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CAPITULO 1 DEFINICION DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL LA, Definicin de literatura infantil lo plenamente con las profesoras Diaz-Plaja Taboada y Prats i 198) cuando dicen que pocas veces un érea o disciplina se satura infantil y javenil. Se 18 con otros campos de Ia mn y del saber, © La definicién de Luego, la definiciGn de titerat ‘conectar con su audiencia lectora con 1un Ibo escrito para nifos, ni villas soa libros infantiles, y bbagaje literario lector infantil yj 1996: Jaime Garefa Padrino en la entrada de ‘Literatura Infantil Espafola’ del Diccionario de Literatura (Ricardo Gullén, 1993: 879-886), nos dice que tas otras historias que hoy constituy i de generaciones enteras (Karin Lesnil a siempre es obligado delimitar Ia realidad literaria abarcada bajo la denomina- ign genética de literatura infantil: «La rxzén no es otra que el sentido real {del calificativo uilizado, Si pastor, policfaca, picaresca o bizantins, explicitan ‘unas determinadas earactersticas temiticas y formales dentro de unos génc- zs literarios, el adjetivo infantil no hace referencia —no debe hacerlo— a aspectos limitadores de sus contenidos ni condiciona sus formas expresi- vase! Se alude a algo «més ambiguo» que la propia esencia de lo literario, la intencidn de un creador, 0 bien de unos adultos mediadores en ese pro- ce2so dé comunicacién por hacer llegar a un destinatario especitico —el nilo— tuna determinada creaviGn literaria. De ahi, nos dice Garcfa Padrino, que las, staciones dela literatura infantil no deban apartarse del campo general © especializacién en un factor de creacién o mediacién, El escritor Bemardo Atxaga en su libro Alfabeto sobre literatura infantil (1999: 10 y ss) nos dice lo siguiente: «AI hablar de literatura inf aspecto estrictamente literario. De lo rrenos, si se considera que el adjetivo aque escribir para Porque, vamos 2 ve que pretendiera esc ppesa mis que todo lo des Imente especifio, entonces ma CCual serfa el mecanismo mental del hipétetico escritor specificamente para nos? En primor lugar, dicho escritor separaria a los nitios del resto de vivos, haciendo con ellos un grupo aparte; a cont les caracteristicas de tal grupo, afirmando por ejemplo que se trata de gente inacente o ingenua, o de una serie de sujetos con complejo de Eiipo © de Electra y ciertos problemas de socializacion. En tercer lugar, adaptarfa su texto —forma y contenido— a esa visiéa del mundo infantil, en similar actitud a la de aquellos escritores que escribfan con la vista puesta en el programa del partido Desde Tuego que ai la primera ni Ia tercera de las operaciones de nuestro hipotético eseritor serian féciles; pero la segunda —el intento de buscar denominador comtn a ese grupo aparte amado nifios— serfa un auténtico ‘paso en falso, ya que pretenderia lo imposible: resumir en diez o doce carac= Jog, CLU, 72,1985, ple r Darnweid oe Lireearuna Ivan JUvEN 1s ‘eristicas Ia infinita variedad de sentimicatos ¢ ideas que puede albergar el espisitu de un sujeto cualquiera, sea éste un niffo 0 un adulto.[..]. Lo que ‘ocurre es que nosotros, los adultos, podemos hablar y resistiraos all encasillamiento, mientras que los de menos edad, por falta de poder, no pueden permtise ese Iujo. [..]Quiz4s el acercamiento t6pico o la plaatilla homogenei- zadora sea comprensible en espacios como 1a escuela, pues el maestro 0 1a ‘macstra no pueden impartir sus conocimientos individuo por individuo, esta- diante por estudiante, Pero esa licencia, me parece, no puede extenderse a literatura, un campo en el que, desde hace siglos, se busca la diferencia, lo conereto y subjetivo, la comunicacién cuerpo a cuerpo. [...) Suseritas estas palabras de Bernardo Atxage, quiero acercarme al concep- o de liteanura infantil