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pesoed 2asios Quique Hache, detective — Sergio G6mez tustraciones de Kuanyip Tangol Esas vacaciones fueron excepcionales para Quique. En lugar de irse a la playa con su familia, se queda en Santiago, en medio del caluraso verano. Pero no seré una tem- porada aburrida, Quique vivird intensas emociones como de- tective recién titulado por correspondencia intentando resolver su primer caso. En menos de una semana deberd encon- trar al promisorio arquero de un equipo de fétbol o el plantel no ascendera. Sin em- bargo, hay mucho mas en juego que la so- (a clasificacién del equipo. ALEAGUARA ee aft Lunes 4, E.. el verano del 98 cuando ocurtié todo esto, Desde hacia una semana, yo era detective privado, Nadie en la casa lo sabfa, excepto la Gertru, Los demiis se fueron a pa- sar el verano a Concén, a comer asados, a ju gar baby Fiebol, a broncearse en la playa, a mirar los atardeceres y a no hacer nada due ramte dos meses, A mf me dejaron a cargo de Gertrudis Astudillo, mi nana desde hace quince aiios, que precisamente son todos los aafios que tengo. Lo de detective privado resules de un curso por cortespondencia en que participa- mos con la Gertru, Durante seis 1aeses estu- diamos secretamente, sin decirle a nadie. El curso lo enviaban desde una ciudad de Ar- gentina, Cuando Ilegaron los dos diplomas que- damos inmediatamente cgnvertidos en detec- tives privadas. Bse fue ef momento en que la Gertru se eché para atrés como detective, di- jo que tena muchas cosas que hacer en la ca- sty que no tenia ciempo para jugar Para dejarme eranquilo se le ocurtié una idea. Jun: tamos plua y pagamos un aviso chiquitico en FI Mercurio, «Quique Hache, detective priva- do, Se buscan personas perdidas. Se resuelven enigmas». Asi decia el aviso, Quique Hache soy yo. Desde hace cinco afios vivimos en ana casa con jardin en Nufioa, en ta calle Juan Moya, una calle tranguila cerca de avenida Grecia. Los vecinos saludan y nos invitan a los cumpleafios en cl vecindatie, También ce- lebramos juntos cuando gana la scleccién chi- lena de fitbol. Un dieciocho hicimos un asado con los vecinos, cerramos toda la dra y preparamos el asado mas largo det mun: do. Después resulté que el asado mas largo lo habfan hecho en el sur de Chile y el nue no era ef mas largo. Mi barrio es tranquilo, nunca ocurre nada, La Gertru dice que su: bartio on Tema co se parece a fa cuadra de Juan Moya. Como estabamos solos en la casa, deci- limos que si sonaba el teléfono ella se hravia pasar por secretaria de detective. Experamos tres dias después de que aparecis el aviso en ua ro 10 cl diario, pero sélo tlamé mi mama desde Concén tratando de tentarme con Ia playa, los dias de sol exquisitos, los primos, los par tidos de baby fiitbol, los asados y los atarde- ceres, Con todo eso me tentaton, es verdad, pero ahora yo era un detective privado y tena otras cosas de qué preocuparme. Luego el teléfono no soné durante dos dias y, cuando por fin lo hizo, contesté la Gertru, Se puso palida, me miré con cara de lumbrado publico y dijo: 2s para Quique Hache, detective pri- vado. n 2 Faun papel anoté el recado telefé- nico: «Sefiora Gallardo, ‘tes de la tarde. Ca Paula». Colgué. VYenia mi primer cliente co- mo detective. Nos miramos con la Gercru co- mo si hubiéramos descubierto perrdleo en el jardin de la Como no tenia oficina, le habia pro- puesto a la sefiora Gallardo que nos rewnié mos en el contro de Santiago, Mi abuclo siempre decfa que iba al Paula, un café de la calle San Antonio con Agustinas. El café en- rero ya no es el mismo de ances, segtin mi abuelo, pero igual me parecié que seria un asa buen sitio Dos y media de la tarde. La ciudad pa- recia tranquila y vacia porque estébamos ini ciando enero. FI calor derretia, Sali de mi casa yen lrarrzaval aleancé una micro. Bl viaje fue largo. Enteaba una brisa agradable por la ven- tana abierta y un rato conté los Arboles qu 2 | | | | iban pasando y otro rato me preocupé pen- sando en la seitora Gallardo y en éste, mi pri- nner trabajo. Cuando Hegamos al centro, la micro cntré directo por la Alameda, Me bajé frente aa Biblioteca Nacional, En las esealeras de la biblioveca encontré mochiteros sentados, ha- blando en inglés; me pidieron placa, pero segul de largo. En ese momento me sentia un detective privado y no un guia turistico. Subé por Mac-Iver hasta calle Agustinas. El Teaeto Municipal esta en esa calle, en ef camino del café. Una vez en el colegio nos llevaron alli a ver un fragmento de una épera famosa, Me sorprend{ cuando reconocs algunas de las auras: las habfa escuchado antes en comercia- les de la television. En el Café Paula me senté a esperar a la seora Gallardo, la de ki llamada telefonica Fntonces me di cuenta de mi primer error co- mo detective: no tenia idea cémo reconocer a mi primer cliente. Sentadas en ef café habfa dos parejas, uno de los hombres era un mili- tas; seguro, aunque vestia de civil. Lo deduje porque Hlevaba el pelo cortado casi al rape y se sentaba derecho, como si se bubiera tragado tina estaca, La otra pareja: un viejo y una vie- ja de mas 0 menos cuaresita aos comaban 13 helados en copas gigantes y se miraban como si recién comenzaran a enamoratse. El mozo se acercé a mi mesa y me vi en la obligacién profesional, para justificar mi estadia en el ea fé, de pedir un helado doble de chocolate con tana galleta y salsa de frutilla. Micntras espe- aba pregunté equivocadamente @ tres sefioras que entraron si tenian el apellide Gallardo. Me tomé todo et helado y me puse a jugar con la cuchara, esas largas y finas que ponen con fas copas de helado, y ya estaba pensando que la seiiora Gallardo no existia, cuando el mozo que me atendié y que pare~ a con un cia simpatico, se acercé a mii mi diatio y sin decir una palabra sefialé una fo- cografla donde aparecia una mujer muy gor dla, excesivamente gorda, como se ven en las peliculas de Fstados Unidos, donde todos pa- recen ser gordos por comer papas fritas y hamburguesas al desayuno. Un amigo que fue a Miami Hegé contando que encontré MeDonald’s en ‘todas las esquinas. Se justifi- ca entonces la gordura porque ki tentacién es grande si esté en cada esquina Debajo de la fotografia del diario pude leer: «Ermpresaria del aio. Importance distin cién recibié Rosaura Gallardo y su empresa Intermarm. Con mi mejor cara de investigador 4 miré otra vex al mozo y me encogi de hom- bros. El mozo, sin despegar esa sonrisa ama- ble que parecfa que venia con su uniforme, me indicé una puerta interior. Lo seguf. El pasillo Hegaba hasta fa cocina, A ninguno de Jos cocineros le interesé que yo pasara por ahi, Segui al mozo hasta el patio de cemento, cerrado por las paredes de los edificios veci- nos. La tinica manera de ver cielo allf era mi- tar recto hacia arriba. En la pared se vefan algunas ventanas, los cajones del aire acondi- cionado y gatos paseindose por cornisas. En el centso del patio, entre dos maceteros, estaba en un sillén la misma mujer de la for tografia del diario, Rosaura Gallardo tenia un cuerpo gigante, como si flotara en un saco eno de agua. Ambos nos miramos sorpren- didos. Ella arragé la natiz y progunté: Quique Hache? Para no ser menos, también arrugué la nariz y pregunté: Sefiora Gallardo? 3 encontraria con alguien mis... ~dijo la setiora Gallardo crabada, sin terminar la frase, tes0- plando como ballena por el esfuerzo que le pro- ducia hablar en medio de patio del Café Paula Quique Hache, devective reper y mostré un papelito cuadrado, como carnet de identidad, sin plastificar atin. En ef carso se decfa que debia llevarse en Ia billetera todo ef tiempo. ~Cref que... -siguid ella sin encontrar las palabras adecuadas. No se preocupe, sefiora Gallardo, lo que me cuente lo mantendremos bajo secreto profesional —No era eso sino... -seguia atorada. Después sonrié y dijo tumbrada a detectives privados, eso debe ser Supongo que no (engo alternativa, nadie mas ha querido ayudarme. 