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Editorial Según un informe aparecido en la prensa, a pesar de la lluvia y el

malhumor de los tipógrafos, ayer lunes, las abejas están


desapareciendo a pasos agigantados. Existen estudios sobre una
nueva enfermedad que acaba con ellas, aunque todo apunta a que
son varios los factores responsables de su posible exterminio, como
por ejemplo el uso de pesticidas, la pérdida proteínica que ha
sufrido el polen por el cambio climático o la acumulación de
sustancias tóxicas en las mismas colmenas.
Lo preocupante es que a los tábanos, aunque no lo reflejen los
periódicos, puede ocurrirles exactamente lo mismo, y la única causa
de extinción emparentada con las de sus primas las abejas es la
acumulación de sustancias tóxicas, no en sus colmenas, ya que no
hay tábanos obreros, capaces de pagar un alquiler, sino en sus
propios organismos.
El tábano es un volador esencialmente noctámbulo, fumador y
sobre todo chupador de cualquier clase de espirituosos bebestibles,
que tiene por costumbre ducharse con sombrero por un sentido
poco común de la higiene y la elegancia.
En estos días, antesala del nórdico verano, pueden verse varios
ejemplares en la costa, próximos a la orilla, pero manteniendo
prudencial distancia con el agua, enemiga acérrima de estos pájaros
enanos. Abandonan la arena junto a jóvenes muchachas* para ir a
posarse hasta el amanecer sobre las barras más sombrías, momento
en que se duermen o regresan a merodear el litoral.
Su posible desaparición puede deberse a las consecuencias de…

Acabo de recibir un telegrama enviado desde Bruselas por


Pedro Coiro, jefe de redacción y corresponsal en la Otan de nuestra
revista. Está escrito en un francés perfecto, que me obliga a
lamentar la incomprensión de ese idioma. Intuyo recrimina la falta
de una nota editorial para el vigesimotercero “Cuaderno del
Tábano”. Enviaré estas palabras para evitar que en unas horas
lleguen sus insultos en perfecto castellano.

*Sería más exacto escribir “tras jóvenes muchachas”, pero nos


perdonaremos esas flores.
Hay una leyenda que expresa ligeramente como ningún otro.
muy bien esta relación. El Pero la multitud es tan grande, y
Emperador, según cuenta, te ha las estancias no conocen fin, si
enviado a ti, al mísero súbdito, se abriera ante él un campo
sombra minúscula refugiada en los abierto, cómo volaría, pronto
últimos confines del sol imperial, oirías los soberbios golpes
precisamente a ti te ha enviado un de su puño en tu puerta.
mensaje desde su lecho de muerte. Pero en vez de eso,
Ha hecho que el mensajero se cuán inútilmente se
arrodille ante él y le ha susurrado el esfuerza, aún intenta
mensaje; tanto le iba en ello que atravesar las estancias
ordenó que se lo repitieran al oído internas del palacio,
palabra por palabra. Ha asentido nunca podrá llegar a
con la cabeza para confirmar la atravesarlas, y si lo
corrección del mensaje. Y ante lograse tampoco habría
todo el público que ha acudido ganado nada, pues
a presenciar su muerte -todas tendría que pasar por los
las paredes que impedían la patios y, después de los
vista se han derribado, y los Grandes del Imperio patios, el segundo palacio que abarca al primero, y
permanecen en círculo a lo largo de la prolongada y otra vez escaleras y patios, así, durante milenios, y si,
ascendente escalera-, ante todos esos espectadores finalmente, cayese ante la puerta exterior -algo que
ha despachado al mensajero. Éste se ha puesto en jamás, jamás puede ocurrir-, ante el se extendería la
camino de inmediato. Un hombre fuerte, capital del imperio, el centro del mundo, cubierta
incansable, un nadador sin igual, estirando primero hasta los bordes de basura. Nadie puede abrirse
un brazo y luego el otro se abre paso entre la paso a través de ella, y menos con el mensaje de un
multitud, si encuentra resistencia se señala el pecho, muerto a un ser insignificante. Pero tú sueñas con
donde luce el signo del sol, también sabe retroceder el mensaje cuando llega la noche.

La Construcción de la Muralla China, Franz Kafka.


poesía

HAY UNA TEXTURA


como de papiro ajado
una transparencia rugosa
que me separa Poemas de Eugenia Coiro
que me oprime
el pecho y las manos
porque los puedo ver
pero no alcanzo a tocarlos
y si los dedos se acercan
pared tenue
rompe la esperanza
de conmover
la lejanía

ellos están en la entrada al bosque ESO


los veo bailar y reír en gestación
sus pies pisan se asientan tocan el pasto el barro al fondo del pozo
las hojas en el espacio tibio y líquido del cuerpo
sus manos en el aire rozan se mueven danzan es en sí mismo
como si estuvieran desnudos se nutre
el viento los sopla suave de miedos de ratas
ellos tan radiantes tan esbeltos de sangre de amor
ellos tan ellos allá de saliva
reverberando crece
toma la forma del hueco
podría sonreír pero sigue expandiéndose
pero me llena de envidia cada vez más
esa danza flotante estirando los bordes
y yo atada a mis pies pegados inmóviles no se inquieta
atravesada por algún hilo desde arriba hasta el subsuelo no sabe llorar
titilando adentro espera escucha
hirviendo adentro crece
largo el aire no es solemnidad
ni tragedia
si acaso una mano un gesto se atreviera tal vez no es el fruto del amor
y yo pudiera de algún modo y hay que abrir la boca
aunque sea acercarme dejarla salir
aunque sea acercarme volar
o volver a dormir abrir las piernas
o la cabeza
abrir los brazos los ojos
abrir
y soltar

página 3
poesía

RÍO QUE SÍ
te espeto con la punta del globo
en las cosquillas
que sí, en tobogán
desde el hueso superpuesto hasta el pómulo anteojado
río que sí
que te despiertes y que subas

con el palito hurgando en la paloma


gris
mira a los costados
con los ojos brillosos
nadie la ve
la pollera blanca con lunares rojos
el sol que quema la arena
la mano pegoteada
nadie
apenas unos minutos
en medio de la plaza
ahí en cuclillas
como un montículo
en la llanura del paisaje
la hebilla que se resbala del pelo
muy quieta
murmura unas palabras
húmedas
un descubrimiento
animal.

página 4
poesía

Poemas de Yanarys Valdivia Melo

Casas de papel

Los viejos temen el invierno,


el rugir del mar contra sus carnes.
Los viejos temen recordar
Desprendimientos justo al lado de un joven durmiente.
Los viejos temen el pasado que evocan
Nada es impasible; las mujeres que duermen, los olores
o mejor, nada consigue parecer posible que arrojan a través del tiempo.
sobre todo desear algo a cambio. Los viejos temen despertar
Si en fin la muerte es también en gran medida al lado de una muchacha muerta.
parte de todo ello: esperar el cambio, Temen la puesta del sol,
algo a cambio o algo en cambio. que obliga la estancia en una casa secreta
Rehuir de la tormenta es acercarnos donde ver morir o estar muertos.
anticipadamente
al objetivo, nuestro fin último II
que, por más aleatorio, no ha de ser inesperado.
¿Por qué entonces un inocente desprendimiento, Las mujeres aman las casas,
el eco de la caída, nuestra sordera? por la seguridad del interior, sus decorados.
Las mujeres aman lo cercano y todo
lo que puede encerrarse tras cortinas rojas.
Las mujeres aman dormir al calor de hombres viejos,
no recordar luego con quiénes han dormido.
Aman la desmemoria, el sueño narcotizante
en el que bellas jóvenes duermen en compañía
de hombres viejos de los que no se acordarán.
En cambio ellas serán recordadas por siempre,
el rojo bañando sus mejillas, el calor y
los olores húmedos de la niñez, impregnados
en los interiores de las casas que aman las mujeres,
que parecen nunca despertar o haber muerto.

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Secundarios

Iniciado el juego del contraste, único invento humano imposible de calcular lugar de origen o utilidad, nos
hacemos partícipes del gran juego que probaron nuestros antepasados.
Grandes estrellas de diferentes tonos, primarios.
Líneas trazadas por la guerra, campos de fresa, zigzagueantes.
Nenúfares, Amado Nervo, Borges y yo, zigzagueantes.
Fuego griego devorando Roma, bosque, hombre nuevo, primavera, verano, otoño, invierno, primavera.
Safo, el placer de escuchar el grito de la cama que nos desayuna.
Una jirafa ahoga a su cría, descansa.
El juego del contraste sigue siendo el único invento humano capaz de nombrarlo.

Las infinitas formas de conservar un rostro

Rostros húmedos se deshacen bajo el sol, tras el fuego. Los rostros palidecen sobre sus pedestales, al calor de
los ritos. Se evaporan dentro de sus moldes, líquidos, no llegan a ser observados. Algunos encajan a la
perfección en la sequedad de los parques y avenidas. Otros prefieren permanecer húmedos a toda costa,
resistiendo hasta la primera gota, la que define si estas vivo, o si en su lugar un cuerpo desconocido te habita.
Son los rostros que no vemos y que jamás desaparecen.
poesía

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poesía

Poemas de Paco Alonso


Digo lo que no hay

No hay espacio entre el instante de ahora y el


instante que viene. No hay separación entre el segundo
que dice el reloj y el segundo siguiente. El minuto pasa,
y no queda ningún hueco en la textura del tiempo,
ninguna mancha o rotura en cualquier sucesión o
transcurso.
No hay desmemoria, no hay olvido, en el programa de
las cosas oscuras. Cuando se mira el rostro en el espejo,
aunque después se vaya, no hay alejamiento, el rostro
queda en el vidrio para siempre, con persistencia y
continuidad.

No hay una gota de agua, tras la lluvia, que abandone la inventario


piedra donde ha caído. La lágrima sigue estando en el
ojo, la pregunta o la respuesta en la garganta, el sueño Todas las cosas tienen cuerpo y
en el cuerpo que duerme. el cuerpo es lágrima y temblor y sombra.
No hay intervalo entre un siglo de sufrimiento y la Todas las cosas vienen con un tiempo
sangre que brota del siglo y una materia y una pasión y un roce
siguiente, no hay arista, ni filo, ni resquicio por en su textura y en su alma. Todo
donde el dolor, la falta de esperanza o el desamor se lo que yo sé me lo dijeron las
diluyan. Todo lo que es turbio y sucio se prolonga y cosas. No sabría
no abandona por extrañeza o pudor ni la piel, ni el sin ellas cuanto existo.
hombro ni el pensamiento. A la alegría y al amor y a la A veces las recojo, las invento,
felicidad le cuesta mucho más ocupar la tierra. las sumo, hago inventario
de las realidades que existen.
La calle alarga sus sombras, el árbol muere desde sus Comienzo siempre por
raíces, más extenso y más prolongado es ahora el ardor las paredes y las ventanas
y la sequía. y por toda abertura
al cielo y al infierno.
No hay espacio entre el instante de las palabras y el
instante del silencio. Todas las cosas, objetos o utensilios,
máquinas y artilugios y herramientas,
hasta el tierno tornillo,
vienen del interior de la memoria
y del uso y costumbre,
la fiebre y la fatiga:

La silla sucia y ya deshabitada,


el espejo manchado de rostros enfermizos,
los zapatos que un día caminaron las calles,
el paraguas abierto contra las lluvias negras,
la desnuda navaja con que se corta el pan,
la cuchara o el vaso más humilde o gastado,
la aguja que te cose la camisa o los ojos,

las llaves con que encierra,


detrás de alguna puerta,
el hombre sus recuerdos.

