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Mucho se sigue hablando en referencia del capital social, pero no es frecuente encontrar una

definición sencilla y neutra sobre el concepto. Es por ello que publico este documento que
elaboré en el año de 2005.
Zinnia Firmado digitalmente por Zinnia
Munoz
Nombre de reconocimiento (DN):

Definición de Capital Social Munoz


cn=Zinnia Munoz, o=Teatro Cadiz,
ou, email=zartes@gmail.com, c=CO
Fecha: 2010.06.01 21:12:33 -05'00'

Para definir el capital social tomé la definición de Carlo Trigilia. Consideré que era la más
apropiada ya que es una definición sencilla, amplia y que describe claramente qué es el
capital social.

“El capital social puede entonces considerarse como el conjunto de las relaciones
sociales de las que en un determinado momento dispone un sujeto individual (por
ejemplo, un empresario o un trabajador) o un sujeto colectivo (privado o público)”
(Trigilia, 2003: 129)

El capital social se acumula, se crea, se mantiene y se destruye. Es el único capital que no


disminuye o se agota con el uso, al contrario, entre más se usa, más crece (Kliksberg, 1999:
89). Pero, como todo capital, necesita de constantes inversiones, genera costos (tales como
tiempo, dinero, atención, información, etc) y beneficios (Piselli, 2003: 59-60) (como
información compartida, actividades coordinadas, toma de decisiones colectivas, buenos
canales de comunicación, veeduría social, seguridad, etc1). Asimismo, facilita la consecución
de fines que de otra manera no serían alcanzados o tendrían un costo mucho más alto
(Trigilia, 2003: 129. Putnam, 2002: 177). Y esto es en esencia el valor del capital social: que al
utilizar nuestra red de relaciones y ponerla a funcionar, podemos alcanzar nuestros objetivos
de una manera más sencilla y eficaz (Piselli 2003, 60).

Para que se pueda construir capital social es necesario que en las relaciones que se
establecen sea posible la existencia de una identidad más o menos duradera y que ésta sea
reconocida por quienes participan de la relación. Además, los participantes deben hipotetizar
formas de reciprocidad o de solidaridad (Pizzorno, 2003: 24). Para que esto se dé, es preciso
que exista un mayor o menor grado de confianza entre los participantes (Putnam, 2002: 14) y
unas normas sociales básicas de reciprocidad.

El capital social es el capital de las relaciones, pero no todas las relaciones construyen capital
social. Las relaciones de mero intercambio o encuentro entre individuos que no continúan con
esa relación no construyen capital social porque no es necesario que la relación sea
reconocida por la identidad del otro (Pizzorno, 2003: 23). Por ejemplo, tomar un taxi no
construye capital social entre el pasajero y el conductor o con el pasajero que se sienta al lado
de uno en un bus no se construye capital social. Las relaciones de hostilidad y explotación
tampoco construyen capital social ya que se trata de anular la identidad del otro.

El capital social es neutro, no es ni bueno ni malo y siempre va a generar un beneficio para


quienes actúen en una relación. Pero los efectos del capital social no son siempre positivos,
en términos sociales, políticos y de desarrollo económico; en algunos casos las acciones que

1
Baena, C. 2003 “Hacia la formación de capital social en Bogotá”, en: “Bogotá, sistema político y cultura democrática”
se cometen gracias a esa red de relaciones pueden ser perjudiciales para el resto de la
sociedad2 y pueden generar dependencia política, clientelismo, corrupción y economía
criminal (Trigilia, 2003: 139).

La riqueza, en términos de capital social, está dada por el número de relaciones que posee un
individuo, una colectividad o una sociedad y por el nivel de dependencia entre unos y otros
(Piselli, 2003: 57). Entre más conectada esté una sociedad a través de mecanismos de
solidaridad y de reciprocidad, mayor será su reserva de capital social y serán mejores las
condiciones de bienestar para los sujetos que vivan en ella (Putnam, 2002: 28). Esto es
posible porque el capital social puede influir en la valoración y crecimiento del capital humano
y del capital financiero (Trigilia, 2003: 134)

No se debe olvidar que el capital social está mediado por la cultura ya que ésta determina los
principios de reciprocidad, confianza, solidaridad, cooperación, etc.

