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Evolución histórica de la democracia

-La democracia es el sistema de gobierno más extendido en las naciones del


mundo en la actualidad. Sin embargo, su evolución ha tenido diversas etapas y
ha estado condicionado por diferentes coyunturas políticas a lo largo de la
historia.

La cuna de la democracia, como forma de participación de los ciudadanos en


las decisiones políticas, fue la ciudad de Atenas del siglo V a.C. Tras la victoria
de los griegos, dirigidos por el célebre estratega Pericles, sobre los persas
(Guerras Médicas), la polis, nombre con el que se conocía a las ciudades
griegas, tuvo un cambio radical.

Etimológicamente, la palabra democracia viene del prefijo griego demos, que


significa pueblo, y del sufijo kratos, que se traduce como poder. Desde
entonces, se llamó democracia al siste ma de gobierno que permitía la
participación de las mayorías en las decisiones de la polis.

La característica particular de la democracia griega, era que se trataba de una


democracia directa, es decir, todos aquellos que tuvieran derecho al voto,
participaban en la toma de decisiones. Debido al escaso número de habitantes
de la polis, calculado en unos 300.000 habitantes, era relativamente fácil que
los ciudadanos ejercieran su derecho al sufragio.

El derecho a votar estaba restringido a los ciudadanos varo nes, mayores de


edad, que fueran libres y que no tuvieran deudas públicas. Las mujeres, los
niños, los hombres con deudas, los extranjeros y los esclavos, estaban
excluidos de la participación política. A pesar de estas falencias, la democracia
de Atenas fue el primer intento de cambiar las formas de gobierno despóticas y
autoritarias de la época, como la monarquía y la tiranía.

Los ciudadanos escogidos, pasaban a ser miembros de una asamblea, que se


encargaba de los asuntos políticos, administrativos y mil itares de la polis.
Reunida en pleno, la asamblea no llegaba a tener 6.000 miembros. Los cargos
se asignaban por sorteo y se renovaban cada año, con el propósito de evitar
los vicios electorales y estimular la participación ciudadana.

Paradójicamente, los griegos practicaron la democracia en sus ciudades, pero


dominaron y esclavizaron a sus vecinos. Aristóteles, incluso, calificó a la
democracia extrema e inmoderada (demagogia), como una forma impura de
gobierno, ya que, para él, de nada servía que todos go bernaran si no había
respeto por la ley y el bienestar común.

http://mx.kalipedia.com/historia -uruguay/tema/evolucion-historica-
democracia.html?x=20080802klphishco_31.Kes
Platón hace dos afirmaciones: 1. Todos los Estados actuales
están sin excepción mal gobernados. 2. Por tanto, se exige una
reforma radical. Platón pone en práctica el proyecto de un saber
indubitable. Establece la tesis según la cual la definición del orden
de la Ciudad justa supone una ciencia de lo político, que forma
parte de un Saber más vasto, el de lo que es verdad. La reforma
radical se propone realizar Platón convierte a la Filosofía en una
pedagogía de la verdad o en una pedagogía verdadera que es lo
mismo. Esta pedagogía es política.
El "verdadero político" es aquel que educa a sus
conciudadanos en la verdad, en la constante superación de la
apariencia, en la que constantemente se encuentran; por lo tanto,
el verdadero político es también el filósofo. La reforma radical pasa
entonces por el estudio de la filosofía de la cual depende "el
obtener una visión perfecta y total de lo que es justo". El sabio ha
de gobernar o el que gobierna ha de ser sabio. Esto nos lleva a
criticar la democracia régimen en el cual todas las opiniones son
equivalentes. Sistema de gobierno de la doxa, de la opinión, que
presupone que la verdad absoluta no existe o es imposible de
encontrarse, tesis esta que va contra la tesis básica de la filosofía
platónica: que existe la verdad absoluta y que es posible
conocerla. Igualmente, el rechazo de la democracia presupone la
refutación de los principios sobre los que se funda tal régimen,
principios de los que los sofistas fueron portavoces. Ninguno de los
regímenes existentes satisfizo a Platón. La democracia es el reino
de los sofistas, que en lugar de ilustrar al pueblo, se contentan con
estudiar su comportamiento y con erigir en valores morales sus
apetitos. La política de estos demagogos no es más que el registro
del hecho, el reflejo de las pasiones de la masa. Por consiguiente,
la primera tentativa del filósofo es constituir en ciencia la moral y la
política, las cuales coinciden en su motor común, el Bien, que no
es diferente de la Verdad; así como sustraer la política del
empirismo para vincularla a valores eternos. que las fluctuaciones
del devenir no perturben. Hay que reencontrar la definición de esa
virtud que los sofistas pretendían conocer y enseñar; de esa virtud
que Sócrates sabía que no hay que confundir con la moneda sin
valor de las virtudes en uso. La ciencia política debe volver a
encontrar las leyes ideales. Por consiguiente, forma una unidad
con la filosofía; la política no será ciencia más que cuando los
reyes sean filósofos. Se comprende: Platón rechaza todos los
regímenes existentes. Su posición es radical. Se trata de construir
un régimen que escape al devenir. Se trata de definir las
condiciones en las que un régimen es perfecto e indestructible. De
esta forma, el problema central de la República es el de la Justicia,
individual o colectiva (todo es uno).
La política se mide en relación con la idea de Justicia, que no
es sino la Verdad y el Bien aplicados al comportamiento social.
Platón funda la política como ciencia deduciéndola de la Justicia. Y
no ciertamente como descripción objetiva de los fenómenos
políticos, sino como estudio normativo de los principios teóricos del
gobierno de los hombres. Uno de los supuestos de la política
platónica estriba en la tesis afirmada en el Libro I de la República,
de que el hombre injusto es más infeliz que el justo o que la
injusticia es fuente de infelicidad; si no se define previamente en
qué consisten la injusticia y la justicia como cualidades del alma
resulta absurdo continuar insistiendo en tal tesis. De tal manera
podemos afirmar que la República plantea la pregunta ¿Qué es la
justicia? Y ello tanto en lo que se refiere al individuo como a la
sociedad. Para analizar la justicia en el individuo hay que
estudiarla primero en el Estado, en la polis. Hay una correlación
estructural entre el individuo y la polis. La justicia es una virtud o
excelencia. Hay que conocer la naturaleza y estructura del Estado.
Para ello, Sócrates propone construir idealmente una Ciudad, de
modo que así será posible asistir al surgimiento sucesivo de los
elementos o partes que la integran. La Ciudad surge como
respuesta a la incapacidad de cada individuo para satisfacer por sí
mismo sus propias necesidades. Por consiguiente, para que haya
Ciudad se necesita en 1º lugar, una pluralidad de individuos que
atiendan a las necesidades más elementales de la vida humana,
alimento, vestido, vivienda y luego otras necesidades más
elementales. Todos estos oficios componen la base económica de
la ciudad y el conjunto de los individuos que los ejercen forman el
grupo o la clase económicamente productiva, la que subviene a las
necesidades de la sociedad, la clase de los productores. El
desarrollo de la polis hasta ciertas formas de abundancia y
refinamiento hace necesario 2º, el surgimiento de una nueva clase
o grupo social: el dedicado específicamente al mantenimiento de la
convivencia social, del orden público, a la ampliación del territorio
y, en general, a la defensa de éste y de la ciudad frente a las
agresiones exteriores y los desórdenes internos. Este grupo lo
constituyen los guardianes. Este ejército es profesional. Los
guardianes han de ser escogidos de entre aquellos ciudadanos
que posean aptitudes especiales para ello (fuerza, rapidez,
valentía, amor a la verdad) y habrán de ser educados y entrenados
cuidadosamente con vistas a la función que deberán desempeñar.
Las tareas de gobierno han de asignarse específicamente a un
grupo social. Un grupo especial de ciudadanos tendrán que
gobernar. Estos se reclutarán de entre los guardianes y serán los
mejores de ellos. Así queda establecida una diferencia entre
auxiliares {ejército}/ gobernantes{guardias perfectos}. El hombre es
triple, compuesto de razón, de pasiones generosas y de deseos
inferiores, pero en proporción variable. En cada uno de los
regímenes mencionados predominan una o dos de las últimas
categorías bajo el control y la soberanía de la razón. A cada uno
de estos regímenes corresponde, pues, un tipo de hombre; de
forma que construir la Ciudad ideal y realizar tipos de hombres
acabados es un mismo y único asunto: para obtener un hombre
justo es preciso construir una Ciudad justa. Su Ciudad no estará
formada por una población homogénea, sino por tres clases
netamente distintas y cuya cohabitación realizará una especie de
perfección. La primera clase es la de los jefes y tiene como virtud
propia la sabiduría; la segunda es la de los auxiliares o guerreros,
dotados de valor, y la tercera es la de los artesanos o labradores -
tanto patronos como obreros-, que necesita la templanza y debe
saber resistir a los apetitos. Dicho de otra forma, cada clase
representa un aspecto del alma y el conjunto de la Ciudad
representa el alma entera. De esta forma la Ciudad es justa porque
cada parte cumple su función en ella; y los ciudadanos son justos
en la medida de su participación justa en una Ciudad justa.
Mirando atentamente, no cabe decir que cada ciudadano realice en
sí la totalidad de la perfección humana. Participa en la perfección
en cuanto elemento de un conjunto que -este sí- es perfecto.
Platón nos ofrece una sociedad, a la vez jerarquizada y unificada.
Y en el fondo esto explica la construcción platónica. Se trata de
formar una Ciudad que forme una unidad política y moral. Por otro
lado está absolutamente convencido de que los hombres no están
igualmente dotados por la naturaleza. Para combinar la exigencia
de uniformidad y el dato de la diversidad. Platón se ve conducido a
concebir una especie de unidad funcional en la que cada parte,
diferenciada como órgano, desempeñaría su papel
separadamente, pero en interés común. Una educación estricta,
dispensada por el Estado, está destinada a formar esta elite
intelectual. Para conseguir la armonía y la justicia de esta ciudad
platónica, es necesaria una educación gimnástica y musical para la
formación del alma. La política es una especialización, ya que no
debe confiarse más que a gentes preparadas para ello. Pero esta
educación, no es, en realidad, otra cosa que una educación de la
razón. La ciencia política es, en muchos as pectos, la ciencia sin
más, la de la verdad y el bien, o sea, la razón iluminada en la
debida forma. Para garantizar esto se toman precauciones. Deben
tomarse dos medidas para impedir que el individuo se aísle y que
se abran paso las divisiones: 1º Según Platón, las mujeres pueden,
en la sociedad de los guardianes, tener idéntico papel en las
actividades públicas que los hombres, recibiendo para ello la
misma educación. Se suprimen los vínculos matrimoniales y se
instituye la comunidad mujeres, siendo los magistrados quienes
regulan las uniones y fijan el tiempo de procreación. El Estado
educa en común a los niños; 2º Los guardianes no tienen derecho
de propiedad individual. De este modo la clase dirigente forma una
sola familia. Liberado el individuo de toda atadura personal, se
asocia directamente al Estado. La unificación de la sociedad es
total. Este rasgo termina de dar a la República su carácter utópico
2. A. Explique la división aristotélica de los regímenes políticos y
sus características.La constitución es la que determina en todas
partes la organización del Estado en relación con las
magistraturas, principalmente la soberana, el soberano es siempre
el gobierno, por lo que es la constitución misma.Se pueden
diferenciar dos tipos de constituciones, según el interés que
persigan, pueden ser: Constituciones puras: son las hechas en
vistas del interés general, son puras porque practican
rigurosamente la justicia Constituciones impuras: sólo tienen en
cuenta el interés personal de los gobernantes, no son más que una
corrupción de las buenas constituciones, están viciadas. Aristóteles
divide las formas de gobierno en puras e impuras, que son las
deformaciones de las formas puras, según persigan el interés de
uno o muchos. Así, encuentra dentro de las formas puras de
gobierno: La Monarquía: que es el gobierno de uno sólo. La
Aristocracia: que es el gobierno de una minoría conformada por
hombres de bien. La República: que es el gobierno de la mayoría Y
dentro de las formas impuras, están: La Tiranía: que es la q ue
tiene como fin el interés personal del monarca. La Oligarquía: que
es la que tiene como fin el bien personal de los ricos. La
Demagogia: que tiene como fin el bien particular de los pobres. El
fin del Estado debe ser siempre, no sólo la existencia material de
todos los asociados, sino también su felicidad y su virtud, siendo
ésta última la de primer cuidado dentro del Estado, para que la
asociación política no se convierta en una alianza militar, ni la ley
en una mera convención. La ciudad es la asociación del bienestar
y de la virtud, para el bien de las familias y las diversas clases de
habitantes, para alcanzar una existencia que se baste a sí misma.
Si dentro de la ciudad hay algún ciudadano, o muchos, que tengan
tal superioridad de méritos que los demás ciudadanos no puedan
competir con el suyo, siendo la influencia política de estos
individuos, incomparablemente más fuerte, no pueden ser
confundidos en la masa de la ciudad, porque reducirlos a iguales
sería cometerles una injuria, ya que podría decirse que son dioses
ente los hombres. La ley no se ha hecho para seres superiores,
sino que ellos mismos son considerados la ley, sería ridículo
intentar someterlos a la constitución. Esto es considerado causa de
Ostracismo en otros estados, principalmente en los democráticos,
donde se cuida la igualdad entre todos los ciudadanos, cuidando
que ninguno sobrepase en poder al otro, pero lo que se debe hacer
en estos casos es tomar a esto como rey mientras viva. En todos
los casos, es preferible que la soberanía resida en la ley positiva,
que en algún ciudadano, ya que el hombre se corrompe ante el
atractivo del instinto y las pasiones del corazón cuando se
encuentra en el poder. La ley, en cambio, "es la inteligencia sin
ciegas pasiones". En todo régimen, la primera desviación de la
forma original de organización será la peor. Por ejemplo: en la
monarquía, la desviación que más se aleja al gobierno
constitucional es la tiranía, en segundo lugar viene la oligarquía
que es la que se aleja de la forma aristocrática y por último, como
la desviación más moderada, se encuentra la democracia. Aunque
todas estas formas son erradas, ya que no hay una mejor, sino una
menos mala. La causa de que se encuentren distintas formas de
gobierno es que todas las ciudades están conformadas por familias
ricas, que poseen armas, pobres, que no las poseen y otras de
clase media, también hay campesinos, comerciantes y obreros. Es
decir que hay distinciones por las riquezas, por las propiedades y
por nacimiento o virtud, que son las que constituyen los elementos
de la ciudad, con lo que necesariamente habrá pluralidad de
gobiernos, en referencia a los arreglos que se hagan entre las
partes superiores e inferiores dentro de la comunidad, siendo
oligárquicas o despóticas las más tensas, y democráticas las más
relajadas y suaves, existentes sólo cuando son los hombres libres
los que ejercen la soberanía, que sólo por casualidad resultan de
ser la mayoría. Las ciudades no están compuestas de una, sino de
muchas partes: los labradores, los obreros, los comerciantes, los
jornaleros y la clase militar, cuya existencia es no menos
indispensable, pero debe haber aún alguien que administre el
derecho, que desempeñe la justicia judicial y una clase deliberativa
(que corresponde a la prudencia política), pero no es al caso que
estas funciones se encuentren en la misma persona o en personas
separadas. Se encuentran otras clases como la de los funcionarios
públicos, quienes administran las magistraturas en la ciudad, ya
sea de manera continua o por turnos, la clase que delibera y la que
juzga sobre los derechos de los litigantes, que deben ser
desempeñadas por hombres dotados de virtud en manera política.
La primera forma de democracia, es la que hace que los ricos no
tengan preeminencia sobre los pobres, o viceversa, haciendo
consistir la igualdad de manera que ambas estén al mismo nivel,
participando todas en el gobierno de la misma forma. Otra forma
de democracia, es aquella donde las magistraturas se dividen de
acuerdo con los censos tributarios; donde todos los ciudadanos
gobiernan pero siempre bajo la preeminencia de la ley, o al revés
donde la ley esta por encima de los ciudadanos, generalmente por
obra de los demagogos. Pero en todo caso, para que el gobierno
se considere efectivamente democrático, la l ey debe de ser en t
odo suprema y los magistrados podrán decidir sólo en los casos
particulares. Dentro de las oligarquías, hay una en la que la clase
más pobre no tiene acceso por su elevada calificación tributaria,
otra donde las magistraturas se llenan por elección de los grandes
propietarios, también hay una forma en la que los hijos suceden a
los padres en las funciones gubernamentales, recibiendo en
nombre de dinastía y es la que corresponde entre todas las formas
de oligarquía, a la tiranía entre éstas. Aunque en estas formas la
constitución no sea legalmente democrática, lo es realmente por el
carácter democrático del pueblo y de los hábitos, pero por
costumbre puede inclinarse hacia una forma aristocrática,
principalmente luego de un cambio de const itucional. Cuando no
se permite a todos el acceso a las magistraturas, se forman los
sistemas oligárquicos, lo que hace imposible tener tiempo libre
para la función política, si es que no hay otras fuentes de ingreso,
esto es una forma de democracia; otra es la que se funda en las
diferencias de nacimiento, en la cual todos pueden participar del
gobierno; la tercer forma es aquella en la cual todos los hombres
tienen acceso a la participación política; la cuarta y última forma de
democracia es la que se forma por la abundancia de población
como causa del crecimiento de las ciudades, en la cual todos
participan del gobierno. También hay diversas formas de
oligarquías, la primera es aquella donde la mayoría de los
ciudadanos tienen propiedades, pero no en cant idad excesiva; la
segundo forma se da cuando los propietarios son menos que en el
caso anterior pero poseen mas territorios, porque siendo más
fuertes reclaman más participación en el gobierno; la tercera etapa
es cuando retienen

