1
Agencia Presidencial para la Acción Social y
la Cooperación Internacional - Acción Social
Director General
Luis Alfonso Hoyos Aristizabal
Secretario General
Armando Escobar Sánchez
Dirección de Programas Presidenciales
para la Acción Social
Diego Andrés Molano Aponte
Subdirectora de Atención
a Población Desplazada
Patricia Luna Paredes
Proyecto Protección de Tierras y
Patrimonio de la Población Desplazada
Gerente Unidad de Gerencia
Myriam Hernández Sabogal
Asesor Técnico Administrativo
Juan Pablo Díaz Lascar
Área Jurídica
Daniel Rubio Jiménez
Ricardo Sabogal Urrego
Área Catastral
Ivonne Astrid Moreno Horta
Raúl Emilio González Jaimes
Componente Social
Alba Lucia Zuluaga Langton
2 Sandra Patricia Martínez
María de la Luz Vásquez
Área Monitoreo y Evaluación
Luis Alberto Clavijo Cuineme
Pedro Julián Gómez Chaparro
Componente Comunicación y Capacitación
Yezid Campos
Dora Patricia Durán León
Área Étnicos
Claudia Helena Mejía Fernández
Eduardo Aríza Vera
Johana Herrera Arango
Equipos Regionales
Oriente Antioqueño
Carmenza Posada Acevedo
Juan Antonio Espinosa Moreno
Bolívar-Sucre, Montes de María
Alvaro Rafael Tapia Castelli
Nelson Enrique Silva Niño
Norte de Santander, Zona Catatumbo
Jorge Augusto Bonil Cubides
Monica Johana Rueda Rincón
José Rene García Colmenares
Cauca-Valle
Sergio Enrique Rodríguez Tovar
Asesores Regionales del Subproyecto de
“Fortalecimiento Comunitario e Institucional para la
Protección de los Derechos Territoriales de los Grupos
Étnicos Afectados por el Desplazamiento
en el Pacífico Colombiano”:
Luz Stella Rodríguez
Germán Casama Gindrama
Carlos Heiler Mosquera
Luis Armando Ortiz
Jorge Andrés Sánchez
Texto inicial
Eduardo Ariza
Corrección de textos
Proyecto Tierras y Patrimonio de la Población Desplazada
Edición
María Clara Llano Restrepo
Diseño y Diagaramación
Mariela Agudelo Piedrahita
Fotografía
Luz Estella Rodríguez
Ilustraciones
Cartografía Social ACAPA
Este texto se puede citar,
siempre que se indique la fuente
PROYECTO PROTECCIÓN DE TIERRAS
Y PATRIMONIO DE LA POBLACIÓN DESPLAZADA
Carrera 10 No 27 – 27
Edificio Bachue Of 702
Correo Electrónico: Proyectierras@cablenet. Co
Teléfonos: 5998227- 5661590
Bogotá, Junio 2005
ISBN
AGRADECIMIENTOS
El Proyecto Protección de Tierras y
Patrimonio de la Población
Desplazada expresa su especial
agradecimiento:

A las comunidades del Consejo

Comunitario de Comunidades
Negras del Río Patía Grande sus
Brazos y la Ensenada, ACAPA, por
compartir su valiosa experiencia de
ordenamiento territorial interno,
para que esta sea conocida por
otras comunidades e instituciones.

A la Pastoral Social de Tumaco,

por permitir que este importante
proceso de construcción de la
Zonificación Cultural y Ambiental de
3
ACAPA, apoyado por ellos durante
tantos años sea ahora publicado,
para la divulgación amplia de esta
experiencia.

Al Ingeniero Forestal Álvaro

Suárez, quien interpreto y
caracterizó con gran paciencia las
Unidades de Paisaje, y restituyó la
cartografía básica del área del
territorio colectivo de ACAPA.

A todos los profesionales y

técnicos que en las distintas etapas
del proceso de Zonificación Cultural
y Ambiental del territorio colectivo
de ACAPA apoyaron a las
comunidades para el logro de los
resultados.
 olanda Cerón, entrañable amiga asesinada en
En memoria de la hermana YYolanda
el año 2001 en Tumaco (qepd), asesora laboriosa y comprometida con las
comunidades negras de la costa
Pacífica nariñense, quien apoyo desde la Pastoral
Social de Tumaco el proceso de ordenamiento
territorial interno de ACAPA. El Consejo
Comunitario del Río Patía Grande
sus Brazos y la Ensenada
le dedica este libro.

4
 CONTENIDO

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

1. POBLAMIENTO
1.1. Un Poblamiento muy Antiguo - 13

1.2. Resistencia de los Pueblos Indígenas - 13

1.3. Sometimiento de los Indígenas y Explotación Minera - 14

1.4. La Llegada de los Ancestros Africanos - 15

1.5. Poblamiento de las Tierras Bajas - 15

1.6. Apropiación de Ríos, Esteros y Áreas Costeras - 16

1.7. Inmigración y Pautas de Asentamiento - 17

5
1.8. Fases de la Explotación Forestal - 18

1.9. Las Comunidades Negras se Organizan - 20

2. ENFOQUE CONCEPTUAL Y METODOLÓGICO

2.1. Percepción Territorial - 25

2.2. Zonificación Ecológica y Unidades de Paisaje - 26

2.3. El Paisaje: Concepto de Integración - 27

2.4. Metodología - 28

3. PERCEPCION DEL TERRITORIO

3.1. Ámbitos y Espacios - 35

3.2. Sistemas de Propiedad o Usufructo - 37

3.3. Zonas y Paisajes - 37

3.4. Sistemas Productivos - 60

 4. ECOSISTEMAS EN EL TERRITORIO
4.1. Clima - 73

4.2. Historia de los Paisajes y Fisiografía Actual - 74

4.3. Grandes Paisajes Fisiográficos - 76

4.4. Paisajes y Subpaisajes Fisiográficos - 78

4.5. Cobertura Vegetal - 79

4.6. Usos del Suelo - 88

5. INCLUSIÓN DE LA ZONIFICACIÓN CULTURAL Y AMBIENTAL

DE ACAPA EN EL ESQUEMA DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL MUNICIPAL
5.1. Normatividad general y competencias en el ordenamiento

y administración del territorio - 95

5.2. Ordenamiento Interno y Planes de Ordenamiento en el Pacífico - 97

5.3. Las Negociaciones entre ACAPA y la Alcaldía del Municipio Francisco Pizarro - 98

5.4. Propuesta de Zonificación del Uso del Suelo para su Manejo y Reglamentación - 99

6 LISTA DE TABLAS,, GRÁFICAS Y MAPAS - 113

ANEXOS - 114
BIBLIOGRAFÍA - 115
PRESENTACIÓN
Como un aporte a la protección de los territorios
colectivos de comunidades negras, el proyecto
“Protección de Tierras y Patrimonio de la
Población Desplazada”, auspiciado por la Acción
Social, el Fondo Postconflicto del Banco Mundial
y la Agencia Sueca de Cooperación Internacional
para el Desarrollo, ASDI, presenta el libro Gente
de Esteros, Ríos y Mar – Zonificación para la
Protección del Territorio Colectivo de ACAPA-.
Esta publicación, elaborada para divulgar
entre las comunidades, organizaciones
instituciones, los resultados de la experiencia
colectiva desarrollada por los hombres y mujeres
del Gran Consejo Comunitario de comunidades
negras del Río Patía Grande sus Brazos y la
Ensenada, ACAPA, en la construcción de la
Zonificación Cultural y Ambiental, ZCA, de su
territorio étnico.
Esta experiencia se desarrolló en distintos
momentos a lo largo de diez años (1995-2005),
con la participación de representantes de las 32
comunidades que conforman el Consejo
Comunitario y de los equipos de asesores
externos, entre los que se cuentan biólogos,
antropólogos, ecólogos e ingenieros forestales.
El ejercicio, que buscó siempre la integración del
saber ancestral y actual de los pobladores con
los elementos y análisis técnicos del territorio, se
adelantó con base en una metodología
participativa que utilizo como herramientas los
talleres, recorridos, entrevistas, reuniones y
discusiones, orientadas a obtener una visión
integral del ordenamiento territorial interno.
El camino de construcción de la Zonificación
Cultural y Ambiental de ACAPA que describe este
libro inicia con una caracterización del proceso
histórico de poblamiento y apropiación territorial
de las comunidades negras de la zona, para
continuar presentando los principios conceptuales
y metodológicos que sustentaron su desarrollo.
Los aspectos técnicos y sus resultados, a saber, la
zonificación ecológica en su integración con la
percepción local del territorio y la caracterización
de los sistemas productivos tradicionales, fueron
e tratados con particular atención.
Finalmente el documento describe el acuerdo
entre la autoridad étnica – Junta del Consejo
Comunitario – y la Alcaldía del Municipio
Francisco Pizarro, que condujo a la articulación 7
de la ZCA con el Esquema de Ordenamiento
Territorial Municipal en el componente de
zonificación del uso del suelo rural para su
manejo y reglamentación.
Con el objeto de que los lectores puedan tener
una mejor visualización de los resultados, cada
capítulo se acompañó de material cartográfico,
tablas y gráficos.
El proyecto “Protección de Tierras y Patrimonio
de la Población Desplazada” espera que este
material de divulgación sea de gran utilidad no
sólo para las comunidades, sus líderes, sus
mayores, sus mujeres, sus maestros y estudiantes,
sino también para los funcionarios de las
entidades con responsabilidades en el
ordenamiento territorial y para los investigadores
y técnicos que acompañan hoy y apoyen en el
futuro el trabajo de este Consejo Comunitario.
 INTRODUCCIÓN
La Zonificación Cultural y Ambiental (ZCA) de los
territorios colectivos de comunidades negras se
basa en la concepción de que el ejercicio de la
territorialidad es un derecho fundamental de los
grupos étnicos. En cada una de las reivindicaciones
de los Consejos Comunitarios existe una estrecha
conexión entre territorio, cultura, derecho propio,
autodeterminación y manejo de recursos naturales,
de forma tal que ni los derechos étnicos ni su
ejercicio se concretan de forma aislada.
De la misma manera normas de la más alta
jerarquía en el ordenamiento jurídico colombiano
como la Constitución Nacional, la Ley 21 de
1991 y la Ley 70 de 1993, que establecen los
principales derechos territoriales de las
comunidades negras, sustentan la importancia
que tiene el territorio para este grupo étnico no
8 sólo en la apropiación física del espacio sino
también en la certeza de que son escenario de
creación y recreación de sus culturas.
En este sentido el ordenamiento territorial interno
es un mecanismo básico de protección, porque
aporta insumos técnicos para el manejo, la
planificación y la administración de sus territorios
colectivos, e instrumentos para la negociación
política con los municipios, las corporaciones
ambientales y otras entidades del orden regional,
nacional e internacional.
Pese a no disponer de un marco normativo
amplio en materia de autonomía para el gobierno
y manejo de sus territorios como el de los pueblos
indígenas, las comunidades negras tienen la
opción legal y el reto cultural de construir un
ordenamiento territorial propio, apuesta que
requiere creatividad, diálogo y entendimiento
intercultural.

A pesar de los instrumentos legales existentes

y del proceso organizativo desarrollado, los
grupos étnicos ubicados en el Pacífico
Colombiano han sufrido el impacto de la
violencia armada y el aumento progresivo del
cultivo de coca, factores que hacen a las
comunidades especialmente vulnerables al
desplazamiento forzado y a la pérdida de sus
tierras. Fortalecer la capacidad de los Consejos
Comunitarios de Comunidades Negras para el
manejo autónomo de los territorios colectivos, y
contribuir al reconocimiento y respeto por sus
propuestas de ordenamiento, se convierten en
instrumentos complementarios de protección
territorial frente a estos graves problemas.
Dificultades como el divorcio entre las visiones
plasmadas en los Planes de Ordenamiento Territorial
Municipal – POT’s - y aquellas construidas por las
comunidades negras, son constantes en la región
del Pacífico. La oposición y desarticulación entre las
concepciones, y el desconocimiento de los
funcionarios municipales acerca del marco jurídico
y las competencias que en materia de administración
territorial tienen los Consejos Comunitarios, limitan
las posibilidades políticas y socioeconómicas de
inclusión de sus propuestas en el ordenamiento y
planificación de los municipios.
Por lo general las formulaciones de los Planes de
Ordenamiento Territorial Municipal no involucran
una dimensión integral que tenga en cuenta los
sistemas desarrollados por las culturas para
representar, clasificar y tomar decisiones, y más
bien se reducen a enunciar unas cuantas normas y
mencionar la existencia de títulos colectivos y
resguardos en jurisdicción de los municipios.
La metodología para la Zonificación Cultural
y Ambiental del Territorio de ACAPA se fue
construyendo entre los pobladores y el equipo técnico
asesor que llevó a cabo los diagnósticos y el análisis,
mediante un proceso en el cual los líderes,
autoridades y profesores de las comunidades
intercambiaron conocimientos con antropólogos,
biólogos, ecólogos e ingenieros forestales. El uso de
esta metodología participativa unido al enfoque
conceptual de la ZCA fundamentado en la
percepción cultural, es decir en el conocimiento sobre
las maneras como los pobladores representan,
clasifican, comprenden y usan el territorio, tiene el
propósito de facilitar el proceso de apropiación de 9
los resultados del ordenamiento interno entre las
autoridades y los pobladores.
Los resultados de la ZCA se deben considerar
bases fundamentales para que los Consejos
Comunitarios tomen decisiones sobre el manejo
del territorio y sus recursos, definan los reglamentos
y usos apropiados, y en términos generales, para
que sirvan como herramientas técnicas y políticas
de administración de los territorios colectivos.
La articulación de la ZCA con el EOT del
municipio Francisco Pizarro tiene la virtud de llevar
el proceso hasta un nivel en el cual quedan
plasmados los resultados del ordenamiento interno
en la concepción y planificación del municipio, lo
cual obliga a todos los actores involucrados a
tener en cuenta estos resultados en su gestión
actual y futura.
10
11
12
1. POBLAMIENTO
La ocupación del litoral Pacifico Nariñense se
remonta a períodos prehispánicos, y atraviesa varias
etapas, en un proceso continuo que llega hasta la
actualidad. Los historiadores han señalado unos
hitos (o momentos) importantes en el poblamiento
del Pacifico sur, que marcan el inicio de procesos
particulares que se desarrollaron en la región.
1.1. Un Poblamiento muy Antiguo
Para conocer algunas características del
poblamiento de esta región antes de la llegada
de los españoles, los arqueólogos han hecho
estudios que dan cuenta de la importancia de esta
zona durante el periodo prehispánico.
Particularmente los manglares han sido
considerados áreas estratégicas para el desarrollo
de los grupos humanos.
Los vestigios arqueológicos hallados señalan
la presencia de grupos humanos en las áreas de
manglar para épocas que se remontan al año
7000 antes de cristo (a.c.), lo cual indica una gran
antigüedad en el poblamiento, puesto que las
fechas más antiguas que se han registrado hasta
el momento en Colombia datan de 10.000 años
antes de Cristo y corresponden a los sitios de
concheros de la Costa Atlántica.
Importantes acumulaciones de conchas son
evidencia de la utilización de un área rica en
productos marinos en aquella época. Es por ello
que a las sociedades que habitaron estos esteros
y manglares se les ha denominado “habitantes de
los concheros” (Bravo, 1998: 38).
Para épocas más recientes las investigaciones
arqueológicas identificaron un complejo cultural
importante conocido como Tumaco - La Tolita,
que ocupó estas áreas entre los siglos IV a.c. y II
d.c. (siglos cuarto antes de cristo a siglo dos
después de cristo). Geográficamente este complejo
abarcaba las actuales provincias de Esmeraldas y
Manabí en el Ecuador, y Tumaco en Colombia.
Los pobladores que ocuparon el territorio en 13
esta época ubicaron sus asentamientos en
montículos artificiales, denominados tolas, las
cuales fueron utilizadas como “sitios de
habitación, como zonas de cultivo, a manera de
linderos, en una especie de sistema urbanístico y
como sitios de enterramiento” (Rojas de Perdomo,
1985: 297).
A pesar de que faltan estudios arqueológicos
más detallados, la evidencia parece sugerir que
durante el florecimiento de esta cultura la densidad
demográfica en la zona fue alta lo cual hizo
necesario el conocimiento, adaptación y utilización
de los ecosistemas colindantes. Las excavaciones
arqueológicas en las tolas demuestran en efecto
una estrecha relación de los pobladores con zonas
costeras inundables y suelos bajos anegadizos (Von
Prahl, 1990: 141).
 1.2. Resistencia de los Pueblos Indígenas
Las primeras incursiones de los conquistadores
españoles en la zona, que ocurren durante la
primera mitad del siglo XVI (1500-1550 d.c.),
desatan una serie de transformaciones radicales
en la región que afectarán el desarrollo posterior
del poblamiento, así como la apropiación y el uso
de los recursos naturales, y marcan un nuevo
período en su historia.

A su llegada los conquistadores encontraron

una diversidad de pueblos indígenas que
habitaban las zonas bajas del litoral, los cuales
opusieron total resistencia, al punto de retrasar
la consolidación colonial durante casi cien años.

Estos grupos étnicos resistentes a la invasión

“…con el asesinato de los
se conocen como Tumas, Iscuandés, Nulpes,
principales caciques a finales del
Guapis, Sindaguas y Barbacoas, estos últimos los
año 1.536 y con la reducción de
más numerosos. Su resistencia se sustentó en el
los indios alrededor de la ciudad
carácter guerrero, en los patrones de poblamiento
de Santa María del Puerto de las
14 dispersos, y en una escasa estratificación social.
Barbacoas, y con la huida de la
Los españoles encontraron muchas dificultades mayoría monte adentro se termina
para recorrer esta selvática región, lo que permitió este levantamiento en el año de
a los Sindaguas y Barbacoas mantenerse libres 1.537...” (Oviedo, 1994:37).
del sistema de trabajos forzados al que sometían
a las poblaciones indígenas.

