Sunteți pe pagina 1din 200
Santiago Castro-Gémez Oscar Guardi Carmen Millar, de ISBN 958-b83-125- WL 895861831255. Oe aaa elec ee eRe ame Bet ee em ee dee eae d tena eed ei reste peel eee Rad pga Moe ial i eMid a leet a aa ell ct Ce Ronee etaa i d olen some AU cease alu ag Cee ge eum et cid ic etme (decal (eteic teat cig Cele cE Oe eae ate eee EaecaRicam it aR rsalae nase aCe AUN ales ese clio aac taal Ce eee el ge elem ecole Cee inlet g uae nace p a mtr ie err Me ad ae eaten ce eae Ceca dea en Mead eco DES to ela lg cela | er oma ee ete eet ene el era Ugh ce ee ere Rea uc a ata etl ic Lr UCN amet eel ce ees R aah tea au acces ead Cea Cae eee aaron seeneane vale i une en Gem maCsuCS agile eMac eee nee aL Ie Lech Ge ne eet a lee ea eo eae Rea licch aa gtral el ie Re aka le cea aclu eel ie Taio lod Celie MPa acne a ete ccc ae ciel ae eM ang ieathe load aah Meio eaemel ac RM eta i ella allecty Seer ME UCC een eee Ihe aM alin Mega ete ele ater Mel algae et iit Uillae edict enone een ede ae eat ean eller cs Mega ec cee Ok MLA Ceca Ce eee cig er Helsdeseiaattd eal aeil Sab Aci udadlcicphsccaksos AAs eikonal alka sacediMcd scat Resellers aaa Semele ete puonticaled Perea ene (tht as Oriente sce Pensar (en) los intersticios : teorfa y préctica de la critica poscolonial / Editores: Santiago Castro-Gomez, Oscar Guardiola-Rivera, Carmen Millin de Benavides. - Traduc- cin Mercedes Guhl... et al - Santa Fe de Bogota: CEJA: Instituto Pensar, 1999. 206 p. (Serie Pensar) ISBN: 958-683-125-6 ‘Contenido: Imperialismo y cultura/Madam Sarup.—Eurocentrismo y colonialis- mo en el pensamiento social latinoamericano/ Edgardo Lander. —Globalizacién, procesos civilizatorios y Ia reubicacién de lenguas y culturas/ Walter Mignolo. —Apuntes sobre la zlobalizacién como problema filosSfico/ Fredric Jameson. —Colonizacién del poder, ‘cultura y conocimiento en América Latina/ Anibal Quijano, —Identidad cultura y diéspo- ra/ Stuart Hall. —Més alld del curocentrismo: el sistema-mundo y los limites de ia moder- nidad/ Enrique Dussel. —La cultura como campo de batalla ideolégico del sistema-rmundo moderno/ Immanuel Wallerstein 1. TEORIA SOCIAL - AMERICA LATINA 2. POSMODERNIDAD - AMERI- CA LATINA 3. MARXISMO 4. TEORIA DE LA CULTURA - AMERICA LATINA 5. POSCOLONIALIDAD I. Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar IL. Pontificia Universidad Javeriana, Centro Editorial Javeriano, CEIA IM. Castro-Gémez, Santiago, 1958-/ Ed. IV. Guardiola-Rivera, Oscar, 1969-/ Ed, V, Millan de Benavides, Carmen, 1955-/ Ed. VI. Guhl, Mercedes/ Dir. Tr. DB-UI-BG CDD 306 ed. 19 inp Disefio de la Cardtula: Ana Lucia Chaves Barrera Prohibida la reproduccién total o parcial de este material, sin autorizaci6n por escrito de Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola Rivera, (Carmen Millén de Benavides Santiago Castro-Gémez Oscar Guardiola-Rivera Carmen Millan de Benavides (Editores) Pensar (en)los intersticios Teoria y practica de la critica poscolonial Coleccién Pensar WZ, \s is, Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pontificia Universidad Javeriana wy Reservados todos los derechos © Santiago Castro-Gémez © Oscar Guardiola-Rivera © Carmen Millan de Benavides CHA Centro Editorial Javeriano 7440-62 Primer Piso Santafé de Bogotd Directora: Selma Marken Farley Centro Editorial Javeriano Traduccién: Mercedes Guhl. Dir [et al.] Coordinacién Editorial: Alfredo Duplat-Ayala Autoedicién: ‘Ana Lucia Chaves Barrera Primera Edicién 1999 Namero de ejemplares: 500 A lamemoria de Jaime Garzon, Dario Betancoutt, Jestis Antonio Bejarano ytodos los intelectaales colombianios asesinados en esta guetta fratricida. INTRODUCCION.. 1. IMPERIALISMO Y CULTURA Madan Sarup .. 2. EUROCENTRISMO Y COLONIALISMO EN EL PENSAMIENTO SOCIAL LATINOAMERICANO Edgardo Lander 3. GLOBALIZACION, PROCESOS CIVILIZATORIOS Y LA. | REUBICACION DE LENGUAS Y CULTURAS Walter D. Mignolo 4. APUNTES SOBRE LA GLOBALIZACION COMO PROBLEMA FILOSOFICO Fredric Jameson . 5. COLONIALIDAD DEL PODER, CULTURA Y CONOCIMIENTO EN 9s AMunteA LATINA Anibal Quijano.. 6.TEORIA, POLITICA, SUBALTERIDAD Y POSCOLONIALIDAD Entrevista a Aijaz Ahmad. 7. IDENTIDAD CULTURAL Y DIASPORA | 45 Stuart Hail ... i IL 8. MAs ALLA DEL EUROCENTRISMO: EL SISTEMA-MUNDO Y LOS LiMITES DE LA MODERNIDAD Enrique Dussel 5s 147 9. LA CULTURA COMO CAMPO DE BATALLA IDEOL' oa1co DEL SISTEMA-MUNDO MODERNO Immanuel Wallerstein... convereent AOD: 'NOTAS Y REFERENCIAS bannteee seasee 189, INTRODUCCION POSCOLONIALISMO, O LA CRITICA CULTURAL DEL CAPITALISMO TARDIO Hacia comienzos de los afios ochenta empezaron a surgir en varias universidades inglesas y norteamericanas, particularmente en los departamentos de lenguas, nuevos campos de investigacién tedrico- prdctica que desafiaban la autoridad de los cénones tradicionales (es- tudios culturales, teorias feministas, estudios poscoloniales, critica racial, entre otros). La estrategia critica seguida por estas nuevas tendencias se encontraba inspirada por el marxismo althusseriano, la genealogia de Foucault y la deconstruccién derridiana , metodologias que rompieron los bordes disciplinarios y se difundieron rapidamente por todas las 4reas de las humanidades y las ciencias sociales. De lo que se trataba era de exponer los vinculos ocultos entre el conoci- miento cientifico, particularmente el de las llamadas “ciencias hu- manas” y una serie de practicas socio-politicas a través de las cuales determinadas personas (mujeres, homosexuales, migrantes, negros, miembros de la clase trabajadora, etc.) son sometidas a un disciplinamiento mental y corporal que les obliga a integrarse en una sociedad orientada cada vez mas por las necesidades expansivas del capital En el caso especifico de los estudios poscoloniales, la critica se dirigia hacia la complicidad entre las ciencias sociales y las humanidades con el proyecto de legitimacién ideolégica del colonialismo europeo en ultramar. Te6ricos como Said, Bhabha, Spivak, Guha, Ashcroft, Young, Chakrabarty, Prakash y otros muchos, trabajaban en una deconstruccién de las epistemologias del conocimiento moderno, tomando como eje de reflexion 10 Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola-Rivera y Carmen Millin de Benavides el papel jugado por la colonizacién del mundo no europeo en la consti- tucion de las disciplinas cientificas. El proposito de este ejercicio era doble: por un lado, provincializar las pretensiones universalistas y civilizadoras de la cultura europea; por el otro, desenmascarar la su- puesta neutralidad politica de las llamadas ciencias humanas, conti- nuando y renovando de esta manera el proyecto marxista de la Ideologiekritik. Podriamos caracterizar a las teorias poscoloniales como un intento por re-escribir, desde una perspectiva no europea, la ge- nealogia de los saberes humanisticos de la modernidad, completando de este modo el proyecto, todavia eurocéntrico, iniciado por los maes- tros de la sospecha que inspiraron la critica de Althusser, Foucault y Derrida. La critica poscolonial no intentaba realizar una simple inversion en las jerarquias del conocimiento, convirtiendo la heterodoxia de los saberes emergentes en una nueva ortodoxia disciplinaria. Lo que buscaba era mostrar que, trasladadas al espacio de las colonias, la literatura, la filosofia y las ciencias sociales modernas servian como mecanismos ideolégicos que legitimaban un determinado tipo de or- den hegeménico. La lengua y la ciencia metropolitanas se convirtie- ron asi, no solamente en la norma oficial frente a la cual las practicas sociales y cognitivas de los pueblos sometidos eran vistas como “pri- mitivas” y “subdesarrolladas”, sino también en el medio a través del cual era posible legitimar la subordinaci6n politica y econémica de las periferias. El interés politico de las teorias poscoloniales, era, en- tonces, mostrar la vinculacién entre los valores culturales de Occi- dente y el proyecto de expansion mundial del capital. Ello explica su posicion critica frente al marxismo tradicional, que establecia una separacién extrema entre la estructura econémica y la superestruc- tura politico-cultural. En algin sentido, los criticos poscoloniales lo- graron recuperar para la teoria cultural la relacién dialéctica entre las dos esferas. Por lo mismo, se entiende la necesidad para la teoria poscolonial de provocar una subversion en los canones del pensamiento occidental, justamente alli donde este conocimiento es producido, co- dificado y legitimado: en los centros académicos de los paises hegemonicos al interior del sistema-mundo. Sin embargo, algunos intelectuales marxistas empezaron a mirar con sospecha la posibilidad, e incluso la deseabilidad de realizar este proyecto. Este malestar es entendible si tenemos en cuenta la criti- ca, antes anotada, que los estudios poscoloniales realizaron de la teo- ria social marxista. Para Edward Said, por ejemplo, el marxismo es un discurso que, anclado en la predominancia exclusiva de la esfera eco- némica sobre la esfera politico-cultural y en una concepcién Pensar (en} los intersticios ul teleolégica de la historia, se muestra incapaz de teorizar adecuada- mente el fendmeno del colonialismo moderno. No es extrafio enton- ces que historiadores poscoloniales como Guha y Chakrabarty identi- fiquen al marxismo como una “metanarrativa imperialista”, que pro- yecta la historia europea como norma valida para todas las socieda- des del planeta. Otros teéricos como Robert Young y J.M. Blaut, acu- san al marxismo de reproducir el colonizer’s model of the world con su tendencia a ubicar a Europa como centro desde el cual se difunde la emancipacién social hacia el resto del mundo. Este es precisamente el punto enfatizado por tedricos latinoamericanos como Enrique Dussel, Anibal Quijano, Edgardo Lander, Fernando Coronil y Walter Mignolo, para quienes el colonialismo no es un fenémeno aditivo sino constitutivo de la modernidad. Estos wltimos tienden a recuperar del marxismo la presentacién del capital como una tendencia mundial y globalizante, asi como el caracter hegeménico de la superestructura, en tanto que rechazan el determinismo eurocéntrico de su concep- cién progresiva de la historia. Por su parte, Arlif Dirlik y Aijaz Ahmad, de manera andloga a los teoricos latinoamericanos, quieren recobrar el horizonte critico de la totalidad con el fin de evitar una teoria de la cultura que se disuelva en el analisis de las particularides. Ellos ven a las teorias poscoloniales como un apéndice de los llamados estudios culturales, y a éstos como una expresion mas de la “sensibilidad posmoderna”. Para ellos, la posmodernidad, en su afan por deslegitimar los metarelatos, renun- cia a teorizar el capitalismo como sistema mundial universal, apues- ta por las batallas micropoliticas mientras que éste prosigue su mar- cha triunfal, y no toma en cuenta el modo en que el capital mismo determina la produccién de conocimientos en el sistema-mundo. Para Ahmad y Dirlik, el peligro de Ja fascinacién posmoderna por la hibridez cultural es, precisamente, la pérdida de la perspec- tiva global. Dirlik esta convencido de que esta perspectiva sdlo puede ofrecerla una teoria que sea capaz de mostrar el modo en que la produccién de conocimientos se relaciona dialécticamente con las estructuras de la economia capitalista. Abandonar el pun- to de vista de la totalidad, equivale para Dirlik a perder de vista el propio locus enuntiationis, es decir, a quedar ciego frente a las con- diciones estructurales de la produccion de teorias en el marco del sistema-mundo capitalista. Este es justamente el gran peligro de los estudios culturales: convertirse en un discurso que, al igno- rar sus propias condiciones de produccién teérica, refuerza doble- mente ¢l sistema global de saber/poder 12 Santiago Castro-Gomez, Oscar Guardiola-Rivera_y Cérmen Millan de Benavides EL POSCOLONIALISMO COMO TEORIA CRITICA DE LA SOCIEDAD GLOBALIZADA La pregunta crucial que quisiéramos inaugurar con los textos aqui presentados es la siguiente: gcémo es posible reinventar el espacio politico en las actuales condiciones de globalizacion? Aparentemente existen dos respuestas posibles: la