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poesía

Poemas de Lucas Barale -serendipia-

todas las lunas lo verán igual

deformado por la lupa cósmica que exige su renta


su miserable motín

qué dirá del incendio intencional, de la


virginidad malgastada
si ya perdimos más que la inocencia en esta ruina
si ya nos fuimos a baraja por la cuesta de un sueño
que era tan sólo su fortaleza de vidrio
un pez que no lo sabe y es el océano
la fibra de orgánicas multitudes
su alga despavorida

si es verdad que nunca cambiamos


y hay una mariposa por cada candelabro
es cierto, los fantasmas
son hologramas
simulaciones de la verdad entumecida
el cálculo de los insomnios
la poca vela que resta despabilar

entonces una piedra, un


reflejo sucio
o todas las ranas que hay en una leyenda

-esperando que no todo esté perdido-

“Recuerdo cómo asistí a mi inmovilidad. Yo era el espectador


de mi falta de espectáculo.”
La Sala de Espera, Eduardo Mallea.

NO SÉ BIEN QUÉ estuve buscando


entre los cajones de fábula
tres pesos
una curita
dos ojos vagos
creo que con eso podríamos empezar a trabajar

el único problema es que el cerebro anda dos pasos detrás mío


por ende cuando digo martillo
puede que te duelan los dedos
y viceversa

porque aprendí
de la retórica y la poliorcética
a no guardar leones y gacelas en una misma selva
y lo que dice agua después de mi nombre
es una caricatura

una sílaba que cuelga


entre abismo y palabra

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poesía
Poemas de Raúl Campoy Guillén

(Eyala)

Ya sólo entro a las puertas


con la diagonal de mi cuerpo.
Por respeto
a la raza sombra. Su sombra
es la raza piel.
Ya no me quito los zapatos
y los tiro como dos barcos
hundidos.
(Ellos bailan hasta aflojar el rencor.)
No como ya,
sólo como. Presteza roja
(Hay ojos blancos buscando ser
dibujados.)
Ya no duermo sin grillos Vencidos por el tiempo,
ni descalzas imágenes. jamás.
Hay melancolía en nuestros segundos.
Hay un continente mirándome de reojo, Sí.
y otro, por donde mis pies Ayer ensuciamos nuestros espejos
pasean la vergüenza. y los limpiamos con la misma suciedad,
y ahora esos segundos,
me golpean como plomos
fanáticos de gravedad.
Esos segundos que inventaron horas,
ahora caen
como el látigo marino en mi conciencia.

Yo no me adapto a las horas.


Desconfío de su generosidad.
Yo me expongo demasiado a las horas.
No, miento.
Las horas se exponen demasiado a mí.
Entran en mí como una confusión de ramas.
(Siempre hay sarmientos inesperados.)
Yo hago leña de las horas.
Me revelo de su estado
de ejecutivo amamantado.
Lo intento, pero caigo…
Soy inesperado
porque tengo demasiados cronómetros.
Oscilo entre bradicardias y taquicardias.
Vivo entre escaleras.
No queriendo llanuras rutinarias,
ni mecedoras melodiosas
ni ciclos cerrados
ni tantas olas
ni tanta piedra impreguntable
ni tantas cordilleras como heridas sin significado.

Sería bonito estar cansado.


Ser borrado.

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poesía
Caer en nuestros daños
y no recuperarme.
Acostumbrarme a caer.
No salir para no tener que entrar.

Pero la belleza se refleja en mis nervios…

Digamos
que me rodeo en estos versos,
por la incapacidad de aceptar ¿Y por qué espulgar las espinas,
que mi sensibilidad si yo no quiero ser lento
no tiene orillas porque tú no quieres ser rápida?
ni precipicios, ¿Acaso, aunque yo te ame
llega rotunda y extensiva, como una colección de estímulos,
creativa en saltos, aunque tú me entregues todas las
en suspendidos humos excitados culturas en tus labios,
y pezuñas topetadas. somos obvios en la unidad?
Alguien es obvio en la unidad?
Digamos Dime,
que mi pestilencia alguien?
se debe a la sobredosis del tiempo;
que me hace valorar mis arrugas Entonces ven,
como si las excavara yo mismo, atravesemos el tiempo
que me hace arañar las emociones hasta lo ridículo con un juego de látigos si hace falta.
y predecir, Ven,
ese jifero que profetiza en la frente, con recogedores en las lágrimas.
ese ritmo de migrañas: Ven,
estampidas de mi existencia. ya hemos pasado muchos sabores,
duros, secos, agrios, acabados.
Sí. Ven a esta última cornisa,
Llevo una jaula para retener tus inercias la que yo quiero coronar,
y copies las mías: donde yo quiero morir ausente del frío artificial;
“Venga Irene, túmbate,
salta hacia mis ojos. hagamos el amor como extintos animales.
Tiembla barroca ante la trompeta Ven,
que sobresalta en la nostalgia. quememos nuestros sueños con presteza roja y
Sea tu vida una acrobacia. asesina.
Una discusión de pétalos caídos Aquí estoy yo,
como aspersores impúdicos. y tú,
Camina interrumpida en los aromas, cegados que no envejecidos.
desinfla el tomillo en tus manos. Aquí está mi lápida,
Aquí estoy yo, mi sello,
y quiero que me dividas en ti.” mi destino.
Si tú quieres… tu lápida
No es manipulación, tu sello
es que mi corazón tu destino.
es un salto de flores; Aquí tu y yo,
y las flores puros de dudas,
conducen al tallo puros de consecuencias,
y el tallo inmortales apagados.
conduce a las espinas.

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poesía

Poema de Jesús Vidal

Libitinarius 2

La puerta color avellana nuevamente decorada


pide el paso de los siglos, caben los buenos espíritus
a partir del rubor imprevisto se hacen lícitos
gestos temblorosos, vigor de la vista
apasionada y curiosa, presintiendo
coqueteos y gitanerías tal vez esa piel aterciopelada guarda hálitos
de cariño o un momento divino, azarado al caer
en un mullido colchón de lana
pronuncias un nombre que debe ser inglés, dos breves
sílabas, aprietas embelesadísimo
dos manitas calientes tiznadas de miel, atolondrado
creas un cirio encendido, el incienso, un minino
doméstico de erizada pelambrera, la muerte del odio
sobando dos tetones turgentes, olisqueando asombrado
el sexo de oro, o fraile escapado del convento
purgaba sus delitos con la moral derrotada, y es amor
lo que no tienes.

El amor no es un frasco de sales milagreras, es


masturbarse agazapado a una cría
drogada, abatir las calumnias que escinden
el pensamiento y aprobar
el beneficio del espíritu ambidiestro, menguando
lamentos antes del último del penúltimo paso, nunca vejez.

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poesía

Poemas de Paco Granados

Oda al descuido

Predeterminados, pretendemos escaparnos de lo inminente.


Cual forajidos, nos vamos, el lapso de tiempo que nos permite
el descuido, la mirada afónica, el absentismo corporal que como
un rayo de luz nos traspasa en determinados momentos del día.
Paréntesis que ni el olvido absorbe. Titubeos en la
direccionalidad espartana. Bienvenidos sean pues, vengan en el
momento que vengan, sean como sean, nos inserten en la más
agarrotada entropía o nos descubran la lucidez del emisario.
Los descuidos. Esos descuidos. Dejemos que nos inunden,
aunque más tarde y cansados lleguemos, a la hora de comer.

Pasamontañas

Una línea roja merodea mi estancia como una luciérnaga


hueca en busca de su infancia. El niño, en su magnífico espejo
cóncavo suelta carcajadas de su boca. Mi niño. Un río y su
luciérnaga juegan y lo llenan todo de silencio. Mi cuerpo está
caliente. Y el ocio se deposita en mi frente como un acueducto
vacío de gloria. Seco. El niño y su lancha acuática en el interior
del desierto que los recoge. Ella se aposenta flaca en mi
memoria. Se lleva al niño.

Después del abandono

Quítame las ganas de verte, la agonía, elimina las conchas


que me crecen de los párpados, por las tardes, cuando no estás y
ya me doy cuenta de que quedan pocas horas para la noche y
otro día aparece como una siniestra repetición de un acto
inservible. Quítame las ganas de matarte, la víscera que me
recorre de imaginar tu cuerpo desplomándose para que pueda,
como un animal, lamerte las oquedades abiertas, y por fin
coronarme con la gloria de tu último perfume. Quítame el odio
que te guardo que me quema por dentro y me arrastra a verte
perennemente en mi memoria. No dejo de estudiar cada detalle
de tu cotidiana miseria, la forma que tienes de coger el cuchillo
de la cocina, la conversación ineficaz que tratas de cuajar
siempre como frente a un espejo que te derrocha belleza, espejo
que soy yo con la boca tapada. No te deseo otra muerte que la
que pueda darte yo misma, no deseo otro cuerpo que el tuyo
desnudo y yo llorándote vestida, como una virgen del odio y del
ocaso. Y entonces te tomaré realmente, por todos los impulsos
destronados, por ser el muñeco de mi regazo que a mi antojo
abro y cierro, pongo un ojo donde una nariz, pinto un labio roto
donde ni siquiera hay boca, y todo, porque no puedo perdonarte
estos años de captura, y ahora, ahora que soy libre, las calles son
un irremediable laberinto que recorren la misma celda, insípida
vacía de tu brutal carcasa. Me robaste, el derecho a odiarte. Y no
te lo perdonaré nunca jamás.

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poesía
Poemas de Missael
Sueño que no podía salir de una piedra

La tentación, pasión de los vivos en la tierra, y de los extras-terrestres.


Removiese la corazonada, peces de la cordura.
Querer ir ir irse y no poder, contra un cielo abierto y estas putas rejas color desesperanza,
[y este ataúd azul de esquizofrénica mirada.]
La ten-tación, iris de ira que chispea donde falta lumbre.
Las ten, las well, los fisty fisty, ahoguemos la ternura del demonio.
El sueño conectado a Internet del intro-subconsciente sin puertos de ZAA-lidas.
El sueño inalcanzable, un platónico plato barato de comida.
Para el sueño su cráneo era un manicomio de concreto.
Yo sujeto de veintiocho años
en plena infacultad de mis conclusiones mentales
afirmo:
en la realidad viaja la metáfora libre, de un corazón.

