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Y eso hice.
Los realistas saban mi nombre y a qu me dedicaba, pero pese a todos sus
esfuerzos nunca pudieron atraparme.
Como en aquella ocasin en que me perseguan los talaveras y me refugi
en una iglesia. Rpidamente me puse un hbito de fraile franciscano y
cuando llamaron a la puerta sal a atenderlos. Les dije que no haba visto a
ningn guerrillero, pero que podan revisar la iglesia si queran. Les
acompa a buscar en cada rincn del lugar, pero, por supuesto, no dieron
con nadie sospechoso y finalmente tuvieron que irse.
Existieron otras ocasiones un poco ms peligrosas Como cuando una
patrulla realista me avist cuando iba de camino a la casa de un amigo
patriota y me sigui hasta all. Era imposible escapar, pero se me ocurri
que si me vean como un borracho que duerme la mona mientras est
castigado en el cepo, no me prestaran mucha atencin. As que
rpidamente me puse a la obra. Y cuando llegaron los realistas preguntando
por m, mi amigo les indic un sendero y les dijo que haba pasado
corriendo a caballo por ah. Cuando revisaron la casa y me encontraron
en el cepo y durmiendo la borrachera, se creyeron toda mi actuacin, as
que despus se apresuraron a seguir su bsqueda por el camino que les
indic mi amigo con intencin de darme caza.
Y existieron momentos arriesgados, pero muy divertidos para m Como
cuando me puse las ropas ms humildes que tena y me sent cerca de la
puerta del palacio del gobernador a esperarlo. Tena el deseo de verlo con
mis propios ojos. Cuando ste lleg en su lujoso carruaje, me acerqu a
abrirle la puerta y le hice una respetuosa reverencia. l me obsequi con
una moneda de plata, satisfecho por mi servicio. Pero ms tarde, cuando
supo que yo era aqul guerrillero que le causaba tantos problemas, el
Gobernador Marc del Pont ya no estaba tan satisfecho sino enfurecido,
tanto que ofreci mil pesos de oro por mi cabeza.
Resulta curioso que durante la Reconquista, cuando los soldados realistas
trataban infructuosamente de atraparme para ajusticiarme, yo haya
escapado de todas sus persecuciones y trampas. Pero que no haya sido
capaz de escurrirle el bulto a la muerte cuando ya habamos conseguido la
independencia definitiva de la patria.