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Silvia Bleichmar (compiladora) Ricardo Bernardi * Anibal Ford Luis Hornstein + Alberto Kornblihtt Francisco Naishtat * Denise Najmanovich ‘Alejandro Piscitelli ¢ Janine Puget Fernando Ulloa aoe 2 TEMPORALIDAD, DETERMINACION, AZAR Lo reversible y lo irreversible 4, DETERMINISMO, TEMPORALIDAD Y DEVENIR Luis Hornstein Ain siglo del descubrimiento del picoanalisis, con- frontarlo con nuevas formas de penssmiento no aélo os legitmo sino imprescindble, El pacoansisis nas con- frontandos (on la psiquatria, con la medicina, con la ‘masta, con la moral sexwal convencona La inmersin en Io nuevo vilentaré nuestras rat nas, Pero una puesta al a de nuestros paradigmas ce hase nos permitira repensar la tice, Io plsional, los rindi del Fanconamiento pag, aa eries compl: ‘mentarias, Penso que los modelos actules de las cien Cias aportarn metaforasferiles para nuestro campo. {Hay acoso oto camino pars lograr un peicanalisi on- Semporsneo de sa presents? ‘Freud wtilns constantementeconcoptos, imégones, retéforas de otras disciplinas, De la termodinamica— tomb la idea de una reserva energticacoya con despa pero no vara, maginé una cantidad de fuerea presupdeer LamorSemos entre spines Tenen in ue estat o: som aa instrumentosynoarguentos (Papier y Pager, 1880) 7 'bidinal si no medible, por lo menos determinada y fia Pero el modelo del principio de conservacidn de energia sélo es aplicable a sistemas sislados, zAdénde nos esta evando Ia idea de un psiquismo como sistema cerrado on una energia constante? A cierto estancamiento (reto- maré este punto). Bn esta ponencia consideraré s6lo ~" -mnas de las miltiples consecuencias que implica paca la temporali- dad y el determinismo pensar la tépica como un sistema abierto y complejo ‘Los temas que abordaré parecerdn “especulativos” ‘ante una primera mirada; sin embargo, son inquietudes ¥y preocupaciones que se originan en mi quehacer cotidia- ‘no, Inquietudes y preocupaciones para las que no hallé respuestas en la bibliografia psicoanalitica. Las lecturas de ciertas obras defisiens,bidlogos, historiadores y ep temologos contemporéneos han logrado traducir mis inquictues en problemas, mis dudas en preguntas, co Guciéndome por itinerarios de pensamienta posible para repensat cuestiones nucleares de mi préctica clinica. Cada vez mas la ciencia realiza incursiones extrete- ritoriales y se terna més permeable y, en consecuencia, ‘aultiplica los intercambios. “Ea ciencia —dice Thom— malo, muy malo, aceptar que hay umbrales que nunes podremos erazar.” Hasta hace poeas décadas predoming en la ciencia la idea de simplicidad. Su mérito consistia precisamente en captar lo simple disimulado tras apariencias eambiantes comple at constitido dena plurslide dete lop unos con ls otbs sgn ariculacnnes sales) ‘La historia, eal de on servo dr jams ser reduce ala sents mona (Prgoeine, 197), Ba peccendliiscnsidaamos la complied de Jan diversas tempoaitadss dels snrtancia piqucas en aga ‘ibe temporal lineal y propria 98 Actualmente la ciencia aborda lo complejo, sa abre a lo imprevisible ibe al mundo de manera diferente de como lo hacia cuando Freud escribié sus eseritos meta- Psicolégicos. La naturaleza no es lineal, nada es simple, lo aleatorio esté sierapre en accién. “Lo simple no existe, Bolo existe smplifieaciones" echelar, 1948) La con. sideracién del movimiento y sus fuctusciones predomina sobre la de las estructuras y las permanencias. Intenta eoncebir no sélo la complejidad de toda realidad sino la realidad de la complejidad. La clave es otra dinamica, denominada no lineal, que permite acceder a la légica de los fenémenos cadticos. Esta conmocisa del saber se des plaza de la fisica hacia las cienciae de la vida y la soci dad, La biologia molecular no redujo lo complejo a la sim- ple (lo biol6gico a lo fsico-quimico) sino, por el contrari, recurris a concepts organizacionales desconocidos en el dominio estrietamente fisico-quimico como informacién, e6digo, mensaje, jerarquia. La biologia prapone la auto- organizacién para comprender cémo el ezar produce complejidad. Lo psiquico incluye un nivel de complejidad ‘ain mayor (Balandier, 1988). ‘Tanto epistemolégica como ontolégicamente se equiere soslayar falsos dilemas: entre orden y desorden, determinismo y azar, sistema y acontecimiento, perma 4pencia y cambio, ser y devenir. Admitir un determinismo causal absoluto de todo lo que acontece en el universo, de tal manera que sélo nues- tra jgmorancia nos impida perebirlo postulando que todo fenémeno puede ser predicho —sea de hecho, partir de leyes causales que conocemos; sea de derecho, a partir de determinaciones todavia ocultas— implica negarie a lo nuevo la posibilidad de existi. Si el azar, encuentro na” predictible de series causales independientes, no es més que una ilusin debida a nuestra jgnorancia de un deter- ‘minismo escondido, entonees la posiblidad de Ia emer- Berit en goncia de lo nuevo, l realidad del tiempo como portador de un porvenir imprevisto, ex también una usin (Atlan, 1960. ‘Las conceptualaaconés que derivan de as estracts- xa dsipativassuponen un cambio en profundidad del ensamionto cence en relacién con la antigua termo+ Gindmiea (propia de los sistomas ceradoa) La metdfara de estructuras disipativas se ha trasladado de lo inerte a Ie vivients después a a socal y a lo pguico, Pensar dade esta pespectiva al psiquismo suponeprivilegiar ‘que se encventra en una relacin de intereambio cons- fante con lo exterior ast? 4 Ta paiquerealiza ina alana entre permanencia y cambio, entre un ncieo de identifcaconesy de constala- sign fantasmétic y las transfrmacionesinovitables