'S que no estoy acos 16 —Para eso estamos ~dije con una sonti- sa de vendedor de zapatos, Ella también vol- vid a sonreir y su cuerpo se estremecid, como si flevara olas de mar dentro de lt ropa. —Déjeme empezar por el principio, Hache -dijo, -Asi ine gusta, desde el principio. Le recuerdo, para eso estamos, para escuchar lo que tenga que decie, ~Mi papa se murié hace tres afios y me dejé sur empresa de buses. Yo la administraba desde hacfa algunos afios. Mi papé estaba vie- jo, sabe? ~Mmmm -dije poniendo cara de inten- sa atencién, La sefiora Gallardo me miré un segundo, como dudando si seguir 0 no. Suspi- 16, miré hacia lo alto del patio y continud: EL comer ca Cartagena, ‘6 con una micro viajando inta afios mas tarde te- anfa tuna Moca importante de buses que reco- ‘sian el fitoral central, la empresa Interman, la conoce? ha ~Si -menti, -La empresa ha tenido un repunte con mj administracién, aunque suene feo que lo liga yo. Hemos obtenido importantes logros y avances. Desgraciadamente mi papa no vi- vi6 lo sufici a verlos hoy dia se sentinia KE pal orgulloso de mi gestién. Pero antes cle morie hizo uno de sus més extrafios negocios comprar un equipo de fithol. semi Don Chemo, mi padre, era un fandtico del fit- bol. Si me pregunca a mi, tengo que responder- te que casi no entiendo ese deporte, Pero mi ppapyd eta llevado de sus ideas. Compré el Ferro Quilin Frebol Club, an equipo modesto de cercera divisién, popular en Santa Familia, ef barrio donde nacié mi padre, al sur de Santia- go. Se compraron jugadores y planificé todo que en un plazo de tres anos «l equipo su a fa segunda division y de abi, probable- mente, al fitbol grande Ia sefiora se detuvo uo Momento y me pregunt6—+ ;Listé seguro de que usted es el del anuncio en ef diario? Seguro: Quique Hache, detective -insisti. -Enconces sigo. Li éxito del Ferro Qu lin fue avasallador, aunque mi padre apenas aleanz6 a disfrutarlo, —Una listima. ~Yo petisé que con su muerte se termi- naba el asunto del equipo de fiitbol. :No fue asi? ~No lo fue. Don Chemo era un hom- bre astuto, Antes de morir agregé una cliusu- la final ca su testamento, gla adivind? 19 No ~dije sinceramente De acuerdo a los plazos que él estable ci6 para que se distribuycran sus bienes, si en tres aiios ef equipo de Ferro salia campedn y ascendfa, todas sus propiedades, incluyendo Jos buses, serfan mias, de lo contratio se repar in-en obras de caridad, ZY los tes alias se cumplen ahora? ¢ cumplen, 2Cimo le ha ido al equipo? ~Perfecto. FI Ferro siguié con su racha gavadora durante todo el aii pasado y se le daba por seguro campesn este aio. Toxlo iba bien hasea hace unas semanas, Iba en prime- ra ubicacién, seguido de cerca por Deportivo Malloco, pero desde entonces pordié dos par- tidos claves y bajé al segundo lugar; queda sélo cl dltimo partido este sabado, justamen te contra Malloco, donde se decide todo, que gana ¢s ef nuevo campedn y asciende, No veo el problema, parece ser un nto deportive ~dije. fin todo hay un pero, Hache. Hl Ferro era el favorito, ef mejor del campeonato, pero sucedi6 lo inesperado, lo que lo ha Hevado a perder esos partidos. Qué terrible ¢ pienso, me ~@Qué ocurtis? inde lo iego a ereerlo. Ww Voy para allé, no me apure. Desapare- Cid el arquero, exo fue lo que ocuerié —bajé la cabeza y parecié que Horaba. Algo cartamudo le dije: .tendrin un reemplazante para el partido del sibado, La sefiora Gallardo levanté la cabeza y tne iiré duramente, ‘Claro que se puede reemplazar a Ca- cho Ramire ~ilise ex cl nombre del arquero desapa- tecido? ~como la respuesta era obvia, la sefio- ta Gallardo preficis seguir con la anterior idea, Podviainos reemplazarlo, podrfamos sin problemas, pero si lo hacemos perdemos cl campeonato, ef ascenso y yo pierdo la em- presa de buses Intermar, 4 Laces me esperaba en fa casa par ra tomar once. Habia preparado panqueques con mermelada de membrillo porque sabia que a mi me gustaban. Me esperaba regando a. A cada rato ent ‘s en el antejardin de la ca ba a ver una telenovela que le gusta mucho porque el protagonista se parece a un antiguo novio que avo en Temuco, La Gerttu dice que si el accor de esa telenovela no fuera me~ xicano, juraria que es cl mismo, ademuis por que su antiguo novio se fue a tecorrer el mundo. A veces recibia postales de lugares fan extrafios como Sri Lanka por ejemplo, siempre con las mismas frases: «Aqui estoy en Sri Lanka, gorda, echandore de menos» y fir maba Manolo. La Gerou, a pesar de todos fos novios que ha tenido, dice que preficre a Manolo, et Viajero, porque fue su primer amor, Dive que al final él volver a Chile y fa buscar, Mient 22 tanto se conforma con su doble mexicano en la television. —No te hagas rogar, Quiquito, y habla dijo la Gertru emocionada y cusiosa por sa her los decalles de mi entrevista con la se Gallardo. Nos fuimos 1 calentar los panqueques al miceoondas, Primero le mostré el cheque de adclanto que me dio fa sehiora Gallardo. Era el primer cheque que recibia en mi vida. Me prometié tres veces esa cantidad si encontraba al arquero perdido antes de las 5.30 del dfa si bado, hora y dia en que empezaba el partido por li final del campeonato de la tercera divi sidn en el estadie: municipal de Sanca Familia La Gereru miré varias veces ef cheque tratan- do de multiplicarlo por tres sin ereerlo, A Cacho Ramirez, el arquero del equi po, lo necesitaban ese sabado en la cancha, no baseaba con tee »plvzarlo, Macka tres semana que habia desaparecido. misteriosimente y nadie sabia de su paradevo. Para cl Fetto Qui- lin, ademas de avajar y evita los goles, era u simbolo, una cAhala para todo cl equipo. Los dos tikimos partidos, Verto los habia perdido y coincidia con la ausencia del arquero. Asf también habfa ocurrido los pasados ries afios: éada vex que Ramirez no jugaba por | én 0 23 enfermedad, la derrota era segura, Por eso, el equipo, los seguidores y dirigentes, sabiau que todo estaria perdido si él no apatccia ef sibado en la cancha Gertrudis, que todo lo sabe, por su- puesto cotiacéa a [ntermar, la linea de buses y la fortuna de don Chemo Gallardo, De fir de mucho, aunque asocia fithol a dos palabras: «Pedro Carcuro», a quien vio en persona en una ocasién, probandose un ves én en Palabella, La Gereru dice siempre que la nica persona famosa que conoce es Pedro Carcure, Despuds que descargué acién y cuando ka mermelada de los panqueques infor comenzé « parecerme intolerable en el esté- mago, nos quedamos en silencio con la Ger uu, pensindo lo mismo: qué harfamos a continuacién para encontrar al arqueto, qué haria en este caso un detective privado para resolver el misterio. Permanecimos mis de quince minutos sin decir una palabra, pen- sando incensamente, misando hacia el techo sin ninguna razén, como esperando que des de arriba cayera fa ayuda, Gereru conclayé que mejor renuncié ramos a ser detectives y, que por otea parte, la playa de Concén, los primes... 