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UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE

GROHMANN

FACULTAD DE EDUCACIÓN

ESPECIALIDAD DE LENGUA LITERATURA Y


GESTION EDUCATIVA

Alumnas : Karina Huanca Poma

Lily Ayca Cazorla

María Elena Maquera Vela

Nancy Morales Avendaño

Yessenia Paria Condori

Tema : Concepción Filosófica Integral de la

Educación

Docente : Gina Valle Castro

TACNA-PERÚ

2008

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PRESENTACIÓN

El presente trabajo consta de muy variados conocimientos que nos


llevará a conocer los diferentes pensamientos que se tenían sobre la
educación en la antigüedad, y que juegan un papel muy importante en la
actualidad ya que estos conocimientos han influido mucho en el concepto que
ahora se tiene de educación.

Este es un trabajo minucioso con gran valor integral, ha sido elaborado


con mucho esfuerzo y creatividad. Por su gran complejidad no se debe dudar
de su capacidad para orientar al lector a conocer las diversas ideas que se
han tenido en la educación. Ideas que pertenecen a grandes figuras de la
antigüedad como lo son Jenofonte, Sócrates, Platòn y Aristoteles, todos
grandes filósofos que han influido en la educación del ayer, hoy, y
posiblemente mañana.

Se espera que este trabajo sea de su total agrado, que cubra las
expectativas que se tiene, y que sea de su total confianza. Así pues lo
invitamos a que se sumerja en este gran mar de conocimientos, a fin de que
salga con alguno para su desarrollo intelectual, un desarrollo que debe estar
proyectado al éxito.

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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación abarca el tema: Concepción


Filosófica de la Educación. Con este tema no haremos más que dar a conocer
los pensamientos filosóficos que se llevaron a cabo en el periodo antiguo y
que prevalecen hasta nuestros días alimentando y dando gran aporte a las
nuevas perspectivas pedagógicas relacionadas con la filosofía.

En la antigüedad la educación estaba más enfocada a la formación


general del hombre y del ciudadano (paideia) que a la transmisión y al
contenido de los conocimientos en el sentido estricto de la palabra. En este
contexto, concepción filosófica de la educación era practicada por muchos
filósofos, eran consideradas técnicas capaces de hacer progresar el
razonamiento y el conocimiento. Igualmente, Platón y Aristóteles
consideraban que la pedagogía debía ponerse al servicio de fines éticos y
políticos.

La clase de una persona viene determinada por un proceso educativo


que empieza en el nacimiento y continúa hasta que esa persona ha alcanzado
el máximo grado de educación compatible con sus intereses y habilidades.
Los que completan todo el proceso educacional se convierten en reyes-
filósofos. Son aquellos cuyas mentes se han desarrollado tanto que son
capaces de entender las ideas y, por lo tanto, toman las decisiones más
sabias. En realidad, el sistema educacional ideal de Platón está, ante todo,
estructurado para producir reyes-filósofos.

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Las diferentes concepciones filosóficas de la educación ; estudiadas
por los grandes Sócrates, Platón, Aristóteles y su contemporáneos,
y analizadas, modestamente, por nosotras, son de gran utilidad para evaluar
los cambios educacionales de hoy en día, y, esperemos , sea de gran ayuda
este pequeño aporte acerca de este interesante tema para el lector del
mismo.

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RESUMEN

El surgimiento de la reflexión filosófica y sus primeras aplicaciones a la


educación fueron comenzadas no por filósofos exclusivamente, si no más bien
por iniciadores de los primeros pasos en base a la educación, que
posteriormente van tomando bases para el tema educación.

"Educación" según Platón se dice al proceso de transmisión y


asimilación de costumbres, normas, técnicas e ideas mediante el cual cada
sociedad incorpora a quienes se integran a ella.
La "auténtica filosofía" es, según Platón, la fuente del saber sobre lo que es
bueno y justo, tanto en la vida privada como en la pública centrando la
atención sobre el individuo, y seguidamente destacando la dimensión política
del hecho educativo.

Sócrates, acusado de corromper a los jóvenes y de enseñar creencias


contrarias a la religión del Estado. Procesado, se defendió exaltando su
misión educativa y declarando que no la descuidaría jamás en interés mismo
de los ciudadanos.
Tuvo en común con los sofistas el interés por los problemas del hombre más
que por los cosmológicos ya naturales, así como por el problema de cual es
la mejor formación para que el ciudadano sea capaz.
La ironía socrática se reduce a esto: hacer que el interlocutor se confiese
ignorante (el primer paso hacia la sabiduría)

Aristóteles considera al hombre esencialmente “un animal político”`, es


decir, un animal que vive en sociedad con sus semejantes; por esa razón el
Estado, que regula la vida social, tiene la obligación de velar por el bienestar
material de los ciudadanos, y también por su educación moral para conducirlo
a la virtud.

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El ideal educativo de Aristóteles es netamente “liberal” y no sólo
condena a todas las artes mecánicas indignas del hombre libre y susceptibles
de generar una sensibilidad tosca y vulgar, sino que propugna porque las
mismas ciencias teoréticas se estudian sin finalidades profesionales.

La educación en el mundo helenístico, tenía su plan normal de estudios


nunca está ausente del todo el aspecto científico matemático, antes bien se le
reconoce como parte de aquella “cultura general” que la educación helenística
se proponía conscientemente impartir. Al parecer se trataba de enseñanzas
poco profundas pues mas se dedicaban a los argumentos literarios.
No se preocupaban de despertar el interés y la curiosidad de los alumnos; si
se distraían o no adelantaban lo suficiente se procuraba corregirlos con
azotes y otros castigos.

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CONCEPCIÓN FILOSÓFICA INTEGRAL DE LA EDUCACIÓN

1. EL SURGIMIENTO DE LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA Y SUS PRIMERAS


APLICACIONES A LA EDUCACION:

LA ESCUELA DE MILETO

En Mileto, principal colonia jónica del Asia Menor, la especulación


en torno al origen del mundo tomó otra dirección. Se empezó a investigar
la posible sustancia fundamental y primigenia de la realidad. El primero es
Tales quien identificó la materia primordial con el agua.

En general hay en Tales un entusiasmo radical por la libre potencia


de los pensamientos, por su capacidad de levantar osados vuelos a partir
de unos cuantos datos observados o comprobados.

Anaximando también de Mileto, afirma que el apeiron, lo infinito o


indefinido es el arkhé de todas las cosas, de la realidad.

Anaxímenes afirma que el arkhé es el aire, y que a partir de éste se


forman otros elementos y todas las cosas concretas a través del doble
proceso de la condensación y la rarefacción: el aire enrareciendo se
convierte en fuego; condensándose, en agua y tierra.

HERÁCLITO Y LA CRÍTICA AL ENCICLOPEDISMO

Los milesios que hemos mencionado hasta ahora no son filósofos


en el sentido actual de la palabra, gran parte de los problemas que se
planteaban a no se consideran filosóficos sino científicos. En efecto tenían

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un profundo interés por todos los conocimientos de su tiempo, sobre los
cuales se basaban para efectuar sus audaces síntesis. Por ejemplo
Anaximandro se ocupó también de la geografía y trató de dibujar la
primera representación de las tierras de las tierras entonces conocidas,
sobre una plancha de bronce.