que exigen los enouentros con lo fuera defen la medida en 9 St pontamos en una tpica compleja que cantons una plrali- dada sistemas, oertaror af nas ere loa loaded ert Fir sro hetregénea ale pique, ino a que cada uno de low sist that son heteogene onte s,come lahat Prev (1923) "21 yo oe Geiquece a ras de todas as experiecsas de vida qu le reno de ‘ura; pero ella ea sa tro mundo extern gue procarasometr Susera ibido a lo, transforma las investidures de abet del lo tm conformaciones dl yo. Can ayuda del supery, eared sna ‘manera todavia oscura para naaotee, de fas experoacios de Prehistoaalmacenedas ano ll” Esta heteropeneidnd doa pie fs seta por Green 1881: El piquismo eas a es no y heer {éneo, Lo constituyen pares que on diferente uaconasientos poe fen ocupar sparedamenteel terreno, con local peovoca Te asion fe que elias eas valen, o de que vlan ms Qua ls otras, Zea crea a uta une disoncn a exlrendetrinenta do un penser ue dcboria estudier laa variciones dl funcionaaieatopagice yoo roaciones que mantenen entre i anaspete an bettas, pero ayo conjunte tla experiencia dl exe. Lo que lo conduce sco Clair que un aborejecontemporngs del inconsinte no Puede so layar le heteropeneidd etrueturl la pluralidad de inaeepeones de memariss ya eonsderaion conjunta de fsereay sonido, que estd ‘condenada a investir” a otros sujetos, a otras realidades (Aulagnier, 1984). ‘Mediante la transformacin del azar en orgenizacién, el psiquismo engendra nuevas formas y desarrolla poten. cialidades por incremento de su complejidad. El equili- brio ya simplicidad son una excepeién y no la regla. La cia incesante del psiquismo y su historia '¥creadora— nos permite volver a pensar las series complementarias, Comprender una historia no es tomar partido por luna estructura inmutable ni por un caos de aconteci- mientos azarosos; es abarcar a la ver lo que permansce y lo que cambia, (£1 acontecimiento azaroso puede hacer Surgir nuevas posibilidades de historia o es edlo un dis- fraz que forja la compulsion de repeticién, apenas un protexto para el idéntico retorno de lo ya inseripto? Bl azar interviene en Ia constitucién subjetiva y en ol devonir historco. El determinismo del siglo XIX, que se prolongé a est siglo, no edmitiria esta inuencia. Es preciso bascular hoy de un extremo al otro? (Habré que optar entre un psiquismo determinado 0 un psiquismo aleatorio? Intentaré no quedar atrapado en este asfixian- te dilema que nos aleja de los verdaderos debates. Ruelle (1990) formula cierto interrogantes cruciales: {no existe un limite a la predietibilidad de los fenéme- zhos? (El presente determina enteramente e]futurv? Si nada eS dejado al szar, qué queda del libre arbitra? ;No somos més que autématas desprovistos de toda libertad? {1 azar existe on Ia naturaleza o es al resultado de nuestra ignorancia? ;Hay un azar ontoldgico o sélo un azar por ignorancia? (Atlan, 1990), Para la ciencia actual, el azar y las leyes no se contradicen a la hora de deseribir la complejidad del mundo. Colaboran alternan- untual HISTORIA 0 FATALISNO; LAS SERIES COMPLEMENTARIAS Froud —al enfrentarse con la alternativa determinis- mo y azar— postulé las series complementarias: Nos negamos a estatuir une oposicién de principio contro las dos series de factorea etiologios; mis bon fp ‘hemos una regular acién conjugada de ambas pera pro- duce el ele ebservado. Disposiién y azar determinan el destino de un ser humano: rara vez, quizé nance, [0 ‘hace uno solo de esos poderes. La distribucian de la el- ‘lonca etioldgiea entre ellos slo e podra obtener indivi iualmente y en cada caso. La serie dentro de [a cual 0 fordenen lai magnitudes cambicntes de ambos factores ‘tendré también sin duda sus casos extremos. Sepin sea lestado de nuestros conocimientos, apreciaremos de ‘manera diversa I parte de laconstituciéno del vivenciar en el eso singular, y 20s reservemos el derecho da modi ficar nuestro juice cuando nuestrasintelecciones cam bien. (La bertacilla me pertenecs) Freud consideraba la historia en psicoandlisis conju gando fjacién y frustracién. En ver de glorifcar la fluc- ‘tuacién, el ruido, el desorden o el azar, articulé modelos doterministas y aleatories. Su clinica evidencia una rela- dn compleja, especificada por formas y circunstancias histéricas concretas, En 1916, a propésito de la neurosis, advierte acerea del riesgo de opciones tajantes entre fj cidn y frustracién: ‘A consecuencia de su peculiar desarrollo ibidinal, estos hombres (exceso de fijacién) habrian enfermado de ‘cualquier manera, cualesquiera que hubiesen sido 248 ‘vvencias y los miramientos con que los tratace la vida. En el otro extremo se encueatran los easos en que usta des se veri levados 2 juzgar, ala inversa, que sn duds hhabrian eseapado ala enfermeded sla vida no los hubie- +a puesta en esta 0 estotrasituacia, En los ca808 bic dos entre ambos extremos, un mas o un menos de consti- 102 ‘ucién sexual predieponenta 20 conjuga con un més oun ‘menos de exigeneias viteles dafinas, ‘a meta de a ciencia hasta el final del siglo pasado fue elimina lo indterminado, lo impreio, ln comple dad por ol contrario hoy apuesta a desentradar Ia reli dad aceptand a incertduimbre, Io sleatori a indeter- > minacién y la complejidad, Actualments las ideas de orden y de determinacién se encuentran enrquecides $luraizadasotorgndole categoria conceptual ala orga niraclén que impli constrasctn, productiéay repro- decion de orden anf como de desorden. Un orden com plejo que propone un didlogo entre orden, decorden 7 orpanizecin. 