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Andrés Herrera – Secretario de Economía

Mesa Directiva FEPUC 2010


Boletas vs. Salarios Reales
El presente estudio busca analizar y comparar la evolución del precio del crédito por escala en
nuestra casa de estudios (PUCP) y los cambios en el salario real promedio de los responsables
del pago de nuestros estudios, a saber, nuestros padres, en términos generales. El período de
estudio comprende desde el año 1998 hasta el 2009.

Desde hace mucho tiempo, los estudiantes observamos con gran preocupación la política de
nuestra universidad que consiste en subir anualmente el valor del crédito en todas las escalas
aparentemente sin tomar en cuenta el perjuicio ocasionado a los estudiantes (y a sus padres),
en especial a aquellos que se encuentran en las escalas menores, pues es precisamente por su
condición económica que se encuentran en dicha posición. Desde la perspectiva como
estudiantes y como representantes de ellos, la Mesa directiva de la FEPUC 2010 ha
considerado pertinente realizar un estudio riguroso sobre el tema en cuestión, continuando la
voluntad de representantes estudiantiles que anteriormente llegaron incluso a realizar un
“plantón” por esa famosa alza del 6% que se dio a inicios del año 2009; voluntad a la que
pretendemos darle un respaldo analítico y científico, espíritu que a su vez nos identifica como
alumnos de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

En virtud de lo mencionado en el párrafo anterior y como economista que soy (o que pronto
seré), sé que para analizar un mercado o un sector de él –en este caso, la PUCP- es preciso
analizar no sólo el lado de la demanda –es decir, los estudiantes- sino que también es
necesario analizar la otra cara de la moneda, la oferta –a saber, las autoridades que deciden la
evolución del precio de las pensiones. Y es que, no es necesario ser economista para darse
cuenta que un incremento en el precio de un bien que es “comprado” con frecuencia ocasione
cierta incomodidad, malestar o, incluso, problemas a sus “consumidores”. No obstante, a
veces dicho incremento en el precio no responde a la sola voluntad y deseo de quien toma
esta decisión, sino que a veces no se tiene otra opción, si lo que se quiere es seguir ofreciendo
el mismo bien, con la misma calidad y las mismas características que hacen que los
compradores lo prefieran. En este sentido, nadie puede negar que la educación que nos brinda
la PUCP es de primera mano, ni que, el esfuerzo de nuestros padres se ve y se verá
recompensado una vez pasados los 5, 6,… años que nos tome culminar la carrera (en la
mayoría de casos), ni que el ambiente de la PUCP, las grandes áreas verdes, la infraestructura
moderna y tradicional a la vez y todo lo mencionado previamente hacen de ella una de las
mejores universidades del Perú.

Para caricaturizar la situación y evitar un poco caer en la “jerga” de economista, imaginemos


una situación en la que Juan todos los días consume pan en el desayuno y que sólo existe una
panadería cerca a su casa, además el panadero, quien es dueño de la panadería, decide todos
los días el precio que cobrará por su pan. El panadero sabe que Juan no comprará pan en otra
tienda porque ésta se encuentra demasiado lejos, pero además todos los días al panadero le
suben el precio de sus ingredientes, digamos que la harina cada día le cuesta más. Soltemos
una primera interrogante: ¿Debe el panadero subir el precio del pan todos los días? Es
evidente que Juan se irá molesto (a veces hasta con hambre) a trabajar cada día que vaya a
comprar su preciado pan y lo encuentre cada vez más caro; pero si el panadero no sube el
precio del pan en algún momento cerrará su panadería y tanto Juan como el panadero se

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verán perjudicados. Entonces, ¿hasta qué punto es justo que el panadero suba el precio de su
producto? O de otro modo, ¿hasta dónde debería permitirse que se moleste a Juan con tal
incremento?