Hecateo, también de Mileto, y poco posterior a Anaximandro,


escribió tres libros de Geografía y cuatro Genealogías. Obras de este
género favorecían el gusto enciclopédico que se difundía por entonces
entre los activos y curiosos jonios del Asia Menor. Contra esta tendencia
reacciona Heráclito de Éfeso.

Es común incluir a Heráclito entre los primeros filósofos físicos


(φυσικοι, como los llamó Aristóteles), que pensaban que el mundo
procedía de un principio natural (como el agua para Tales, el aire para
Anaxímenes), y este error de clasificación se debe a que, para Heráclito,
este principio es el fuego, lo cual no debe leerse en un sentido literal, pues
es una metáfora como, a su vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El
principio del fuego refiere al movimiento y cambio constante en el que se
encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una
estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las
cosas.

LOS PITAGÓRICOS

Filósofo y matemático griego, cuyas doctrinas influyeron mucho en


Platón. Nacido en la isla de Samos, Pitágoras fue instruido en las
enseñanzas de los primeros filósofos Jónicos: Tales de Mileto,
Anaximandro y Anaxímenes. Hacia el 530 a.C. se instaló en Crotona, una
colonia griega al sur de Italia, donde fundó una especie de escuela-secta
con propósitos religiosos, políticos y filosóficos, conocido como
pitagorismo. La filosofía de Pitágoras se conoce sólo a través de la obra
de sus discípulos.

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Si la de Mileto no fue una escuela en el sentido que hoy tiene en
general el vocablo, la de Pitágoras fue, más que una escuela, una
asociación de iniciados; bajo este aspecto hace pensar en las sectas que
en ese mismo tiempo se difundían en Grecia, tanto más que compartía
con éstas la única creencia que se puede atribuir con seguridad a
Pitágoras en persona, la metempsicosis o trasmigración del alma. Se dice
que el propio Pitágoras proclamaba que él había sido Euforbo, y
combatido durante la guerra de Troya, y que le había sido permitido traer
a su vida terrenal la memoria de todas sus existencias previas.

Entre las amplias investigaciones matemáticas realizadas por los


pitagóricos se encuentran sus estudios de los números pares e impares y
de los números primos y de los cuadrados, esenciales en la teoría de los
números.
Desde este punto de vista aritmético, cultivaron el concepto de número,
que llegó a ser para ellos el principio crucial de toda proporción, orden y
armonía en el universo (los números eran la raíz y esencia de toda la
realidad). A través de estos estudios, establecieron una base científica
para las matemáticas.

EMPÉDOCLES Y ANAXÁGORAS

Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más


tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de
Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se
mezclan en los distintos entes sobre la tierra. Estas raíces están
sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento
(generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio,
que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta
teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo.

Anaxágoras de Clazómenas (-500- -428) crea la teoría de las


homeomerías (todo está en todo y forma parte de todo.) La materia se

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constituye de forma homeomérica. Esto significa que en todas las partes
hay un poco de todo el universo. En todo hay de todo y todo está en todo.
Anaxágoras tendía a limitar la intervención de la Mente a los casos que de
otra forma no tendrían explicación, prefieriendo hasta donde era posible
las explicaciones puramente naturales. Debido a esto su pensamiento fue
considerado por Platón y Aristóteles esencialmente naturalista.

LOS ATOMISTAS

El atomismo fue fundado por Leucipo, desarrollado por Demócrito,


criticado por Platón y Aristóteles, y posteriormente retomado por los
epicúreos, como Epicuro y el poeta latino Lucrecio. El atomismo es la
teoría según la cual la realidad material está compuesta de partículas
indivisibles y de vacío. Según Demócrito, lo único que hay son átomos y
vacío. El átomo es tan indivisible y, en sí mismo, inmutable y eterno como
la esfera de Parménides. Sin embargo, a diferencia de éste último filósofo,
los atomistas defendieron la existencia de movimiento pues creyeron en la
existencia de vacío entre los átomos, con lo que éstos podrían moverse y
enlazarse entre sí de diversos modos. El atomismo presenta una
explicación materialista de lo real: todo es el resultado de la agregación y
variada combinación de los átomos. El número de átomos es infinito. Los
átomos sólo se diferencian en tamaño, forma y posición. Algunos átomos
son rugosos, otros lisos y redondos, algunos son ligeros y otros pesados,
etc.

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2. LA EDUCACION SEGÚN SÓCRATES:

Sócrates de Atenas, hijo de un escultor y una comadrona, fue el


hombre que reaccionó con todas sus energías contra la perversión de la
sofística, no en defensa de la ética aristocrática, ni tampoco de la
democrática, en la forma como se había constituido históricamente, sino de
los que hoy llamaríamos los derechos de la libre conciencia individual que
considera con seriedad casi religiosa sus deberes morales y políticos.

Sócrates no escribió nada. Se sabe que nació en 470 a.C. , que vivió
siempre en Atenas, menos cuando tuvo que participar como soldado en
campañas guerreras, que se mantuvo alejado de la política activa, pero
discutió siempre con fervor en toda ocasión y a lugar con los conceptos
rectores de la política y la vida humana en general, como la justicia, la
santidad, el valor y la virtud , y que en el periodo de la restauración
democrática posterior a la derrota de Atenas y la imposición por Esparta de
los Treinta Tiranos, fue acusado de corromper a los jóvenes y de enseñar
creencias contrarias a la religión del Estado. Procesado, se defendió
exaltando su misión educativa y declarando que no la descuidaría jamás en
interés mismo de los ciudadanos. Reconocido culpable, se le invito a proponer
él mismo una pena: propuso que se le mantuviese de por vida en el pritaneo
como se hacia con los beneméritos de la Patria. Fue condenado a beber la
cicuta por una mayoría más alta que la que lo había declarado culpable. Acató
la condena “con filosofía”, se rehusó a huir de la cárcel, como hubiera podido
hacerlo sin dificultad, y en fin bebió la cicuta serenamente después de haber
discutido sobre la inmortalidad del alma con un grupo de amigos y discípulos.

Para reconstruir su pensamiento y hacernos una idea de lo que fue su


enseñanza disponemos de tres fuentes principales: los diálogos de su excelso
discípulo Platón, en los cuales aparece casi siempre como protagonista;
algunas obras de Jenofonte; y los testimonios de Aristóteles.

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Tenemos además una feroz caricatura del filósofo trazada por el
comediógrafo Aristófanes, quien lo representa al frente de una escuela propia
de pago donde, en un “pensadero”, contempla el cielo, suspendido en el aire
dentro de un cesto, mientras sus discípulos, con la nariz pegada al suelo,
indagan los misterios subterráneos. Pero la sátira de Aristofanes esta dirigida
contra todos los filósofos en general, y en especial contra los sofistas,
resumidos en la persona de Sócrates únicamente porque era el único
ateniense que se ocupaba de filosofía y era familiar a todos los espectadores.
Las tres fuentes precitadas concuerdan en negar que Sócrates haya
enseñado nunca por dinero, y tanto menos las doctrinas filozoistas que le
atribuye Aristófanes parecen repetir las de Platón y Jenofonte, aunque el de
este último es demasiado mezquino como para justificar la enorme influencia
que Sócrates ha ejercido en todos los tiempos , de forma que, en último
término , hay que atenerse únicamente a Platón, aprovechando a los otros
solo para distinguir en la compleja figura del Sócrates platónico el núcleo de
las doctrinas que pertenecen al Sócrates histórico.