5 acontecimientoalestrio (el que se encuentra en la ntaraeein de don cadenas de caueliad totalmente independientes) ene un rol primordial en los sistemas complejo. Le evolciGn do sistemas aljados dal eu librio depende de una sucesién de hifurceiones. Entre bifereacin ybifureacdn, se produce una “meset” en due provalcen is ley deterministn, pero, antesy dea. pues de tales puntos crtins,reina el azar. Selo por Tetroaccin es posible comprender el proceo; durante Su transcursono hay més que incertidumbre. La Nochtd nd antici las teorzationescontemporie rea del caos determinista. situames ante las Serves complementarias? Sn el trabajo analitico no rechazamos lo impredictble, lo azaroso, el desorden, sino que dialogamos con elles. Considerames la copresencia de azar y determinism, En un psiquismo 4 Para una divides entre acontesnientay eacen aplanche 1990 103 totalmente determinado no puede suceder nada nuevo pero, por otro lado, un psiquismo totalmente abandonado al azar —que fuera sélo desorden— no constituiria orga- nigacién y no accederia a la historicidad. Un psiquismo absolutamente determinado al igual que un psiquismo absolutamente azaroso son pobres y mutilados: el deter~ ‘minado porque ser‘a incapaz de transformarse, el azaro- 0, incapaz siquiera de nacer (Morin, 1982). SI todo est absolutamente determinado, lo nuevo no existe en abso- luto, Bsta postura no sélo niega la novedad sino también. Ja temporalidad en la vida pafquica. Entre el determinismo duro, por el cual todo lo que acontecerd en el futuro esta escrito en alguna parte, la reivindicacién del azar, los psicosnalistas deberiamos ebatir acerca dela libertad, a creatividad, la responsa- bilidad y Ia ética, y preguntarnos qué significan, qué Implican estos términos y qué consecuencias acarrean en nuestra préctica, Freud en “Leonardo” se pregunta sino eabe escanda- lizarse por os resultados de una indagacién que concede a las contingencias de la constelacién parental tan deci- sivo influjo sobre el destino de un hombre, y responde: Creo que no hay ningin derecho al escéndalo; cusndo seeansidera fino, ello a0 piadosa cuya superacién a propio Leonardo preparé el escribir que el So no se mueve, Naturalmente, nos aver ta que un Dios justo y una Providencia bondadosa no nos protajan mejor de tales contingencias en el periodo mas indofenso de questra vida. Ast, de buena gana olvidamos ‘que en verdad fodo es en nuesira vida azar, desde nues- tra génesis por la unién de espermatozoide évulo, azar ‘que como fal tiene su parte en (a legalidad y necesidad de ‘a naturaicz, aslo que no poses vineulo alguno con nves- ‘os deseo eilusiones. La particin de nuestro determi- rismo vital entre las “necesidades” de nuestra constitu. 104 clém y las “cntingoncias" de nuestra nifez puede que resuiteincierta en sus detales; pero en el conjunto no ‘abe ninguna duda sobre la signiieativdad, justamente, ‘de nucctra primera infanci. (La bestardilla me pertene™ os) Froud articula dos estrategias cognitivas, una que reconoce lo singular, lo eontingente,con otra que capta la regla, la ley, el orden. El psicoandlisis avanzaré si combi nna el determinismo y el azar, lo algoritmico y lo estocds- tico, la teoria de las maquinas y la teoria de los juegos LATTOPICA: COMPLEJIDAD ¥ AUTOORGANIZACION Cuando predominaba la fisica clésica (a fines del siglo XIX) ésta se fundaba en un modelo simple de leyes generales de cardcterestrictamente determinista y sobre la base de unidades elementales cuantifiables,aislables| « identificables. Con la microfisica y la macrofisica rela- ‘vista, Ia fisica abandona el ideal de ‘mierofisica el objeto de base se vuelve inciersa, incluso contradictorio; su comportamiento individual excapa al ‘determinism. En la macrofisiea las eategoriss de tiem po y del espacio han perdido sus caracteres claros. Sila fisiea ha asumido la complejidad, na veo por que el psiea- andlisis deba conformarse con un nivel de complesidad inferior. Para la fisca clésica los sistemas reversiblesy deter- ministas constitufan ef modelo conceptual por excelen- cia; lo aleatorio y lo irreversible eran admitidos s6lo ales. Hoy se azepta la idea opuesta Los modelos de le fisica cldsica utilizados por Freud “alen slo para ls sistemas proxinos al equi. Corea del equilibro las leyes de evolucién son lin procesos se articulan en disposiciones singulares, sensi- 105 ’ an creunstancias, susceptible de cambios cul . Disgosiciones que permiten dar sentidaa.una erpicar la novedad sin dv 2. aparensa (Prigoriney Stenges, 1989, El término “estructura dsipatvas”asoca las ideas de orden y de derroche, En ellas la disipacién de enersia, de materia —generalmente relacionada con la evolu- cin hacia el desorden— llega a ser, ojos del equilibrio, fuente de orden. Los movimientas\irreversibles tienen la disipativas brindan mejores herramientas conceptuales que la termodinémica clésica para dilucidar el orden abiera del funconamiento psiquico. {Por qué no consierar al psiquism como un sistema hipercomplajo?