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Para cuando aparezca nuestro tercer número de la Revista Configuraciones Latinoamericanas, en enero
de 2009, será de todo mundo conocido ampliamente que el modelo neoliberal del capitalismo ha
entrado en una crisis profunda, de la cual varios países del mundo y en primeras cumbres mundiales
han ido enfrentándola con una variedad de respuestas sólo en sus manifestaciones coyunturales pero
aún no sistémicas y de la cuál difícilmente se resolverá en su problema estructual. En esta crisis
sistémica nos encontramos en una heterogeneidad de realidades y diversas posibilidades que, sin
embargo, se han venido entretejiendo como soluciones a la crisis del sistema capitalista neoliberal
desde finales del siglo XX y se han ido profundizando hacia el siglo XXI. Soluciones con modelos
alternativos como el mixto, una especie de socialismo con capitalismo regulado por el Estado, como es
el caso de China; pero para el caso de América Latina, que es el que nos ocupa, nos encontramos con
tres tendencias: una primera, que puede caracterizarse por “socialistas” del siglo XXI, un fuerte Estado
social con un modelo económico neoliberal regulado por el Estado, diferentes a la del siglo XX, en
donde están los países de Venezuela, Bolivia, Ecuador, con la excepción de Cuba que tiene un sistema
socialista y un Estado regulador; una segunda tendencia, que puede caracterizarse de socialdemócrata,
que le son de mayor simpatía a los EEUU, con un modelo económico neoliberal regulado por el Estado
como los países de Argentina, Chile, una excepción de Brasil que tiene un Estado nacionalista con un
modelo económico neoliberal centrado por el Estado; y una tercera tendencia, con fuertes fundamentos
neoliberales ortodoxos del BM, FMI y EEUU, donde el Estado no regula ni controla al mercado, y, por
el contrario, aparece mercado como regulador y controlador del Estado, con países como México,
Colombia y Perú. En estas tendencias de respuesta a la crisis del sistema capitalista neoliberal en
América Latina podemos apreciar la transformación del Estado en tres direcciones: una primera
dirección, hacia un Estado social-político, Comunal, indo-américano, con amplios movimientos
sociales; una segunda dirección, hacia un Estado socialdemócrata; y una tercera dirección, hacia la
persistencia de un Estado más neoliberal, de libre mercado, excluyente y clasista.
1. LAS CRISIS DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL
1
Dr. Pablo Casillas Herrera. Profesor-Investigador del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos CUCSH-
Universidad de Guadalajara y Presidente de la Red Continental de Pensamiento Latinoamericanos. Correo electrónico:
pacahe_2000@yahoo.com
La aplicación del modelo neoliberal de globalización en los ochentas ha sido muy diferente para
América Latina que para Europa o los Estados Unidos. Según Valenzuela Feijóo la concepción
estribaba fundamentalmente en algunas dimensiones preponderantes: una dimensión ideológica de
economía de mercado, que en la teoría subyacía un conjunto de proposiciones sobre la economía
capitalista: El pleno empleo de los recursos, tanto de la fuerza de trabajo como de los medios de
producción; maximización de los recursos, los productos y el crecimiento; libre comercio y plena
libertad en el movimiento de los capitales. En los neoclásicos neoliberales, la teoría se subordina a los
intereses y esconde la realidad. De esta manera, el neoliberalismo se puede definir como una ideología,
en tanto que representa una polaridad social. Una segunda dimensión política-económica en la que se
podrían identificar cuatro ejes: la desregulación económica estatal y los procesos de privatización; el
control (y reducción) del nivel salarial; la apertura externa y la liberalización de los flujos externos
(mercancías y capitales, no así de la mano de obra); la preferencia por el capital financiero en lugar del
productivo. La tercera dimensión, la del patrón de acumulación, es una forma históricamente
delimitada, de funcionamiento de la economía capitalista. En América Latina nos encontramos con la
nueva lógica del control de la fuerza de trabajo: las nuevas formas flexibles de organización del trabajo,
de los procesos de producción y de las relaciones laborales; la nueva lógica de la reproducción de la
fuerza de trabajo: la Sociedad del conocimiento, la autoreproducción social. La cuarta dimensión, la
clasista, tiene una tendencia en el modelo neoliberal de beneficio al monopolio bancario y financiero,
como fracción hegemónica, y al capital monopolista industrial (transnacionales), tendiente al capital
monopolista extranjero; Esto constituye una nueva hegemonía geopolítica del capital especulativo y
productivo en el mundo, que yo he llamado de recentralización y reterritorialización.
Si nos atenemos a este modelo que ha privado en América Latina podríamos entender su fracaso, por
las promesas que desde siempre se hicieron con la teoría de Friedman: que suponían que la economía
de mercado elevaría la productividad que se encontraba atada por el estatismo y el asistencialismo del
Estado de “bienestar” o social de cuño taylorista; la elevación de la productividad ocasionaría que la
riqueza se derramase por el conjunto de la sociedad y por lo tanto se resolverían las carencias sociales;
y la democracia liberal y formal se convertiría en la estabilidad política.
Sin embargo, los resultados fueron absolutamente opuestos a la doctrina neoliberal: el crecimiento del
PIB en A. L., frisa en el 4% en 2006, parte del crecimiento es producto de remesas; crisis de la
democracia formal: la transición de Partidos Oligarcas en movimientos sociales y de Partidos con
tendencias Socialdemócratas como en Argentina, Brasil, Chile, de izquierda con Venezuela, Ecuador y
Bolivia, y de derecha como en los casos de México, Colombia; el crecimiento del comercio de EU a
costa de A. L.; A. L. principal surtidor de petróleo (bruto) y no de hidrocarburos; Incremento
porcentual de migración sólo hacia EEUU, 18 millones de latinoamericanos; 200 millones (32%) de
latinos en A. L. viven en la pobreza; vulnerabilidad de las instituciones estatales; fomento de la
violencia y del narcotráfico desde sudamérica hasta norteamérica, es decir desde Colombia hasta
EEUU; estancamiento del crecimiento económico; crisis de la regulación social y política del Estado,
donde el Estado ha perdido la legitimidad y la legalidad de la representación política de la sociedad (en
algunos casos de América Latina como es el caso de México), ahora la sociedad tiende a representarse
políticamente a sí misma.
El fracaso del modelo neoliberal en América Latina tiene el contexto internacional que puede percibirse
desde sus inicios con el fracaso del Consenso de Washington (1990): integrado por los Organismos
Internacionales (FMI, BM), el Congreso de EEUU, la Reserva Federal, los altos cargos de
Administración y los grupos de expertos, que propusieron una disciplina presupuestaria, cambios en las
prioridades en el gasto público (en áreas de sanidad, educación, e infraestructuras); reforma fiscal
(encaminada a buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados); liberalización
financiera, especialmente en los tipos de interés; Búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio
competitivos; liberalización comercial; apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas;
privatizaciones de los sectores públicos; desregulaciones; garantías de los derechos de propiedad.
Curiosamente el modelo que se pensó para América Latina no se aplicó para Estados Unidos ni para
Europa, de ahí, en parte, la crisis del modelo neoliberal.
Asimismo el fracaso del modelo neoliberal se debe al fracaso de la política internacional: la invasión de
EU a Irak: la hegemonía de EEUU y de la OEA; la crisis de identidad, legitimidad y poder de la ONU;
El surgimiento continental del Mercosur y un nuevo subhegemón: Brasil en lugar de México; nuevos
poderes políticos y económicos mundiales: China; India, la UE, Japón, Irán; la pérdida del TLC en la
región como referente hegemónico; el fracaso del Plan Puebla Panamá; el fracaso de EEUU por
importar el plan de Seguridad antiterrorista en A. L.; El fracaso del ALCA. En Estados Unidos vimos:
a) la aplicación de programas de antiterrorismo y de antinarcotráfico: el Plan Colombia y el Plan
Mérida, para controlar no sólo el narcotráfico sino las guerrillas, de “seguridad nacional”, y de políticas
de intervención; b) estrategias de aplicación de tratados de libre comercio con América Latina, con el
propósito de desintegrarla: el caso del tratado con Chile para debilitar al Mercosur; b) las sugerencias
del FMI: una estricta disciplina fiscal y total apego a la ortodoxia; estabilizar e incrementar primero la
tributación del IVA y del ISR, antes de realizar una reforma tributaria;
La aplicación del modelo neoliberal que se concibió para América Latina no fue la misma para los
países de Europa y Estados Unidos sobretodo en el control y regulación del capital financiero. La crisis
financiera de 2008, que tiene sus orígenes en 1997, se considera en tres ejes claves: primero en una
crisis de liquidez; segundo, prestamos bancarios sin garantía de solvencia económica; tercero, un
problema macroeconómico que es el que ocasiona los dos primeros, que es el estructural, el de la
especulación capitalista.
Las tendencias que nos encontramos en América Latina han sido producto la aplicación del modelo
neoliberal y algunas de ellas han pretendido alejarse de este modelo.
La primer tendencia, que puede caracterizarse de “socialistas” del siglo XXI, diferente a la del siglo
XX, están países como:
Bolivia: con una democracia formal-social-participativa, con referéndums y plebiscitos; Con Partidos
Políticos oligárquicos en crisis que permitieron el surgimiento de nuevas representaciones políticas de
movimientos sociales que los llevaron al poder; con un modelo económico social de Estado, estatista,
con políticas sociales; Aún no hay un proyecto político claro de socialismo, pero sí una refundación del
Estado a través de fuertes reformas-sociales, estatista, un Estado étnico-clasista, con fuertes
movimientos sociales indígenas con autonomías culturales y políticas, y fuertes movimientos obreros.
Ecuador: con una democracia formal-social-participativa; con Partidos Políticos oligárquicos en crisis
que permitieron el surgimiento de nuevas representaciones políticas de movimientos sociales que los
llevaron al poder; con un modelo económico social de Estado, estatista, con políticas sociales, asentado
en un sistema capitalista; no se tiene claro un proyecto de socialismo; con fuertes movimientos
indígenas con autonomías culturales y políticas, y fuertes movimientos y obreros.
En una segunda tendencia que puede caracterizarse de socialdemócratas y que le son de mayor simpatía
a los EEUU aunque no del todo para el FMI y el BM, están los países de:
Argentina: con una democracia formal-social-participativa; con fuertes Partidos Políticos apoyados por
amplios movimientos sociales; con un proyecto económico de libre mercado, regulado y controlado por
el estado, con políticas sociales mixtas (mercado-protección estatal), asentado en un sistema capitalista;
con fuertes movimientos sociales, de estudiantes, obreros; no hay un proyecto de socialismo.
Chile: con una democracia formal-social-participativa, de referéndums, plebiscitos; con fuertes Partidos
Políticos apoyados por amplios movimientos sociales; con un proyecto económico de libre mercado,
regulado y controlado por el Estado, con políticas sociales mixtas (mercado-regulación estatal no
protección), asentado en un sistema capitalista; con fuertes movimientos sociales, de estudiantes y
obreros; no hay un proyecto de socialismo.
Brasil: con una democracia formal-social-participativa; con fuertes Partidos Políticos apoyados por
amplios movimientos sociales que los llevaron al poder; con un proyecto económico mixto,
nacionalista y de libre mercado, aunque regulado por el Estado; un Estado social con políticas sociales,
asentado en un sistema capitalista; no hay un proyecto de socialismo; con fuertes movimientos
campesinos, agraristas, latifundistas y obrero;
Una tercera tendencia, que se puede caracterizar de neoliberales ortodoxas que son el modelo de
EEUU, BM, FMI, para América Latina, están los países de:
México: una democracia liberal en crisis; con fuertes Partidos Políticos oligárquicos en crisis de
representación política; con una izquierda fraccionada sin un proyecto político, con amplios
movimientos sociales en contra de las políticas neoliberales; una derecha en el poder con un proyecto
económico neoliberal ortodoxo: de desregulación estatal, libre mercado, apertura de política exterior,
de competencia social y económica extranjera, de privatización, de liberalización de flujos de
financieros, de mercados de capitales, de fuerza de trabajo, del patrón de acumulación, etc; no hay un
proyecto de nación, el proyecto es de globalización neoliberal, de Plan Mérida sin narcotráfico o de un
cambio de hegemonías de cárteles de narcotráfico; hay fuertes movimientos sociales, de maestros,
obreros, campesinos, guerrilleros, de narcotráfico; una fuerte descomposición social, etc.
Colombia: una democracia liberal, formal en consolidación, con plebiscito; con Partidos Políticos
oligárquicos en crisis de representación política pero con una amplia base social y con altos índices de
aceptación (de ahí la reforma constitucional para la reelección); con un proyecto económico neoliberal
ortodoxo: de desregulación estatal pero con ciertos controles de participación de capitales extranjeros,
de libre mercado, de apertura política exterior, de competencia social y económica extranjera, de
privatización, de liberalización de flujos de financieros, de mercados de capitales, de fuerza de trabajo,
del patrón de acumulación, etc; El proyecto de nación es de cero tolerancia con el Plan Colombia, sin
guerrillas, sin narcotráfico, pero con paramilitares; hay fuertes movimientos sociales por los
desaparecidos de los movimientos guerrilleros, de los movimientos estudiantiles, campesinos,
maestros, etc., por los guerrilleros, por los paramilitares, por los gobiernos de Uribe y Pastrana;
En América Latina podemos apreciar algunas direcciones de transformación del Estado: una primera
dirección, hacia un Estado social-político, Comunal, indo-américano, con amplios movimientos
sociales; una segunda dirección, hacia un Estado socialdemócrata; una tercera dirección, hacia un
Estado neoliberal, excluyente y clasista.
América Latina aparece así como una región diversa y rica de concepciones políticas e ideológicas que
nos permite visualizar una complejidad de grandes tendencias pero que en el análisis específico en cada
uno de los países que la componen nos encontramos una densidad donde se expresan movimientos
sociales muy fuertes por las ideas y proyectos del libre mercado pero también de movimientos
indígenas, sindicales, sociales, etc., por la autonomía y soberanía del Estado. Nos encontramos también
en América Latina un campo fértil donde han emergido gobiernos de concepciones políticas diferentes
y novedosas a las aplicadas por el modelo neoliberal, que tienden hacia la reforma energética, del agua
y del territorio, así como de los derechos culturales, de identidad y diversidad en formas de gobierno.
Pero también nos encontramos con gobiernos en América Latina que se alejan de estas concepciones y
se consideran menos radicales con estructuras neoliberales pero con políticas sociales. Son aquellos que
están por una concepción liberal del mercado pero con una fuerte regulación y control del Estado y una
clara incidencia en políticas públicas como modelo de desarrollo y crecimiento. De esta complejidad
regional nos encontramos entonces con algunas tendencias y desafíos:
b) Las reformas sociales por genuinas y energéticas que propongan los gobiernos de “centro-izquierda”
o “progresistas”, no cambian la naturaleza de la sociedad preexistente. El problema es de un modelo
económico y político, es decir estructural, no obstante que la reforma social se ha convertido en la
coyuntura actual como la única alternativa disponible para hacer política, como así sucede con los
gobiernos “centro-izquierda” o “progresistas”, sin embargo se requiere de un giro estructural, de
modelo económico y político diferente al neoliberal.
c) La creciente desconfianza de los nuevos movimientos sociales y de las fuerzas políticas a los
gobiernos de “centro-izquierda” o “progresistas”, que han escuchado las sirenas neoliberales, creyendo
que la solución de los problemas sociales se tratan de cuestiones técnicas y no estructurales. Esta
tendencia ha vaciado de todo contenido al proyecto democrático y debilitado irreparablemente. Esta
condición imposibilita el tránsito al post-neoliberalismo.
d) La necesidad de un Estado construido desde las fuerzas sociales y políticas: como sucede en algunas
localidades de Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador y últimamente en Uruguay, que tienen en
sus gobiernos fuerzas de indígenas, de movimientos urbanos, sociales y políticos.
g) Los movimientos sociales, las fuerzas políticas opositaras y la izquierda en A. L., se han planteado el
desafío de constituirse en una real alternativa, demostrar su capacidad para neutralizar el accionar de
los aparatos ideológicos neoliberales y hacer de su mensaje y su discurso una esperanza de ecología
política; de formularse una agenda política y económica propia; de reflejar su identidad cultural y
política frente a la neoliberal, en su propia diversidad, como la única posible al tránsito post-neoliberal.
i) Los países del Mercosur y del Grupo Andino tienen el desafío de hacer viable la UNASUR (Unión
de Naciones de Sudamérica, en una integración económica y política subregional que tenga como
respuesta hegemónica primero al ALCA, y segundo que constituya una contención a las políticas
neoliberales del FMI, BM y EEUU. Este desafío para A. L., del sur es un desafío en la misma lógica
para toda A. L.
LA UTOPÍA DE “UN MUNDO DONDE QUEPAN TODOS LOS MUNDOS”
Alfonso Ibáñez1
Sergio Rodríguez L.
1
Dr. Alfonso Ibáñez Izquierdo. Profesor-Investigador. Departamento de Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos. Universidad de Guadalajara. Mail: alfii@cencar.udg.mx
2
Así, por ejemplo, Octavio Gordillo y Ortiz en su libro El EZLN: una aproximación bibliográfica, Praxis,
México D.F., 2006, consigna 732 títulos que, por supuesto, nadie podrá leer completamente.
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1
de la república. Felizmente que la llamada sociedad civil, nacional e internacional, se
interpuso a tiempo para impedir la masacre masiva que se avecinaba con el despliegue de la
tecnología militar más sofisticada de nuestra época. Esta intervención suscitó un giro
radical que hizo aparecer en la escena pública a la flor de la palabra. Así es como se inició a
irradiar la voz de los sin voz, de los olvidados de siempre, configurando la utopía de “un
mundo donde quepan muchos mundos”, todos los posibles. Pero no en tanto que una meta
preconcebida, sino como un camino a transitar del dolor a la esperanza, convocando a todos
los excluidos de la tierra. Pues la famosa globalización del dinero y el poder, pese a su
engañosa nomenclatura, no es incluyente de las personas ni de la mayor parte de la
humanidad3. Es más, como lo han denunciado los zapatistas, nos encontramos ya en una
nueva guerra mundial: “El neoliberalismo impone así una guerra total…, la IV. La peor y
más cruel. La que el neoliberalismo libra en todas partes y por todos los medios en contra
de la humanidad”4.
¿Por qué tuvo tan fuerte impacto la aparición del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional? Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta el elemento de sorpresa y
lo sensacional del operativo militar de la toma de las ciudades el primero de enero, así
como la osadía de un ejército de indios que cuestiona al gobierno mexicano y al sistema de
partido-estado. Además hay que evocar el kairós, como se dice en griego, es decir el
momento propicio, justo cuando se ponía en práctica el tratado de libre comercio (TLC),
que para algunos era el ingreso de México al primer mundo. Por otro lado, no se trataba de
una mera insurrección indígena local en Chiapas, sino de un movimiento de alcance
nacional que, aunque no tuvo mucho éxito inmediato, convocaba al conjunto de la
población del país. De ahí la importancia de resignificar los símbolos patrios y los
3
Enrique Dussel indica que “el ‘sistema de los 500 años’ –como lo llama N. Chomsky-, la Modernidad va
llegando a su término, sembrando en la tierra, en la mayoría de la humanidad, el terror, el hambre, la
enfermedad y la muerte, como los cuatro caballos del Apocalipsis, entre los excluidos de los beneficios del
Sistema-mundo que se globaliza”, Etica de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión,
Trotta, Madrid, 1998, p. 567.
4
“7 piezas sueltas del rompecabezas mundial”, EZLN. Documentos y comunicados (DyC) 4, Era, México
D.F., 2003, p 53.
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personajes históricos nacionales, especialmente el Votán-Zapata. Pues como lo han
puntualizado, “unido al Votán, al Guardián y Corazón del Pueblo, Zapata se levantó de
nuevo para luchar por la democracia, la libertad y la justicia para todos los mexicanos.
Aunque tiene sangre indígena, Votán-Zapata no lucha sólo por los indígenas, lucha también
por los que no son indígenas pero viven en la misma miseria, sin derechos, sin justicia para
su trabajo, sin democracia para sus decisiones y sin libertad para sus pensamientos y
palabras. El Votán-Zapata es el todos que marcha con nuestra bandera. Votán-Zapata es el
uno que camina en el corazón de todos y cada uno de los hombres y mujeres verdaderos.
Todos nosotros somos uno en Votán-Zapata y él es uno en todos nosotros”5.
Aunque se habían preparado para la guerra como diez años, los combates abiertos no
duraron más que unos días, haciendo surgir en el escenario político ya no el entrecruce de
balas sino el intercambio de las palabras. Allí, lo que algunos han denominado la primera
“guerrilla posmoderna”, tuvo que dar razón de su aventura, explicando en los mass-media
el sentido profundo de su lucha que venía de quinientos años de opresión y resistencia. Es
en ese nuevo contexto que nace propiamente el neozapatismo, como lo ha señalado el Sub
Marcos, expresando en un lenguaje de tradición indígena que incorpora las reivindicaciones
modernas, el significado de su rebeldía. Si bien es cierto que arrancaron poniendo sobre el
tapete demandas de derechos elementales, como el de la vida, el trabajo, la alimentación, el
techo, la salud o la educación, todo ello se resumía en el derecho a tener derechos. Por ello
se refirieron muy pronto a la dignidad humana, dando así un alcance universal a sus
reclamos básicos. Escribiendo al Consejo 500 años de Resistencia Indígena, sostienen que
“entonces ese dolor que nos unía nos hizo hablar, y reconocimos que en nuestra palabra
había verdad, supimos que no sólo pena y dolor habitaban nuestra lengua, conocimos que
hay esperanza todavía en nuestros pechos. Hablamos con nosotros, miramos hacia adentro
nuestro y miramos nuestra historia: vimos a nuestros más grandes padres sufrir y luchar,
vimos a nuestros abuelos luchar, vimos a nuestros padres con la furia en las manos, vimos
que no todo nos había sido quitado, que teníamos lo más valioso, lo que nos hacía vivir, lo
5
DyC, 2, Era, México D.F., 1995, p. 307.
Los zapatistas sabían muy bien en que lío o laberinto se habían metido, por eso pedían a sus
diferentes interlocutores que “no nos dejen solos”. Pero antes de ello habían decidido
dejarlo todo en la entrega más generosa a la causa de la dignidad, hasta jugarse la vida con
tal de morir de pie. Motivo por el cual, en el texto ya citado, enunciaron una expresión muy
incluyente: “para todos, todo, nada para nosotros”7. Tal vez esto le indujo a Antonio García
de León a explicitar que “en la medida que proliferaban los comunicados rebeldes, nos
fuimos percatando que la revuelta en realidad venía del fondo de nosotros mismos, que
cubría todos nuestro territorio social, y que mientras creíamos al indio pagando las culpas
del progreso necesario…, en realidad lo que llevaba a cuestas eran nuestras propias
dolencias, los crímenes de una sociedad entera carente de democracia y de justicia. Es por
eso que el llamado de la selva caló tan hondo en el corazón de los mexicanos de todas las
latitudes. Es por eso que el rostro oculto de ellos apareció ante nosotros como un espejo, en
donde podríamos contemplar nuestro propio rostro aprisionado”8. Pero la música de la
rebeldía zapatista tuvo una resonancia mayor, incluso a nivel mundial, como se hizo
evidente en el Encuentro Internacional por la Humanidad y contra el Neoliberalismo en
julio de 1996. John Holloway ha sostenido que la clave de la resonancia universal de la
lucha zapatista tiene que ver con el desbordamiento: “No es una lucha por la autonomía
6
DyC, 1, Era, México D.F., 1994, p. 119.