Sócrates tuvo en común con los sofistas el interés por los problemas
del hombre más bien que por los cosmológicos ya naturales, así como por el
problema de cual es la mejor formación para que el ciudadano sea capaz, si
ocurre, de gobernar dignamente su ciudad. Los sofistas enseñaban el arte de
gobernar solo en el sentido de que enseñaban el arte de lucirse ante las
asambleas, cuando no francamente a servirse sin escrúpulos de todos los
medios, inclusive la demagogia y la violencia, para llegar al poder. Pero en
cambio no enseñaban lo que un hombre debería saber sobre todas las cosas:
en que residía el verdadero bien de la ciudad y por tanto cual era verdadero
bien para los hombres que la componían. Pretendían enseñar la virtud, pero
solo enseñaban a hacer carrera. Aunque a decir verdad, en ultimo término,
¿es verdaderamente posible enseñar la virtud?.

Sócrates vuelve a plantear el problema; no lo persuaden ni la solución


conservadora de Píndaro, ni la demasiado optimista y extrínseca opinión de
los sofistas: la virtud es para él, conocimiento del bien y propensión a hacerlo,

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tan es así que las virtudes no se pueden definir por separado, sino que todas
ellas implican una cierta conciencia superior de lo que es verdadera y
universalmente “preferible” para el hombre, es decir, del bien. ¿Es posible
enseñar esa conciencia?. La solución socrática del problema se puede
esquematizar de la manera siguiente: la virtud no se puede enseñar desde
fuera , es decir, no se puede transmitir con palabras, sin embargo, se la puede
suscitar en el animo de los seres humanos, que la llevan embrionariamente
dentro de sí , mediante una oportuna acción educativa. Esta acción educativa
se articula esencialmente en dos momentos, el de la ironía y el de la
mayéutica.

Sócrates tiene un profundo sentido de la interioridad: hace suyo el lema


grabado sobre el frontón del templo Delfos, “conócete a ti mismo”, e
interpretándolo como una exhortación al examen incesante de si mismo se
esfuerza por suscitar en los otros el deseo de realizarlo. A menudo se refiere
también a un misterioso demonio que lo inspira impidiéndole sobre todo
cometer malas acciones; ese demonio parece un pariente cercano de lo que
hoy llamamos comúnmente “voz de la conciencia”.

Pero conocerse a sí mismo significa ante todo conocer los propios


límites, la propia ignorancia; quiere decir “saber que no se sabe”. Cuenta
Sócrates a los jueces, en la Apología platónica, que habiendo regresado un
admirador suyo de Delfos le refirió una respuesta del oráculo según la cual
Sócrates mismo era el más sabio de los griegos, a lo que él se maravilló
sobremanera por que no le parecía ser sabio en modo alguno. De todas
formas, empezó a interrogar a sus conciudadanos y cayó en la cuenta que
incluso los más versados en este o aquel arte sabían, sí, muchas cosas, pero
en cambio de muchísimas más otras no sabían nada aunque presumían de
saberlas. Comprendió entonces lo que el dios había querido decirle: los otros
no saben, pero creen que saben. Y al parecer, concluye, a esta pequeñez se
debe el que yo sea más sabio, porque no creo saber lo que no sé.

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La ironía socrática se reduce a esto: hacer que el interlocutor se
confiese ignorante, lo que es el primer paso hacia la sabiduría, el “choque”
salutífero que disipa el topor intelectual. En este procedimiento aparece con
frecuencia la ironía en el sentido común del vocablo, porque Sócrates abre el
dialogo con grandes declaraciones de ignorancia y desmesurados elogiosa la
sabiduría del interlocutor que este acepta lisonjeando; pero al final se pone de
manifiesto que el único sabio es Sócrates que por lo menos sabe que no
sabe, mientras el interlocutor creía saber sin saber realmente nada, puesto
que sus opiniones han sido confutadas por Sócrates con el método
“dialéctico”, que consiste en aceptarlas como verdaderas y luego demostrar
que de ellas se desprenden consecuencias absurdas y contradictorias.

Quien haya conseguido liberase de falsas creencias y presunciones


puede aprovechar el momento mayéutica de la acción pedagógica de
Sócrates, que es el momento positivo y constructivo. El vocablo viene del arte
mayéutica u obstetricia, que es el arte de la partera, la cual no compone ni
forma a los recién nacidos, sino que sólo ayuda a la madre a darlo a luz. Del
mismo modo Sócrates ayuda a sus interlocutores a iluminar y expresar
verdades que él no les ha formado ni puesto en la mente, sino que se han
madurado en su interior y sólo hay que volverlas explicitas y evidentes. Un
hombre solo no lo podía conseguir: para ver claro en nuestra lama es
necesario espejarse en otra alma, es decir, para llegar a la formulación de la
verdad se necesita el dialogo, aquel tipo de diálogo denso y preciso, “pequeño
discurso” deslumbrador de que se complacían los sofistas con el único fin de
persuadir al precio que fuere, preocupados mas del éxito que de la verdad ya
la justicia.

LAS ESCUELAS MENORES

Todo lo que hemos expuesto aquí no revela sino en mínima parte la


extraordinaria complejidad y riqueza de la figura de Sócrates, de lo que es
prueba, entre otras cosas, la gran variedad de escuelas filosóficas que

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arrancan de el y que desarrollan o pretenden desarrollar su pensamiento o
ciertos aspectos de éste. En el próximo capitulo nos ocuparemos de la mas
importante, la academia platónica; por ahora nos limitaremos a mencionar
brevemente las escuelas megárica, cirenaica y cínica.

Euclides de Megara fundó en aquella ciudad una escuela que


pretendía fundir la enseñanza socrática con la de Parménides ,para lo que
se volvían a reunir la universalidad del bien y la eterna inmutabilidad del
ser, mientras que se criticaba la multiplicidad y la mutación con sutiles
paradojas, celebres en la historia de la lógica.

En un sentido completamente diverso está orientada la escuela


fundada en Cirene por Aristipo, quien identifica el bien socrático con el
goce y por tanto trasforma en árbitros a los sentidos, si bien advierte que es
necesario contentarse de lo poco que ofrece el presente para no
convertirse en esclavos de una búsqueda de placeres futuros, cada vez
mas intensos y refinados: “poseo, no soy poseído” era su lema. La escuela
se subdividió posteriormente en muchas corrientes, una de las cuales
-orientada en un sentido desesperadamente pesimista- se refería al suicidio
como única cosa sensata, tanto que su promotor, Hegesias, fue
denominado “abogado de la muerte”.