Si bien se establecieron avanzadas y 1.3. Sometimiento de los Indígenas y Explotación

asentamientos españoles en el área, fueron
inestables y en la mayoría de los casos saboteados,
trasladados y desaparecidos por levantamientos
indígenas. De manera que el proceso de
sometimiento de la población indígena de las
zonas bajas del litoral pacífico nariñense se efectuó
desde los asentamientos ubicados en la cordillera.
La resistencia indígena en las tierras bajas fue
vencida definitivamente
Minera
Entre los años 1600 y 1650, una vez sometidos
los pueblos indígenas, comienza el proceso de
ocupación, explotación y distribución espacial de
la región por parte de los colonizadores españoles.
La explotación del oro fue el eje económico
central al cual se articularon las demás actividades
productivas. Los enclaves mineros funcionaron
como epicentros desde donde se exploraban los
cursos alto y medio de los ríos.
 Los centros urbanos que florecieron en el
departamento de Nariño como enclaves de
explotación minera fueron las ciudades de Santa
Bárbara de Iscuandé en el año 1600 y Barbacoas
fundada en la década de 1620.
Desde Barbacoas e Iscuandé se establecieron
relaciones y comunicaciones fluidas entre la sierra y
la costa, a través de las cuencas de los ríos Patía y
Sanquianga. La jerarquía de estas ciudades en el
contexto regional se extendió hasta la primera mitad
del siglo XIX, pues aun después de la caída del auge
minero se mantuvo la presencia de importantes
núcleos de población colonizadora compuesta por
mineros y hacendados, que consolidaron fuertes
relaciones políticas y administrativas generando
influencia en sectores urbanos y rurales.
1.4. La Llegada de los Ancestros Africanos
Entre 1600 y 1650 la disminución de la mano de
obra indígena llevó a los colonizadores a traer
población negra del África en calidad de esclavos a
fin de consolidar la explotación minera. De esta
manera la población negra pasó a ser numéricamente
mayor en el Litoral Pacífico, mientras los indígenas se
desplazaron hacia las zonas de cordillera.
La introducción forzada de hombres y mujeres
para explotar las minas aluviales del Pacífico
correspondió al segundo ciclo de la minería que
se inició a finales del siglo XVII (fines de 1600),
cuando trajeron como esclavos pobladores
Bantúes del Congo, gente de los grupos étnicos
Akanes, Fantis-Ashantis, Ibos y Ewé-Fones del
África Centro-Occidental. (Maya, 1997).
La llegada de esclavos al litoral pacífico
representó un cambio importante a nivel nacional
pues para esa época Popayán reemplazó a
Cartagena como principal centro de comercio de
esclavos, fenómeno demográfico determinante
para la actual configuración cultural de la región.
1.5. Poblamiento de las Tierras Bajas
Los africanos llegados a América no fueron
pasivos frente a su esclavización por lo cual la
resistencia empezó rápidamente con rebeliones
palenqueras que se dieron primero en el Caribe y
posteriormente en el Pacífico.
Entre 1700 y 1850 se produce un importante
desplazamiento de población negra, con la
paulatina consolidación de un núcleo poblacional
compuesto por libertos y cimarrones, proceso
definitivamente acelerado con la supresión jurídica
del sistema esclavista en 1851. (Corsetti et al, 1990:
54; De Granda, 1977: 47-48; West, 1957: 103-104).
Esta dinámica de ocupación de las tierras bajas
desde epicentros mineros como Barbacoas,
Iscuandé y Guapi, generó un paulatino
poblamiento de ríos, esteros y áreas costeras, que
ya para los inicios de la segunda mitad del siglo
XIX (1850) abarcaba buena parte de los ríos Patía,
Tapaje, Iscuandé, Tola, Satinga, Saquianga y sus
afluentes. 15
Para 1797 la jurisdicción de Iscuandé
comprendía los ríos Iscuandé, Tapaje y playas
como San Juan, Bracito de Patía, Majagual,
Caballos, Tierra Firme Grande, Guascauna,
Sanquianga, Mulatos, Boquerones, Los Reyes,
Amaral y Pangamosa. La jurisdicción de Tumaco
cubría los pueblos de Salahonda, Palmarreal,
Cayapas, Esmeralda y Atacames.
Robert West señala en su estudio realizado
hacia 1950, cómo los padres y abuelos de los
pobladores de los ríos Mira, Rosario, Chagüí, el
Bajo Patía y Sanquianga provenían de Barbacoas.
(West, 1957: 104; Garrido, 1990). El autor
plantea dos rutas migratorias en esta dinámica
de poblamiento: una norte sur que partía de
Iscuandé hacia la isla del Gallo, ocupando los
ríos, playas y esteros; la otra, proveniente de
 Barbacoas, siguió el curso del río Patía que se
extendió desde la isla del Gallo hasta la provincia
de Esmeraldas, en Ecuador.
Otros autores proponen un poblamiento más
temprano de la zona, que inició a comienzos del
siglo XIX, “cuando mineros y comerciantes de
Popayán, Cali y Buga toman la vía de
Buenaventura, acompañados de sus esclavos,
para establecerse en Guapi, Iscuandé y Mosquera,
con el fin de explotar algunas minas como las de
Sanabria, Tapaje y La Tola” (Almario y Castillo,
1994). Esta forma de poblamiento consistió en
que los esclavos llegados con los mineros abrieron
tierras de cultivo, ocupando playas, vegas y firmes,
y después de la manumisión (o liberación de la
esclavitud) sus descendientes adquirieron tierras
bajo diversas modalidades.
El poblamiento de la región durante esta época
fue de carácter disperso, orientado por el curso
de ríos, esteros y líneas costeras, con asentamiento
16 en pequeños poblados, y desarrollando prácticas
económicas distintas a la minería. La agricultura,
la pesca, el aprovechamiento del manglar, la
recolección y la cacería, en un primer periodo, y
posteriormente los distintos ciclos de explotación
foránea para el comercio de recursos naturales
como la tagua, el caucho y la madera, consti-
tuyeron pautas para la configuración de los
sistemas productivos adaptativos que prefiguraron
las actuales prácticas económicas de los
pobladores negros de estas áreas.
1.6. Apropiación de Ríos, Esteros y Áreas Costeras
Desde 1852 cuando se decreta la abolición
de la esclavitud, comienza la ocupación de los
ríos por parte de los antiguos esclavos, en zonas
abandonadas por los indígenas o donde éstos
eran población minoritaria. De esta manera se
van poblando los cursos medio y bajo del río Patía,
así como sus afluentes más importantes, los ríos
Satinga, Sanquianga, La Tola, Tapaje e Iscuandé.
Las zonas de esteros y manglares fueron
aprovechadas por numerosas familias, como lo
señala una nota del Empadronador del Estado
Soberano del Cauca, realizada en el año de 1870,
refiriéndose a la zona de Iscuandé, Mosquera y el
Bajo Patía.
“Preciso ha sido hacer figurar a las
mujeres de este distrito (Mosquera)
en la clase de jornaleras, pues a
excepción de muy pocas, que medio
ejercen el oficio que avisa la ultima
columna, las demás ignoran todas
el manejo de la cocina. Lo que
entienden con perfección es andar
montadas en potros (canoas chicas
de cinco a seis varas) y rozar monte
con machete y aguinche (..)” y
añadía “(…)de que es muy triste y
cualesquiera pondría en duda la
verdad, de que en un distrito en
donde hay de 700 a 800 hombres
de trabajo, mas de la mitad sean
vagos, que viven del merodeo y
pescando en las orillas de los esteros,
cogiendo apenas lo muy limitado
para una comida…”(Archivo
General de la Nación. Censos de la
República. T. Fl 16.)
 A pesar que en estos relatos se evidencia la
subvaloración por parte de las autoridades con
respecto a las formas culturales utilizadas por las
comunidades negras para aprovechar su entorno,
y acerca del rol de hombres y mujeres en las
actividades cotidianas y productivas, estos informes
constituyen unas de las pocas fuentes de ilustración
sobre la forma de vida de la gente negra durante
el siglo XIX (19).
En esta época la presión sobre los recursos
forestales no era fuerte, dada la escasa demanda
externa, y se puede afirmar que los paisajes no habían
variado sensiblemente. La agricultura era la base de
la economía y en algunas partes estaba articulada
a los mercados de Guapi, Buenaventura y Tumaco.
Para finales del siglo XIX se había extendido el
cultivo del arroz en casi toda la zona del Pacífico,
cultivo que tuvo especial importancia para los
pobladores de las áreas de guandal y manglar.
Según West, este se introdujo en el bajo río Mira
hacia 1875 y en el bajo Patía hacia 1900. (West,
1957: 242)
La caña de azúcar era ya un cultivo común desde
finales del siglo XVIII, y los pobladores del río
Iscuandé y Mira eran reconocidos por los productos
derivados, incluida la destilación para la producción
de aguardiente. (West, 1957: 143). El cultivo de
frutales, especialmente naranja, aumentó en el
último cuarto del siglo XIX (1875 -1900) teniendo
alguna importancia las áreas de La Vigía y San
Juan de la Costa ubicadas en el delta de los ríos
Patía y Sanquianga. (West, 1957: 153)
1.7.Inmigración y Pautas de Asentamiento
Para comienzos del siglo XX el poblamiento
estuvo asociado a procesos económicos de
extracción forestal como la recolección de la resina
del Caucho y de la semilla de la Tagua,
consolidándose de esta manera los ciclos
extractivos como pautas de apropiación territorial
en la región durante ese siglo.
“Después de las primeras décadas
del presente siglo, el inicio de la
extracción maderera y de la corteza
del mangle, la siembra de palmas
de coco con un sentido comercial y
la cacería de animales como la
babilla y el tigre para la venta de
sus pieles, consolidaron
definitivamente el modelo de
poblamiento disperso a lo largo de
las diversas corrientes de agua en
incontables caseríos, pueblos o
viviendas aisladas” (Restrepo,
1996).
Otro factor determinante en el proceso de
poblamiento de la zona fue la Guerra de los Mil
Días, por el desplazamiento de familias negras
provenientes del Sur del Valle y el Norte del Cauca 17
que huyendo del conflicto, llegaron a través del
río Patía hasta la costa.
Los asentamientos ubicados en el Brazo Largo
del Patía, en el hoy territorio de ACAPA “se
reorganizaron de gente desplazada por la guerra
de los mil días o llegaron a reforzar y ampliar las
comunidades existentes. La mayoría de la gente
desplazada por esta violencia partidista se quedó
en su proceso de colonización en las partes altas
del Patía (Patía, Fátima, San Pedro del Vino, Pueblo
Nuevo, Ramos, Caimito)” (INCORA, 1998).
Las zonas bajas de los ríos Satinga y
Sanquianga, fueron ocupados también por
pobladores de Guapi y Timbiquí, quienes
paulatinamente adquirieron tierras de cultivo que
fueron reclamadas a través de derechos
herenciales o “títulos de familia”. (West, 1957)

Hacia 1920 la zona que hoy ocupa ACAPA
pertenecía administrativamente a las provincias de
Núñez y Barbacoas. La primera comprendía los
distritos de Tumaco, Iscuandé y Mosquera, y la
segunda los municipios de Ricaurte, Magüí y San
José. Al distrito de Mosquera correspondían la
mayor parte de los asentamientos que para la
época se habían creado en los municipios de
Salahonda, Mosquera y Olaya Herrera. Según un
18 informe del alcalde de distrito, existían las
Comisarías Mayores de Mosquera, Caballos,
Guandipa, Las Cruces, Tolita, Calabazal, Bajo
Satinga, Alto Satinga, Bajo Sanquianga y Alto
Sanquianga. (Citado por Almario, 1996: 85).
Para la primera mitad del siglo XX (1900 –
1950) la mayor parte de los actuales
asentamientos ubicados en el territorio colectivo
de ACAPA ya estaban fundados.
Para la década del los años cincuenta, a la zona de
los ríos Satinga y Sanquianga llegaron familias
provenientes de Iscuandé y Barbacoas, en procura de
tierras de cultivo, con lo cual se consolidaron caseríos
como La Herradura, Naranjal, Soledad, Mojarrera,
Tumaquito, Vuelta Larga, Candelaria y San José La
Turbia. (Castillo, citado por Almario, 1996: 87).
1
Humedales forestales de suelo pantanoso, o como dicen en la región ‘guandaloso’
1.8. Fases de la Explotación Forestal
La actividad económica que ha tenido mayor
incidencia en el estado de los recursos naturales
del bosque ha sido la extracción maderera. Esta
actividad se ha desarrollado en varias fases
determinadas en primera instancia por la oferta y
demanda del recurso.
Una primera fase inicia a finales del siglo XIX y
se prolonga hasta mediados del siglo XX. Se
caracteriza por la presencia de pocos aserríos,
ubicados cerca de grandes centros poblados como
Tumaco y Salahonda, que atienden la demanda
de productos aserrados para la construcción y
para las vías férreas del interior del país.
Una segunda fase inicia a mediados del siglo
XX y finaliza a mediados de la década de los
setenta, considerada como la de mayor
explotación y auge industrial.
“Esta fase se caracteriza por la intervención de
capitales extranjeros, la composición de una
industria tecnificada en comparación con la
existente en la fase anterior, una extensión del frente
de extracción a partir de Tumaco donde se asienta
la infraestructura de transformación y de
exportación, una centralidad de la actividad
maderera en el sistema económico de las
localidades, y la consolidación de corteros
“independientes” y de asalariados dependientes
de la industria” (Restrepo,1997).
En ese período Salahonda surge como epicentro
de la concentración y procesamiento de la madera
proveniente de los guandales del Patía, entre otras
zonas. La especie más explotada fue el Cuángare
que se encuentra en los guandales1, lo cual aumentó
la presión sobre este tipo de bosques.
 A mediados de los setenta, debido al agotamiento
del recurso forestal homogéneo de los guandales
que había facilitado el desarrollo de la gran industria,
y que era el de mayor demanda, empezó la crisis de
la gran industria maderera en la región.
A comienzos de los años ochenta la gran industria
maderera desaparece del Pacífico Nariñense, así
como la dinámica y el eje de extracción.
La apertura del Canal Naranjo, que comenzó
siendo una zanja construida por un empresario
del ramo para transportar los bloques extraídos
de los guandales del río Patía Viejo hacia el río
Sanquianga, y que por la fuerza de las aguas
terminó por desviar el destino comercial de la
madera explotada de Tumaco hacia Satinga y
Buenaventura, produjo finalmente la decadencia
de los aserríos de Salahonda y Tumaco.
Una tercera fase comienza con nuevas formas
de explotación en pequeños y medianos aserríos
a orillas de los ríos. Bocas de Satinga se consolida
como el principal centro de acopio de madera
con destino a Buenaventura. En esta fase es muy
importante la introducción de motosierras
manuales, tecnología de gran impacto, muy
eficiente para la explotación a pequeña escala
pues permite la tala y extracción de los bloques y
tablas de madera directamente en los bosques.
(Restrepo, 1997). Para esta época la especie más
explotada fue el Sajo.
La explotación intensiva de madera en la región
ha disminuido en las últimas décadas, no sólo por
la escasez de ciertas especies comerciales, sino
también gracias a la legislación para la protección
ambiental expedida, y a la Ley 70 de 1993 que
otorga la propiedad colectiva sobre la tierra a las
comunidades negras que ancestralmente la han
habitado promoviendo la protección del medio
ambiente en esos territorios.
Como veremos a continuación, cada una de
las fases de explotación de la madera ha tenido
un impacto directo en el estado actual de los
bosques existentes en el territorio del Consejo
Comunitario de ACAPA.
En los años 50’s se estableció en la zona una
empresa privada reconocida como “la manglera”
la cual se instaló en esteros del delta del río Patía
como La Lagartera y el Hondo, y extrajo grandes
cantidades de Mangle Pava (Rhizophora sp.) de
cuya corteza, la industria de los cueros se suplía
de taninos, necesarios para el curtimiento.
Hacia los años sesenta se retiró la empresa,
pero su efecto sobre las áreas de mangle fue
devastador, al punto que es fácilmente observable
en los paisajes de la zona (Cobaleda, 1998).
Otra forma de economía extractiva que llegó
a la región hacia la década de los 80s, fue la
explotación de la palma de Naidí (Euterpe
oleracea). Según estudios, para la época el río
19
Patía podía albergar más de 100.000 hectáreas
de esta especie, condición atractiva para el
establecimiento de varias empresas palmicheras,
como Licsa Pacífica, Conservas del Pacífico,
Agrofopesca y Hermanos Lozano. Éstas vincularon
a las comunidades negras a la actividad extractiva
de los cogollos del palmito. La competencia entre
estas empresas, la retribución económica a los
pobladores y las prácticas culturales, ocasionaron
la deforestación acelerada de esta palma.
Frenar esta explotación fue una de las primeras
luchas del Consejo Comunitario de ACAPA.
Amparados en la Ley 70 de 1993 y en el Decreto
1745 de 1995, el Consejo exigió a las
autoridades ambientales detener la renovación de
las licencias otorgadas a estas empresas, y
condicionar la explotación del palmito y demás
recursos forestales existentes en el área del
 territorio colectivo, al cumplimiento de procesos de la zona, y en un grave factor de vulnerabilidad
de concertación con el Consejo Comunitario. para ambos grupos étnicos.