# La hipereomplejdad designa la aptitud para admit y wlizar un mayor desorden. Esa aptitud es producto de ligaduras multiples y multformes, Desde el "Proyecto" Freud enuncs: la eantidad en fies neutra- lzads por a comp Tn la lgica de los sistemas abertos attoorganizado- res, el azar desempeta un papel nada secundario. ;Se puede extender esta légiza al funcionamiento psfquice? ¥ ental eas: qué lugar otorgaries alos traumas los due- Jos, losencuentros, en sua: al vivenciar actual (a tere ra seriecomplementariay? Bl determiniemo no es més lo que ers. Con la des- cripeién de los sistemas no lineales, determinism ya no es sinénimo de predicibilidad, No se trata dela imper: feecién de nuestras observaciones; la impredictbilidad ® Sidney Cohen (1985 postala qu tambien Ia sitacn analiticn ado dl equities Alar on stm sera ugar ‘ie intereabi) oe raids ejreen aoa fons complezanta, Hy un ‘ero nivel ptitn onto redundancia yvariedad produc por la ‘seoieia libre en que fanstona ol principe ergasizaconl 108 responde a la “hipersensibilidad a las condiciones inicia- Jes": cualquier pequefia variacién en el comienzo produces tuna gran divergencia en el tiempo, Como la precisiéa absoluta es imposible de obtener, el sistema evoluciona bajo una modalidad aleatoria de hecho, aunque no de ‘Principio; es por ello que se ha propuesto una expresiéa paradéjica: caos doterminista”. El eaos determinista os compatible con la teoria freudiana de la retroaccién, segiin la cual Ios procesos deterministas pueden ser reconstruidos a posteriori. Antes, son cadticos. El trabajo analitico no aspira a recuperar un estado primero sino a dar cuenta de os procesos de transformacién que explici- tan por retreaccién Ia historia eonstitutiva, ‘Si ante porturbaciones alestorias el sistema, ea lugar de quedar destruido 0 desorganizado, reaeciona con un aumento de complejidad, es definido como autoorganiza- dor. La ligica de los sistemas abiertos autcarganizadores se expresa en ef azar organizato como principio dz.com- plejidad por el ruido, Combinan el azar de las luctuacio- 16s y ld necesidad de las leyes. Pequefias fluctuaciones pueden, si se producen en circunstancias oportunas, ‘engendrar un nuevo régimen de funcionamiento, Se ha reemplazado el paradigma clisio que identficaba creci- ‘miento de entropfa con evolucién hacia el desorden, ¢ La autoorganizacién oscila entre al orden rigido, 6 P Aulagniee 1968) ecuorde qu teoreacions sobre sie complaidadasigeables ou propia sutepezace do qué tuners una pare dels stimalee das cu tnarmacione biinsles Placer erdgene-nari 1 peopone: "Dil Seteroso internan son matali fuayatatea os conduc una gananca CGanancia de placer que exigirs manicbran cada ver nds compas De pare de un aparato pique cbigado a tomar conocieatoy tener en cuenta siertas cndicone,coeconenyelecones I sara prea respeter para aleanaar acercarte ast in wot incapaz de modificarse sin ser destruido, como el del ris- tal y, por otra parte, una renovacién incesante, sin esta- bilidad alguna, que evoca el eaos y las volutas de la Jhumareda, Esto estado intermedio permite reaccionar frente a las perturbaciones imprevistas mediante cam- bios que no destruyen la organizaciGn preexistente, Bajo Lofecto de tales perturbaciones, habitualmente desorga- nizantes, ciertos sistemas pueden reorganizarse con pro- piedades nuevas ¢ imprevisibles a priori (Atlan, 1986). La represién originaria, el pasaje del yo de placer al yo o realidad, el sepultamiento del complejo de Edipo, la ‘metamorfosis de la pubertad y todo duelo que produce ‘una recomposicin identficatoria, :no son acago procesos de autoorganizacion? La identificacién es pensable como autoorganizacién. Escribe Freud (1923); "El eardetor del yo es una sedi- rmentacién de las investiduras de abjetos resigmadas,con- tiene la historia de estas elecciones de objeto”. Mediante 1a identificacin el yo se apropia de las investiduras obje- tales: "Este yo tramita las primeras (y por cierto también las posteriores) investiduras de objeto del ello acogienda su libido en el yoy ligéndola a la alteracién del yo produ- cide por identificacién”. El yo es autoalteracién, lo cual supone un trabajo de dueio, de elaboracién sobre las representaciones identificatorias. El proceso identificato- rio implica una renuncia al conjunto de los objetos que, en una primera époea de la vida, representaron los soportes conjuntos de la libido objetal y narcisista, Las representaciones que el yo construye de si mismo tienen como referencia su propia imagen, pero también la que le Drindan los otros. A la identiicacién recurre la econom libidinal para conservar aquello que el principio de rea- lidad obliga a abandonar: el yo se impone como objeto de relevo transformando ol deseo hacia el objeto en investi- iento yoico (nareisismo secundario). Bse proceso auto- 108 organizador le permite liberarse de una depeidéricia extrema de los abjetos investides autoalterdndose ytom- plejizando su organizacién, Bl yo ser la resultants de las imagenes y enunciados identificatories que le aperta- ron los otros signifieativos. En su trabajo de metaboliza- cién seleccionaré aquellos que le permitan proseguir y ‘onsolidar su construccién identifcatoria articulando ser 4 dovenir. Si pensamos 2 la psique como um sistoma con ‘capacidad autoorganizadora, ceusles son las relaciones existentes entre los duelos, los investimientos y las iden- tificaciones? {De qué manera la pérdida de objeto se transmuta en organizacin? Freud (1924) deseribe asi el sepultamiento del complejo de Bdipo: ‘Las investiduras de objeto som resignadasy sutituie dae por identifeacién. La autordad del padre, 0 de lames progenitors, intoyectada en el yo, forma abt el ‘uslea dal uperyé, que toma prestada del padre su seve- ‘ded, perpetia la prohibicin del incesto 3 as, aseura al yo contra el retorno dela investiduralibidinosa de bjeto, Las aspiraciones libidineras pertenecientes al amplajo de Edipo son en parte desexualizadas y subli- ‘madas, lo eval probablemente aconterca con toda fran Dosicign on identifiencion, yen part ton inhibidas en su ‘eta y mudadas en mociones temas. La tice intrasubjetiva se construye en el interior de Ja trama edipica teniendo como borde la angustia de cas- tracién. Todo converge on la constelacién edfpica. Las Instituciones del yo (Ia censura, las defensas, la prueba de realidad); las del superyo (los ideales, la conciencia moral y la autoobservacién); la del inconsciente