Totalmente diversa fue la orientación de la escuela cínica, con mucho


la mas importante, que tuvo la mayor resonancia y dejo profundas huellas
en el pensamiento clásico a despecho de su actitud de menosprecio ante
las tradiciones, de su carácter manifiestamente rudo y “proletario” y de la
acusación de locura que recayó sobre su fundador, el ateniense Antístenes,
llamado “el Sócrates loco”. El nombre de “cínicos” se deriva o del gimnasio
Cinosarge junto al cual se fundo la escuela o del modo de vida que
practicaban sus observantes que, por lo demás, no se oponían a que se les
llamara “perro”, o de ambas circunstancias a la vez. Antístenes, por una
parte, es enemigo declarado de la universalidad en cualquier forma, por la

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otra, niega todo calor al placer, si acaso con la excepción de los más
sencillos y naturales.

La muchedumbre de anécdotas surgidas en torno a la figura de un


representante tardío de la escuela, Diógenes de Sinope, pueden servirnos
para iluminar más o menos estas características. La anécdota de Diógenes
que va en pleno día con una linterna encendida y a quien le pregunta que
hace responde “busco al hombre”, se debe interpretar en el sentido de que
para los cínicos existen únicamente los hombres individuales , pero no el
“hombre universal” caro a los platónicos. También el episodio de Diógenes,
que presenta a la academia un pollo desplumado diciendo “ he aquí el
hombre”, por que los académicos habían considerado la oportunidad de
definir al hombre como un “bípedo implume” , no es más que una sátira de
la manía definidora que afligía a los entusiastas del concepto socrático,
quienes habían llegado a transformar el concepto en “idea”.

Lo que se cuenta a propósito del tonel donde vivía el filósofo, sobre su


existencia vagabunda y miserable, el episodio de la escudilla desechada al
ver que un niño venia en el cuenco de las manos, son detalles referidos a la
distinción cínica entre placeres naturales y no naturales, en la que se
restringe al máximo el significado de “ natural”. Y, sin embargo, el maestro
que todos ellos invocaban, Sócrates, si bien es cierto que andaba descalzo
y llevaba el mismo manto raído en todas las épocas del año, no
despreciaba los placeres de la mesa y el buen vino, el que dicho sea de
paso, resistía más que nadie, tanto que al final del Simposio Platón lo
representaba mientras al alba se aleja de la sala, donde otros comensales
duermen ebrios, y se dirige como siempre al mercado para entablar
discusiones.

Pero, por otra parte, ¿Cómo negar que exista una efectiva adherencia
al espíritu socrático de suprema independencia y autosuficiencia en el
comportamiento de Diógenes ante Alejandro el Macedonio? Alejandro,
atraído por la fama de Diógenes va a visitarlo y lo encuentra tomando el sol

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junto a su tonel. A la oferta de magno de satisfacer cualquier deseo que
pudiera abrigar el sabio en homenaje a la admiración que le merece,
Diógenes replica sin levantarse siquiera: “Quítate de ahí que me ocultas el
sol”.

Por lo demás, aparte de las anécdotas que, como quiera que sea son
reflejo de la repercusión que tuvo en la antigüedad este socratismo
rebajado al poder de los pobres y los humildes, hay testimonios que invitan
a una reflexión seria: los cínicos que se proclaman “ciudadanos del mundo”
y desprecian toda potencia terrena no desprecian por el contrario a los
desvalidos o incluso a los criminales, antes bien se acercan a ellos con
perfecto espíritu de igualdad e humildad, y a quienes alzan la voz en
escándalo responden: “ el medico, siendo agente de salud, no ejerce su
profesión entre los sanos”. Cuatro siglos más tarde otra boca dirá estas
palabras: “los sanos no tienen necesidad de medico, mas los que tienen
mal. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Cierto que
este paralelo no debe considerarse sin la debida prudencia, porque en los
cínicos hay un total ausencia de esa fe en una superior realidad espiritual y
en una justicia suprema que es la esencia del cristianismo; sin embargo,
sirva para ponernos a meditar acerca de la distancia que separa el
autentico pensamiento cínico de las deformaciones que se le han impuesto
y que remataron por fin en la atribución a la palabra “cínico” del significado
hoy corriente.

JENOFONTE E ISÓCRATES

Uno de los discípulos de Sócrates que sin haber fundado ninguna


escuela o corriente especifica de pensamiento contribuyó a difundir algunos
aspectos del pensamiento socrático y consignó datos de no poca
importancia sobre la persona y la enseñanza del maestro, fue el ateniense
Jenofonte, aristócrata por su nacimiento y gustos, no muy penetrante como
pensador, pero escritor pulcro y de animo bueno y honesto. Escribió
algunos breves tratados sobre la formación del buen comandante de

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caballería, sobre la del jinete en general y sobre la nobleza del arte de la
caza; escribió también una Ciropedia donde expone la educación de Ciro el
grande, basándose más en el modelo espartano que en el persa.

Pero la obra que le ha ganado un puesto en la historia de las


educaciones justamente aquella donde es menos evidente la intención
educativa, es decir, el Económico. Ahí se ve cómo tomó de Sócrates
algunos motivos éticos religiosos más bien extrínsecos, utilizándolos
despreocupadamente como defensa de los tradicionales valores
aristocráticos, los que por otra parte no intenta estudiar a fondo y a los que
tampoco se esfuerza por dar una justificación especulativa, como hará
platón. Pero también se advierte como de la moral socrática había
conservado- bien que en forma genérica e irreflexiva- un profundo
sentimiento humano; en efecto, en su tratadito sobre la administración de la
casa se preocupa de mejorar un tanto de la suerte de los dos grandes
olvidados de la por otra parte esplendida cultura jonico atica: la mujer y el
esclavo. Nada de revolucionario, claro está; pero su cálida y amorosa
preocupación por considerar como un ser espiritual, con tareas y
responsabilidades importantes, a esa reclusa del hogar que es la mujer
ática, y sus consejos filantrópicos sobre el tratamiento justo y humano que
se debe dar a los esclavos, son motivos que iluminan con una luz favorable
la fisonomía moradle Jenofonte. En ello se debe ver también una forma
particular de reacción ante la crisis de la polis, frente a la cual, dotar de
nuevo valora la vida del hogar, mostrándola como un centro de armoniosa y
calida convivencia, podía compensar el doloroso sentimiento de
enajenación que ya desde entonces experimentaba el griego tradicionalista
con respecto a la vida social y política donde triunfaban las formas
democráticas no sin involuciones demagogias.

Sin importante, en la historia de la educación es mucho mas


importante otro ateniense contemporáneo de Jenofonte y Platón, el orador
y retórico Isócrates. Discípulos de los sofistas, había absorbido también, la
doctrina socrática, de forma que, a los sofistas, especialmente a gorgias,

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debía su profundo interés por la retórica considerada como el arte más
noble y propiamente humano, con el cual se actúa no sobre la materia
bruta sino sobre las almas; de Sócrates ,en cambio , le venia su sincera
preocupación ético-política que le hacia repudiar la indiferencia moral por
los fines a cuyo servicio se ponía la técnica oratoria y que caracterizaba a
los mas destacados sofistas. Isócrates, por el contrario, echa las bases de
la concepción clásica del orador como vir dicendi peritus.