primera surge a partir de la politizacion de una serie de luchas particulares (de gé- nero, de raza, de migracién, de descolonizacién, etc.) ocurrida a fina- les de los afos sesenta, que sin embargo, como han sefialado Dirlik y Ahmad, deja impensado el proceso de constitucién global del capital. A ella se asocian, de un lado, la actual predominancia filoséfica de la llamada “ética minima’, la reflexion practica sobre los principios for- males que asegurarian la convivencia pacifica de las diferencias cul- turales, y el apoyo teérico a la consolidacién de la democracia liberal (expresado en el lugar central que ocupan nociones (post)ideolgicas como “tolerancia” o “multiculturalismo’). De otro lado, la importacién de unos modos de andlisis (en particular los de la high theory francesa recibida por la academia del actual centro del sistema-mundo) que se muestran ciegos frente al modo como operan las geopoliticas del co- nocimiento y de la cultura. A esta respuesta corresponde un debate interno en los estudios poscoloniales: el debate entre la critica poscolonial y la teoria poscolonial. De un lado criticos como Dirlik y Ahmad, del otro figuras canénicas como Said, Bhabha y Spivak. Desde la perspectiva de este debate, el poscolonialismo se encuen- tra hoy en un cruce de caminos. Para algunos, como Ahmad, el poscolonialismo se ha alejado de las realidades coercitivas de la his- toria (neojcolonial, perdiendo cualquier rasgo critico. A esta preocu- pacién se une aquella otra, mucho menos articulada y mas “de dere- chas”, proveniente de los tradicionales celos disciplinares, segtin la cual, el poscolonialismo ha ido ms alla de sus fronteras (la literatu- ra, los andlisis culturales) y nos regala ahora con una serie de truismos que de tiempo atras eran ya moneda corriente de historiadores y filé- sofos. Buena parte de los textos aqui presentados quisieran aclarar los términos de este debate y avanzar en la obtencién de mayores elementos para su comprension. Existe, sin embargo, una segunda respuesta a la pregunta propues- ta mas arriba. Hlla depende de la manera como podamos formular la siguiente cuestién: con el advenimiento del caracter transnacional del capital y la nueva escena sociocultural, ya no nos hallamos frente a la oposicién clasica entre centro (la metropolis) y periferia (los pai- ses colonizados), dada la manera en que tanto la empresa como la Pensar (en) los intersticios 13 sociedad-devenida-empresa rompen el cordén umbilical que las unia con su poblacién “original” (el racismo de Estado, el “ethos” cultural) a la que tratan ahora como otro territorio que puede ser colonizado. Como observa Zizek, el resultado de este proceso es una colonizacion en la cual sélo hay colonias, no paises colonizadores, dado que el poder colo- nizador no proviene mas del Estado-naci6n (cuyo declive resulta pa- tente) sino de las empresas transnacionales. El filosofo esloveno pro- pone el término “autocolonizacion” como una forma mejor de deseri- bir la actual relacién entre el universo del capital con la forma del Estado-nacién en la era del capitalismo global. Este giro auto- referencial esta dado aqui mediante una apelacién a las herramien- tas del andlisis del sistema-mundo. Se trata de acudir nuevamente al analisis desde la perspectiva de una totalidad real, con el fin de contrarrestar dos riesgos: el de la mera “celebracién de los particularismos” (de género, de raza, de cultura o sub-cultura) y el de la “vacia universalidad” que acompaiian, como forma ideal del capita- lismo global, a modos de andlisis predominantes hoy en la academia, tales como los estudios culturales o la filosofia practica del multiculturalismo. Desde una perspectiva mundial, como la defendi- da por Wallerstein, Jameson, Dussel, Quijano y otros, el multiculturalismo aparece como la actitud que, desde una universa- lidad vacia, trata a cada cultura local como el colonizador trata al colo- nizado: como “nativos” cuya cultura debe ser estudiada y “respetada”. En este caso, la relacién entre el colonialismo imperialista tradicio- nal y la autocolonizacién capitalista global es 1a misma que la rela- cién entre el imperialismo cultural occidental y el multiculturalismo: De la misma forma que en el capitalismo global existe la parado- ja de la colonizacién sin la metrépoli colonizante de tipo Estado- nacion, en el multiculturalismo existe una distancia eurocentrista condescendiente y/o respetuosa con las culturas locales (...) en otras palabras, el multiculturalismo es una forma de racismo nega- da, invertida, autoreferencial (...) que vacia su posicién de todo con- tenido positivo (el multiculturalista no es directamente racista, no opone al Otro los valores particulares de su propia cultura), pero igualmente mantiene esta posicién como un privilegiado punto va- cio de universalidad, desde el cual uno puede apreciar ly despre- ciar) adecuadamente las otras culturas particulares’ A la caracterizacién del “multiculturalismo” como un racismo ne- gado e invertido, habra que afiadir la de un clasismo, también negado ¢ invertido, en la medida en que el propésito del movimiento de los derechos civiles de los sesentas (“todas las razas juntas”) parece es- tar, de acuerdo con la mayoria de datos disponibles, mas cerca que 14 Santiago Castro-Gomez, Oscar Guardiola-Rivera y Carmen Millan de Benavides nunca, con wna excepcién: la pobreza urbana y global. Esta vision es ampliamente compartida por quienes se han ocupado del tema. “Re- sulta claro que si alguna vez hemos estado dispuestos a “resolver” la cuestién racial, lo que hemos tenido es un tremendo problema de clase y que realmente la cuestion racial se ha convertido en un pro- blema de clase”, dice el sociélogo Alan Wolfe, autor de One Nation, After All, quien en su libro ha revelado que las creencias de negros y blancos de clase media sub-urbana estén mas unidas en términos de clase que divididas por cuestiones raciales.* De lo anterior se siguen al menos tres consecuencias que son im- portantes para comenzar a dar respuesta a nuestro interrogante ori- ginal: Primero, que a pesar de la correcci6n inicial del contrargumento “poscolonial” (segan el cual la neutralidad multiculturalista es falsa porque tras ella siempre se esconde el hombre blanco eurocéntrico), esta visién apunta en otra direcci6n: el capitalismo actual se aferra todavia a una herencia cultural que oculta no solamente y no tanto las formas de exclusién de género, raza y cultura, sino, mas bien, el anonimato universal del capital (ga quién pertenece hoy el capital? La respuesta correcta parece ser: a nadie). Ello indica que el reto que debe asumir hoy la critica poscolonial (mas alla de la “teoria”) es el de capturar, no tanto el contenido particular que se esconde tras la mas- cara universalista del centro, sino el hecho de que el capital ha “subsumido” por completo a la sociedad, esto es, que se trata de una maquina global anonima, y que no hay ningun sujeto, ningtin fantas- ma, dirigiendo la maquina. Segundo: que bajo la forma de “estudios culturales” o “critica cultu- ral”, la teoria bien puede estar contribuyendo hoy al esfuerzo ideol6gi- co por hacer invisible al capitalismo en tanto que sistema mundial. En las ciencias sociales y la teoria cultural actual, la sola mencién del capitalismo en tanto que sistema mundial parece despertar acu- saciones de activismo, esencialismo, fundamentalismo o realismo anacrénicos. Al asumir la perspectiva del capitalismo como sistema- mundo, el poscolonialismo se desmarca de la politica liberal o de iz~ quierda “progresista”, que ha reducido la potencialidad de la critica a las luchas (massmediaticas) por diferencias culturales que dejan in- tacta la homogeneidad fundamental del capitalismo tardio. En la me- dida en que la critica “progresista” plantea la equivalencia de las va- rias luchas particulares, reprime, a la vez, la validez fundamental de la lucha econémica, promoviendo, tanto en la calle como en la acade- mia, el abandono del andlisis del capitalismo en tanto que sistema- mundo y de la cultura en tanto que “campo de batalla ideolégico” (para utilizar la expresion de Wallerstein) del capitalismo global, con lo cual Pensar (en) los intersticios 15 implicitamente acepta el marco de las relaciones econémicas como unico escenario posible de las relaciones sociales. No resulta extra- flo, entonces, que tras haber abandonado el espacio de la economia global, el nuevo “lugar” de lucha para la critica “progresista” sea el de los “derechos”. El renovado interés de la teoria critica “progresista” por el espacio juridico de la posmodernidad, revela su voluntad de aban- donar el espacio de las resistencias que los actores sociales oponen al proceso simultaneo de homogeneizacién econémica y juridicizacién de la sociedad, y cambiarlo por el espacio resueltamente formal, discursivisia y autoreferencial de lo juridico-politico posmoderno. El universalismo vacio del cual hablabamos en parrafos anteriores, no es otro que el universalismo vacio de la ley. Los criticos progresistas creen poder resolver el enigma del multiculturalismo apelando a la imparcialidad de la ley y de lo justo, garantizada por la procedimentalidad, gracias a la cual se produciria el “encadenamien- to” de las diversas luchas particulares (la “ciudadania mundial’). Sin embargo, dicho encadenamiento sélo funciona en la realidad como un estrecho circulo elitista de clase media-alta, como lo prueban las conclusiones de Wolfe, antes citadas, acerca de “la cuestién racial”. Tercero: si lo anterior es cierto, entonces la Gnica respuesta posi- ble a nuestra pregunta inaugural (¢como recomponer lo politico en tiempos de globalizacién?) asume la forma de lo que Zizek llamase una “suspensién de la ley”. Y, sin embargo, resulta necesario ir mas lejos: no basta con suspender el espacio de la ley y reemplazarlo por el de la “ciudadania activa y responsable”, la llamada “sociedad civil” que lucha por los derechos humanos y la ecologia. Ello seria no tomar en cuenta que la sociedad civil es, ella misma, el objetivo de la em- bestida del capitalismo tardio, Reconocer que la nuestra es la época en que la sociedad “se factoriza” (lo que Antonio Negri ha denominado la “subsuncién real” de la sociedad por el Estado y del Estado por el capital) implica aceptar la leccion fundamental de la dialéctica: que las apariencias si importan. De este modo, tomarse en serio el caracter espectral del capital, su aparente invisibilidad que atraviesa atin, y especialmente, a la “sociedad civil”, implica tomarse en serio la tambien aparente renovaci6n del socialismo como alternativa (en la América Latina de Marcos, Castafieda y Mangabeira Unger). Ya lo dijimos, esta alternativa toma la forma de una suspension de la ley. Solo que hay cuando menos dos formas de “suspender la ley”: la de derechas, expresada en la frase de Joseph Goebbels: “cuando oigo la palabra ‘cultura’, busco mi pistola”.