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EL ESCENARIO GEOPOLÍTICO EN AMERICA LATINA

EN LA CRISIS DEL MODELO NEOLIBERAL

Dr. Pablo Casillas Herrera1

Para cuando aparezca nuestro tercer número de la Revista Configuraciones Latinoamericanas, en enero
de 2009, será de todo mundo conocido ampliamente que el modelo neoliberal del capitalismo ha
entrado en una crisis profunda, de la cual varios países del mundo y en primeras cumbres mundiales
han ido enfrentándola con una variedad de respuestas sólo en sus manifestaciones coyunturales pero
aún no sistémicas y de la cuál difícilmente se resolverá en su problema estructual. En esta crisis
sistémica nos encontramos en una heterogeneidad de realidades y diversas posibilidades que, sin
embargo, se han venido entretejiendo como soluciones a la crisis del sistema capitalista neoliberal
desde finales del siglo XX y se han ido profundizando hacia el siglo XXI. Soluciones con modelos
alternativos como el mixto, una especie de socialismo con capitalismo regulado por el Estado, como es
el caso de China; pero para el caso de América Latina, que es el que nos ocupa, nos encontramos con
tres tendencias: una primera, que puede caracterizarse por “socialistas” del siglo XXI, un fuerte Estado
social con un modelo económico neoliberal regulado por el Estado, diferentes a la del siglo XX, en
donde están los países de Venezuela, Bolivia, Ecuador, con la excepción de Cuba que tiene un sistema
socialista y un Estado regulador; una segunda tendencia, que puede caracterizarse de socialdemócrata,
que le son de mayor simpatía a los EEUU, con un modelo económico neoliberal regulado por el Estado
como los países de Argentina, Chile, una excepción de Brasil que tiene un Estado nacionalista con un
modelo económico neoliberal centrado por el Estado; y una tercera tendencia, con fuertes fundamentos
neoliberales ortodoxos del BM, FMI y EEUU, donde el Estado no regula ni controla al mercado, y, por
el contrario, aparece mercado como regulador y controlador del Estado, con países como México,
Colombia y Perú. En estas tendencias de respuesta a la crisis del sistema capitalista neoliberal en
América Latina podemos apreciar la transformación del Estado en tres direcciones: una primera
dirección, hacia un Estado social-político, Comunal, indo-américano, con amplios movimientos
sociales; una segunda dirección, hacia un Estado socialdemócrata; y una tercera dirección, hacia la
persistencia de un Estado más neoliberal, de libre mercado, excluyente y clasista.
1. LAS CRISIS DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL

1
Dr. Pablo Casillas Herrera. Profesor-Investigador del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos CUCSH-
Universidad de Guadalajara y Presidente de la Red Continental de Pensamiento Latinoamericanos. Correo electrónico:
pacahe_2000@yahoo.com
La aplicación del modelo neoliberal de globalización en los ochentas ha sido muy diferente para
América Latina que para Europa o los Estados Unidos. Según Valenzuela Feijóo la concepción
estribaba fundamentalmente en algunas dimensiones preponderantes: una dimensión ideológica de
economía de mercado, que en la teoría subyacía un conjunto de proposiciones sobre la economía
capitalista: El pleno empleo de los recursos, tanto de la fuerza de trabajo como de los medios de
producción; maximización de los recursos, los productos y el crecimiento; libre comercio y plena
libertad en el movimiento de los capitales. En los neoclásicos neoliberales, la teoría se subordina a los
intereses y esconde la realidad. De esta manera, el neoliberalismo se puede definir como una ideología,
en tanto que representa una polaridad social. Una segunda dimensión política-económica en la que se
podrían identificar cuatro ejes: la desregulación económica estatal y los procesos de privatización; el
control (y reducción) del nivel salarial; la apertura externa y la liberalización de los flujos externos
(mercancías y capitales, no así de la mano de obra); la preferencia por el capital financiero en lugar del
productivo. La tercera dimensión, la del patrón de acumulación, es una forma históricamente
delimitada, de funcionamiento de la economía capitalista. En América Latina nos encontramos con la
nueva lógica del control de la fuerza de trabajo: las nuevas formas flexibles de organización del trabajo,
de los procesos de producción y de las relaciones laborales; la nueva lógica de la reproducción de la
fuerza de trabajo: la Sociedad del conocimiento, la autoreproducción social. La cuarta dimensión, la
clasista, tiene una tendencia en el modelo neoliberal de beneficio al monopolio bancario y financiero,
como fracción hegemónica, y al capital monopolista industrial (transnacionales), tendiente al capital
monopolista extranjero; Esto constituye una nueva hegemonía geopolítica del capital especulativo y
productivo en el mundo, que yo he llamado de recentralización y reterritorialización.

Si nos atenemos a este modelo que ha privado en América Latina podríamos entender su fracaso, por
las promesas que desde siempre se hicieron con la teoría de Friedman: que suponían que la economía
de mercado elevaría la productividad que se encontraba atada por el estatismo y el asistencialismo del
Estado de “bienestar” o social de cuño taylorista; la elevación de la productividad ocasionaría que la
riqueza se derramase por el conjunto de la sociedad y por lo tanto se resolverían las carencias sociales;
y la democracia liberal y formal se convertiría en la estabilidad política.

Sin embargo, los resultados fueron absolutamente opuestos a la doctrina neoliberal: el crecimiento del
PIB en A. L., frisa en el 4% en 2006, parte del crecimiento es producto de remesas; crisis de la
democracia formal: la transición de Partidos Oligarcas en movimientos sociales y de Partidos con
tendencias Socialdemócratas como en Argentina, Brasil, Chile, de izquierda con Venezuela, Ecuador y
Bolivia, y de derecha como en los casos de México, Colombia; el crecimiento del comercio de EU a
costa de A. L.; A. L. principal surtidor de petróleo (bruto) y no de hidrocarburos; Incremento
porcentual de migración sólo hacia EEUU, 18 millones de latinoamericanos; 200 millones (32%) de
latinos en A. L. viven en la pobreza; vulnerabilidad de las instituciones estatales; fomento de la
violencia y del narcotráfico desde sudamérica hasta norteamérica, es decir desde Colombia hasta
EEUU; estancamiento del crecimiento económico; crisis de la regulación social y política del Estado,
donde el Estado ha perdido la legitimidad y la legalidad de la representación política de la sociedad (en
algunos casos de América Latina como es el caso de México), ahora la sociedad tiende a representarse
políticamente a sí misma.

El fracaso del modelo neoliberal en América Latina tiene el contexto internacional que puede percibirse
desde sus inicios con el fracaso del Consenso de Washington (1990): integrado por los Organismos
Internacionales (FMI, BM), el Congreso de EEUU, la Reserva Federal, los altos cargos de
Administración y los grupos de expertos, que propusieron una disciplina presupuestaria, cambios en las
prioridades en el gasto público (en áreas de sanidad, educación, e infraestructuras); reforma fiscal
(encaminada a buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados); liberalización
financiera, especialmente en los tipos de interés; Búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio
competitivos; liberalización comercial; apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas;
privatizaciones de los sectores públicos; desregulaciones; garantías de los derechos de propiedad.
Curiosamente el modelo que se pensó para América Latina no se aplicó para Estados Unidos ni para
Europa, de ahí, en parte, la crisis del modelo neoliberal.

Asimismo el fracaso del modelo neoliberal se debe al fracaso de la política internacional: la invasión de
EU a Irak: la hegemonía de EEUU y de la OEA; la crisis de identidad, legitimidad y poder de la ONU;
El surgimiento continental del Mercosur y un nuevo subhegemón: Brasil en lugar de México; nuevos
poderes políticos y económicos mundiales: China; India, la UE, Japón, Irán; la pérdida del TLC en la
región como referente hegemónico; el fracaso del Plan Puebla Panamá; el fracaso de EEUU por
importar el plan de Seguridad antiterrorista en A. L.; El fracaso del ALCA. En Estados Unidos vimos:
a) la aplicación de programas de antiterrorismo y de antinarcotráfico: el Plan Colombia y el Plan
Mérida, para controlar no sólo el narcotráfico sino las guerrillas, de “seguridad nacional”, y de políticas
de intervención; b) estrategias de aplicación de tratados de libre comercio con América Latina, con el
propósito de desintegrarla: el caso del tratado con Chile para debilitar al Mercosur; b) las sugerencias
del FMI: una estricta disciplina fiscal y total apego a la ortodoxia; estabilizar e incrementar primero la
tributación del IVA y del ISR, antes de realizar una reforma tributaria;

La aplicación del modelo neoliberal que se concibió para América Latina no fue la misma para los
países de Europa y Estados Unidos sobretodo en el control y regulación del capital financiero. La crisis
financiera de 2008, que tiene sus orígenes en 1997, se considera en tres ejes claves: primero en una
crisis de liquidez; segundo, prestamos bancarios sin garantía de solvencia económica; tercero, un
problema macroeconómico que es el que ocasiona los dos primeros, que es el estructural, el de la
especulación capitalista.

2. LAS TENDENCIAS DE SOLUCIONES DE DIVERSOS MODELOS A LA CRISIS DEL


SISTEMA CAPITALISTA

Las tendencias que nos encontramos en América Latina han sido producto la aplicación del modelo
neoliberal y algunas de ellas han pretendido alejarse de este modelo.

La primer tendencia, que puede caracterizarse de “socialistas” del siglo XXI, diferente a la del siglo
XX, están países como:

Venezuela: con una democracia formal-social-participativa, con referéndums y plebiscitos; con


Partidos Políticos oligárquicos en crisis que permitieron el surgimiento de nuevas representaciones
políticas de movimientos sociales y militares que los llevaron al poder, como el Partido Socialista
Unido de Venezuela; Con un modelo económico social de Estado, estatista, un Estado Comunal, con
políticas sociales surgidas de las “misiones” que son los enclaves de los Consejos Comunales; Con
empresas sociales del Estado, “fábricas socialistas” “cooperativas comunales”: que no siguen ningún
modelo de propiedad directa ni individual ni colectiva, sino que son consideradas de propiedad social,
bajo el control de los trabajadores y de las comunidades; con un proyecto político al socialismo (indo-
americano), de transición con programas sociales bajo el proyecto de Revolución Bolivariana: a) una
Ley Habilitante (nacionalización de las empresas energéticas); b) reforma constitucional; c) impulso a
la educación popular para crear y reforzar nuevos valores no capitalistas; d) “nueva geometría del
poder” (reordenamiento territorial); e) Estado Comunal constituido con Consejos comunales, obreros,
empleadas, maestros, hoteleros, medios de comunicación, etc; con fuertes movimientos sociales
chavistas que controlan los excesos; El rechazo del referéndum de 2007 significó una derrota simbólica
y política para el proyecto de la revolución bolivariana: a) un sistema de seguridad social para los
trabajadores informales y autónomos, rango constitucional a las misiones y consejos; b) se modifica el
régimen de propiedad, eliminando las capacidades de alquiler, y de venta y herencia, restringiéndola al
uso y consumo. Modificación de los mecanismos de expropiación permitiendo la ocupación de un bien
expropiado permitido por el gobierno; c) Modificación de las funciones de las fuerzas armadas, se les
suprimió el carácter profesional, imparcial y apolítico, y se les convirtió en una “fuerza
antiimperialista” guiada por los principios de la “doctrina militar boliviariana” y se le dio al presidente
de la República poder para decidir en el ascenso de los oficiales de cualquier rango; d) Se Suprimió la
autonomía al Banco Central y se colocó bao la autoridad del presidente de la República, quien controla
las reservas monetarias internacionales; f) un período presidencial de 6 a 7 años y la reelección por un
segundo período; g) el intento fallido de la reelección perenne.

Bolivia: con una democracia formal-social-participativa, con referéndums y plebiscitos; Con Partidos
Políticos oligárquicos en crisis que permitieron el surgimiento de nuevas representaciones políticas de
movimientos sociales que los llevaron al poder; con un modelo económico social de Estado, estatista,
con políticas sociales; Aún no hay un proyecto político claro de socialismo, pero sí una refundación del
Estado a través de fuertes reformas-sociales, estatista, un Estado étnico-clasista, con fuertes
movimientos sociales indígenas con autonomías culturales y políticas, y fuertes movimientos obreros.

Ecuador: con una democracia formal-social-participativa; con Partidos Políticos oligárquicos en crisis
que permitieron el surgimiento de nuevas representaciones políticas de movimientos sociales que los
llevaron al poder; con un modelo económico social de Estado, estatista, con políticas sociales, asentado
en un sistema capitalista; no se tiene claro un proyecto de socialismo; con fuertes movimientos
indígenas con autonomías culturales y políticas, y fuertes movimientos y obreros.

En una segunda tendencia que puede caracterizarse de socialdemócratas y que le son de mayor simpatía
a los EEUU aunque no del todo para el FMI y el BM, están los países de:

Argentina: con una democracia formal-social-participativa; con fuertes Partidos Políticos apoyados por
amplios movimientos sociales; con un proyecto económico de libre mercado, regulado y controlado por
el estado, con políticas sociales mixtas (mercado-protección estatal), asentado en un sistema capitalista;
con fuertes movimientos sociales, de estudiantes, obreros; no hay un proyecto de socialismo.

Chile: con una democracia formal-social-participativa, de referéndums, plebiscitos; con fuertes Partidos
Políticos apoyados por amplios movimientos sociales; con un proyecto económico de libre mercado,
regulado y controlado por el Estado, con políticas sociales mixtas (mercado-regulación estatal no
protección), asentado en un sistema capitalista; con fuertes movimientos sociales, de estudiantes y
obreros; no hay un proyecto de socialismo.

Brasil: con una democracia formal-social-participativa; con fuertes Partidos Políticos apoyados por
amplios movimientos sociales que los llevaron al poder; con un proyecto económico mixto,
nacionalista y de libre mercado, aunque regulado por el Estado; un Estado social con políticas sociales,
asentado en un sistema capitalista; no hay un proyecto de socialismo; con fuertes movimientos
campesinos, agraristas, latifundistas y obrero;

Una tercera tendencia, que se puede caracterizar de neoliberales ortodoxas que son el modelo de
EEUU, BM, FMI, para América Latina, están los países de:

México: una democracia liberal en crisis; con fuertes Partidos Políticos oligárquicos en crisis de
representación política; con una izquierda fraccionada sin un proyecto político, con amplios
movimientos sociales en contra de las políticas neoliberales; una derecha en el poder con un proyecto
económico neoliberal ortodoxo: de desregulación estatal, libre mercado, apertura de política exterior,
de competencia social y económica extranjera, de privatización, de liberalización de flujos de
financieros, de mercados de capitales, de fuerza de trabajo, del patrón de acumulación, etc; no hay un
proyecto de nación, el proyecto es de globalización neoliberal, de Plan Mérida sin narcotráfico o de un
cambio de hegemonías de cárteles de narcotráfico; hay fuertes movimientos sociales, de maestros,
obreros, campesinos, guerrilleros, de narcotráfico; una fuerte descomposición social, etc.

Colombia: una democracia liberal, formal en consolidación, con plebiscito; con Partidos Políticos
oligárquicos en crisis de representación política pero con una amplia base social y con altos índices de
aceptación (de ahí la reforma constitucional para la reelección); con un proyecto económico neoliberal
ortodoxo: de desregulación estatal pero con ciertos controles de participación de capitales extranjeros,
de libre mercado, de apertura política exterior, de competencia social y económica extranjera, de
privatización, de liberalización de flujos de financieros, de mercados de capitales, de fuerza de trabajo,
del patrón de acumulación, etc; El proyecto de nación es de cero tolerancia con el Plan Colombia, sin
guerrillas, sin narcotráfico, pero con paramilitares; hay fuertes movimientos sociales por los
desaparecidos de los movimientos guerrilleros, de los movimientos estudiantiles, campesinos,
maestros, etc., por los guerrilleros, por los paramilitares, por los gobiernos de Uribe y Pastrana;

3. LAS DIRECCIONES DE TRANSFORMACIÓN DEL ESTADO EN AMÉRICA LATINA.

En América Latina podemos apreciar algunas direcciones de transformación del Estado: una primera
dirección, hacia un Estado social-político, Comunal, indo-américano, con amplios movimientos
sociales; una segunda dirección, hacia un Estado socialdemócrata; una tercera dirección, hacia un
Estado neoliberal, excluyente y clasista.

América Latina aparece así como una región diversa y rica de concepciones políticas e ideológicas que
nos permite visualizar una complejidad de grandes tendencias pero que en el análisis específico en cada
uno de los países que la componen nos encontramos una densidad donde se expresan movimientos
sociales muy fuertes por las ideas y proyectos del libre mercado pero también de movimientos
indígenas, sindicales, sociales, etc., por la autonomía y soberanía del Estado. Nos encontramos también
en América Latina un campo fértil donde han emergido gobiernos de concepciones políticas diferentes
y novedosas a las aplicadas por el modelo neoliberal, que tienden hacia la reforma energética, del agua
y del territorio, así como de los derechos culturales, de identidad y diversidad en formas de gobierno.
Pero también nos encontramos con gobiernos en América Latina que se alejan de estas concepciones y
se consideran menos radicales con estructuras neoliberales pero con políticas sociales. Son aquellos que
están por una concepción liberal del mercado pero con una fuerte regulación y control del Estado y una
clara incidencia en políticas públicas como modelo de desarrollo y crecimiento. De esta complejidad
regional nos encontramos entonces con algunas tendencias y desafíos:

a) Los gobiernos de “centro-izquierda” o “progresista” de A. L. del sur se han planteado la necesidad


de abandonar las políticas neoliberales impuestas por los Estados Unidos y los organismos
internacionales y adoptadas por las elites oligárquicas de los gobiernos neoliberales de A. L. Estos
gobiernos pueden ser considerados como los de Chile, Venezuela y Uruguay, no así el Brasil que se
caracteriza por ser más liberal-nacionalista. Sin embargo, es preciso aclarar que en la generalidad de los
casos los cambios más importantes se han producido en la retórica que en las políticas económicas y
sociales.

b) Las reformas sociales por genuinas y energéticas que propongan los gobiernos de “centro-izquierda”
o “progresistas”, no cambian la naturaleza de la sociedad preexistente. El problema es de un modelo
económico y político, es decir estructural, no obstante que la reforma social se ha convertido en la
coyuntura actual como la única alternativa disponible para hacer política, como así sucede con los
gobiernos “centro-izquierda” o “progresistas”, sin embargo se requiere de un giro estructural, de
modelo económico y político diferente al neoliberal.

c) La creciente desconfianza de los nuevos movimientos sociales y de las fuerzas políticas a los
gobiernos de “centro-izquierda” o “progresistas”, que han escuchado las sirenas neoliberales, creyendo
que la solución de los problemas sociales se tratan de cuestiones técnicas y no estructurales. Esta
tendencia ha vaciado de todo contenido al proyecto democrático y debilitado irreparablemente. Esta
condición imposibilita el tránsito al post-neoliberalismo.

d) La necesidad de un Estado construido desde las fuerzas sociales y políticas: como sucede en algunas
localidades de Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador y últimamente en Uruguay, que tienen en
sus gobiernos fuerzas de indígenas, de movimientos urbanos, sociales y políticos.

e) Los gobiernos de “centro-izquierda” o “progresistas” tienen el desafío de construir el poder político


desde las fuerzas y los movimientos sociales; de darle contenidos de cambio programáticos
estructurales a las políticas económicas y sociales, pues los resultados hasta ahora han sido
decepcionantes en los casos de Brasil con Ignacio Lula y de Venezuela con Hugo Chávez.

f) Los gobiernos de “centro-izquierda” o “progresistas” tienen el desafío de desideologizar, de


modificar los contenidos neoliberales al Estado, de darle una fuerza política en materia de economía
nacional e internacional; de regresarle su capacidad de autonomía, soberanía y hegemonía política; de
regresarle su capacidad de autosuficiencia económica sin que ello signifique una disciplina fiscal en
castrántes gravámenes tributarios en IVA e ISR, sino en la posibilidad de formular políticas
alternativas, no de políticas de desregulación social, apertura comercial, liberalización y privatizaciones
que despojen a los Estados de instrumentos estratégicos para el “crecimiento” y “desarrollo” de las
naciones como ha sucedido con el neoliberalismo, sino de “ajustes”, de “contrapesos” y “equilibrios”
estructurales, sin estas estrategias el tránsito al post-neoliberalismo en A. L. no será posible.

g) Los movimientos sociales, las fuerzas políticas opositaras y la izquierda en A. L., se han planteado el
desafío de constituirse en una real alternativa, demostrar su capacidad para neutralizar el accionar de
los aparatos ideológicos neoliberales y hacer de su mensaje y su discurso una esperanza de ecología
política; de formularse una agenda política y económica propia; de reflejar su identidad cultural y
política frente a la neoliberal, en su propia diversidad, como la única posible al tránsito post-neoliberal.

i) Los países del Mercosur y del Grupo Andino tienen el desafío de hacer viable la UNASUR (Unión
de Naciones de Sudamérica, en una integración económica y política subregional que tenga como
respuesta hegemónica primero al ALCA, y segundo que constituya una contención a las políticas
neoliberales del FMI, BM y EEUU. Este desafío para A. L., del sur es un desafío en la misma lógica
para toda A. L.
LA UTOPÍA DE “UN MUNDO DONDE QUEPAN TODOS LOS MUNDOS”

Alfonso Ibáñez1

“Hace muchos años, un contemporáneo de todos nosotros, José Carlos


Mariátegui, dijo que el socialismo indoamericano no sería ni copia ni calca, sino
creación heroica. Yo no digo que lo que se está haciendo en los Caracoles
zapatistas sea el socialismo, pero de lo que no tengo duda es que ahí se está
haciendo una creación heroica, que puede ser la piedra de toque de un futuro
socialismo, sin patrones, ni generales; sin timoneles ni jefes…”.

Sergio Rodríguez L.

Escribir sobre el movimiento neozapatista de Chiapas, que irrumpió espectacularmente el


1º de enero de 1994, resulta cada vez más difícil, pues ya hay un mar de tinta al respecto2.
Y eso está bien, porque también existen enormes silencios y olvidos interesados, que es
parte de la confrontación en que nos encontramos ahora. Por ello, más que decir algo nuevo
u original, aquí se intentará hacer una lectura propia de este movimiento socio-político
desde una perspectiva utópica. Pues si algo llama la atención de los zapatistas es lo
atrevido de su proyecto histórico, que surge en un momento de derrotas y agotamiento de
ilusiones pasadas, en pleno auge de los procesos de globalización neoliberal. Cuando todo
parecía quedar comprendido en el “pensamiento único” predominante a escala global, surge
un grito disidente con el ¡Ya basta! que conmovió al mundo y abrió un horizonte de
esperanza. Como lo ha declarado el Subcomandante Marcos, “sólo nos propusimos
transformar el mundo”, ¡ni más ni menos!, y el resto lo han ido improvisando sobre la
marcha. De ahí también la frescura de su andar, de su discurso y sus gestos, que ponen al
descubierto otra cultura política. Para comenzar, “un pequeño ejército de locos” pobres y
mal armados se enfrenta al poderoso estado mexicano, exigiendo la renuncia del presidente

                                                            
1
  Dr. Alfonso Ibáñez Izquierdo. Profesor-Investigador. Departamento de Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos. Universidad de Guadalajara. Mail: alfii@cencar.udg.mx
2
Así, por ejemplo, Octavio Gordillo y Ortiz en su libro El EZLN: una aproximación bibliográfica, Praxis,
México D.F., 2006, consigna 732 títulos que, por supuesto, nadie podrá leer completamente.
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de la república. Felizmente que la llamada sociedad civil, nacional e internacional, se
interpuso a tiempo para impedir la masacre masiva que se avecinaba con el despliegue de la
tecnología militar más sofisticada de nuestra época. Esta intervención suscitó un giro
radical que hizo aparecer en la escena pública a la flor de la palabra. Así es como se inició a
irradiar la voz de los sin voz, de los olvidados de siempre, configurando la utopía de “un
mundo donde quepan muchos mundos”, todos los posibles. Pero no en tanto que una meta
preconcebida, sino como un camino a transitar del dolor a la esperanza, convocando a todos
los excluidos de la tierra. Pues la famosa globalización del dinero y el poder, pese a su
engañosa nomenclatura, no es incluyente de las personas ni de la mayor parte de la
humanidad3. Es más, como lo han denunciado los zapatistas, nos encontramos ya en una
nueva guerra mundial: “El neoliberalismo impone así una guerra total…, la IV. La peor y
más cruel. La que el neoliberalismo libra en todas partes y por todos los medios en contra
de la humanidad”4.

Una rebelión de la dignidad humana

¿Por qué tuvo tan fuerte impacto la aparición del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional? Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta el elemento de sorpresa y
lo sensacional del operativo militar de la toma de las ciudades el primero de enero, así
como la osadía de un ejército de indios que cuestiona al gobierno mexicano y al sistema de
partido-estado. Además hay que evocar el kairós, como se dice en griego, es decir el
momento propicio, justo cuando se ponía en práctica el tratado de libre comercio (TLC),
que para algunos era el ingreso de México al primer mundo. Por otro lado, no se trataba de
una mera insurrección indígena local en Chiapas, sino de un movimiento de alcance
nacional que, aunque no tuvo mucho éxito inmediato, convocaba al conjunto de la
población del país. De ahí la importancia de resignificar los símbolos patrios y los

                                                            
3
Enrique Dussel indica que “el ‘sistema de los 500 años’ –como lo llama N. Chomsky-, la Modernidad va
llegando a su término, sembrando en la tierra, en la mayoría de la humanidad, el terror, el hambre, la
enfermedad y la muerte, como los cuatro caballos del Apocalipsis, entre los excluidos de los beneficios del
Sistema-mundo que se globaliza”, Etica de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión,
Trotta, Madrid, 1998, p. 567.
4
“7 piezas sueltas del rompecabezas mundial”, EZLN. Documentos y comunicados (DyC) 4, Era, México
D.F., 2003, p 53.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    2

 
personajes históricos nacionales, especialmente el Votán-Zapata. Pues como lo han
puntualizado, “unido al Votán, al Guardián y Corazón del Pueblo, Zapata se levantó de
nuevo para luchar por la democracia, la libertad y la justicia para todos los mexicanos.
Aunque tiene sangre indígena, Votán-Zapata no lucha sólo por los indígenas, lucha también
por los que no son indígenas pero viven en la misma miseria, sin derechos, sin justicia para
su trabajo, sin democracia para sus decisiones y sin libertad para sus pensamientos y
palabras. El Votán-Zapata es el todos que marcha con nuestra bandera. Votán-Zapata es el
uno que camina en el corazón de todos y cada uno de los hombres y mujeres verdaderos.
Todos nosotros somos uno en Votán-Zapata y él es uno en todos nosotros”5.

Aunque se habían preparado para la guerra como diez años, los combates abiertos no
duraron más que unos días, haciendo surgir en el escenario político ya no el entrecruce de
balas sino el intercambio de las palabras. Allí, lo que algunos han denominado la primera
“guerrilla posmoderna”, tuvo que dar razón de su aventura, explicando en los mass-media
el sentido profundo de su lucha que venía de quinientos años de opresión y resistencia. Es
en ese nuevo contexto que nace propiamente el neozapatismo, como lo ha señalado el Sub
Marcos, expresando en un lenguaje de tradición indígena que incorpora las reivindicaciones
modernas, el significado de su rebeldía. Si bien es cierto que arrancaron poniendo sobre el
tapete demandas de derechos elementales, como el de la vida, el trabajo, la alimentación, el
techo, la salud o la educación, todo ello se resumía en el derecho a tener derechos. Por ello
se refirieron muy pronto a la dignidad humana, dando así un alcance universal a sus
reclamos básicos. Escribiendo al Consejo 500 años de Resistencia Indígena, sostienen que
“entonces ese dolor que nos unía nos hizo hablar, y reconocimos que en nuestra palabra
había verdad, supimos que no sólo pena y dolor habitaban nuestra lengua, conocimos que
hay esperanza todavía en nuestros pechos. Hablamos con nosotros, miramos hacia adentro
nuestro y miramos nuestra historia: vimos a nuestros más grandes padres sufrir y luchar,
vimos a nuestros abuelos luchar, vimos a nuestros padres con la furia en las manos, vimos
que no todo nos había sido quitado, que teníamos lo más valioso, lo que nos hacía vivir, lo
                                                            
5
DyC, 2, Era, México D.F., 1995, p. 307.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    3



 
que hacía que nuestro paso se levantara sobre plantas y animales, lo que hacía que la piedra
estuviera bajo nuestros pies, y vimos, hermanos, que era DIGNIDAD todo lo que teníamos,
y vimos que era grande la vergüenza de haberla olvidado, y vimos que era buena la
DIGNIDAD para que los hombres fueran otra vez hombres, y volvió la dignidad a habitar
en nuestro corazón, y fuimos nuevos todavía, y los muertos, nuestros muertos, vieron que
éramos nuevos todavía y nos llamaron otra vez, a la dignidad, a la lucha”6.

Los zapatistas sabían muy bien en que lío o laberinto se habían metido, por eso pedían a sus
diferentes interlocutores que “no nos dejen solos”. Pero antes de ello habían decidido
dejarlo todo en la entrega más generosa a la causa de la dignidad, hasta jugarse la vida con
tal de morir de pie. Motivo por el cual, en el texto ya citado, enunciaron una expresión muy
incluyente: “para todos, todo, nada para nosotros”7. Tal vez esto le indujo a Antonio García
de León a explicitar que “en la medida que proliferaban los comunicados rebeldes, nos
fuimos percatando que la revuelta en realidad venía del fondo de nosotros mismos, que
cubría todos nuestro territorio social, y que mientras creíamos al indio pagando las culpas
del progreso necesario…, en realidad lo que llevaba a cuestas eran nuestras propias
dolencias, los crímenes de una sociedad entera carente de democracia y de justicia. Es por
eso que el llamado de la selva caló tan hondo en el corazón de los mexicanos de todas las
latitudes. Es por eso que el rostro oculto de ellos apareció ante nosotros como un espejo, en
donde podríamos contemplar nuestro propio rostro aprisionado”8. Pero la música de la
rebeldía zapatista tuvo una resonancia mayor, incluso a nivel mundial, como se hizo
evidente en el Encuentro Internacional por la Humanidad y contra el Neoliberalismo en
julio de 1996. John Holloway ha sostenido que la clave de la resonancia universal de la
lucha zapatista tiene que ver con el desbordamiento: “No es una lucha por la autonomía

                                                            
6
DyC, 1, Era, México D.F., 1994, p. 119.
7
Al respecto dice Marcos que para el EZLN “la referencia es el Che que sale de Cuba y se va a Bolivia. El
Che que continúa luchando, que elige seguir siendo un rebelde, el que decide abandonar todo y empezar de
nuevo, en otro lugar, con todas las dificultades que esto representó y los fracasos o errores que se cometieron.
Nuestra referencia es más el lado humano, el lado de la resistencia, de la rebeldía, la semejanza de ‘para todos
todo, nada para nosotros’ que encontramos en la propuesta de Guevara, más que su política o su manual de
toma del poder”. Yvon Le Bot, Subcomandante Marcos. El sueño zapatista, Plaza & Janés, Barcelona,
España, 1997, p. 265-266.
8
DyC, 1, p. 14-15.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    4 4 
 
indígena ni por la soberanía mexicana: es más que eso. No dicen ‘somos indígenas’ ni
‘somos mexicanos’, sino ‘somos indígenas, mexicanos y más que eso’. No es una lucha
para crear una nueva identidad ni para afirmar una vieja, más bien es la afirmación y la
superación simultánea de una identidad. Ése es el sentido del concepto de la ‘dignidad’.
Dignidad no quiere decir simplemente ‘tengo el orgullo de ser quien soy’, sino ‘soy quien
soy y mucho más que eso’, o tal vez, en otras palabras, ‘todavía no soy quien soy’. La
dignidad es un proyecto, una lucha, no una descripción”9.

El árbol de la esperanza

La lucha por la dignidad pasó muy rápido al combate por una paz justa y digna, que
suponía entrar a negociar con el gobierno mexicano. Ese cambio de coyuntura hizo que se
hiciera patente la palabra verdadera de los “profesionales de la esperanza”, como los
calificó Marcos desde el comienzo. Pues como había dicho el viejo Antonio, “si no puedes
tener la razón y la fuerza, escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En
muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda sólo la razón
vence. El poderoso nunca podrá sacar razón de su fuerza, pero nosotros siempre podremos
obtener fuerza de la razón”10. He aquí una sabiduría que convierte al Votán-Zapata, en tanto
que intelectual colectivo, en un filósofo de la esperanza. Guillermo Michel comenta que
“puede apreciarse aquí y ahora, cómo el logos zapatista, su discurso, se manifiesta
esplendente, ocultándose, en este breve texto donde la dualidad fuerza/razón, razón/fuerza
se entrelazan de tal manera que aún siendo opuestas se hacen complementarias, a pesar de
la multiplicidad de sentidos que fuerza y razón pudieran tener. Pero, en última instancia,
‘sólo la razón vence’: la no-violencia. Tal es el fundamento de su esperanza”11. Lo cual nos
remite, a su vez, a uno de los pensadores más importantes del siglo XX, Eric Weil, quien
consideraba que “el filósofo quiere que la violencia desaparezca del mundo. Reconoce la
necesidad, admite el deseo, conviene en que el hombre permanezca animal siendo
razonable: lo que importa es eliminar la violencia. Es legítimo desear lo que reduce la
                                                            
9
J. Holloway, “La resonancia del zapatismo”, en Chiapas Nº 3, Era, México D.F., 1996, p. 47.
10
Subcomandante Insurgente Marcos, “Siete piezas sueltas del rompecabezas mundial”, Ediciones del FZLN,
México, 1997, p. 37.
11
G. Michel, Votán-Zapata. Filósofo de la esperanza, Rizoma, México D.F., 2001, p. 44.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    5

 
cantidad de violencia que entra en la vida del hombre; es ilegítimo desear lo que la
aumenta”12.

Ahora bien, aquí no voy a ahondar en la “cosmovisión” maya intersubjetiva de las etnias
chiapanecas, pero sí tener muy en cuenta que, como lo ha analizado Carlos Lenkersdorf en
el ámbito social de los tojolabales, “a solas nadie puede hacer nada. Todos necesitamos de
todos para lograr el consenso comunitario. Por ello, para todos y cada uno hay
interdependencia en lugar de dependencia y sumisión”13. Con este trasfondo cultural se
entiende mejor la búsqueda afanosa de los zapatistas del diálogo con la sociedad civil para
impedir, como dicen en la Segunda Declaración de la Selva Lacandona, “que nos roben la
esperanza”. Para lograrlo aconsejan “que la esperanza se organice, que camine ahora en los
valles y ciudades, como ayer en las montañas. Peleen con sus armas, no se preocupen de
nosotros… sabremos esperar… Los llamamos a un diálogo nacional… para organizar la
expresión civil y la defensa de la voluntad popular… Unan su voz, hermanos, griten con
nosotros, hagan suya nuestra voz: ‘¡No nos rendimos! ¡Resistimos!’”14. Desde la
Convención Nacional Democrática han insistido, de forma un tanto voluntarista e
impaciente, en la conformación de un frente amplio opositor arraigado en la heterogénea y
muchas veces apática sociedad civil que, según ellos, es una señora que comparte su
sueño: “No son las armas las que nos dan radicalidad; es la nueva práctica política que
proponemos y en la que estamos empeñados con miles de hombres y mujeres en México y
en el mundo: la construcción de una práctica política que no busque la toma del poder sino
la organización de la sociedad. Intelectuales y dirigentes políticos, de todos los tamaños, de
la ultraderecha, de la derecha, del centro, de la izquierda y la ultraizquierda, nacional e
internacional nos han criticado este despropósito. Somos tan radicales que ni siquiera
encontramos acomodo en los parámetros de la ‘ciencia política’ moderna. No nos estamos
presumiendo, señora; sólo señalamos un hecho. ¿Hay algo más radical que pretender

                                                            
12
E. Weil, Logique de la philosophie, Vrin, Paris, 1974, p. 20.
13
C. Lenkersdorf, Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabales, Siglo XXI, México, 1999, p. 83.
14
DyC, 1, pp. 274-278.
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cambiar al mundo? Usted lo sabe porque comparte con nosotros este sueño y porque, la
verdad sea reiterada, lo estamos soñando juntos”15.

No obstante, la utopía zapatista no es un mero soñar despierto o la imaginación de un


mundo fabuloso, porque supone un compromiso ético-político con todos los excluidos de la
tierra. De ahí que la flor de su palabra verdadera está teñida de sangre y lágrimas, pero
también de sus alegrías y bailes. Refiriéndose al árbol de la esperanza, Marcos dice que “es
un árbol para todos, para quienes no han nacido todavía, para quienes no conocemos…
Cuando nuestro árbol crezca, bajo su sombra se sentarán grandes y chicos, blancos y
morenos y rojos y azules, indígenas y mestizos, hombres y mujeres, altos y bajos, sin que
importen diferencias y, sobre todo, sin que ninguno de ellos se sienta menos… por ser
como es. Bajo ese árbol habrá respeto al otro, dignidad…, justicia y libertad. Si me apura a
que defina ese árbol le diré que es el árbol de la esperanza”16. Así, pues, cultivar con
paciencia, entre el lodo y la sangre, este árbol de la esperanza, constituye una exigencia
ético- política de máxima importancia. Por ello anotan que “en medio de este largo navegar
del dolor a la esperanza, la lucha política se ve a sí misma desnuda de los ropajes oxidados
que le dejó el dolor; es la esperanza la que obliga a buscar nuevas formas de lucha; es decir,
nuevas formas de ser políticos, de hacer política. Una nueva política, una nueva moral
política, una nueva ética política es no sólo un deseo, es la única posibilidad de avanzar, de
brincar al otro lado”17. Como lo ha observado Guillermo Michel, aquí se advierte no sólo un
deseo, sino el Deseo (en el sentido levinasiano) de “brincar al otro lado”, a lo cual añade:
“Sin el pesimismo de Levinas que prácticamente niega la posibilidad de construir una
moral, una ética política, pues según él ambos términos son excluyentes, los zapatistas no
únicamente la consideran posible, sino indispensable, al afirmar que es la única posibilidad
de avanzar”18.

                                                            
15
DyC, 3, Era, México D.F., 1997, p. 371.
16
La Jornada, México, D.F., marzo 25, 2000.
17
DyC, 1, p. 68.
18
G. Michel, Votan Zapata…, op. Cit., p. 85. Emmanuel Levinas en Totalidad e infinito. Ensayo sobre la
exterioridad, Sígueme, Salamanca, 1995, sostiene que “la política se opone a la moral, como la filosofía a la
ingenuidad” (p. 47). Pero habría que ver qué entiende por política…
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    7 7 
 
Coincidiendo con Levinas, el Votán-Zapata en tanto que filósofo de la esperanza,
probablemente tiene como filosofía primera a la ética en tanto que compromiso con el
prójimo muy atento a la interpelación del otro, especialmente cuando se trata de las
víctimas del sistema-mundo establecido, pero una ética que está estrechamente ligada a la
política. Ya que como anota Marcos, “tal vez la nueva moral política se construya en un
nuevo espacio que no sea la toma del poder, sino servirle de contrapeso y oposición que lo
contenga y obligue a, por ejemplo ‘mandar obedeciendo’”19. Esto explica que su propuesta
política se oriente hacia la socialización del poder a través de una relación más horizontal
entre gobernantes y gobernados, que implica una nueva manera de concebir a la
democracia, más allá de la simple democracia formal o representativa. Pues como lo ha
resaltado Susan Street, “ejercer el poder bajo el concepto de ‘mandar-obedeciendo’ es la
manera en que la ‘palabra’ es recuperada, lanzada y reelaborada colectivamente, con base
en valores comunitarios compartidos y en continua renovación… Mi lectura del zapatismo
ubica la democracia en la trascendencia de la forma por el fondo: la democracia abandona
su sitio estructural para ubicarse en la intercomunicabilidad humana que se da en la relación
social (de fondo cultural) entre gobernados y gobernantes o entre representados y
representantes”20. Entender a la democracia como un modo de vida implica la formación de
sujetos democráticos con capacidad ética, que quieran romper con las prácticas sociales
dominantes y recrear los viejos y nuevos valores en los sitios atravesados por la vida
cotidiana. Como ya lo expresaba Marcos a sólo veinte días de la irrupción del EZLN:
“Nosotros pensamos que el cambio revolucionario en México no será producto de la acción
en un sólo sentido… Será, primordialmente, una revolución que resulte de la lucha en
variados frentes sociales, con muchos métodos, bajo diferentes formas sociales, con grados
diversos de compromiso y participación. Y su resultado será, no el de un partido,
organización o alianza de organizaciones triunfante con su propuesta social específica, sino
una suerte de espacio democrático de resolución de la confrontación entre diversas
propuestas políticas. Este espacio democrático de resolución tendrá tres premisas
                                                            
19
Subcomandante Marcos, “De árboles, transgresores y odontología”, en La Jornada Semanal Nº 45, México,
D.F., enero 1996, p. 8.
20
S. Street, “La palabra verdadera del zapatismo chiapaneco. (Un nuevo ideario emancipatorio para la
democracia)”, en Chiapas Nº 2, Era, México, D.F., 1996, pp. 85 y 91.
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fundamentales que son ya, históricamente: la democracia para decidir la propuesta social
dominante, la libertad para suscribir una u otra propuesta y la justicia a la que todas las
propuestas deberán ceñirse…”21.

Caminar preguntando y poniendo semillas

El talante filosófico de los neozapatistas en su larga travesía del dolor a la esperanza, se


pone de manifiesto en su búsqueda interminable de la verdad, más allá de todo dogmatismo
anquilosado. De ahí que hayan tenido que ir modulando sus pasos según las distintas
coyunturas, aprendiendo a distinguir las posibilidades de sus diferentes interlocutores según
el ritmo de los acontecimientos. Así sucede cuando se hizo contundente el incumplimiento
de los Acuerdos de San Andrés con el gobierno federal, pese a la Marcha por la Dignidad
Indígena o del Color de la Tierra y la histórica intervención de la comandante Esther en el
Congreso de la Unión, por lo cual decidieron guardar un silencio prolongado que también
era muy elocuente22. La promulgación de la nueva ley de contrarreforma indígena,
aprobada por toda la “clase política” del país, no hizo más que confirmar esa frustración.
Sin embargo, continuaron construyendo en la práctica lo pactado a través de los municipios
autónomos, las Juntas de Buen Gobierno y los Caracoles. Hay ahí un cierto repliegue en las
comunidades indígenas de Chiapas, pero conviene no olvidar que el Votán-Zapata nos
invita a concebir a los otros como hermanos o hermanas en la “comunidad cósmica” de la
que todos somos responsables. Por ello, como lo expresó la mayor Ana María en un célebre
discurso, “detrás de nuestro innombrable nombre. Detrás de los nosotros que ustedes ven.
Detrás estamos ustedes. Detrás estamos los mismos hombres y mujeres simples y
ordinarios que se repiten en todas las razas, se pintan de todos los colores, se hablan en
todas las lenguas y se viven en todos los lugares. Los mismos hombres y mujeres
olvidados… Detrás de nosotros estamos ustedes. Detrás de nuestro pasamontañas está el

                                                            
21
DyC, 1, p. 97-98.
22
Enrique Rajchenberg y Catherine Héau-Lambert sostienen que “en la tradición cultural maya, el silencio se
concibe como matriz de lo que está por venir, antecede a la historia de los dioses. Si bíblicamente la palabra
es fundadora, en esta tradición lo es el silencio… El peso discursivo del silencio indígena se equipara al valor
de los silencios en una partitura musical donde la pausa anuncia y pone de relieve el siguiente movimiento”.
“Los silencios zapatistas”, en Chiapas Nº 16, Era, México D.F., 2004, pp. 52 y 61.
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rostro de todas las mujeres excluidas. De todos los indígenas olvidados. De todos los
homosexuales perseguidos. De todos los jóvenes despreciados. De todos los migrantes
golpeados. De todos los presos por su palabra y su pensamiento. De todos los trabajadores
humillados. De todos los muertos de olvido. De todos los hombres y mujeres simples y
ordinarios que no cuentan, que no son vistos, que no son nombrados, que no tienen
mañana…”23.

Motivo por el cual después del repliegue táctico, donde se dedicaron a la “creación heroica”
de los municipios autónomos a través de diversas formas de autogestión y autogobierno,
vino el despliegue estratégico de La Otra Campaña, aprovechando la coyuntura electoral de
2006. Como lo señala Raúl Zibechi, “allí donde el movimiento indio ha sido capaz de
lanzar amplias y contundentes movilizaciones, se ha registrado un proceso previo de
reconfiguración de las comunidades tradicionales: democratización interna, supresión de
jerarquías antiguas y creación de vínculos más horizontales entre sus miembros,
emergencia de una nueva generación de dirigentes jóvenes y femeninos, toma de decisiones
en base al consenso, entre los más destacados. Un buen ejemplo de estos cambios internos
en las comunidades es lo sucedido con los miles de indios que migraron desde las cañadas
de Chiapas hacia la selva Lacandona”24. Así, pues, había buenas condiciones como para
ensayar la implementación de una democracia comunitaria en las distintas dimensiones de
la vida social25. Ya que como lo sostiene Luis Villoro, “la lucha por la autonomía es una
forma de lucha por una democracia participativa en todos los ámbitos sociales. El
movimiento de difusión del poder hacia la base de la sociedad puede aprovechar las
estructuras de las instituciones democráticas de los Estados ya existentes… El municipio
podría ser, así, la estructura política del Estado para la transferencia del poder a las
comunidades locales”26. Pero no se crea que todo es ideal y fantástico, porque también se

                                                            
23
DyC, 3, p. 314.
24
R. Zibechi, “Espacios, territorios y regiones: la creatividad social de los nuevos movimientos sociales de
América Latina”, en Contrahistorias. La otra mirada de Clío Nº 5, 2006, p. 44.
25
Véase las “Intervenciones de las Juntas de Buen Gobierno en el Primer Encuentro de los Pueblos Zapatistas
con los Pueblos del Mundo”, en ContrahistoriasNº 8, 2007, pp. 9-46. Cf. Raúl Ornelas, “La autonomía como
eje de la resistencia zapatista. Del levantamiento armado al nacimiento de los Caracoles”, en Ana Esther
Ceceña (Comp.), Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI, CLACSO, Buenos Aires, 2004.
26
L. Villoro, Los retos de la sociedad por venir, FCE, México D.F., 2007, p. 180-181.
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10 
 
dan limitaciones, contradicciones e incoherencias, sobre todo en un contexto de “guerra de
baja intensidad” o de “alta iniquidad” o como se la quiera denominar, donde la existencia
del propio EZLN con su jerarquía militar puede ser de hecho un problema27.

Ahora bien, la práctica y el discurso zapatista han puesto sobre el tapete de discusión la
cuestión en torno al poder, especialmente desde la publicación de John Holloway de
Cambiar el mundo sin tomar el poder. Hay que ir hasta la última página para informarse de
que “entonces, ¿cómo cambiar el mundo sin tomar el poder? Al final del libro, como al
comienzo, no lo sabemos. Los leninistas lo saben, o solían saberlo. Nosotros no… Hemos
perdido toda certeza, pero la apertura de la incertidumbre es central para la revolución.
‘Preguntando caminamos’, dicen los zapatistas”28. Como posteriormente lo ha subrayado
Enrique Dussel, este asunto está mal planteado porque el poder no se toma, como si fuera
una cosa, sino que es una facultad de la comunidad política del pueblo: “el poder que
pareciera que se ‘toma’ es solamente el de las mediaciones o instituciones del ejercicio
delegado del indicado poder fundamental”. A lo cual agrega que “para cambiar el mundo
debe contarse con un postulado político sumamente saludable, el de la ‘disolución del
Estado’”29. El tema del poder es, como se puede suponer, múltiple y complejo, pues habría
que ir de lo implícito a lo explícito así como de lo micro a lo macrosocial. Pero en el caso
del poder burocrático estatal, que se erige por afuera y por encima de la sociedad,
convendría retomar a un clásico de la revolución como Karl Marx reflexionando sobre la
Comuna de París, quien afirmaba que habría que destruir al poder estatal para poner en su
lugar a las formas de autogobierno del proletariado. Por ello tal vez acierta más Carlos
Aguirre al aseverar lo siguiente: “Modificación total y profunda de la esencia del poder
estatal y del poder político, que explica entonces la razón por la cual los neozapatistas han
insistido en que, para ellos, no se trata simplemente de ‘tomar el poder’, sino más bien de
revolucionarlo radicalmente, colocando en el lugar que hoy ocupa el actual Estado, y en el
                                                            
27
También hay que tener en cuenta a los que dicen que han despertado del “sueño zapatista”, como Marco
Estrada Saavedra en La comunidad armada rebelde y el EZLN. Un estudio histórico y sociológico sobre las
bases de apoyo zapatistas en las cañadas tojolabales de la selva Lacandona (1930-2005), El Colegio de
México, México D.F., 2007.
28
J. Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder, Universidad Autónoma de Puebla y Revista
Herramientas, Buenos Aires, 2002, p. 308-309.
29
E. Dussel, 20 Tesis de Política, Siglo XXI-CREFAL, México, 2006, pp. 151 y 152.
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espacio que hoy ocupan los partidos y las organizaciones políticas, a unas formas y figuras
tan diferentes de las actuales, que sólo pueden ser nombradas y comprendidas desde el
oxymorón del ‘mandar obedeciendo’, y también, desde la lógica cualitativamente distinta
del ejercicio y despliegue de una ‘otra política’, completamente diferente de la actual”30.

Problemática estimulante en la cual no están solos los zapatistas en la historia. Resulta


fuertemente impactante enterarse, por ejemplo, de que cuando a una pensadora del calibre
de Hannah Arendt le preguntaron “¿en qué otra concepción del Estado piensa usted?”,
respondió que desde las revoluciones del siglo XVIII todo gran levantamiento ha
desarrollado los rudimentos de una manera de gobierno enteramente nueva: “Esta nueva
forma de Gobierno es el sistema de consejos que, como sabemos, ha perecido cada vez y en
cada lugar, destruido, bien directamente por las burocracias de las Naciones-Estados, bien
por las maquinarias de partido. No puedo decir si este sistema es una pura utopía: en
cualquier caso sería una utopía del pueblo, no la utopía de los teóricos y de las ideologías.
Me parece, sin embargo, la única alternativa que ha aparecido en la Historia y que ha
reaparecido una y otra vez”31. Por su lado Cornelius Castoriadis, quien animó al grupo y la
revista Socialismo o Barbarie durante un buen tiempo, también se adhirió a la larga
tradición consejista. Y aunque después tomó distancia del marxismo y de Marx mismo,
centrando su atención filosófica en la creación imaginaria de la autonomía individual y
colectiva, siempre defendió hasta el final de su vida a las diversas formas de autogestión y
autogobierno. Por ello en un debate público, con toda la pasión de que era capaz este
“Aristóteles acalorado”, expresó que “queda la cuestión real de una democracia directa a
escala de las sociedades modernas, de naciones, quizás de continentes, quizás de la
humanidad entera. No poseo la respuesta sobre las formas institucionales para ello. Lo
único que digo es que, en la creación de los grandes movimientos políticos y sociales de la
época moderna, se puede encontrar todavía gérmenes de formas de regímenes que permiten
una democracia directa… yo pienso que la democracia sólo puede ser democracia directa; y
que la democracia directa sólo puede venir como resultado de un enorme movimiento
                                                            
30
C. Aguirre Rojas, “Generando el contrapoder desde abajo y a la izquierda”, en Contrahistorias Nº 8, p. 82-
83.
31
H. Arendt, Crisis de la República, Taurus, Madrid, 1973, pp. 230 y 232.
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12 
 
popular de la sociedad, de la gran mayoría de la sociedad”32. A inicios del siglo XXI, se
puede tener la impresión de que esta tradición popular es la que resurge en términos
originales en los distintos movimientos sociales de América Latina. La exclamación de los
piqueteros argentinos, “¡que se vayan todos!”, es un grito extremo pero que pone de
manifiesto, de modo muy significativo, la voluntad de asumir un protagonismo y una
responsabilidad socio-política33.

En este contexto histórico inmediato es donde debe ubicarse a La Otra Campaña “desde
abajo y a la izquierda”, desde los que viven en el sótano del mundo y adoptan una posición
radicalmente anticapitalista, que es una cuestión de principios. Hay aquí un viraje político
que va más allá de la alternativa entre lucha armada o lucha electoral. Por ello comenta
Marcos que, “como siempre, el EZLN llega de malora a decir no, la disyuntiva es falsa, no
es una cosa u otra. Y nosotros decimos: la única posibilidad de salir adelante y dar
perspectivas a la gente, pero que sea incluyente, es La Otra Campaña… una movilización
civil, pacífica, donde cada quien tenga el lugar para participar”34. Es que se trata de crear y
consolidar un poderoso movimiento opositor nacional y hasta internacional, un movimiento
de movimientos individuales y colectivos, que vaya construyendo una nueva hegemonía
cultural y política, tal como lo concebía Gramsci. Lejos de la visión elitista de la política,
que la considera el monopolio de los expertos o profesionales del asunto, como lo enfatiza
Gloria Caudillo “la apuesta de la Otra Campaña es, a corto plazo, ofrecer una alternativa
diferente de hacer política a la sociedad civil y evidenciar la decadencia de los partidos
políticos en la coyuntura electoral; otra de más largo plazo es generar espacios de
autogestión y de resistencia para enfrentarse al modelo neoliberal en México y en el
mundo. El reto es escuchar(nos) y hablar(nos) desde ‘lo puro plano’ o de manera

                                                            
32
C. Castoriadis, Democracia y relativismo. Debate con el MAUSS, Trotta, Madrid, 2007, p. 73. Cf. F. Guibal
y A. Ibáñez, Cornelius Castoriadis: lo imaginario y la creación de la autonomía, U de G, Guadalajara, 2006.
33
Según Raúl Zibechi, “’que se vayan todos’ es como decir basta de tutelas, es un llamado como el sonido del
candombe, que no llama a los esclavistas sino a los esclavos a encontrarse; es la autoconvocatoria… Llama a
seguir desarrollando y reinventando las capacidades colectivas negadas por el sistema, que se venían
practicando en múltiples pequeños espacios. ‘Que se vayan todos’ es afirmarse como seres capaces de hacer y
dirigir su propia vida”. Genealogía de la revuelta. Argentina: la sociedad en movimiento, Ediciones del
FZLN, México, 2004, p. 171-172.
34
S. I. Marcos, “Balance de La Otra Campaña”, en Contrahistorias Nº 8, p. 65-66.
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horizontal, como dicen los zapatistas, para irnos encontrando desde nuestra diversidad e ir
construyendo sobre la marcha otra forma de caminar el mundo”35. Otra lógica, una muy
otra política que apunta a la elucidación compartida de las experiencias, a la
autodeterminación social y la prueba de formas de democracia directa en lo organizativo.
Lo cual me remonta a mi experiencia peruana de hace ya veinte años cuando estimaba,
como lo reitero en este momento, que “la autoeducación popular debería ser el estilo y la
manera de hacer la revolución”36.