reprimi- do con su constelacién fantasmatica singular. La combi- natoria de los lazos edfpieos atravesados por la ambiva- lenciay la bisexualidad le permiten a Freud integrar las ‘implicaciones del Edipo, con todos sus componentes y condiciones (prematuracién, desamparo, bisexualidad, 09 5 ambivalencia) con ¢l dualismo pulsién de vide-pulsion de muerte (Hornstein, 1991). ‘Lo psiquico se situa entre “el cristal y el humo" en tanto tiene una estructura determinada, pero puede modificarse y adquirir nuevas propiedades. El cristal es ol modelo de redundancia, de la repeticién rigida, y el hhumo es la metéfora de la variedad, de la imprevisibili- dad (Atlan, 1979), La vida es el equilibrio inestable entre el riesgo de destruccién por el desorden y el de la rigidez por exceso de redundancia: Hoy soguramente una muerte del psiquisme por desin- tegracién, musta por la pulsién, pore hey también muer te del psiquismo por la rgidizacion y sintesis oxcesva, ‘muerte del piquismo por el yo (Laplanche, 1987 b). La autoorganizacién explica los ineesantes procesos de cambio en un sistema dado, a partir de los ruidos que perturban el equilibrio del sistema. Los sistemas auto- organizadores se hallan en un estado ininterrummpido de desorganizacién-reorganizacién donde los estimulos- agresiones son tanto riesgo de desorganizacién como lo que preserva la vitalidad del sistema. La vida psiquica 1o 06 estética, el cambio es permanente, los procesos pst- ‘quicos resultan de un compromiso entre fuerzas simulté- reas o sucesivas de desorganizacién y de reorganizacién. De al la insistencia de Freud en que todo proceso psi- quico requiere ser conceptualizado en términos tépicos, dindmicos y econdmicos Sien las referencias a la temporalidad, al proceso, a la historia, en lugar de utilizar modelos estaticos pensa- ‘mos en estados alejados del equilibrio, deseubrimos que los efectos del azar produeen mutaciones estructurales. En los puntos de inestabilidad del psiquismo, tanto en su constitucién como en el proceso anaiitico, una fluetuacién, 10 menor puede producir una bifureacién que altera la tra- yectoria previa. La oposicién entre estructura y aconteci- ‘miento ya no es tajante en la medida en que una Muctu cién menor tiene un rol esencial en la constituciOn de la estructura y en su transformacién. El caos determinista permite representar el estado ‘nicial del aparato psfquico,liberdndolo de la visién filo- genética de las fantasias originaris, asi como de fanta- sias construidas a prior, tal como fueron propuestas por Melanie Klein. Restituyendo entonces a la ontogénesis su poder organizador se destacan atin més las eapacida- des del sistema para autcorganizarse (Schimmel, 1990), Pensar el psiquismo como un sistema abierto, no slo ‘en ou funcionamiento sino en su génesis, permite ref sxionar acerea de la trama relacional eonstituida por los ‘otros primordiales y sus realidades psiquices singulares. El complejo de Edipo no es sino esa trama relacional y la realidad psiquica es Ia apropiaciOn fantasmética de la ‘rama edipica donde se articula determinismo (en euanto a ciertoa constituyentes estructurales) con azar (aconte- cimientos no reduetibles ala estructura) ‘Una concepeién no determinista de la vide psiquica aspira a dar cuenta no sélo de Ia repeticién sino también de la diferencia, No concibe la historia sslo con referencia al pasado sino como esboto de una ciencia del devenir. Tal ciencia tendria por finslided explorar la relacién necesaria entre los fenémenos que se desarrollan segtin una Idgica interna y los fendmenos heterogenerados que necesitan de acontecimientas azarosos para desplegarse (Morin, 1982). Desde ya que las psicoanalistas concordamos en que la realidad psiquica es producto de las series complemen- tarias, pero nuestro desacuerdo se evidencia no bien explicitamos qué estatato tedrico le atribuimos a cada ‘uno de los elementos de la seri, m Freud le otorgé al complejo de Edipo el estatuto de complejo nuclear. El complejo de Edipo es una puesta en istoria, una primera puesta en historia. En “Presenta- in autobiogrifica”insiste en definirlo como nscleo de la neurosis, va que éste es “tanto el punto culminante dela vida sexual infantil como el punto nodal desde el que Parten todos los desarrollos posteriores”. "Nicleo” alude 4 algo que condensa e irradia. Si el complejo de Edipo fuera sélo punto culminante de la vida sexual infantil y no irradiara hacia la vida ulterior, permaneceriames en luna visidn determinista de él que nos haria encallar en tuna historia lineal y no retroactiva. La retroaccin carac- teriza la concepeién freudiana de la temporalidad y de la causalidad psiquica. Cuestiona la causalidad lineal y funda la eficacia misma del trabajo analitico revelando luna forma de recursividad donde el presente acta retro- ‘ctivamente sobre el pasado, el cual —sin embargo— condiciona la significacién de lo actual. La retroaccién permite pensar el advenimiento de lo nuevo en el inte- rior de lo ya dado, “Los histéricos (Freud, 1895) padecen por la mayor parte de reminiscencias.” De los acontocimientos trau- ‘ations ala hipercomplejidad de lo inconsciente. La tra ectoria freudiana es la de una aceptacién creciente de la complejidad de (a psique.? Lo inconsciente freudiano incluye (a partir de la segunda tépica): el inconsciente reprimido, aspectos inconscientes del yo, el elo (incons- ciente congenito) y Io inconsciente del supery6. Lo inconsciente sera —desde entonces— una organizacién a efecto es alma no ev algo simple mds bien, e8 una jerae- istanciss supers ysubordinaas, oa meratiadetpu- ‘os gue esfuerzan su gocucionindependientementa uno 6 tr, de ‘cued