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El compost, compostaje, o compuesto (a veces también se le llama abono orgánico) es

el humus obtenido de manera natural por descomposición bioquímica al favorecer la


fermentación aeróbica (con oxígeno) de residuos orgánicos como restos vegetales,
animales, excrementos y purines, por medio de la reproducción masiva de bacterias
aeróbias termófilas que están presentes en forma natural en cualquier lugar
(posteriormente, la fermentación la continúan otras especies de bacterias, hongos y
actinomicetos). Normalmente, se trata de evitar (en lo posible) la putrefacción de los
residuos orgánicos (por exceso de agua, que impide la aireación-oxigenación y crea
condiciones biológicas anaeróbicas malolientes), aunque ciertos procesos industriales de
compostaje usan la putrefacción por bacterias anaerobias.

El compost se usa en agricultura y jardinería como enmienda para el suelo (ver abono),
aunque también se usa en paisajismo, control de la erosión, recubrimientos y
recuperación de suelos. Lo estudió el químico alemán Justus von Liebig.

Además de su utilidad directa, el compost implica una solución estratégica y


ambientalmente aceptable a la problemática planteada por las grandes concentraciones
urbanas (y sus residuos sólidos orgánicos domésticos)y las explotaciones agrícolas,
forestales y ganaderas, cuyos residuos orgánicos deben ser tratados. El compostaje es
una tecnología alternativa a otras que no siempre son respetuosas con los recursos
naturales y el medio ambiente y que además tienen un costo elevado.

El compost es un producto concentrado que debe ser mezclado con el suelo u otros
ingredientes antes de su uso. El porcentaje máximo de compost en esa mezcla es de
alrededor del 30% y varía en función de su uso posterior. En paisajismo y jardinería, por
ejemplo, puede ser usado de forma directa como cobertura para el suelo. En cualquier
caso, al igual que el propio suelo, no debe apilarse sobre los troncos de árboles y
arbustos ya que esta práctica provoca el aumento de los daños causados por insectos. El
compost mejora la estructura del suelo, incrementa la cantidad de materia orgánica y
proporciona nutrientes, mayormente macronutrientes como el nitrógeno, potasio y
fósforo. Biodegradación es el conjunto de procesos bioquímicos mediante los que la
materia orgánica es reciclada por el medio, siendo transformada en especies inorgánicas.

Al compost se lo llama "humus artificial". El humus natural o "mantillo" ocupa la capa


más superficial del suelo y proviene de la descomposición de materias orgánicas. Esta
descomposición es llevada a cabo principalmente por microorganismos, aunque algunos
animales como lombrices y hormigas contribuyen al proceso. La descomposición ocurre
de forma natural en la mayoría de los ambientes excepto en aquellos más hostiles como
desiertos muy áridos, que impiden que los microbios y otros agentes de descomposición
se desarrollen.

El compostaje es el proceso de descomposición controlada de la materia orgánica. En


lugar de permitir que el proceso suceda de forma lenta en la propia naturaleza, puede
prepararse un entorno optimizando las condiciones para que los agentes de la
descomposición proliferen. Estas condiciones incluyen una mezcla correcta de carbono,
nitrógeno, y oxígeno, así como control de la temperatura, pH o humedad. Si alguno de
estos elementos abundase o faltase, el proceso se produciría igualmente, pero quizás de
forma más lenta e incluso desagradable por la actuación de microorganismos anaerobios
que producen olores.
1. Agentes de la descomposición
La construcción de pilas o silos para el compostaje tiene como objetivo la generación de
un entorno apropiado para el ecosistema de descomposición. El entorno no sólo
mantiene a los agentes de la descomposición, sino también a otros que se alimentan de
ellos. Los residuos de todos ellos pasan a formar parte del compost. Los agentes más
efectivos de la descomposición son las bacterias y otros microorganismos. También
desempeñan un importante papel los hongos, protozoos y actinobacterias (o
actinomycetes, aquellas que se observan en forma de blancos filamentos en la materia
en descomposición). Ya a nivel macroscópico se encuentran las lombrices de tierra,
hormigas, caracoles, babosas, milpiés, cochinillas, etc. que consumen y degradan la
materia orgánica.