El tejido de la red de rebeldías solidarias en un proceso abierto y a ritmos dilatados, tiene


que tomar en cuenta y procesar las limitaciones internas y externas. En lo interno baste con
aludir al sectarismo, dogmatismo e individualismo de una cultura muy densa que nos
atraviesa a todos. En lo externo cabe citar a Jaime Preciado cuando expone perspicazmente
que “el desprecio de los zapatistas por la vía electoral de transformación política del país –
que acierta en sus demoledoras críticas de la política tradicional- no cuenta con posibles
puentes de inclusión de otros que comparten el diagnóstico del país que hacen los rebeldes,
pero que difieren en los métodos de cambio”37. Convergiendo con esta perspectiva,
Immanuel Wallerstein sostiene que si bien el cambio debe venir desde abajo hacia arriba,
por medio de la organización popular y la creación de espacios autónomos, “también es
verdad que este proceso debería en un momento dado alcanzar la cumbre, y entonces
transformar y/o abolir el Estado o los Estados”. Él piensa que gracias a La Otra Campaña y
al Foro Social Mundial se podría ejercer una presión extremamente potente sobre los
movimientos que se reclaman de izquierda y que han asumido el poder del Estado. Así es
como se pregunta: “¿Podemos institucionalizar La Otra Campaña en el nivel nacional y
mundial, al mismo tiempo en que nos comprometemos en una actividad política defensiva
orientada hacia el Estado? ¿Pueden los dos tipos de organización mencionada,
promoviendo cada una de ellas una estrategia distinta, mantener una relación civilizada e

                                                            
35
G. A. Caudillo Félix, “La Sexta Declaración Zapatista y la Otra Campaña”, en Adrián Scribano
(compilador), Zapatismo: La Otra Campaña, Centro de Investigación para la Intervención Social y Centro de
Estudios Avanzados, Córdoba, 2006, p. 19.
36
A. Ibáñez, Educación Popular y Proyecto Histórico, Tarea, Lima, 1988, p. 80.
37
J. Preciado Coronado, “La otredad de la otra campaña”, en Adrián Scribano (Compilador), Zapatismo: La
otra Campaña, op. Cit., p. 21.
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interactiva? No lo sé. Esto nunca se ha hecho antes. De otra parte, no veo cómo vamos a
alcanzar ese otro mundo posible, a menos que podamos desarrollar este tipo de asociación
igualitaria”38. De cualquier modo, La Otra es un proceso inconcluso y de larga duración,
muy susceptible de relanzarse y reelaborarse permanentemente, sobre todo si quiere
desplegar un Plan Nacional de Lucha y más tarde hacer una nueva Constitución. Pero tal
vez por ahora lo más importante es que siga colocando semillas de amor y esperanza en las
relaciones sociales a escala local, e incluso “intergalácticas”, y posea una dinámica utópica
incluyente. Pues como lo dice Marcos sencillamente, “es este ‘el mundo donde quepan
todos los mundos’. No es una consigna, es un mundo donde yo quepa. Yo, con mi
demanda, y con mi vida digna, y mi respeto”39.

                                                            
38
I. Wallerstein, “La Otra Campaña en perspectiva histórica”, en ContrahistoriasNº 6, 2006, p. 78. Pero no se
debe desechar tampoco la opinión de Raúl Zibechi para quien “el divorcio entre la izquierda electoral y los
movimientos no tiene solución. En la primera hay demasiados intereses materiales y complicidades con el
aparato estatal para pensar que puede producirse un viraje, salvo que el abajo cobre la fuerza suficiente como
para que el arriba no pueda ignorarlo. La izquierda electoral no es la enemiga de los movimientos, pero su
acceso al poder estatal puede hacerles un daño irreparable si los movimientos no tienen ganada la suficiente
autonomía material y política”. Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento, UNMSM,
Lima, 2007, p. 154.
39
S.I. Marcos, “Balance de La Otra Campaña”, op. cit., p. 67. Motivo por el cual, en palabras de uno de sus
intérpretes más lúcidos, “la Utopía zapatista no se pierde en reflexiones abstrusas, sino que demanda respeto a
la dignidad de todos y cada uno. Aunque este respeto, como bien lo advierten ellos reiteradamente, no se
logrará si no se organiza la esperanza y se construye un frente amplio opositor” G. Michel, Ética política
zapatista. Una utopía para el siglo XXI, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, México
D.F., 2003, p. 248.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    1515 
 
¿CÓMO SON ESTABLECIDOS Y APLICADOS
LOS CRITERIOS DE VALOR EN CADA SOCIEDAD?

Verónica Ramona Ruiz Arriaga1

Noviembre 2008

RESUMEN

En esta ocasión comparto algunas interrogantes y reflexiones acerca del proceso de


valoración social, luego de revisar su relación teórica con la subjetividad y la
reflexividad, incluyendo la discusión del origen de los juicios valorativos antagónicos
(“superior” e “inferior”, “bueno” y “malo”), observando la fuente, los elementos y
secuencia involucrados en la asignación cultural de valores positivos o negativos, así
como los efectos de la reflexión sobre las apreciaciones individuales y sociales. Así, este
abordaje desde un ángulo alternativo del proceso de valoración que forma parte de cada
cultura, incorpora algunos elementos adicionales para los interesados en estos tópicos.

INTRODUCCIÓN

Cuando se desea comprender de mejor manera lo cultural, resulta importante revisar el


proceso valorativo como parte esencial de la subjetividad y la capacidad reflexiva
operante, que tiene un papel fundamental en su desarrollo2.

Una de las maneras en la cual ha sido analizado aquel proceso valorativo se debe a
Nietzsche, y dentro de su planteamiento deseo aquilatar la ausencia de la capacidad
humana reflexiva y discutir algunas de las atribuciones que efectúa.

La argumentación se presenta con la secuencia siguiente:

1
Dra. Verónica Ramona Ruiz Arriaga. Investigadora de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Mail:
veratlax@yahoo.com.mx
2
El proceso valorativo social que aquí se plantea, se relaciona con la investigación denominada
“Mecanismo cultural de la violencia intrafamiliar actual, en Tlaxcala”, recientemente concluida.
En el primer apartado hago una breve referencia al tratamiento sociológico sobre las
bases de la subjetividad, destacando algunos aspectos que colocan a lo subjetivo como
ámbito de la construcción valorativa.

El provocativo supuesto de Nietzsche, respecto a la manera en la cual se inició y dejó


establecida la valoración y jerarquización entre los seres humanos, es materia de la
segunda parte de este trabajo.

En el tercer apartado, incluyo una alternativa para describir el mecanismo subyacente en


las valoraciones cotidianas; y, al final, presento un sintético comentario general.

I. LA SUBJETIVIDAD EN LA SOCIOLOGÍA

Las teorías sociológicas han optado por diferenciar objetivismo y subjetivismo,


estructura y acción para estudiar la prelación entre ambas, la preponderancia de una
sobre otra, su relación, elementos, niveles, etc.3, lo que establece explícita o
implícitamente una visión acerca de la subjetividad.

En este trabajo únicamente serán revisadas algunas categorías de Schütz, Bourdieu y


Giddens para analizar la subjetividad4 y su intrínseca relación con las valoraciones

3
La teoría social estadounidense desde los años ochenta, privilegió el análisis de lo macro y de lo micro, y
acogió las tendencias socio-psicológicas (interaccionismo simbólico y la perspectiva etnometodológica,
por ejemplo), teniendo como contraparte al enfoque de la estructura y de la acción, básicamente imperante
en Europa.
En lo particular, destaca: la influyente concepción filosófica de Nietzsche; el pensamiento clásico
de Weber y Parsons; la sociología conservadora francesa a que contribuyó Durkheim alrededor de 1910; la
sociología fenomenológica de Schütz, Berger y Luckmann (surgida en Alemania aproximadamente en
1930, con antecedente en el pensamiento filosófico de Husserl); el interaccionismo simbólico que estudió
la conciencia vinculada a la práctica social (Mead y Cooley) y a la acción e interacción (Simmel y
Blumer), consolidándose alrededor de 1934 en la Escuela de Chicago; y más recientemente: la
etnometodología de Garfinkel; la teoría dramatúrgica de Goffman; a la par que, siguiendo la concepción
socio-estructural europea, destaca la sociología reflexiva de Bourdieu y la teoría de la estructuración de
Giddens (que considera como dualidad acción y estructura).
4
El término subjetividad es una derivación reciente del complejo vocablo “subjetivo” (cfr. Williams,
2003: 307-311); ha sido considerada como el objeto de que se ocupa la sicología (cfr. Grawitz, 1990: 314),
consistente en el mundo interno del individuo, en la configuración mental que se hace de las cosas. Sin
embargo también es parte del análisis sociológico. Coincidiendo con Schütz, Manheim afirma: “al
conocimiento lo determina la existencia social”, y agrega que en consecuencia, las ideas devienen de la
posición social del individuo (por ejemplo por la generación a que pertenece).
2
cotidianas, considerándolas en efecto, construcciones intersubjetivas, pues forman parte
de la configuración mental de la realidad que se integra con la colaboración de quienes
nos rodean y de quienes nos antecedieron.

1.1. REFLEXIÓN DE SCHÜTZ

Para desarrollar la fenomenología, Schütz se ocupó del mundo social, la naturaleza


social del conocimiento y el papel de la intersubjetividad misma, permeada por todo un
sistema de significatividades, dinámico e interactuante con la estructura (cfr. 1974: 216
y ss.). De esa manera hace observable que la experiencia sedimentada del grupo, se
integra al acervo de conocimientos a mano, haciendo las veces de apoyo hermenéutico y
forma parte de la cultura de cada individuo (cfr. Schütz, A. y Thomas Luckmann, 1973),
cultura sobre la cual sin embargo, podrá reflexionar e influir.

Por otra parte, distingue en primer término el mundo de vida cotidiana o “ámbito de la
realidad que el adulto alerta y normal, simplemente presupone en la actitud de sentido
común” (Schütz y Luckmann, 1973:25), es experimentado como incuestionable,
aproblemático y considerado real, en formas al mismo tiempo inevitables y pautadas
(intersubjetivamente) como marco preexistente al individuo, que sobrepasa su existencia
y está vigente hasta nuevo aviso. En segundo lugar, queda referido implícitamente el
ámbito de “lo problemático” (contraparte del mundo de vida) y sobre todo, la relación
entre ambos.

Entonces, los valores adoptados en cada grupo social son parte de los significados
vigentes ya sea como parte de lo aproblemático o de lo problemático, pues de acuerdo
con Schütz ese sinnúmero de valores, normas, significados y hechos que suelen
presentarse en lo cotidiano aproblemáticamente como parte del medio, en algún
momento, pueden ser cuestionados (problematizados) y modificados, mediante la
intervención racional de los individuos en el mundo de vida.

Con ayuda del esquema de Maturana y Varela (1996), este cambio se podría explicar por
la reflexión (pues afecta lo que sabemos y hacemos) y el moldeamiento que opera entre
individuo y medio. De esta manera, esa vivencia adquiere una dirección diferente a lo

3
prescriptivo-integrativo que sugería en Parsons a un individuo cuya conducta tiende a la
simple adecuación.

En síntesis, los valores forman parte de lo que conocemos para poder interpretar el
entorno y para actuar en la vida con un cierto entendimiento intersubjetivo y actualizado,
aunque no sea homogéneo ni aproblemático, sino el resultado de una constante
modificación más o menos negociada, basada en un ajuste pragmático y transitorio.

Veamos las diferencias que con este autor tienen Bourdieu y Giddens.

1.2. APORTE DE BOURDIEU Y GIDDENS

Entre las principales aportaciones de Bourdieu se cuenta su teorización del habitus


(diferenciable por su complejidad funcional del término cultura5) y haber relacionado
ese concepto con el de campo y con el de violencia simbólica, explicando de esta forma,
entre otras cosas, la razonabilidad de los agentes, es decir, su sentido práctico.

El habitus para este autor, es


un sistema de disposiciones durables y transferibles -estructuras
estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes- que
integran todas las experiencias pasadas y funciona en cada momento como
matriz estructurante de las percepciones, las apreciaciones y las acciones de
los agentes de cara a una coyuntura o acontecimiento y que él contribuye a
producir (Bourdieu, 1972: 178).

Ese esquema singulariza a los sujetos sociales de acuerdo a la diversidad de condiciones


en que se formaron y les permite una pequeña variabilidad en sus decisiones, en las

5
El vocablo cultura es descriptivo e implica un “conjunto de prácticas, creencias, instituciones,
costumbres, hábitos, mitos, etcétera, construido por los humanos y transmitido de generación en
generación. En este modo de empleo, la cultura se contrapone a la naturaleza: su posesión es lo que nos
distingue de los demás animales” (Sewell, 1999: 40).
En cambio el habitus explica un proceso de internalización de esa estructura y la manera en que
es vivida y reproducida.
4
percepciones, apreciaciones y acciones que realizan6 (cfr. Bourdieu, 2003), y generan
diferentes racionalidades prácticas en los sujetos sociales, según la lógica de un
determinado campo (cfr. Bourdieu, 1991 y 2003: 63, 247 y ss.).

Considera que el campo, es un espacio de conflictos y de competencia interpersonal para


establecer un monopolio sobre una especie de capital, eficiente para construir una
autoridad y un poder. En esa lucha por la definición del juego y sus reglas que son
características de toda relación social, el campo

se define entre otras cosas definiendo objetos en juego […] e intereses


específicos, que son irreductibles a los objetos […] y a los intereses propios
de otros campos y que no son percibidos por nadie que no haya sido
construido para entrar en el campo (cada categoría de intereses implica la
indiferencia a otros intereses, a otras inversiones, abocados así a ser
percibidos como absurdos, insensatos, o sublimes, desinteresados). Para que
un campo funcione, es preciso que haya objetos […] y personas dispuestas a
jugar […], dotadas con los habitus que implican el conocimiento y el
reconocimiento de las leyes inmanentes del juego […]. (Bourdieu, 2000:
113).

Por su parte Giddens es proclive a la integración acción-estructura y plantea que ambas,


forman una dualidad porque están involucradas mutuamente, constriñendo y
permitiendo.

Como hemos visto, haciendo uso de diferentes herramientas conceptuales dada su


adscripción teórica, Bourdieu y especialmente Schütz y Giddens (cfr. 2001: 138),
reconocen el potencial de reflexión generativa de pensamientos y acciones del ser
humano en que insisten Bateson, Maturana y Varela (1996) desde la biología y la

6
En este aspecto y a pesar de que Bourdieu generalmente repele al determinismo estructural, sus
planteamientos acerca del habitus han provocado que, de alguna manera, se le considere próximo a él.

5
cibernética de segundo orden, y por medio de ese factor se comienza a vislumbrar la
explicación a la diversidad de valoraciones posibles en momentos y espacios diferentes,
pues los procesos sociales no son sólo resultado de la combinatoria simple del programa
social y de la estructura, sino que también interviene la creatividad humana, derivada de
su capacidad reflexiva.

II. JUICIOS VALORATIVOS

Para analizar cómo construimos las valoraciones (que más tarde derivan en posiciones
desiguales en las interrelaciones), considero indispensable enfrentar la pregunta acerca
del origen de los juicios valorativos antagónicos (“superior” e “inferior”, “bueno” y
“malo”), y del valor7 subsumido en esas palabras, partiendo del proceso en que se
establece cada valor en una sociedad, atendiendo luego a quien lo hace posible.

Coincidiendo con la inquietud planteada por Nietzsche en su libro La Genealogía de la


Moral (cfr. 2005: 8, 9 y 13), me pregunto sobre las condiciones en las cuales el ser
humano creo estos juicios de valor, reflexionando al mismo tiempo en la posibilidad de
que en esas palabras queden insertas todas las valoraciones, todas las diferenciaciones,
todas las discriminaciones que hacemos.

Nietzsche discute (cfr. 2005: 21) las respuestas reiteradas por los filósofos y por la
tradición de los psicólogos ingleses, quienes consideran que el juicio acerca de lo
“bueno”, surge originariamente de las acciones útiles y no egoístas que fueron alabadas
por sus beneficiarios, pero en el proceso histórico, más tarde la utilidad específica de la
acción, se olvidó, y sin embargo, la acción mantuvo su categoría de “buena” gracias al
hábito, haciéndola ver como “buena en sí”, constituyéndose de ese modo, en un “valor”8.

7
Entendemos que valorar es la acción y efecto de atribuirle a algo o a alguien, determinada importancia,
utilidad, preponderancia o cualidad; y en cambio, el valor es el atributo en sí (importante, útil, etc.).
8
El valor moral subyace en el derecho natural, al cual Weber identifica como “el conjunto de normas que
valen no en virtud de provenir de un legislador legítimo, sino en virtud de cualidades puramente
inmanentes” (Weber, 1983: 640), aunque de acuerdo a la valía demostrada en la práctica de la convivencia
social.

6
Sin embargo, a Nietzsche le parece poco creíble que el espíritu de una acción altruista y
útil subsista como valor, mientras la utilidad pragmática se pierda en el olvido.
Argumenta que es justamente la experiencia cotidiana en todos los tiempos (la utilidad),
lo que puede quedar más presente en la conciencia, coincidiendo con Spencer, quien
asimila lo bueno, con lo demostradamente útil o conveniente.

A este cuestionamiento podemos reponer que la construcción del lenguaje, acontece de


manera similar a ese desdoblamiento utilidad-valor. Como Nietzsche mismo lo
reconoce, las palabras en un estadio primitivo, carecían de simbolismo y se empleaban
con un significado directo y estrecho, (cfr. Nietzsche, 2005: 29), pero al evolucionar el
uso, se hizo más complejo y simbólico. Los conocimientos, creencias, deseos, intereses,
objetivos, actitudes, normas y valores de los usuarios de la lengua, son factores influidos
por la comprensión del discurso. La psicología social y el estudio de la comunicación de
masas, han analizado cómo el individuo y los grupos, son influidos por los discursos
ajenos y cómo se forman y se transforman (cfr. Van Dijk, Teun A., 1983: 98-99). De
suyo, ese proceso es evidente, y denota el poder que posee el ser humano para
transformar (paulatinamente) el propio mundo, gracias a la reflexión (aunque limitada)
de la cual nos hablan Bateson, Maturana y Varela (cfr. Maturana y Varela, 1996: XIV) y
que depende del constante e infinito ciclo “conocer-hacer-conocer”, es decir del proceso
que nos lleva a acumular una experiencia que posteriormente genera nuevas prácticas y a
su vez más experiencias.

Ese desdoblamiento del lenguaje, es similar al de los valores que van separándose de la
utilidad directa y abstrayendo la esencia guardada por la memoria colectiva, esencia que
además puede y va siendo redefinida en extensión, importancia y profundidad, a partir
de su retroalimentación con las experiencias.

El individuo se nutre del valor, de la norma vigente; las vivencias y las significaciones
experimentadas por cada individuo, se someten a un proceso de “ajuste” social,
consistente en una evaluación tácita o expresa que indica si está dentro de lo “normal”.
Si está fuera de aquel parámetro de valor, ese grupo tratará de recortar (con más

7
severidad en tanto más pronunciados sean), los picos que salen de la normalidad
socialmente definida, como lo explica Elías (cfr. 1997: 462).

Ahora bien, en la búsqueda de ese ajuste, también el concepto social hasta entonces
imperante se re-visa y se afina, se moderniza, se adapta a partir de la reflexión que puede
ser profunda o superficial. La historia registra episodios de quiebre de valores y de
olvidos de eslabones grandes y pequeños, en los cuales lo apreciado y considerado
“normal”, se vuelve despreciable y vergonzoso9. Lo persistente, en su mayoría, se vive
cotidianamente sin mediación de un expreso y concienzudo análisis social o individual
acerca de los motivos para su implementación y conservación, ni de las rupturas o
pérdidas que lo han puesto en su actual vigencia.

En múltiples estudios se ha demostrado (desde la teoría de la Evolución de Charles


Darwin) que en las civilizaciones primitivas, la fuerza física por ejemplo, era
fundamental para garantizar la supervivencia de la especie y fue uno de los criterios para
jefaturar, sin embargo, con el paso del tiempo, se desarrollaron y valoraron destrezas que
requerían menos fuerza física y mayor habilidad en el manejo de armas más sofisticadas,
pero aunque paulatinamente hubieran dejado de ser la mejor defensa del grupo, no se
desdeñó totalmente a los fuertes, sólo perdieron la preponderancia que tenían. En la
actualidad aún es valorada la fuerza física, justificada en parte por la moderada utilidad
inmediata de ese atributo, y porque implica alguna garantía de una mejor defensa frente
a hipotéticos peligros, pero además puede estar respaldada por el ya lejano prestigio,
ganado desde esas primeras gestas, que permitieron la supervivencia de la especie
humana y su evolución.

Hay otros valores surgidos sin tan noble e importante función, pero en su momento, se
han juzgado deseables y han estado vigentes en una sociedad determinada, por lo cual es
válido afirmar que también funcionan como ecos en la conciencia social y con el tiempo,
repiten más suavemente parte del potente mensaje inicial.

9
Un buen ejemplo, es la venta de esposas en Inglaterra practicada en los siglos XVII a principios del XIX
y repudiada aún en el siglo XIX (cfr. Thompson, 1995), o los que narra Elías (1997).
8
Con respecto a quién determina lo valioso, y descalificando la explicación de los
psicólogos ingleses, Nietzsche señala que el reconocimiento de “bueno”, no ha sido
dado por los beneficiarios de la acción, sino por los propios hacedores, quienes desde su
posición de poder se arrogaron el derecho de crear valores, darles un nombre, y sin que
les importara la utilidad social de sus acciones “se sintieron y se valoraron a sí mismos y
a su obrar como ‘buenos’, o sea, como algo de primer rango, en contraposición a todo lo
bajo, vulgar y plebeyo” (Nietzsche, 2005: 22). Es decir, el origen de la antítesis bueno-
malo es la operacionalización del “duradero y dominante sentimiento global y radical de
una especie superior dominadora en relación con una especie inferior” (Nietzsche, 2005:
22).

En principio, coincido con Nietzsche en que efectivamente el poderoso es quien decide,


valora y denomina10, pero cabría preguntarle ¿de qué poderoso habla? ¿cómo se
constituyó en superior? ¿quién es poderoso? ¿cuándo es poderoso? ¿bajo qué atributo
está configurada esa especie superior de que habla?

Estas preguntas se originan al advertir que Nietzsche, pareciera ver surgir las categorías
de lo bueno y lo malo, en un escenario donde están presentes las dos clases de seres
humanos que identifica como “los de arriba” y “los de abajo”, quienes a su vez nacieron
con ese status, dado connaturalmente. Si procuramos imaginar lo que el autor parece
presuponer, podemos mirar una escena estática, en la cual el poder está determinado por
atributos muy claros, por ejemplo, la fuerza física.

Ahora bien, aún en ese contexto puede apreciarse a la fuerza física como un atributo
cuyo punto de rendimiento máximo, es finito, transitorio (por lo cual el poder que le
confiere a su portador, también lo es). Con esto queremos decir que si tomamos a la
fuerza como parámetro valorativo, nadie (ningún ser vivo), nace teniendo el poder físico
suficiente para dominar plenamente a los demás miembros de su especie, pues
originariamente todos somos frágiles, dependientes y por lo tanto, estamos situamos
entre “los de abajo”, más tarde, nos fortalecemos y hay quienes alcanzan una plenitud

10
Sin embargo, habrá que tener presente que ambas especies (dominante y dominador) tendrían que
compartir esa visión y para “saber o creer algo, un individuo debe aceptar la información como cierta o
probablemente cierta” (Van Dijk, Teun A., 1983: 101) por evaluación y cotejo.
9
física, ciertamente superior a la de los demás elementos de su grupo, pasando a formar
parte de “los de arriba”, aunque posteriormente pierdan esa posición.

Desviando un poco nuestra atención, es interesante referir de paso, el papel que juega en
ese orden de cosas, la serie de factores que pueden intervenir para equilibrar o hacer más
profunda la diferencia de poder entre “los de arriba” y “los de abajo” (pues no es
unifactorial). Podría pensarse que cuando habla de “los de arriba”, respecto al factor
fuerza, Nietzsche estaría aludiendo a individuos situados en un momento vital de fuerza
plena, sin embargo, al involucrar al análisis otros factores, llegamos a la conclusión de
que también el poder del cual gozan esos forzudos individuos, es relativo. Así, un
individuo por fuerte que sea, puede ser vencido por varios sujetos menos fuertes al estar
en desventaja numérica, e incluso por una persona físicamente débil, pero armada.
Análisis equivalentes podrían hacerse, tratándose de otros atributos de los individuos
(económico, político, académico, etc.) para demostrar que el poder, es siempre
multifactorial y relativo a la situación y al oponente, pero sería dar un innecesario rodeo
antes de continuar hacia nuestro objetivo.

Todo lo dicho, nos lleva a disentir de la argumentación de Nietzsche, pues respecto a sí


mismo y en función de diferentes circunstancias como el tiempo, sus condiciones físicas,
morales, intelectuales, económicas, etc., el ser humano cambia la posición de poder con
que nació. Y en función de los demás, el individuo a veces tendrá diferentes grados y
tipos de poder y otras, estará entre los más débiles, dadas las características que cada uno
de ellos reúna relativa y circunstancialmente.

Lo anterior, no sólo no niega, sino muestra que son considerablemente mayores las
probabilidades de una persona mejor equipada, de acuerdo a las valoraciones sociales
(en lo físico, intelectual, económico, político, etc.), de tener un superior número de
momentos, grados y tipos de poder11, respecto a otra persona menos dotada en todos
esos flancos.

11
Eso no excluye tampoco, que ese poder pueda ser usado en forma constructiva o destructiva, solidaria o
egoísta.
1
A pesar de que parece poco probable, si Nietzsche se estuviera refiriendo como fundador
de “lo bueno” y “lo malo”, al poderoso visto en esa transitoriedad situacional (pues su
referente constante a lo largo de su libro es simplemente dual: la “especie superior
dominadora” y la “especie inferior”), seguiría siendo insostenible que las categorías de
bueno y malo, fueron impuestas por el superior, y sólo por él. De hecho,
contradictoriamente Nietzsche reconoce la existencia de la “manera caballeresco-
aristocrática” (o superior) impuesta absolutamente a “los plebeyos”, pero que tiene como
enemiga a la “manera sacerdotal”, la cual va en contra de todos los signos de vida -
propios por lo caballeresco- y que subvierten el orden de los superiores, a partir del odio
y la venganza (cfr. Nietzsche, 2005: 32 y ss.). Esa victoria de “los de abajo”, demuestra
no sólo que todo poder es relativo y transitorio como lo señalamos antes, sino que la
resistencia implica también un poder y aun cuando es acotado, juega un papel
importante en la definición de los valores imperantes en cada sociedad. De hecho, la
historia demuestra que los subordinados y su infrapolítica en forma de resistencia
discreta y de expresión indirecta, es parte de la solución de los conflictos y de la
construcción cultural (cfr. Scott, 2000: p. 44).

Uno de los motivos más importantes para nuestro desacuerdo, radica en que Nietzsche
omite analizar la relación entre los sujetos y el papel que desempeñan. Olvida la
existencia de los líderes o los confunde con los poderosos, y desdeña el papel de la
comunidad, tratándola como “el grupo de abajo” sin analizar su influencia en la
determinación de los valores sociales, de acuerdo al contexto sociohistórico en que se
desarrolla.

Entonces, para explicar la constitución de dichos valores, no basta el reconocimiento de


los beneficiarios de las obras útiles realizadas de manera no egoísta (aunque tenga a su
favor el implícito aval del instinto de supervivencia y la mencionada fuerza grupal), y
menos aún se explica sólo con el auto reconocimiento de “los poderosos”, defendido por
Nietzsche. Más bien, esos dos factores coexisten, pero además interviene la

1
“reflexividad operante”12, facultando a los individuos para cuestionar y trascender los
valores dados por la estructura, a pesar de que al nutrirse con el medio local y temporal,
la versión subjetiva del individuo esté en evidente desventaja frente a la potestad de la
“voluntad social histórica” inscrita en esa estructura.

III. PROPUESTA

A partir de los elementos reunidos hasta aquí, considero a los valores imperantes en una
sociedad, como resultado del ajuste entre lo que ha venido juzgándose valioso o nefasto,
y lo conocido, reflexionado y retomado por los individuos, en su propio contexto y
experiencia.

Sin embargo, en este punto surgen dos interrogantes más ¿cuál es el proceso para
adjudicarle un valor determinado a cada persona en una relación social? y ¿cómo se
lleva a cabo el cambio social de valores?

Desde mi punto de vista, la primera cuestión tiene que ver en cada situación, con los
valores atribuidos a las personas concretas, como producto de una evaluación de sus
condiciones personales ya tipificadas socialmente como “bueno” o “malo” y que en
cualquier relación interpersonal se ponen en operación con comparativos (mejor, igual o
peor), respecto al sexo, etnia, edad, condición socioeconómica, instrucción, etc.)13, lo
cual nos hace apartarnos del esquema propuesto por Bourdieu, respecto a la
intencionada, especializada y libre competencia personal, situada por él en cada
“campo”.

En síntesis, entiendo que el sistema de valoración, opera como una báscula automática
analógica, de múltiples platos, que todos usamos, la cual mide (comparativamente) a las
personas presentes en una relación (momentánea o prolongada), y posiciona –en cada

12
La reflexividad operante, es la capacidad racional personalísima que Giddens considera “central y
distintiva” del ser humano (cfr., 2001:140).
13
Esa apreciación, pasa por el mecanismo cultural automático que está más allá de las expresiones y
quereres individuales, junto con algunos cuestionamientos (acorde al esquema de Schütz).
1
situación- más arriba, igual o más abajo a cada sujeto, respecto a los demás (de acuerdo
siempre con los valores establecidos socialmente), a partir de las características objetivas
y subjetivas portadas por cada individuo.

Esas características por ser tan variadas, realmente no integran un capital fijo al que
Bourdieu ubicaría en el capital cultural (integrado por conocimientos legítimos), el
económico, el social (relaciones sociales) y el simbólico (proveniente del prestigio y el
honor). Más bien, constituye una cartera diversificada, la cual dependiendo de la
situación en que se encuentren las personas, adquiere una cotización determinada por
cada uno de sus bonos, o al menos, por aquellos que para ambas partes tienen más
importancia, y cuya suma constituye su cotización total, apreciada en cada momento de
cada relación.

En cuanto a la segunda pregunta, relativa al proceso de transformación de los valores,


podemos decir que se lleva a cabo, cuando los quereres individuales cuestionan
reflexivamente a los valores vigentes; entonces, la voluntad personal o colectiva
determina el cambio de valor y lo convierte en parte de la nueva cultura del individuo o
del grupo.

El tránsito vital pues, tiene dos vías de circulación y cada una de ellas, dos niveles:

• En el nivel micro, existe una autopista en donde la cultura no problematizada en


lo cotidiano, “educa” la asertividad del individuo mediante la interacción; pero
también está la vía alterna, la reflexiva, la cual opera usando la propia
asertividad, y con ese apoyo, el individuo observa, revisa, cuestiona y
transforma sus pautas y conductas personales, que más tarde pueden extenderse
a otros individuos.

• En el correspondiente nivel macro, encontramos la autopista del mundo de vida


social (que no problematizamos), donde la cultura actúa sin cortapisas,
superponiéndose a la voluntad del grupo y haciéndola ser como es; y el camino
alterno, en el cual se da un cuestionamiento social voluntario, de lo que está
ocurriendo con las prácticas en esas vialidades. Tal cuestionamiento puede

1
someter a la cultura y hacerla cambiar, modificando sus prácticas mediante
acciones colectivas o movimientos sociales, por ejemplo.

De todo esto resulta que la competencia de las condiciones personales, es regida entre
los individuos del mismo grupo social, por un sistema de pesas y medidas que muda
generalmente de modo casi imperceptible, al ritmo de la cultura de que se trate,
modificando sus equivalencias y sus parámetros y cuya transformación puede ser a
veces violenta, tanto en el ámbito individual, como en el social.

IV. COMENTARIO FINAL

Hemos tratado de recuperar algunos aportes sociológicos coincidentes con los de la


biología y la psico-cibernética para fundamentar nuestra conjetura sobre la construcción
de los valores de una sociedad determinada, vista como producto de la reflexividad
desarrollada a nivel personal o a nivel grupal, inscrita en su experiencia y en un proceso
histórico (dinámico) que lleva a identificar necesidades y satisfactores y a optar
consecuentemente por crear, acatar, modificar o cambiar los criterios de valor, como
parte del acoplamiento continuo entre individuo y medio (entorno).

De acuerdo con lo antes argumentado, los grupos o individuos en el poder y quienes le


están subordinados en un momento histórico determinado, definen y asumen en su
interacción, los valores sociales vigentes hasta nuevo aviso, y éste depende de la
creatividad y del cuestionamiento que pueda plantear una persona (nivel micro) o un
sector de esa sociedad (nivel macro), reflejando con frecuencia de manera más clara, las
prioridades de esa sociedad .

El mecanismo social conocer-hacer-conocer, implica el desarrollo acumulativo de


experiencias, conocimientos e ideas, así como el ejercicio a lo largo de la vida de la
capacidad reflexiva humana, independientemente del mayor o menor grado de
conciencia presentado. Por una parte, ayuda eficazmente para tener un adecuado
desempeño operativo en las relaciones humanas, pues nos ubica en lo “superior” o
“inferior”, “bueno” o “malo”, informando analógicamente, el “peso” o “cotización”

1
(comparativa y dependiente de las percepciones y de los valores dados) de quienes están
interactuando en una situación determinada; y también nos permite someter a revisión,
algunos valores con los que se norma la conducta individual o social, al mismo tiempo
que da margen a asumir otros, sin cuestionamiento alguno.

Entonces, podemos concluir que en el proceso de definición de los valores sociales, es


importante la intervención de los poderosos en un momento histórico determinado, pero
la huella de los débiles también está inscrita en esos valores, y por tanto, esos criterios
son un producto social reflexivo y fungen como herramientas cognoscitivas,
hermenéuticas y operativas que facilitan el entendimiento intersubjetivo, aún sin ser
homogéneos.

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Traducción de José Medina Echavarría y otros, sexta reimpresión, México, Fondo de
Cultura Económica.

1
1
LA CULTURA POLÍTICA,
UNA APROXIMACIÓN DESDE SUS COMPONENTES.
C. Maura de la Caridad Salabarría Roig1

Resumen: El trabajo forma parte de la labor que desarrolla el Grupo de Ciencia Política de
la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas por construir una nueva politología2
con una perspectiva alternativa a la elaborada en los centros de poder, y una óptica que
incluya tanto, las problemáticas de los países del Tercer Mundo, como los enfoques
provenientes de ellos.
A partir del análisis de los diferentes paradigmas teóricos y metodológicos desde los que
se aborda la problemática de la cultura y subcultura políticas, la autora propone una
conceptualización de la cultura política según sus componentes y realiza una
caracterización de los mismos.

Desarrollo:
El tema de la cultura política reviste una significación cardinal en el ámbito de la Ciencia
Política por su carácter integrador del conjunto de relaciones que aquella refleja y
contextualiza, su elucidación coadyuva a una visión de la sociedad donde se involucra, en
la explicación de la trama compleja de los acontecimientos políticos, la percepción que de
ella tienen los diferentes actores.
Los estudios sobre cultura política, que han aumentado su frecuencia desde la segunda
mitad del siglo pasado, confrontan una serie de obstáculos que no han permitido a la
comunidad científica arribar a un consenso en torno a los planteos teórico- metodológicos
respecto a esta área de la cultura.
Entre otros inconvenientes, se halla la cada vez mayor fragmentación y diversificación de
nuestras sociedades que dificulta la caracterización de la cultura política en un marco
territorial o poblacional determinado. Ello, a su vez, contrasta con los argumentos acerca
de la presunta congruencia entre los sistemas políticos, la propia cultura política y los
procesos de socialización política. La referencia a la cultura política de uno u otro grupo o
1
Dra. C. Maura de la Caridad Salabarría Roig. Investigadora del Instituto Superior Politécnico “José
Antonio Echeverría” (CUJAE). Mail: maura@gest.cujae.edu.cu
2
La Ciencia Política tradicional cuyos centros se hallan en Europa y en los Estados Unidos
fundamentalmente, ha elaborado un conjunto de tesis y categorías para la explicación de los fenómenos
políticos desde la óptica de los países del occidente capitalista desarrollado, el Grupo de Ciencia Política de
la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas desarrolla una labor fundacional, la creación de una
Nueva Ciencia Política, desde el Sur Político, donde predominen análisis con el enfoque de los países
menos desarrollados y oprimidos del mundo.
clase social, de un país, región o época no constituye la solución de este problema, como
suele plantearse, pues tal formulación no logra trascender la visión de que se trata de
entidades donde prevalece una unidad absoluta e indistinta.
En sentido general se asume que la cultura política es un elemento constitutivo del sistema
político por lo que son frecuentes las reflexiones acerca del papel de los factores
culturales en el funcionamiento de las instituciones y los mecanismos de gobierno. De
estas consideraciones, se desprende que la cultura política alcanza una doble ubicación
respecto al sistema político en su conjunto, ya que no sólo sirve de marco referencial a las
transformaciones gubernativas, sino que también es expresión de la efectividad y la
calidad de las decisiones políticas.
Suele afirmarse que la independencia que adquiere la cultura política y su capacidad de
promover el cambio es una demostración de que se halla separada de la estructura
socioeconómica lo cual pudiera explicar la falta de correspondencia de la llamada cultura
política “democrática” tanto, con el corte imperial de la economía de países como los
Estados Unidos, como con el atraso socioeconómico que existe en los países de América
Latina. De ahí se derivan fundamentaciones para negar la importancia de la defensa de los
modelos culturales y las identidades en los países del Tercer Mundo.

Algunos representantes de la Ciencia Política tradicional afirman que, en las sociedades


aristocráticas o premodernas, la cultura política es un atributo solo de las élites políticas,
debido al desempeño de determinados roles en el gobierno, mientras que el resto de la
población carece de la misma.3 Esta tesis es reflejo de las tendencias que, privilegian el
contenido cognoscitivo en la cultura política, otorgan rango de actores políticos solo a los
gobernantes y separan de manera absoluta el área de la sociedad civil y la sociedad
política, donde la cultura política se identifica con la percepción general de los ciudadanos
respecto al entorno social, en dependencia de la posición que ocupan en el mismo, sin un
vínculo específico con la gestión gubernativa4.

3
Galindo Cáceres, Jesús. Dimensiones Internacionales de la Comunicación. Cultura Política, comunicación
y Democracia. En Internet. (1997) http://www. Razón y palabra.org.mx/anteriores/n7/lozano.htm. Negro
Pavón, Dalmacio La cultura política. Catedrático de Historia de las Ideas y Formas Políticas en la UCM. En
Internet. (2002) http://www.conoze.com/doc.php?doc═1514
4
“el elemento central de la noción es la relación con lo social por parte de los individuos el punto de partida
es su entorno inmediato y la ubicación percibida de ese entorno con el escenario social general, es decir, la
percepción y valoración del propio lugar en relación al todo, esta situación es de sentido al mismo tiempo
que de comportamiento, las acciones son consistentes con la percepción”. Ver Galindo Cáceres, Jesús.
Cultura política, comunicación y democracia. Número 7, año 2, junio-agosto 1997.Formato digital en
Internet. http://www.razón y palabra.org.mx/anteriores/n7/Jesús.htm
Se alude también a la crisis de la cultura política, cuya esencia se relaciona, por algunos
autores, con el agotamiento de los modelos políticos tradicionales y la falta de puntos de
referencia, a partir de los cuales el ciudadano considera el hecho político y se proyecta
hacia él,5 otros se refieren a la falta de correspondencia entre la programática de los
partidos y movimientos políticos con los intereses de su presumible base electoral, que ha
traído a su vez la falta de representación que sufre una parte considerable de los
ciudadanos del mundo, en las instituciones políticas existentes, en contraposición con las
6
ilusiones de cambio político que despiertan las campañas electorales. Por otro lado se
presenta la interrogante acerca de cuáles factores provocan cambios en las formas de
percibir y hacer la política.

En cierta medida, la crisis de la cultura política se explica por el actual reordenamiento de


las claves interpretativas, mediante las cuales se puede entender la propia noción de
política y su lugar respecto al resto de las esferas de la sociedad. Se atribuye este proceso,
por una parte, a la fractura del modelo ideológico que se produce a partir del derrumbe del
campo socialista y, por otra, al redimensionamiento de los espacios políticos a partir de los
procesos de globalización y fragmentación, con el consecuente avance de las sociedades
de mercado, el desarrollo científico tecnológico, comunicacional e informático, que alteran
las medidas y las proporciones, desdibujando el lugar de la política7.

Los efectos de tal situación en la cultura política están dados, además, por la erosión de
otras nociones afines como, Estado, sociedad civil, derecho público y privado, consenso,
legitimidad. Esto presenta un nuevo reto a la politología, asociado al incremento de la
información, a la vertiginosidad de los cambios sociales y a la creciente autonomía
alcanzada por diferentes esferas, todo lo cual torna impreciso el rol de la política; los
límites que distinguen la esfera política de la no política, el campo de competencia propio
del quehacer político, en fin, el sentido de hacer política”8. Sin embargo, la existencia
actual de proyectos como el de Venezuela y Bolivia donde a partir de alternativas políticas
se ha comenzado a incidir en la solución de problemas reales de la población de América

5
Lechner, Norbert. La dimensión cultural de la política. Tomado de Acorta Silva Adrián. La dimensión
cultural de la política. Una conversación con Norbert Lechner. Fuente Revista Nexos En Internet.
(Consultado 2002) http://www.política.com.ar/Filosofía-política/Lechner.htm-
6
Lechner Norbert. Cultura política y gobernabilidad democrática En Internet. (2002)
http//deceye.ife.org.mx/cultura-política-%20-%20gobernabilidad.htm.erosion. Las condiciones de la
gobernabilidad democrática en la América Latina de fin de siglo. En Internet. (1997)
http://catedras.fsoc.uba.ar/toer/articulos/txt-lechner.html
7
Ibídem.
8
Ibídem.
Latina reafirman, tanto la responsabilidad, como el “rol sintetizador e integrador de la
política a escala societal”.9

• ¿Qué entender por cultura política?

Si bien la cultura política constituye un subsistema de la cultura general, contiene sus


especificidades en relación con el área de la actividad política, las cuales deben clarificarse
en función de establecer sus componentes.

El papel de la cultura en la producción de sentido, en la conceptualización de la vida


política, especialmente de las estructuras y mecanismos establecidos para el ejercicio del
poder, así como de las relaciones que de ellos se derivan, se acentúa al tratarse de la
cultura política. Ello implica aceptar que los sistemas políticos se asientan en la
aprehensión humana, individual y colectiva del sistema de relaciones que ellos constituyen
-en forma de conocimientos, valoraciones, valores y disposiciones comportamentales-
desde donde se refleja y se sustenta a las instituciones políticas, se legitiman sus procesos,
se aporta cualidad distintiva a la comunidad política en su conjunto y se genera su
adaptación10 a las exigencias de conservación y perfeccionamiento del sistema político.

En el ámbito de la cultura política adquiere especial significación la teoría que concibe la


cultura como un sistema de producción11, ya que destaca su carácter de proceso, de
constante construcción, en una dinámica que produce la renovación instantánea de algunos
de sus componentes, promoviendo al escenario político, elementos, cuyo carácter
emergente no excluye su función contextual respecto a las instituciones políticas.

Las relaciones de la cultura política con otras áreas de la cultura general son, en buena
medida, un producto del propio carácter decisorio de la política, que alcanza a todas las
esferas de la sociedad. De aquí se deriva que la cultura política es una cultura de y sobre

9
Fung Riverón, Thalía. Reflexiones y Metareflexiones políticas. Editorial Félix Varela. La Habana, 1998.
(67)
10
Adaptación, en este casos se refiere al proceso de asunción de las pautas y normas que emanan de las
decisiones adoptadas por las élites políticas, implica un movimiento constante por parte de los sujetos que se
subordinan al poder, de adecuación a los cambios en la cultura política, a sus estrategias políticas en función
de los procesos, conflictos y crisis sociales, así como la remodelación de sus formas de participación política
en correspondencia con las exigencias de la situación.
11
“la cultura es la capacidad humana, en constante evolución, de interpretar y cambiar el entorno,
adaptándose a él, en una praxis constitutiva de nuevos modos de realidad.” Morató, Javier del Rey. La
comunicación social en la era de la globalización. En Internet (2004)
http://www.oei.es/oeivirt/globalizacion.htm
la toma de decisiones, lo cual eleva a un rango significativo su aspecto constantemente
constructor de subjetividades y la asocia a los cuestionamientos actuales en torno al
bienestar de la sociedad, los problemas medioambientales, éticos y otros cuya
trascendencia atañe, tanto a la comunidad científica como a los gobiernos, no sólo por el
rango legal, sino por el rango moral de su adopción.

Desde este ángulo la cultura política se deriva tanto, de los procesos de socialización
política estratégicamente configurados desde el poder, que se encaminan a formarla a
propósito de las necesidades del propio sistema político, como de los efectos e
interacciones específicos que provoca en cada estrato la distribución de valores societales
escasos que resulta de las políticas públicas, en los contextos donde los portadores de la
cultura política desenvuelven sus actividades cotidianas, bajo la influencia de múltiples
factores internos y externos12.

Todo ello le otorga a la cultura capacidad real para cohesionar a la comunidad y crear una
identidad política, a despecho de las diferencias que estos procesos revisten en contextos
disímiles, pues la socialización política, al responder a las demandas de cada sistema
político específico, adopta formas que van desde la imposición de los intereses de grupos e
individuos en entornos donde se practica la represión directa, pasando por la acción de los
agentes socializadores(familia, escuela, partidos y organizaciones, etc.) e incluye la
influencia del liderazgo sobre todo en procesos transicionales.13 Lo anterior no debe
interpretarse como un proceso de homogeneización de la sociedad, pues los objetivos de la
socialización no impactan por igual a todos los actores políticos y, en ese proceso de
construcción de unidad social y comunitaria las diferencias ocupan un lugar relevante, no
sólo en la aceptación o no de los objetivos de los gobernantes, sino en su replanteamiento
desde la sociedad civil.

De este condicionamiento al cual se halla sujeta la cultura política, la literatura occidental


pretende derivar el carácter paradigmático de ciertas culturas políticas con respecto a
otras, atribuyéndoles superioridad injustificada. En realidad las variaciones en la cultura
política tanto entre los diferentes estratos como al interior de los mismos determinan la

12
en la formación de la cultura política no puede obviarse el papel de condicionantes externas, ya sea la
existencia de un clima político favorable de convivencia pacífica y entendimiento mutuo, o un clima de
hostilidad y confrontación. Su influencia puede llegar a ser significativa en la formación y funcionamiento
de la cultura política de los diferentes individuos, clases, grupos, naciones y pueblos.
13
Plain Rad-Cliff, Elsie. La socialización política: Un proceso continuo y discontinuo, en La Nueva
Ciencia Política. La búsqueda de lo complejo. En, Fung Riverón, Thalía y Pineda Guadarrama, Juan de Dios.
La Nueva Ciencia Política. La búsqueda de lo complejo. Facultad de Estudios Superiores Acatlán,
Universidad de la Habana. Editorial Lagares. S.A. de C. V., 2004. Pág. 207
existencia de una unidad compleja que contiene las diferencias estables y dinámicas que
existen al interior de los sectores sociales. Ello torna relevante el estudio de la subcultura
política para una mejor comprensión de esta área de la cultura.

Tal complejidad y contradictoriedad ínsitas a la cultura política ofrecen, a nuestro juicio,


elevadas posibilidades para la construcción teórica. Al respecto, los intentos que se han
articulado para su conceptualización ponen de relieve una interesante problemática
relacionada con la medida en que están presentes la estabilidad y el cambio en la esencia
de la cultura política. Su esclarecimiento tiene relación, por una parte, con la descripción
del tipo de contenidos que la distingue y, por otra, con la expresión que adquiere este
fenómeno en la subcultura de los diferentes portadores.

Entre otros factores, esta interrogante es a la vez producto de la combinación de dos


mundos o esferas sociales cualitativamente diferentes y complejos: cultura y política; no
sólo por la profusión de significados e indeterminaciones que encierran, como fue
abordado en los epígrafes anteriores, sino porque no representa una simple suma, es una
integración con su propia identidad sustantiva, una de cuyas esencialidades, está dada,
precisamente, por la forma especial en que se construye. Ello está vinculado a la
existencia de múltiples fenómenos que encuentran lugar en la esfera de lo político, así
como a los diversos actores que intervienen en el proceso lo cual condiciona una acción
muy diversa de las élites políticas, impelidas a cambiar sus decisiones con inusitada
rapidez.

A partir del carácter en cierta medida opuesto de los fenómenos presentes en el referente
real que ella refleja, se genera una contradicción al interior de la cultura política. Sin
negarle su propia identidad sustantiva, hay que reconocer que el término pone a dialogar a
dos mundos o esferas sociales cualitativamente diferentes y complejos. Esta problemática
deviene punto de partida para la búsqueda en torno a la forma en que ambos momentos -la
cultura y la política- participan en la estructura de la cultura política, así como a los modos
de su interacción bajo la influencia de procesos, relaciones, socialización y actividad
políticos. Más que los propios contenidos de la cultura y de la política, al esclarecimiento
de la esencia de la cultura política tributa la dinámica que integra a ambos elementos,
produciendo los mecanismos para su estabilidad y cambio, esenciales en la determinación
cualitativa del fenómeno.
Desde el ángulo de los componentes14 que la integran, la cultura política se presenta como
un proceso de construcción y deconstrucción constantes, a partir de las interacciones
mutuas entre los componentes del nivel interno (se refiere a los elementos más estables
que intervienen en la comprensión de los acontecimientos políticos por parte de
individuos, grupos, y otros portadores)) que en su interacción con el momento político
(en el ámbito de nuestro trabajo se trata de la combinación de acontecimientos
pertenecientes a cualquier esfera del quehacer social con las decisiones emanadas de los
gobernantes para modificar su aprehensión por los sujetos políticos) , se revelan a través
de componentes periférico dinámico emergentes de la cultura política cuyas características
principales son la variedad y el cambio. Esta construcción adquiere características propias
en cada estrato social donde los componentes se hallan con intensidad y preeminencia
diferentes en dependencia del impacto contextualizado del dispendio de valores societales
escasos.

Por tanto, la cultura política es una entidad que, desde la perspectiva de sus componentes,
es irreductible a uno de ellos, pues resulta de la combinación de todos los elementos que la
integran. Asimismo, no debe considerarse sino como un resultado en proceso de
transformación perenne, lo cual no significa que deje de ser un producto, pero un
producto, cuya producción no se ha agotado. Lo anterior indica que en el ámbito de la
cultura general, esta área se distingue por su estructura dinámico- generativa, tanto en su
expresión a escala societal, como en el plano de los estratos en que se agrupan los
portadores de la misma. Ello tipifica la naturaleza compleja de este fenómeno.

Las consideraciones planteadas permiten conceptuar la Cultura Política como la


interacción sistémica actualizada de los componentes (cognoscitivos,
macrovaloraciones políticas, axiológicos, afectivo emocionales y disposiciones
comportamentales) que en cada uno de los portadores, se integran con el momento
político y producen expresiones emergentes y específicas, a través de las cuales se
involucran en la red de relaciones políticas.

En este concepto se destacan además dos elementos esenciales, en primer lugar que la
cultura política no constituye una suma de elementos dispersos que actúan de forma
independiente entre sí, sino un conjunto integrado donde la forma que adopta y el grado
de desarrollo de uno de los componentes incide en el resto y le otorga identidad cualitativa
a la cultura política de determinado portador; en segundo lugar, tal interacción entre los
14
En el próximo epígrafe se caracterizan detalladamente este componentes
componentes se actualiza en dependencia de las condiciones cambiantes de la esfera
política, bajo el impacto de la gestión gubernativa.

Con la presente conceptualización, aunque parte de una óptica específica, la de los


componentes de la cultura política y responde a las necesidades del estudio empírico que
forma parte de esta investigación, se pretende colaborar con las búsquedas de elementos
novedosos que permitan la elaboración de una concepción más precisa sobre este
problema y reducir la indeterminación que distingue al concepto de cultura política.

• Los componentes de la cultura política

Para los componentes de la cultura política asumimos la siguiente clasificación:

• Componentes cognoscitivos.

• Macro valoraciones políticas.

• Valores políticos.

• Componentes afectivo- emocionales.

• Disposiciones comportamentales.

Es conveniente aclarar que los rasgos a partir de los cuales caracterizamos cada
componente no incluyen la magnitud que han alcanzado en cada uno de los portadores.
Ello es objeto de otro trabajo donde se caracterizan los componentes predominantes de la
cultura política.