destacando en primer lugar, la conexidn entce escuela, ratio con lo didéetico, pedagdgico o ejemplarizante y con ello confundir al lector 0 lectora acerca de Jo que debfa encontrar en su lectura: nada de Bruner (1996) sino mucha ce ya nos deefa que la literatura infantil nunca serd verdadero arte precisamente por la simple referencia al pablico ‘dora Enzo Petrini, 1981; 70). La considera ubproducto hace tiempo que tenta q MF Teresa Diaz Allué en 1964 (1964: 306), Ja aparicin del concepto y producto ‘literatura infantil” ¢o- ciencia social diferenciada de la etapa o época de la vida humana denominada infancia. Hecho que ocurve en el siglo XIX. Walter Benjamin (1989:67) nos habla de los errores y «aberraciones» que # causa de Ja esupuesta empatfa con el ser infantil» se han cometido a lo largo de Ia historia, y atin se cometen: «E] nifio —nos dice— exige del adulto una repre- sentacién clara y comprensible, no infantil; y menos atin quiere lo que éste adm 6 rr. Tenax Dees suse considera como i: Dado gue lilo compeend exacanentinclso eeSiaad itn y pave, sempre die és sla del crazén con sncet fod yo bagel Como ns ie Kael Tejvinn (1994: 1 aba gud dems ave reas qo os bucnos os para mayors (las grandes eras damdics) Te so spre pn nor, Ls uence ibs infantis (Tas mejores sep Senacones) on agus que min Son caaces alls Nob eta de ace ertrs Ge sepynda clase pra few acest Tos ios, sino qe 3 tua de wfivoecer ol aces a ‘Goce capar de comunic fos aifos emote goce de ee, Capen devas janis gn. Gr eanes ipo ut nd? de uo de er, con conven ae ae 2 abra escrita hay oe tener claro pot tno deste ol pritcpio ave whe ‘citen’ of “euler erate 00 ideas of “eden 108 cy ny ay are ors stu), the tare 10 any othe re" 1096718) Ades, cualquiera que quicra abordar boy el complejo mundo de sada vez son mis essa munca gb ls ios so so expeclalment el lenge, qv 200i: 34 cambio de mentalidad en la concepcién del nifio como un sujeto, de fa infan- cia como un periodo diferenciado de la vida adults. Aunque es en el XVIII cuando puede hablarse propiamente del nacimiento de una Hiteratura para nifios (Isabelle Jan, 1997: 33- 42, Teresa Colom idea de una i cuentas pata todos los dos para su ocio y cia que se produjo en la ante el siglo XIX. Se trate de un proceso si {que se ha producido en las sociedades postindustriles actuales al desarrllar- se la visi6a de la adolescencia como una etapa ccaracteristias espe- ice ee aa ele ae smentos sociales que se incor- sus demandas, ese En la segun- a mitad del siglo fue ampliéndose progresivamente la obligatoriedad de la 2 sMare Soriano cre que ls delta de preisr lo qu esl Urata infant eades Shanes Amos Comeni Tectura para los nilios, La escuela ha sido eee tae «ea a uc canna eres pedagdgicos, puesto que estos ejercen una gran influencia en la compra de libros por parte de los padres. Fs ésta La perspectiva de Enzo Petrini (1981: 58-79), quien ya reconocia, Ja contsibuciéa que 1a pedagog{a ha hecho a la literatura para ia infancia y Ineplacién ansion—, ene prnciplo etético no debe excluic el pincipio «Si el primero ofiece garantias sobre la linea del gusto, de la | sogundo indica los presupuestos de una metodologta de 1a literatura para la infaneia verdadera y propiamente tal, tiene presentes 1a evolucién y maduracién de los intereses y facultades de la edad evolutiva y reclama, eunque sea para confiar a otros el modo de realizarlo, la exigencia de la educacién moral ¢ intelectual». los libros infantiles. A medida que su lectura y sus traducciones se extendfan —en Espafia a veces, con décadas de retraso—, algunas obras demostraron su ‘capacidad de conexién con la infancia y adolescencia y han quedado consa- (ora de la literatura infantil y 8 de 726) y la inolvidable La isla del tesoro (1882). Esta etapa de de unas bases literarias puede alargarse