° Ninguna frase resulta tan per- tinente como ésta, dada la actual situacién colombiana. “Suspender la ley” quiere decir asumir la universalidad del antagonismo en la 16 Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola-Rivera y Carmen Millan de Benavides sociedad. Sdlo que la respuesta de derechas asume el universalismo del antagonismo como una ausencia y una imposibilidad totales de dialogo, a la que corresponde una omnipresencia de la guerra. Frente aesta respuesta, que nos remite a la sobre-determinacién de la muer- te, que es la realidad de Colombia y de la periferia en general, opone- mos el poscolonialismo como teoria critica de la sociedad globalizada. En tanto que “poscolonialismo”, se trata de una critica cuyo origen no es, como bien lo ha sefialado Enrique Dussel, la segunda modernidad (la de Kant) y cuya hermenéutica no toma exclusivamente la forma de una ciencia interpretativa del espiritu. Este poscolonialismo hace suya la cuestion ética del origen del sistema-mundo, de la primera modernidad (la de Las Casas) que se pregunta: gqué derecho tienen los centros de ocupar, dominar y administrar las periferias? Sin em- bargo, el poscolonialismo que aqui presentamos, reinscribe esta pre- gunta en los términos de la “autocolonizacién” que caracteriza al sis- tema-mundo actual. Puesto de esta forma, el reto del poscolonialismo como teoria critica de la sociedad globalizada no es tanto desenmas- carar el eurocentrismo del centro y la periferia, sino, mas bien, opo- nerse tanto a la violencia directa de los Goebbels de este mundo, como a aquella otra, mas sutil y mas propia del capitalismo tardio, que con- siste en recurrir a la chequera cada vez que se habla de cultura. Di- cho de otra manera, se trata de pensar la critica cultural como un arma eficiente contra el revdlver y la chequera. Esta es, precisamen- te, la perspectiva que buscamos abrir con esta antologia de textos. Santiago Castro-Gémez Oscar Guardiola-Rivera Carmen Millan de Benavides Bogota, agosto de 1999 Pensar (en) los intersticios 17 BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA Adam, |., Tiffin, H, eds. Past the last Post: Theorizing Postcolonialism and Postmodernism. Harvester: Wheatsheaf, 1991. Ahmad, A. In Theory: Classes, Nations, Literatures. Oxford: Oxford University Press, 1992. Amin, S. Eurocentrism. New York: Monthly Review Press, 1989. Arrighi, G. The Long Twenty Century. Money, Power and the Origins of our Time. New York: Verso, 1994. Aschroff, B., Griffiths, G., Tiffin, H. eds. The Empire Writes Back: Theory and Practice in Postcolonial Literatures. London: Routledge, 1989. eds. The Postcolonial Studies Reader. London: Routledge, 1995. Bernal, M. “The Fabrication of Ancient Greece 1785-1985”. Black Athenea: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization. Vol. I. New Bronswick, Rutgers University Press, 1987. Blaut, J.M. The Colonizer’s Model of the World: Geographical Diffusionism and Eurocentric History. New York: Guilford Press, 1993. Castro-Gomez, S. Critica de la razon latinoamericana. Barcelona: Puvill Libros, 1996. Castro-Gomez, S., Mendieta, E. eds. Teorias sin disciplina. Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalizacion en debate, Mexi- co: Porrua, 1998. Coronil, F. The Magical State. Nature, Money and Modernity in Venezuela. Chicago: The University of Chicago Press, 1997. Dirlik, A. The Postcolonial Aura: Third World Criticism in the Age of Global Capitalism. Durham: Duke University Press, 1997. Dussel, E. Etica de la globalizacién en la edad de la globalizacién y de la exclusion. Madrid: Editorial Trotta, 1998. A. Encountering Development: The Making and Unmaking d World. Princenton: Princenton University Press, 1995. Ferro, Mare. Colonization. A global History. Londres, Nueva York: Routledge, 1997 Gandhi, L. Postcolonial Theory. A critical Introduction. New York: Columbia University Press, 1998. 18 Santiago Castro-Gémez, Oscar Guardiola-Rivera_y Carmen Millan de Benavides Hannaford, I. Race. The History of an Idea in the West. Baltimore: The John Hopkins University Press, 1996. Harvey, D. The Condition of Postmodernity: An Inquiry into the Origins of Cultural Change. Oxford: Blackwell, 1989. Jameson, F. El posmodernismo o la légica cultural del capitalismo ayvanzado. Buenos Aires: Paidos, 1992. --. La estética geopolitica. Barcelona: Paidés, 1995 ---, Jameson, F. / Zizek, S. Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. Barcelona: Paidés, 1998. Lewis, M., Wigen, K.E. The Myth of the Continents. A Critique of Metageography. Berkeley: University of California Press, 1997. Mignolo, W. The Darker Side of the Renaissance: Literacy, Territoriality and Colonization. Ann Harbour: The University of Michigan Press, 1995. ---. Local Histories / Global Designs: Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking. Princenton: Princenton University Press, 1999. Moore-Gilbert, B. Postcolonial Theory. Contexts, Practices, Politics London: Verso, 1997. Moreiras, A. “Irrupcién y conservacion en las guerras culturales”, en: Revista de Critica Cultural 17 (1998). Padgen, A, The Fall of Natural Man. ‘The american Indian and the origins of comparative Bthnology. Cambridge: Cambridge University Press, 1982. Quijano, A. “Modernidad, Colonialidad y modernidad-racionalidad”, en: Bonilla, H. ed. Los conquistados. 1492 y la poblacion indigena de las Américas. Bogota: Tercer Mundo, 1992 ---. Modernidad, Identidad y Utopia en América Latina. Quito: El Co- nejo, 1990. Robertson, R. Globalization: Social Theory and Global Culture. Lon- dres: Sage, 1992. Said, E. Orientalism: Western Conceptions of the Orient. Harmondsworth: Penguin, 1991. ---, Culture and Imperialism. Londres: Chatto & Winds, 1993. Pensar (en) los intersticios 19 Sanderson, S.K, ed. Civilizations and World Systems. Londres: Altamira Press, 1995. Singh Mehta, U. Liberalism and Empire. A Studie in Nineteenth Century British Liberal Thought. Chicago: The University of Chicago Press, 1999. Wallerstein, 1. Geopolitics and Geoculture: Essays on the Changing World-System. Cambridge: Cambridge University Press, 1991 ---. Unthinking Social Sciences. Cambridge: Polity Press, 1991. ---, ed. Abrir las ciencias sociales. Informe de la comisién Gulbenkian para Ja reestructuraccién de las ciencias sociales. Mexi- co: Siglo XXI, 1996. Wolf, E. Europe and the People without History. Berkeley: University of California Press, 1982. Young, R. White Mythologies: Writing History and the West. Lon- dres: Routledge, 1990. Zizek, S, ed. Mapping Ideology. Londres: Verso, 1994. ---. EL sublime objeto de la ideologia. México: Siglo XXI 1992. 1. IMPERIALISMO Y CULTURA Madan Sarup En este articulo quiero explorar los nexos entre cultura e imperia- lismo. Este tltimo ha influido sobre las vidas € identidades de millo- nes de personas en todo el mundo. Hago esta exploracion a través del estudio de lo que se conoce ahora como “critica poscolonial”. La OBRA DE Epwarp Sap: ORIENTALISM Edward Said ha observado que el establecimiento literario-cultural declaré el estudio del imperialismo y de la cultura como zona prohibi- da. Por ejemplo, las importantes obras Culture and Society (1958) y The Long Revolution (1967), de Raymond Williams, que cubren el periodo de la conquista colonial y de la consolidacién del imperio, no dicen nada sobre el funcionamiento de la ideologia imperialista en Gran Breta- fia. Muy pocos novelistas “famosos” trabajan sobre el colonialismo y el imperialismo, y la mayoria de los criticos literarios también han guar- dado silencio respecto al tema. Pero las cosas estan cambiando gradualmente. En el catélogo de novedades de una editorial, aparece una nueva clasificacién después de “Teoria literaria y cultural” y antes de “Teoria feminista”; se lama “Critica poscolonial” e incluye libros como: Europe and the Native Caribbean, 1492-1797; British Women Writers and Slavery, 1670- 1834; libros sobre viajes y “transculturacién”. Estan escritos por “los teori- cos del colonialismo”: Edward Said, Homi Bhabha y Gayatri Spivak. 22 Madan Sarup Comienzo por Orientalism, el influyente libro de Edward Said. Des- pués hablaré del libro que el mismo autor publicé quince afios mas tarde: Culture and Imperialism. Luego sigue una introduccién a las pers- pectivas de dos lideres en el anélisis del discurso, Homi Bhabha y Gayatri Spivak (en los Ultimos afios, Spivak se ha interesado particu- larmente en el imperialismo y en cémo el Tercer Mundo ha sido crea- do como una representacién). Pero gporque referirme al discurso co- lonial, si el tema que ocupa mis investigaciones es el problema de identidad? Escribo este ensayo sobre el colonialismo y el imperialis- mo, ya que éstos no sélo fueron un proyecto territorial y econémico, sino un proyecto que constituyé un sujeto. El proyecto imperial de educar a los nativos ha influido en las identidades de millones de personas de todo el mundo, quienes se han dado cuenta de que per- manecieron como dependientes subordinados de una autoridad basa- da en algo externo a sus vidas. En un trabajo anterior me ocupe de la “anglicidad”! y de su relacion con el imperio; pero no deberiamos limitar la discusi6n a los ingleses. Otras naciones europeas también tuvieron sus aventuras imperia- les. Se podria decir que el principal componente de la cultura europea es precisamente lo que la hizo hegemonica tanto en Europa como fuera de ésta: la idea de que la identidad europea es superior en com- paracién con todos los pueblos y culturas no europeos. Los franceses y los britanicos han tenido una larga tradicién de lo que Edward Said llam6 “orientalismo”, una manera de enfrentarse a Oriente, basada en darle a éste un lugar especial en la experiencia europea de Occi- dente?. Oriente es el lugar de las colonias mas antiguas y mas ricas de Europa, que a su vez son las fuentes de sus civilizaciones y len- guas. Es su rival cultural, y una de las imagenes mas profundas y recurrentes del Otro. Ademas Oriente ha ayudado a definir a Europa (u Occidente) como su contraste en cuanto a imagen, idea, personali- dad y experiencia. Said cobija varias cosas bajo el término “orientalismo”. Aquél que ensefia, escribe o investiga sobre Oriente es un orientalista. Segundo, el orientalismo es un estilo de pensamiento basado en una distincién ontolégica y epistemolégica entre “Oriente” y “Oc- cidente”. Varios poetas, novelistas, fildsofos, politélogos y otros han aceptado la distincién basica entre Oriente y Occidente como el punto de partida para teorias, epopeyas, novelas y descripciones sociales elaboradas. Tercero, el orientalismo puede ser discutido y analizado como una institucién corporativa que se ocupa de Oriente: hace afirmaciones y autoriza opiniones sobre éste, lo describe, lo ensefa, lo gobierna. En pocas palabras, el orientalismo Impetialismo y cultura 23 es un estilo occidental para tener autoridad sobre Oriente y domi- narlo. La relacién entre Occidente y Oriente es una relacién de poder y de dominacién. El orientalismo no es una simple fantasia europea sobre Oriente, sino un cuerpo creado de teoria y practica, en el cual, durante varias generaciones, se ha invertido una cantidad considerable de material. La inversién continua hizo del orientalismo un sistema de conoci- miento sobre Oriente, un cedazo aceptado para que Oriente se filtre en la conciencia occidental. Said llama la atencién sobre la costumbre, promulgada por la cultu- ra, de desplegar grandes generalizaciones por medio de las cuales la realidad se divide en varios colectivos: lenguas, razas, tipos, colores y mentalidades, y cada categoria es mas una interpretacion evaluativa que una designacién neutra. La rigida oposicién binaria entre “lo nues- tro” y “lo de ellos”, con el primer término siempre invadiendo al se- gundo, es lo que subyace a estas categorias. No sélo la antropologia, la lingitistica y la historia, sino también la tesis darwiniana sobre la supervivencia y la seleccién natural, y des- de luego, la retérica del alto humanismo cultural, reforzaron esta opo- sicién. Los valores europeos eran (digamos) liberales, humanos y co- rrectos, y estaban apoyados en la tradicion de las belles-lettres, de la academia y de la investigacién racional. Pero estos valores culturales excluian tanto como incluian. Habia un sistema de gobierno cuyo prin- cipio era simplemente asegurarse de que los orientales no fueran nunca independientes y que no se gobernaran a si mismos. Este fue un principio que seria desafiado por un creciente nacionalismo. La mayor parte de la resistencia al gobierno occidental blanco ha sido conducida en nombre del nacionalismo. El nacionalismo, como sabemos ahora, es un proyecto profundamente contradicto- rio. Ha tenido éxito en la tarea de liberar a muchos paises del im- perialismo, pero su problema radica en que estas luchas fueron lideradas por burguesias formadas en parte, y hasta cierto punto producidas, por el poder colonial. Estas burguesias remplazaron la fuerza colonial con una nueva fuerza explotadora basada en la dife- rencia de clases. En vez de una liberacion, después de la descoloni- zacién se obtienen simplemente las viejas estructuras coloniales en nuevos términos nacionales®. Existe otro problema con el nacionalismo: los horizontes culturales del nacionalismo estan fatalmente limitados por la historia comin del