2 4

Soy un tipo lejánico con pánico al opioso recorrido Cayó la luz como cristal contra el piso
recluido dios en la fe de la palabra hecha de silencio está la voz del fallecido
habrá de haberse visto el daño del terruño Prólogo es el tiempo de los tiempos que vendrán
Ruño compadre Carne o ceniza
compadre en el viento todo queda revelado
compadre hasta cuando… Los inviernos debajo de los ojos quemaron nubes
imperialista hizo nido en el pensamiento la tempestad
gringo ayer tuve un día ayer quiso ser pasado
loqueo Se abrió el libro y la vida fue río de palabras
bronca y la vida fue risa y razantrole
comunista
coca cola opípara y mangarala
dólar ojíjuli y samandranela
dolores qué sé yo cómo pudo ser
pobreza yo que nací de un golpe y sin zapatos
Si me pisas te rajo la vida yo que crecí en el hambre con sueños dulces
con los dientes rotos y pintoresco
3 nunca sé soy el azar
mi corazón camina
Dentro de un círculo encerrado por nostalgia los pies palpitan
horizonte de amores mares que naufragan la mirada vuela
en el barco de la vida Estuve dentro de ti como un latido que no muere
La isla reposa después me hallé dentro del vientre de la tierra
las grietas del holocausto son venas de la tierra como quien huye sin dejar rastro
caminos que separan cauces de la memoria como quien prefiere quedarse de semilla perpetua.
Luz devora el miedo de la noche que gravita
en mi lienzo gris
Enero naciente al pie del fin
arboalmanaque rampanpán
y al fue pa’ qué que ya teolvío
cucara macara caramelo
mata la camisa que te comió la cucaracha
cabeza de homosabetodo
dentro de un círculo vacío retórico
retorcido retruécano
recurso que recorre sin rencor
rincones del corazón para salvarse.

página 1 4
poesía
Poemas de Moira

Kiss, Kass, Katherine Séptimo disfraz


Mi flamante esposo se olvida
Primer disfraz abandona mis dolores,
Llevo relucientes cachetes, mi esposa los cuida tiernamente.
vestidos blancos de niña feliz, He ido rompiéndome
mis padres me quieren mucho. y todo duele,
Me casaré con este prometedor joven, pero,
tendremos hijos. “en primer lugar, soy una escritora”.

Segundo disfraz Octavo disfraz


El colegio es maravilloso, Apenas unos pasos hasta el tilo,
tengo dulces amigas acaricio sus pechos, dos libros que me cuesta leer
son blancos aletean. y sí,
Les hago historias muy raras tal vez la última taza de té.
mi vida es fascinante. La última carta,
les dejo todo lo que escribí,
Tercer disfraz es lo que soy.
Oh, yes, I’m miss Beauchamp,
coqueteo con todos con todas Noveno y último disfraz
y me aman por igual Este, el sitio definitivo,
voy a Londres, puedo afanarme con leña y vegetales,
donde podré vivir otros sueños. La Prieuré ocultará mis vestidos.
seré rica, famosa. Ya viene el último acto.
Voy …voy a Londres. Ya muero.
Este es un buen lugar,
Cuarto disfraz todos están en él y lo desconocen
Vivo en amores diversos y convulsos este es un buen lugar
pero me casaré tranquilo oscuro
y seré libre.
Ella, Ya he muerto… antes.
la que me ama cuidará de que así sea
tendré aventuras,
y, sí,
me enfermaré para toda la vida.
Nadie quiso dejarlos allí
Quinto disfraz
Ahora publico lo que escribo, Podía bañarse desnuda en el lago,
he elegido a un joven prometedor, espiar la fascinante premura con que reposaba él,
muestro mis ropas llamativas… actor de minúsculos gritos,
mis poses apenas ecos entre las grietas del pueblo.
tengo amigos ellos me protegen
también un sombrío amante, Debían engañarse con las mismas figuras misteriosas,
de quien no podré ya separarme. descifrar las tardes, ridículos rituales.
Él deshacía la hierba con gestos leves,
Sexto disfraz miraba el agua sucia del lago,
Esto sí es un auténtico “pájaro negro” prefería lastimarse de estos modos,
nada ya será igual, casi una mujer y podía atropellar el silencio con su gracia.
viajo,
me caso, Ignoraban la bendición de cantos que ella no conocería
viajo, [otra vez,]
y escribo cartas y cuentos. un lamento grave sellaría todo enigma,
Quiero que todo sea primavera, derramándose como sólo el dolor puede hacerlo,
para nosotros. el dolor, que es silencio.

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poesía

Poemas de Nelo Curti

A propósito de Bach

Lo primero es ahorcar
su abrigo
al respaldo de una silla, después, Como si no
como si Bach
hubiera pensado en esta noche, Dame, te doy,
poner un disco, me das,
y luego extraños peces quebrá
resbalando por la voz, el cristal de las ideas
hasta que al fin o quedate nomás
en un silencio se desnuda desnuda
y parece que acaban de nacer, ante los coches que obedecen
ella, la ciudad, los mitos, las miradas del semáforo,
el mar dame aunque yo no,
agazapado, como la lluvia
tibio, que alquila
dudando entre sus pechos. los balcones de este jueves
y no reclamará,
2 mañana, las flores.

Creí que Bach era más importante que el panadero de mi esquina,


hasta que tuve hambre.

Destiempo

Ayer fue hace casi un siglo y estábamos desnudos.


Dios dejó de molestar, también el miedo. La jauría de
sus pechos no es asunto de palabras, yo nací debajo de
su ombligo y liberé las risas de mis hijos, todo cantó, y
al almanaque le salieron mal las cuentas.
Era de día, dicen los periódicos, las señoras que
huelen a café y a pan tostado, pero las oficinas y las
fábricas acababan de rendirse ante esos hijos que
mojaban los tobillos del futuro.
No sé si nos dormimos o bajaron musas a violarnos,
no teníamos historia ni mañana que cumplir,
estábamos desnudos, creo que ayer, hace más de un
siglo, mucho más lejos que el recuerdo.

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poesía

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cuento
y el amante de mi mujer llegaba justo a tiempo
para salvarme cuando ella empezaba a
inquietarme con preguntas tontas y molestas.
Pero todo tenía un ritmo, comenzaba muy tenue
Un domingo sin laguna y luego iba cobrando vida, como una especie de
música o mejor dicho de ópera, y si más largo se
Luís Loitey hacía el día, más se enredaban las cosas ganando
dramatismo. Por ejemplo, hacia las 9.00 de la
mañana ella comenzaba a pensar que yo debía ir
al mercado, comprar unas tiras de asado y
algunos chinchulines, y volver rápido para
prender el fuego. Entonces se iniciaba la función:
-¡Qué lindo día! ¿Vamos a ir algún lado? –me
decía, porque ella siempre cometía barbarismos
sin saber lo que era una sinalefa.
-No creo que vayamos a ningún lado, la playa
no me gusta porque hay mucha arena y no me
gusta comer arena –le dije como si ya estuviera
Cuando yo era chico iba a la escuela número fastidiado de decirle lo mismo, aunque en
52 y tenía una tía que se llamaba Chiquita. Si bien realidad casi nunca se lo decía, simplemente lo
ella contaba con muchos años, tenía el cuerpo pensaba y me hacía el distraído y esto permitía
muy pequeño, como todos los que íbamos a la que siguiera la función.
escuela. Había días en que ella nos llevaba y -Entonces podemos comer un asadito –decía
algunas madres pensaban que era una alumna con tono firme, y agregaba: -Andá a comprar
que no se quería poner la túnica ni la moña, pero unas tiritas de asado y algunos chichulines y
luego se daban cuenta de que ella ya era grande hacemos un fueguito.
porque no entraba con nosotros al aula. La Tía “Hacemos un fueguito, dijo el mosquito”
Chiquita siempre nos decía que cuando nosotros pensaba yo, pero en el fondo prefería que no se
fuéramos grandes, seguramente íbamos a querer entremeta a ayudarme en ciertas cosas, porque
seguir siendo chicos y que esto lo iríamos a ella tenía una facilidad asombrosa de
recordar algún domingo, cuando contemos con acomplejarlo todo. Por otro lado, a mí no me
una familia y una casa que cuidar, porque a las molestaba tanto el humo como la arena y ella lo
casas hay que estar arreglándolas y pintando sabía claramente, y a esta altura era obvio que
siempre, sin tener tiempo para divertirnos, jugar cuando me hablaba de ir a la playa solo lo hacía
o hacer lo que a uno se le antoje. Además la Tía para presionarme a hacer el asado, dado que se
Chiquita nos repetía que los domingos son los me hacía muy difícil darle dos negaciones
días en que uno piensa estas cosas y luego se seguidas.
olvida, y luego de olvidarse uno las cosas que Así y todo yo trataba de que ella no se saliera
piensa, también se olvida de los domingos, con la suya tan fácilmente, y me fijaba si había
“porque los domingos son todos iguales” y que algo de viento o usaba a la vecina como excusa,
lo único que se recuerda es la estación del año en pero allí las cosas pasaban a otra dimensión:
la cual se encuadra ese domingo, es decir que -María colgó la ropa en la soga de atrás –yo le
uno puede recordar si es otoño-invierno o afirmaba.
primavera-verano porque, o estaba abrigado -Quelacuelguedondequiera –decía ella, y yo
hasta el cuello o andaba “en panza” y con las empezaba ya a darme cuenta de que no se
ojotas puestas. necesita nada para hacer estallar al mundo.
Pero creo que en algo se equivocó la Tía Sin embargo, había algo de razón en lo que
Chiquita, porque yo recuerdo muy bien los yo le afirmaba, porque María era muy buena
domingos y si ahora me estoy acordando de ella, conmigo y siempre me regalaba dulces o
de la Tía Chiquita, es porque ya soy grande y ha berenjenas en escabeche que ella hacía porque, al
pasado tiempo y de igual modo, también me llega parecer, se aburría mucho en su casa. Tenía hijos
clarito el domingo aquel en que fuimos con mi grandes y su marido no estaba demasiado tiempo
mujer y su amante a pasar el día en la laguna. Era con ella y al principio yo pensaba que su
uno de esos días de verano en que yo veía pasar verdadero afecto era la casa, porque se la pasaba
el sol tirado en la reposera en el patio de mi casa, lavando, limpiando y cocinando para volver a