Otro factor de gran impacto ambiental en la La amenaza del avance de los cultivos de coca
zona fue la apertura privada e ilegal del Canal sobre el territorio ha sido abordado en espacios
Naranjo que terminó por desviar el curso de autónomos de discusión en torno a la zonificación
los ríos y transformar su caudal. En efecto, la y reglamentación del territorio, como uno de los
disminución del caudal del río Patía Grande por aspectos que más preocupa actualmente a los
efecto de la desviación de la mayor parte de sus integrantes del Consejo Comunitario.
aguas a la cuenca del río Sanquianga, redujo el
suministro de agua dulce necesario para el
mantenimiento del equilibrio ecológico de los
1.9. Las Comunidades Negras se Organizan
estuarios y manglares del delta del Patía, El territorio colectivo del Gran Consejo
produciendo la muerte de la vegetación de los Comunitario de Comunidades Negras del Río Patía
manglares en una amplio radio de influencia, y la Grande, sus Brazos y la Ensenada – ACAPA,
alteración del equilibrio salino de las aguas abarca un área de aproximadamente 95.000
estuarinas. hectáreas, ubicado en jurisdicción de los
municipios Francisco Pizarro, Tumaco y Mosquera,
Asimismo la falta de agua dulce, que bañaba
en el departamento de Nariño, en la actualidad
las vegas inundables durante el desborde periódico
alberga una población mayor a 12.000
del río, afectó igualmente un renglón importante
habitantes. Internamente se encuentra dividido en
de la producción agrícola, como era el cultivo del
cuatro zonas, delimitadas por criterios geográficos,
20 arroz cuya venta constituía la mayor parte del
organizativos y administrativos.
ingreso monetario de las familias (Cobaleda,
1998). Sus antecedentes organizativos se remontan al
año de 1992, cuando se conforman con el nombre
Los pobladores del río Sanquianga se vieron
de Asociación Campesina del Patía – ACAPA -, a
fuertemente afectados por este dramático cambio
la cual pertenecían 14 veredas. A estas se fueron
ecológico que generó el desplazamiento de las
uniendo otras comunidades hasta integrar 32
comunidades de las veredas rurales hacia el casco
veredas que actualmente conforman la
urbano de Bocas de Satinga.
organización étnica.
En la década de los noventa empieza a
El proceso organizativo avanzó hasta la
proliferar en la costa pacífica nariñense una nueva
constitución del Gran Consejo Comunitario del
actividad económica, el cultivo de la hoja de coca,
Río Patía Grande sus Brazos y la Ensenada -
el cual viene generando impactos sociales,
ACAPA-, responsable en el año de 1997 de
culturales, ambientales y particularmente en los
presentar ante el Instituto Colombiano de Reforma
sistemas de propiedad, constituyéndose en una
Agraria -INCORA2 - la solicitud para la titulación
grave amenaza para los territorios colectivos de
colectiva de su territorio.
comunidades negras y los resguardos indígenas

2
INCORA actualmente en liquidación desde el año 2003 es remplazada por el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural -Incoder- resultado
de la fusión de entidades adscritas al Ministerio de Agricultura.
Mapa 1: Ubicación Geográfica de ACAPA
Vale la pena recordar que en sus orígenes los
pobladores se identificaban como campesinos
negros, posteriormente, en ejercicio de los derechos
territoriales contenidos en la Ley 70 de 1993 se
unieron en una organización étnico - territorial
afiliada al Palenque Nariño 3, y finalmente se
consolidaron como un Consejo Comunitario de
Comunidad Negra.
En el contexto de las organizaciones de
comunidades negras en el Pacífico Sur Colombiano,
ACAPA ha desempeñado un papel protagónico.
Entre 1992 y 1993 impulsó en la zona, en
compañía de otras organizaciones, el proceso de
divulgación y gestión participativa que apoyó a la
Comisión Especial en el desarrollo del Artículo 55
4
Transitorio de la Constitución y en la promulgación
de la Ley 70 de 1993. En 1995 asumió con éxito
el liderazgo de la lucha por el reconocimiento de
las áreas de manglar dentro de los títulos colectivos.
3
Palenque Nariño: Organización asociada al Proceso de Comunidades Negras. Una de las organizaciones que ha tenido protagonismo importante en el
contexto político y social del movimiento social afrocolombiano en Colombia.
4
Articulo 55 transitorio incluido en la constitución política de 1991, ordena al congreso de la Republica, la expedición de una ley que le reconociera el derecho de las
comunidades negras a la propiedad colectiva de sus territorios ancestrales.
En 1999 obtiene la propiedad colectiva sobre su
territorio por Resolución No 01119 del INCORA,
actual INCODER. Desde ese momento y hasta la
fecha buena parte de sus esfuerzos organizativos
21
se han dirigido al re-conocimiento y ordenamiento
interno del área colectiva, así como a la búsqueda
de alternativas productivas en su territorio; para
ello se han gestionado alianzas estratégicas con
organizaciones no gubernamentales e instituciones
en el marco de proyectos sociales y ambientales.
El proceso de ordenamiento territorial de
ACAPA que se ha venido desarrollando mediante
la metodología planteada por la Zonificación
Cultural y Ambiental, ha permitido a sus
integrantes dar un paso adelante en su capacidad
organizativa y en su compromiso de garantizar el
territorio a sus futuras generaciones.
22
23
24
2.ENFOQUE CONCEPTUAL Y METODOLÓGICO
El proceso de ordenamiento interno del territorio
colectivo de comunidades negras de ACAPA se
fundamentó en dos enfoques: el antropológico que
se aplica a la zonificación cultural, y el ecosistémico
para la zonificación ambiental.
En efecto la Zonificación Cultural y Ambiental
del territorio de ACAPA integra la caracterización
ecosistémica, basada en la descripción y análisis
de los elementos que constituyen un territorio desde
el punto de vista de la ecología, con la percepción
territorial – que integra las formas propias de
representación, clasificación y uso del territorio,
sustentadas en el conocimiento cultural e histórico
que tienen los pobladores sobre los ríos, esteros y
zonas costeras que ocupan y manejan.
Su propósito es generar un conocimiento
aplicado que responda a las necesidades de los
pobladores y apunte a desarrollar acciones
concretas para la protección y defensa del
territorio. En síntesis, es un insumo para diseñar
políticas y estrategias de manejo territorial con
miras a la sostenibilidad de la vida de las
comunidades negras en ese territorio.
2.1. Percepción Territorial
La percepción del territorio está compuesta por
una serie de mecanismos de clasificación,
representación y toma de decisiones que han
interiorizado los habitantes locales con respecto a
sus paisajes o espacios. Se fundamenta en el
repertorio de conocimientos que se encuentran dentro
de las mentes de los productores y que generalmente
es un conocimiento no escrito (Toledo, 1992).
El concepto de percepción territorial ha sido
desarrollado desde disciplinas como la psicología,
la geografía humana (específicamente la geografía
de la percepción), el urbanismo y la antropología,
que tienen en común su interés por el conocimiento
de las representaciones individuales o colectivas
de un espacio geográfico determinado.
Estudios realizados por diversos profesionales de 25
esas disciplinas, revelan concepciones propias sobre
el territorio y formas de relación de los pobladores
con diversos entornos que ocupan, las cuales se
expresan en formas visibles de construcción territorial,
en los usos del paisaje y en las representaciones que
sustentan las prácticas sociales que tienen lugar en
un espacio determinado.
En el mismo sentido la ecología cultural resalta
la importancia de entender los sistemas de
clasificación y representación del mundo “no
humano” que hacen las sociedades tradicionales,
como formas particulares e igualmente valiosas
frente a las concepciones y clasificaciones de la
ciencia occidental.
Algunos autores, especialmente desde la
etnoecología, estudian los conocimientos,
actitudes y habilidades que permiten a las culturas
 rurales producir y reproducir las condiciones Es por ello que para la protección territorial de
materiales de su existencia a través de un manejo los grupos étnicos, se hace necesario explorar las
apropiado de los recursos naturales. (Toledo, formas en que se expresa la identidad, la
1992; Patton, 1993). apropiación y la pertenencia, así como los diversos
tejidos simbólicos que los pobladores construyen
Estos estudios están sustentados por conceptos
para la reproducción de su vida social y política.
y herramientas de la antropología y la ecología,
que facilitan un análisis holístico5 y dinámico de las
relaciones entre las comunidades y la naturaleza. 2.2. Zonificación Ecológica y Unidades de Paisaje
Zonificación Ecológica es el proceso
2.1.1. Espacio y Lugar metodológico de sectorización de un área
“El espacio así como el lugar son compleja en áreas relativamente homogéneas que
conceptos esencialmente políticos. El se llaman Unidades de Paisaje. Las Unidades de
espacio es además no solamente el Paisaje han sido caracterizadas esquemáticamente
dominio del Estado que lo administra, de acuerdo con sus factores formadores (geología),
ordena y controla, sino la siempre y con sus principales características físico-bióticas
dinámica y fluida interacción entre lo (tipos de suelo – tipos de cobertura vegetal).
local y lo global, lo individual y lo El análisis fisiográfico es un método basado en
colectivo, lo privado y lo público, y entre la interpretación de imágenes de sensores remotos,
resistencia y dominación… El concepto satélites o radares, que permite integrar, delimitar
de lugar debe ser entendido como fluido y clasificar atributos de los ecosistemas como clima,
26 y como el resultado de las relaciones relieve (geoformas), litología6 y suelos. Si a las
contingentes y de las dinámicas unidades resultantes se les identifica la clase de
espaciales identificadas en los tres cobertura vegetal y usos del suelo predominantes,
componentes constitutivos de ubicación, se obtiene la Unidad de Paisaje (villota, 1994)
localidad, y sentido de lugar” (Oslender,
Estas áreas homogéneas también llamadas
1999).
“unidades de tierra”, son evaluadas en función
El planteamiento de Oslender reafirma la de su historia, su potencial y de sus limitaciones.
relación entre el espacio y el lugar desde una Utilizando herramientas de los Sistemas de
significación más dinámica, que obliga al Información Geográfico ¨- SIG - se puede también
conocimiento de las relaciones políticas inmersas predecir comportamientos de acuerdo con
en los procesos de construcción espacial. La determinadas formas de uso por los grupos
tendencia debe apuntar a legitimar políticamente humanos. A partir de estas evaluaciones se
el accionar y la pertenencia de los grupos étnicos determinan las posibilidades de uso y manejo
sobre sus territorios, e incluir en el debate a otros óptimo del territorio para asegurar la
sectores de la sociedad nacional e internacional. sostenibilidad medioambiental.

5
Enfoque integral que en lugar de detenerse en elementos particulares trata de entender un fenómeno en toda su dimensión.
6
Litología: hace referencia a los estudios de las características generales de los estratos geológicos, su constitución y textura. Los estudios litológicos se basan
más en afloramientos y muestras superficiales que en los rasgos microscópicos o características químicas.
Gráfica 1: Estructura del sistema de clasificación Fisiográfico.

Estructuras geológicas

Provincia fisiográfica

Unidad climática

Gran paisaje

2.3. El Paisaje: Concepto de Integración

Los paisajes son los espacios físicos de la
superficie terrestre en los que se observan procesos
similares de formación, funcionamiento y
desarrollo evolutivo de la tierra.
Aunque el paisaje es una unidad de análisis
básica de la geografía física, y se considera en
primera instancia resultado de procesos evolutivos
de la naturaleza, la configuración de los paisajes
está cada día más determinada por la intervención
humana sobre la superficie terrestre.
En este sentido también se entienden los
paisajes como resultado de procesos culturales,
que de una u otra forma han modelado o
modificado los paisajes naturales (Hirsch y
Hanlon, 1995). El paisaje cultural es la
transformación de un paisaje natural por la acción
de un grupo humano determinado. Retomando
los postulados del geógrafo Carl Sauer la cultura
es el agente, el área natural es el medio, y el
paisaje cultural es el resultado (Sauer, 1963).
Los sistemas de producción y extracción de
recursos naturales se consideran en su dinámica
como uno de los principales elementos formadores
y modificadores del paisaje y se expresan muy
claramente en la cobertura del área territorial de
ACAPA (cultivos de palma de coco, plátano).
A partir del concepto de paisaje es posible 27
establecer un puente de comunicación entre los
grupos étnicos y los asesores técnicos. Aunque las
formas de enunciarlo son diferentes, en la práctica
las comunidades negras e indígenas distinguen en
su territorio los espacios de uso de acuerdo con la
cobertura vegetal, la forma de la tierra y las
características de los suelos, de manera similar
aunque no homologable al proceder de los técnicos
en la identificación sistemática de los paisajes.
La cobertura vegetal es el elemento síntesis a
través del cual los pobladores identifican los demás
elementos que conforman los espacios de uso
como las formas de la tierra y los recursos que
existen en el área. (Ariza, Chavarro y Vargas, 1999)
Para la metodología de Zonificación Cultural y
Ambiental las diferentes interpretaciones del
paisaje son complementarias. Quien interpreta
 fotografías aéreas, imágenes de radar o satélite
con metodologías adecuadas para la producción
de cartografía, tiene una mirada que va más allá
de lo local. Puede calcular áreas y lograr
localizaciones exactas, incluso puede comprender
los procesos geológicos y la acción del clima en
la formación de los paisajes. Los lugareños por su
parte, de acuerdo con su experiencia y capital
social e histórico, tienen un conocimiento profundo
sobre las particularidades de los paisajes, sus
formas de apropiación, al igual que los usos
económicos y culturales.
2.4. Metodología
La ZCA se basa en la participación
comunitaria como componente indispensable
para el desarrollo exitoso del trabajo. Por ello
esta metodología obliga a abrir espacios de
capacitación, comunicación, discusión y análisis
en los que haya representación de todos los
28
sectores poblacionales involucrados en el área
de interés para el ordenamiento territorial. En
estos escenarios se debe tener un especial
respeto por las opiniones de los participantes, y
la menor influencia de los profesionales sobre el
conocimiento local.
Otro elemento indispensable para lograr una
efectiva participación es la concertación,
entendida como diálogo y acuerdo intercultural,
que permite la discusión y el intercambio entre el
conocimiento local y la ciencia occidental.
Asimismo la capacitación en los conceptos
propios de estas disciplinas ayuda a los
pobladores locales y a las autoridades étnicas a
elevar su capacidad de interlocución con el
Estado y otras organizaciones (por ejemplo
ambientalistas), al momento de tomar decisiones
para el manejo de los recursos naturales.
2.4.1. El Proceso de Trabajo
En 1996 el Gran Consejo Comunitario del
Río Patía Grande sus Brazos y la Ensenada –
ACAPA- asume el reto de elaborar una propuesta
de solicitud para la titulación colectiva que
recogiera su visión propia sobre el territorio.
Con el apoyo del Proyecto de Zonificación
Ecológica del Pacífico ejecutado por el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi – IGAC- en el marco
del Programa de Manejo de Recursos Naturales
PMRN, se realizó un diagnóstico preliminar y el
primer mapa del área.
Estos primeros ejercicios de delimitación del área
a solicitar ante el INCORA y avance en los diag-
nósticos veredales, fueron perfilando la idea de
desarrollar un proceso de ordenamiento del territorio.
De esta forma se inició la espacialización o
mapificación de las áreas de uso y de conflicto
territorial.
Después de la solicitud del título hecha en 1999
se inició formalmente el proceso de Zonificación
Ecológica del territorio del Consejo, el cual incluyó
la percepción de los pobladores sobre dicho territorio.
Con el apoyo del PMRN componente Naidí-
Monitoreo Ambiental para esta fase se obtuvo un
primer mapa de Unidades de Paisaje del territorio
colectivo, que incluía la visión propia de los
pobladores de los ríos, mares y esteros, el cual se
constituyó en una herramienta básica de
diagnóstico, análisis para la planificación, y en
una carta de presentación para la gestión de
recursos y proyectos priorizados por ACAPA.
En el año 2001 y como consecuencia del conflicto
armado que empieza a azotar la costa sur del
departamento de Nariño, los procesos organizativos
y de reivindicación territorial de las comunidades
étnicas, se vieron seriamente afectados. El
desplazamiento de población se incrementa, los (“aprender haciendo”) donde se trabajaron los
grupos armados ilegales se consolidan, crece componentes de Zonificación Cultural,
aceleradamente el cultivo de hoja de coca y la Zonificación Ambiental, y se caracterizaron los
infraestructura para su procesamiento. sistemas productivos tradicionales. Con el aporte
de mayores, mujeres y hombres, se reconocieron
Esta situación llega a un punto álgido con el
y dibujaron las veredas, sus características y la
asesinato de la hermana Yolanda Cerón (Que en
situación de los bosques y sus recursos. Este
Paz Descanse), directora de la Pastoral Social de
ejercicio se realizó en distintas épocas y en tres
Tumaco, quien fuera el motor de los procesos
ocasiones en cada una de las zonas, hasta su
organizativos de comunidades negras en la zona.
completa construcción por parte de las
Este trágico suceso frenó los trabajos que se venían
comunidades.
desarrollando en los ámbitos organizativo, productivo
y de ordenamiento territorial durante casi un año. Asimismo se realizaron recorridos con
participación de la comunidad por áreas
Pese a que la situación en la región continuaba
previamente seleccionadas para reconocer los
en crisis, durante los años 2002 y 2003, con el apoyo
paisajes, los espacios productivos, y complementar
de la Pastoral Social y a través de proyectos
la cartografía del territorio. Todos los
financiados por Misereor y la Corporación Ecofondo,
asentamientos y los esteros, quebradas y puntos
se ejecuta otra fase de este proceso de ordenamiento
importantes del territorio fueron georeferenciados
territorial, profundizando en los componentes de
con la ayuda de Sistemas de Posicionamiento
tipo cultural, la caracterización de los sistemas
Global –GPS- , una tecnología que permite ubicar
productivos y llevando a cabo el primer ejercicio de
un punto en cualquier parte de la tierra con sus 29
prospectiva (o mirada hacia el futuro).
coordenadas precisas (longitud, latitud).
El resultado de esta fase fue un diagnóstico
La información obtenida se complementó con
integral de la situación de los territorios así como
entrevistas abiertas a los pobladores de la zona,
la formulación de propuestas de manejo local de
en especial a “sabedores” de la comunidad tales
los recursos; además del desarrollo de los
como pescadores, cazadores, agricultores,
conceptos técnicos y metodológicos de la ZCA.
mineros, así como recolectoras de piangua y jaiba.
Es importante resaltar que para la realización
La utilización de la cartografía técnica y la
de las distintas fases de este proceso, se vincularon
cartografía social como instrumentos para
líderes de ACAPA y asesores de la Pastoral Social
aprender a leer y descifrar el territorio, se
de Tumaco, quienes actuaron como
constituyeron en herramientas eficaces para que
coinvestigadores y dinamizadores de los talleres y
los participantes de los talleres lograran interpretar
de los recorridos para el reconocimiento territorial.
la información contenida en los mapas oficiales,
Adicionalmente estos equipos jugaron un papel
además de producir cartografía basada en la
relevante en la validación de la información
experiencia y conocimiento propios.
recogida.

Las comunidades participaron activamente en

este proceso a través de talleres de capacitación
 2.4.2. Talleres de Percepción Territorial
Para el diagnóstico socio ambiental del territorio
se realizaron talleres de percepción territorial en
cada una de las cuatro zonas del Consejo
Comunitario. A partir de la indagación sobre los
conceptos propios de territorio, paisaje, sistemas
productivos y sus cambios en el tiempo, se llegó a
la construcción de mapas de cartografía social.
Para elaborarlos se siguió el procedimiento
siguiente:
 Concertación de agenda de tra-
bajo: establecida sobre la base de
los objetivos de la Zonificación Cul-
tural y Ambiental, las expectativas
de los participantes y la selección
de temas de trabajo.
 Representación territorial: traba-
jada a partir de la elaboración y
socialización de los esquemas men-
tales que del territorio tienen las
30 comunidades, expresada en mapas
realizados por los participantes.
 Bases cartográficas: la informa-
ción contenida en estas represen-
taciones cartográficas de la comu-
nidad, elaboradas sin requerimien-
tos formales preestablecidos, se
trasladó con asesoría de los técni-
cos a la base cartográfica disponi-
ble para cada una de las zonas de
trabajo, consistente en planchas
topográficas a escala 1:100.000 y
1:25.000, fotografías aéreas, imá-
genes de radar y satélite. Este ejer-
cicio permitió socializar con los par-
ticipantes los fundamentos genera-
les de la cartografía oficial, que
hacen posible una comprensión
básica de los instrumentos técnicos
para la representación territorial.
 Mapas temáticos: con la inte-
gración de la información sobre la
base de la escala, leyenda y con-
venciones unificadas, se generaron
unos mapas temáticos que repre-
sentan los elementos territoriales tra-
bajados en cada taller, como por
ejemplo el mapa de las zonas de
cultivo. Uno de los resultados im-
portantes fue la puesta en común
de una visión integrada del territo-
rio del Consejo Comunitario a par-
tir de la agregación de los mapas
comunitarios o zonales elaborados
en los talleres iniciales de percep-
ción.
 Reconocimiento visual: los talle-
res se complementaron con reco-
rridos por las zonas identificadas y
seleccionadas de acuerdo con los
intereses de los participantes, du-
rante los cuales se utilizaron técni-
cas de estudio como la
georeferenciación, el reconocimien-
to visual, la complementación de
toponimia, la verificación de la base
cartográfica y de las Unidades de
Paisaje resultantes de la primera
interpretación. Los recorridos tam-
bién ayudaron a presentar los re-
sultados del taller a las comunida-
des del área de influencia del Con-
sejo Comunitario.
 Evaluación y ajustes: la informa-
ción recopilada en estos talleres fue
procesada por expertos. Para ello
se realizó la digitalización de los
resultados, la alimentación de las
bases de datos, su análisis e inter-
pretación. Los resultados parciales,
es decir las bases de datos y los
mapas digitales obtenidos, fueron
evaluados por las comunidades de
ACAPA en varias ocasiones, así
como por los asesores de la Pasto-
ral Social de Tumaco. De acuerdo
con esta evaluación se hicieron nue-
vos ajustes a los resultados del tra-
bajo de campo, se sistematizaron y
procesaron, con ayuda de los téc-
nicos, para producir los resultados
finales.
2.4.3. El Análisis Técnico
En las distintas etapas del proceso de
construcción de la ZCA, los líderes del Consejo
Comunitario y las comunidades fueron
acompañadas por profesionales de varias
disciplinas quienes contribuyeron de forma
comprometida al logro de los objetivos planteados
por la organización.
A partir de la identificación preliminar de las
Unidades de Paisaje en fotografías aéreas,
imágenes de satélite e imágenes de radar que
existen para la zona, se hizo una interpretación
de las formas de la tierra y la cobertura vegetal,
dando origen a Unidades de Paisaje más
detalladas para el territorio colectivo de ACAPA.
Se elaboró la base cartográfica digital de la
zona mediante la recopilación, evaluación y
sistematización de la cartografía disponible. Para
la elaboración del mapa de Unidades de Paisaje
y espacios de uso, se emplearon las fuentes
cartográficas proporcionadas por el Instituto
31
Geográfico Agustín Codazzi –IGAC-. (Anexo 1)
Se caracterizaron y zonificaron los
sistemas de producción y extracción
de recursos naturales. Los estudios
temáticos relacionados se integraron
en la base digital que fue alimentada
progresivamente con los resultados
de los talleres.
Los expertos presentaron la
Zonificación Ecológica en un mapa
de Unidades del Paisaje con una
leyenda tabular en la cual se
establecen relaciones entre
diferentes atributos del paisaje, entre
estos y sus factores formadores.
 El análisis técnico así generado se
complementó con la información obtenida en
los trabajos de campo, talleres con las
comunidades, recorridos, muestreos y
“monteos”.