7
Al respecto dice Marcos que para el EZLN “la referencia es el Che que sale de Cuba y se va a Bolivia. El
Che que continúa luchando, que elige seguir siendo un rebelde, el que decide abandonar todo y empezar de
nuevo, en otro lugar, con todas las dificultades que esto representó y los fracasos o errores que se cometieron.
Nuestra referencia es más el lado humano, el lado de la resistencia, de la rebeldía, la semejanza de ‘para todos
todo, nada para nosotros’ que encontramos en la propuesta de Guevara, más que su política o su manual de
toma del poder”. Yvon Le Bot, Subcomandante Marcos. El sueño zapatista, Plaza & Janés, Barcelona,
España, 1997, p. 265-266.
8
DyC, 1, p. 14-15.
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indígena ni por la soberanía mexicana: es más que eso. No dicen ‘somos indígenas’ ni
‘somos mexicanos’, sino ‘somos indígenas, mexicanos y más que eso’. No es una lucha
para crear una nueva identidad ni para afirmar una vieja, más bien es la afirmación y la
superación simultánea de una identidad. Ése es el sentido del concepto de la ‘dignidad’.
Dignidad no quiere decir simplemente ‘tengo el orgullo de ser quien soy’, sino ‘soy quien
soy y mucho más que eso’, o tal vez, en otras palabras, ‘todavía no soy quien soy’. La
dignidad es un proyecto, una lucha, no una descripción”9.
El árbol de la esperanza
La lucha por la dignidad pasó muy rápido al combate por una paz justa y digna, que
suponía entrar a negociar con el gobierno mexicano. Ese cambio de coyuntura hizo que se
hiciera patente la palabra verdadera de los “profesionales de la esperanza”, como los
calificó Marcos desde el comienzo. Pues como había dicho el viejo Antonio, “si no puedes
tener la razón y la fuerza, escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En
muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda sólo la razón
vence. El poderoso nunca podrá sacar razón de su fuerza, pero nosotros siempre podremos
obtener fuerza de la razón”10. He aquí una sabiduría que convierte al Votán-Zapata, en tanto
que intelectual colectivo, en un filósofo de la esperanza. Guillermo Michel comenta que
“puede apreciarse aquí y ahora, cómo el logos zapatista, su discurso, se manifiesta
esplendente, ocultándose, en este breve texto donde la dualidad fuerza/razón, razón/fuerza
se entrelazan de tal manera que aún siendo opuestas se hacen complementarias, a pesar de
la multiplicidad de sentidos que fuerza y razón pudieran tener. Pero, en última instancia,
‘sólo la razón vence’: la no-violencia. Tal es el fundamento de su esperanza”11. Lo cual nos
remite, a su vez, a uno de los pensadores más importantes del siglo XX, Eric Weil, quien
consideraba que “el filósofo quiere que la violencia desaparezca del mundo. Reconoce la
necesidad, admite el deseo, conviene en que el hombre permanezca animal siendo
razonable: lo que importa es eliminar la violencia. Es legítimo desear lo que reduce la
9
J. Holloway, “La resonancia del zapatismo”, en Chiapas Nº 3, Era, México D.F., 1996, p. 47.
10
Subcomandante Insurgente Marcos, “Siete piezas sueltas del rompecabezas mundial”, Ediciones del FZLN,
México, 1997, p. 37.
11
G. Michel, Votán-Zapata. Filósofo de la esperanza, Rizoma, México D.F., 2001, p. 44.
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cantidad de violencia que entra en la vida del hombre; es ilegítimo desear lo que la
aumenta”12.
Ahora bien, aquí no voy a ahondar en la “cosmovisión” maya intersubjetiva de las etnias
chiapanecas, pero sí tener muy en cuenta que, como lo ha analizado Carlos Lenkersdorf en
el ámbito social de los tojolabales, “a solas nadie puede hacer nada. Todos necesitamos de
todos para lograr el consenso comunitario. Por ello, para todos y cada uno hay
interdependencia en lugar de dependencia y sumisión”13. Con este trasfondo cultural se
entiende mejor la búsqueda afanosa de los zapatistas del diálogo con la sociedad civil para
impedir, como dicen en la Segunda Declaración de la Selva Lacandona, “que nos roben la
esperanza”. Para lograrlo aconsejan “que la esperanza se organice, que camine ahora en los
valles y ciudades, como ayer en las montañas. Peleen con sus armas, no se preocupen de
nosotros… sabremos esperar… Los llamamos a un diálogo nacional… para organizar la
expresión civil y la defensa de la voluntad popular… Unan su voz, hermanos, griten con
nosotros, hagan suya nuestra voz: ‘¡No nos rendimos! ¡Resistimos!’”14. Desde la
Convención Nacional Democrática han insistido, de forma un tanto voluntarista e
impaciente, en la conformación de un frente amplio opositor arraigado en la heterogénea y
muchas veces apática sociedad civil que, según ellos, es una señora que comparte su
sueño: “No son las armas las que nos dan radicalidad; es la nueva práctica política que
proponemos y en la que estamos empeñados con miles de hombres y mujeres en México y
en el mundo: la construcción de una práctica política que no busque la toma del poder sino
la organización de la sociedad. Intelectuales y dirigentes políticos, de todos los tamaños, de
la ultraderecha, de la derecha, del centro, de la izquierda y la ultraizquierda, nacional e
internacional nos han criticado este despropósito. Somos tan radicales que ni siquiera
encontramos acomodo en los parámetros de la ‘ciencia política’ moderna. No nos estamos
presumiendo, señora; sólo señalamos un hecho. ¿Hay algo más radical que pretender
12
E. Weil, Logique de la philosophie, Vrin, Paris, 1974, p. 20.
13
C. Lenkersdorf, Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabales, Siglo XXI, México, 1999, p. 83.
14
DyC, 1, pp. 274-278.
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6
cambiar al mundo? Usted lo sabe porque comparte con nosotros este sueño y porque, la
verdad sea reiterada, lo estamos soñando juntos”15.
15
DyC, 3, Era, México D.F., 1997, p. 371.
16
La Jornada, México, D.F., marzo 25, 2000.
17
DyC, 1, p. 68.
18
G. Michel, Votan Zapata…, op. Cit., p. 85. Emmanuel Levinas en Totalidad e infinito. Ensayo sobre la
exterioridad, Sígueme, Salamanca, 1995, sostiene que “la política se opone a la moral, como la filosofía a la
ingenuidad” (p. 47). Pero habría que ver qué entiende por política…
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Coincidiendo con Levinas, el Votán-Zapata en tanto que filósofo de la esperanza,
probablemente tiene como filosofía primera a la ética en tanto que compromiso con el
prójimo muy atento a la interpelación del otro, especialmente cuando se trata de las
víctimas del sistema-mundo establecido, pero una ética que está estrechamente ligada a la
política. Ya que como anota Marcos, “tal vez la nueva moral política se construya en un
nuevo espacio que no sea la toma del poder, sino servirle de contrapeso y oposición que lo
contenga y obligue a, por ejemplo ‘mandar obedeciendo’”19. Esto explica que su propuesta
política se oriente hacia la socialización del poder a través de una relación más horizontal
entre gobernantes y gobernados, que implica una nueva manera de concebir a la
democracia, más allá de la simple democracia formal o representativa. Pues como lo ha
resaltado Susan Street, “ejercer el poder bajo el concepto de ‘mandar-obedeciendo’ es la
manera en que la ‘palabra’ es recuperada, lanzada y reelaborada colectivamente, con base
en valores comunitarios compartidos y en continua renovación… Mi lectura del zapatismo
ubica la democracia en la trascendencia de la forma por el fondo: la democracia abandona
su sitio estructural para ubicarse en la intercomunicabilidad humana que se da en la relación
social (de fondo cultural) entre gobernados y gobernantes o entre representados y
representantes”20. Entender a la democracia como un modo de vida implica la formación de
sujetos democráticos con capacidad ética, que quieran romper con las prácticas sociales
dominantes y recrear los viejos y nuevos valores en los sitios atravesados por la vida
cotidiana. Como ya lo expresaba Marcos a sólo veinte días de la irrupción del EZLN:
“Nosotros pensamos que el cambio revolucionario en México no será producto de la acción
en un sólo sentido… Será, primordialmente, una revolución que resulte de la lucha en
variados frentes sociales, con muchos métodos, bajo diferentes formas sociales, con grados
diversos de compromiso y participación. Y su resultado será, no el de un partido,
organización o alianza de organizaciones triunfante con su propuesta social específica, sino
una suerte de espacio democrático de resolución de la confrontación entre diversas
propuestas políticas. Este espacio democrático de resolución tendrá tres premisas
19
Subcomandante Marcos, “De árboles, transgresores y odontología”, en La Jornada Semanal Nº 45, México,
D.F., enero 1996, p. 8.
20
S. Street, “La palabra verdadera del zapatismo chiapaneco. (Un nuevo ideario emancipatorio para la
democracia)”, en Chiapas Nº 2, Era, México, D.F., 1996, pp. 85 y 91.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 8
8
fundamentales que son ya, históricamente: la democracia para decidir la propuesta social
dominante, la libertad para suscribir una u otra propuesta y la justicia a la que todas las
propuestas deberán ceñirse…”21.
21
DyC, 1, p. 97-98.
22
Enrique Rajchenberg y Catherine Héau-Lambert sostienen que “en la tradición cultural maya, el silencio se
concibe como matriz de lo que está por venir, antecede a la historia de los dioses. Si bíblicamente la palabra
es fundadora, en esta tradición lo es el silencio… El peso discursivo del silencio indígena se equipara al valor
de los silencios en una partitura musical donde la pausa anuncia y pone de relieve el siguiente movimiento”.
“Los silencios zapatistas”, en Chiapas Nº 16, Era, México D.F., 2004, pp. 52 y 61.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 9 9
rostro de todas las mujeres excluidas. De todos los indígenas olvidados. De todos los
homosexuales perseguidos. De todos los jóvenes despreciados. De todos los migrantes
golpeados. De todos los presos por su palabra y su pensamiento. De todos los trabajadores
humillados. De todos los muertos de olvido. De todos los hombres y mujeres simples y
ordinarios que no cuentan, que no son vistos, que no son nombrados, que no tienen
mañana…”23.
Motivo por el cual después del repliegue táctico, donde se dedicaron a la “creación heroica”
de los municipios autónomos a través de diversas formas de autogestión y autogobierno,
vino el despliegue estratégico de La Otra Campaña, aprovechando la coyuntura electoral de
2006. Como lo señala Raúl Zibechi, “allí donde el movimiento indio ha sido capaz de
lanzar amplias y contundentes movilizaciones, se ha registrado un proceso previo de
reconfiguración de las comunidades tradicionales: democratización interna, supresión de
jerarquías antiguas y creación de vínculos más horizontales entre sus miembros,
emergencia de una nueva generación de dirigentes jóvenes y femeninos, toma de decisiones
en base al consenso, entre los más destacados. Un buen ejemplo de estos cambios internos
en las comunidades es lo sucedido con los miles de indios que migraron desde las cañadas
de Chiapas hacia la selva Lacandona”24. Así, pues, había buenas condiciones como para
ensayar la implementación de una democracia comunitaria en las distintas dimensiones de
la vida social25. Ya que como lo sostiene Luis Villoro, “la lucha por la autonomía es una
forma de lucha por una democracia participativa en todos los ámbitos sociales. El
movimiento de difusión del poder hacia la base de la sociedad puede aprovechar las
estructuras de las instituciones democráticas de los Estados ya existentes… El municipio
podría ser, así, la estructura política del Estado para la transferencia del poder a las
comunidades locales”26. Pero no se crea que todo es ideal y fantástico, porque también se
23
DyC, 3, p. 314.
24
R. Zibechi, “Espacios, territorios y regiones: la creatividad social de los nuevos movimientos sociales de
América Latina”, en Contrahistorias. La otra mirada de Clío Nº 5, 2006, p. 44.
25
Véase las “Intervenciones de las Juntas de Buen Gobierno en el Primer Encuentro de los Pueblos Zapatistas
con los Pueblos del Mundo”, en ContrahistoriasNº 8, 2007, pp. 9-46. Cf. Raúl Ornelas, “La autonomía como
eje de la resistencia zapatista. Del levantamiento armado al nacimiento de los Caracoles”, en Ana Esther
Ceceña (Comp.), Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI, CLACSO, Buenos Aires, 2004.
26
L. Villoro, Los retos de la sociedad por venir, FCE, México D.F., 2007, p. 180-181.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 10
10
dan limitaciones, contradicciones e incoherencias, sobre todo en un contexto de “guerra de
baja intensidad” o de “alta iniquidad” o como se la quiera denominar, donde la existencia
del propio EZLN con su jerarquía militar puede ser de hecho un problema27.
Ahora bien, la práctica y el discurso zapatista han puesto sobre el tapete de discusión la
cuestión en torno al poder, especialmente desde la publicación de John Holloway de
Cambiar el mundo sin tomar el poder. Hay que ir hasta la última página para informarse de
que “entonces, ¿cómo cambiar el mundo sin tomar el poder? Al final del libro, como al
comienzo, no lo sabemos. Los leninistas lo saben, o solían saberlo. Nosotros no… Hemos
perdido toda certeza, pero la apertura de la incertidumbre es central para la revolución.
‘Preguntando caminamos’, dicen los zapatistas”28. Como posteriormente lo ha subrayado
Enrique Dussel, este asunto está mal planteado porque el poder no se toma, como si fuera
una cosa, sino que es una facultad de la comunidad política del pueblo: “el poder que
pareciera que se ‘toma’ es solamente el de las mediaciones o instituciones del ejercicio
delegado del indicado poder fundamental”. A lo cual agrega que “para cambiar el mundo
debe contarse con un postulado político sumamente saludable, el de la ‘disolución del
Estado’”29. El tema del poder es, como se puede suponer, múltiple y complejo, pues habría
que ir de lo implícito a lo explícito así como de lo micro a lo macrosocial. Pero en el caso
del poder burocrático estatal, que se erige por afuera y por encima de la sociedad,
convendría retomar a un clásico de la revolución como Karl Marx reflexionando sobre la
Comuna de París, quien afirmaba que habría que destruir al poder estatal para poner en su
lugar a las formas de autogobierno del proletariado. Por ello tal vez acierta más Carlos
Aguirre al aseverar lo siguiente: “Modificación total y profunda de la esencia del poder
estatal y del poder político, que explica entonces la razón por la cual los neozapatistas han
insistido en que, para ellos, no se trata simplemente de ‘tomar el poder’, sino más bien de
revolucionarlo radicalmente, colocando en el lugar que hoy ocupa el actual Estado, y en el
27
También hay que tener en cuenta a los que dicen que han despertado del “sueño zapatista”, como Marco
Estrada Saavedra en La comunidad armada rebelde y el EZLN. Un estudio histórico y sociológico sobre las
bases de apoyo zapatistas en las cañadas tojolabales de la selva Lacandona (1930-2005), El Colegio de
México, México D.F., 2007.
28
J. Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder, Universidad Autónoma de Puebla y Revista
Herramientas, Buenos Aires, 2002, p. 308-309.
29
E. Dussel, 20 Tesis de Política, Siglo XXI-CREFAL, México, 2006, pp. 151 y 152.
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11
espacio que hoy ocupan los partidos y las organizaciones políticas, a unas formas y figuras
tan diferentes de las actuales, que sólo pueden ser nombradas y comprendidas desde el
oxymorón del ‘mandar obedeciendo’, y también, desde la lógica cualitativamente distinta
del ejercicio y despliegue de una ‘otra política’, completamente diferente de la actual”30.
En este contexto histórico inmediato es donde debe ubicarse a La Otra Campaña “desde
abajo y a la izquierda”, desde los que viven en el sótano del mundo y adoptan una posición
radicalmente anticapitalista, que es una cuestión de principios. Hay aquí un viraje político
que va más allá de la alternativa entre lucha armada o lucha electoral. Por ello comenta
Marcos que, “como siempre, el EZLN llega de malora a decir no, la disyuntiva es falsa, no
es una cosa u otra. Y nosotros decimos: la única posibilidad de salir adelante y dar
perspectivas a la gente, pero que sea incluyente, es La Otra Campaña… una movilización
civil, pacífica, donde cada quien tenga el lugar para participar”34. Es que se trata de crear y
consolidar un poderoso movimiento opositor nacional y hasta internacional, un movimiento
de movimientos individuales y colectivos, que vaya construyendo una nueva hegemonía
cultural y política, tal como lo concebía Gramsci. Lejos de la visión elitista de la política,
que la considera el monopolio de los expertos o profesionales del asunto, como lo enfatiza
Gloria Caudillo “la apuesta de la Otra Campaña es, a corto plazo, ofrecer una alternativa
diferente de hacer política a la sociedad civil y evidenciar la decadencia de los partidos
políticos en la coyuntura electoral; otra de más largo plazo es generar espacios de
autogestión y de resistencia para enfrentarse al modelo neoliberal en México y en el
mundo. El reto es escuchar(nos) y hablar(nos) desde ‘lo puro plano’ o de manera
32
C. Castoriadis, Democracia y relativismo. Debate con el MAUSS, Trotta, Madrid, 2007, p. 73. Cf. F. Guibal
y A. Ibáñez, Cornelius Castoriadis: lo imaginario y la creación de la autonomía, U de G, Guadalajara, 2006.
33
Según Raúl Zibechi, “’que se vayan todos’ es como decir basta de tutelas, es un llamado como el sonido del
candombe, que no llama a los esclavistas sino a los esclavos a encontrarse; es la autoconvocatoria… Llama a
seguir desarrollando y reinventando las capacidades colectivas negadas por el sistema, que se venían
practicando en múltiples pequeños espacios. ‘Que se vayan todos’ es afirmarse como seres capaces de hacer y
dirigir su propia vida”. Genealogía de la revuelta. Argentina: la sociedad en movimiento, Ediciones del
FZLN, México, 2004, p. 171-172.
34
S. I. Marcos, “Balance de La Otra Campaña”, en Contrahistorias Nº 8, p. 65-66.
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13
horizontal, como dicen los zapatistas, para irnos encontrando desde nuestra diversidad e ir
construyendo sobre la marcha otra forma de caminar el mundo”35. Otra lógica, una muy
otra política que apunta a la elucidación compartida de las experiencias, a la
autodeterminación social y la prueba de formas de democracia directa en lo organizativo.
Lo cual me remonta a mi experiencia peruana de hace ya veinte años cuando estimaba,
como lo reitero en este momento, que “la autoeducación popular debería ser el estilo y la
manera de hacer la revolución”36.
35
G. A. Caudillo Félix, “La Sexta Declaración Zapatista y la Otra Campaña”, en Adrián Scribano
(compilador), Zapatismo: La Otra Campaña, Centro de Investigación para la Intervención Social y Centro de
Estudios Avanzados, Córdoba, 2006, p. 19.
36
A. Ibáñez, Educación Popular y Proyecto Histórico, Tarea, Lima, 1988, p. 80.
37
J. Preciado Coronado, “La otredad de la otra campaña”, en Adrián Scribano (Compilador), Zapatismo: La
otra Campaña, op. Cit., p. 21.
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14
interactiva? No lo sé. Esto nunca se ha hecho antes. De otra parte, no veo cómo vamos a
alcanzar ese otro mundo posible, a menos que podamos desarrollar este tipo de asociación
igualitaria”38. De cualquier modo, La Otra es un proceso inconcluso y de larga duración,
muy susceptible de relanzarse y reelaborarse permanentemente, sobre todo si quiere
desplegar un Plan Nacional de Lucha y más tarde hacer una nueva Constitución. Pero tal
vez por ahora lo más importante es que siga colocando semillas de amor y esperanza en las
relaciones sociales a escala local, e incluso “intergalácticas”, y posea una dinámica utópica
incluyente. Pues como lo dice Marcos sencillamente, “es este ‘el mundo donde quepan
todos los mundos’. No es una consigna, es un mundo donde yo quepa. Yo, con mi
demanda, y con mi vida digna, y mi respeto”39.
38
I. Wallerstein, “La Otra Campaña en perspectiva histórica”, en ContrahistoriasNº 6, 2006, p. 78. Pero no se
debe desechar tampoco la opinión de Raúl Zibechi para quien “el divorcio entre la izquierda electoral y los
movimientos no tiene solución. En la primera hay demasiados intereses materiales y complicidades con el
aparato estatal para pensar que puede producirse un viraje, salvo que el abajo cobre la fuerza suficiente como
para que el arriba no pueda ignorarlo. La izquierda electoral no es la enemiga de los movimientos, pero su
acceso al poder estatal puede hacerles un daño irreparable si los movimientos no tienen ganada la suficiente
autonomía material y política”. Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento, UNMSM,
Lima, 2007, p. 154.
39
S.I. Marcos, “Balance de La Otra Campaña”, op. cit., p. 67. Motivo por el cual, en palabras de uno de sus
intérpretes más lúcidos, “la Utopía zapatista no se pierde en reflexiones abstrusas, sino que demanda respeto a
la dignidad de todos y cada uno. Aunque este respeto, como bien lo advierten ellos reiteradamente, no se
logrará si no se organiza la esperanza y se construye un frente amplio opositor” G. Michel, Ética política
zapatista. Una utopía para el siglo XXI, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, México
D.F., 2003, p. 248.
Revista Configuraciones Latinoamericanas. Año 2. Número 3 Enero-junio 2009 1515
¿CÓMO SON ESTABLECIDOS Y APLICADOS
LOS CRITERIOS DE VALOR EN CADA SOCIEDAD?
Noviembre 2008
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Una de las maneras en la cual ha sido analizado aquel proceso valorativo se debe a
Nietzsche, y dentro de su planteamiento deseo aquilatar la ausencia de la capacidad
humana reflexiva y discutir algunas de las atribuciones que efectúa.
1
Dra. Verónica Ramona Ruiz Arriaga. Investigadora de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Mail:
veratlax@yahoo.com.mx
2
El proceso valorativo social que aquí se plantea, se relaciona con la investigación denominada
“Mecanismo cultural de la violencia intrafamiliar actual, en Tlaxcala”, recientemente concluida.
En el primer apartado hago una breve referencia al tratamiento sociológico sobre las
bases de la subjetividad, destacando algunos aspectos que colocan a lo subjetivo como
ámbito de la construcción valorativa.
I. LA SUBJETIVIDAD EN LA SOCIOLOGÍA
3
La teoría social estadounidense desde los años ochenta, privilegió el análisis de lo macro y de lo micro, y
acogió las tendencias socio-psicológicas (interaccionismo simbólico y la perspectiva etnometodológica,
por ejemplo), teniendo como contraparte al enfoque de la estructura y de la acción, básicamente imperante
en Europa.