24 En cambio yo dije: Ahora o nunca ~sin saber qué queria realmente decir con esa frase paca c! bronce, que algo tenia que ver con la constuncia cesaria para hacer todo, para lograr algunas metas. De tanco pensar me bajaron el suefio y el cansancio, Antes de las once de la noche me fiti a acostar, a pesar del calor que servaba en las paredes de la casa. La Gertru quedé mirando la Reporsera del Crimen en fa television. ne- © com 25 a Martes a 5 L. primero que debe hacer un buen | detective es descubrir la verdad, aunque suc- ne obvio; de eso se trata todo. Buscar una ver- dad significa encontrar una mentita, eso dice Gertrudis, Mientras la Gertru iba a la feria que le- vantan los dias martes en una de las calles de Nufioa, a comprar una sandia y melones, yo me duché répidamente, me vest y sali de la casa. Hice el mismo recorrido del dia ante- rior, subj a una micto y seguf por Irarrézaval, pero esta vez bajé en el cruce con Vicuia ‘Mackenna. Nunca antes habla estado en San- ta Familia, pero al menos sabia que la direc cién era hacia el sur. Subf a otra micro amarilla, con un numero grande en un costa- doy esperé a que'el chofer me avisara cuando llegéramos al barrio. Veinte minutos después cl chofer grité «Santa Familia», mirando por dl espejo que tenia enfrente, arreglado con banderines del Colo Colo y forografias del papa Juan Pablo Segundo en Chile Bajé en Irast, la calle principal del ba- trio. Todavia el calor de la manana era sopor table y la gence parecfa alegre. M cl sol del mediodia, las cosas camb La sede de Ferro Qu Ile Sargento Aldea, escondida en medio de ta cuadsa, con un predio extenso hacia el inte rior. Por la mista calle, pero mis adelante, se fevantaba el estadio de Obras Santas. Entré a Ja sede que parecia abandonada. Al fondo de un saldn vacio se abria un pasillo amurallado de vitrinas, donde se guaedaban los erofeos obrenides por el club. En la pared contraria se repetian las forografias del equipo en distintas épocas. En el medio habia un gran reato de un viejito con cara de abuelo. Debajo decia Anselmo Gallardo, fundador, Este era, enton- s, don Chemo Gallardo, La tltima fotogra: fia era la del equipo del afio que teeminaba. Vraté de memorizar las caras de los jugadores. Por supuesto, destagaba el arquero con su ro: pa negra y guantes blancos. Cacho Ramirer en la fotografia cenia cara de buen arquero, gil, delgado y muy alto. El largo pasillo d sembocaba en una cancha de Fithol, con esca- so pasto y una hilera de dlamos al final. Eb tarde, con arfan. jin estaba en la ca- 28 | se dejan equipo estaba entrenando a esa hora, mien tras algunos curiosos miraban. Los jugadores no parecian muy actives, daban_pasecitos cortos y remataban al arco sin ganas, con el entusiasmo de un velorio. Me acerqué a un viejito sentado en una la de paja al borde de la cancha y le dij ~Venia por el asunto de Cacho Ramirez, {Periodisca? ~pregunts el viejo. No quise contradecirlo. Supuse que era mis Kicil presentarme como periodista de quince aftos que como detective de esa edad. A mf los periodistas no me gustan ~dijo-, mire como fueron a dejar a Lady Di. Pero la culpa no fue directamente de los petiodistas —rebati artepentido de la mentira, Los periodistas pueden levancar a al- guien y después, cuando ya no les sirve, lo de- jan caer al suelo, —Pucde ser. Abi tiene a Cacho Ramirez, siempre lo aplaudieron por sus voladas y payasadas de arquere, porque Cacho era muy atrevido pa- fa jugar al ficbol, Valentén era para encarar, © como los arqueros de primera divisién que act en el pasto blanido. No, Cacho 29 era de carne dura y le daba lo mismo caer en fa tierra con piedras, vidios 0 clavos. Los jugadores de Ferro seguian con trotecitos poco efectivos y estirindose entre ellos fos mtisculos de las pieenas. El asunto del periodismo... -quise in ventar arreglar el enredo diciendo ta verdad, pero el viejo me detuvo: Sabe cémo le puso Martin Lucas a Cachito, gporqne usted debe saber quign es Martin Lucas? No en realidad. Se nota que es periodista joven. Martin Lucas es uno de fos més importantes periodis tas deportivos de este pais. Escribia en la revis ta Fstadio, una que ya no existe, Abora Lucas excribe para los diarios. Un dia se vino al esta dio Obras Santas y vio jugar al Ferro, Fl dia lu nes escribié en su columna que habia conocido un «Arquero Vokador», as le Hams, después to- dlos le repetfan el apodo a Cacho Ramirez: el Arqueto Volador. Hotaba en ef aire, asi parecia cada ver que Cachito se mandaba una volada, —{Usted conocié a Ramirez entonces? ~progunté profesionalmente -Ustedes los periodistas javenes, se les nota que saben poco, estén muy nuevos en ba profesion. 30 -Sélo queria algunos datos de Cacho, algo que me sirva para un articulo ~insistt Perdido esta el arquero ~repitis él. ~Es0 lo sé. Dejeme decirle algo off the record, eso quiere decie que usted no puede repetislo por ahi y menos publicarlo, porque si no, lo de- mando, -No sale de aqui, no se preocupe. ~Secucstrado deben tenerlo, eso es lo que ecurre con Cachito. Mi teoria es que los del seeuesteo son los del Deportivo Malloco, lo hicieron porque quieren ganar el campeo- naco y subir a la segunda division, Pero wn arqueto se pucde 1eemplazar {Qué seguridad podian ener de ganar el par- tido el sibado? EI viejo abrié los ojos. Pensé que co- menvala a infartarse porque la cara le hievid roja. Después masticé saliva y un poco mis calmado dijo: ~Carajo, como es la gente joven. No me macanee, sefor periodista, usted no sabe nada. Cacho es vital en el arco, sin él perde- mos este sbado y punto. gPor qué? —pregunté, aunque sabia la respuesta. ~Cabala, mocoso, cabal, No todo en la 31 vida se consigue por las formas tradicionales, cambién el Ferro tiene supersticiones, carajo. Durante los tiltimos eres aitos s6lo hemos per- dido los partidos cn que Cacho Ramirez ha es- tado ausente ~indieé hacia la cancha~. Vea las caras del equipo como estin, deprimidos an- dan todos porque saben que sin Cacho fa de- rrota es segura y nos quedaremos aqui en los potretos de la tercera divisién. —Pero eso no tiene nada que ver con el rendimiento del equipo, es sélo una super ricién. HI viejo me mir, suspir6 y dijo —Todos sabemos que esas cosas supersticiones no existen, si somos gente ci izada, pero qué le vamos a hacer, cuando se de las creen se creen. Movi la cabeza y esperé un momento pata pregancar ~Me podria decir su nombre, por su- puesto no lo voy a nombrar direccamente en mi reportaje. El viejito se ri6 y dijo: -Homero Gavikin, entrenador del Fe- 1ro Quilin, Si quiere nombrarme, hiigalo no- més, no me molesta. Es con hache al principio en el nombre y acento al final del apellido. 32 | | 6 Recni cl barrio sin ona pista con- creta sobre el arquero desaparecido, solamen- te his supersticiones del entrenador, Cansado y-con sed, entré a una fitente de soda para des- cansar un poco del calor del mediodia. Pedi al ‘mozo una Fanta. La Gertru prepara Fanta con huevos en la licuadora. La receta es cil: una borella chica de Fanta, un huevo blanco, dos cucharadas de aviicar, En la juguera se revuel- ve todo y est listo cl efantasmabs, ée es el Hombre con que lo bautizamos. Pero en esa fuente de soda de Santa Familia era improba- ble que conocictan un fantasmal, asf que pedi ~ sélo Ta botella y un vaso con hielo, Lo tinico que tenia de Cacho Ramirez _ tf2.una direccién conseguida en la sede de Fe- _ 0 Quilin, nada mds. Me dirig( hasta alli. No t + cuatro cuadras por Irasu, la calle Principal, y luego una hacia la cordillera, Era dijo que Ia casa era una pensidn, y antes de que me dejara explicasle, me hizo entrar y me mostré las piezas desocupadas que todavia le quedaban, con una sonrisa de renedor, que al atin dia explicaré en qué consiste. Los dosmi- torios que me ofrecid eran deprimentes: con tuna cama, un somier de fierco, un velador y una ampolleta que debia tener 20 watts para no gastar en clectricidad. Cuando le dije qui era imposible leer con ese tipo de ampolleta, Ja sefiora doblé los brazos por delante y dijo: -Aqui los pensionistas no teen, | Después me pased por el comedor. £ una mesa larga almorzaban los pensionistas. Cuando vieron aparecer a la setiora comenza~ descubtir el paradero de Cacho Ramirez. Ella j se quedé congelada