2. Ingredientes del compost


Cualquier material biodegradable podría transformarse en composta una vez
transcurrido el tiempo suficiente. Sin embargo, no todos son apropiados para el proceso
de compostaje tradicional a pequeña escala. El principal problema es que si no se
alcanza una temperatura suficientemente alta los patógenos no mueren y pueden
proliferar plagas. Por ello, el estiércol, las basuras y restos animales deben ser tratados
en plantas específicas de alto rendimiento y sistemas termofílicos. Estas plantas utilizan
sistemas complejos que permiten hacer del compostaje un medio eficiente, competitivo
en coste y ambientalmente correcto para reciclar estiércoles, subproductos y grasas
alimentarias, lodos de depuración etc. Este compostaje también se usa para degradar
hidrocarburos del petróleo y otros compuestos tóxicos y conseguir su reciclaje. Este tipo
de utilización es conocida como bioremediación.

El compostaje más rápido tiene lugar cuando hay una relación (en seco) carbono-
nitrógeno de entre 25/1 y 30/1, es decir, que haya entre 25 y 30 veces más carbono que
nitrógeno. Por ello muchas veces se mezclan distintos componentes de distintos ratios
C/N. Los recortes de césped tienen un ratio 19/1 y las hojas secas de 55/1. Mezclando
ambos a partes iguales se obtiene un materia prima óptima. También es necesaria la
presencia de celulosa (fuente de carbono) que las bacterias transforman en azúcares y
energía, así como las proteínas (fuente de nitrógeno) que permiten el desarrollo de las
bacterias.

• Son fuentes de carbono la paja y hojas secas, astillas y serrín, y algunos tipos de
papel y cartón sin tintas.
• Son fuentes de nitrógeno la materia vegetal verde (residuos de cosecha, césped,
ramas), estiércol, restos de frutas y verduras, algas, posos de café, etc.

El guano (estiércol de ave) proporciona mucho nitrógeno y poco carbono, el estiércol


equino ambas, y el de ganado bovino y ovino tiene las desventaja de que aumenta
menos la temperatura, con lo que el tiempo de proceso aumenta. Cuando no pueden
hacerse cálculos exactos sobre los contenidos y porcentajes de materia a mezclar es
conveniente hacer aproximaciones. Una buena mezcla facilita el proceso, pero también
pueden disponerse ambas fuentes de forma alternada en capas de unos 15 cm. de grosor.
Aunque esta separación ralentiza el compostaje, permite controlar de forma sencilla las
cantidades a mezclar. Los restos de comida grasienta, carnes, lácteos y huevos no deben
usarse para compostar porque tienden a atraer insectos y otros animales indeseados. La
cáscara de huevo, sin embargo, es una buena fuente de nutrientes inorgánicos (sobre
todo carbonato cálcico) para el suelo a pesar de que si no está previamente cocida tarda
más de un año en descomponerse.

3. Técnicas de compostaje

Esencialmente hay dos métodos para el compostaje aeróbico:

• activo o caliente: se controla la temperatura para permitir el desarrollo de las


bacterias más activas, matar la mayoría de patógenos y gérmenes y así producir
compost útil de forma rápida.
• pasivo o frío: sin control de temperatura, los procesos son los naturales a
temperatura ambiente.

La mayoría de plantas industriales y comerciales de compostaje utilizan procesos


activos, porque garantizan productos de mejor calidad en el plazo menor. El mayor
grado de control y, por tanto, la mayor calidad, suele conseguirse compostando en un
recipiente cerrado con un control y ajuste continuo de temperatura, flujo de aire y
humedad, entre otros parámetros. El compostaje casero es más variado, fluctuando entre
técnicas extremadamente pasivas hasta técnicas activas propias de una industria. Se
pueden utilizar productos desodorantes, aunque una pila bien mantenida raramente
produce malos olores.