En lo particular, destaca: la influyente concepción filosófica de Nietzsche; el pensamiento clásico
de Weber y Parsons; la sociología conservadora francesa a que contribuyó Durkheim alrededor de 1910; la
sociología fenomenológica de Schütz, Berger y Luckmann (surgida en Alemania aproximadamente en
1930, con antecedente en el pensamiento filosófico de Husserl); el interaccionismo simbólico que estudió
la conciencia vinculada a la práctica social (Mead y Cooley) y a la acción e interacción (Simmel y
Blumer), consolidándose alrededor de 1934 en la Escuela de Chicago; y más recientemente: la
etnometodología de Garfinkel; la teoría dramatúrgica de Goffman; a la par que, siguiendo la concepción
socio-estructural europea, destaca la sociología reflexiva de Bourdieu y la teoría de la estructuración de
Giddens (que considera como dualidad acción y estructura).
4
El término subjetividad es una derivación reciente del complejo vocablo “subjetivo” (cfr. Williams,
2003: 307-311); ha sido considerada como el objeto de que se ocupa la sicología (cfr. Grawitz, 1990: 314),
consistente en el mundo interno del individuo, en la configuración mental que se hace de las cosas. Sin
embargo también es parte del análisis sociológico. Coincidiendo con Schütz, Manheim afirma: “al
conocimiento lo determina la existencia social”, y agrega que en consecuencia, las ideas devienen de la
posición social del individuo (por ejemplo por la generación a que pertenece).
2
cotidianas, considerándolas en efecto, construcciones intersubjetivas, pues forman parte
de la configuración mental de la realidad que se integra con la colaboración de quienes
nos rodean y de quienes nos antecedieron.
Por otra parte, distingue en primer término el mundo de vida cotidiana o “ámbito de la
realidad que el adulto alerta y normal, simplemente presupone en la actitud de sentido
común” (Schütz y Luckmann, 1973:25), es experimentado como incuestionable,
aproblemático y considerado real, en formas al mismo tiempo inevitables y pautadas
(intersubjetivamente) como marco preexistente al individuo, que sobrepasa su existencia
y está vigente hasta nuevo aviso. En segundo lugar, queda referido implícitamente el
ámbito de “lo problemático” (contraparte del mundo de vida) y sobre todo, la relación
entre ambos.
Entonces, los valores adoptados en cada grupo social son parte de los significados
vigentes ya sea como parte de lo aproblemático o de lo problemático, pues de acuerdo
con Schütz ese sinnúmero de valores, normas, significados y hechos que suelen
presentarse en lo cotidiano aproblemáticamente como parte del medio, en algún
momento, pueden ser cuestionados (problematizados) y modificados, mediante la
intervención racional de los individuos en el mundo de vida.
Con ayuda del esquema de Maturana y Varela (1996), este cambio se podría explicar por
la reflexión (pues afecta lo que sabemos y hacemos) y el moldeamiento que opera entre
individuo y medio. De esta manera, esa vivencia adquiere una dirección diferente a lo
3
prescriptivo-integrativo que sugería en Parsons a un individuo cuya conducta tiende a la
simple adecuación.
En síntesis, los valores forman parte de lo que conocemos para poder interpretar el
entorno y para actuar en la vida con un cierto entendimiento intersubjetivo y actualizado,
aunque no sea homogéneo ni aproblemático, sino el resultado de una constante
modificación más o menos negociada, basada en un ajuste pragmático y transitorio.
Veamos las diferencias que con este autor tienen Bourdieu y Giddens.
5
El vocablo cultura es descriptivo e implica un “conjunto de prácticas, creencias, instituciones,
costumbres, hábitos, mitos, etcétera, construido por los humanos y transmitido de generación en
generación. En este modo de empleo, la cultura se contrapone a la naturaleza: su posesión es lo que nos
distingue de los demás animales” (Sewell, 1999: 40).
En cambio el habitus explica un proceso de internalización de esa estructura y la manera en que
es vivida y reproducida.
4
percepciones, apreciaciones y acciones que realizan6 (cfr. Bourdieu, 2003), y generan
diferentes racionalidades prácticas en los sujetos sociales, según la lógica de un
determinado campo (cfr. Bourdieu, 1991 y 2003: 63, 247 y ss.).
6
En este aspecto y a pesar de que Bourdieu generalmente repele al determinismo estructural, sus
planteamientos acerca del habitus han provocado que, de alguna manera, se le considere próximo a él.
5
cibernética de segundo orden, y por medio de ese factor se comienza a vislumbrar la
explicación a la diversidad de valoraciones posibles en momentos y espacios diferentes,
pues los procesos sociales no son sólo resultado de la combinatoria simple del programa
social y de la estructura, sino que también interviene la creatividad humana, derivada de
su capacidad reflexiva.
Para analizar cómo construimos las valoraciones (que más tarde derivan en posiciones
desiguales en las interrelaciones), considero indispensable enfrentar la pregunta acerca
del origen de los juicios valorativos antagónicos (“superior” e “inferior”, “bueno” y
“malo”), y del valor7 subsumido en esas palabras, partiendo del proceso en que se
establece cada valor en una sociedad, atendiendo luego a quien lo hace posible.
Nietzsche discute (cfr. 2005: 21) las respuestas reiteradas por los filósofos y por la
tradición de los psicólogos ingleses, quienes consideran que el juicio acerca de lo
“bueno”, surge originariamente de las acciones útiles y no egoístas que fueron alabadas
por sus beneficiarios, pero en el proceso histórico, más tarde la utilidad específica de la
acción, se olvidó, y sin embargo, la acción mantuvo su categoría de “buena” gracias al
hábito, haciéndola ver como “buena en sí”, constituyéndose de ese modo, en un “valor”8.
7
Entendemos que valorar es la acción y efecto de atribuirle a algo o a alguien, determinada importancia,
utilidad, preponderancia o cualidad; y en cambio, el valor es el atributo en sí (importante, útil, etc.).
8
El valor moral subyace en el derecho natural, al cual Weber identifica como “el conjunto de normas que
valen no en virtud de provenir de un legislador legítimo, sino en virtud de cualidades puramente
inmanentes” (Weber, 1983: 640), aunque de acuerdo a la valía demostrada en la práctica de la convivencia
social.
6
Sin embargo, a Nietzsche le parece poco creíble que el espíritu de una acción altruista y
útil subsista como valor, mientras la utilidad pragmática se pierda en el olvido.
Argumenta que es justamente la experiencia cotidiana en todos los tiempos (la utilidad),
lo que puede quedar más presente en la conciencia, coincidiendo con Spencer, quien
asimila lo bueno, con lo demostradamente útil o conveniente.
Ese desdoblamiento del lenguaje, es similar al de los valores que van separándose de la
utilidad directa y abstrayendo la esencia guardada por la memoria colectiva, esencia que
además puede y va siendo redefinida en extensión, importancia y profundidad, a partir
de su retroalimentación con las experiencias.
El individuo se nutre del valor, de la norma vigente; las vivencias y las significaciones
experimentadas por cada individuo, se someten a un proceso de “ajuste” social,
consistente en una evaluación tácita o expresa que indica si está dentro de lo “normal”.
Si está fuera de aquel parámetro de valor, ese grupo tratará de recortar (con más
7
severidad en tanto más pronunciados sean), los picos que salen de la normalidad
socialmente definida, como lo explica Elías (cfr. 1997: 462).
Ahora bien, en la búsqueda de ese ajuste, también el concepto social hasta entonces
imperante se re-visa y se afina, se moderniza, se adapta a partir de la reflexión que puede
ser profunda o superficial. La historia registra episodios de quiebre de valores y de
olvidos de eslabones grandes y pequeños, en los cuales lo apreciado y considerado
“normal”, se vuelve despreciable y vergonzoso9. Lo persistente, en su mayoría, se vive
cotidianamente sin mediación de un expreso y concienzudo análisis social o individual
acerca de los motivos para su implementación y conservación, ni de las rupturas o
pérdidas que lo han puesto en su actual vigencia.
Hay otros valores surgidos sin tan noble e importante función, pero en su momento, se
han juzgado deseables y han estado vigentes en una sociedad determinada, por lo cual es
válido afirmar que también funcionan como ecos en la conciencia social y con el tiempo,
repiten más suavemente parte del potente mensaje inicial.
9
Un buen ejemplo, es la venta de esposas en Inglaterra practicada en los siglos XVII a principios del XIX
y repudiada aún en el siglo XIX (cfr. Thompson, 1995), o los que narra Elías (1997).
8
Con respecto a quién determina lo valioso, y descalificando la explicación de los
psicólogos ingleses, Nietzsche señala que el reconocimiento de “bueno”, no ha sido
dado por los beneficiarios de la acción, sino por los propios hacedores, quienes desde su
posición de poder se arrogaron el derecho de crear valores, darles un nombre, y sin que
les importara la utilidad social de sus acciones “se sintieron y se valoraron a sí mismos y
a su obrar como ‘buenos’, o sea, como algo de primer rango, en contraposición a todo lo
bajo, vulgar y plebeyo” (Nietzsche, 2005: 22). Es decir, el origen de la antítesis bueno-
malo es la operacionalización del “duradero y dominante sentimiento global y radical de
una especie superior dominadora en relación con una especie inferior” (Nietzsche, 2005:
22).
Estas preguntas se originan al advertir que Nietzsche, pareciera ver surgir las categorías
de lo bueno y lo malo, en un escenario donde están presentes las dos clases de seres
humanos que identifica como “los de arriba” y “los de abajo”, quienes a su vez nacieron
con ese status, dado connaturalmente. Si procuramos imaginar lo que el autor parece
presuponer, podemos mirar una escena estática, en la cual el poder está determinado por
atributos muy claros, por ejemplo, la fuerza física.
Ahora bien, aún en ese contexto puede apreciarse a la fuerza física como un atributo
cuyo punto de rendimiento máximo, es finito, transitorio (por lo cual el poder que le
confiere a su portador, también lo es). Con esto queremos decir que si tomamos a la
fuerza como parámetro valorativo, nadie (ningún ser vivo), nace teniendo el poder físico
suficiente para dominar plenamente a los demás miembros de su especie, pues
originariamente todos somos frágiles, dependientes y por lo tanto, estamos situamos
entre “los de abajo”, más tarde, nos fortalecemos y hay quienes alcanzan una plenitud
10
Sin embargo, habrá que tener presente que ambas especies (dominante y dominador) tendrían que
compartir esa visión y para “saber o creer algo, un individuo debe aceptar la información como cierta o
probablemente cierta” (Van Dijk, Teun A., 1983: 101) por evaluación y cotejo.
9
física, ciertamente superior a la de los demás elementos de su grupo, pasando a formar
parte de “los de arriba”, aunque posteriormente pierdan esa posición.
Desviando un poco nuestra atención, es interesante referir de paso, el papel que juega en
ese orden de cosas, la serie de factores que pueden intervenir para equilibrar o hacer más
profunda la diferencia de poder entre “los de arriba” y “los de abajo” (pues no es
unifactorial). Podría pensarse que cuando habla de “los de arriba”, respecto al factor
fuerza, Nietzsche estaría aludiendo a individuos situados en un momento vital de fuerza
plena, sin embargo, al involucrar al análisis otros factores, llegamos a la conclusión de
que también el poder del cual gozan esos forzudos individuos, es relativo. Así, un
individuo por fuerte que sea, puede ser vencido por varios sujetos menos fuertes al estar
en desventaja numérica, e incluso por una persona físicamente débil, pero armada.
Análisis equivalentes podrían hacerse, tratándose de otros atributos de los individuos
(económico, político, académico, etc.) para demostrar que el poder, es siempre
multifactorial y relativo a la situación y al oponente, pero sería dar un innecesario rodeo
antes de continuar hacia nuestro objetivo.
Lo anterior, no sólo no niega, sino muestra que son considerablemente mayores las
probabilidades de una persona mejor equipada, de acuerdo a las valoraciones sociales
(en lo físico, intelectual, económico, político, etc.), de tener un superior número de
momentos, grados y tipos de poder11, respecto a otra persona menos dotada en todos
esos flancos.
11
Eso no excluye tampoco, que ese poder pueda ser usado en forma constructiva o destructiva, solidaria o
egoísta.
1
A pesar de que parece poco probable, si Nietzsche se estuviera refiriendo como fundador
de “lo bueno” y “lo malo”, al poderoso visto en esa transitoriedad situacional (pues su
referente constante a lo largo de su libro es simplemente dual: la “especie superior
dominadora” y la “especie inferior”), seguiría siendo insostenible que las categorías de
bueno y malo, fueron impuestas por el superior, y sólo por él. De hecho,
contradictoriamente Nietzsche reconoce la existencia de la “manera caballeresco-
aristocrática” (o superior) impuesta absolutamente a “los plebeyos”, pero que tiene como
enemiga a la “manera sacerdotal”, la cual va en contra de todos los signos de vida -
propios por lo caballeresco- y que subvierten el orden de los superiores, a partir del odio
y la venganza (cfr. Nietzsche, 2005: 32 y ss.). Esa victoria de “los de abajo”, demuestra
no sólo que todo poder es relativo y transitorio como lo señalamos antes, sino que la
resistencia implica también un poder y aun cuando es acotado, juega un papel
importante en la definición de los valores imperantes en cada sociedad. De hecho, la
historia demuestra que los subordinados y su infrapolítica en forma de resistencia
discreta y de expresión indirecta, es parte de la solución de los conflictos y de la
construcción cultural (cfr. Scott, 2000: p. 44).
Uno de los motivos más importantes para nuestro desacuerdo, radica en que Nietzsche
omite analizar la relación entre los sujetos y el papel que desempeñan. Olvida la
existencia de los líderes o los confunde con los poderosos, y desdeña el papel de la
comunidad, tratándola como “el grupo de abajo” sin analizar su influencia en la
determinación de los valores sociales, de acuerdo al contexto sociohistórico en que se
desarrolla.
1
“reflexividad operante”12, facultando a los individuos para cuestionar y trascender los
valores dados por la estructura, a pesar de que al nutrirse con el medio local y temporal,
la versión subjetiva del individuo esté en evidente desventaja frente a la potestad de la
“voluntad social histórica” inscrita en esa estructura.
III. PROPUESTA
A partir de los elementos reunidos hasta aquí, considero a los valores imperantes en una
sociedad, como resultado del ajuste entre lo que ha venido juzgándose valioso o nefasto,
y lo conocido, reflexionado y retomado por los individuos, en su propio contexto y
experiencia.
Sin embargo, en este punto surgen dos interrogantes más ¿cuál es el proceso para
adjudicarle un valor determinado a cada persona en una relación social? y ¿cómo se
lleva a cabo el cambio social de valores?
Desde mi punto de vista, la primera cuestión tiene que ver en cada situación, con los
valores atribuidos a las personas concretas, como producto de una evaluación de sus
condiciones personales ya tipificadas socialmente como “bueno” o “malo” y que en
cualquier relación interpersonal se ponen en operación con comparativos (mejor, igual o
peor), respecto al sexo, etnia, edad, condición socioeconómica, instrucción, etc.)13, lo
cual nos hace apartarnos del esquema propuesto por Bourdieu, respecto a la
intencionada, especializada y libre competencia personal, situada por él en cada
“campo”.
En síntesis, entiendo que el sistema de valoración, opera como una báscula automática
analógica, de múltiples platos, que todos usamos, la cual mide (comparativamente) a las
personas presentes en una relación (momentánea o prolongada), y posiciona –en cada
12
La reflexividad operante, es la capacidad racional personalísima que Giddens considera “central y
distintiva” del ser humano (cfr., 2001:140).
13
Esa apreciación, pasa por el mecanismo cultural automático que está más allá de las expresiones y
quereres individuales, junto con algunos cuestionamientos (acorde al esquema de Schütz).
1
situación- más arriba, igual o más abajo a cada sujeto, respecto a los demás (de acuerdo
siempre con los valores establecidos socialmente), a partir de las características objetivas
y subjetivas portadas por cada individuo.
Esas características por ser tan variadas, realmente no integran un capital fijo al que
Bourdieu ubicaría en el capital cultural (integrado por conocimientos legítimos), el
económico, el social (relaciones sociales) y el simbólico (proveniente del prestigio y el
honor). Más bien, constituye una cartera diversificada, la cual dependiendo de la
situación en que se encuentren las personas, adquiere una cotización determinada por
cada uno de sus bonos, o al menos, por aquellos que para ambas partes tienen más
importancia, y cuya suma constituye su cotización total, apreciada en cada momento de
cada relación.
El tránsito vital pues, tiene dos vías de circulación y cada una de ellas, dos niveles:
1
someter a la cultura y hacerla cambiar, modificando sus prácticas mediante
acciones colectivas o movimientos sociales, por ejemplo.
De todo esto resulta que la competencia de las condiciones personales, es regida entre
los individuos del mismo grupo social, por un sistema de pesas y medidas que muda
generalmente de modo casi imperceptible, al ritmo de la cultura de que se trate,
modificando sus equivalencias y sus parámetros y cuya transformación puede ser a
veces violenta, tanto en el ámbito individual, como en el social.
1
(comparativa y dependiente de las percepciones y de los valores dados) de quienes están
interactuando en una situación determinada; y también nos permite someter a revisión,
algunos valores con los que se norma la conducta individual o social, al mismo tiempo
que da margen a asumir otros, sin cuestionamiento alguno.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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_______ (2001) [1976], Las nuevas reglas del método sociológico. Crítica positiva de
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1
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Tomo.
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Schütz, Alfred (1974), “La igualdad y estructura de sentido del mundo social”, en
Estudios sobre la Teoría Social, Argentina, Amorortu.
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Crowd in the Eighteenth Century, New York , The New York Press.
Van Dijk, Teun A. (1983), Las estructuras y funciones del discurso, México, Siglo XXI
editores.
1
1
LA CULTURA POLÍTICA,
UNA APROXIMACIÓN DESDE SUS COMPONENTES.
C. Maura de la Caridad Salabarría Roig1
Resumen: El trabajo forma parte de la labor que desarrolla el Grupo de Ciencia Política de
la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas por construir una nueva politología2
con una perspectiva alternativa a la elaborada en los centros de poder, y una óptica que
incluya tanto, las problemáticas de los países del Tercer Mundo, como los enfoques
provenientes de ellos.
A partir del análisis de los diferentes paradigmas teóricos y metodológicos desde los que
se aborda la problemática de la cultura y subcultura políticas, la autora propone una
conceptualización de la cultura política según sus componentes y realiza una
caracterización de los mismos.
Desarrollo:
El tema de la cultura política reviste una significación cardinal en el ámbito de la Ciencia
Política por su carácter integrador del conjunto de relaciones que aquella refleja y
contextualiza, su elucidación coadyuva a una visión de la sociedad donde se involucra, en
la explicación de la trama compleja de los acontecimientos políticos, la percepción que de
ella tienen los diferentes actores.
Los estudios sobre cultura política, que han aumentado su frecuencia desde la segunda
mitad del siglo pasado, confrontan una serie de obstáculos que no han permitido a la
comunidad científica arribar a un consenso en torno a los planteos teórico- metodológicos
respecto a esta área de la cultura.
Entre otros inconvenientes, se halla la cada vez mayor fragmentación y diversificación de
nuestras sociedades que dificulta la caracterización de la cultura política en un marco
territorial o poblacional determinado. Ello, a su vez, contrasta con los argumentos acerca
de la presunta congruencia entre los sistemas políticos, la propia cultura política y los
procesos de socialización política. La referencia a la cultura política de uno u otro grupo o
1
Dra. C. Maura de la Caridad Salabarría Roig. Investigadora del Instituto Superior Politécnico “José
Antonio Echeverría” (CUJAE). Mail: maura@gest.cujae.edu.cu
2
La Ciencia Política tradicional cuyos centros se hallan en Europa y en los Estados Unidos
fundamentalmente, ha elaborado un conjunto de tesis y categorías para la explicación de los fenómenos
políticos desde la óptica de los países del occidente capitalista desarrollado, el Grupo de Ciencia Política de
la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas desarrolla una labor fundacional, la creación de una
Nueva Ciencia Política, desde el Sur Político, donde predominen análisis con el enfoque de los países
menos desarrollados y oprimidos del mundo.
clase social, de un país, región o época no constituye la solución de este problema, como
suele plantearse, pues tal formulación no logra trascender la visión de que se trata de
entidades donde prevalece una unidad absoluta e indistinta.
En sentido general se asume que la cultura política es un elemento constitutivo del sistema
político por lo que son frecuentes las reflexiones acerca del papel de los factores
culturales en el funcionamiento de las instituciones y los mecanismos de gobierno. De
estas consideraciones, se desprende que la cultura política alcanza una doble ubicación
respecto al sistema político en su conjunto, ya que no sólo sirve de marco referencial a las
transformaciones gubernativas, sino que también es expresión de la efectividad y la
calidad de las decisiones políticas.
Suele afirmarse que la independencia que adquiere la cultura política y su capacidad de
promover el cambio es una demostración de que se halla separada de la estructura
socioeconómica lo cual pudiera explicar la falta de correspondencia de la llamada cultura
política “democrática” tanto, con el corte imperial de la economía de países como los
Estados Unidos, como con el atraso socioeconómico que existe en los países de América
Latina. De ahí se derivan fundamentaciones para negar la importancia de la defensa de los
modelos culturales y las identidades en los países del Tercer Mundo.
3
Galindo Cáceres, Jesús. Dimensiones Internacionales de la Comunicación. Cultura Política, comunicación
y Democracia. En Internet. (1997) http://www. Razón y palabra.org.mx/anteriores/n7/lozano.htm. Negro
Pavón, Dalmacio La cultura política. Catedrático de Historia de las Ideas y Formas Políticas en la UCM. En
Internet. (2002) http://www.conoze.com/doc.php?doc═1514
4
“el elemento central de la noción es la relación con lo social por parte de los individuos el punto de partida
es su entorno inmediato y la ubicación percibida de ese entorno con el escenario social general, es decir, la
percepción y valoración del propio lugar en relación al todo, esta situación es de sentido al mismo tiempo
que de comportamiento, las acciones son consistentes con la percepción”. Ver Galindo Cáceres, Jesús.
Cultura política, comunicación y democracia. Número 7, año 2, junio-agosto 1997.Formato digital en
Internet. http://www.razón y palabra.org.mx/anteriores/n7/Jesús.htm
Se alude también a la crisis de la cultura política, cuya esencia se relaciona, por algunos
autores, con el agotamiento de los modelos políticos tradicionales y la falta de puntos de
referencia, a partir de los cuales el ciudadano considera el hecho político y se proyecta
hacia él,5 otros se refieren a la falta de correspondencia entre la programática de los
partidos y movimientos políticos con los intereses de su presumible base electoral, que ha
traído a su vez la falta de representación que sufre una parte considerable de los
ciudadanos del mundo, en las instituciones políticas existentes, en contraposición con las
6
ilusiones de cambio político que despiertan las campañas electorales. Por otro lado se
presenta la interrogante acerca de cuáles factores provocan cambios en las formas de
percibir y hacer la política.
Los efectos de tal situación en la cultura política están dados, además, por la erosión de
otras nociones afines como, Estado, sociedad civil, derecho público y privado, consenso,
legitimidad. Esto presenta un nuevo reto a la politología, asociado al incremento de la
información, a la vertiginosidad de los cambios sociales y a la creciente autonomía
alcanzada por diferentes esferas, todo lo cual torna impreciso el rol de la política; los
límites que distinguen la esfera política de la no política, el campo de competencia propio
del quehacer político, en fin, el sentido de hacer política”8. Sin embargo, la existencia
actual de proyectos como el de Venezuela y Bolivia donde a partir de alternativas políticas
se ha comenzado a incidir en la solución de problemas reales de la población de América
5
Lechner, Norbert. La dimensión cultural de la política. Tomado de Acorta Silva Adrián. La dimensión
cultural de la política. Una conversación con Norbert Lechner. Fuente Revista Nexos En Internet.