El mapa preliminar de Unidades de Paisaje

y la caracterización de sistemas productivos y
extractivos, fueron las bases que permitieron
evaluar la aptitud de cada una de las zonas
del territorio, es decir, el potencial que ofrecen
estas zonas para realizar distintas actividades
productivas como extracción, recolección y
conservación.

Los resultados de la Zonificación Cultural

se integraron a los de la Zonificación Ecológica
mediante la generación de mapas síntesis,
mapas parlantes, memorias y documentos de
divulgación. Esta base constituyó el material
de referencia para la discusión y definición de
los lineamientos para los planes de manejo de
32 las distintas zonas del territorio colectivo de
ACAPA.

Estas propuestas de manejo son insumos

fundamentales que todavía requieren mayor
apropiación por parte de las comunidades,
para que se consoliden como elementos
orientadores del uso de los recursos naturales
y el territorio a corto, mediano y largo plazo.
33
34
3.PERCEPCIÓN DEL TERRITORIO
La gente que habita los brazos del río Patía Grande
y su ensenada identifica un completo sistema de
clasificación para reconocer, nombrar y
conceptualizar los diversos espacios que
conforman su territorio, basado en el
reconocimiento de las características del suelo, la
forma de la tierra, el tipo de vegetación
predominante o las prácticas productivas que en
estos se realizan. Este conocimiento, resultado
de la experiencia individual y colectiva y su
transmisión de generación en generación, les ha
permitido adaptar prácticas de uso y manejo de
la naturaleza, acordes con sus concepciones
culturales.
3.1. Ámbitos y Espacios
Los pobladores del territorio de ACAPA
diferencian los espacios colectivos, en donde se
practican las actividades de caza, pesca y
recolección, de los espacios familiares donde se
localiza la vivienda, el huerto, los cultivos y
rastrojos y se practica la domesticación de
animales.
El río es el eje a lo largo del cual se ubican los
35
asentamientos, en sus orillas se construyen las
viviendas, por sus aguas fluyen la comunicación y
los intercambios económicos, sociales y culturales;
es el elemento primordial de adscripción territorial
en tanto las comunidades o veredas se identifican
por su pertenencia al río donde están ubicadas,
identidad que está ligada en muchos casos a las
redes de parentesco o a los troncos familiares.
En los poblados ubicados en el delta del río
Patía, el referente para la construcción y ubicación
de las viviendas es la playa. Las construcciones se
distribuyen y se orientan a lo largo de ella. En la
playa las mujeres y niños realizan múltiples
actividades como el concheo, recolección de
cangrejos, pianguas, camarones y jaibas. Esto les
permite conocer y manejar una compleja variedad
de paisajes que se aprecia en los mapas realizados
por las mujeres en los talleres.
 Las vegas y diques son áreas inmediatamente
aledañas al río, constituyen el frente o el afuera.
Contienen un complejo de lugares sobre los cuales
se presenta un gran control cultural de la
naturaleza y donde se realizan las actividades
sociales más importantes.
El monte o respaldo se constituye en una zona
con menor control cultural, en la cual se teje una
compleja red de símbolos relacionados con los
sistemas de uso y apropiación, vinculados a las
actividades masculinas. El fondo, centro o
respaldo en cambio representa un área de uso
potencial, un reservorio para los “renacientes” o
futuras generaciones. En estas zonas se da un
aprovechamiento más selectivo, basado
fundamentalmente en la utilización de recursos del
bosque, recolección, caza y extracción de madera.
En estas áreas, si bien se reconoce la propiedad
familiar, su uso tiene un carácter más colectivo.
El mar adentro es un espacio exclusivamente
36 masculino asociado con actividades de pesca que
utilizan redes o líneas de anzuelos para capturar
una gran diversidad de especies.
“El mar, en particular el ‘mar afuera’
es otro de los espacios masculinos.
Los hombres son del mar pues allí
realizan sus faenas de pesca y llevan
a cabo las labores de transporte y
comercio para llevar plátano, arroz,
coco y pescado y regresar con
remesa para sus casas o víveres
para surtir las tiendas.” (Camacho,
1996:11).
Además el mar adentro —al igual que el
monte— es un espacio connotado de peligro: allí
no sólo el más insignificante accidente puede
implicar la muerte, sino que también, de acuerdo
con su narrativa oral, se encuentran inimaginables
fieras amenazantes que pueden engullir
tripulaciones enteras y habitan visiones como el
Riviel o el buque Maravedí que sorpresivamente
aparecen durante las noches. Algunos autores
incluso representan el mar adentro como el lugar
por donde circulan brujos, visiones, el diablo y
otros seres asociados al mal. (Whitten, 1992:148).
En este sentido, se puede suponer que en la
configuración vertical del territorio el término playa
se superpone con el de río mientras que el de mar
lo hace con el de monte. Los esteros y manglares,
se instauran como un límite donde lo masculino y
lo femenino, lo peligroso y lo seguro, lo humano y
lo que no lo es, se encuentran en una situación de
umbral (Camacho, 1996:11).
“En efecto, tanto las mujeres como
los hombres efectúan en los esteros
y manglares diversas actividades:
las primeras en términos de
recolección de conchas o atrapada
de cangrejos y los segundos en
extracción de leñas o maderas con
los más variados propósitos. Los
esteros y manglares no son ni tan
peligrosos como el mar afuera —
pues por aquellos se puede transitar
sin estar sujeto a los innumerables
peligros que ello implica en éste—
pero tampoco son tan seguros
como las playas. En el modelo
señalado, los manglares y esteros
se comportan como un límite, un
umbral donde las connotaciones de
construcción espacial encuentran un
punto de fusión” (Restrepo, 1996).
Estas clasificaciones están relacionadas
directamente con la diversidad de actividades
productivas y su ubicación en el territorio,
diversidad tan característica entre las comunidades
negras e indígenas que se ha ido consolidando
como una estrategia adaptativa al medio.
En esta gradación entre el adentro y el afuera,
lo arisco y lo domesticado, se diferencian los
paisajes de acuerdo con el estado de la cobertura
vegetal, estado que depende estrechamente del
uso que le dan los pobladores y de la distribución
espacial de la oferta ambiental.
3.2. Sistemas de Propiedad o Usufructo
Las categorías frente y respaldo tienen influencia
directa en los sistemas de apropiación del territorio.
La delimitación del área perteneciente a cada
familia parte de un frente desde el cual se establecen
unos linderos que conducen hacia el respaldo. En
el frente existe un reconocimiento estricto de la
propiedad familiar; allí se encuentran las vivien-
das y las áreas de cultivo. A medida que se avanza
hacia el centro o respaldo confluyen áreas de uso
o apropiación de otras familias de la comunidad o
vereda, o también los respaldos de comunidades
vecinas.
La ocupación contigua de espacios territoriales
colindantes entre varias comunidades crea vínculos
sociales, económicos y culturales que permiten a
pobladores de un río poseer cultivos en la vega
de otros, así como establecer relaciones entre las
familias y transitar por bocanas y quebradas.
Los sistemas de propiedad o usufructo tienen
que ver con la capacidad de manejo y apropiación
de los territorios.
“La propiedad de cada uno se respeta,
uno empieza ahí desde el frente de la
orilla, se empieza a ir sembrando, cada
uno con su linderito y se va yendo hacia
el centro. En la costa es así, de aquí
para acá cogiendo yo de allá, para acá
cogiendo otro, cuando se encuentran
en el centro se hace una partición sin
necesidad de ley, eso es respetado y sin
ningún documento” (Representante
Vereda Boca de Guandipa).
37
Las zanjas o cunetas abiertas para el transporte
de los bloques de madera desde los guandales a los
aserríos, no sólo han transformado el medio ambiente
de la región y se han constituido en referentes
espaciales de gran relevancia en las representa-
ciones que los pobladores hacen del territorio, sino
también han cambiado radicalmente los sistemas de
apropiación territorial de las comunidades. En efecto,
las zanjas están determinando la propiedad sobre
los bosques de guandal en la medida en que su uso
está restringido a la persona que abrió dicho canal,
quien además tiene la potestad de otorgar permiso a
otros miembros de la comunidad para su utilización.
3.3. Zonas y Paisajes
Para la Zonificación Cultural se trabajó de
acuerdo con las distintas zonas delimitadas por
ACAPA.
 38
Mapa 2: Unidades de Paisaje Zona Uno
3.3.1. Zona Uno. Lomas, Guandales y Firmes.
Comprende las veredas Brisas del Patía,
Remolino, Palizada, Pueblo Nuevo, Boca de
Guandipa, Nueva Unión y Vuelta del Gallo.
Estas veredas se ubican en la parte alta del
delta del río Patía. Allí se desprenden el Brazo
Largo y el Brazo de Guandipa, iniciando la
ramificación de los distintos cauces que vierten
sus aguas hacia el mar.
Esta zona está atravesada por una pequeña
serranía llamada Cuchilla Maestra, que a su vez
sirve de límite entre el sector oriental del territorio,
las vertientes del río Sanquianga, el Patía Viejo, y
el territorio del Consejo Comunitario de El Progreso
ubicado Patía arriba.
Es la zona más afectada por la construcción
del Canal Naranjo, el cual generó la disminución
del caudal del río Patía, llegando a aislar por
Ecosistemas y espacios de uso de la Zona Uno
Guandales
Cuangarial
Fincas y Firmes
épocas veredas como Brisas, Remolinos y Palizada,
al volver imposible la navegación por el río. Por
otra parte transformó los paisajes al desecar
terrenos que antes permanecían inundados y
fueron habilitados para sembrar diversos cultivos.
Esta zona tiene vocación agrícola y sus veredas
son consideradas las mayores productoras de
plátano para los mercados de Salahonda,
Mosquera, Satinga y Tumaco.
El número promedio de parcelas o fincas de
aprovechamiento familiar por vereda es de 150 a
200 (dependiendo del tamaño). Las fincas tienen
entre una y diez hectáreas, y es común que los
productores hagan uso de terrenos en una o más
veredas. Un propietario puede tener hasta cinco
o más parcelas reconocidas.
39
Lomeríos
Respaldos
Poblado
Frente
 Paisajes
Los paisajes predominantes en esta zona, en
orden de importancia son:

Lomas o lomeríos

Corresponde a las unidades de cobertura

vegetal denominadas Bosques de Baja Altitud y
Bosques Aluviales en la Zonificación Ecológica.
La importancia de este conjunto de colinas se
evidencia en la proporción del área de la Zona
Uno que entra en la categoría de lomas: el 62%.

Ellas son utilizadas para realizar diversas

actividades económicas como la extracción de
maderas duras, la cacería, la recolección, y la
agricultura en las áreas denominadas
Peñamolida.

“En la loma pega el cacao, el

chontaduro; el plátano poco, éste
es de las partes bajas. Recien-
40
temente la creciente se llevó muchas
fincas. Hay lomas que son muy
quebradas, hay otras que tienen
mucha piedra y hay otras lomas que
son llanadas donde sí se puede
sembrar. Donde la tierra sea
colorada da el plátano, o sea en lo
que se llama peña molida, que es
loma pero es un barro negro, que
es como una peñita (roca) molida,
ahí si da el plátano, el banano. En
la tierra colorada no da. En esa se
da la piña y la yuca, chocolate
también se da. Los frutales pegan
en la peña molida y en la colorada “
(Representante vereda Pueblo
Nuevo).
Mapa 3: Denominación Local de los Paisajes de la Zona Uno

41
 Las lomas constituyen los fondos o centros, áreas
de uso potencial o reservorio para los renacientes.
Allí se da un aprovechamiento selectivo, basado
fundamentalmente en la utilización de recursos del
bosque, recolección, caza y extracción de madera.
En estas áreas, si bien se puede reconocer una
apropiación familiar, su uso tiene un carácter
colectivo.
Guandales
Las denominaciones locales clasifican los
bosques de acuerdo con la cobertura vegetal y
con su grado de intervención, diferenciándose el
bosque del bosque explotado y el guandal del
guandal trabajado. Las áreas de guandal ocupan
aproximadamente el 14% del área de la Zona Uno
y se componen primordialmente de naidizales. Son
espacios dedicados a la explotación forestal, la
cacería y a la siembra de arroz.
42 Pajales
Corresponde a la categoría Herbazales de la
Zonificación Ecológica. Están asociados a lagunas
y ciénagas. Revisten especial importancia para la
cacería, la pesca y eventualmente para la cría de
ganado. Ocupan el 3% de la Zona Uno.
Fincas y firmes
Son las áreas inmediatamente aledañas al río,
que corresponden a las vegas y diques aluviales.
Constituyen un conjunto de espacios que
conforman una categoría de diferenciación
territorial en la cual se presenta el mayor control
cultural sobre la naturaleza y donde se realizan
las actividades sociales más importantes. Están
en ámbito del frente o el afuera, donde se
encuentran ubicadas las viviendas y las
propiedades familiares.
Estás áreas corresponden a las categorías
Mosaicos Antrópicos y Rastrojos del análisis de
cobertura vegetal que se expone en el siguiente
capítulo. El área reconocida bajo estas
denominaciones, de acuerdo con la carac-
terización de las comunidades, cubre 3400 has.
(21% del área de la Zona Uno)
Estado de los Paisajes
Gráfica 2: Porcentaje correspondiente al estado de la cobertura vegetal de la Zona Uno
La cobertura vegetal en esta zona presenta
diversos grados de intervención:los bosques que
se encuentran en el área de influencia de las
veredas Remolino y Brisas han sufrido un fuerte
deterioro del componente forestal que se
evidencia en árboles de diámetros muy pequeños
y de copas muy reducidas, naidizales
aprovechados, cambios en la estructura original
de la flora, zonas desprovistas de vegetación,
áreas cubiertas de desechos del aprovechamiento
forestal y carentes de un estrato rastrero
importante. (ACAPA, 1998)
El centro o respaldo de las veredas Pueblo
Nuevo, Bocas de Guandipa y Palizada, tienen
parches de deforestación producidos hace más
de 25 años, época de auge de la explotación
maderera en toda la región. La proximidad a
Bocas de Satinga, epicentro de la actividad
maderera, contribuye a esta situación.
No obstante, de acuerdo con los resultados de la
43
Zonificación Ecológica, los bosques aluviales y de
baja altitud se encuentran relativamente bien
conservados: más o menos el 50% de ellos
presenta baja intervención. Sin embargo su
estabilidad está seriamente amenazada por la
rápida difusión de los cultivos de coca.
Los bosques de guandal, que hasta hace poco
presentaban baja intervención, vienen sufriendo
un proceso de desecamiento progresivo debido a
la construcción de zanjas o cunetas.
3.3.2. Zona Dos. Guandales.
Esta zona comprende las veredas San Pedro
del Vino, Cachimbal, Balsal, Negrital, Caimito,
Pajonal, Ramos, Novillal, Los Brazos, Guayabal y
España, ubicadas en la parte media del delta del
río Patía y el Brazo Largo.
 Paisajes
Gráfica 3: Porcentaje correspondiente a los tipos de cobertura vegetal de la Zona Dos
En la Zona Dos se encuentran casi todos los
paisajes identificados para todo el territorio de ACAPA.
Su cercanía a la costa la convierte en una zona
de transición entre los ecosistemas del manglar y
44 el guandal, especialmente en las áreas de
influencia de las veredas Novillal y Pajonal.
En orden de importancia se encuentran:
Guandales
Es el paisaje predominante, y el que determina
en gran medida las actividades productivas que
desarrollan los habitantes de las veredas. Ocupan
el 62 % del área de la zona.
Los guandales se encuentran fuertemente
intervenidos debido a la extracción maderera, y a
la construcción de zanjas, lo que viene generando
su desecamiento.
“Las zanjas son para sacar madera
y para arreglar los terrenos para las
fincas. Se siembra arroz, papaya,
caimito, zapote.
Hay varios propietarios de zanjas.
Cada zanja lleva el nombre de la
persona y él fue que la construyó y
de pronto la zanja pasa por el
territorio de la persona pero ya
después de 100 metros es territorio
de otro, otro, hasta llegar a la otra
zanja.” (Taller Zona 2: 2000).
En este sentido las tierras aptas para la
agricultura, que antes correspondían únicamente
a los diques, han aumentado a costa de los guan-
dales, estrategia que ha sido efectiva para la
producción agrícola, pero que genera riesgos
evidentes para la sostenibilidad ambiental.
Los pobladores locales clasifican los guandales
en cuangariales, natales y naidizales, de
acuerdo con la especie predominante.
Los naidizales abundan en esta zona, al igual
que en la Zona Uno, y son bosques con
predominancia de Palma de Naidí, la cual fue
objeto de fuerte explotación en la década de los
noventa.
Esta palma, común en la costa Pacífica, se conoce Pajonales, ranconchales y pampas
con el nombre científico de Euterpe Cuatrecasana
Corresponden en el lenguaje técnico a los
Dugand sp., y corresponde a la familia de las
Herbazales y a los Arbustales. De acuerdo con
Palmaceas; igualmente se reporta en la zona otra
su uso se nombran en la región como ganaderías
especie denominada Euterpe Rhodoxila Dugand sp.
o pampas.
Del corazón del cogollo o palmo se obtiene un fruto
comestible denominado “palmito”, que enlatado tiene
Fincas, firmes y vegas.
gran demanda en el mercado extranjero.
Se ubican a orillas de ríos y esteros como
Lomas, bosque, bosque explotado y quebrantos. espacios privilegiados para la actividad agrícola.
Corresponden a las categorías Mosaicos
Constituyen el 18% del área de la Zona Dos (5890
Antrópicos y Rastrojos identificados por la
ha.), y corresponden a la categoría Bosques de baja
Zonificación Ecológica.
altitud definida para la Zonificación Ecológica.
Este tipo de cobertura ocupa el 3195 ha. (10%
del área interpretada) pero su dimensión puede
Manglares
ser mayor, teniendo en cuenta el progresivo
Las áreas de bosque de manglar suman el 6% desecamiento de los guandales.
de la Zona Dos (1500 ha.)