• Componentes cognoscitivos:

Se refieren a los conocimientos sobre el sistema político, las instituciones y órganos que lo
componen a escala nacional o local y los procedimientos para su establecimiento; incluyen
conocimientos acerca de las formas en que se efectúan los procesos electorales y se
organiza la participación de los diferentes sujetos políticos en los mismos, así como los
mecanismos para la designación de los cargos y su revocación. Estos conocimientos
versan también sobre el funcionamiento de dichos órganos, las decisiones que de ello se
derivan y los mecanismos empleados para su adopción.

Un lugar importante en este componente lo ocupa el conocimiento de la historia política


del país, de las figuras que han desempeñado roles políticos relevantes en la misma, así
como la herencia que dejaron en quehacer político. Esto aporta al conocimiento de los
estilos actuales predominantes en la vida política de las naciones y comunidades.

Asimismo, la tendencia a mantenerse o no al tanto del acontecer nacional, así como la


significación que los actores le atribuyen a la misma, pasa a formar parte de los
componentes cognoscitivos. Los conocimientos sobre la sociedad son producidos en
mayor medida por las ciencias sociales y en menor grado por otras formas de la
producción espiritual, como el arte, la religión, la moral etc. y su difusión entre todos los
sectores sociales, favorecen la función crítico valorativa de la cultura política y generan
una socio visión específica de las relaciones políticas.

La comprensión de conceptos tales como democracia, derechos humanos, sociedad civil,


sistema político, estado y otros, tienen como premisa el desarrollo de componentes
cognoscitivos, pues ello permite que sin desvincularse de los intereses vitales de los
sujetos, se extienda su mirada hacia la discusión de temas, cuyo alcance sea más global
(nivel de la sociedad, del mundo) y a la adopción de formas más elaboradas de
participación política.15

Este análisis no implica que la carencia de los conocimientos sobre la política denote
ausencia de cultura política, tampoco debe entenderse, como suele afirmarse, que poseer
conocimientos políticos o no, torne a la cultura política más o menos elevada, pues ello
significaría la existencia de un parámetro a alcanzar, criterio que no es congruente con la
perspectiva del enfoque asumido en esta tesis. Si reconocemos el peso de los
condicionamientos en que se conforma la cultura política, asumiremos que en algunos
sujetos políticos este tipo de componente no predomina y, por tanto, no constituye una
premisa de su actuación respecto a los acontecimientos políticos, lo cual no niega su papel
en el conjunto.

• Macro valoraciones políticas.

Este componente esta integrado en lo fundamental por los juicios que los portadores
elaboran alrededor de la calidad de las decisiones emanadas del sistema y de las

15
El tema de la movilización cognitiva, abordado en los trabajos de Inglehart, trae a colación el papel que
juega el conocimiento de los acontecimientos sociales en la asunción de lo que pudiera considerarse
posiciones políticas más activas, en el desarrollo del interés por temas nuevos, no tan estrechamente
asociados a las problemáticas personales de cada individuo o estrato. Esto es tratado por el autor mencionado
de modo bastarte absoluto y generalizado como si fuera un resultado definitivo, o sea, sin tener en cuenta
que, en determinadas condiciones otros componentes de la cultura política pueden resultar movilizadores
Inglehart, Ronald. El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas. Centro de investigaciones
sociológicas. Madrid, 1991.
percepciones y comportamientos del resto de los sujetos políticos en relación con las
necesidades de la sociedad en su conjunto.

Las valoraciones implican, al menos, un análisis de los factores que suelen motivar la
adopción de decisiones en el ámbito de un sistema político, del que se ha formado parte
durante un período relativamente prolongado que, si bien pueden o no ser aceptados por el
sujeto, son entendidos a partir de sus conocimientos y bajo el prisma de los valores que en
él predominan, así como de la aprehensión de las necesidades societales que ha logrado a
través de ellos.

A partir de sus conocimientos, experiencias y vida política, los sujetos elaboran juicios
relativamente estables sobre la capacidad del sistema político para hacer frente a los
requerimientos de la sociedad. Esto no se refiere a la evaluación de una decisión
específica, sino a una tendencia que aparece en los sujetos, productora de convicciones
sobre la calidad y eficacia que las instituciones políticas pueden alcanzar en el trazado de
estrategias que afecten las diferentes esferas de la sociedad. El componente incluye juicios
alrededor de las normas que se derivan del funcionamiento del sistema político, su
viabilidad, la necesidad de su cumplimiento. En él predomina una evaluación racional,
asentada en la ejecutoria política de un período considerable en el que los éxitos o fracasos
en el desarrollo económico, la capacidad de proporcionar oportunidades estables a los
ciudadanos, la conservación de un clima de gobierno legítimo, y el establecimiento de
relaciones internacionales pacíficas y prósperas con el resto de los países o, por el
contrario, la existencia de conflictos armados o coyunturas tendentes a ellos, determinan la
aceptación o no del sistema político.

Lo anterior no sólo se refiere a la calidad de los órganos e instituciones que se hallan al


frente de la sociedad, también tiene incidencia sobre el resto de los sujetos políticos, sean
estos hombres u organizaciones, así como, especialmente, al desempeño de las élites
políticas.

Las macro valoraciones políticas incluyen, además, la asunción del lugar e importancia de
la política en el conjunto del desarrollo social y generan la evaluación de su pertinencia
como área o esfera de la sociedad.

El hecho de que este componente sea considerado como uno de los más estables, no niega
que en torno a las autoridades y funcionarios políticos, a las instituciones, a los procesos y
estrategias políticas de gobierno, se formen percepciones flexibles y de corta duración
que se integran a las convicciones políticas y valores fundamentales16 que estructuran y
dan sustancialidad a este componente, pues tributan a la estabilidad en cuanto a la
aceptación o no del sistema por los diferentes actores.

• Valores políticos.

Al concebir la cultura política como un elemento movilizador de una proyección integral


de los sujetos hacia los órganos de poder, los sujetos dirigentes y los productos de la
actividad política, es imposible dejar de considerar el papel de los valores, aunque su
abordaje sea tan complejo como el de la propia cultura política en su conjunto. Este asunto
forma parte de las consideraciones que se elaboran alrededor de la relación ética- política,
lo que no obvia que el lugar de los valores no sólo se halla en la esfera de lo moral.

Resulta muy difícil delimitar en las dimensiones de los valores, el porciento que es
reflejo exclusivo de la vida política del país o cuáles pudiéramos caracterizar como sus
contenidos específicamente políticos; particularidades estas que se salen de los límites
heurísticos de nuestro trabajo, sin que ello signifique que no sea importante establecer
ciertas precisiones alrededor del lugar de los valores como componentes de la cultura
política.

Los valores se mueven a la vez en los planos espiritual y material de la actividad humana,
se forman a partir de cualesquiera de las áreas de la misma y tienden a convertirse en un
contenido relativamente estable de la cultura general. A pesar de ello, suelen ser
identificados con los valores morales que nos permiten “experimentar una preferencia,
sentido del deber u obligación hacia las relaciones o acciones (consideradas) buenas,
correctas o justas y aversión hacia sus manifestaciones contrarias.”17

Por otro lado, el carácter totalizador de la política, la incidencia de la integración del


sistema político en el establecimiento de relaciones entre todos los elementos de la
sociedad, convierte los valores que se forman en cualquier esfera, en aspectos
significativos para el desenvolvimiento político de la sociedad. De ahí su importancia en el
ámbito de la cultura política.

Actualmente podemos encontrar en la literatura, múltiples y diversas concepciones acerca


del valor, las que dependen de la disciplina científica, el enfoque filosófico y el objeto de

16
Almond, Gabriel y Verba Sidney. La cultura política en “Diez textos básicos de Ciencia Política”.
Editorial Ariel. S.A. Barcelona, 1992 Pág. (215)
17
D Angelo, Ovidio. Sociedad y educación para el desarrollo humano. Publicaciones Acuario. Centro Félix
Varela, La Habana, (37), 2001.
estudio entre otros factores.18 A los efectos de la presente investigación se asume como
premisa la definición que en el plano filosófico aporta Zaida Rodríguez Ugidos, donde se
concibe el valor como el significado social que portan objetos y fenómenos de la realidad
en una sociedad dada en el proceso de la actividad práctica, en unas relaciones sociales
concretas, asumido por los sujetos, en correspondencia con sus necesidades.19

Los valores emergen en condiciones socioeconómicas, políticas, culturales, etc., y al ser


expresión de las mismas, tienen una estrecha relación con las necesidades, por lo que su
conformación y su transformación en los sujetos están asociadas a la satisfacción o
insatisfacción de aquellas. Este rol de las necesidades adquiere especial connotación al
tratarse del proceso de asunción de los valores por los individuos y colectividades, el cual
se produce en estrecha relación con la actividad humana e implica un proceso de
configuración personal del valor donde cada sujeto o comunidad le otorga un sentido
propio al mismo.20 Tal consideración implica que no tienen un contenido abstracto, es
decir, fuera de dicha concreción, sólo son capaces de movernos a actuar en sentido
relativo. Es por eso que desde un área de la cultura como la que nos ocupa, es necesaria
una concepción de los valores que tipifique su papel en la construcción de modelos de
acción política que, por una parte, sean congruentes con las especificidades de cada uno de

18
“Los valores son determinadas maneras de apreciar ciertas cosas importantes de la vida por parte de los
individuos que pertenecen a un determinado grupo social o cultura”(Tamayo, A. y Mtnez, A.,1994. Tomado
de D 'Angelo, Ovidio. Sociedad y educación para el desarrollo humano. Publicaciones Acuario. Centro Félix
Varela, La Habana (48), 2001…”las orientaciones de valor podríamos considerarlas …como componentes
estructurales de la personalidad que definen la posición del individuo hacia determinadas situaciones vitales
relacionadas con valores sociales y se manifiestan de manera más o menos estable... Podemos entender por
valor las características por las que un objeto o situación es término de una actitud favorable.” “Valor, es,
para cada quien, lo que responde a su interés…interés es un tipo especial de actitudes duraderas que se
refieren regularmente a una clase de objetos más que a un objeto” Villorio, L. El poder y el valor.
Fundamentos de una ética política. F.C.E. El colegio nacional. México (13 y 15), 1997. Para John Rawls los
valores políticos consisten en una serie de acuerdos sobre la viabilidad de la vida política fuera de otro tipo
de razonamiento ético y filosófico, que implica la conservación del orden a partir de la conservación del
poder, per se. Elósegui, María. El liberalismo político de John Rawls. En Internet. Consultado 2003)
http://www.aceprensa.com/listo/119132052.htm ..."cuando tratamos de comprender el significado del
término valor estamos aludiendo a los objetos, fenómenos o sus cualidades, que influyen en el proceso de
asimilación del mundo por parte del hombre y de la satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales.
De hecho cuando hablamos de valor siempre hemos de tener en cuenta la relación entre sujeto y objeto."
López Bombino Luis R. Pensar en los valores, en Etica y Sociedad tomo 1. Editorial Félix Varela. Ciudad de
la Habana, (174) 2002. La formación de valores se halla asociada “al sentido de la responsabilidad que es el
principio clave en toda actitud ciudadana, que supone el compromiso moral”. Ver Valdés Menocal, Célida.
La bioética sustentable en la era de la tecnociencia, en Ética, política y cultura desde Cuba. Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad de la Habana, Doctorado Interinstitucional en Derecho,
México (118), 2005.
19
Rodríguez Ugidos, Zaira. Filosofía, Ciencia valor. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
(227)1985.
20
López Bombino, Luis R. Ética y Sociedad. (175). Ob Cit.
los actores políticos y los momentos políticos en que ellos se involucran y, por otra, los
consideren capaces de atraer la voluntad colectiva y forjar una identidad común.

En el ámbito de la cultura política, el valor implica la asignación de significados vitales,


por parte de los portadores, a los objetos políticos, a las normas y pautas
comportamentales que se derivan de su funcionamiento, a la actuación de los actores
políticos, (ya sean personas, instituciones u organizaciones) en relación con las
necesidades societales, grupales, socioclasistas o individuales. Así, los objetos políticos y
sus derivaciones devienen medios para la realización práctica de un conjunto de
cualidades o virtudes que deben ser preservadas en aras del bien común.

Lo anterior no reduce los valores a cualidades o virtudes. Dicha significación puede ser
adquirida por los objetos políticos, por los productos de su funcionamiento, o por las
personas, en tanto estas constituyen su actividad política en función del bien social, sin
embargo, esta noción tampoco es única ni abstracta, toma su contenido de los referentes
reales y de las posiciones a partir de las cuales los hombres configuran sus intereses e
influyen en los significados que se asumen como valores (en diferentes dimensiones).

A pesar de que algunas consideraciones,21 conciben el valor político como una instancia
suprasocial moderadora de los intereses y las pasiones o subordinan su contenido a la
realización efectiva de la autoridad o a las necesidades de la conservación del orden
político, independientemente de su relación con el bien común, el condicionamiento en
que la cultura política se halla respecto a las necesidades de los individuos y la relevancia
que en ella adquiere la dimensión afectiva , hace que el valor sea construido sólo si el
orden político se ha configurado en una relación favorable respecto a los procesos que
promueven la satisfacción de necesidades y la construcción del bienestar de la comunidad.
De ahí que al asignar significados a las instituciones y actos políticos, se tenga en cuenta,
esencialmente, su eficacia en el logro de los propósitos mencionados. Este análisis nos
indica que aquellos que estamos considerando valores, pueden ser también los llamados
antivalores o valores negativos22, en dependencia de los intereses que promueven la

21
Guilhan Alburquerque, José Augusto. Los valores en la concepción democrática del orden político.
Revista Contribuciones (1) 39, /2000.
22
La Ciencia Política del Sur contiene una concepción ética donde se consideran antivalores aquellos que
otorgan significados a los objetos y relaciones políticos en la medida que promueven la explotación, la
obtención desmedida de riquezas para un pequeño grupo de la sociedad, los conflictos bélicos en aras de
incrementar las ganancias o cualquier otra manifestación política que condicione el bienestar del hombre a
su posición económica y desconozca la importancia de poner la inteligencia, la creatividad, la capacidad de
trabajo y otras potencialidades humanas en función del beneficio, no sólo individual, sino también social.
Desde otras posiciones éticas, sin embargo, el individualismo, la capacidad de obtener una posición
asignación o asunción de significados elaborados en el presente o heredados de otras
etapas históricas.

Desde este ángulo, por ejemplo, en el ámbito del capitalismo salvaje, los valores de las
élites políticas y su influencia al escoger los fines y los medios para su consecución,
desconocen sistemáticamente las nociones de bien común aceptadas por otros sectores
sociales o le adjudican contenidos diferentes en correspondencia con sus respectivos
intereses.

El contenido ético normativo de la relación entre los fines y los medios, deviene un
proceso donde ambos son evaluados, ante todo, respecto a las necesidades societales,
teniendo en cuenta que estas últimas, a su vez, pueden haber sido interiorizadas
respondiendo a contenidos diferentes por parte de las personas, los estratos y la sociedad
en sentido general, así como por los miembros de las élites políticas. Unos y otros se
trazan e interpretan los fines políticos como vías para satisfacer las necesidades de las
comunidades y los individuos, lo que influye también en la proyección y aceptación de los
medios para lograrlos.

La política deviene uno de los medios a través de los que se produce la realización efectiva
de los proyectos de vida de los individuos y las comunidades. En este sentido, ella está
pautada por los significados históricamente elaborados y trasmitidos a partir de la
experiencia histórico social de la humanidad.

Es por eso que, desde su cultura, los sujetos evalúan las políticas públicas y estrategias
concebidas desde la esfera del poder, así como a los gobernantes, en dependencia de su
capacidad de conservar y estimular la realización de fines con relevancia social como la
oportunidad de desenvolvimiento personal, la libertad, la justicia, el respeto a la dignidad
humana, el derecho a la vida, a la salud, a la educación, el cuidado y preservación de los
bienes públicos y privados y otros, no concebidos en forma abstracta y generalizada; sino
a partir de los contenidos que les incorporan cada uno de los contextos en que se mueve la
actividad política, así como en dependencia de las posibilidades que esas políticas
ofrezcan para la realización de los potenciales esencialmente humanos igualmente
condicionados. Ello le otorga uno de sus significados esenciales a los objetos y relaciones
políticos y conforma uno de los aspectos del valor político.

económica con independencia del daño o beneficio que pueda causarse a otros, constituyen valores, o sea,
tributan a una noción de bien común diferente a la nuestra.
A su vez, la actividad política es productora de valores específicos que la dotan de sentido
y le permiten realizarse en tanto esfera del ejercicio del poder. Estos valores no sólo
resultan de la aprehensión espiritual de la realidad política, sino adoptan expresiones en la
práctica y de esa forma devienen valores políticos: el Estado, como aparato especial para
hacer efectivo dicho ejercicio, y los mecanismos a través de los cuales lo logra; los
partidos y las organizaciones a las que los hombres pertenecen, así como las relaciones
que en ellos se establecen, mediante las cuales se involucran en la vida política y son
reconocidos y avalados ante la sociedad. De esta forma adquieren significados también,
la autoridad, la obediencia, la disciplina social, el orden y la legitimidad, así como la
estabilidad que sea capaz de alcanzar un sistema político y su capacidad de movilización
entre otros. Por otra parte, la participación, el protagonismo, la capacidad de la opinión
pública para influir en las decisiones societales, la eficacia en la gestión estatal y el lugar
de los espacios público y privado en la solución de los problemas sociales, se constituyen
en significados importantes que propician la intervención del ciudadano en la distribución
del poder y al perfeccionamiento de los sistemas políticos en su conjunto. Estos últimos
tienden a la formación del otro aspecto del valor político el cual se halla relacionado con la
capacidad de las instituciones políticas para conservarse y perfeccionarse.

En los valores políticos ambos significados se complementan, los que tienen que ver con
la realización del bienestar material y espiritual de los sujetos, no pueden hacerse efectivos
sin los que atañen a las potencialidades de la política para lograrlos. Es en esa conjunción
que los valores participan en la cultura política.

Esta unidad es concebida de diferente forma por los estratos, clases sociales individuos y
élites políticas. Respecto a estas últimas es importante destacar que aun cuando se
identifican con el interés por preservar los valores que les permiten conservar el poder y,
en ocasiones, se pretende demostrar que esos valores se hallan alejados de otros
contenidos sociales, realmente se encubre su afán de preservar significados específicos,
congruentes con los intereses asociados a su posición dirigente. Desde esta Ciencia
Política que pretende expresar las carencias y aspiraciones de los menos favorecidos,23

23
“la Ciencia Política tercermundista parte de que la ética por su naturaleza específica, debe servir a la
política. Esta relación de servicio la concreta la ética ejerciendo su función crítica sobre la actividad política
misma cuando esta, en nombre de exigencias tácticas recurre a medios que entran en contradicción con los
fines humanistas que la ética no puede dejar de tener presente. Una política puede ser condenada éticamente
cuando recurre a ciertos medios que no pueden ser justificados por los fines...para ponerla en la relación
adecuada con el fin al que deben servir...el mejoramiento social humano.” Ver Chávez Antúnez, Armando.
Ética y política. Una nueva relación en Los desafíos de la ciencia política en el siglo XXI. Ob. Cit. , (80)
2002
entendemos como valores políticos aquellos significados de las relaciones políticas
según su capacidad para articular soluciones que contribuyan a satisfacer las
necesidades socialmente reconocidas y conservar el poder que hace posible lo
anterior, asumidos social e individualmente por los portadores de la cultura política.

• Componentes afectivo-emocionales

El carácter vinculante de las decisiones, afecta con particular énfasis los intereses
personales asociados a la realización de los proyectos de vida, fundamentalmente en el
plano individual, lo cual se materializa en las escalas familiar, profesional y laboral. De lo
anterior se deriva un juicio que es resultado de la contrastación de las decisiones políticas
y el comportamiento de los diferentes actores con las necesidades personales del sujeto.
Ello se concreta en una identificación emocional con las instituciones y organizaciones
establecidas que pueden incidir en la realización de esos proyectos lo cual conlleva,
generalmente, a la aceptación o rechazo de las decisiones emanadas de su funcionamiento,
sin que obligatoriamente medie la comprensión racional de lo que motiva su adopción.

Esta identificación proviene en gran medida, de los sentimientos y emociones que se


conforman en torno a las repercusiones vivenciales derivadas de las decisiones políticas,
de la intensidad de las experiencias confrontadas como actor político, de la recepción
emocional de las características y desenvolvimiento de los dirigentes políticos, así como
de su discurso; y de una ejecutoria política generalmente exitosa.24 También su contenido
se halla asociado a la existencia de períodos importantes de bienestar o frustración, que
revelan la capacidad o no del sistema político para resolver los asuntos particulares que
interesan a los individuos, para enfrentar situaciones complejas, lo cual genera confianza,
seguridad, satisfacción o sus contrarios. Tal componente suele reflejarse en la literatura
politológica como creencias.

Esto es fuente de legitimidad, pues los sujetos experimentan la posibilidad real de que sus
intereses y objetivos sean satisfechos y desarrollan un compromiso con la conservación
del sistema político, aun cuando en momentos o períodos específicos este no pueda
satisfacer sus necesidades de forma inmediata; así se desarrolla la comprensión emocional
de las decisiones y el apoyo a las mismas o lo contrario. Una muestra del peso de lo
emocional en la legitimidad política lo ofrecen las investigaciones de Easton (1975) e

24
Se refiere al éxito político durante un período prolongado, a la capacidad de salir airoso de situaciones
agudas, de atraer opiniones favorables tanto en el ámbito de las relaciones internas como externas aunque se
confronten contratiempos, obstáculos o fracasos de breve duración en el conjunto del desempeño político.
Inglehart (1990), sobre el apoyo difuso.25 Aunque en el modelo de Inglehart la satisfacción
vital y la satisfacción política, así como otros sentimientos, están asociados a un
componente cultural general, o sea, no se explica el vínculo específico con los órganos de
poder y las relaciones políticas, este nos ofrece una visión bastante clara del papel de los
aspectos emocionales en la cultura política. En el caso de Easton, aunque el término
(apoyo difuso) resulta ambiguo, revela que la importancia de lo afectivo en la vida de los
sujetos lo convierte en un componente significativo de las culturas políticas. No obstante,
han existido sistemas autoritarios que con muy poco apoyo de ese tipo, se han conservado
a partir de otros mecanismos.

Otra forma de identificación emocional se expresa como sentimientos de seguridad que


experimentan los actores políticos al ser protagonistas principales de los acontecimientos
sociales, por haber sido objeto de reconocimiento por las instituciones y las élites políticas,
así como porque confían en que sus acciones pueden promover el voto hacia una u otra
opción política y provocar la adopción o el cambio de las decisiones políticas, así como
condicionar la elección de una variante más o menos radical o revolucionaria. Estas
experiencias generalmente ponen al sujeto en contacto con otros sujetos políticos
(personas, organizaciones o instituciones) lo cual conlleva a la extensión de la confianza
hacia los mismos, la que se desarrolla, igualmente, como resultado de la experiencia
histórica de los pueblos, al tiempo que se desprende de la ejecutoria gubernativa.

25
Inglehart pone de manifiesto en sus investigaciones, la existencia de un componente, que llama cultural,
subyacente a las respuestas fluctuantes a corto plazo, aunque estos se asocian a cambios económicos más
frecuentes. Aquel puede jugar un papel importante a la hora de mantener la viabilidad de las instituciones,
incluso, cuando los resultados económicos son contrarios a las expectativas, ya que los modelos culturales,
una vez establecidos tienen una autonomía considerable y pueden, subsiguientemente influir sobre los
procesos políticos y económicos. Tal es el caso de las diferencias que establece entre la satisfacción vital y la
satisfacción política, atribuyendo las variaciones de esta última a los cambios de acontecimientos, a lo
situacional, mientras que la primera la consideran como un componente cultural significativo que subyace a
estas fluctuaciones.( Las instituciones democráticas parecen depender mucho más de rasgos culturales
estables tales como la satisfacción vital y la confianza interpersonal que de variables relativamente
fluctuantes como la satisfacción política. Esta última puede ser un mejor pronosticador de la popularidad de
un gobierno dado en un determinado momento pero, precisamente porque fluctúa con las condiciones a corto
plazo, resulta menos eficaz para el mantenimiento de la estabilidad de las instituciones democráticas a largo
plazo. Esta posición de Inglehart es cuestionada actualmente por otros politólogos, lo que suscita un agudo
debate académico. Easton distingue tres tipos de apoyos como inputs o insumos del sistema político, entre
los cuales está el llamado apoyo difuso que se debe a los sentimientos de lealtad, afecto, legitimidad, o por la
noción de que el bien común logrado trasciende al individual. ...además considera este un tipo de apoyo sin
el que ningún sistema político puede persistir mucho tiempo. (Ver Inglehart, Ronald. El cambio cultural en
las sociedades industriales avanzadas. Ob cit y Gregory A. Caldeira y James L. Gibson. Democracia y
legitimidad en la Unión Europea: el tribunal de justicia y sus constituyentes. En Internet. (Consultado 2004)
http://www.unesco.org/issj/rics152/caldeiraspa.htm
Precisamente, procesos de gran magnitud en la determinación de la independencia, de las
condiciones de libertad de los hombres o sus contrarios, como los procesos de
colonización o las revoluciones, los movimientos de liberación nacional, etc., generan
fuertes respuestas que nutren los componentes emocionales, pues tributan a la hazaña, la
acción epopéyica y afectan con fuerza el plano personal, generando un nivel de
congruencia con las influencias elitarias que en estos períodos convulsos, adquieren mayor
significación.

• Disposiciones comportamentales

Este componente sintetiza las premisas para el comportamiento político. Su contenido son
las capacidades y habilidades del sujeto como actor político y su percepción de las
mismas; así como los hábitos opináticos y participacionales que en él se hayan
desarrollado, su interés por estar o no presente en los acontecimientos y por aportar, en
fin, las predisposiciones para asumir uno u otro comportamiento político, que incluyen las
habilidades comunicativas de las personas que inciden en el logro de un mayor nivel de
intersubjetividad de los actores.

Aunque no agotan el componente, en el mismo aparecen elementos comportamentales,


pues la actividad política, en tanto área donde se revelan e integran en forma sistémica los
componentes cognoscitivo, valorativo, afectivo emocional y las disposiciones
26
comportamentales, constituye a la vez fuente y reservorio de contenidos que tienden a
reflejarse en la cultura política de los individuos.

Sin embargo, los componentes comportamentales se diferencian del comportamiento, en


tanto son menos perceptibles que este y constituyen una relación todavía indirecta de los
sujetos con el sistema político. Tales disposiciones también se revelan mediante el
comportamiento político, pero allí aparecen en síntesis con los otros componentes y en
interacción con el momento político.

26
Cabrera Rodríguez, Carlos. Ob. Cit., (109) Algunos estudios realizados en esta dirección concluyen que la
conducta real puede preeverse con exactitud según las predisposiciones al comportamiento siempre que se
midan las opiniones sobre las normas que rigen determinado tipo de conducta, la actitud positiva o negativa
que uno manifiesta ante esa conducta y los juicios que se sostengan sobre la eficacia de la misma.
Las propias investigaciones de Inglehart hacen referencia a la correspondencia entre las
predisposiciones actitudinales obtenidas en estudios del año 1974 y su conversión en acciones prácticas, lo
cual fue comprobado en estudios de l980- l981. En estas investigaciones se aplicó una llamada escala de
protesta potencial donde se combinan estudios de conducta, intenciones de conducta y aprobación de
determinadas acciones. Inglehart, Ronald. Ob. Cit. (347- 348)
Las disposiciones comportamentales se hallan en estrecha relación con los componentes
anteriores que, al desplegarse hacia el ámbito de la actuación , devienen incentivos para
ejecutar o no la acción política o para ejecutarla de una u otra forma; ello propende de
diversas maneras a la conservación o no del sistema político, al perfeccionamiento o no
de las funciones que este cumple en relación con la totalidad social y, aunque la praxis
política, en su mayor parte, se ubica en el área conceptuada como externa, su ejecución
repetida propende también a la formación del nivel interno de la cultura política.

Una de las áreas en que se desarrollan estos componentes es la de las habilidades y


disposiciones opináticas y comunicativas que se despliegan en algunos sujetos, lo cual se
expresa en la tendencia a formular opiniones-variables- sobre la gestión gubernativa y sus
productos con relativa frecuencia.

La presencia de este componente se manifiesta también en la disposición a participar en


organizaciones de diferente tipo, formar parte de su membresía activa, ayudar a la
financiación de su funcionamiento y están prestos a intervenir a través de ellos en actos
que constituyen una relación de los mismos con el poder. Se incluyen también la
propensión a intervenir en campañas electorales, a ejercer el derecho al sufragio y exigirlo
en caso de que no se posea.

De igual forma se incluyen el interés y la aceptación sostenidos en formar parte de


equipos que participen en la formulación, planificación, seguimiento y evaluación de
política públicas que conducen a la integración social. Es decir, a participar en la toma de
decisiones, en el ejercicio del poder. Aquí se incluye la propia valoración del sujeto
sobre sus habilidades para este ejercicio, así como de las personas con que se relaciona en
el entorno de sus actividades cotidianas y de las organizaciones a que pertenece y con las
que se siente identificado en relación con el poder.

Es importante en los sistemas políticos, donde se pretende estimular la incorporación


efectiva a la actividad política, tener en cuenta que los ciudadanos no definen sus
comportamientos sólo por intereses materiales de corto plazo y por emociones de la misma
forma que lo hace un consumidor en un supermercado. En tanto actor político, es un sujeto
multidimensional, que además de estar motivado por intereses de emergencia, posee
conocimientos sobre la política, valoraciones y valores que lo llevan a actuar de manera
más compleja.
El desarrollo de disposiciones comportamentales requiere la inserción de los sujetos en
escenarios de participación27 cuya dinámica particular estimula el desarrollo de las
mismas; así como el conocimiento de las estructuras que las propician,28 y permiten a los
actores el empleo de los canales y procedimientos habilitados para intervenir en la gestión
política.

Esta visión de la cultura política que coloca el énfasis en los componentes que le aportan
identidad sustantiva y la identifican como un fenómeno peculiar dentro del sistema
político, tributa a la clarificación de las diferencias en la cultura política, al estudio de los
componentes predominantes en la misma y a la redefinición del fenómeno de las
subculturas políticas. Tales herramientas teórico metodológicas constituyen, en opinión de
esta autora, elementos imprescindibles para el desarrollo de la Nueva Ciencia Política.

Bibliografía:

1. Almond, Gabriel y Verba Sidney. La cultura política en “Diez textos básicos de


Ciencia Política”. Editorial Ariel. S.A. Barcelona, 1992
2. Galindo Cáceres, Jesús. Dimensiones internacionales de la comunicación. Cultura
política, comunicación y democracia. En Internet. (1997)
Website: http:www.Razonypalabra.org.mx/anteriores/h7/lozano.htm
3. Lechner, Norbert. Cultura política y gobernabilidad democrática. En Internet.
(2002) Website:
http//deceye.ife.org.mx/cultura-política-%20-%20gobernabilidad.htm.erosion
4. La dimensión cultural de la política. Tomado de Acosta Silva, Adrián. La
dimensión cultural de la política. Una conversación con Norbert Lechner. 2002
Website: http: www.política.com.ar/Filosofía-política/Lechner.htm-
5. Fung Riverón, Thalía. Fung Riverón Thalía y otros. Ciencia Política: Indagaciones
desde Cuba. Editorial Félix Varela. La Habana, 1997

6. Fung Riverón Thalía M. (Coordinadora). El estado del arte de la Ciencia Política.


Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.

27
Linares Fleites, Cecilia. La participación. ¿Solución o problema? Centro de investigación y desarrollo de
la cultura cubana Juan Marinello, (711) 1996.
28
Ibídem (72)
7. Fung Riverón Thalía y Pineda Guadarrama, Juan de Dios. El estudio de la Nueva
Ciencia Política. Perspectivas generales. Universidad de la Habana, Benemérita
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Centro Internacional de Estudios
Estratégicos, Gobierno del Estado de México, 2006.

8. __________________ La Ciencia Política en el tránsito al siglo XXI. Editorial


Félix Varela, La Habana, 2000.

9. _________________ La Nueva Ciencia Política. La búsqueda de lo complejo.


Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Universidad de la Habana. Editorial
Lagares. S.A. de C. V., 2004.
10. _________________Reflexiones y Metareflexiones políticas. Editorial Félix
Varela. La Habana, 1998
11. Inglehart, Ronald. El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas.
Centro de investigaciones sociológicas. Madrid 1991.
12. Linares Fleites, Cecilia. La participación. ¿Solución o problema? Centro de
Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 1996.
13. López Bombino, Luis R. y otros. Ética y sociedad. Editorial Félix Varela.
Ciudad de la Habana, 2002.

14. Rodríguez Ugidos, Zaira. Filosofía, Ciencia valor. Editorial de Ciencias Sociales,

La Habana, 1985.
CAMBIO ESTRUCTURAL EN MÉXICO Y DESENCUENTROS
DE SU EVOLUCIÓN ECONÓMICA RECIENTE.

Pablo Pineda Ortega.1

Abstract.
El ensayo analiza las principales características del modelo económico mexicano actual, a
la luz de su implementación hace algunos lustros debido a la crisis económica de 1982.
Después de estudiar la base conceptual de la escuela neoclásica que le da sustento, se
revisan los aspectos más representativos de su operación en el país, y la forma en que éstos
han incidido en su evolución reciente. Se destaca la importancia que para México
representa su creciente vinculación económica con Norteamérica y cómo ésta ha
significado que en algún grado el derrotero del país se diferencie del resto de América
Latina, sin que esto haya significado en modo alguno que su desarrollo sea más exitoso.

1 Dr. Pablo Pineda Ortega. Profesor-Investigador del Departamento de Estudios Ibéricos y


Latinoamericanos. Universidad de Guadalajara. Mail: ppinedao@yahoo.com.mx

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 1


1. Introducción.

La literatura en torno a la historia contemporánea en el subcontinente latinoamericano es


muy amplia y, en general, ella da cuenta de cómo se presenta un movimiento de péndulo en
las últimas décadas, que pasa de un importante intervencionismo del estado, tanto como
propietario como regulador de grandes empresas y procesos económicos, a una retracción
muy significativa en diversos ámbitos de su quehacer a partir de los años setenta.
El proceso resultó aún más evidente en las economías grandes y medianas de la región
debido a que por sus dimensiones, ellas pudieron instrumentar con mayor éxito la
propuestas cepalinas de finales de los años treinta que promovían el modelo de sustitución
de importaciones. Tal fue el caso de México en donde las políticas de industrialización
fincadas en un proteccionismo pragmático lograron avances que no se pueden subestimar.
A la postre, a estos avances se asociaron también desequilibrios que condujeron al
agotamiento del modelo y que orillaron a sus gobiernos a darle un golpe de timón a la
economía.
Cuan inoportuno fue ese cambio, en razón de qué se emprendió y cuáles han sido sus
principales aciertos y yerros es el propósito de este ensayo, debido a lo cual, además de esta
introducción, se analiza en su segundo apartado la lógica del modelo económico actual y la
manera en que –según argumentan sus promotores- a través de él se puede avanzar hacia el
desarrollo con bases sostenibles. En el tercer apartado se plantea cómo este modelo fue
concebido como una alternativa a las deficiencias del viejo modelo de sustitución de
importaciones, y cómo tuvo importantes yerros en su instrumentación, para revisar en el
cuarto los aspectos más controversiales que presenta en el México actual. Finalmente, se
recapitula sobre las tesis centrales del ensayo.

2. Modelo Neoliberal y la lógica de sus políticas.

Como es sabido, la visión neoliberal recoge la concepción neoclásica de economía según la

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 2


cual los agentes por su propia iniciativa y al margen del estado pueden alcanzar la
mejor asignación de los recursos de la sociedad, y pueden así conseguirse más altos
estándares de bienestar. En ese orden de ideas, el intervencionismo estatal en los procesos
económicos se ve con reserva, y con frecuencia se le concibe no sólo como innecesario
sino que en ciertas actividades económicas es considerado del todo contraproducente. La fe
en la eficiencia económica de los actores sociales (en los agentes económicos) refleja así la
desconfianza en el aparato público, y justifica la petición de principio según la cual la
iniciativa privada debiera tener prioridad en las actividades económicas, reconociéndole al
estado sólo un papel de subsidiariedad.
La eficiencia atribuida al mercado deriva de la suposición de que los precios envían señales
a los agentes indicando las opciones de mayor rentabilidad a las empresas y de mayor
utilidad a los consumidores que, a la postre, elevan el bienestar general; si el estado busca
incidir en esta dinámica genera distorsiones que conducen a una subóptima conducción
económica y deterioran el funcionamiento de los mercados.
Una caracterización genérica pero razonablemente exhaustiva del modelo está sintetizada
en el llamado Consenso de Washington2, expresión formulada por el economista John
Williamson para referir las reformas instrumentadas por los gobiernos de Latinoamérica en
las últimas décadas del siglo pasado.
En lo sustantivo, tal Consenso pugnaba por la reducción de la participación del estado en la
economía, lo cual abarca la desregulación económica, esto es, la eliminación de trabas al
libre flujo de las transacciones económicas pues ellas imponen rigideces a la oferta y elevan
sus costos3; las privatizaciones de empresas públicas, pues se ha podido constatar –se
argumenta- que los niveles de productividad de las empresas públicas son inferiores a los
habidos en las privadas4; así como la liberalización de la economía. Con esta última se
lograría alcanzar una más eficiente asignación de los recursos productivos y refiere muy
señaladamente dos importantes planos del quehacer económico internacional: el comercio y

2 El nombre deriva del hecho de que las tres instituciones que lo promueven, el Tesoro de los EU, el Banco
Mundial y el FMI, se encuentran en tal ciudad.
3 En ese orden de ideas, se argumenta que “las regulaciones excesivas son barreras de entrada que provocan
estrangulamientos, promueven el comportamiento monopólico y afectan la capacidad de los productores
nacionales para competir en el exterior” (Brothers, 1992: 84).
4 El otro argumento esgrimido a favor de las privatizaciones gira en torno al costo que implica subsidiar a
aquellas empresas públicas que trabajan con números rojos. En el periodo más álgido de las privatizaciones en
México, el sexenio de De la Madrid, se vendieron más de 700 empresas lo que significó un ahorro fiscal anual
promedio de 0.3% del PIB (Brothers, 1992: 81).

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 3


el flujo de capitales. Por lo que va al primer punto se recurre a la vieja teoría del
comercio internacional fincada en las ventajas competitivas, según la cual cuando los países
se dedican a la producción de aquellos bienes que les implican menores costos se logra una
mejor asignación de los recursos globales. Por su parte, la liberación de los flujos de
capitales permitiría su canalización a aquellos lugares y actividades a donde su
productividad marginal fuese más elevada, esto es, a donde la proporción capital trabajo
fuese menor, tal y como en efecto sucede en las economías en desarrollo.

3. El agotamiento del viejo modelo y la liberalización económica.

Ya se mencionó que en la historia reciente de América Latina a la par de una inicialmente


exitosa instrumentación del modelo de sustitución de importaciones a partir de los años
treinta, también comienzan a gestarse las bases de su posterior agotamiento. En efecto, la
férrea protección arancelaria instrumentada para apoyar a las industrias nacientes terminó
por inhibir una sana competencia que permitiera elevar la calidad y la productividad de las
empresas5, y los subsidios no diferenciados y arbitrariamente aplicados deterioraron las ya
de por sí raquíticos ingresos fiscales; a esto último contribuyó también una muy
insuficiente base fiscal y los esfuerzos limitados e inconsistentes de recaudación en dicha
base.
A lo anterior se fue sumando una laxa política de deuda pública que elevó
exponencialmente los pasivos gubernamentales, al tiempo que la política cambiaria
desalentó el crecimiento del sector exportador con recurrentes estrategias de sobrevaluación
monetaria. Con esta estrategia, como es sabido, se buscaban enfrentar las presiones
inflacionarias derivadas del componente importado de la oferta local, así como preservar –y
aún mejorar- sobre bases no sostenibles el poder adquisitivo de las clases medias de la
región. Lo cierto es que las recurrentes sobrevaluaciones no sólo desalentaron las
exportaciones sino que agudizaron así el deterioro de la balanza comercial.

5 Para el caso mexicano, por ejemplo, la alta dispersión arancelaría que se gestó a partir de los años treinta
generó fuertes distorsiones entre las distintas actividades y sectores económicos, alentando así importantes
ineficiencias.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 4


En lo que respecta al caso mexicano en lo particular, las reformas que debieron
instrumentarse para modificar este entorno simplemente se pospusieron debido al
descubrimiento y explotación de importantes yacimientos petrolíferos en los años setenta,
lo que permitió aún por un periodo reducido revertir con creces el deterioro de la balanza
comercial de la cuenta corriente. De hecho, a finales de tal década ya prácticamente el 70%
de los ingresos por exportaciones provenían exclusivamente de los hidrocarburos.
El caso mexicano destaca porque debido a lo anterior los efectos del agotamiento del
modelo de sustitución de importaciones fueron aún más agudos y condujeron a la crisis
económica de 1982, la más importante que el país había vivido en sus últimas décadas. En
efecto, la elevación del precio de la mezcla mexicana junto con un significativo aumento en
el volumen exportado elevaron de manera importante los ingresos fiscales durante la
segunda mitad de los setenta. Con ello, el gobierno se permitió obviar las reformas al
régimen fiscal que hubiesen permitido elevar los ingresos tributarios y, más aún, se
permitió elevar los montos de deuda pública contratados en el extranjero. Cuando las tasas
de tales préstamos se dispararon debido a la fuerte demanda de fondos en los mercados
internacionales por el elevado déficit fiscal norteamericano, México alcanzó un
inmanejable déficit fiscal de más de 12% sobre el producto que inevitablemente desató la
crisis.
El Banco Mundial planteó en su oportunidad que la estrategia de sustitución de este modelo
agotado, que condujo a un entorno de crisis generalizada en la mayor parte de los países
latinoamericanos, debía implicar necesariamente un proceso complejo caracterizado por
tres grandes fases, mismas que Foxley (Bulmer-Thomas, et al, 1997: 9-10) sintetiza en los
siguientes términos:

La primera, inmediatamente después de la crisis de la deuda, estuvo dominada sólo


por la necesidad de estabilizar la economía. Durante la segunda fase empezaron a
ocurrir transformaciones estructurales: la apertura de la economía al comercio, el
proceso de privatización y, en algunos países, un rapidísimo proceso de
liberalización financiera. Por último hay una tercera fase, una etapa en que,
habiendo pasado con éxito las dos anteriores, los países logran aumentar
considerablemente la inversión y desarrollan su capacidad de incrementar su

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 5


productividad, de manera más o menos constante.

Sobra decir que esta esquemática linealidad se alejó totalmente de la realidad que vivió el
subcontinente en los pasados lustros, y las historias particulares de cada país ya han sido
ampliamente analizadas por la literatura. Lo que importa destacar aquí, más bien, es cómo
la visión de los promotores del nuevo modelo económico ofrecía un diagnóstico sobre las
raíces de la crisis de los primeros ochenta, que se fincó justamente en los importantes
efectos indeseados de un –en su opinión- excesivo intervencionismo público en los
procesos económicos.
No se puede desestimar, sin embargo, que las intervenciones públicas que se emprendieron
en todo el periodo de la sustitución de importaciones propiciaron desarrollos razonables en
materia de infraestructura, política social y promoción económica, si bien esta última con
las importantes deficiencias antes citadas.
Lo cierto es que la transformación del modelo económico implicó, a partir del citado
diagnóstico, desmantelar importantes esferas de participación económica y social del
estado, cuyo apresuramiento y falta de sistematicidad generaron, una vez más, crisis y
descalabros económicos. A esta circunstancia contribuyó también el hecho de que en la
primera fase referida, la de la estabilización, no se pudo resolver –no podría haberse
resuelto en el corto plazo- uno de los principales factores propiciatorios de las crisis: el
elevado endeudamiento público de los lustros previos.
Los factores más señalados para explicar tales descalabros de las liberalizaciones en la
región tienen que ver con la pérdida de capacidad pública para influir sobre la economía,
derivada de las privatizaciones y la liberalización comercial, principalmente, que le habrían
restado ingresos al fisco para la promoción de más activas políticas sociales, y que
dificultaron la protección de las fuentes de empleos afectadas por las repentinas entradas
de importaciones. ¿Son éstas consecuencias inevitables de todo proceso de liberalización?
en lo absoluto, y mucho se ha escrito sobre el particular. De manera muy señalada, fueron
tres las estrategias públicas emprendidas en la era de las liberalizaciones que resultaron
especialmente contraproducentes, a saber: la estrategia emprendida en materia cambiaria, la
instrumentada en el ámbito fiscal, y el ritmo e intensidad de las desregulaciones. Aunque
de manera sucinta, a continuación se explican cada una de ellas.

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Por lo que va a la estrategia cambiaria, a ella se le han asociado de manera importante
los fracasos de las primeras liberalizaciones, debido a que en el periodo de la eliminación (o
reducción, según el caso) de aranceles, se recurrió en ocasiones a la fijación de la paridad
cambiaria como un instrumento de contención inflacionaria. De este modo, aunque la
estrategia de contener la devaluación nominal contribuía a disminuir las presiones
inflacionarias, generaba también una sobrevaluación real de la moneda que le restó
competitividad a los productos locales, lo que a la postre condujo a abruptos ajustes
cambiarios y crisis. Como antes se mencionó, esta errática estrategia también fue utilizada
en el periodo de la sustitución de importaciones (muy señaladamente en México) pero
debido a la protección comercial imperante en aquel momento sus efectos revaluatorios no
deterioraron de manera repentina la balanza comercial.
En lo que refiere a la política fiscal, su contribución al surgimiento de nuevas crisis en la
era neoliberal se explica mayormente por los choques fiscales que implicó, en algunos
países, la drástica caída de los ingresos públicos, ingresos que antes le generaban las
empresas paraestatales recién privatizadas, así como la inadecuada administración de los
recursos obtenidos de tales privatizaciones (con frecuencia hubo una lastimosa confusión
entre lo que es un ingreso corriente y lo que no lo es). Con las liberalizaciones tampoco se
consiguió incrementar la base fiscal, y en algunos países la eliminación de políticas
impositivas progresivas implicó un deterioro aún mayor de los contribuyentes cautivos.
Finalmente, el agobio no resuelto de la deuda pública histórica siguió limitando los grados
de libertad que podía tener la política de gasto.
El ritmo y la intensidad de las desregulaciones, como queda dicho, fue la tercera estrategia
del nuevo modelo que generó importantes efectos indeseados, mismos que se pueden
sintetizar como sigue. En la perspectiva de los promotores del nuevo modelo y como queda
dicho, las excesivas reglamentaciones públicas generan distorsiones y rigideces que
conducen a una ineficiente asignación de recursos productivos, razón por la cual conviene
eliminarlas. Lo cierto es que la acelerada eliminación de dichas reglamentaciones permitió
que las firmas con mayores posibilidades (derivadas de la tecnificación de sus procesos
productivos, sus niveles de organización y producción, su aprovechamiento de economías
de escala y de aglomeración, o simplemente de su cercanía a los poderes públicos)
ampliasen su mercado absorbiendo la participación que anteriormente tenían otras

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 7


empresas, con lo que se consolidaron mercados oligopólicos. Lo anterior implicó el
desmantelamiento de empresas medianas y pequeñas en distintos sectores, que no sólo tuvo
importantes efectos en los niveles de ocupación sino que también aceleró una tendencia
regresiva en la distribución del ingreso.
La apertura del capital extranjero condujo a que importantes sectores tuviesen ahora una
mayoritaria participación de empresas no nacionales en ellos, lo que terminó afectando el
margen de maniobra de las políticas públicas. Más en general, este margen se redujo
también por la eliminación y desmantelamiento de algunos instrumentos de política pública
que tradicionalmente le habían permitido a los operadores públicos orientar sus políticas.
Tal es el caso del comercio exterior, por ejemplo, en donde la eliminación de las cuotas y
la reducción (y aún eliminación) de aranceles, limitó sensiblemente las acciones de
protección hacia los productores locales.
En consecuencia, la retracción que emprendieron los gobiernos de la región de sus
atribuciones en distintos ámbitos de la política pública, por un lado, y las inadecuadas
estrategias desarrolladas en el plano macroeconómico para lidiar con los efectos no
deseados de la liberalización, por otro, contribuyeron a que el balance general resultase
negativo. La liberalización económica emprendida, en breve, tuvo importantes errores de
instrumentación y careció de acciones firmes de política que redujesen las consecuencias
disruptivas del proceso
Es necesario señalar, sin embargo, que estos resultados no derivan exclusivamente de la
estrategia de liberalización, pues de ser así esto supondría que atendiendo adecuadamente
los yerros citados se estarían resolviendo los desajustes estructurales que acompañaron al
proceso. Lo cierto es que el problema rebasa la instrumentación de la estrategia pues refiere
de manera fundamental la forma en que fueron afectados los circuitos de producción y
distribución, tal y como se estudia en el siguiente apartado para el caso concreto de
México.

4. Factores clave para la comprensión del neoliberalismo en México.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 8


Antes se señaló que la crisis de 1982, el año de quiebre de la evolución económica del
país, tuvo sus raíces en el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones. El
cambio del modelo empero, no resolvió todos los grandes problemas estructurales de la
economía mexicana, y la mayor evidencia de ello lo fue justamente la crisis de 1994.
Los orígenes de esta crisis sin embargo, son de una naturaleza distinta a los habidos en
1982 en tanto que obedecen a la instrumentación de una estrategia de liberalización errónea
en la que la política macroeconómica jugó un papel importante. La sobrevaluación real de
la moneda, en efecto, se constituyó en el principal factor detonante de la crisis, y de manera
adicional, se instrumentó un inadecuado manejo de la abultada deuda pública externa
mediante la sustitución de la misma por bonos pagaderos en dólares (tesobonos) que a la
postre contribuyó a la acelerada corrida contra el peso.
Lo anterior destaca el hecho de que la segunda fase del proceso general de transformación
del modelo referido en el punto anterior, consistente en una liberalización y desregulación
que permitiesen el llamado cambio estructural, no fue alcanzado de manera exitosa, con lo
que no se pudo llegar tampoco a la tercera fase, la del crecimiento sostenido. Debe
señalarse sin embargo que el paso de la primera a la segunda fase sí implicó el alcance de
algunos objetivos intermedios básicos, tales como baja inflación, crecimiento de las
exportaciones y finanzas públicas equilibradas.
En el apartado anterior se enfatizan los errores más importantes de la estrategia, errores que
no son en modo alguno privativos del nuevo modelo económico, y en éste, en cambio, se
destacan los aspectos que sí son característicos del nuevo modelo, tal y como éste se ha
instrumentado en México; se analizan así los yerros que subyacen al modelo económico
liberal y que derivan de una preconcepción inexacta de la forma como operan los mercados
en economías con insuficiente desarrollo.
La más importante preconcepción tiene que ver con la suposición de que los mercados –
tanto de bienes finales como de factores- operan de manera fluida porque están completos.
Esto es, se prejuzga que las asimetrías de información tienen poca importancia, por lo que
los agentes operan con pleno conocimiento de las opciones que les permitan maximizar su
beneficio y minimizar sus costos. Se subestima asimismo la condición desigual entre los
distintos productores, expresada en una distinta participación de mercado, lo que al minar
la competencia le resta bondades al esquema de libre mercado. Adicionalmente, la

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 9


incompletez de los mercados de factores (pobres y poco competitivos mercados de
capital, insuficiente calificación del factor trabajo, infraestructura inadecuada…) no permite
una asignación eficiente de los recursos productivos ni incentiva tampoco tasas más
elevadas de inversión, tales como las prevalecientes en los países de rápido crecimiento de
Asia: en éstos las tasas de inversión han promediado 35 puntos porcentuales del producto
mientras que en América Latina sólo han representado el 20% en los años recientes
(Stallings).
Una segunda preconcepción sugiere que la apertura comercial per se conduce a una
asignación de los recursos productivos a los sectores en los que el país tenga una ventaja
competitiva, lo que a la postre permitirá alcanzar una balanza comercial equilibrada y con
más elevados niveles de bienestar. La vieja teoría del Poder de la Paridad de Compra
también contribuye a sustentar esta posición, en tanto que –al decir de ella- el arbitraje
comercial derivado de los desiguales poderes adquisitivos entre socios comerciales
conduciría eventualmente a nuevos equilibrios a través de ajustes en la paridad cambiaria.
La liberalización de la cuenta de capitales se sustenta en una tercera precondición, según la
cual la rentabilidad marginal del capital determina hacia donde éste habrá de fluir, de
manera que un entorno de relativa escasez del mismo en las economías en desarrollo
necesariamente lo estaría atrayendo. Como en el caso anterior, se prejuzga que la
información fluye de manera automática para que los agentes asignen los recursos escasos
hacia las mejores opciones de inversión, y en consecuencia los ajustes en la dirección y
monto de los flujos de capital sólo se enmarcan en la búsqueda de nuevos equilibrios,
razón por la cual resulta contraproducente imponerles algún tipo de control.
En ese orden de ideas se explica la decisión emprendida en México de una acelerada
liberalización comercial desde mediados de los ochenta y el inmediato ingreso al GATT,
luego de lo cual se alcanza la firma del tratado de libre comercio de Norteamérica en 1994.
Asimismo y no obstante el papel de equilibrio que pudieron haber jugado los controles al
capital en la crisis de 1994, y que hubiesen podido reducir su intensidad, el gobierno ha
mantenido una total liberalidad hacia el mismo, apostando a que la solidez de su variables
macroeconómicas no inducirán un choque o ajustes repentinos de tales flujos que
desequilibren la economía.
La evolución que ha seguido el comercio exterior del país a lo largo de los últimos años

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 10


aparece en las gráficas 1 y 2, a donde destaca su prácticamente sostenido crecimiento,
y la gráfica 3 presenta la evolución reciente de la inversión extranjera directa (IED) que, a
diferencia del comercio, no muestra una tendencia definida. El dato es interesante porque a
tono con las preconcepciones arriba citadas se podría pensar que el crecimiento del
comercio exterior tiene como su contraparte un igualmente sostenido crecimiento de la
IED, lo que no se constata en la experiencia mexicana; si bien tal inversión no es reducida,
es claro que su desempeño no va de la mano con el crecimiento de las exportaciones, lo que
indica que el dinamismo exportador está sólo parcialmente asociado al influjo de capital
externo (más adelante se matiza este dato).