en soluciGn de continudad i6n de libros infantiles y los cambios sociales emergentes di ritad del siglo XX caracterizan un nuevo periodo que prepara baa supuesto la década de los setenta del siglo XX. Dssnvciow ne Loreratuna Town. y Jovan EL que 1a literatura infantil haya sido subsidiaria de lo pedag6gico y en el sentido de moralizante © i ritores y maestros, con el convencimiento de atender a iades vitales de Ia personalidad infa reinventar la realidad por medio de Ia imaginacién y la fantasia —que es una de Jas funciones del arte— no constituyera un interés y una necesidad del fo que esta construyendo su Yo. f..] La ficcidn literara, si aspira a ser 6n literaria, ha de entrar siempre en incvitable contradicciéa con cualquier prictica doctrinal o moralizant Para Bortolussi (1985: 16 y ss. ceuentos de hadas, de origen pop que no s2 produjo de manera ignifica que no tico remonta a un pasado muy lejano. En sus ‘material didéctico-moralizador eran uno ¥ | Juan Cervera (1989: 15) eree que el concepto de literature infantil ha de y actividades que palabra con finalidad arts idica que interés en el receptor. A partir de esta valores ‘ones infantiles implica el riego de la ligereza, de Ia infra 0 sobrevaloracién, o del desconocimiento de lo que es el arte infantil y de cudles son las capacidades creativas del nfo, Por otra parte, las respuestas podrfan ser contradiciorias como reflejo de los distintos plantea- ‘ientos posibles. Desde afirmar que le nica literatura infantil que realmente ‘merece este nombre es la creada por el propio nifio (Carandell, 1977), o el negar esta posibilidad puos en el nifio no existe, segdin algunos, la necesaria, especializacién o el instinto sereno inherente a Ia creacién literaria (Antoniocrobles, 1930). El problema exige que sea contemplado desde 1a ¥y de los valores encamados en estas produc- entidad propia, diferente a la del adulto. Es creativo y su visi6n del arte difiere de la que puedan tener los adultos. Para el niflo el arte es un medio de expresién y un lenguaje del pensamiento, tos valores bisicos de las manifestaciones ereadoras del nfo son en primer capacidad de autoidentificarse? con su propia produccién y, a través nevesidad de identificarse con otros; y en segundo lugar, el sentido de autosatisfacciGn proporcionado por la expresién de sus sentimientos. y femociones, A estos valores debemos afiadir su contribuci6n al afianzamiento |, ala maduraci6n perceptiva, les y estéticas, y, en suma, al propio desarrollo erea- Desde esta perspectiva, la literatura de los niffos es ante todo, una acti- sujeta a um proceso normal de des jas en este sentido tanto en el émbi fedueacin como ahora en mademos entornos informéticos establecen la va- lidez y vigencia de esia literatura de los niios, que entre otras cosas, nos proporcionan una visiGn completa y fel de su auténtica realidad, ‘como campo de. tochenta en las | | | | or otra, Ia pol 6 fantistioos en las obras de ficci6n ditigidas a 10s ni ue ha englobado, ademés, la consideracién de la relacién entre literatura infantil y literatura de tradici6n oral® Y aqu{ hemos legado a un final. Por mi parte, asumo Ta definicién de erat inflame segia la cual la literatara infantil es «Aquel jnaeién que mejor se adapta a la capacidad de comprensiGn de la infan- cia y al mundo que de verdad les interesa». T. Tovira parte de esta definicién para desarvollar en siete puntos las ideas bisicas contenidas en este concepto: sector de la produccién literaria dedicado a un pblico determinado, y en ymacién, que segiin las edades presenta {...] una diversidad de intereses y de gustos gue condicionan le seleccién del tema, del tono, de Ia lengua yy de la imagen; bros escritos para nifios y al mismo {) obras que no fueron escritas para ningln pablico en particular; (4) exeluye aunque, hay