con la multpliadad de punionssydevnculs cone] mand tering, entre ls eases muchon son opusstoaoincocliabes entre ST Freud, 1017; la bastard me perenne) na de deseos, de identificaciones, de valores interiorizados Lo inconsciente reprimido es mantenido fuera de la con- ciencia por contrainvestiduraa y mecanismos de defensa (que también son inconscientes). Lo inconsciente es resultado de una historia libidinal ¢ identificatoria. Si bien el Edipo es estructurante, mediante la retroaccién, las experiencias ulteriores producen resignificaciones. [EL DUALISMO PULSIONAL: REPETICION Y DIFERENCIA El conflicto Eros-pulsién de muerte es la matriz desde la cual se desplioga toda la vida psiquica. Freud dio cuenta de las pulsiones. En sus formulaciones preva lei6 el aspecto conservador de las pulsiones. En sus lti- ‘mos trabajos sospeché que algo no encajaba. En el Esquema del psicoandlisis dice que la meta de Bros no es recuperar un estado anterior sino que apunta a algo que ro habia sido vivido. Lo “conservador” se ajusta al movi- miento desintegradar y regresivo de la pulsiéa de muer- te, pero, jeémo se realiza entonces el carscter conserva dor de la pulsién de vida? {Cémo conserva estados anteriores del pasado? Para la pulsién de muerte se trata de restablecer un estado anterior por la destrecciéa de todo lo que vino posteriormente: pero, para ia pulsién de vida se trata de conservar el pasado integrandolo en “organizaciones y unidades més amplias. Una fusién pul- sional exitosa logra la permanencia del pasado en el pre- sente y asi posibilita la historicidad de la vida psfquica ‘en oposicién a una renovacién que no conservara nada del pasado (Rosenberg, 1990). Lo que le otorga valor his- torizante a Bros es Ia articulacién do la repeticin eon la diferencia. "De as ino resistencia descuberas por Froud dos eran ua ag Freud —siguiendo los principios de la termodinémica de su época— consideraba a la energia libidinal segun el principio de conservacién de la energia. La termodinsmi- ‘2 de los sistemas cerrados mareé los desarrellos cient ficos a comienzo de siglo. Por eso, Freud, que concibis al inconseiente como un sistema abierto, lo modelé como un sistema cerrado, Pero (tal como lo antiipé) aetualmente Ja idea det psiquismo como un sistema cerrado con una energia constante os un punto de estancamiento de la raflexién psicosnalitica, Los desarrollos actuales mues- tran que un sistema abierto puede conducir no al equili- brio sine a una mayor complejidad. Laplanche (1987a) postula que hay neogénesis oponiéndose a una economia pulsional de recursos fijos y permanente: Con el srmino de neo-surgimient e el principio de le conservaciin de la energi ol que evidentamentacorrs el ‘hosgo da ser cuastionado: pretender que hay neo-surgi- ‘mleato de sexvalidad os suponer que la cantidad total de Tibido no es constante. Le idea de que Ia suma de la ener iia sexual presents en un individu permaneee const £2, que lo aportado aqui (al sintora, por ejemple forza mento os quitado all, esta idea puede seguir siendo ‘ow absteulos meyores pars la traneormacin: In dl lly 18 det fuperyé;ambas tienen una vineulacin eapeal con la polsion de ‘muerte, Desde comienao desu crs habia ntentade dar cusnta de Jn visensidad Ubieinalreleconada eon Ine Gjsciones, Hae! final Froud (1997) dfie en certo sujetor un ineemensa del resaten- ‘iar "on agotaminnta del plastid de lncapeciad pare varie 3 para seguir desarrolindoe, que Ge ordinaro se espera. Sin dda que fl aniline estamos proparados para hallar cert grado de inerin Driguia; coendo el trabjosnatin ha sien cainos evon si ‘ocen pulsioel, se observa casi sempre que 9 8s emprende sin Una ida vaca, A esta onda la hema designe de maar (quiet ne del todo corocta resistencia del ella” En estos casos todos Ite “decursos, vinculosydstribuiones de uerza prasban serine ables, fos, petfcnds” verdadera en condiciones puntuales dads pero es cues- tionada en Ia evolucién del sujet, i uno toma en serio la Iipstesia de que cieras econtecimientos son capaces de hacer necerexctacin sexual. La pulsién de muerte es el retarno hacia lo desorga- nizado; el cardcter mudo de esta fuerza coincide con lo (que ce define como entropia, La idea de que toda pulsién 3 conservadora se basa en una termodinémica de los sistemas eerrados. En ellos siempre el destino es el retor- no a un estado anterior. Pero para la biologia contempa- rénea todo sistema vive tiende a funcionar lejos del equi- librio hacia un estado de menor entropia y mayor ‘complejidad mediante autoorganizacién. Los sistemas vivientes son abiertos: intereambian materia y energia con el entorno. Contra la pulsién de muerte —cuya meta es “disolver rnexos y, asf, destruir las cosas del mundo" lucha la pul- sidn de vida —cuya meta es “producir unidades cada vez mas grandes y, asi conservarlas, 0 sea, una ligazén"— Es Eros el que complejiza. La complejizaciénes la nica manera de hacer comprensible el mantenimiento del principio viviente, Freud (1924) lo expresa Como quiera que fuese, deberiamos percatarnos de que ol principio de Nirvana, sibdito dela pulsién de ‘muerte, ha experimontado en el se vivo una modifica én por la eual devine priacipio de placer y en lo sucesi- vo tendrfamas que evitarconsderar a esos des principios como uno sola. Ahora bien, si nos empefamos en avanzar ‘nel sentido de esta relenio, no resultard diel eolegir 9 Freud (1928) afi que Bros pesiguo la meta de “complicr la ida median ln oun, lates dei ustancia a dispersa 08 paricula,y eto, dda faeg, para cooervarl us 1 papel del que partis tal modificacén. S6lo pudo sor la pulsién de vida 1a libido, la que de tal modo se conquists ‘an Tugar junto