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Respecto a cómo se hizo el rodaje, hay que señalar que los medios técnicos con los que
contaban los técnicos de Eisenstein fueron sumamente primitivos (una tosca vagoneta
sobre unos irregulares raíles), pero dichas limitaciones se vieron superadas gracias a
toda una serie de experimentos originales. Las pantallas reflectantes fueron utilizadas
por primera vez en la Unión Soviética. El director de fotografía, Eduard Tissé utilizó la
fotografía desenfocada: en las escenas de masas se limitó a cambiar los objetivos de
lugar en lugar de volver a colocar la cámara, para no interrumpir la actuación de unos
extras sin experiencia. Algunos planos, como el del cochecito pasando por encima de
las manos de las víctimas caídas, se repitieron. Otros se repitieron con ligeras
variaciones que se implementaban de modo progresivo con el fin de acentuar el
dramatismo (pensemos, por ejemplo en los diferentes planos en que se va observando la
1
Este artículo es el resultado de un ejercicio para un curso a través de Internet
sobre El cine como recurso didáctico, que el autor realizó para el CNICE.
muerte de la madre del niño del cochecito). Se construyó una plataforma móvil, lo
suficientemente grande como para que cupiesen en ella la cámara, Tissé, Eisenstein y
sus ayudantes, moviéndola a lo largo de la escalinata para acompañar el descenso de las
víctimas, de los soldados o del cochecito.
Veremos, por otra parte, que el recurso a las escalinatas, como un ámbito que se presta
a un tratamiento especialmente dramático de la secuencia, y que gustaba al parecer a
Eisenstein, pues fue todo un hallazgo, no es exclusivo de esta película, porque en otra
película magistral de este mismo director, y me estoy refiriendo a Octubre, mostrará
también mediante otra escalinata un hecho trascendental en la historia de Rusia: la
subida de Kerensky al poder como jefe del gobierno provisional en julio de 1917. En
este caso es otra escalinata distinta de la de Odessa: la del famoso Palacio de Invierno.
Para realizar este ejercicio he utilizado toda la información que tenía disponible como
ha sido:
• La Historia Universal del Cine, de Editorial Planeta, tomo 3º, páginas 266-271.
• Los apuntes impresos del curso que estoy realizando, de los que he extraído
algunas ideas básicas.
Hubiese podido recabar más información en Internet, pero no he tenido tiempo, y ver la
secuencia a cámara lenta para tomar nota de todos los pormenores me ha llevado tres
horas (¡y eso que eran sólo 7 minutos de secuencia! ¿y si hubiese tenido que hacer lo
mismo con la película entera?).
Escenas previas.- Para comprender bien esta secuencia hay que tener en cuenta las
secuencias previas, pues en la sintaxis cinematográfica la obra en su conjunto está
dotada de cohesión, de unidad, y es el recurso a los contrastes uno de los aspectos más
destacados del cine de Eisenstein.
Quiero referirme en concreto al plano medio corto en que figura la mujer cuyas gafas
serán aplastadas por un culetazo de bayoneta en la secuencia de la escalinata, que aquí
se muestra, en esta secuencia previa, casi idílica, sonriente, buscando el contraste con lo
que vendrá después. Va acompañada de una chica que también sonríe dulcemente y que
podría ser su hija. Estos personajes y otros similares parecen saludar desde lejos a los
que van en las embarcaciones a husmear qué ocurre en las proximidades del acorazado.
La gente desde los barcos les pasa comida a los soldados amotinados, que se ven
envueltos en un auténtico baño de multitudes y arropados por el fervor popular.
Veremos, por todo ello, que Eisenstein busca unir fondo y forma, que el mensaje
revolucionario vaya vinculado a una estética que provoque esa misma sacudida en los
espectadores. Logra con la rápida sucesión de planos en el montaje (unos 120 en poco
más de seis minutos) darle a la secuencia un ritmo nunca visto hasta entonces. Es, por
consiguiente, el montaje el que suscita un tiempo fílmico dado, dilatando el tiempo real
de acuerdo con las emociones y sensaciones que quiere provocar en los espectadores.