Esta situación aparentemente tan trivial, puede servirnos de base para nuestro análisis,
obviamente guardando las diferencias y complejidades que implica dicha comparación. Por tal
motivo he resaltado algunas palabras en el párrafo anterior. Reemplacemos Juan por
estudiantes, pan por educación universitaria, panadería por PUCP, panadero por autoridades,
precio por pensión de la boleta (o lo que es igual, valor del crédito) y harina por inflación. Nos
encontramos ahora en el problema mencionado al inicio, que consiste en que la universidad
sube el precio de las boletas anualmente (no diariamente como en el caso de Juan) y esto
perjudica a los estudiantes; no obstante la universidad se enfrenta a incrementos en sus
costos, para el cual utilizan como medida la inflación anual (incremento en el nivel general de
precios o en el nivel de precios del sector educación, usados arbitrariamente lo cual es un
punto que criticaremos) y por lo tanto es aceptable, hasta cierto punto, que suban el precio de
las boletas. Cabe resaltar además que a diferencia de Juan (quien obtendrá unos kilos de más
con el paso de los años), los estudiantes obtendremos un nivel educativo muy superior debido
a la calidad de la enseñanza que como dije antes, nadie puede negar.

Este análisis busca contribuir a las interrogantes planteadas en el ejemplo de Juan, pero
aplicadas a nuestro caso, y no caer en la situación de cuestionar y sugerir sin respaldo
científico alguno, pues a todas luces no sería lógico defender a Juan a “capa y espada” sin
tomar en cuenta los determinantes de la decisión del panadero. Empezaremos, pues, nuestro
análisis con una descripción de los datos, para luego presentar el procedimiento realizado y los
resultados obtenidos.

Los datos de las boletas utilizados corresponden al valor del crédito por escala desde 1998
hasta el 2009, donde la fuente ha sido la propia universidad. Por otro lado, los salarios reales
han sido tomados de la página del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) y se
dividen en dos grupos: salarios de los ejecutivos y de los empleados; con lo cual no se
pretende realizar ningún tipo de discriminación sino que considero que estas dos categorías
resumen bien a toda la población de la PUCP además de ser los únicos disponibles. Vale la
pena hacer unas cuantas precisiones respecto a las variables. En primer lugar es
completamente válido tomar la variación en el valor del crédito pues ello determina la
variación en la mensualidad de la pensión, así como la variación en todo lo gastado en el año
en total (la suma de las 10 pensiones pagadas en el año), para ver esto supongamos que el
crédito tenía el valor de 100 y al siguiente año sube a 200, es decir se duplica (incremento del
100%), si llevamos 5 créditos por ciclo, en el primer año pagamos 100 mensualmente (1
crédito por mes aproximadamente) por tanto en el ciclo pagamos 500, mientras que el
siguiente año pagamos 200 por mes y 1000 por ciclo. Nótese que el incremento es el mismo en
el valor del crédito, en lo pagado mensualmente y lo pagado por ciclo, en todos hay un
incremento de 100% o, en buen cristiano, se han duplicado; se aplica del mismo modo a lo
gastado anualmente. Por otro lado, el salario real define el poder adquisitivo de las personas
sin tomar en cuenta el hecho de que estén expresados en unidades monetarias (soles), por
ejemplo, si Juan (molestando a nuestro amigo nuevamente) gana S/. 10 por día, y el pan le
cuesta S/. 1, puede consumir en un día 10 panes, pero si al siguiente día el panadero sube el

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precio a S/. 2 cada pan, Juan sólo podrá comprar 5 panes con los mismos S/. 10 de sueldo. Es
decir, su salario nominal (10 soles) se ha mantenido de un día para otro, pero su salario REAL
ha disminuido de “10 panes” a “5 panes”. Nuestra variable “salarios reales”, mide pues el
poder adquisitivo y nos permite apreciar las verdaderas condiciones económicas sin dejarnos
engañar por el efecto de las unidades monetarias. Finalmente, dado que los salarios están
expresados en términos reales, el precio de las boletas deben ser sujetas de la misma
conversión, para poder hacer una comparación justa.

Podemos ahora empezar dando un vistazo a la evolución del valor del crédito por escala en el
gráfico siguiente:

Podemos observar que el valor del crédito por escala ha ido siempre en aumento, ajustándose
año a año con la inflación, que es dicho sea de paso el argumento principal por el que
aumentan todos los años las boletas (como el caso del panadero, éste debe ajustar el precio
según sus costos), lo cual como hemos mencionado no necesariamente implica un exceso o
abuso por parte de la universidad. También apreciamos el cuadro que nos muestra el valor
exacto del crédito en cada año desde 1998. Sin embargo, sugerimos anteriormente que el
análisis debe hacerse en términos reales, para lo cual, estos valores fueron ajustados por el
índice de precios, al igual que fue realizado con los salarios nominales para obtener los reales.
La evolución del valor del crédito en este caso se muestra en el cuadro siguiente, en el que no
es necesario mostrar los valores:

