Sunteți pe pagina 1din 3

Ameneh Bahrami

«Mi verdugo debe


pagar con sus ojos...
Se va a aplicar la ley
del talión,
literalmente»

ESTHER ARMORA | BARCELONA


Jueves, 05-03-09
La vida de Ameneh Bahrami se fundió en negro a finales del
verano de 2004 cuando un pretendiente al que apenas conocía,
compañero de clase en la universidad, le arrojó ácido en la cara
tras ser rechazado por ella. Tras un vía crucis de operaciones en
Barcelona para recuperar el rostro y la visión, esta joven iraní de
30 años tiene ahora la oportunidad de pagar a su agresor con la
misma moneda. Majid, el joven que la desfiguró, fue condenado
a finales de 2008 a ser víctima del mismo «crimen». Ella ha
decidido aplicar la ley del talión. Ojo por ojo, literalmente. Así lo
explica en un encuentro con ABC.
-Cuatro años después de que Majid atentara contra su
vida le llega la oportunidad de vengarse, ¿va eso a
mitigar su dolor?
-Sí. La persona que me ha hecho esto merece pasar por el
mismo sufrimiento. Sólo así entenderá mi dolor.
-Su agresor le ha suplicado que le mate antes de
dejarle ciego, ¿no es cierto?
-Sí. Y también es cierto que ni él ni su familia me han pedido
aún perdón.
-¿Qué sintió cuando el juez le comunicó la sentencia?
-Pues alivio. Mi intención es aplicarla no sólo por venganza sino
para que ninguna chica vuelva a pasar por esto. Es una acción
ejemplarizante. Él no tuvo ninguna compasión cuando me
esperó horas frente a mi trabajo y me arrojó el ácido.
-Según la legislación iraní, usted sólo puede dejarle
ciego de un ojo, ¿no es así?
-Sí, así es. Allí, las leyes establecen que dos ojos de una mujer
equivalen a uno de un hombre. En un principio, me comentaron
que debía aportar 20.000 euros si quería que pagara con los dos
ojos. No obstante, él y su familia debían también indemnizarme
con la misma cantidad. El gobierno me ha dicho que estamos en
paz. Hemos saldado cuentas y ahora puedo cobrarme sus dos
ojos.
-¿Cómo lo hará y cuándo?
-Como usted sabe estoy ciega y no puedo hacerlo yo, pero mi
madre me ha dicho que hay muchos voluntarios en Irán
dispuestos a ayudarme. Respecto a cuándo, ahora es Navidad en
mi país, cuando acabe la celebración solicitaré el proceso.
-¿Se cree menos cruel que su verdugo?
-Sí. Él será anestesiado y no sufrirá dolor. No se le desfigurará el
rostro, porque bastan unas gotas, ni tendrá las lesiones internas
que yo he tenido. Debe pagar. Ojo por ojo, es la ley del Talión,
literalmente.
-¿Cómo ha vivido todos estos años?
-Ha sido muy duro, aunque he recibido mucha ayuda, sobre
todo aquí en Barcelona, donde vivo desde 2005.
-¿Por qué vino a España?
-El Gobierno de mi país me habló del Instituto de Microcirugía
Ocular (IMO) de Barcelona y del doctor Ramón Medel. Me
dijeron que si alguien podía ayudarme eran ellos. Acudí sin
titubear. Desde entonces, mi vida cambió, incluso llegué a ver
algo con uno de mis ojos.
-¿Qué pasó?
-En abril de 2005 me puse en manos del doctor Medel. Él y su
equipo me reconstruyeron el párpado y la zona ocular y me
devolvieron hasta un 40% de visión en mi ojo derecho. Sin
embargo, en 2007 sufrí una infección por hongos y he vuelto a
quedarme ciega.
-¿Qué piensa hacer ahora?
-Esperar a que la ciencia avance. Ahora el Gobierno español me
paga 400 euros para el alquiler de una habitación. La comida
me la dan desinteresadamente las personas que conozco. Lo que
tengo claro es que quiero seguir en Barcelona.

S-ar putea să vă placă și