Ecosistemas y espacios de uso de la Zona Dos

45

Manglares

Pampa Río

Fincas
 Estado de los Paisajes
Gráfica 4: Porcentaje correspondiente al estado de la cobertura vegetal de la Zona Dos
46
De acuerdo con los resultados del análisis de
cobertura vegetal, más del 50% de los paisajes
presentan alto grado de intervención. Los bosques
más afectados son los guandales, y en menor
proporción los bosques aluviales o lomas.
“..el estado del bosque se debe a
la excesiva tumba de madera que
hacen los habitantes de las
comunidades allí establecidas para
su posterior venta en los aserríos
de las cercanías de Salahonda y
San Sebastián, pues esta actividad
constituye el principal renglón de la
economía de sus familias. La
dependencia sobre la madera es
tan grave, que se presentan
situaciones de robo en los bosques
de las veredas vecinas, como en el
caso de San Sebastián que entra por
la quebrada de Aguas Claras hasta
los bosques de San Pedro del Vino,
y de Hojas Blancas que entra por el
Esterón hasta los bosques de
Ramos. Dicha situación aumenta la
presión sobre estos bosques, pues
bajo estas circunstancias pesa una
doble demanda de su recurso
forestal.” (ACAPA, 1998:11).
Los bosques de la parte alta de San Pedro del
Vino están relativamente bien conservados,
encontrándose en ellos buenos rodales (conjuntos)
de sajo, cuángare y palmito, así como parches
conservados de bosque mixto.
Mapa 5 : Denominación Local de los Paisajes de la Zona Dos

47
 3.3.3. Zona Tres. Pesca y Recolección. Las veredas ubicadas en esta zona se encuentran
Comprende las veredas Salahondita, Hojas en lo que podríamos llamar el ecosistema de manglar,
Blancas, La Playa, Bajo San Ignacio, San y en general sus pobladores practican actividades
Sebastián, San Juan de la Costa, Pasacaballos. económicas asociadas a este tipo de bosque.

48
Paisajes
Gráfica 5: Porcentaje correspondiente a los tipos de cobertura vegetal de la Zona Tres

Los Bajos Ranconchales

Comprenden las áreas inundables donde se Son áreas importantes para la actividad de
practica la recolección de distintas clases de recolección llevada a cabo por las mujeres.
especies. Según los pobladores estos bajos no son
“En los ranconchales a donde se llevan
los mismos que aquellos definidos por la DIMAR7:
los cangrejos azules, los barreños,
49
“Hay una clase de bajo que piacules, andan otros tasqueritos, los
nosotros llamamos bajamar. La conejos también los agarran por ahí.”
DIMAR no llama bajamar a lo que (Taller Zona 3: 1998)
nosotros llamamos, sino que es el
manglar donde nosotros hacemos Icacales
el trabajo. Allá se encuentra
Se identifican por su importancia para la
jangara, bulgaso, patadeburro y
contención de las mareas.
también almeja. A eso llamamos
bajamar por que ahí es donde sube “En la playa están los icacos que son
y baja la mar. Pero no es el manglar los que protegen el mar, la playa,
por que el manglar es ya un bosque todo… porque tiene unas raíces muy
de madera… y dejando el manglar fuertes y aunque el mar azota,
se agarra el firme y luego el guandal protegen mucho. Pero ahora la gente
y luego sigue la loma” (Taller Zona está talando mucho para la cocina.
3: 1998). Los zurales, con el fenómeno del niño
se han ido, también los están
tumbando para hacer cabañas.
7
DIMAR: Dependencia del Ministerio de Defensa Nacional, cuya organización y funciones se rigen por las normas establecidas mediante el Decreto 2324 de
1984 y las disposiciones que lo reglamentan. Es la Autoridad Marítima Nacional que se encarga de ejecutar las políticas del Gobierno en materia marítima.
 Los mayores no dejaban cortar el
icaco porque decían que cortando
el icaco la mar se entraba.- Y es
muy cierto que cuando los mayores
murieron ya empezaron a venir y
que la DIMAR ya les daba permiso
para hacer cabañas y ellos tumban
los icacos y entra la mar. Entonces
de eso viene que también nosotros
la playa la protegemos. Lo que
decían los mayores. Pero ya otros
no tienen ese conocimiento de no
tocar lo que no se puede tocar”
(Taller Zona 3: 1998).
Manglares
El aprovechamiento del manglar es una de las
actividades más importantes en la Zona 3.
Realizado por mujeres y niños, es una práctica
que se remonta a las primeras épocas del proceso
50 de poblamiento en estas zonas. Los pobladores
reconocen distintas clases de manglar:
Ecosistemas y espacios de uso de la Zona Tres
Coco
“El piñuelo es distinto al mangle saba
y al mangle concha. Hay otro mangle
que se llama iguanero, que le gusta
mucho a la iguana. Mangle blanco.
Y eso tiene un poco de puyas y le dice
puya-puyero. Ahí se encuentran otra
clase de conchas. En la raíz hay una
que es negra y en la puya-puyero hay
una que es blanca. Hay variedades
de concha en los manglares distintos”
(Taller Zona3: 1998).
Guandales
Se identifican igualmente los bosques,
guandales, natales, naidizales y cuangareales de
acuerdo con su grado de explotación.
Ganaderías o pampas
Corresponde a Herbazales o Arbustales en
la denominación técnica, y vienen siendo utilizados
para la cría de ganado vacuno.
Fincas
Manglares
Pajonales y
Ranconchales
Bajo
Estado de los Paisajes

Gráfica 7: Porcentaje correspondiente al estado de la cobertura vegetal de la Zona Tres

51

Los manglares y natales en estado de mayor especies maderables, el mangle para la

intervención se ubican alrededor de San Sebastián producción de carbón, así como también por el
de Belalcázar (esteros Brazo seco, Pilde y Aguas desecamiento de los guandales y el cambio en el
Claras), la desembocadura del Bracito, los esteros uso de los suelos hacia fines agropecuarios.
Mariano y Yépez, y la parte media alta del Esterón,
La zona de manglares y natales en buen estado
Guanábano y La Travesía. Estos manglares ocupan
de conservación se ubica en los alrededores de
una extensión aproximada de 27% del área total
Pasacaballos, Bajo San Ignacio, Villa San Juan,
cubierta por manglares en esta zona.
Majagual y San Juan de la Costa.
Este deterioro se debe a la sobreexplotación
de recursos como el palmito, el cuángare y otras
 Mapa 7: Denominación Local de los Paisajes de la Zona Tres

52
Mapa 8: Denominación Local de los Paisajes de la Zona Tres

53
 3.3.4. Zona CuatroEl Charuco y la Pesca de
Mar.
Comprende las Veredas Llanaje, Chorrera Curay,
Soledad Curay, Olivo Curay, Bocas de Curay,
Colorado y Caleta, todas ellas ubicadas en la
costa en dirección a la Ensenada de Tumaco.

Paisajes

Gráfica 8: Porcentaje correspondiente a los tipos de cobertura vegetal de la Zona Cuatro

54

Se identifican en orden de importancia: Lomas

Hacia el interior de la costa aparecen las lomas,

Bosques
Ubicados entre Llanaje y Caleta, se encuentran
dentro de la zona de baja intervención, con
presencia de áreas conservadas de sajo,
cuángare, palmito: maderables como chanul,
chachajo y pialde. Sin embargo estas áreas están
siendo intervenidas progresivamente para su
adaptación agrícola.
El bosque explotado se ubica entre las veredas
de Bocas de Curay y Colorado, y ocupa más del
36% de esta zona.
consideradas por los pobladores como el centro
de la vereda, de donde se extrae madera, animal
de cacería y en donde se ubican algunas zonas
aptas para la agricultura.
Manglares
Los manglares se encuentran en particular
abundancia en las Veredas Llanaje, Olivo Curay,
Bocas de Curay, Colorado y Caleta.
Las Fincas, firmes, ganaderías o pampas
Señalan las zonas de actividad agropecuaria,
las cuales son particularmente importantes en las
Veredas Chorrera Curay, Soledad Curay, Olivo
Curay, Bocas de Curay.
Una de las actividades más representativas de la
zona es el cultivo de caña de azúcar, destinada a la
producción de panela y especialmente a la
fabricación del biche o charuco, un aguardiente
destilado en alambiques artesanales, cuya calidad
es reconocida como una de las mejores del Pacífico
sur.
Estado de los Paisajes
Gráfica 8: Porcentaje correspondiente al estado de la cobertura vegetal de la Zona Cuatro
“Aquí había una forma que está-
bamos trabajando el aguardiente
pero no teníamos la precaución de
trabajarlo en una forma legal,
digamos para que no haga mucho
daño, porque el charuco -como se le
llama- hace daño si no se trabaja
con precaución, si uno le echa mos-
tacho, el mostacho tiene mucho
metanol, y ese metanol afecta mucho
a las personas la vista, le corta la vista
o lo deja ciego” (Taller Zona 4: 2000).
55
 Una descripción elocuente de los paisajes de la Zona 4 y el estado en que se encuentran, la hace la
representante de la vereda Llanaje, en un taller realizado en el año 2000:

Ecosistemas y espacios de uso de la Zona Tres

Caña

Peñamolida

Pampas

56 Peñolerías

Quebrantos

“Vivo en una zona quebrada, en para comer. En una parte que se

loma y plano. Está la zona de mar
a donde se va a faenas de pesca.
Hay un bajo a donde nosotros
vamos a recoger changara y
también se hacen los chinchorros
para agarrar camarón tití, ahí sale
jaiba y pescado. A la playa donde
queda una peñolería vamos con
cuchillo y canasto o balde y
sacamos cholguilla, algo pequeño
llama El Chorro recogemos agua
en verano, ya que carecemos de
agua, no tenemos acueducto. Hay
una playa larga donde se va a
chinchorrear, camarón y pescado,
también se pesca langostino.
Nosotros vivimos rodeados de
montañas, adentro contamos con
muchos palos de madera.
En mi comunidad se encuentra una
parte de lo mejor de lo que es forestal,
fauna y lo que son manglares.
Conservamos todo eso bien, porque
nosotros no dejamos que entre gente
de afuera a explotarnos lo que es de
nosotros. Se entró un señor y la
comunidad lo sacó.
En La Playita, donde vivían mis
abuelos, quedan pocos de mi
familia. Hay un señor llamado
Clemente que tiene una pampa de
ganado, adentro de la Playita.
Adentro de una loma queda un
estero. Más allá queda un centro de
salud que no tiene sino un cajón y
una camilla. Abajo hay un
restaurante escolar. Hay un centro
de acopio donde nosotros vendemos
la producción, porque a pesar de ser
mujer yo pesco langostinos. Aquí nos
compran el camarón y ahí también
compramos alimentación porque nos
venden el arroz y los granos. Al lado
de mi casa hay una iglesia
evangélica.
Hay unos esteros: El Rompido y El
Almejero, donde hay unas casitas y
donde hay almeja. Sigue el estero de
LLanaje. Adentro se encuentran piedras
para construir. Adentro viven unos
indígenas. Cuando mi abuelo vivía les
dio unas tierras que son propiedad de
nosotros, mi abuelo les dio eso a los
indígenas para que ellos vivieran allá.
Aunque también tienen casas en el
pueblo ellos tienen allá su platanera,
allá se consigue agua dulce.
Hay otro estero llamado Ostional, y
el firme donde hay unas palmas de
coco. Más adentro hay una pampa
de ganado de un señor llamado
Rosalino Quiñones.
Encontramos los manglares, que están
en buen estado, en donde las mujeres
conchan. En el estero hay jaiba
grande. Por allá la gente no la sale a
agarrar con volantines. Esa jaiba no
se puede agarrar, esa vive en el estero.
Cuando se sale se mallan en la red y
se consigue. En los natales se crían
jaibas, cangrejos, conejos, ratones.
Todo eso se encuentra.
Hay una cancha de fútbol que va a un
camino, por allá hay un esterito,
adentro hay unos señores que tienen
un alambique donde sacan chancuco.
Tienen caña blanca, y también hay 57
pampas de ganado, todo eso por allá
lo han hecho pampas de ganado, hay
como tres pampas o cuatro.
Donde está la cancha era un manglar,
pero como no teníamos donde jugar,
porque la playa se llena de lodo,
entonces se trabajaron esos mangles
y se hizo la canchita.
El mes de agosto es el mes de
animales, porque como hay cosecha
de fruta entonces se consiguen los
animales.
Los indígenas sacan sus canoas a
vender de los palos que topan.
Nosotros para conseguir un potro, es
difícil, y como la gente vive de pesca.
 En el centro de acopio compran
la concha, el camarón, la jan-
gara, el bulbao, el pescado y
ellos venden la comida. Ellos
venden a Tumaco, donde los
Buitrago, los Ríos. Esta gente sirve
más que esa gente que entra y
sale, porque en la comunidad
mía no todos son los que tienen
un motor y si hay una persona
enferma prestan el beneficio.
La recolección de concha tiene
una temporada, el mes de junio
la gente paso por una etapa dura
por el derrame de crudo que
hubo, toda la concha se murió,
los camarones y no se conseguía
nada. Ahorita se consigue,
poquita pero se consigue. Las
58 indígenas también conchan”.
El derrame de crudo al que se
refiere la representante de
LLanaje fue producto de acci-
dentes de los barcos petroleros
que han ocasionado el verti-
miento de grandes cantidades de
petróleo. El primero ocurrió en el
año de 1976, cuando se de-
rramaron entre tres mil y quince
mil toneladas de crudo sobre una
extensión de 12mil hectáreas;
en 1978 fueron vertidas 60
toneladas en la zona de manglar
de la desembocadura del río
Patía; en el año de 1996 se
derramaron 1500 barriles en la
ensenada entre Tumaco y
Salahonda; en 1998 sucedió un
derramamiento en Esmeraldas
(Ecuador), que debido a las
corrientes pasó los límites de los
dos países y llegó a Salahonda.
(Cobaleda, 1998)
Cuatro veredas de la zona fueron
las más afectadas por la mor-
tandad de especies marinas y
estuarinas y el impacto del
petróleo sobre los ecosistemas.
El cultivo de hoja de coca se ha
extendido en las veredas de esta
zona generando conflictos de
diversa índole. La zona 4 ha
sufrido los efectos de la política
de fumigación del gobierno para
la erradicación de la coca; cientos
de migrantes provenientes de
otras zonas coqueras han entrado
a algunas veredas estable-
ciéndose como arrendatarios e
inclusive han llegado a comprar
tierra, lo cual es una seria ame-
naza para el territorio colectivo.
Este fenómeno se esta exten-
diendo por toda la costa pacífica
del departamento de Nariño,
vulnerando los derechos de las
comunidades, y desconociendo el
carácter imprescriptible, inena-
jenable e inembargable de los
territorios étnicos.
Mapa 10: Denominación Local de los Paisajes de la Zona Cuatro

59
 3.4. Sistemas Productivos
La percepción del territorio está directamente
vinculada con la identificación y conocimiento de
los sistemas productivos. Un sistema productivo
es un conjunto de funciones, procesos y servicios
relacionados entre sí, que constituyen la actividad
económica de un grupo humano.
Los sistemas productivos tradicionales se
60 pueden organizar jerárquicamente de acuerdo con
la importancia de las actividades productivas que
los integran como son en este caso la agricultura,
la pesca, la minería, el aprovechamiento
forestal, y algunas actividades complementarias
como la cría de especies, elaboración de
artesanías y servicios relacionados con el turismo.
La caracterización de los sistemas productivos
en el contexto de la Zonificación Cultural y
Ambiental está ligada a los espacios de uso
entendidos como las unidades claramente
diferenciadas por las comunidades desde el punto
de vista cultural, social y económico.
Los ámbitos territoriales corresponden a las
categorías generales de clasificación y uso del
territorio, que inicialmente se pueden distinguir
como: doméstico, que comprende el área de
vivienda y sus alrededores; el ámbito de los
cultivos; el ámbito de la montaña, del manglar,
y del río. Al interior de cada uno de ellos se
reconocen distintas áreas, clasificadas de acuerdo
con las características del terreno, los suelos, los
usos y otras de tipo cultural.
Los estudios realizados para la región del
Pacifico Colombiano caracterizan los sistemas
productivos de los grupos étnicos como
adaptativos o tradicionales, debido a su relación
estrecha con la oferta ambiental, resultado de un
proceso histórico propio de conocimiento y
adaptación, y de un impacto relativamente bajo
sobre los ecosistemas. Estos sistemas productivos
tiene una relación estrecha con la cultura entre
otras por:
 La diversidad de actividades que
involucran.
 Tener un ámbito territorial
complejo, de dominio de la familia y
la comunidad.
 Estar orientados al autoconsumo.
 Mantener relaciones de coope-
ración, solidaridad y reciprocidad entre
parientes y afines.
 Ser vulnerables a los desastres
naturales.
Estos sistemas han sido afectados históricamente
por distintos ciclos de economía extractiva (oro,
maderas, resinas, pieles, coca), así como por su
inserción dentro de las economías de mercado y
su vinculación con practicas productivas de las
comunidades vecinas de colonos y campesinos,
bajo relaciones productivas desiguales (por
ejemplo la ganadería).
3.4.1. Actividades Productivas en el Territorio
Las familias y comunidades asociadas a ACAPA
se dedican a las actividades productivas de
manera cíclica, con una clara distribución del
trabajo por género. Es así como los hombres
trabajan en labores agrícolas durante las épocas
de siembra y recolección, mientras en los otros
periodos cazan y pescan; el trabajo femenino se
concentra principalmente en los espacios
domésticos en actividades como crianza de los
renacientes, preparación de alimentos, lavado de
ropa, arreglo de casa, cultivo en patios y potros
o talanqueras, cultivo de arroz y recolección de
plantas medicinales, frutos y pianguas.
A continuación describimos las principales
actividades productivas que se realizan en las
zonas del Consejo Comunitario por orden de
importancia, teniendo en cuenta que la agricultura,
la pesca y la cría de animales proporcionan la
base alimenticia de las familias que habitan las
distintas veredas.
A ggrr i c u l t u r a
En las fincas o predios familiares se practica el
policultivo que como su nombre lo dice, involucra
gran variedad de especies en un mismo espacio
de cultivo. Únicamente el arroz y en algunos casos
el plátano se siembran sin asociarlos a otros
cultivos.
Las comunidades del Consejo Comunitario
cuentan con un gran banco de semillas, que a
pesar de los cambios en el sistema tradicional de
producción y de los cambios ambientales, permite
61
aportar alimentos durante todo el año y sostener
una dieta variada.
 Tabla 1: Nombres comunes, tipo de especie y variedades de los principales cultivos de las
fincas en el territorio de ACAPA