antologfas y libros de lectura escolar que ) en la Literatura infantil y juvenil, 0 es muy estrecha; (7) la literatura infantil refleja uma y clude la polémica ligada a Ia consideracion de la literatura ¥ jvenil como género 1.1, Concepto de literatura juvenil deendromos en esta cuesiea, m= Lmzeruna Lope Jove Tews Dips ‘condicionamiento creativo, en este caso la edad de los lectores, no es nueva doferminados sectores. Los defensores de una buena ven que ésta ha de gustar y responder a las necesidades de ia especificidad de esta literama viene dada, como inos psicol6gicos y tematicos (laner Manila, 1995: 69- En un primer momento, podemos decir que la literatura javenil seria quella que responderia 2 " de los jvenes y se-adap- taria a su capacidad de comprensin (T. Rovira, 1988, en Diaz-Plaja y Prats, 1998: 196). Sin embargo, como dicen estas autoras, esta definicién mim de literatura a dos problemas esenciales: ‘edad en la {que un nitfo deja de serto para pasar a convertise en un adolescente a joven con el problema terminol6gico que eso también conlleva, y b) delimitar esos gustos 0 intereses. En el primer caso, la edad puede fijarse a partir de la es en cada pais pars partir del ingreso en una v otra etapa de Ia vida académica. Suele considererse, pues, a partir de tos 12 alios y hasta los 16 6 17 afios. En el cos han recordado la dificultad de centrar los in- lector en esa biisqueda, utlizacicn de fGrmulas de literatura popula, respeto a edad de los lectores, prosentaciéa adecuada de los misterios de la vida, spuntes éticos sobre formas de vida. Termina su esperanzador article diciéa- ddonos que la importancia de los libros destinadas a los jévenes no radica en Ja moral que puedan contener, «sina en el hecho de que a través de esas Iecturas los j6venes pueden desarrollar y afirmar su identidad y escoger su lugar en el mundo cambiante y ambivalente que se presenta ante sus expec- tutivas». Antonio Rodriguez Almodovar (1995) remite al bildugroman o novela dde formacién como la més adecuada para el piblico javenil, yalude a grandes \ieulos de 1a literatura universal que responderian claramente a una literatura juvenil de calidad. Gemma Liuch (1996) estudia est literatura de adolescen- tes, como ahora veremos, Ilaméndola‘psicoliteratura’, Son relatos intrapsiquicos, de superaci6n de problemas, novela psicol6gica, libro psicoldgico. Un literatura en el que 1o més sustancial es el conflict lo interior, lo psfquico de Ios personajes, Demet e Lereucea Tern Joven 25 A la hora de d ‘vemos que vuelven jodemos ver cémo las mismas preguntas than aparecido ahora referidas artculos y mesas redondas «como un eco de los primeros pasos en Jos est dios de este campo Titeratara infantil usada extensivamente para todas las publicaciones a que hemos aludido, ha tomado ua significado cratura diversas tuna dimensiGn propia que comprende tod literario que, escritas o no de propésito pars ‘en cuanto le offecen conocimientos, tereseps (1981:59 y 74. CE. Nobile, 1992: 46). La propuesta que centonces hiciera Petrini perdi6 la batalla y se empez6 a emplear el término infantil para abarcar la compleja realidad evolutiva comprendida hasta los ccatorce afios (Garcia Pain, 1998: 103-106). Gare{a Parino, que debemos diferenciar den- grandes dm! Parece claro, como ree: two de esta realidad lier ‘el que ahora ha gan de la denominada Lit de dos factores basi- 08. Uno el deseo de los docentes por desarrollar o mantener unos aut lectores contando para ello con ereaciones més adaptadas a L ¥ en segundo adaptacion de sus pro- ‘mercado con forma educati 6 Lerma en. om, Teoria x DosiCn ores y textos ms cerca como nos dice Garcia Padrino, considerados como mas “adecuados” a ‘aque puedan curstionado las cater necesidad de separar una literatura juvenil «que no se avergiience de To que