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En una tarde sombra y fra de lluvia, el aroma de un chocolate caliente a la

taza inunda mis sentidos. Mi mente divaga entres los vrtices de vapor,
asociando este momento a mis recuerdos de infancia, cuando mi madre
nos preparaba a mi hermano y a m la merienda: "Chocolate. Mmmm...
Bendito descubrimiento. Cmo es posible que un fruto seco y amargo
ofrezca un alimento tan exquisito y adictivo? S, adictivo, porque es probarlo
y volver a repetir. Imposible. Debo probar otra vez ese chocolate negro
antes que me congele..."
Alargo el brazo y cojo la taza, cierro los ojos y me dispongo a beber
despacio un trago de este oro negro lquido. Qu agradable sensacin! El
calor inunda todo mi ser a igual que el sabor del caco negro. Uno de los
placeres ms reconfortantes en una tarde como sta. Vuelvo a abrir los ojos
y miro hacia la ventana, perdiendo la vista ante el paraje verde y hmedo.
La lluvia no ha tenido piedad y ha mojado todo ante su paso: vegetacin,
camino, la colada Vuelvo a cerrar los ojos, intentando contener el ataque
de rabia. Dichosa lluvia! Ahora tengo que volver a recoger la ropa y
centrifugarla. Al carajo la tranquilidad
Apuro el ltimo trago de mi bebida y recojo la taza para continuar mi vida
como ama de casa a tiempo completo

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