y decepcionadas pregunté: ~;Periodista? agrees: ~4De la tele? Sin que yo le diera una respuesta se le encendié la cara, su vor se hizo mas clara, ac- tuando como sien verdad yo llevara una eé- mara escondida en alguna parte. ~Viva el Lunes es mi programa preferi- do -dijo~, ahi se conversa, y eso es lo que me gusta a mi, conversa aunque no sea una la que conversa. Eso si, echo de menos a Rati Matas. Raul Matas se parece tanto a mi abue- lito Ramén que se murid en el sur de Chile, en unt asado, se le atravesé un hueso de chive y abi se murié cl abuclo, ahogado. Pero vol- viendo a Ravi Matas, un caballero de la televi- sin, él deberia estar animando Viva el Lunes. Después de escuchar quince minutos sus teorfas televisivas, conseguf que me dejara pasar a la habitaciéna de Cacho, Estaba en el segundo piso y era la Unica que tenia una ven- tana desde donde se veia un pedazo importan- te de cordillera y los condominios lejanos de Pefialolén. La sefiora dijo que Ramirez era un buen pens ron a protestar tra vex papas con mote, queremos carucla. Ouro dijo: : ~Todas los dias lo mismo, defia Hilda, cambie el ment. La sefiora otra ver dobld por dekante los vos y respondié: “Se me callan, que me espantan al cliente. Fue el momento que aproveché para no necesitaba aloji- bra confesarle que todavi miento y que mis verdaderas intenciones eran ionista, no éenia ni una queja con 4 45 respecto a él. Antes de que desapareciera habla dejado pagados dos meses por adelantado. No cera extraio porque siempre lo hacia, Cuando Je pregumté que qué creia que habia pasado con él, clla respondié.risuena que probable- rancddlo con alguna mujet y por lo tanto era mejor dejarlo trenguilo. Me de a habitacién. La mis: ma cama, el velador y a ampolleta de 20 watts, que habia visto en el resto de fos dor mitorios, En ef closer encontré gran parce de Ja ropa de Cacho, ordenada, ne pareeta faltar nada. Antes de salir abri el cajan del velador mente estuvicra a solo et donde encontré una solicaria fotografia. La examiné cerca de fa ventana. En la foto apa cia un grupo numeroso de javenes junto a malecas y bolsos de viaje. Detris se veia un bus. Bran alrededor de cveinta, Sonreian, Cal tenian mi edad. Pensé que la foto re cule qui grafia podia servirme, asf que la tome prestada, jurando que se fa devolveria a su duefio cuando-lo encontrara, Cutando sali de la pensidn, escuché que desde ef comedor alguien grité: «Cértela, do- iia Hilda, con fas papas con mote, nos va a traumar, 36 7 E, dia habfa sido largo y poco prove- choso. Estaba en cero, aunque el cero no es un mal ntimero, sélo con mala fama entre los demés mimeros. Volvi a la plaza del Alférez Mayor, des- de donde partian los colectivos hacia la salida del barrio, hasta la avenida Vicuiia Macken- na. La ruta Idgica no era complicada: subir hacia el norte hasta encontratse con Grecia 0 Irarrézaval, desde ahi en una micro se seguia hacia el oriente hasta Nufioa. Como no apa- recian colectives en la placita y para hacer tiempo, jugué algunos «gatos mentale». No es un jucgo facil. Consiste en el tipico Gato que se juega con papel, lapiz, equis y cfrculos. “La idea es jugarlos mentalmente, vencerse a - ano mismo o con contrincantes inventados. | Puede parecer extrafo, pero con un poco de prictica sirve para pasar el tiempo. | Bneso estaba, rayando casilleros de gatos 37 en mi cabeza, cuando se acercé una nifia co- mo de diecisiete 0 dieciocho afios con blue jeans, el pelo corto, unos ojos claritos que da- ba gusto mirar, y una polera negra de Iron Maiden. Me enamoré enseguida, antes de que ella dijera una palabra. La nifia me mira- ba con ojos de tren, que alguna vez explicaré en qué consiste como mirada. Su cara era dulce, parecida a Santa Teresa de Los Andes, pero no ala santa precisamente, sino ala ace triz que la represents para la televisién. Se acercé donde yo esperaba el colectivo y dijo: Andas buscando a Cacho Ramirez? Si -respondi sorprendido. 3 En este barrio las noticias se saben pidamente —me contest6 sonriendo. Una sontisa preciosa. La tarde calurosa estaba cerminando y ‘una brisa suavecita y fresca renovaba el ambiente. —,Sabes dénde puedo encontrar a Ra- mirez? —dije con una mirada de rana vieja, Te espero en el descampado de la in- dustria Bayer, en diez minutos. Se aparté con rapidez, como si ambos faéramos espfas y nos vigilaran, y se perdid por el final de Irasu. Pregunté en un kiosco de tevistas por el descampado, Como estaba cerca, caminé 38 con pasos lentos y demorados para llegar jus- co a cdempo. Bra un wlrado grande, vacfo, un pela- dero de escombros y basuras, rodeado de pare- des de cemento. Digamos que no cra un paisaje campestre. Ola px jimo y comenzaba a oscure- cer. Pensé que podéa haber sido todo una bro- ina alli no haba nada. Hasta que, por entie los certos de escombros, emperaron a aparecer jé- s. No tenian caras amistosas. Conté doce entre hombres y mujeres. AI final aparecié la fia de la plaza, de la cual estaba enamorado hacia diez minutos sin que ella to supiera. venes Uno de los aparecidos, cl mas grande, un gordo de pelo largo, me mastré los dien- tes y dijo ~Si buseas a Cacho Ramérez mejor se- 1 que lo olvides, lo tenemos secuestcado. Me atoré antes de hablar, tratando de que no se notara lo nervioso que estaba: =)Se podria saber quién lo tiene se- restrado? ~pregunté, Fl gordo quedé anulado con la pregun- 4, no a esperaba o sui comprensién era lenta. Nosotros ~se atrevié a responder des pugs de un rato de duclas, Enronces llegs en su auxilio la nifia de {a plaza. 39 -No es de tu incumbencia el asunto de Cacho Ramirez, Esto ¢s una advertencia ~dijo. —,Cémo te llamas? ~pregunté con una vor de violin en concierto. También la pre- gunta fue inesperada para clla. Bajé la guar- dia y respondié: Charo. charo ~1 epeti el nombre para memo- rizarlo, ~Lo que queremos que entiendas -vol- vié ella, més controlada— es que no deberias buscar a Cacho, puede ser peligroso. ~ZNo es verdad lo del secuestro? El gordo quiso seguir mintiendo, pero Charo no se lo permitié, Deja las cosas como estén, puede ser peligroso para ti si sigues haciendo preguntas. —zUstedes saben dénde esté el arquero? sisté. El murmullo entre los demas dejé tensa la conversacién, Charo respondié: =No exactamente, pero debe estar bien donde esta —Lo necesitan para el partido del -Es peligroso que él aparezca. Hasta ahi llegé la conversacién. Tal como cl grupo habia aparecido, comenzé a perderse. Arriba, sobre nuestras cabezas, el cielo parecfa una naranja gigante. ibado, 40 —Charo —le grivé antes de que se per- diera, Ella se detuvo y volvié a decir: —No te metas, por el bien de Cacho. Salts y quedé otra vez solo. Un gato es- carbaba entre la basura buscando algo que co- mer. Volvi a la calle tratando de orientarme. Alcancé el colectivo sin necesidad de llegar a la placita del Alférez, Recorrimos Vi- cufia Mackenna Ilena de aucoméviles hasta Irarrézaval. Subj a una micro y me dejé caer en el asiento, Estaba cansado y confundido. Cuando llegué a mi casa, Gertrudis me esperaba preocupada. Se enojé por no avisar- le, Estaba inquieta, imagindndose lo peor. In- cluso habia estado a punto de celefoncar al sargento Suazo de la comisaria, uno de sus novios. Al final dijo que seguro se morla de tun infarto si yo seguia de detective, que me- jor me iba en un bus hasta Concén, donde me esperaban mi mamé y pap4, Soffa mi her- mana, los primos, los partidos de baby fiit- bol, los asados y los atardeceres junto al mar. Esperé que terminara y le dije a la Ger- tru que tenfa novedades en el caso del arque- ro. Ella cambié la cara enseguida, le aparecié Ja famosa sonrisa tren, larga en su boca, entre sus dientes impecablemente blancos: Habla ~me exigis. AL - Miércoles a, 8 Do. tarde. La emocién del dia anterior me dejé entre las sébanas hasta el me- diodia. Dicen que hay gente que dentro de una cama se han quebrado una pierna, se enredan en las sabanas mientras duermen y despiertan cojos. Yo, en cambio, me desperté feliz, con un nombre en los labios: Charo. Me duché y me vesti, Cuando sali al comedor para organizar el dia, Gertrudis me esperaba con un plato de ce- real y leche, ademés con una sontisa de bicicle- ta de media pista. Algin dia tendré tiempo y ganas para explicar en qué consisten esas sonri- sas y miradas. A mi los cereales con leche no me gustan, es una moda copiada de las pelfcu- fas, cuando aparece una familia gringa por la maffana al desayuno, todos muy apurados, co- miendo de pie en Ja cocina cereales, café, jugos de fruta y tostadas, A alguien se le ocurtié que ahora también nosotros tenfamos que comer cereales y decir «tostadas» y no «pan tostado». Cualesquicra de iis ceclamos ante la Gertru siempre han sido imitiles si se « a fa comida. Asi que me vi ci la obligacién de sentarme frente a un plato de cereal con leche, rnientras la Gertrn preparaba sus teorias sobre lo que yo te habla contado Ix noche antes ~Crei -le dije para mofestacla-- que no querias seguir jugando a os detectives ~Quiquito de mi alma ~dijo efla~, no me malintespretes. Con Io lento que esti el verano, sin nada que hacer, déjame entrere- nerme a mai también. Est bien. —Lo que yo creo ~dije fa Gerau- os que a Cacho Ramisez to mataron y Jo fueron a enterrar por ahf, y nunca vamos a saber de dl; ésa es mi teorla —Perdona, Gertru, algo fecalista ru seo ria. Debe estar escondido, Tal ver le debe pla- ta a alguien. Ella movié fa cabera y volvis a soncefr. “Momientiro, Quique, te lo cuente al- tivo, Esta mafiana Hlamé & una comadse que tengo en Santa Familia y me conté sobre Ca- cho Rarnfrez,, La Gertru tiene comadres en todo San tiago, asf que no era extrafte que existiera una cen Santa Familia, 44 ~{Qué ie contd? —Una vida vara la de Ramirez, te lo di- yo. Cuando joven nadie fo conocia, hace tres ahos noms que esté en ef barrio; de su pasa do no se sabe mucho. Ademis de jugar Kitbol Saofa nada més y eso es sospechoso, por- que dime ui, gde dénde salia la plata para mantenerse, pata pagar esa pension y sus gas- vos? Debla andar en malas pasos, por eso Jo matarop. —No seas exagerada, Gertra. No exagero, Hay muchas tentaciones en esta vida y mucha gente perversa. Eso se ve en la tele eodos los dias, «Pobre Cacho», dijo mi comadre, «debe estar bajo tierra», Bueno, Gertr, y si te comadre est’ tan segora, spor qué no lo denuncis? ~Mi comadre no se quiere meter en Kos, ademés es seguidora del Perro Quilin y tampoco quicre que el equipo pierca este s4- bado. La Gertru hizo un pum aparte para o digitiera el cereal y nego dijo: ~Muéstrame ia fotografia. Volvi a hacerla aparecer desde ef belsi- flo de mi camisa, La dejé sobre la me: was cuchareaba sin ganas. La Gertrs miré la fowo y dijo: que y ~Parece ser el curso de un colegio, to- dos tienen la misma edad, primero 0 Segundo medio. Por qué la tenfa Cacho? —Supongo que conocia a alguien de ese grupo, tal vez un hijo, un sobrino —dije para no quedar atrés con las deducciones. Recorti con los dedos la fotografia. ~gNo se te ocurre nada més, Quique? Mira todo lo que yo te averigiié y sin siquie- ra moverme de !a casa. Una forografia es una buena pista =reclamé. ~Che ~respondié la Gertru, que se cree argentina cuando se enoja.” Ese fue el momento. Terminaba de re- pasar esas caras sonrientes en la fotografia. Entre dos nifias la enconteé, casi escondida, era la tinica que no sonrefa, como sila c&ma- ra la hubiera sorprendido seria. Era la misma cata, no podia equivocarme, tal vez con dos 0 tes afios menos, pero era el rostro de Charo estampado alli, en esa fotografia. Charo ~dije en vor alta. Gertrudis abrié los ojos con una mira- da de avién despegando que ella tiene cada vez que se sorprende y no entiende nada. 46 9 fee Ferzo Quilfn, me esperaba en la sede del equipo. En ef segundo piso tenia su oficina, Antes habla telefoneado a fa seftora Gallardo paca que hiciera ficil la entrevista con el et trenador. Cuando enteé a la oficina, él dijo: —Me engafié con eso de hacerse pasar por periodista, joven, y eso no se hace ni en broma con la gente mayor. Respeto, eso es lo que necesita este pais para que le vaya bien, No fue mi intencién mentirle, entre nador —me disculpé sinceramen : ne dise sta es mi primera investigacién, me falta experiencia, Lo peidono y le agrego que tiene to- da fa raz6n, sin experiencia las cosas no se pueden hacer bien. ~pRecibié entonces el llamado de la se Gallardo? —La pobre estd preocupada por lo dal sébado. Imaginese, cotteatar a1 0. derective 47 privado para buscar a Cachito, eso es querer mucho al equipo. ‘Al parecer no sabia de la clausula del testamento de don Chemo Gallardo que 0 gaba a ganar. Pensé comentérselo porque el viejo me caia bien, pero después decid guar- dar el secreto profesional. ‘La oficina de Gavilén estaba empape- lada de fotografias. En una aparecta Home- ro Gavildn abrazado con Elias Figueroa y en otra abrazado con Carlos Caszely. El entre- nador se dio cuenta de que miraba esos te- ratos. Don Elias y Carlitos -dijo con una sonrisa de satisfaccién. Yo les ensefté a jugar a la pelota, Durante afios fui asistente de grandes técnicos, pero nunca conseguf que me dieran a m{ la oportunidad para dirigir un club profesional. Al menos, me queda la sa- tisfaccién de haber formado jugadores. =No soy bueno para la pelota —dije sin saber por qué. El fitbol hay que vivirlo, no se apren- de en ninguna universidad. No hay nada que aprender, zsabe por qué? —-No. —Digame, ;qué ciencia puede existie en correr detras de una peloca? Ninguna. O se 48 nace © no se nace con | don de jugar a la pe: fora, ;Cémo me dijo que se Hamaba? Quique Hache, detective —Lo noto un poco joven para detecti- ve. Hoy en dia los jovenes son los que dirigen este pais, no hay viielta, y los viejos nos extin- guimos poco a poco. Hice una pausa para dejarlo procestar Cuando parecié calmarse le pregunté =Tenfa enemigos Cacho Ramirez en el equipo? nemigos? ‘Yodo el mundo quiere a Cachito, si tiene un corazén de gelatina, To dos lo aprecian, aunque sea un poco reser es por timidez. Hace side esa fecha el vado, pero yo creo qui dos afios esti en el equipo y d Ferro ha mejorado notablemente. =3No se le conoctan familiares o ami gos? Nada de eso se sabe. E do Ramirez, se lo dije. Mi teor cuestraron los del Deportivo Malloco; saben que ef arquero es nuestra cabala, Sin Cacho nny res es que lo se los nuestros andan como fantasmas, entran a la cancha sin seguridad, predispuestos a la derrota, y asi un furbolista nose puede pre- sentar ~;Cuando fue la dltima vex que lo vio? 50 —Como todos, lo vi por iiltima vez en el partido contra el Abraham Lincoln E. C. de La Granja. Aunque el problema emperé antes. ~zE1 problema? Un mes antes vino a tocarme aqut la puerta y me dijo: don Homero, quiero hablar con usted algo importante. Me confesé que tenfa miedo. {Miedo de qué? -Un arquero con. miedo es fatal en cualquier equipo. Pero otro tipo de miedo era el que tenia Cacho. Habia recibido amenazas de muerte por teléfono, debia dejar el puesto del Ferro si querfa vivir. Pero él siguié en ef equipo. -Fijo. En ese tiltimo partido estaba in- quieto. Igual se lucié y atajé todo to que lle- gaba, pero sin que se le borrara la cara de preocupacién que llevaba. Estdbamos dos ce- to adelante contra ef Lincoln, faltaban cinco minutos y nada podia ocurrir. En ese mo- mento escuchamos dos disparos que retum- baron en el estadio. Tal vez no fueron disparos, pero si dos fuertes detonaciones. El primero