(Consultado 2002) http://www.política.com.ar/Filosofía-política/Lechner.htm-
6
Lechner Norbert. Cultura política y gobernabilidad democrática En Internet. (2002)
http//deceye.ife.org.mx/cultura-política-%20-%20gobernabilidad.htm.erosion. Las condiciones de la
gobernabilidad democrática en la América Latina de fin de siglo. En Internet. (1997)
http://catedras.fsoc.uba.ar/toer/articulos/txt-lechner.html
7
Ibídem.
8
Ibídem.
Latina reafirman, tanto la responsabilidad, como el “rol sintetizador e integrador de la
política a escala societal”.9
Las relaciones de la cultura política con otras áreas de la cultura general son, en buena
medida, un producto del propio carácter decisorio de la política, que alcanza a todas las
esferas de la sociedad. De aquí se deriva que la cultura política es una cultura de y sobre
9
Fung Riverón, Thalía. Reflexiones y Metareflexiones políticas. Editorial Félix Varela. La Habana, 1998.
(67)
10
Adaptación, en este casos se refiere al proceso de asunción de las pautas y normas que emanan de las
decisiones adoptadas por las élites políticas, implica un movimiento constante por parte de los sujetos que se
subordinan al poder, de adecuación a los cambios en la cultura política, a sus estrategias políticas en función
de los procesos, conflictos y crisis sociales, así como la remodelación de sus formas de participación política
en correspondencia con las exigencias de la situación.
11
“la cultura es la capacidad humana, en constante evolución, de interpretar y cambiar el entorno,
adaptándose a él, en una praxis constitutiva de nuevos modos de realidad.” Morató, Javier del Rey. La
comunicación social en la era de la globalización. En Internet (2004)
http://www.oei.es/oeivirt/globalizacion.htm
la toma de decisiones, lo cual eleva a un rango significativo su aspecto constantemente
constructor de subjetividades y la asocia a los cuestionamientos actuales en torno al
bienestar de la sociedad, los problemas medioambientales, éticos y otros cuya
trascendencia atañe, tanto a la comunidad científica como a los gobiernos, no sólo por el
rango legal, sino por el rango moral de su adopción.
Desde este ángulo la cultura política se deriva tanto, de los procesos de socialización
política estratégicamente configurados desde el poder, que se encaminan a formarla a
propósito de las necesidades del propio sistema político, como de los efectos e
interacciones específicos que provoca en cada estrato la distribución de valores societales
escasos que resulta de las políticas públicas, en los contextos donde los portadores de la
cultura política desenvuelven sus actividades cotidianas, bajo la influencia de múltiples
factores internos y externos12.
Todo ello le otorga a la cultura capacidad real para cohesionar a la comunidad y crear una
identidad política, a despecho de las diferencias que estos procesos revisten en contextos
disímiles, pues la socialización política, al responder a las demandas de cada sistema
político específico, adopta formas que van desde la imposición de los intereses de grupos e
individuos en entornos donde se practica la represión directa, pasando por la acción de los
agentes socializadores(familia, escuela, partidos y organizaciones, etc.) e incluye la
influencia del liderazgo sobre todo en procesos transicionales.13 Lo anterior no debe
interpretarse como un proceso de homogeneización de la sociedad, pues los objetivos de la
socialización no impactan por igual a todos los actores políticos y, en ese proceso de
construcción de unidad social y comunitaria las diferencias ocupan un lugar relevante, no
sólo en la aceptación o no de los objetivos de los gobernantes, sino en su replanteamiento
desde la sociedad civil.
12
en la formación de la cultura política no puede obviarse el papel de condicionantes externas, ya sea la
existencia de un clima político favorable de convivencia pacífica y entendimiento mutuo, o un clima de
hostilidad y confrontación. Su influencia puede llegar a ser significativa en la formación y funcionamiento
de la cultura política de los diferentes individuos, clases, grupos, naciones y pueblos.
13
Plain Rad-Cliff, Elsie. La socialización política: Un proceso continuo y discontinuo, en La Nueva
Ciencia Política. La búsqueda de lo complejo. En, Fung Riverón, Thalía y Pineda Guadarrama, Juan de Dios.
La Nueva Ciencia Política. La búsqueda de lo complejo. Facultad de Estudios Superiores Acatlán,
Universidad de la Habana. Editorial Lagares. S.A. de C. V., 2004. Pág. 207
existencia de una unidad compleja que contiene las diferencias estables y dinámicas que
existen al interior de los sectores sociales. Ello torna relevante el estudio de la subcultura
política para una mejor comprensión de esta área de la cultura.
A partir del carácter en cierta medida opuesto de los fenómenos presentes en el referente
real que ella refleja, se genera una contradicción al interior de la cultura política. Sin
negarle su propia identidad sustantiva, hay que reconocer que el término pone a dialogar a
dos mundos o esferas sociales cualitativamente diferentes y complejos. Esta problemática
deviene punto de partida para la búsqueda en torno a la forma en que ambos momentos -la
cultura y la política- participan en la estructura de la cultura política, así como a los modos
de su interacción bajo la influencia de procesos, relaciones, socialización y actividad
políticos. Más que los propios contenidos de la cultura y de la política, al esclarecimiento
de la esencia de la cultura política tributa la dinámica que integra a ambos elementos,
produciendo los mecanismos para su estabilidad y cambio, esenciales en la determinación
cualitativa del fenómeno.
Desde el ángulo de los componentes14 que la integran, la cultura política se presenta como
un proceso de construcción y deconstrucción constantes, a partir de las interacciones
mutuas entre los componentes del nivel interno (se refiere a los elementos más estables
que intervienen en la comprensión de los acontecimientos políticos por parte de
individuos, grupos, y otros portadores)) que en su interacción con el momento político
(en el ámbito de nuestro trabajo se trata de la combinación de acontecimientos
pertenecientes a cualquier esfera del quehacer social con las decisiones emanadas de los
gobernantes para modificar su aprehensión por los sujetos políticos) , se revelan a través
de componentes periférico dinámico emergentes de la cultura política cuyas características
principales son la variedad y el cambio. Esta construcción adquiere características propias
en cada estrato social donde los componentes se hallan con intensidad y preeminencia
diferentes en dependencia del impacto contextualizado del dispendio de valores societales
escasos.
Por tanto, la cultura política es una entidad que, desde la perspectiva de sus componentes,
es irreductible a uno de ellos, pues resulta de la combinación de todos los elementos que la
integran. Asimismo, no debe considerarse sino como un resultado en proceso de
transformación perenne, lo cual no significa que deje de ser un producto, pero un
producto, cuya producción no se ha agotado. Lo anterior indica que en el ámbito de la
cultura general, esta área se distingue por su estructura dinámico- generativa, tanto en su
expresión a escala societal, como en el plano de los estratos en que se agrupan los
portadores de la misma. Ello tipifica la naturaleza compleja de este fenómeno.
En este concepto se destacan además dos elementos esenciales, en primer lugar que la
cultura política no constituye una suma de elementos dispersos que actúan de forma
independiente entre sí, sino un conjunto integrado donde la forma que adopta y el grado
de desarrollo de uno de los componentes incide en el resto y le otorga identidad cualitativa
a la cultura política de determinado portador; en segundo lugar, tal interacción entre los
14
En el próximo epígrafe se caracterizan detalladamente este componentes
componentes se actualiza en dependencia de las condiciones cambiantes de la esfera
política, bajo el impacto de la gestión gubernativa.
• Componentes cognoscitivos.
• Valores políticos.
• Disposiciones comportamentales.
Es conveniente aclarar que los rasgos a partir de los cuales caracterizamos cada
componente no incluyen la magnitud que han alcanzado en cada uno de los portadores.
Ello es objeto de otro trabajo donde se caracterizan los componentes predominantes de la
cultura política.
• Componentes cognoscitivos:
Se refieren a los conocimientos sobre el sistema político, las instituciones y órganos que lo
componen a escala nacional o local y los procedimientos para su establecimiento; incluyen
conocimientos acerca de las formas en que se efectúan los procesos electorales y se
organiza la participación de los diferentes sujetos políticos en los mismos, así como los
mecanismos para la designación de los cargos y su revocación. Estos conocimientos
versan también sobre el funcionamiento de dichos órganos, las decisiones que de ello se
derivan y los mecanismos empleados para su adopción.
Este análisis no implica que la carencia de los conocimientos sobre la política denote
ausencia de cultura política, tampoco debe entenderse, como suele afirmarse, que poseer
conocimientos políticos o no, torne a la cultura política más o menos elevada, pues ello
significaría la existencia de un parámetro a alcanzar, criterio que no es congruente con la
perspectiva del enfoque asumido en esta tesis. Si reconocemos el peso de los
condicionamientos en que se conforma la cultura política, asumiremos que en algunos
sujetos políticos este tipo de componente no predomina y, por tanto, no constituye una
premisa de su actuación respecto a los acontecimientos políticos, lo cual no niega su papel
en el conjunto.
Este componente esta integrado en lo fundamental por los juicios que los portadores
elaboran alrededor de la calidad de las decisiones emanadas del sistema y de las
15
El tema de la movilización cognitiva, abordado en los trabajos de Inglehart, trae a colación el papel que
juega el conocimiento de los acontecimientos sociales en la asunción de lo que pudiera considerarse
posiciones políticas más activas, en el desarrollo del interés por temas nuevos, no tan estrechamente
asociados a las problemáticas personales de cada individuo o estrato. Esto es tratado por el autor mencionado
de modo bastarte absoluto y generalizado como si fuera un resultado definitivo, o sea, sin tener en cuenta
que, en determinadas condiciones otros componentes de la cultura política pueden resultar movilizadores
Inglehart, Ronald. El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas. Centro de investigaciones
sociológicas. Madrid, 1991.
percepciones y comportamientos del resto de los sujetos políticos en relación con las
necesidades de la sociedad en su conjunto.
Las valoraciones implican, al menos, un análisis de los factores que suelen motivar la
adopción de decisiones en el ámbito de un sistema político, del que se ha formado parte
durante un período relativamente prolongado que, si bien pueden o no ser aceptados por el
sujeto, son entendidos a partir de sus conocimientos y bajo el prisma de los valores que en
él predominan, así como de la aprehensión de las necesidades societales que ha logrado a
través de ellos.
A partir de sus conocimientos, experiencias y vida política, los sujetos elaboran juicios
relativamente estables sobre la capacidad del sistema político para hacer frente a los
requerimientos de la sociedad. Esto no se refiere a la evaluación de una decisión
específica, sino a una tendencia que aparece en los sujetos, productora de convicciones
sobre la calidad y eficacia que las instituciones políticas pueden alcanzar en el trazado de
estrategias que afecten las diferentes esferas de la sociedad. El componente incluye juicios
alrededor de las normas que se derivan del funcionamiento del sistema político, su
viabilidad, la necesidad de su cumplimiento. En él predomina una evaluación racional,
asentada en la ejecutoria política de un período considerable en el que los éxitos o fracasos
en el desarrollo económico, la capacidad de proporcionar oportunidades estables a los
ciudadanos, la conservación de un clima de gobierno legítimo, y el establecimiento de
relaciones internacionales pacíficas y prósperas con el resto de los países o, por el
contrario, la existencia de conflictos armados o coyunturas tendentes a ellos, determinan la
aceptación o no del sistema político.
Las macro valoraciones políticas incluyen, además, la asunción del lugar e importancia de
la política en el conjunto del desarrollo social y generan la evaluación de su pertinencia
como área o esfera de la sociedad.
El hecho de que este componente sea considerado como uno de los más estables, no niega
que en torno a las autoridades y funcionarios políticos, a las instituciones, a los procesos y
estrategias políticas de gobierno, se formen percepciones flexibles y de corta duración
que se integran a las convicciones políticas y valores fundamentales16 que estructuran y
dan sustancialidad a este componente, pues tributan a la estabilidad en cuanto a la
aceptación o no del sistema por los diferentes actores.
• Valores políticos.
Resulta muy difícil delimitar en las dimensiones de los valores, el porciento que es
reflejo exclusivo de la vida política del país o cuáles pudiéramos caracterizar como sus
contenidos específicamente políticos; particularidades estas que se salen de los límites
heurísticos de nuestro trabajo, sin que ello signifique que no sea importante establecer
ciertas precisiones alrededor del lugar de los valores como componentes de la cultura
política.
Los valores se mueven a la vez en los planos espiritual y material de la actividad humana,
se forman a partir de cualesquiera de las áreas de la misma y tienden a convertirse en un
contenido relativamente estable de la cultura general. A pesar de ello, suelen ser
identificados con los valores morales que nos permiten “experimentar una preferencia,
sentido del deber u obligación hacia las relaciones o acciones (consideradas) buenas,
correctas o justas y aversión hacia sus manifestaciones contrarias.”17
16
Almond, Gabriel y Verba Sidney. La cultura política en “Diez textos básicos de Ciencia Política”.
Editorial Ariel. S.A. Barcelona, 1992 Pág. (215)
17
D Angelo, Ovidio. Sociedad y educación para el desarrollo humano. Publicaciones Acuario. Centro Félix
Varela, La Habana, (37), 2001.
estudio entre otros factores.18 A los efectos de la presente investigación se asume como
premisa la definición que en el plano filosófico aporta Zaida Rodríguez Ugidos, donde se
concibe el valor como el significado social que portan objetos y fenómenos de la realidad
en una sociedad dada en el proceso de la actividad práctica, en unas relaciones sociales
concretas, asumido por los sujetos, en correspondencia con sus necesidades.19
18
“Los valores son determinadas maneras de apreciar ciertas cosas importantes de la vida por parte de los
individuos que pertenecen a un determinado grupo social o cultura”(Tamayo, A. y Mtnez, A.,1994. Tomado
de D 'Angelo, Ovidio. Sociedad y educación para el desarrollo humano. Publicaciones Acuario. Centro Félix
Varela, La Habana (48), 2001…”las orientaciones de valor podríamos considerarlas …como componentes
estructurales de la personalidad que definen la posición del individuo hacia determinadas situaciones vitales
relacionadas con valores sociales y se manifiestan de manera más o menos estable... Podemos entender por
valor las características por las que un objeto o situación es término de una actitud favorable.” “Valor, es,
para cada quien, lo que responde a su interés…interés es un tipo especial de actitudes duraderas que se
refieren regularmente a una clase de objetos más que a un objeto” Villorio, L. El poder y el valor.
Fundamentos de una ética política. F.C.E. El colegio nacional. México (13 y 15), 1997. Para John Rawls los
valores políticos consisten en una serie de acuerdos sobre la viabilidad de la vida política fuera de otro tipo
de razonamiento ético y filosófico, que implica la conservación del orden a partir de la conservación del
poder, per se. Elósegui, María. El liberalismo político de John Rawls. En Internet. Consultado 2003)
http://www.aceprensa.com/listo/119132052.htm ..."cuando tratamos de comprender el significado del
término valor estamos aludiendo a los objetos, fenómenos o sus cualidades, que influyen en el proceso de
asimilación del mundo por parte del hombre y de la satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales.
De hecho cuando hablamos de valor siempre hemos de tener en cuenta la relación entre sujeto y objeto."
López Bombino Luis R. Pensar en los valores, en Etica y Sociedad tomo 1. Editorial Félix Varela. Ciudad de
la Habana, (174) 2002. La formación de valores se halla asociada “al sentido de la responsabilidad que es el
principio clave en toda actitud ciudadana, que supone el compromiso moral”. Ver Valdés Menocal, Célida.
La bioética sustentable en la era de la tecnociencia, en Ética, política y cultura desde Cuba. Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad de la Habana, Doctorado Interinstitucional en Derecho,
México (118), 2005.
19
Rodríguez Ugidos, Zaira. Filosofía, Ciencia valor. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
(227)1985.
20
López Bombino, Luis R. Ética y Sociedad. (175). Ob Cit.
los actores políticos y los momentos políticos en que ellos se involucran y, por otra, los
consideren capaces de atraer la voluntad colectiva y forjar una identidad común.
Lo anterior no reduce los valores a cualidades o virtudes. Dicha significación puede ser
adquirida por los objetos políticos, por los productos de su funcionamiento, o por las
personas, en tanto estas constituyen su actividad política en función del bien social, sin
embargo, esta noción tampoco es única ni abstracta, toma su contenido de los referentes
reales y de las posiciones a partir de las cuales los hombres configuran sus intereses e
influyen en los significados que se asumen como valores (en diferentes dimensiones).
A pesar de que algunas consideraciones,21 conciben el valor político como una instancia
suprasocial moderadora de los intereses y las pasiones o subordinan su contenido a la
realización efectiva de la autoridad o a las necesidades de la conservación del orden
político, independientemente de su relación con el bien común, el condicionamiento en
que la cultura política se halla respecto a las necesidades de los individuos y la relevancia
que en ella adquiere la dimensión afectiva , hace que el valor sea construido sólo si el
orden político se ha configurado en una relación favorable respecto a los procesos que
promueven la satisfacción de necesidades y la construcción del bienestar de la comunidad.
De ahí que al asignar significados a las instituciones y actos políticos, se tenga en cuenta,
esencialmente, su eficacia en el logro de los propósitos mencionados. Este análisis nos
indica que aquellos que estamos considerando valores, pueden ser también los llamados
antivalores o valores negativos22, en dependencia de los intereses que promueven la
21
Guilhan Alburquerque, José Augusto. Los valores en la concepción democrática del orden político.
Revista Contribuciones (1) 39, /2000.
22
La Ciencia Política del Sur contiene una concepción ética donde se consideran antivalores aquellos que
otorgan significados a los objetos y relaciones políticos en la medida que promueven la explotación, la
obtención desmedida de riquezas para un pequeño grupo de la sociedad, los conflictos bélicos en aras de
incrementar las ganancias o cualquier otra manifestación política que condicione el bienestar del hombre a
su posición económica y desconozca la importancia de poner la inteligencia, la creatividad, la capacidad de
trabajo y otras potencialidades humanas en función del beneficio, no sólo individual, sino también social.
Desde otras posiciones éticas, sin embargo, el individualismo, la capacidad de obtener una posición
asignación o asunción de significados elaborados en el presente o heredados de otras
etapas históricas.
Desde este ángulo, por ejemplo, en el ámbito del capitalismo salvaje, los valores de las
élites políticas y su influencia al escoger los fines y los medios para su consecución,
desconocen sistemáticamente las nociones de bien común aceptadas por otros sectores
sociales o le adjudican contenidos diferentes en correspondencia con sus respectivos
intereses.
El contenido ético normativo de la relación entre los fines y los medios, deviene un
proceso donde ambos son evaluados, ante todo, respecto a las necesidades societales,
teniendo en cuenta que estas últimas, a su vez, pueden haber sido interiorizadas
respondiendo a contenidos diferentes por parte de las personas, los estratos y la sociedad
en sentido general, así como por los miembros de las élites políticas. Unos y otros se
trazan e interpretan los fines políticos como vías para satisfacer las necesidades de las
comunidades y los individuos, lo que influye también en la proyección y aceptación de los
medios para lograrlos.
La política deviene uno de los medios a través de los que se produce la realización efectiva
de los proyectos de vida de los individuos y las comunidades. En este sentido, ella está
pautada por los significados históricamente elaborados y trasmitidos a partir de la
experiencia histórico social de la humanidad.
Es por eso que, desde su cultura, los sujetos evalúan las políticas públicas y estrategias
concebidas desde la esfera del poder, así como a los gobernantes, en dependencia de su
capacidad de conservar y estimular la realización de fines con relevancia social como la
oportunidad de desenvolvimiento personal, la libertad, la justicia, el respeto a la dignidad
humana, el derecho a la vida, a la salud, a la educación, el cuidado y preservación de los
bienes públicos y privados y otros, no concebidos en forma abstracta y generalizada; sino
a partir de los contenidos que les incorporan cada uno de los contextos en que se mueve la
actividad política, así como en dependencia de las posibilidades que esas políticas
ofrezcan para la realización de los potenciales esencialmente humanos igualmente
condicionados. Ello le otorga uno de sus significados esenciales a los objetos y relaciones
políticos y conforma uno de los aspectos del valor político.
económica con independencia del daño o beneficio que pueda causarse a otros, constituyen valores, o sea,
tributan a una noción de bien común diferente a la nuestra.
A su vez, la actividad política es productora de valores específicos que la dotan de sentido
y le permiten realizarse en tanto esfera del ejercicio del poder. Estos valores no sólo
resultan de la aprehensión espiritual de la realidad política, sino adoptan expresiones en la
práctica y de esa forma devienen valores políticos: el Estado, como aparato especial para
hacer efectivo dicho ejercicio, y los mecanismos a través de los cuales lo logra; los
partidos y las organizaciones a las que los hombres pertenecen, así como las relaciones
que en ellos se establecen, mediante las cuales se involucran en la vida política y son
reconocidos y avalados ante la sociedad. De esta forma adquieren significados también,
la autoridad, la obediencia, la disciplina social, el orden y la legitimidad, así como la
estabilidad que sea capaz de alcanzar un sistema político y su capacidad de movilización
entre otros. Por otra parte, la participación, el protagonismo, la capacidad de la opinión
pública para influir en las decisiones societales, la eficacia en la gestión estatal y el lugar
de los espacios público y privado en la solución de los problemas sociales, se constituyen
en significados importantes que propician la intervención del ciudadano en la distribución
del poder y al perfeccionamiento de los sistemas políticos en su conjunto. Estos últimos
tienden a la formación del otro aspecto del valor político el cual se halla relacionado con la
capacidad de las instituciones políticas para conservarse y perfeccionarse.
En los valores políticos ambos significados se complementan, los que tienen que ver con
la realización del bienestar material y espiritual de los sujetos, no pueden hacerse efectivos
sin los que atañen a las potencialidades de la política para lograrlos. Es en esa conjunción
que los valores participan en la cultura política.
Esta unidad es concebida de diferente forma por los estratos, clases sociales individuos y
élites políticas. Respecto a estas últimas es importante destacar que aun cuando se
identifican con el interés por preservar los valores que les permiten conservar el poder y,
en ocasiones, se pretende demostrar que esos valores se hallan alejados de otros
contenidos sociales, realmente se encubre su afán de preservar significados específicos,
congruentes con los intereses asociados a su posición dirigente. Desde esta Ciencia
Política que pretende expresar las carencias y aspiraciones de los menos favorecidos,23
23
“la Ciencia Política tercermundista parte de que la ética por su naturaleza específica, debe servir a la
política. Esta relación de servicio la concreta la ética ejerciendo su función crítica sobre la actividad política
misma cuando esta, en nombre de exigencias tácticas recurre a medios que entran en contradicción con los
fines humanistas que la ética no puede dejar de tener presente. Una política puede ser condenada éticamente
cuando recurre a ciertos medios que no pueden ser justificados por los fines...para ponerla en la relación
adecuada con el fin al que deben servir...el mejoramiento social humano.” Ver Chávez Antúnez, Armando.