Cuadro 1. Ahorro e inversión. Proporción del PIB a precios corrientes.


Concepto 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
Financiamiento
de la formacion
22.64 23.44 24.43 23.19 23.46 19.6 20.9 19.5 20.9 21.0 23.7 20.9 20.6 20.6
bruta de
capital
a. Ahorro
3.01 5.05 7.31 6.36 7.82 0.5 0.6 1.9 3.8 2.9 3.1 2.9 2.2 1.4
externo
b. Ahorro
19.63 18.39 17.11 16.83 15.64 19.2 20.3 17.6 17.1 18.1 20.6 18.0 18.4 19.2
interno bruto
Fuente: Banxico.

El cuadro 1 presenta la pobre evolución del financiamiento a la formación bruta de capital,


que muestra el reducido nivel de ahorro interno, así como la inconsistente participación del
ahorro exterior. Si hemos de creer que la desregulación económica de los últimos lustros
contribuiría de manera sensible a la mejor asignación de los recursos productivos, no se
pueden explicar las bajas tasas de inversión, no obstante el importante crecimiento del
comercio exterior asociado a la liberalización comercial y, de manera muy señalada,
asociado al acuerdo comercial de Norteamérica.
En consecuencia, la eliminación de las trabas a la otrora excesiva regulación económica no
generó los efectos deseados que se le atribuían, según los cuales habría una elevación de
las tasas de inversión. Este pobre desempeño se explica, más bien, por la inconsistente tasa
de crecimiento del producto, según se aprecia en la gráfica 4. Dicho en otros términos, la
evolución de la demanda agregada, y no la aparente optimización de la oferta producto de
las reformas, es la que mayormente ha incidido en el pobre desempeño de la inversión, que

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 11


es el principal motor del crecimiento sostenido.
Pero ¿porqué en ese sentido el fuerte crecimiento del sector exportador no ha tenido un
efecto difusión al resto de la economía?. Una vez más, la explicación se encuentra en las
imprecisiones del modelo liberal antes referidas, mismas que han conducido a que la
liberalización de los mercados agudice la citada incompletez con que han venido operando,
en el marco de una fuerte heterogeneidad estructural. En ese orden de ideas, el que los
mercados de factores al interior del país no operen de manera fluida conduce a que el
pujante sector exportador recurra para el suministro de sus insumos mayormente a los
mercados globales, con lo que el valor agregado del sector productivo local resulta
sumamente limitado.
Nótese en ese sentido en el cuadro 2 la participación tan grande que han mantenido los
bienes intermedios en las importaciones totales a lo largo de la última década6, y que
terminan colocando en un papel muy marginal a los proveedores locales de las grandes
empresas exportadoras. Estos proveedores, debe recordarse, han jugado un rol de primera
importancia en las historias de éxito de los países de reciente industrialización
El dato también resalta que la supuesta reconfiguración industrial que habría de alcanzarse
–en la lógica liberal- por la mayor rentabilidad derivada de la eliminación de las intrusivas
regulaciones, en el balance generó más bien un desmantelamiento de importantes cadenas
productivas desarrolladas durante el periodo de la sustitución de importaciones. Como estos
eslabonamientos no han logrado ser sustituidos, la citada reconversión no ha conducido a
que el pujante sector de bienes exportables llegue a ser tan importante como lo fueron los
sectores que se han venido desmantelando, orientados al mercado local.
En este orden de ideas se ha argumentado que al igual que en el periodo inmediato anterior
al de las dos importantes crisis de los últimos lustros, si bien ahora con una menor
intensidad, la política macroeconómica reciente ha conducido a una realineación no
sostenible de macro precios clave, muy señaladamente de la paridad cambiaria y de las
tasas de interés (French Davis, 2005).
En efecto, la paulatina sobrevaluación de la moneda mexicana con respecto al dólar, una
vez más, no ha sido revertida por un ajuste cambiario que vuelva más competitiva a la
industria local vis a vis con la norteamericana. Este sesgo anti-exportador ha obrado en

6 Del 74.9, 75.6 y 73.6%, por ejemplo, en los años 2002, 2004 y 2006, respectivamente.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 12


contra de la consolidación de importantes sectores productivos que, de otro modo,
habrían alcanzado un elevado potencial. Por lo que va a las tasas de interés, si bien ha
habido una razonable caída de los réditos en México y con ello se ha venido reduciendo el
diferencial entre las tasas líderes de los mercados del país y de Estados Unidos, nuestras
tasas continúan siendo muy superiores a los de los mercados de ese país, además de
mantener un elevado spread entre las tasas activas y pasivas, lo que implica que ese
importante componente del costo de las empresas no pueda tener estándares
internacionales.

Gráfica 1 Gráfica 2
300 Exportaciones Importaciones
250

256,1
M iles de millones de dólares 300 M iles de millones de dólares
214,2

250

221,8
196,8
250
188
166,1

164,8
158,8

174,5
168,4
168,7
170,5
200
161
136,4

200
117,5

125,4
110,4

142
150

109,8
150
79,5

89,5
96

100 72,5
100
50 50
0 0
1995 1997 1999 2001 2003 2005 1995 1997 1999 2001 2003 2005

Gráfica 3. Flujos de Inversión Extranjera Directa


a) Millones de Dólares
27,487

28000
22,301

19,643
19,342

18,938

23000
15,040 1/
17,776

15,345
13,705

18000
12,830

12,416

13000
9,186

8000

3000

-2000
1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

1/ Excluye la operación de venta de Banamex.


Fuente:Banxico y Secretaría de Economía.

Gráfica 4. Tasa de crecimiento del PIB.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 13


1990 5.12%

1991 4.20%

1992 3.60%

1993 1.92%

1994 4.42%

Fuente: Banxico e INEGI

Fuente: Banco de México.


1995 -6.15%
1996 5.20%

Cuadro 2. Balanza Comercial.


1997 6.80%
1998 4.95%

1999 3.87%
2000 6.62%

2001 -0.15%

2002 0.83%
2003 1.35%

2004 4.15%

2005 2.80%

2006 4.80%

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 14


1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

EXPORTACIONES 79,542 96,000 110,431 117,500 136,391 166,455 158,443 160,682 164,766 187,

Manufactureras 66,558 80,305 94,802 105,933 122,085 145,334 141,353 141,989 141,087 157,

Maquiladoras 31,103 36,920 45,166 52,864 63,854 79,467 76,881 78,041 77,467 86,9

Resto 35,455 43,384 49,637 53,069 58,231 65,867 64,472 63,948 63,620 70,7

IMPORTACIONES 72,453 89,469 109,807 125,243 141,975 174,458 168,396 168,679 170,546 196,
Bienes de
Consumo 5,335 6,657 9,325 11,109 12,175 16,691 19,752 21,178 21,509 25,4
Bienes
Intermedios 58,421 71,890 85,366 96,805 109,270 133,637 126,149 126,508 128,831 148,

Maquiladoras 26,179 30,505 36,332 42,557 50,409 61,709 57,599 59,296 59,057 67,7

Resto 32,242 41,385 49,034 54,248 58,860 71,929 68,550 67,212 69,774 81,0

Bienes de Capital 8,697 10,922 15,116 17,329 20,530 24,130 22,496 20,992 20,206 22,5
BALANZA
COMERCIAL 7,089 6,531 624 -7,742 -5,584 -8,003 -9,954 -7,997 -5,780 -8,8

En todo caso, no puede dejar de desconocerse que la modificación del modelo económico
ha implicado un importante impulso al sector exportador de un grupo selecto del ramo
manufacturero, y si bien ya antes se documenta la insuficiente consistencia entre el
crecimiento del comercio exterior y la IED, no puede ignorarse el peculiar caso que se
presenta con EU; a lo largo de los últimos años más del 85% de nuestro comercio exterior
se ha dirigido a ese país, y la gráfica 5 muestra cuán grande es la IED del mismo, vis a vis
con la inversión que nos llega de otros países.

Gráfica 5. Inversión Extranjera Directa por país de origen.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 15


89200

79200 EEUU Holanda España

85,582.44
Reino Unido Francia Alemania
69200
Japon Canadá Suiza
59200
Del primer trimestre de 2000 al cuarto trimestre del 2006
49200 (Cifras en millones de dólares)

39200

18,171,97
16,088.01

29200

19200
4,617.68

3,468.18

2,359.54
2,124.84
193.44

-143.09
9200

-800

Fuente: Elaboración propia con datos de informes de la Secretaria de


Economía, distintos años.

De este modo, a la par de que el modelo no ha propiciado un crecimiento sostenido a través


de un efecto difusión de los sectores exportadores más dinámicos, tampoco ha permitido
que tales sectores amplíen su cobertura a otras importantes regiones económicas del globo.
De hecho, la recesión que atraviesa actualmente la economía norteamericana ya afectó de
manera más intensa el crecimiento de México, que ya de suyo venía presentando un
comportamiento mediocre. En ese sentido, véase en el cuadro 3 la evolución que muestran
países selectos de la región en su tasa de crecimiento del PIB; ahí se aprecia cómo el país
presenta el comportamiento más deficiente, si bien muy cercano al penúltimo lugar, Brasil.
Por lo que va a la tasa de crecimiento por habitante, evidentemente el desempeño tampoco
es bueno, si bien es un poco mejor en tanto que la tasa de crecimiento poblacional es
inferior al promedio de los otros países.

Cuadro 3. Tasas de crecimiento del producto en países selectos de Latinoamérica.


1995 2000 2003 2004 2005 2006 2007
Argentina -2.9 -0.8 8.8 9.0 9.2 8.5 8.6
Brasil 4.2 4.3 1.1 5.7 2.9 3.7 5.3
Chile 10.6 4.5 3.9 6.0 5.7 4.0 5.3
Colombia 5.2 2-9 4.6 4.7 5.7 6.8 7.0
México -6.2 6.6 1.4 4.2 2.8 4.8 3.3
Perú 8.6 3.0 4.0 5.1 6.7 7.6 8.2

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 16


Fuente: Cepal.

Todo lo anterior denota, en breve, cuán importante pueda ser en un futuro próximo una
más sólida y consistente política pública de promoción económica, que focalizada en un
conjunto limitado pero eficaz de estrategias no distorsione los incentivos de mercado, y
contribuya así a elevar los estándares de competitividad del país.

5. Conclusiones.

Cuando se agudizaron los desequilibrios que acompañaban la evolución del modelo de


sustitución de importaciones (desarrollo desigual entre regiones, inequitativa distribución
del ingreso, brecha de la balanza con el exterior, entre otros) la crisis se presentó de una
manera espacialmente aguda en aquellos países que, como México, dependían de manera
importante de un solo producto exportador. Dicha crisis orientó a un importante sector de
los analistas y operadores políticos a inclinarse por una estrategia de corte liberal
(neoliberal).
El nuevo modelo en realidad era parte de los nuevos paradigmas mundiales en políticas
públicas y economía y, en ese tenor, importantes organismos internacionales hicieron
propia esta orientación, y condicionaron sus apoyos a los países latinoamericanos a la
asunción de esta estrategia económica. El neoliberalismo se convirtió así en el modelo de
política pública estándar en el subcontinente, y permitió el alcance de metas intermedias
importantes tales como el equilibrio fiscal, baja inflación y crecimiento del comercio
exterior.
Es claro que tales metas no han resultado suficientes para la promoción de un crecimiento
sostenido en la región, debido a lo cual otros objetivos de la política pública, tales como la
tasa de crecimiento económico per capita, o los índices de inequidad, han mostrado un
desempeño muy pobre. En ese orden de ideas, México presenta un elevado coeficiente de
Gini de 0.45.
El ensayo muestra que si bien México ha preservado en las pautas básicas de este modelo
(apertura comercial, desregulación, equilibrio fiscal…), su circunstancia es un tanto distinta

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 17


a la de los otros países del subcontinente por su creciente integración económica a EU,
integración que no ha resultado, empero, plenamente bonancible. Esta circunstancia se
aprecia a través de dos importantes indicadores de su historia reciente: el crecimiento del
comercio exterior con ese país y la evolución de la IED que llega del mismo.
Este muy limitado éxito de la estrategia de crecimiento hacia afuera, y a diferencia de lo
ocurrido en las economías de reciente industrialización en Asia, se explica por la carencia
de sólidos eslabonamientos de la planta productiva local a las pujantes empresas
exportadoras que han consolidado su espacio en los mercados globales. Como es sabido, la
gran mayoría de estas empresas son de capital extranjero y se han establecido en el país
tanto para aprovechar las oportunidades que ofrece nuestro propio mercado como para
competir sobre mejores bases debido a la cercanía al mercado norteamericano.

Cambio estructural en México y desencuentros de su evolución económica reciente.


Pablo Pineda

1. Introducción.
2. Modelo neoliberal y la lógica de sus políticas.
3. El agotamiento del viejo modelo y la liberalización económica.
4. Factores clave para la comprensión del neoliberalismo en México.
5. Conclusiones.

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Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 19


DE LA RESISTENCIA A LA TOMA DEL PODER: EL DISCURSO DE EVO
MORALES ANTE EL CONGRESO1

Gloria Alicia Caudillo Félix2

La llegada al poder de Evo Morales en Bolivia inaugura un nuevo ciclo histórico


desde la visión de larga duración y de resistencia de los pueblos indígenas, ya que por
primera vez, un indígena aymará, quien además es dirigente de un movimiento social,
con una larga trayectoria de lucha, es Presidente del país. Y esa organicidad con su
pueblo, la revela Evo en el discurso de toma de posesión ante el Congreso el 22 de
enero de 2006.3
Sus primeras palabras detonan la memoria al recordar a los antepasados que
desde la perspectiva andina están adelante como ejemplo para los vivos. Por eso pide un
minuto de silencio para líderes como Manco Inca, Tupaj Katari, Tupac Amaru o
Bartolina Sisa entre otros. Esa recuperación de la memoria remite también a lo que
Forrest Hylton y Sinclair Thomson señalan como “cultura indígena insurrecional (que)
se ha inspirado en el recuerdo de levantamientos anteriores y se ha alimentado de la
experiencia práctica acumulada por los que habían participado en procesos de lucha
anteriores”.4
Pero esa memoria de larga duración se articula con otras luchas emprendidas por
líderes no indígenas como el Che Guevara o Marcelo Quiroga, boliviano defensor de los
recursos naturales, lo que nos muestra una postura plural, respetuosa de la diversidad e
incluyente de quienes han luchado por una mejor Bolivia. Evo muestra también el
respeto por seres anónimos que se levantan y mueren todos los días sin ser recordados y
se adscribe a su organización recordando a sus “hermanos caídos, cocaleros de la zona
del trópico de Cochabama”, pero también a los “hermanos caídos en la defensa de la
dignidad del pueblo alteño” y al movimiento social de toda América, lo que revela una
identidad continental que rebasa los marcos nacionales y que se identifica con los de
abajo. La frase que cierra estos primeros párrafos “Gloria a los mártires por la

1
Este artículo fue publicado en la Revista Perspectivas, V.32, julio-diciembre 2007, Sao Paulo, UNESP.
2
Dra. Gloria Alicia Caudillo Félix. Profesora-Investigadora del Departamento de Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos. Universidad de Guadalajara. e-mail: glocafe@hotmail.com
3
Todas las citas del discurso de Evo Morales en el Congreso, están tomadas de la página:
http://www.bolpress.com el 24 de enero de 2006.
4
“Ya es otro tiempo el presente”, introducción al libro Ya es otro tiempo el presente, cuatro
momentos de insurgencia indígena, La Paz, Bolivia, Muela del diablo editores, segunda edición, 2005

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liberación¡ revela también la pertenencia a un movimiento andino como el cocalero que
desde fines de los años ochenta han mostrado un espíritu de sacrificio en las marchas
que han emprendido para visibilizar sus demandas ante la sociedad.
Esa Visión de sacrificio Evo la muestra en su identificación con el máximo
mártir de la liberación andina en Bolivia, al rendirle un homenaje tiempo después en la
ceremonia por los 225 años de su muerte:”Tupac Katari ha dado su vida, los verdaderos
líderes, dirigentes, autoridades originarias y sindicales daremos nuestra vida por esta
tierra hasta que Bolivia se libere”.5
Al agradecer a todos los políticos presentes, al pueblo boliviano, a sus padres, a
Dios, a la Pachamama y sobre todo al movimiento popular, al movimiento indígena de
Bolivia y de América por haberle dado la posibilidad de estar ahí e iniciar funciones
como Presidente, reproduce su cultura en donde para comenzar las actividades del día,
siempre hay que agradecer al Sol y a la Madre Tierra.
Recupera la memoria tomando como eje al movimiento indígena boliviano y
establece tres épocas: la colonial, la republicana y la del neoliberalismo, para luego
mostrar la densidad (62.2%) de los pueblos indígenas y su diversidad (aymaras,
quechuas, mojeños, chipayas, muratos, guaranies) y la paradoja de ser marginados y no
ser reconocidos como seres humanos a pesar de ser los “dueños absolutos de esta noble
tierra, de sus recursos naturales”. Se adscribe a un nosotros indígena pero luego se
separa para situarse como intermediario de esos pueblos desde un espacio de poder.
Proyecta la esperanza de un nuevo amanecer, de lograr la igualdad y acabar con
la discriminación a través de la lucha del “movimiento indígena originario” y de la
conciencia del pueblo sin venganzas ni rencores a pesar de haber sido sometidos y
busca mostrar esa brutalidad ante la prensa internacional: “…a los primeros aymaras,
quechuas que aprendieron a leer y escribir, les sacaron los ojos, cortaron las manos para
que nunca más aprendan a leer, escribir”.
Al nombrar al movimiento indígena como “originario”busca legitimarlo y
demostrar que son los primeros habitantes de esas tierras y que tienen derechos
ancestrales que no les han sido reconocidos, pero la vinculación “movimiento indígena”
con “originario” pretende mostrar la potencialidad de la movilización permanente de los
pueblos indígenas para transformar la realidad. Por eso en Tiahuanacu un día antes

5
Agencia Boliviana de Información: http://www.abi.bo

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 2


decía: “a nuestras autoridades originarias, a nuestras organizaciones, a nuestros amautas
a controlarme, si no puedo avanzar, empújenme ustedes, hermanas, hermanos”.6
Destaca la importancia de la campaña 500 años de resistencia indígena –negro-
popular emprendida por los pueblos indígenas de América con lo que muestra su
identidad y su pertenencia al movimiento indígena continental, pero su llegada a la
Presidencia la sitúa como un parteaguas necesario que cierre el ciclo de la resistencia y
abra uno nuevo de toma del poder para el movimiento popular: “Estamos acá para decir,
basta la resistencia. De la resistencia de 500 años a la toma del poder para 500 años de
indígenas, obreros, todos los sectores para acabar con esa injusticia”. Enfatiza la
necesidad de acabar con la desigualdad, discriminación y opresión indígena donde
“hemos sido sometidos como aymaras, quechuas, guaranies”.
Esta visión de que se abre un nuevo ciclo con su llegada al poder y que es el
tiempo de gobernar, aunque remite a la realidad actual en la que por primera vez en la
historia un indígena es Presidente, también reproduce la visión cíclica de larga duración
presente en la cultura andina y que detona en momentos insurreccionales a partir de la
utopía descolonizadora que proclama “ya es otro tiempo el presente”. “La idea de un
nuevo tiempo y que “a ellos les tocaba el mandar” también apareció en 1781 y
asimismo se expresó en el levantamiento de 1795 de Jesús de Machaca (provincia
Pacajes). El líder en Jesús de Machaca proclamó: “Ya era otro tiempo el presente y que
el cacique, su segunda, tanto como también el cura se habían de mudar y que se habían
de poner los que el común quisiese”7 La diferencia también radica en que esa utopía de
gobernar los próximos 500 años involucra no sólo a los indígenas sino a otros sectores
sociales explotados, aunque se prioriza al movimiento indígena al llamarlo “originario”.
Y en este nuevo ciclo desde esa visión incluyente, Evo recalca el derecho de
todos “a vivir en esta vida, en esta tierra”, legitima las elecciones que lo llevaron a la
Presidencia como resultado de la combinación de la “conciencia social con la capacidad
profesional”. Destaca el respeto y la admiración del movimiento indígena a todos los
sectores y espera reciprocidad (un valor andino central) para los pueblos indígenas “que
es la reserva moral de la humanidad” y en este sentido se pronuncia por una relación

6
“Los discursos de Evo Morales”, Página 12, Buenos Aires, Argentina, martes 31 de enero de 2006, en
http://www.aporrea.org
7
Sinclair Thomson, “Cuando sólo reinasen los indios: recuperando la variedad de proyectos
anticoloniales entre los comunarios andinos (La paz, 1740-1781), en Ya es otro tiempo el
presente…op.cit.,p.49

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intercultural en la que sea reconocida la diferencia colonial a partir de la valoración del
otro excluido y discriminado, porque como señala Walter Mignolo:“…la
interculturalidad no es solo el “estar” juntos sino el aceptar la diversidad del “ser” en
sus necesidades, deseos, conocimiento, perspectiva, etc. … el proyecto “intercultural”
en el discurso de los movimientos indígenas está diciendo toda otra cosa, está
proponiendo una transformación”8
Su llegada al poder, Evo la ubica como parte de una lucha y una revolución
democrática cultural que no comienza ahora, sino que es continuidad de la lucha de los
antepasados pero también de líderes no indígenas como el Che y Bolívar de los que
recupera la lucha por la igualdad y la lucha por la integración de los pueblos.
Cuestiona la concentración del capital en pocas manos y señala el derecho de
todos a vivir bien pero “sin robar, sin explotar, sin humillar, sin someter a la esclavitud”
Al recordar de manera simbólica que en la Plaza Murillo hace poco “querían
hacer colgar a Evo Morales, querían descuartizar a Evo Morales” hay un hilo de
continuidad y una identificación con los líderes de la época colonial como Túpac Amaru
o Tupaj Katari que fueron exterminados de esa manera, pero ubica esa situación en un
momento en que ya no se puede permitir ese desmembramiento y fragmentación,
porque se abre un nuevo ciclo que ya no es de llanto, sino de triunfo, alegría y fiesta y
eso implica cambiar la historia no sólo en Bolivia sino en Latinoamérica y no con balas
sino con votos que a su juicio también han costado sangre para los pueblos indígenas.
La revolución democrática implica un nuevo momento histórico, un vuelco un
pachakuti en el que simbólicamente Evo, el movimiento indígena y otros sectores
sociales toman el poder colectivamente para comenzar un nuevo ciclo caracterizado por
la movilización permanente para acabar con la desigualdad, la discriminación y la
opresión.9 En este nuevo momento histórico ya no es posible descuartizar a líderes
como Evo porque la lucha del movimiento indígena los acerca al centro y no van a
permitir seguir en los márgenes, aunque ellos tampoco van a actuar de la misma manera
excluyendo a quienes excluyeron a los indígenas.10

8
Catherine Walsh, “Las geopolíticas del conocimiento y la colonialidad del poder. Entrevista a Walter
Mignolo” en Indisciplinar las Ciencias Sociales. Geopolíticas del conocimiento y colonialidad del
poder. Perspectivas desde lo andino,
9
Según Jan Szeminski, en el mundo andino, la cuenta de un Sol dura 500 años y se llama Pachakuti que
implica el fin de una época y el comienzo de otra. Pacha significa mundo y kuti volver, en La utopía
tupamarista, Lima,. Pontificia Universidad Católica del Perú, segunda edición 1993
10
En el mundo andino, en la época colonial estaba la percepción de que con la Conquista el mundo se
puso al revés: “en el cual el centro es ocupado por la gente de la periferia y de afuera. Los qullana ocupan

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Desde la utopía andina proyectada en el discurso, la vinculación Evo - a quien
no lograron desmembrar y dispersar su cuerpo por los cuatro lados del mundo, como en
la época colonial lo hicieron con Túpac Amaru y Túpaj Katari -, con el movimiento
indígena originario, que a su vez se articula con otros sectores permitirá reconstruir al
país fragmentado, a partir de una revolución democrática cultural descolonizadora que
trastoque el desorden actual y construya un nuevo orden incluyente y respetuoso de la
diversidad. Señala Ricardo Melgar Bao que:

La cosmovisión de los grupos étnicos de América Latina reproduce un mismo tenor, a


partir de sus categorías tempoespaciales, tal es el reconocimiento de que su
subalternidad política y cultural, corresponde a un tiempo invertido, ajeno y hostil, así
como un cambio de posición espacial entre centro y entorno, arriba y abajo.11

Por eso Evo señala la necesidad de descolonizar al Estado que ha discriminado


permanentemente a los pueblos indígenas, a partir de la apertura de espacios al diálogo
y al debate. En esta propuesta está presente la necesidad de construir un Estado
multiétnico que respete la diferencia y que ha sido una de las demandas centrales del
movimiento indígena aymará desde los años setenta.”Tenemos que acabar con el estado
colonial. Imagínense: después de 180 años de la vida democrática republicana recién
podemos llegar acá, podemos estar en el Parlamento, podemos estar en la presidencia,
en las alcaldías. Antes no teníamos derecho”
Silvia Rivera, en su excelente trabajo titulado: “La raíz: Colonizadores y
colonizados” lanza como hipótesis central que: …en la contemporaneidad boliviana
opera, en forma subyacente, un modo de dominación sustentado en un horizonte
colonial de larga duración, al cual se han articulado- pero sin superarlo ni modificarlo
completamente- los ciclos más recientes del liberalismo y el populismo.( y
agregaríamos del neoliberalismo). Estos horizontes recientes han conseguido tan sólo
refuncionalizar las estructuras coloniales de larga duración, convirtiéndolas en
modalidades de colonialismo interno que continúan siendo cruciales a la hora de
explicar la estratificación interna de la sociedad boliviana, sus contradicciones sociales
fundamentales y los mecanismos específicos de exclusión- segregación que caracterizan

la periferia en vez del centro. Es a la vez una inversión de relaciones entre lo de arriba hanan y lo de abajo
hurin” en La utopía tupamarista, op.cit.,p.140
11
Ricardo Melgar Bao, “Las categorías utópicas de la resistencia étnica en América Latina”, Cuicuilco,
49, México, julio-septiembre, 1991

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a la estructura política y estatal del país y que están en la base de las formas de violencia
estructural más profundas y latentes.”12
Evo interpela el pacto por la democracia sustentado en la corrupción, el saqueo,
el engaño en un país con tantas riquezas naturales que paradójicamente es pobre y lo
contrapone a Suiza, un país desarrollado sin recursos naturales. Presenta el panorama de
un Estado caótico, dependiente económicamente y descapitalizado que será rescatado
gracias a la conciencia del pueblo boliviano y a otra forma de hacer política en la que
construye a partir de las oposiciones entre “servir al pueblo no vivir del pueblo” y “vivir
para la política y no vivir de la política”. Esta concepción la rescata de su propia cultura
retomando el ejemplo de “las autoridades originarias” e invita a todos los
parlamentarios a que sirvan al pueblo retomando esos valores, los próximos cinco años.
En esta percepción expresada está presente la idea de larga duración de que el presente
es un tiempo de desorden y se abre una nueva época como la predijo de manera
profética Tupac Amaru en el Cuzco. Señala Szeminski que en la cultura andina : “Hay
indicios que el comienzo de tiempos nuevos se hallaba ligado a una purificación moral
y restauración de buenas costumbres”13
Recuperando las luchas de los movimientos sociales, que desde el año 2000
emprendieron movilizaciones por la defensa de los recursos naturales, Evo cuestiona
toda forma de privatización y plantea acabar con el modelo neoliberal: “Las luchas por
el agua, por coca, por gas natural nos han traído acá hermanas y hermanos. Hay que
reconocer que esas políticas equivocadas, erradas, recursos naturales subastados,
servicios básicos privatizados, obligó a que haya conciencia del pueblo boliviano.
Estamos en la obligación de cambiar esas políticas”. Solicita ayuda de la cooperación
internacional no de manera individual sino para el pueblo boliviano, hace un recuento
de las implicaciones de la aplicación del modelo neoliberal y hace un llamado a “saldar
ese error social, económico e histórico, que mejor juntos todos podemos cambiar y
corregir esos errores implementados por instituciones seguramente extranjeras” La
postura que se expresa en el discurso es que hay políticas externas que no corresponden
a la realidad boliviana pero al mismo tiempo recurre a la solidaridad internacional para
cambiarla. La política de Evo desde que ganó la presidencia fue desplegar una estrategia
política de sensibilización en países europeos para apoyar al desarrollo de Bolivia y en

12
En el libro coordinado por Xavier Albó y Raúl Barrios, Violencias encubiertas en Bolivia, La Paz,
Bolivia, CICPA, 1993
13
La utopía tupamarista, op.cit., p231

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el caso de América Latina ha buscado vincularse con países afines como Cuba y
Venezuela y ha buscado entablar relaciones armónicas con los países vecinos.
Observamos en Evo un discurso de lo colectivo en el que subyace la idea de que
el está en el poder con todos y no va a gobernar de manera individual, aunque si asume
un papel de liderazgo e intermediación. Por eso ha sido muy citada su frase de cierre en
la ceremonia en Tiahuanacu: “Por eso, hermanas y hermanos, gracias al voto de ustedes,
primeros en la historia boliviana, aymaras, quechuas, mojeños, somos presidentes, no
solamente Evo es el presidente, hermanos y hermanas”14 En esta postura subyace la
“identidad relacional” andina en la que el individuo es tal en la medida en que forma
parte de la comunidad o de lo colectivo: “El hombre andino entonces define su
‘identidad’…en y a través de relaciones; es en sí mismo una chacana, un puente o un
‘nudo’ de múltiples conexiones y relaciones”15 Esta potencialidad cultural Evo la
despliega en distintos planos desde el espacio de poder en el que se encuentra.
Las luchas de larga duración las centra en la participación del movimiento
indígena originario, pero el mecanismo político para acabar con las injusticias de 500
años es lo que Evo llama “instrumento político por la soberanía, un instrumento político
del pueblo, un instrumento político de la liberación, un instrumento político para buscar
la igualdad, la justicia, un instrumento político como el Movimiento al Socialismo, que
busca vivir, paz con justicia social, esa llamada unidad en la diversidad”.
Al llamarlo instrumento político, lo diferencia de un partido político y de una
organización formada por especialistas o politólogos y resalta su conformación plural
sustentada en distintas organizaciones populares para argumentar que el MAS es la vía
mediante la cual se expresó en las pasadas elecciones, el poder de la conciencia frente al
poder económico de la prebenda y pese a la depuración electoral ilegal “el pueblo
boliviano ha demostrado que hay una vocación democrática para cambiar en
democracia la situación económica, social de nuestro país”. Al señalar las características
especiales del MAS, en el discurso se busca legitimarlo como el portavoz colectivo de
las demandas populares dentro del sistema político. La “Tesis”del Instrumento Político,
en el que busca articularse lo político y lo social, fue propuesta en el “Primer Congreso
Tierra y Territorio”, en el que participaron los principales sindicatos campesinos del
país, como lo señalan Alvaro García Linera y Pablo Stefanoni:

14
“Los discursos de Evo Morales”, op.cit.,p.3
15
Josef Esterman, Filosofía andina. Estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina, Quito,
Abya Yala, 1998

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 7


Dicha “tesis”, asentada en la articulación de memorias indígenas, campesinas y
mineras- consistió en fundar un movimiento organizado como extensión de las
instancias sindicales campesinas que venían protagonizando grandes movilizaciones en
defensa de la tierra, el territorio y contra la erradicación de la hoja de coca. De esta
forma, los “partidos” emergentes del nuevo ciclo de luchas campesino-indígenas han
nacido a partir de congresos sindicales (cocaleros del Chapare y los Yungas e indígenas
del Altiplano) para conseguir proyección política y una prolongación parlamentaria de
la acción colectiva. Evo Morales señalaba que “El MAS no tiene una estructura política
partidaria, sino que las mismas estructuras del sindicalismo campesino e indígena son
las estructuras del MAS”16

Volviendo al discurso, podemos observar que si antes Evo buscaba mostrar el


caos imperante en el Estado boliviano ahora destaca el hecho de que su llegada al poder
no implicó caos económico como algunos señalaban por lo que su llegada más bien va a
implicar ordenar el desorden y en actitud conciliatoria agradece la visita a su casa del
representante de Estados Unidos, pero inmediatamente habla del gobierno de Cuba y del
apoyo internacional. Y aunque observamos en todo momento una actitud dialogante en
el plano nacional e internacional, está presente en su discurso la propuesta de cambiar al
país desde una postura de defensa de los recursos naturales y de construir un proyecto
propio a partir de las potencialidades culturales, políticas y económicas del pueblo
boliviano, porque para Evo “En Bolivia el modelo neoliberal no va”
Felizmente el pueblo es sabio. Esa sabiduría del pueblo boliviano hay que reconocerla,
hay que respetarla y aplicarla. No se trata de imponer políticas económicas o recetas
económicas desde arriba o desde afuera y la comunidad internacional tiene que entender
eso; el querer importar políticas a Bolivia es un error. Las organizaciones sociales, los
consejos de amautas que admiro muchísimo, en el Altiplano paceño, esos sindicatos del
campo y la ciudad, esas organizaciones llamadas capitanías en el Oriente boliviano, son
el reservorio de conocimientos, el reservorio de conocimientos científicos de la vida
para defender a la vida, para salvar a la humanidad. Se trata de coger de esas
organizaciones para implementar políticas y no se trata de imponer políticas al servicio
de grupos de poder en Bolivia o en el exterior.

16
Alvaro García Linera y Pablo Stefanoni, “Territorios, identidades y acción colectiva. Un ensayo sobre
los movimientos sociales contemporáneos en Bolivia”, en Revista Ciencias Sociales, número 23,
segundo trimestre 2005, Quito, Editorial Abya Yala.

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En esta propuesta Evo plantea la descolonización del Estado y de la sociedad
boliviana a partir de la construcción de un proyecto intercultural sustentado en la
diversidad, en los distintos saberes desde abajo y desde dentro, desde el lugar. Esta
propuesta busca la dignificación y valoración del conocimiento indígena y popular,
tradicionalmente despreciado por los grupos de poder y le da no sólo un estatus
científico sino salvador de la humanidad, interpelando de esta manera la visión
eurocéntrica que desprecia la sabiduría indígena.
Pero al mismo tiempo que valora todos esos conocimientos y busca
incorporarlos al proyecto nacional, Evo ubica el sistema político como el lugar donde
hay que hacer los cambios desde una forma dialogante de hacer política en la que no se
margine o expulse a nadie como hicieron con él hace tiempo buscando desprestigiarlo:
“¿Recuerdan algunos compañeros? Que Evo es asesino, Evo es narcotraficante, Evo es
terrorista. Yo dije ese momento, me estarán expulsando pero voy a volver con 30, 40
parlamentarios, si es posible 70, 80. Lo que dije un día en el 2002 se ha cumplido”. En
estas frases que suenan proféticas, encontramos de nuevo la identificación de Evo con
Tupaj Katari, líder aymara, quien, al momento de morir sentenció: “yo muero, pero
volveré y seré millones”y esa profecía desde el imaginario andino se ha cumplido
porque la vuelta o el retorno como señala Evo en el caso del Parlamento siempre ha sido
con mayor fuerza hasta situarlo en la Presidencia a pesar de la guerra sucia desatada
permanentemente contra él desde el 2002 y aplicada de manera más clara en el proceso
electoral reciente.
Estas frases de Evo proyectan la visión cíclica del tiempo andino y se puede
percibir el movimiento circular permanente que genera la imagen de una espiral en el
que se regresa con más fuerza cada vez y en el momento adecuado. Ese regreso Evo lo
ubica como una inversión en la que le llegó el turno de gobernar al movimiento
indígena: “Algunos decían en su debate acá para expulsarme: hay que acabar con el
radicalismo sindical; ahora nos toca decir, hay que acabar con el radicalismo neoliberal
hermanas y hermanos”. Pero esa inversión no se va a hacer mediante los mismos
mecanismos de exclusión anteriores: “Pero lo vamos a hacer sin expulsar a nadie, no
somos vengativos, no somos rencorosos, no vamos a someter a nadie”
La propuesta de Evo ante el Parlamento es:
…el pedido clamoroso del pueblo boliviano, que es la Asamblea Constituyente, una
refundación de Bolivia que reclaman los hermanos indígenas de todo el país, el

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 9


movimiento popular. Todos los sectores queremos una Asamblea Constituyente de
refundación y no una simple reforma constitucional. Una Asamblea Constituyente para
unir a los bolivianos, una Asamblea Constituyente donde se respete la diversidad. Digo
esto porque es verdad que todos somos diversos.

La propuesta de Asamblea Constituyente que retoma Evo, en efecto es una de


las principales demandas del movimiento indígena desde el año 2000 en el que
comienza un ciclo de rebeliones contra la política de privatización del gobierno y que
tiene su punto culminante con la “guerra del gas” de octubre de 2003 que termina con la
salida de Gonzalo Sánchez de Losada del poder y su sustitución por el vicepresidente
Carlos Mesa, que también es destituido en junio de 2005 por Eduardo Rodríguez, para
luego convocar a elecciones.
En el discurso se expresa la necesidad de “refundar” al país y esto implica un
nuevo comienzo un pachacuti que desde el origen resuelva el problema colonial. Por
eso se señala que no se busca una “simple reforma constitucional” ya que seguiría
presente el desorden anterior. Esa refundación, desde la perspectiva del discurso
enarbolado por Evo es la única garantía de lograr una revolución democrático cultural
que garantice un nuevo orden en el que se respete la unidad en la diversidad o en el que
las partes del cuerpo social desmembrado entren en armonía y equilibrio.
Pero la unidad en la diversidad implica el respeto a las distintas culturas, por lo
que inmediatamente se retoma una demanda central del movimiento indígena boliviano
y latinoamericano: la autonomía
Paralelamente juntos tenemos que garantizar el Referéndum sobre la autonomía.
Queremos autonomía, los pueblos indígenas originarios históricamente, antes de la vida
republicana lucharon por la autodeterminación. Autonomía no es invento de nadie, es la
lucha de los pueblos indígenas de toda América por esa autodeterminación. Pero
queremos autonomía, autonomía con solidaridad, autonomía con reciprocidad,
autonomía donde se redistribuya las riquezas, autonomía para los pueblos indígenas,
para las provincias, para las regiones. Buscamos eso, y eso debe hacer uniendo a Bolivia
y eso debe hacerse mediante la Asamblea Constituyente.

Observamos que el concepto de autonomía que despliega Evo remite a una


demanda originaria, legítima y de larga duración de los pueblos indígenas, lo que
implícitamente interpela la demanda de autonomía de algunas regiones bolivianas en

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 10


donde está concentrada las riquezas naturales y en los que los sectores dominantes
convergen en intereses con las trasnacionales. Por eso la autonomía que plantea no
implica separatismo ni concentración de la riqueza, sino que recupera la solidaridad,
reciprocidad y redistribución que son valores ancestrales andinos y desde esa visión
extiende la autonomía para provincias y regiones, recalcando la necesidad de la unidad
del país y desde su punto de vista el vehículo para garantizar la autonomía, es la
Asamblea Constituyente.
Ubica al nuevo parlamento como producto de las luchas sociales y como un
escenario revolucionario, como el “ejército de liberación nacional…el ejército de la
lucha por la segunda independencia”, que garantizará las transformaciones, aunque le da
el beneficio de la duda al señalar que “si no pueden acá, seguirán siendo los
movimientos sociales, el movimiento indígena que siga luchando por esa segunda
independencia de nuestro país”
Podemos ver que las esperanzas de Evo están depositadas en el Parlamento con
el MAS como representante de los movimientos sociales en la Asamblea Constituyente,
pero sin perder de vista la potencialidad de la lucha de larga duración del movimiento
indígena.
Hace un llamado a todos a soñar con la instalación de la Asamblea Constituyente
el 6 de agosto en Sucre “capital histórica de la República” y en los siguientes párrafos
“construye” la instalación con la presencia de diversos actores internacionales y
nacionales a manera de profecía para que se haga realizable mediante la articulación de
sueños y deseos, ya que en el mundo indígena los sueños son “…la representación de
una posible o futura verdad…(y)…revelan posibilidades emergentes, no hechos
consumados”17. Esa visión profética es una característica que Szeminski ha encontrado
en las rebeliones andinas, pero también me recuerda la construcción del itinerario de la
marcha zapatista en Chiapas en febrero del 2001, en la que se reprodujo simbólicamente
la marcha formando un caracol que los comandantes recorrieron previamente y que
reproduce elementos proféticos de la cultura maya. Tal vez tenga que ver con que en el
mundo andino y maya el futuro es desconocido y oculto y hay que visibilizarlo
simbólicamente. Señala Szeminski que : “Todo hablante del aymara y quechua encara
su pasado, visible a la luz del día y conocido hasta el horizonte. Su futuro se encuentra

17
Véase el artículo de Bárbara Tedlock, “La cultura del sueño en las Américas” en De palabra y obra en
el nuevo mundo. Tramas de la identidad, España, Siglo XXI editores, 1995

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detrás suyo, invisible y desconocido, sin luz.”18 Respecto a la Asamblea Constituyente
lo único que queda claro, como señala Silvia Rivera Cusicanqui es que con ella se busca
la refundación del país y “detrás de esto está la idea de que el mundo está al revés y de
que hay que volverlo a poner sobre sus pies” pero es como “un talismán cuyo brillo no
deja ver su contenido” y se pronuncia por “…consultar a los viejos, a los yatiris, a los
sabios de las comunidades19
El sueño de “recuperar el territorio” por parte del “movimiento indígena
originario” como demanda central que recupera sus derechos colectivos, Evo lo articula
con la nacionalización de los recursos naturales que deben estar en manos del pueblo y
el Estado boliviano para industrializarlos y superar el papel de productores de materias
primas que se les ha impuesto. Hay un proyecto nacionalista descolonizador en Evo que
articula derechos territoriales indígenas con la potencialidad de los recursos naturales
para construir un proyecto económico independiente que en manos nacionales combata
la pobreza indígena.
A partir de esa propuesta fundamental se pronuncia por una política de
austeridad, contra la corrupción, por la expropiación de tierras improductivas, contra la
esclavitud en el Oriente boliviano, por la alfabetización con apoyo de Cuba y
Venezuela, por la documentación de todos los habitantes, por un seguro social universal
para ancianas y ancianos, por hospitales móviles para los pueblos y para todas esas
medidas hay una permanente petición de ayuda a la comunidad internacional, sobre
todo en lo que se refiere a la condonación de la deuda externa. Pero después de esa
petición recalca la importancia de “desarrollar una economía con soberanía” mediante
inversión pública y privada y enfatiza:”Es verdad que Bolivia necesita socios, no
dueños de nuestros recursos naturales” y afirma que las empresas tienen derecho a la
ganancia “solo queremos que esa ganancia sea con principio de equilibrio, que el
Estado, el pueblo se beneficie de esos recursos naturales”
En el tema del narcotráfico se pronuncia por cocaína cero pero no por la coca
cero y recalca “…que la cocaína no sea una excusa para que el gobierno de Estados
Unidos domine o someta a nuestros pueblos. Queremos diálogo de verdad, sin
sometimientos, sin chantajes, sin condicionamientos.” Para ello considera importante
que se abra el mercado para otros productos como soya y azúcar. La propuesta es

18
La utopía tupamarista, op. cit.,p.99
19
Silvia Rivera Cusicanqui, “Ciudadanía se escribe en plural” en Agora, julio 2005, No.1 en
http://www.cne.org.bo

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generar mercado para micro empresarios, empresas comunitarias, asociaciones y
cooperativas por eso considera necesario analizar las políticas de comercio vigentes. El
discurso de Evo plantea acabar con la concentración de la riqueza y generar una
articulación entre producción y mercado justo para lograr una redistribución equitativa
entre los bolivianos.
Hay también elementos de un proyecto de integración que busca vincular a
Bolivia con los países vecinos a través de caminos y acuerdos rescatando el valor de la
reciprocidad del movimiento indígena, que después se estampará en la propuesta del
Tratado de Comercio de los pueblos. Señala Josef Sterman que en el mundo andino:
El principio de reciprocidad es el marco formal de todo obrar humano. Actúa de tal
manera que tu obrar sea una restitución correspondiente de un bien o favor recibido, o
que apunte a que los benefactores puedan restituir en forma proporcional el bien o el
favor hecho. El telos implícito de tal obrar es el equilibrio social, a nivel familiar y
comunitario, que puede traducirse en términos de justicia social.20

En todo el discurso observamos ese principio de reciprocidad que ofrece y


espera, que abre alternativas de un diálogo con dignidad para el pueblo indígena
boliviano, que destaca los valores andinos para ofrecerlos al mundo y mostrar sus
potencialidades autonómicas, sin dejar de interactuar con el mundo y que sueña y desea
el apoyo de “todos y todas”.
Hay en Evo un estilo que podemos ubicar como “diplomacia andina” en el que
se busca de manera permanente el diálogo retomando valores fundamentales andinos
como el respeto, la solidaridad y la reciprocidad, pero también se percibe una insistencia
constante en la situación y en la lucha de larga duración que han entablado los
movimientos indígenas para cambiar la historia y lograr la igualdad, así como una
reiteración constante de su condición originaria para legitimarlos y dignificarlos. Evo
asume su indianidad “…como primer presidente que vengo de los pueblos indígenas” y
como tal retoma mensajes de los antepasados:”Tupac Yupanqui decía: un pueblo que
oprime a otro pueblo no puede ser libre” y valores centrales de la cultura andina:
“Queremos gobernar con esa ley que nos han dejado nuestros antepasados, el ama sua,
ama llulla, ama quella, no robar, no mentir, ni ser flojo, esa es nuestra ley”

20
Filosofía Andina…op.cit.,p.239

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 13


Y su identidad indígena que inaugura un nuevo ciclo la expande a la región:
“…quiero ser el mejor presidente de los bolivianos y porqué no decirlo de los
latinoamericanos” Walter Mignolo reflexiona sobre las implicaciones que tiene la
llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia al resaltar su “indianidad”: “Es
precisamente el haber mantenido la diferencia lo que le permite a Evo Morales el
desprendimiento, hacer el giro descolonial e iniciar una apertura a una política
económica y a una economía política que se apoya en subjetividades que nunca fueron
colonizadas”21
En su intervención Evo destaca su respeto al “movimiento indígena originario de
Bolivia y de América, a los movimientos sociales, a sus dirigentes que apostaron por
este movimiento, a los profesionales e intelectuales que se sumaron oportunamente para
cambiar nuestra historia”, y en esas frases se observa una identidad indígena que de
Bolivia se expande a América, pero también se articula con los movimientos sociales y
los intelectuales para mostrar una alianza potencial de la que se siente parte. Cierra el
discurso con una vuelta a lo local al agradecer a su dos lugares de pertenencia:
“Orinaca…que me vio nacer y me educó para ser honesto” y el Sindicato en
Cochabamba, lugar “de mi nacimiento en la lucha sindical y la lucha política”, con lo
que cierra su discurso retomando sus dos orígenes y desde ahí se proyecta de nuevo al
plano nacional e internacional.
En su compromiso final Evo recupera la frase zapatista de “mandar
obedeciendo” y la repite dos veces, con lo que reitera su vocación de servicio al pueblo
boliviano y de articulación permanente con las demandas de los movimientos sociales.

Reflexiones finales:
El discurso de Evo Morales revela una identidad primordialmente indígena que
rescata la memoria colectiva del pueblo movilizado desde el plano local al continental y
que proyecta la utopía andina de que se vive un nuevo momento histórico, un nuevo
ciclo de transformación, un pachacuti en el que la llegada al poder de un líder indígena
y de la colectividad que representa, permitirá la descolonización del Estado a través de
una revolución democrático cultural en donde el instrumento político de liberación
(MAS) asumirá en el Congreso el proceso de cambio respondiendo a las demandas

21
Walter Mignolo, “Giro a la izquierda o giro descolonial? Evo Morales en Bolivia” en Revista del Sur
no.164-marzo-abril 2006, en http://www.redtercermundo.org.uy

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 14


sociales de convocar a una Asamblea Constituyente y al Referéndum sobre autonomía,
lo que posibilitará la refundación del país priorizando las demandas del movimiento
indígena originario, pero respetando las distintas identidades para unir a Bolivia desde
su diversidad en un nuevo pacto social.
Esa identidad indígena que proyecta Evo no es excluyente pues incorpora en su
memoria colectiva y en su imaginario las luchas de otros líderes no indígenas que
buscaron la liberación boliviana y latinoamericana y destaca la potencialidad de las
alianzas con los movimientos sociales, profesionistas e intelectuales para lograr la
transformación boliviana.
Despliega también una “diplomacia andina” que busca la sensibilización y el
apoyo de la comunidad internacional destacando la necesidad del diálogo sin
sometimientos, buscando mostrar que su gobierno es honesto y legítimo y que el pueblo
boliviano y el movimiento indígena “originario” tienen el derecho, los valores y la
posibilidad de construir un modelo propio de desarrollo a partir de sus potencialidades
económicas, políticas y culturales.
Pero la utopía descolonizadora y la revolución democrático cultural que busca
ser detonada y plasmada a través de la Asamblea Constituyente y que está en marcha
actualmente en Bolivia, ha desatado y desbordado las pasiones que muestran que la
larga duración de la era colonial, sustentada en el poder de una minoría que excluye,
discrimina y concentra la riqueza del país en alianza con intereses externos, es difícil de
superar pues se aferrarán a sus privilegios, aún a costa de la confrontación y la
fragmentación de Bolivia
La “colonialidad del poder” sustentada en la idea de raza como señala Aníbal
Quijano, ha implicado para países mayoritariamente indígenas como Bolivia el despojo
y la represión de sus identidades y la permanente necesidad de subversión y
reoriginalización cultural que se expresa en estos momentos en una conflictividad social
que muestra la tensión entre distintos sujetos y proyectos. Lo que se advierte en el
proceso boliviano es la dificultad a la que se enfrenta el gobierno del primer Presidente
indígena para representar y canalizar las demandas ancestrales del movimiento indígena
que le exige actuar, sin generar una confrontación con los grupos dominantes que no
van a permitir perder sus privilegios.
Por lo pronto La Asamblea Constituyente ha sido nombrada Originaria para
reivindicar a los pueblos indígenas y la dirige una mujer indígena. La revolución
cultural está en marcha….

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 15


LA CONSTITUCIÓN RECIPROCA DEL ALUMNO EN LÍNEA FRENTE
AL ASESOR-FACILITADOR: LA EXPERIENCIA DEL MÓDULO “MÉXICO”
DEL PROYECTO ALFA-AMELAT.

Ramón Gómez Zamudio1

“Estudiar a distancia es más duro y sacrificado y requiere una


alta dosis de voluntad y planificación y organización del propio
tiempo. Por esto lo que debemos hacer es aprovecharnos de los
recursos que nos ofrece la metodología virtual para hacer que el
estudiante no se sienta solo, motivarlo, animarlo e ilusionarlo, en
su propio camino hacia el aprendizaje”
Gabriel Ferrate.

Las ideas presentadas en este documento se enmarcan en la experiencia tutorial, y en


las reflexiones derivadas de ella, institucionalizada en el Programa ALFA-AMELAT
XXI. Como tutor responsable del “Módulo México” de la maestría virtual en Estudios
Contemporáneos de América Latina, he derivado algunas consideraciones que deseo
compartir con colegas de la educación a distancia (EAD); consideraciones que se
centran en la importancia que representa el desempeño del tutor/asesor, del docente en
línea/facilitador del aprendizaje; desempeño que, sostengo, es fundamental para la
permanencia y el éxito del estudiante en línea.
La importancia que se deriva del rol de tutor que desempeñé en el módulo de esta
maestría, está dada por el resultado peculiar que ocurrió antes, durante y después de
trabajadas las tareas que el módulo implicó para los estudiantes, para los profesores y
para el propio tutor. Esto que llamo “resultado peculiar”, contrasta lo que la literatura
perfila como un buen docente en línea y como un buen estudiante en línea contra la
práctica que desarrollamos quienes nos involucramos en el módulo señalado (Cruz
2006; Delgadillo 2003; Diaz 2004). Así, se llama la atención sobre dos aspectos
relacionados con la educación a distancia y que se constituyen en el foco de discusión
de este documento: 1) sobre la importancia fundamental que reviste el desempeño del

1
Mtro. Ramón Gómez Zamudio. Profesor-Investigador, DEILA, CUCSH, Universidad de Guadalajara.
Tutor del módulo “México” de la Maestría en Estudios Contemporáneos sobre América Latina, Proyecto
ALFA-AMELAT XXI

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 1


tutor/asesor de la educación en línea2; desempeño que, en nuestro caso, recayó
sobre profesores sin experiencia previa en la teoría y en la metodología para la
enseñanza en línea (aunque de reconocida trayectoria como profesores y como
investigadores y de extensa experiencia en la docencia presencial); 2) y,
paradójicamente, sobre los “excesos” en que se puede incurrir al perseguir el logro del
perfil académico óptimo para la enseñanza y el aprendizaje en línea; excesos que en
nuestra experiencia quedaron de manifiesto en una evaluación que, por una parte, se
expresó en el trabajo de los profesores y de los alumnos a niveles de producción y de
participación muy altos, no obstante la “novatez” de los profesores en el trabajo en
línea; y por la otra, a que, por lo mismo, se sacrificaran aspectos formativos valiosos en
la enseñanza en esta modalidad, tales como la interacción “horizontal” entre los
alumnos y los profesores, promotora de cohesión y de presencia social (Insuasty 2005;
Gunawardena 2003).

Presento, primero, una breve contextualización del proyecto ALFA-AMELAT, del


módulo “México”, y de los antecedentes que implicaron la preparación de los docentes
para el trabajo en línea. En un segundo apartado, destaco la importancia que reviste el
trabajo responsable del tutor/facilitador en la formación de estudiantes en línea.
Posteriormente, presento los resultados derivados del trabajo de los docentes en línea,
de la tutoría y de la evaluación que de nosotros hicieron los alumnos inscritos en el
módulo. Finalmente, discutimos los resultados obtenidos a la luz de las
recomendaciones que en este campo se han formulado.