Formas de Construir Capital Social


“El capital social es el resultado de estrategias de inversión, intencionales o
inintencionales, orientadas a la constitución y reproducción de relaciones sociales duraderas,
capaces de procurar, con el tiempo, lucros materiales y simbólicos” (Piselli, 2003: 55-56)

El capital social puede ser construido de diferentes maneras dependiendo de las


características iniciales con que se generan las relaciones.

En algunas ocasiones surge como un subproducto de otras actividades (Trigilia, 2003: 137).
Por ejemplo, en actividades recreativas, académicas y deportivas, pueden generarse
relaciones que no estaban previstas pero que posteriormente pueden fundar las bases con las
cuales se construye capital social. Por ejemplo, un grupo de estudiantes universitarios
provenientes de la costa conforma un grupo de trabajo para mejorar su rendimiento
académico; se abre convocatoria para representante estudiantil y este grupo lanza su
candidato y gana las elecciones.

Cuando se va analizar la forma en que se construye el capital social se debe tener en cuenta
su orientación y su naturaleza. Las formas básicas del capital social son las siguientes: el
capital social como recurso individual y como recurso colectivo (Piselli, 2003), formal e
informal, público o privado, denso o diluido (Putnam, 2002).

El capital social: recurso individual


Cada individuo posee un capital social particular, el cual está basado en los recursos
materiales y simbólicos que dispone gracias a su red de relaciones directas, (es decir, las
relaciones del individuo con otras personas) y de relaciones indirectas (las relaciones que

2 Este es el caso de las llamadas mafias; en ningún momento podría afirmarse que estas organizaciones poseen un capital
social negativo, al contrario, tienen un sinnúmero de contactos y de relaciones las cuales las hace ser muy ricas al hablar de
capital social. Pero con sus acciones se beneficia particularmente a un sector de la sociedad (la mafia) y éstas pueden ser
perjudiciales para el resto de la colectividad.
tienen otras personas con los contactos directos del individuo), las cuales pueden ser usadas
en un momento determinado para lograr la consecución de un fin (Piselli, 2003)

Todos movemos nuestros contactos a la hora de conseguir un trabajo, de encontrar apoyo


económico para un nuevo proyecto o de necesitar a alguien que cuide a nuestros hijos. Cada
uno tiene un número y unas características particulares de las relaciones que ha construido a
lo largo de su vida a partir de la familia, los espacios educativos, el trabajo, los amigos y
vecinos.

El capital social: recurso colectivo


Cada sociedad, comunidad, organización e institución posee un capital social que se basa en
las relaciones que ha construido en conjunto y además hace uso de las relaciones que posee
cada individuo que hace parte de esta unidad.

El capital social colectivo tiene características de bien público ya que sus beneficios no sólo
repercuten sobre quienes ayudaron a crearlo sino que se extienden a otros (Piselli, 2003). Es
importante tener en cuenta que el beneficio del capital social siempre será limitado. Para
explicar estos dos elementos pondré el siguiente ejemplo:

En un canal de televisión comunitaria están preocupados por la inseguridad que se ha


generado en un sector del barrio y deciden hacer contacto con la estación de policía más
cercana. Un agente interesado en el tema se presta para hacer una serie de programas a
través del canal para recomendar a los residentes del sector cómo manejar estas
situaciones, qué acciones preventivas se pueden ejecutar y se forma un frente cívico de
seguridad gracias al interés y a la colaboración de los televidentes.

A pesar de que la iniciativa la tomó el canal comunitario y los beneficiarios directos de esta
acción son los afiliados al sistema de televisión, el beneficio se extiende a todos los residentes
del sector al mejorar las condiciones de seguridad. Pero este beneficio será limitado en el
sentido en que sólo será efectivo para las personas que viven en el sector y para los que
transiten por él.

