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En la cara, cuya extremidad frontal tiene la significación más noble, se reflejan las
reacciones provocadas por el mundo exterior (interés, miedo, repugnancia, etc.), así
como las excitaciones que tienen su origen en el propio individuo, ya sean estados de
ánimos (alegría, tristeza, , preocupación, angustia, etc.), o en trastornos funcionales de
las vísceras provocados por daños de cualquier índole. En todos los casos, y por vía
nerviosa, se produce, a la par, la contractura de determinados músculos faciales y
fenómenos de irrigación de la piel (palidez, rubor, sudación), que dan a la cara un
aspecto que permítela observador experto apreciar la causa que lo motiva.
En los sujetos sanos, el aspecto de la cara varía según múltiples factores, edad, la raza y
el estado de ánimo.
En los sujetos pícnicos, la cara tiene el contorno pentagonal o en forma de escudo
ancho, con color fresco de la piel y sienes notablemente despejadas.
Los Leptosómicos tienen el contorno frontal de la cara ovoideo, con el eje corto.
En los Atléticos, el contorno de la cara es ovoideo, alargado, sin perfil característico.
Hay afinidad de expresiones: tierna, colérica, amorosa, etc., que por propia experiencia
basta evocarlas para el reconocimiento; sin embargo algunas serán señaladas por su
significación médica.
Facies normal: expresiva e inteligente, atenta con la mirada vivaz y escudriñadora por
tono armonioso y apropiado de los músculos faciales y externos de los ojos.
Facies durmiente: Inexpresiva y hasta estuporosa del sueño, sopor, coma, depresión
mental, abulia y letargia, caracterizada por rasgos borrados, labios entreabiertos,
párpados semiocluidos y mirada indiferente, o si no, párpados cerrados y bien quietos,
por hipotonía de los músculos faciales y oculares, como también por disminución de la
secreción lagrimal.
Facies dolorosa: rasgos desencajados y mirada vaga por hipotonía, si hay inhibición, o
bien rasgos acentuados con boca fruncida o comisuras estiradas, maseteros prominentes
y dientes apretados, ojos fruncidos o abiertos por hipertono, cuando hay excitación.
COLORACIÓN
La coloración de la cara, al igual que la del resto de los tegumentos, depende del
número y volumen de los vasos de la piel, como de la calidad y cantidad de los
pigmentos contenidos en la sangre, particularmente hemoglobina, y de la cantidad de
melanina u otros pigmentos de la dermis, todo esto supeditado a la transparencia de la
piel, epidermis y dermis. Lo cual a su vez tiene relación directa con el espesor o grosor.
Facies pálida:
Se caracteriza por la desaparición del sonrosado normal de la frente, mejillas, nariz y
hasta labios. Se debe a una de las siguientes causas:
a) Intransparencia constitucional de la piel, o bien pérdida del tejido elástico con
proliferación fibrosa tiene tez resquebrajada y llena de arrugas por lo que se
denomina facies gerodérmica.
b) Disminución del calibre de los vasos por espasmos con o sin esclerosis.
c) Disminución del contenido de Hemoglobina en la sangre.
Facies cianótica:
Consiste en la coloración azulada de toda la cara, incluso conjuntivas palpebrales, ó sólo
de las mejillas, mentón, lóbulo de la nariz y labios, por existencia en la sangre capilar de
5g% o más de hemoglobina reducida.
Las facies cianóticas se originan por los siguientes mecanismos:
a) Cortocircuito venoso arterial a nivel del corazón o en la circulación pulmonar.
b) Trastornos de la Hematosis (bronconeumonía, tuberculosis, asma bronquial)
c) Estasis sanguínea capilar (insuficiencia circulatoria, particularmente ventricular
derecha)
Facies ictérica:
Consiste en la coloración amarilla limón (flavínica), amarilla rojiza (rubínica), o
amarilla verdosa (verdínica) de la cara, incluso las conjuntivas bulbares por aumento de
la bilirrubina en sangre.