colonizador y del colonizado, que es la que asume el mismo movimiento 24 Madan Sarup nacionalista. El imperialismo, después de todo, es una empresa coope- rativa. Tanto el amo como el esclavo participan en ella, y ambos cre- cen en ella, aunque de manera no equitativa. El imperialismo, en la mayoria de los lugares, se inicié con una cierta conciencia de moder- nizar, instruir y “civilizar” a los nativos. Como dijo Edward Said, un enorme capitulo de historia cultural a lo largo de cinco continentes nace de él. Los anales de colegios, misiones, universidades y socieda- des académicas en Asia, Africa, Latinoamérica, Europa y Estados Uni- dos Ilenan sus paginas*. En la era del antiimperialismo nacionalista, existia una fuerte con- ciencia de la cultura europea y occidental como imperialista. Aunque Europa afirmaba estar guiando ¢ instruyendo a los no europeos, los profetas y sacerdotes, poetas y visionarios desafiaron tal pretensién. En este periodo hay una necesidad urgente de recuperar la tierra, que cual, debido a la presencia del extranjero colonizador, es recupe- rable en principio sélo a través de la imaginacion®. Varios escritores notaron la importancia del aspecto geografico: el imperialismo, des- pués de todo, es un acto de violencia geogrdfica a través del cual cada espacio en el mundo es explorado, cartografiado y finalmente contro- lado. Para los natives, la historia de su servidumbre colonial se inau- gura con esta pérdida del espacio local a manos de un intruso. La identidad geogréfica concreta debe comenzar a buscarse y a restau- rarse de alguna forma’. Con la nueva territorialidad vienen otros desarrollos: la busqueda de autenticidad, de un origen nacional mas adecuado que el provisto por la historia colonial, de un nuevo panteén de héroes y mitos, y un nuevo desarrollo de la lengua nativa. Uno de los héroes de Ja lucha antiimperialista es Frantz Fanon, quien analizé el impacto del colonialismo blanco sobre los negros en estudios que, influidos por el existencialismo de Sartre y el psicoana- lisis, mostraron el efecto deformador sobre los dos pueblos’. Los ele- mentos teéricos del pensamiento de Fanon fueron la fenomenologia, el existencialismo y el marxismo hegeliano, y el objetivo de su obra fue liberar la conciencia de los oprimidos. Una de sus principales pre- ocupaciones fue la constitucién de la identidad propia. Sus escritos promueven la construccién de un yo politicamente consciente, unifi- cado y revolucionario, que lucha contra el opresor. En su opinion, la descolonizacién es el encuentro de dos fuerzas, opuestas la una a la otra por sus propias naturalezas. La colonizacion construyé al blanco como la ley soberana, y al negro como su transgresién; el blanco era bueno y hermoso, el negro era malo y feo* Imperialismo y cultura 25 EI colonialismo, escribe Frantz Fanon, no se siente satisfecho con imponer su control sobre el presente y el futuro de un pais dominado No esta satisfecho con tener a un pueblo bajo su yugo. Debido a una especie de logica pervertida, toma el pasado del pueblo oprimido y lo distorsiona, lo desfigura y lo destruye’. El colonialismo trata de sem- brar en las mentes de la poblacién nativa la idea de que antes de la legada del gobierno blanco, su historia estaba dominada por la barba- rie. Europa trajo las bendiciones de la civilizacién, y los colonizados solo le devuelven ingratitud. eQué efectos tiene el imperialismo en la identidad negra? Frantz Fanon encontré tres fases. En la primera fase, hay una asimilacion incondicional. La inspiracion intelectual del negro es europea, y da prueba de que éste ha asimilado la cultura del poder ocupante. En la segunda fase, encontramos que el escritor negro est perturbado; de- cide recordar lo que es. Los eventos pasados, de la nifiez, seran trai- dos desde las profundidades de la memoria; las antiguas leyendas se- ran reinterpretadas. En este periodo de trabajo creativo, el escritor nativo no es una parte de su pueblo, puesto que sdlo tiene relaciones exteriores con su gente. Finalmente, est la tercera, la fase de lucha, en la cual los escritores nativos se encargan de abrirle los ojos al pueblo. Una gran cantidad de gente siente la necesidad de hablar a su nacién. Como consecuencia viene una literatura revolucionaria, na- cional. Ahora los colonizados desean cambiar el papel y la identidad que fueron modelados para ellos. A partir de la segunda guerra mundial se ha Ilevado a cabo la len- tay dolorosa descolonizacién de los imperios europeos; al mismo tiem- po ha habido un intento por descolonizar el pensamiento europeo. Aqui es donde encaja el libro de Edward Said, Orientalism. Said sos- tiene que un complejo conjunto de representaciones fue construido. Para Occidente, este conjunto se convirtié efectivamente en Orien- te y determino su comprensién de éste. Al descubrir una red de es- critos que van desde descripciones literarias, historicas y académi- cas hasta descripciones administrativas, politicas, militares e im- periales, Said sugiere que las primeras crearon a Oriente para que las tltimas se apropiaran de éste. El libro de Said muestra, sobre todo, la profunda complicidad de las formas académicas del saber con las instituciones de poder. E] argumento principal consiste en que los textos del orientalismo pueden crear no solamente el saber sino también la realidad misma de lo que parecen describir. Por un lado, se sugiere que el orientalismo simplemente consiste en una representaci6n que no tiene nada que ver con el Oriente real, mientras que por otro lado, sostiene que el 26 Madan Sarup saber sobre Oriente fue puesto al servicio de la conquista, ocupacion y administracién colonial. En otros términos: Said sostiene que el Oriente es solo una representacién, pero también afirma que el orientalismo proporciono el saber necesario para la conquista colo- nial; que el orientalismo justificé el colonialismo por anticipado. El libro se divide, entonces, en dos: la primera parte se ocupa de la invencién de Oriente por parte de Europa, y su construccién como una representaci6n; la segunda parte trata del momento en el cual esta representacion y el saber académico que se construyo alrededor de Oriente se convirticron en un instrumento al servicio del poder colonial. El andlisis del orientalismo hecho por Said toma la forma de una serie de juicios, de acuerdo con los cuales cada escritor es iden- tificado como cémplice en el proceso de subordinacién intelectual de Oriente ante Occidente. Un critico comenta: La actitud implacable de Said para juzgar los textos del orientalismo directamente como “a favor” y * en contra” lo lleva a concluir que la idea de que cada europeo, por lo que pueda haber dicho sobre Orien- te, es consecuentemente un racista, un imperialista y casi un etnocentrista radical, es correcta’? El punto relevante de Said consiste en que el Islam ha sido mal representado en Occidente. Y sin embargo, como él dice, “la verdade- ra cuestion es si puede existir una representacién verdadera de algo, de alguna o de todas las representaciones, ya que estan empotradas primero en el lenguaje, y por lo tanto en la cultura, en las institucio- nes y en el ambiente politico del representador”"'. Esto suscita toda la variedad de problemas sobre la verdad y la realidad que se estan dis- cutiendo en los circulos intelectuales. Si todo el saber se esta produ- ciendo dentro de las diferentes instituciones, siempre hay una rela- cién determinada con el Estado y con sus practicas politicas. El problema que Said enfrenta es que si el orientalismo, como estruc- tura discursiva, es tan determinante en los escritores que tratan el tema de Oriente, gentonces cémo puede escapar él mismo a esta estructura? De hecho, hay algunos criticos que sostienen que el andlisis de Said termina repitiendo las mismas estructuras de conocimiento y de poder que censura. Para Robert Young la dificultad de Said radica en que sus valores éticos y tedricos estan profundamente arraigados a la historia de la cultura que critica, es decir la occidental. La cultura de Said forma parte de la alta cultura europea, exclusivamente, y es una lastima que este escritor no esté al tanto de la tradicion derivada de Brecht, Benjamin y dela Escuela de Frankfurt. En ultimas a todos nos queda por resolver la Imperialismo y cultura 27 misma cuestién: ¢ Como podemos producir un conocimiento no coerciti- vo y no dominante dentro de un marco que est profundamente conec- tado con las politicas y las estrategias del poder? IMPERIALISMO Quince afios después, Said escribié su libro Culture and Imperialism"® en el cual se presenta un enorme mapa literario y politico. Said deli- mita las areas principales, levanta muchas senales, y es generoso al mencionar los libros mas importantes para consultar. Es un gran li- bro de sintesis. En la vida académica actual, hay una gran tendencia a separar y dividir; a especializarse. Lo interesante en Said es que, por el contrario, quiere entender el contexto nacional e internacio- nal, y las relaciones entre la ficcién y el mundo historico. Said extiende el concepto de “estructuras de sentimiento”, de Raymond Williams, al emplear la expresion “estructuras de actitud y referencia”. Propone la cultura britanica como un ejemplo en donde puede haber una consistencia en el interés de diferentes autores, que a su vez establece ideas socialmente deseables. Y con estas refe- rencias vienen actitudes de control. Estas actitudes crean unanimi- dad virtual sobre la idea de que existen razas sometidas que deben. ser gobernadas. Tales estructuras estan estrechamente relaciona- das con el desarrollo de la identidad cultural britanica. Said se abstiene deliberadamente de formular una teoria completa de la relacién entre cultura e imperialismo. Cree que ninguna teoria puede explicar o dar cuenta de las re- laciones entre textos y sociedades. Las actividades de leer y escri- bir textos no son nunca neutras: hay intereses, poderes, pasio- nes y placeres involucrados, sin importar qué tan estética 0 diver- tida sea la obra. Para Said ningiin estudio de literatura contemporanea puede pos- poner discusiones sobre la esclavitud, el colonialismo 0 el racismo. Deberiamos comenzar por reconocer que el mapa del mundo no tiene espacios, esencias o privilegios establecidos por un dogma. Said pro- pone un método contrapuntistico de analisis global, en el que se con- sidera que los textos y las instituciones materiales trabajan en con- junto. Quiere observar la literatura comparativa del imperialismo, pen- sar las sociedades metropolitanas, y las anteriormente colonizadas, con sus historias entrelazadas. 