La abundancia de planos detalle (pensemos, por ejemplo, en la obsesiva presentación de
las ruedas del cochecito, o en las puntas de las bayonetas disparando, o las botas de los
soldados moviéndose a intervalos regulares…) hacen tomar conciencia al espectador de
la dinámica que está en juego en esta secuencia y de los valores que nos transmite. Las
líneas de composición oblicuas se percibe en las bayonetas inclinadas en diagonal hacia
abajo mientras los soldados avanzan por la escalinata, o en los cuerpos sesgados de las
víctimas que a veces atraviesan también en diagonal el campo visual (pensemos, por
ejemplo en el cuerpo del niño de la cesta).
Ni que decir tiene que a la vista de tantos cambios de plano en esta secuencia el estilo de
montaje de Eisenstein responde al prototipo del llamado estilo formalista o rupturista (y
no al del llamado naturalista o clásico).
El mutilado gira sobre sí mismo para indagar qué es lo que sucede y sigue bajando
gente junto a él. A continuación aparece un plano general en el que van a mostrarse los
soldados por vez primera. A la izquierda hay una estatua negra, de un metal brillante, de
un militar zarista. Y a la derecha empiezan a verse avanzar las gorras blancas de los
soldados del zar que portan sus bayonetas. A la mitad del campo visual se distingue el
comienzo de la escalera por donde el gentío va descendiendo. A lo lejos, muy al fondo,
se perciben una iglesia y otros edificios. Los soldados avanzan de modo regular y
uniforme y empiezan a bajar la fatídica escalera con un avance que veremos arrollador.
En seguida se ve un plano medio de dos personajes que bajan a gran velocidad y una
mujer que estaba sentada en la escalinata se levanta y echa a correr bajando hacia la
izquierda y saliendo del campo visual.
Una vez iniciada esta sucesión de planos vamos a ver que Eisenstein va alternando los
mismos tipos de planos una y otra vez para lograr que el espectador monte en su
imaginación la secuencia. Vuelve a aparecer de nuevo la escalera vista desde arriba con
la estatua del militar y una segunda fila u oleada de soldados que va descendiendo
detrás de la anterior. Aparece a continuación un plano general corto de figuras que
conforme van bajando en algún caso miran hacia atrás, como preguntándose qué sucede.
Curiosamente, y de un modo magistral para la precariedad de medios, la cámara va
descendiendo con los personajes de la multitud (travelling).
Después se ve un plano tres cuartos de dos mujeres que están junto a alguien postrado o
abatido, inclinado sobre algún escalón. Estas mujeres expresan en su rostro el miedo y
la sorpresa y son un ejemplo de fraternidad en la desgracia.
De modo reiterativo pero enormemente eficaz vuelve a verse a los soldados desde
arriba, en el plano general de la estatua, y los disparos se significan visualmente
mediante el humo (único recurso disponible en una película muda para hacer ver que las
bayonetas disparan…). Una pobre anciana en un plano medio corto ve caer a la persona
que tiene al lado abatida por un disparo y también su sombrero cae de su cabeza (se
supone que debido a otro disparo) sin que ella sufra daño aparente.
La cámara se sitúa ahora en la parte derecha de la escalera y sin moverse dicha cámara
vemos descender a la gente. En un primer plano de la cabeza del anciano que está
tumbado de espaldas agazapado, vemos descender las piernas de algunos que van
bajando. Nuevo plano general de la escalera en el que observamos cómo caen muchas
personas aquí y allá uniéndose a las que ya han caído y formando en algunos casos
pequeños amasijos o montones de cuerpos que son la viva imagen de la desolación. De
nuevo aparece el anciano del plano anterior llevándose las manos a la cabeza en un
primer plano, para protegérsela.
Se ve luego un plano general corto de la escalera vista desde el lado izquierdo, mientras
la gente va descendiendo y la cámara en travelling va bajando con ellos.