4. Microorganismos, temperatura y humedad de la pila

Una pila de compost efectiva debe tener una humedad comprendida entre el 40 y el
60%. Ese grado de humedad es suficiente para que exista vida en la pila de compost y
las bacterias puedan realizar su función. Las bacterias y otros microorganismos se
clasifican en grupos en función de cuál es su temperatura ideal y cuánto calor generan
en su metabolismo. Las bacterias mesofílicas requieren temperaturas moderadas, entre
20 y 40ºC. Conforme descomponen la materia orgánica generan calor. Lógicamente, es
la zona interna de la pila la que más se calienta. Las pilas de compost deben tener, al
menos, 1 m de ancho por 1 m de alto y la longitud que sea posible. Así se consigue que
el propio material aisle el calor generado. Hay sistemas como Faber-Ambra que
permiten pilas mucho más anchas y más altas. Así se puede hacer composta de una
tonelada de residuos en un metro cuadrado. La aeración pasiva se ejecuta por medio de
un piso falso. Tampoco necesita un revolteo de material en degradación. La temperatura
ideal está alrededor de los 60ºC. Así la mayoría de patógenos y semillas indeseadas
mueren a la par que se genera un ambiente ideal para las bacterias termofílicas, que son
los agentes más rápidos de la descomposición. De hecho, el centro de la pila debería
estar caliente (tanto como para llegar a quemar al tocarlo con la mano). Si esto no
sucede, puede estar pasando alguna de las siguientes cosas:

• Hay demasiada humedad en la pila por lo que se reduce la cantidad de oxígeno


disponible para las bacterias.
• La pila está muy seca y las bacterias no disponen de la humedad necesaria para
vivir y reproducirse.
• No hay suficientes proteínas (material rico en nitrógeno)

La solución suele pasar por la adición de material o el volteo de la pila para que se airee.
Dependiendo del ritmo de producción de compost deseado la pila puede ser volteada
más veces para llevar a la zona interna el material de las capas externas y viceversa, a la
vez que se airea la mezcla. La adición de agua puede hacerse en ese mismo momento,
contribuyendo a mantener un nivel correcto de humedad. Un indicador de que ha
llegado el momento del volteo es el descenso de la temperatura debido a que las
bacterias del centro de la pila (las más activas) han consumido toda su fuente de
alimentación. Llega un momento en que la temperatura deja de subir incluso
inmediatamente después de que la pila haya sido removida. Eso indica que ya no es
necesario voltearla más. Finalmente todo el material será homogéneo, de un color
oscuro y sin nigún parecido con el producto inicial. Entonces está listo para ser usado.
Hay quien prefiere alargar la maduración durante incluso un año más, ya que, aunque no
está demostrado, puede que los beneficios del compost así producido sean más
duraderos.

5. Otros componentes
A veces se añaden otros ingredientes con el fin de enriquecer la mezcla final, controlar
las condiciones del proceso o de activar los microorganismos responsables del mismo.
Espolvorear cal en pequeñas cantidades puede controlar la aparición de un excesivo
grado de acidez que reduzca la velocidad de fermentación. Las algas proporcionan
importantes micronutrientes. Algunas rocas pulverizadas proporcionan minerales, al
contrario que la arcilla.

La fracción de estiércol puede provenir de heces humanas. No obstante, el riesgo de que


no se alcancen temperaturas suficientemente altas para eliminar los patógenos hace que
no suelan utilizarse en cultivos alimentarios. Tampoco se recomienda en el compostaje
casero la utilización en general de heces de animales carnívoros pues contienen
patógenos difícilmente eliminables. Aun así pueden ser útiles para el abonado de
árboles, jardines, etc.