http://www.escolar.com/article -php-sid=16.html

PLATON

La República: tema central: la Justicia.

Estado ideal: hay 3 clases de habitantes: gobernantes, guerreros, y


campesinos y artesanos. Cada una de las clases tiene una virtud característica:

a) Guardianes, gobernantes o filósofos: virtud: sabiduría. Función: gobernar.

b) Campesinos: virtud: valentía Función: defender al Estado

Los guerreros son seleccionados por una serie de exámenes que se les toma a
lo largo de su vida. La 1º serie de estudios que Platón propone es la gimnasia y
la música como arte de las musas.

Las musas son nueve diosas. Cada una representa las ramas del saber: una
de astronomía; lo que hoy se llaman las ciencias del espíritu. Platón propone
un equilibrio entre el cuerpo y el espíritu y no debe sobresalir ninguna de las
dos.

Luego de éstas, se pasa al estudio de las ciencias duras: astronomía,


aritmética y geometría. El sentido de su estudio es que de ellas saldrá el futuro
gobernante, los cuales deben aprender las ideas.

Pasada esta serie de exámenes, los que hayan aprobado pasan a ser
guerreros y después se dedicarán al estudio de la dialéctica.

A los 50 años, luego de p articipar en la administración del Estado se llegaría a


ser gobernante (los que llegaran a esa edad).

Entre los guerreros y gobernantes existe una comunidad muy estrecha: de


mujeres y de hijos, pero no de familia. El cuerpo dirigente de la ciudad debe
estar unido y, por ello, qué mejor que compartir todos los bienes que puedan
tener: entre los bienes se encuentran las mujeres y los hijos, los cuales eran de
todos.

Aristóteles dice que esto es ridículo porque las cosas que son de todos nadie
se preocupa por cuidarlas, pero no critica la idea de que las mujeres e hijos son
propiedades.
Degeneración de las formas de gobierno

Sofocracia : gobierno de los sabios

Timocracia : gobierno de los guerreros

Oligarquía : gobierno de la clase alta

Democracia : gobierno del pueblo

Tiranía : gobierno de uno que no conoce la verdad

El Estado ideal de Platón es la sofocracia: gobierno de los sabios. Este


gobierno no es eterno: va a degenerar cuando los guerreros llegan al poder,
pero los que han privilegiado la gi mnasia por la música y no han hecho el
equilibrio que se encuentra solo en los sabios.

Por ello, la timocracia es el gobierno de los guerreros. Estos llegan al gobierno


no necesariamente por un golpe de Estado, pero lo que importa es que ya no
son lo que eran antes. Esta timocracia sigue degenerando; ya no sólo no tienen
sabiduría, sino que también pierden la valentía. Viven de sus placeres. Tanto
en la sofocracia, timocracia como oligarquía, se trata de pocos.

Como en la oligarquía, son pocos y viven bien los que son muchos y viven mal,
se rebelan y se pasa a la democracia. La democracia no logra cumplir las
expectativas: los pobres toman el gobierno, la situación se vuelve caótica y las
riquezas no bastan para satisfacer a todos, y por ello, el gobernante se vuelve
tirano.

Tiranía: gobierno de uno solo que se mantiene en el poder por el miedo. Este
poder es dado por el pueblo, que le da su apoyo. Característica del tirano:
gobernante único no investido de autoridad religiosa. El tirano no es el gran
sacerdote y gobierna de una forma ruda.

Otros dos libros: "El político" y "Las leyes". En "Las leyes" toma una postura
más realista, porque ya no piensa en un estado ideal sino en el Estado que ve
en su tiempo. Sigue con la idea de la corrupción de la forma de go bierno. Esta
cadena se corrompe y se pasa de uno a otro. Esta cadena no es cíclica: de la
tiranía se queda allí.
Formas de Estado

Utiliza dos variables: 1) el número de gobernantes

2) la ley

El número de gobernantes puede ser uno, pocos y muchos (muchos pero no


todos). La ley en un sentido de justicia.

Número de De acuerdo a la ley En contra de la ley


gobernantes
Uno Monarquía Tiranía
Pocos Aristocracia Oligarquía
Muchos Democracia Demagogia

(o República) (o Democracia)

Monarquía: un solo gobernante que gobierna de acuerdo a la ley. Cuando deja


de actuar de acuerdo a la ley, el gobierno se corrompe y por el abuso del poder
se convierte en tiranía.

Tiranía: el grupo de los notables se revelan y se pasa a la aristocracia.

Aristocracia: gobierno reducido de pocos nobles que actúa de acuerdo a la ley.


Cuando se corrompe y actúa en contra de la ley se pasa a la oligarquía. El
pasaje de la aristocracia a la oligarquía es la rebelión.

Oligarquía: siendo pocos viven bien y cuando los muchos pobres se rebelan
derrocan a la oligarquía y se pasa a la república.

Democracia: gobierno de muchos de acuerdo a la ley. Cuando se corrompe, se


convierte en una demagogia.

Democracia: tiene una connotación negativa y equivale a lo que hoy se llama


demagogia. Es el gobierno de muchos en contra de la ley, con caos y anarquía.
Uno de los líderes toma el gobierno y se torna una monarquía, que gobierna de
acuerdo a ley y el cuadro se repite.

Aristóteles trata este tema en "La política", en donde la polis tiene un carácter
natural, la cual no se crea, sino que ya existe y no es factible que exista un
hombre fuera de la polis. Si existe es un animal o un dios.
"La política": serie de reflexiones sobre la conveniencia de distintos
mecanismos: ventajas y desventajas del gobierno de uno, de pocos, etc. Toma
el análisis de Platón sobre los cambios de las formas de gobierno.

La administración de la polis es un deber público. Así se gobierna por turno o


por sorteo.

Este deseo de mantenerse en el poder es lo que hace que se pase de una a


otra forma de gobierno. Lo que los diferencia no es la ley (Platón), sino el bien
común

Monarquía, aristocracia y república gobiernan en pro del "bien común". La


tiranía, oligarquía y democracia, en pro del bien personal.

Bien común: formas puras

Bien personal: formas impuras

Aristóteles luego desarrolla la idea de que la forma de adquirir estabilidad es la


mezcla de las distintas formas de gobierno. La forma de gobierno más estable
es la mezcla de aristocracia y república, combinando instituciones de ambas. A
pesar de haber sido creada por Aristóteles Polibio es quien se llevó la gloria.

Atenas: gobierno democrático. Gobiernan muchos.

Esparta: gobierno aristocrático. Gobiernan pocos.

En ambos hay Asambleas: en Atenas se llama Ekklesia y en Esparta Apella.

En Esparta hay 2 reyes, un Consejo de Ancianos -gerusia- y 5 magistrados -


éforos-.

En Atenas hay un tribunal Areópago, un desprendimiento de la Ekklesia que es


la Bulé, que funciona como delegados para gobernar. Están los Arcontes que
son nueve, los Estrategas, que son diez.

Atenas Esparta

Areópago 2 reyes

Ekklesia Gerusia Eforos

Bulé Apella

Estrategas Arcontes
En Atenas gobierna la Ekklesia y en Esparta los Eforos y los 2 reyes. En
Esparta son pocos los que gobiernan y en Atenas son muchos y los que tienen
el poder.

http://www.todoelderecho.com/Apuntes/Filosofia/Apuntes/PLATON.htm

A- CONTEXTO HITÓRICO: ATENAS DEL ESPLENDOR A LA DECADENCIA.


Marco histórico siglos V y VI.
1. Atenas hace frente a la invasión persa (Guerras Médicas 500-479 a.C.)
1º Guerra Médica.
La ocasión (500 a.C.): Rebelión de las ciudades jonias contra los persas
Desastre.
Batalla de Maratón (490 a.C.): persas derrotados por los atenienses.
2º Guerra Médica (480 a.C.)
Jerjes I hijo de Darío, intenta someter a t oda Grecia. Para hacer frente a los
atenienses piden ayuda a Esparta. Tras la batalla de Termópilas, Salamna y
Platea; los griegos ganan la guerra. En consecuencia:
2. Atenas se convierte en la 1º potencia económica, se crea la liga Ática
vuelven a resurgir las rivalidades entre Atenas y Esparta.
Guerra Civil Guerras del Peloponeso.
3. Pericles se elige cono estratega de Atenas; reformó la democracia y
transformó la liga Ática en Imperio Ático.
4. Guerras del Peloponeso Democracia Ateniense (431 a.C.)
5. 427 a.C. Esparta instaura el gobierno de los Treinta Tiranos (30 atenienses
antidemocráticos)
6. 399 a.C. un tribunal democrático condena de muerte a Sócrates Decadencia
de Atenas.
B- CONTEXTO SOCIOCULTURAL: EVOLUCIÓN HASTA LA DEMOCRACIA.

Atenas a lo largo de los siglos evolucionó de la monarquía a la democracia,


pasando por la oligarquía y la tiranía.
1. Entre los siglos VIII y VI a.C. hay cambios y se pone en crisis el modelo de
estado democrático.
2. Se intenta solucionar con las reformas de Dracón y Sol ón.
3. No se supera la crisis, Pisistrato instaura un gobierno tiránico, esto es un
periodo de transición hasta la democracia (sus creadores son: Clístenes y
Pericles)
DEMOCRACIA DE PERICLES
Polis
Ciudadanos: libres, mayores de edad y no extranjeros)
Isonomía: Todos iguales ante la ley Pilares de la democracia
Isegoría: Derecho a participar en la asamblea ateniense

ORGANIZACIÓN DEMOCRATICA EN TIEMPOS DE PERICLES


Poder ejecutivo: suplir las funciones del monarca.
Colegio de arcontes y colegio de estrate gos.
El colegio estaba formado por 10 arcontes (uno por cada tribu) elegidos por
todos los ciudadanos
Poder judicial:
Heliea: tribunales populares
Poder legislativo:
Asamblea: S. V a.C., es el organismo mas importante. Formado por todos los
ciudadanos mayores de 20 años. Consejo
Aerópago
PODER ECONOMICO Y DESARROLLO ARTÍSTICO Y CULTURAL
La liga Ática trae un desarrollo económico Atenas centro de la cultura (Pericles)
Clasicismo arquitectura y escultura: murallas, le Partenón (Fidías)
Literatura sobresale la tragedia (Sófocles y Eurípides), la comedia (Aristófanes)
y en historia Herodoto y Tucínides
C- CONTEXTO FILOSÓFICO.
La filosofía: forma de pensar que se ira abriendo camino entre las explicaciones
míticas del mundo, aparece en el S VI a.C. en jonia en el sur de Italia;
comenzara buscando el arché de la physis. Para Tales es el agua,
Anaximandro el apeiron Anaxímenes el aire y para Pitágoras y los pitagóricos
los números.
S V a.C. hay un cambio de orientación: de la preocupación cosmológica (arché)
ala ontológica (el ser y el devenir). Heraclito el orden (logos) estaba oculto en el
devenir. Parménides la única realidad es la del ³ser´, negando el cambio y la
pluralidad como mera apariencia
Los pluralistas y Platón intentarían conciliar el ser con el deven ir. La llegada a
Atenas del los sofistas y la entrada en escena de Sócrates marcarían un nuevo
rumbo a la filosofía: la de la pregunta por el hombre (con Sócrates y los sofistas
la preocupación del hombre como ciudadano de la polis)

http://www.xuletas.es/ficha/contexto-de-platon/

Sociedad y política

La teoría social y política aristotélica

1.

El interés por las cuestiones sociales y políticas es una de las características


de la actividad filosófica de Platón, y queda reflejado suficientemente en la
República. Aunque en Aristóteles no alcance la misma dimensión que en
Platón también formará part e importante de su obra, especialmente en
correlación con la ética, configurando lo que se ha dado en llamar la filosofía
práctica aristotélica. Aristóteles estudia las cuestiones sociales y políticas en
las "Constituciones" y en la "Política". Más que el diseño de lo que debería ser
una sociedad perfecta o justa, lo que le interesa a Aristóteles es determinar las
características del espacio social en el que se ha de desarrollar la vida del
hombre. También bosquejará tímidamente su sociedad ideal, en los li bros 7 y 8
de la "Política"; pero al igual que en otros aspectos de su obra se sentirá más
atraído por el análisis de la experiencia, en este caso, el del experiencia de la
vida colectiva o social del hombre.
2.