Contextualización del Proyecto

El proyecto del que se deriva esta experiencia, forma parte del Programa de
Cooperación Académica entre la Unión Europea y América Latina, Fase II del Proyecto
ALFA: AMELAT XXI. Este proyecto se propuso implementar una maestría en línea, en
la cual colaboraron profesores de distintas universidades europeas, norteamericanas y
latinoamericanas. En la elaboración del Módulo “México”, participó la Universidad de
Guadalajara a través del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos,

2
Expreso mi reconocimiento a mis compañeros profesores del módulo “México”, Alberto Rocha, Jaime
Preciado, Jorge Ceja y Jorge Abel Rosales, por los valiosos aprendizajes que derivé de haber compartido
no sólo la elaboración del módulo en cuestión, sino del trabajo, paciencia y dedicación con que afrentaron
las tareas de docencia en línea.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 2


perteneciente al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. El
Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos (DEILA en lo sucesivo) de la
Universidad de Guadalajara, designó a un coordinador para que representara a la
Universidad ante ALFA-AMELAT, y para que gestionara el diseño, los contenidos y la
implementación de un módulo (“Política, Economía y Sociedad Civil en México”) para
la maestría en línea. El coordinador y cuatro profesores diseñaron cuatro unidades
(descritas brevemente en el Apéndice A) de las que constó el módulo. Cada curso o
unidad, constó de 50 páginas de autoría original de los profesores, lo que sumó un total
de 200 cuartillas del módulo. Un tutor desempeñó labores de dinamizador del trabajo
en línea, apoyando a los profesores y a los alumnos en la realización de las actividades
previstas en cada curso. La Universidad Nacional de Educación a Distancia en Madrid,
España, proporcionó capacitación al tutor para el diseño instruccional, para la
elaboración de las guías didácticas y para la estructuración en línea del módulo, además
de la capacitación para el desempeño de las tareas de profesor-tutor en línea. La
capacitación constó de trabajo en línea y de una fase presencial, ambas modalidades
enmarcadas en un Diplomado en Educación a Distancia de 8 meses de duración.
Veintidós alumnos fueron aceptados a la maestría. Durante dos años, trabajaron
módulos sobre teoría y metodología en ciencias sociales. El último año, ellos eligieron
un país o región en la cual deseaban especializarse y sobre la cual realizarían su trabajo
de tesis.
Para el estudio del módulo “México” de este proyecto, se estimó un aproximado de
180 horas de trabajo por alumno, que se organizaron en 80 horas teóricas; 40, prácticas;
y 60 destinadas a la investigación documental y a la realización de tareas.
La plataforma de aprendizaje WebCT 4.3 alojó los módulos, los cursos y los demás
componentes de la maestría. Dentro de la plataforma, en especial en los foros de
comunicación y de discusión, se asentó la experiencia que hoy nos ocupa.
El centro de discusión de este documento, está dado por el énfasis que en la literatura
sobre la educación en línea se da al rol del tutor/facilitador/docente en línea. En efecto,
los resultados educacionales que se generan en un ambiente virtual se atribuyen en gran
medida a la preparación profesional, a la experiencia en la enseñanza virtual, al
conocimiento de las estrategias pedagógicas que enmarcan la educación en línea y a las
habilidades básicas en el manejo del software y demás programas informáticos
pertinentes. En la experiencia aquí relatada, este presupuesto no se cumplió sino de
manera parcial, apresurada y un tanto improvisada. El equipo docente conformado por

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 3


los cuatro profesores, sólo había tenido conocimiento previo de una plataforma
educativa –Moodle; conocimiento que quedó frustrado, luego de dos sesiones de
aprendizaje en las que el responsable de su enseñanza “desapareció” tanto física como
virtualmente, pues al haber repasado un manual de aprendizaje para el conocimiento de
la plataforma ya no atendió ni le dio seguimiento a las inquietudes de sus alumnos –los
profesores en cuestión. Por ello, el tutor del módulo –con experiencia previa en el
diseño de cursos en línea y en la comunicación mediada por computadora- procuró
entrenar a los futuros profesores del módulo en los principios básicos de la enseñanza
virtual. En tiempos dispuestos por las ocupaciones de los profesores, y a unas pocas
semanas de que iniciara nuestro módulo, dediqué entre dos y tres horas a explicar el
ingreso a la plataforma WebCT; a su acceso desde el campus virtual de la Universidad
Complutense de Madrid; a las rutas de acceso a los componentes de la plataforma en
que estarían trabajando; y, en general, a la parte meramente mecánica –de
familiarización con los componentes de la plataforma, de sus funciones y utilización-
del trabajo con los alumnos a través de WebCT.
En estas sesiones individualizadas, enfatizé recurrententemente con todos y cada uno
de ellos acerca de la importancia de atender de manera rápida, constante y cortés a todas
y cada una de las intervenciones de los alumnos, fueran éstas de carácter académico (en
los foros de discusión, por ejemplo), personal (a través del correo electrónico) o de
cualquier otra índole. Dada la premura de tiempo de que disponíamos, destaqué la
importancia que reviste el componente de WebCT “Foro de Discusión”, para que en él
se generaran las discusiones referentes a los cursos de cada proesor, para que en él se
asentaran las discusiones, se formularan las preguntas y se orientara hacia la reflexión
de los temas que cada curso del módulo contemplaba como focales. En este sentido, el
foro se constituiría en la columna vertebral de cada curso en la medida que cada
profesor gestionara de manera inteligente y constante el trabajo propio y el de los
alumnos. Esta gestión contemplaría la formulación de preguntas, la orientación hacia la
discusión sobre conceptos y modelos y el propiciar no sólo una comunicación constante
entre los alumnos y el profesor, sino entre ellos mismos. Las aportaciones hechas por
los alumnos en cada foro, abriría espacios para evaluar sus avances, sus dudas y para
responder a sus preguntas. En los foros, además, se podría orientar a los alumnos a la
realización de tareas y a la lectura de documentos adicionales a cada curso.
Habiendo entregado a la coordinación general el módulo “México” con sus cuatro
cursos debidamente organizados, sus anexos y sus lecturas complementarias, el tutor y

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 4


los profesores nos dispusimos a esperar el arranque formal del trabajo en línea.
Cada uno de los profesores dispondría de 18 días aproximadamente para trabajar su
curso respectivo, según las estimaciones que realizamos en el marco de tiempo de 3
meses de duración de que constaría el módulo.
Como tutor del módulo, no podía de dejar de interrogarme sobre el resultado de
nuestro trabajo, sobre la participación de mis compañeros profesores, sobre el
rendimiento de nuestros alumnos y de la evaluación del módulo. En lo que sigue,
presentaré algunas reflexiones de carácter teórico que me parecen relevantes al trabajo
del tutor/docente en línea, e intercalaré algunos de sus postulados con las experiencias
que marcaron nuestro trabajo en lo que fue para todos nuestra primer aproximación al
trabajo docente virtual. Al final, destacaré los resultados de esta gestión, subrayando el
comportamiento que tuvieron los profesores del módulo; comportamiento que rebasó
sobradamente las expectativas de rendimiento que al respecto tenía, dados los
antecedentes de formación que he descrito.

El estudiante y el docente en línea

Por principio, quiero llamar la atención sobre los aspectos de formación –sobre todo
los relacionados con la interacción docente-alumno- que conforman a un estudiante
virtual. Reconociendo las similitudes entre los procesos formativos que “esculpen” a un
estudiante presencial y a uno en línea, centro mi atención en los inherentes a la
educación en línea. Parto de la siguiente hipótesis de trabajo:
Un buen estudiante en línea se constituye como tal, en función de procesos
derivados de su interacción con una ambiente de aprendizaje, con una plataforma
educativa y con una arquitectura educacional que lo promueva efectivamente como
tal; y en función de procesos pedagógicos, psicológicos y educacionales
relacionados fundamentalmente frente al desempeño del profesor-asesor. Aquí,
acentúo la importancia que reviste la comunicación promovida por el asesor-
facilitador en estos procesos de formación.

La formulación de esta hipótesis, se plantea en función de dos hechos que llaman la


atención. Primero, una extensa bibliografía referente a la educación en línea, destaca
como candidato deseable a los estudios en línea, a estudiantes que se ajusten a un perfil
personal, académico y de vocación idealizado, que se formula en lo abstracto, partiendo

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 5


de la idea de lo que debiera ser un buen estudiante (Ramírez 2005; Padula 2004;
Valenzuela 1999). Paradójicamente, se asienta la existencia efectiva de estudiantes con
características óptimas, como si los sistemas educativos, en general, y en particular el
mexicano destacaran positivamente en este rubro (Moreno 2006). Segundo, las
condiciones para el ingreso al estudio de cursos en línea3, establecen como requisitos un
menú de cualidades pre-establecidas; cualidades que, en cursos presenciales,
procuramos crear en nuestros estudiantes a lo largo de muchos años de formación –
exitosa, en el mejor de los casos; regular y deficiente, como norma (Guevara 1992;
calero 2000). En este sentido, un estudiante con los perfiles deseables para la educación
en línea, se constituiría en resultado de la acción paciente y progresiva del trabajo plural
entre varios elementos articulados y orientados –profesores, compañeros, apoyos
bibliográfios, tecnológicos, etc.
Tomemos como ejemplo uno de los cientos de perfiles que, en este caso, definirían a
un estudiante en línea “exitoso”:

“Los que triunfan como estudiantes a distancia:

• Están altamente motivados.


• Son independientes.
• Son estudiantes activos.
• Tiene habilidades para administrar su tiempo y organizarse.
• Tiene la disciplina para estudiar sin recordatorios externos.
• Puede adaptarse a ambientes de estudio nuevos” (Ramírez 2005).

Un estudiante así definido no existe en abstracto. Se produce como resultado y como


tarea en marcha, siempre en proceso de formación. Como tal, es el ideal al que, con
nuestras acciones, aspiramos formar. No existe ya hecho, ya terminado; y si existe, es,
entonces, producto del trabajo paciente de decenas de profesores, de tutores, de amigos
y de familiares, como del propio estudiante; trabajo realizado, por cierto, con muchas
limitaciones de recursos pero que, eventualmente, puede culminar con una meta común:
un buen estudiante en el sentido más amplio de la palabra. Sin embargo, da la

3
Por criterios prácticos, resumimos en el término “cursos en línea”, todas las ofertas educativas que,
desde módulos independientes hasta diplomados, licenciaturas y postgrados, se despliegan en el Internet
con sus requerimientos y grados de sofisticación correspondientes.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 6


impresión de que al así exigirlos en la enseñanza en línea, aceptáramos la idea de
que estudiantes “calcados” del perfil existen de facto, como norma, como producto
predecible de nuestro sistema educativo. De manera por demás curiosa, pareciera que la
exigencia así establecida, acentuada en las bondades del alumno, nos eximiera de
trabajo formativo, del compromiso docente y de la responsabilidad que nuestro perfil
nos obliga a asumir: que nuestros estudiantes se constituyen como tales en un contexto
educacional en el que la plataforma educativa y el desempeño del profesor-asesor son
fundamentales en este proceso de formación (Moreno 1999, 2006, 2007).

A continuación, propongo algunas reflexiones sobre las que debiera considerarse la


formación de estudiantes en línea plenamente identificados con una nueva forma de ser
y de aprender: la virtualidad. Estas reflexiones son resultado provisional de la consulta,
de la conversación y de la curiosidad acuciosa por escuchar a los usuarios y
destinatarios de nuestro trabajo y de una auto-evaluación del desempeño del equipo
docente, y de los resultados de la evaluación formal que efectuaron los alumnos y los
coordinadores del proyecto ALFA-AMELAT. Este proceso de doble conformación
identitaria entre el profesor-asesor y entre el alumno, se centra en la indagación de las
expectativas, de las dudas, de las necesidades y de las cualidades este último. Para ello,
he platicado con numerosos estudiantes, tanto de nuestro módulo como de otros cursos,
con los docentes responsables de cada curso del mismo, con algunos de los
administradores y coordinadores del proyecto ALFA-AMELAT, profesores de la
UNED y de la U de G Virtual, así como con algunos profesores de otros cursos en línea.

El Constructivismo y la Educación en Línea

La retórica de la educación de inspiración “constructivista”, más platicada que


implementada, se ha constituido en una de las afirmaciones más comunes en los diseños
de los ambientes de aprendizaje virtual (Padula 2004; Hernández 1998). Una revisión
de las justificaciones que se sustentan como promotoras del aprendizaje en línea,
destaca la repetición con la que el vocablo se reitera en cursos en línea de diverso orden
temático y de variada exigencia académica. Se asume como argumentación
fundamental que, al promover en el alumno el aprendizaje autónomo, autogestionado y
responsable, los principios del constructivismo se articulan de manera natural con las
bondades del aprendizaje en línea: la activación del aprendizaje a partir los

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 7


conocimientos previos, la gestión del conocimiento de manera independiente, la
manipulación de la información de manera creativa, el trabajo de equipo como entorno
del aprendizaje colaborativo, etc. Uno de estos principios asienta que el conocimiento
se genera a partir de la puesta en marcha de conocimientos previos, y del movimiento al
razonamiento y a la acción de las inteligencias del estudiante (Smith 2001).
Esta puesta en marcha de las habilidades cognitivas no ocurre en el vacío. Es el
trabajo de un buen facilitador del aprendizaje hacer que esto ocurra; es la dedicación de
tiempo completo a las preguntas, a las aportaciones y a las dudas que el estudiante
formula, lo que verdaderamente enmarca una construcción del conocimiento propositiva
y confiable. Fuera de este constante monitoreo orientado a acompañar al estudiante,
toda intención queda en palabrería o, en el mejor de los casos, en buenas intenciones y,
frecuentemente, ni en eso.
Por otra parte, esta premisa se ha constituido, en la práctica, en justificación para
presentar material al estudiante, y luego comportarse como si se estuviera entregando un
paquete de curso por correspondencia. Es decir, el docente en línea asume el rol de
cartero de conocimiento: “aquí están los materiales, las instrucciones y unos ejemplos
de evaluación. Ajústate a las fechas oficiales y avísame cuando termines de revisarlos
para que te sometas a las evaluaciones formales y apruebes el curso”. Palabras más,
palabras menos, la responsabilidad del facilitador se reduce a diseñar y a organizar el
material o a trabajar con material ya realizado. Se razona que, ante estudiantes adultos
y/o con experiencia en educación escolarizada, el trabajo ya está hecho, pues están
suficientemente equipados como para poder ingresar, resolver y terminar un curso. Se
olvida con facilidad que un alumno en línea no es un alumno presencial; y que a uno y a
otro hay que formarlos como tales; que a uno y a otro hay que instrumentarlos con las
habilidades que requieren sus respectivos ambientes. En especial, ya asentado el perfil
deseable del estudiante en línea por la investigación educativa, el trabajo de profesor-
facilitador no es excluir a quienes no se ajusten o no se acerquen al perfil ideal. Nuestro
trabajo consiste en la promoción dedicada, paciente y constante a la construcción de
dicho perfil; en el trabajo afectivo para hacer que el estudiante se sienta
permanentemente acompañado y atendido; en el trabajo académico para hacer que el
estudiante consulte, comparta, opine, lea y redacte sus conocimientos. Esta es
responsabilidad primera y última del profesor-asesor. En la balanza de equilibrios entre
el perfil de un buen estudiante en línea y el de un buen profesor en línea, no hay mayor
peso de ninguna de las partes. Sin embargo, si hay que declararse fieles a la

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 8


prescripción constructivista del conocimiento, la responsabilidad formativa en este
balanza recae, sin duda, en el profesor-asesor. En este sentido, el perfil no se constituye
en requisito sino en producto; no en condicionante para el estudio en línea, sino en
resultado y en meta de trabajo colectivo que, al tiempo que instrumenta al alumno para
operar en el mundo, le configura una identidad única, derivada de un contexto virtual
dinámico y propositivo.

El Ambiente Virtual de Aprendizaje

Las características de que se compone una plataforma de aprendizaje amigable e


intuitiva han sido objeto de atención de muchos docentes, usuarios e investigadores de
la educación en línea (Cañas 1998; Gabela 2002; Moreno 1999). Siguiendo a Cañas
(1999), se ha señalado, por ejemplo, que “el ambiente debe proveer herramientas de
interacción entre el estudiante y el profesor; herramientas que deben de trascender el
mero intercambio de correo electrónico, propiciando la interacción a diferentes niveles
de gestión y de representación del conocimiento. En efecto, la comunicación
facilitador-estudiante, no puede quedar circunscrita ni limitada por la posibilidad que el
correo electrónico representa. Este instrumento de comunicación abre canales de
expresión privados, propios para el planteamiento de asuntos que no pueden o no deben
de abrirse al grupo. Ya sea que se utilice para el tratamiento de cuestiones personales
como para la negociación de aspectos del trabajo, el correo electrónico se despliega
como medio para compartir, para acompañar y para hacer de la experiencia de
aprendizaje una actividad conjunta. Nunca está por demás insistir en la necesidad –la
obligación, hay que enfatizarlo- de responder de manera expedita a todo mensaje
recibido. El limbo de incertidumbre que se genera en la cabeza del estudiante cuando
no sabe si su mensaje “llegó”, no sólo es innecesario sino indeseable en el marco de la
confianza requerida para sentirse escuchado, entendido y atendido.
Cuando el trabajo de discusión, de colaboración y de realización de tareas se
manifiesta en los Foros de Discusión, hay principios básicos de administración del
trabajo cuya importancia hay que subrayar. De elemental cortesía y de responsabilidad
asumida, el monitoreo permanente de las actividades de los estudiantes, adquiere forma
expresa al responderle de manera personal (o colectiva, cuando así se asienta en una
actividad particular) a todas y a cada una de sus aportaciones o mensajes. No es
suficiente una bienvenida en abstracto, seguida de esporádicas intervenciones y de un

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 9


cierre de curso. Se motiva al estudiante a participar al tiempo que éste se sabe
“escuchado” –leído. Se promueve a que sus aportaciones tengan carácter constante,
oportuno y relevante, al tiempo que se le responde a todas y a cada una de ellas. El
espacio para el enriquecimiento académico, para la reflexión, para la producción teórica,
lo proporcionan los foros de construcción del conocimiento.

Foros de Construcción del Conocimiento

En efecto, y adelantándonos a la discusión de nuestra experiencia, proponemos que es


en los espacios abiertos de comunicación en línea, en donde cobra especial importancia
un uso inteligente de los foros de discusión (Cañas 1999; Cruz 2006). Los espacios
para el intercambio efectivo de ideas, para la transmisión y para la generación de
conocimiento, se potencian con un uso hábil y provocador de los foros de discusión;
sobre todo, en aquellos foros en donde se asienta el análisis de los temas centrales de
que consta un curso. Es en estas líneas en donde adquiere sentido el precepto que Cañas
propone, según el cual: “Las herramientas computacionales deben progresar hacia una
verdadera colaboración en la construcción del conocimiento por parte de los
estudiantes” (Cañas 1999). Un foro lineal que no se gestione como raíz hacia la
discusión de asuntos relevantes, y un foro al que el profesor-asesor ingrese de manera
esporádica, sin aportar ni agilizar la discusión de sus participantes, es un foro pobre, un
foro huérfano, un foro que no fructifica porque el profesor-asesor no se entrega.
Un foro árido se constituye en desierto por la falta de apoyo y de sentido de
comunidad y de pertenencia a un grupo virtual de aprendizaje. Este sentido de cohesión
se forma y se fortalece en la medida en que el profesor-asesor lo cuida, lo desarrolla y lo
proyecta hacia los objetivos educativos del curso. Esta formación se sostiene en un
precepto elemental: la comunicación. No la comunicación monosilábica, sino la que
aporta, la que alienta, la que estimula y la que reta de manera afectuosa a proponer, a
construir y a compartir. Este diálogo, al decir de una buena cantidad de usuarios de
cursos en línea, queda, lamentablemente, en tinta, en prescripción. Así, una aportación
del alumno que no sea atendida, equivale a una opinión excluida en el aula presencial.
El sentimiento generado en un caso y en otro es de desconcierto, de frustración y de
desaliento. Si el foro de discusión es, en verdad, “el alma de un curso en línea”, éste
debe de encausarse en espiral, en constante acompañamiento, desafiando al alumno a
dar más de sí, y motivándolo a emprender y a concluir las tareas asignadas.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200910


Presencia Social

Alberto Cañas ha señalado que… “El ambiente debe apoyar la interacción rápida y
efectiva entre los estudiantes” (1998). El contexto de socialización propio de las
interacciones académicas y no académicas merece especial atención en el diseño de la
plataforma. La experiencia propia y la derivada de la consulta con usuarios de cursos en
linea frecuentemente sugiere que estos cursos no proporcionan el espacio ni la ocasión
para el esparcimiento, para la recreación ni para la comunicación personal. En absoluto
desacuerdo con una gestión ocasional y no comprometida por parte del docente en línea,
afirmamos el entorno virtual como un espacio en el que se pueden vertir los afectos, los
acuerdos y los desacuerdos. Como en la modalidad de educación presencial, la creación
de espacios de esparcimiento y de recreación adquiere valor especial, pues la
socialización que se genera en un ambiente virtual es de suma importancia.
Siendo señalada como una deficiencia y como una carencia frente a los cursos
presenciales, hay que destacar que el carácter social del aprendizaje en línea va de la
mano con la creación de lo que los expertos denominan “comunidades virtuales de
aprendizaje” (Borges 2005, Diaz 2004). En efecto, este sentido de pertenencia a un
grupo, de cohesión entre iguales, se da, por una parte, en la medida en que se compartan
objetivos académicos y/o personales y se persigan unas metas sobre las que se trabajen
constantemente. Por otra parte, el trabajo del conductor de esta orquesta es vital: la
propuesta oportuna, el cuidado constante a las necesidades de cada estudiante, la
respuesta alentadora, la guía, el consejo y la comprensión en los logros y en los fracasos
se conforman, todas ellas, en componente fundamental en la constitución de una
comunidad virtual.
Se organiza el trabajo en grupo y se celebra la realización de la tarea. Se agota la
paciencia, se renueva, se requiere de respuestas y se solicita apoyo. Este “se”
impersonal, es, en realidad, un trabajo tanto del diseñador de la plataforma que
contempla los espacios para este propósito, como los del profesor-facilitador que los
activa y los mantiene vivos. Afirmar que el discurso escrito “a distancia” no promueve
los afectos ni la cohesión de comunidades de aprendizaje virtual, equivaldría a
desacreditar siglos de expresión escrita transmitida en textos académicos, en literatura y
en epístolas religiosas y personales. La ventaja, hoy, en tiempos de plataformas
asentadas en el internet y en las oportunidades de aprendizaje enmarcadas en ellas, es

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200911


que redefinimos el concepto de distancia y que la formación de comunidades
virtuales de aprendizaje contextualizan estos esfuerzos a niveles de interacción
prácticamente sin límites. La no distancia, hoy, es, entonces, cuestión de acceso a una
estación informática, computacional, y no ya asunto de espacios geográficos.

La Comunicación en Línea

“El profesor deberá contar con herramientas que le permitan administrar


eficientemente su comunicación con todos y cada uno de sus estudiantes y el progreso
de sus cursos” (Cañas 1998). El énfasis en la comunicación, arriba expuesto, no se da
en la nada; no se da sin un sentido ni sin ninguna proyección. Los objetivos del curso,
enmarcados claramente como el propósito, el sentido y la significación de las tareas y
de las actividades, definen la trayectoria a recorrer. Esta trayectoria se sostiene en
tareas, en consultas, en lecturas y en todas las actividades que resulten relevantes y
apropiadas a la consecución de las metas. Una utilización productiva de la plataforma
para estos propósitos, preverá que ésta permita conocer los ingresos, los tiempos, la
cantidad y la hora en que se producen. Este monitoreo tendrá como finalidad no la
fiscalización morbosa ni la observación voyerista, sino la dedicación comprometida a
atender las necesidades y a orientar las rutas de respuesta de nuestros estudientes.
He hablado de la importancia que reviste el monitoreo constante al desempeño de
nuestros estudiantes en el desarrollo de un curso. Esta administración eficiente de los
recursos de la plataforma, así como la atención esmerada al trabajo de cada estudiante,
se constituyen en imperativos de formación y en perfil obligado para quien se asuma
como profesor-facilitador. Si este imperativo parece sin sentido, el lector no es
candidato a profesor-asesor en línea. No comprometerse con estas cualidades equivale
a trabajar para cobrar; a trabajar según el vergonzoso dicho de “hago como que trabajo
porque hacen como que me pagan”. Si esta oración le indigna al educador, sus alumnos
están en buenas manos.

La Plataforma de Aprendizaje

Contar con la mejor de las plataformas de aprendizaje en línea, de muy poco sirve, y
escaso sentido tiene, si quien la gestiona se comporta con ella como con una obra
acabada. Una buena plataforma sólo tiene posibilidades de fructificar en todos los

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200912


espacios de promoción del aprendizaje, en la medida en que éstos sean puestos en
marcha de una manera atenta, aplicada y continua. En este sentido, un facilitador que
se limite a presentar un curso –al margen de los reconocimientos que su diseño generen-
, considerando que con ello su trabajo ya está hecho, no hace sino delegar toda su
responsabilidad al estudiante; no hace sino asumir cómodamente que el estudiante ya
está hecho; que su rol de facilitador no le requiere nada más que la exigencia de
cumplir; y que su responsabilidad con su desempeño de profesor en línea termina con
cumplir a secas.
Hay que señalar, entonces, que aún antes de la presentación de una plataforma de
aprendizaje, hay en quienes la diseñan, una serie de concepciones sobre la
comunicación, sobre el conocimiento y sobre el aprendizaje. Estas concepciones –una
“filosofía de la educación”- enmarcan la arquitectura de la plataforma. En este sentido,
la plataforma no consiste sólo de una disposición de iconos, de gráficos y de
instrucciones para aprender; es, sobre todo, una expresión que sobre la educación
impera en las mentes de quienes las crean. Ya sea que la disposición de los módulos de
que conste, se organice según lógicas conceptuales, cronológicas o de otro orden, hay
que destacar la conveniencia de ajustarse al dictado de “si lo bueno es sencillo, es,
entonces, dos veces bueno”. Un exceso de botones, de enlaces y de clickeos puede
resultar poco productivo y abrumador. También puede resultar poco atractivo el
interactuar con una plataforma árida, lineal, como reproducción escaneada de un texto
plano.
Esta concepción de la educación se refleja en la estructura y en la disposición de los
componentes de una plataforma. La forma en que el estudiante se ve obligado a
interactuar con ella, es también fruto de estas concepciones. Así, por ejemplo, una cosa
es pedirle a un usuario que, para la realización de una tarea, accione un ícono,
despliegue un documento, lo lea y luego elabora una reseña entregándola en un buzón;
otra es solicitarle que lea un documento, comparta con sus compañeros/as en un foro sus
impresiones y luego colabore en equipo para la realización de un producto final –un
ensayo, una reseña, una propuesta. No es que una tarea sea intrínsecamente mejor o
peor que la otra; pero el problema estriba cuando un curso se sostiene en actividades
que reproducen los esquemas de trabajo presencial tradicional, al más puro estilo
bancario en la concepción Freiriana de la educación.
Por otra parte, las estrategias de comunicación que dinamiza el profesor-facilitador se
vienen a constituir en la columna vertebral de la misma. Estas estrategias, fructificarán

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200913


en aprendizajes significativos, duraderos, relevantes, si la plataforma los facilita
mediante una disposición inteligente de módulos y de espacios apropiados; incluso,
muchas veces, a pesar de que la plataforma no tenga la sofisticación de las más
elaboradas y costosas.

Comunidades Virtuales de Aprendizaje

Dado que estamos perfilando los contornos ideales, resultado de lo que no se da ni


ocurre en la cotidianeidad de los aprendizajes virtuales, el profesor aludido en esta
aseveración se concreta en la realidad en los acercamientos y en las semejanzas de los
profesores-asesores a este ideal. Entre la indiferencia del docente-cartero y el
compromiso del profesor-asesor, conocemos profesores cuyos perfiles se acercan más o
menos al de guía, de acompañante y de asesor comprometido. Tal vez sean estos rasgos
los que más requieran de una conjunción entre las características de personalidad más
maduras y equilibradas y las de la vocación para la docencia. Habiéndolos, éstos se
constituyen en ejemplos vivientes, en modelos ante quienes se contrasta y aspira el
aprendiz a profesor-asesor. También de los que distorsionan el perfil ideal se aprende,
si no al menos por oposición a lo que no hay que hacer. Como afirma Ferrate, “Estudiar
a distancia es más duro y sacrificado y requiere una alta dosis de voluntad y
planificación y organización del propio tiempo. Por esto lo que debemos hacer es
aprovecharnos de los recursos que nos ofrece la metodología virtual para hacer que el
estudiante no se sienta solo, motivarlo, animarlo e ilusionarlo, en su propio camino
hacia el aprendizaje” (2005). De esta afirmación, destacamos no las cualidades de
voluntad, de planificación y de organización supuestas y deseables en un estudiante,
sino las referentes a los recursos –comenzando con un asesor efectivo- disponibles para
que el estudiante emprenda y culmine de manera exitosa su camino hacia el aprendizaje.
Dentro de estos recursos, adquiere capital importancia el sentido de pertenencia a un
grupo, a un colectivo con quien se comparta la realización de las tareas. Para esto, no es
suficiente iniciar una presentación entre los estudiantes, para luego dejarla al arbitrio de
la mano justa del libre mercado académico. La creación de vínculos personales es una
tarea que se recrea constantemente, en virtud de la animación constante a la
participación, a la opinión, a la réplica y a la crítica respetuosa. El trabajo en equipo se
proyecta como trasfondo permanente en el que los alumnos trabajan para el logro de
tareas. Esta proyección no ocurre por sí sola: es, otra vez, producto del trabajo paciente

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200914


y constante del profesor-asesor. Así como el niño forma algunos de las rasgos más
importantes de su personalidad frente a sus padres, de manera análoga y metafórica,
podemos afirmar que la personalidad e identidad virtual de un estudiante en línea se
conforma frente a su(s) profesor-asesor(es). En un caso y en otro, disculpándonos por la
simpleza del razonamiento, las virtudes, las cualidades, los vicios y los defectos de los
unos y de los otros, se harán manifiestos en la “edad adulta” del estudiante en línea.

ALFA-AMELAT, Módulo “México”: Discusión

Casi 300 participaciones sumaron el total de aportaciones y de colaboraciones que


nuestros estudiantes aportaron a los foros de discusión de los 4 cursos de que constó
nuestro módulo. De este total, 287 tuvieron carácter estrictamente académico; es
decir, respondieron a las preguntas formuladas por los profesores, se plantearon en
calidad de preguntas y/o de reacción a comentarios hechos por los propios alumnos
y, en no pocos casos, se constituyeron en verdaderos “microensayos” que daban
testimonio del trabajo de lectura y de análisis que efectuaban alumnos y profesores.
Destaco la cantidad de aportaciones a los foros, pues no es común encontrar
cantidades tan altas en cursos de duración relativamente corta -3 meses, en nuestro
caso. La cantidad, más allá de sí misma, era, por principio, calidad expresada en
textos densos que daba cuenta del crecimiento académico que en los alumnos se
efectuaba. En algún momento, a inicios del módulo, uno de los alumnos sugirió
crear un foro de recreación, denominado “Café”, en el que se redactarían ideas y
afectos distintos de los expresados en los foros académicos, y que permitirían,
además, generar un clima de camaradería, de pertenencia y de cohesión. Dispuesto
el foro, para sorpresa mía, éste permaneció prácticamente desierto y con muy pocas
aportaciones al mismo. La razón que parece explicar este hecho, estriba en el
trabajo intenso que profesores y alumnos efectuaban a ritmos regulares, constantes y
sin descanso. Si bien la calidad e intensidad del trabajo realizado dibujaba
expresiones de satisfacción en nosotros, simultáneamente, generaba en mi una
especie de preocupación, pues los procesos de formación afectivos, de valores y de
comunicación “horizontal” entre profesores y alumnos no se estaba dando ni
terminó por darse. En este sentido, una insistencia de mi parte para que los
profesores atendieran constantemente a sus alumnos, pareció desembocar en un
efecto exclusivamente académico; es decir, de trabajo sobre los textos, sobre las

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200915


lecturas adicionales y de las reflexiones que unos y otros realizaban conjuntamente.
La insistencia señalada se asentaba en el temor de que los profesores incurrieran –
por desconocimiento, por inexperiencia o por vicio de formación- en prácticas
docentes limitadas y pobres. A decir de los resultados, esto no ocurrió; más aún, el
trabajo de producción académica fue muy bueno, no obstante el sacrificio de las
interacciones de cohesión social entre los alumnos. En este sentido, habrá que
destacar la peculiaridad de nuestro curso: profesores sin experiencia en la enseñanza
en línea fueron capaces de desempeñarse exitosamente al haber enmarcado en su
trabajo una consigna fundamental: la comunicación constante con el alumno, la
atención permanente a sus inquietudes y el monitoreo comprometido con el trabajo
de los alumnos. Por ello, volvemos a la hipótesis planteada al principio de este
documento:

Un buen estudiante en línea se constituye como tal, en función de procesos


derivados de su interacción con una ambiente de aprendizaje, con una
plataforma educativa y con una arquitectura educacional que lo promueva
efectivamente como tal; y en función de procesos pedagógicos, psicológicos y
educacionales relacionados fundamentalmente frente al desempeño del
profesor-asesor.

Aquí, como al principio, acentúo la importancia que revistió la comunicación


promovida por los profesores de los cuatro cursos de que constó nuestro módulo.
Compromiso y comunicación: estos son los elementos educacionales que hemos
procurado enfatizar a lo largo de este documento; aspecto que hemos querido
enmarcar en torno a lo que define a un buen docente en línea y a un buen
estudiante. En este sentido, un estudiante virtual auto-definido como tal, comienza a
serlo a partir del momento en que el profesor-asesor se compromete de tiempo
completo a hacer verdad el adagio chino que establece que “si el alumno no supera
al maestro, ni es bueno el alumno ni es bueno el maestro”. Este proceso sólo tiene
sentido en función de las metas, de las tareas y del objetivo final de la educación:
gestionar el aprendizaje efectivo, independiente, crítico y propositivo de nuestros
alumnos. Con ello, participamos de la nueva constitución de estudiantes virtuales;
estudiantes virtuales que prefiguran nuevas formas de aprender, nuevas estrategias
de asumirse como aprendedores de oficio de tiempo completo y de nuevas formas

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200916


de identidad. El trabajo de nuestros compañeros/as es el mejor ejemplo de que este
objetivo se puede cumplir.

Sabemos que la prescripción no es suficiente para que todo este trabajo se lleve a
cabo. La reflexión y la autocrítica del trabajo docente, el diálogo con el estudiante en
línea, con los colegas y con otros usuarios de estos ambientes de aprendizaje
promoverán el reconocimiento de lo que puede cambiar, de lo que debe se reformular.
Sin este ejercicio de diálogo interno y de escrutinio sobre la práctica docente, sobre el
ensayo y sobre la apuesta por el cambio, toda intención quedará reducida a mera
palabrería…de nosotros depende escuchar y proponer.

Apéndice A

Equipo de trabajo y de investigación del módulo:

Dr. Jaime Preciado Coronado. Coordinador de módulo y representante de la


Universidad de Guadalajara ante ALFA. Docente en línea.
Dr. Alberto Rocha Valencia, Profesor-Investigador DEILA. Docente en línea
Dr. Jorge Abel Rosales Saldaña. Profesor-Investigador DEILA. Docente en línea
Dr. Jorge Ceja Martínez. Profesor-Investigador DEILA. Docente en línea
Mtro. Ramón Gómez Zamudio. Profesor-Investigador DEILA. Tutor del módulo

Contenido del módulo “México”:

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El módulo contempla el estudio de temáticas que se organizan en cuatro cursos,
los cuales se constituirán en unidades didácticas.

La primera, “Descentralización, desarrollo regional y elecciones”, estudia la reciente


transformación y reforma del Estado mexicano, en su dimensión nacional y regional. Se
exploran las principales políticas públicas vinculadas con la descentralización y con la
planeación. Se abordan los medios institucionales para relacionar a las regiones con la
federación, y se estudia la composición básica de la geografía política a partir de las
elecciones federales y de las entidades locales.

En la segunda parte, se analiza el tema “México en los procesos de integración


continental, regional y subregional; sus dimensiones institucionales”, dando cuenta del
impacto ejercido por el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas; del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte y de los esquemas subregionales y binacionales
en los que México participa. Se estudia la proyección geopolítica del país y el proceso
de institucionalización asociado con la integración, principalmente en la esfera
intergubernamental.

La tercera parte, “Democratización, ciudadanía y sociedad civil en México”, discute


en torno a cómo la apertura política formal del país ha sido acompañada de procesos de
pérdida substancial de ciudadanía y las respuestas de la sociedad civil que se expresan
en demandas de inclusión, que desembocan en propuestas de desarrollo y participación
política alternativas.

En la cuarta parte, se aborda la “Dimensión geoeconómica de la integración de


México al mercado mundial”, destacando las dinámicas impuestas por los acuerdos y
tratados de libre comercio, en función de los niveles de apertura y liberalización
alcanzados; sus implicaciones económicas, políticas y sociales. Se enfatiza el caso del
Acuerdo de Libre Comercio México-Chile, como prototipo de integración bajo
principios neoliberales.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200918


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Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 200923


DE LA LEGITIMACIÓN A LA PARTICIPACIÓN. EL COMITÉ
CONSULTIVO DEL SISTEMA DE INTEGRACIÓN REGIONAL
CENTROAMERICANO (CC-SICA).
Francisco Santos Carrillo1
RESUMEN

La institucionalización de la participación de los actores sociales en el Sistema de


Integración Centroamericano (SICA), llevada a cabo a través del Comité Consultivo del
SICA (CCSICA), nos muestra el único ejemplo de formulación de tipo supranacional
realizado entre los distintos procesos de integración regional existentes en América
Latina. Esta singularidad, forjada al amparo de su celosa autonomía, convierte a dicho
órgano en uno de los más fervientes promotores de la profundización del proceso
integracionista como instrumento de desarrollo para Centroamérica. Pero le ha
reportado un interminable catálogo de obstáculos y deficiencias que sólo en los últimos
años parece estar en disposición de superar. El presente trabajo pretende mostrar el
proceso de conformación del CCSICA y la persistencia en una fórmula que, si bien
dificultaba enormemente su supervivencia, parece haber terminado por representar la
conciencia de una ciudadanía regional en ciernes.

1. INTRODUCCIÓN

El Comité Consultivo del Sistema de la Integración Centroamericana (CCSICA) es el


órgano representativo de la sociedad civil centroamericana en la estructura del SICA,
convocado para fortalecer la integración, el desarrollo y la democracia en
Centroamérica desde su fundación y constitución definitiva en noviembre del año 1995.
El acto de constitución del CCSICA se apoya en el artículo 12 del Protocolo de
Tegucigalpa, aprobado en 1991, en el cual se definen los órganos del SICA, y en el
numeral 34 de la Agenda de Guatemala en 1993, de la XIV Reunión de Presidentes
Centroamericanos, por el que se insta a la Secretaría General del SICA a “organizar las
reuniones preparatorias conducentes a la integración del Comité Consultivo, previsto
en el Protocolo de Tegucigalpa, que asegurará la participación democrática de las
fuerzas vivas de Centroamérica que están organizadas regionalmente con propósitos
integracionistas”2. Siguiendo las disposiciones del artículo 12, por el cual debe regirse,

                                                            
1
Dr. Francisco Santos Carrillo. Investigador de la Fundación ETEA / Institución Universitaria de la
Compañía de Jesús.
2
Agenda de Guatemala (1993), p. 7

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el CCSICA está compuesto por organizaciones de todos los países miembros del SICA
pertenecientes a los sectores empresariales, laboral, académico, de género, étnicos y
otras agrupaciones civiles del Istmo Centroamericano representativas de los sectores
económicos, sociales y culturales que buscan promover y facilitar la participación de la
sociedad civil en el proceso de integración centroamericana.

A lo largo de su trayectoria, este organismo ha venido superando obstáculos de toda


índole, a los que se ha visto expuesto tanto por su carácter independiente del tutelaje
promovido inicialmente por los estados como por su concepción supranacional. El
reconocimiento por parte de la estructura del SICA siempre fue traumático, pese a estar
presente en los tratados fundamentales desde el principio. Aún así, ha conseguido
mantenerse como el primer espacio institucionalizado donde la sociedad civil tiene la
posibilidad de expresarse acerca de las políticas llevadas a cabo en el marco del proceso
de integración regional, si bien su consulta permanece sin ser un procedimiento de
obligado cumplimiento. La inclusión en los textos jurídicos parecía obedecer a una
estrategia de legitimación, más que a una verdadera intención de promover la
participación de la ciudadanía, pero ha terminado por crear un verdadero derecho
comunitario. Esto se ha producido, en gran medida, por los avances institucionales
registrados, el spill over del proceso, generador de una progresiva demanda participativa
de los actores sociales de la región. Por tanto, la superación de estas dificultades bien
pudiera entenderse como una verdadera conquista de las sociedades centroamericanas,
un síntoma de creciente madurez democrática. Especialmente si pensamos que se trata
de un organismo inédito y autónomo, formulado a partir de un período histórico de gran
polarización, en el que una gran parte de la sociedad centroamericana acababa de pasar
por un enfrentamiento civil armado.

Desde su puesta en marcha, el CCSICA se ha visto sometido a un complejo proceso de


construcción orgánica y de creación de la base social con que acometer su proyecto
institucional integracionista. Hubo de enfrentar la desconfianza entre los diferentes
grupos que acoge en su seno, la indiferencia de la clase política y las carencias
presupuestarias. Por si fuera poco, la necesidad de vincularse a la estructura
institucional de la integración, dominada por el intergubernamentalismo, y por
consiguiente por las políticas neoliberales de los diferentes gobiernos nacionales, le
granjeó la animadversión de un importante número de organizaciones de la sociedad
civil de la región que no sólo no tuvieron interés en formar parte del mismo, sino que se

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mostraron muy críticas con las organizaciones que sí lo hicieron. Este cisma,
alimentado por la inexistencia de ejes articuladores con las respectivas sociedades
civiles nacionales, puso permanentemente en tela de juicio su representatividad.
Finalmente, tampoco ha contado con respaldo alguno proveniente de la opinión pública,
que desconoce el propio proceso de integración regional en sí mismo.

A pesar de todo, no se puede negar que este organismo ha sido capaz de crear espacios
para el diálogo y la concertación en el seno de los diferentes colectivos civiles.
Partiendo de posiciones otrora irreconciliables, se sientan en la misma mesa y defienden
propuestas comunes, aun representando intereses diferenciados e incluso contrapuestos.
Y lo que es más, aunque atravesó por momentos difíciles en más de una ocasión, ha
sabido mantener cierta continuidad en su misión y objetivos. Sin embargo, si bien hoy
estos objetivos se encuentran mucho más cercanos, el CCSICA todavía no ha
conseguido alcanzar plenamente la misión principal para la que fue creado, esto es,
constituirse como un órgano de consulta. Por tanto, no se puede considerar como una
experiencia exitosa, antes bien tendría que superar importantes retos. Entre otros, debe
constituir de forma inmediata su articulación con las respectivas sociedades civiles
nacionales, lo que se ha venido en llamar “capítulos nacionales”; conseguir establecer
los mecanismos de consulta, aún pendientes de determinar; y resolver la confusión
institucional provocada por la existencia de otras instancias consultivas de la sociedad
civil en el proceso de integración con las que la coordinación es muy débil o incluso
inexistente, como son actualmente las correspondientes a los subsistemas económico o
ambiental y, cuando se lleve a cabo, la correspondiente al subsistema social.

A continuación, se intenta mostrar de forma somera la trayectoria del CCSICA como


espacio de participación de los actores sociales en el SICA, con el objeto de identificar
su singular configuración supranacional y analizar las repercusiones de la misma. El
siguiente epígrafe se hace eco de la compleja institucionalidad jurídica y ambigüedad
existente en torno a la participación de la sociedad civil en el proceso de integración
centroamericano. Seguidamente, el trabajo se centra en los antecedentes, actores
participantes y constitución oficial del CCSICA, para analizar a continuación su
trayectoria a lo largo del proceso. Para finalizar, se intenta esbozar unas conclusiones.

2. UN ORGANISMO SUPRANACIONAL EN UN MARCO INSTITUCIONAL


COMPLEJO Y AMBIGUO

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La participación de la sociedad civil en los Sistemas de Integración Regional (SIR)
forma parte de la dimensión social de los procesos. Arrinconada en un período
dominado por el ciclo neoliberal de las reformas estructurales y del “Consenso de
Washington” que en definitiva los alumbró, la dimensión social nunca fue una prioridad
en los SIR latinoamericanos, siendo más bien utilizada como instrumento de
legitimación. No obstante, su inclusión en los textos jurídicos dio lugar a un
compromiso que alentó el debate sobre las políticas sociales regionales, la apertura de
espacios de consulta y participación, la creación de órganos de representación política,
etc. En lo que se refiere a la apertura de espacios de consulta a la ciudadanía, una vez
establecidos desde organismos de derecho comunitario a tal efecto, la dimensión social
queda superada, pasando a formar parte de la dimensión política del proceso. Esto
convierte a los mismos en órganos muy sensibles a los juegos y equilibrios de poder que
se llevan a cabo en el seno de los SIR.

En este marco, la puesta en marcha del CCSICA tiene su origen en el Proceso de Paz de
Esquipulas y en la posterior democratización de los diferentes estados, referentes que
sostienen la reactivación del proceso de integración regional centroamericano en el que
se inscribe. El mensaje que se lanza a la sociedad parece querer demostrar la buena
voluntad política que guiaba el proceso, apelando a la confianza de una ciudadanía en
ciernes. Sin embargo, en la práctica, la implementación de este pilar fundamental
vendrá cargada de retórica, como se ha demostrado a lo largo de todos estos años. Esta
actitud forma parte del accionar de las nuevas democracias latinoamericanas. Juan E.
Méndez, en su aportación al estudio del PNUD sobre la democracia en América Latina,
sugiere la existencia de una convicción según la cual las organizaciones de la sociedad
civil son actores imprescindibles en la generación de sociedades abiertas, pero tanto los
sistemas políticos como sus líderes muestran una decidida hostilidad y aversión hacia
las organizaciones independientes de la sociedad civil, especialmente si reivindican
intereses colectivos sensibles o la promoción de políticas sociales3.

El escenario donde se puso en práctica esta iniciativa fue el proceso de Cumbres o


Reuniones de Presidentes de Centroamérica, impulsor de la nueva política regional del
istmo y centro generador de la institucionalidad jurídica. La Reunión de Presidentes es
el órgano supremo de la integración regional centroamericana, de donde emana todo el

                                                            
3
Méndez, J. E. En PNUD: “La democracia en América Latina”, (2004), pp. 131-138

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entramado legal-institucional del proceso regional. Iniciado en 1986, ocupó sus
primeros años de existencia en alcanzar un acuerdo de paz para la región sustentado en
la democracia. A partir de la VIII Cumbre de Presidentes de Antigua (1990), el proceso
inicia un viraje hacia la creación de una nueva estrategia de desarrollo para la región,
que tendrá su eje en la reactivación de proceso de integración regional. Desde este
momento, las alusiones a la participación de la sociedad civil y a la creación de
instituciones regionales que la albergara, en sus diversas acepciones, se encuentran
presentes de forma continuada en casi todos los documentos emanados de las cumbres
presidenciales.

Este proceso culmina con la inclusión de un Comité Consultivo como organismo


perteneciente a la estructura institucional del SICA, según el artículo 12 del Protocolo
de Tegucigalpa, aprobado en la XI Reunión de Presidentes Centroamericanos celebrada
en Tegucigalpa los días 12 y 13 de Diciembre de 1991. Según el Protocolo de
Tegucigalpa, documento principal del SICA: “El Comité Consultivo estará integrado
por los sectores empresariales, laboral, académico y otras principales fuerzas vivas del
Istmo Centroamericano representativas de los sectores económicos, sociales y
culturales, comprometidos con el esfuerzo de integración ístmica. Este Comité tendrá
como función asesorar a la Secretaría General sobre la política de la organización en
el desarrollo de los programas que lleva a cabo4”.

El Protocolo de Tegucigalpa institucionaliza por derecho propio la participación de las


organizaciones de la sociedad civil en el proceso de integración regional. Sin embargo,
la determinación de sus miembros, compromiso, componentes y funciones, en este
primer documento constitutivo, no se evidencian más que a grandes rasgos. Esta
indefinición permanecerá sin resolver a lo largo del tiempo, una prueba más de la escasa
importancia que se le atribuyó, alimentando una controversia que ha durado hasta la
actualidad. Su inclusión como organismo se sitúa en el segundo nivel de relevancia, tras
los cuatro órganos principales5, y junto a otros organismos como la Reunión de
Vicepresidentes –órgano de asesoría y consulta; el Parlamento Centroamericano
(PARLACEN) –órgano de planteamiento, análisis y recomendación; y la Corte
Centroamericana de Justicia –que garantiza el respeto del derecho y sus instrumentos
complementarios o actos derivados del mismo. Con el tiempo, estos órganos
                                                            
4
Protocolo de Tegucigalpa (1991), p. 5. En www.sica.int (30-4-07)
5
La Reunión de Presidentes, El Consejo de Ministros, El Comité Ejecutivo y La Secretaría General.

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supranacionales, con la excepción de la Reunión de Vicepresidentes, correrán destinos
similares, marcados por problemas de legitimidad y presupuestarios, lo que en definitiva
viene a poner de manifiesto el sesgo intergubernamental que ha caracterizado al
proceso.

La función principal que se le asigna es la de asesoramiento a la Secretaría General del


SICA (SGSICA), acerca de las políticas de los diferentes programas. Es decir, una
función que, a nuestro entender, abarcaría todo el sistema de forma global o universal.
Según De la Ossa, en un principio se interpretó que la función de asesoramiento a la
Secretaría General del sistema sería su única función, otorgando al comité una limitada
posición cuyo control recaería en esta institución6. La gestación del mismo estuvo
también rodeada de desconfianza, ya que la convocatoria fue realizada por la SGSICA
en reuniones tendentes a establecer un grupo previo para organizarlo y preparar sus
normas básicas partiendo de criterios selectivos unilaterales, según este autor7. La idea
original parecía ser la configuración de un Comité de carácter intergubernamental,
formado por aquellos grupos gubernamentales o empresariales involucrados a nivel
nacional en el proceso de reforma estructural que regía el proceso. Todo ello puso en
riesgo su credibilidad y representatividad ante la incipiente sociedad civil plural que se
estaba gestando en la región tras la estela del proceso transnacional surgido en respuesta
a la globalización. Un temor que se disipó en el momento en el que el Comité fue
tomando forma, para posteriormente crearse como organismo supranacional y
autónomo, uno de sus mayores y menos valorados activos, a nuestro entender. Otro de
los elementos que se definieron fue la instancia que debía resolver la constitución del
Comité, otorgando esa facultad al Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, lo
que se puede entender como una clara vinculación al sistema político de la integración.

La concepción intergubernamental planeada se evidencia en los documentos emanados


de las cumbres presidenciales subsiguientes. En la XII Cumbre de Presidentes celebrada
en Managua en Junio de 1992, surge la “Agenda de Managua”, donde se convoca la
Segunda Reunión Plenaria de la Comisión Coordinadora para el Desarrollo de
Centroamérica, en cuyo marco encontramos una vez más referencias a la participación

                                                            
6
De la Ossa, A. En Jácome, F. y Serbin, A. (coords.) “Sociedad civil e integración regional en el Gran
Caribe”, (1998), p. 150
7
Ibídem.

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de la sociedad civil. En su punto 30 se estipula8: “Reafirmar la urgente necesidad de
crear un foro regional de diálogo y apoyo a la integración centroamericana en el que
intervengan miembros y organismos del sector privado y público, con el fin de
coordinar las acciones que permitan avanzar en la nueva etapa del proceso de
integración regional. En este sentido se han escuchado con interés las inquietudes
presentadas por el Comité Centroamericano de Coordinación Interinstitucional
(CACI). Convocar a la Segunda Reunión Plenaria de la Comisión Coordinadora para
el Desarrollo de Centroamérica (CCDCA) y ampliar las delegaciones nacionales a
cinco miembros representativos de los sectores de gobierno, tanto a nivel político como
económico, privados, empresarial, académico y laboral, de los cuales, al menos uno
sea miembro de la llamada Comisión Sanford”.