El niño que en la escena previa a esta secuencia aparecía con una cesta acompañado de
su madre va a protagonizar aquí una de las anécdotas más trágicas de esta secuencia.
Aparece ahora bajando la escalera de la mano de su madre antes de ser el arquetipo de
víctima inocente donde las haya (pues une a su condición injusta de víctima la doble
injusticia de ser además un niño).
Se ve entonces un plano general de los soldados disparando con las armas en diagonal
que subrayan el carácter descendente de su marcha en esta marea de muerte que va
bajando. En la esquina inferior derecha del campo visual el humo de los repetidos
disparos alcanza su paroxismo. Se ve luego un plano americano de la mujer de la cesta y
de su hijo. El niño en un momento dado va cayendo por las escaleras hasta quedar
tumbado hacia delante bocabajo en una posición lastimosa, se supone que tras haber
sido alcanzado por algún disparo. El efecto es enormemente dramático, puesto que
ambos personajes nos eran familiares, nos toca la fibra sensible. Lo más llamativo de
todo es que la madre en un primer momento no es consciente de lo que le ha sucedido a
su hijo y a continuación se percibe cómo dicha madre en un plano general corto va
bajando la escalera con su cesta sin volverse a recoger a su hijo, pues en el marasmo de
los acontecimientos no siente la ausencia del hijo. Para acentuar el dramatismo, aún más
si cabe, Eisenstein usa de un primer plano del niño de la cesta en gesto de dolor y un
grito silente subraya el momento crítico de dicha escena. A continuación nuevo plano
general corto del gentío bajando la escalera, con travelling de la cámara en descenso. La
madre del niño, que se muestra a la izquierda, va a tomar conciencia de la ausencia de
su hijo y se gira para mirar hacia atrás. Se ve un primer plano de la cabeza de la madre,
que lleva sendos pendientes de aro en las orejas, y que con el ceño fruncido mira y
descubre a su hijo malherido, escapándose entonces un grito silente de su boca de madre
afrentada. Acto seguido, primer plano del niño en un gesto intenso de dolor crispado y
gritando. Está lleno de sangre que baja a chorros desde su cabeza y le salpica la camisa
y los brazos. Con su brazo derecho extendido, antes de abatir la cabeza, reclama el
auxilio de la madre y quizás una justicia imposible. Nuevo primer plano de la madre
gritando con los ojos casi desencajados de dolor y que se lleva las manos a los pómulos
muy expresivamente antes de mesarse los cabellos. Este plano es sustituido por otro del
niño tumbado bocabajo en la escalera y por encima del cual se observan las piernas de
diversas personas que van bajando y saltan por encima, sabiendo que no es momento de
socorrer a los caídos sino de salvar la vida. Nuevo primerísimo plano de la madre en un
gesto facial muy expresivo de horror y ojos ya claramente desencajados de pánico. La
imagen en plano general muy corto de la escalinata y de la gente descendiendo es
seguida por otra imagen en plano medio corto de la parte inferior del cuerpo del niño en
diagonal. Se ve entonces, como signo de barbarie suprema, que el cuerpo del niño es
pisoteado por un soldado que baja incrustando su bota en el tobillo de este niño. A esto
sigue un plano de detalle de la mano del niño que es aplastada por la bota de otro
soldado que desciende. Como vemos Eisenstein no ahorra al espectador detalles
desagradables en su afán didáctico de suscitar determinadas emociones en la persona
que contempla la película.