Respecto al origen y constitución de la sociedad mantendrá, al igual que


Platón, la teoría de la "sociabilidad natural" del hombre. El hombre es un animal
social (zóon politikon), es decir, un ser que necesita de los otros de su especie
para sobrevivir; no es posible pensar que el individuo sea ant erior a la
sociedad, que la sociedad sea el resultado de una convención establecida
entre individuos que vivían independientemente unos de otros en estado
natural: "La ciudad es asimismo por naturaleza anterior a la familia y a cada
uno de nosotros". El todo, argumenta Aristóteles, es anterior a las partes;
destruido lo corporal, nos dice, no habrá "ni pie ni mano a no ser en sentido
equívoco"; el ejemplo que toma como referencia sugiere una interpretación
organicista de lo social, en la que se recalca la d ependencia del individuo con
respecto a la sociedad

"Es pues manifiesto que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo,


pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí mismo, deberá estar con el
todo político en la misma relación que las otra s partes lo están con su
respectivo todo. El que sea incapaz de entrar en esta participación común, o
que, a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella, no es más parte de
la ciudad, sino que es una bestia o un dios". ("Política", libro 1,1)

3.

El núcleo originario de la comunidad social o política es la familia. Las


necesidades naturales de los hombres, las necesidades reproductivas que
llevan al apareamiento, por ejemplo, llevan a la configuración de este pequeño
grupo social que será la base de organizaciones más amplias como la aldea y
la ciudad: "La familia es así la comunidad establecida por la naturaleza para la
convivencia de todos los días". Las pequeñas asociaciones de grupos
familiares dan lugar a surgimiento de la aldea; y la asociación de aldeas da
lugar a la constitución de la ciudad: "de aquí que toda ciudad exista por
naturaleza, no de otro modo que las primeras comunidades, puesto que es ella
el fin de las demás". Aristóteles utiliza también el argumento del lenguaje para
reforzar su interpretación de la sociabilidad natural del hombre: a diferencia de
otros animales el hombre dispone del lenguaje, un instrumento de
comunicación, por ejemplo, que requiere necesariamente del otro para poder
ejercitarse; sería absurdo que la naturaleza nos hubiera dotado de algo
superfluo; y sería difícilmente explicable el fenómeno lingüístico si partiéramos
de la concepción de la anterioridad del individuo respecto a la sociedad.

"El por qué sea el hombre un animal político, más aún que las abejas y
todo otro animal gregario, es evidente. La naturaleza - según hemos dicho - no
hace nada en vano; ahora bien, el hombre es entre los animales el único que
tiene palabra." (Política, libro 1, 1)

4.

Aristóteles, como Platón, considera que el fin de la socieda d y del Estado es


garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la
realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la
sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla. De ahí que
tanto uno como otro consideren injusto todo Estado que se olvide de este fin
supremo y que vele más por sus propios intereses que por los de la sociedad
en su conjunto. De ahí también la necesidad de que un Estado sea capaz de
establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la
consecución de su fin. Las relaciones que se establecen entre los individuos en
una sociedad son, pues, relaciones naturales. Aristóteles estudia esas "leyes"
de las relaciones entre los individuos tanto en la comunidad do méstica, la
familia, como en el conjunto de la sociedad, deteniéndose también en el
análisis de la actividad económica familiar, del comercio y del dinero.

5.

Así, respecto a la comunidad doméstica, considera naturales las relaciones


hombre-mujer, padres-hijos y amo-esclavos; de esa naturalidad se deduce la
preeminencia del hombre sobre la mujer en el seno de la familia, la de los
padres sobre los hijos y la del amo sobre los esclavos; en este sentido no hace
más que reflejar las condiciones reales de la sociedad ateniense de la época,
limitándose a sancionarla. Resulta chocante en la actualidad la consideración
de la esclavitud como un estado natural de algunos hombres, tanto como la
consideración negativa y subsidiaria de la mujer. Respecto a la actividad
económica considera que hay una forma natural de enriquecimiento derivada
de las actividades tradicionales de pastoreo, pesca, caza y agricultura,
estableciendo sus dudas acerca de que sea una actividad natural el trueque, a
menos que sea para satisfacer una necesidad. El uso del dinero como forma de
enriquecimiento es considerado "no natural", criticando especialmente el
aumento del dinero mediante el préstamo con interés; (no podemos imaginar lo
que pensaría Aristóteles de nuestro actual sistema financiero...)

6.

En el estudio de las diversas Constituciones de las ciudades -estado de su


época nos propone una teoría de las formas de gobierno basada en una
clasificación que toma como referencia si el gobierno procura el interés común
o busca su propio interés. Cada una de estas clases se divide a su vez en tres
formas de gobierno, o tres tipos de constitución: las buenas constituciones y las
malas o desviadas. Las consideradas buenas formas de gobierno son la
Monarquía, la Aristocracia y la Democracia (Politeia); las consideradas malas, y
que representan la degeneración de aquellas son la Tiranía, la Oligarquía y la
Democracia extrema o (Demagogia). La Monarquía, e l gobierno del más noble
con la aceptación del pueblo y el respeto de las leyes, se opone a la Tiranía,
donde uno se hace con el poder violentamente y gobierna sin respetar las
leyes; La Aristocracia, el gobierno de los mejores y de mejor linaje, se opone a
la Oligarquía, el gobierno de los más ricos; La Democracia o Politeia, el
gobierno de todos según las leyes establecidas, se opone a la Demagogia, el
gobierno de todos sin respeto de las leyes, donde prevalece la demagogia
sobre el interés común.
Las formas de gobierno

La Democracia moderada o "Politeia" es considerada por Aristóteles la mejor


forma de gobierno, tomando como referencia la organización social de la
ciudad-estado griega; una sociedad por lo tanto no excesivamente numerosa,
con unas dimensiones relativamente reducidas y con autosuficiencia
económica y militar, de modo que pueda atender a todas las necesidades de
los ciudadanos, tanto básicas como de ocio y educativas. Lo que le hace
rechazar, o considerar inferiores, las otras formas buenas de gobierno es su
inadecuación al tipo de sociedad que imagina, considerándolas adecuadas
para sociedades o menos complejas y más rurales o tradicionales; pero
también el peligro de su degeneración en Tiranía u Oligarquía, lo que
representaría un grave da ño para los intereses comunes de los ciudadanos.
Probablemente Aristóteles tenga presente el tipo de democracia imperante en
Atenas a finales del siglo V, la de la Constitución de los cinco mil; le parece
preferible una sociedad en la que predominen las cl ases medias y en la que en
los ciudadanos se vayan alternando en las distintas funciones de gobierno,
entendiendo que una distribución más homogénea de la riqueza elimina las
causas de los conflictos y garantiza de forma más adecuada la consecución de
los objetivos de la ciudad y del Estado.

http://www.webdianoia.com/aristoteles/aristoteles_polis.htm

La democracia en la Edad Media

En el tiempo transcurrido desde la Grecia Clásica hasta la Edad Moderna, no


hubo regímenes similares al de Atenas. El sistema político imperante fue la
monarquía, donde la soberanía residía en el gobernante y no en el pueblo. Lo
anterior se debía a la concepción teológica del poder, es decir, el poder es una
gracia de Dios entregada al gobernante terrenal (el Rey) y al gobernante
espiritual (el Papa). Por esta razón, el pueblo fue limitado a la obediencia de los
dos poderes.

Sin embargo, en 1215, el Rey Juan I de Inglaterra, mejor conocido como Juan
sin tierra, fue obligado por la nobleza y los señores feudales a firmar un
documento conocido como la Carta Magna. En él, el Rey cedió parte de sus
poderes, como arrestar a los hombres libres sin justificación, crear o derogar
impuestos y convocar guerras. Además, declaró la independencia de la
monarquía con respecto a la Iglesia.

La Carta Magna es considerada la primera constitución política. Desde su


promulgación, los monarcas ingleses se vieron sometidos a lo establecido en
ella. De otra parte, se vieron obligados a constituir el Parlamento con la
representación del clero, la nobleza y la incipiente burguesía inglesa. En lo
sucesivo, el Rey tuvo que someter sus decisiones a consideración del
Parlamento y ajustarlas a lo escrito en la Carta Magna.
http://mx.kalipedia.com/historia -uruguay/tema/democracia -edad-
media.html?x=20080802klphishco_31.Kes&ap=1

¿Qué es la Democracia?
La democracia, es el aquel sistema de gobierno, en el cual la soberanía
del poder reside y está sustentada, en pueblo. Es éste, por medio de
elecciones directas o indirectas, quien elige las principales autoridades del
país. Asimismo, es el pueblo, quien puede cambiar o ratificar a estas mismas
autoridades, en las siguientes elecciones populares. Por este motivo los
griegos hablaban de la democracia, como el gobierno del pueblo; de hecho
este es su significado literal.
Es así, como se puede conformar una democracia directa, donde el
pueblo es quien toma todas las decisiones ejecutivas y legislativas, o la
democracia representativa, donde le pueblo por medio de votación popular
escoge las autoridades que representarán a la ciudadanía, en la toma de
decisiones.
Hoy en día, la gran mayoría de los sistemas democráticos, funcionan por
medio de la representación; podemos imaginar lo complicado que sería de otra
manera, con la población actual de los países.

Dentro de la democracia, quienes tienen el beneplácito, para ostentar los


cargos públicos, son los integrantes de los poderes políticos. Es así, como los
partidos políticos, son quienes potencian y fortalecen a la democracia. Por
medio de su actuar y la alimentación de participantes, quienes escogerán por
medio de las distintas elecciones, los cargos de los poderes ejecutivos y
legislativos, en la mayoría de las naciones democráticas. Aún cuando, en
algunas de ellas, la ciudadanía, también puede escoger a ciertos integrantes
del poder judicial.
Es así, como la separación de los poderes del Estado, es uno de los
pilares fundamentales de toda democracia. Cada uno de ellos es independiente
y existe un control constante de uno sobre el otro. Aquello redunda en un
control sobre el actuar de los mismos y evitar casos de corrupción o
ilegalidades de los mismos; lamentablemente, en algunos casos estos poderes
se coluden y la corrupción se hace generalizada, como aún vemos en algunos
países, sobretodo en aquellos que se encuentran en vías de desarrollo.
Con respecto a la historia de la democracia, esta se remonta a la antigua
Grecia. Ya que para el año 1500, antes de Cristo, nace este sistema de
gobierno, por medio de la creación de la Asamblea del Pueblo, dentro de las
polis o ciudades helénicas.
Esto se da, gracias al reducido tamaño de las polis, con lo cual, la
población al mismo tiempo era pequeña. Es así, como t odos los ciudadanos
hombres libres, podían participar de la Asamblea. De aquella manera, cada uno
de ellos, de manera alternada, podía ocupar uno de los puestos burocráticos de
esta asamblea. Por lo mismo, que este sistema de gobierno, no era
representativo, sino que se actuaba, por medio de democracia directa. Frente a
cada una de las decisiones, la mayoría votante, era la que decidía sobre las
distintas materias.
Con respecto a la cultura romana, esta poseía un sistema democrático,
pero de índole represe ntativo. Al menos en los cargos del ejecutivo. Ya que el
poder legislativo, estaba constituido, por los Senadores, quienes no eran
electos. Asimismo, muchos de los cargos públicos, eran escogidos a través de
una elección directa. Quienes votaban en un prin cipio, eran los ciudadanos con
derechos; de manera posterior, pudo votar el vulgo.
En la Edad Media, el concepto de democracia, prácticamente
desapareció. Casi todos los gobiernos eran aristocráticos, conformados por
monarquías. Una de las pocas excepcion es, lo conformaron los cantones
suizos, en el siglo XIII.
Para 1688, en Inglaterra, triunfa la democracia, por medio de del
principio de libertad de discusión, la cual era ejercida principalmente por el
Parlamento. Así, se constituía definitivamente, una monarquía parlamentaria.
Así, para el siglo XVIII, muchos filósofos europeos, consideraban a la
democracia, como la posibilidad del pueblo, de escoger el gobierno imperante.
La revolución norteamericana en 1776 y la revolución francesa en 1789,
conllevó la expansión definitiva, de las ideas libertarias y el establecimiento, de
la cultura democrática, en todo occidente. Situaciones que marcaron
profundamente, los destinos políticos de varias naciones en el siglo XIX.
Es así, como en la actualidad, la democ racia representativa, es el
sistema más utilizado en el mundo, para dirigir los designios de las naciones.
Es por tanto, que la democracia se considera, como el sistema de gobierno
menos perjudicial, para el manejo de los asuntos de Estado, frente a los ot ros
sistemas que han existido o se han diseñado.
Una frase que ha marcado profundamente la concepción que se tiene de
la democracia, es la que mencionó Abraham Lincoln, durante la Guerra Civil de
los Estados Unidos, la cual decía que los gobiernos son del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo.
Dentro de toda democracia que se afane de serlo, debe de existir una
carta magna o Constitución. La cual será la ley madre, por la cual todas las
leyes de la nación, se deberán normar y subordinar.
Dentro de toda Constitución, se establecerán las normas por las c uales
se elegirán a las autoridades del país, y cómo estas deben de actuar, frente a
sus cargos. Asimismo sus atribuciones y limitaciones constitucionales, estarán
escritas de manera explícita.
Por otra parte, y aspecto fundamental de toda democracia, en la
Constitución se deberán de plasmar, todos los derechos primordiales y
obligaciones de todo ciudadano de la nación. Principio básico, de toda
democracia representativa.
http://www.misrespuestas.com/que-es-la-democracia.html

La Ilustración

La democracia y la Revolución Francesa

En julio de 1789, el puebl o parisino ocupó por la fuerza la cárcel de la Bastilla,


símbolo de la opresión de la monarquía francesa. Este acto, constituyó la...

La democracia tuvo un importante sustento filosófico en las ideas ilustradas


que surgieron en Francia en la primera mitad del siglo XVIII. Sin embargo, el
inglés John Locke se anticipó a sus colegas franceses al exponer las líneas de
su pensamiento hacia 1690.

Según Locke, la soberanía emanaba del pueblo y no del gobernante. La


función del Estado debía restringirse a la prote cción de la propiedad y la
libertad individual. Además, consideró prudente la separación de los poderes
legislativo y judicial, con el fin de que el monarca quedara sometido a las leyes.

Algunas décadas más tarde, surgió en Francia un cuerpo doctrinal cono cido
como la Ilustración. Un grupo de filósofos, elaboró una serie de propuestas que
cambiaron la estructura política de muchos países y fueron el sustento
filosófico de la Revolución Francesa de 1789. Los filósofos más destacados de
este movimiento fueron: Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu
(1689-1755), Jean Jacques Rosseau (1712 -1778) y François Marie-Arouet,
mejor conocido como Voltaire (1694 -1778).

Montesquieu, concluyó que ningún régimen estaba exento de caer en la tiranía


y, por ello, los poderes ejecutivo, legislativo y judicial debían ser autónomos e
independientes entre sí. Sugirió la creación de una asamblea de
representantes del pueblo, cuya función debía ser la elaboración de las leyes.
El poder ejecutivo tenía el deber de aplicar es as leyes y el poder judicial
castigaba a quienes las infringieran.