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cuento
limpiar nuevamente. Pero parece que no era su me había dicho de María y la relación que tenía
verdadera pasión: mi mujer me decía que María con lo que decía el documental, pero para
se pasaba la vida limpiando y cocinando porque entonces ya estaba de mal humor, porque
tenía “la vida aburrida”. Yo a veces dudaba de Alejandro nos esperaba para dar una “vuelta por
que esto fuera así, porque cuando mi mujer me ahí”.
decía “estoy aburrida”, yo me la encontraba Cada vez que se ponía de mal humor, me
tirada en la cama, mirando la tele o limándose las apuraba para que hiciera cosas. Siempre sucedía,
uñas, y encima me pedía que le hiciera la comida y cuando yo le hablaba mucho ella me endilgaba
o insistía en que yo hiciera “un asadito”, como “por qué no te ponés arreglar la persiana del
sucedió ese domingo que todavía recuerdo a cuarto questá rota hace meses”, entonces me
pesar de lo que decía la Tía Chiquita, “que los tenía que callar para ir en busca de la caja de
domingos se olvidan porque son todos iguales”. herramientas. Pero no era siempre así, porque los
La cuestión es que ese día a mi mujer se le domingos, como cuando llegaba Alejandro, yo
fueron las ganas de molestarme con la playa y el tenía que dejar todo lo que estaba haciendo “para
asadito cuando parecía que la función se ir por ahí” y teníamos que salir rajando “para
transformaría en una verdadera obra dramática. provechar el día”, como me decía sinalefeando.
Por suerte, en el momento justo, llegó Alejandro Ya les anticipé que Alejandro siempre nos
(no extrañamente solo) para invitarnos a “ir por llevaba a la laguna, pero este domingo que estoy
ahí, a dar una vueltita en el auto”. recordando (a pesar de la Tía Chiquita), se le
Para Alejandro “ir por ahí” siempre ocurrió ir para el lado de Miramar. A mi mujer ya
significaba ir a la laguna y creo que lo hacía le parecía excitante subir al auto y salir sin rumbo
porque a su propia mujer le resultaba ingrato ese fijo. Siempre se quejaba que yo era muy
paseo. Yo llegué a pensar que ella nunca lo quería metódico, muy “señor planificación”, como
acompañar, pero ahora veo que él lo hacía a decía. Pero cuando me tiraba al sol, en la
propósito ya que sabía que ella no aceptaría ir a la reposera del patio de mi casa, ella comenzaba a
laguna. Siempre nos argumentaba que “ella planificarme el día sin que yo le pidiese nada.
nunca quiere salir, es como los topos”, decía, -Andá al mercado y comprate unas tiras de
pero yo una vez vi un documental por televisión asado y algunos chinchulines –me mandaba.
que mostraba a los topos. La familia se constituía Al fin, ahora era diferente. Ya en el auto
por el padre, la madre y generalmente mellizos o rumbo a Miramar, todas estas pequeñas
cuatrillizos, porque nacían todos el mismo día. nimiedades se pasaron por alto y se podía ver a
Cuando eran dos se decía que eran mellizos, pero mi mujer mucho más alegre que cualquier otro
cuando nacían cuatro, en el documental no se domingo, principalmente de los domingos en que
decía que eran cuatrillizos, y esto era porque ellos estaba solamente conmigo. Ahora ya se había
ya sabían lo que iba a pasar, que al final sólo iban olvidado del asadito y los chinchulines, y cuando
a quedar dos. El relator terminaba por confirmar llegamos a Miramar compramos unos sánguches
que de los cuatro “solamente sobrevivirían dos, de milanesa en una rotisería del centro. Luego
por una cuestión de supervivencia”. En este caso anduvimos por la costanera, enfilamos para el
la madre abandonaba a los más débiles lado del vivero y a pesar de que el paseo me
quedándose con los “más vigorosos”. Pero hubo parecía muy abúlico, yo notaba que había mucha
un día en que yo vi otro documental sobre las energía en mi mujer. Llegué a pensar que era
“hienas de la sabana africana” y dijeron que “por porque estábamos en lo que llaman el “Bosque
una cuestión de supervivencia” la madre trata de energético” pero luego me fui dando cuenta de
tener muchas crías para “aumentar el número de que no era por eso, sino porque a ella le gustaba
miembros de la manada, y así poder defenderse “dar una vuelta por ahí”.
de sus depredadores”. Yo me quedé algo perplejo Era evidente que ante esta nueva excursión
con esto de la “cuestión de supervivencia” y me que nos llevaba Alejandro, él esgrimiera sus
imaginé que si nosotros fuéramos topos dudas de no haber ido para la laguna, así que
deberíamos vivir como María, la vecina, metidos después de un rodeo por la ciudad de Miramar,
en las casas limpiando y cocinando, pero con más decidió ir hacia la localidad de Mar del Sur, que
gente, como lo hacen las hienas aumentando la es un pueblito costero y tiene menos que ver
manada. Cuando le comenté esto a mi mujer, ella –desde el punto de vista visual– que el propio
ya se había olvidado de lo que me había dicho y Miramar. Concluí en pensar que el nombre de
me preguntó “qué carajo tiene que ver María con mira-mar iba más acertado a mar-del-sur, porque
los topos y las hienas”. Yo le recordé lo que ella sin discutir la parte geográfica, lo único que

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cuento
vimos en Mar del Sur era más mar. Se podría habían caído mal los sánguches de milanesa,
haber llamado Mira-mar-más al sur, pero es porque en un momento a toda mi compostura
indudable que al nombre se lo han cortado para debí agregarle el des- desagradable de toda mi
poder nombrarlo más fácil. des-compostura. Comencé por remar más rápido
En toda esta conclusión, también debo sumar pero como Alejandro estaba remando a babor en
que paramos en la laguna que está entre estas dos otro ritmo, el bote comenzó a girar, primero
localidades, y allí pude darme cuenta de que todo lentamente y luego de dos o tres círculos, se fue
este viaje era para eso: Llegar a otra laguna. acelerando y acelerando y giraba ociosamente en
A pesar que llegamos para la hora del mate, el mismo lugar. Ahora veía pasar los juncos, las
mi mujer no hizo mayor objeción en dejarlo para garzas, y el muellecito con el viejo que alquilaba
después y poder dar un paseo por la laguna, ya los botes, todo en una secuencia inusitada,
que allí alquilaban botes. Las tarifas de los botes tomando cada vez más velocidad como cuando
saltaban de dos en dos, es decir, nosotros era chico y me subía a las hamacas voladoras o a
tuvimos que alquilar uno que era hasta para las “palomitas”, y de nuevo los juncos, las garzas,
cuatro personas pero con dos remos, o sea que el muellecito, el viejo, y zum, junco, garza, muelle,
cuanto más se pagaba, menos se recorría la viejo, zum, junco garza muelle viejo, zum, jun-gar-
laguna, porque el remero siempre tenía más mue-vie… Me desvanecí.
lastre. Lógicamente aquí el lector puede intuir de Cuando desperté estaba tirado sobre el pasto
quién fue la idea del paseo en bote y –ante la y mi mujer y Alejandro tratando de despertarme.
desmesurada alegría de mi mujer– opté por no -Yo estoy despierto –les dije, pero al parecer
hacer mis acostumbrados comentarios tibios de ellos no me creían, porque me miraban como si
oposición. Subimos los tres al bote pero parecía les dijera cosas extrañas.
que éramos muchos más, porque cuando los -Te descompusiste en el bote y tuvimos que
comparábamos con los demás botes que había en volver al muelle –dijo ella.
el lugar, el nuestro quedaba más hundido, como -Sí, me vomitaste todo –dijo él.
que había un extraño sobrepeso que no -Son las milanesas –dije. –Cuando como las
alcanzaba a distinguirse. que hace María me pasa lo mismo.
-Es la “atmósfera pesada” –alcanzó a decir mi No me contestaron, pero me seguían
mujer cuando yo empuñé uno de los remos. mirando como si hubiera hecho algo malo. Al
A los dos minutos en que empezamos a fin, tuve que decirles:
remar sucedió algo más raro. Yo no sé si fue la -También me da flatulencia –les dije. Yo
visión de verla a ella en la proa del bote (como quería saber en realidad si mientras estaba
un mascarón de proa al revés) o si realmente me dormido se me había escapado algún pedo.

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cuento

Noticias de un país acomodado


Nelo Curti

El país va quedando acomodado, tranquiliza Por nuestra Avenida Principal pasa un coche
saberlo. fúnebre, que tiene a bien detenerse para recoger el
Los barquitos simétricamente amarrados a los cadáver del felino calcinado.
muelles, las damas a la izquierda de los damos, el sol Tras una hora, por fin los Rufinelli se deciden:
entrando en el garaje. “Lo de siempre, gracias”. Aunque es fácil de
La mantelería ya reluce en el restaurante de memorizar el camarero apunta en su pequeña
nuestro hotel vacacional y algunos comensales libreta “lo de siempre”, obviando el “gracias”, que
estudian el menú. El maquillaje de la señora considera dentro del botín de su propina.
Rufinelli es francamente incomparable y su marido Los engranajes de la noche están bien aceitados,
la contempla, anonadado. Un poco más atrás, la como es lógico esperar en un país civilizado.
familia Maupaussant al completo celebra una de sus Los comensales disfrutan del aperitivo, el primer
muchas efemérides. Junto a la ventana, en su diván plato, el segundo y ahora la señora Rufinelli finge
de siempre, el señor Casals medita exportaciones, y no estar capacitada para la ingestión del postre,
a través de los cristales vemos aparecer el aunque todos sabemos que, para no estropear la
majestuoso coche –un momento, hay un gato tradición, se abalanzará sobre la tarta de tiramizú
defecando sobre la alfombra de la entrada. ¡Agua con fresas antes de que el camarero la pose en la
hirviendo, por favor! Ese bicho quiere jorobarnos el mesa.
país, correcto, gracias, ya está limpia la entrada y de El señor Casals levanta el índice derecho, dando
su majestuoso coche desciende el matrimonio a entender que ha concluido su jornada financiera y
Larraín-. nuestro recepcionista puede llamar a su señora
La temperatura es de 23 grados, hay luna esposa para que baje de la suite.
creciente y, como corresponde a un país organizado, Los Larraín abandonan, siempre descalzos,
no sopla viento alguno. nuestro restaurante y esperan en la entrada la
Los Larraín hacen buena pareja, aunque ella es llegada de su majestuoso –un momento, se han ido
levemente más alta que él, por lo que nuestro sin pagar. ¡Agua hirviendo, por favor! Estos
recepcionista se permite aconsejarles que lleve él los miserables quieren saquearnos el país- correcto,
tacones y ella mocasines. Tras el cambio de calzado gracias, ya esta limpia la entrada y el majestuoso
se sientan en la mesa contigua a la del matrimonio coche pasa sobre los cuerpos calcinados de sus
Rufinelli, que permanece como embalsamado en la antiguos propietarios.
autocontemplación. A su lado espera un camarero y Casals y esposa dialogan junto a la ventana, los
cada tanto se rasca la nariz para que sepamos que Rufinelli regresan a la autocontemplación, la familia
está vivo. Maupaussant al completo piensa ya en su próxima
Los Larraín ya conversan parsimoniosamente, efeméride, las luces decaen débilmente, sólo resta el
aunque al llegar a la mesa tuvieron un momento de café y acaso alguna copa, nunca más de tres.
vacilación en el que debatieron, por responsabilidad En la cocina, por la dudas, han puesto a hervir
de los zapatos, si ella seguiría siendo ella y él más agua, no vaya a ser que algunos insensatos
continuaría siendo él, acabando en la decisión de intenten desacomodarnos el país.
descalzarse para convertirse definitivamente en
“ellos”.