Otro plano americano de la madre subiendo la escalera con el hijo moribundo y que se
vuelve hacia atrás girando para continuar luego la subida. Y nuevo plano americano de
la mujer de las gafas con los brazos abiertos y girándolos. Se ve entonces uno de los
escasísimos rótulos que aparecen en esta secuencia, que indica “Vamos a decirles que
abandonen” (se supone que a los soldados que disparan). Nuevo plano general corto de
la escalera y a continuación un plano americano del grupo de mujeres que se propone
sugerir a los soldados que deserten. Varias personas se aglutinan expresivamente, en un
plano medio corto, en torno a la imagen de la mujer de las gafas, que al final de la
secuencia, al ser aplastada por la bayoneta del soldado, se convertirá en todo un símbolo
de desesperanza. Todas las cabezas se giran mirando a esta mujer que encarna la
esperanza del pueblo aplastado por los soldados zaristas, esperanza que se revelará
vana. Primer plano del rostro de esta mujer y otro primer plano de las caras que la
miran, que se giran luego en sentido contrario al sentir la proximidad terrible de los
hieráticos soldados que avanzan mecánicamente como robots. Plano tres cuartos de los
soldados bajando la escalinata, que, conforme van descendiendo, se convierte en un
plano general corto. Plano medio corto de la madre con el niño muerto en brazos
dirigiéndose a los soldados para pedirles que detengan la matanza. Primer plano de la
anciana agazapada acompañada por otra mujer que pasa a primer plano con una mirada
de pánico, mientras desaparece del campo visual la cabeza de la anciana. Nuevo primer
plano de la mujer de las gafas. Nuevo primer plano de la mujer que acompaña a la
anciana, de la cual se acaba viendo un plano de detalle de su caída y luego un plano
medio corto de esta chica joven junto a un anciano. En la confusión todos se agitan
buscando una salida y los personajes se mueven caóticamente.
Otro plano americano de estos personajes agrupados en torno a la anciana de las gafas
nos los muestra levantándose para salir de la escalinata por el margen, incluyendo a un
hombre que va con muletas y que nos recuerda al mutilado que se desplazaba con las
manos al comienzo de la secuencia. Este tipo de personajes acentúa el patetismo de la
secuencia por su mayor dificultad para moverse, pese a la urgencia de la necesidad de
salir de allí. Plano general corto de los soldados disparando de nuevo. Nuevo plano
general de la escalinata y de la muchedumbre bajando.
Nuevo plano medio corto de la madre con el hijo en brazos, del que se perciben las
manchas de sangre en la camisa, mientras va subiendo valientemente (diríamos en rigor
temerariamente) hacia los soldados, al tiempo que exhibe a su hijo como un frágil tesoro
que le están arrebatando.
Plano medio corto del grupo de mujeres agrupadas en torno a la anciana de las gafas.
Los personajes de ese grupo alzan los brazos expresivamente, como pidiendo clemencia
a los soldados. Nuevo plano medio corto de la mujer con su hijo muerto en brazos, que
va vociferando o gritando a tenor de los gestos faciales (de nuevo el recurso al grito
silente, símbolo de impotencia donde los haya, porque hay gritos que suenan en el
desierto).
Plano general corto del rellano de la escalinata en el que se observan las sombras
alargadas de los soldados y sus bayonetas y al fondo los cuerpos tendidos de varias
víctimas de la matanza. Las sombras van avanzando y aparecen los soldados en
formación desfilando con las bayonetas enristradas. Pasan por encima de los cuerpos
tendidos y siguen descendiendo la escalinata, administrando a su paso la muerte a los
que se van cruzando en su camino. Plano general de la escalinata con varios amasijos
informes de cuerpos de víctimas tendidas a derecha e izquierda. Desde la parte del
espectador avanza hacia delante la madre con el niño en brazos, que al principio se ve
en plano medio corto. Mientras se ve a los soldados descendiendo, la madre al fondo,
como contraste, va subiendo la escalinata con el hijo a cuestas flanqueada a ambos lados
por los cadáveres de las víctimas en lo que parece un auténtico cementerio improvisado.