Voltaire defendió la libertad de pensamiento y la tolerancia religiosa. Según él,


el ser humano era quien debía manejar su destino a través de la aplicación de
la ciencia y las artes. Fue defensor acérrimo de la libertad de cultos y de la
convivencia pacífica entre personas que profesaran distintas religiones. Criticó
mordazmente a la Iglesia Católica y calificó la superstición como fruto de la
ignorancia.

Rosseau, por su parte, expresó con claridad el concepto de soberanía popular:


el poder emana del pueblo y el gobernante debía estar siempre atento a
cumplir la voluntad general, que no es otra cosa, que la voluntad de la mayoría.
Debido a los conflictos propios de la naturaleza humana, debí a existir un pacto
tácito o expreso, al cual llamó contrato social. Los individuos debían cumplir
este pacto para permitir la armonía de la sociedad.

http://mx.kalipedia.com/historia -
uruguay/tema/ilustracion.html?x=20080802klphishco_31.Kes&ap=3

Norteamérica y la democracia

En julio de 1776, los co lonos que habitaban el territorio de Norteamérica,


proclamaron su independencia de la corona británica. Debido a los constantes
abusos de la metrópoli, los habitantes de las colonias decidieron separarse de
Inglaterra e instaurar un nuevo gobierno.

Los norteamericanos convirtieron en una realidad política, con la promulgación


de la Declaración de Independencia, principios teóricos como la igualdad de los
hombres ante la ley, el derecho a la vida, la propiedad y la felicidad, y la
legitimidad que tiene el pu eblo para derrocar a un gobierno que se oponga a
estos derechos.

Fundaron un nuevo Estado basado en la libertad y la razón. La legitimidad del


derecho divino y los privilegios tradicionales, quedaron abolidos. En 1783,
después de haber derrotado a las trop as del ejército expedicionario británico,
los colonos promulgaron la Constitución de los Estados Unidos de América,
cuyos pilares eran el principio de la soberanía y el sufragio de todos los
ciudadanos.

http://mx.kalipedia.com/historia -uruguay/tema/norteamerica-
democracia.html?x=20080802klphishco_31.Kes&ap=4

EL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
ESTADO DE DERECHO

I. Concepto

El Estado de Derecho consiste en la sujeción de la actividad estatal a


la Constitución y a las normas aprobadas conforme a los
procedimientos que ella establezca, que garantizan el funcionamiento
responsable y controlado de los órgano s del poder, el ejercicio de la
autoridad conforme a disposiciones conocidas y no retroactivas en
términos perjudiciales, y la observancia de los derechos individuales,
colectivos, culturales y políticos.

El concepto de Estado de Derecho se desarrolló durante el liberalismo


y encuentra, entre sus fuentes filosóficas, las obras de Kant y de
Humboldt. Ambos llegaron a la conclusión de que la acción estatal
tiene como límite la salvaguardia de la libertad del individuo . Aunque la
idea aparecía claramente en sus escritos, el primero que utilizó la
expresión (Rechtstaat) fue el jurista y político alemán Robert von Mohl.

El concepto de Estado de Derecho es una


respues

e el
constitucionalismo contiene dos elementos básicos, que por mucho
tiempo han sido considerados como sinónimo del Estado de Derecho:
la supremacía de la Constitución y la separación de funciones en el
ejercicio del poder. La Constitución francesa de 1791 incluyó en su
artículo 16 la expresión que luego se convertiría en el dogma del
constitucionalismo liberal: ³Toda sociedad en la cual la garantía de los
derechos no esté asegurada, ni se adopte la separación de poderes,
carece de Constitución´.

En el siglo XX el Estado de Derecho ha tenido como contrapunto al


totalitarismo. Por eso Zippelius señala que el Estado de Derecho está
orientado a vedar la expansión totalitaria del Estado. El totalitarismo se
caracterizó por la supresión de libertades individuales y públicas,
incluyendo las proscripción de partidos, de órganos deliberativos y de
libertades de tránsito, reunión y expresión. Eso no obstante, el
totalitarismo procuró legitimarse a través de instrumentos jurídicos.
Con excepción del comunismo y del corporativismo, que desarrollaron
un aparato formalmente constitucional, el falangismo, el nacional -
socialismo y el fascismo se expresaron a través de diversas leyes que
no llegaron a conformar un cuerpo sistemático. Hitler gobernó
esencialmente apoyado por la Ley de Autorización de 1933, que lo
facultaba para legislar a su arbitrio. Con fundamento en esa delegación
parlamentaria expidió, entre otras, las leyes racistas de Nuremberg de
1935.

En Italia subsistió la vigencia formal de Estatuto Albertino de 1848,


pero diversas leyes consolidaron el poder de Mussolini. Además de la
integración del Gran Consejo del Fascism o, su más importante
disposición fue la Ley Acerbo de 1923, donde incluyó la ³cláusula de
gobernabilidad´: al partido que obtuviera la mayoría simple en las
elecciones se le atribuía automáticamente la mayoría absoluta en el
parlamento. En 1925 Mussolini fue investido de facultades delegadas
para legislar, y su principal decisión fue integrar, en 1926, del Tribunal
Especial para la Defensa del Estado, que varios autores han
considerado la verdadera ley fundamental del régimen.

Por eso los aspectos de naturaleza estrictamente formal (contar con


una Constitución, por ejemplo) fueron considerados insuficientes para
identificar al Estado de Derecho. De ahí que Zippelius haya planteado
que el Estado de Derecho se rige por dos principios básicos: el de
proporcionalidad (que haya una relación adecuada entre el daño y el
beneficio que causan los actos estatales), y el de exceso (que no se
afecten los intereses en una medida superior a la necesaria).

La expresión ³Estado de Derecho´ no es admitida por Kelsen, para


quien existe identidad del orden estatal y del orden jurídico. Así, ³todo
Estado tiene que ser Estado de Derecho en sentido formal, puesto que
todo Estado tiene que constituir un orden coactivo... y todo orden
coactivo tiene que ser un orden jurídico´. Ahora bien, el mismo autor
admite que se puede hablar de un Estado de Derecho material para
aludir a la cuestión de en qué medida se exigen garantías jurídicas
concretas para asegurar que los actos jurídicos individuales se
corresponden con las normas generales.
Aludiendo al cuestionamiento kelseniano, García-Pelayo señala que la
idea del Estado de Derecho tiene sentido desde el punto de vista
jurídico y político, en tanto que representa la funcionalidad del sistema
estatal, e introduce en ese sistema la normalización , la racionalidad y,
por ende, la disminución de factores de incertidumbre.

Son pocas las constituciones que adoptan expresamente el principio


de Estado de Derecho. Ocurre así en el caso de la Federación Rusa
(a. 1º), de Honduras (a. 1º), de la República de Sudáfrica (a. 1º c), y de
Rumania (tit 1º, a. 4), por ejemplo. En la Constitución de Chile (a. 6º)
se establece que ³los órganos del Estado deben someter su acción a
la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella´, c on lo cual sin
hacerse referencia directa al Estado de Derecho, se enuncia su
significado.

II. Estado de Derecho y Constitucionalismo

Las características del Estado de Derecho han permitido definir al


sistema constitucional. En este sentido se advierten cuatro grandes
tendencias: la liberal, la social, la democrática y la cultural. Cuando
entró el siglo XX dominaba el constitucionalismo liberal fraguado a
todo lo largo de la centuria precedente. Las constituciones se
estructuraban a partir de los derechos de libertad, propiedad,
seguridad jurídica e igualdad. Algunos de sus corolarios eran los
derechos de asociación, petición, sufragio y libertad de conciencia.

El constitucionalismo social apareció en la carta de Querétaro de 1917


y en la Constitución alemana de Weimar de 1919. Fue ésta la que
mayor influencia tuvo en Europa, mientras que la mexicana recibió
mayor difusión en América Latina. Las tesis sociales de Weimar
tuvieron resonancia en las sociedades industriales, sobre todo porque
permitían hacer frente a las presiones obreras que encontraban
inspiración en la revolución soviética. Las tesis mexicanas fueron más
atractivas para quienes tenían que paliar la inquietud de las
sociedades rurales.

Las características fundamentales del constitucionalismo social


consistieron en el reconocimiento de los derechos a la organización
profesional, a la huelga, a la contratación colectiva, al acceso a la
riqueza (en el caso mexicano significó una amplia gama de acciones
de naturaleza agraria), y de principios de equidad en las relaciones
jurídicas y económicas. Así se explica el surgimiento de la seguridad
social, de los tribunales laborales, y la defensa de derechos como la
jornada, el salario y el descanso obligatorio. También aparecieron los
derechos prestacionales con cargo al Estado, como los concernientes
a educación, salud, vivienda y abasto.

Uno de los efectos más señalados del constitucionalismo social fue


servir como base a la acción intervencion ista del Estado. Por eso
durante el proceso iniciado en la década de los ochenta, el progresivo
desmantelamiento del Estado intervencionista ha implicado,
inevitablemente, la reducción progresiva del Estado de bienestar.

El constitucionalismo democrático, por su parte, fue objeto de


importantes previsiones en seguida de la segunda posguerra. Los
sistemas parlamentarios, a partir del concepto adoptado por la Ley
Fundamental de Bonn, se estabilizaron mediante su parcial
presidencialización, y los sistemas presidenciales propendieron a su
progresiva flexibilidad para hacerse más receptivos de instrumentos y
procedimientos de control político, de origen parlamentario. En
Estados Unidos incluso se establecieron límites a la reelección
presidencial.

Las características del constitucionalismo democrático han consistido


en el reconocimiento de los partidos políticos; en la garantía de
procesos electorales libres e imparciales; en la desce ntralización del
poder, incluyendo las formas del estado federal y regional; en el
fortalecimiento de la organización, facultades y funcionamiento de los
cuerpos representativos; en la adopción de formas de democracia
semidirecta, a veces incluso en perjuicio de los sistemas
representativos, como el referéndum legislativo, el plebiscito, la
iniciativa popular y, aunque mucho más raro, en la revocación de los
representantes.

El constitucionalismo de la última década del siglo XX se significó por


el énfasis en los derechos culturales. Los derechos culturales no son,
como los sociales, derechos de clase, ni como los democráticos,
derechos universales. Los culturales son derechos colectivos q ue
traducen intereses muy concretos y que conciernen a todos los
estratos socioeconómicos. Entre los más relevantes están los
derechos humanos, pero la gama es muy amplia. Comprende el
derecho a la protección del ambiente, al desarrollo, al ocio y el depor te,
a la intimidad, a la no discriminación, a la migración, a la información, a
la objeción de conciencia, a la seguridad en el consumo y a la
diversidad lingüística, cultural y étnica, entre otros aspectos.

III. Estado social de Derecho

Como correlato de las tendencias del constitucionalismo


contemporáneo, se han venido acuñando conceptos complementarios
del Estado de Derecho. Han aparecido los de Estado Social de
Derecho, Estado Social y Democrático de Derech o y, con la
Constitución venezolana de 1999 (a. 2º), surgió el Estado Democrático
y Social de Derecho y de Justicia. Éste último carece de elementos
que permitan diferenciarlo de los anteriores, y la inclusión de la
expresión ³justicia´ sólo desempeña una función semántica.

El concepto jurídico-político que sirve como antecedente inmediato al


Estado Social de Derecho es el de Estado de Derecho. El surgimiento
del constitucionalismo social con las constituciones de Querétaro
(1917) y de Weimar (1919), a que se aludió en el numeral II, también
generó un nuevo enfoque del Estado de Derecho. Se constató que
éste último, al estatuir una igualdad formal ante la ley produce
desigualdades económicas. Así, el aparente paraíso del Estado de
Derecho ocultaba profundas contradicciones. Hermann Heller percibió
con claridad esa situación y planteó la transición del Estado Liberal (de
Derecho) al Estado Social de Derecho.

Esa concepción helleriana del Estado Social de Derecho permitiría al


movimiento obrero y a la burguesía alcanzar un equilibrio
jurídicamente regulado. En otras palabras, se planteaba la viabilidad
de un orden justo de la autoridad sobre la economía, particularmente
mediante la limitación de la propiedad privada, la subordinación del
régimen laboral al derecho, la intervención coercitiva del Estado en el
proceso productivo y la traslación de la actividad económica del ámbito
del derecho privado al campo del interés público .

Para Heller el Estado de Derecho es el resultado provisional de un


proceso de racionalización del poder conforme al cual se reivindica y
fortalece a la burguesía. Progresivamente, empero, también los
trabajadores, organizados en sindicatos y aun en partidos, logran
establecer el «poder legislativo del pueblo». Así, el económicamente
débil procura, a través de una nueva legislación, «trabar» al
económicamente poderoso y obligarlo a conceder mayores
prestaciones.

Zippelius adopta la expresión «Estado social liberal» para caracterizar


a la sociedad industrializada de Occidente donde se garantizan las
posibilidades del desarrollo individual al tiempo que se limita el
egoísmo que perjudica la libertad del conjunto. En tanto que correctivo
de las distorsiones del liberalismo, ese Estado social debe intervenir
siempre que la economía de mercado haga peligrar las condiciones
mismas del mercado libre o pueda causar daños significativos a la
economía nacional o al medio a mbiente.

Herman Heller y Elías Díaz consideran al Estado Social de Derecho


como una etapa de transición: el primero hacia el socialismo (de ahí la
«provisionalidad» del Estado Social de Derecho), y el segundo hacia el
Estado Democrático de Derecho. El juicio de Zippelius es más
reservado: alude a una oscilación del desarrollo histórico entre el
Estado de bienestar y el liberalismo a través del cual se evidencia el
riesgo que enfrenta continuamente el Estado: reducir el umbral de la
libertad, «sofocando así una necesidad elemental», o extender los
efectos de la libertad, «con lo cual abre la puerta a las posibilidades,
gustosamente aprovechadas, de abusar de aquélla». Por eso,
concluye, la inestabilidad de las formas del Estado liberal se origina en
que «la libertad induce, una y otra vez, a abusar de ella», y tal abuso
conduce nuevamente a restringirla.

Tres observaciones de Elías Díaz son de trascendencia y deben ser


tomadas en consideración cuando se trata del Estado Social de
Derecho: una, que no todo lo que se denomina «imperio de la ley» es
necesariamente Estado de Derecho. Esa aseveración puede
ejemplificarse con la hipertrofia normativa («normocracia», diría Heller)
de las dictaduras; la segunda, que el Estado Social de Derecho
requiere de un «Ejecutivo fuerte», capaz de hacer prevalecer el interés
reivindicatorio de la sociedad y la aptitud intervencionista del Estado,
sobre la vocación complaciente del parlamentarismo; y la tercera, que
existe un evidente parentesco ent re el Estado Social de Derecho y el
Estado de bienestar. Este último en efecto, suele caracterizarse por la
prestación creciente de servicios públicos de interés social como
educación, vivienda, abasto, atención médica y asistencia social; un
sistema impositivo progresivo; la tutela de los derechos urbano, obrero
y agrario, y la redistribución de la riqueza.
La visión weimariana (o europea) del Estado Social de Derecho, lo
identifica estrictamente con la clase obrera y con sus formas
organizadas de lucha: el sindicato y el partido. A su vez, una visión
latinoamericana de la misma realidad, tiende a involucrar, como ya se
mencionó en el párrafo precedente, a los sectores marginados de las
ciudades y a los trabajadores agrícolas, la protección de cuyos
intereses (muy difusos en el primero de los casos) apenas se produce
con mediana efectividad por parte de organizaciones agrarias. De esta
suerte el capítulo económico del Estado Social de Derecho en Europa
y en Latinoamérica se integra por rubros diferentes: industrial y
comercial en el primer caso, adicionado del urbano y agrícola en el
segundo.