Ética y política. Una nueva relación en Los desafíos de la ciencia política en el siglo XXI. Ob. Cit. , (80)
2002
entendemos como valores políticos aquellos significados de las relaciones políticas
según su capacidad para articular soluciones que contribuyan a satisfacer las
necesidades socialmente reconocidas y conservar el poder que hace posible lo
anterior, asumidos social e individualmente por los portadores de la cultura política.
• Componentes afectivo-emocionales
El carácter vinculante de las decisiones, afecta con particular énfasis los intereses
personales asociados a la realización de los proyectos de vida, fundamentalmente en el
plano individual, lo cual se materializa en las escalas familiar, profesional y laboral. De lo
anterior se deriva un juicio que es resultado de la contrastación de las decisiones políticas
y el comportamiento de los diferentes actores con las necesidades personales del sujeto.
Ello se concreta en una identificación emocional con las instituciones y organizaciones
establecidas que pueden incidir en la realización de esos proyectos lo cual conlleva,
generalmente, a la aceptación o rechazo de las decisiones emanadas de su funcionamiento,
sin que obligatoriamente medie la comprensión racional de lo que motiva su adopción.
Esto es fuente de legitimidad, pues los sujetos experimentan la posibilidad real de que sus
intereses y objetivos sean satisfechos y desarrollan un compromiso con la conservación
del sistema político, aun cuando en momentos o períodos específicos este no pueda
satisfacer sus necesidades de forma inmediata; así se desarrolla la comprensión emocional
de las decisiones y el apoyo a las mismas o lo contrario. Una muestra del peso de lo
emocional en la legitimidad política lo ofrecen las investigaciones de Easton (1975) e
24
Se refiere al éxito político durante un período prolongado, a la capacidad de salir airoso de situaciones
agudas, de atraer opiniones favorables tanto en el ámbito de las relaciones internas como externas aunque se
confronten contratiempos, obstáculos o fracasos de breve duración en el conjunto del desempeño político.
Inglehart (1990), sobre el apoyo difuso.25 Aunque en el modelo de Inglehart la satisfacción
vital y la satisfacción política, así como otros sentimientos, están asociados a un
componente cultural general, o sea, no se explica el vínculo específico con los órganos de
poder y las relaciones políticas, este nos ofrece una visión bastante clara del papel de los
aspectos emocionales en la cultura política. En el caso de Easton, aunque el término
(apoyo difuso) resulta ambiguo, revela que la importancia de lo afectivo en la vida de los
sujetos lo convierte en un componente significativo de las culturas políticas. No obstante,
han existido sistemas autoritarios que con muy poco apoyo de ese tipo, se han conservado
a partir de otros mecanismos.
25
Inglehart pone de manifiesto en sus investigaciones, la existencia de un componente, que llama cultural,
subyacente a las respuestas fluctuantes a corto plazo, aunque estos se asocian a cambios económicos más
frecuentes. Aquel puede jugar un papel importante a la hora de mantener la viabilidad de las instituciones,
incluso, cuando los resultados económicos son contrarios a las expectativas, ya que los modelos culturales,
una vez establecidos tienen una autonomía considerable y pueden, subsiguientemente influir sobre los
procesos políticos y económicos. Tal es el caso de las diferencias que establece entre la satisfacción vital y la
satisfacción política, atribuyendo las variaciones de esta última a los cambios de acontecimientos, a lo
situacional, mientras que la primera la consideran como un componente cultural significativo que subyace a
estas fluctuaciones.( Las instituciones democráticas parecen depender mucho más de rasgos culturales
estables tales como la satisfacción vital y la confianza interpersonal que de variables relativamente
fluctuantes como la satisfacción política. Esta última puede ser un mejor pronosticador de la popularidad de
un gobierno dado en un determinado momento pero, precisamente porque fluctúa con las condiciones a corto
plazo, resulta menos eficaz para el mantenimiento de la estabilidad de las instituciones democráticas a largo
plazo. Esta posición de Inglehart es cuestionada actualmente por otros politólogos, lo que suscita un agudo
debate académico. Easton distingue tres tipos de apoyos como inputs o insumos del sistema político, entre
los cuales está el llamado apoyo difuso que se debe a los sentimientos de lealtad, afecto, legitimidad, o por la
noción de que el bien común logrado trasciende al individual. ...además considera este un tipo de apoyo sin
el que ningún sistema político puede persistir mucho tiempo. (Ver Inglehart, Ronald. El cambio cultural en
las sociedades industriales avanzadas. Ob cit y Gregory A. Caldeira y James L. Gibson. Democracia y
legitimidad en la Unión Europea: el tribunal de justicia y sus constituyentes. En Internet. (Consultado 2004)
http://www.unesco.org/issj/rics152/caldeiraspa.htm
Precisamente, procesos de gran magnitud en la determinación de la independencia, de las
condiciones de libertad de los hombres o sus contrarios, como los procesos de
colonización o las revoluciones, los movimientos de liberación nacional, etc., generan
fuertes respuestas que nutren los componentes emocionales, pues tributan a la hazaña, la
acción epopéyica y afectan con fuerza el plano personal, generando un nivel de
congruencia con las influencias elitarias que en estos períodos convulsos, adquieren mayor
significación.
• Disposiciones comportamentales
Este componente sintetiza las premisas para el comportamiento político. Su contenido son
las capacidades y habilidades del sujeto como actor político y su percepción de las
mismas; así como los hábitos opináticos y participacionales que en él se hayan
desarrollado, su interés por estar o no presente en los acontecimientos y por aportar, en
fin, las predisposiciones para asumir uno u otro comportamiento político, que incluyen las
habilidades comunicativas de las personas que inciden en el logro de un mayor nivel de
intersubjetividad de los actores.
26
Cabrera Rodríguez, Carlos. Ob. Cit., (109) Algunos estudios realizados en esta dirección concluyen que la
conducta real puede preeverse con exactitud según las predisposiciones al comportamiento siempre que se
midan las opiniones sobre las normas que rigen determinado tipo de conducta, la actitud positiva o negativa
que uno manifiesta ante esa conducta y los juicios que se sostengan sobre la eficacia de la misma.
Las propias investigaciones de Inglehart hacen referencia a la correspondencia entre las
predisposiciones actitudinales obtenidas en estudios del año 1974 y su conversión en acciones prácticas, lo
cual fue comprobado en estudios de l980- l981. En estas investigaciones se aplicó una llamada escala de
protesta potencial donde se combinan estudios de conducta, intenciones de conducta y aprobación de
determinadas acciones. Inglehart, Ronald. Ob. Cit. (347- 348)
Las disposiciones comportamentales se hallan en estrecha relación con los componentes
anteriores que, al desplegarse hacia el ámbito de la actuación , devienen incentivos para
ejecutar o no la acción política o para ejecutarla de una u otra forma; ello propende de
diversas maneras a la conservación o no del sistema político, al perfeccionamiento o no
de las funciones que este cumple en relación con la totalidad social y, aunque la praxis
política, en su mayor parte, se ubica en el área conceptuada como externa, su ejecución
repetida propende también a la formación del nivel interno de la cultura política.
Esta visión de la cultura política que coloca el énfasis en los componentes que le aportan
identidad sustantiva y la identifican como un fenómeno peculiar dentro del sistema
político, tributa a la clarificación de las diferencias en la cultura política, al estudio de los
componentes predominantes en la misma y a la redefinición del fenómeno de las
subculturas políticas. Tales herramientas teórico metodológicas constituyen, en opinión de
esta autora, elementos imprescindibles para el desarrollo de la Nueva Ciencia Política.
Bibliografía:
27
Linares Fleites, Cecilia. La participación. ¿Solución o problema? Centro de investigación y desarrollo de
la cultura cubana Juan Marinello, (711) 1996.
28
Ibídem (72)
7. Fung Riverón Thalía y Pineda Guadarrama, Juan de Dios. El estudio de la Nueva
Ciencia Política. Perspectivas generales. Universidad de la Habana, Benemérita
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Centro Internacional de Estudios
Estratégicos, Gobierno del Estado de México, 2006.
14. Rodríguez Ugidos, Zaira. Filosofía, Ciencia valor. Editorial de Ciencias Sociales,
La Habana, 1985.
CAMBIO ESTRUCTURAL EN MÉXICO Y DESENCUENTROS
DE SU EVOLUCIÓN ECONÓMICA RECIENTE.
Abstract.
El ensayo analiza las principales características del modelo económico mexicano actual, a
la luz de su implementación hace algunos lustros debido a la crisis económica de 1982.
Después de estudiar la base conceptual de la escuela neoclásica que le da sustento, se
revisan los aspectos más representativos de su operación en el país, y la forma en que éstos
han incidido en su evolución reciente. Se destaca la importancia que para México
representa su creciente vinculación económica con Norteamérica y cómo ésta ha
significado que en algún grado el derrotero del país se diferencie del resto de América
Latina, sin que esto haya significado en modo alguno que su desarrollo sea más exitoso.
2 El nombre deriva del hecho de que las tres instituciones que lo promueven, el Tesoro de los EU, el Banco
Mundial y el FMI, se encuentran en tal ciudad.
3 En ese orden de ideas, se argumenta que “las regulaciones excesivas son barreras de entrada que provocan
estrangulamientos, promueven el comportamiento monopólico y afectan la capacidad de los productores
nacionales para competir en el exterior” (Brothers, 1992: 84).
4 El otro argumento esgrimido a favor de las privatizaciones gira en torno al costo que implica subsidiar a
aquellas empresas públicas que trabajan con números rojos. En el periodo más álgido de las privatizaciones en
México, el sexenio de De la Madrid, se vendieron más de 700 empresas lo que significó un ahorro fiscal anual
promedio de 0.3% del PIB (Brothers, 1992: 81).
5 Para el caso mexicano, por ejemplo, la alta dispersión arancelaría que se gestó a partir de los años treinta
generó fuertes distorsiones entre las distintas actividades y sectores económicos, alentando así importantes
ineficiencias.
Sobra decir que esta esquemática linealidad se alejó totalmente de la realidad que vivió el
subcontinente en los pasados lustros, y las historias particulares de cada país ya han sido
ampliamente analizadas por la literatura. Lo que importa destacar aquí, más bien, es cómo
la visión de los promotores del nuevo modelo económico ofrecía un diagnóstico sobre las
raíces de la crisis de los primeros ochenta, que se fincó justamente en los importantes
efectos indeseados de un –en su opinión- excesivo intervencionismo público en los
procesos económicos.
No se puede desestimar, sin embargo, que las intervenciones públicas que se emprendieron
en todo el periodo de la sustitución de importaciones propiciaron desarrollos razonables en
materia de infraestructura, política social y promoción económica, si bien esta última con
las importantes deficiencias antes citadas.
Lo cierto es que la transformación del modelo económico implicó, a partir del citado
diagnóstico, desmantelar importantes esferas de participación económica y social del
estado, cuyo apresuramiento y falta de sistematicidad generaron, una vez más, crisis y
descalabros económicos. A esta circunstancia contribuyó también el hecho de que en la
primera fase referida, la de la estabilización, no se pudo resolver –no podría haberse
resuelto en el corto plazo- uno de los principales factores propiciatorios de las crisis: el
elevado endeudamiento público de los lustros previos.
Los factores más señalados para explicar tales descalabros de las liberalizaciones en la
región tienen que ver con la pérdida de capacidad pública para influir sobre la economía,
derivada de las privatizaciones y la liberalización comercial, principalmente, que le habrían
restado ingresos al fisco para la promoción de más activas políticas sociales, y que
dificultaron la protección de las fuentes de empleos afectadas por las repentinas entradas
de importaciones. ¿Son éstas consecuencias inevitables de todo proceso de liberalización?
en lo absoluto, y mucho se ha escrito sobre el particular. De manera muy señalada, fueron
tres las estrategias públicas emprendidas en la era de las liberalizaciones que resultaron
especialmente contraproducentes, a saber: la estrategia emprendida en materia cambiaria, la
instrumentada en el ámbito fiscal, y el ritmo e intensidad de las desregulaciones. Aunque
de manera sucinta, a continuación se explican cada una de ellas.
6 Del 74.9, 75.6 y 73.6%, por ejemplo, en los años 2002, 2004 y 2006, respectivamente.
Gráfica 1 Gráfica 2
300 Exportaciones Importaciones
250
256,1
M iles de millones de dólares 300 M iles de millones de dólares
214,2
250
221,8
196,8
250
188
166,1
164,8
158,8
174,5
168,4
168,7
170,5
200
161
136,4
200
117,5
125,4
110,4
142
150
109,8
150
79,5
89,5
96
100 72,5
100
50 50
0 0
1995 1997 1999 2001 2003 2005 1995 1997 1999 2001 2003 2005
28000
22,301
19,643
19,342
18,938
23000
15,040 1/
17,776
15,345
13,705
18000
12,830
12,416
13000
9,186
8000
3000
-2000
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
1991 4.20%
1992 3.60%
1993 1.92%
1994 4.42%
1999 3.87%
2000 6.62%
2001 -0.15%
2002 0.83%
2003 1.35%
2004 4.15%
2005 2.80%
2006 4.80%
EXPORTACIONES 79,542 96,000 110,431 117,500 136,391 166,455 158,443 160,682 164,766 187,
Manufactureras 66,558 80,305 94,802 105,933 122,085 145,334 141,353 141,989 141,087 157,
Maquiladoras 31,103 36,920 45,166 52,864 63,854 79,467 76,881 78,041 77,467 86,9
Resto 35,455 43,384 49,637 53,069 58,231 65,867 64,472 63,948 63,620 70,7
IMPORTACIONES 72,453 89,469 109,807 125,243 141,975 174,458 168,396 168,679 170,546 196,
Bienes de
Consumo 5,335 6,657 9,325 11,109 12,175 16,691 19,752 21,178 21,509 25,4
Bienes
Intermedios 58,421 71,890 85,366 96,805 109,270 133,637 126,149 126,508 128,831 148,
Maquiladoras 26,179 30,505 36,332 42,557 50,409 61,709 57,599 59,296 59,057 67,7
Resto 32,242 41,385 49,034 54,248 58,860 71,929 68,550 67,212 69,774 81,0
Bienes de Capital 8,697 10,922 15,116 17,329 20,530 24,130 22,496 20,992 20,206 22,5
BALANZA
COMERCIAL 7,089 6,531 624 -7,742 -5,584 -8,003 -9,954 -7,997 -5,780 -8,8
En todo caso, no puede dejar de desconocerse que la modificación del modelo económico
ha implicado un importante impulso al sector exportador de un grupo selecto del ramo
manufacturero, y si bien ya antes se documenta la insuficiente consistencia entre el
crecimiento del comercio exterior y la IED, no puede ignorarse el peculiar caso que se
presenta con EU; a lo largo de los últimos años más del 85% de nuestro comercio exterior
se ha dirigido a ese país, y la gráfica 5 muestra cuán grande es la IED del mismo, vis a vis
con la inversión que nos llega de otros países.
85,582.44
Reino Unido Francia Alemania
69200
Japon Canadá Suiza
59200
Del primer trimestre de 2000 al cuarto trimestre del 2006
49200 (Cifras en millones de dólares)
39200
18,171,97
16,088.01
29200
19200
4,617.68
3,468.18
2,359.54
2,124.84
193.44
-143.09
9200
-800
Todo lo anterior denota, en breve, cuán importante pueda ser en un futuro próximo una
más sólida y consistente política pública de promoción económica, que focalizada en un
conjunto limitado pero eficaz de estrategias no distorsione los incentivos de mercado, y
contribuya así a elevar los estándares de competitividad del país.
5. Conclusiones.
1. Introducción.
2. Modelo neoliberal y la lógica de sus políticas.
3. El agotamiento del viejo modelo y la liberalización económica.
4. Factores clave para la comprensión del neoliberalismo en México.
5. Conclusiones.
Bibliografía.
Brothers Dwight et al. México en busca de una nueva estrategia de desarrollo. El Trimestre
Económico No 74, FCE, México, 1992.
Bulmer-Thomas et al. El nuevo modelo económico en América Latina, su efecto en la
distribución del ingreso y la riqueza. El Trimestre Económico No 84, FCE, México, 1997
Cásares, Enrique, et al. Diez años del TLCAN en México, una perspectiva analítica. El
1
Este artículo fue publicado en la Revista Perspectivas, V.32, julio-diciembre 2007, Sao Paulo, UNESP.
2
Dra. Gloria Alicia Caudillo Félix. Profesora-Investigadora del Departamento de Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos. Universidad de Guadalajara. e-mail: glocafe@hotmail.com
3
Todas las citas del discurso de Evo Morales en el Congreso, están tomadas de la página:
http://www.bolpress.com el 24 de enero de 2006.
4
“Ya es otro tiempo el presente”, introducción al libro Ya es otro tiempo el presente, cuatro
momentos de insurgencia indígena, La Paz, Bolivia, Muela del diablo editores, segunda edición, 2005
5
Agencia Boliviana de Información: http://www.abi.bo
6
“Los discursos de Evo Morales”, Página 12, Buenos Aires, Argentina, martes 31 de enero de 2006, en
http://www.aporrea.org
7
Sinclair Thomson, “Cuando sólo reinasen los indios: recuperando la variedad de proyectos
anticoloniales entre los comunarios andinos (La paz, 1740-1781), en Ya es otro tiempo el
presente…op.cit.,p.49
8
Catherine Walsh, “Las geopolíticas del conocimiento y la colonialidad del poder. Entrevista a Walter
Mignolo” en Indisciplinar las Ciencias Sociales. Geopolíticas del conocimiento y colonialidad del
poder. Perspectivas desde lo andino,
9
Según Jan Szeminski, en el mundo andino, la cuenta de un Sol dura 500 años y se llama Pachakuti que
implica el fin de una época y el comienzo de otra. Pacha significa mundo y kuti volver, en La utopía
tupamarista, Lima,. Pontificia Universidad Católica del Perú, segunda edición 1993
10
En el mundo andino, en la época colonial estaba la percepción de que con la Conquista el mundo se
puso al revés: “en el cual el centro es ocupado por la gente de la periferia y de afuera. Los qullana ocupan
la periferia en vez del centro. Es a la vez una inversión de relaciones entre lo de arriba hanan y lo de abajo
hurin” en La utopía tupamarista, op.cit.,p.140
11
Ricardo Melgar Bao, “Las categorías utópicas de la resistencia étnica en América Latina”, Cuicuilco,
49, México, julio-septiembre, 1991
12
En el libro coordinado por Xavier Albó y Raúl Barrios, Violencias encubiertas en Bolivia, La Paz,
Bolivia, CICPA, 1993
13
La utopía tupamarista, op.cit., p231
14
“Los discursos de Evo Morales”, op.cit.,p.3
15
Josef Esterman, Filosofía andina. Estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina, Quito,
Abya Yala, 1998
16
Alvaro García Linera y Pablo Stefanoni, “Territorios, identidades y acción colectiva. Un ensayo sobre
los movimientos sociales contemporáneos en Bolivia”, en Revista Ciencias Sociales, número 23,
segundo trimestre 2005, Quito, Editorial Abya Yala.
17
Véase el artículo de Bárbara Tedlock, “La cultura del sueño en las Américas” en De palabra y obra en
el nuevo mundo. Tramas de la identidad, España, Siglo XXI editores, 1995
18
La utopía tupamarista, op. cit.,p.99
19
Silvia Rivera Cusicanqui, “Ciudadanía se escribe en plural” en Agora, julio 2005, No.1 en
http://www.cne.org.bo
20
Filosofía Andina…op.cit.,p.239
Reflexiones finales:
El discurso de Evo Morales revela una identidad primordialmente indígena que
rescata la memoria colectiva del pueblo movilizado desde el plano local al continental y
que proyecta la utopía andina de que se vive un nuevo momento histórico, un nuevo
ciclo de transformación, un pachacuti en el que la llegada al poder de un líder indígena
y de la colectividad que representa, permitirá la descolonización del Estado a través de
una revolución democrático cultural en donde el instrumento político de liberación
(MAS) asumirá en el Congreso el proceso de cambio respondiendo a las demandas
21
Walter Mignolo, “Giro a la izquierda o giro descolonial? Evo Morales en Bolivia” en Revista del Sur
no.164-marzo-abril 2006, en http://www.redtercermundo.org.uy
1
Mtro. Ramón Gómez Zamudio. Profesor-Investigador, DEILA, CUCSH, Universidad de Guadalajara.
Tutor del módulo “México” de la Maestría en Estudios Contemporáneos sobre América Latina, Proyecto
ALFA-AMELAT XXI
El proyecto del que se deriva esta experiencia, forma parte del Programa de
Cooperación Académica entre la Unión Europea y América Latina, Fase II del Proyecto
ALFA: AMELAT XXI. Este proyecto se propuso implementar una maestría en línea, en
la cual colaboraron profesores de distintas universidades europeas, norteamericanas y
latinoamericanas. En la elaboración del Módulo “México”, participó la Universidad de
Guadalajara a través del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos,
2
Expreso mi reconocimiento a mis compañeros profesores del módulo “México”, Alberto Rocha, Jaime
Preciado, Jorge Ceja y Jorge Abel Rosales, por los valiosos aprendizajes que derivé de haber compartido
no sólo la elaboración del módulo en cuestión, sino del trabajo, paciencia y dedicación con que afrentaron
las tareas de docencia en línea.
Por principio, quiero llamar la atención sobre los aspectos de formación –sobre todo
los relacionados con la interacción docente-alumno- que conforman a un estudiante
virtual. Reconociendo las similitudes entre los procesos formativos que “esculpen” a un
estudiante presencial y a uno en línea, centro mi atención en los inherentes a la
educación en línea. Parto de la siguiente hipótesis de trabajo:
Un buen estudiante en línea se constituye como tal, en función de procesos
derivados de su interacción con una ambiente de aprendizaje, con una plataforma
educativa y con una arquitectura educacional que lo promueva efectivamente como
tal; y en función de procesos pedagógicos, psicológicos y educacionales
relacionados fundamentalmente frente al desempeño del profesor-asesor. Aquí,
acentúo la importancia que reviste la comunicación promovida por el asesor-
facilitador en estos procesos de formación.
3
Por criterios prácticos, resumimos en el término “cursos en línea”, todas las ofertas educativas que,
desde módulos independientes hasta diplomados, licenciaturas y postgrados, se despliegan en el Internet
con sus requerimientos y grados de sofisticación correspondientes.
Alberto Cañas ha señalado que… “El ambiente debe apoyar la interacción rápida y
efectiva entre los estudiantes” (1998). El contexto de socialización propio de las
interacciones académicas y no académicas merece especial atención en el diseño de la
plataforma. La experiencia propia y la derivada de la consulta con usuarios de cursos en
linea frecuentemente sugiere que estos cursos no proporcionan el espacio ni la ocasión
para el esparcimiento, para la recreación ni para la comunicación personal. En absoluto
desacuerdo con una gestión ocasional y no comprometida por parte del docente en línea,
afirmamos el entorno virtual como un espacio en el que se pueden vertir los afectos, los
acuerdos y los desacuerdos. Como en la modalidad de educación presencial, la creación
de espacios de esparcimiento y de recreación adquiere valor especial, pues la
socialización que se genera en un ambiente virtual es de suma importancia.