Isócrates es el verdadero fundador de la educación de tipo


predominantemente literario que caracterizaría la tradición clásica y
humanística hasta nuestros días; en su plan de estudios, la enseñanza
primaria y media, igual a la tradicional aunque ampliada y perfeccionada y
que comprende también un poco de matemáticas, culmina en un ciclo de
educación superior de nuevo tipo, basada en el estudio y la practica de la
expresión oral y escrita sobre todo a través de la imitación de modelos
apropiados y de la discusión de su forma y contenido. A diferencia de la
enseñanza sofistica, dura varios años. Repetimos, no es puramente formal;
antes bien desarrolla ideales específicos que anuncian a los avalores
propios de la civilización helenística: la exaltación de lo griego no ya como
factum de estirpe, sino como conquista de una cultura superior.

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3. LA EDUCACIÓN SEGÚN PLATÓN:

Platón fue el primer defensor de la igualdad de los sexos. Las mujeres,


en su estado ideal, tendrían los mismos derechos y deberes —y las mismas
oportunidades educativas— que los hombres. Este aspecto de la filosofía
platónica, sin embargo, tuvo muy pocas influencias en la educación durante
siglos, y el concepto de una educación liberal sólo para los hombres, que
había sido expuesto por Aristóteles, prevaleció.

Platón comprendió, aún siendo joven, que la educación del hombre, y


en especial del gobernante, es el único camino para llegar a conformar una
sociedad justa. Sólo quien vive en el diálogo directo con lo inteligible, quien se
eleva de lo mudable y sensible a lo inmutable y eterno, posee la mirada
profunda que necesita el hombre de Estado para conducir la sociedad real
hacia la sociedad ideal. La política debe plasmar en la ciudad terrena el
arquetipo que contempla en el mundo ideal, y la educación es el cincel que
permite modelar la sociedad ideal en este mundo limitado por el devenir, el
cambio y la materia.

La "auténtica filosofía" es, según Platón, la fuente del saber sobre lo


que es bueno y justo, tanto en la vida privada como en la pública. En sintonía
con esta distinción, el presente artículo aborda las ideas de Platón sobre
educación desde dos perspectivas: en la primer parte, centrando la atención
sobre el individuo, y en la segunda, destacando la dimensión política del
hecho educativo.

LA EDUCACIÓN DEL INDIVIDUO

Suele llamarse "educación" al proceso de transmisión y asimilación


de costumbres, normas, técnicas e ideas mediante el cual cada sociedad

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incorpora a quienes se integran a ella. En los textos de Platón el término
educación tiene un significado diferente. Quien transita la verdadera
educación se ve obligado a superar el sentido común, la forma media de
ver las cosas, para descubrir lo que hay detrás. La verdadera educación
implica la adopción de una óptica "nueva" que se adquiere cuando uno se
aleja de lo cotidiano o, mejor aun, cuando comienza a mirar lo cotidiano
con ojos diferentes.

Antes de ocuparnos de la concepción platónica de "educación",


repasaremos brevemente los conceptos centrales de la antropología del
filósofo ateniense, ya que sólo desde ella adquieren sentido sus ideas
pedagógicas. Sabiendo qué es el hombre, cuál es su condición y cuál su
destino, sabremos cómo se lo debe educar para que alcance su máxima
realización.

EL DUALISMO ANTROPOLÓGICO DE PLATÓN

En tiempos de Homero se hizo notorio el triunfo de los dioses


olímpicos de la Naturaleza por sobre la antigua religión doméstica de los
antepasados. “El mundo se hallaba gobernado por los dioses, no por
pálidos espectros, sino por figuras de carne y hueso, rigurosamente
corporales, que obraban a través de todos los ámbitos. Junto a ellos y en
contra de ellos no obraba poder demoníaco alguno, ni siquiera la noche
ponía en libertad las almas de los difuntos.” (Rohde 1983) La "psique"
(alma) de los difuntos, antes tan temida, pasó a ser una sombra cuyos
contornos apenas permitían identificar al ser que un día disfrutó de vida.
De ella habían huido todas las potencialidades de la voluntad, de la
sensibilidad, del pensamiento. El alma, después de la muerte, no
efectuaba acción alguna sobre el reino de lo visible. Quedaba confinada
en el Hades, del que jamás regresaría. La vida del alma tras la muerte
apenas si merecía ese nombre. Para el hombre homérico, la terrena era la
única vida verdadera. El estado que sobrevenía tras la muerte no era algo
que se pudiera valorar más que esta vida. La psique, al abandonar el

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cuerpo, iba flotando a reunirse con el cortejo innumerable de sus iguales
en el sombrío reino de lo invisible. Jamás desandaba el camino. Estaba
lejos de los vivos, flotando aturdida y semiinconsciente en las entrañas de
la tierra, con una media voz (como el canto del grillo), débil e indiferente a
todo.

La antropología platónica es radicalmente distinta de la homérica. Y


ello se debe en parte a la influencia que sobre ella ejerció una corriente
filosófico-religiosa que irrumpió en Grecia en el tiempo que medió entre
Homero y Platón: el orfismo, portador de una nueva concepción del alma,
de la vida y de la muerte.

Durante el siglo VI a.C. se proyectó sobre toda Grecia, desde el


norte tracio, el culto de Dionisos. El mismo se refugió en sectas basadas
en textos normativos de carácter ritual y teológico que se presentaban
como de inspiración divina, pasando por obras del propio fundador de esta
corriente: Orfeo. El relato religioso central del orfismo afirmaba que
Dionisos, hijo de Zeus y Perséfona, había recibido siendo niño el gobierno
del mundo. Los malignos Titanes se abalanzaron entonces sobre él y
Dionisos escapó a fuerza de metamorfosis, hasta que, habiendo adoptado
la forma de toro, fue dominado, descuartizado y devorado en pedazos por
sus enemigos. Sólo su corazón fue salvado. Zeus lo comió y de él nació el
nuevo Dionisos, hijo de Zeus y Semelé, reencarnación del primero. Por su
parte, los Titanes fueron exterminados por Zeus mediante un rayo y de
sus cenizas nació el género humano, en el que la bondad (herencia de
Dionisos) se mezcla con la maldad heredada de los Titanes.

Según el orfismo, el hombre debe tender a liberarse del elemento


titánico para retornar en toda su pureza a Dionisos. La distinción entre lo
dionisiaco y lo titánico en el hombre se expresa a través de la dualidad
cuerpo-alma. El hombre debe aprender a liberarse de las ataduras del
cuerpo que encierran a su alma como la cárcel al preso. El camino para
alcanzar la liberación recorre múltiples reencarnaciones y consiste en

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escapar de este eterno retorno al cuerpo mediante la práctica de los ritos
órficos, el ascetismo y el desprecio hacia todo lo que ata el hombre a la
vida mortal y la corporeidad. Del orfismo, a través de los pitagóricos, tomó
Platón su concepción dualista del hombre. También para Platón el hombre
es su alma y el cuerpo no es sino una morada transitoria a la que se
accede para expiar una culpa.

El hombre es su alma, y el alma es primordialmente razón. Junto a


la razón se encuentran las dos partes a-lógicas del alma: la irascible y la
concupiscible. Estas dos fuerzas irracionales, que imprimen dinamismo a
la vida anímica, pueden conducirla por caminos equivocados, llevando al
hombre a vivir una vida indigna, irracional.