Por todo lo anterior, a los principios básicos del Estado de Derecho


que menciona Zippelius, deben agregarse dos más, que
complementan a aquéllos y que permiten encuadrar satisfactoriamente
al Estado Social de Derecho: el principio de razonabilidad (la
organización estatal debe tender a la integración y no a la
estratificación de la sociedad), y el principio de equidad (la igualdad
entre desiguales es meramente conjetural).

Al igual que el concepto de Estado de Derecho es cuestionado por


Kelsen, el de Estado Social de Derecho tampoco es admitido
pacíficamente por la doctrina. En especial Fortsthoff argumentaba en
1961 que la relación entre Estado de Derecho y Estado Social plantea
problemas de gran calado. Se trata, dice, de dos Estados diferentes e
incompatibles en el ámbito constitucional. Por un lado el Estado de
Derecho tiene por eje un sistema de libertades, y por otro el Estado
Social tiene por objeto un sistema de prestaciones. El autor considera
que la tendencia del Estado Social lleva a una expansión progresiva
del poder organizado y a una dependencia creciente de la sociedad
con relación a las prestaciones y a las acciones de distribución de la
riqueza por parte de ese poder. Fortsthoff adopta, en este punto, la
misma conclusión a la que Hayek denominó el ³camino de
servidumbre´: el Estado Social acaba transformando al Estado de
Derecho en un Estado totalitario.

Quince años después Fortsthoff matizó sus puntos de vista, y admitió


que la presencia de instituciones democráticas podía atenuar la
tensión entre los dos modelos de Estado, e incluso permitir su
complementariedad. Esta conclusión se ve confirmada parcialmente
por las tendencias del constitucionalismo contemporáneo. En las
constituciones de Colombia (a. 1º), Ecuador (a. a. 1º) y Par aguay (a.
1º), por ejemplo, aparece ya el concepto de Estado Social de Derecho;
en las de Alemania (a. 28), España (a. 9.2) y Venezuela, el principio
social aparece acompañado por el democrático. Además, como se vio
en el numeral II, el constitucionalismo social surgió con las
constituciones mexicana de 1917 y alemana de 1919, aunque no se
invocó de manera expresa el término social. La naturaleza social de
numerosas constituciones ha quedado implícita en su contenido, de la
misma forma que ha ocurrido con el concepto mismo de Estado de
Derecho.

Ahora bien, a la inversa de lo previsto por Hayek, y por el propio


Fortsthoff en 1961, no fue el Estado Social el que desmontó al de
Derecho, sino el Estado (liberal) de Derecho el que ha prevalecido
sobre el Social. A pesar de las disposiciones constitucionales, donde
las hay, la tendencia dominante es en el sentido de reducir la
presencia del Estado. El sistema prestacional y las políticas de
redistribución de la riqueza que caracterizan al Estado de bienestar,
van en retroceso. Allí donde se conservan en el texto constitucional,
progresivamente se van transformando en cláusulas semánticas.

IV. Estado social y democrático de Derecho

La primera vez que se utilizó la expresión ³ Estado democrático y


social´ fue durante la revolución de París de 1848. Las demandas del
reconocimiento del derecho al trabajo planteadas por los socialistas,
encabezados por Louis Blanc y secundadas por el constitucionalista
Cormenin, encontraron una fue rte resistencia en los argumentos de
Tocqueville y de Thiers. En el proceso de acuerdos previos a la
elaboración de un nuevo texto constitucional, los socialistas y los
conservadores acordaron impulsar un modelo de ³Estado democrático
y social´, como resultado del cual fue aprobada la Constitución
presidencialista de ese año. Esta norma incorporó algunas
reivindicaciones sociales, pero no

º). Abendroth advierte que, en


cuanto a Alemania, la fórmula ³Estado social de Derecho´ ha perdido
conexión con la de ³Estado social y democrático de Derecho´. Para
corroborarlo, menciona las decisiones del Tribunal Constitucional
Federal y del Tribunal Federal del Trabajo, que sólo aluden al
componente social del texto constitucional.
En el Estado social y democrático de Derecho se incluyen la tutela del
individuo y de sus derechos de participación política y las relaciones de
clase, instituyendo mecanismos de distribución de riqueza a través del
salario, del ejercicio de derechos colectivos y de un conjunto de
prestaciones que atienden al bienestar.

Lo característico de esta forma de Estado es la vinculación entre los


contenidos sociales y los concernientes al pluralismo. La participación
ciudadana es indispensable, tanto para ampliar los derechos que
corresponden al cuerpo social, cuanto para ejercer un efectivo control
vertical sobre los órganos del poder. Un Estado que prescinde del
pluralismo tiende aceleradamente al paternalismo, y de ahí a la
adopción de formas dogmáticas de ejercicio de la autoridad.

Bibliografía:

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como proyecto político´, en Abendroth, W: et al. .: El Estado social,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1986.

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(1961), y ³Concepto y esencia del Estado Social de Derecho´ (1975),
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Zippelius, Reinhold: Teoría General del Estado , UNAM, México, 1987.

Derecho constitucional
1808: PRELUDIO DEL CONSTITUCIONALISMO MEXICANO

Jaime Rivera Velázquez


(licenciado en ciencias políticas y administración
pública, UNAM; profesor investigador de la
escuela de Filosofía de la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo)

Introducción

En su acepción más general, los términos "Constitución" y su derivado


constitucionalismo", se refieren a la acción creadora, o restauradora en su
caso, de la estructura legal de una comunidad política, el orden emanado del
poder soberano y los órganos que los ejercen.(1) En el concepto "Constitución"
están implicadas las nociones de funda mento, orden y proyecto: origen y
sustento, modo de ser de una comunidad política conforme a normas
establecidas y, de alguna manera, disposición a un futuro determinado según
valores sociales básicos. Todas las sociedades, pero de un modo más explícito
y desarrollado aquellas conformadas como Estado nacional, han tenido en su
historia momentos de fundación política, de autoconstitución formal sobre la
base de un complejo de condiciones socioeconómicas dadas, determinada
relación de fuerzas entre los sujeto s políticos, y las representaciones
ideológicas y propuestas valorativas que hayan logrado pesar en las decisiones
constituyentes. La culminación del proceso fundacional o Constitución política,
la sanción de un conjunto de ordenamientos jurídicos jerarqui zados, o bien,
como en el caso de Inglaterra, el reconocimiento de leyes y garantías
sustentadas en las costumbres respetadas por el pueblo. En cualesquiera de
los casos, se trata de una acción conciente de ordenación del ser y el poder ser
de la sociedad. En la Constitución, cualquiera que sea su forma jurídica, se
condensa lo que la sociedad es, el pasado que la hizo posible y el futuro al que
aspiran las fuerzas constituyentes.

Mientras que el concepto de Constitución se refiere en general a la


conformación jurídica básica de un Estado, en sentido político
"constitucionalismo" denota, por oposición al absolutismo y al despotismo, una
forma de gobierno cuyo ejercicio del poder se halla limitado por principios o
normas superiores a los propios agentes gobe rnantes. Históricamente, la
limitación constitucional del gobierno se ha dado por medio de tres vertientes
distintas: la supremacía de la ley sobre el gobierno, la separación de poderes o
gobierno mixto, y el reconocimiento de derechos naturales e inviolab les del
individuo.(2) Los orígenes del principio de supremacía de la ley se remotan a
los antiguos griegos, para los que la ley es expresión de la razón; el mismo
principio fue desarrollado por los romanos bajo la forma de un sistema de
derecho formal y consistente; tuvo cierta continuidad en el medievo, durante la
cual la ley se identifica con el deber moral del gobernante de actuar conforme a
la razón divina; y durante el periodo de la Ilustración y el tiempo subsiguiente,
dicho principio adquirió todo su vigor en la lucha contra las monarquías
absolutas y la promulgación de los regímenes constitucionales modernos. La
separación de poderes fue, originariamente, la forma concreta que adquirió el
compromiso de cogobierno en los estados europeos, entre el rey , la nobleza y
la burguesía emergente. Por su parte, el principio de las garantías individuales
se funda en la doctrina del Derecho Natural, que encuentra sus ancestros en la
antigüedad, pervive en la Edad Media y tiene su auge en la época del
Iluminismo.(3) Aun cuando hayan tenido orígenes diversos, esos principios de
gobierno limitado han venido a complementarse, siendo ya elementos
esenciales del Estado democrático moderno.

En la historia de México, el nombre de "constitucionalismo" se ha dado


generalmente a la fracción político -militar que comandó Venustiano Carranza
durante la Revolución de 1910 -1917. No fue casual que Carranza adoptara
esta denominación para su movimiento, porque en una primera etapa se
proponía restablecer el orden constitucional rot o por la dictadura, y luego, en el
curso de la misma lucha, asumió el objetivo de crear un orden jurídico -político
cualitativamente nuevo. En la Constitución de 1917 quedaron plasmadas las
bases formales del nuevo Estado y del rumbo que habría de tomar la sociedad
mexicana posrevolucionaria. El Congreso de Querétaro fue un acto
constituyente en toda la extensión de la palabra, y en ese sentido, el
movimiento constitucionalista cumplió su objetivo fundamental.

El constitucionalismo de Carranza, Obregón y ot ros caudillos revolucionarios


fue decisivo para la creación del Estado mexicano del siglo XX, pero el mismo
es heredero de una tradición constitucionalista mexicana que se remonta al
nacimiento de la nación como tal. Las Constituciones de 1857 y 1824 son,
desde luego, los antecedentes más acabados de la de 1917, pero aquéllas son,
a su vez, producto de un movimiento intelectual que se fue gestando durante
los últimos años de la Colonia, y que se ligaría estrechamente con los
acontecimientos políticos y militares que culminaron con la proclamación de la
Independencia de México.

Ese primer constitucionalismo mexicano no nació de una doctrina previamente


definida, sino que se fue forjando en la acción, en función de las exigencias de
la lucha política. Puede u bicarse al año de 1808 como el origen de un
movimiento político -ideológico que, en una evolución contradictoria e
imprevisible, desembocaría en la independencia de la Nueva España y la
proclamación de un régimen constitucional mexicano. La invasión napoleó nica
de España, la abdicación del rey Carlos IV, el cautiverio de Fernando VII, la
apropiación del trono por José Bonaparte y, en la Nueva España, el golpe de
estado contra el virrey Iturrigaray, pusieron en crisis la legitimidad tradicional en
la que descansaban la monarquía española y la lealtad que le debían los
habitantes de sus dominios en América.
Al quedar en entredicho la legitimidad del ocupante del trono español, tanto los
peninsulares como los americanos buscaron un fundamento de la soberanía
que fuera superior a la misma persona del monarca. Al mismo tiempo, al ser
quebrantadas la soberanía de la corona de Castilla y la legalidad en la propia
Nueva España, los súbditos americanos sintieron romperse también los lazos
de dependencia legítima que l os unía a la península, y empezaron a acariciar la
idea de constituirse políticamente en nación aparte.

La crisis de legitimidad impulsó a los americanos a reencontrar y redefinir, en


un movimiento teórico-práctico, la fuente originaria de la soberanía de l Estado.
De un modo apenas perceptible al principio, pero que al cabo se revelaría
como una fuerza inexorable, en 1808 se había implantado en México el
embrión del constitucionalismo. La historia de la lucha por la Independencia, es
también la historia de l nacimiento del constitucionalismo mexicano.

I. El protoconstitucionalismo español

Al momento de ocurrir la invasión napoleónica, España contaba con antiguas


leyes prácticas e instituciones que implicaban una limitación del poder político
central, aun cuando, después de casi tres siglos de régimen absolutista,
aquéllas se encontraban relegadas a instancias secundarias o eran ya
inoperantes.(4) Tal tradición política hispana era diferente tanto del
constitucionalismo inglés como de las ideas que florecier on en la Francia
ilustrada. Sus raíces se hallaban en las instituciones medievales que, bajo la
égida religiosa y sustentadas en la dispersión feudal, teórica y prácticamente
establecían límites al poder efectivo de los reyes, además de auspiciar la
participación de estamentos y colectividades en los asuntos de gobierno.

Paradójicamente, la doctrina del derecho divino de los reyes inspiraba una


concepción limitada del poder político. Dios había designado a las casas
dinásticas para reinar sobre los hombres, pero para realizar la voluntad divina y
no para provecho propio. El monarca soberano era tan sólo un siervo de Dios,
obligado por tanto a regir conforme a las leyes de justicia divina. El rey era ante
todo un juez, a la vez intérprete e instrumento del o rden natural creado por
Dios. Su poder estaba limitado por la moral; sus fines eran la justicia. "Serás
rey si te comportas con justicia, de otro modo no lo serás".(5) No obstante que
tales límites al poder correspondían a la esfera moral y teológica antes que a la
de la política, y por ende, alcanzaban escasa vigencia práctica, cumplían una
función legitimadora del poder regio, a la vez que aportaban a los súbditos una
referencia del ideal de gobierno justo. Llegado el caso, un pueblo podría
desconocer a su rey si éste se apartara gravemente de sus deberes morales y
religiosos. El ideal contenía, a fin de cuentas, una realidad potencial.

Otra fuente doctrinal del protoconstitucionalismo hispano era el


"contractualismo", concepción desarrollada por Francisc o Suárez en el siglo
XVI. Si todo poder político tenía su origen en una convención, aun la
monarquía absoluta tendría como límite los principios del contrato y, en última
instancia, el consentimiento de los súbditos.(6) En caso de rompimiento de los
términos del contrato, una de las partes contrayentes -en este caso, el pueblo-,
tendría derecho a optar soberanamente por un nuevo orden contractual. No es
difícil entender que esa doctrina poseía un enorme potencial antiabsolutista.
Tras recibir la influencia del contractualismo inglés y francés, la doctrina
española del contrato abriría el camino, a partir de 1808, a un
constitucionalismo inclusive de corte liberal.

España tenía, además, una tradición de limitación del poder real por medio de
los sucesivos ordenamientos jurídicos generales, cuya aplicación se disponía
según una jerarquía cronológica o de jurisdicción. Fue Alfonso X, el Sabio, en
el siglo XIII, quien dictó una orden de prelación de leyes que estaría vigente
hasta la época borbónica. Aun cuando fuera el propio rey quien dictara las
leyes, éstas adquirirían vigencia limitativa sobre sus sucesores. En momentos
de grave vacío jurídico, como ocurrió con la abdicación de Carlos IV, la
apelación a leyes antiguas del reino daría al pueblo inspiración pa ra reclamar
su soberanía.