en notarlo fue Cacho, que se dejé caer al suelo fingiendo una lesién. Lo lleva- mos en camilla a los vestuatios. Esa fue la dl tima vez que lo vimos. Iniego me avisaron 51 que sin vestitse, con le ropa de arquero, salié del estadio, subid a un taxi y desapareci6. Conversamos de otros detalles con el entrenader, mientras por mi cabeza pasaban las ideas. Cada ver parecfa mas complicado el trabajo de detective. No era como los detecti- ves de la televisign donde todo se resuelve en ja hora que dura la serie. No renfa ninguna pista segura. Pensé en el mat azul de Concén, tn Jos primos jugando baby fitbol en la ate- nha, en todos los amigos de mi pap que inva- dian la casa de la playa para comer y conversar de politica o de fitbol, det Chino Rios © de Pinochet, siempre riéndose, como si fa vida faera una gran broma. Supongo que llegar adulto es tun poco eso, reise de todo. “Usted es muy joven pata detective privado -me dijo Gaviléo. y con mirada de técnico agtegé-: zNo le han dado ganas de probarse en algiin club de futbol? Al ojo le Calculo que tiene pinta de niimero siete, pic- za clave porla rapider y la astucia. “Como le dije, no soy bueno y no me gusca mucho el fitbol -respondi. -No conozco a nadie que no le guste el fiiebo!. Usted es el segundo que me viene ‘con semejante barbaridad, porque el prime- ro afirmaba que el fitbol le aburrfa. Ese fue 52 justamence Cacho Ramirez, Antes que el fite- bol preferfa otras cosas, por ejemplo manejar autos, eso me dijo, zpuede erecrlo? ~Manejar autos? 212 lo tinico que sabiamos de f, que fixe chofer de micros y camiones antes de convertitse en arquero. Eue lo tin! pimos de él en tres aftos © que su 53 10 Vain a dex ampado de las indus- trias Bayer. Recorrt dle regreso toda la calle tea su hasta a placita de Alférez Mayor. No 2 st grupo, habian des encontré at Charo parecido como si nunca hubieran_existide. Nadie sabia de ellos en cf bartio, Caminé has: ta que sent hamabre, Pasadas las ees de la car de y como no aguantaba sin comer, estiré un billete de mil pesos que me regal ta Gertr antes de salir por la maiana, Pensé ensegticia con papas fritas con ketchup. Pero inmediaca mente vi ka cata de fa Gertru regatid gastaba los mil pesos en papas fritas con ket- chup, En la calle Antenao encontté un restate rante con un letrero arriba que decta: «Bf Pollo Pechugas, Me senré en una de fas mesas yuna mujer me atendid amablemente, Pedi una porcién grande de papas [ritas con ketchup. ists seguro de que no quieres para al morzar algo més contundente? ~dijo fa mesera, ndome si 54 con la misma vou de la Gereru, incluso cret que se trataba de una doble que me vigilaba y ine prohibfa comer papas fritas con ketchup. —Para mi las papas fritas son contun- dentes ~respondt. ~Pero no te alimentan y se nota que tt estés en crecimiento. ;Qué te parece mejor un plato de arroz con un bistec? sel placo de colacidn, con ensalada de comates, un postre de gelatina y hasta un tecito reponedor al fi- nal; todo por mil pesos. Lo pensé. Supongo que otra caracteris ade los adultos, ademis de su risa, es su obsesién por la comida. No los entiendo: co- men pésimo, engordan descomunalmente, se les cae el pelo, y lo tinico en que parecen in- teresados es en que los dems coman equili- bradamente. Como la mesera me mirala con ojos de listima, de madre sin hijos, sélo por qui- tatle la sonrisita tierna que tenfa, le pedi: Un plato de papas frieas con ketchup. Se enojd, se dio vuelea sin decir nada y desaparecié en la puerea que daba a la cocina. Después de almorzar me fui a sentar a la placita del Alférex, que parecfa el lagar mas central de Santa Familia, alli legaban los co- lectivos y la gente daba vueleas. 55 No estaba seguro si continnar con fa biisqueda de Cacho Ramivex y de Charo, A esa altura, ambos parceian més imaginarios que reales. A las cuatro de la tarde, como habia: dado con a Gertru, me reparté des de un teléfono piblico en fa esquina de fa pla. Geetradis contests feliz ¢ imeneé un nueva soborno diciéndome que estaba dis puesta @ prepararme un fantasmal heladico para cl calor si llegaba luego a ta casa, En al guna parte he dicho que un fantasmal es una bebida que inventamos con la Gertru. No cai en ta trampa, Volveria mais tarde, Simi mama llama desde Cones, di le que ando en el Planecario 0 Artequin, Son los luga el museo que a ella fe encanta We, aunque a mime aburren. -0 dile que estoy en Ia casa de Rolo. Tengo que agregar que Rolo es mi me que yo se verano me traiciond. Se fue con su familia al sur de Chile, a Puerto Saavedra, donde filmaron hac jor amigo, pero » afios una pelé cula chilena, que a mi paps y mam les gusta mucho; se emocionan cada ver que la repicen en la television, La Gertra, antes de coigar el telefono, 56 me dijo, con ana vocecita de campanilla, re- mendona, que habia recibido un recado tele- fico de una tal Charo, era importance, me esperaba a las cinco de la tarde en fa estacién de trenes de Santa Familia. BI Ho que la estacién de Sania Familia estaba abandonada. Ahora crecfan por todas partes paste y musgo, las vias estaban oxidadas y los vagones que que- daban parecian buesos de esqueletos. Se con setvaban el andén y las oficinas hechas de tejuelas como las casas de Chilog. La bolete- ria clausurada y las maderas desgastadas me recordaban las fotos que habia visto de los pueblos fantasmas del Norte. E rio depriment A las ci en uno de esos banquitos del andén, como esperara un tren que no apareceria nunca, No hacia ef misino calor del dia ancerior y un gones inservi a un escent co de la tarde estaba sentado, si viento agradable recorria los va bles, produciendo un sonido parecido al que se escucha en las peliculas de vaqueros. A veces, cuando tengo que esperar, jue- esn, atungue creo gue esto lo go «gatos mental 58 conte anteriormente. En otras ocasiones in- vento historias. Es Ficil, como preparar un fantasmal o leche con plitano; es deci, en la coctelera de la cabeza se echan los datos ne sarios y luego se revuelve. La historia de ese tia, mientras esperaba en el andén de la esta- ci6n, waraba de una maquina del tiempo; una con ta que se podia viajar hacia el pasa do, Como siempre, en amis historias partici pan amigos 0 parientes, para hacerlas mis reales. La mdquina del tiempo de mi historia la invenraba un cientifico pariente mio que nadie quiere, el tio Jorge que vive en Vita del Mar; en realidad, no es cientifico no un indtil, al menos todos en la casa lo llaman «el indcil cio Jorge. Mi tio es algo ast como la oveja negra de la familia, Su tinica actividad conocida durante afios ha sido escribir nove- las de verror, que nadie le publica y por lo tanto nadic lee asunto es que el tio Jorge invents la maquina del tiempo, Pero on todo viaje del tiempo se necesita uno que accione la palan- «a, regule todo y otro que viaje en el tiempo. Hice entonces venir, imaginariamente, desde el sur de Chile, a Rolo, mi mejor amigo, un poco castigandolo por su traicién de dejarme solo en cf verano, adeniés porque sé que les 59 tiene miedo a fos aviones y me imagine que una maquina del tiempo se debe parecer un poco aun vuelo en avidn in mi historia, el do Jorge acciona la maquina y Rolo retrocede al aio 1986, hace ids de dicz aiios, hasta Florida, istados Uni- dos. Antes del viaje el tio previno a Rolo que nada podia alrerarse en el lugar al que Hegara, cualquier cambio provocaria un desastre en el presente, Rolo llega a Cabo Ca dias antes de un kanzamiento espacial impor- tante. Toda la gente anda muy contenta y He- gan muchos turisias para ver el lanzamiento. Rolo, al leer los diatios, se da cuenta de que sabe perfectamente de ese lanzamiento por que lo ha estudiado en el colegio, se erara del despegue del