Las facies ictéricas se presentan en las siguientes condiciones:
a) Hemólisis por fragilidad congénita o adquirida de los glóbulos rojos.
b) Retención de bilirrubina por alteración del hepatocito.
c) Resorción de bilis por obstáculo a su eliminación.
Facies melanodérmica:
Consiste en la coloración morena y aún negra por acumulación anormal de la melanina
(exposición prolongada al sol, raza negra, enfermedad de Adisson) o de hemosiderina.
La primera es parda negruzca; en cambio, la segunda es ocre.
Facies hemiatrófica: una mitad de la cara es más pequeña que la otra como
consecuencia de la atrofia de la piel, músculos y huesos correspondientes a dicha mitad.
Se halla en la hemiatrofia facial o enfermedad de Romberg.
Facies por parálisis facial periférica: hay hemiatrofia facial, con pérdida de las arrugas
de la frente, aumento de la hendidura palpebral, epifora, desviación del ojo y de la
comisura labial hacia arriba. Debe diferenciarse de las facies que se observa en la
parálisis facial central, en ella no hay compromiso de la frente, excepto en el caso
extremo de la lesión bilateral del nervio facial de origen central.
Facies del Tétanos: en el tétano se observa la llamada facies de la risa sardónica o del
espasmo cínico. Se observan arrugas en la frente y en el ángulo externo de los ojos, con
elevación de las cejas y las alas nasales, lo que confiere a la parte superior de la cara una
expresión de dolor; las comisuras labiales están llevadas hacia arriba y afuera, al mismo
tiempo que la boca queda entreabierta por retracción de los labios en una especie de risa
fija; de ahí el nombre de las facies.
FACIES DE ORIGEN RESPIRATORIO:
Facies mediastínica: cara abogatada y cianótica, ingurgitación de las venas del cuello y
de la cabeza. Se presenta por obstrucción de la vena cava superior.
Facies por infarto del miocardio: piel con un tinte gris plomizo, como ceniza, se
observa una expresión de terror similar a la anterior.
Facies de la insuficiencia aórtica: color pálido de suave tinte amarillento, con las
arterias temporales y carótidas animadas de amplios latidos y las mejillas con una ligera
coloración rosada intermitente y sincrónica con el pulso.
Facies por cardiopatía congénita: cianosis, labios color rojo negruzco, conjuntiva
ocular inyectada, epicanto y orejas puntiagudas.
Facies ulcerosa: mejillas hundidas, frente arrugada, mirada brillante, temblor palpebral
y midriasis.
Facies por uremia crónica: piel amarillenta por reducción actínica de los cromógenos
urinarios retenidos.
FACIES ENDOCRINAS
Facies hipertiroidea: ojos bien abiertos y aun propulsados (exoftalmo), con mirada fija
y brillante, tegumento de coloración salmón y a menudo canicie precoz.
Facies Adissoniana: color de la piel sepia, a veces casi negro bronceado, que se
extiende a la mucosa bucal y orificios naturales, recto y vagina.
Facies de cushing: la cara se ve más redonda “cara de luna llena”, la piel se aprecia
más fina y eritematosa, es frecuente observar mayor cantidad de vellos y lesiones de
acné. Se ve en cuadros asociados a exceso de corticoides.
Facies virilizada: mejillas, mentón, labio superior y cuello con vello poblado y aun
barba en la mujer. Se encuentra en el adenoma basofilohipofisario, tumores
corticosuprarrenalles.
Facies mongólica: carácter recesivo con déficit mental y aun idiocia: cara redonda, con
borramiento del ángulo interno de los ojos por epicanto exagerado, generalmente
microcefalia y orejas pequeñas en asa.
Facies Caquécticas: palidez y con relieves óseos marcados, con cara triste y cansada,
con un tinte pardo-grisáceo. Se ve en desnutrición y en neoplasias.
Facies dolorosas: rasgos desencajados, mirada vaga por hipotonía en caso de dolor
profundo o contractura muscular facial, sudoración y ceño fruncido, expresión de
angustia y midriasis.
FOTOGRAFÍAS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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