La "alegoría de la caverna", pasaje del diálogo La república en el


que Platón habla del "estado de nuestra naturaleza según esté o no
esclarecida por la educación" (Platón 1988), presupone esta concepción
de hombre. El hombre educado es aquél que, comprendiendo que el
mundo sensible es sólo una imagen confusa del realmente real, se eleva
de lo sensible, mudable y material a lo eterno, inmutable, inteligible e
inmaterial, a las ideas; y al hacerlo descubre que está llamado a vivir
como un dios, en trato directo con lo eterno.

LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA

Platón inicia el libro séptimo de La república relatando una historia


imaginaria con el fin de clarificar qué es la educación. La misma se conoce
como "mito de la caverna" o "alegoría de la caverna".

Un grupo de hombres vive dentro de una caverna. Los separa del


mundo exterior un camino escarpado. Ellos, que nunca lo han visto, toman
a las sombras por realidad, viviendo así en el error y el engaño. Están tan
convencidos de ello que educarlos, es decir, ayudarlos a transitar el
camino hacia el exterior, se torna muy difícil. Si a un hombre que vive en

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la caverna de la ignorancia “se lo obliga a mirar la luz misma del fuego,
¿no herirá ésta sus ojos?” (Platón 1988). El aprendizaje es doloroso. Se
necesita esfuerzo para superar las opiniones cotidianas y elevarse a lo
que verdaderamente es. Sin embargo, la recompensa vale el esfuerzo: “Si
[quien ha salido de la caverna] recordara la antigua morada y el saber que
allí se tiene, y pensara en sus compañeros de esclavitud, ¿no crees que
se consideraría dichoso en el cambio y se compadecería de ellos?”
(Platón 1988)

El hombre que ha realizado el proceso, que se ha educado, sufre y


se confunde al enfrentarse con el mundo superficial y sensible; sus ojos
quedan “como cegados por las tinieblas al llegar bruscamente desde la
luz del sol” (Platón 1988). Pero, a pesar de ello, el filósofo debe volver a la
caverna para iluminar a quienes aun viven en la oscuridad. La educación
es vocación para quien ha sido educado, es un llamado que exige
renuncia y que no se acepta buscando placer u honor sino soportando las
molestias en pos de la superación social de la ignorancia.

La educación es entonces el proceso que permite al hombre tomar


conciencia de la existencia de otra realidad, más plena, a la que está
llamada, de la que procede y hacia la que se dirige. El hombre educado
comprende que esta vida no es sino un paso, un eslabón de una cadena
de reencarnaciones que deben aprovecharse para dejar lo sensible en pos
de lo inteligible, haciendo el mérito necesario para superar esta condición
corporal de modo definitivo.

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4. LA POLÍTICA Y LA EDUCACIÓN SEGÚN ARISTÓTELES

Estrechamente conectada con la ética esta la política, o sea la ciencia


de la vida social del hombre. En efecto, el hombre es esencialmente ”un
animal político”, es decir, un animal que vive en sociedad con sus
semejantes; pero por esa razón el Estado, que regula la vida social, tiene la
obligación de velar por el bienestar material de los ciudadanos, sino también,
y sobre todo pro su educación moral para conducir a al virtud.

La función esencial del estado es la educación de los ciudadanos que


será uniforme para todos y enderezada no solo a la preparación para la
guerra sino también para la vida pacífica y, sobre todo, para la virtud. Según
Aristóteles, existen hombres que son “esclavos por naturaleza”, es decir, que
por obligación natural son incapaces de actividades verdaderamente humanas
y libres, es decir activadas teoréticas, esos hombres han nacido para
obedecer, no para mandar, y es justo que sean propiedad de otros hombres.

El ideal educativo de Aristóteles es netamente “liberal” y no solo


condena todas las artes mecánicas, somos indignas del hombre libre y
susceptibles de generar una sensibilidad tosca y vulgar, sino que propugna
porque las mismas ciencias teoréticas
Se estudien sin finalidades profesionales.

En la política y en la ÉTICA NICOMAQUEA (un escrito, de la


educación, se perdió) Aristóteles imparte toda una serie de consejos
específicos de índole higiénica y pedagógica para las diversas edades del
crecimiento, inspirados por general en un extraordinario buen sentido, que en
algunos aspectos parecen preludiar la educación del ``gentilhombre” que en
los tiempos modernos seria admirablemente esbozada por LOCKE.

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Pero la enorme influencia de Aristóteles sobre la educación posterior
no se debe tanto a sus consejos en cuanto tales como al conjuntos de su
doctrina, y mas particularmente de su psicología y su ética. Su naturalismo
,que atribuye una importancia particular a cada fase del desarrollo en cuanto
tal, exige una didáctica gradual y ligada a los sentidos y ala imaginación ,así
como una educación moral basada en los hábitos y en el dominio de si mismo
conquistado con el ejercicio; por otra parte , su finalismo y la supuesta
superioridad de lo teorético sobre lo practico tiende que hacer prevalecer la
educación intelectual sobre cuales quiera otras, y ha desarrollar aquella sin
conceder mucha autonomía al educando , puesto que ha este no se le pide
que busque por cuenta propia nuevas sendas de conocimiento; el
conocimiento es el que es, una contemplación de las formas preconstituidas
de la naturaleza susceptible de completamiento, pero no de cambios
radicales, en las partes que esta realizada.

En efecto, realizar es obras mas de universal intelecto activo que del


hombre históricamente determinado. A esto se debe que Aristóteles, en el
curso de históricas una instancia de liberación con respecto ha cualquier traba
de índole sobrenaturalita al desarrollo del hombre natural, o bien una instancia
en pro de formas educativas de carácter autoritario e intelectualístico
encaminadas a hacer respetar, tanto en el ámbito del saber como de la
religión, las formas constituidas y afirmadas. Pero por otra parte a misma
ambivalencia es un índice de la sin par importancia histórica de su
contribución el desarrollo de la civilización.

No puede negarse, por consiguiente, que la educación de los niños


debe ser uno de los objetos principales de que debe cuidar el legislador.
Dondequiera que la educación ha sido desatendida, el Estado ha recibido
un golpe funesto. Esto consiste en que las leyes deben estar siempre en
relación con el principio de la constitución, y en que las costumbres
particulares de cada ciudad afianzan el sostenimiento del Estado, por lo
mismo que han sido ellas mismas las únicas que han dado existencia a la

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forma primera. Las costumbres democráticas conservan la democracia, así
como las costumbres oligárquicas conservan la oligarquía, y cuanto más
puras son las costumbres, tanto más se afianza el Estado.

Todas las ciencias y todas las artes exigen, si han de dar buenos
resultados, nociones previas y hábitos anteriores. Lo mismo sucede
evidentemente con el ejercicio de la virtud. Como el Estado todo sólo tiene
un solo y mismo fin, la educación debe de ser necesariamente una e
idéntica para todos sus miembros, de donde se sigue que la educación
debe ser objeto de una vigilancia pública y no particular, por más que este
último sistema haya generalmente prevalecido, y que hoy cada cual educa
a sus hijos en su casa según el método que le parece y en aquello que le
place. Sin embargo, lo que es común debe aprenderse en común, y es un
error grave creer que cada ciudadano sea dueño de sí mismo, siendo así
que todos pertenecen al Estado, puesto que constituyen sus elementos y
que los cuidados, de que son objeto las partes, deben concordar con
aquellos de que es objeto el conjunto. En este punto nunca se alabará
bastante a los lacedemonios.