ala polsién de muerte en la regulacion de los procesos vitals, Asfabtenemos una pequeni, pero interesante, serie de copertanencias: el principio de Nir~ vana expresa la tendencia dela pulsién de muerte el principio de placer subroga la exigencia dela libido, y su todiescién, et principio de raided, al info del El principio de placer tiende a ignorar la diferencia, mientras que el de realidad la respeta, ya que exige que todo elemento pueda diferenciarse, ser situado en rela- cin eon el antes y el después, con lo mismo y la alteri- dad, con 1a unidad y el conjunto. Ala inverss, el prin« pio de placer anula la diferencia, la alteridad se presenta como identidad (Hornstein, 1988). Freud coloca al placer en el Jugar de un principio: principio de placer, motor del aparato psfquico, al que sucederd uno secundario: el de realidad. Mas adelante descubre un Mas alld de principio de placer: Nirvana —lIa tendencia al cero—el deseo de no tener que desesr. El anhelo de un retiro donde las complicaciones de la vida no generen tensiones ni deseos. La pulsign de muer- te se actualiza desinvistiendo al objeto. Desinvestidura {que no se realiza en beneficio de otro objeto, sino que amenaza a todo objeto, todo encuentro que para poseer cexistencia psiquica exige la preservacién de la actividad ligadora de Eros. La tendencia regresiva dela pulsién de ‘muerte apunta a un antes del deseo, a un estado de quie- tud, al reposo de la actividad de representacién. El Nir vana al que aspira es la desaparicién de todo objeto que pueda provocar, por su ausencia, el surgimiento del deseo (Aulagnier, 1984), El sufrimiento, en tanto incent va un deseo de desinvestidura, es una oportunidad para !a pulsién de muerte. Todo objeto investide conlleva un us riesgo de sufrimiento proporeional a su investidura. El sufrimiento es tanto una necesidad como un riesgo: es tuna necesidad porque obliga a la psique a reconocer Ia diferencia entre realidad y fantasia y es un riesyo porque la psique, ante el exceso de eufrimiento, puede desinves- tir aquelle que lo causa. DETERMINISMO ¥ CREACION La “neurosis de destino" era para Freud paradigms- tica del predominio de la repeticién y la ausencia de creacién, Una vida comandada por un determinismo inexorable independiente de las peripecias biograficas. La compulsién a la repeticién es una simbolizacién que se repite. Pero —y esta cuestién es crucial— jtoda sim- bolizacién estaré condenada a la repeticion? ;No es la division entre dos tipos de simbolizacién lo que se juega fen la cura? © El pasaje de la repeticin al recuerdo, ala reelaboracién, no remite # crescidn? {Con qué catego faa pensar el advenimiento de lo nuevo? La neurosis de destino ilustra un fendmeno elinico inercial,robotizante El chiste, el jugar, la sublimacién, el humer, los vineulos actuales, en cambio, resultan de procesos creativos. °® Como to indica en slosencia Cartas (1901), Supers la epetisin u peri sje que sgn del aren ques organic. tien adveaida le ijaba de una ver para siempre y abr una ver~ Sadera bina dea que panda sor a nator No de ro odo os fro con el propio soalista. Su tesbajo pusde mancenerse vo 7 Fecund en la mediga en que, mds ald de as deena, Insresisten ‘Shey lau crassa del potent, lope entrever alge dela imaginsesa acl singular deers eer hameno singular que ests ak lla se Fefloa cobre ol ance mismo, nets cept «dja qu sus pre lon mares so pongea en movimiens air lgo avo. pons go ut Considers en Practica peicoanalitica e historia (1993) el sintoma, el suetio y el chiste como los prototi- pos de formaciones de compromiso. No sélo porque son primeros ejemplares desde el punto de vista histérico sino también porque representan y conjugan, dentro de cada uno, el mis alto grado de las caracteristicas de la serie que inauguran. Se ha profundizado la metapsico- logia de la serie del a{ntoma y de la serie del suetio, pero no de la serie del chiste. La crescién en la vida pei. ‘quica requiere mayor conceptualizacién. Bl chiste es uns formacién de compromiso paradigmética de un ‘juego desarrollado” (asi lo califica Freud), a diferencia Ge otras formaciones de compromiso que son rituales estereotipados, eterno retorno de lo idéntico. Entre suefio y chiste la diferencia més importante reside en que el suefio es asocial y ol chiste supone un sistema abjerto al requerir a un otro con el que ee tenga “ana amplia concordancia psiquiea". “Juege desarrollado” es tambign la sublimacién con su particular alianza entre tun més alld del principio de placer, principio de placer y de realidad, y un “principio de ereacién’. En la subli- ‘macién algo especial oeurre eon el fin y el objeto de la pulsion. Los distintos estratos psiquicos son permea- bies. Las investiduras, moviles, Se constituye una interseccién entre lo privado y lo pablico. La sublima- cidn no es sélo el resultado de una tensién hacia el ideal sino una vicisiud pulsional procesada desde la comple- Jidad de ana historia identificatoria que permite des- piazamientos simbélicos de los objetos y las metas pri- ‘mordiales (Hornstein, 1988). Las formaciones de compromiso de Ia serie de chi te realizan transaccionalmente el deseo pero consid: rando las exigencias del supery6 y de la realidad. Pre- sente y futuro se arraigan en el pasado, pero ee retorno del pasado no impide la creacién, Eros nutre la 18 creacién noutralizando parcialmente la compulsién de repeticion.t [Loe mismos conflictos que condueen a un empobreci- miento libidinal y nareisista permiten, a aquellos que pueden tramitarlos mediante formaciones de comprorai= so de la serie del chist, producir una historia no estatica sino en movimiento, transformando sus necesidades