28 Madan Sarup Ademas del énfasis en la historia, Said se concentra en la geogra- fia. El imperialismo, y la cultura asociada a éste, confirman la prima- cia de la geografia y de una ideologia sobre el control del territorio. En ‘iltimas, el imperio consiste en la posesion geografica de tierra. Nos hemos acostumbrado tanto a pensar en el tiempo que tendemos a pasar por alto la funcién del espacio, de la geografia y de la ubicacion. Orientalism, el libro pionero de Said, trata slo del Medio Oriente En Culture and Imperialism, extiende su atencién a la India, el Africa y el sureste asiatico. También extiende su debate. Ahora esta mas cons- ciente de que el orientalismo es un resultado, un efecto, del imperia- lismo. En comparacién con el libro anterior, Said tiene mas concien- cia de que pertenecemos al periodo del colonialismo y de la resisten- cia a éste. Comienza afirmando que a pesar de que debemos tratar y comprender lo pasado del pasado, no existe forma alguna de separar el pasado del presente. La manera como formulamos 0 representamos el pasado modela nuestra comprensién del presente. ¢Como interacti1an el pasado y el presente del encuentro imperial? Bl signi- ficado del pasado imperial no esta totalmente contenido en ese en- cuentro, pero ha penetrado en Ia realidad de cientos de millones de personas. El imperialismo es la practica, la teoria y las actitudes de un centro metropolitano que gobierna un territorio distante. Said nos recuerda que en 1914 Buropa controlaba aproximadamente el 85% del planeta. Es poco probable que hoy en dia exista algtin individuo que no haya sido tocado por los imperios del pasado. Sin embargo, poca atencién se le ha dado al papel privilegiado de Ja cultura en la experiencia imperial moderna. El imperialismo no fue un simple acto de adquisicion y acumula- cién, Los hombres y las mujeres occidentales creian tener la obliga- cion de gobernar a ios pueblos inferiores y creian que éstos debian ser subyugados. En otras palabras, la empresa depende de la idea de te- ner un imperio. Cuando la mayoria de los pensadores europeos alaba- ron a la humanidad o a la cultura, estaban alabando principalmente las ideas y los valores que declararon pertenecientes a su propia cul- tura nacional. Las literaturas mundiales se organizaron como una jerarquia donde Europa y sus literaturas latino-cristianas estaban en la cima. La preeminencia europea parecia natural; después de todo, Europa mandaba en el mundo. Said cree que hacia finales del siglo XVIII existio un sistema de ideas coherente y completamente movilizado que apoyaba la con- secucién de tierras en ultramar. Esto fue antes de las conquistas sistematicas bajo Napoleén, del surgimiento del nacionalismo y del Imperialismo y cultura 29 Estado-nacién europeo. El autor hace énfasis en que casi todos los esquemas coloniales parten de la suposicién de que hay atraso e inadecuacion general entre los nativos. Es bien sabido que los europeos comenzaban a cambiar el habitat local de todos los lugares que visitaban; su objetivo consciente era transformar los territorios en imagenes de lo que habian dejado atras. El proceso era interminable, pues el gran numero de plantas, anima- les, cultivos y métodos de construccién iban convirtiendo a la colonia gradualmente en un lugar nuevo, completo, con nuevas enfermeda- des, desequilibrios ambientales y dislocaciones traumaticas para los nativos dominados. Pero, ecémo participa la cultura en el imperialismo y, sin embargo, queda excusada de alguna forma por su rol? Se dice que las novelas tienen autoridad. La autoridad del autor, del narrador y de la comuni- dad. Las novelas confirman y hacen evidente la existencia de una jerarquia de familia, de propiedad y de nacién. Nuestro mundo siem- pre se valida; los otros mundos se invalidan. Esto puede verse en los escritos racistas de Carlyle, Macaulay y Ruskin. Said los sitaa en el contexto de una asombrosa serie de campafias de guerra britanicas en ultramar, cuyo resultado fue la obtencién de territorio. Y con la dominaci6n activa del mundo no occidental por parte del occidental, hay una codificacién de las diferencias que va de las razas primitivas a las subyugadas, y finalmente a los pueblos superiores 0 civilizados. LA NOVELA Y EL IMPERIALISMO Said sostiene que la literatura hace frecuentes referencias a si misma como participante en las expansiones europeas de ultramar. Las novelas (y otras formas de arte) crean estructuras de sentimien- tos que apoyan, elaboran y consolidan la practica del Imperio. No dice que la novela “causé” el imperialismo. Su argumento consiste en que la novela y el imperialismo se fortificaron el uno al otro en tal grado, que es imposible leer el uno sin ocuparse del otro en alguna forma. La “lectura contrapuntistica” de Said sugiere que al leer un texto se lo debe abrir hacia lo que se incluyé en él y hacia lo que su autor exclu- y6. Ademas, debemos relacionar las estructuras de la narrativa con las ideas, los conceptos y las experiencias en los cuales se apoya. Ahora presentaré brevemente unos cuantos comentarios de Said sobre la obra de tres novelistas: Rudyard Kipling, Edward Forster y Albert Camus. Aunque concisas, estas afirmaciones pueden ser Uti- les para mostrar el enfoque general. De acuerdo con la opinién de Said, Kim (1901), de Kipling, trata de un mundo masculino dominado 30 Madan Sarup por los viajes, el comercio, la aventura y la intriga. La novela muestra la amistad de dos hombres en una India orientalizada. Kipling supone un imperio sin oposiciones. El conflicto entre el servicio colonial y la lealtad de Kim a sus compaiieros indios queda sin resolver, no porque Kipling no haya podido enfrentarlo, sino porque para Kipling no habia conflicto alguno. En Kim nadie cuestiona la dominacion britanica; es el destino de la India ser gobernada por Inglaterra. No es sorprenden- te que Kipling nos dé la visién britanica del amotinamiento. La nove- la describe una India de la imaginacién, la cual no contiene elemen- tos de cambio social o de resistencia politica. Said habla de otra novela, cuyo escenario es la India: A Passage to India (1924). El logro de E. M. Forster consiste en mostrar cémo el drama moral del misticismo indio contemporaneo (Godbole) y del na- cionalismo (Aziz) se desarrolla a partir del antiguo antagonismo entre los imperios britanico y mongol. Said comenta: Casi por virtud de las visiones y actitudes liberales y la defensa humana de Fielding, A Passage to India pierde cualquier efecto, en parte porque el compromiso de Forster con la novela lo expone a dificultades en la India, las cuales él no puede enfrentar. La con- ciencia de que India y Gran Bretafia son naciones opuestas... que- da disminuida, cubierta, desperdiciada... La impotencia de la nove- la no llega a condenar (ni a defender) al colonialismo briténico, ni condena 0 defiende al nacionalismo indio"*. Said también expone el nacionalismo argelino y la obra de Camus. ePor qué fue Argelia el escenario de tantas novelas de Camus? ¢Has- ta qué punto su obra consolida la naturaleza de la empresa francesa en Argelia? Las narraciones de Camus sobre la confrontacién existencial, que parecian tratar sobre la oposicién entre la mortali- dad y el nazismo, pueden ser leidas ahora como parte del debate sobre cultura e imperialismo. La mayoria de los lectores tienden a asociar las novelas de Camus con las novelas francesas sobre Francia. Mas atin, las de Camus son generalmente leidas como parabolas de la condicién humana. Said no esta de acuerdo con esta opinién y plantea que la obra de Camus esta impregnada de una sensibilidad colonial. Camus pasa por alto frecuen- temente la historia argelina, y es bien sabido que en los ultimos afios de su vida, se opuso publicamente a las peticiones de la independencia argelina. Sus dos novelas, El extranjero y La plaga tratan acerca de la muerte de 4rabes. En el primero, hay un famoso incidente en el cual Imperialismo y cultura a1 Meursault mata a un 4rabe que no tiene nombre, su madre y su pa- dre no son mencionados. ¢Por qué no tiene él una historia? Said no duda de que la ficcion de Camus incorpora las actitudes imperiales francesas. RESISTENCIA Esto nos lleva al tema de la resistencia. Tomar conciencia de pertenecer a un pueblo dominado es lo que proporciona el funda- mento interior del nacionalismo antiimperialista. Said piensa que uno de los temas principales en la literatura del mundo coloniza- do es el de los pueblos que son conscientes de estar prisioneros en su propia tierra. Existen algunos temas importantes en la teorizacién de la resis- tencia cultural. Existe, por ejemplo, la insistencia en el derecho a ver la historia de la comunidad de manera coherente e integra. El papel del lenguaje nacional es central, pues es a través del lenguaje que la cultura nacional se organiza y que mantiene una memoria colectiva. Cuando las luchas antiimperialistas comienzan a ocurrir, el nacio- nalismo comienza a crecer. Todas las culturas nacionalistas depen- den en gran medida del concepto de identidad nacional, y las politicas nacionalistas son politicas de identidad. También deberia mencionarse que la idea de resistencia, lejos de ser una simple reaccién contra el imperialismo, es una forma alter- nativa de concebir la historia humana. Debemos hacer una distin- cién, dice Said, entre nacionalismo y liberacion. La liberacién, por su propia naturaleza, implica una transformacién de la conciencia so- cial que va mas alla de la conciencia nacional. Said también muestra que los europeos no hubieran podido con- quistar y gobernar sus imperios sin la colaboracién de los nativos, sin la cooperacién voluntaria o forzada de sus élites. Muchos de los indi- vidos que colaboraron con el imperialismo, comenzaron por emular las formas modernas europeas. Por todo el imperio, muchas escuelas coloniales instruyeron a generaciones de la burguesia nativa. Como resultado de esa ensefanza, muchos entendieron los fundamentos de Ja vida moderna, pero permanecieron como dependientes subordi- nados de un poder imperial extranjero. La burguesia nativa formé una poderosa élite, “los Nehrus y los Gandhis”, quienes, por liderar varios movimientos nacionalistas para la independencia, recibieron una forma de autoridad. 32 Madan Sarup Entonces, el escenario parece ser asi: una guerra cultural contra el imperialismo ocurre bajo la forma de una resistencia en las colo- nias. La primera fase de esta dinamica produce movimientos nacio- nalistas de independencia, la tiltima fase, la mas aguda, produce lu- chas de liberacion. Fanon fue el primer gran teérico, dice Said, en darse cuenta de que el nacionalismo ortodoxo seguia la misma huella del imperialismo, la cual parecia conceder autoridad a la burguesia nacionalista cuando en realidad estaba extendiendo su hegemonia, Fanon ve el caso de la liberacién como un proceso y no como un logro contenido automaticamente en las nuevas naciones independientes. Said contrasta las obras mas 0 menos contemporaneas de Michel Foucault y de Frantz Fanon. La obra de Fanon busca estudiar las sociedades coloniales y metropolitanas en conjunto, como entida- des discrepantes pero relacionadas, mientras que la obra de Foucault se aleja cada vez mas de una consideracién seria de los conjuntos sociales. En sus Ultimos afios, Foucault se alejé por com- pleto de los asuntos politicos'® Said también critica a la Escuela de Frankfurt por no manifestarse ante la teoria racista y la resistencia antiimperialista. Said reaccio- na contra la teoria francesa y el marxismo occidental, los cuales ig- noraron la cuestion del imperialismo, y propone un andlisis contrapuntistico de la historia, que consiste en ver las experiencias occidental y no occidental como pertenecientes 1a una a la otra, rela- cionadas por el imperialismo. El método de Said en Culture and Imperialism trata de reunir experiencia y cultura para leer textos des- de el centro metropolitano y desde las periferias en contrapunto. Pre- senta el siguiente ejemplo: Mansfield Park, de Jane Austen, habla de Inglaterra y de Antigua, y la relacién entre éstas es establecida explicitamente por la escritora. Trata entonces del orden en la patria y de la esclavitud en el extran- jero, y debe ser leido junto con Eric Williams y C.L.R James. De igual forma, Camus y Gide escriben precisamente sobre la misma Argelia, como Fanon y Racine!’ En otras palabras, Said pretende que las experiencias de dominio y de estar bajo una dominacién sean estudiadas en conjunto. El domi- nio imperial y la resistencia a éste son un proceso dual, donde ambos lados de la disputa deberian ser interpretados no sélo desde el punto de vista hermenéutico sino también desde el politico. El método contrapuntistico va mas alla de las polaridades cosificadas de Oriente contra Occidente. Leer de manera contrapuntistica, y no univoca, es tener conciencia de la historia Imperialismo y cultura 33, metropolitana narrada y de esas otras historias contra las cuales el discurso dominante esta actuando. Said da como ejemplo la obra de Gauri Viswanathan, la cual descubre los origenes politicos de los estudios ingleses modernos. Lo que ha sido convencionalmente pen- sado como una disciplina creada enteramente por y para la juventud britanica, fue creada primero a principios del siglo XIX por los admi- nistradores para la pacificacion y reformaci6n ideoldgica de una po- blacién india potencialmente rebelde, y luego importada a Inglate- rra para darle alli un uso muy diferente pero relacionado"*.. Otro ejemplo del método contrapuntistico es el libro de James que alude a Black Jacobins, el cual habla del levantamiento esclavo en Santo Domingo como un proceso dentro de la misma historia en que se dio la Revolucién Francesa". Los eventos en Haiti se entrecruzan y se refieren los unos a los otros como las voces en una fuga. En otras palabras, no es posible ocuparse de la literatura de las periferias sin fijarse en la literatura de los centros metropolitanos. Ademas, Said sostiene que es imposible escribir acerca de libera- cién y de nacionalismo, aunque sea en forma alusiva, sin declarar- se a favor o en contra de ellos. En cuanto se refiere al imperialismo, no puede existir neutralidad; se esta con el imperio, 0 contra éste. La mayoria de las descripciones de la historia cultural europea, sin embargo, dan poca cuenta del imperio. Se analiza a los grandes no- velistas como si estuvieran a una gran distancia de éste. Pero aho- ra estén ocurriendo cambios. Hace treinta afios, pocas universida- des estudiaban la literatura africana; ahora se esta tomando inte- rés en los trabajos de Bessie Head, Wole Soyinka, Nadine Gordimer, J.M Coetzee y muchos otros. El logos ya no reside exclusivamente en Londres y Paris. Ahora existe una interesante variedad de traba- jo cultural hibrido. EL CRUCE DE FRONTERAS Nuestra era ha producido més refugiados, migrantes, desplazados y exiliados que ninguna otra época en la historia. La mayoria de ellos son resultado de los grandes contflictos imperiales y poscoloniales. Said escribe que esta pensando en el migrante, en el extranjero, “el inte- lectual y el artista en exilio, la figura politica entre dominios, entre formas, entre hogares, y entre lenguajes”®. El exilio, lejos de ser el destino de los casi olvidados e infortunados que son desposeidos y ex- patriados, se convierte en algo mas cercano a una norma, a una ex- periencia de cruzar fronteras y registrar nuevos territorios, desafian- do los recintos economicos clasicos. 34 Madan Sarup Frecuentemente, se asocia el cruce de fronteras con la idea de transgresién. De hecho, Said se refiere al socidlogo urbano francés Paul Virilio, quien sugirié que el acto transgresivo fundamental es habitar lo normalmente inhabitado (fabricas, iglesias, edificios va- cios)?!. La nocién de Virilio de contra-habitacién consiste en vivir, como los migrantes lo hacen en lugares generalmente inhabitados, que sin embargo son espacios publicos. Mas adelante, Said dice que “no son solo los refugiados cansados, acosados y desposeidos quienes cruzan las fronteras y tratan de aculturarse en nuevos ambientes; es también el gigantesco sistema de medios masivos que es ubicuo, se desliza por entre todas las barreras y se radica casi en todas partes”*. Los medios nuevos tienen el poder de penetrar mas profundamente en una cultura recipiente que cualquier manifestacién previa de tec- nologia occidental. Resulta evidente que Said ha recibido una profunda influencia de la obra de Gramsci, y que simpatiza con su enfoque. No es sorpren- dente, ya que Gramsci tuvo un entendimiento profundo de la cultura, de las obras sobre el capital y del rol de los intelectuales. Said sostie- ne que la literatura comparada, los estudios ingleses y culturales, han contribuido al mantenimiento de la ascendencia occidental so- bre los nativos no occidentales, a la continua disputa entre el norte y el sur, la metropoli y la periferia, el blanco y el nativo. Ademas de Gramsci, Said se apoya en la obra de Fanon, pero no en el Fanon de Piel blanca, mascaras negras, donde hace un estudio psi colégico, sino en el de Los condenados de la tierra®?. Said cita con fre- cuencia a Fanon, pues éste expresa el inmenso giro cultural que lle- va del terreno de la independencia nacionalista al de la liberacion. Es evidente que Said esta muy interesado en el papel de los intelectuales en la vida moderna, donde se ha presentado una fantastica explosién de conocimiento especializado y separatista. Said, como critico de esta tendencia, se opone a todas las formas de profesionalismo que dividen el material en campos, subdivisiones, especialidades, acreditaciones y similares. Por ejemplo, consideremos la historia como una disciplina. Said opi- na que las versiones ortodoxas, autoritarias, nacionales e institucionales tienden a congelar visiones provisionales y alta- mente contrastantes de la historia en “versiones oficiales”. Lo que Said trata de hacer en su obra es enfocarse hacia las corrien- tes desiguales pero entrelazadas e interdependientes, y sobre todo superpuestas, de la experiencia histérica. En pocas palabras, Said Imperialismo y cultura 35 intenta establecer vinculos entre pasado y presente, colonizador y colonizado, cultura e imperialismo. No lo hace para reducir dife- rencias sino para transmitir un sentido mas urgente de la inter- dependencia entre cosas. Una de las razones por las cuales me he centrado en la obra de Said se debe a que él ha reunido una gran cantidad del trabajo intelectual que se esta haciendo sobre cultura e imperialismo en todo el mundo. Como él dice, es poco probable que hoy en dia exista alguien que no haya sido tocado por los imperios del pasado. Las identidades de millo- nes de personas han sido profundamente afectadas, en diferentes for- mas, por el imperialismo. Said est especialmente interesado en las cuestiones de la iden- tidad nacional y del exilio, y no escribe mucho sobre la identidad personal o la psiquis. Sin embargo, tiene algunas cosas profundas que decir sobre la identidad. Un punto basico es: nadie es una cosa hoy en dia. Rotulos como indio, mujer, musulmaén o americano no son mas que puntos de partida. No considera las identidades nacio- nales como esencias otorgadas por Dios. Las considera como con- juntos contrapuntisticos, pues el caso es que ninguna identidad puede existir por si misma y sin una serie de negaciones (¢No ne- cesitaron siempre los griegos a los barbaros?) Mientras la identi- dad es crucial, defender sélo una identidad diferente no es nunca suficiente. El trabajo principal al que se enfrenta el intelectual cul- tural no es aceptar las politicas de identidad dadas, sino mostrar cémo todas las representaciones son construidas, con qué propési- to, por quién, y con qué componentes. Said concluye su libro con la cita de un monje del siglo XII: “La persona que encuentra dulce su patria, es todavia un tierno princi- piante; aquél, para quien cada suelo es como el nativo, ya es fuer- te’?*. La persona fuerte logra la independencia no al rechazar los nexos imperiales nacionales y provinciales, sino al trabajar a través de ellos. ‘Tal vez eso es lo que Said esta tratando de hacer. CRITICA POSCOLONIAL: UNA INTRODUCCION Homi Bhabha Ellibro de Said, Orientalism, ha sido criticado por Homi Bhabha desde una posicién posmodernista por su simplificacion reductiva. Escribié que Orientalism no es una simple perspectiva homogeneizadora sino una polaridad”*. Es una disciplina que implica aprendizaje enciclopédico y 36 Madan Sarup poder imperial y, sin embargo, es también una fantasia del Otro. Said establece una oposicién binaria entre poder e impotencia, la cual requiere suponer una intencién exterior controladora y no deja espacio para la negociacion o la resistencia. Lo que Bhabha ha hecho en una serie de ensayos consiste en cambiar la perspectiva de Said, la cual hace énfasis en la repre- sentacién de Oriente para el consumo dentro de una cultura occi- dental dominante, con el fin de centrarse en el papel del orientalismo como un instrumento del gobierno colonial”. Segin Bhabha, aunque la representacién parezca ser hegeménica, con- tiene una falla escondida e invisible en nuestros paises, pero cada vez mas notoria en el extranjero. Basandose en el estereotipo colonial, Bhabha sostiene que éste es un modo de representacion complejo, ambivalente y contradictorio. En cuanto a los estereotipos raciales, “el poder colonial construye al colonizado como una realidad fija, lo que lo hace al mismo tiempo un Otro”’. En su opinién, el discurso colonial no representa simplemen- te al otro sino que proyecta y simulténeamente repudia su diferen- cia. Bhabha hace énfasis en la necesidad de examinar el discurso colonial en términos psicoanaliticos ¢ histéricos. Sostiene que el dis- curso colonial es un aparato de poder, y continta sugiriendo (en con- tra de Foucault) que el sujeto colonial, el cual es objeto de vigilancia, es también objeto de paranoia y de fantasia para el colonizador. Bhabha sostiene que existe una demanda narcisista de objetos coloniales, y que cuando esta demanda es rechazada se produce la paranoia: el colonizador percibe que el colonizado lo odia. Bhabha trata de mostrar (en contra de Said) que la autoridad del poder colonial no la poseia directamente el colonizador. A pesar de haber vigi- lancia, no se ha logrado la permanencia. Para demostrar esto se apoya en las anotaciones de Lacan sobre la mimica**. La mimica es una forma de estereotipar al Otro colonial. Se refiere a un sujeto colonial que sera reconocible como la imagen del colonizador pero que resultard diferente: “blanco pero no tanto”. Bhabha se refiere a Macaulay, quien concebia una “clase de in- térpretes entre nosotros y los millones a quienes gobernamos, una clase de personas indias en cuanto sangre y color, pero inglesas en gusto, opiniones, moral ¢ intelecto”; en otras palabras un hombre mimico (esta gente puede encontrarse a través de los trabajos de Kipling, Forster, Orwell y Naipaul”). Si de alguna manera resulta reconfortante para los ingleses que los nativos se conviertan en in- gleses en ciertos aspectos, la produccién de hombres ingleses Imperialismoy cultura 37 mimicos también es inquietante, pues la mimica es a la vez se- mejanza y amenaza. Como el hombre mimico no es exactamente como el colonizador, blanco pero no tanto, constituye solo una re- presentacién parcial de éste: lejos de sentirse reconfortado, el colonizador ve una imagen grotescamente desplazada de si mis- mo. La mimica es entonces el desplazamiento del discurso auto- ritario, donde la ambivalencia se convierte en fantasias de ame- naza. En otras palabras, el ojo vigilante es confrontado de repente por una fija mirada de otredad y encuentra que su superioridad, su igualdad, esta deshecha. El colonizador efectuia ciertas estrategias con el fin de mantener el poder, pero la ambivalencia que inevitablemente acompana al intento de fijar al colonizado como un objeto de conocimiento mues- tra que la relacién de poder se vuelve mucho mas equivoca. Este proceso estabiliza y desestabiliza simultaneamente la posicién del colonizador, y la identidad del colonizador y del colonizado queda curiosamente clidida. Deberiamos tener siempre en cuenta que nunca existe una sim- ple distincion entre colonizador y colonizado. Bhabha cree que siem- pre hay una ambivalencia dentro del discurso de las ordenes e ins- trucciones coloniales. Por ejemplo, muestra cémo en las directivas de la East India Company, cuando los lineamientos de Londres son trans- portados para implementacién en la India, hay un deslizamiento en- tre su significado occidental y su significado colonial, en el espacio entre la enunciacién inicial y el destino final. Uno de los temas principales del libro editado por Homi Bhabha, Nation and Narration, es que “la idea de nacion es inseparable de su narracién; esa narracién intenta interminablemente construir la identidad fren- te a la diferencia, dentro y fuera; y al plantear la superioridad de lo interno sobre lo externo, prepara contra la invasi6n y para el colonia- lismo ilustrado””. Bhabha plantea que las margenes de la nacion des- plazan el centro, los pueblos de la periferia vuelven a escribir la histo- ria y la ficcién de la metropolis. Me parece que esta interesado en vivir y teorizar en los intersticios, en y entre las culturas. En su opinion, estos espacios de intervencion tienen una importancia estratégica. Al trabajar en los limites, Bhabha esta consciente de la inconmesurabilidad cultural que debe ser negociada. Ha prestado gran atencién a la hibri- dacion, el fendmeno en el que dos culturas mantienen sus diferentes caracteristicas y sin embargo crean algo nuevo. También ha sugerido que cuando pensamos en poder-saber deberiamos tener presente el rol de la ansiedad. La ansiedad puede ser un signo de peligro pero también puede ser un signo de que algo nuevo esta emergiendo. 