La escena es desoladora y aparece en pantalla un rótulo que reza “No disparen”,
mientras aparece un plano medio corto de la parte inferior del cuerpo de los soldados
descendiendo la escalera y pasando por encima de algunos cuerpos. Se sugiere así la
cercanía de los soldados a la madre con el niño muerto. Plano general corto de la madre
subiendo la escalera y cuya sombra se alarga al fondo. La cámara va retrocediendo en
“travelling” hacia atrás mientras la madre va subiendo hasta llegar al punto crucial en
que su figura pisa las sombras de los soldados. Uno de ellos tiene el sable levantado
amenazadoramente. Ante ellos suplica la madre y se ve en pantalla un rótulo que dice:
“Mi niño está malherido”. Creo que nos hallamos ante uno de los momentos
culminantes de la secuencia, donde alcanza su primer clímax. La mujer sigue subiendo
mientras la cámara va retrocediendo y nos muestra un plano tres cuartos de algunos
soldados. Destaca aquí la maestría de Eisenstein en el tratamiento de la anécdota, que le
confiere un extraordinario dramatismo. Se ve a continuación un plano medio corto del
grupo de suplicantes, que con las manos alzadas demandan clemencia de los soldados,
como si se tratase del coro de una tragedia griega. Este grupo va subiendo también
lentamente, como reforzando tenuemente la posición de la madre que suplica ante los
soldados.
La situación se resuelve trágicamente con un nuevo plano medio corto de los soldados
de espaldas a la cámara, que disparan a la mujer con el niño en brazos de modo brutal e
inmisericorde, sin el más leve asomo de compasión. La maquinaria de la muerte no se
detiene y sigue avanzando. Plano americano de la madre cayendo tras disparar los
soldados. Acto seguido aparece una imagen en plano general corto de unas personas
corriendo, mientras en primer plano surgen imágenes de caballos que pasan a gran
velocidad, en sentido contrario al de las personas que corren, todo ello situado en lo que
se supone que es el final de la escalinata. Vuelve a aparecer la imagen de la madre en
plano americano cayendo, mientras los soldados avanzan inamovibles. La madre cae
finalmente de espaldas y el cuerpo de su hijo queda atravesado encima de su pecho,
mientras las sombras siniestras de los soldados, auténtica metáfora visual, se funden con
su imagen yacente. Se ve luego un rótulo que reza “Los cosacos”, referido a los
soldados que al final de la escalinata, abajo, persiguen al gentío a caballo.
Nuevo plano medio corto de los soldados de las bayonetas disparando a la multitud. Se
transforma luego, conforme avanzan, en un plano general, y van dejando atrás algunos
cuerpos caídos como macabra cosecha de muerte estos segadores de vidas.
Nuevo primer plano de la cabeza de la madre del niño del cochecito, que parece estar
rezando, mirando al cielo con ojos llorosos en señal de súplica, y que cierra luego los
ojos y empieza a desplazarse hacia atrás (se supone que después de haber recibido el
impacto de los disparos). Plano de detalle de las ruedas del cochecito que están al borde
del escalón. Primer plano de la cabeza de la madre hacia atrás en un rictus de dolor y va
girando lentamente hasta que abre los ojos. Plano de detalle del cinturón. Se lleva las
manos a dicho cinturón como agarrándose el vientre donde supuestamente habrán
penetrado las balas de los soldados. Nuevo primer plano de la escalinata al fondo, con
los cosacos en la parte inferior del campo visual. Nuevo plano detalle de las manos de la
madre del niño del cochecito junto a la hebilla del cinturón, tintas en sangre. Primer
plano del torso de la madre, con los brazos, las manos y el cinturón. Primer plano de la
cabeza de la madre agonizante con los ojos expresando dolor y llorosos, que se van
cerrando mientras ella se va desplomando hacia abajo hasta que desaparece del campo
visual. Primer plano del torso de la madre que va descendiendo hasta que aparece un
plano medio corto de esta, que va cayendo, y se ve la imagen del niño en el cochecito y
un hombre que pasa. El niño, en plano tres cuartos, sentado en el cochecito, llora y agita
las manos -viva imagen del desamparo- mientras la madre cae dramáticamente al suelo.
Plano detalle de las ruedas del cochecito al borde del abismo.., perdón, de la escalinata.