En principio, podríamos pensar que la formulación intergubernamental inicial respondía


a los planteamientos habituales en este tipo de procesos, cuyos antecedentes se ceñían
únicamente al proceso europeo, de similar configuración. Además, se ajustaba a los
intereses de la clase política gubernamental que dirigía el proceso desde las cumbres
presidenciales, quienes pasaban a contar con otro espacio político bajo su control. Sin
embargo, los actores regionales se estaban organizando ya con el proyecto regional en el
horizonte. Encontramos varias razones que podrían justificar esta tendencia. En primer
lugar, la región contaba con una historia política común –la Federación
Centroamericana- que se había mantenido en el imaginario de algunos actores,
especialmente en la de los más tradicionales. Además, el desprestigio de los sistemas de
partidos y de las elites políticas nacionales, a pesar de la democratización, eran motivo
de desconfianza generalizada. Finalmente, la creación de una incipiente red de
organizaciones y nuevos movimientos sociales, surgidos al amparo de los cambios
estructurales producidos en la región, estaba generando procesos de carácter
transnacional que aspiraban a ocupar un espacio en la esfera pública resultante9. En
definitiva, se fue conformando un movimiento asociativo de carácter regional tanto en
las plataformas de las organizaciones tradicionales (algunas de las cuales ya contaban
con cierto dinamismo): empresariales, universitarias y, en menor medida, sindicales y
cooperativistas, como por parte de las nuevas redes de organizaciones sociales y civiles
de nuevo cuño.
                                                            
8
Agenda de Managua (1992), p. 6
9
Garretón, M. A. “Cambios sociales, actores y acción colectiva en América Latina”. CEPAL, Serie
Políticas Sociales. Santiago de Chile, 2001.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    7 


 
Los sectores empresariales fueron el primer sector organizado de la sociedad civil
centroamericana que se aprestó a mostrar su apoyo al nuevo proceso desde el momento
inicial, lo que sin duda le otorgó importantes cuotas de oportunidad, legitimidad y
concertación. La creación del Comité Centroamericano de Coordinación Intersectorial
(CACI), cuyo nacimiento databa de agosto de 1991, reunió a los sectores empresarial,
laboral y universitario, en una alianza hasta entonces no experimentada en la región.
Tras el diseño de un reglamento al uso, quiso ejercer como foro extraoficial de consulta
intersectorial de los sectores no gubernamentales del istmo, arrogándose legitimidad
sobre asuntos de carácter regional y dispuesto a evacuar consultas a petición del SICA,
probablemente por entender que contaba con el respaldo de los gobiernos y que cumplía
con los requisitos especificados en el Plan de Acción Económico para Centroamérica
(PAECA) y en el Protocolo de Tegucigalpa. Así, en la mencionada cumbre de Managua
lanzó su órdago particular, presentando una solicitud para ser reconocido como órgano
del SICA, ocupando de esta forma el espacio que el Protocolo de Tegucigalpa reservaba
al denominado Comité Consultivo10.

A tenor de lo expresado en el punto 30 de la Declaración de Managua, los presidentes


parecieron eludir dicha propuesta a cambio de “reafirmar la urgente necesidad de crear
un foro”. Esta omisión parece mostrar, cuando menos, dos hechos. En primer lugar, la
pervivencia de la desconfianza por parte de la clase política hacia las organizaciones
independientes de la sociedad civil, en la línea de lo ya indicado anteriormente; en
segundo lugar, que aún no parecía estar madura la idea entre los gobiernos de la región
acerca de implantar un proceso consultivo cuyas consecuencias eran escasamente
previsibles, especialmente estando comandado por la clase empresarial en un momento
como el que atravesaba la región. Abundando en esta línea de argumentación, cabe la
posibilidad de que los presidentes se mostraran cautelosos ante la consideración de un
escenario regional de organización civil todavía “inmaduro” que no recomendase la
asignación de representatividad a organizaciones incipientes. En esta línea se posiciona
Morales, para quien el factor representativo fue fundamental a la hora de no aceptar al
CACI como instancia consultiva del SICA. Para este autor, uno de los referentes
imprescindibles en el análisis del comportamiento de la sociedad civil de la época,
existía el problema de que otras expresiones regionales de la sociedad civil no

                                                            
10
Ver FEDEPRICAP (1993), p. 261-262

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    8 


 
consideraban al CACI una organización representativa de sus respectivos sectores11,
como ya veremos con mayor profundidad en el próximo apartado. Pero también es
posible que se estuviera pensando en la necesidad de crear espacios de participación
diferenciados, de índole sectorial, donde tendrían cabida exclusivamente los ámbitos
económico y social, como posteriormente se pondrá en evidencia en el Protocolo de
Guatemala y en el Tratado de Integración Social. En este último caso, es necesario
plantear la cuestión fundamental de la delimitación de funciones para cada uno de los
comités consultivos, así como de la articulación entre ambas instancias, global y
sectorial. Finalmente, es bastante probable que aún no existiera una determinación
acerca del contenido y del diseño que se pretendía ofrecer a estas plataformas de
participación civil. Esta última presunción pareciera ser la más acertada, si atendemos a
los avatares y a la evolución que ha sufrido el proceso a lo largo de todos estos años. Es
también la más lógica, ya que difícilmente cabe pensar en el diseño de una estrategia a
estas alturas de la reactivación del proceso, máxime con la fragilidad del incipiente
proceso democratizador, la falta de tradición y articulación de los colectivos civiles de
la región o la inexistencia de experiencias anteriores similares. Sea como fuere, la
ambigüedad de las declaraciones presidenciales emanadas de las cumbres de esta época
dan lugar a la confusión y al solapamiento de funciones incluso antes de que los
organismos se constituyesen y entrasen en funcionamiento.

En la siguiente cumbre de Panamá (la XIII, de Diciembre de 1992), los sectores


empresariales volvieron a presentar sendos documentos de posicionamiento. El primero
incluía una visión sobre el desarrollo agropecuario de la región, un tema prioritario
según sus apreciaciones12. En el segundo, además de reiterar el apoyo expreso al
proceso de integración, exponían el informe del “Segundo Congreso Centroamericano
de la Libre Empresa”, celebrado en San Salvador en julio de ese mismo año, donde se
establecían las condiciones que el sector entendía debían darse para llevar a cabo el
desarrollo económico de la región13. La reiterada presencia de este sector en el debate
de la integración regional hay que verlo como un acicate que probablemente indujo a los
gobiernos a poner en marcha el proceso de apertura de espacios a los sectores civiles y
privados.

                                                            
11
Morales, A. En Sanahuja, J. A. y Sotillo, J. A. (coords.) “Integración y desarrollo en Centroamérica.
Más allá del libre comercio”. 1998, p. 211
12
Ver FEDEPRICAP (1993), pp. 297-306
13
Ibidem, p. 337-347

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La siguiente Reunión de Presidentes (la XIV, celebrada en Guatemala en Octubre de
1993), alumbró el Protocolo de Guatemala, que define el subsistema económico del
SICA. Este documento proveyó al sistema de un nuevo comité consultivo de carácter
sectorial (el Comité Consultivo de la Integración Económica, CCIE), aunque no dejó lo
suficientemente claro su articulación con el Comité Consultivo del Protocolo de
Tegucigalpa, documento político. Con la adopción de esta medida, parecía tomar forma
la idea de optar por la creación de espacios de participación de tipo sectorial, cuya
lógica indica que debían estar vinculados a través de la relación con el CCSICA. La
fórmula sectorial presenta, a priori, la ventaja de obtener un escenario más homogéneo,
con una representación de intereses más marcados, unas relaciones más estrechas entre
organizaciones y, en definitiva, un mayor dinamismo y facilidad para la toma de
decisiones. Por el contrario, fragmenta el proceso participativo y lo condiciona, siendo
necesario que su diseño responda a un rol de subordinación con respecto al órgano
general, que en este caso no puede ser otro que el CCSICA, y a su vez conlleva la
articulación y la coordinación con el resto de las instancias representativas y de
participación. Todas estas premisas no quedan del todo claras en el momento de
constituir el CCIE.

El modelo sectorial responde también a la coyuntura en la que se encontraba el proceso.


En un momento en el que la región atravesaba un período de transición y reconstrucción
social, sólo los sectores empresariales se habían organizado con solidez y mostraron
siempre su apoyo al proceso, ante la oportunidad que suponía para sus intereses la
reorganización de los mercados intrarregionales. Por si fuera poco, constituían un grupo
afín a los intereses políticos de los gobiernos del momento, inmersos en pleno proceso
de implantación de las políticas de ajuste y de reforma estructural. Es razonable, pues,
pensar que se creasen espacios en los que se permitiera la presencia de estos sectores,
los únicos que de momento demandaban su inclusión.

A pesar de que falta el elemento que establezca la relación y la coordinación con el


CCSICA, la creación del CCIE en el Protocolo de Guatemala se define con mayor
precisión que la precedente para el CCSICA. En Guatemala se constituye un espacio
declaradamente sectorial, aclarando quiénes son los miembros y cuáles son las
coordenadas a las que responde el diseño de esta institución participativa. El CCIE
queda constituido, pues, como un organismo de carácter sectorial, exclusivamente
consultivo, integrado por representantes del sector privado organizado y vinculado a la

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    10 


 
Secretaría de Integración Económica (SIECA). A diferencia del Comité Consultivo
previsto en el Protocolo de Tegucigalpa, ahora se puntualizan aspectos concretos de su
conformación, tales como su exclusiva vinculación a SIECA, la capacidad de actuación
y, especialmente, el organismo responsable de su reglamentación.

La mención a la sociedad civil en esta XIV Reunión de Presidentes Centroamericanos


de Octubre de 1993 no se circunscribió al Protocolo de Guatemala. De la misma emana
también la denominada “Agenda de Guatemala”, una serie de mandatos presidenciales
que establecen la agenda de trabajo para la región en el corto plazo. El artículo 34
reitera la “voluntad de promover la participación de los sectores privados
centroamericanos en la promoción del desarrollo económico y la integración de
Centroamérica” e instruye “a la Secretaría General del SICA en la vía de organizar las
reuniones preparatorias conducentes a la integración del Comité Consultivo, previsto
en el Protocolo de Tegucigalpa, que asegurará la participación democrática de las
fuerzas vivas de Centroamérica que están organizadas regionalmente con propósitos
integracionistas14”. Lo más importante de esta disposición es que se convierte en el
detonante que dará lugar a la formación de una plataforma de organizaciones civiles que
terminará por propiciar la creación efectiva del CCSICA. El mandato, asumido por la
Secretaría General del SICA (SGSICA), promovió una convocatoria destinada a las
organizaciones de la sociedad civil centroamericana para constituirse en comité. Aquí
aparece ya el primer antecedente de supranacionalidad, respondiendo aparentemente a
la realidad que mostraban los actores regionales. En Febrero de 1994, la SGSICA
convocó en San Salvador a una serie de organizaciones representativas de diversos
sectores, que conformaron la Comisión Preparatoria encargada de elaborar el primer
reglamento del CCSICA. Esta fórmula, unida a la inexistencia de fondos públicos para
cubrir su puesta en marcha –un elemento fundamental a la hora de explicar la
conformación supranacional del CCSICA, y al recelo de la propia sociedad civil ante
una clase política que aún debía ganarse su credibilidad democrática, dará lugar a la
gestación de un organismo singular que se va a caracterizar por su independencia con
respecto a los gobiernos miembros del SICA. La comisión llevó a cabo cinco reuniones
a lo largo de 18 meses, en la que participaron 17 organizaciones regionales que
finalmente culminaron con la aprobación de la reglamentación del CCSICA. La fecha
de constitución formal tuvo lugar el 2 de noviembre de 1995, acto celebrado en la sede
                                                            
14
Agenda de Guatemala (1993), pp. 6-7 Ibidem

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    11 


 
del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Costa Rica, país que ostentaba
en ese momento la presidencia pro-témpore del SICA.

Posteriormente, con el CCSICA ya constituido, aunque aún no perfilado, se firmó el


Tratado de Integración Social (XVI Reunión de Presidentes, Cerro Verde, marzo de
1995), que incluye la presencia de un Comité Consultivo de Integración Social (CCIS)
en su seno. La creación del espacio institucional para el CCIS repite el esquema
utilizado ya en el caso del CCIE, incluyendo la expresión sectorial y la confusa
vinculación con el CCSICA. Mantiene igualmente abierto el capítulo relativo a los
miembros y organizaciones que deben formar parte de este comité, quedando por
especificar qué sectores representativos de la región se consideran comprometidos con
el esfuerzo de la integración social.

El último foro institucionalizado que se crea es el del Foro Permanente de la Sociedad


Civil en el Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (FOSCAD), que entra
en vigencia en 2001. Su antecedente hay que situarlo en la Cumbre Ecológica de
Masaya de 1995, cuyo documento de compromisos instruía a la Comisión
Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) al establecimiento de un sistema
de información y documentación ambiental que ampliara el acceso de la sociedad civil a
los servicios de comunicación. El FOSCAD se vinculó desde sus inicios al CCSICA,
mediante un acuerdo que lo convertía en un foro especializado del mismo. Este acuerdo,
igualmente sectorial, ofrece como novedad el aspecto de la colaboración entre comités,
aunque siguen sin mostrarse los vínculos de dependencia.

Finalmente, otra modalidad más de participación es la recogida en el Tratado Marco de


Seguridad Democrática (TMSD), donde también se establece una instancia de consulta
con la sociedad civil. Este documento consagra el compromiso de la región con la
democracia basada en el Estado de Derecho, en la garantía de las libertades
fundamentales y en el predominio del poder civil sobre el militar. En este caso, la
fórmula adoptada utiliza una vía indirecta, a través de la SGSICA, para hacer llegar la
voz de la ciudadanía, facultada en el CCSICA, que refuerza su posición de comité
predominante, aunque también podría pensarse que su invocación responde a su carácter
de instancia sectorial de la política. El Tratado, a pesar de constituirse en uno de los
documentos fundamentales del proceso, no carece de debilidades, ya que muestra una
clara falta de consenso: Costa Rica y Panamá sólo lo firmaron parcialmente.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    12 


 
Nos encontramos, por tanto, con la existencia de cuatro comités consultivos reservados
como espacios de participación de la sociedad civil centroamericana en el SIR: el
CCSICA, adscrito a la Secretaría General del SICA (SGSICA); el CCIE, adscrito a la
Secretaría de Integración Económica (SIECA); el CCIS, adscrito a la Secretaría de
Integración Social (SISCA); y el FOSCAD, adscrito a la Comisión Centroamericana de
Ambiente y Desarrollo (CCAD). Cuenta también con un mecanismo de participación
indirecta en el Tratado Marco de Seguridad Democrática, a través de la SGSICA y del
CCSICA. El CCSICA, tanto por su adscripción como por sus componentes efectivos y
reconocidos15, adquiere un carácter general, mientras que el CCIE y el CCIS poseen un
carácter declaradamente sectorial. Los textos prescriben que los dos comités sectoriales
“estarán relacionados” con el CCSICA o comité general, pero no indica la fórmula
específica que los relacione. Otra cuestión de relevancia es la composición de estos
comités. Si el CCSICA tiene reconocida expresamente una composición de carácter
universal16, los comités sectoriales parecen tenerla genérica, ya que no determina de
forma clara qué sectores son aquellos que deben estar presentes en su seno17. Más bien,
dejan una participación abierta que, por sí misma, podría constituirse como un
instrumento muy operativo, dado que no habría restricciones para la participación. Sin
embargo, al no existir ninguna reglamentación que articule las relaciones entre los
comités, en realidad termina provocando desorden y una enorme confusión, ya que
existe el riesgo de un alto nivel de solapamiento entre los distintos comités. Un riesgo
que hoy es ya una realidad. En realidad, todas las organizaciones cuentan con sobradas
cualidades para estar presentes en más de un comité. Finalmente, la independencia en la
que se forja esta sociedad civil, unido a la falta de financiación por parte de las
instituciones del SICA, a la heterogeneidad de intereses, al carácter federal de muchas
organizaciones y a la falta de debate como corolario de los anteriores, termina dando
lugar a actuaciones unilaterales y conductas erráticas, ofreciendo una imagen de
desorganización e improvisación en torno a las actuaciones de estas organizaciones.

                                                            
15
De forma efectiva, tras su creación, y de forma preceptiva en el artículo 12 del Protocolo de
Tegucigalpa
16
“...fuerzas vivas representantes de los sectores económicos, sociales y culturales comprometidas con el
esfuerzo de integración...”. Protocolo de Tegucigalpa (1991), artículo 12.
17
“...se integrará con representantes del sector privado organizado regional...”; Protocolo de Guatemala
(1993), artículo 49. Y también “...estará conformado por los diversos sectores representativos de la región
comprometidos con el esfuerzo de la integración social centroamericana...”; Tratado de Integración
social, artículo 9.

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En resumen, podríamos decir que la construcción institucional de los espacios
participativos de la sociedad civil en el SICA responde a un modelo supranacional (por
su carácter regional y autónomo), sectorial (por la existencia de distintos comités en
algunos de los subsistemas), desarticulado (por no existir vínculos definidos ni
jerárquicos entre ellos), disperso (por encontrarse desestructurado en cada uno de los
subsistemas y secretarías del SIR) y asimétrico (por la existencia de secretarías que no
cuentan con el mismo y por el solapamiento de la participación de las distintas
organizaciones en los diferentes comités). Todo ello en un marco integracionista de
carácter mixto (con estructuras de carácter intergubernamental y supranacional),
multidimensional (política, económica, social, ambiental), multinivel (porque en tanto
no exista la consulta de obligado cumplimiento, está dominada por más de un centro de
autoridad: Reunión de Presidentes, las distintas Secretarías que las acogen y los propios
Comités Consultivos) y multiviable (porque dentro del marasmo descrito, coexisten de
forma efectiva el CCSICA, el CCIE y el FOSCAD, con diferentes modalidades de
participación, regulación y articulación18).

3. ACTORES Y ORGANIZACIONES DEL CCSICA

La década de los noventa verá emerger el embrión de una sociedad civil


centroamericana, en gran medida propiciada por la creación del espacio abierto a la
participación gestado en el marco del SICA. Esta sociedad civil, como en el resto de
América Latina, se va a caracterizar por su diversidad social, organizativa e
ideológica19. Pluralidad y heterogeneidad, elementos escasamente reconocibles en las
organizaciones existentes anteriormente, son sus principales características. Gozan de
autonomía y confeccionan su propia agenda de intereses, entre los cuales se encuentra el
proceso de integración regional. El Informe del Estado de la Región de 1999 recogía ya
las características distintivas esta nueva sociedad civil regional20: el ámbito de trabajo
supranacional; un propósito declarado de trabajar por la integración; su acción frente a
gobiernos, instituciones de integración y entidades de cooperación internacionales como
voceros regionales; o la representación de visiones, intereses y proyectos de grupos
sociales muy diversos

                                                            
18
El CCIS aún no se ha creado de forma efectiva.
19
Ver Morales, A. y Cranshaw, M. I. (1997)
20
Informe del Estado de la Región. Capítulo 13. pp. 343-344

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Siguiendo a los autores que estudiaron la sociedad civil centroamericana desde este
primer periodo21, en general se trató de organizaciones de carácter nacional que,
partiendo de posiciones sectoriales, siguieron un proceso hacia arriba, hasta desarrollar
acciones a nivel regional. Más novedoso es la formación de redes y foros de ámbito
exclusivamente regional, que serán las encargadas de poner de relieve la existencia de
una conciencia regional con capacidad de articular intereses comunes, integración a
nivel popular y voluntad de concertación con otros sectores sociales y gubernamentales.
A medida que la pacificación y la democracia se fueron consolidando, el proyecto
integracionista fue adquiriendo mayor protagonismo, hasta su identificación como una
política estratégica del desarrollo regional. Dos factores intervienen a favor de la
identificación del espacio regional como idóneo. El primero es la falta de espacios
abiertos a la participación en el ámbito nacional, que ponía de relieve la baja calidad de
las democracias nacionales e impedía la construcción de una auténtica ciudadanía
nacional. El segundo es la existencia de una dimensión regional que se mostraba más
adecuada para la acción colectiva: sus estrategias alcanzaban objetivos globales, al
buscar la inserción en los mercados internacionales; y se contaba con un mayor y más
plural número de actores a nivel regional, lo cual facilitaba las alianzas y la búsqueda de
modelos alternativos de desarrollo.

La visión sesgada que muchos de estos grupos adquirieron de los primeros pasos de la
reactivación del proceso de integración centroamericano fue un elemento determinante a
la hora de establecer sus posicionamientos. Hoy día este hecho se ha diluido en gran
medida, aunque persisten redes que prefieren mantenerse al margen, como ALOP, la
Iniciativa CID, la Alianza Social Continental o Centroamérica para el Diálogo. Desde
el principio, se tendió a tachar al proyecto integracionista de un marcado tono
economicista, así como de plegarse a los programas de ajuste estructural sin atender las
                                                            
21
Coincidiendo con cierto entusiasmo proporcionado por la novedosa aparición de estas organizaciones
en el seno de la región, la segunda mitad de los noventa recoge un importante número de trabajos de
investigación y análisis que permiten un acercamiento al perfil de la sociedad civil centroamericana de la
época. Estas investigaciones se situaron en la órbita de proyectos surgidos en instituciones como
FLACSO, la Fundación Arias o el proyecto Estado de la Región, así como en la creación de algunas
revistas específicas nacidas en el seno de la propia sociedad civil centroamericana, como es el caso de
“Pensamiento Propio”, de CRIES, o los trabajos de ALOP. También se localizan en algunos proyectos
puntuales relacionados con la evaluación del apoyo de las agencias de cooperación internacional, como la
danesa o la canadiense. Por desgracia, y por diferentes motivos, estos trabajos no han tenido continuidad a
partir de la entrada de la nueva década y el nuevo siglo. Entre los autores más destacados es necesario
mencionar a Álvaro De la Ossa y Abelardo Morales, especialmente, pero también a Aitkenhead,
Benavente, Campos Hernández, Monterrosa o Rojas. En la actualidad, los trabajos más destacados que se
ofrecen sobre la sociedad civil de la región provienen de las propias organizaciones, destacando los
Informes de ALOP. De todas estas fuentes bebe el presente trabajo.

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propuestas de índole social o participativa. Es en esta coyuntura donde se empiezan a
forjar los primeros escenarios de confrontación respecto al modelo integracionista
puesto en práctica. Sin duda, la canonización de esta idea, por más que tuviera visos de
realidad, se constituyó en un impedimento importante que ha venido oscureciendo
algunos logros y obstaculizado algunas oportunidades que se han presentado a lo largo
del proceso. En realidad, el trasfondo del enfrentamiento es bastante simple y se inserta
dentro del debate ideológico que ha colapsado diversos momentos de la historia
latinoamericana. Por lo general, las organizaciones de carácter civil, no gubernamental o
del “Tercer Sector”, mantienen una actitud crítica sobre las políticas de desarrollo
económico y social aplicadas por los gobiernos de la región y su correspondiente
equivalencia en el proceso de integración regional, lo que las convertía a muchas de
ellas en “outsider”22. Una política que se tacha de neoliberal, al servicio del capitalismo
excluyente, que proporciona una mayor pobreza y exclusión y que, en general, no presta
suficiente atención a los problemas sociales de la región. En la otra orilla, nos
encontramos a las organizaciones empresariales, quienes reclaman a los gobiernos e
instituciones regionales un mayor despliegue de políticas que posibiliten la creación de
una auténtica economía de mercado capaz de competir en los mercados internacionales
y globalizados.

Dentro de esta diversidad, las organizaciones de la sociedad civil poseen una agenda
propia y unos intereses diversos muy marcados, en ocasiones contrapuestos, que
defienden ante los órganos de la integración, de los gobiernos y de la cooperación
internacional. A medida que el proyecto integracionista fue tomando forma, muchos de
estos grupos y redes que partían de posiciones outsider fueron modificando su posición,
entendiendo que su carácter regional les obligaba a estar en el único marco institucional
existente. Junto con otros grupos con intereses sectoriales más definidos, se mostraron
dispuestos a contribuir al proceso, pasando a considerarse actores “insider”. Estos
grupos, procedentes en su mayoría de las dos grandes redes que se configuraron en el
período inicial, constituirán el grueso del CCSICA. Por lo general, aunque el nivel del
debate es muy discutible, se enfrentaron de forma crítica a las deficiencias de la
estructura institucional y del ordenamiento jurídico del SICA, posicionándose desde

                                                            
22
Los términos “insider” y “outsider” han sido tomados de Jorge Balbis. Fundación ETEA: Programa de
Formación en Integración Regional Centroamericana. Jornada de formación en Integración Regional y
Sociedad Civil para el CCSICA. Conferencia: “El CCSICA y la cuestión de la representatividad: la
articulación con el resto de la sociedad civil centroamericana”, San Salvador, 2 de Octubre de 2008

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reivindicaciones más propias de los sectores sociales. Tras su conformación, el ámbito
de actuación será regional, asumiendo un principio de supranacionalidad muy alineado
con el espíritu integracionista que, en teoría, debía regir el proceso. En sus mecanismos
de actuación prevalecían los intereses regionales, existiendo una clara desarticulación
entre las organizaciones regionales y sus capítulos nacionales, más notoria entre las
organizaciones no empresariales, que contaban con peores canales de coordinación,
menos recursos y menos influencia política23. El tema de la representatividad ha sido
tradicionalmente uno de los instrumentos de descrédito de la sociedad civil
centroamericana, favorecido por la endeblez de las redes y organizaciones del “Tercer
Sector”. Un buen análisis de ellos se encuentra en el trabajo que Morales y Cranshaw
realizaron para FLACSO a propósito de la evolución de siete redes, coordinaciones y
programas llevados a cabo para el Programa Regional “Ibis” de la cooperación danesa24.
Señalan una débiles bases organizativas en las estructuras nacionales asociadas; una
escasa presencia como organizaciones regionales y locales, especialmente en aquellos
espacios de la vida pública que comandan los medios de comunicación; un menor
número de acciones frente a las políticas económicas a nivel local, en relación con la
atención puesta a la incidencia regional; estilos de dirección y coordinación que no
propician la participación y la democracia en la toma de decisiones; poca claridad de
objetivos y limitada capacidad técnico-política de propuesta; escasa coordinación y
débil concierto de intereses; así como una escasa participación en niveles más amplios,
especialmente entre estructuras intermedias y de base, así como en los procesos de
decisión.

En el perfil de la nueva sociedad civil centroamericana, se constata ahora el nacimiento


de una conciencia regional y una convicción integracionista que llega hasta las clases
populares por vez primera. Es heterogénea, debido a la diversidad de intereses; no tiene
protagonismos claros ni liderazgos aceptados. Los movimientos sociales tradicionales,
tales como el sindicalismo o los movimientos estudiantiles o intelectuales, declinan en
favor de otros más activos como el de los campesinos, pequeños productores,
movimientos urbanos, étnicos, de género, migrantes, etc. Muestran un desarrollo
institucional débil, con escasa autonomía, cohesión y una insuficiente capacidad
organizativa, en parte debido a una crítica situación financiera, pero también debido a la

                                                            
23
Estado de la Región (1999), p. 350
24
Morales, A. y Cranshaw, M. I. (1997)

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falta de democracia y al desconocimiento en el manejo de los instrumentos de la acción
colectiva.

Junto a las nuevas organizaciones de carácter popular, las organizaciones procedentes


del sector empresarial, más tradicionales y con presencia habitual en las políticas de
desarrollo de los diferentes estados, también mostraron gran interés en el nuevo proceso
de integración. La ampliación de los mercados regionales y su tradicional cercanía a los
gobiernos proporcionaban una oportunidad única para ampliar su ámbito de incidencia.
La apuesta por la integración quedó demostrada desde los albores del proceso, a través
de la acción de la Federación de Entidades Privadas de Centroamérica y Panamá
(FEDEPRICAP). En general, funcionaron como una proyección ampliada de las propias
instituciones nacionales, utilizando para ello una estructura federada de ámbito regional
con mayor capacidad organizativa, las cámaras. Aunque también se han mostrado
críticas con el proceso, su presencia en las instituciones las convierte a priori en un
sector más alineado con las políticas de desarrollo emprendidas.

El Comité Consultivo acabó por reunir a redes regionales representantes de


prácticamente todo el arco social centroamericano: organizaciones de campesinos,
cooperativas, organizaciones de derechos humanos, indígenas, medio ambiente,
mujeres, municipalidades, empresarios, ONG, trabajadores y otras. Inicialmente, el
propósito estuvo centrado en la participación plena en el proyecto integracionista,
teniendo como objetivo principal la provisión de un espacio capaz de incidir en el
proceso. Su nacimiento fue producto del trabajo de una comisión que integró a los dos
foros surgidos de la sociedad civil centroamericana, el ya citado CACI y la Iniciativa
Civil para la Integración Centroamericana (ICIC). Como ya hemos adelantado, el CACI
fue una red formada por los sectores tradicionales de la sociedad civil, cuyo objetivo era
constituirse en foro representativo para el proceso de consulta en el SICA, sin éxito.
ICIC, por el contrario, fue una red mucho más homogénea que aglutinó a buena parte de
los nuevos movimientos sociales surgidos en la región, cuyos objetivos se centraban en
la transformación política, social y económica en base a nuevos modelos de desarrollo.

Los sectores empresariales, confirmando su papel de promotores activos, se


constituyeron como el grupo con mayor dinamismo en el proceso de búsqueda de
espacios para la participación. Lógicamente, este interés concuerda con los beneficios
que potencialmente puede reportarle el proceso de integración regional, especialmente

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por la unificación de los mercados y la creación de una unión aduanera. Desde las
primeras acciones por parte de FEDEPRICAP, los intereses empresariales se
promovieron a través de la plataforma del CACI, aunque no fueron los únicos
representados en ella. Estos sectores ven la integración regional como una oportunidad
de índole económica y comercial, a partir de la ampliación de los mercados
intrarregionales y de la inclusión de sus intereses en los tratados comerciales
internacionales. Lógicamente, a diferencia del CACI, la ICIC estimaba que el proceso
de integración debía promover un modelo de desarrollo más acorde con las necesidades
de las sociedades centroamericanas. Para esta última red, el problema histórico de la
integración podría volver a repetirse si no se recogían las aspiraciones de la mayoría de
la población y se trabajaba por obtener beneficios para todos los actores, tanto
económicos como sociales. Sus propuestas se situaron, por tanto, en un modelo de
desarrollo sostenible, preocupado por la generación y distribución de la riqueza, por el
apoyo al pequeño empresario y productor, por el fomento de la competitividad del
sector industrial regional, por la diversificación de los mercados externos y, en
definitiva, por un modelo más democrático de redistribución25. Lo verdaderamente
relevante, es que el CCSICA consiguió aglutinar a la mayoría de organizaciones que se
situaban en ambas vertientes ideológicas.

3. LA TRAYECTORIA DEL CCSICA COMO ÓRGANO REPRESENTANTE DE


LA SOCIEDAD CIVIL CENTROAMERICANA EN EL SICA

A lo largo de estos años, el CCSICA ha mostrado bastante continuidad entre sus


miembros. En la actualidad, está conformado por 26 miembros representantes de
sectores empresariales, laboral, académico, mujeres, indígenas, afro caribeños y
municipales. Cuenta con una Asamblea Plenaria, un Directorio y una Dirección
Ejecutiva. En contraste con este importante activo, persiste la diferenciación de
intereses y la falta de un debate estratégico en profundidad sobre éstos, a pesar de que se
han planteado hasta tres planes de acción que apenas tuvieron opción de implementarse.

La inexistencia de fuentes de información sistematizada, debido a que la entidad no ha


contado con una secretaría que registrara el proceso y ordenara el voluminoso archivo
documental surgido de sus actividades, hace muy laborioso y esforzado la labor de
análisis de su trayectoria. Tras el trabajo recopilatorio de estos últimos años, nos
                                                            
25
Enríquez, A. (1999), pp. 46-47

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atrevemos a proponer tres periodos: un primer período que llega hasta la Plenaria de
Diciembre del 2000, en el que se construye la identidad del CCSICA como organismo;
un segundo período que iría hasta la Plenaria de Noviembre de 2005, en el que se
pusieron de manifiesto las dificultades para la consolidación del proyecto; y un tercer
período que llega hasta la actualidad, tras un proceso de afirmación basado en la
continuidad y la revitalización institucional, que ha tenido como resultado de este
esfuerzo la obtención de mayor reconocimiento y la consecución de algunos de sus
objetivos tradicionales.

El primer período registra su actividad en torno a cuatro ejes de análisis, abarcando una
sucesión de hechos significativos producidos tanto por la propia dinámica interna del
proceso como un espacio en formación, ya fuera por el hecho extraordinario que supuso
la catástrofe del huracán Mitch o la inclusión en la agenda de la integración regional del
ALCA, hechos estos últimos que terminarían por modificar la agenda de la integración
y distorsionar el rumbo del proceso centroamericano. En primer lugar, es necesario
destacar el protagonismo y la actividad que aún se lleva a cabo por parte de las dos
plataformas originarias, el CACI y la ICIC, ambas abocadas a ceder el testigo al
CCSICA, cuyo reconocimiento institucional en la estructura del SICA lo convertía en el
interlocutor legítimo (al fin y al cabo las anteriores habían sido fruto de la inexistencia
de dicho espacio). La conquista del liderazgo de la sociedad civil institucionalizada por
parte del CCSICA costará algunos años. En su seno se producen fricciones y conflictos
propios de una entidad en proceso de maduración, con dificultades para lograr acuerdos
por la heterogeneidad de los intereses en liza y con ciertos desequilibrios organizativos.
El resultado será el cuestionamiento sufrido desde la mayoría de los sectores. Por su
parte, la perduración inicial de CACI e ICIC no fueron, precisamente, un apoyo, ya que
su propio accionamiento cuestionaba la ya de por sí depauperada legitimidad del
anterior. Aunque tendieron a perder protagonismo, toda vez que la mayoría de sus
miembros se hallaban adscritos al CCSICA, la escasa operatividad del CCSICA y la
relevancia de los acontecimientos los mantuvieron en la brecha por algún tiempo.

En lo que se refiere al capítulo del Mitch, su importancia radica en que sirvió de


escenario para la puesta de largo internacional de la sociedad civil centroamericana,
aunque el papel del CCSICA fue inexistente por su todavía falta de madurez (al igual
que el resto de la institucionalidad del SICA, en general). El proceso de conferencias
que culmina en Madrid en 2001 situó a la sociedad civil como actor imprescindible para

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la implementación de la ayuda a la reconstrucción, dando un gran impulso a su
reconocimiento y legitimación.

La institucionalización de las relaciones con la SGSICA se llevó a cabo a través de una


serie de acciones realizadas en ambos sentidos. La relación principal tendrá lugar en
torno a la búsqueda de financiación para el sostenimiento del CCSICA. Todos los
intentos resultaron infructuosos.

Finalmente, el cuarto eje se centra en el debate estratégico sobre la identidad y el


posicionamiento institucional. Este debate tiene dos momentos: el primero, desarrollado
desde mayo de 1997 hasta finales de 1999 merced a un programa de apoyo de la
cooperación canadiense; el segundo se lleva a cabo en el seno del propio CCSICA,
como resultado de su propia dinámica de trabajo. Toda esta discusión terminará por dar
sus frutos a través de lo que se denominó la “Agenda de la Sociedad Civil
Centroamericana” emanada del Foro de la Sociedad Civil Centroamericana celebrada en
San Salvador en noviembre del 2000. El Foro se encargó de revisar la agenda de
desarrollo y las diferentes propuestas del momento para la región, además de exponer
por vez primera su visión del mismo y del proceso de integración regional. Todo ello
nos lleva a catalogar a dicho documento como el primer documento estratégico del
CCSICA, cuya implementación dará lugar a una agenda que, de una u otra forma, con
mayor o menor éxito, marcará un nuevo período de su existencia.

El segundo período se caracteriza por la crisis y por el deterioro de su imagen. La


irrelevancia del papel desempeñado en el contexto integracionista unido a los graves
problemas de sostenibilidad y las deficiencias en su organización interna, lo situarán en
la marginalidad y en la periférica del SICA. Es este un período en el que arrecian las
críticas, especialmente las provenientes de organizaciones “outsiders” de la propia
sociedad civil centroamericana. La desaparición de la escena de debate y la incapacidad
mostrada a lo largo del proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio con los
Estados Unidos (CAFTA) marcan el punto culminante de desprestigio. Pese a todo,
había iniciado el período con fuerza, presentando su primera propuesta estratégica en el
año 2000, renovada en 2003 junto a una modificación mejorada de su reglamento. Ya en
2004 se pronunció sobre la reapertura del proceso de reforma, a instancias de la
SGSICA, en lo que fue su primera experiencia consultiva, que reveló las deficiencias
existentes en su seno.

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La acción en los grupos consultivos de Estocolmo y Madrid fue, sin duda, una
oportunidad perdida. Las actividades del grupo de seguimiento de la sociedad civil
surgido de Estocolmo, donde la participación de la sociedad civil estuvo fragmentada
sin la presencia del CCSICA, no había obtenido resultados satisfactorios, lo que
legitimaba aún más un hipotético protagonismo por parte del organismo representante
de la sociedad civil regional en la institucionalidad del proceso de integración regional.
La SGSICA, sin embargo, gestionará la ejecución del mandato presidencial sin
conceder protagonismo al CCSICA, al que aún no identificaba como un actor de
confianza, a tenor de las actuaciones. En el diseño del procedimiento que debía alcanzar
una propuesta consensuada para llevar a Madrid, la SGSICA constituyó un Comité
Coordinador ajeno al CCSICA, ignorando claramente la propia normativa
integracionista, aunque incluyó a un representante del CCSICA entre la comitiva
presente en Madrid. Sin duda, el organismo aún no había alcanzado la madurez, así
como tampoco disponía de financiación para acometer un proceso de consulta, ni quizás
la SGSICA disponía de fondos para financiarlo. Así todo, la presencia del CCSICA fue
más simbólica que real.

Entre los documentos estratégicos presentados a lo largo de este segundo período, la


“Agenda de la Sociedad Civil Centroamericana” es el primer documento de posición
que surge del CCSICA. En ella se expresa por primera vez una visión conjunta e
institucionalizada de la sociedad civil centroamericana. Este primer posicionamiento es
muy crítico e idealizado. La Agenda expone su particular apuesta por el futuro de la
región, basada en un modelo de desarrollo que prima el equilibrio entre lo económico y
lo social, con base en la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES) y en el TMSD.
Un modelo de democracia más participativa y ciudadana que garantizara la
participación y los derechos de las minorías, dotada de importantes instrumentos de
control que permitieran contrarrestar la corrupción. Se promueve también un modelo de
integración que no comulga con el regionalismo abierto, construido desde abajo con la
participación de las organizaciones de base, que propiciara una inserción selectiva en la
economía global, reforzando su carácter regional, permitiendo la vinculación con otros
esfuerzos integracionistas en la región. Esta visión sólo podía ser una visión ideal de
futuro, dado que se correspondía muy poco con la realidad. En muchas ocasiones, la
crítica que acompaña a esta visión idealizada se sustenta sobre argumentos poco

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solventes que demuestran cierta confusión a la hora de valorar los límites de la
integración, un desenfoque sobre las metas y el significado del proceso.

Es una época, asimismo, de lucha por la supervivencia y por la continuidad. El


mantenimiento de su actividad y la reivindicación de su papel fueron llevados a cabo en
la periferia del sistema, dada la falta de representatividad y la incapacidad financiera.
Ante esta debilidad, en la Reunión de Presidentes de Diciembre de 2002 (Cumbre XXII
en San José), el directorio consiguió introducir en la agenda un documento en el que
solicitaba el apoyo de los presidentes para dar solución a una problemática que
integraba una mayor visibilidad, mecanismos de consulta efectivos y una solución para
la sostenibilidad financiera. Los presidentes instruyeron un mandato a la SGSICA a
presentar una propuesta que permitiera el desarrollo de sus funciones, lo que viene a
suponer el apoyo solicitado. La SGSICA dotará fondos a través del PNUD, un programa
que atravesó serios contratiempo y que no consiguió el objetivo fundamental, como era
la financiación de la sostenibilidad del Comité.

El documento más relevante fue la formulación del Plan de Acción de 2003. Éste recoge
tres ámbitos de actuación: una estrategia de posicionamiento e incidencia un catálogo de
acciones inmediatas; y un nuevo plan de sostenibilidad financiera. Su implementación
fue un sonado fracaso. En cuanto a los contenidos, mantuvo la línea discursiva de la
Agenda del 2000, manifestando, no obstante, algunas de las debilidades que aquejaban
al Comité: falta de cohesión interna, escasa inserción institucional, falta de participación
y de propuestas y, en general, ausencia de debate. Técnicamente, se constituye,
igualmente, en un documento confuso. El Plan de Sostenibilidad Financiera,
especialmente, no se apegaba a la realidad, ya que se fundaba principalmente en una
hipótesis altamente cuestionable, como era las aportaciones de los gobiernos, tal y como
se ha demostrado con el tiempo. En resumen, el Plan fue un paso más en el proceso de
construcción, madurez y consolidación del CCSICA, pero adolece de cierto rigor y
formalidad, lo cual contribuía aún más en profundizar sobre algunos de los grandes
problemas que lo aquejaban.

La labor consultiva fue muy escasa, lastrada por la escasa voluntad política de los
actores principales del proceso y por la falta de mecanismos e instrumentos para poner
en marcha el proceso de consulta. Tampoco se contaba con capacidad técnica para
llevarlo a cabo, ni con la comunicación necesaria con las organizaciones de base de

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carácter nacional. Para colmo, en este momento se estaban gestando algunos de los
proyectos más importantes y de mayor impacto económico y social para la región de las
últimas décadas. Tanto la puesta en marcha del Plan Puebla Panamá como el proceso de
negociaciones del CAFTA carecieron de procesos consultivos abiertos desde la
institucionalidad del SICA. Se apreció una actitud muy pasiva por parte del CCSICA,
que contrastaba con la actividad mostrada por los grupos de la sociedad civil no
institucionalizados en el ámbito de la integración regional, especialmente los
empresariales. A lo largo del año y medio que duraron las negociaciones del CAFTA,
por citar el proyecto más relevante, no sólo no asumió el papel de liderazgo que
correspondía, sino que apenas estuvo presente. Ni siquiera solicitó la participación en
“el cuarto adjunto”26. A pesar de la desaparición del CCSICA, el impacto y las
implicaciones del CAFTA para la región llevaron a la sociedad civil regional no
institucionalizada a tomar conciencia con respecto a la participación en el proceso.
Aunque se careció de un liderazgo unánimemente reconocido y de un frente único,
algunas iniciativas y sectores empresariales se mostraron muy dinámicos. La creación
del Consejo Empresarial Centroamericano (CECA) se llevó a cabo con enorme
celeridad para estar presente en los “cuartos de al lado”27. Entre sus promotores
principales se encuentran miembros relevantes del CCSICA, como FEDEPRICAP,
FECAEXCA o FECAICA, lo que pone de manifiesto la escasa confianza que buena
parte de las organizaciones depositaban en el CCSICA, ya sea por su propio carácter
plural o por sus escasas posibilidades de ser reconocido como un interlocutor apropiado
por parte de los gobiernos. Este Consejo no sólo terminó por suplantar el espacio que le
hubiese correspondido al CCSICA, sino que actuó como freno en otros escenarios de
debate como por ejemplo la lucha por la creación del Comité Consultivo de Integración
Económica (CCIE).

Por último, en los últimos años se ha producido cierta revitalización y consolidación del
proyecto, fundado en la continuidad. A pesar de la grave crisis de credibilidad y
representatividad que vivía a finales de 2005, merced a una trayectoria casi invisible
dominada por la irrelevancia, la combinación de factores coyunturales con la
persistencia en el proyecto y el interés de algunos actores, permitirá relanzar el proyecto
                                                            
26
Al menos así se desprende de las palabras de Randolph Von Breymann en la Asamblea General Anual
del CCSICA de Febrero de 2004, con el motivo de la presentación antes este organismo de su estudio
sobre el aprovechamiento de las condiciones del CAFTA para el fortalecimiento de mecanismos de
diálogo y consulta ciudadana. Ver Acta Asamblea General.
27
El Consejo Empresarial Centroamericano nace el 26 de Febrero de 2002.

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a partir de la Plenaria de Noviembre de 2005. La atinada gestión de dicha oportunidad
ha permitido al CCSICA sobreponerse en cierta medida a la imagen negativa que lo
lastraba, perdurable, no obstante, en algunos actores de la región.

Un elemento estructural y dos coyunturales aparecen como instrumentos que propician


el cambio de rumbo. En primer lugar, la agenda de la integración tenía pendiente de
resolución la cuestión de la Reforma Institucional, la cual afectaba al CCSICA; en
segundo lugar, la aparición de PAIRCA, como programa llamado a financiar dicha
reforma, y el proceso de negociación de un Acuerdo de Asociación con la Unión
Europea, le han proporcionado respectivamente el apoyo financiero necesario para
mantener viva la agenda estratégica y el protagonismo en la agenda de la integración.

El punto de partida podríamos situarlo en la Declaración de Presidentes de la XXV


Cumbre de El Salvador, en diciembre de 2004. Esta cumbre supuso el espaldarazo del
máximo órgano de la integración centroamericana a la propuesta de reforma
institucional. En el punto 7 de los Acuerdos de 15 de Diciembre, los presidentes deciden
“Impulsar el fortalecimiento del Comité Consultivo (CC-SICA) para que con el apoyo
de los Gobiernos y de la SG-SICA, se constituya en importante interlocutor entre la
sociedad civil y los órganos, organismos e instituciones de la integración
centroamericana”28. El Programa de Apoyo a la Integración Centroamericana
(PAIRCA) de la Comisión Europea, gestionado por la SGSICA, fue el instrumento que
permitió afrontar esta regeneración, al constituirse en el principal aporte y sustento
financiero del Comité desde 2005. En este sentido, podríamos decir que la reforma
institucional de 2004 ha tenido una incidencia positiva para el CCSICA.

A nivel interno, encontramos otros factores que coadyuvan hacia esta nueva tendencia,
como los sucesivos cambios de Directorio, el relevo en la dirección del la SGSICA o la
confirmación del apoyo de la Fundación para la Democracia (FUNPADEM) y de la
cooperación canadiense (ACDI) para la puesta en marcha, por fin, de los capítulos
nacionales. Todos estos factores, gestados a partir de la Plenaria de Febrero de 2004,
terminan por cristalizar a partir de la aprobación del Plan de Acción para el
fortalecimiento del CCSICA en Noviembre de 2005. La reformulación estratégica
impulsó una nueva visión del Comité que se ha visto respaldada durante estos últimos
                                                            
28
ACUERDO XXV CUMBRE ORDINARIA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DEL
SISTEMA DE LA INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA. San Salvador, 15 de diciembre de 2004, p.
3

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años por la consecución de algunos objetivos perseguidos durante años. A partir de
2005, se inicia así un período de revitalización para el CCSICA que lo dotará de mayor
dinamismo y de una mayor presencia en los temas de la agenda integracionista,
conformada –una vez cerradas las negociaciones del CAFTA- por la puesta en marcha
de PAIRCA, el propio debate sobre las repercusiones del CAFTA, de la reforma
institucional o del PPP, y del estudio de la CEPAL sobre Beneficios y Costos de la
integración. A su vez, el horizonte de una negociación para el Acuerdo de Asociación
con la Unión Europea (ADA) dará lugar a los avances en el proceso de conformación de
la Unión Aduanera.

El mantenimiento de la unidad del Comité, registrándose incluso un ligero aumento


transitorio, será otro factor que reforzará la vía de la renovación. El Directorio se llevó a
cabo en estos años un gran esfuerzo por mejorar los aspectos de funcionamiento interno
y comunicación con las organizaciones miembros. La inauguración de una página web
propia sirvió de plataforma de difusión de los contenidos, pero también aumentaron el
número de reuniones de seguimiento, continuó el proceso de conformación de las
mesas nacionales, el diálogo con otros actores no institucionales y se dio inicio a los
debates para la creación de los comités sectoriales. También se ampliaron las relaciones
de colaboración y cooperación con otras instituciones, organizaciones y redes de la
sociedad civil europea y latinoamericana, incluyendo la participación en diferentes
eventos internacionales. En resumen, impelidos por la dinámica del nuevo Plan de
Acción y por las garantías de financiación que aportaba PAIRCA, se multiplicaron las
actividades y se sucedieron los documentos de posición, boletines y comunicados sobre
la agenda.

Ya más recientemente, el papel adoptado por el CCSICA en los debates y negociación


para el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea es mucho más activo y
protagonista. En la actualidad, está intentando ejercer el liderazgo representativo que le
corresponde, para lo cual ha sido capaz de construir una sólida estrategia de alianzas,
especialmente con el Consejo Económico y Social Europeo (CESE), que le garantizan
la presencia como actor indiscutible en el proceso. En estos momentos, son las
organizaciones outsiders las que están solicitándole la cesión de un espacio para poder
participar en el proceso del ADA. Alejado de posiciones maximalistas, se está
mostrando abierto a la interlocución y la colaboración con las instituciones y con las
diferentes expresiones de la sociedad civil centroamericana. En el recuerdo se

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encuentran las negociaciones del CAFTA, una piedra de toque inigualable, que arrojó
experiencias y aprendizajes indiscutibles, muy presentes en el conjunto de
organizaciones de la sociedad civil centroamericana. Pero no hay que olvidar que la
coyuntura es muy diferente, tanto por la menor relevancia de las negociaciones para los
gobiernos de la región como por la actitud proactiva de la Unión Europea a la hora del
establecimiento de espacios para la participación de la sociedad civil.

4. CONCLUSIONES

Tras este rápido recorrido por la conformación del CCSICA, podríamos extraer algunas
conclusiones que, a nuestro juicio, responden a la identidad, al significado y a la
trayectoria del mismo.

En primer lugar, nos encontramos con un organismo cuya creación fue resultado de la
conjugación de los diferentes factores que se mostraron en el momento de su
conformación, por lo general de carácter negativo. Inicialmente proyectado con una
visión intergubernamental, la combinación de debilidades internas y fortalezas externas
terminaron por configurar un órgano supranacional. Las debilidades internas mostraban
la inmadurez del proceso integracionista, destacando la inexistencia de una visión
estratégica sobre el rol de la sociedad civil, la falta de fondos para financiar el proyecto
participativo, la debilidad de la estructura institucional o la ambigüedad del marco
jurídico. Este último aportó importantes dosis de irracionalidad al proceso por la vía del
solapamiento de espacios de participación en los diferentes subsistemas sin dotarlos de
la necesaria articulación. Frente a ellas, existieron factores de carácter exógeno que
terminaron predominando sobre el proyecto, como los antecedentes histórico-culturales,
la falta de espacios de participación en las incipientes democracias nacionales, la
actualidad de los procesos transnacionales y la mayor viabilidad de una acción colectiva
con la pluralidad que proporcionaba el ámbito regional.

Los actores que protagonizaron este proceso tenían orígenes bien diferenciados. Los
grupos tradicionales mostraron desde el principio el apoyo a la integración, incluso una
parte de los sectores laboral-sindical, agrupándose de forma heterogénea en un comité
de coordinación, el CACI, liderado por las organizaciones empresariales. Por su parte,
los grupos y redes surgidos de los nuevos movimientos sociales que se configuraron en
la década de los noventa formaron un bloque más homogéneo, muy crítico con el
modelo de desarrollo que había emprendido la región y mucho más dogmático, el ICIC.

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Los primeros contaban con amplitud de movimientos y maniobrabilidad, gracias a una
mayor capacidad para acceder a recursos humanos y financieros, así como por su
pragmatismo. Los segundos tenían mayores dificultades para subsistir, serias
deficiencias en la gestión de su representatividad, comunicación, liderazgo y
organización interna. Sin embargo, llegado el momento, la mayor parte de ambos
grupos terminaron por confluir en el CCSICA, única fórmula para hacer efectiva su
acción sobre las instituciones regionales existentes. Ese es el gran activo del CCSICA,
haber sido capaz de reunir y dar continuidad a una masa crítica heterogénea, suficiente y
representativa de las organizaciones de la sociedad civil regional. En el camino
quedaron otras organizaciones que no se sumaron al proceso, manteniendo una postura
de crítica e intransigencia ante el mismo. Así y todo, las deficiencias mostradas en el
seno del CCSICA siguen siendo importantes, tanto a nivel de representatividad,
cohesión interna, organización, comunicación y debilidad del debate.

Y la trayectoria mostrada a lo largo de su existencia no mejora el balance anterior,


aunque recientemente parece haber recobrado el entusiasmo a partir de una mayor
participación y liderazgo, en parte por haber resuelto los problemas más acuciantes de
sostenibilidad.

La falta de recursos ha sido una constante a lo largo de su existencia, no permitiendo


crear la infraestructura organizativa necesaria para poner en práctica las sucesivas
estrategias que identificaba. No contó casi nunca con el apoyo del SICA, resultado del
ejercicio de una autonomía y supranacionalidad mal entendida. Por no contar, ni
siquiera llegaron a diseñarse los mecanismos de consulta, un acto conjunto que debió
haber partido del SICA. En definitiva, su participación en el proceso ha sido siempre
marginal y periférica. El punto culminante de esta situación se situó en el período de
negociación del CAFTA, manteniéndose ajeno y sin capacidad de maniobrabilidad, por
lo que otras organizaciones pasaron a ocupar el espacio y el protagonismo que le
hubiera correspondido como actor institucionalizado. Tampoco aquí recae toda la
responsabilidad en el CCSICA.

Finalmente, el camino de la continuidad le granjeó el apoyo de la Reunión de


Presidentes y la identificación como un actor imprescindible por parte de la comunidad
internacional. Impelidos por la dependencia de los fondos aportados por la cooperación
internacional, la reforma institucional de 2004 acabó por beneficiar al proceso a través

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del programa PAIRCA de la Unión Europea. Podríamos decir que ésta última se ha
convertido en la principal impulsora del CCSICA, ya que además de dotarla de fondos
con el programa PAIRCA, ha propiciado una alianza estratégica con el CESE que le ha
permitido obtener cierto grado de protagonismo en las negociaciones del ADA. Y en esa
coyuntura se encuentra actualmente. Dotada por primera vez de fondos para su
sostenimiento, recientemente ha sido posible dotarse de una Secretaría Ejecutiva que
tendría que ayudar a resolver los problemas organizativos y de comunicación interna,
así como asegurarse la ejecución de los proyectos estratégicos. Está poniendo en marcha
el proceso de consolidación de los capítulos nacionales y realizando gestiones para la
subsanación de los problemas y mecanismos institucionales que obstaculizan una
participación integral sobre el proceso. Y finalmente, está viendo la posibilidad de una
nueva reforma de su reglamento que dé mayor cabida a otros grupos de la sociedad civil
centroamericana.

BIBLIOGRAFÍA

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Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009    32 


 
HACIA ALGUNAS ALTERNATIVAS DEL
NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA.
Raúl Olmo Fregoso Bailón.1

En el presente trabajo se abordará el neoliberalismo y algunas de las alternativas que


presenta el escenario latinoamericano. Para tal efecto se retomarán algunos
antecedentes, supuestos, actores y acciones concretas que ha tenido el patrón de
acumulación capitalista en su etapa actual neoliberal en la globalización, para luego
retomar dos de las múltiples alternativas que están surgiendo de la realidad
latinoamericana: una desde la toma del tomar, el caso de la revolución bolivariana o
chavismo, y otra sin tomar el poder: el caso del planteamiento teórico de John
Holloway.