6. Compostaje con lombrices


Se puede obtener vermicompost como producto de excreción de la lombriz californiana.
Este organismo se alimenta de residuos orgánicos y luego los transforma en un producto
de alto contenido proteico utilizado para fertilizar o enriquecer la tierra como medio de
cultivo. Existe una actividad llamada lombricultura, que trata las condiciones de cría,
reproducción y supervivencia de estas lombrices. Incluso existe un mercado mundial
para comercializarlas.
7. Referencias
Gómez-Sobrino E, Correa-Guimaraes A, Hernández-Navarro S, Navas-Gracia LM,
Martín-Gil J, Sánchez-Báscones M, Gónzález-Hurtado JL, Ramos-Sánchez MC.
"Biodegradación de asfaltenos del Prestige mediante la aplicación de las técnicas de
compostaje-vermicompostaje", Residuos, 2006 Jul-Agos, XVI(92), pp 56-63.

8. Cómo hacer tu propio compost


Qué se necesita

Realmente sólo necesitas un compostador, o bien un rincón alejado de la vivienda y de


los vecinos, donde almacenar los desechos; no tiene por qué ser excesivamente grande,
con un metro cuadrado de terreno es suficiente. Un aireador también vendrá bien para
remover de vez en cuando la mezcla; tampoco está de más disponer de una
biotrituradora para trocear los residuos más grandes y duros. Finalmente una criba
permitirá conseguir un compost más fino y separar los materiales más gruesos como las
ramas o las piñas. en tu centro de jardinería encontrarás todo lo necesario.

Paso a paso

1. Hazte con un compostador: aunque puedas fabricar compost en una pila, como
siempre se ha hecho, si usas un compostador podrás disponer de él mucho antes.
Generalmente de plástico reciclable, no son más que contenedores (de 300 a 2000 litros
de capacidad) para almacenar los desechos que se quieren convertir en humus. En ellos
el compost está resguardado de las inclemencias del tiempo, no se reseca ni se
humedece en exceso, y no exige ninguna atención especial.

2. Coloca el compostador en un lugar llano y en semisombra: la ubicación es clave para


el correcto funcionamiento del compostador. Debe estar en un sitio llano, protegido del
viento, y siempre en contacto directo con la tierra para que los microorganismos
alcancen los residuos depositados en el interior y para que drene el agua sobrante. No
debe recibir demasiado sol para evitar tener que regarlo a menudo.

3. Introduce los restos de poda, césped...Para conseguir un compost equilibrado y de


calidad tienes que utilizar tanto restos húmedos (césped recién cortado, hojas verdes,
plantas del huerto o del jardín, residuos de la cocina), como secos (hojas secas, serrín de
madera natural, ramas de árboles trituradas, piñas). Lo mejor es incorporar 3 partes de
restos húmedos por cada una de secos. Y recuerda que el proceso será más rápido si
todos estos restos están troceados en pequeños fragmentos.

4. Mezcla todos los materiales: para que el compost se haga lo antes posible hay que
mezclar todos los materiales que se van depositando. Colócalos en capas, alternando los
residuos verdes y los secos, y con ayuda de un palo ve revolviéndolos. Esto no quiere
decir que tengas que removerlo a diario, pero cada vez que añadas cantidades
importantes de un mismo material. Si no, bastará con que lo hagas una vez a la semana.
Deberás humedecerlo con moderación si la zona en la que vives es seca. Existen
productos aceleradores naturales, especialmente útiles en invierno cuando las
temperaturas son bajas.
5. En 4 ó 6 meses podrás utilizarlos. Según el tipo de materiales utilizados, el compost
tardará más o menos tiempo en madurar. Hay restos que se deshacen en unos días; en
cambio otros tardan meses. Para saber si el compost está maduro coge un puñado con
las manos y comprueba que desprende un agradable olor a fertilidad y su color es negro
o marrón oscuro y apenas mancha. Si estuviese excesivamente húmedo añade restos
secos y déjalo unos días más.
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