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Lo primero que se observa es que el incremento es mucho menor, incluso por tramos hay una
especie de caída en el “precio real” de las pensiones (por ejemplo cuando se pasó del 2007 al
2008). Estos simplemente se obtuvieron dividiendo los precios indicados en el cuadro anterior
por el índice de precios al consumidor (IPC) estimado por el INEI y obtenido desde la página
web del Banco Central. En el caso de Juan el salario real de “5 panes” se obtuvo dividiendo el
salario nominal (10 soles) entre el precio del pan (2 soles), esta misma idea se aplica a nuestro
análisis. Una primera observación es que efectivamente en términos reales ha habido un
incremento de las pensiones, es decir que si el salario de la gente (nominal) se hubiera
mantenido, el aumento real de las pensiones habría mermado el poder adquisitivo de los
estudiantes y sus familias. Queda pues analizar si efectivamente el salario real de la gente se
ha mantenido en el tiempo o si ha habido cambios. A priori, se esperaría que éstos hayan
aumentado por factores como el crecimiento económico, entre otros. En todo caso, el análisis
central y motivo de este documento es comparar qué incremento real ha sido mayor, ¿el de
las boletas o el salario real de la gente?

Antes de pasar a los salarios reales veamos la misma información en cambios porcentuales, es
decir, cuánto han variado las pensiones año a año realmente.

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Este cuadro es más ilustrativo pues nos muestra directamente cómo y en qué cantidad han
variado las pensiones reales, como vimos líneas arriba del año 2007 al 2008 hubo una caída
efectivamente de las pensiones lo cual en términos de variaciones se muestra como la parte de
la gráfica por debajo de cero. Pero es evidente que en la mayoría de casos ha sido positivo.

Por otro lado tenemos los salarios reales, tanto para ejecutivos como para empleados, cada
cantidad es el monto representativo de lo que ganaba dicha persona durante cada mes del año
en cuestión. Así tenemos:

Como se puede apreciar, los salarios reales de los empleados casi no han cambiado con el
transcurrir de los años, indicándonos que los sueldos han ido incrementándose más o menos al
ritmo de la inflación. El salario real de los ejecutivos por el contrario si ha mostrado un
incremento aunque no muy grande. Veámoslo en términos de variaciones porcentuales:

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Los salarios reales de los trabajadores también han cambiado. Notoriamente los cambios han
sido distintos para ambos grupos de trabajadores, viéndose que para los de menos recursos,
los “empleados”, ha sido el cambio negativo en casi todos los años. Es importante señalar que
alrededor de 53% de los alumnos de la universidad (¡más de la mitad de los estudiantes!) se
encuentran entre las escalas 2 y 3, precisamente las que corresponden en promedio con los
salarios de los trabajadores en el rubro de “empleados”.

Finalmente veremos un cuadro que junta las variaciones reales tanto en boletas como en
salarios, y obtendremos algunas conclusiones importantes.

Observando este último gráfico podemos afirmar que, el incremento en las boletas ha sido
persistentemente mayor con el paso de los años que el cambio en los salarios (todo siempre
en términos reales). Esto evidencia cierta despreocupación por el perjuicio a los estudiantes
ocasionados por estos incrementos. Es preocupante que en años como el 2001 o el 2005, las
pensiones han subido (descontando el efecto de la inflación) mientras los salarios reales caían,
y en años como el 2008 el incremento en las pensiones haya sido mucho mayor que la
recuperación de los salarios reales, como se ve claramente, lo que termina por explicar la

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reacción de rechazo por parte de los estudiantes mediante el denominado “plantón por el alza
de las boletas”. Más aún la diferencia se hace más preocupante cuando se compara el cambio
en las boletas con el salario de los “empleados” que recordemos habíamos equiparado con lo
que en promedio equivale a la situación de más de la mitad de los estudiantes de nuestra
universidad.

Es necesario, pues, reconsiderar el mecanismo de ajuste de las boletas, pues éste refleja un
beneficio extra para la universidad, en desmedro de los alumnos y sus familias. Es decir, nadie
le puede decir al panadero que no suba su precio, pero éste no debe aprovecharse y obtener
un mayor beneficio a costa del bienestar de Juan.

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