62
El Plátano
El plátano es el principal producto agrícola de
la región y las veredas de la Zona Uno son las
más especializadas en su producción. La variedad
hartón se destina para la venta y se comercializa
en los municipios de Mosquera, Olaya Herrera,
Salahonda y Tumaco. La producción de plátano
de esta zona abastece también buena parte de
las necesidades de los pobladores de los esteros y
de la costa.
El sistema tradicional de cultivo incluye prácticas
que no agotan la fertilidad del suelo y permiten la
recuperación de sus nutrientes en forma natural,
tales como:
 La socala: que consiste en tumbar el monte
que ha crecido después de un descanso, sembrar el
colino, después limpiar lo que se tumbó y finalmente
cosechar. Tumba – siembra - limpia – cosecha.
 El zanjeo se practica en zonas donde las
vegas para cultivo son escasas y el terreno es
guandaloso. Entre el tumbe y la siembra se prác-
tica el “zanjeo” para secar el suelo, abriendo
canales más angostos que las zanjas madereras,
a través de los cuales escurre el agua en dirección
a las quebradas o el río.
 El policultivo se practica principalmente en
las plataneras donde se encuentran intercalados
cacao, caña, yuca, cedro y frutales. Asociaciones
que suponen una utilización eficiente de la
fertilidad del suelo pues las distintas especies
demandan diferente tipo de nutrientes con varios
niveles de extracción, y que ayudan además a
generar un control natural de plagas,
enfermedades y malezas. (Cobaleda, 1988)
 Los barbechos o períodos de tiempo durante
los cuales se dejan descansar los suelos aptos
para la agricultura. Su duración depende de la
cantidad de lotes que tenga cada familia y de la
demanda de alimentación de la misma.
 Los cultivos rotacionales o cultivos
intercalados en el tiempo, que permiten una
demanda periódica diferencial de nutrientes.
 Los huertos familiares cuentan con una
amplia variedad de frutales, plantas ornamentales,
yerbas medicinales y algunas especies de caña y
plátano.
 La siembra en azoteas realizada por las
mujeres quienes cuentan con plantas medicinales,
especias y ornamentales al lado de sus viviendas.
63
 El uso de indicadores biológicos para la
determinación de la calidad del suelo. Por ejemplo
el plátano se siembra en lotes donde haya amargo
(Welfia georgui) o yalar (Ginerium sagittatum) y
no haya chapil (Oenocarpus bataua).
 La planeación de actividades agrícolas se
hace de acuerdo con el calendario lunar
principalmente para la siembra y la obtención de
semillas, y de acuerdo con las épocas de
reproducción de animales silvestres para evitar que
se coman las cosechas.
 El Arroz
El arroz se produce para abastecer la demanda
local, y también para el intercambio de productos
como pescado o carne de monte. Los excedentes
se venden en los centros urbanos más cercanos a
las veredas.
Las prácticas asociadas con el cultivo de arroz son:
 Preparación y selección del terreno.
Previamente las personas escogen el terreno, la
semilla y los trabajadores. Se utilizan diferentes
formas de trabajo: la colaboración de vecinos,
pago de mano de obra, o la minga.
 La siembra y la tumba. Los granos de arroz
son sembrados, la maleza que crece alrededor es
cortada y amontonada para permitir que crezcan
las matas.
 Desyerba. Rápidamente crecen otro tipo de
yerbas alrededor que son arrancadas por las
manos de mujeres y niñas/os durante todo el
64 proceso.
 Cuidado del cultivo. En esta etapa el cultivo
es protegido de animales o plagas, actividad que
las mujeres y niños suelen realizar.
 La cosecha. Incluye trillado, secado, venteada,
pilado y almacenamiento. (Pronnata, 2004)
La producción de arroz ha tenido variaciones
en el tiempo. Antes del terremoto que azotó la
Ensenada de Tumaco, su cultivo era la actividad
productiva más importante en el territorio, pero
la producción fue decayendo con el desecamiento
de las tierras y otros efectos ambientales
producidos por el terremoto y por el Canal
Naranjo. En la actualidad está siendo impulsado
por el Consejo Comunitario que ya cuenta con
una piladora para cubrir las necesidades de todos
los productores.
El Maíz
Tradicionalmente se sembraban el criollo y el
costeño, pero actualmente sólo se encuentra un
tipo de semilla.
Las prácticas asociadas con el cultivo de maíz
se describen a continuación:
“El maíz uno lo trabaja intercalado,
cuando va hacer las siembras de
plátano, entonces se aprovecha a
sembrar el maíz, mirando el tiempo
porque septiembre es el mes de
cosecha. El maíz pega a cualquier
tiempo lo único que hay tiempo que
sale con pájaro entonces hay que
cuidarlo… el tiempo clave es
septiembre y enero, de septiembre
a octubre uno siembra el maíz, de
enero a febrero también se echa y
sale sin pájaro, si echa en otra fecha
le pega, pero hay que cuidarlo”
La producción se destina al consumo familiar,
aunque en ocasiones se comercializan excedentes
en Salahonda o en veredas vecinas a las de los
productores.
El Coco
Los cocos manila, enano, foni y típico se
siembran en toda la región. Gran parte de la
producción se utiliza para el consumo, pero existen
veredas como Bajo San Ignacio o las que están
ubicadas en la Ensenada, en donde se siembra
para comercializar. El área del territorio ACAPA
destinada al cultivo de coco es significativa.
Las prácticas asociadas son explicadas por un
productor de Bajo San Ignacio.
“Bueno nosotros sembramos el coco
a una distancia de 4 brazas, porque
el coco entre más distancia, le carga
más porque hay más ventilación.
El coco dura un año completico de lo
que nace una pipilla a lo que ya está
el proceso de recolección. Eso aquí
hay palmas que cargan diga usted 36
cocos, 3 docenas por racimo, yo
acostumbro dejarle a mis palmas 3
racimos secos, el que está secando
no lo tumbo, lo dejo para el próximo
mes, entonces a mi me da un
promedio de mas o menos 9 o 10
docenas por palma mensual.
Aquí el coco se trabaja mensual, claro
que hay quien lo agarre cada 15 días,
cada uno de acuerdo con sus
necesidades, entonces aquí el coco se
agarra, se inicia el proceso del pelado,
del agarrado, después el proceso de
cargue, después trapiche para ponerlo
en la bodega, después de la bodega
viene la pelada, aquí se pela con
tijeras que usted la clava así, la mueve
así y bota la corteza, bueno después
usted mira el coco que está malo y el
que está bueno, porque el que está
malo tiene el pico mojado.
Después usted empaca el coco, le
mete 120 manilas, le mete 80 cocos
grandes y le mete 100 cocos
medianos, ese coco yo lo distribuyo a
Guayaquil, de aquí a Guayaquil yo
pago, a mi por lo general me alquilan
un motor 40 en $50000 diarios, yo
lo utilizo no más un día, nosotros de
aquí salimos madrugados y volvemos
por la tarde, gasto $150000 en
gasolina, entre más carga le meta
uno pues mejor va uno, abarata el
costo, ya llega uno a Esmeraldas, a
Tumaco cuando voy con pereza no
los movilizo yo mismo, lo ayudo a tirar,
me sale barato cobran $1000 por
bulto. Ya el barco a mi me está
cobrando… hasta abril que viajé
estaban cobrando a $3000 el bulto,
o sea 360000 sucres, en dólar viene
siendo como un dólar y piquito, y lo
mismo me vale de Esmeralda a
Guayaquil en camión, en Guayaquil
pago la asaltada que me cobran
como 11000 sucres, porque el sucre
no se acaba, la costumbre de la gente
es manejar todo en sucres, porque el
dólar se divide por 25000 sucres, o
sea que 100000 sucres son 4
dólares, entonces así manejo yo el
negocio del coco.” (Entrevista
productor, Bajo San Ignacio: 2001. 65
P rro
oducción P
Pee c u a r i a
La cría de animales como gallinas, patos y
cerdos se practica en la finca, dentro de las
viviendas o alrededor de las casas. Estas especies
menores son alimentadas con residuos de la
cocina o con algunos productos agrícolas,
especialmente variedades de plátano de fruto
pequeño poco apetecidos por la gente.
Para el ganado se han abierto en algunas zonas
potreros donde siembran yerbas nativas y foráneas.
En estos potreros llamados pampas se encuentra
una gramínea conocida como arrocillo y una
hierba nombrada cusú. También se encuentran
forrajeras introducidas como la gramínea janeira
y la leguminosa kudsú.
 Cacería
La cacería, que hasta hace poco tiempo fue
una actividad central en la vida cotidiana de las
comunidades, ha venido perdiendo importancia
debido a cambios en los ecosistemas, a la
adopción de nuevas prácticas culturales, a los
fuertes procesos de deforestación y recientemente,
a la introducción de los cultivos de coca en algunas
áreas del territorio.
Las jornadas de cacería no sólo han sido
importantes para conseguir proteína animal, sino
también como mecanismos de socialización del
conocimiento tradicional: durante los recorridos
por el monte se reconocen plantas y árboles del
bosque y el uso que se les puede dar, ya sea
medicinal, artesanal, mágico-religioso, o para
construcción de viviendas, utensilios, potros o
canoas.
La escopeta es el arma principal de cacería;
en algunas ocasiones el cazador se acompaña
66 de tarimas de madera que se ubican cerca de los
caminos frecuentados por los animales, alrededor
de sus refugios o abrevaderos, desde donde el
cazador acecha las presas. Los animales de
cacería son: conejos, armadillos, ratones, zorras,
tatabras, guaguas, monos, pericos, pavas o
paletones.
Se utilizan además trampas para cazar ratones,
arditas, zorras, guatines, tigrillos o tigres.
Pe s c a
La actividad pesquera es importante como
fuente de proteína en la dieta alimenticia de las
comunidades de ACAPA.
Las veredas de las zona uno y dos pescan en el
río Patía o en las lagunas.
“La pesca en San Pedro del Vino es
algo como especial, el producto que
mas se pesca es el sábalo y cuando
está el río vaciado hay un pescado
que es la tagua y se saca mucho,
también el jujula que tiene un método
especial, él se mete a la cueva y allá
le meten la mano y lo sacan, y otro
es el barbudo, en eso se fundamenta
la pesca, hay buena pesca” (Entrevista
líder San Pedro del Vino, 2000).
No obstante el testimonio anterior, la pesca ha
registrado disminución en el río Patía y sus aflu-
entes como consecuencia de su desecamiento en
épocas de verano.
Las veredas especializadas en la pesca marina
son aquellas situadas en la costa. En las zonas
tres y cuatro la pesca se constituye en una de las
actividades principales.
Debido a la diversidad de especies, las técnicas
de captura practicadas por las comunidades, son
variadas. Se utilizan trasmallos o chinchorros,
atarrayas, copones, socadores, espineles,
anzuelos, chayos y catangas. (Cobaleda:98)
“La pesca, la más resaltante es la
de chinchorro, ahora hay seis
chinchorros, pero de esos seis solo
están pescando tres, un promedio
de treinta cajas por chinchorro,
serían ciento ochenta, esos dos
chinchorros trabajan es con gente
de Salahonda, cuando no hay
producción salen a conchar.
...la faena dura cinco horas, es una
pesca de arrastre, se hace manual,
se adentran entre 800 y 1000
 metros mar adentro y una punta la R e c o l e c c i ó n d e P rro
oductos del Bosque
jalan a tierra. En un arrastre se saca La recolección de productos del bosque es
de cinco a seis toneladas. fuente permanente de alimento para las familias.
Además de los chinchorreros, en la Del bosque se reconocen y utilizan frutos y plantas
faena de pesca participan los comestibles, plantas medicinales, plantas
chiquiteros, que son de todas las ornamentales, materiales para construcción y para
edades, más que todo niños y señoras la fabricación de utensilios entre otras.
que aprovechan los peces pequeños
de menos valor comercial.
Hay cinco trasmayos con mallas de
dos o tres cuartos, hay una changa
que llegó a la vereda, el problema
grande que tenemos aquí en la
veredas son las changas del Chajal,
de Salahonda y de Tumaco, no hay
conciencia para proteger los
recursos, ahí llegan veinte changas
diarias.
Están llegando personas de afuera,
había cinco equipos en la playa y
en Salahonda hay unos doscientos 67
y de afuera se han hecho ciento
veinte equipos más para la captura
de camarón, entonces imagínese
tantas redes, esa es una amenaza”
(Taller Zona 4:2000).
Otra técnica es el rodeo:
“El rodeo es que ellos primero
miden el terreno lo que cubren las
redes, y ahora sí la van estaqui-
llando, como decir una estaca aquí,
otra allí y así sucesivamente, y
después tiran la red y la estaquillan
con garabato o con perilllas de
mangle y con las llenas van y lan-
zan, entonces cuando pasa el cable
entonces el pescado va quedando
ahí.”
 Esta práctica se ha visto disminuida en la
actualidad debido a la extracción intensiva de
recursos naturales con fines comerciales, y al
progresivo reemplazo de recursos locales por
productos comerciales, como es el caso de los
frutos silvestres, las artesanías y las plantas
medicinales.
Son las mujeres quienes conservan estas
prácticas, y posibilitan su transmisión y
permanencia cultural. Ellas realizan cultivos en
patios y talanqueras, que son huertas elevadas,
ubicadas al lado de las viviendas, donde se
siembran plantas de uso medicinal, ornamental,
condimentos, aromáticas, y de protección:
“Se siembra chillangua, chirará,
orégano, chivo, yerbabuena, alba-
haca, tomate. La pepa de aguacate,
que luego se lleva a donde uno tiene
su cultivo, porque cuando está flore-
ciendo se la comen los animalitos,
68 en la casa uno puede estar vigilando.
También se puede sembrar pepa de
mamey, coco”(Taller Zona 2, 2000).
En el Anexo 2 se relacionan algunas de las
plantas medicinales y artesanales como palmas y
bejucos, así como también los principales frutos
de monte reconocidos y utilizados por las
comunidades y en el Anexo 3 se encuentran los
nombres locales y nombres científicos de la fauna
frecuente en los paisajes de ACAPA
Recolección de Conchas y Moluscos
El aprovechamiento del manglar es una de las
actividades más importantes en las zonas costeras.
Realizado por las mujeres y los niños, es una
práctica que se remonta a las primeras épocas en
el proceso de poblamiento.
Como lo describen sus protagonistas:
“La práctica era en los bajamares.
Había una ley. Había tres meses que
no se conchaba, y luego seis meses
en que se conchaba. Había un
reglamento. Ellos si sabían que ese
producto tenía que recuperar para
su sustento. Eso eran los corre-
gidores de antes. Cuando ya hubo
administraciones de alcaldía ya no
hubo control, entonces todos los
días, sea puja, sea quiebra, sea luna
sea menguante, es todos los días que
se concha. Entonces eso también
viene lo bajo que no produce
también la concha. Al llegar este
Consejo es que vamos a mirar entre
todos cómo seguir controlando
como los mayores lo hacían, para
que no haya un descontrol del
territorio y de nuestros recursos.
Los meses en que se permitía la
explotación era en puja, o sea las
pujas altas, cuando venia el tres de
quiebra, se iban a conchar los
mayores. Era toda esa semana de
quiebra. Luego se dejaba esa
conchada era para la otra puja.
Entonces se recuperaba la concha.
La veda era en Agosto, septiembre y
Octubre. En el tiempo en que el arroz
estaba echándose las mujeres
estaban conchando, cuando ya
estaba en desyerba, no conchaban,
iban a desyerbar el arroz. Cuando
terminaban de desyerbarlo iban a
conchar. Cuando estaban cogiendo
no iban a conchar. Eran las vedas
que hacían.
Ahora la gente del Ecuador conchan
es arrancando la raíz y le meten
machete hasta donde está la concha y
la sacan. Entonces el mangle también
se muere. Pero cuando la gente va al
Ecuador allá las sacan a garrote.
Una tiene que levantarse de
madrugada, hace su tapadito y
luego se va con sus muchachitos, me
meto a la pilota y nos vamos a
conchar. Cuando el agua está ya
seca agarramos y nos saltamos al
barro (imagínese con este cuer-
pisimo, eso se va todito allá dentro.
Tienen los muchachos que jalarme.)
Y así es con las cuatrocientas o
quinientas mujeres que somos aquí.
Lo sacado es para el consumo y es
para la venta. Va y concha, saca sus
doscientos, se come el uno y el otro
lo vende para comprar el resto de la
comida. Más es el costo que la
ganancia. Porque un ciento de
concha 1500 o dos mil pesos y en
la tienda en un kilo de arroz y de
aceite se va todo.”
Antes del crudo había familias que
sacaban mil conchas, pero ahorita
doscientas o trescientas.
Existe el peligro de la culebra de
agua, pejesapo, espinas de mangle
caídas. Se sube a las raíces, están
podridas y se cae. A veces viene car-
gado, se voltea y pierde toda la
producción. El barro es muy frío y se
le pampa la matriz y no puede tener
niño y sufre mucho. Problemas
artríticos. Por eso los mayores hacían
la veda de la concha para que las
mujeres no sufrieran tanto. Tres
meses no conchaba la mujer, de to-
das maneras descansaban. Las
mujeres concheras se acostumbran
al aguardiente, por el frío. Desde los
cinco años ya salen a trabajar. A
ellas les gusta ir. En las vacaciones
todo mundo va a trabajar.
Se vende todo. En las partes de las
mares que dicen, allá conchan y
luego van al río y cambian, como
hacían los mayores. Llevan concha
o cangrejo y de allá ellos traen
plátano, arroz. Nosotros aquí la
sacamos y vendemos.
Las de la costa queremos meternos
a la jugada. La organización ha pen-
sado en ese intercambio. Se reúne
concha y se va al Patía a cambiar. El
intercambio se hace desde hace
mucho tiempo” (Entrevista a mujer
69
conchera, 2003)
“Cuando salen a recolectar piangua,
un hombre propietario o admi-
nistrador de la embarcación, se en-
carga de recogerlas y llevarlas a los
lugares de trabajo, en muchas oca-
siones ellas se transportan solas a
canalete, es decir, ellas van a lugares
que no se encuentran tan alejados
remando.“ (Taller Vereda los Brazos, 1998).
Para cada uno de los casos las ganancias en
la producción son distintas. Cuando son trans-
portadas por una embarcación les pagan $5.000
(USD 2.17) por cada 100 conchas, cuando se
transportan a canalete les pagan $6.000 (USD
2.6) por la misma cantidad. La diferencia radica
en los costos de gasolina que tiene la embarcación
con motor” (Padilla, 2005).
 La comercialización de la piangua es una de las
actividades productivas más mal remuneradas.
Actualmente el mercado está monopolizado por
compradores ecuatorianos, que además promueven
la venida de mujeres de ese país para trabajar en las
playas y manglares de Tumaco, Salahonda, Mosquera,
Guapi. Estas mujeres tienen prácticas distintas:
“Ellas arrancan la raíz con palas, traen
unas palitas pequeñas... la rama la
que se encuentran, y hasta que no
cojan... Acaban con todo, acaba con
el nicho ecológico... ellos acabaron
los manglares del Ecuador justamente
a raíz de la explotación de la concha,
porque acabaron con los raizales de
los árboles, esa misma técnica la
vienen a usar y nosotros digamos que
los que estamos allí, digamos que por
desconocimiento permitimos que ellos
vengan a hacer ese tipo de práctica.”
(Entrevista mujer conchera, 2000)
70
El éxito en la recolección de pianguas depende
del conocimiento que tienen las personas sobre
su entorno, y de las competencias que han
adquirido para identificar los cambios y la manera
como funciona ese entorno (Machado, 1996: 70).
En el caso de las mujeres de ACAPA, como vimos
anteriormente, ellas identifican diferentes tipos de
espacios de uso relacionados con los mangles
como son el Manglar, el Pajonal, Ranconchal e
Icacal, lo cual es sólo una muestra del profundo
conocimiento que tienen del medio y del sentido
de identidad con su hábitat (Padilla, 2005).
71
72
4. ECOSISTEMAS EN EL TERRITORIO
Ecosistema es la base unitaria de estructura y
funcionamiento de la naturaleza. Es la unidad
básica de observación de los procesos que ocurren
en la biosfera.
Los límites de los ecosistemas se establecen de
acuerdo con el tipo de estudio que se quiera
realizar; en este caso se utiliza como componente
básico la “Unidad de Paisaje” la cual se
determina según el método del “Análisis
Fisiográfico”.
De acuerdo con la base conceptual y
metodológica de la Ecología del Paisaje 8, los
elementos básicos que construyen el espacio
geográfico son:
 Condiciones Climáticas
 Geoforma
 Suelos
 Cobertura Vegetal
 Uso de la Tierra
Estos elementos son producto de una serie de
variables que sintetizan e indican los procesos de
formación y la dinámica de los paisajes.
Mediante el Análisis Fisiográfico y el análisis
de la cobertura vegetal y el uso de la tierra se
pueden integrar, delimitar y clasificar las
principales variables que dan forma a estos
elementos, obteniendo como resultado las
8
Cabe resaltar que el marco conceptual de los estudios del paisaje desde esta perspectiva, se encuentra en la actualidad en un proceso de consolidación
teórica y metodológica, siendo por tanto las diferentes acepciones y formas de aplicación de conceptos a veces disímiles, y la utilización de lenguaje poco
homogénea.
Unidades de Paisaje que predominan en un
espacio determinado. Estos métodos de análisis
integral del territorio están basados en la
interpretación de imágenes de la superficie
terrestre, ya sean fotografías aéreas, imágenes de
satélite o de radar.
4.1. Clima
Las conclusiones del análisis de regresión
basado en el estudio climatológico del Pacífico
colombiano de Eslava, 1993, demuestran el
aumento de la precipitación en esta zona del
Pacífico en sentido sur - norte, y este - oeste.
73
La zona del delta del río Patía se encuentra
aproximadamente entre los 3.000 milímetros de
precipitación anual que corresponde al borde de
la costa, y los 4000 milímetros aproximadamente
al oeste de Magüí.
La temperatura promedio anual oscila entre 25
y 26 °C, y presenta dos periodos con menor
precipitación correspondiente a los meses de
Febrero - Marzo y Julio - Septiembre.
De acuerdo con los anteriores parámetros y
según el sistema de clasificación climático de
Holdridge, el área del territorio colectivo de ACAPA
se encuentra dentro de dos “zonas de vida”:
Bosque húmedo tropical y bosque muy húmedo
tropical.
 4.2. Historia de los Paisajes y Fisiografía Actual hacia el norte o el sur, interrumpiendo
Los paisajes al igual que los procesos comunitarios así el desagüe normal de la cordillera
son dinámicos. Una mirada a su historia puede hacia el oeste. Las cuencas tectónicas
aclarar los acontecimientos que han dado forma formaron ambientes de sedimentación
a los paisajes que existen y se ocupan. y se llenaron con los productos de
erosión de la Cordillera Occidental y
La historia geológica - geomorfológica de la
de los domos alargados adyacentes.
llanura del Pacífico en la zona del departamento
Durante un glacial temprano el nivel
de Nariño es la base estructural del desarrollo
general de las aguas marinas se bajó
actual de los paisajes y explica el comportamiento
considerablemente y consecuen-
de la dinámica fluvial o movimiento de los cauces
temente sobre unas partes de los
que siguen los diferentes ríos.
domos la erosión fuerte elaboró una
El río Patía al igual que los demás ríos de la red hidrográfica local, bastante
zona, baja por la cordillera occidental y desemboca dendrítica y densa. En otras partes de
en el Océano Pacífico. La superficie territorial de los domos la superficie original se
ACAPA se ubica en el delta del río Patía, el cual preservó en las planicies altas no
está relacionado con los ríos Sanquianga, Satinga disectadas. Evidencia de los glaciales
y La Tola, antiguos brazos por los que desembo- subsecuentes no son notables en la
caba ese gran río al mar. morfología actual.
Un estudio muy completo, punto de partida En el postglacial comenzó un
74 obligado para la comprensión y explicación de los crecimiento relativo general de las
paisajes actuales, su funcionamiento y evolución, aguas marinas y la erosión marina
nos explica la historia geomorfológica de la zona: elaboró unos escarpes casi verticales,
“Un análisis de las imágenes de radar los cuales se encuentran aislados en la
de la Llanura Pacífica de Nariño, Llanura Costera. Además, el
Colombia - América del Sur, levantamiento del nivel base de
proporcionó evidencias de importantes depositación causó un relleno parcial
movimientos diferenciales en el de los valles de los domos disectados”.
Terciario Tardío y el Cuaternario. La (E. van Es, 1975).
llanura pacífica del Cuaternario En épocas recientes un leve decrecimiento del
Temprano sufrió unos movimientos nivel marino resultó en la agradación9 de las partes
verticales aproximadamente paralelos bajas de la llanura costera actual. Últimamente,
a la Cordillera Occidental, resultando movimientos diferenciales posiblemente causados
en la formación de cuencas y domos por un leve volcamiento regional hacia el suroeste,
alargados, los cuales causaron un iniciaron cambios importantes en la fisiografía de
desvío general de los grandes ríos la zona costera.

