiccion, discusién que se presenta y resume en el libro de Featherstone, Lash y Robertson (1995). En esta postura, influenciada por el debate del marxismo posmoderno, se incluye, ademas de los autores antes mencionados, el grupo de Gibson-Graham (1996), quienes argumentan sobre la posibilidad de “reescribirla globalizacién” si los trabajadores, organizados en el nivel local, pueden retar a las multinacionales del espacio global y formar una alternativa diferente. En este sentido, y compar- tiendo la concepcién de Escobar, argumentan que la globalizacién podria ser un instrumento de liberacién si se conjuga con una variedad de caminos de desarro- llo econémico diferentes a los que imperan en el momento actual (Kelly, 1999: 386-387). Por ultimo, la tercera orientacién de pensadores criticos sobre la globaliza- cién, se vincula con posiciones socioldégicas, antropologicas y culturales que la perciben como una cuestién “inextricablemente ligada con los movimientos de capital, de las mercancias, de la gente y de sus imaginaciones cultura y sus prac- ticas” (Brah, 1999: 3). Ellos intentan salvar la sobredeterminacién econémica que prevalecia en las anteriores posturas del marxismo, vinculando el énfasis econd- mico y las relaciones culturales, donde la migracidn y los movimientos de la gente son parte de las dimensiones clave de la globalizacién (1999: 5). Al compartir la perspectiva modernista con otros autores marxistas, conciben la globalizacién como parte de un contexto en el que se enfrenta un momento controversial del capitalismo contempordneo (1999: 4). La postura de la gedgrafa inglesa Doreen Massey podrfa incluirse en esta orientaciOn, en la medida que supone dos diferentes discursos en la globaliza- cidn: uno no espacializado y otro especializado. El primero es una imaginacidn de espacios libres, abiertos y sin limites, relacionados con la poderosa retérica del neoliberalismo y del libre comercio (Massey, 1999: 35). Por el contrario, la glo- balizacin espacializada refiere a la posibilidad de generar lugares (places) del futu- ro, a través de la coexistencia de las diferencias como parte de su fundamento. En esta concepcion aparecen dos rasgos importantes: la espacializacién depende de la forma como las diferencias pueden ser incluidas y arraigadas en el espacio, al mismo tiempo que son una alternativa a la “globalizacidn” no espacializada. Regre- Saremos a esta posicion en la tercera parte de este capitulo. Como se puede apreciar, no hay una postura clara ni homogénea del proceso en cualquiera de los grupos antes mencionados que permita hacer una clasifi- cacion sobre la base de lineas del pensamiento o de antecedentes tedricos. Pode- mos encontrar marxistas en el grupo moderno o en el de los criticos, asi como reconocer posmodernistas en el grupo de los modernos; los transformadores son modernos o fueron parte de los criticos marxistas en algiin momento de su historia intelectual. GLOBALIZACION Y TERRITORIO 56 Una de las conclusiones a las que se llegé con la revisién de los textos anali- zados, fue que existen dos caracteristicas fundamentales que traspasan la defini- cion y clasificacién sobre la globalizaci6n, que son comunes a las Posiciones de los paises en donde se desarrollan, sean éstos del norte o del sur: ¢ El problema espacial subyace a toda la discusién en el area de las ciencias socia- les y las del disefio, mas explicita que implicitamente, dado que la globalizacién es un tema que “liga espacios en el tiempo”; hay muchas maneras como esto se percibe en las definiciones que diversos autores dan al proceso, significando para cada quien diferentes aspectos: espacios, comunicaciones, redes o relaciones. * La discusién se ha orientado en casi todos los casos, aun en aquellos que se enfocan en los efectos de la globalizacién, a discutir el c6mo construir, pensar y resolver el futuro de la sociedad contempordnea. En ese sentido, la Hamada glo- balizacion no es sdlo el contexto en el cual se analiza el presente, sino también en el cual se discute el “proyecto” del futuro. De ahi la importancia de que las voces del sur tengan volumen para generar una repercusion mucho mas amplia de la que al momento tienen, ya que parto de suponer que existen y de que, sin duda, son importantes. Modernidad inconclusa: globalizacion, €un cambio de lugar en el mundo? Sin embargo, podriamos preguntarnos ¢por qué es tan importante agruparlos de esta manera en paises como los latinoamericanos, y especfficamente en México? Por un lado, por la trascendencia que tiene el introducir en nuestra cultura la con- cepcion del debate y de las posiciones, tradicién que ha sido poco impulsada por los intelectuales y académicos. Pero, por el otro, las modas en la academia han originado que algunas cate- gorias desarrolladas e impulsadas por los paises del norte, se hayan usado en el sur sin ninguna mediacién* de nuestras realidades. De esta manera, la de globa- lizacién se impulsé como una iniciativa de nuestros politicos, como un modelo para salir de la larga crisis que afecto a nuestros paises durante las décadas de los afios ochenta y noventa del siglo xx. De hecho, para los paises del sur, la globalizacién se adopté como una nue- va promesa de desarrollo, como la forma a través de la cual llegarfamos a la moder- nizacién inconclusa que habia sido prometida, pero que ahora s{ iba a ser alcan- zada mediante la entrada de todos nuestros territorios en el proceso de Ia era global. Si los modelos de desarrollo interno, tales como la sustitucién de impor- taciones, no generaron el crecimiento esperado, los gobiernos sdlo se movieron a su *Se est4 usando la categoria de mediacién como un acto de construir conexiones, vinculos o rela- “lones de una realidad a otras diferentes con otros contextos. 