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cuento

Retrato de una familia numerosa


Nelo Curti
Somos una familia numerosa y el día trajeron de distintos puntos del país a la
de Navidad, sin excepciones, comemos parte emigrante de la parentela.
juntos. Mis primas Maribel, Merche y
Alquilamos el estadio del Social y Rosaura dirigen la preparación de
Deportivo Cachafaz, no sólo por aperitivos y ensaladas. A Rosarito y
comodidad, sino también porque a Garcilasa, las ovejas negras, solteronas,
vecinos y curiosos les agrada presenciar les reservamos la peor tarea: distribuir a
el evento. los familiares según afinidades
Tía Isabel y sus doce hijas menores espirituales y económicas. Los
se encargan de colocar la mantelería y miembros de la rama próspera quieren
los arreglos florales. Para confeccionar estar siempre en el centro de la cancha,
estos hubo que saquear la noche atalaya desde el que controlan el
anterior ajardinados públicos y privados, desarrollo de la gala. La clase media,
todos, en suma, menos los del empresarios de cafetería o minimercado,
Comisario, el Juez y el Intendente, prefiere los bordes de las áreas o puntos
cargos que en nuestro pueblo recaen intermedios entre el círculo central y las
sobre la misma persona, el señor tribunas. Luego quedan intelectuales y
Nicasio Juárez, mi padre. empleados de la construcción, que
No es que seamos una familia colocamos en la pista de atletismo, por
influyente, adinerada o con títulos su proximidad con mingitorios y
nobiliarios, sino que somos muchos, y cantinas.
barremos para casa. Somos una familia numerosa y el día
Llegan denunciantes –cada vez de Navidad, sin excepciones, nos
menos- a la Comisaría Central, llevamos bien.
reclamando rosas y geranios, pero mi Tío Gerardo olvida por unas horas
padre les explica que como Comisario que su hermano Nicanor descosió a
está de vacaciones y sin denuncia por balazos, sin querer, a cuatro de sus
escrito el Juez no puede obrar, menos novias. “Cosas de la adolescencia”,
en esas fechas en que el Intendente comenta, indultando al homicida.
prepara con toda su familia la La Nona Ignacia perdona a primo
celebración de Navidad. Resignados se Alberto, que cada tanto la viola. Mis
retiran, no sin antes aceptar la invitación hermanas Luisa y María Marta fingen no
para vernos comer desde la primera fila. saber que Madre las espía cuando
Mis hermanos cuarto, octavo y intiman con sus novios, y en definitiva
vigesimosegundo se ocupan de todos, de una u otra manera,
controlar los accesos al estadio, registran disculpamos ese día alguna traición o
a los asistentes y les obsequian un asesinato.
pequeño folleto con fotografías de Es ya mediodía, en las gradas no
nuestros ancestros y relación detallada cabe un alfiler, tampoco sobre el césped.
del menú. El asado humea dividido en cuatro mil
El aparcamiento lo vigilan seis de trescientos platos, desde algún rincón
mis tíos maternos, aunque el ochenta del cielo Dios bendecirá la alegría de sus
por ciento de las plazas las completan, hijos, esperemos nunca se pregunte por
desde bien temprano, los autobuses que qué techamos las tribunas.

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cuento

Espectador
Rolando Revagliatti

Los ojos saltones del hombre que en la


actualidad es de Monte Castro como antes lo fuera
de General Rodríguez, antes de Villa Riachuelo,
antes de Lincoln –hombre que conserva gratos
recuerdos de sus primeros años, en una chacra,
dándole de comer a las aves de corral o potreando a
sus anchas con los amigos-, esos ojos saltones se
posan desde una cuarta fila sobre la superficie
impecable de una morochita de aire abúlico, que al
son de un corrido mexicano cabalga desnuda sobre
el palo de una escoba, remedando a una precaria y
sumamente contemplable especie de bruja.
Los ojos ávidos del hombre de chomba
amarilla, pantalón beige y mocasines –hombre que
ayer permaneciera enfundado en un traje a medida,
debiendo comparecer en un juzgado como testigo
de un hecho de sangre, y que hoy formalizara
compras en firmas mayoristas, para así abastecer
sus tres locales de librería escolar y comercial-, esos
ojos ávidos se posan ya desde la tercera fila sobre
las nalgas sobrecogedoras de una falsa mucamita
que mientras baila cha-cha-chá sólo cubierta con un
delantal, plumerea falsamente el sofá arratonado a
foro.
Los ojos súbitamente opacos del hombre que
hace un buen rato abonara en la boletería del
burlesque 15 australes con tres billetes nuevos, avezados se posan, ya a un metro escaso del
después de tomarse un capuchino con edulcorante proscenio, sobre la vulva magnética de la
artificial en el barcito contiguo al cual chicas muy arrodillada pelirroja que se fricciona en
maquilladas entraban y salían por una pequeña esperpéntico frenesí –a poco más de un metro del
puerta lateral, y que en el barcito, alternándose, hombre- con una convincente hortaliza, mientras
bebían té o café y comían un tostado o una media el gran maestro Toscanini acompaña desde el disco
luna con jamón y queso, esos ojos súbitamente con su inconfundible pericia musical.
opacos se posan, desde la segunda fila, en las tetas El hombre saltón, ávido, súbitamente opaco y
siliconadas de una artista del destape total que se avezado, posándose todo él en el escenario, a puro
complace en bambolearlas marcialmente –oyéndose tango canyengue, horas después, durmiendo,
un toque de clarín- sin dejar de sonreír mientras, interpreta a un inevitablemente fálico y regocijado
mecanizada, provoca a su platea de machos. puente corporal que vibra, ante un público
Los ojos avezados del hombre que a principios fantasmático, con sus dos pies dentro de los
del próximo mes lucirá su ligera pancita en playas genitales de su madre, y la cabeza embutida en los
patagónicas a las que arribará en su automóvil de de su hermana menor, seres amadísimos, hasta que
marca japonesa y que hoy cargó nafta, cambió filtro una polución monumental de estofa atávica, lo
y aceite y agregó un mejorador de combustión, y despabila horrorizado en su cama de bronce.
que pagó con Carta Franca en una YPF, esos ojos

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cuento

Transformaciones
Rolando Revagliatti
Desde la esquina del antiguo bar Ramos me Dirigiéndonos hacia Callao absorbí la información
sonrió sin detenerse, o deteniéndose algo, lo usal, de que estaba menstruando. En el taxi que nos
sola, pantalones azules (no de jeans), blusita, a trasladaba a Parque Patricios me investigaba más
punto de cruzar Montevideo. Interrumpí el paladeo –recuerdo- y me aprobaba. Dejamos de confluir
de un Reval, desocupé la mesa pegada al ventanal, y cuando procuraba yo cerrar la puerta de calle de mi
de pie pagué al mozo la consumición y le agregué casa: su desacompasada avidez me avasalló como a
propina. Calor, impecables pantalones verdes, un novato, pulverizando el júbilo, cediendo ambos a
camisa con charreteras, la seguí hacia Paraná, y un coito rápido y desabrido. Cargando con la
como retomando una conversación vivaz la empecé decepción y el enchastre (antológico), me dí una
a conocer. Yo todavía tenía buena mi dentadura, así ducha insuficientemente reparadora, mientras ella
que la lucí, y de paso, los hoyuelos. Cenamos en hojeaba, encima de cuatro pliegos de un toallón,
Pepito cazuela de pulpos y popietas de pescado en apuntes de la materia Psicología Enmendativa. Soñé
un rapto de sólida y confluyente inspiración esa noche. Soñé que me ahogaba en una laguna de
marinera. Estaba –me transmite- en una impasse sangre espesa, y que ya muerto, mis miembros se
sentimental con un señor nacido en la misma descomponían hasta alcanzar una condición líquida,
década que su padre, estudiaba psicopedagogía, y aun siguieron transformaciones de un orden
trabajaba en computación, vivía en Belgrano, frente seminal multicolor. Muerto, moría un poco más, y
a las barrancas; me proporcionó todos sus números hasta mis gusanos se asfixiaban envenenados y
de teléfonos. Tras copa helada compartida, nos rabiosos.
introdujimos en un cine. ¿Cómo no metaforizar
señalando que éramos dos brasas durante la
proyección, si justamente éramos dos brasas?

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nombres propios

Giorgio "Il Barbone" Tagliatella


Pero...¿existió mamá Margálida?