9
Consiste en una afluencia masiva de sedimentos gruesos que elevan el nivel del cauce.
En la fisiografía actual de la llanura costera al ríos Satinga y Sanquianga, y los brazos Guandipa
oeste de Guapi, se ve reflejado el volcamiento y Brazo Largo.
hacia el suroeste. Cerca a Guapi la costa es
Los ríos La Tola, Satinga y Sanquianga anti-
colinosa. Cerca a las desembocaduras de los ríos
guamente fueron desembocaduras principales del
Iscuandé y Tapaje la superficie es plana y
río Patía, después se convirtieron en brazos
relativamente seca. Siguiendo en dirección al oeste,
secundarios, y quedaron posteriormente aislados del 75
cerca de las desembocaduras de los ríos La Tola y
aporte directo del río, llegando a convertirse en
Sanquianga, la planicie muestra fenómenos de
simples drenajes de esta gran batea o canal de
sumersión10. La línea costera de la desembocadura
evacuación de aguas lluvias y de aguas de infiltración
del río Patía parece relativamente estable y se
subterránea provenientes de la cordillera.
observa una planicie más o menos seca, lo cual se
puede atribuir a un aporte fuerte de sedimentos del Como consecuencia de la apertura del canal
río que hace contrapeso al “hundimiento actual”. Naranjo y del terremoto de 1979, en la actualidad
la mayor parte del caudal ha retomado el cauce del
El espacio hoy ocupado por las cuencas de los
río Sanquianga y llega al mar por varias de sus
ríos Sanquianga, Satinga y La Tola, hace parte de
desembocaduras. Estas características fisiográficas
la gran fosa que rellenó el río Patía con sedimentos
así como la existencia de suelos formados por
que transportó desde la cordillera occidental y el
sustratos orgánicos de turbas11 y la variedad de
valle interandino de la cordillera central. Pero la
relieves locales que han generado paisajes y
forma particular que los caracteriza como
subpaisajes, dieron origen a la diversidad de suelos
subcuencas, se debe al desplazamiento del cauce
y vegetación presentes en la zona que van desde
del río Patía, que antiguamente desembocaba al
bosques con árboles de buen porte hasta arbustales
mar por el actual cauce del río La Tola, hacia los
y herbazales.

10
Proceso paulatino de hundimiento
11
Material de origen vegetal en su primera etapa de transformación hacia mineral.
 4.3. Grandes Paisajes Fisiográficos
Gráfica 10: Porcentaje correspondiente a los grandes paisajes fisiográficos de ACAPA.
Los Grandes Paisajes son unidades genéticas de
relieve, es decir, unidades que tienen en común el
proceso de formación que las ha originado, ya
sea estructural erosional, depositacional aluvial,
o fluvio volcánico.
76
El área total interpretada en el territorio de
ACAPA cubre 103544,5 hectáreas y allí se
encuentran tres grandes paisajes fisiográficos:
4.3.1. Gran Paisaje de origen estructural
erosional (C).
Ocupa 29174 ha. (28% del área interpretada).
Corresponde a los domos que se levantaron por
movimientos diferenciales y posteriormente fueron
erosionándose, dando origen a las colinas y lomas
con diferencias de altura de la base a la cima que
llegan hasta 50 y 70 metros
4.3.2. Gran Paisaje de origen aluvial y fluvio
volcánico (L).
Ocupa 41649.1 ha (40% del área interpretada).
En forma simultánea y complementaria con la
formación de los domos elevados, se originaron
las cuencas alargadas, por donde corren los
diferentes ríos que transportan materiales
producidos por la erosión de la cordillera
occidental. Así es como el río Patía y los domos
adyacentes han dado origen al relleno de las
cuencas y a la formación de estas unidades.
4.3.3. Unidades de origen marino y fluvio
marino (M).
Ocupan 32723.2 ha. (32% del área
interpretada). Resultan de la sedimentación de
los materiales en suspensión que arrastran los
ríos, y de su encuentro con el mar. En la dinámica
originada por los cambios en el nivel del mar
asociados con períodos glaciales e interglaciales,
se producen subidas y bajadas del nivel de
deposición, formando la llanura costera actual.
Gráfica 10: Porcentaje correspondiente a los paisajes fisiográficos de ACAPA

Gráfica 11: Porcentaje correspondiente a los subpaisajes fisiográficos de ACAPA 77

 4.4. Paisajes y Subpaisajes Fisiográficos
Al interior de estos grandes paisajes se detallan
espacios homogéneos, compuestos por el mismo
material litológico, que dan origen a un patrón
repetitivo en las formas del terreno, los cuales se
denominan paisajes.
tienen “subpaisajes” que corresponden a los
espacios de las laderas, las cimas, los valles;
debido a que aparecen repetitivamente y ocupan
individualmente muy poco espacio, para su
representación en el mapa no fue conveniente su
delimitación de forma aislada.

Si los paisajes se pueden subdividir en unidades

más pequeñas y homogéneas que cuentan con 4.4.2. Del Gran Paisaje de origen aluvial y
una extensión suficiente para ser representadas fluvio volcánico (L) se derivan las siguientes unidades:
en la escala de elaboración del mapa,
 (L7) Plano de Inundación de los ríos Patía y
encontramos los subpaisajes, determinados en su
tributarios. Es un paisaje de edad subactual a
mayoría por la pendiente y el nivel del terreno.
actual, susceptible a inundaciones periódicas u
Al interior de los tres Grandes Paisajes ocasionales, en el que se destacan varias
identificados para el territorio ACAPA encontramos generaciones de orillares, meandros abandonados
los siguientes paisajes y subpaisajes fisiográficos: con agua o colmatados, y algunas sobre vegas
de los ríos Patía, Iscuandé y Tapaje. Estas zonas
4.4.1. El Gran Paisaje de origen estructural tienen una influencia directa del río por los
erosional (C) da origen a las siguientes desbordamientos periódicos que resultan del
unidades: régimen de lluvias y las inundaciones sistemáticas
 (C7) Superficie colinada. Superficie que de los terrenos aledaños.
78
presenta elevación natural del terreno, de menor Al interior de este paisaje Plano de Inundación
altura que una montaña, cuyas laderas tienen una de los ríos Patía y tributarios (L7) encontramos tres
inclinación promedio superior al 16% (FAO, 1968) subpaisajes:
y divergen en todas las direcciones a partir de la
 Las depresiones (L72) en las
cima, siendo su base aproximadamente circular.
cuales el agua permanece
El material lictológico que las compone es llamado
estancada por períodos variables
arenisca tobacea12 y da origen a colinas con
que condicionan el crecimiento de
pendientes cortas y fuertes, cimas angulares
cierto tipo de vegetación.
agudas, y valles muy estrechos.
 Los camellones o diques (L71)
 (C10). Lomas. Elevaciones del terreno de
aledaños al cauce del río,
menor altura que las montañas con cimas más
consecuencia del depósito de
amplias que las colinas, redondeadas o con
material más pesado que éste
formas ‘alomadas’, caracterizadas por pendientes
transporta, dando origen a
más largas con gradientes entre 8% y 16%, laderas
montículos que se elevan por
y valles más amplios. El material litológico de estas
encima del nivel normal de las
lomas es la limolita tobacea. Estas colinas y lomas
12
Arenisca Tobácea: Roca sedimentaria con granulado grueso formado por masas consolidadas de arena. Su composición química es la misma que la de
la arena; así, la roca está compuesta en esencia de cuarzo. El material cimentador que mantiene unidos los granos de arena suele estar compuesto por sílice,
carbonato de calcio u óxido de hierro. Aparte de servir como depósito natural de petróleo y gas, se usan en la construcción y en la fabricación de piedras
de afilar y de moler.
 aguas del río y en los cuales,
cuando existen desbordamientos,
los períodos de permanencia del
agua no superan un mes al año.
 El subpaisaje (L73) corresponde
a un Plano intermedio entre la
depresión y el dique, con leve
inclinación, donde las aguas de
desbordamiento permanecen
períodos variables que pueden ir de
uno a tres meses por año.
Otros paisajes presentes en la zona y que se
derivan del Gran paisaje de origen aluvial y fluvio
volcánico (L) son:
 L9: Terraza aluvial, nivel inferior del río Patía
y tributarios. En general son paisajes no
susceptibles a inundaciones. Estas terrazas se
desarrollan en función de las fluctuaciones se
pueden presentar entre el nivel de base de erosión
local en la llanura de desborde y el nivel inferior
del Río Patía y tributarios.
 L10: Terraza aluvial, nivel superior de los
ríos Patía y tributarios. Corresponde a superficies
formadas antiguamente por el río y que presentan
un sustrato estable de arcillas y limos aluviales
con gran cantidad de turba. En general no tienen
influencia directa de inundación por el río pero la
gran cantidad de agua lluvia que cae en la zona
genera un nivel freático alto, que unido a un
drenaje lento, favorecen la formación de
cuangariales.
 Estos paisajes presentan
subpaisajes de acuerdo con relieves
locales definidos por formas
similares a la del paisaje anterior
(L7) como diques, depresiones, pla-
nos, complejo de orillares y cauces
abandonados. Se presentan como
función de las fluctuaciones que
pudiera sufrir el nivel de base de
erosión local. Los niveles superiores
deben presentar suelos más
evolucionados en función a su ma-
yor edad y a la estabilidad que
brinda su topografía plana.
4.4.3. El Gran paisaje de origen marino y
fluvio marino (M), se ha dividido en tres
paisajes:
 (M1) Playas, barras de playa y cordones
litorales del plano litoral: constituidas
principalmente por material arenoso.
 (M3) Llanuras de marea con esteros:
constituidas principalmente por material litológico
de lodos y arenas.
 (M6) Terrazas fluvio marinas antiguas, no
disectadas: constituidas por material de arenas y
arcillas bien consolidadas.
79
A su vez cada uno de estos paisajes se divide
para delimitar “subpaisajes” de acuerdo con
pautas de relieve como son:
 Dique o reborde, depresión,
superficie plana, llanura y terraza.
Estos relieves locales con la
combinación de las diferentes clases
de agua (salada, salobre, dulce),
generan una gran diversidad de
asociaciones vegetales.
4.5. Cobertura Vegetal
Los paisajes también se caracterizan a partir
de la descripción de sus coberturas vegetales. La
vegetación, como variable de síntesis de los
factores bióticos y físicos, indica en su forma
primaria la oferta ambiental espontánea,
 resultado de la interacción de climas, relieves, Tabla 2: Número de hectáreas por cobertura
suelos, fauna. También en la vegetación, por su vegetal en el territorio de ACAPA
sensibilidad y fragilidad, queda marcada con
mayor evidencia la acción del hombre con sus
métodos de producción o formas de utilización y
aprovechamiento.

El resultado del análisis e interpretación de la

Cobertura Vegetal del territorio de ACAPA se
describe a continuación.