En las sociedades pequeñas el capital social beneficiará a todos sus miembros, pero dentro
de las lógicas del mercado el capital social colectivo se convierte en un bien selectivo que
favorece a grupos específicos con fines específicos (grupos étnicos, religiosos, políticos,
sociales, locales, etc).

Capital social de vinculación informal


Son aquellas relaciones que se establecen directamente entre sujetos sin la intervención de
una institución. Por ejemplo, los amigos del barrio o la relación que se construye con el
portero del edificio.

Capital social de vinculación formal


Está determinado por la institucionalización de las relaciones. Se hace evidente cuando un
sujeto se inserta dentro de una institución, como un club, una asociación, una fundación, y a
través de ello fundamenta sus relaciones. Esto tendrá relación con el “capital social de
solidaridad”, el cual se expondrá más adelante.

Capital social orientado hacia lo público


Son las relaciones creadas con el objetivo de generar un beneficio público. Los beneficios que
conllevan estas asociaciones están dirigidas hacia el bien común. Por ejemplo, una fundación
que está interesada en la calidad de la nutrición de los niños.

Capital social orientado hacia lo privado


Son las relaciones creadas con el objetivo de generar un beneficio a quienes participan
directamente de la relación. Por ejemplo, una persona cuando está buscando un trabajo
mueve su capital social en beneficio propio. Algunas veces, aunque la intención inicial sea
lograr un beneficio privado, las acciones que se llevan a cabo pueden generar beneficios a
agentes externos a la relación; esto se puede dar por las características de bien público del
capital social.

Capital social denso y diluido


Consiste en la fortaleza, la frecuencia y el número de las relaciones sociales que posee un
sujeto. Dependiendo de los valores de estas características y la efectividad de las relaciones
para lograr los fines propuestos, se hablará de capital social denso o diluido.

Clases de Capital Social


Dependiendo del mecanismo de formación, el capital social puede ser clasificado de dos
maneras: capital social de solidaridad y capital social de reciprocidad.

El capital social de solidaridad


“Se basa en ese tipo de relaciones sociales que surgen, o son sostenidas, gracias a
grupos cohesionados cuyos miembros están ligados unos a otros de un modo fuerte (...) y
duradero, y por lo tanto es previsible que actúen según principios de solidaridad de grupo”
(Pizzorno, 2003: 30)

El capital social de reciprocidad se puede clasificar de dos formas: de confianza interna o de


confianza externa.

El capital social de solidaridad de confianza interna se da cuando las dos personas que
hacen parte de la relación pertenecen al mismo grupo y actúan bajo las mismas obligaciones
de solidaridad (Pizzorno, 2003: 30). Por ejemplo: en una comunidad religiosa donde se
exaltan los valores de honestidad y generosidad, un individuo le pide a otro que le facilite un
dinero. El otro se lo entrega y tendrá confianza en que éste sea retribuido basándose en que
comparten el mismo principio de honestidad el cual ha sido impartido por el grupo al que
pertenecen. Además, en caso que el individuo incumpla la promesa de pagar su deuda, la
comunidad religiosa podrá hacer uso de sus recursos de poder (puede llamarlo para darle
consejo o en el peor de los casos puede expulsarlo), para poner en cintura esta situación.
El capital social de solidaridad de confianza externa se da cuando un individuo que participa
de la relación pertenece a un grupo cohesionado y el otro no hace parte del grupo pero sabe
que éste pertenece a ese grupo el cual puede presionarlo, premiarlo o castigarlo, material o
simbólicamente, para que cumpla con sus obligaciones.