38 Madan Sarup Gayatri Spivak Otra escritora que, como Homi Bhabha, cuestiona los canones oc- cidentales y trata de deconstruir los textos del colonialismo, es Gayatri Chakravorty Spivak. Como una de las te6ricas culturales mas influ- yentes actualmente, se refiere a si misma como “una india diasporica poscolonial que busca descolonizar su mente”*!. Como critica litera- ria, su trabajo puede ser considerado como deconstructivista, femi- nista y marxista. Nacié en una familia brahmanica de clase alta en la Bengala metropolitana, recibié una educacién poscolonial, fue a estu- diar a los Estados Unidos y se convirtié en una profesora universitaria y en una autoridad en Derrida y deconstruccién. Se ve a si misma como una persona bicultural, aunque es claro que no se siente a sus anchas ni en la India ni en los Estados Unidos. Sin embargo, tampoco se siente como una exiliada. Un exiliado es una persona que esta obli- gada a permanecer fuera, y ella no lo siente asi. Tiene un concepto muy radical sobre la biisqueda de raices: “Si hay algo en lo que descon- fio, de hecho, més que desconfianza, me produce desprecio, es la gente que busca raices”. Cree que todo el mundo tiene raices. Por qué bus- carlas? Entiendo su punto sobre la importancia de que la gente no se sienta arraigada a un lugar, pero me pregunto: ¢Por qué es Spivak tan innecesariamente enfatica? Spivak cree que el deber de la critica es preguntar: ¢Quién esta re- presentado y quién no? Es utilizar los métodos de andlisis literario, es demostrar la indeterminacion de la distincion entre verdad y ficcian en las historias imperialistas, asi como construir contrarrelatos. En su trabajo, Spivak ha hecho énfasis en la relacion de Ja historia con la pedagogia, y ha criticado 1a forma como se ensefia la historia literaria del siglo XIX, sin tener ninguna consideracion del imperialis- mo y de su representacién cultural’. Sostiene que el andlisis del dis- curso colonial demuestra que la historia no es simplemente la produc- cién desinteresada de hechos, sino un proceso de “violencia epistémica”. En su opini6n, la violencia epistémica de los discursos del Otro inclu- yen: el imperialismo, el colonizado, el orientalismo, lo exético, lo pri- mitivo, lo antropolégico y lo folclérico. No resulta extrafio que se la aso- cie con el concepto de “marginal”. Del interés en la metafora de las mérgenes, Spivak se ha desplazado al interés por la historia de las margenes. Ella cree, en cierto sentido, que no existe nada que sea central. El centro se constituye siempre en términos de su propia marginalidad. Hace la interesante afirmacién de que la critica textual en el periodo premoderno estaba muy interesada en Jas notas al margen. En la temprana cultura impresa de Occidente, Imperialismoy cultura 39 las notas al margen eran de hecho importantes, pues era en los mér- genes donde el tan llamado argumento del parrafo se escribia. Spivak se interesa en posiciones de sujeto, y ha prestado aten- ci6n a la forma en que los factores de clase, y particularmente los de género, crean un campo heterogéneo. Esta particularmente intere- sada en el significante, aparentemente monolitico y ubicuo, de la “mujer del Tercer Mundo”. A Spivak se le pide frecuentemente que hable como vocera del punto de vista del Tercer Mundo. Ella cuestiona la descripcién tipo batl* que han hecho de ella como “mujer del Tercer Mundo” pues, como dije antes, nacié en Calcuta en los afios cuarenta, en una familia metro- politana y profesional. Spivak sostiene que la idea de Tercer Mundo es una entidad monolitica, y que la gente deberia pelear contra esta etiqueta. ¢Tal vez semejante etiqueta refleja el deseo de la gente del Primer Mundo de tener un otro facil de manejar? Desde un punto de vista marxista, se puede afirmar que el trabaja- dor produce capital porque él es quien contiene en si la fuerza laboral, por lo tanto es la fuente de valor. De la misma manera, es posible decir del amado “Tercer Mundo” que es alli donde se produce la ri- queza y la posibilidad de una representacién cultural propia del “Pri- mer Mundo’; Spivak sostiene que el sistema educativo de los Estados Unidos puede dotarse técnica y cualitativamente, pues mucha de su materia prima es producida en el “Tercer Mundo”. En pocas palabras, es la manipulacion de la mano de obra del Tercer Mundo lo que sos- tiene los recursos de la academia norteamericana, la cual produce los apoyos ideolégicos para esa misma manipulacién. Parte del mundo académico literario de Occidente considera a las mujeres del Tercer Mundo como un grupo homogéneo, al cual usa Iuego como una categoria de anélisis basandose en algunos univer- sales sociolégicos y antropolégicos que suprimen los contextos cultu- rales, hist6ricos y econémicos especificos. Esta asuncién paternalista de una idéntica subordinacion transcultural universal, privilegia in- discutiblemente los valores del feminismo occidental. Buena parte del feminismo occidental no es solamente etnocéntrico, sino que tam- bién puede ser mostrado en algunos contextos como una forma con- tempordnea del discurso colonial. Spivak afirma que el nativo es construido dentro de un otro narci- sista y autoconsolidado para el feminismo occidental. En su opinion, los tedricos deben trabajar en la produccién y constitucion heterogenea de las mujeres como sujetos sexuados, no de acuerdo con los esque- mas del psicoandlisis, sino en términos de la diversidad de posiciones 40 Madan Sarup de sujeto; y cada individuo esta obligado a tomarlas o a rechazarlas. El subalterno, como sujeto de género, tiene una posicién de sujeto dife- rente a la del subalterno como sujeto de clase. Spivak considera la carrera de Bertha Mason, la jamaiquina, crio- llay blanca que es la esposa de Rochester en Jane Eyre, como ejemplo del proceso a través del cual el sujeto colonial funciona sélo para con- solidar el yo del colonizador: En esta Inglaterra ficticia, Bertha debe jugar su papel, actuar su propia transformacion en esa Otra ficticia, prenderle fuego a la casa y matarse para que Jane Eyre pueda convertirse en la heroina femi- nista e individualista de la ficcién britanica. Debo leer esto como una alegoria de la violencia epistémica general del imperialismo, la construceién de un sujeto colonial que se autoinmola para la glori- ficacién de la misién social del colonizador’>. El momento en el que Jane alcanza su independencia por heredar una fortuna en las Indias Occidentales es también el momento en el que se vuelve cémplice de la historia de la esclavitud. La “mujer del Tercer Mundo” no esta autorizada para hablar; esta atrapada entre el patriarcado y el imperialismo, constitucién de suje- toy formacion de objeto, entre tradicion y modernizacién. Es reescrita constantemente como el objeto del patriarcado o del imperialismo. Spivak esta consciente de las formas en las cuales las criticas radi- cales del patriarcado, al ser vistas en un contexto diferente, pueden convertirse en opresivas o imperialistas. Pero también existe el colo- nialismo construido dentro del feminismo del Primer Mundo y dirigi- do hacia el del Tercero, lo que significa que el feminismo liberal occi- dental valida formas de comportamiento que, siendo posibles slo para la élite, pueden servir al mismo tiempo para oprimir a mujeres subproletarias. Al cambiar la pregunta “zQuién soy?” por “gQuién es la otra mu- jer?”, Spivak ofrece una heterogeneidad y una discontinuidad, a pe- ‘sar de que como mujeres se pueda considerar que comparten una situacion comtin, que demuestran hasta qué punto cada caso del ser mujer es historicamente especifico. En la misma forma de “la mujer del Tercer Mundo”, Spivak sostie- ne que el concepto de Tercer Mundo tiene que ser autorrecuperado del rol como significante, conveniente pero hegeménico, que homogeniza al Tercer Mundo en cuestiones de nacionalismo e iden- tidad étnica. La mayoria de las discusiones, tanto de los colonizado- res como de los colonizados, tienden a girar en torno a términos Imperialismo y cultura 41 construidos por los colonizadores. Invertir una oposicion de este tipo es quedarse atrapado entre los mismos términos que se estan discu- tiendo. La resistencia nacionalista al imperialismo, por ejemplo, de- riva su nocién de “nacién” y de “autodeterminacién nacional” de la cultura occidental a la que se resiste. El nacionalismo es un producto del imperialismo y frecuentemente su triunfo se limita a cambiar la situacién de imperialismo territorial por neocolonialismo**. Spivak ha notado que la heterogeneidad de la cultura propia esta protegida, ya que uno se ve a si misma como fuera de la construccién cultural de género y raza, 0 como una victima de estas clasificaciones, mientras que la homogeneidad de otras culturas se da por sentada de manera implicita. En otras palabras, Spivak acusa a los académicos feministas del Primer Mundo de tener una posicion doble: dejan de lado, o reducen o evitan la otredad de otras mujeres. También cuestio- na las metéforas félicas a través de las cuales se han construido los roles de acuerdo con el género, y discute la opresion de las mujeres bajo el patriarcado en términos de la eliminacién del clitoris, del placer sexual de las mujeres, donde la clitoridectomia puede ser considerada como una metonimia del status social y legal de la mujer. Antes de concluir esta seccién, debo referirme al debate sobre los méritos relativos del intelectual “universal” y del intelectual “espe- cifico”. Sartre, un intelectual universal, fue atacado por Foucault, quien defendia al intelectual especifico. Los intelectuales espec: cos son aquellos que trabajan sdlo “dentro de sectores especificos, en los lugares precisos donde sus propias condiciones de vida o de trabajo los situan (vivienda, hospital, asilo, laboratorio, universidad, familia y relaciones sexuales)”*’. Para sopresa mia, Spivak dice: “No puedo lavarme las manos y decir ‘Soy especifica’. De hecho, debo decir que soy una esencialista de cuando en cuando”. Critica a los que se mantienen limpios a fuerza de no compromenterse con nada. En su concepto, muchos protegen su pureza teérica repudiando el esencialismo. Pero no es posible, dentro de un discurso, escapar del esencialismo en alguna parte. Ya que no se puede no ser un esencialista, gpor qué no mirar en qué forma se es esencialista, labrarse una posicion esencialista representativa, y luego hacer politica de acuerdo con las antiguas reglas teniendo en mente el peligro de hacerlo? “Estratégicamente, los esencialismos se pueden mirar no como descripciones de como son las cosas, sino como algo que se debe adoptar para producir una critica de algo”. Estratégica- mente se pueden usar términos como “esencialismo” sin estar ne- cesariamente comprometiéndose con éstos. 