Van avanzando lentamente hacia delante, hasta situarse justo al borde del escalón.
Nuevo plano medio corto de las piernas de los soldados-verdugos descendiendo por la
escalinata. Plano tres cuartos de los soldados de perfil avanzando con las bayonetas.
Plano medio corto de la madre desplomándose con las manos ensangrentadas en el
vientre y un rictus de dolor. Al caer le da con el codo al cochecito, que empieza a caer a
su vez por la escalinata. Plano de detalle de las ruedas del cochecito empezando a caer
por los escalones. Gran plano general de la escalinata, con dos filas de soldados con sus
bayonetas disparando (imagen muy expresiva de la violencia que entraña el ejercicio de
un poder no democrático). Plano general de la parte inferior de la escalinata vista desde
abajo, con los cosacos atacando a los que descienden. Plano tres cuartos de las verjas.
Plano medio corto de la madre desplomándose definitivamente (¡por fin…!), mientras el
cochecito inicia su “descensus ad inferos” por la escalinata en plano de detalle de la
parte delantera, con el niño dentro, y otro plano de detalle de las ruedas traseras que
coincide con la imagen de la cabeza de la madre postrada en el suelo muerta. Plano
medio corto de la imagen de la anciana de las gafas chillando de desesperación (grito
silente). Plano tres cuartos del cochecito con el niño dentro bajando la escalinata,
mientras la cámara acompaña al cochecito en travelling, descendiendo con él. Estamos
en el momento cumbre de la secuencia, en que el cochecito cayendo quedará como
suprema imagen del desamparo y subrayará la trágica injusticia cometida.
Plano general corto de la escalera con el cochecito descendiendo en diagonal de
izquierda a derecha. Otro plano general corto de una imagen análoga con la cámara más
alejada. Plano general de los cosacos atacando al gentío en la parte inferior de la
escalinata. Plano medio corto de la mitad superior del cuerpo de la madre muerta
postrada en el suelo. Plano tres cuartos del cochecito descendiendo con el niño dentro y
los cuerpos de las víctimas de la matanza alrededor como macabro cortejo en el
descenso. Primer plano de la mujer de las gafas con cara de dolor exacerbado y tristeza
abrumadora. Plano detalle de las ruedas del cochecito descendiendo y pisando manos y
sombreros de gente caída (la cámara lo acompaña en travelling). Primer plano de la
cabeza de un hombre horrorizado. Plano general corto de las verjas del espacio próximo
al final de la escalinata y un hombre junto a una víctima. Nuevas imágenes en ese
mismo plano de personas saltando las verjas en su huida y de los cosacos atacando a la
multitud detrás de las verjas. Nuevo plano tres cuartos del cochecito caminando solo
con el niño dentro (esta vez por un terreno llano). Nuevo plano del hombre horrorizado.
Nuevo plano de detalle del cochecito bajando la escalera y la cámara en travelling
acompañándolo. Primer plano de la cabeza del niño dentro del cochecito. Nuevo plano
de detalle de las ruedas del cochecito bajando. Nuevo primer plano de la cabeza del niño
en el cochecito balanceándose. Primer plano de las puntas de las bayonetas y de las
botas de los soldados rematando, con los disparos de las bayonetas, a las víctimas caídas
en el suelo. Plano de detalle de las ruedas del cochecito que va cayendo. Primer plano
de la cabeza del hombre horrorizado, cada vez más crispado y gritando (grito silente).
Primer plano del niño dentro del cochecito balanceándose. Plano tres cuartos del niño
cayendo dentro del cochecito y a punto de volcar. Esta es la última imagen que tenemos
del cochecito. Primer plano de un soldado dando un golpetazo con la bayoneta a la
anciana de las gafas. Nuevo primerísimo plano de la cabeza de ese soldado donde se
revela todo el odio que pone en su gesto. Primer plano de la mujer de las gafas
exhibiendo las gafas rotas y la cara llena de sangre tras haber sido brutalmente golpeada
por el soldado. Fin de la secuencia.