La educación de sus hijos se verifica en común, y le dan una


extrema importancia. En nuestra opinión es de toda evidencia que la ley
debe arreglar la educación, y que ésta debe ser pública. Pero es muy
esencial saber con precisión lo que debe ser esta educación, y el método
que conviene seguir. En general no están hoy todos conformes acerca de
los objetos que debe abrazar; antes, por el contrario, están muy lejos de
ponerse de acuerdo sobre lo que los jóvenes deben aprender para
alcanzar la virtud y la vida más perfecta. Ni aun se sabe a qué debe darse
la preferencia, si a la educación de la inteligencia o a la del corazón.

El sistema actual de educación contribuye mucho a hacer difícil la


cuestión. No se sabe, ni poco ni mucho, si la educación ha de dirigirse
exclusivamente a las cosas de utilidad real, o si debe hacerse de ella una
escuela de virtud, o si ha de comprender también las cosas de puro
entretenimiento. Estos diferentes sistemas han tenido sus partidarios, y no

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hay aún nada que sea generalmente aceptado sobre los medios de hacer
a la juventud virtuosa; pero siendo tan diversas las opiniones acerca de la
esencia misma de la virtud, no debe extrañarse que lo sean igualmente
sobre la manera de ponerla en práctica.

EDUCACIÓN DEL CARÁCTER

La diferencia de denominación de este aspecto de la educación,


señala ese modo de ser individual por el que un sujeto está capacitado
para actuar de una forma u otra, actúa y vive. Es fruto de la dotación
natural y del ejercicio en cuanto este ethos es dirigido, impulsado, y
fortalecido por otros; a ese proceso conjunto se le llama educación del
carácter.

DISTINTAS ETAPAS DE LA EDUCACIÓN

Aristóteles entiende una educación permanente que dura toda la


vida, interrumpe en cuanto que el individuo ha llegado a la madurez. La
paideia clásica es un proceso por el que el individuo aprende a ser humano
de la mejor forma, adquiriendo el bien completo y la felicidad. Por esta
razón la paideia para Aristóteles no termina nunca y aunque también hable
de la educación restrigiéndola a la etapa comprendida entre la infancia y la
edad adulta, la descripción ética y política del ser humano, nos hace
concluir que la educación entendida como proceso de perfeccionamiento
no finaliza. Esta visión de toda una vida educándose se aprecia con más
fuerza cuando insiste en el valor formativo de la amistad y de las relaciones
políticas del ciudadano.

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Aristóteles piensa en el final de la obra educativa, en el hombre
bueno y buen ciudadano, en el sabio, en los individuos que han alcanzado
la felicidad. La concepción teleológica de la naturaleza humana motiva esta
teoría de la educación como un proceso perpetuo.

CARÁCTER PRÁCTICO DE LA EDUCACIÓN

Aristóteles destaca el talante práctico de la educación del carácter y


cívica. Se aprende a ser bueno siéndolo, se aprende a ser virtuoso
ejercitándose en estos hábitos, se aprende a ser amigo teniendo amigos,
se aprende a buscar el bien común practicando el operar por ese bien. El
educador facilita este proceso, disponiendo, orientando, acompañando.
Disponer es fortalecer las buenas inclinaciones humanas y obstaculizar las
inadecuadas; orientar es proponer fines, explicar razones, desmantelar lo
que no parece conveniente perseguir también con razones; acompañar es
vigilar, velar, querer, compartir. Así enseñan los padres, los maestros, los
amigos, los legisladores, los gobernantes. Toda la polis se vuelca en la
tarea de la educación porque lo esencial de las relaciones en la ciudad no
es la subsistencia sino las actividades práxicas que suponen siempre un
crecimiento interior hacia la finalidad propia de cada ciudadano, hacia una
vida buena en la que es mejor.

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5. LA EDUCACIÓN EN EL MUNDO HELENISTICO-ROMANO

CARÁCTER PREDOMINANTEMENTE LITERARIO DE LA EDUCACIÓN


HELENÍSTICA

La educación elemental a cargo del didáskalos, comprende el


aprendizaje de la lectura y la escritura y un minimo de aritmetica; por su
parte la musica, la danza y la gimnasia pierden gradualmente importancia y
se convierten en algo accesorio y marginal.

La educación media es impartida principalmente por el gramatico y


consiste principalmente en la lectura y comentario de los clasicos : Homero,
Hesíodo, los liricos y los clásicos. La educación superior es sobre todo de
carácter oratorio y esta confiado al rétor llamado después sofista.

En el currículum o plan normal de estudios nunca esta ausente del


todo el aspecto científico matemático, antes bien se le reconoce como parte
de aquella “cultura general” que la educación helenística se proponía
conscientemente impartir. Al parecer se trataba de enseñanzas poco
profundas –con respecto a las matemáticas- pues mas se dedicaban a los
argumentos literarios. En el campo filológico no existían relaciones
eficientes entre alta cultura e instrucción.

La instrucción superior adaptaba formas aun mas variadas que la


secundaria, si bien la nota dominante seguía siendo literario-retórica. Se
daba en instituciones tan diversas entre sí como los “colegios de efebos”
organizados siguiendo el modelo de Atenas, pero la forma común era de
los cursos dados por maestros particulares, es decir, los rétores o sofistas,

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a quienes se fiaba también la tarea de completar la formación intelectual de
los jóvenes salidos de los colegios fébicos.

Una característica privativa de la educación superior de la Grecia


clásica o sea, la convivencia cotidiana y prolongada del maestro con un
pequeño grupo de discípulos, nada de formalismos, nada de esquemas,
sino trabajo personal y discusiones colectivas en un austero clima de vida
en común.
Pero una tal educación superior no podía beneficiar sino a muy pocos
jóvenes, cuando pasados los 16 ó 18 años, se limitaba a cursos de retórica.

LA ORGANIZACIÓN DE LA ESCUELA Y LOS MÉTODOS DIDÁCTICOS

La educación siguió siendo durante largo tiempo, incluso en el periodo


helenístico-romano. Los monarcas no intervienen en calidad de tales en la
organización educativa, y si acaso en calidad de benefactores o mecenas,
se trata de lo que hoy llamaríamos “fundaciones escolares”, administradas
por las autoridades municipales.

Sin embargo, las polis se ocupan cada vez mas de la educación no


tanto en el sentido de su administración directa, sino en el de ampliar y
perfeccionar la legislación pertinente, de modo de estimular y controlar las
escuelas particulares.

La escuela elemental era la escuela de las primeras nociones, de los


rudimentos. Solo para aprender a leer y escribir y a hacer algunas cuentas
se consideraban necesarias de cuatro a cinco años. La lentitud de la
enseñanza dependía probablemente de los métodos didácticos.