Antecedentes del neoliberalismo.

Es importante iniciar con un breve repaso de algunos antecedentes sobre el


neoliberalismo.

Un referente obligado es el de Adam Smith: “Tras la ideología del libre mercado hay un
modelo, que suele ser atribuido a Adam Smith, según el cual las fuerzas del mercado
tienen una motivación del beneficio que dirige la economía hacia resultados eficientes
como si la llevara una mano invisible. “ 2

A su vez, Dieterich 3 alude a que otro antecedente importante del neoliberalismo son las
leyes de supresión de ayuda a los pobres de Robert Malthus (1766-1834) ya que éste
                                                            
1
Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Tlaquepaque, Jalisco, México.
Correo electrónico: olmo.freire@gmail.com

2 Stiglitz, Joseph, (2003), El malestar en la globalización, México, Tesaurus, p. 103.

3 Dieterich, Heinz, et. Al, (1998) El Nuevo Proyecto Histórico, México, Nuestro Tiempo. p: 108.

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decía que: “la tiranía, la dependencia, la indolencia y la infelicidad” que genera la
beneficencia pública implica el rechazar todo derecho de los pobres a que se les
mantenga, ya que este autor ingles propone que: “ningún niño nacido de cualquier
matrimonio que tuviera lugar un año después de la..promulgación de la ley (de
supresión de beneficencia),y ningún hijo ilegítimo nacido dos años después de aquella
misma fecha, tendría derecho a la asistencia parroquial”.

El mismo Dieterich 4 también señala al darwinismo social como otra fuente ideológica
histórica del neoliberalismo, ya que cita como William Graham Summer en el siglo
XIX en Estados Unidos dio una propagación importante a este tipo de influencia que
señalaba que ha sido la competencia la que ha podido elegir a los más aptos para que
éstos dirijan los destinos de los demás, de tal suerte que la intervención del Estado sería
contra-natura.

Ya en el siglo XX se podría hablar de varios referentes, uno ellos el libro fundacional


del neoliberalismo, el texto llamado “liberalismo” de Ludwig von Mises de 1927. En
este misma línea histórica aproximadamente en 1947, Hayek funda en Suiza la Sociedad
MontPelérien junto con otros colegas: por supuesto Ludwig von Mises, Frank
 
Knight, Karl Popper, Milton Friedman, exministros de (el genocida), (el paréntesis
es mío) Pinochet y otros políticos de tendencia derechista.5. Siendo Reagan y Tatcher
íconos del impulso al neoliberalismo a finales del siglo XX permitiendo que se
solidificara este movimiento en varios países, entre ellos por supuesto la gran mayoría
en América Latina.

Supuestos del neoliberalismo.

Como todo cuerpo teórico y pragmático, este patrón de acumulación expresado en su


etapa neoliberal contiene sus supuestos que subyacen a sus prácticas, y el revisarlos es

                                                            
4 Ibídem, p. 109.

5 Vergara Estévez, Jorge (2003) “La utopía neoliberal y sus críticos” Revista Laberinto, No. 12, edición electrónica.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  2


fundamental. Para Vergara 6 el neoliberalismo tiene ciertas bases antropológicas donde
convergen tres tradiciones teóricas: por una parte el economicismo de los clásicos
ingleses, el darwinismo social y varias concepciones conservadoras.

Bajo un supuesto economicista neoliberal, en el ser humano la idea de posesión y


propiedad son fundamentales, por lo que el intercambiar, acumular, consumir, etc.
serían actividades realizadas en el mercado guiadas sobre todo por el afán individualista
de maximización de beneficios y reducción de costos, por lo tanto la razón y más aún, la
subjetividad, tendría fines instrumentales, siendo el cálculo económico el criterio central
en las actividades humanas. Bajo esta idea, Jorge Vergara 7 cita como Friedman ofrece a
los padres y madres de familia el criterio de pensar a los hijos como bienes de consumo
para decidir sobre tener hijos o no.

8
En este mismo sentido, Dieterich habla de que en el neoliberalismo existe una
concepción del ser humano como homo homini lupus (“el hombre es el lobo del
hombre”) y de la sociedad como bellum omnium contra omnes (“guerra de todos contra
todos”), para lo cual retoma el Leviatán de Hobbes y recobra algunas aportaciones del
“filósofo de la utilidad”, Jeremy Bentham (1748-1832), quien hablaba de que el ser
 
humano tenía un corazón donde el interés propio era algo más importante que la
preocupación por los demás. De tal manera se presenta a un ser humano egoísta por
naturaleza donde los reforzadores positivos y negativos en una racionalidad costo-
beneficio serían los factores rectores del comportamiento humano.

Así mismo, la idea de la desigualdad es básica. Vergara 9 expone como en la obra de


Hayek subyace una concepción de masas que “no pueden comprender las leyes
abstractas de la vida social” y una élite con todas las cualidades necesarias para poder
entender estas leyes abstractas, y cuyos miembros triunfarían en el mercado porque
serían los más competitivos: “para Friedman los países, las empresas y los hombres
10
débiles no tienen derecho a vivir” “el mismo Hayek reconoce que la mayoría, “la
                                                            
6
Ibídem, p.5.

7 Ibídem, p.6.

8 Dieterich, Heinz, et. Al, Op, cit. p.110.


9Vergara Estévez, Jorge Op, cit. , p.6.

10 Ibídem, p.6.

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masa”, según dice, actúa movido por “atavismos” como la solidaridad, la búsqueda de la
justicia social”.11. De tal suerte que obstruir la desigualdad es limitar la libertad. Las
únicas ideas de igualdad que aceptarían los neoliberales de acuerdo a Hayek serían la
igualdad ante la ley, el sistema judicial y el mercado.

12
Como lo documento Stiglitz, el supuesto de la desigualdad tiene intelectuales que la
respaldan, tal como Arthur Lewis, premio Nobel, quien sostiene que la desigualdad es
buena para el desarrollo y el crecimiento de la economía, toda vez que los ricos ahorran
mucho más que los pobres y la pieza clave del crecimiento es la acumulación de capital.
Otro Nobel es Simón Kuznets, quien ha afirmado que la desigualdad crecería en los
primeros estadios de desarrollo, pero que disminuiría después.

Sin embargo, esta desigualdad de los actores económicos en su interacción, y más aún
en la trama del neoliberalismo, ha traído que “los empleos se destruyan a más velocidad
que la creación de nuevos puestos de trabajo” 13 ya que las transnacionales poderosas al
entrar a los contextos nacionales eliminan muchos empleos, efecto que no se logra
retraer como se ha difundido.

  Otro supuesto fundamental es la idea de la libertad, sólo que para esta corriente
neoclásica se trata de una libertad negativa, es decir de no hacer, de no intervenir,
una libertad individual y económica que tendría en el mercado su espacio por excelencia
donde el Estado no tendría que intervenir en el intercambio de compra y venta.

Sin embargo, como lo expresa Joseph Stiglitz en su texto: “El malestar en la


globalización”: “el flujo de dinero caliente entrando y saliendo del país, que tantas veces
sigue a la liberalización de los mercados de capitales produce estragos. Los países
subdesarrollados pequeños son como minúsculos botes. La rápida liberalización de los
mercados de capitales, del modo recomendado por el FMI, significó soltarlos a navegar
en un mar embravecido, antes de que las grietas de sus cascos hayan sido reparadas,

                                                            
11 Ibídem, p. 7.

12 Vergara Estévez, Jorge Op, cit. ), p. 109.

13 Ibídem, p.43.

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antes de que el capital haya sido entrenado, antes de subir a bordo los chalecos
salvavidas” 14

“La liberalización-supresión de interferencias públicas en los mercados financieros y de capitales, y de


las barreras al comercio- tiene muchas dimensiones. Actualmente hasta el FMI admite que insistió en ella
excesivamente, y que la liberalización de los mercados de capitales y financieros contribuyó a las crisis
financieras globales de los años noventa y puede ser devastadora en un pequeño país emergente”. 15.

Esto lleva a retomar este otro supuesto del neoliberalismo: la competencia perfecta, el
cual ha sido abordado en su crítica por varios autores, entre ellos Oskar Mongenstern,
16
quien es citado por Vergara aludiendo como este autor señala que la llamada
competencia perfecta conduciría a una paradoja, ya que si fuera posible conocer de
forma exacta el comportamiento de los factores económicos ajenos se produciría una
inmovilización de la actividad económica, de tal suerte que sólo hay actividad en este
sentido si cada uno de los actores en cuestión tienen cierta incertidumbre del
movimiento del otro. Esta idea ha redundado en acciones con consecuencias terribles:
“Forzar a un país en desarrollo a abrirse a los productos importados que compiten con
los elaborados por alguna de sus industrias, peligrosamente vulnerables a la
 
competencia de buena parte de industrias más vigorosas en otros países, puede
tener consecuencias desastrosas, sociales y económicas”17

Hinkelammert también ha abonado a esta crítica al sentenciar que “si fuera perfecta no
18
habría razón para competir”, y en “una competencia perfecta nadie compite” y al
19
mismo tiempo Stiglitz señala: “De hecho, los avances más recientes de la teoría
económica-realizados irónicamente justo durante el periodo de seguimiento más
inexorable de las políticas del Consenso de Washington han probado que cuando la
información es imperfecta y los mercados incompletos (es decir: siempre y

                                                            

14 Stiglitz, Joseph, Op. Cit. p. 43.


15
Ibídem, p. 87.
16
Vergara Estévez, Jorge, Op. Cit. 14.
17
Stiglitz, Joseph, Op. Cit. p. 42.
18
Hinkelammert cit. En Vergara, 2003, p.14.
19
Op. Cit. p.44.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  5


especialmente en los países en desarrollo), entonces la mano invisible funciona de modo
muy deficiente”.

De la mano de este supuesto hay otro de suma importancia: el papel de la inversión


extranjera. Se dice que este tipo de inversión incentivará en gran medida el desarrollo
dentro de las naciones puesto que inyectará recursos al capital productivo, sin embargo,
20
los resultados no han sido los esperados. Stiglitz muestra como cuando llegan las
empresas extranjeras a contextos nacionales, las cimientes de industria nacional son
destrozados, no pueden competir, o como el caso Wal-Mart, que se justifica con precios
bajos, siendo que realmente, a decir de Stiglitz, Wal-Mart destruye los comercios
locales, después, emplea su poder monopólico para subir los precios y las consecuencias
no eran las que se habían anunciado.

De esta manera sale a relucir que el mercado es otro eje vital para esta corriente
neoclásica:

“Los neoliberales han desarrollado una concepción que sacraliza al mercado, atribuyéndole en alto grado
los perfecciones que la teología cristiana atribuye a Dios en un exceso y absoluto. Es así que, según
Friedman, el mercado es el más justo, porque da a cada uno en proporción exacta de los que ésta da, por
  ello será un perfecto intercambio de equivalentes. Sería el más sabio porque sus precios libres
reunirían más información que toda la que podría conocer un hombre. Sería, también, lo más
generoso porque da bienestar a todos. Sería la fuente de vida puesto que permite que vivan más
personas. Sería lo más poderoso en la tierra porque puede hacer mucho más que los Estados..(..)..El
mercado es visto como un ser viviente, pues piensan que posee mecanismos de regulación”. 21

22
En este mismo sentido, Dieterich enfatiza que se ha construido una metafísica
alrededor del mercado donde hay atributos al Dios Yahvé del viejo testamento, ya que
cuando alguien pierde su trabajo, es el mercado el culpable, si un joven no encuentra
una fuente laboral es porque el mercado lo ha castigado por no obedecer, por no haberse
educado de acuerdo a sus condiciones, y de igual manera cuando una persona grande de
edad es visto como un estorbo es porque es “improductivo”. Es decir, no sólo la idea del
mercado, que esconde a ganadores y perdedores concretos, lleva a consecuencias
directas sobre las vidas de las personas, hay también una referencia reificada sobre sus

                                                            
20
Op. Cit. 97.
21
Vergara Estévez, Jorge Op. Cit. p. 8.
22
Op. Cit. p. 111.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  6


poderes y una transposición de la racionalidad instrumental del mercado a la manera en
que se entiende la existencia en todas las esferas de la vida.

23
Mittelman es otro autor que muestra cómo el mercado, (sustantivo utilizado para
ocultar a capitalistas concretos) es presentado como el árbitro más justo y no sólo eso,
sino el más eficiente, mucho más que el Estado, por lo tanto se optó por abandonar la
industrialización mediante la sustitución de importaciones para participar en la dinámica
mundial orientada hacia las exportaciones, las cuales, de acuerdo a esta teoría
neoclásica, podrían competir en el mercado sólo si la producción se libera de los
diversos controles sobre precio, pero ¿en realidad esta competencia puede dar resultados
tan buenos para el desarrollo?

Esta revisión a muy grandes rasgos de los supuestos del neoliberalismo muestra como
éste es un dogma que se ha tratado de disfrazar de teoría económica por parte de sus
24
apologistas. De hecho, Dieterich alude a que en este corpus neoclásico se conjugan
los principios de la libre competencia, la desigualdad, el mercado y el darwinismo social

  ahora encarnado en el neoliberalismo, que ha revitalizado esta concepción general


de la selección natural:

“Todo sistema ampliado de cooperación tiene que adaptarse continuamente a los cambios de su entorno,
la demanda, de que sólo deba haber cambios con resultados justos, es ridícula. Es casi tan ridícula como
la creencia, que la organización deliberada de la reacción a estos cambios puede ser justa. Sin
desigualdad..la humanidad no hubiera podido alcanzar nunca su grandeza ni pudiera mantenerla hoy” 25

Estos elementos del neoliberalismo muestran cómo éste tiene una constitución bastante
abstracta y simplista, bajo la cual dicta acciones en todas las esferas de la vida humana,
es decir, expone valores, teorías y prácticas para todos y en todo momento: “La teoría
neoliberal, relacionada como ésta con las supuestas leyes universales del desarrollo,
señala que, en principio, pueden aplicarse las mismas reglas de desarrollo económico a

                                                            
23
H. Mittelman, James, (2002), El síndrome de la globalización, México, Siglo XXI, p.165.

24
Op. Cit. p. 110.
25
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  7


todos los países desde el más desarrollado hasta el menos desarrollado. En sí esta teoría
26
es exageradamente mecánica..(..)..” .

Neoliberalismo como ideología.

Hinkelammert 27 ha sido un autor más que ha expuesto la manera en que el capitalismo


en su etapa neoliberal ha retomado aspectos cualitativos que inciden en el control
cuantitativo de los recursos económicos, ya que expone cómo se ha construido un mito
total, para lo cual recurre a categorías de Levi-Strauss, tales como los “mitemas” los
cuales conforman un mito total pero no lo explicitan en su totalidad en ninguna parte,
únicamente se pueden entender a través de comprender el mito total. De esta manera
Hinkelammert muestra cómo este patrón de acumulación contemporáneo ha llevado a
cabo un trabajo ideológico en el que las condiciones actuales son expuestas como las
únicas viables y posibles, ya que hasta algunos de los precursores indican algunos de los
sus efectos negativos, pero argumentan que no hay otra manera de existir, lo cual
  es propio de la construcción de un mito donde “la publicidad convierte en filosofía
popular las ilusiones y expectativas que ofrece el mercado.

28
En este mismo sentido, Mittelman expone que: “Así mismo, la ideología neoliberal
promueve la expansión de mercados como algo natural e inevitable, mientras que los
arreglos sociales existentes, contexto parcial de las economías, son tratados como
cadenas que es necesario romper”.

29
De igual forma Kuhn expone al respecto como el neoliberalismo no tiene una
consistencia teórica, pero si un trabajo político y económico que fuerza una
coincidencia entre realidad y teoría, para lo cual la publicidad, la industria cultural y la
30
toma de los significados ha sido fundamental. En el mismo sentido Bourdieu señala
                                                            
26
H. Mittelman, James, Op. Cit. p. 172.
27
Op. Cit. en cit. En Vergara, 2003, p.15
28
Op. Cit. p. 113.
29
Op.cit. en Vergara, 2003, p.15.
30
Op. Cit. en Vergara, 2003, p.16.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  8


“como los políticos, economistas y empresarios neoliberales intervienen la realidad para
intentar hacerla coincidir con su modelo abstracto, y a pesar de que dicen buscar realizar
la libertad individual han creado un vasto sistema de coerciones laborales, económicas
y simbólicas cada vez mayores”.

Mittelman añade también argumentos de cómo los valores son una creación con fines
de consenso sobre los propios procesos productivos:

“Las ideas predominantes acerca del orden mundial desde los años ochenta han sido de índole neoliberal,
en parte son una reacción a la influencia del estructuralismo de los sesenta y setenta, y actualmente es
muy común verlas traducidas en preceptos políticos. Por ideas me refiero a los significados comunes
materializados en la cultura. Cuando se transmiten transnacionalmente, ayudan a preservar y reproducir el
orden social, específicamente al obtener consenso de los grupos dominantes y de los subordinados. Los
significados compartidos no sólo afianzan al permanencia de un orden dado, puesto que tienen la
capacidad de crear e inventar nuevos modos de vida, los valores universalizantes tienen el potencial de ser
agentes transformadores”. 31 (2002:164):

Así mismo, un elemento a destacar que demuestra el carácter ideológico del


neoliberalismo es su discurso del bienestar para todos, dando como resultados
beneficios para unos cuantos, hechos que hacen necesario un proceso de legitimación
  ideológica para sustentar tal contradicción. Un ejemplo muy citado es el manejo
que se da a las privatizaciones, en el sentido de presentar como única alternativa la
venta de las empresas públicas, sin mostrar la posibilidad de mejorarlo, entonces se
presenta la figura ideológica de que lo público es sinónimo de ineficiencia y lo privado
de eficacia, sin embargo, se presenta al mercado aceptando que no funciona bien, pero
ese sí es susceptible de mejoras.

Y esto se entiende porque, como menciona Vergara 32, las acciones son transversales, lo
que hace más difícil la denuncia de lo que encubren: “De ahí que los neoliberales actúen
como un “partido político” exclusivo, de “vanguardia”, que reúne empresarios,
políticos, economistas y otros profesionales. Este es un partido transversal, una
“minoría consistente”, cuyos miembros pertenecen a distintos partidos, a la
administración del Estado, a las fuerzas armadas, las iglesias, los medios comunicativos,
los organismos internacionales, especialmente los crediticios y la Organización Mundial
de Comercio, y a diversas organizaciones”.
                                                            
31
Op. Cit. p.164.
32
Op. Cit, p. 18.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  9


De esta manera se muestra cómo se ha articulado un trabajo teórico, ideológico, pero
que tiene intenciones concretas:

“Por supuesto el neoliberalismo no es meramente un modelo económico que anuncie la primaría de los
mercados, sino también un medio de actuar que se traduce en políticas para la apertura de mercados. El
Impacto no es neutral hacia distintos grupos, sino que favorece ciertas fuerzas: las grandes firmas, los
grandes inversionistas y los principales capitalistas. La ideología del neoliberalismo también se relaciona
con el declive de la soberanía económica de los estados, las reducciones en los beneficios sociales y la
transformación del capitalismo estatal en un capitalismo de libre mecado” 33).

De tal manera que este proceso ideológico ha desencadenado un nuevo tipo de dictadura
que ha permeado, con ciertas complicidades de los entornos nacionales, casi todas las
esferas de la vida humana.

Por una parte la coerción ya no es llevada a cabo por un líder identificable y


personalizado, ahora son los organismos internacionales, el capital financiero con su
fuerza para hacer quebrar economías enteras sino se someten a sus señalamientos, los
que configuran un nuevo tipo de dictadura.

Eso por una parte, pero también es importante cómo el mercado está en casi todos
  los ámbitos de la vida de los seres humanos, es él quien toma las decisiones de lo
que circula y lo que no, por lo tanto de lo que se ve o no, es decir, determina lo que
es existente o inexistente, esto tanto en el plano de las ideas, los significados, como de
los productos. Lo que no está de acuerdo a las reglas del mercado, simplemente éste se
encarga de desaparecerlo. Un nuevo tipo de dictadura sofisticada. “Puede tolerar ciertas
forma de pensamiento que no sea funcional al sistema. Emplea de modo intensivo y
diversificado todos los medios de comunicación, y de producción y difusión de
representaciones, para difundir un “pensamiento único”, mediante una propaganda
intensiva y diversificada de internalización de la ideología neoliberal que justifica y
presenta como racional la creciente irracionalidad del sistema” 34

Es un nuevo tipo de totalitarismo, pero con un programa más sofisticado. El actor


principal, a diferencia de los otros tipos de totalitarismos, ya no tiene su legitimación es
un orden teológico, ni humano con toda la carga subjetiva e histórica que esto implica,

                                                            
33
Op. Cit p. 186.
34
Forrester cit. En Vergara, 2003, p.20.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  10


tales como los casos de varios personajes en la historia; ahora la legitimación es
científica, racionalizando causas con resultados irracionales, el mercado es una figura
técnica, neutra, compleja, inalcanzable en su comprensión, pero masificada en versiones
simplistas que la presenta como la única opción viable y posible.

El Neoliberalismo en acciones y actores internacionales.

Como se ha mostrado, este patrón de acumulación se ha formado de una sólida


consistencia ideológica que ha estado intentando cada vez más abarcar la totalidad de
los ámbitos de la vida de los seres humanos, y para tal efecto, además de constituirse en
un dogma cualitativo, también se ha traducido en acciones concretas y en actores
sociales que le han permitido ir “privatizando” cada vez más la mayoría de los ámbitos
de vida.

Partiendo de una dimensión deductiva e internacional, el neoliberalismo se ha traducido


en políticas de ajuste implementadas sobre todo por el Banco Mundial y el Fondo
 
Monetario Internacional, de las cuales los más y casi únicamente beneficiados han
sido los dueños del capital que ahora pueden sobrepasar fronteras, ya que los grandes
exportadores están más libres de las políticas comerciales restrictivas, de igual manera,
varios bancos se han aprovechado de las privatizaciones, la desregulación y la
liberalización de mercados.

Es decir, a un nivel macro, estos grandes actores sociales han reconcentrado la toma de
decisiones y para tal propósito han venido configurando el fenómeno de la globalización
económica como un intento contemporáneo de expandir y perpetuar el capitalismo: “La
globalización es enérgicamente impulsada por corporaciones internacionales que no
sólo mueven el capital y los bienes a través de las fronteras, sino también la tecnología”.
35

De tal surte que las acciones que llevan a cabo estos actores internacionales no es
resultado neutro de acciones basadas en la técnica depurada de la economía, sino de

                                                            
35
Stiglitz, Joseph, Op. Cit. p. 34.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  11


36
movimientos de poder, ya que como señala Acevedo , el expandir los mercados
internacionales implica geoestrategias de mercadotecnia, desarrollo de tecnología y
productos con fines prediseñados, no sueltos a las fuerzas del mercado, es decir, el
deshacer fronteras, rehacer políticas públicas, cambiar marcos jurídicos en los Estados y
crear instituciones que permitan el comercio mundializado para poder liberar las
acciones del capital de cualquier restricción, entraña un cálculo para lograr en un
esfuerzo geopolítico, cambiar la composición internacional de la mayoría delas
naciones. Esto no puede ser neutral.

                                                            
36
Acevedo López, María Guadalupe y Sotelo Valencia Adrián (2004) Reestructuración económica y

desarrollo en América Latina, México, Siglo XXI, p.22.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  12


El FMI y el Banco Mundial.

Es así como se entiende que algunos de los actores internacionales ,en este proceso de
un nueva liberalización del capital, sean el Fondo Monetario Internacional, (FMI) y el
Banco Mundial (BM), para lo cual vale la pena hacer un breve repaso acerca de los
mismos.

Es conocido que el FMI y el BM se originaron en la II Guerra Mundial como resultado


de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas en Bretton Woods,
New Hampshire en 1944, donde se trabajaba el tema de reconstruir Europa y asistir a
una agenda que evitara más crisis económicas internacionales en el futuro. A decir de
37
Stiglitz la mayor parte de la tarea acerca de la estabilidad económica fue
encomendada al FMI, ya que estaban frescos los resultados de la peor crisis del
capitalismo: la gran depresión de los treinta, por lo que el FMI tenía la misión de
impedir otro evento de esta naturaleza, de tal manera que la creación de este organismo
se da en la aceptación de que los mercados no funcionan, por eso se hace necesario su

 
existencia, por lo que el FMI tenía la misión de lograr estabilidad económica a
escala internacional, así como la ONU tenía su tarea en lo político.

38
Stiglitz expone como el FMI es una institución pública establecida con el dinero de
los contribuyentes, donde el control, al igual que la ONU está determinado por los
países que concentran el ingreso, pero más aún, es Estados Unidos quien tiene el poder
de veto en la toma de decisiones: “Los problemas también derivan de quien habla en
nombre del país. En el FMI son los ministros de Hacienda y los gobernadores de los
bancos centrales. En la OMC son los ministros de comercio. Cada uno de estos
ministros se alinea estrechamente con grupos particulares en sus propios países..(..)..Los
ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales suelen estar muy

                                                            
37
Op. Cit. p. 36.
38
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  13


vinculados con la comunidad financiera; provienen de empresas financieras y , después
de su etapa en el Gobierno, allí regresan”.39

Un paso interesante en este desarrollo histórico se da en los ochenta bajo la influencia


de Thatcher y Reagan, ya que éstos hicieron lo propio para que tanto el FMI como el
BM se consolidaran como las herramientas fuertes para la implementación del
neoliberalismo en muchos contextos del planeta, ya que en estos años el BM no sólo dio
préstamos específicos, sino que dictó medidas de ajuste estructural, que junto con lo
realizado por el FMI, representaban condiciones para el país necesitado en cuestión,
mientras el control sobre este organismo por parte del G7 (E.U., Japón, Alemania,
Canadá, Italia, Francia e Inglaterra) se hacía más notorio.

El acuerdo de Bretton Woods también contemplaba otra organización más que


gobernaría las relaciones comerciales, por lo que se pasó del Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT), que logró eliminar algunas barreras comerciales, a la
Organización Mundial del Comercio en 1995, constituyéndose, en palabras de Stiglitz 40
en un foro donde las negociaciones sobre comercio se darían lugar garantizando que los
acuerdos se cumplan. Pero, ¿Cuál sería el balance de estos organismos
 
internacionales al pasar de siglo? Este mismo autor da su versión: “Medio siglo
después de su fundación, es claro que el FMI no ha cumplido su misión. No hizo lo que
supuestamente debía hacer: aportar dinero a los países que atravesaran coyunturas
desfavorables para permitirles acercarse nuevamente al pleno empleo” 41. Es así como
“Las instituciones están dominadas no sólo por los países industrializados más ricos
sino también por los intereses comerciales y financieros de esos países, lo que
naturalmente se refleja en las políticas de dichas entidades”42

                                                            
39
Ibídem, p.45.
40
Op. Cit. p. 41.
41
Ibìdem.
42
Ibídem, p. 44.

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Expresiones de la globalización en la pobreza.

Una de las expresiones del neoliberalismo es la expansión de capitales por medio de la


globalización económica, situación que ha sido impulsada bajo los supuestos del
neoliberalismo: apertura de mercados, liberalización comercial, eliminación de
restricciones arancelarias, control de variables macroeconómicas, desregulación laboral,
privatizaciones etc.: “El neoliberalismo proporciona la razón de ser de las medidas que
impulsan la globalización, como son las políticas de ajuste estructural..(..)..por ende la
globalización neoliberal se presenta como antídoto contra el problema de la pobreza, y
no como su generador”.43

Más allá de las mil definiciones de lo que es la globalización, se podría retomar, para ser
ilustrativos, una definición conservadora por parte de Stiglitz 44 quien la define en estos
términos: “la integración más estrecha de los países y los pueblos del mundo, producida
por la enorme reducción de costes de transporte y comunicación, y el desmantelamiento
de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios, capitales, conocimientos y

 
(en menor grado) personas a través de las fronteras”. Es tan conservadora que hasta
llega a concebir que en la globalización se involucre la movilización de personas
en las fronteras, sin embargo es interesante que aún teniendo este carácter reconozca
que se trata en su dimensión más amplia de la eliminación del capital para que pueda
acrecentarse, obviamente no para si, sino para quienes se ostentan como los propietarios
de dichos recursos.

Algunos de los efectos de estos procesos son alarmantes:

“Hay evidencias que contradicen las afirmaciones del neoliberalismo y que llevan a opinar que un mayor
grado de globalización se traducen en más pobreza. Si bien el ingreso promedio se ha incrementado en el
mundo, el número total de pobres (definido como aquellas personas que ganan menos de un dólar al día)
aumentó de 1230 millones en 1987 a 1310 millones en 1993.(Banco Mundial: 1996: 7-9 cit. En
Mittelman: 2002:109). ..(..)..En otras palabras, la pobreza global abarca una espiral descendente de
condiciones económicas en algunos países y otros lugares, un sentido de disyunción entre el crecimiento
macroeconómico y las privaciones materiales persistentes para mucha gente”.45

                                                            
43
H. Mittelman, James, Op. Cit. p.113.
44
Op. Cit. p. 34
45
Mittelman, Op. Cit., p. 109.

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Dicho en palabras de Stiglitz46, los resultados tras las políticas neoliberales impulsadas
sobre todo por los organismos internacionales, como el FMI, se ha traducido en
pobreza, zozobra política y social, ya que para este autor, este organismo neoliberal no
ha hecho bien las cosas en las áreas en que ha actuado, tales como desarrollo, manejo de
crisis, etc., así como los llamados programas de ajuste estructural no propiciaron un
crecimiento sostenido ni aun en los países que siguieron al pie de la letra las medidas
“recomendadas”, ya que en varias naciones la excesiva austeridad destruyó el
crecimiento.

De esta manera hay varios argumentos que sustentan la relación entre globalización y
pobreza: “Nuestra hipótesis medular es que si bien la pobreza es un fenómeno ancestral,
actualmente se entiende como un resultado de las interacciones entre globalización,
marginación y género”.47

Stiglitz, 48 habla concretamente de cómo los beneficios de la globalización que han sido
lo anunciados por sus defensores no se han presentado, además de que el precio pagado
ha sido inclusive superior, ya que el deterioro en el medio ambiente, la corrupción de
los procesos políticos han sido negativos.
 
49
En este mismo sentido Mittelman se muestra como un crítico más de los
procesos de la globalización en el marco neoliberal al hablar de cómo existe una
relación directamente proporcional entre globalización y pobreza, ya que afirma que a
mayor globalización, más acrecentamiento de la marginación: “es posible combinar el
sentido visual del término “margen”, la orilla vista desde el centro, con su uso dentro de
la economía: el punto en el cual los ingresos derivados de una actividad apenas cubren
su costo”.

De esta forma los países del centro han instrumentado al neoliberalismo para seguir
acaparando los beneficios, ya que como lo testifica Stiglitz 50 los países concentradores
                                                            
46
Op. Cit. p. 46.
47
Mittelman, Op. Cit. p.109.

48
Op. Cit. p. 39.
49
Op. Cit. p. 110.

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de los recursos recurrieron de forma hipócrita a universalizar el discurso de la
eliminación de las barreras al comercio cuando ellos no abrieron estas fronteras
comerciales frenando la importación de las exportaciones que dependen principalmente
del sector primario, como es el caso de las naciones latinoamericanas. Mientras que en
los países ricos siguieron los subsidios a productores se exigió a los países pobres la
eliminación de los mismos dentro de sus territorios lo que llevó a una desigual relación
económica en la esfera internacional.

“Mientras que la globalización ofrece oportunidades económicas sin parangón para algunos, también
reconfigura la incidencia de la pobreza dentro de los países y entre ello. Lo anterior significa que la
globalización y la marginación son procesos interconectados, y la primera conduce a la segunda.
Impulsada por la hipercompetencia, la globalización empuja hacia los márgenes a algunos grupos,
típicamente a las mujeres, lo cual arraiga aún más la pobreza.” 51

Es decir, hay una presión estructural en la que la pobreza está diseñada: “Los términos
del intercambio, los precios que los países desarrollados y menos desarrollados
consiguen por las cosas que producen, después del último acuerdo comercial de 1995 (el
octavo) revelan que el efecto neto fue reducir los precios que algunos países más pobres
del mundo cobran con relación a lo que pagan por sus importaciones” 52
 
“Nuestra teoría, por lo tanto, es que la interacción de esos procesos: globalización, marginación y
fuerzas sociales, moldea tanto los patrones de la pobreza y como otros resultados de índole distributiva.
En este contexto, es importante conceptualizar la pobreza en términos de las relaciones sociales de
producción”. 53

Lo que nos lleva a entender el carácter contradictorio que ha presentado la globalización


entre la promesa de mayor bienestar y los resultados de miseria que ha traído para
muchas regiones del mundo: “Nadie desea que sus hijos mueran cuando hay
conocimientos y medicinas disponibles en otros lugares del mundo”. 54

“El supuesto amortiguador del neoliberalismo no hace más que perpetuar la pobreza al
reconcentrarla..(..)..La estrategia neoliberal combina una posible solución a la pobreza y una causa

                                                                                                                                                                              
50
Op. Cit. p. 31.
51
Mittelman. Op. Cit. p.125..
52
Stiglitz Op. Cit. p.32.
53
Mittelman, Op. Cit. p.125.

54
Stiglitz, Op. Cit. p.35.

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subyacente de la misma. Pero, ¿existe otra alternativa para amortiguar la pobreza? Si nuestro enfoque de
la estructuración de la pobreza es correcto, el problema de amortiguarla se traslada a la pregunta de
desafiar las estructuras subyacentes”. 55

Una aproximación al debate sobre el concepto de pobreza.

El concepto de pobreza esta lleno de una carga subjetiva y de poder, ya que la


definición de pobreza, como toda construcción social está llena de arbitrariedades.

56
Como lo señala Mittelman , un engaño consiste en entender a la pobreza como una
categoría estática, idea reforzada por su expansión extraordinaria en ciertas regiones del
planeta, lo que puede reforzar la idea de que los pobres se encuentran contenidos en
unidades identificables, pero sobre todo, que son algo fijo, lo que ha abonado también a
la cuestión de utilización de líneas de pobreza mediante herramientas intelectuales
imperantes. Para este autor, esto constituye un paradigma proveniente de la escuela de
la modernización, la economía neoclásica y ahora en el neoliberalismo se sigue
presentando como un marco donde se entiende a la pobreza a partir del consumo, lo que
  se expresa en políticas para integrar a los pobres al mercado: “Dichas líneas
resultan útiles al principio, pero presentan a la pobreza con una claridad falsa que
ofusca las relaciones que la generan.”. Es decir, este autor señala que la pobreza es un
proceso con presiones estructurales, donde el trabajo de los pobres les genera un costo
más elevado que el propio producto del mismo haciendo que la pobreza sea también
transnacional, ya que atraviesa no solo estados, sino regiones completas del mundo; de
igual forma muestra como la impotencia de los pobres puede explicarse por la creciente
separación de los mercados de sus sociedades, ya que estos mercados son excluidos de
los procesos que especifican que cosa va a producirse, de tal manera que la pobreza es
un proceso más de arriba hacia abajo donde los recursos de las personas no son
suficientes para enfrentar las relaciones sociales y de producción que los constriñen.

                                                            
55
Mittelman, Op. Cit. p. 126.
56
Op. Cit. p. 114.

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57
En este mismo sentido Stiglitz apunta que para un abordaje más serio sobre la
pobreza es importante problematizar las causas y la naturaleza de este fenómeno, donde
necesariamente habría que identificar muchos elementos importantes: que los pobres no
lo son por flojos, ya que la gran mayoría de ellos trabaja más que cualquiera con
grandes recursos, la naturaleza del trabajo nunca será la misma, siempre será más difícil
el trabajo de los pobres, por algo ellos tienen que hacer y los que no son pobres se las
arreglan para no tener que hacer este tipo de actividades; son los que se nutren de forma
más deficiente lo que trae enfermedades, lo que limita su capacidad de procurarse
ingresos puesto que su cuerpo, es decir, su fuerza de trabajo es la única mercancía que
vale algo en el capitalismo; como hacen mucho por sobrevivir, la educación es un lujo
que no todos se pueden dar, de tal suerte que podría decirse bastante sobre como los
círculos viciosos de la pobreza se reproducen y se alimentan, por lo que un enfoque que
presente el fenómeno de la pobreza como un problema individual viendo las cosas de
esta manera resulta por demás polémico: “Los pobres sienten que no tienen voz y que
no controlan su propio destino; son golpeados pro fuerzas que no pueden
contener..(..)..Y los pobres se sienten inseguros. No sólo son sus rentas inciertas-los

 
cambios en las circunstancias económicas, que no manejan..(..)..”.

El crecimiento no genera necesariamente disminución de la pobreza.

De la mano de estos argumentos esta la idea de que después del crecimiento está el
desarrollo y la superación de la pobreza. Stiglitz 58 señala: “Al contrario, las estadísticas
indican que algunos países han crecido sin recortar la pobreza y que algunos países,
para una misma tasa de crecimiento, han tenido a la hora de mitigar la pobreza mucho
más éxito que otros”. En este mismo sentido, este autor, con datos históricos y
contemporáneos problematiza la idea mítica del crecimiento: en la Inglaterra del siglo
XIX el país creció en su conjunto, aumentado sin precedente la pobreza y la miseria; ya
en el siglo XX el caso de los propios Estados Unidos en los ochenta donde la economía
creció y la clase baja vio como sus recursos se hicieron más escasos y después, con
                                                            
57
Op. Cit. p. 114.
58
Op. Cit. p. 113.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  19


Clinton, se pusieron en marcha diversos programas para los pobres bajo el supuesto de
que la llamada economía de filtración o “goteo” no era un referente óptimo:

“Las políticas del Consejo de Washington casi no prestaron atención a cuestiones de distribución o
“equidad”. Si eran presionados, muchos de sus partidarios replicarían que la mejor manera de ayudar a los
pobres era conseguir que la economía creciera. Creían en la economía de la filtración que afirma que
finalmente los beneficios del crecimiento se filtran y llegan incluso a los pobres. La economía de
filtración nunca fue mucho más que una creencia, un artículo de fe.” (Ibídem).

Crecimiento con pobreza: el caso del trabajo.

El argumento es que si la mercancía fuerza de trabajo se deja al libre juego del mercado,
los empresarios aumentarán su nivel de ingresos, lo cual generará más inversión, más
empleos, aumentará la demanda, subirá el precio de la mercancía fuerza de trabajo y se
generaría mayor bienestar, la pregunta es, ¿esto ha sucedido, sobre todo en América
59
Latina con el neoliberalismo. Jorge Vergara da su versión: “Actualmente, la mayor
concentración de ingreso en los sectores empresariales no garantiza un aumento de la
inversión productiva, pues gran parte se destina al capital especulativo”.
 
Es decir, como lo muestra Mittelman, 60, bajo los supuestos del neoliberalismo, el
trabajo es una mercancía de oferta mayúscula que reacciona a las acciones del mercado,
lo que hace ver a la pobreza como una abundancia de trabajo sin utilizar, por lo que se
dice la solución está en aumentar el empleo, pero claro vía crecimiento
macroeconómico, por lo que se maneja el discurso de que los pobres tienen el activo
fuerza de trabajo y que cuando las variables macroeconómicas crezcan, es decir, cuando
ganen más quienes más tienen, entonces tendrán empleo, pero los resultados son otros:
“No obstante, la erosión actual de gran parte del empleo seguro, en el contexto de los
programas de ajuste estructural, saca a la luz una nueva demanda contradictoria. El
trabajo ahora debe “diversificarse” y “ajustarse”. La velocidad y flexibilidad del capital
en el contexto de la globalización se proyectan en el trabajo..(..)..El Resultado da
nuevos ganadores y nuevos perdedores, así como algunos segmentos de la fuerza de
trabajo que se incorporan rápidamente a la pobreza”.
                                                            
59
Op. Cit. p. 117.
60
Op. Cit, p. 113.

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En este contexto, las privatizaciones vienen a precarizar aún más al situación laboral, ya
que como lo apunta Stiglitz 61, los defensores de la idea de que lo privado es eficaz de
suyo, argumentan que el empleo vendría tras el aumento de inversión, pero lo que ha
pasado es que muchas empresas al ser adquiridas por particulares han sido seguidas por
procesos masivos de despedidos, aludiendo a que se tienen que regularizar
financieramente a las empresas, entonces la protección al empleo es mínima y los
empresarios pueden eliminar a muchas personas de su trabajo con un costo
prácticamente nulo, toda vez que los propietarios extranjeros están mucho más
comprometidos con sus accionistas en el aumento de ganancia y eliminación de costos y
se sienten menos identificados con “las plantillas infladas”: “más que crear nuevos
puestos de trabajo, la privatización a menudo los destruye”.

62
De tal suerte que como dice Dieterich , el trabajo existe para la mayoría de las
personas en el capitalismo y aún más en esta fase neoliberal como algo reificado, se
instala en su versión frankensteiniana y como medio deshumanizante ya que se deshace
el vínculo entre el hacer y lo hecho, entre la producci.ón y el producto haciendo que el
ser humano sea definido por su capital humano, es decir, por lo que puede dar para
  aumentar las ganancias, hay, por lo tanto una negación en el trabajo del sujeto.

Ahora bien, respecto de las organizaciones que debieran ser para la defensa de los
63
trabajadores ante este escenario, Vergara muestra como para el patrón de
acumulación neoliberal, la actividad de las diversas agrupaciones sindicales es negativa
ya que tienden a establecer controles y reglamentaciones al trabajo, como el salario
mínimo, puesto que atentan contra el principio de igualdad ante la ley, “estableciendo
discriminación positiva e injustificable para los asalariados, basados en la errónea y
peligrosa creencia en la justicia social”. Lo cual implica una acción del Estado hacia la

                                                            
61
Op. Cit. p. 84.
62
Op. Cit. p. 112.
63
Vergara Estévez, Jorge (2003) “La utopía neoliberal y sus críticos” Revista Laberinto, No. 12, edición

electrónica, p.116.

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desregulación de cualquier norma que incida en la mercancía fuerza de trabajo, la cual
debería definirse por la oferta y la demanda, para autores como Hayek.

Un acercamiento al neoliberalismo en América Latina.

Algunos Antecedentes.

Como lo expone Mittleman, 64, el neoliberalismo actual en América Latina obedece a un


intento más por parte de los Estados Unidos, entre otros actores sociales que se han
sumado actualmente, para tratar de sostener su hegemonía en el continente, acciones
que tienen sus antecedentes desde la doctrina Monroe del siglo XIX, lo que ha venido a
desarrollar controles en todos los aspectos: históricos, militares, comerciales y
culturales, entre otros.

Ya en el siglo XX se documentan varios acciones de control continental, tal es el caso

  de la Cuenta del Caribe impulsada por Ronald Reagan en 1982, lo que se tradujo
en una injerencia directa para apoyar regímenes de derecha en Centroamérica para
sabotear el gobierno sandinista así como un medio más para presionar el gobierno de
Castro en Cuba, de tal suerte que las acciones se dirigieron en ofrecer recursos por parte
de Reagan a la región, incentivos a la inversión, acceso exento de aranceles al mercado
estadounidense pidiendo a cambio la anuencia de los gobiernos locales y hasta soportar
la invasión militar directa, todo para evitar que se gestara una alternativa al
neoliberalismo en los ochenta.

Cómo se introduce el neoliberalismo en América Latina.

En Agosto de 1971 Nixon suspende las ventas de oro, lo que ocasiona que se cancele la
65
conversión de dólares en oro Esto provocó que se rompieran los acuerdos de tipo de
                                                            
64
Op. Cit. p. 186.
65
Friedman y Mansell cit. En Acevedo, 2004, p.23.

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cambio fijos, lo que llevó a una inestabilidad monetaria, y esto afectó al abanico de
economías nacionales en lo que respecta a las políticas monetarias, fiscales y
arancelarias, elementos determinantes en las variables macroeconómicas.

Se suma a esto el embargo del petróleo a occidente por parte de la Organización de


Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1973, lo que hace que el precio del crudo
suba 400% ,lo que llevó a que los gobiernos ya no pudieran el costo del petróleo, cuadro
que explica en parte la gran recesión desde los años treinta para los años 1974-1975. 66

Lo anterior llevo a diversos países de América Latina a realizar diversas estrategias:


formación de organizaciones de los países más productores de materias primas para
exigir precios internacionales justos, empresas multiestatales con participación privada,
el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), y en 1975, por iniciativa de México en
la ONU la prescripción de la Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los
Estados, entre otras medidas. A decir de Acevedo 67 Estos intentos de los Estados en la
región fueron vistos como una competencia para la escena que se preparaba de tipo
neoliberal, ya que de haber apoyado estas acciones descritas se habría seguido
impulsando el desarrollo interno de las economías y no la plataforma en la que las
 
multinacionales y otros actores con grandes intereses pudieran tener condiciones
más cómodas, de ahí la intervención militar de las diversas dictaduras genocidas en
América Latina en los años de 1974-1979.

“Las consecuencias-la recesión económica-de las crisis bancarias desencadenas por la desregulación de
los mercados de capitales, dolorosas para los países desarrollados, fueron mucho más graves para los
subdesarrollados. Los países pobres carecen de red de seguridad para mitigar el impacto de la recesión.
Así mismo, la competencia limitada en los mercados financieros significaba que la liberalización no
siempre acarrea a el beneficio prometido de unos tipos de interés más bajos” 68

Paralelamente se desarrollo un colapso de la inversión en los países desarrollados, lo


que ocasionó que los bancos buscaran a quien más prestarle, lo que significó un proceso
                                                            
66
Acevedo López, María Guadalupe y Sotelo Valencia Adrián (2004) Reestructuración económica y

desarrollo en América Latina, México, Siglo XXI, p.24.

67
Ibídem.
68
Stiglitz, Op. Cit. p. 94.

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fuerte de endeudamiento en los gobiernos de la región. Se suma a esto la recesión
mundial de 1980-1982 que trajo el que muchos productos primarios cayeran en su
precio drásticamente, esto trajo diversas consecuencias: llevó a que las reservas de los
países latinoamericanos disminuyeran significativamente, Estados Unidos protegiera el
dólar, las tasas de interés internacionales aumentaran, se agranda la inestabilidad
financiera y se hace insostenible el costo de la deuda.69

Esta crisis en las variables macroeconómicas ocasiona que: a) los gobiernos dependan
de grandes préstamos extranjeros para hacer frente a sus compromisos así como
acrecentar la dependencia de la exportación de sectores primarios, b) la necesidad de
insertarse en los mercados financieros, monetarios, c) abandonar la industrialización
interna, d) frenar la expansión del sector público en la economía (Ibídem) y e) tener
todas las condiciones necesarias para la implementación del neoliberalismo en gran
escala, para lo cual se abre paso a los grandes organismos internacionales expertos que
dirán lo que hay que hacer.

Tal como lo señala Stiglitz:

  “Quienes trabajaban en las naciones en desarrollo sabían que algo no iba bien cuando asistían a al
generalización de las crisis financieras y al aumento del número de pobres. Pero ellos no podían
cambiar las reglas del juego o influir sobre las instituciones financieras internacionales que las dictaban.
Quienes valoraban los procesos democráticos comprobaron que la “condicionalidad” que los prestamistas
internacionales imponían a cambio de su cooperación, minaba la soberanía nacional” 70

Tras la crisis de la deuda, los gobiernos en la región vieron como se desarticulaba el


papel como rectores de sus propias economías. Las industrias nacionales no asimilaron
los cambios hasta tener consecuencias graves tras una apertura indiscriminada, ya que el
Estado dejó el control en gran parte de la banca, los energéticos, las comunicaciones,
puertos, empresas estatales, etc. Para dar cabida a un proceso de recomposición
estructural. 71

                                                            
69
Acevedo, Op. Cit. p. 25.
70
Op. Cit. p. 33.
71
Acevedo, Op. Cit. p. 23.

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Es decir, a principios de los ochenta pagar los intereses de la deuda ya no era posible y
se renegocia dicha deuda. “A las negociaciones de los planes Baker, se suceden los
planes Brady y se introducen las reformas del Consenso de Washington”, siendo John
Williamson la persona que publicaría estas medidas en 1990 con el título: “What
Washington Means by Policy Reform” cuyo propósito era: “lograr la estabilidad
económica y desmontar los elementos fundamentales del modelo proteccionista de
desarrollo” 72

73
Stiglitz abona en este sentido al afirmar que las medidas del Consenso se
desarrollaron en América Latina donde los gobiernos de los Estados habían perdido el
control presupuestario, además de que las políticas monetarias se habían traducido en
cifras inflacionarias elevadas, por lo tanto tras elaborar y difundir un discurso donde
todo esto había sido ocasionado por al excesiva intervención estatal, las ideas
neoliberales expresadas en el Consenso obtuvieron su legitimidad.

Las políticas neolibeales han traído consecuencias desastrosas en América Latina, ya


74
que como lo señala Stiglitz , las reformas de ajuste estructural en esta parte del
continente han tratado de ser matizadas con el caso Chileno que se presume como
 
el país que no le ha ido mal como a Argentina, donde el desempleo subió dos
dígitos en 1995, sin embargo, este autor documenta que ya tenía arrastrando un nivel de
paro en los últimos siete años muy grande, por lo que sorprende que hayan resistido
tales condiciones, aún antes de la catástrofe del 2001, sin embargo es claro en las
repercusiones en general para América Latina: “Incluso los países que han
experimentado un moderado crecimiento han visto cómo los beneficios han sido
acaparados por los ricos, y especialmente por los muy ricos-el 10% más acaudalado-
mientras que la pobreza se ha mantenido y en algunos casos las rentas más bajas han
llegado a caer”.

                                                            
72
 Berky y Perry cit. En Acevedo,  2004, p. 26. 

73
Op. Cit p. 44.
74
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  25


75
En este sentido Stiglitz, establece como afirmación general que los países donde se
adoptaron las medidas del Consenso de Washington los pobres no fueron beneficiados y
al respecto cita el caso de América Latina donde el crecimiento no trajo la reducción de
la pobreza ni de la desigualdad, caso contrario, la pobreza aumentó. Este autor critica la
manera en que el FMI presumía de gran manera, hasta antes del desastre del mejor
alumno argentino, el éxito de sus políticas en esta parte del continente y como en
general se habla poco sobre el número de pobres.

Algunas de las propuestas ante el neoliberalismo en América Latina.

El panorama mostrado hasta ahora presenta dos escenarios: por una parte un contexto
internacional difícil por el gran aparato estructural del actual patrón de acumulación
capitalista, y por otro lado, una realidad latinoamericana marcada de sobremanera por
esta forma de ejercer el capitalismo.

Sin embargo, como diría el compañero Salvador Allende: “La historia la escriben
 
los pueblos” y en ese sentido sería oportuno, aún de forma exploratoria, mostrar
dos de los múltiples esfuerzos que se están gestando en la América herida por hacer una
propuesta contrahegemónica.

En este sentido se esbozarán dos alternativas interesantes: una lucha tratando de tomar
el poder (el caso del chavismo o revolución bolivariana) y otra sin tratar de tomar el
poder (el planteamiento teórico de John Holloway).

Tomando el poder: El chavismo o revolución bolivariana.

Chávez llega al poder en Venezuela a finales de los 90 por el colapso, por una parte del
sistema de partidos que predominó después de 1958 y en segundo termino por el
agotamiento del Pacto del Punto Fijo, el cual consistió, a inicios de la década de los 60,
en un convenio entre las principales fuerzas políticas para repartirse el botín de un
desarrollismo sustentado en el petróleo y una complicidad de la izquierda de ese país.
                                                            
75
Ibídem, p. 110.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  26


No obstante, a principios de los ochenta, cuando la crisis de la deuda también llegó a
Venezuela, la renta petrolera también se desplomó, lo que ocasionó que las relaciones
partido y sociedad se desgastaran hasta la fricción, llevando a que después de una
imposición en 1989 de una serie de paquetes de reformas neoliberales, la población
estallara eliminando de facto el llamado Pacto de Punto Fijo originando “el caracazo”,
una revuelta nacional en protesta a las medidas neoliberales en el país.

Al poco tiempo, en 1992, se erige un golpe de Estado que tenía como objetivo derrocar
al régimen neoliberal de Andrés Pérez, el cual no tuvo éxito y donde Chávez participó
como el líder principal. Tras fracasar, Hugo Chávez fue llevado a prisión donde se
acrecentó su popularidad para finalmente ser liberado y participar en las elecciones
presidenciales de 1998.

Hellinger 76 muestra como en la carrera a la presidencia en este periodo, la derecha


presentó al candidato Salas Römer y a la ex miss universo Irene Sáez, sin embargo, a
decir de este autor, la propuesto anti-neoliberal radical de Chávez le valió el apoyo
popular tras el hartazgo de la población venezolana de un régimen de medio siglo que
vio su desmoronamiento tras implementar medidas neoliberales.
 

En sus primeros años de gestión, tal como lo presenta Edgardo Lander 77 en cuanto
a las variables macroeconómicas se dio prioridad al equilibrio de dichas variables y al
control de la inflación, ya que ésta había sido en la década de los ochenta de un 50,5%
habiendo llegado a un 99.9% en 1996. Se siguió con el pago puntual de la deuda
externa, pero no se solicitan nuevos préstamos al Fondo Monetario Internacional, lo que
ocasionó que hubiera más deuda pública interna, alza de interés y el un aumento de
ganancias del sector financiero.

No obstante estas medidas, las élites de empresarios y los mercados financieros retoman
más el discurso político que las medidas económicas concretas, por lo que hay una

                                                            
76
Ellner, Steve/Daniel Helllinger (2003), La nueva política venezolana en la época de Chávez, Clases,
polarización social y conflicto. Nueva Sociedad. Venezuela, p.50.

Lander Edgardo. (2004), “Venezuela: la búsqueda de un proyecto contrahegemónico” en Ana Esther


Ceceña (Comp) . Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI. CLACSO, p. 4.