Entre paredes untadas de humor adusto, un estirar la jornada, mitad una sirena que ahuyentara la
tonel lavatorio más miedoso que limpio, tronos posibilidad de continuarla. Tan difícil era ganar
ignorantes de lo que el profundo descanso del como perder.
cuerpo humano significa, taxidermias Tagliatella Aún sabiéndose víctimas de una proeza sólo
repasa la caligrafía descuidada que ofende la comparable con las de Weissmuller, o su
biografía materna: Mamá Margálida pavonea las compañera, los muchachones apostaron tras
carnes en el capítulo uno y no descansa hasta el deliberación. Se compartieron antecedentes. Los
noveno, retoma en el décimo y muere, Margálida. siete habían frecuentado a la pelusa Julieta, a Rosa
Formó parte, en sus años mozos, de la caterva de “Crin” Ortega, y escuchado las historias de una tal
deformes que el circo Hermanos sean unidos expuso al Susana “Piel de Zapa” Almagro. Decidieron jugarle
sur de Italia mediando el 900. Mamá Margálida a la planta del pie. Se hizo un sepulcral en la sala,
trabajaba de mujer peluda. El speaker que ofrecía el Margálida sonrió, elevó las piernas hasta donde el
show pregonaba así: abdomen lo permitía y, sorpresa. Uno de los
muchachos amagó un vómito. Otros dos lo
¡Adelante señores, ausculten este prodigio del ejecutaron. De atrás salió un cuarto que, sorteando
reino animal, la danza del cabello, la señora que el fangal y jugándose las reservas para el tinto, puso
conoce rizos donde otros únicamente soban tersura. en los cuatro vientos: “En las tripas”. Margálida no
Déjese seducir, joven, por un paisaje digno de la sonrió esta vez. Pidió al speaker toallas y agua fría.
pampa húmeda, donde asoma ora un flequillo, ora Los muchachos no podían suponerlo, pero la peluda
un cañaveral moreno. Pasen, apuesten y ganen 50 estaba de cinco meses. Margálida empujó con fuerza
guitas si adivinan el lugar donde no nace un pelo en tal que encaneció su zona genital. Fruto de esa
Margálida! pujanza vio la luz un Giorgio prematuro, enseñando
un rulosa cabellera y sentenciando a los muchachos,
Entraban a la carpa grupos de seis o siete incluido gesto de complicidad, a una noche sin
muchachones, generalmente turbados desde el parranda.
vamos. Margálida impresionaba bien estuviera toda
ella cubierta de seda, como estaba, si acaso
enseñando un piececito más pariente del escobillón
que de la extremidad andante. Los mirones, quietos,
suenan una moneda contra el suelo y Margálida
revela un muslo, un codo, allá donde la espalda
pierda su nombre, y los turbados no dejan de recibir
pelo tras pelo. Sincerando, no todos los cabellos
eran veraces. Algunos parajes eran cubiertos con
engrudo “No más clavos”. Si un pelo se escapaba
durante la función, Margálida se hacía la distraída,
culpando con la vista al speaker que, presto, lo
asumía como suyo.
Giorgio relata en la biografía materna, la noche
de su nacimiento. El 23 de Mayo de 1958, paseaba
por la feria un grupo de desengañados. Serían seis o
siete. Giorgio se refiere a ellos como sus tatas
involuntarios. Más adelante en el tiempo,
emprendería con ellos una búsqueda del Grial, pero
no es momento. Los tatas se adentraron en el show
de la mujer peluda mitad buscando unos pesos para

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diccionario
y a millones de personas que tienen graves
problemas para subsistir, precisamente, porque
Breve diccionario de viven en sociedades capitalistas. Es más, en las
sociedades desarrolladas la tendencia histórica está
novedosos términos llena de momentos de auge del consumo seguidos
de otros de austeridad prolongada en los que las
familias no tienen más remedio que reducir al
Capitalismo mínimo sus gastos, y consumir únicamente lo
imprescindible.
¿Por qué se ha desarrollado tanto la publicidad y
los mensajes para incentivar el consumo?:
Advertencia previa precisamente para invertir la natural tendencia de la
mayoría de las personas razonables a no consumir
más de lo que necesitan, entre otras cosas porque no
El motivo de escribir estas notas se halla en una pueden.
conversación mantenida con una amiga «del rollo La llamada sociedad de consumo es una imagen que
hippie» que, tras escucharme contradecir sus ideas, oscurece mucho más de lo que aclara. ¿De verdad
me pidió que le explicase, así a quemarropa, qué era son consumistas unas sociedades en las que la gran
exactamente el capitalismo. mayoría llega a final de mes a duras penas, gastando
Atendiendo a este origen, se entenderá que las su salario en los productos industriales que les son
ideas aquí expuestas están lejos de la exhaustividad imprescindibles para reproducir su vida y seguir
que el tema requiere. Aquella pregunta que asaltó a trabajando porque no tienen otra forma de obtenerlos que
mi amiga se la han intentando responder personas comprarlos? ¿No será más bien una sociedad de la
de todo tipo y disciplina desde el siglo XIX; de mera supervivencia?
modo que mal podría yo resolverla aquí en tan El trabajador que paga los plazos del coche que
breve espacio. Sin embargo, me ha parecido le permite ir a su trabajo, la hipoteca o alquiler de la
necesario explicar algunas cuestiones que se casa en la que se repone de su trabajo, la televisión
trataron en el transcurso de aquella conversación con la que trata de evadirse de la realidad de su
porque, a grandes rasgos, era la misma trabajo, ¿es por eso «consumista», y por ello lo
conversación que puede tener lugar entre cualquier podemos clasificar de «capitalista»? Hacerlo es una
grupo de amigos, más o menos preocupados ―más tremenda simplificación, cuando no, sencillamente,
o menos seriamente―, pero de donde surgen y se una soberbia tontería.
difunden las mayores confusiones en torno al
problema que nos ocupa.
De modo que esta entrada de nuestro ¿Entonces, el capitalismo es la sociedad de
diccionario debe leerse contando con esos límites.
mercado; las multinacionales?
En cualquier caso, al obligarme a explicar mis ideas
de manera coloquial creo que he podido salvar el
escollo con el que tropieza mucha de la literatura
Tampoco es este su aspecto fundamental. Han
sobre estos temas: el plomizo aburrimiento que
existido sociedades con mercados internos muy
despierta en las personas no iniciadas.
dinámicos, y con comercio multinacional a gran
escala sin que por eso se puedan llamar capitalistas.
Algunos historiadores han querido ver en la
¿El capitalismo es consumismo? actividad comercial de las ciudades del
Renacimiento el principio del capitalismo tal y
como lo conocemos hoy. Otros van más allá y
No. O por lo menos no es ese un rasgo creen encontrarlo en Oriente y en las primeras rutas
definitivo. De hecho, sociedades capitalistas pueden comerciales abiertas entre China y Europa. En
seguir funcionando perfectamente manteniendo a realidad, el comercio, la actividad de mercado, no
sus poblaciones al límite de la inanición, tiene por principio una dimensión capitalista. El
consumiendo lo imprescindible para seguir vivas; y capitalismo no es el mercado. O por lo menos no
esto lo saben muy bien en Latinoamérica y en basta con que exista una actividad mercantil para
África, por poner dos ejemplos. Si asociamos el que podamos hablar de sociedades capitalistas.
capitalismo al pretendido consumismo de los países La característica fundamental del capitalismo es
desarrollados, realizamos una burda simplificación la centralidad del trabajo asalariado. Es decir, lo
que deja fuera a casi dos terceras partes del planeta, importante para definir el capitalismo no es que

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diccionario
existan mercancías, sino que el trabajo mismo se producción industrial y al trabajo asalariado; y, por
convierta en una mercancía más. Podemos empezar a tanto, tampoco al capitalismo. Lo que ocurrió es
hablar de capitalismo cuando las sociedades que el Estado, en algunos lugares, se apropió de los
modernas entran en una etapa de producción industrial medios de producción y acabó por ser el único
de sus medios de existencia. Esto significó, capitalista dentro de la nación. Por ello, algunos
históricamente, que apareciesen dos grandes grupos historiadores denominaron a estas economías
sociales que desplazarían a los demás: la burguesía y planificadas como capitalismo de Estado.
los obreros. Sólo a partir de la constatación de este Parece bastante peregrino, entonces, decir de
cambio en las estructuras sociales se empieza a uno mismo que está fuera del sistema, cuando todo el
hablar en Europa de capitalismo. planeta está inmerso en él. Los locos, los presos, los
El capitalismo es una forma de relaciones sociales borrachos, los escritores, los artesanos, los músicos,
entre los propietarios de los medios de producción y los también forman parte del capitalismo. Otra cosa es
propietarios de la fuerza de trabajo. Estas relaciones que lo defiendan. Ante la sociedad en la que vivimos,
están mediadas por la figura del Estado moderno, se puede uno contentar y defenderla, puede
sus leyes, su justicia y sus sistemas de criticarla y tratar de transformarla, o puede
representación política. Eso es lo que apartarse a un lado y creer que está fuera; pero en
históricamente (aunque muy simplificado) se ninguno de estos casos se deja de depender del modo
conoce como capitalismo. No tiene nada que ver con de producción capitalista, porque nadie está
el supuesto consumismo, ni con la preponderancia capacitado hoy para proveerse autónomamente de
del mercado, ni con el Corte Inglés; eso pueden ser todo aquello que le es necesario para vivir. Incluso
rasgos de algunas sociedades capitalistas, pero las personas que optan por irse a vivir a
definitivamente no es lo principal. comunidades rurales y volver a cultivar la tierra, o
Sólo por no ir a comprar a Zara o a Ikea, o no ejercer la ganadería, al poco tiempo tienen que
consumir más que lo imprescindible, o no ver la admitir los límites de su independencia respecto al
televisión, o trabajar en la economía sumergida, o sistema, ya que se ven obligadas a negociar con las
ser atracador de bancos o artesano o poeta, no instancias del Estado y los intereses a quienes
quiere decir que se haya salido del capitalismo; tan representa.
sólo son distintas formas individuales de adaptarse a Constatar esta realidad es el primer paso para
él. entender dónde nos encontramos, y no creer que,
por ocupar un lugar determinado en la
organización social, ésta desaparece ante nuestros
Pero, ¿no hay gente que vive fuera del ojos. Cualquier transformación tendrá lugar en el
capitalismo? seno de distintos procesos colectivos, y, atendiendo
a los antecedentes, estos procesos no serán
agradables, ni tendrán el aspecto de tranquilas
No. Al menos que yo conozca. Quien dice estar vueltas a la naturaleza.
fuera del capitalismo normalmente evidencia que ha Como dicen algunos historiadores, el siglo XX
renunciado a entender en qué mundo vive. Hoy en puede ostentar el título nada honorable de siglo de las
día han desaparecido las comunidades que eran catástrofes. Recién empezado el siglo XXI no parece
capaces de auto-regularse y sostener una economía que la tendencia haya variado fundamentalmente.
de supervivencia fuera de los modos de producción Por el contrario, se empiezan a notar los efectos
industriales y los flujos de circulación de la devastadores de la dependencia y la desposesión
mercancía a escala mundial. Nadie que conozca un sobre una gran mayoría de habitantes del planeta.
poco nuestra más reciente historia podrá decir que Querer desentenderse de todo esto, como hacen
hoy existe un afuera. muchas personas «del rollo hippie», es una
Desde 1917 hasta 1989, el llamado bloque necesidad muy humana, pero condenada a ser tan
soviético aglutinó muchas comunidades nacionales sólo una huida impotente que ha renunciado a
y Estados que, en su afán por salir de un entender el mundo en su creciente complejidad.
capitalismo catastrófico que llevó a dos Guerras
Mundiales, optaron por una planificación
exhaustiva de sus economías y por el desarrollo
industrial con base nacional. Se puede decir que,
aunque en los años 50 del siglo XX la mayor parte
de la población del planeta viviese en regímenes
socialistas, comunistas o socialdemócratas, eso no
significaba que hubiesen renunciado a la

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ensayo
conseguir máquinas con aspecto humano; lo
verdaderamente aterrador es que cada vez más
personas sean incapaces de expresarse sin dar la
impresión de que está uno ante un autómata.
Las metáforas que se aplicaron a los
ordenadores para, de algún modo, humanizarlos,