El capital social de reciprocidad


Para que se forme este tipo de capital social no hace falta la presencia de un grupo
cohesionado, “Sólo será necesario asumir que cuando una persona instaura una relación de
cierta permanencia con otra, es previsible que tengan lugar ciertos intercambios de ayuda o
de información entre las dos” (Pizzorno, 2003: 32)

Pizzorno hace una clasificación de capital social de reciprocidad basado en cinco formas
básicas:

a) Son capital social las relaciones que establecen una posible cooperación entre dos o más
personas con fines comunes.

b) Son capital social las relaciones a través de las cuales un empresario o una empresa
intenta ampliar o afianzar su clientela y para ello difunde información exaltando sus
cualidades.

c) Una forma típica de capital social es la relación en la que una persona presta su ayuda a
otra sin pedir o recibir nada a cambio. Esto es lo que llamamos en antropología reciprocidad
generalizada: “Hoy por ti mañana por mí”. Es una reciprocidad diferida, es decir que quien ha
dado espera recibir algo a cambio algún día, aunque no se fije algo preciso ni un tiempo
determinado. Para Putnam esta es la forma que más construye capital social: “Si no tenemos
que compensar cada intercambio al instante, podremos realizar muchas más cosas (...) La
interacción frecuente entre las personas tiende a generar una norma de reciprocidad
generalizada” (Putman, 2002: 18) De este tipo de relación surgen dichos como “tengo lo que
he dado” o “atado en gratitud”, con lo cual se expresa la esencia de esta forma de relación y la
implicación de control que conlleva.

d) Otra forma de movilización de capital social es aquella en la que una persona ayuda a otra
porque esto aumentará el prestigio de la unidad al cual pertenecen. Este grupo al cual
pertenecen es una comunidad de referencia que no es lo suficientemente cohesionado como
para premiar o castigar. Por ejemplo, un colombiano en Miami hospeda a otro colombiano que
acaba de llegar a la ciudad y no tiene dónde alojarse. El ser colombiano no es una referencia
fuerte del otro, pero al ayudarlo siente que está ayudando al país.

e) La última forma de capital social de reciprocidad es cuando una persona ayuda a otra o a
una institución, porque se siente obligado por un principio universalista: ayudar al prójimo, es
decir, actúa según su conciencia. No se prevé una recompensa directa ni indirecta, no actúan
mecanismos de solidaridad ni de reciprocidad y su identidad no es reconocible por el otro.
A esta clasificación planteada por Pizzorno, debemos suma los planteamientos de Putnam.
Este autor construye unos conceptos clave para mirar el capital social y se pueden cruzar con
lo expuesto por Pizzorno.

Bonding (que cementa) es el tipo de capital social que se genera entre dos sujetos
pertenecientes a un grupo. Tiende a crear y fortalecer los lazos al interior de un grupo.

Bridging (que puentea) es el tipo de capital social que se genera entre dos grupos y sus
relaciones son horizontales. Tiende a crear y fortalecer lazos hacia fuera del grupo.

Linking es el tipo de capital social que se construye cuando un grupo entra en relación con un
sujeto (individual o colectivo) que posee mucho poder. Esta es una subcategoría del Bridging.

Bibliografía

KLIKSBERG, B. (1999) “Capital Social y Cultura, claves esenciales del desarrollo”, en: Revista
de la CEPAL, 69: 85-102

PISELLI, F. (2003) “Capital social: un concepto situacional y dinámico”, en: C. Trigilia, El


capital social. Instrucciones de uso, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina:
53-88

PIZZORNO, A. (2003) “Por qué pagamos la nafta. Por una teoría del capital social”, en: C.
Trigilia, El capital social. Instrucciones de uso, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de
Argentina: 19-51

PUTNAM, R. (2002) Solo en la bolera: colapso y resurgimiento de la comunidad


norteamericana, Barcelona, Galaxia Gutenberg, Circulo de Lectores.

TRIGILIA, C. (2003) “Introducción: retorno a las redes”, en: C. Trigilia, El capital social.
Instrucciones de uso, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina: 7-18

TRIGILIA C. (2003) “Capital social y desarrollo local”, en: C. Trigilia, El capital social.
Instrucciones de uso, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina: 123-155

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