Challengerque terminaré en tra gedia minutos después de la partida. Rolo, entonces, a pesar de Jas advertencias del tio averal tres Jorge, decide evitar el accidente. Lo primero. que hace es solicitar uma reunién en una off cina de la NASA en Florida, con woo de los directores:de vuelos. Durante veinte minutos el director escucha lo que Rolo tiene que de- cir, Por supuesto, no le cree nada sobre ef via- je en una maquina del tiempo, Se tie de él. Deciden terminar la reunidn, y sin que Rolo se dé cuenta, ef director presiona un botén 0 debajo de la mesa que hace aparecer a un guardia de seguridad, Arrestan a Rolo, lo de- claran loco peligroso y lo encierran en un hospital. Pasan dos dias y a Rolo nadie le cree su fnuistica historia, mientras se pasea en bata dle paciente adentro del hospital, rodeado de locos verdaderos. En la televisiéa del hospital se anuncian los dltimos preparativos para el laneamiento del Challenger, Entrevistan a los imiembros de la tripulacién, entre los cuales se encuentra una profesora, por primera vez en el espacio, su nombre es Christa. Desesperado, Rolo elabora un plan pa- ta huir del hospital. Acepta tomar los calman- tes que les dan a todos los pacientes, pero en tun descuido de la enfermera se guarda los re- medios en los bolsillos y finge taparselos, Mas tarde, también finge dormir profunda- mente. A medianoche se acerca al enchufe del televisor, Une los alambres, lo que provoca un cortocircuito. El apagén es toral en el hospital durante dies minutos, el tiempo que aprove- cha Rolo para escapar robando una ambulan- cia. Acclera por la carretera, entee el paisaje pantanoso de Florida. Por la mafana se en- cuentra con un cruce de caminos, por un lado indica Orlando y por otro Cabo Cafiaveral, 61 Se decide por este tiltimo. Una hora después, se acerca al lugar def lanzamicnto del tans- bordador Challenger, pero no le permiren pa- sar més alli de donde estan los periedistas y curiosos, Rolo engafia a los guardias hacién- dose pasar por un médico importante de la NASA que debe controlar la temperatura de los astronautas. Entra al recinco cerrado dis- puesto a hablar directamente con la tripula- cién y asf evitar cl despegue, pero sdlo encuentra a ingenieros y empleados de la NASA, que corren nerviosos de un lado para otro pteparindolo todo. Después de bajar y subir pisos comprueba que le quedan pocas horas para evitar el desastre. Entonees, decide que la tinica solucién posible ¢s introducirse en la nave espacial y descomponerla para que ast sea imposible el vuelo, Logea llegar al silo del lanzamiento y, en un descuido, se escabu- lle hacia el interior de la nave, junto a otros técnicos que también visten de blanco. Finge arreglar un cablecito por aqui, una palanca por alli, pero en realidad no tiene idea de lo que esta haciendo. Cuando cree que ha deja- do inservible la nave, decide salir y avisar de los desarteglos. En ese momento escucha vo~ ces y ve cémo se cierta la escotilla principal. Los tripulantes del Challenger estan en la nave. 62 Rolo, contundido, mira su reloj suponiendo que pata el lanzamienco falta una hora. En ese momento se da cuenta de su error: se ha olvi- dado de ajustar su reloj que conserva la hora de Santiago de Chile, una hora menos que Florida, Rolo inter ro el 6 a avisar a la tripulacién, ! mpartimento donde se encuentra, en cl sector de fa carga, queda cerrado. Escucha desde la cabina las voces de los astronautas que hacen los iltimos arreglos. Rolo se deses- pera, quiere avisar que no pueden despegar, menos con él a bordo, Se da cuenta al final de que ¢s él el tinico responsable del desastre del Challenger que até de evitar. En el momen- to que la nave despega, segundos antes de la explosion, el tio Jorge, desde Santiago en 1998, lo vuelve al presente. Hola -escuché lejano. Desperté en el banco del andén de la estacin de trenes de Santa Familia con olor a aceite quemado, a pasado. Frente a mf vi a Charo con una soar de tren, la que corres- pondia porque estabamos en una estacién. 63 12 Cra no Usvabe Is polera de Iron Maiden que yo creia su banda preferida, sino una blusita de nifia buena. Era bonita, con los ojos claros y el pelo muy corto. Por segun da vex on la misma semana y de fa misma per Caminamvos lentamente sona, me enamoré. samen por todo el andén, con esos pasitos cortos y desganados que se dan cuando dos se gustan y pretenden estirarel tiempo. “Te hice venir hasta aquf para algo es pecial dijo ella. i : Peel Yo también ~respondi como umn est pido. ‘ ~Zlambién que? ambién te escucho, quiero decir. “Si descas saber fa verdad sobre Cacho i ae ar por Ramirez, antes me tenes que cxplicar p een qué te interesa el tem, : : aes Me tegistré el bobillo de la camisa y 7 dejé enfrente de sus ojos la fotografia del 64 grupo de jévenes, felices ante maletas y bol- sos. Le indiqué con el dedo en la foto su pro- pia cara, casi oculta, sorprendida por el lente de la camara, Miré la fotografia con tristeza Soy yo ~dijo resignada~. Hace tiem- po que no vela esa foro, Es fa dltima ~gLa titima? ~pregunté. ~De mi curso en el liceo. Es el segun- lo B del liceo Makario Cotapos, de Santa F tnilia. De es hace tres afios. Hace dos que dejé el liceo y a los amigos, {Por que? ~Antes, respéndeme la pregunta que yo te hice primero, zeual es tu interés en esto? Llegamos al final del andén, més allé todo estaba cubierto de pasto, de arbustos, de una flor naranja y amacilla que la Gertru la- ma californiana, que crece a la orilla de las vias de los ferrocarriles, ~Busco a Ramirez ~dije~, porque me contrataron para hacerlo. Soy un detective privado y este es mi primer caso —el final me salié inflando ef pecho como paloma, Charo se tid con ganas, asunto que a mi no me hizo gracia. Ein el fondo, los hom- bres hacemos y decimos muchas cosas para agradar a las mujeres y luego ellas se rien de nosotros. io quién te contraté? —me pregunes cuando intentaba detener fa risa aunque no lo consegu —La dueita de una empresa de buses, la sehora Gallardo. Necesitan al arquero antes del sdbado para el dltimo partido det Ferro Quilin, Justamente, ahi est el problema en- tonees ~dijo Charo, ~:Qué problema? La pregunta quedé in respuesta. Por el acceso de la estacién aparecicron dos hom- bies con cares poco amistosas, Estiraron los brazos adelante, como zombies atraparnos. Charo grité: corre! puesto, hice todo fo contrario, quedé do. Ella en cambio sales hacia atrds y sin esperar se arrojé desde el andén a la via, Al caer se doblé un pie, pero logrd le- vantarse y correr por entre los vagones oxida- dos. Encl fondo, aparecicron ottos dos hombres que le cerraron el paso. Charo en- tonces intents subir a una muralla, pero al comprobar que era imposible volvié corrien- do hasta el andén, donde yo mitaba todo co mo si fuera una pelicula de accion que pasaba ante mis ojos. Con una rapidez. ineretble se intentando or arrojé de cabera al estmago de uno de los hombres, que se doblé de dolor. Ei ese mo: mento, los cuatro nos rodearon. Yo me sentia un intl, paralizado, sin saber qué hacer. Atraparon primero a Charo, que segua re tigndose, De mi no se preacuparon, come si no existiera, Charo me grité, micneras. la arrastraban afuera de la estacién: uno de clos, tt los trajiste! Uno de los tipos retrocedid, se acered a mi y me ladré: ~{Desaparece: Un automévil los esperaba afera, Su- bieron y desaparecicron por calle Industrial. Permancci sin moverme durante quince mi nutos, sin saber qué hacer, en medio de fa es- tacién abandonada, solo, como un astronauta flotando en ef espacio 68 Jueves a {3 A otro dia, la Gertru quiso llamar a un médico, dijo que yo tenia cara de enfermo y que toda la culpa era de ella por dejarme trabajar de detective