Por último, existían en España algunas instituciones de fuerte raigambre que,


de hecho y de derecho, significaban una limitación del poder real: las Cortes y
los Ayuntamientos, los cuales encarnaban un principio de separación de
poderes (horizontal las primeras y vertical las segundas).(7) Las Cortes
tradicionales tenían funciones consultivas y en cierto grado legislativas,
además de constituir un cuerpo de representación estamental; en esa medida,
eran codepositarias de la sobera nía del Estado. Con el advenimiento del
absolutismo a mediados del siglo XVI, las Cortes virtualmente desaparecieron
del escenario político español, pero, en la tradición jurídica y la memoria
histórica de España permanecieron como guardianes de reserva de la
soberanía. Por su parte, los fueros y privilegios concedidos a los municipios,
así como las funciones mismas de los Ayuntamientos, contenían espacios de
autonomía política respecto del poder central; además los regidores eran
reconocidos como representantes de las ciudades y depositarios de un poder
político que no emanaba directamente del rey.

Al llegar el caso de que el monarca muriese o perdiera el trono sin dejar


sucesor, o que estuviera en duda la legitimidad de este último, las Cortes y los
Ayuntamientos se erigirían como expresiones de la soberanía del pueblo, para
defender los principios constitutivos del Estado, elegir o reconocer al monarca
legítimo, o inclusive instaurar un nuevo pacto social.(8)

La caída de la monarquía borbónica en 1808 pu so a prueba la vigencia


perenne de las leyes del reino y la legitimidad de antiguas instituciones
políticas. La pronta respuesta de los súbditos, tanto en la Península como en
América, mirando al pasado en busca de la soberanía secuestrada, revelaron
el vigor de las tradiciones españolas. Sin embargo, éstas serían revividas sólo
para refuncionarlas y engarzarlas con las nuevas corrientes del
constitucionalismo europeo. La realidad y el mito del pasado, fueron pretexto
para tratar de inventar el futuro.

II. La crisis de legitimidad en la metrópoli


En la primavera de 1808, con la invasión napoleónica, la abdicación forzosa de
Carlos IV y su hijo Fernando VII, y la consiguiente usurpación del trono por
José Bonaparte, el sistema de dominación español establec ido tres siglos
antes se sumió en profunda crisis.(9) No obstante la heterogeneidad nacional
de los dominios de Castilla tanto en España como en ultramar, pese a la
cruenta guerra de sucesión entre las casas de Habsburgo y de Borbón que
había desgarrado a España un siglo antes, a despecho también de la
decadencia económica y militar que aquejaba a la metrópoli desde el siglo XVII,
el Imperio había conservado su unidad y la lealtad de sus súbditos sobre la
base de la legitimidad tradicional de la corona de C astilla. Las tradiciones
políticas medievales, las glorias de la reconquista de España para la
cristiandad y la grandeza imperial derivada de la conquista de América,
dotaban a la monarquía hispana de una autoridad moral y política imponente.
La soberanía de los reyes, por ser un mandato divino, no solamente unía a los
españoles de todos los reinos bajo una sola autoridad política; también les
confería, bajo los principios del catolicismo y de un mítico origen común, ser
español. La soberanía de la corona e ra la vez producto, tutela y fundamento de
la hispanidad.

Todo ello se cimbró desde sus cimientos, a raíz de la ocupación de España y el


trono de Castilla por las fuerzas napoleónicas. Si la doctrina del derecho divino
había sido suficiente para justifica r el absolutismo de los Borbones, como antes
el de los Habsburgo, no podía serlo respecto de Napoleón y su hermano,
quienes no provenían de ninguna casa dinástica y sí en cambio de una
revolución regicida y atea. Pero el problema no se agotaba en la usurpa ción del
trono por los Bonaparte: el propio monarca Carlos IV había abdicado, primero
en favor de su hijo Fernando, y luego en favor de José Bonaparte; a su vez
Fernando, forzado por el cautiverio al que lo sometieron los franceses, también
había cedido el cetro, y al parecer ya no oponía resistencia al usurpador.(10)
Así, al agravio de la usurpación se sumaba la incapacidad que habían
mostrado los monarcas legítimos para defender su soberanía.

Esos hechos plantearon a sus súbditos de Castilla un problema jurídico-político


de importancia capital: ¿Era válido que un monarca legítimo cediera sus
derechos reales a un usurpador? ¿El poder absoluto del rey llegaba hasta su
propia negación? ¿No había ningún principio o ley superior al propio monarca,
que le impidiese ceder la soberanía? ¿La soberanía le pertenecía de suyo al
rey o éste sólo la tenía en depósito? Y si era así, ¿en quién residía
originariamente esa soberanía? Es fácil entender que la respuesta a esas
cuestiones no tenía, en esas circunstancias, un carácter meramente teórico,
sino que conllevaba enormes consecuencias prácticas. El solo hecho de que
los españoles las plantearan, los erigía en sujetos deliberantes, que exigían
una justificación racional del poder recién derivado, lo mismo que de los
agentes que pretendían suplirlo. Y la deliberación teórica acerca de la
soberanía devino inmediatamente en una toma de posición práctica. La
suspensión de la soberanía del monarca condujo al reconocimiento teórico y al
reclamo práctico de la soberanía para el pueblo.

En 1808 pareció derrumbarse todo el orden político tradicional. Por toda la


península y los dominios ultramarinos cundió la confusión, para salir de la cual
era menester un formidable esfuerzo de reformulación teórica y práctica de la
institucionalidad quebrantada. La legitimidad del poder y de las instituciones
depositarias de la soberanía se tornó un problema de reconocimiento, de juicio
racional, y no de continuidad de un orden natural. Había que redefinir las
lealtades a la monarquía, en funci ón de principios superiores a la persona del
rey. En el plano teórico se buscó la respuesta en la historia y la tradición
jurídica de España. La Carta Magna promulgada por Alfonso X, así como la
doctrina contractualista, sirvieron como inspiración para ree ncontrar la
soberanía perdida: todo imperio tuvo su origen en una convención o un pacto
entre los hombres; la soberanía del rey es sólo mediata, ya que la obtiene por
delegación de la voz común, es decir del pueblo; si el rey faltare y no hubiere
sucesor, deberán juntarse los notables del reino y los representantes de las
ciudades, para resguardar la soberanía.(11)

La caída de los reyes Borbones planteó el desafío, y la mirada al pasado


encontró la respuesta: todo estaba dispuesto para pasar a la acción. L a primera
respuesta práctica la dio espontáneamente el pueblo de Madrid con la
insurrección de mayo. Enseguida, las élites dirigentes formaron las juntas
regionales gubernativas, reclamándose cada una la depositaria provisional de
la soberanía; finalmente, obtuvo reconocimiento general en la península la
Junta Central de Sevilla.(12) Aunque, formalmente, las juntas gubernativas no
tenían más pretensión que resguardar la soberanía en tanto el monarca se
hallase fuera del trono, en los hechos se convirtieron en órganos activos del
gobierno, que comandaron la resistencia contra los franceses y tomaron
decisiones que habrían de redefinir el concepto mismo de soberanía. La más
importante de tales decisiones fue justamente la convocatoria a las Cortes,
recuperando así una tradición política hispana que había sido interrumpida por
el absolutismo de Carlos V.(13)

Al igual que la formación de las juntas, la convocatoria a las Cortes tenía el


propósito manifiesto de salvar la soberanía del monarca legítimo, a través d e
un mecanismo de representación unitaria de "la totalidad de los españoles de
ambos hemisferios".(14)

Sin embargo, desde el momento mismo de ser convocadas, las Cortes


empezaron a adquirir un nuevo significado: el de recuperación de la soberanía,
ya no para el monarca secuestrado, sino para "la nación". Una antigua
institución, que había sido dócil soporte del rey soberano, se trocaba en una
nueva entidad que se proclamaría a sí misma depositaria legítima y
permanente de la soberanía popular.

La pronta redefinición de la soberanía por parte de las Cortes estuvo


condicionada por las exigencias políticas del momento. Era imperativo que las
Cortes asumieran inequívocamente el ejercicio de la soberanía, para poder así
invalidar la trasferencia del poder legít imo de los reyes Borbones al ocupante
francés.(15) Pero lo que era un recurso táctico en la asamblea se convirtió en
un proyecto de reorganización del Estado sobre bases enteramente nuevas. En
nombre de la defensa de las instituciones políticas tradicional es, amenazadas
por los invasores franceses, se abrió camino en España a un
constitucionalismo de tipo liberal que, irónicamente, se inspiraba en la
experiencia revolucionaria francesa.(16)

III. México: la tentativa autonomista

La crisis de legitimidad ab ierta en España con la caída de los Borbones


adquirió en las posesiones americanas un carácter aún más profundo. Si
durante siglos los súbditos americanos habían identificado su fidelidad a la
corona de Castilla con la lealtad a España, al perder el trono hispano el
monarca legítimo y ocuparlo un usurpador, tal identificación desapareció.

A los americanos no les bastaba con que en España se organizaran juntas


provisionales para resguardar la soberanía en ausencia del rey, porque lo que
ya estaba en entredicho era precisamente la supremacía de la Península sobre
América.(17) Al quedar vacío el trono legítimo de Castilla, a la élite criolla le
pareció que los reinos de América se hallaban en igualdad de condiciones que
los reinos peninsulares: sin monarca sob erano y con el derecho de ejercer por
sí la soberanía originaria. Y así como los españoles de la Península buscaron
en su historia y sus instituciones tradicionales la fuente originaria de la
soberanía, los criollos de la Nueva España apelaron al pacto soc ial entre la
corona de Castilla y los conquistadores, para reclamar su derecho a ejercer
supletoriamente, por ausencia del rey, la soberanía emanada de ese pacto.(18)

Al equiparar los dominios de Castilla en América con los dominios de Valencia,


Sevilla o Cataluña, los criollos no estaban reclamando la independencia para la
Nueva España. Simplemente querían gozar de la autonomía que, al faltar el
soberano, les permitía a los habitantes de aquellos reinos constituir cuerpos
políticos para salvaguardar y eje rcer la soberanía en su propia comunidad.(19)

En la Nueva España eran los Ayuntamientos las instituciones políticas en las


que existía mayor autonomía frente a la administración colonial; eran también
los órganos de gobierno en que los criollos estaban me jor representados.(20)
De ahí que fuera precisamente el Ayuntamiento de la ciudad de México en el
que se plantearían con más claridad las propuestas de autonomía para el reino
de la Nueva España, como medio para resolver el vacío de autoridad legítima
que la caída del rey había ocasionado.

Los representantes más lúcidos del cabildo (Primo de Verdad, Azcárate y


Talamantes), utilizando razonamientos semejantes a los que justificaban la
formación de las juntas provisionales en España, explicaron que la sobera nía le
venía de Dios al rey por intermedio del pueblo; al faltar el rey, la soberanía
retornaba al pueblo, y éste la ejercía por medio de los tribunales superiores y
cuerpos representativos de las clases, estamentos y ciudades; una vez que
hubiere de nuevo un monarca legítimo, éste recobraría la autoridad soberana.
En concreto, los ediles propusieron convocar a los representantes de las
ciudades, para constituir un gobierno provisional mexicano que gobernase en
nombre de Fernando VII.(21)

Aunque las propuestas del cabildo de México se inscribían en las tradiciones


jurídico-políticas hispanas, y no implicaban traición al rey ni pretensiones de
separar a la Nueva España del imperio, de llevarse a cabo abrirían para los
criollos una veta de participación y man ejo autónomo de los asuntos de
gobierno, que bien podía evolucionar hasta la asunción plena de soberanía y
finalmente a la independencia del reino. Era ya tan manifiesta la oposición
objetiva de intereses entre la metrópoli y la colonia, y se habían acumul ado
tantos agravios contra las élites americanas, que sería muy fácil que el sabor
de la autonomía invitase a probar el de la independencia.(22)

Los peligros contenidos en la propuesta autonomista de la élite política criolla


fueron percibidos oportunamen te por la alta burocracia colonial, el alto clero y
la cúpula de los comerciantes peninsulares. En cuanto los regidores de la
ciudad de México empezaron a examinar la posibilidad de convocar a una junta
de ciudades novohispanas, enfrentaron los vetos reite rados por parte de la
audiencia y una tenaz oposición del arzobispado y el consulado de México,
organismos todos dominados por españoles peninsulares.(23) Tal vez nunca
antes había sido tan nítida la divergencia de objetivos entre los propietarios e
intelectuales criollos, de un lado, y los grupos de peninsulares que dominaban
el gobierno, la iglesia y el comercio exterior, del otro.

Curiosamente, el virrey Iturrigaray mostró mejor disposición a escuchar los


planteamientos de los integrantes del cabildo me xicano y, aun con la oposición
de los oidores, accedió a convocar a reuniones de representantes de los
cuerpos de gobierno, de la iglesia, de las corporaciones de la élite económica y
miembros de la nobleza, con el objeto de examinar todos juntos la difíci l
situación política de España, sus implicaciones para los dominios de América y
las medidas que habrían de adoptar las autoridades novohispanas.(24)

Entre agosto y principios de septiembre de 1808 celebráronse cuatro


reuniones, en las que se definieron c laramente las posturas del "partido criollo"
y el "partido peninsular". La cuestión central del debate era sobre la posición
que debería tomar la Nueva España ante la abdicación de los reyes, y en
particular sobre si habría de reconocerse o no la autoridad de la Junta Central
de Sevilla.(25) El partido peninsular se dividía entre los que proponían
reconocer a la junta y quienes sugerían esperar prudentemente a que las cosas
se definieran mejor en la Península.(26) El partido criollo, por su parte,
proponía abiertamente la formación de un gobierno provisional en México,
análogo a la Junta de Sevilla pero con autonomía frente a ella. Al final no pudo
llegarse a un acuerdo concreto, pero las posiciones de cada parte quedaron
bien decantadas. Los criollos afinar on y fortalecieron sus empeños
autonomistas, mientras que entre los peninsulares conservadores aumentaba
el rechazo y el temor a tales pretensiones.

La beligerancia de los regidores de la ciudad de México y la condescendencia


del virrey para con ellos, de cidieron a los conservadores a cortar de tajo la
amenaza autonomista.

En la noche del 15 al 16 de septiembre de 1808, un grupo de milicianos,


empleados y comerciantes del consulado encabezados por Gabriel de Yermo,
irrumpieron en el palacio del virrey, lo arrestaron y depusieron del cargo;
igualmente, los elementos más destacados del ayuntamiento fueron detenidos,
destituidos y enviados a prisión. Horas después, la audiencia y el arzobispado
aprobaron la destitución de Iturrigaray y designaron a un nuevo v irrey más dócil
a los dictados del grupo hegemónico peninsular.(27)

IV. Génesis del constitucionalismo mexicano

El golpe de estado de septiembre de 1808 interrumpió la gestación de una


reforma autonomista mexicana, que podría haberse dado dentro de la
institucionalidad existente y sin romper del todo los lazos de unión con España.
En lugar de ello continuó un rígido sistema colonial, que desde años atrás era
motivo de resentimiento y exasperación entre diversos sectores criollos; al
frente del régimen que daron los grupos peninsulares más conservadores y
renuentes a tomar en cuenta las aspiraciones criollas; la crisis de legitimidad en
el Estado español siguió sin resolverse y a los ojos de los criollos inclusive se
profundizó; y a todo ello se añadía la vi olación de la legalidad del reino,
cometida por los propios representantes de la Península en la Nueva España.

