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MAX ALEJANDRO CARRILLO FLORES

Ensayo

El organismo humano, una máquina para la sobrevivencia que se basa en sistemas que
mantienen vivos los órganos que proporcionan los elementos para sustentar la vida del mismo
organismo. Uno de los vitales sistemas de nuestro organismo es, como bien se sabe, el sistema
circulatorio. El corazón bombea la sangre oxigenada y nutritiva a través de grandes vasos
denominados arterias, que disminuyen su calibre, tanto así, que en su último estadio llegan a
tener una célula de grosor, a su vez, las arterias se continúan con las venas, que permiten el
retorno de la sangre y elementos de desecho hacia el corazón, ya en el corazón, ésta sangre es
llevada a los pulmones, donde es oxigenada y vuelta al corazón para continuar con la
circulación. Un aspecto de vital importancia pero pocas veces conocido, es la microcirculación.
Se da a nivel celular entre tejidos y capilares, un intercambio constante de elementos salientes
y entrantes, tejidos y vasos intercambian sustancias, y en sí, el punto primordial de la
circulación sanguínea general. Intermedio a la microcirculación, pero al mismo nivel, existe
otra vía para el retorno de los materiales de desecho, esto es el sistema linfático, que
transporta los desechos, que al entrar al sistema son llamados linfa, y los filtra por medio de
distintas estructuras linfáticas importantes, pero cuyo recorrido final son las venas sublcavias.

Ahora, qué es específicamente la microcirculación, cómo se da, por qué se da. Estas son
preguntas usuales, pero para responderlas, necesitamos saber qué es lo qué se intercambia. El
principal elemento de recambio es el oxígeno que viaja por las arterias hasta los capilares y
luego sale de éstos últimos para pasar al líquido intersticial, y por último, a la célula misma. El
oxígeno es vital en el cumplimiento de la función, metabolismo y vitalidad celular. Además,
como producto del mismo del metabolismo celular, se producen sustancias de deshecho, la
más importante es el dióxido de carbono, que sale de la célula al líquido intersticial, para
luego trasladarse hacia los capilares y luego al retorno venoso. El intercambio de oxígeno y
dióxido de carbono se da debido a las diferencias de presiones de estos materiales: en la
sangre arterial hay una baja presión de dióxido de carbono y una alta presión de oxígeno; en el
líquido intersticial hay alta presión de dióxido de carbono y baja presión de oxígeno, pero, la
presión de dióxido de carbono de la sangre arterial es mayor que la del líquido intersticial; la
presión de oxígeno en la sangre venosa es baja, igual a la del líquido intersticial, y la presión de
dióxido de carbono también es baja. De esta manera, el oxígeno de la sangre arterial se
difunde al líquido intersticial y el dióxido de carbono del líquido intersticial se difunde hacia la
sangre venosa. Así se da la microcirculación. Cabe recalcar, que además de oxígeno, hay otros
nutrientes y elementos endocrinos que viajan a través de esta vía y participan en la
microcirculación.

Ahora que conocemos el proceso bioquímico de cómo sucede la microcirculación, podemos


entender que también existe un proceso de regulación fisiológica sobre la microcirculación.
Esto se da primordialmente a nivel de las arteriolas precapilares, las que poseen una tira de
músculo liso en lugar de una túnica muscular. Esta sección de músculo liso actúa como un
esfínter, el denominado esfínter capilar, que puede reducir la luz de la arteriola. Además,
existe otro mecanismo que permite el paso diverso de moléculas, esto es, el tipo de endotelio
que presente el capilar. Existen tres tipos importantes de capilares, los capilares continuos,
MAX ALEJANDRO CARRILLO FLORES

como los que se hallan en los pulmones, músculos, tejido adiposo y sistema nervioso central;
estos permiten el paso de oxígeno, agua y dióxido de carbono y de moléculas diferentes a las
proteínas de una manera ágil pero no alborotada. Otro tipo de capilar es el capilar perforado o
fenestrado, encontrado especialmente en los riñones, glándulas endocrinas y en los intestinos.
Este capilar perforado tiene grandes poros mucosos que restringen el paso de proteínas, pero
permite el paso más rápido y difundido de moléculas grandes e iones que en los capilares
continuos. Y por último, el capilar discontinuo o sinusoide, presenta grandes aberturas que se
notan como “discontinuidades” en el endotelio capilar. Se hallan primordialmente en el
hígado, médula ósea y bazo. Estos capilares permiten el paso de casi cualquier sustancia
disuelta en el plasma, incluyendo proteínas.

Hemos hablado ya de la microcirculación, pero aún no del sistema linfático, otra vía de
transporte de materiales de deshecho. El sistema linfático se encarga de absorber el exceso de
líquido intersticial y transportarlo de nuevo hacia la sangre venosa, además transporta lípidos y
se encarga de eliminar agentes patógenos. Básicamente es un mecanismo de defensa menor
contra algunos agentes patógenos, ya que a través del sistema linfático existen elementos y
órganos que permiten la acción de los linfocitos; estos son los ganglios linfáticos, el timo y el
bazo, en general llamados órganos linfáticos. Éstos tienen abundante cantidad de células
linfocíticas. Un problema grave que puede presentarse en el sistema linfático es que puede
servir de vehículo para células cancerígenas, dispersándolas de un área a otra, o de un órgano
a otro, lo que se denomina metástasis.

Como punto final de lo anteriormente explicado, se puede aclarar que estos son mecanismos
intrínsecos en la circulación sanguínea, que normalmente no se aprecian a profundidad en una
explicación general, pero que forman parte vital en la circulación, sin una microcirculación, el
fin primordial del sistema circulatorio sería totalmente anulado; y el sistema linfático es un
complemento en lo que se refiere a circulación, además de cumplir otras funciones.

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