Siendo señalada como una deficiencia y como una carencia frente a los cursos
presenciales, hay que destacar que el carácter social del aprendizaje en línea va de la
mano con la creación de lo que los expertos denominan “comunidades virtuales de
aprendizaje” (Borges 2005, Diaz 2004). En efecto, este sentido de pertenencia a un
grupo, de cohesión entre iguales, se da, por una parte, en la medida en que se compartan
objetivos académicos y/o personales y se persigan unas metas sobre las que se trabajen
constantemente. Por otra parte, el trabajo del conductor de esta orquesta es vital: la
propuesta oportuna, el cuidado constante a las necesidades de cada estudiante, la
respuesta alentadora, la guía, el consejo y la comprensión en los logros y en los fracasos
se conforman, todas ellas, en componente fundamental en la constitución de una
comunidad virtual.
Se organiza el trabajo en grupo y se celebra la realización de la tarea. Se agota la
paciencia, se renueva, se requiere de respuestas y se solicita apoyo. Este “se”
impersonal, es, en realidad, un trabajo tanto del diseñador de la plataforma que
contempla los espacios para este propósito, como los del profesor-facilitador que los
activa y los mantiene vivos. Afirmar que el discurso escrito “a distancia” no promueve
los afectos ni la cohesión de comunidades de aprendizaje virtual, equivaldría a
desacreditar siglos de expresión escrita transmitida en textos académicos, en literatura y
en epístolas religiosas y personales. La ventaja, hoy, en tiempos de plataformas
asentadas en el internet y en las oportunidades de aprendizaje enmarcadas en ellas, es
La Comunicación en Línea
La Plataforma de Aprendizaje
Contar con la mejor de las plataformas de aprendizaje en línea, de muy poco sirve, y
escaso sentido tiene, si quien la gestiona se comporta con ella como con una obra
acabada. Una buena plataforma sólo tiene posibilidades de fructificar en todos los
Sabemos que la prescripción no es suficiente para que todo este trabajo se lleve a
cabo. La reflexión y la autocrítica del trabajo docente, el diálogo con el estudiante en
línea, con los colegas y con otros usuarios de estos ambientes de aprendizaje
promoverán el reconocimiento de lo que puede cambiar, de lo que debe se reformular.
Sin este ejercicio de diálogo interno y de escrutinio sobre la práctica docente, sobre el
ensayo y sobre la apuesta por el cambio, toda intención quedará reducida a mera
palabrería…de nosotros depende escuchar y proponer.
Apéndice A
Borges, Federico
2005 La frustración del estudiante en línea. Causas y acciones preventivas. Digithum.
UOC. No 7. Disponible en línea en: http://www.uoc.edu/digithum/7/dt/esp/borges.pdf
Cañas Alberto J.
1998 Algunas Ideas sobre la Educación y las Herramientas Computacionales
Necesarias para Apoyar su Implementación. Disponible en línea en:
www.ihmc.us/users/acanas/Publications/ideasEnEducacion/
------------
1999 RED: Revista de Educación y Formación Profesional a Distancia, Ministerio de
Educación, España, No. 23, enero-junio
Castells, M.
Internet y la sociedad red. Lección inaugural del programa de doctorado sobre la
sociedad de la información y el conocimiento. Documento disponible en:
http://www.uoc.es/web/esp/articles/castells/castellsmain1.html
Ferrate, Gabriel
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2005 Universidad y virtualidad ¿10 años de una quimera? Disponible en línea en:
http://www.uoc.edu/dt/esp/ferrate01.html
----------
"La aplicación de Internet en la enseñanza, es acercar a las personas, más allá de las
distancias". Entrevista disponible en línea en:
http://www.aefol.com/8/entrevistasdetalle.asp?key=7
Gisbert, M.
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2005 Como ser un estudiante Virtual exitoso, en Colegio Virtual.org Universidad de
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Smith, M. K.
1. INTRODUCCIÓN
1
Dr. Francisco Santos Carrillo. Investigador de la Fundación ETEA / Institución Universitaria de la
Compañía de Jesús.
2
Agenda de Guatemala (1993), p. 7
A pesar de todo, no se puede negar que este organismo ha sido capaz de crear espacios
para el diálogo y la concertación en el seno de los diferentes colectivos civiles.
Partiendo de posiciones otrora irreconciliables, se sientan en la misma mesa y defienden
propuestas comunes, aun representando intereses diferenciados e incluso contrapuestos.
Y lo que es más, aunque atravesó por momentos difíciles en más de una ocasión, ha
sabido mantener cierta continuidad en su misión y objetivos. Sin embargo, si bien hoy
estos objetivos se encuentran mucho más cercanos, el CCSICA todavía no ha
conseguido alcanzar plenamente la misión principal para la que fue creado, esto es,
constituirse como un órgano de consulta. Por tanto, no se puede considerar como una
experiencia exitosa, antes bien tendría que superar importantes retos. Entre otros, debe
constituir de forma inmediata su articulación con las respectivas sociedades civiles
nacionales, lo que se ha venido en llamar “capítulos nacionales”; conseguir establecer
los mecanismos de consulta, aún pendientes de determinar; y resolver la confusión
institucional provocada por la existencia de otras instancias consultivas de la sociedad
civil en el proceso de integración con las que la coordinación es muy débil o incluso
inexistente, como son actualmente las correspondientes a los subsistemas económico o
ambiental y, cuando se lleve a cabo, la correspondiente al subsistema social.
En este marco, la puesta en marcha del CCSICA tiene su origen en el Proceso de Paz de
Esquipulas y en la posterior democratización de los diferentes estados, referentes que
sostienen la reactivación del proceso de integración regional centroamericano en el que
se inscribe. El mensaje que se lanza a la sociedad parece querer demostrar la buena
voluntad política que guiaba el proceso, apelando a la confianza de una ciudadanía en
ciernes. Sin embargo, en la práctica, la implementación de este pilar fundamental
vendrá cargada de retórica, como se ha demostrado a lo largo de todos estos años. Esta
actitud forma parte del accionar de las nuevas democracias latinoamericanas. Juan E.
Méndez, en su aportación al estudio del PNUD sobre la democracia en América Latina,
sugiere la existencia de una convicción según la cual las organizaciones de la sociedad
civil son actores imprescindibles en la generación de sociedades abiertas, pero tanto los
sistemas políticos como sus líderes muestran una decidida hostilidad y aversión hacia
las organizaciones independientes de la sociedad civil, especialmente si reivindican
intereses colectivos sensibles o la promoción de políticas sociales3.
3
Méndez, J. E. En PNUD: “La democracia en América Latina”, (2004), pp. 131-138
6
De la Ossa, A. En Jácome, F. y Serbin, A. (coords.) “Sociedad civil e integración regional en el Gran
Caribe”, (1998), p. 150
7
Ibídem.
10
Ver FEDEPRICAP (1993), p. 261-262
11
Morales, A. En Sanahuja, J. A. y Sotillo, J. A. (coords.) “Integración y desarrollo en Centroamérica.
Más allá del libre comercio”. 1998, p. 211
12
Ver FEDEPRICAP (1993), pp. 297-306
13
Ibidem, p. 337-347
15
De forma efectiva, tras su creación, y de forma preceptiva en el artículo 12 del Protocolo de
Tegucigalpa
16
“...fuerzas vivas representantes de los sectores económicos, sociales y culturales comprometidas con el
esfuerzo de integración...”. Protocolo de Tegucigalpa (1991), artículo 12.
17
“...se integrará con representantes del sector privado organizado regional...”; Protocolo de Guatemala
(1993), artículo 49. Y también “...estará conformado por los diversos sectores representativos de la región
comprometidos con el esfuerzo de la integración social centroamericana...”; Tratado de Integración
social, artículo 9.
18
El CCIS aún no se ha creado de forma efectiva.
19
Ver Morales, A. y Cranshaw, M. I. (1997)
20
Informe del Estado de la Región. Capítulo 13. pp. 343-344
La visión sesgada que muchos de estos grupos adquirieron de los primeros pasos de la
reactivación del proceso de integración centroamericano fue un elemento determinante a
la hora de establecer sus posicionamientos. Hoy día este hecho se ha diluido en gran
medida, aunque persisten redes que prefieren mantenerse al margen, como ALOP, la
Iniciativa CID, la Alianza Social Continental o Centroamérica para el Diálogo. Desde
el principio, se tendió a tachar al proyecto integracionista de un marcado tono
economicista, así como de plegarse a los programas de ajuste estructural sin atender las
21
Coincidiendo con cierto entusiasmo proporcionado por la novedosa aparición de estas organizaciones
en el seno de la región, la segunda mitad de los noventa recoge un importante número de trabajos de
investigación y análisis que permiten un acercamiento al perfil de la sociedad civil centroamericana de la
época. Estas investigaciones se situaron en la órbita de proyectos surgidos en instituciones como
FLACSO, la Fundación Arias o el proyecto Estado de la Región, así como en la creación de algunas
revistas específicas nacidas en el seno de la propia sociedad civil centroamericana, como es el caso de
“Pensamiento Propio”, de CRIES, o los trabajos de ALOP. También se localizan en algunos proyectos
puntuales relacionados con la evaluación del apoyo de las agencias de cooperación internacional, como la
danesa o la canadiense. Por desgracia, y por diferentes motivos, estos trabajos no han tenido continuidad a
partir de la entrada de la nueva década y el nuevo siglo. Entre los autores más destacados es necesario
mencionar a Álvaro De la Ossa y Abelardo Morales, especialmente, pero también a Aitkenhead,
Benavente, Campos Hernández, Monterrosa o Rojas. En la actualidad, los trabajos más destacados que se
ofrecen sobre la sociedad civil de la región provienen de las propias organizaciones, destacando los
Informes de ALOP. De todas estas fuentes bebe el presente trabajo.
Dentro de esta diversidad, las organizaciones de la sociedad civil poseen una agenda
propia y unos intereses diversos muy marcados, en ocasiones contrapuestos, que
defienden ante los órganos de la integración, de los gobiernos y de la cooperación
internacional. A medida que el proyecto integracionista fue tomando forma, muchos de
estos grupos y redes que partían de posiciones outsider fueron modificando su posición,
entendiendo que su carácter regional les obligaba a estar en el único marco institucional
existente. Junto con otros grupos con intereses sectoriales más definidos, se mostraron
dispuestos a contribuir al proceso, pasando a considerarse actores “insider”. Estos
grupos, procedentes en su mayoría de las dos grandes redes que se configuraron en el
período inicial, constituirán el grueso del CCSICA. Por lo general, aunque el nivel del
debate es muy discutible, se enfrentaron de forma crítica a las deficiencias de la
estructura institucional y del ordenamiento jurídico del SICA, posicionándose desde
22
Los términos “insider” y “outsider” han sido tomados de Jorge Balbis. Fundación ETEA: Programa de
Formación en Integración Regional Centroamericana. Jornada de formación en Integración Regional y
Sociedad Civil para el CCSICA. Conferencia: “El CCSICA y la cuestión de la representatividad: la
articulación con el resto de la sociedad civil centroamericana”, San Salvador, 2 de Octubre de 2008
23
Estado de la Región (1999), p. 350
24
Morales, A. y Cranshaw, M. I. (1997)
El primer período registra su actividad en torno a cuatro ejes de análisis, abarcando una
sucesión de hechos significativos producidos tanto por la propia dinámica interna del
proceso como un espacio en formación, ya fuera por el hecho extraordinario que supuso
la catástrofe del huracán Mitch o la inclusión en la agenda de la integración regional del
ALCA, hechos estos últimos que terminarían por modificar la agenda de la integración
y distorsionar el rumbo del proceso centroamericano. En primer lugar, es necesario
destacar el protagonismo y la actividad que aún se lleva a cabo por parte de las dos
plataformas originarias, el CACI y la ICIC, ambas abocadas a ceder el testigo al
CCSICA, cuyo reconocimiento institucional en la estructura del SICA lo convertía en el
interlocutor legítimo (al fin y al cabo las anteriores habían sido fruto de la inexistencia
de dicho espacio). La conquista del liderazgo de la sociedad civil institucionalizada por
parte del CCSICA costará algunos años. En su seno se producen fricciones y conflictos
propios de una entidad en proceso de maduración, con dificultades para lograr acuerdos
por la heterogeneidad de los intereses en liza y con ciertos desequilibrios organizativos.
El resultado será el cuestionamiento sufrido desde la mayoría de los sectores. Por su
parte, la perduración inicial de CACI e ICIC no fueron, precisamente, un apoyo, ya que
su propio accionamiento cuestionaba la ya de por sí depauperada legitimidad del
anterior. Aunque tendieron a perder protagonismo, toda vez que la mayoría de sus
miembros se hallaban adscritos al CCSICA, la escasa operatividad del CCSICA y la
relevancia de los acontecimientos los mantuvieron en la brecha por algún tiempo.
El documento más relevante fue la formulación del Plan de Acción de 2003. Éste recoge
tres ámbitos de actuación: una estrategia de posicionamiento e incidencia un catálogo de
acciones inmediatas; y un nuevo plan de sostenibilidad financiera. Su implementación
fue un sonado fracaso. En cuanto a los contenidos, mantuvo la línea discursiva de la
Agenda del 2000, manifestando, no obstante, algunas de las debilidades que aquejaban
al Comité: falta de cohesión interna, escasa inserción institucional, falta de participación
y de propuestas y, en general, ausencia de debate. Técnicamente, se constituye,
igualmente, en un documento confuso. El Plan de Sostenibilidad Financiera,
especialmente, no se apegaba a la realidad, ya que se fundaba principalmente en una
hipótesis altamente cuestionable, como era las aportaciones de los gobiernos, tal y como
se ha demostrado con el tiempo. En resumen, el Plan fue un paso más en el proceso de
construcción, madurez y consolidación del CCSICA, pero adolece de cierto rigor y
formalidad, lo cual contribuía aún más en profundizar sobre algunos de los grandes
problemas que lo aquejaban.
La labor consultiva fue muy escasa, lastrada por la escasa voluntad política de los
actores principales del proceso y por la falta de mecanismos e instrumentos para poner
en marcha el proceso de consulta. Tampoco se contaba con capacidad técnica para
llevarlo a cabo, ni con la comunicación necesaria con las organizaciones de base de
Por último, en los últimos años se ha producido cierta revitalización y consolidación del
proyecto, fundado en la continuidad. A pesar de la grave crisis de credibilidad y
representatividad que vivía a finales de 2005, merced a una trayectoria casi invisible
dominada por la irrelevancia, la combinación de factores coyunturales con la
persistencia en el proyecto y el interés de algunos actores, permitirá relanzar el proyecto
26
Al menos así se desprende de las palabras de Randolph Von Breymann en la Asamblea General Anual
del CCSICA de Febrero de 2004, con el motivo de la presentación antes este organismo de su estudio
sobre el aprovechamiento de las condiciones del CAFTA para el fortalecimiento de mecanismos de
diálogo y consulta ciudadana. Ver Acta Asamblea General.
27
El Consejo Empresarial Centroamericano nace el 26 de Febrero de 2002.
A nivel interno, encontramos otros factores que coadyuvan hacia esta nueva tendencia,
como los sucesivos cambios de Directorio, el relevo en la dirección del la SGSICA o la
confirmación del apoyo de la Fundación para la Democracia (FUNPADEM) y de la
cooperación canadiense (ACDI) para la puesta en marcha, por fin, de los capítulos
nacionales. Todos estos factores, gestados a partir de la Plenaria de Febrero de 2004,
terminan por cristalizar a partir de la aprobación del Plan de Acción para el
fortalecimiento del CCSICA en Noviembre de 2005. La reformulación estratégica
impulsó una nueva visión del Comité que se ha visto respaldada durante estos últimos
28
ACUERDO XXV CUMBRE ORDINARIA DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DEL
SISTEMA DE LA INTEGRACIÓN CENTROAMERICANA. San Salvador, 15 de diciembre de 2004, p.
3
4. CONCLUSIONES
Tras este rápido recorrido por la conformación del CCSICA, podríamos extraer algunas
conclusiones que, a nuestro juicio, responden a la identidad, al significado y a la
trayectoria del mismo.
En primer lugar, nos encontramos con un organismo cuya creación fue resultado de la
conjugación de los diferentes factores que se mostraron en el momento de su
conformación, por lo general de carácter negativo. Inicialmente proyectado con una
visión intergubernamental, la combinación de debilidades internas y fortalezas externas
terminaron por configurar un órgano supranacional. Las debilidades internas mostraban
la inmadurez del proceso integracionista, destacando la inexistencia de una visión
estratégica sobre el rol de la sociedad civil, la falta de fondos para financiar el proyecto
participativo, la debilidad de la estructura institucional o la ambigüedad del marco
jurídico. Este último aportó importantes dosis de irracionalidad al proceso por la vía del
solapamiento de espacios de participación en los diferentes subsistemas sin dotarlos de
la necesaria articulación. Frente a ellas, existieron factores de carácter exógeno que
terminaron predominando sobre el proyecto, como los antecedentes histórico-culturales,
la falta de espacios de participación en las incipientes democracias nacionales, la
actualidad de los procesos transnacionales y la mayor viabilidad de una acción colectiva
con la pluralidad que proporcionaba el ámbito regional.
Los actores que protagonizaron este proceso tenían orígenes bien diferenciados. Los
grupos tradicionales mostraron desde el principio el apoyo a la integración, incluso una
parte de los sectores laboral-sindical, agrupándose de forma heterogénea en un comité
de coordinación, el CACI, liderado por las organizaciones empresariales. Por su parte,
los grupos y redes surgidos de los nuevos movimientos sociales que se configuraron en
la década de los noventa formaron un bloque más homogéneo, muy crítico con el
modelo de desarrollo que había emprendido la región y mucho más dogmático, el ICIC.
BIBLIOGRAFÍA
Un referente obligado es el de Adam Smith: “Tras la ideología del libre mercado hay un
modelo, que suele ser atribuido a Adam Smith, según el cual las fuerzas del mercado
tienen una motivación del beneficio que dirige la economía hacia resultados eficientes
como si la llevara una mano invisible. “ 2
A su vez, Dieterich 3 alude a que otro antecedente importante del neoliberalismo son las
leyes de supresión de ayuda a los pobres de Robert Malthus (1766-1834) ya que éste
1
Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Tlaquepaque, Jalisco, México.
Correo electrónico: olmo.freire@gmail.com
3 Dieterich, Heinz, et. Al, (1998) El Nuevo Proyecto Histórico, México, Nuestro Tiempo. p: 108.
El mismo Dieterich 4 también señala al darwinismo social como otra fuente ideológica
histórica del neoliberalismo, ya que cita como William Graham Summer en el siglo
XIX en Estados Unidos dio una propagación importante a este tipo de influencia que
señalaba que ha sido la competencia la que ha podido elegir a los más aptos para que
éstos dirijan los destinos de los demás, de tal suerte que la intervención del Estado sería
contra-natura.
4 Ibídem, p. 109.
5 Vergara Estévez, Jorge (2003) “La utopía neoliberal y sus críticos” Revista Laberinto, No. 12, edición electrónica.
8
En este mismo sentido, Dieterich habla de que en el neoliberalismo existe una
concepción del ser humano como homo homini lupus (“el hombre es el lobo del
hombre”) y de la sociedad como bellum omnium contra omnes (“guerra de todos contra
todos”), para lo cual retoma el Leviatán de Hobbes y recobra algunas aportaciones del
“filósofo de la utilidad”, Jeremy Bentham (1748-1832), quien hablaba de que el ser
humano tenía un corazón donde el interés propio era algo más importante que la
preocupación por los demás. De tal manera se presenta a un ser humano egoísta por
naturaleza donde los reforzadores positivos y negativos en una racionalidad costo-
beneficio serían los factores rectores del comportamiento humano.
7 Ibídem, p.6.
10 Ibídem, p.6.
12
Como lo documento Stiglitz, el supuesto de la desigualdad tiene intelectuales que la
respaldan, tal como Arthur Lewis, premio Nobel, quien sostiene que la desigualdad es
buena para el desarrollo y el crecimiento de la economía, toda vez que los ricos ahorran
mucho más que los pobres y la pieza clave del crecimiento es la acumulación de capital.
Otro Nobel es Simón Kuznets, quien ha afirmado que la desigualdad crecería en los
primeros estadios de desarrollo, pero que disminuiría después.
Sin embargo, esta desigualdad de los actores económicos en su interacción, y más aún
en la trama del neoliberalismo, ha traído que “los empleos se destruyan a más velocidad
que la creación de nuevos puestos de trabajo” 13 ya que las transnacionales poderosas al
entrar a los contextos nacionales eliminan muchos empleos, efecto que no se logra
retraer como se ha difundido.
Otro supuesto fundamental es la idea de la libertad, sólo que para esta corriente
neoclásica se trata de una libertad negativa, es decir de no hacer, de no intervenir,
una libertad individual y económica que tendría en el mercado su espacio por excelencia
donde el Estado no tendría que intervenir en el intercambio de compra y venta.
11 Ibídem, p. 7.
13 Ibídem, p.43.
Esto lleva a retomar este otro supuesto del neoliberalismo: la competencia perfecta, el
cual ha sido abordado en su crítica por varios autores, entre ellos Oskar Mongenstern,
16
quien es citado por Vergara aludiendo como este autor señala que la llamada
competencia perfecta conduciría a una paradoja, ya que si fuera posible conocer de
forma exacta el comportamiento de los factores económicos ajenos se produciría una
inmovilización de la actividad económica, de tal suerte que sólo hay actividad en este
sentido si cada uno de los actores en cuestión tienen cierta incertidumbre del
movimiento del otro. Esta idea ha redundado en acciones con consecuencias terribles:
“Forzar a un país en desarrollo a abrirse a los productos importados que compiten con
los elaborados por alguna de sus industrias, peligrosamente vulnerables a la
competencia de buena parte de industrias más vigorosas en otros países, puede
tener consecuencias desastrosas, sociales y económicas”17
Hinkelammert también ha abonado a esta crítica al sentenciar que “si fuera perfecta no
18
habría razón para competir”, y en “una competencia perfecta nadie compite” y al
19
mismo tiempo Stiglitz señala: “De hecho, los avances más recientes de la teoría
económica-realizados irónicamente justo durante el periodo de seguimiento más
inexorable de las políticas del Consenso de Washington han probado que cuando la
información es imperfecta y los mercados incompletos (es decir: siempre y
De esta manera sale a relucir que el mercado es otro eje vital para esta corriente
neoclásica:
“Los neoliberales han desarrollado una concepción que sacraliza al mercado, atribuyéndole en alto grado
los perfecciones que la teología cristiana atribuye a Dios en un exceso y absoluto. Es así que, según
Friedman, el mercado es el más justo, porque da a cada uno en proporción exacta de los que ésta da, por
ello será un perfecto intercambio de equivalentes. Sería el más sabio porque sus precios libres
reunirían más información que toda la que podría conocer un hombre. Sería, también, lo más
generoso porque da bienestar a todos. Sería la fuente de vida puesto que permite que vivan más
personas. Sería lo más poderoso en la tierra porque puede hacer mucho más que los Estados..(..)..El
mercado es visto como un ser viviente, pues piensan que posee mecanismos de regulación”. 21
22
En este mismo sentido, Dieterich enfatiza que se ha construido una metafísica
alrededor del mercado donde hay atributos al Dios Yahvé del viejo testamento, ya que
cuando alguien pierde su trabajo, es el mercado el culpable, si un joven no encuentra
una fuente laboral es porque el mercado lo ha castigado por no obedecer, por no haberse
educado de acuerdo a sus condiciones, y de igual manera cuando una persona grande de
edad es visto como un estorbo es porque es “improductivo”. Es decir, no sólo la idea del
mercado, que esconde a ganadores y perdedores concretos, lleva a consecuencias
directas sobre las vidas de las personas, hay también una referencia reificada sobre sus
20
Op. Cit. 97.