La crisis política de España repercutió con fuerza en la colonia, y se proyectó


contra los gobernantes locales; su autoridad política y moral su frió un
debilitamiento muy difícil de resarcir.(28)

El golpe de Yermo no sólo fue un atentado a la legalidad y un agravio más


contra la élite criolla; fue sentido también como un grosero desafío a las
pretensiones autonomistas y a la capacidad de respuest a de los
americanos.(29) El desafío fue aceptado, antes que por la élite, por la clase
media intelectual criolla, formada por abogados, clérigos y funcionarios medios.
Esta clase, al ocupar en el orden colonial una posición poco favorecida, no
estaba comprometida con la conservación del mismo; a la vez, su acceso al
saber científico y filosófico de la época le dotaba de una visión política de
mayor alcance que la de otras capas de la sociedad; además, su ubicación
intermedia en la escala social novohispana le alentaba a hablar en nombre de
todas las clases y aspirar a representar a la nación como un todo.(30)

A partir de 1808 y durante toda la lucha anticolonial se produjo un verdadero


auge de creación teórico-política en la Nueva España. Fue formulándose u n
nuevo discurso político, orientado a redefinir los principios de la soberanía,
prefigurar un nuevo orden legal y reconocer la especificidad de la nación
mexicana; elementos indispensables para darles razón de ser a los proyectos
de independencia que emer gerían en los años subsiguientes.(31)

La consternación por el colapso de la monarquía española y la irritación por el


atentado a la legalidad virreinal, impulsaban, primero, a buscar restablecer el
orden quebrantado y, enseguida, incitaban a crear desde s us cimientos un
nuevo orden legal. El reconocimiento del pueblo como fuente originaria de la
soberanía depositada en el rey, de una manera u otra, apuntaba a definir a la
nación como entidad política viva y a reclamar para ella el ejercicio efectivo y
pleno del poder soberano. La búsqueda de una identidad específica de la
sociedad americana, diferente de la española peninsular, conducía a reconocer
en México a una nación constituida históricamente y con derecho a la
independencia como tal.
Aunque tales planteamientos teóricos no siempre tenían entre sí articulación ni
coherencia, los hechos políticos fueron integrándolos en un discurso que daría
expresión ideológica al movimiento por la independencia y a la instauración del
régimen poscolonial. Los contenid os básicos de ese proyecto ideológico-
político se prefiguraron durante 1808, estando implícitos en la crisis política de
la monarquía y el régimen colonial, así como en las respuestas que se dieron a
la misma precisamente en ese año.

La crisis de 1808 puso en entredicho las nociones hasta entonces vigentes


sobre la fuente de la soberanía, el orden legal emanado de ella y la legitimidad
de los órganos depositarios del poder soberano: tales elementos son
precisamente los que conforman la estructura básica de un Estado, es decir, un
orden constitucional. Las respuestas que se dieron ante la crisis tuvieron
enormes implicaciones de tipo constitucional, aunque su significado sólo se
revelaría más tarde.

Los retos políticos que la crisis de 1808 planteó a la soc iedad novohispana, por
la propia naturaleza de ellos, sólo podían ser bien librados con un proyecto
constitucionalista. La soberanía radicada en el pueblo -en el pueblo de aquí y
no en el de ultramar- se reveló como fundamento indispensable del Estado y de
una nación que empezaba a nacer; el gobierno, limitado por la ley y por el
principio de separación de poderes, serían prevenciones necesarias contra el
despotismo; para garantizar el imperio de la ley, tan quebrantada en la
Península como en la Nueva España; ya no bastarían las instituciones jurídicas
tradicionales, sino que sería necesario fundar un nuevo orden legal que
estuviese en correspondencia con los principios de soberanía popular y
gobierno limitado.

Los elementos constitucionalistas insinuados en 1808 serían retomados, en


algún sentido, por las distintas fuerzas políticas que fueron protagonistas en el
proceso de emancipación nacional. Ya sea en la propuesta monárquico -criolla,
todavía nostálgica, con Fernando VII en el violento y vengativo recl amo de
liberación de las masas encabezadas por Hidalgo; en el radicalismo
republicano de Morelos, o bien, en el acuerdo nacional fraguado más tarde por
Iturbide para preservar el viejo orden social en el Estado independiente; en
cada uno de esos movimientos el constitucionalismo estará presente, sea como
instinto, utopía, programa o necesidad táctica. Sin que nadie lo planease o lo
previera, en 1808 habían quedado asentados los gérmenes del
constitucionalismo mexicano. A partir de entonces su destino estarí a ligado
indisolublemente al destino nacional.

Notas

1. Nicola Matteucci, "Constitucionalismo", en N. Bobbio y N. Matteucci.


«Diccionario de política», México: Siglo XXI, 1981, vol. I, p. 388 -404.

2. Ibídem.

3. Guido Fasso, "Jusnaturalismo", en N. Bobb io y N. Matteucci, op. cit., vol. I, p.


865-972.
4. Cfr. J. M. Ots Capdequí, «El Estado español en las Indias». México: FCE,
1986; Carl Grimberg, «Historia universal: la hegemonía española». México:
Daimon, 1987, p. 11-18.

5. Nicola Matteucci, "Constitucionalismo", op. cit.

6. Nicola Matteucci, "Contractualismo", en N. Bobbio y N. Matteucci, op. cit.,


vol. I, p. 407-422.

7. Moisés Ochoa Campos, «El municipio: su evolución institucional». México:


Banobras, 1981, p. 112.

8. Luis Villoro, «El proceso ideo lógico de la revolución de independencia».


México: UNAM, 1984, 4ª ed., p. 48.

9. Cfr. Timothy E. Anna, «España y la independencia de América». México:


FCE, 1986, p. 58.

10. Cfr. Brian R. Hamnett, «La política española en una época revolucionaria».
México: FCE, p. 63-68; Timothy E. Anna, «La caída del gobierno español en la
ciudad de México». México: FCE, 1981, p. 56 -57.

11. Villoro, op. cit., p. 41 -60.

12. Hamnett, op. cit., p. 63 -102.

13. Villoro, op. cit., p. 50 -51.

14. Hamnett, op. cit., p. 120.

15. Hamnett, op. cit., p. 111-112.

16. Ibíd., p. 112-118.

17. Villoro, op. cit., p. 50 -53.

18. Ibíd.

19. Anna, op. cit., p. 61.

20. Anna, op. cit., p. 60 -62.

21. Anna, op. cit., p. 58.

22. Doris M. Ladd, «La nobleza mexicana en la época de la Indepen dencia:


1780-1826». México: FCE, 1984, p. 127 -153.

23. Anna, op. cit., p. 61 -69.


24. Ibíd., p. 68-69.

25. Ibíd., p. 66.

26. Ladd, op. cit., p. 156 -160.

27. Anna, op. cit., p. 70 -74.

28. Ibíd., p. 75-80.

29. Villoro, op. cit., p. 63 -69.

30. Villoro, op. cit., p. 32-35 y 52.

31. Villoro, op. cit, cap. II, IV y V; David Brading, «Los orígenes del
nacionalismo mexicano». México: E

http://www.uaz.edu.mx/vinculo/webrvj/rev4-4.htm

CRITICA AL CONSTITUCIONALISMO MEXICANO

A TRAVES DE LA CONSTITUCION DE 1857

Arturo Lomas Maldonado

Universidad Nacional Autónoma de México

Universidad Autónoma Metropolitana

La Constitución de 1857 es indudablemente una de las mas


avanzadas que ha tenido nuestro país en toda su historia, sin embargo
hasta hoy es la que mayor número de críticas escritas ha recibido "Ha
tenido pocos apologistas a cambio numerosos críticos" dice Cosio
Villegas 1 entre ellos - dice él - "hay que anotar en primer término a la
iglesia y los conservadores" pero resulta paradójico que "sus mejores
críticos salieron del campo liberal 2

En esta época en que numerosos hombres de la vida pública del


país buscan atraer a la población al sistema que se ha dado en llamar
"de partidos", se impone el estudio de estos temas y buscar la
respuesta a las preguntas tales como: ¿cuales son los mecanismos
que rigen la vida política del país? ¿en qué consiste la lucha electoral?

]
Cosio Villegas, Daniel La Constitución de 1857 y sus críticos p 14
2
Ibídem p 15
¿qué son las cámaras de diputados y senadores? ¿que función
desempeñan cada una? ¿qué es el sistema unicameral y cuales son
sus ventajas? y las que tal vez sean las más esenciales de todas:
¿que es la división de poderes? y ¿existe en México tal división de
poderes? Todas las respuestas las encontrare mos, desde nuestro
punto de vista, apelando a la historia.

Montesquieu en su célebre "Espíritu de las Leyes" logra concretizar


el ideal de la ilustración francesa en su combate frontal al absolutismo,
pues el deseo de asegurar la libertad lo lleva a limit ar el poder público
mediante un sistema de equilibrio, de frenos y contrapesos que
desemboca en la división de órganos y poderes y en la corolaria
separación de funciones "todo estará perdido si el mismo hombre o el
mismo cuerpo de los principales o de los nobles o del pueblo, ejerce
los tres poderes, hacer las leyes, ejecutar las resoluciones públicas y
juzgar los crímenes o defender a particulares...todo hombre que tiene
el poder - dice Montesquieu - esta tentado a abusar de él, para que no
se abuse se hace necesario que el poder frene al poder" 3.

"Montesquieu (1689-1755) criticó el absolutismo, analizó las distintas


formas del gobierno y formuló la teoría de la división de poderes" 4

En nuestro país durante los debates celebrados por el constituyente


de 1856, el presidente del mismo, Don Ponciano Arriaga, no sólo logra
hacerse eco del enciclopedismo francés, sino que aporta elementos
esenciales en la discusión de lo que ha de ser la soberanía y la
representación:

"Dadie ignora que mientras los gobiernos monárquicos aristócratas


se proponen reunir y concentrar en manos de una o pocas personas o
corporaciones el poder y todas las fuerzas de la sociedad, los
gobiernos democráticos se conducen por camino contrario
esparciendo y promediando la autoridad, dand o principio participio en
los asuntos públicos a todos los ciudadanos, realizando la soberanía
de cada uno en la soberanía de todos" 5.

Justo Sierra, en cambio, al criticar precisamente los principios


consagrados en la Carta Magna de 1857 y en un exceso re tórico dice
que ella "fue obra de un grupo de lectores de libros europeos", y
aunque reconoce que los constituyentes nos dieron "símbolos de fe
humanitaria", para él éstos fueron "profundamente sonoros y huecos" y
concluye diciendo que "[fueron] vanas pala bras hinchadas por el humo
de la declamación y del sofisma desvergonzado [...] en esas horas de
fiebre el Congreso conspiraba contra el ejecutivo usando la

3
Sayeg Helú, Jorge El Constitucionalismo Social Mexicano Tomo I p 103
x
Et Al Derechos del pueblo mexicano p 221

t al Enciclopedia de México p 269
Constitución como arma de intriga (Sic)... produjo consecuencias
fatales como crear un ejecutivo déb il"6 (sic)

Es de hacer notar que si pocos eran quienes creían que debían


hacércele serias reformas a la Carta Magna del '57, nadie suponía que
las ideas superiores que la inspiraron hubieran sido impropias alguna
vez, o que lo fueran ahora y menos que exi stieran otras ideas más
cuerdas, nuevas o firmes.

Nada de extraño tiene, pues, que la actitud y la prédica de Sierra


sea considerada como "execrable herejía", por Cosio Villegas, porque
Sierra tuvo que "dedicar más tiempo, inteligencia y energía a socavar
las ideas que inspiraron la Constitución, que a la Constitución como un
código completo" 7

Nuestro país tiene una larga experiencia constitucional que algunos


señalan como de cuatro constituyentes (Chilpancingo 1814; 1824;
1857 y 1917) cinco constituciones (Apatzingan; 1824; 1842; 1857 y
1917) y varios decretos que derivaron en seudoconstituciones (la de
1833; las Bases Constitucionales de 1835; las Siete Leyes de 1836; la
llamada "Constitución de la minoría" de 1842; las Bases Orgánicas de
1843; el Acta de Reformas de 1847 y las reformas juaristas que se
concretaron en 1876) y en todas ellas han estado presentes, ya sea
para negarlos o para afirmarlos, los principios de la democracia, de la
igualdad y de la libertad. Para Rabasa en los veinticinco años qu e
corren de 1822 en adelante, la nación mexicana tuvo siete congresos
constituyentes que produjeron como obra una Acta Constitutiva, tres
constituciones y una Acta de Reformas" 8

Introduciéndonos en el tema propuesto es necesario comenzar por


decir en principio que entre los especialistas en derecho constitucional
se le llama divorcio entre la parte dogmática y la parte orgánica de las
constituciones, al hecho de que determinados derechos y libertades
aparezcan a nivel declarativo en la ley pero que a nive l de la práctica
resulten nugatorios.

Lo que nosotros sostenemos es que aunque las libertades


esenciales como las de imprenta, petición, asociación, de trabajo etc.
se hallen plasmadas expresamente en un cuerpo constitucional, si
existe una estructura vertical de decisiones que deja su disfrute en
manos de terceros, es tanto como si no existieran, es más, si nos
apuran un poco diremos que tal situación deviene en perversa si por
un lado las constituciones se anuncian demagógicamente como
progresistas y por el otro establecen amarras que imposibilitan su
cumplimiento.

ã
Apud Cosio Villegas pp 38-40

Cosio Villegas op cit p 42

Apud Cosio Villegas op cit p 82
Uno de los propósitos del presente trabajo es tratar de demostrar
que en el caso de la Constitución de 1857 existe perfecta coherencia
entre el decir y el hacer, entre su parte orgánica y su parte dogmática,
y que la participación de hombres brillantes tanto en su discusión como
en su elaboración final, cumplen con el encargo inmenso de luchar por
constituir a una nación que se encontraba desquiciada tanto por las
divisiones internas cómo por los intereses personalistas. Para
comprender este esfuerzo se precisa revisar los debates que le dieron
origen a la Constitución y no sólo realizar un estudio comparativo del
texto final con las que le antecedieron e incluso con las que le
precedieron.

Entrando en materia diremos que la Constitución de 1857 consagra


la separación de poderes (Arts 65, 66, 70 y 72), establece la
preeminencia del poder legislativo sobre los otros dos poderes ("la
potestad mas cercana a la soberanía es la de legislar") ésto gr acias
tanto al sistema unicameral adoptado (Art 51) cómo al control del
ejército y la armada por parte de la Asamblea (Art. 70 frac XVIII);
Asimismo la Constitución del '57 garantiza la independencia plena del
poder judicial (nombrado por medio del voto y no a través del
Presidente de la República como ocurre actualmente) todo lo cual
permitiría la cristalización de las libertades esenciales, llamadas
también garantías individuales o "derechos del hombre" según el texto
constitucional: derechos y libertades tanto de educación, de
asociación, de petición, de imprenta, cultos, comercio etc. (Arts. del 1ro
al 29o).