sin- glares en finalidades originales y convirtiendo sus lat lidades en potencialidades ereativas. Una historia no nmévil conjuga permaneneia y cambio, El determinismo piensa lo actual como la realizacién de lo “ya dado”. Si algo esta determinado lo esta para siempre y desde siempre. Si cambia, las formas de ese ‘cambio ya estén determinadas. La no determinacién de Jo que es, noes simple “indaterminacién’. Bs ereaci6n, es decir, surgimiento de otras determinaciones, de nuevos dominios de legalidad. La “indeterminacin” tiene un sentido preciso: ningin estado del ser es tal que haga imposible el surgimiento de otras determinaciones res- pecto de las ya existentes, Esta decision propiamente metafisica en la cual l ser es igual al ser determinado continua atin siendo central en la ciencia contempord- rhea, a pesar de los quebrantamientos que sufrié desde hhace décadas a causa de su misma evolucién (Castoria- is, 1086), La erties al determinismo nos permite consi derar siempre una masa hipercompleja de cosas existen- tes y es en el espesor de esa masa donde se produce la creaeién, Nos conduce a repensar las series complemen- tarias discriminando las potencialidades abiertas por el pasado de una concepcién fatalista del destino, Diferen= ciar sistemas abiertos y cerrados transforma nuestra Hassoun (1994) escloree Ia categoria metapsicligica de la compulsion ypstula un ars dela compulsin®replatena mde alla dota picopacloga— el lugar dea compulsion en le reacion ne concepeién de la temporalidad y la historia en la teorfa y en la préctica analiticas “Juegos desarrollados” son también los vinculos actuales que —si predomina Eros sobre la pulsién de ‘muerte— reconocen la alteridad del objeto en relacién con el objeto fantaseado. En muchos desarrollos postreu- ianos el objeto de la realidad y a realidad del objeto no tienen buena prensa. Se tiende s pensar la subjetivided ‘bajo una modalidad solipsista, Reconocer la alteridad del objeto es renunciar a fa fantasia narcisista de la identi- dad chtre abjeto fantaseado y objeto real. Este es siem- pre una afrenta al narcisismo, La vida animica de los neurétices “consiste en otorgar mayor peso a la realidad psiquica por comparacién con la material, rasgo éste -mparentado con la omnipotencia de los pensamientos” (Freud, 1919). Los vinculos actuales no gon sélo la puesta, en escena de una fantasia preexistente sino que, en la ‘medida en que predomine Bros sobre la pulsign de muer- te, se realiza una reelaboracisn fantasmdtica. Eros com- plejiz reuniendo, sintetizando, buscando nuevas relacio- Bn el posfreudismo el énfasis puesto en la pulsién de muerte ha impedido discernir cémo el interior de la repe- ticién esté afectado por la diferencia convirtiendo las ‘determinaciones infantiles en fatalismo, Laplanche (1992) postula que la interpretacién psico- analitica se diferencia tanto del determinismo como de la hhermenéutica. Comenta que es freeuente ver a los psico- analistas debatir con una concepeién del determinism histérieo que nunca fue la de los historiadores. Los histo- Fladores nunca tuvieron exigencias deterministicas tan ‘igurosas como aquellas que se plantearon en su momen- ‘los psicoanalistas en relacién con la predictiblidad del presente por el pasado. Tampoco las “ciencias dures’ sos- tienen actualmente la coneepeidn de un determinismo 120 tlobal. Se limitan a un determinismo loeal como lo preci- sa Amsterdanski (1990) en su respuesta a René Thom. Bl determinismo “local” formula teorias deterministas sin pronunciarse sobre la existencia del ezar en el uni- verso entero. Por su parte, subraya Castoriadis (1986) “Toda teoria determinista est4 formada por cadenas de enunciacién significativas en el sentido conjuntista-iden- titario y, por consiguiente, ninguna teoria determinista puede tener mis que una validez local”. ‘Los paradigmas en ciencia difieren de los que regian cuando Froud elaboré su teoria. {Qué pueden aportar a la teoria psicoanalitiea? i La lectura de Freud no puede reducirse a la glosa sino que exige poner en tela de jucio los paradigmas de base. Sélo asf podemos arcibar a los, fundamentos, Pero a estos fundamentos,;nos correspon de aélo preservarlos? Se trata de retornar a los funda mentos para renovarlos (Laplanche, 1987b), No es bene ficiogo para el psicoanalisis ignorar lo que acontece en otras disciplinas cientificas convirtiéndose en un sistema cerrado, Toda teoria que no puede ser perturbada por vidos nuevos es condenada a una clausura mortifera ya su extincién, 32 La Misia entempordnea ha tanido un notable ing ‘ho: el unde ene un sorprendentacompleéady 90 entenderlo concer a eyes que rig To companenies limos dea imotaria. Exige comprendr ambie os cambios de ass la tabu Ienciaa, oe prosco reverses ytadceaqulln mecanamce gue hacen itarvenir las versa exclas queso eocoentran ons fe ‘enoa rials, Baas problemas, que se itdan on fs cones de ‘ateraticas, dela fin, do guimien, dela loa dons ce ‘las humonas, son sxtrsmademante dificlsy aon gore lo ies {adores que so hea animada sarontarlosextrayendo dello: —2n ‘odor aus alnees~ la raneformgcicn aque conducen on el panor ta epistemoldgio (elle, 188) Fert BIBLIOGRAFIA, Amsterdamski, S. (1990): “Halte aux espoirs, silence aux accusations", La querelle du déterminieme, Paris, Gallimard, Assoun, P, (1994): La passion de répétition, Rev. Fr. Psych, 2. ‘Atlan, H. (1979): Zntre le cristal et la fumée, Paris, Seuil — (1986): Con razén y sin ella, Barcelona, Tusquets, 1992, (1990): “Postulats métaphysiques et métodes de recherche", en La querelle du déterminisme, Paris, Gallimard. Aulagnier, P. 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