60 BLANCA REBECA RAMIREZ VELAZQUEZ opuesto: lograrlo por medio de las exportaciones y el comercio internacional. Enfrentamos de nuevo el fantasma del desarrollo: la promesa de ser modernos como el primer mundo, es decir, ser desarrollados como en el norte. Al mismo tiempo, el libre comercio y la liberalizacién de la economia vinie- ron como nuevos ideales para resolver la crisis que afecta a nuestres paises, o como nuevo compromiso para introducirnos en la modernizacion y el desarrollo. En ese sentido fue la estrategia de los politicos que han conducido a los paises que la han usado como contexto para hacer novedoso el trabajo y los proyectos que pro- ducen. Por ello, la globalizacién es usada para significar todo lo contemporaneo, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. La forma como ha sido usada en algunas reuniones en el campo académico son un ejemplo de este supuesto (Chiccolella, 1997). Por lo tanto, globalizacién en paises como México significa también una pro- mesa de cambio de nuestra posicion en la geografia del mundo: como seriamos parte del norte, entonces, seriamos desarrollados. La neutralizé en la medida que se igualé: todos jugariamos aparentemente con semejantes oportunidades en condiciones similares para ser como ellos en el corto plazo, llevando a cabo el proceso en cualquier lugar y con los mismos resultados. De esta forma, siendo neutrales se desterritorializaron las politicas (Held, 1999: 32) y se conformé un concepto de globalizacién no espacializado (Massey, 1999). El cambio de posicion en la geografia del mundo no es un objetivo nuevo entre los politicos de paises del sur; por el contrario, éste ha sido una de sus estra- tegias para salir del subdesarrollo, imitando las formas y los propésitos del mode- lo capitalista de produccién y consumo. Sin embrago, nada mas lejano de la imagen prometida, segun Uribe: ...la region (de América Latina) se enfrenta al proceso de globalizacion en con- diciones de extrema fragilidad y riesgo de su sobrevivencia como conjunto de naciones independientes y soberanas, tanto porque la secuencia de dependen- cias han minado sus desenvolvimientos econdmicos y sociales desfigurando sus estructuras internas como porque la situacién internacional es altamente con- flictiva (Uribe, 1998: 101). ¢Pero qué proyecto es el que promete el cambio de nuestra posicién en el mundo? Un proceso sin sujeto Con el uso genérico de 1a categoria globalizacion, ha habido un cambio pro- fundo en relacién con quien est4 generando las transformaciones y la dindmica GLOBALIZACION Y TERRITORIO 61 del mismo, en otras palabras, ¢quién es el sujeto que ejecuta las acciones del proceso? a En estadios previos a las discusiones territoriales, el énfasis en la definicién de los fendmenos econdmicos, politicos y sociales estaba en la determinacién econé- mica de los procesos de desarrollo, especificamente en el Ambito de la produccién y del capital en general, tanto en la tradicién marxista como en la neoclasica o keynesiana. La industrializacién era el eje que articulaba produccién, circulacién, distribucién y consumo. Ahora, aun en el sector econémico, el énfasis estd puesto en la circulacioén de diferentes formas. Para los economistas, el comercio de las mercancias, y concretamente el comercio internacional, es el que define el proceso y el desarrollo (Held, 1999). La circulacidn financiera, para algunos (Moran, 1998; Fox, 1995), el libre mercado y la libre competencia para otros, sin restricciones en el nivel nacional o internacio- nal (Ohmae, 1995). Algunos politicos piensan que la determinacién esta en el comercio internacional bajo el control del Estado, y la importancia de las comu- nicaciones, o bien, en las relaciones internacionales, politicas y econdémicas (McGrew, 1992; Hirst y Thompson, 1999; Held, 1999) (véase cuadro 1). Varios socidlogos y antropdlogos consideran a las web y las facilidades de computo, la digitalizacion, las telecomunicaciones y la “informacion de la sociedad” (Borja y Castells, 1997: 44) como los elementos que definen las nuevas tenden- cias de relaciones y contactos en forma rapida y facil, en lugar de las relaciones cara a cara o las de clase, a las que daban prioridad las etapas anteriores. Como resultado de las comunicaciones, la cultura y la identidad se oponen a aquellos que definen la globalizacidn como un proceso de construccion simbolica de una amplia exposicién de experiencias de la vida de grupos, estrechamente ligada con las condiciones materiales de uno en varios estadios de su historia (Brah, 1996: 18). A lo anterior, tendrfamos que agregar las migraciones y los movimientos sociales como algunos temas importantes que se incluyen en los debates con- temporaneos. En general, y especialmente en algunas concepciones modernistas o hiper- globalistas, la globalizacién aparece como un proceso econémico sin agente que se activa por si mismo en la esfera de las relaciones internacionales con influencia directa en las esferas locales, politicas y culturales, pero sin que sea claro el cémo y el dénde. Los movimientos y la circulacién generan las pérdidas y las ganancias del proceso influenciando la cultura, la sociedad, la economia y la Politica. Lo anterior se podria clarificar si analizamos los temas estudiados en la glo- balizacién: las compafifas multinacionales, comercio, flujos financieros, redes y Comunicaciones, migraciones internacionales, didsporas, cultura y los impactos

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