El lenguaje finalmente se han vuelto contra quienes las


idearon y ahora son los humanos los que «se
de las máquinas y El quedan colgados», van de vacaciones para
«desconectar» o se ven impelidos a «cambiar el
emperador desnudo chip». Que el lenguaje haya sido colonizado por
estas expresiones no es algo inocente ni una mera
Juanma Agulles curiosidad. En último término expresa la
mediación cada vez mayor de todas las relaciones
sociales por el «espíritu tecnológico». Esta
inversión de la perspectiva que ha tenido lugar en
los últimos decenios comenzó diciendo que las
máquinas pensaban, para después proclamar que las
personas pensaban como máquinas y que su cerebro
era muy parecido a un disco duro, y, finalmente, en
la apoteosis de la estupidez, llegar a clamar porque
los ordenadores nos liberen de la fastidiosa tarea
El lenguaje de las máquinas de pensar o la siempre peligrosa costumbre de
relacionarnos con los demás.
Neil Postman recogió el siguiente diálogo en Así, el lenguaje de las máquinas no es el
su obra Tecnópolis. La rendición de la cultura a la lenguaje que habla sobre las máquinas, sino que
tecnología: es un lenguaje hablado por máquinas, donde los
principios de eficiencia, inmediatez y velocidad,
«McCarthy proclama que “puede decirse que, sustituyen a cualquier elaboración de un sentido
incluso máquinas tan simples como los trascendente. En esas condiciones, el valor
termostatos, tienen creencias”. Ante la pregunta supremo es el acto de comunicar, y no el contenido
obvia, planteada por el filósofo Jonh Searle, “¿Qué de aquello que se comunica. La cantidad ingente
creencias tiene su termostato?”, McCarthy replicó: de sms que circulan a través de la red de telefonía
“Mi termostato tiene tres creencias: hace móvil es un reclamo de negocio, pero se podría
demasiado calor aquí, hace demasiado frío aquí, y decir que la banalidad y prescindibilidad del
aquí hay una buena temperatura”». contenido afecta al 99% de estas
«comunicaciones». El siguiente paso será que el
Si alguna vez resultó sorprendente que alguien lenguaje hablado y escrito comience a adoptar las
dijese de un termostato que «tenía creencias», hoy formas de los sms porque muchas personas sólo
ya no nos podemos sorprender cuando muchas sepan expresarse de ese modo.
personas muestran a diario que piensan como el El empobrecimiento del lenguaje significa la
termostato del señor McCarthy. Podemos poner destrucción de la herramienta primordial que el ser
un ejemplo de esta forma maquínica de creencias humano tiene para pensar y actuar en el mundo.
en el uso del lenguaje a la hora de emitir un juicio Dado el carácter totalitario que las sociedades
de valor. Ante la pregunta «¿qué creencias tienen capitalistas han tomado, se entiende muy bien que
las personas-termostato?», diremos también que los tecnólogos canten las alabanzas de este
tienen tres: «buen rollo» (equivalente al juicio me progreso que incapacita a muchos para pensar. La
gusta o me satisface), «mal rollo» (que significa me lógica de la ganancia y de la dominación que
desagrada o no me gusta), y «me ralla» (que viene a subyace al optimismo tecnológico ha conseguido
decir algo así como ni lo sé ni me importa). Hablando que, en un plazo relativamente corto, personas y
claramente: muchas de esas personas dirían de termostatos se diferencien en muy pocos aspectos.
estas reflexiones críticas que son rallantes, que ni frío De cualquier modo, el proceso de tecnificación
ni calor ni todo lo contrario. de las relaciones sociales no comenzó con esta
Pensándolo bien, no parece tan preocupante última ola de «nuevas tecnologías»; más bien, su
―a pesar de las ensoñaciones apocalípticas que abrumador desarrollo en los últimos quince años,
difunde el cine― que la robótica se empeñe en es la culminación de un proceso modernizador

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ensayo

que dio al traste con las utopías de progreso habitualmente sirven de sustitutos para lo que
social que lo alentaron en un principio. Hoy las alguna vez se conoció como pensamiento. El
utopías del progreso tecnológico no responden primer peaje que se paga cuando se quiere saber
siquiera a una ideología ―en el sentido clásico es empezar a no poder decir casi nada sobre casi
de la palabra―, son más bien una fatalidad, algo nada. O por lo menos a decirlo de forma en que
a lo que debemos adaptarnos y ante lo que no se pueda entender. Al mismo tiempo, por el
cabe oponer resistencia, so pena de quedarnos ejercicio del libre juicio y dado que no tenía
en la cuneta viendo como pasa (y quizá ningún privilegio que defender, llegué a la
descarrila) el tren del progreso. conclusión de que no hay reforma posible de
Ese es el mensaje que el orden impuesto nos este orden inhumano en que nos vemos
manda de continuo: reduzca sus creencias a frío, calor inmersos; de que no hay nada mejorable
o temperatura adecuada, y será feliz. ¿Quién será partiendo de las bases que hemos heredado.
capaz de sustraerse a los términos de este Expresar eso, comunicar un resultado tan
chantaje tecnológico? ¿Podremos encontrar en pesimista a mis reflexiones, generó un rechazo
el lenguaje de la poesía un refugio frente a la visceral en todo el mundo, comenzando por
tormenta del progreso técnico? aquellos que más cerca estaban de mí.
Alguien dijo que toda generación ha creído
que vería la revolución y que era ella quién tenía
la responsabilidad histórica de realizarla. Mi
El emperador desnudo generación probablemente sea una de las pocas
que no ha creído eso, sino que se ha encargado
de enterrar sus responsabilidades bajo un
El cuento del traje nuevo del emperador, montón de ilusiones y estiércol, y ha tratado de
tiene un final feliz. El niño, al señalar que el justificar su astenia con una actitud de fin de fiesta
emperador, en realidad, está desnudo, provoca muy tranquilizadora. Así nos hemos condenado
que todo el mundo admita de una vez la a la soledad y al silencio. Por eso, las
evidencia, superen el miedo a hablar y se rompa conclusiones oscuras a las que iba llegando se
el consenso. Sin embargo, hay algo inquietante veían confirmadas por la negativa constante a
en ese final si lo proyectamos a las condiciones admitirlas siquiera como hipótesis. Lo más
presentes. Quien tenga la osadía de señalar la sencillo en esas condiciones hubiese sido
desnudez del emperador no encontrará la misma comenzar a escribir a favor de la corriente.
respuesta que aquel niño. Lo más probable es Alguien me reprochó una vez: «¿por qué no
que todo el mundo se vuelva contra él. Hoy en escribes sobre cosas bonitas?»; y creo que
día el cuento terminaría con el niño metido en aquella pregunta era la más demoledora crítica
una mazmorra o colgado de la rama de un árbol. que se me ha podido hacer. En el fondo se me
He dedicado algunos años de mi vida a exigía que cumpliese una función para la que no
señalar eso mismo: que el emperador sigue estoy capacitado: poner al servicio del consuelo
desnudo, y lo que he encontrado casi siempre ha y la distracción mi pasión por las palabras. Eso
sido la más profunda incomprensión. es lo que se exige de un escritor hoy. El
Probablemente se haya debido a mi forma de argumento era de peso: ya que me encontraba
hacerlo. En demasiadas ocasiones hablé tan desarmado como cualquier otro para
demasiado alto, señalé lo que me parecía evidente cambiar nada de lo que sucedía alrededor, ¿por
con vehemencia, sin tener en cuenta que en el qué no desistía de mi impugnación constante?
mundo de hoy nada es evidente, porque una ¿De qué servía recordar a toda hora las causas
tempestad barrió de la tierra los criterios para de la derrota? ¿Qué oscuro interés me movía
discriminar lo que es verdad de lo que es cuando hurgaba con saña en la herida?
mentira. A esa tormenta algunos la han llamado Me ha costado mucho entender que todo el
modernidad. mundo sabe lo del emperador, y que ser cómplices
A medida que traté de profundizar mi de la farsa se ha convertido en la única manera
conocimiento sobre la materia extraña de la que de sobrevivir y pasar, mal que bien, el tránsito
están hechas las relaciones humanas, advertí que que va de la cuna a la tumba. Empeñarse en que
me iba alejando de los «lugares comunes» que ese viaje cobrase algún sentido trascendente era

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ensayo

como saltar por la borda de la Stultifera Navis y abandonar este mundo para siempre: «la crítica
tratar de remontar a nado la corriente. Pero sólo fue mi Beatriz».
he sabido vivir así, y el amor me ha sido negado La tentación del silencio es demasiado
demasiadas veces; me miraba desde la orilla, fuerte en algunas mañanas desiertas. Quizá no
quizá me alentaba en mi pelea contra las decir nada, contemplar en silencio como el
corrientes y, en ocasiones, me tendía una mano emperador pasa ante nosotros con su séquito,
para que reposase un tiempo en sus soleados sea la única forma de sobrevivir a este tiempo.
estuarios. No obstante, al poco, volvía a Pero entonces habrá que pensar si vivir así
zambullirme y quedaba el amor de nuevo a un merece la pena; si no será mejor escuchar detrás
lado. Con cada perdida ganaba en ligereza, pero nuestra «¡que le corten la cabeza!» e irse después
también mi cansancio aumentaba y resultaba tranquilo, sabiendo que el emperador sigue
más difícil subir a por aire. Un día reparé en que desnudo, pero que nuestro tiempo no fue este,
ya era inevitable seguir así: había perdido el que quizá, como dijo un espíritu libre, algunos
barco y la orilla. Entonces constaté para mí lo hemos nacido póstumos.
que alguien dijo de sí mismo antes de

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reseña

Propone que la violencia en mayor o menor

Perros de Paja cabida cabal, si eso puede ser, está dentro de


nosotros, en nuestra propia constitución como
por David Barber ser humano. Uno no sabe nunca a quién tiene
delante hasta que ciertos resortes mejor o peor
relegados son activados, sea por H, por B, o por
cualquier letra del abecedario.