es y no como un subproducto de la gran li las téenicas del género propio para conse Gustavo Bombir ‘otras eulturas y otras censefianza do la . donde hay que cons ‘diversidad de ofredades» que se define a partir de considerar précticas. En primer lugar, todo aquello que I institucién ha canonizado como tal y que no ha sido incorporado por Ts escuela. Aqu¢ entrarfa un conjunto de textos reconocibles como los no lefdos en la escuela como el inoamericana y las manifestaciones de la poesia as{ como también clertos géneros considerados de poco interés como los diarios fis y las cartas de ceseritores. En segundo lugar, hubria que incluir todo lo que el mercado edi- torial ba dado en lamar Se trata do un fenémeno de junto de textos ad hoc prodicidos a p fuerte de su receptor: el adolescente y una conce, acto de leer entendido como un fendmieno de iden hhay que alladir Ia interpelacica q ‘Darncitn ns Leearuma Tr ¥ Joven, nicaci6n de masas hacen a Is escuela desde adaptaciones de literatura al cine ¥ a la tclevisi6n, evitica lteraria en periddicos y revistas, etc. Y por luna serie de précticas culturales que se puede denominar como ‘cultura juve~ {que incluye objetos tradicionales como el humor gi tras de canciones rock, la di y todo 0 relacionado con la cul Unido a este fenémeno sociolégico hay que sumar uno econémico. Esta juventud constituye un importante mercado con cierto poder adquisitivo y ya acostumbrado a unas «mat s, Como continuidad de un proceso infantiles. Es en este cambio social que de hay que situar la literatura juve- to 8 otras manifestaciones mecenismds para la adquisicié del libro, importancia de hibitos lidad para el acceso a otras forma: aria, la necesidad de un acercamiento o de una ica informativa y el grado de desarrollo de las habi- ingfsticas en esos receptores. Tales elementos deben contemplarse ‘na unién con el marco soci ratura’ a esta literatura y bachillerato. Al hacerlo de pautas Colecciones de ‘blemas. Presentan tftulos que hacen refe- warracién como en Noche de viernes de Jordi Siesra i Fabra (Madrid: Alfaguara) 0 Un verano para morir de Lois Lowry (Madrid: Everest) al manejar un registro limitado, irigida a un td que se identifica con el protagonista, o bien se crea Ia ficcién de que la frase es pronunciads por el protagonista: ¥ decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero de Martin Casariego (Madrid: Anaya). x Juvmr, Tyosia v Dndcrca ponsable de marketing de la eit ‘edueadores ni los profesores recomendarian, Lo llamativo porta: ‘guil, de Kathleen Leverich (2001), Por favor no hijas, madres y tas en busca de su LOOK, de Git Lluch caracteriza este tipo de literatura a través de Tos parat tra nartativa, los personajes y actantes y el modo y yor na dostecaré la convencionalidad de la estructura n; descripeién, de los deta focalizacin de resolucién del conflicto, Las formulas marrativas lidad la identificacién del lector con los protag« (6 en tercera persona que narra Tos hechos, en los dos ca desde el punto de vista nist. Ls tipos de conflicto hacen ref injusticias sociales, conflicios familiares, etc. Sin olvidar los llamados temas ‘ransversales, extuales utlizados tienen como finalidad producir por tanto, borrar la conciencia de lectura. La Ta exclusisn de los detalles, el discurso directo, el vocsbu- argot juvenil que no exige ningtin esfuerzo son algunos de los procediiientos tendentes ac: (4999: 65), «1 diglogo con et ra plural ni polisémica porque no hay un ‘a univoca e unidireecionaly CAPITULO 2 APROXIMACION A UNA TEORIA DE LA LITERATURA INFANTIL hhan hecho & una teorfs de literatura infant, ratura infantil desde la narratologia Desde los principios del formalismo estructuraista, la literalidad de 1a slo que deberia formar pate de una tears,

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