Como sabemos la Constitución de 1857 es producto de la oposición


a la dictadura de Santa Anna y aunque muchos quisieran verla
exclusivamente como resultado de la pugna entre liberales y
conservadores, existen trozos de dialéctica verdaderamente
impresionantes que revelan una simbiosis de intereses dignas de
consignar.

SINTESIS DE LA EXPERIENCIA CONSTITUCIONAL EN


MEXICO

En principio tenemos que la Constitución liberal de Cádiz, que


aparece como la respuesta de la burguesía española a la invasión
francesa, para el momento de su promulgación resulta en un ajuste de
cuentas al absolutismo borbón de Fernando VII. Y a pesar del
aparente carácter federalista y republicano de sus 384 Artículos (habla
explícitamente de la separación de poderes) contradictoriamente deja
en manos del Rey la facultad "para sancionar las leyes" lo que
lógicamente deviene en un contrasentido. Y no obstante que Fernando
VII jura fidelidad a esta Constitución en 1820, y a pesar de la
prerrogativa anotada, para el año de 1823 "y con el fin de que
desaparezca del pueblo español hasta la mas remota idea de que la
soberanía reside en otro que en mi real persona" el monarca español
cimplemente la desconoce.

La Junta de Zitacuaro en nuestro país en 1812 también hace


explícita mención de la separación de poderes (Art. 21), pero antes, en
su Artículo 5o, otorga facultades extraordinarias al mismo Fernando VII
Rey de España.

Es la Constitución de Apatzingán, llamada Decreto Constitucional


para la Libertad de la América Mexicana, la que refleja de manera
extraordinaria las ideas de la ilustración: separación de poderes, pues
se anota que es el Supremo Congreso Mexicano el encar gado del
nombramiento de los tres representantes del Supremo Gobierno
(poder ejecutivo); La elección directa de los tres poderes (incluyendo al
Supremo Tribunal de Justicia); La facultad exclusiva del Congreso para
iniciar las leyes; Un sistema unicameral; En donde las tropas
quedaban bajo control del poder legislativo; El otorgamiento del
derecho de voto a todos los ciudadanos: La libertad de hablar (sic); de
discurrir; de enseñanza y trabajo (Art. 38o); de petición (Art. 37) y de
imprenta (Art. 40).

La Constitución de 1824 compuesta de 171 Artículos, imputada como


copia de la norteamericana, habla también en su parte dogmática de
una república popular federal (restringida de acuerdo con los Artículos
5o y 6o); en cambio en su parte orgánica establece el S enado,
compartiendo con la Asamblea el poder Legislativo y aún
otorgándosele mayores atribuciones, pues es al Senado al que le
corresponde el nombramiento de un Consejo de Gobierno (como un
cuarto poder) encargado de sancionar las resoluciones de los otros
tres poderes (un poder por encima de los otros tres, lo que equivale a
negar la separación de poderes); Y por si fuera poco, la Constitución
de 1824 otorga al Presidente de la República la facultad de nombrar a
los representantes de los tribunales de circ uito y de distrito (lo cual
nuevamente niega la separación de poderes). Y aunque en dicho
precepto se habla del concepto de soberanía, ésta a final de cuentas
quedaba depositada en la legislatura que era quien nombraba a los
Gobernadores, la elección de aq uella era de tipo indirecto en tercer
grado; Habla, como casi todas, de las libertades de imprenta,
educación y trabajo, a la vez que como colofón declaraba la unicidad y
exclusividad de la religión católica para la nación mexicana.

Un poco aventuradamente podemos afirmar que cuando los


liberales llegaban al poder imponían un remedo de república y por
ende de democracia, pero cuando los conservadores llegaban al
poder, cin vacilar imponían la mas abierta opresión, el despotismo y la
arbitrariedad, tal es el caso, entre otros, tanto de las llamadas Bases
Constitucionales de 1835 como de Las Siete Leyes de 1836, en las
que se declaraba sin rubor que se trataba del establecimiento de un
gobierno de tipo centralista, que convertía a los estados de la república
en departamentos, hablaban de un sistema bicameral en donde el
nombramiento de Prefectos y subprefectos recaía en el Ejecutivo, y
para mayor vergüenza en las llamadas Siete Leyes se establece un
poder por encima de los otros tres: el llamado "Supremo Poder
Conservador", formado por una Junta de Notables que respetaba los
requisitos de riqueza plasmados en las Bases Constitucionales de
1836, y que consistía en que por ejemplo para ser considerado
ciudadano se requería una renta anual de 1,000 pesos, para ser
diputado ésta debía ser de 1,500 pesos, para ser Senador de 2,000
pesos y para poder ser miembro de la Junta de Notables 4,000 pesos
anuales de renta comprobados.

Esta Constitución, calificada por Rabasa como un extravagante


"parto del centralismo victorioso que no tiene para su disculpa ni
siquiera el servilismo de sus intereses" 9, otorgaba facultades al
Supremo Poder Conservador para suspender congresos, anular leyes,
destruir sentencias, y remover presidentes, diputados y senadores. El
Supremo Poder Conservador nos recuerda los días más difíciles en la
historia de la lucha por la democracia en nuestro país.

Las reformas juaristas de 1867 restablecen el Senado ( rgano


aristócrata cuya obvia función es la de restarle facultades al poder
legislativo); restablece tanto el derecho de veto del ejecutivo cómo las
facultades extraordinarias del Presidente de la República, así mismo
establece la reelección aún en el período inmediato posterior. De la
Constitución de 1857, en la que se apoyo Juárez para arribar a l poder,
desapareció su esencia.

El Estatuto Provisional del Imperio no podía ser de otra manera,


pues en lugar de tres poderes se establecieron facultades
extraordinarias al Emperador quien " oye (sIc) al Consejo de Estado en
lo relativo a la formación de las leyes y reglamentos y sobre las
consultas que estime conveniente dirigirle" (Art. 6o). En lugar del
derecho de petición se señalaba que "todo mexicano tiene derecho
para obtener audiencia del Empe rador" (Art. 8o).

Por último, en cuanto a la Constitución de 1917, ésta nos habla de


un régimen presidencialista, bicameral, en el que el Ejecutivo nombra
al Presidente (de manera indirecta) y a los Ministros (de manera
directa) del poder judicial (Art. 96); En el que el Ejecutivo posee el
derecho de veto sobre las resoluciones de ambas cámaras (al exigir el
acuerdo de las dos terceras partes de cada una de ellas para rechazar
sus iniciativas o para impedir que cualquiera de ellas impulse las
propias, (inciso c) Art. 72) por lo que es legítimo decir que quien legisla

¦
Apud el CSM T I op cit p 290
en México desde 1917 hasta la actualidad es el Presidente de la
República en turno (*).

En la Constitución de 1917."el Ejecutivo adquirió el derecho de vetar


las leyes aprobadas por el Legislativo...así mismo su artículo 94
adoptó el principio de la inamovilidad judicial y el requisito de título
profesional de abogado para los magistrados y jueces, y el 96 acogió
el de que los magistrados de la Corte fueran designados por el
presidente de la República´ con aprobación del Congreso 10.

Rabasa (a quien según Cosio Villegas "Juárez se le escapa hasta el


punto de confundirlo con Porfirio Díaz bajo la triste denominación de
dictadores involuntarios, a quienes hunde en la tiranía la Ley con que
gobiernan") aunque concluye al final que "(es recomendable) para la
nueva era de México, un régimen presidencialista" por lo que de
acuerdo con Cosio Villegas "los constituyentes del '17 se inspiraron en
Rabasa para crearlo...jurídicamente (al presidencialismo) n o dista
mucho de la dictadura y en la práctica lo ha sido de un modo
completo"11

LA EXPERIENCIA DEL CONSTITUYENTE DE 1856-57

La simple lectura de la crónica de los debates de 1856 es


enriquecedora, baste por ejemplo señalar lo que ocurría el 10 de
septiembre de ese año, cuando se discutía la constitución del
Congreso. Ponciano Arriaga, que fue uno de los mas devotos
partidarios de la desaparición del Senado, lo llamó "la cámara
privilegiada...de la aristocracia [...] que no representa verdaderamente
al pueblo12.

Ignacio Ramírez preguntaba al respecto del Senado: "¿Por que lo


que han de hacer dos cámaras no ha de hacerlo una sola? si la
segunda ha de ser el apoyo de la primera, está de más, y sólo equivale
a aumentar el numero de diputados. Si ha de ser r evisora [entonces] lo
que se busca [es] un poder superior a los representantes del pueblo" 13

En contrapartida el diputado Olvera manifiesta que teme mucho que


en una sóla cámara se festinen los negocios mas graves, cediendo a

= 
El 1o de diciembre de 1916, en la sesión inaugural del Congreso Constituyente, V. Carranza
se declaró abiertamente contra el parlamentarismo en nuestro país "mostrándose partidario de
un sistema presidencialista semejante al de Estados Unidos" Bojórquez Juan de Dios "Crónica
del Constituyente p 126
]
Cosio Villegas op cit p 192
]]
Ibídem pp 69 y 70
]
Zarco, Francisco Historia del Congreso Constituyente de 1856 p 836
]
Ibídem Crónica p 838
un momento de alucinación o de entusiasmo "el senado - afirma - está
llamado a moderar estos arranques de pasión" 14. Olvera es reputado
por el constituyente José Cendejas, quien señaló valientemente que
"en ésto del senado no hay más que una servil imitación de los
Estados Unidos" 15.

Ignacio Ramírez argumenta diciendo: "se teme la precipitación, se


teme la ignorancia y se da por sentado que al Senado vendrán los
sabios y a la Cámara los ignorantes (pudiendo ser perfectamente
posible que sea al revés, pues no hay ninguna ley que lo impida )", pero
aún suponiendo buena intención en ambas cámaras - sigue diciendo
"El Nigromante" - "Si se instituye el Senado, se adultera el sistema
representativo, se ataca a la mayoría y, mientras mas ingeniosa sea la
combinación mas favorable será a los intereses de la minoría" 16.

La desaparición del Senado fue aprobada por mayoría absoluta de


44 votos contra 38.

En la sesión del 23 de octubre se discutió la conformación de la


Suprema Corte de Justicia, estableciéndose que ésta sería producto
del voto de los electores. Ante la moción del diputado Reyes en el
sentido de que no era lógico que por un lado se exigiera que los
magistrados tuvieran ciencia en el derecho, por el otro "no es
permisible que se deje en manos de los indios y rancheros, que
carecen de tal ciencia, la elección de los magistrados" 17. Ponciano
Arriaga advierte molesto al diputado Reyes: "que no se olvide que los
indios han intervenido en nombrar a los actuales diputados,
incluyéndolo a ud." con lo que inteligentemente pone fin a la
discusión18.

Justo Sierra, en su antijacobinismo, en el año de 1892 "en su última


y desesperada salida a la política", según refiere Cosio Villegas,
proponía que para hacer estable e independiente al poder judicial (sic)
era necesario: no confiar la designación de lo s magistrados a la
elección popular, y menos aún pedir que el pueblo determine si un
candidato es perito en la ciencia del derecho...y sobre todo hacer
inamovibles a los jueces y magistrados 19 pues según él ésto último - la
inamovilidad hasta la muerte - garantizaría la incorruptibilidad de los
Magistrados y jueces´.

Zarco argumenta a favor de la elección de los Magistrados del poder


judicial diciendo: "Si han de ser iguales los tres poderes, si los tres se
instituyen en beneficio del pueblo, todos han de t ener la misma fuente,

]x
Zarco, Francisco Crónica del Congreso Constituyente (1856-1857) p 579
]
Ibídem Crónica p 583

Ibídem Crónica p 585
]
Ibídem Crónica p 710
]
Ibídem Crónica p 711

Apud Cosio Villegas op cit p 47
el pueblo y sólo el pueblo" 20 "Si el pueblo se equivoca mandando un
imbécil a la Corte, como suele mandarlos a otras partes, el mal no es
eterno porque los magistrados no van a ser inamovibles" 21.

Con respecto a la creación de la Cáma ra de senadores insistiremos


en que ésta es una herencia inglesa que dividió al legislativo en una
cámara baja o electora (la de los comunes) y otra alta o de la
aristocracia (de los lores), sistema que fue adoptado por la
Constitución norteamericana de 17 87 y que es considerado el
verdadero antecedente del presidencialismo.

"En Inglaterra después de Enrique VIII y de Isabel I principió la


batalla definitiva entre el absolutismo real y el Parlamento" 22

Por último diremos que tal vez lo único que deba rec riminarse al
constituyente del '57 sea la adopción del voto indirecto para la elección
tanto del Presidente de la República, cómo de los diputados y de los
mismos Presidente y Ministros de la Suprema Corte de Justicia. El 16
de octubre de 1857 Francisco Za rco e Ignacio Ramírez dieron una
enconada pelea en contra de esta aberración: "(la elección indirecta) -
dice Zarco - es un artificio para engañar al pueblo para hacerlo creer
que es elector y empleándolo en crear una especie de aristocracia
electoral"23

El Nigromante despotricaba entonces: "con la elección directa, el


pueblo errará o acertará, pero el resultado será la expresión de su
voluntad...la indirecta lo proclama soberano pero lo declara imbécil...el
pueblo no influirá en las elecciones, serán diri gidas por los cabecillas
de partido, por lo intrigantes, por los que piden y prometen
empleos...en la elección indirecta hay equivocaciones, pero de mala fe
porque no se busca aptitud sino compromisos" 24

Ocampo remataba infructuosamente: "La fórmula del despotismo


consiste en decir µsolo yo soy sabio¶ µsolo yo soy bueno y los demás
deben obedecer en razón de su inferioridad¶, mientras los demócratas
dicen µtodos saben algo, todos son normalmente buenos¶. Fácil es ver
la aplicación que esto tiene en la cue stión. Si el pueblo yerra alguna
vez, bien, esto no es motivo para arrancarle sus derechos, es el dueño
de la casa y pondrá a administrarla a quien juzgue mas a propósito
(aplausos)´25

Como producto del movimiento armado de 1910 -17, el constituyente


de Querétaro, a una propuesta de Venustiano Carranza, generó una
nueva Constitución, en donde sin crítica razonada a la del '57 modificó


op cit Crónica p 712
]
Ibídem p 713

op cit Enciclopedia p 221

Ibídem Historia del Congreso p 923
x
Ibídem Historia del Congreso p 957

Ibídem Historia del Congreso p 958
radicalmente sus principios democráticos, es decir: la Constitución de
1917 consagra el presidencialismo que padecemos, mismo que
determina el tipo de cambio, establece la política fiscal, acuerda con la
Banca Internacional, fija salarios y precios, hace leyes, firma tratados
con el exterior, controla los pro cesos electorales, en fin, que al otorgar
facultades omnímodas a una sóla persona deja al pueblo inerme ante
la arbitrariedad.

a  

   
 a 

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