Cuando David llega al pequeño pueblo del


oeste de Inglaterra está instalada una peculiar
forma de hacer las cosas, pero que tan natural y
consensuada en los habitantes que es el propio
Recuerdo ahora como si fuera ayer el día modus vivendi de la pequeña comunidad. Es
que tocó proyectar aquella película en la antigua una comunidad cerrada donde impera la
tetería de la calle el pozo de Alicante. Fue la brutalidad y la violencia como moneda
primera vez que la vi, al menos, entera. Creo corriente. Y, como debemos dar al César lo que
que anteriormente ya había intentado verla pero es del César, el intruso fue el intruso.
había siempre algo que me impedía pasar de los
quince minutos primeros, así que me aventuré a Allí llega un matemático con gafas de
decir que no era de mi agrado y siempre que matemático, jersey de matemático, pelo de
salía a relucir el título de la película “Perros de matemático, costumbres de matemático, pizarra
paja” saltaba yo con ese grave convencimiento de matemático llena de fórmulas que solos los
que uno tiene a esas edades, que parece que del gremio saben descifrar, y los demás
siempre tienes que tener una opinión cerrada y quedamos estupefactos al ver en qué cosas se
concluyente sobre todo, y me ponía a llega a dispensar el tiempo. Allí llega con mujer
despotricar sobre los perros y las pajas, y las de matemático, que tenía alguna deuda
pajas de los perros. pendiente con alguno de los elementos
comunitarios.
No se me quedó, por suerte para mí, el
nombre del director, Sam Peckinpah, con el que Como en cualquier narración que se tenga
más tarde llegué a tener cierta amistad, aunque por indispensable, debe haber un cambio que
no nos vimos todo lo que yo hubiera deseado. gire la historia, o no, quién sabe. La cosa es
buena o no, y punto.
Más tarde vi películas de él sin llegar a saber,
hasta mucho tiempo después que el mismo Pues bien, el matemático, uno de los
director de La Cruz de hierro, La pandilla salvaje o firmantes y defensores del pacto social con su
Pat Garrett y Billy The Kid, había sido el creador mundo de pan de leche, coles de Bruselas,
de la película de la que hablo, y de la que brócoli y tostadora, se contrapone con otro de
tuvimos la ocasión de cambiar algún que otro cerveza, güisqui, de hombres rudos con manos
comentario. duras de trabajar con ellas. La violencia arrastra
la sensatez a las sombras.
Yo había entrado ya a estudiar cine, y vi
cosas muy interesantes en la película, cuando En el pueblo está la ley allí donde no hay ley.
conseguí verla completa. Y si me preguntas qué Las cosas se mueven por violencia, también el
es lo que más me llamó la atención en ella, que sexo es violento en el pueblo. David quiere
para eso es esta entrevista, fue la forma en la combatir esa ley “incivilizada” con palabras e
que logró que todos nos sintiéramos en parte intenciones, hasta que se da cuenta de que lo
David, el papel que interpreta Dustin Hoffman, único que para la violencia, es una aún mayor.
y en parte el distintivo pueblo donde la violencia
campa a sus anchas y es una forma más de Un pueblo donde todo esta cerca, la
comunicación. taberna, la iglesia, la violación, la agresividad: la
idiosincrasia del mismo pueblo. Frankenstein
mata a la niña al final, no al borde del río, sino

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reseña

en el cobertizo. Es el pretexto para que la Si te das cuenta, el sexo tiene un


violencia surja en su más exaltada expresión. protagonismo indispensable, sobre todo el sexo
Todos somos capaces de violencia, hasta la más violento, si es que hay otra forma de sexo. Hay
tranquila y hermosa flor de interior, como era una violación múltiple en el sofá, donde la
David, que había recibido una generosa y mujer de David paga la ineficiencia del marido
plácida beca para escribir un ensayo sobre al no estar a la altura de las circunstancias,
cuestiones de fina y especulativa matemática. debiendo así revalidar su función de hombre,
en un pueblo donde todos los aparecidos en la
En la sociedad del pueblo no rigen las película son hombres.
refinadas fórmulas matemáticas, ni los ustedes
norteamericanos, ni las pizarras llenas de La mujer sufre violencia sexual, mientras
fórmulas, ni los dólares americanos, sino lo que al personaje masculino se le propone la
descarnado, grotesco y exagerado. ¡Esto es el seducción de una pequeña Lolita que le hace
viejo continente chato, y aquí las gastamos sudar camisas, y de la que no queda bien claro la
diferentes! determinación de este.

“Esta es mi casa y este soy yo, no toleraré la ...


violencia en esta casa”. No. No la tolerará, pero
tendrá que utilizar él mismo una mayor para Ah, sobre la última pregunta que me has
repelerla. Allí resquebraja el pacto social, eso sí, hecho, sí, todos guardamos algún secreto…
para defender los valores del mismo. Se da
cuenta de que la única forma de combatir la
violencia es la propia violencia. Y acaba con
todos los perros de paja con su propia moneda,
que era la misma que tenía él en el fondo del
almario. Eso sí, bajo un motivo civilizado.

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Ediciones del Tábano
Publicaciones
Dioses Ajenos, Pedro Coiro
Alguien encerrado en su habitación, la habitación encerrada en la ciudad y la ciudad en sus derivas mientras
los pájaros miran desde los cables la razón desconcertada de los hombres. Cada tanto crece algo del asfalto,
cada tanto cae un dios, pero nadie se detiene ante la flor ni limpia el terror del destronado.
Es bueno visitar esa ciudad, rastrear la habitación, llegar al hombre y comprender, con cierto miedo, que se
trataba de un espejo.

Con la lengua al cuello, Quirón Herrador


Si quiere pasar la tarde del domingo disfrutando en familia de poemas que lo lleven entre nubes a conocer
mundos de calma y sortilegios, no se le ocurra meter la nariz en este libro, donde lo cotidiano camina con
olor a barrio y los payasos se quitan el disfraz en medio de la pista.
Si al día siguiente lo ahoga la corbata y siente cosquilleos en las plantas de los pies, no se preocupe, mire hacia
arriba: verá que tiembla el techo y su oficina se derrumba como un cascarón enorme.

La ternura y la rabia, Juanma Agulles


Aquí hay unas páginas que cuentan y no se quedan quietas. No abandone este libro a una estantería, no se
puede. Una tarde estará sangrando, otra lo verá rozando una cola de gato entre las piernas de su esposa o
almorzando un suicidio mientras baila en unas manos la distancia del autobús. No se apresure -tampoco-, a
proclamarlo superior en le género: cuando termine de leer estos cuentos, comprenda que Edgar, Abelardo y
James también merecen unas horas. Sin más que esta advertencia, lo demás es la ternura y la rabia.

Los sonidos del niño roto, Nelo Curti


Sería de agradecer que usted se adentrase en este libro con la pasión que requiere todo viaje que merezca ese
nombre. Porque hay un trayecto en sus páginas que le exigirá cierta complicidad, cierta alegría traviesa y un
tanto diabólica.
Recuerde cuando aún podía sonreír malévolamente, ensoñando con la pedrada que abriría la grieta en el
cristal, dejando libre la ventana por la que escapar al mundo. Se dará cuenta, sin remedio, de que todos somos
ese niño roto que duerme abrazado a un gato, y, si no le puede el hastío y la rutina -las múltiples formas de la
muerte con sus innumerables nombres-, al volver la última página no podrá dejar de añorar, aunque sea por
un segundo, a aquel pequeño demonio que, algún día -cuando todavía una mañana soleada era promesa de
erotismo desbocado-, reventó a pedradas certeras todos los muros.

www.eltabano.org
Para suscribirse a “Cuadernos del Tábano” visite nuestra web, allí hay instrucciones
pormenorizadas para ejecutar ese acto de heroísmo. Por sólo 12 euros podrá usted recibir en su domicilio, sin
cargo alguno, los 4 números correspondientes a un año.
Además, allí encontrará información de las distintas actividades del colectivo
(aquellas que podemos difundir).
Nuevas publicaciones

Introducción al Fabulismo, Nelo Curti


Al leer el título cualquiera se preguntará ¿qué es el fabulismo?, ¿una corriente artística?, ¿otro manifiesto?, ¿un
partido político?, y aumentará su descontento si continúa interrogándose en ese sentido, ya que no se trata de
un esquema a puertas cerradas, sino de un compromiso con el juego, la incertidumbre y el absurdo.
Ilustrado por Leo Sarralde.

Non Legor, Non Legar (literatura y subversión), Juanma Agulles


El segundo libro del autor en nuestra editorial recoge los artículos que durante cinco años se han ido
publicando en "Cuadernos del Tábano". Artículos sobre Sartre, Camus, Hawthorne, Bukowski, y ensayos de
crítica social que intentan aunar dos términos que actualmente (en el estadio del capitalismo espectacular)
están desligados: la literatura y la subversión, la fuerza evocadora de la palabra, y el pensamiento crítico sobre
los hechos.

Asesinos de Parto, Diego L. Monachelli


En el ejercicio de la transición, en el movimiento de la certeza que se transforma lentamente, existe un
segundo de claridad grávido de sombras. Este ínfimo vislumbre necesita desarrollarse en el caos de su centro
para acuñar el valor necesario y acometer el desentrañar la espesura de todo aquello que presiente, que intuye
y no alcanza, que no puede asir. En ese instante surge la imperiosa necesidad de mutilar la inocencia, de violar
el ritmo, de ahondar el verbo hasta que sangre de él lo que oculta.
De este alumbramiento entre sombras devienen las páginas precedentes con más de una década de
antigüedad, con la mísma vitalidad de entonces, con la misma fuerza de búsqueda y el mismo reclamo de
poesía en transición o metamorfosis poética.
Los que han tenido la riesgosa, dudosa aventura de leer trabajos pretéritos, entenderán de qué se habla; a
aquellos que no, válgales esta breve descripción de los paisajes del parto como advertencia.

¿Colaborar con Cuadernos del Tábano?


Consulte antes con su médico o farmacéutico.
No es bueno confundir cola con culo
Puedes estar en Katmandú, La Paz o Nueva York, ser
medianoche en un reloj de arena, llamarse la calle que
recorres Pozo, Libertador o Juan Perico, el caso es que de
cualquier manera las verás: hileras de gente, la misma
postura repitiéndose, semierecta, como piezas de un
dominó cansado, desembocando en una ventanilla donde
les dan un papelito que los condena al final de una hilera
semejante.

En castellano, sintéticamente, a eso se le llama “cola”,


aunque no debe confundirse con las otras colas, también
denominadas “traseros”, ya que éstos son familiares de la
alegría, y hoy hablamos de otra cosa.

Muchas veces, las nombradas son dirigidas u ordenadas


por un personaje de uniforme y gesto rancio, enemigo de
las colas -ahora sí aceptamos ambas acepciones- que con
chasquidos o provisto de un silbato corrige las
imperfecciones de la hilera, sintiendo, cuando desde el final
contempla la rectitud de su obra, orgullo de cáncer o
gastroenteritis.

Puedes salir de una oficina, de diez supermercados o de


una mala canción, transitar cualquier vereda, y
probablemente nunca lo verás: ese culo uniformado,
contemplando al llegar los mediodías la decrepitud de su
cola –ahora no confundan- como si una ventanilla invisible
la engullera sin que él algo pueda hacer, únicamente secar el
silbato o el chasquido y esperar a que regresen tras la noche
los esperadores, insustituibles piezas de su orgullo o
soledad o qué sé yo.

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