21
Vergara Estévez, Jorge Op. Cit. p. 8.
22
Op. Cit. p. 111.
23
Mittelman es otro autor que muestra cómo el mercado, (sustantivo utilizado para
ocultar a capitalistas concretos) es presentado como el árbitro más justo y no sólo eso,
sino el más eficiente, mucho más que el Estado, por lo tanto se optó por abandonar la
industrialización mediante la sustitución de importaciones para participar en la dinámica
mundial orientada hacia las exportaciones, las cuales, de acuerdo a esta teoría
neoclásica, podrían competir en el mercado sólo si la producción se libera de los
diversos controles sobre precio, pero ¿en realidad esta competencia puede dar resultados
tan buenos para el desarrollo?
Esta revisión a muy grandes rasgos de los supuestos del neoliberalismo muestra como
éste es un dogma que se ha tratado de disfrazar de teoría económica por parte de sus
24
apologistas. De hecho, Dieterich alude a que en este corpus neoclásico se conjugan
los principios de la libre competencia, la desigualdad, el mercado y el darwinismo social
“Todo sistema ampliado de cooperación tiene que adaptarse continuamente a los cambios de su entorno,
la demanda, de que sólo deba haber cambios con resultados justos, es ridícula. Es casi tan ridícula como
la creencia, que la organización deliberada de la reacción a estos cambios puede ser justa. Sin
desigualdad..la humanidad no hubiera podido alcanzar nunca su grandeza ni pudiera mantenerla hoy” 25
Estos elementos del neoliberalismo muestran cómo éste tiene una constitución bastante
abstracta y simplista, bajo la cual dicta acciones en todas las esferas de la vida humana,
es decir, expone valores, teorías y prácticas para todos y en todo momento: “La teoría
neoliberal, relacionada como ésta con las supuestas leyes universales del desarrollo,
señala que, en principio, pueden aplicarse las mismas reglas de desarrollo económico a
23
H. Mittelman, James, (2002), El síndrome de la globalización, México, Siglo XXI, p.165.
24
Op. Cit. p. 110.
25
Ibídem.
28
En este mismo sentido, Mittelman expone que: “Así mismo, la ideología neoliberal
promueve la expansión de mercados como algo natural e inevitable, mientras que los
arreglos sociales existentes, contexto parcial de las economías, son tratados como
cadenas que es necesario romper”.
29
De igual forma Kuhn expone al respecto como el neoliberalismo no tiene una
consistencia teórica, pero si un trabajo político y económico que fuerza una
coincidencia entre realidad y teoría, para lo cual la publicidad, la industria cultural y la
30
toma de los significados ha sido fundamental. En el mismo sentido Bourdieu señala
26
H. Mittelman, James, Op. Cit. p. 172.
27
Op. Cit. en cit. En Vergara, 2003, p.15
28
Op. Cit. p. 113.
29
Op.cit. en Vergara, 2003, p.15.
30
Op. Cit. en Vergara, 2003, p.16.
Mittelman añade también argumentos de cómo los valores son una creación con fines
de consenso sobre los propios procesos productivos:
“Las ideas predominantes acerca del orden mundial desde los años ochenta han sido de índole neoliberal,
en parte son una reacción a la influencia del estructuralismo de los sesenta y setenta, y actualmente es
muy común verlas traducidas en preceptos políticos. Por ideas me refiero a los significados comunes
materializados en la cultura. Cuando se transmiten transnacionalmente, ayudan a preservar y reproducir el
orden social, específicamente al obtener consenso de los grupos dominantes y de los subordinados. Los
significados compartidos no sólo afianzan al permanencia de un orden dado, puesto que tienen la
capacidad de crear e inventar nuevos modos de vida, los valores universalizantes tienen el potencial de ser
agentes transformadores”. 31 (2002:164):
Y esto se entiende porque, como menciona Vergara 32, las acciones son transversales, lo
que hace más difícil la denuncia de lo que encubren: “De ahí que los neoliberales actúen
como un “partido político” exclusivo, de “vanguardia”, que reúne empresarios,
políticos, economistas y otros profesionales. Este es un partido transversal, una
“minoría consistente”, cuyos miembros pertenecen a distintos partidos, a la
administración del Estado, a las fuerzas armadas, las iglesias, los medios comunicativos,
los organismos internacionales, especialmente los crediticios y la Organización Mundial
de Comercio, y a diversas organizaciones”.
31
Op. Cit. p.164.
32
Op. Cit, p. 18.
“Por supuesto el neoliberalismo no es meramente un modelo económico que anuncie la primaría de los
mercados, sino también un medio de actuar que se traduce en políticas para la apertura de mercados. El
Impacto no es neutral hacia distintos grupos, sino que favorece ciertas fuerzas: las grandes firmas, los
grandes inversionistas y los principales capitalistas. La ideología del neoliberalismo también se relaciona
con el declive de la soberanía económica de los estados, las reducciones en los beneficios sociales y la
transformación del capitalismo estatal en un capitalismo de libre mecado” 33).
De tal manera que este proceso ideológico ha desencadenado un nuevo tipo de dictadura
que ha permeado, con ciertas complicidades de los entornos nacionales, casi todas las
esferas de la vida humana.
Eso por una parte, pero también es importante cómo el mercado está en casi todos
los ámbitos de la vida de los seres humanos, es él quien toma las decisiones de lo
que circula y lo que no, por lo tanto de lo que se ve o no, es decir, determina lo que
es existente o inexistente, esto tanto en el plano de las ideas, los significados, como de
los productos. Lo que no está de acuerdo a las reglas del mercado, simplemente éste se
encarga de desaparecerlo. Un nuevo tipo de dictadura sofisticada. “Puede tolerar ciertas
forma de pensamiento que no sea funcional al sistema. Emplea de modo intensivo y
diversificado todos los medios de comunicación, y de producción y difusión de
representaciones, para difundir un “pensamiento único”, mediante una propaganda
intensiva y diversificada de internalización de la ideología neoliberal que justifica y
presenta como racional la creciente irracionalidad del sistema” 34
33
Op. Cit p. 186.
34
Forrester cit. En Vergara, 2003, p.20.
Es decir, a un nivel macro, estos grandes actores sociales han reconcentrado la toma de
decisiones y para tal propósito han venido configurando el fenómeno de la globalización
económica como un intento contemporáneo de expandir y perpetuar el capitalismo: “La
globalización es enérgicamente impulsada por corporaciones internacionales que no
sólo mueven el capital y los bienes a través de las fronteras, sino también la tecnología”.
35
De tal surte que las acciones que llevan a cabo estos actores internacionales no es
resultado neutro de acciones basadas en la técnica depurada de la economía, sino de
35
Stiglitz, Joseph, Op. Cit. p. 34.
36
Acevedo López, María Guadalupe y Sotelo Valencia Adrián (2004) Reestructuración económica y
Es así como se entiende que algunos de los actores internacionales ,en este proceso de
un nueva liberalización del capital, sean el Fondo Monetario Internacional, (FMI) y el
Banco Mundial (BM), para lo cual vale la pena hacer un breve repaso acerca de los
mismos.
existencia, por lo que el FMI tenía la misión de lograr estabilidad económica a
escala internacional, así como la ONU tenía su tarea en lo político.
38
Stiglitz expone como el FMI es una institución pública establecida con el dinero de
los contribuyentes, donde el control, al igual que la ONU está determinado por los
países que concentran el ingreso, pero más aún, es Estados Unidos quien tiene el poder
de veto en la toma de decisiones: “Los problemas también derivan de quien habla en
nombre del país. En el FMI son los ministros de Hacienda y los gobernadores de los
bancos centrales. En la OMC son los ministros de comercio. Cada uno de estos
ministros se alinea estrechamente con grupos particulares en sus propios países..(..)..Los
ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales suelen estar muy
37
Op. Cit. p. 36.
38
Ibídem.
39
Ibídem, p.45.
40
Op. Cit. p. 41.
41
Ibìdem.
42
Ibídem, p. 44.
Más allá de las mil definiciones de lo que es la globalización, se podría retomar, para ser
ilustrativos, una definición conservadora por parte de Stiglitz 44 quien la define en estos
términos: “la integración más estrecha de los países y los pueblos del mundo, producida
por la enorme reducción de costes de transporte y comunicación, y el desmantelamiento
de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios, capitales, conocimientos y
(en menor grado) personas a través de las fronteras”. Es tan conservadora que hasta
llega a concebir que en la globalización se involucre la movilización de personas
en las fronteras, sin embargo es interesante que aún teniendo este carácter reconozca
que se trata en su dimensión más amplia de la eliminación del capital para que pueda
acrecentarse, obviamente no para si, sino para quienes se ostentan como los propietarios
de dichos recursos.
“Hay evidencias que contradicen las afirmaciones del neoliberalismo y que llevan a opinar que un mayor
grado de globalización se traducen en más pobreza. Si bien el ingreso promedio se ha incrementado en el
mundo, el número total de pobres (definido como aquellas personas que ganan menos de un dólar al día)
aumentó de 1230 millones en 1987 a 1310 millones en 1993.(Banco Mundial: 1996: 7-9 cit. En
Mittelman: 2002:109). ..(..)..En otras palabras, la pobreza global abarca una espiral descendente de
condiciones económicas en algunos países y otros lugares, un sentido de disyunción entre el crecimiento
macroeconómico y las privaciones materiales persistentes para mucha gente”.45
43
H. Mittelman, James, Op. Cit. p.113.
44
Op. Cit. p. 34
45
Mittelman, Op. Cit., p. 109.
De esta manera hay varios argumentos que sustentan la relación entre globalización y
pobreza: “Nuestra hipótesis medular es que si bien la pobreza es un fenómeno ancestral,
actualmente se entiende como un resultado de las interacciones entre globalización,
marginación y género”.47
Stiglitz, 48 habla concretamente de cómo los beneficios de la globalización que han sido
lo anunciados por sus defensores no se han presentado, además de que el precio pagado
ha sido inclusive superior, ya que el deterioro en el medio ambiente, la corrupción de
los procesos políticos han sido negativos.
49
En este mismo sentido Mittelman se muestra como un crítico más de los
procesos de la globalización en el marco neoliberal al hablar de cómo existe una
relación directamente proporcional entre globalización y pobreza, ya que afirma que a
mayor globalización, más acrecentamiento de la marginación: “es posible combinar el
sentido visual del término “margen”, la orilla vista desde el centro, con su uso dentro de
la economía: el punto en el cual los ingresos derivados de una actividad apenas cubren
su costo”.
De esta forma los países del centro han instrumentado al neoliberalismo para seguir
acaparando los beneficios, ya que como lo testifica Stiglitz 50 los países concentradores
46
Op. Cit. p. 46.
47
Mittelman, Op. Cit. p.109.
48
Op. Cit. p. 39.
49
Op. Cit. p. 110.
“Mientras que la globalización ofrece oportunidades económicas sin parangón para algunos, también
reconfigura la incidencia de la pobreza dentro de los países y entre ello. Lo anterior significa que la
globalización y la marginación son procesos interconectados, y la primera conduce a la segunda.
Impulsada por la hipercompetencia, la globalización empuja hacia los márgenes a algunos grupos,
típicamente a las mujeres, lo cual arraiga aún más la pobreza.” 51
Es decir, hay una presión estructural en la que la pobreza está diseñada: “Los términos
del intercambio, los precios que los países desarrollados y menos desarrollados
consiguen por las cosas que producen, después del último acuerdo comercial de 1995 (el
octavo) revelan que el efecto neto fue reducir los precios que algunos países más pobres
del mundo cobran con relación a lo que pagan por sus importaciones” 52
“Nuestra teoría, por lo tanto, es que la interacción de esos procesos: globalización, marginación y
fuerzas sociales, moldea tanto los patrones de la pobreza y como otros resultados de índole distributiva.
En este contexto, es importante conceptualizar la pobreza en términos de las relaciones sociales de
producción”. 53
“El supuesto amortiguador del neoliberalismo no hace más que perpetuar la pobreza al
reconcentrarla..(..)..La estrategia neoliberal combina una posible solución a la pobreza y una causa
50
Op. Cit. p. 31.
51
Mittelman. Op. Cit. p.125..
52
Stiglitz Op. Cit. p.32.
53
Mittelman, Op. Cit. p.125.
54
Stiglitz, Op. Cit. p.35.
56
Como lo señala Mittelman , un engaño consiste en entender a la pobreza como una
categoría estática, idea reforzada por su expansión extraordinaria en ciertas regiones del
planeta, lo que puede reforzar la idea de que los pobres se encuentran contenidos en
unidades identificables, pero sobre todo, que son algo fijo, lo que ha abonado también a
la cuestión de utilización de líneas de pobreza mediante herramientas intelectuales
imperantes. Para este autor, esto constituye un paradigma proveniente de la escuela de
la modernización, la economía neoclásica y ahora en el neoliberalismo se sigue
presentando como un marco donde se entiende a la pobreza a partir del consumo, lo que
se expresa en políticas para integrar a los pobres al mercado: “Dichas líneas
resultan útiles al principio, pero presentan a la pobreza con una claridad falsa que
ofusca las relaciones que la generan.”. Es decir, este autor señala que la pobreza es un
proceso con presiones estructurales, donde el trabajo de los pobres les genera un costo
más elevado que el propio producto del mismo haciendo que la pobreza sea también
transnacional, ya que atraviesa no solo estados, sino regiones completas del mundo; de
igual forma muestra como la impotencia de los pobres puede explicarse por la creciente
separación de los mercados de sus sociedades, ya que estos mercados son excluidos de
los procesos que especifican que cosa va a producirse, de tal manera que la pobreza es
un proceso más de arriba hacia abajo donde los recursos de las personas no son
suficientes para enfrentar las relaciones sociales y de producción que los constriñen.
55
Mittelman, Op. Cit. p. 126.
56
Op. Cit. p. 114.
cambios en las circunstancias económicas, que no manejan..(..)..”.
De la mano de estos argumentos esta la idea de que después del crecimiento está el
desarrollo y la superación de la pobreza. Stiglitz 58 señala: “Al contrario, las estadísticas
indican que algunos países han crecido sin recortar la pobreza y que algunos países,
para una misma tasa de crecimiento, han tenido a la hora de mitigar la pobreza mucho
más éxito que otros”. En este mismo sentido, este autor, con datos históricos y
contemporáneos problematiza la idea mítica del crecimiento: en la Inglaterra del siglo
XIX el país creció en su conjunto, aumentado sin precedente la pobreza y la miseria; ya
en el siglo XX el caso de los propios Estados Unidos en los ochenta donde la economía
creció y la clase baja vio como sus recursos se hicieron más escasos y después, con
57
Op. Cit. p. 114.
58
Op. Cit. p. 113.
“Las políticas del Consejo de Washington casi no prestaron atención a cuestiones de distribución o
“equidad”. Si eran presionados, muchos de sus partidarios replicarían que la mejor manera de ayudar a los
pobres era conseguir que la economía creciera. Creían en la economía de la filtración que afirma que
finalmente los beneficios del crecimiento se filtran y llegan incluso a los pobres. La economía de
filtración nunca fue mucho más que una creencia, un artículo de fe.” (Ibídem).
El argumento es que si la mercancía fuerza de trabajo se deja al libre juego del mercado,
los empresarios aumentarán su nivel de ingresos, lo cual generará más inversión, más
empleos, aumentará la demanda, subirá el precio de la mercancía fuerza de trabajo y se
generaría mayor bienestar, la pregunta es, ¿esto ha sucedido, sobre todo en América
59
Latina con el neoliberalismo. Jorge Vergara da su versión: “Actualmente, la mayor
concentración de ingreso en los sectores empresariales no garantiza un aumento de la
inversión productiva, pues gran parte se destina al capital especulativo”.
Es decir, como lo muestra Mittelman, 60, bajo los supuestos del neoliberalismo, el
trabajo es una mercancía de oferta mayúscula que reacciona a las acciones del mercado,
lo que hace ver a la pobreza como una abundancia de trabajo sin utilizar, por lo que se
dice la solución está en aumentar el empleo, pero claro vía crecimiento
macroeconómico, por lo que se maneja el discurso de que los pobres tienen el activo
fuerza de trabajo y que cuando las variables macroeconómicas crezcan, es decir, cuando
ganen más quienes más tienen, entonces tendrán empleo, pero los resultados son otros:
“No obstante, la erosión actual de gran parte del empleo seguro, en el contexto de los
programas de ajuste estructural, saca a la luz una nueva demanda contradictoria. El
trabajo ahora debe “diversificarse” y “ajustarse”. La velocidad y flexibilidad del capital
en el contexto de la globalización se proyectan en el trabajo..(..)..El Resultado da
nuevos ganadores y nuevos perdedores, así como algunos segmentos de la fuerza de
trabajo que se incorporan rápidamente a la pobreza”.
59
Op. Cit. p. 117.
60
Op. Cit, p. 113.
62
De tal suerte que como dice Dieterich , el trabajo existe para la mayoría de las
personas en el capitalismo y aún más en esta fase neoliberal como algo reificado, se
instala en su versión frankensteiniana y como medio deshumanizante ya que se deshace
el vínculo entre el hacer y lo hecho, entre la producci.ón y el producto haciendo que el
ser humano sea definido por su capital humano, es decir, por lo que puede dar para
aumentar las ganancias, hay, por lo tanto una negación en el trabajo del sujeto.
Ahora bien, respecto de las organizaciones que debieran ser para la defensa de los
63
trabajadores ante este escenario, Vergara muestra como para el patrón de
acumulación neoliberal, la actividad de las diversas agrupaciones sindicales es negativa
ya que tienden a establecer controles y reglamentaciones al trabajo, como el salario
mínimo, puesto que atentan contra el principio de igualdad ante la ley, “estableciendo
discriminación positiva e injustificable para los asalariados, basados en la errónea y
peligrosa creencia en la justicia social”. Lo cual implica una acción del Estado hacia la
61
Op. Cit. p. 84.
62
Op. Cit. p. 112.
63
Vergara Estévez, Jorge (2003) “La utopía neoliberal y sus críticos” Revista Laberinto, No. 12, edición
electrónica, p.116.
Algunos Antecedentes.
de la Cuenta del Caribe impulsada por Ronald Reagan en 1982, lo que se tradujo
en una injerencia directa para apoyar regímenes de derecha en Centroamérica para
sabotear el gobierno sandinista así como un medio más para presionar el gobierno de
Castro en Cuba, de tal suerte que las acciones se dirigieron en ofrecer recursos por parte
de Reagan a la región, incentivos a la inversión, acceso exento de aranceles al mercado
estadounidense pidiendo a cambio la anuencia de los gobiernos locales y hasta soportar
la invasión militar directa, todo para evitar que se gestara una alternativa al
neoliberalismo en los ochenta.
En Agosto de 1971 Nixon suspende las ventas de oro, lo que ocasiona que se cancele la
65
conversión de dólares en oro Esto provocó que se rompieran los acuerdos de tipo de
64
Op. Cit. p. 186.
65
Friedman y Mansell cit. En Acevedo, 2004, p.23.
“Las consecuencias-la recesión económica-de las crisis bancarias desencadenas por la desregulación de
los mercados de capitales, dolorosas para los países desarrollados, fueron mucho más graves para los
subdesarrollados. Los países pobres carecen de red de seguridad para mitigar el impacto de la recesión.
Así mismo, la competencia limitada en los mercados financieros significaba que la liberalización no
siempre acarrea a el beneficio prometido de unos tipos de interés más bajos” 68
67
Ibídem.
68
Stiglitz, Op. Cit. p. 94.
Esta crisis en las variables macroeconómicas ocasiona que: a) los gobiernos dependan
de grandes préstamos extranjeros para hacer frente a sus compromisos así como
acrecentar la dependencia de la exportación de sectores primarios, b) la necesidad de
insertarse en los mercados financieros, monetarios, c) abandonar la industrialización
interna, d) frenar la expansión del sector público en la economía (Ibídem) y e) tener
todas las condiciones necesarias para la implementación del neoliberalismo en gran
escala, para lo cual se abre paso a los grandes organismos internacionales expertos que
dirán lo que hay que hacer.
“Quienes trabajaban en las naciones en desarrollo sabían que algo no iba bien cuando asistían a al
generalización de las crisis financieras y al aumento del número de pobres. Pero ellos no podían
cambiar las reglas del juego o influir sobre las instituciones financieras internacionales que las dictaban.
Quienes valoraban los procesos democráticos comprobaron que la “condicionalidad” que los prestamistas
internacionales imponían a cambio de su cooperación, minaba la soberanía nacional” 70
69
Acevedo, Op. Cit. p. 25.
70
Op. Cit. p. 33.
71
Acevedo, Op. Cit. p. 23.
73
Stiglitz abona en este sentido al afirmar que las medidas del Consenso se
desarrollaron en América Latina donde los gobiernos de los Estados habían perdido el
control presupuestario, además de que las políticas monetarias se habían traducido en
cifras inflacionarias elevadas, por lo tanto tras elaborar y difundir un discurso donde
todo esto había sido ocasionado por al excesiva intervención estatal, las ideas
neoliberales expresadas en el Consenso obtuvieron su legitimidad.
72
Berky y Perry cit. En Acevedo, 2004, p. 26.
73
Op. Cit p. 44.
74
Ibídem.
El panorama mostrado hasta ahora presenta dos escenarios: por una parte un contexto
internacional difícil por el gran aparato estructural del actual patrón de acumulación
capitalista, y por otro lado, una realidad latinoamericana marcada de sobremanera por
esta forma de ejercer el capitalismo.
Sin embargo, como diría el compañero Salvador Allende: “La historia la escriben
los pueblos” y en ese sentido sería oportuno, aún de forma exploratoria, mostrar
dos de los múltiples esfuerzos que se están gestando en la América herida por hacer una
propuesta contrahegemónica.
En este sentido se esbozarán dos alternativas interesantes: una lucha tratando de tomar
el poder (el caso del chavismo o revolución bolivariana) y otra sin tratar de tomar el
poder (el planteamiento teórico de John Holloway).
Chávez llega al poder en Venezuela a finales de los 90 por el colapso, por una parte del
sistema de partidos que predominó después de 1958 y en segundo termino por el
agotamiento del Pacto del Punto Fijo, el cual consistió, a inicios de la década de los 60,
en un convenio entre las principales fuerzas políticas para repartirse el botín de un
desarrollismo sustentado en el petróleo y una complicidad de la izquierda de ese país.
75
Ibídem, p. 110.
Al poco tiempo, en 1992, se erige un golpe de Estado que tenía como objetivo derrocar
al régimen neoliberal de Andrés Pérez, el cual no tuvo éxito y donde Chávez participó
como el líder principal. Tras fracasar, Hugo Chávez fue llevado a prisión donde se
acrecentó su popularidad para finalmente ser liberado y participar en las elecciones
presidenciales de 1998.