42 Madan Sarup Spivak se describe a si misma como una deconstruccionista fe- minista marxista. Cree que los proyectos feministas y marxistas no pueden ser pensados para operar juntos, aunque se relacionen. El marxismo y el feminismo son extremadamente heterogéneos, y Spivak sostiene que estos discursos deben ser objeto de la critica todo el tiempo, ya que ésa es la relacion entre teoria y practica. En cuanto a la deconstrucci6n, la define como una forma de mirar mas que como un programa para hacer algo. Valora la critica de Derrida sobre el falocentrismo y el antropomorfismo, pero arguye que no hay una coherencia profunda entre deconstruccion y marxismo. Segun Spivak, la relacion entre una lectura del marxismo ampliada por la deconstruccién, y la extraordinaria riqueza del proyecto marxista, es mucho mas interesante que una mera coherencia. Aunque no est4 interesada en privilegiar la lucha de clases, piensa que el anélisis del capital de Marx es la forma més poderosa de entender qué esta pasan- do en el mundo. Sabe que la relacién entre deconstrucci6n, feminismo y marxismo es tensa, pero en vez de buscar una coherencia sutil, 0 producir un relato continuista, desea preservar las discontinuidades dentro de estos discursos. Sostiene que deconstruccién, feminismo y marxismo deben interrumpirse de forma critica los unos a los otros para llegar a producir una crisis productiva. Critica Después de haber presentado exposiciones valorativas de los pro- yectos de Bhabha y Spivak, quiero expresar brevemente un punto de vista mas critico sobre sus obras. Recientemente se publico una nue- va edici6n del libro de Fanon Black Skins, White Masks, con un prologo de Homi Bhabha. Es una lectura posestructuralista del texto de Fanon en el cual Bhabha critica el uso de conceptos hegelianos, la afirma- cién fenomenolégica del yo y del otro, y la dialéctica marxista. Este tipo de critica esta muy de moda entre los posestructuralistas y los posmodernistas. Bhabha escribe: “Es a través de la imagen y de la fantasia, esos ordenes que figuran transgresivamente en los bordes de la historia y del inconsciente, que Fanon evoca profundamente la condicién colonial’. Bhabha alaba a Fanon por cambiar el enfoque del racismo cultural, pasando de las politicas del nacionalismo a las del narcisismo. Soy critico ante la postura de Bhabha y pregunto: ¢Cual es la politi- ca de una critica que se basa en el “discurso” y no en la ideologia? En el concepto de Bhabha, las relaciones de poder son teorizadas en tér- minos de categorias psicoanaliticas. Al deconstruir un texto anticolonialista se esta borrando la voz del nativo oprimido. Imperialismoy cultura 43 Otra tedrica asociada con el andlisis del discurso colonial, Gayatri Chakravorty Spivak, ha teorizado el silencio de la mujer subordinada y doblemente oprimida. Ha escrito que el agente europeo induce al nativo a conspirar contra su propia formacion subyugada, y a hacerse pasar por un otro, que no tiene voz. El trabajo de Spivak, én términos generales, desacredita los discursos nacionalistas de resistencia y exagera el rol de la mujer intelectual poscolonial. Como ha notado Benita Parry, en esta clase de trabajo se teoriza el poder colonial como algo textual". Analistas como Bhabha y Spivak sobrecargan el dis- curso y tienden a ignorar el “contradiscurso” de los movimientos de liberaci6n. Para ellos, la practica critica consiste en descubrir la cons- truccién del sistema significante y de esta forma privarlo de su man- dato para gobernar. En pocas palabras, el andlisis del discurso colo- nial fracas6 en comprometerse con la amplia gama y la efectividad de las practicas opresivas y explotadoras del imperialismo. Resulta evidente que la obra de Said, Bhabha, Spivak y otros es importante para mostrar que el colonialismo no fue una actividad marginal en los limites de la vida inglesa, sino fundamental en su propia autorepresentacin cultural. Sin embargo, hay algunos aspec- tos que tratar. Adecuado al pensamiento posestructuralista e influenciados por el posmodernismo, hay un giro en estas obras, de la politica al psicoandlisis, de la ideologia al discurso, a la textualidad. Pienso que la critica colonial ahora deberia tratar de desarrollar una forma de discurso que intente limpiar las imagenes negativas y des- pectivas pintadas por la literatura europea, valorizar las tradiciones nativas y afirmar el potencial radical de la memoria histérica. * Traducido por Adriana Barreto y Mercedes Guhl 2. EUROCENTRISMO Y COLONIALISMO EN EL PENSAMIENTO SOCIAL LATINOAMERICANO Edgardo Lander El pensamiento politico y social sobre este continente esta atrave- sado historicamente por una tensién entre la busqueda de sus especificidades, y las miradas externas que han visto estas tierras desde la 6ptica reducida de la experiencia europea. En forma asociada se ha dado la oposicion entre la apuesta por las ricas potencialidades de este Nuevo Mundo y el lamento de su diferencia, en contraste con el ideal representado por la cultura y la composicién racial europea. Sin embargo, las miradas externas propiamente coloniales y la aflic- cién por la diferencia han sido ampliamente hegemonicas. Basta una revision somera del texto de las primeras constituciones republica- nas para constatar como el pensamiento liberal, al buscar realizar un transplante para instaurar aqui una réplica de su lectura de la expe- riencia europea 0 norteamericana, hace abstraccién de las condicio- nes culturales historicas particulares de las sociedades a propésito de las cuales se propone legislar. El lamento de Ia diferencia, la incomodidad de vivir en un conti- nente que no es blanco, urbano, cosmopolita, civilizado, encuentra en el positivismo su maxima expresion. La asuncién en bloque de los supuestos y prejuicios del pensamiento europeo del siglo pasado —el racismo cientifico, el patriarcado y la idea de progreso— reafir- ma el cardcter colonial del discurso. El continente es pensado desde una sola voz, a partir de un solo sujeto: blanco, masculino, urbano, cosmopolita. El resto, Ia mayoria, es un «otro» barbaro, primitivo, negro, indio, que nada tiene que aportar al futuro de estas socieda- des. Habria que blanquearlos y occidentalizarlos, o exterminarlos. 46 Edgardo Lander La INSTITUCIONALIZACION DE LAS CIENCIAS SOCIALES La institucionalizacion de las ciencias sociales en este siglo en las universidades latinoamericanas s6lo alteré parcialmente la hegemo- nia de este discurso. Los dogmas liberales del progreso, y del desarro- Ilo, asi como el binomio atraso-modernizacion, fueron incorporados como premisas en una lectura que —en consecuencia— hacia pocas concesiones a la especificidad de la realidad estudiada. La sociologia de la modernizacién ha sido la expresion mas nitida de este positivis- mo cientifico colonial'. En el marxismo latinoamericano, Mariategui es la maxima expresion de la tension con las miradas curocéntricas, pero éstas terminan por hacerse dominantes tanto en el mundo aca- démico como en la accién politica. Sin que sea para ello necesario hacer un balance global de sus aportes y limitaciones, es posible afirmar que el intento mas original de abordar colectivamente, desde perspectivas propias, el diagnéstico y las propuestas de futuros posibles para estas sociedades, lo consti- tuyen las formulaciones teoricas desarrolladas a partir del estructuralismo de la CEPAL y del enfoque de la dependencia en las décadas de los sesenta y los setenta. En las ciencias sociales de esas décadas hay una fuerte vertiente que se diferencia de las practicas metropolitanas, no sélo por sus con- tenidos y problemas, sino también por su cestilo intelectual». No se establecen deslindes absolutos entre los juicios de hecho y los juicios de valor, propios de las ciencias positivistas, y no se le teme a la aso- ciacion entre produccién de conocimiento y compromiso politico. Las barreras entre los comportamientos disciplinarios, caracteristicos es- pecialmente de las ciencias sociales norteamericanas, se hacen en extremo porosas. Mas que aproximaciones interdisciplinarias o multidisciplinarias, tienden a respetarse poco esas demarcaciones. Prima el esfuerzo interpretativo global que busca dar cuenta de los procesos historicos, politicos, sociales y culturales, como realidad que no podia ser descompuesta en compartimientos incomunicados, so- bre la indagacién empirica y la cuantificacion. Las categorias conceptuales mas importantes de las ciencias so- ciales latinoamericanas de la época, muchas de ellas originales de éstas, ilustran las direcciones y la riqueza de la biisqueda que carac- terizan esa produccién intelectual: dependencia, colonialismo inter- no, heterogeneidad estructural, pedagogia del oprimido, marginalidad, explotaci6n, investigacién-accién, colonialismo intelectual, imperia- lismo, liberacién. Consecuencia, sin duda, del contexto politico inter- nacional —particularmente los procesos de descolonizacion y el Eurocentrismo y colonialismo en et pensamiento social latinoamericano a7 tercermundismo— las ciencias sociales latinoamericanas interrum- pen su dialogo exclusivo con las de los paises centrales y —por tnica vez en su historia— se nutren de, y sobre todo enriquecen, la produc- cién de los otros continentes del mundo periférico. Sin embargo, esta produccién teorica permanecié dentro del metarrelato universal de la modernidad y cl desarrollo, y no logr6 asumir, sino timidamente, las consecuencias del pluralismo de historias, culturas y sujetos exis- tentes en el continente. En los tiltimos lustros ha sido clara la tendencia a la reversion de los intentos de pensar al continente desde si mismo, y a la readopcién de las perspectivas, metodologias y visiones del mundo eurocéntricas. No se trata s6lo de procesos internos a las ciencias sociales. Estos desplazamientos ocurren en el contexto de la derrota de los movimien- tos revolucionarios y reformistas, la profunda impronta de la expe- riencia autoritaria del Cono Sur, la crisis del marxismo, el colapso del socialismo real y la consecuente pérdida de la confianza utépica. Un aspecto central de los cambios ocurridos en las ciencias socia- Jes son sus transformaciones institucionales. En los paises del Cono Sur las ciencias sociales fueron practicamente expulsadas de las uni- versidades, con consecuencias que aun despues del retorno a la de- mocracia seria dificil estimar. Se produjo una severa ruptura entre la historia anterior y las nuevas generaciones de estudiantes. El des- plazamiento hacia los centros privados, el trabajo de investigacion con financiamiento externo, los informes sobre asuntos acotados a ser presentados en plazos perentorios, representaron cambios funda- mentales de estilo intelectual cuyas consecuencias han sido amplia- mente reconocidas*. En otros paises la expansién violenta de la matricula estudiantil, el colapso presupuestario y la transformacién de los recintos universi- tarios en arena privilegiada de confrontacién politica, territorio de reflujo de organizaciones de izquierda derrotadas en otros espacios de la sociedad, condujo a un profundo deterioro de la vida académica. El potencial de la universidad como ambito para la creacién de conoci- miento alternativo fue sacrificado en funcién de un gremialismo y utilitarismo politico corto plazista, que todavia representa un gran lasire para estas instituciones. Los actuales procesos de reforma de las universidades deben plan- tearse la necesaria recuperacion de estos espacios para la produc- cion intelectual. Sin embargo, las tendencias que hoy dominan apun- tan en direcciones inquietantes. En primer lugar, la actual institucionalizacién no cuestiona los nitidos deslindes disciplina- tios de las ciencias sociales. La construccién del conocimiento a 48 Edgardo Lander partir de los paradigmas del siglo XIX establece severas barreras a a posibilidad de pensar fuera de los limites definidos por ¢l liberalis- mo. Consecuencia enire otras cosas del creciente énfasis en los estudios empiricos, se asumen como supuestos basicos, como fun- damentos pretedricos respecto a la naturaleza de los procesos histo- rico-sociales, algunas de las cuestiones primordiales que deberian ser motivo de reflexion critica. Esta situacién es particularmente notoria en las escuelas de economia. E] acotamiento de «lo econémi- co como campo de estudio de una rigurosa disciplina cientifica ob- jetiva y el creciente énfasis en la cuantificacion desconectan a la ‘economia de las tradiciones reflexivas y la convierten en una disei- plina de orientacién basicamente instrumental. El formalismo que se ha ido instaurando en los andlisis de la democracia en el conti- nenie, y el progresivo desprendimiento de la idea de democracia de toda nocién sustantiva y normativa, son igualmente ilustrativos de los desplazamientos que ocurren en la actualidad en las clencias sociales del continente (Lander). Un indicador puntual, pero significativo, con potenciales repercu- siones amenazantes para la posibilidad de un pensamiento mas au- tonomo, es la implementacién de los modelos de evaluacion de las universidades y de los investigadores generalizados a partir de la ex: periencia mexicana, basados en criterios «universalistasy que tie- nen como referente de excelencia la ciencia de los paises mas

S-ar putea să vă placă și