La lectura y la escritura se enseñaban con un método en extremo


árido y mnemotécnico, es decir, se empezaba aprendiendo de memoria el
alfabeto, a continuación se aprendía a trazar una por una las letras, se
pasaba luego a combinarlas en silabas y por ultimo se llegaba a las

31
palabra, finalmente se adquiría seguridad y rapidez mediante interminables
ejercicios de copia y dictado.

No se preocupaban de despertar el interés y la curiosidad de los


alumnos; si se distraían o no adelantaban lo suficiente se procuraba
corregirlos con azotes y otros castigos. Tampoco la educación secundaria
era muy satisfactoria; prolijas distinciones gramaticales, pesados ejercicios
de memorización, ejercicios de composición consistentes en el desarrollo
de temas consabidos, pero la característica mas importante de la educación
secundaria helenística es la aparición del libro de texto.

La educación superior mas generalizada era, como ya se ha dicho, la


del rétor o sofista. Pero la función del arte oratorio reviste una gran dignidad
sólo en asambleas libres o en tribunales democráticos, al punto que
muchos jóvenes bien dotados consideran necesario estudiar
sucesivamente con maestros de diversa formación, o incluso viajar por los
centros de enseñanza mas famosos.
La educación helenística seguirá siendo durante largo tiempo puramente
humanística y no profesional (única excepción, la medicina).

LA EDUCACIÓN ROMANA ARCAICA

• La civilización romana arcaica y el modo como formaba a los jóvenes


tenían presente ciertas características:

• La igualdad entre nobles y plebeyos, pero el sentido de la legalidad


se desarrollo con mayor profundidad que en Grecia puesto que termino por
ligarse.

• Los caracteres principales de la formación de los jóvenes que era


ante todo familiar.

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• Era una formación civil, puesto que el padre llevaba al hijo al foro
apenas vestía la toga viril (a los 16 años) para que asimilase directamente las
bases de la vida política y social de la urbe.

• La formación del joven era militar. Alos 17ó 18 años entraba en el


ejercito como soldado raso, independientemente del grado de nobleza o
riqueza de su familia.

Como se observa se trata de un tipo de formación esencialmente moral y


práctico.

LA INFLUENCIA GRIEGA SOBRE LA EDUCACIÓN ROMANA

En su aspecto intelectual, la educación romana se modeló sobre la


griega; por tanto, desde el siglo II a.c. tenemos el literator correspondiente
al didáskalos o gramatikós.
En todas la tierras menos civilizadas por donde se difundió, el griego se
enseñó junto con el latín, de esta forma, Roma se constituyó en portadora
más que de una civilización típicamente suya.
La mentalidad romana se distingue por un elemento no menos importante
que el anterior: el sentido práctico; de modo que no nos debe sorprender si
el estudio de la arquitectura y la agrimensura se desarrolla en latín,
mientras las ciencias puras siguen siendo patrimonio griego y se enseñan
en griego.

En general, se puede conjeturar por varios indicios que la mentalidad


romana era moral severa en la disciplina y mas directa en la vigilancia de la
formación moral, que no se dejaba al pedagogo esclavo sino que era objeto
de la solicitud de los padres. Por lo demás, el pedagogo romano a cuyos
servicios recurrían las familias mas ricas, goza de mucha mas
consideración que en Grecia y es a menudo un liberto culto y estimado.

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La instrucción intelectual romana es igual a la griega del periodo
helenístico, como idéntica es también su articulación general.

CONCLUSIONES

Hemos llegado a entender las diferentes concepciones de los grandes


filósofos en cuanto exponen el tema controversial de la educación. En estas
ideas descubrimos pistas suficientes para comprender qué cuestiones hay
que tener en cuenta en cualquier análisis de la forma de enseñanza.

Hay procesos en la educación tales como conocimientos, valores,


hábitos, conductas, modos de socializar y hay modos para crear otros
nuevos. La educación se representa como una forma de asimilación tanto
cultural como moral ya que las nuevas generaciones aprenden de las
antiguas concepciones de los filósofos mas reconocidos.

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Es el verdadero esfuerzo, hábito y método que han sido, desde el
pasado, las claves para entender que se aprende mucho para llegar a saber
un poco. No hacen falta clases magistrales para que el alumno pueda
aprender mejor ya que puede hacerlo con solo observar y haciendo práctica
de ello.

Hay que saber escuchar y enseñarle a razonar a nuestros estudiantes


pues así aumentarán su interés por el estudio. Debemos hacer que esta
forma de Educar se oriente hacia la libertad y que la instrucción proporcione
el saber necesario para cumplir una función más social.

En realidad los objetivos de la educación pueden llegar a ser muy


diversos dependiendo del enfoque que se les otorgue; sin embargo podemos
coincidir en la idea fundamental de formar a los niños para que sean hombres
para la vida en sociedad.

Como futuros educadores debemos impartir una buena calidad de


formación integral en la cual la calidad educativa debe abarcar la integridad
del sujeto. Desde este punto de vista, es necesario que la formación básica y
universal brinde las oportunidades educativas y que fortalezcan todas las
dimensiones de la personalidad: cultural, social, estética, ética y religiosa.
Esta formación integral supone fortalecer la capacidad de cada uno para
definir su proyecto de vida, la libertad, la paz y la solidaridad, la igualdad, la
justicia, la responsabilidad y el bien común.

35
BIBLIOGRAFÍA

• N. ABBAGNINO, A VISALBERGUI. Historia de Pedagogía. México,


1964.
• JULIÁN MARÍAS. Historia de la Filosofía. Madrid, 1976.
• Diccionario Filosófico Abreviado. Uruguay, 1979.
• http://es.wikipedia.org/wiki/Her%C3%A1clito
• http://www.fundacionmustakis.com/espanol/educacion/pitagoras.html
• http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filosofiagriega/Presocraticos/Atomismo.htm
• http://www.luventicus.org/articulos/04D001/index.html
• http://www.nueva-acropolis.org.ar/La-educacion-segun-
Platon.491.0.html
• http://educandonos.nireblog.com/post/2006/10/05/la-educacion-segun-
platon
• http://www.nueva-acropolis.es/FondoCultural/filosofia/Filosofia-22.htm
• http://www.bu.edu/wcp/Papers/Educ/EducBern.htm
http://www.bu.edu/wcp/Papers/Educ/EducBern.htm

36
• http://www.filosofia.org/cla/ari/azc03165.htm
• http://ar.geocities.com/desocratesalhumanismo/socrates.htm

ÍNDICE

PRESENTACIÓN 2

INTRODUCCIÓN 3

RESUMEN 5

CONCEPCIÓN FILOSÓFICA INTEGRAL DE LA EDUCACIÓN: 7

1. EL SURGIMIENTO DE LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA Y


SUS PRIMERAS APLICACIONES A LA EDUCACION 7
2. LA EDUCACION SEGÚN SÓCRATES 11
3. LA EDUCACIÓN SEGÚN PLATÓN 20

37
4. LA POLÍTICA Y LA EDUCACIÓN SEGÚN ARISTÓTELES 25
5. LA EDUCACIÓN EN EL MUNDO HELENISTICO-ROMANO 30

CONCLUSIONES 34

BIBLIOGRAFÍA 36

38

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