En sus primeros años de gestión, tal como lo presenta Edgardo Lander 77 en cuanto
a las variables macroeconómicas se dio prioridad al equilibrio de dichas variables y al
control de la inflación, ya que ésta había sido en la década de los ochenta de un 50,5%
habiendo llegado a un 99.9% en 1996. Se siguió con el pago puntual de la deuda
externa, pero no se solicitan nuevos préstamos al Fondo Monetario Internacional, lo que
ocasionó que hubiera más deuda pública interna, alza de interés y el un aumento de
ganancias del sector financiero.
No obstante estas medidas, las élites de empresarios y los mercados financieros retoman
más el discurso político que las medidas económicas concretas, por lo que hay una
76
Ellner, Steve/Daniel Helllinger (2003), La nueva política venezolana en la época de Chávez, Clases,
polarización social y conflicto. Nueva Sociedad. Venezuela, p.50.
77
Ibídem.
“Art. 301. El Estado se reserva el uso de la política comercial para defender las actividades económicas
de las empresas nacionales públicas y privadas. No se podrá otorgar a empresas y organismos o personas
extranjeros regímenes más beneficiosos que los establecidos para los nacionales. La inversión extranjera
está sujeta las mismas condiciones que la inversión nacional”. 79
“Art. 302. El Estado se reserva, mediante la ley orgánica respectiva, y por razones de conveniencia
nacional, la actividad petrolera y otras industrias, explotaciones y bienes de interés púlibco y de carácter
estratégico. El Estado promoverá la manufactura nacional de materias primas provenientes de la
explotación de los recursos naturales no renovables, con el fin de asimilar, crear e innovar tecnologías,
generar empleo y crecimiento económico, y crear riqueza y bienestar para el pueblo”.80
78
Ibídem , p.5.
79
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999.
80
Ibídem.
“Art. 305. El estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural
integral, y en consecuencia garantiza la seguridad alimentaria de la población; entendida como la
disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente
agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria,
pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental al desarrollo
económico y social de la Nación” 81
Así mismo, resalta como en esta nueva carta magna se establecen formas de
participación política de la población, lo cual viene a dar un nuevo matiz a la
democracia participativa combinándose estas propuestas con una propuesta de
vinculación entre la economía y la participación popular:
“Art. 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo
político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la
iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y
ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y económico,
las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la co-gestión, las cooperativas en todas sus
formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás
formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad. La ley establecerá las
condiciones para el efectivo funcionamiento de los medios de participación previstos en este Artículo” 82
Otra de las reformas importantes han sido hechas en la materia de política social o
aquellas que tienen el fin de erradicar la pobreza. Una parte importante es el rechazo
que se a las políticas focalizadas que actúan bajo el supuesto de que le mercado es el
distribuidor por excelencia de la riqueza, y el problema de la pobreza es un asunto de
intervenir con los que no fueron capaces de competir en el mercado. En sentido
contrario, se parte de la necesidad de instrumentar políticas universalistas, la cuales
actúan bajo el supuesto de que independientemente del mercado, todos los seres
humanos tienen derechos sociales que el Estado debe garantizar. 86.
En este sentido, al contrario del resto del continente, La Ley Orgánica del Sistema de
Seguridad Social, el financiamiento de las pensiones y jubilaciones no es de manejo
personal, sino colectivo siendo el gran responsable el Estado. Así mismo, en el sector
educativo se produce un aumento importante de la matrícula, así como la
implementación de las Escuelas Bolivarianas donde los estudiantes tienen una jornada
escolar completa, alimentación y servicios de salud.
Estas medidas, entre otras, fueron posibles por un aumento en el gasto público en el
2001 como porcentaje del PIB, ya que pasó del 22.8% en 1998 al 27.8%, de igual forma
84
Lander, Op. Cit. p. 5.
85
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999.
86
Lander, Op. Cit. p. 7.
Bajo este esquema en el 2001 Chávez lanza el Plan Bolívar consistente en la acción
cívico militar para reparar la infraestructura de los barrios, escuelas, hospitales, atención
médica, construcción de vivienda y distribución de comida.
“Promover y estimular el desarrollo de las pequeñas y medianas industrias y las cooperativas que estén
ubicadas en el país, sean productoras de bienes, ejecutoras de obras o prestadoras de servicio, mediante el
establecimiento de márgenes de preferencia, contratos reservados y la utilización de esquemas de
contratación que impliquen la incorporación de bienes con valor agregado nacional, transferencia de
tecnología, y la incorporación de recursos humanos en los procedimientos de selección de contratistas
regidos por el Decreto de Reforma Parcial de La Ley de Licitaciones, así como en la contratación de
servicios profesionales”..(..)..Este decreto ha tenido un significativo impacto en las compras
gubernamentales de obras, bienes y servicios a las pequeñas y medianas industrias y las cooperativas.”.89
87
Ibídem.
88
Ibídem.
89
Ibídem.
Estas tres leyes fueron catalogados por las oligarquías nacionales y extranjeras como un
atentado a la propiedad privada, por lo que el 10 de diciembre de 2001 se realiza un
paro patronal nacional de 24 horas exigiendo la revisión de dichas leyes, de tal suerte
que la oposición actúa con un papel decisivo de los medios de comunicación.
Esta lucha sin tomar el poder puede tener dos referentes, por decirlo de una forma
didáctica: uno abstracto, el planteamiento teórico de John Holloway de cambiar al
mundo sin tomar el poder; y otro empírico: los esfuerzos concretos de la dignidad
zapatista en México.
En muchos de los casos, expresa el autor en su principal obra: “Cambiar el mundo sin
tomar el poder: el significado de la revolución hoy” (2002), tomar el Estado sólo
originó una privatización del poder por una burocracia centralista. En palabras del autor:
“Cambiar el mundo sin tomar el poder, como su propio nombre indica, implica una necesidad de cambio
del mundo. Este cambio debemos hacerlo partiendo de la base de que la lucha por cambiar el mundo no
debe ser una lucha centrada en el estado y en la toma de poder del estado. Es fundamental que
desarrollemos nuestras propias estructuras, nuestras propias formas de hacer las cosas” . 90
A decir de este autor, hoy en día existen por un lado hay muchas protestas contra el
neoliberalismo, contra el capitalismo, pero no son realizadas todas por la clase obrera,
por lo que el concepto de lucha de clases si no ha desaparecido se ha transformado
radicalmente: los cocaleros en Colombia, Perú, Bolivia, los piqueteros en Argentina, las
victorias electorales de los regímenes de izquierda en América Latina, los zapatistas,
Evo Morales, los Sin Tierra, todos estos movimientos son contra el capitalismo en su
etapa neoliberal, pero no todas son hechas por la clase obrera, entonces, ¿Qué es la
lucha de clases?
90
Holloway en http://www.republicart.net/disc/aeas/holloway01_es.htm..
Es así como la lucha de clases debe entenderse como un polo del antagonismos social,
es la lucha que no implica la determinación de cierto grupo de personas, y este
entendimiento se vería que hoy en día la lucha de clases totalmente vigente.
Si luchar puede ser lucha de clases, entonces se verá que lo indispensable es el hacer, si
la lucha de clases no le corresponde solamente a la clase obrera, si cualquier intento de
hacer frente al capitalismo puede caber en esta categoría marxista, entonces si alguien
decide no comprar un producto de cierta empresa, hacer una marcha, formar un
sindicato, todo esto cabe en la lucha, implicadas todas estas formas de acción en el
hacer, en la capacidad del sujeto de ser actor.92
De tal suerte que será obvio que todo hacer es social, en toda obra está implicada por el
grupo de personas del cual somos parte. Se podría pensar que esto es natural a nuestro
estado animal, ya que todos, sino es que la gran mayoría de los animales crean toda su
vida en comunidad, sin embargo Holloway 93 cita la distinción hecha por Marx de
la diferencia del ser humano y el resto de los animales: “la proyección”, y lo hace
por medio del ejemplo de la abeja y el trabajador de la construcción: pese a que
cualquier abeja pudiera superar a un ser humano en la construcción de un espacio, la
abeja no proyecto antes de hacer su obra en su mente, mientras que el ser humano sí lo
hizo.
De esta manera el hacer es fundamental, y es social, pero ¿Qué sucede con el hacer en el
capitalismo? Para Holloway,94 el hacer es destrozado en el capitalismo porque el
capitalista separa el hacer de lo hecho, el capitalista forma un mundo donde presenta a
la propiedad como algo muy deseable y para tener esa propiedad es indispensable tener
91
Holloway, John (Coord.) (2004), Clase=lucha, Argentina, Editorial Herramienta. IICH-BUAP, p.80.
92
Ibídem.
93
Holloway, Op. Cit. p. 86.
94
Op. Cit. p. 46.
Es así como “el hacer que crea las condiciones para el hacer de otros es ahora visto
como la producción de cosas que los demás compran”. Esto ocasiona que las relaciones
entre las personas son mediadas por cosas, ya sea dinero, mercancía, el Estado, las
relaciones sociales se fetichizan en cosas.
El capitalismo así se puede terminar no por un ataque al corazón sino por una multitud
de picaduras de abeja para poder destruir al capitalismo porque éste esta destruyendo
todo. Hay una idea importante en esta discusión: si el capitalismo se hace no sólo por
medio de grandes estructuras sino que es una construcción social que se hace y rehace
todos los días en todos los instantes en todos los espacios, el ataque implicará también
la lucha en todos esos espacios oblicuos, lo que implica que la revolución puede ser
aquí y ahora.
95
Op. Cit. p. 56.
96
Ibídem.
Ante este escenario se ha retomado en una polarización sólo didáctica dos casos
paradigmáticos de cómo se pudieran luchar contra el capital en el escenario
latinoamericano: desde el poder o sin el poder. Es claro que en estos dos extremos no se
agotan las alternativas, sin embargo es ilustrativo mostrarlo así para despertar la
reflexión sobre la apertura que pudiera tener el hacer la revolución.
Bibliografía.
Dieterich, Heinz, et. Al, (1998) El Nuevo Proyecto Histórico, México, Nuestro Tiempo.
Holloway, John (2002) “Doce tesis sobre cambiar el mundo sin tomar el poder”, Bajo el
Herramienta IICH-BUAP.
BUAP.
BUAP.
Vergara Estévez, Jorge (2003) “La utopía neoliberal y sus críticos” Revista Laberinto,
1) Introducción:
los Estados Unidos, es el mejor ejemplo que ilustra la irresponsabilidad con que han
la globalización económica.
cooperación entre los países, dado que los Estados nacionales no son capaces de
seguridad y bienestar.
Esa fue una de las ideas originarias que impulsaron la creación del sistema
1
Dr. Jorge Abel Rosales Saldaña. Profesor-investigador del Departamento de Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos. CUCSH-Universidad de Guadalajara
instrumentos políticos, bajo el dominio de los Estados Unidos y de los países más
influyentes del Grupo de los Siete. Potencias que han impuesto una gestión por parte del
ruina a muchas sociedades. Por lo que se impone en la actualidad una necesaria reforma
2) Enfoques conceptuales
que se les transfieren ciertas funciones y lealtades por parte de los Estados, pero que son
Europea.
nacionales fue cuestionado nuevamente en los años setenta por la creciente visibilidad
Con este paradigma, Keohane y Nye profundizaron una de las ideas centrales de
(1988), esta idea era que la interdependencia creciente estaba generando una pérdida de
autonomía política y económica en los países desarrollados, que debía ser atendida
Con el paso del tiempo, las instituciones internacionales, más allá de limitarse a
proyectaron como una de las instancias que han cambiado la toma de decisiones en la
política internacional.
Así lo señala Held (1996: 411) cuando afirma que “el desarrollo de las
las dramáticas transformaciones en el orden global representan serios desafíos para los
analistas del sistema internacional, dado que sugieren una transferencia de poder desde
gobiernos locales y, en algunos casos, hasta las organizaciones de la sociedad civil que,
al no perseguir fines de lucro, pueden ser mas eficientes, tener mayor capacidad de
(1994: 269) señala que “las supuestamente ineludibles consecuencias de la anarquía han
sido ampliamente superadas por una compleja red de instituciones que gobiernan las
compromiso para evitar las consecuencias de los desequilibrios de poder entre Estados.
Y es que una premisa fundamental del enfoque teórico desarrollado por Grieco (1990)
establece que la anarquía puede ser administrada a través de instituciones que otorguen
mundial argumentaba que se trataba de una condición del entorno que demandaba una
distintos a partir de su creación: algunas han perdido vigencia, otras han tenido que
multilateral por excelencia utilizada por los países latinoamericanos para tratar de
equilibrar sus relaciones asimétricas con Estados Unidos y lograr un desarrollo integral
sostenible. La Carta de las Naciones Unidas, que recoge los postulados centrales del
utilizado por países como México para exigir respeto a su soberanía, para compensar su
relación bilateral asimétrica con Estados Unidos, para abogar por la autodeterminación
multilaterales. Desde este foro, los países latinoamericanos han respaldado la adopción
como el del derecho marítimo, que establece los límites de las aguas consideradas
patrimonio exclusivo de cada país, entre otros logros. El Consejo de Seguridad, con los
deliberación sobre los conflictos y las amenazas internacionales, donde los países
latinoamericanos han trazado una historia a favor de la solución pacífica de las crisis
frecuentemente violados por los gobiernos poderosos que no respetan sus propios
compromisos.
CEPAL, los países latinoamericanos se han acogido a los lineamientos planteados por
Raúl Prebisch (1952: 12) en el sentido de que “mediante la industrialización los países
tienden a crecer con ritmo superior al de sus exportaciones”, o que a través de planes de
comercio recíproco entre los países de la región (Prebisch, 1964: 20) fueron en su
a la interpretación monetarista que en las últimas décadas han impulsado los organismos
compromiso con las reformas de ajuste estructural para abrir mas el mercado interno a
Latina que luego son debatidas en el ámbito internacional, como las contenidas en los
con sus propias modalidades implementan México y Chile para lograr una
(OCDE) que como “club de ricos”, gestionan la globalización a través sobre todo de
causan temor sobre la exclusión de los mercados, en el caso de los comerciales. Estos
latinoamericanas.
algunos de los postulados centrales que tales instituciones han promovido y que
nuestras economías han adoptado en mayor o menor medida. Tal política supone que
parte del sector financiero y el gobierno federal con respecto al papel que están
financieras que a través de los programas de ajuste estructural, cuentan con mas
impuestas por el FMI a decenas de países que han caído en la bancarrota (Rosas, 1999),
generalmente exigen de los gobiernos la reducción del gasto público, la supresión de los
nacionales, con el consiguiente aumento de los costos de los insumos, que impiden una
Cabe destacar que a pesar de que al menos en teoría, los principios inspiradores
relaciones económicas deben tender a elevar los niveles de vida, el pleno empleo, el
bienes y servicios, mediante la utilización óptima de los recursos mundiales con base en
rescatar a las economías en quiebra, dice que ”concede préstamos a los países miembros
que tienen dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras externas, pero sólo
dificultades, por su propio bien y el de todos los países miembros” (Driscoll, 2003: 2)
que el Fondo tenga control sobre las políticas internas de sus países miembros y que
cuentan con “apoyo del conjunto de los países miembros” (Driscoll, 2003: 4), cuando en
realidad las famosas recetas son diseñadas por una pequeña burocracia al servicio de los
varios destacados autores, que en esencia explican que en los años sesenta operó un
los Estados Unidos. Corbalán (2003: 1) señala al respecto que durante esos años “la
productivos de ese país a una recuperación del liderazgo perdido tanto en el terreno
(Corbalán, 2003: 1-2). Así, agrega Corbalán, “tanto para las relaciones entre el mundo
“Comisión Trilateral” de 1973. Como también apunta Corbalán (2003: 3), “esta
Comisión, promovida en sus inicios por David Rockefeller, fue incluyendo a los más
europeos como Alemania y Francia, al que se suman otros como Canadá y Reino
utilizaría como un eslogan de esta pretendida globalización del capital, en primer lugar
porque presuponía colocar a los diversos actores, en este caso a los Estados en calidad
de socios, y segundo, porque dependiendo del área de interés, podían incluir a agentes
tales como las empresas transnacionales, los bancos internacionales y las organizaciones
reducidos al ámbito del Estado, lo que de entrada empataba con la erosión del concepto
tradicional de soberanía.
privado, pronto tuvo como socios principales a los Estados capitalistas mas
FMI, que en 1974 instaura los préstamos del “servicio ampliado”, que a decir de autores
como Bitar (1988: 1), eran muy similares a los denominados de “ajuste estructural” que
ritmos y profundidades según cada país, configurando los escenarios que hoy
desarrollando posturas críticas que han modificado parcialmente los enfoques más
contribuyó a distinguir la distancia que se venía trazando de tiempo atrás entre ese
neoliberalismo a ultranza.
grandes fallas, y ha enfatizado una política social menos focalizada, que ahora ya no
fallado porque “persigue no sólo los objetivos expuestos en su mandato original [...]
También promueve los intereses de la comunidad financiera. Esto significa que el FMI
tiene objetivos que suelen estar mutuamente en conflicto” (Stiglitz, 2002: 261) Stiglitz
de los países en desarrollo. El problema reside en que el personal del FMI provenía de
financiera”.
los niveles de bienestar y de las empresas locales de los países en desarrollo. En mucho,
que la agenda que promueven favorece el interés general: “El problema estriba en que
acuerdo, como si fuesen el conjunto único de políticas correctas, sin examinar otros
En lo que respecta a la OMC, cabe decir que esta institución ha sido otro de los
quizá más evidente. Por ejemplo, en la década de los noventa, mientras que el PIB
global creció alrededor del 3%, el intercambio internacional lo hizo a una velocidad tres
veces mayor. Esto, según Tamames (2002), “debido, entre otras cosas, a las facilidades
Comercio (OMC); con áreas de actividad mucho más amplias: derechos de propiedad,
etc”.
exportación como los Estados Unidos y Europa. En el caso mexicano, por ejemplo, la
liberalización comercial se fue dando de manera unilateral a partir de 1983, pero era
recíproca, y se decidió que la mejor forma de hacerlo era con la adhesión al GATT,
misma que se concretó en 1986. No obstante, las grandes expectativas puestas por
multilateralismo. La Ronda Uruguay se prolongó tanto (de 1986 a 1994) y logró tan
pobres resultados que a la par de las negociaciones en esa Ronda, los países de la región
Chile, su influencia indirecta es notable, dado que la mayoría de estos acuerdos han
hecho patente su intención de ser compatibles con las normas y principios del GATT-
regional. Al final de cuentas, nadie niega que es preferible un sistema comercial con
como Estados Unidos, donde la asimetría ofrece pocas garantías de buen éxito
negociador.
las prácticas proteccionistas de los países más avanzados en áreas sensibles como la
realizan los países industrializados en temas como el de los servicios, los derechos de
inminente fin de la Guerra Fría iba colocando a los temas económicos en primer plano
militares: "... en mucho mayor grado de lo que se reconoce a menudo, las iniciativas
acuerdos regionales habían permitido que cada grupo de países negociasen normas y
compromisos que van más allá de lo que era posible multilateralmente en aquel
momento.
instituciones de una economía que tenga cada vez menos fronteras. Eso es lo que hace
No cabe duda que la OMC pretende no solo ser la base jurídica e institucional
del sistema multilateral de comercio sino convertirse en el principal foro y juez, y que a
grandes monopolios. No obstante, se puede observar que muchos de sus principios y sus
normas a veces no se cumplen, tanto por la arrogancia de los gobiernos poderosos que
Al igual que para el FMI y el BM, se puede observar que la filosofía del libre
GATT. También es difícil separar los ámbitos de acción de cada una de las
la OMC no son ajenos a las obligaciones contraídas con otras entidades. Tal es el caso
de algunas normas de la OMC que permiten que los países en desarrollo puedan
posible que los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y del FMI no lo
Y no sólo ocurre eso, Madeley (2003: 95) asegura que los representantes de las
empresas transnacionales ejercen una poderosa influencia en la OMC: “Aunque son los
oficial”. Con esas presiones de las empresas transnacionales dentro de la OMC es muy
multinacionales”
Por su parte, Joseph E. Stiglitz, premio nobel de economía en 2001, dice que la
de los mercados de los países subdesarrollados para sus productos industriales, pero
seguían con sus mercados cerrados ante los productos de los países en desarrollo como
dólares en subsidios a los agricultores, haciendo imposible que los países en desarrollo
pudieran competir” (Stiglitz, 2002: 304). Por tanto, la percepción que tiene parte de la
económico mas justo, y una mayor vigilancia y control por parte de la sociedad
internacional.
organización que en teoría está llamada a ajustar su organización a los nuevos tiempos
de un mundo multipolar, pero no es seguro que lo pueda lograr por carecer de una
auténtica capacidad de liderazgo. Agrega que eso es evidente por lo que toca a los
Estados, que hasta ahora son los depositarios exclusivos de la suerte de los organismos
venido demandando, entre otras cosas, que la OMC marque un alto en sus actividades
liberalizadoras y sea evaluada con participación social” (Guerra-Borges, 2002: 193). Tal
internacionales tanto financieras como comerciales, que si bien son instancias para la
principalmente del TLCAN, pero también del proyecto del Área de Libre Comercio de
político, hoy por hoy, bajo el dominio de los Estados más influyentes del Grupo de los
OMC, que ayudan a fijar las reglas del juego, pero lo han hecho enfocando la
prácticas y los procedimientos del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y
Hacienda, sino de la sociedad civil internacional que reclama que como instituciones
públicas que lo son, deben de estar supervisadas por la opinión pública internacional.
BIBLIOGRAFÍA:
Grieco, Joseph (1990), Cooperation Among Nations: Europe, America, and Nontariff
Barriers to Trade, Ithaca, New York: Cornell University Press.
Held David; McGrew, Anthony; Goldbatt, David y Perraton Jonathan (2001), Global
Transformations, Stanford: Stanford University Press.
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Reader, editado por G. Eley y R. G. Suny. New York: Oxford University Press.
Keohane, Robert y Nye, Joseph, editores (1971), Transnational Relations and World
Politics, Cambridge: Harvard University Press.
Mitrany, David (1983), A Working Peace System: An Argument for the Functional
Development of International Organization, London: Royal Institute of International
Affairs.
Prebisch, Raúl (1964), Nueva política comercial para el desarrollo, México: FCE.
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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com
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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
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Hermanos de llanto
no dejen de escribir
no dejen que los cartones los cubran
Lloren como locos
Que una lágrima queda impresa también en un libro
cuando cae pesadamente con el peso de su tristeza
Un poco de nuestro dolor prevalece
Prevalece para perpetuar la conciencia que nos invade
Hermanos de amor
no dejen de dibujar corazones
que la esperanza todavía no se ha vuelto puta
que la ilusión no es ilusoria
que está naciendo una nueva conciencia
construida a fuego y sangre
a llanto y risa
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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com
Quien le va a querer
Quien me va a querer si mis valores
son los del oeste, o norte, sur o a quien putas importa
si los tengo
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SANTIAGO BOJÓRQUEZ CAUDILLO El autor es diseñador gráfico, músico, poeta y loco por
convicción. Correo electrónico: santiboca@hotmail.com