77
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  27


salida abundante de capitales sin precedentes, de tal suerte que se produce una
contracción de la formación de capital fijo por parte de la iniciativa privada lo cual no es
compensado con la formación de capital fijo público entre 1999 y 2002: “Durante los
primeros cuatro años de gobierno (1999-2002) la formación bruta de capital fijo como
porcentaje del producto interno bruto (PIB) bajó a un promedio de 15%, comparado con
un promedio de 17.5% de los cuatro años anteriores (1995-1998) (BCV 2004). Esto se
traduce en caídas del producto interno bruto de 7.4% en el año 1999 y 12.6% en 2002.
(BCV 2004). La tasa de desocupación se eleva de 11.8% en el segundo semestre de
1998, a un 16.2% en el segundo semestre de 2002. (BCV 2004)”78.

Sin embargo se abrió un espacio de cambios significativos. Chávez toma el poder en


enero de 1999 y en el mismo día de su toma de posesión como presidente anunció el
referéndum para consultar a la población sobre una convocatoria para una asamblea
constituyente. El llamado era para formular la “Quinta República”, un paso diferente y
hacia adelante pensando en la Cuarta República representada por el Pacto del Punto Fijo
marcado por un convenio entre las élites y en su última parte marcado con una serie de
medidas de reformas neoliberales.
 
Esta nueva constitución establece una responsabilidad central del Estado en la
política comercial y la defensa de las industrias nacionales:

“Art. 301. El Estado se reserva el uso de la política comercial para defender las actividades económicas
de las empresas nacionales públicas y privadas. No se podrá otorgar a empresas y organismos o personas
extranjeros regímenes más beneficiosos que los establecidos para los nacionales. La inversión extranjera
está sujeta las mismas condiciones que la inversión nacional”. 79

En el mismo sentido, el Estado adquiere un papel fundamental en cuanto a la actividad


petrolera y otros sectores estratégicos:

“Art. 302. El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de conveniencia
nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones y bienes de interés púlibco y de carácter
estratégico. El Estado promoverá la manufactura nacional de materias primas provenientes de la
explotación de los recursos naturales no renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías,
generar empleo y crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el pueblo”.80

                                                            
78
Ibídem , p.5.
79
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999.
80
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  28


De igual forma en el desarrollo de la agricultura sustentable y la seguridad alimentaria:

“Art. 305. El estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural
integral, y en consecuencia garantiza la seguridad alimentaria de la población; entendida como la
disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente
agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria,
pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental al desarrollo
económico y social de la Nación” 81

Otro aspecto a subrayar, es el hecho de que en la nueva constitución se adhieren todas


las principales propuestas en materia de derechos humanos nacionales e internacionales.

Así mismo, resalta como en esta nueva carta magna se establecen formas de
participación política de la población, lo cual viene a dar un nuevo matiz a la
democracia participativa combinándose estas propuestas con una propuesta de
vinculación entre la economía y la participación popular:

“Art. 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo
político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la
iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y
ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico,
 
las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la co-gestión, las cooperativas en todas sus
formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás
formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad. La ley establecerá las
condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de participación previstos en este Artículo” 82

En este mismo sentido, en el 2001 con la aprobación de la Ley Habilitante, la cual le da


potestad al presidente para dictar Decretos con Fuerza de Ley. Mediante esta ley,
Chávez emite tres leyes que implican cambios significativos: La Ley de Pesca y
Acuicultura, La Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y la Ley Orgánica de
Hidrocarburos. La primera tiene el objeto de asegurar el “aprovechamiento responsable
83
y sostenible de los recursos hidrobiológicos” y para ello se define como “propiedad
del Estado los recursos hidrobiológicos que se encuentran permanente u ocasionalmente
en el territorio nacional y en las áreas bajo soberanía de la República”. La ley de Tierras
y Desarrollo Agrario pone límites a al propiedad del latifundio y da reconocimiento del
derecho a la tierra que tienen los campesinos, así como la función prioritaria de la tierra
                                                            
81
Ibídem.
82
Ibídem.
83
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  29


para la seguridad alimentaria. Por su parte, La Ley Orgánica de Hidrocarburos “precisa
un conjunto de normas sobre la principal industria del país que define orientaciones
radicalmente contrarias a la ortodoxia liberalizadora en la mayoría del continente” 84 Por
lo que se define fuertemente la propiedad de la República sobre todos los yacimientos
de hidrocarburos. Al mismo tiempo se explicita el control público sobre PDVSA
(Petróleos de Venezuela), empresa que venía adquiriendo un matiz más transnacional
que público y que es de una importancia tal como PEMEX para México, al respecto de
este nuevo control del petróleo se señala:

“Corresponde al Ministerio de Energía y Minas la formulación y seguimiento de las políticas y la


planificación, realización y fiscalización de las actividades en materia de hidrocarburos, lo cual
comprende lo relativo al desarrollo, conservación, aprovechamiento y control de dichos recursos..(..)”.85

Otra de las reformas importantes han sido hechas en la materia de política social o
aquellas que tienen el fin de erradicar la pobreza. Una parte importante es el rechazo
que se a las políticas focalizadas que actúan bajo el supuesto de que le mercado es el
distribuidor por excelencia de la riqueza, y el problema de la pobreza es un asunto de
intervenir con los que no fueron capaces de competir en el mercado. En sentido
contrario, se parte de la necesidad de instrumentar políticas universalistas, la cuales
 
actúan bajo el supuesto de que independientemente del mercado, todos los seres
humanos tienen derechos sociales que el Estado debe garantizar. 86.

En este sentido, al contrario del resto del continente, La Ley Orgánica del Sistema de
Seguridad Social, el financiamiento de las pensiones y jubilaciones no es de manejo
personal, sino colectivo siendo el gran responsable el Estado. Así mismo, en el sector
educativo se produce un aumento importante de la matrícula, así como la
implementación de las Escuelas Bolivarianas donde los estudiantes tienen una jornada
escolar completa, alimentación y servicios de salud.

Estas medidas, entre otras, fueron posibles por un aumento en el gasto público en el
2001 como porcentaje del PIB, ya que pasó del 22.8% en 1998 al 27.8%, de igual forma

                                                            
84
Lander, Op. Cit. p. 5.
85
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999.
86
Lander, Op. Cit. p. 7.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  30


el gasto social como porcentaje del gasto público fue de 8.4% en 1998 al 11.3%, yendo
casi todo este aumento a seguridad social y a educación.87

Bajo este esquema en el 2001 Chávez lanza el Plan Bolívar consistente en la acción
cívico militar para reparar la infraestructura de los barrios, escuelas, hospitales, atención
médica, construcción de vivienda y distribución de comida.

En el terreno productivo se da un impulso a las organizaciones y cooperativas con


microcréditos, por ejemplo el Banco de la Mujer, el cual capacita en lo técnico y
financiero a mujeres pobres del país, de tal suerte que se han trabajado unidades
económicas asociativas cuyos proyectos productivos son apoyados. De igual manera se
han entregado tierras a campesinos de acuerdo para impulsar los “Fundos Zamoranos”
que incluyen de acuerdo al Instituto Nacional de Tierras: “tierra; organización;
asistencia técnica y capacitación; mercadeo; infraestructura, servicios y financiamiento”
88
y de acuerdo a este mismo instituto la meta para el año 2003 era la entrega de dos
millones de hectáreas junto con programas de apoyo. Así mismo se han introducido
programas de apoyo crediticio a la pequeña y mediana empresa con un fuerte
componente en el sentido cooperativo, para las cuales se establecerán márgenes de
 
preferencia, contratos reservados que involucren incorporación de bienes de valor
agregado nacional y tecnología.

Estas medidas se enmarcan en la versión oficial en lo que se denomina la “Economía


Social” la cual consiste en:

“Promover y estimular el desarrollo de las pequeñas y medianas industrias y las cooperativas que estén
ubicadas en el país, sean productoras de bienes, ejecutoras de obras o prestadoras de servicio, mediante el
establecimiento de márgenes de preferencia, contratos reservados y la utilización de esquemas de
contratación que impliquen la incorporación de bienes con valor agregado nacional, transferencia de
tecnología, y la incorporación de recursos humanos en los procedimientos de selección de contratistas
regidos por el Decreto de Reforma Parcial de La Ley de Licitaciones, así como en la contratación de
servicios profesionales”..(..)..Este decreto ha tenido un significativo impacto en las compras
gubernamentales de obras, bienes y servicios a las pequeñas y medianas industrias y las cooperativas.”.89

                                                            
87
Ibídem.
88
Ibídem.
89
Ibídem.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  31


Así mismo merece una atención especial lo realizado en materia de salud. En el 2003 se
inicia una misión más: Misión Barrio Adentro el cual consiste en la prestación del
servicio de salud a la mayoría de las personas con una distribución de este servicio
mediante una ubicación de médicos, sobre todo cubanos, mediante colonias, parroquias,
etc. De tal suerte que se han llegado a construir como “departamentos” de dos pisos, en
la parte de arriba vive el médico y abajo es el consultorio donde pueden atender al
paciente que lo solicite las 24 horas. Si alguien requiere servicios más especializados, es
remitido a otras clínicas más sofisticadas o inclusive es llevado a Cuba para la atención
que requiera.

Estas tres leyes fueron catalogados por las oligarquías nacionales y extranjeras como un
atentado a la propiedad privada, por lo que el 10 de diciembre de 2001 se realiza un
paro patronal nacional de 24 horas exigiendo la revisión de dichas leyes, de tal suerte
que la oposición actúa con un papel decisivo de los medios de comunicación.

Como se ha mostrado, la lucha bolivariana ha tratado de hacer la lucha contra el


neoliberalismo tomando el poder del estado: la pugna por la posesión de la presidencia
vía electoral, control de una nueva constitución y acciones sociales por parte del
 
Estado en manos del chavismo, sin embargo, también pueden caber otras formas
de hacer la revolución, como se verá en la siguiente sección.

Sin tomar el poder: Holloway.

Esta lucha sin tomar el poder puede tener dos referentes, por decirlo de una forma
didáctica: uno abstracto, el planteamiento teórico de John Holloway de cambiar al
mundo sin tomar el poder; y otro empírico: los esfuerzos concretos de la dignidad
zapatista en México.

En el presente texto solamente se retomara el aspecto abstracto de la propuesta teórica


de Holloway por dos razones: 1) porque cada rubro merece su espacio en el análisis por
la propia riqueza de sus aportaciones y 2) porque un trabajo sobre la dignidad zapatista
merece un esfuerzo mayúsculo objeto de un trabajo aparte.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  32


De tal manera que esta sección se abordará de forma muy general algunos de los
elementos de la propuesta teórica de John Holloway de cómo se puede hacer la
revolución sin tomar necesariamente el poder.

Holloway ha problematizado, entre otras cosas, la idea de lo que es la revolución, ya


que pone en la mesa del debate el hecho de que lo que significó durante mucho tiempo
cambiar el mundo no consiguió sus objetivos. Principalmente tomar el control del
Estado para luego hacer los cambios sociales, no significó una fórmula que diera
resultados.

En muchos de los casos, expresa el autor en su principal obra: “Cambiar el mundo sin
tomar el poder: el significado de la revolución hoy” (2002), tomar el Estado sólo
originó una privatización del poder por una burocracia centralista. En palabras del autor:

“Cambiar el mundo sin tomar el poder, como su propio nombre indica, implica una necesidad de cambio
del mundo. Este cambio debemos hacerlo partiendo de la base de que la lucha por cambiar el mundo no
debe ser una lucha centrada en el estado y en la toma de poder del estado. Es fundamental que
desarrollemos nuestras propias estructuras, nuestras propias formas de hacer las cosas” . 90

Otro concepto que problematiza este intellectual es el de la concepto de lucha de clases,


  en el sentido de su relevancia como herramienta conceptual en la época
contemporánea, es decir, ¿es aún pertinente esta categoría en la actualidad?

A decir de este autor, hoy en día existen por un lado hay muchas protestas contra el
neoliberalismo, contra el capitalismo, pero no son realizadas todas por la clase obrera,
por lo que el concepto de lucha de clases si no ha desaparecido se ha transformado
radicalmente: los cocaleros en Colombia, Perú, Bolivia, los piqueteros en Argentina, las
victorias electorales de los regímenes de izquierda en América Latina, los zapatistas,
Evo Morales, los Sin Tierra, todos estos movimientos son contra el capitalismo en su
etapa neoliberal, pero no todas son hechas por la clase obrera, entonces, ¿Qué es la
lucha de clases?

Para este investigador de la Universidad Autónoma de Puebla, la categoría lucha de


clases debería abrirse, evitar la sacralización de un fetiche para esta herramienta
conceptual, evitar su cosificación, no eludir la construcción social que está implicada
también en las categorías, de tal suerte que los sustantivos se conviertan en verbos, de

                                                            
90
Holloway en http://www.republicart.net/disc/aeas/holloway01_es.htm..

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  33


esta manera la cuestión sería no definir, encerrar la categoría en cuestión sino
problematizar los antagonismos implicados en una definición de clase. 91

Es así como la lucha de clases debe entenderse como un polo del antagonismos social,
es la lucha que no implica la determinación de cierto grupo de personas, y este
entendimiento se vería que hoy en día la lucha de clases totalmente vigente.

Si luchar puede ser lucha de clases, entonces se verá que lo indispensable es el hacer, si
la lucha de clases no le corresponde solamente a la clase obrera, si cualquier intento de
hacer frente al capitalismo puede caber en esta categoría marxista, entonces si alguien
decide no comprar un producto de cierta empresa, hacer una marcha, formar un
sindicato, todo esto cabe en la lucha, implicadas todas estas formas de acción en el
hacer, en la capacidad del sujeto de ser actor.92

De tal suerte que será obvio que todo hacer es social, en toda obra está implicada por el
grupo de personas del cual somos parte. Se podría pensar que esto es natural a nuestro
estado animal, ya que todos, sino es que la gran mayoría de los animales crean toda su
vida en comunidad, sin embargo Holloway 93 cita la distinción hecha por Marx de
  la diferencia del ser humano y el resto de los animales: “la proyección”, y lo hace
por medio del ejemplo de la abeja y el trabajador de la construcción: pese a que
cualquier abeja pudiera superar a un ser humano en la construcción de un espacio, la
abeja no proyecto antes de hacer su obra en su mente, mientras que el ser humano sí lo
hizo.

De esta manera el hacer es fundamental, y es social, pero ¿Qué sucede con el hacer en el
capitalismo? Para Holloway,94 el hacer es destrozado en el capitalismo porque el
capitalista separa el hacer de lo hecho, el capitalista forma un mundo donde presenta a
la propiedad como algo muy deseable y para tener esa propiedad es indispensable tener

                                                            
91
Holloway, John (Coord.) (2004), Clase=lucha, Argentina, Editorial Herramienta. IICH-BUAP, p.80.

92
Ibídem.
93
Holloway, Op. Cit. p. 86.
94
Op. Cit. p. 46.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  34


dinero, el cual es obtenido vendiendo la fuerza de trabajo de cada ser humano, para lo
cual el capitalista dispone los medios de producción y un salario que lo hará volver día
tras día. Pero quien decide que tiene que hacer el trabajador es el capitalista, se ha
terminado la capacidad de proyección para el que hace, sólo le concierne la ejecución, el
ser humano es ahora convertido en abeja, ya no es un ser humano, el capitalista se
apropia del producto del trabajo de los demás y esto le da más y más riqueza al
propietario porque el trabajo vale más que lo que se paga en salario al hacedor, el
capitalista le extrae más valor de lo que paga.

Es así como “el hacer que crea las condiciones para el hacer de otros es ahora visto
como la producción de cosas que los demás compran”. Esto ocasiona que las relaciones
entre las personas son mediadas por cosas, ya sea dinero, mercancía, el Estado, las
relaciones sociales se fetichizan en cosas.

El hacer es entonces el punto nodal de la lucha, de la defensa y del contraataque del


95
capitalista. La apuesta de Holloway es entonces entender que el hacer es desde no
comprar un producto hasta tener un puesto de alto mando, en este sentido tiene tanta
trascendencia para la revolución un acto como el otro, por lo que una apuesta
 
desdeñada desde la visión macro puede ser ahora una forma determinante de hacer
la revolución: hacer grietas en el tejido de dominación capitalista, así hacer la
revolución puede tener lugar en todas partes del mundo, de tal suerte que el lugar no
tiene que ser sólo el Estado como se decía en la segunda mitad del siglo XX, entenderlo
de otra manera implicará que hay una multiplicidad de lugares “válidos”.

El capitalismo así se puede terminar no por un ataque al corazón sino por una multitud
de picaduras de abeja para poder destruir al capitalismo porque éste esta destruyendo
todo. Hay una idea importante en esta discusión: si el capitalismo se hace no sólo por
medio de grandes estructuras sino que es una construcción social que se hace y rehace
todos los días en todos los instantes en todos los espacios, el ataque implicará también
la lucha en todos esos espacios oblicuos, lo que implica que la revolución puede ser
aquí y ahora.

                                                            
95
Op. Cit. p. 56.

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Hacer esta reflexión expresará que el capitalismo es una creación y como tal se rehace
todos los días, por lo que el ataque a este sistema de organización social que esta
acabando con la vida se concretizara en un hacer diferente: un no hacer, dejar de hacer
el capitalismo, dejar de alimentarlo bajo la creencia de que estará para siempre, ilusión
que apacigua cualquier intento de hacer una vida diferente. Así las cosas se pensaría
más en dejar de hacer el capitalismo que en destruirlo, es dejar entonces se ser
subordinado, ya que como dice Marx: “la mercancía niega nuestro hacer, pero nosotros
la creamos”96

                                                            
96
Ibídem.

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Conclusiones.

Es claro que el patrón de acumulación capitalista tiene su rostro contemporáneo en el


neoliberalismo y su globalización económica, fenómenos que han traído, sobre todo
para América Latina, procesos de empobrecimiento para la mayoría de su población.

Es importante ver cómo el neoliberalismo, al ser revisado en los supuestos que le


subyacen, se erige como un dogma con unas bases muy concretas, fenómeno
fundamental para entender que este patrón de acumulación tiene fines muy concretos
más allá de la multiplicidad de prácticas que pudieran desviar la mirada, sin embargo, es
compacto en su estructura: la concentración de poder y de recursos.

Dicho proceso se ha sofisticado día con día, sobresaliendo la manera en que el


capitalismo para perpetuarse ha tomado no sólo la esfera productiva del quehacer
económico, sino también ha acrecentado su poder vía la especulación financiera.

Así mismo, ha renovado su poder por la “privatización” de los universos simbólicos,


por el apoderamiento del sentido común en la racionalidad de la mayoría de los pueblos
  del mundo, de tal manera que una manera de reconcentrar el poder ha sido
tomando las esferas cualitativas que antes no pertenecían al capital, lo que ha
formado un gran eje ideológico que permea la mayoría de las esferas de la vida de los
seres humanos.

Para América Latina se torna interesante la manera en que se fue insertando el


neoliberalismo: desde una crisis de la deuda y la necesidad de comprometerse con los
grandes organismo internacionales, hasta la complicidad de las oligarquías nacionales
en cada contexto específico, sin embargo, los resultados han sido evidentes: mayor
exclusión y pobreza.

Ante este escenario se ha retomado en una polarización sólo didáctica dos casos
paradigmáticos de cómo se pudieran luchar contra el capital en el escenario
latinoamericano: desde el poder o sin el poder. Es claro que en estos dos extremos no se
agotan las alternativas, sin embargo es ilustrativo mostrarlo así para despertar la
reflexión sobre la apertura que pudiera tener el hacer la revolución.

En este sentido, tanto la revolución bolivariana como la propuesta teórica de Holloway


se erigen como interesantes por una razón fundamental: indican que hay una lucha

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  37


permanente contra el capital, muestran que los seres humanos no hemos aceptado este
destino y que todo estamos construyendo varias caminos para poder alzar otra realidad.

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No. 12, edición electrónica.

  Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009  39


EL ERRÁTICO PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES ECONÓMICAS EN EL
ORDEN INTERNACIONAL

Dr. Jorge Abel Rosales Saldaña1

1) Introducción:

La actual crisis económica iniciada en diciembre de 2007 en el sector inmobiliario de

los Estados Unidos, es el mejor ejemplo que ilustra la irresponsabilidad con que han

actuado en las últimas décadas los organismos internacionales encargados de poner

orden en la economía global, particularmente el Fondo Monetario Internacional y el

Banco Mundial. La falta de responsabilidad y previsión de los bancos, la carencia de

regulaciones adecuadas que contengan la voracidad del sector financiero, el afan de

lucro de los grandes inversionistas y el control de intereses privados de las grandes

potencias sobre las organizaciones económicas internacionales, son factores que

explican la crisis económica mundial y el desprestigio de los organismos impulsores de

la globalización económica.

En este ensayo se resalta la importancia creciente que han adquirido las

organizaciones económicas en el sistema internacional, sobre todo al observar un

desarrollo espectacular del fenómeno organizacional a partir de la segunda mitad del

siglo XX. Se parte también de la convicción de que en el campo de las relaciones

interestatales, las instituciones internacionales son necesarias para impulsar la

cooperación entre los países, dado que los Estados nacionales no son capaces de

satisfacer plenamente las necesidades de sus ciudadanos, especialmente en términos de

seguridad y bienestar.

Esa fue una de las ideas originarias que impulsaron la creación del sistema

internacional de la segunda posguerra, basado en instituciones especializadas de

1
Dr. Jorge Abel Rosales Saldaña. Profesor-investigador del Departamento de Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos. CUCSH-Universidad de Guadalajara

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 1


carácter internacional o regional. Y es que al menos en teoría, en el fondo de todas

estas instituciones se encuentra la premisa de la cooperación multilateral tendiente al

logro de objetivos comunes.

Sin embargo, en la actualidad se está cuestionando fuertemente a las

organizaciones económicas y financieras multilaterales porque pasaron a constituir

instrumentos políticos, bajo el dominio de los Estados Unidos y de los países más

influyentes del Grupo de los Siete. Potencias que han impuesto una gestión por parte del

Fondo Monetario Intrnacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización

Mundial de Comercio (OMC), enfocando la globalización desde puntos de vista

particularmente estrechos, modelados conforme a una visión específica de la economía

y la sociedad que ha desembocado ya en varias crisis económicas que han llevado a la

ruina a muchas sociedades. Por lo que se impone en la actualidad una necesaria reforma

para democratizar las prácticas y procedimientos de esos organismos internacionales.

2) Enfoques conceptuales

Fue David Mitrany (1983) quien originalmente planteó un modelo de

integración del sistema internacional que implica la existencia de organizaciones a las

que se les transfieren ciertas funciones y lealtades por parte de los Estados, pero que son

manejadas por técnicos profesionales y no por elites políticas. Mitrany también

desarrolló el concepto de ramificación al considerar que si la integración mundial ha

comenzado en un área determinada, el mismo proceso lleva a cooperar en otros ámbitos

comunes. Tal como ocurrió, por ejemplo, en la construcción de la actual Unión

Europea.

Mitrany (1983) argumentaba que la innovación institucional requerida para

afrontar el reto de la interdependencia llevaría a la creación de múltiples instituciones

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 2


internacionales “funcionalmente eficientes” por corresponder a un conjunto de

intereses colectivos predeterminados y sus demandas. Paralelamente, el enfoque que

centraba el análisis de las relaciones internacionales solamente entre gobiernos

nacionales fue cuestionado nuevamente en los años setenta por la creciente visibilidad

de los actores internacionales diferentes al Estado.

Robert Keohane y Joseph Nye, padres de la teoría de la interdependencia,

adelantaban en su obra denominada: Transnational Relations and World Politics (1971)

la existencia de un paradigma de la política mundial que “trasciende el problema del

nivel de análisis ampliando el concepto de actores para incluir a los actores

transnacionales y desglosando conceptualmente el duro esqueleto del Estado-nación”

(Keohane y Nye, 1971: 380).

Con este paradigma, Keohane y Nye profundizaron una de las ideas centrales de

su trabajo cumbre, la obra posterior que denominaron Power and interdependence

(1988), esta idea era que la interdependencia creciente estaba generando una pérdida de

autonomía política y económica en los países desarrollados, que debía ser atendida

mediante la adopción de “políticas de cooperación que involucren la coordinación

conjunta de políticas a través de instituciones internacionales” para obtener “resultados

óptimos” (Keohane y Nye, 1988: 393-394).

Con el paso del tiempo, las instituciones internacionales, más allá de limitarse a

su rol como instancias de coordinación para obtener resultados mutuamente ventajosos

en la cooperación requerida en un mundo cada vez más interdependiente, también se

proyectaron como una de las instancias que han cambiado la toma de decisiones en la

política internacional.

Así lo señala Held (1996: 411) cuando afirma que “el desarrollo de las

organizaciones internacionales y transnacionales ha conducido a importantes cambios

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 3


en la estructura de toma de decisiones de la política mundial”. Esto significa que

las dramáticas transformaciones en el orden global representan serios desafíos para los

analistas del sistema internacional, dado que sugieren una transferencia de poder desde

los Estados-nación hacia entidades multilaterales de carácter intergubernamental.

Proceso que se complementa actualmente con la desconcentración de funciones y

prerrogativas a las entidades subnacionales, como a las provincias, municipios y a los

gobiernos locales y, en algunos casos, hasta las organizaciones de la sociedad civil que,

al no perseguir fines de lucro, pueden ser mas eficientes, tener mayor capacidad de

convocatoria y generar más confianza entre la población.

Esa importancia creciente de las instituciones internacionales ha dado pie al

desarrollo de enfoques como el del institucionalismo neoliberal que cuestionan

postulados centrales del realismo como el concepto de “anarquía”. Al respecto, Lebow

(1994: 269) señala que “las supuestamente ineludibles consecuencias de la anarquía han

sido ampliamente superadas por una compleja red de instituciones que gobiernan las

relaciones interestatales y proveen mecanismos para resolver disputas”. En consecuecia,

esas instituciones contribuyen a sostener un consenso a favor de la consulta y el

compromiso para evitar las consecuencias de los desequilibrios de poder entre Estados.

Y es que una premisa fundamental del enfoque teórico desarrollado por Grieco (1990)

establece que la anarquía puede ser administrada a través de instituciones que otorguen

cierta predictibilidad o estabilidad sobre las relaciones interestatales.

Al igual que los iterdependentistas, Grieco (1990) destaca mediante el enfoque

del institucionalismo neoliberal, que las instituciones internacionales cuyos integrantes

son gobiernos nacionales presuponen elevados niveles de interdependencia y que siendo

esos procesos sumamente dinámicos, el número, las atribuciones, los instrumentos y

capacidades de las instituciones internacionales irá en aumento y estarán en evolución

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 4


constante. Una situación que ya se esbozaba aunque en forma menos clara desde la

perspectiva del funcionalismo, corriente que al hablar sobre la interdependencia

mundial argumentaba que se trataba de una condición del entorno que demandaba una

constante innovación institucional.

Estas instituciones intergubernamentales, sin embargo, han tenido desarrollos

distintos a partir de su creación: algunas han perdido vigencia, otras han tenido que

transformarse, la mayoría siguen innovando para responder a contextos de rápido

cambio, y sólo algunas han mantenido un rol determinante en el sistema internacional.

En el caso latinoamericano, instituciones como el FMI, el BM, la OMC, la Comisión

Económica Para América Latina (CEPAL), la Organización de Estados Americanos

(OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, sólo por extensión, los

diversos esquemas de integración regional amparados en el marco jurídico de la

Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), entre otros, han sido actores de

primer orden en los procesos de desarrollo de la región.

3) Los pilares institucionales del sistema mundial

La Organizacion de las Naciones Unidas (ONU) ha sido la institución

multilateral por excelencia utilizada por los países latinoamericanos para tratar de

equilibrar sus relaciones asimétricas con Estados Unidos y lograr un desarrollo integral

sostenible. La Carta de las Naciones Unidas, que recoge los postulados centrales del

derecho internacional, es al menos formalmente el instrumento garante de unas

relaciones equitativas, respetuosas y cooperativas entre las naciones, que ha sido

utilizado por países como México para exigir respeto a su soberanía, para compensar su

relación bilateral asimétrica con Estados Unidos, para abogar por la autodeterminación

de los pueblos en casos como el del régimen de Allende en Chile, o reclamar la no

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 5


intervención y la solución pacífica de los conflictos como el centroamericano en la

década de los ochenta.

En la Asamblea General de la ONU se plantean los más diversos temas globales

que requieren de la cooperación, el apoyo, la solidaridad y el compromiso

multilaterales. Desde este foro, los países latinoamericanos han respaldado la adopción

de la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, que sentó un precedente

importante en la responsabilidad que tienen los países industrializados en el desarrollo

de las demás naciones, y han impulsado la negociación de regímenes internacionales

como el del derecho marítimo, que establece los límites de las aguas consideradas

patrimonio exclusivo de cada país, entre otros logros. El Consejo de Seguridad, con los

dos asientos no permanentes para la región latinoamericana, es un órgano de

deliberación sobre los conflictos y las amenazas internacionales, donde los países

latinoamericanos han trazado una historia a favor de la solución pacífica de las crisis

políticas, la no intervención y el respeto a la legalidad internacional, principios

frecuentemente violados por los gobiernos poderosos que no respetan sus propios

compromisos.

La amplia labor realizada por los organismos especializados de la ONU ha

impulsado el desarrollo de la región en temas como la educación, los derechos

humanos, la agricultura, la salud, entre otros. Además, en el caso particular de la

CEPAL, los países latinoamericanos se han acogido a los lineamientos planteados por

este organismo regional, adoptando, por ejemplo, programas económicos inspirados en

las teorías del desarrollo y la dependencia, y emprendiendo fases históricas de

crecimiento, basadas en el modelo de sustitución de importaciones. Las conclusiones de

Raúl Prebisch (1952: 12) en el sentido de que “mediante la industrialización los países

tienden a crecer con ritmo superior al de sus exportaciones”, o que a través de planes de

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 6


desarrollo estatales y grupos de integración regionales, se podría estimular el

comercio recíproco entre los países de la región (Prebisch, 1964: 20) fueron en su

momento muy influyentes.

De igual forma, el pensamiento neoestructuralista ha representado un contrapeso

a la interpretación monetarista que en las últimas décadas han impulsado los organismos

financieros internacionales que crearon el catálogo de recetas agrupadas en el famoso

“Consenso de Washington”, que condicionan el acceso al crédito internacional al

compromiso con las reformas de ajuste estructural para abrir mas el mercado interno a

favor de los grandes monopolios y bancos internacionales.

La CEPAL sigue aportando elaboraciones teóricas diseñadas para América

Latina que luego son debatidas en el ámbito internacional, como las contenidas en los

documentos publicados en los años noventa: Transformación productiva con equidad;

Equidad y transformación productiva, un enfoque integrado; Políticas para mejorar la

inserción en la economía mundial. O como el concepto de “regionalismo abierto”, que

con sus propias modalidades implementan México y Chile para lograr una

complementariedad bilateral y su inserción en la economía mundial.

Por otro lado, pero influyendo más decisivamente, se encuentran las

instituciones financieras internacionales como el FMI, el BM y el BID, las comerciales

como la OMC, y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos

(OCDE) que como “club de ricos”, gestionan la globalización a través sobre todo de

préstamos condicionados, en el caso de los organismos financieros, y de políticas que

causan temor sobre la exclusión de los mercados, en el caso de los comerciales. Estos

organismos han impulsado reformas de corte neoliberal decisivas en las economías

latinoamericanas.

Con este enfoque, los procesos de apertura comercial, liberalización financiera,

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 7


privatización y reducción del gasto público; así como los énfasis

macroeconómicos, la visión que coloca a las exportaciones como el “motor económico”

y la supresión de mecanismos redistributivos en las políticas del Estado, representan

algunos de los postulados centrales que tales instituciones han promovido y que

nuestras economías han adoptado en mayor o menor medida. Tal política supone que

realizando reformas de mercado se asegura la recuperación económica, el crecimiento

de largo plazo y la estabilidad económica. Pero de cara a la realidad, en las últimas

décadas la experiencia internacional demuestra que los resultados han sido

contraproducentes en los países que han aplicado a ciegas tales recomendaciones.

Contrariamente, en el caso de la crisis económica de 2008 generada en los Estados

Unidos, se observa un absoluto desdén a cualquier recomendación o regulación por

parte del sector financiero y el gobierno federal con respecto al papel que están

obligados a ejercer estos organismos.

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son las organizaciones

financieras que a través de los programas de ajuste estructural, cuentan con mas

instrumentos para presionar a los países en desarrollo para que se liberalicen en

términos comerciales. Tal liberación es una de las principales condiciones para

conseguir apoyo financiero en casos de quiebra económica, la reducción de la deuda

externa y el flujo de inversiones productivas. Las famosas “cartas de intención”

impuestas por el FMI a decenas de países que han caído en la bancarrota (Rosas, 1999),

generalmente exigen de los gobiernos la reducción del gasto público, la supresión de los

subsidios a los sectores sociales mayoritarios, el aumento y generalización de los

impuestos como el Impuesto al Valor Agregado, la privatización de las empresas

estatales y los servicios públicos, y el abatimiento de los apoyos a los productores

nacionales, con el consiguiente aumento de los costos de los insumos, que impiden una

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 8


competencia más equitativa en los mercados internacionales.

Cabe destacar que a pesar de que al menos en teoría, los principios inspiradores

de estas instituciones son altamente plausibles, en la actualidad están muy lejos de

promover los objetivos sobre el desarrollo y la cooperación plasmados en sus

documentos constitutivos. Como son en el caso de la OMC, el compromiso de que las

relaciones económicas deben tender a elevar los niveles de vida, el pleno empleo, el

ingreso real y la demanda efectiva. O como también se enuncia en el protocolo

fundacional de la OMC, el postulado de promover la producción y el comercio de

bienes y servicios, mediante la utilización óptima de los recursos mundiales con base en

el desarrollo sustentable, protegiendo el medio ambiente y atendiendo el nivel de

desarrollo de cada país.

El Banco Mundial, por su parte, expresamente declara que su principal objetivo

es reducir la pobreza y elevar los niveles de vida, promoviendo el desarrollo sustentable

y la inversión en recursos humanos. En tanto el FMI, organismo especializado en

rescatar a las economías en quiebra, dice que ”concede préstamos a los países miembros

que tienen dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras externas, pero sólo

a condición de que emprendan reformas económicas que permitan eliminar dichas

dificultades, por su propio bien y el de todos los países miembros” (Driscoll, 2003: 2)

Es interesante notar que en el documento oficial titulado ¿Qué es el FMI?”, se niegue

que el Fondo tenga control sobre las políticas internas de sus países miembros y que

sólo trata “mediante la argumentación racional, de persuadir al país miembro de los

beneficios internos y externos” de la adopción de sus recomendaciones, mismas que

cuentan con “apoyo del conjunto de los países miembros” (Driscoll, 2003: 4), cuando en

realidad las famosas recetas son diseñadas por una pequeña burocracia al servicio de los

intereses específicos de los inversionistas financieros internacionales y de los países del

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 9


Grupo de los Siete que monopolizan los Derechos Especiales de Giro y, por tanto,

el voto dentro del FMI y el BM.

La falta de congruencia entre los objetivos postulados oficialmente por esos

organismos financieros y la función perversa que en las últimas décadas están

desarrollando y que ha llevado a la ruina a muchas sociedades, ha sido analizada por

varios destacados autores, que en esencia explican que en los años sesenta operó un

cambio importante que marcó la vocación de esas organizaciones a favor de intereses

particulares del sector financiero y comercial de los países centrales, específicamente de

los Estados Unidos. Corbalán (2003: 1) señala al respecto que durante esos años “la

pérdida de hegemonía norteamericana incentiva a sectores políticos, financieros y

productivos de ese país a una recuperación del liderazgo perdido tanto en el terreno

comercial como monetario”.

La forma de retomar ese liderazgo fue a través de la promoción de “un sistema

de coincidencias y consensos que pudieran permitirles desarrollar y administrar una

política de conjunto para reordenar el plano de las relaciones internacionales”

(Corbalán, 2003: 1-2). Así, agrega Corbalán, “tanto para las relaciones entre el mundo

desarrollado respecto a los países subdesarrollados y socialistas se potencia el

carácter instrumental de los Organismos Internacionales de Crédito con el objetivo de

ejercer el disciplinamiento, el monitoreo y el control de las políticas económicas que

pudieran gestarse e implementarse”.

La formalización de esta estrategia vino años después con la denominada

“Comisión Trilateral” de 1973. Como también apunta Corbalán (2003: 3), “esta

Comisión, promovida en sus inicios por David Rockefeller, fue incluyendo a los más

destacados sectores del stablisment norteamericano, japonés y de algunos países

europeos como Alemania y Francia, al que se suman otros como Canadá y Reino

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 10


Unido. En realidad es la expresión de las elites del capital financiero y

transnacional, al que se suman aportes importantes de sectores del mundo académico

de Universidades y centros de Investigación de dichos países. También dueños y

directivos de medios de comunicación, sobre todo de la gran prensa”.

La idea era sustentar la expansión del capital financiero y las empresas

transnacionales en el terreno global de manera sistemática, mediante el impulso de

reformas a las estructuras estatales y la adopción de esquemas que rompieran con la

definición tradicional de soberanía. En este sentido, el concepto de interdependencia se

utilizaría como un eslogan de esta pretendida globalización del capital, en primer lugar

porque presuponía colocar a los diversos actores, en este caso a los Estados en calidad

de socios, y segundo, porque dependiendo del área de interés, podían incluir a agentes

tales como las empresas transnacionales, los bancos internacionales y las organizaciones

representativas de la sociedad civil, de modo que los nuevos socios no quedarían

reducidos al ámbito del Estado, lo que de entrada empataba con la erosión del concepto

tradicional de soberanía.

De este modo, aunque la Comisión Trilateral tenía un origen eminentemente

privado, pronto tuvo como socios principales a los Estados capitalistas mas

desarrollados. Lo que se reflejó a su vez en los organismos internacionales como el

FMI, que en 1974 instaura los préstamos del “servicio ampliado”, que a decir de autores

como Bitar (1988: 1), eran muy similares a los denominados de “ajuste estructural” que

aparecieron en 1980 en el BM y en 1986 en el propio FMI. Es decir, se trata del

antecedente directo de los créditos impulsores de reformas de corte neoliberal, que en

un contexto de regímenes autoritarios y de las continuas crisis y necesidades de

financiamiento en la región latinoamericana, terminaron por implementarse a diferentes

ritmos y profundidades según cada país, configurando los escenarios que hoy

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 11


conocemos.

No obstante, como ya se destacó en el caso de la CEPAL, estas reformas

encontraron contrapeso en el pensamiento latinoamericano, lo que si bien no pudo

contener la expansión neoliberal en la región, al menos contuvo algunas políticas y ha

permitido mantener ciertos mecanismos redistributivos que el modelo neoliberal insiste

en desaparecer. Además, al interior de los propios organismos se han venido

desarrollando posturas críticas que han modificado parcialmente los enfoques más

dogmáticos. Por ejemplo, el paso de Joseph E. Stiglitz por la vicepresidencia del BM

contribuyó a distinguir la distancia que se venía trazando de tiempo atrás entre ese

organismo y el FMI respecto a las consecuencias negativas de la imposición del

neoliberalismo a ultranza.

En contrapartida, en posturas mas recientes el BM ha reconocido la necesidad de

la intervención y regulación del Estado en las áreas en que el mercado demuestra

grandes fallas, y ha enfatizado una política social menos focalizada, que ahora ya no

sólo se concentraría en la moderación de la pobreza extrema sino que promovería la

inversión en desarrollo humano, en el sentido de considerar a algunos rubros del

presupuesto social no como un gasto sino como una inversión.

Pero eso no ha sido suficiente, en palabras de Stiglitz , la política del FMI ha

fallado porque “persigue no sólo los objetivos expuestos en su mandato original [...]

También promueve los intereses de la comunidad financiera. Esto significa que el FMI

tiene objetivos que suelen estar mutuamente en conflicto” (Stiglitz, 2002: 261) Stiglitz

explica que en el FMI jamás se planteó formalmente situar los intereses de la

comunidad financiera por encima de la estabilidad de la economía global o el bienestar

de los países en desarrollo. El problema reside en que el personal del FMI provenía de

la comunidad financiera “y muchos de ellos, tras servir con diligencia a dichos

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 12


intereses, retornaban después a ocupar cargos bien pagados en la comunidad

financiera”.

El FMI se convirtió, así, en el cobrador del Grupo de los Siete en detrimento de

los niveles de bienestar y de las empresas locales de los países en desarrollo. En mucho,

siguiendo con esta explicación, eso ha dependido de la ideología fundamentalista de los

funcionarios, que se adhieren a la fe en los mercados libres y que están convencidos de

que la agenda que promueven favorece el interés general: “El problema estriba en que

presentan sus recomendaciones como si fuera doctrina establecida con un amplio

acuerdo, como si fuesen el conjunto único de políticas correctas, sin examinar otros

enfoques ni considerar otras experiencias de desarrollo (Stiglitz, 2002: 276).

En lo que respecta a la OMC, cabe decir que esta institución ha sido otro de los

pilares de la rápida expansión de la globalización económica actual y su influencia es

quizá más evidente. Por ejemplo, en la década de los noventa, mientras que el PIB

global creció alrededor del 3%, el intercambio internacional lo hizo a una velocidad tres

veces mayor. Esto, según Tamames (2002), “debido, entre otras cosas, a las facilidades

de comercio creadas por el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y

Comercio) y desde 1995 por su entidad sucesora, la Organización Mundial de

Comercio (OMC); con áreas de actividad mucho más amplias: derechos de propiedad,

movimientos de capitales, libre circulación de servicios, tecnologías de la información,

etc”.

La adhesión a la OMC por parte de los países latinoamericanos responde a la

lógica de la búsqueda de una mayor diversificación y reciprocidad en los intercamnios,

y a la búsqueda de alguna garantía en el acceso a sus mercados tradicionales de

exportación como los Estados Unidos y Europa. En el caso mexicano, por ejemplo, la

liberalización comercial se fue dando de manera unilateral a partir de 1983, pero era

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necesario procurar que esa reducción arancelaria iniciada por el país fuera

recíproca, y se decidió que la mejor forma de hacerlo era con la adhesión al GATT,

misma que se concretó en 1986. No obstante, las grandes expectativas puestas por

nuestros países en este organismo no se correspondieron con la evolución del

multilateralismo. La Ronda Uruguay se prolongó tanto (de 1986 a 1994) y logró tan

pobres resultados que a la par de las negociaciones en esa Ronda, los países de la región

decidieron reimpulsar los procesos de integración, proliferando entonces la renovación

de los proyectos ya iniciados, y el surgimiento de otros nuevos esquemas.

Pero si bien el GATT-OMC no participó como un factor directo en las

negociaciones que dieron como resultado la creación de nuevos esquemas de

integración latinoamericanos como el MERCOSUR o bilaterales como el de México-

Chile, su influencia indirecta es notable, dado que la mayoría de estos acuerdos han

hecho patente su intención de ser compatibles con las normas y principios del GATT-

OMC, lo que imprime la huella de este organismo en los trazos de la integración

regional. Al final de cuentas, nadie niega que es preferible un sistema comercial con

reglas claras y equitativas a un sistema de negociaciones bilaterales frente a potencias

como Estados Unidos, donde la asimetría ofrece pocas garantías de buen éxito

negociador.

En la actualidad resulta evidente la falta de efectividad de esta institución para

desmantelar los mecanismos desleales de comercio, como el dumping y los subsidios, y

las prácticas proteccionistas de los países más avanzados en áreas sensibles como la

agricultura, en contraposición con la presión contundente que a través de este organismo

realizan los países industrializados en temas como el de los servicios, los derechos de

autor y la propiedad intelectual, compras de gobierno y una mayor apertura unilateral

por parte de los países en desarrollo.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 14


Así, como un efecto colateral no deseado, el GATT-OMC acabó definiendo

en gran medida un nuevo impulso hacia la integración regional, en un contexto donde el

inminente fin de la Guerra Fría iba colocando a los temas económicos en primer plano

de las relaciones internacionales, por encima de las consideraciones estratégico-

militares: "... en mucho mayor grado de lo que se reconoce a menudo, las iniciativas

regionales multilaterales de integración no son elementos substitutivos, sino

complementarios para el logro de un comercio más abierto". Ésta es la conclusión a que

llegó en 1995 un estudio de la Secretaría de la OMC, en el cual se observa que los

acuerdos regionales habían permitido que cada grupo de países negociasen normas y

compromisos que van más allá de lo que era posible multilateralmente en aquel

momento.

Pero en la interpretación de Renato Ruggiero, primer director general de la

OMC, la creación de esa organización va más lejos, en 1998 declaró: “estamos al

principio de una nueva fase de internacionalismo. Vivimos un momento de rápida

transición hacia un mundo diferente. (Tenemos) la oportunidad de reafirmar nuestra

voluntad política mediante un sistema mejor de gobierno global...y de formar

instituciones de una economía que tenga cada vez menos fronteras. Eso es lo que hace

falta en la gran promesa de la nueva edad global” (Madeley, 2003: 92).

No cabe duda que la OMC pretende no solo ser la base jurídica e institucional

del sistema multilateral de comercio sino convertirse en el principal foro y juez, y que a

través de su mecanismo para la solución de controversias, ejercer un poder considerable

y directo en la orientación de los flujos mundiales de comercio, dominados por las

grandes monopolios. No obstante, se puede observar que muchos de sus principios y sus

normas a veces no se cumplen, tanto por la arrogancia de los gobiernos poderosos que

imponen medidas neoproteccionistas y otorgan amplios subsidios a sus empresas, como

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 15


por la erosión que ocasiona la corrupción de las autoridades que toleran la

economía informal, el contrabando y la piratería, que aquejan a amplios grupos sociales

de los países pobres.

Al igual que para el FMI y el BM, se puede observar que la filosofía del libre

comercio de la OMC ha influido decisivamente en otras negociaciones internacionales.

Al respecto se afirma, por ejemplo, que el Acuerdo Multilateral de Inversiones,

propuesto por la OCDE, se derivó de otras negociaciones de la Ronda Uruguay del

GATT. También es difícil separar los ámbitos de acción de cada una de las

organizaciones porque éstas se refuerzan mutuamente y los requisitos o disposiciones de

la OMC no son ajenos a las obligaciones contraídas con otras entidades. Tal es el caso

de algunas normas de la OMC que permiten que los países en desarrollo puedan

proteger a sus agricultores imponiendo aranceles a las importaciones agrarias, pero es

posible que los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y del FMI no lo

permitan (Madeley, 2003: 96).

Y no sólo ocurre eso, Madeley (2003: 95) asegura que los representantes de las

empresas transnacionales ejercen una poderosa influencia en la OMC: “Aunque son los

ministros y sus colaboradores quienes negocian en las reuniones de la OMC, suelen

asistir representantes de las principales empresas para presionar a favor de decisiones

favorables a sus negocios, y es posible que incluso formen parte de la delegación

oficial”. Con esas presiones de las empresas transnacionales dentro de la OMC es muy

probable que hayan determinado la adopción de normas de comercio internacionales

enfocadas a la creación de un “orden mundial moldeado a imagen de las

multinacionales”

Por su parte, Joseph E. Stiglitz, premio nobel de economía en 2001, dice que la

OMC es el símbolo más obvio de las desigualdades globales y de la hipocresía de los

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 16


países industrializados mas avanzados. “Habían predicado –y forzado- la apertura

de los mercados de los países subdesarrollados para sus productos industriales, pero

seguían con sus mercados cerrados ante los productos de los países en desarrollo como

los textiles y la agricultura. Predicaron a los países en desarrollo para que no

subsidiaran a sus industrias, pero ellos siguieron derramando miles de millones de

dólares en subsidios a los agricultores, haciendo imposible que los países en desarrollo

pudieran competir” (Stiglitz, 2002: 304). Por tanto, la percepción que tiene parte de la

opinión pública mundial de que la OMC responde prioritariamente a los intereses

particulares de los países avanzados, ha llevado a múltiples organizaciones de la

sociedad civil a demandar una agenda internacional más equilibrada, un sistema

económico mas justo, y una mayor vigilancia y control por parte de la sociedad

internacional.

Por tal razón, Guerra-Borges (2002: 193) ha dicho que la OMC es la

organización que en teoría está llamada a ajustar su organización a los nuevos tiempos

de un mundo multipolar, pero no es seguro que lo pueda lograr por carecer de una

auténtica capacidad de liderazgo. Agrega que eso es evidente por lo que toca a los

Estados, que hasta ahora son los depositarios exclusivos de la suerte de los organismos

internacionales, exclusividad que comienza a erosionarse. “La sociedad civil

internacional ha pasado a ser un actor de creciente relevancia en la arena mundial y ha

venido demandando, entre otras cosas, que la OMC marque un alto en sus actividades

liberalizadoras y sea evaluada con participación social” (Guerra-Borges, 2002: 193). Tal

como ha ocurrido en las últimas reuniones ministeriales de la OMC, al percibir que su

actuación está determinada por intereses exclusivistas, que la negociación que se da en

su seno no beneficia a las sociedades y si en cambio a los industriales monopolistas.

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 17


Conclusiónes

Se puede concluir, por tanto, en relación a las instituciones económicas

internacionales tanto financieras como comerciales, que si bien son instancias para la

búsqueda de acuerdos multilaterales, reflejan en su interior las estructuras mismas del

poder internacional. Como impulsoras de la globalización económica son actores

internacionales relevantes y marcan en gran medida las tendencias ideológicas

neoliberales que subyacen en el fondo de los procesos de integración, ya sea como

respuesta estratégica a la globalización neoliberal, como podrían ser algunos de los

esquemas regionales en Latinoamérica, o como reproductores de sus lógicas verticales,

principalmente del TLCAN, pero también del proyecto del Área de Libre Comercio de

las Américas, en los últimos años.

Como organismos impulsores de la globalización y la regionalización, las

organizaciones económicas y financieras multilaterales constituyen un instrumento

político, hoy por hoy, bajo el dominio de los Estados más influyentes del Grupo de los

Siete. En otras palabras, como ha dicho Stiglitz (2002: 269), el problema no es la

globalización sino el modo en que ha sido gestionada por parte de FMI, el BM y la

OMC, que ayudan a fijar las reglas del juego, pero lo han hecho enfocando la

globalización desde puntos de vista particularmente estrechos, modelados conforme a

una visión específica de la economía y la sociedad que ha traido graves consecuencias

para los pueblos que resienten la imposición de tales políticas.

De ahí deriva una necesaria reforma democrática, en la forma de dirigir, en las

prácticas y los procedimientos del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y

de la Organización Mundial de Comercio; en el sistema de votación que permite que

sean dominados por los países altamente industrializados; en transparentar la forma de

negociación, evitando el secreto en las discusiones y en la toma de decisiones; y, en el

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 18


sentido de que no solamente se oigan las voces de los ministros de Comercio o

Hacienda, sino de la sociedad civil internacional que reclama que como instituciones

públicas que lo son, deben de estar supervisadas por la opinión pública internacional.

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DEJOS DE CONCIENCIA
SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO1

Gustoso disfruto cuando un dejo de conciencia te invade


Cuando las poses se dejan ir sobre aquella vereda
que se acongoja por el gentío de seres ensimismados
que caminan como las top model de moda en pasarela
y se contonean como gatos asustados mostrando colmillos
fauces que se tragan y se besan en un llanto risueño

El gusto me embarga cuando de hambre muere un niño y no lo ignoras


Me da gusto que no seas de hielo
Mi tristeza emerge cuando voy deshilando el hecho de que nos calentamos
y lo único frío es la indiferencia
y se declara una guerra que trae fuego y es fría como hielo
y la incierta certidumbre que indica que nada es seguro
y se secan las almas y se vuelven cartón
Guerras estúpidas
Celebro que llores en la oscuridad,
Celebro que tengas lo que buscaste
Celebro el castigo que surge…
de solo mirarte a ti.

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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009


PARA LO QUE VENGO

SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO1

No estoy aquí para aburrirte con fatalidades


No estoy aquí para decirte que este siglo
arroja dolor a borbotones
ni para esperar que aceptes el hecho
de que el amor ha muerto
víctima de la mercadotecnia
y que cada vez somos mas gringos
que una hamburger

Estoy aquí para decirte que no nos quejamos ya


que estamos atónitos e inmóviles….
Estupefactos
Que nos descartan por ser amigos de la utopía
Que lloramos lágrimas muertas
Que poco a poco nos estamos convirtiendo en cartón

No estoy aquí para decirte que vivir duele


Estoy aquí para decirte
que no estamos tristes ni dolidos
tan solo estamos devastados

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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009


EL LLANTO EN MIS HERMANOS

SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO1

Hermanos de llanto
no dejen de escribir
no dejen que los cartones los cubran
Lloren como locos
Que una lágrima queda impresa también en un libro
cuando cae pesadamente con el peso de su tristeza
Un poco de nuestro dolor prevalece
Prevalece para perpetuar la conciencia que nos invade

Hermanos de amor
no dejen de dibujar corazones
que la esperanza todavía no se ha vuelto puta
que la ilusión no es ilusoria
que está naciendo una nueva conciencia
construida a fuego y sangre
a llanto y risa

Desdibujemos las imágenes impositivas


Desdibujemos los colores que siempre dan negro
Caminemos cuando haya que retroceder
Esperemos cuando haya que correr.

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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com

Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009


¿QUIÉN QUERRÁ A ESTE VIEJO?

SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO1

Quien va a sentir amor por un octogenario atrapado


en el cuerpo de un hombre en sus 20s
Quien va a quererlo cuando llora a moco tendido
Con la carne al rojo vivo

Quien le va a querer
Quien me va a querer si mis valores
son los del oeste, o norte, sur o a quien putas importa
si los tengo

Quien besará mi cara en la mañana


Y a quien le diré que lo ultimo que quiero ver al cerrar
los ojos son los suyos,

Mi musa se sobrecoge a veces


Solo ella es más vieja que yo
pero irradia juventud

Quien querrá a un viejo que lee cómics y a Marx


Que es una contradicción mal dicha
Quien le amará así como es
En fin quien me amará.

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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com

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