privado. Debo haber es tado pilido del susto del andén que todavia no se me pasaba, pero en realidad, mas que mi salud, a la Gertru lo que le interes aque Ie contara lo ocurtide el dia anterio moria de ganas por saberlo. Las mismas ganas que le daban todos los dias al scguir las telenovelas. La Get preflere las de las dos de fa tarde. Las tel no velas nacionales no le gustan, dice que son s6- ref lo pa y c50 no puede ser, las telenovelas son para swfrir, tal como ocurre en la vida real donde todo es ana gran suftidera. En fas nacionales Jos galanes sou todos muy jovenes, unos nines que todavia no se afeitan. Ala Geran le gustan los hombres pela los, como el sargento Suazo de la com Aunque tiene otto novio secreto: Amador Alar én, un libreto de la plaza Nufioa. Para Gereru dis ambos pretendientes son muy distintos, y su hombre perfecto es ka combinacién de los dos. Uno representa la fuerza, el otro, la poesia No estaba dispuesto a contarle tan f- én de cilmente todo lo ocurrido en la est: Santa Familia; yo estaba analizando inten mente mi parilisis en el andén, ;Por qué no hice nada para salvar a Charo? ;Por qué no movi ni un dedo? ¥ peor todavia: gqué estaria pensando Charo de mi? Que era un cobarde, claro. © peor: que era un traidor Las cosas estaban complicdndose, no s6lo Cacho Ramirez eta el desaparecido, aho- ra se sumaba el secuestro de Charo, Ambos hechos se relacionaban. La solucién de cuah guiera de los dos conduiciria a resolver el otro. Esto me lo decta mi instinto detectivesco. La Gertru seguia preguntindome par Jo que habia pasado of dia anterior en Santa Familia, pero yo no querfa contarle. Para com- vencerme, dijo que ella también tenia una pista a través de su comadre de Santa Familia. Averigué que en el partido de fucbol del pro- ximo sibado se apostaba mucho dinero, lo que aumentaba la sospecha de que el secutes- tro de Cacho era por motivo de dinero. 70 | -Probablemente lo Hiberarén después del partido y de la derrota del Ferro Quilin dijo, muy sentenciosa : Yo escuch , veentaente, pero no dije rusts Segui preocupado por Chaco y sin per qué hacer. Desesperada, la Gerteu inten 5 un cruel soborne ter z 0 te oftecié foquis para el alinuecrzo sé te contaba las tiltimas noveda- des, Acepté, Después de comer los Aoquis, nos fui- mos a ver Jas telenovelas para reposar ef a miuerzo. Cada dos minutos, sin despegar los ojos de fa pancalla, sugeriamas en vor alta al guna hipotesis sobre el caso, pero tacas resul- taron_absurdas. Mirabamos Arbol sorcida, la preferida de Gertrudis. Al protagonista de la telenovela, un hombre pobre, casado con una mujer de familia adinerada, Jo obligan a sepa- rarse de 51 ujer e] if A arse de su mujer y dejar a sus hijos. El pro tagonista es madurén y canoso, con acento mexicano, que no es nada de extrafio porque la telenovela es mexicana. El hombre Iega to- ee ec ee ee aa distancia, a sus hijos que no fe permiten ver. BI hombre, triste y melancélico, los mire desde un drbol rorcido, que le da el nombre a la telenovela. Como las galanes mexicanos son los hombres que le gustan a ly Gertnu, con caras redondas, algo gordes y con abun dantes pelos por todas partes del cuerpo. andlo vimos al protagonista recostado en eb Arbol torcido, mirando a sus hijos, la Gera lanzé un grito: : —Ljceo Makario Cotapos, de Santa Fa- milia, segundo B. : No sabia de qué estaba hablando y me edé mudo. Ella agtegs: see NM hay que buscar, en el Makatio Cotapos, obvio. 14 De vecte otra vez en Santa Familia revise Ia direccién que habia obtenido la Ger. wu de la guia de teléfonos. Desde Irasu, la ca- le principal, me ubicaba perfectament. Caminé cinco cuadras hacia el poniente, has ta encontrar el ficeo Makario Cotapos. En la puerta colgaba la bandera y en el otro lado el escudo con ef huemul y el candor. En ef cen- uo del arco de la puerta, tallado en madera, aparecta la frase: «La educacién es futuro». No cta muy original, pero razonable. A mi papa le gustaba repetir frases parecidas, p: el bronce; fas memorizaba de un libro de fra- ses cGlebres. Sus favoritas eran las de Gandhi y de Churchill. A Churchill siempre lo con- fimdo con un famoso director gordo de cine, que filmé una pelicula de péjaros enlogueci- dos que atacan a los hombres educacién es futuro». Sonaba bien, como lo debido, torque hay que hacer rl 73 para no tetminar como el rio Jorge, el instil, a quien todos critican porque es escritor de terror. Es la frase que supongo uno debe gra- barse en la cabera para no quedarse en [a cu neta de la vida. Por ejemplo, yo mismo rendiré la Peucba de Aptitud Acacémica, es tudiaré una carrera, me casaré, tendré hijos y tos Hlevaré al colegio; y un dia, durante el al: mucr7o, cuando estemos todos reunidos en la mesa, voy a repetir la misma frase: «La educacién es futuro», El circulo se volverd a repetir. Aunque tal vez sea diferente, porque también les contaré de mis aventuras como detective privado, claro que ellos no me ere ran ni una palabra, Kan Ia entrada del liceo, un hombre de bigote me miré fieramente. Llevaba un libro bajo ef brazo y una corbata amarilla que le brillaba en un terno azul. —;Su nombre? ~preguntd, revisando libro. -Venia a consultar sobre un alumno -dije timidamente. Todos los hombres con corbatas y ternos formales mal combinados me provocaban una intensa timider, —Llega atrasado dijo el hombre~. Hl curso de nivelacién esta en el segundo piso, as que se me apura, La directora permitié que usaran ropa de colors por mai, deberian venir con uniforme. =No vengo a ningtin curso de nivela- cidn ~traté de explicarle. Un rebelde. Mitelo. Treinta afios He- vo aqui como inspector y ni un rebelde ha podido conmigo, zsabe por qué los dos quedamos esperando la respuesta, pero des- puss de un rato prefirié decir: Ahora subs esa escalera y entre al curso de nivelacién que le corresponda, Eso le pasa por no estudiar durance el aio. —Primera vex que entro a este liceo dije desesperado. Con mayor raz Pero... Nada, Me sube La escalera antes de que me enoje. ‘Treinta afios aqui, no los voy a conocer como son todos ustede: Como me arrinconé en el pasillo no uve otra opcién que subir ta escalera. En el segundo piso se abrié una puerta y un profe- sor me hizo encrar a su clase. Mientras me sentaba en un banco, los demas ahumnos me miraban con caras de interrogacién. Yo traca- ba de sonrefr para no sentirme tan cidiculo. E] profesor disertaba sobre las diferencias en- «re las guerras Médicas y las Ptinicas, Como » por inasistencia, 75 tampoco podfa interrumpir la clase, deci quedarme tranquilo, tratando de analizar mi » Ahi estaba, de vuelta en el col gio en pleno mes de enero, La peor pesadilla del mundo es estar en clases ducante los sa geados meses de vacaciones. Para mi esa pe dilla se habia convertide en una realidad Escuchamos un timbre, salimos de la ala, pero no més all del pasillo del segundo piso. No se nos permitia bajar al patie. Le progunté a uno de los alumnos. ~;Por qué el recreo no es en el patio? HI alumane era colorin, con manchas del mismo color por toda la cara, Me mind extrafiado, Se nota que no eres del Cotapos Le hablé entonces a uno a su kado~, Pa ce que estén importando alumnos para oivelacién de otros colegios ~La verdad es que no soy... ~comencé a decir, pero prefer’ no seguir con la explicacié =No digas nada ~ayad6 el colorin~ La burra Moniardi, a él se le ocurrié fa idea, nada de recteos para los de nivelacién, como castigo. —Es injusto ~dije sinceramente. —Habla entonces con fa barra Montar- di, comprueba por tu cuenta por qué le dicen Ja burra. 76 Dejé pasar la injusticia educativa y pre- fori concentrarme en lo que me'interesaba, En qué curso estas?

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