80

Gráfica 12: Porcentaje correspondiente a la síntesis de los tipos de cobertura

vegetal del territorio de ACAPA

4.5.1. Arbustales. (A)
Vegetación constituida por plantas leñosas con
yemas que crecen más de 25 cm. por encima de
la superficie del suelo y pueden alcanzar más de
cinco metros de altura (no debe ser confundido
con bosques secundarios en desarrollo).
Los arbustales cubren 4050 ha. (3.92% del área
interpretada). Se pueden encontrar en diferentes
relieves y con diferentes sustratos (esto es, suelos o
materiales a partir de los cuales se forman los
suelos). Espontáneamente se desarrollan en relieves
cóncavos llamados bateas o basines, la mayoría
con suelos mal drenados, arcillosos o de turbas
con lámina de agua sobre la superficie.
La acción humana produce el desarrollo de
esta clase de vegetación en espacios que han sido
abandonados después de actividades agrícolas o
cultivo de camarón en pozas artificiales.
4.5.2. Arbustales de manglar (Am).
En la actualidad ocupan 1226 ha. (1.18% del
área interpretada). Son arbustales con influencia
directa de agua salada y en donde dominan
sustratos arenosos y también arcillosos.
Existe una segunda clase de arbustales de
manglar que se desarrollan en sustratos de
cordones litorales que presentan una gran
proporción de herbazales y son conocidos como
ranconchales. A su formación ha contribuido la
deforestación de guandales arbustivos con
influencia indirecta de marea. Estas zonas han sido
adecuadas para cultivos y ocupan 1608ha.
(1.55% del área total). Resulta difícil representarlos
en cartografía en forma separada del mangle
secundario y de rastrojos de acción antrópica.
Una tercera clase de Arbustales (Ar) se halla
en los basines de la zona de desborde de los ríos y
ocupa un área de 1216 ha. (1.17% del área
interpretada). Una gran proporción de ellos se
compone de naidizales y guabillales.
4.5.3. Herbazales (Hg, Hv)
Son formaciones de plantas ligeramente
lignificadas o no lignificadas en absoluto (que
tienen consistencia blanda en todos sus órganos).
Existen dos formas principales de crecimiento:
Graminóides y Forbias.
La vegetación graminóide (Hg): con predominio
de gramíneas (Hg) de diferentes especies
establecidas en potreros para ganadería
adecuados a costa del bosque y que localmente
se denominan pampas. Ocupa una extensión de
3146 ha. (3.04% de el área interpretada).
Estas “pampas” se encuentran en varios
paisajes y geoformas. La mayor extensión (2415
ha.) se ubica en las terrazas fluviomarinas
antiguas, no disectadas, ubicadas entre el manglar
81
y el guandal y que forman parte de las veredas de
San Sebastián y San Juan. En menor cantidad estos
herbazales se localizan en los diques del río Patía,
algunas barras de playa y las colinas de la zona
sur en la cuenca del río Curay.
La vegetación de herbazales hídricos (Hv):
corresponde a espacios con vegetación
predominantemente hídrica. Se halla ocupando
basines, playones de río, rebordes de pantanos
en varios lugares de la zona de marismas, rodeada
de manglares, se combina con ranconchales,
arbustales y rastrojos, y totaliza un área de
2100ha. (2% del área interpretada). Aquí también
se realizan siembras de arroz.
La otra zona de basines tiene influencia directa
de los ríos por ser aledaña, se mezcla también con
rastrojos, ocupa un área aproximada de 456 ha. y
está dedicada a la ganadería en periodos secos.
 4.5.4. Bosques de manglar13 (Ba)
Schimper14 define manglar como la formación de Algunas especies de manglar son “vivíparas” (i.e.,
árboles que están bajo influencia de la marea Rhizophora), es decir, son plantas cuyos embriones
alta. Otros autores usan el término “bosque de prosiguen su desarrollo mientras la semilla continúa
marea” como sinónimo de bosque de manglar y en la planta madre y se desprenden de ésta cuando
definen el bosque de manglar como una compleja ya están formadas o considerablemente
comunidad de plantas que se presentan desarrolladas. Otras especies son criptovivíparas
bordeando en forma de abrigo protector las costas (i.e., Avicennia, Laguncularia, etc.). Estas dos
tropicales. Pero Galvez-Ayson15 puntualiza que el condiciones son vistas como adaptaciones a las
manglar no se encuentra en toda la zona de características específicas del medio ambiente en
marea, y su presencia puede producirse entre los que se desarrolla el manglar, o como precondi-
rangos de marea alta y baja, o en áreas costeras cionamientos para incrementar la resistencia de la
donde la influencia de la marea no es total. semilla a la salinidad, gracias por ejemplo, a la
Los manglares son especies de plantas que han acumulación de gran cantidad de reservas
desarrollado adaptaciones morfológicas en la nutricionales aportadas por el árbol padre.
estrategia para la reproducción y para el
funcionamiento fisiológico, que les permiten colonizar
con éxito ambientes hostiles. Los mangles crecen en
suelos anaeróbicos utilizando ya sea un sistema de
raíces zancos (neumatóforos), que se extienden
82 verticalmente hacia arriba a partir de las raíces
principales que están por debajo del suelo, o bien
por un sistema de raíces aéreas que se proyectan
desde el tronco hasta una altura que pasa el nivel
del suelo; éstas pueden quedar suspendidas o
penetran en el suelo. También pueden desarrollar
aletones, contrafuertes o bambas. La mayoría de
las especies desarrollan uno o más de estos sistemas
de raíces. Todas ellas cumplen funciones como la
respiración, soporte del árbol, transporte de
nutrientes y propagación. Estos órganos de las
plantas son muy sensibles a inundaciones y a
sedimentaciones; un periodo continuo de cubrimiento
por cualquiera de estos factores ocasiona una basta
mortalidad (Odum and Johannes, 1975).

13
Toda formación vegetal donde el elemento leñoso predominante es el árbol.
Se toma como definición de árbol la siguiente: Una planta leñosa perenne de grandes
dimensiones (más de 7 metros de altura en edad adulta con un tronco único
que soporta una copa de forma y dimensiones variables).
14
En Lugo & Snedaker, 1974. Tomado de la revisión de literatura realizada por Galvez-Ayson, 1996.
15
Galvez- Ayson,1996 hace una revisión exhaustiva de la literatura sobre manglar.
 La mayoría de las especies del manglar desa-
rrollan gran tolerancia a altas cargas de sal y
permiten la acumulación de ésta en sus tejidos. Las
especies de Rhizophora y Avicennia pueden competir
con altas concentraciones salinas porque sus raíces
son desalinizadoras, Las hojas de Avicennia poseen
glándulas secretoras de sal. Las especies de
Avicennia aparecen como las mas capacitadas para
excluir y expulsar sales. Pueden aguantar las más
altas concentraciones salinas, le siguen Laguncularia
racemosa y Rhizophora mangle.
La composición del manglar y la distribución de
las especies dependen de factores físico - químicos
del suelo como: salinidad del agua, drenaje y
corrientes de marea con su correspondiente
penetración tierra adentro, humedad del suelo, y
frecuencia de las inundaciones. Dependiendo de
estas condiciones las especies de manglar dominan
determinadas zonas que van desde el borde del
estuario hasta tierra adentro. Estas zonas están
claramente demarcadas por patrones que resultan
de las diferencias en la germinación y crecimiento
de las semillas. A lo largo del gradiente cada especie
tiene ventajas competitivas que se convierten en
factores de control del patrón de zonificación
(Aksornkoae, 1993).
La zonificación del manglar no es estática, es
dinámica. A través del tiempo esta zonificación
puede ser modificada por cambios en las
condiciones climáticas, en la geomorfología
costera, por inundaciones de agua dulce y por
actividades humanas.
De toda la zona costera de manglar los bordes
son las áreas más frecuentemente inundadas,
donde ocurren las mayores acreciones por
sedimentación casi continua, y son las zonas más
favorables para el crecimiento primario del
manglar. Aun cuando estas zonas de crecimiento 83
primario son la parte más fértil del pantano de
manglar, no es conveniente destinarlas a la
creación de fincas por los altos costos de aclareo
o tumba, y por su aporte indispensable a la
conservación y protección de la erosión, de
inundaciones de marea y de desastres naturales.
Las partes de atrás de los pantanos donde crece
el manglar maduro, el cual contribuye
relativamente poco a la productividad de la laguna
costera, son áreas que deben investigarse para el
establecimiento de fincas. (Galvez-Ayson, 1996).
En el territorio de ACAPA los bosques de
manglar están conformados casi en su totalidad
por manglares de barra de acuerdo con
clasificación hecha por Prahl según origen de
formación. (Pral., 1960). Este tipo de manglar se
desarrolla detrás de las barras de arena o bajos
 que se forman como franjas paralelas a la costa;
el espacio que queda entre la nueva barra y la
costa se denomina laguna o batea mareal.
Esta barra actúa como una trampa de
sedimentos, lo que permite la formación gradual de
playones fangosos, relativamente protegidos del
oleaje en las zonas someras de la laguna,
circunstancia que favorece el anclaje de embriones,
especialmente los de mangle rojo (Rhizophora).
En general la zonación en estos manglares de
barra se caracteriza por un primer cinturón de
mangles jóvenes pioneros casi siempre pertenecientes
al mangle rojo (Rhizophora mangle, R. harrisonii, R.
racemosa). Esta comunidad domina generalmente
las áreas con sustratos inestables, expuestos a una
amplia acción mareal (hasta 2 m.). Le siguen
comunidades maduras de mangle rojo donde se
consolidan sustratos más estabilizados (47 % de
arena y 40% de limo) con niveles de marea mínimos
(30 cm), dominan rodales del mangle iguanero
84 (Avicennia germinans). Continúan zonas más
estabilizadas, correspondientes en la mayoría de los
casos a sustratos terciarios de lodolitas expuestos a
la marea, ocupados por el mangle piñuelo (Pelliciera
rhizophorae) y por natales (Mora megitosperma).
El manglar limita en las zonas de máxima
penetración mareal con los naidizales (Euterpe spp)
y estos a su vez con los pantanos de agua dulce y los
cuangariales. La acción de las mareas juega por
consiguiente un importante papel, ya que transporta
nutrientes hacia el interior del manglar y limita con
su acción periódica, el desarrollo de otras
comunidades terrestres que poseen raíces y
neumatóforos que les permiten igualmente subsistir
y competir en sustratos inestables y suelos
anaeróbicos, pero que no toleran el agua salada.
El área total cubierta por bosques de manglar
suma 13044 ha (12.62% del área interpretada).
De esta área se calificaron 3789 ha. (3.66%) como
bosques que presentan una intervención mínima
(que alcanza hasta un 25% en extracción de
maderas). Con una intervención hasta de un 50%
se clasifican 2756 ha. (2.6% del área interpretada).
El resto de la superficie de bosques de manglar ocupa
8433 ha. (8.12% del área interpretada) está en su
mayoría compuesta por bosques con fuerte estado
de intervención. Estos aparecen mapificados como
bosques secundarios, pero aquí se pueden
discriminar y están espacializadas regeneraciones de
mangles que corresponden a inicios de procesos
sucesionales.
4.5.5. Bosque Pantanoso (Bb)
Nos referimos a un hábitat más húmedo
edáficamente que se encuentra tanto a lo largo
de los cursos de agua como en zonas
indirectamente influenciadas por el nivel freático
o el represamiento de mareas o de agua lluvia,
que originan sobre la superficie una lámina de
agua dulce o salobre que permanece por periodos
superiores a seis meses. Son más pobres en
especies arbóreas, abundan los árboles con
aletones o neumatóforos, en su mayoría con más
de 20 metros de altura. Se diferencian los pantanos
de latifoliadas, dominados por dicotiledóneas y
los dominados por palmeras como el caso de la
‘pangana” (Raphia taedigera), pero también tienen
árboles latifoliados en el sotobosque.
4.5.6. Bosque Turboso (Bc) (Con depósitos
orgánicos en superficie).
Pobre en especies arbóreas, el dosel superior a
menudo formado por un patrón de árboles altos en
la periferia de la turba y más pequeños hacia el centro.
Los árboles tienen diámetros pequeños y comúnmente
provistos de neumatóforos o raíces zancos.
Los bosques turbosos se forman en los basines o
bateas de los sinclinales que rellenan los desbordes
de los ríos con materiales orgánicos y minerales,
dando origen a suelos donde el anegamiento
permanente y la escasez de oxigeno disminuyen
la descomposición de la materia orgánica
aportada por la vegetación. Estas condiciones
mantenidas por largos períodos producen la
formación de turba.
4.5.7. Bosques de Guandal (Bb, Bc)
Se trata de una asociación de diferentes especies
de árboles, provistos generalmente de raíces
terrífugas en forma de codos provistos de lenticelas
(para intercambiar gases), o de grandes raíces
tablares que se adaptan a este tipo de suelo en
formación, cuyos horizontes superiores están
constituidos por turbas y otros restos orgánicos y
coloidales, los cuales se acumulan en grandes
bateas de agua dulce con un drenaje interno lento.
Estos bosques se encuentran normalmente
detrás de los manglares y los naidizales de
transición, en zonas bajas no afectadas por mareas
salobres, pero sí expuestas regularmente al
desbordamiento de los ríos que son represados
por la marea entrante. Mediante este último
mecanismo se produce el intercambio energético
en esta comunidad al entrar nutrientes y coloides
suspendidos en el agua.
Lamb16 diferencia por su composición florística
tres clases de agrupaciones con tendencia a formar
consociaciones:
 Cuangarial: donde predominan
varias especies (Otoba gracilipes,
Virola spp, Dialyanthera gracilipes)
de la familia myristicaceae gene-
ralizadas como cuángare.
 Sajal: consociación dominada
por la especie sajo (Campnosperma
panamensis).
 Y un bosque donde se mezclan
las dos especies.
La mapificación realizada en el territorio ACAPA
coincide, hasta donde el nivel de detalle lo permite,
con las definiciones de guandales mixtos, sajales
y cuangariales para bosques desarrollados de
acuerdo con los sustratos (suelos o materia de la
que están hechos), y es así como aparecen
espacializados con los códigos correspondientes
a la clase de paisaje fisiográfico en la que se
encuentran.
El total de bosques de guandal para el territorio
de ACAPA suma 30744 ha. (29.6% del área
interpretada). De estos guandales los que
presentan una intervención en extracción 85
maderera baja suman una superficie de 12057
ha. (11.6% del área interpretada) y los bosques
que han sido muy fuertemente intervenidos
ocupan un área de 18687ha. (18% del área
interpretada). Entre estas dos categorías hay una
gradación de bosques en recuperación que
abarca un periodo de 40 años.
Aparentemente, para la intensidad de
explotación a que fue sometida la zona, resulta
alto el porcentaje de bosque poco explotado
(11.6% del área interpretada), pero la mayoría se
ubica en centros alejados de los ríos utilizados
para el transporte de madera y además están
localizados en basines donde los árboles presentan
diámetros delgados.

16
Lamb 1959, citado en Corponariño (1998),
 4.5.8. Bosques Mixtos (Bx)
Los bosques que aquí se denominan mixtos
corresponden a “firmes” localizados en los planos
altos de los paisajes de origen fluvio marino (M14,
M63). Las principales especies son: tangare
(Carapa guianensis), sande (Brosimun utile),
machare (Symphonia globulifera) y peinemono
(Apeiba aspera).
En la actualidad quedan algunos relictos con
intervención para establecimiento de parcelas de
cultivos. Estos bosques totalizan 1343 ha. (1.30%
del área interpretada).
4.5.9. Bosque Aluvial (Bd)
Árboles emergentes casi siempre ausentes y el
dosel superior de regular altura. El sotobosque
rico en palmeras y en latifoliadas herbáceas altas
(p.e. Musaceae). Aletones (raíces tabulares)
frecuentes. Se localizan en superficies libremente
drenadas.
86
Dentro de esta denominación se ubican los
bosques que crecen en los diques de los ríos
(L101), sometidos a inundaciones periódicas y que
poseen suelos con buen drenaje, en los cuales se
desarrollan una heterogeneidad de especies de
árboles de gran tamaño. También son los suelos
mas apetecidos para la agricultura y para el
establecimiento de vivienda.
Hay otras comunidades con claras diferencias
en estructura y fisonomía originadas por las
características del valle de inundación y sus
antiguas terrazas y por los períodos estacionales
de anegación, y variadas en su composición de
especies por su posición en el reborde o dique del
río, en la depresión o especie de cubeta que le
sigue denominada basín.
El área que ocupa en la actualidad esta clase de
bosques es muy reducida y llega a 2622 ha. de
las cuales 1360 ha. Se encuentran poco
intervenidos.
4.5.10. Bosque de baja altitud (Be)
Corresponde en nuestro caso a bosques
zonales con características que le imprimen las
condiciones ambientales imperantes, y que se
desarrollan en un rango altitudinal que va de los
500 a los 800 metros sobre el nivel del mar.
No están conspicuamente marcados por
factores limitantes en su formación (suelos
anegados, suelos aluviales). Ocupan posiciones
topográficas correspondientes a abanicos
coluvioaluviales, colinas y estribaciones de
serranía.
Las especies más representativas de acuerdo
al IVI (Indice de valor de Importancia), son: sande
(Brosimun utile), cuángare (Virola reidii), caimito
(Pouteria sp.), nuanamo (Virola sp), carbonero
(Hirtella racemosa), anime (Protium sp), chanú
(Sacoglotis procera), guasco (Eschweilera sp),
mora (Clarisia racemosa), soroga (Vovhysia
ferruginea), guamo o guabo (Inga sp), carrá
(Huberodendron patinoe), abarco (Cariniana
piriformes), zanca de araña (Chrysoclamis sp),
peine mono (Apeiba aspera), jigua (Ocotea sp).
Estos bosques que se desarrollan sobre las
colinas ocupan 27367 ha., lo cual es un área
considerable del territorio (26.47% del área
interpretada). La clasificación fisiográfica divide
estas colinas de acuerdo con el material litológico,
el cual genera variaciones en las formas del relieve,
la pendiente y los tipos de suelo que se derivan de
allí y que posteriormente se reflejan en las
preferencias de la gente para establecer parcelas
de cultivos.
 Los bosques que aquí se generan son
heterogéneos y sus especies son conocidas como
maderas finas, maderas duras. La composición
de especies no presenta diferencias entre las clases
de paisajes de colinas (C70 y C100).
El grado de intervención de estos bosques es
bajo. Los bosques donde la intervención es nula
totalizan 13171ha (12.7% del área interpretada).
Los bosques que presentan una intervención
incipiente, esto es hasta un 25% de intervención,
suman 6760 ha. que equivalen al 6.54% del área
interpretada. Los bosques con intervención que
puede llegar hasta el 50%, totalizan 4010 ha.
(3.88% del área interpretada). Y los bosques que
están en un proceso acelerado de cambio de
cobertura y de uso hacia parcelas agrícolas y
potreros suman 3423 ha (3.29% del área
interpretada).
4.5.11.Bosques secundarios (Bs)
Se refiere al tipo de sucesión que comienza
repoblando varias secciones reducidas de una
comunidad ya existente; ocurre continuamente en
condiciones naturales y aumenta gracias a las
actividades culturales del hombre. Esta sucesión
secundaria puede aparecer en forma de parcela
agrícola abandonada en el bosque tropical, con
dimensiones que permitan observar el desarrollo
de los cambios, pero no tan grandes como para
que el claro disponga por todos los lados, de
abundantes semillas provenientes de la vegetación
madura circundante.
4.5.12. Rastrojo o secundarias inmediatas. (R)
El matorral es una comunidad mixta de
herbáceas, arbustos, bejucos y en general,
plántulas de especies invasoras. Muchas de las
plantas herbáceas forman densas matas de hasta
dos y tres metros de altura. Entre ellas hay
helechos, Heliconia spp., jengibres silvestres y otras
plantas. Algunos arbustos de las familias
Acanthaceae, Piperaceae, Solanaceae,
Compositaceae, y Rubiaceae son algunos de los
grupos taxonómicos más comunes. En poco
tiempo, según la humedad del sitio y la fertilidad
de los suelos, los árboles de crecimiento rápido
comienzan a emerger de esta maraña baja y
forman un dosel que sobrepasa la estatura de un
hombre; las especies arbóreas más comunes en
el trópico americano son Ochroma lagopus,
Cecropia Spp., Trema micrantha, Schizolobium
paraybum, Belotia sp., Mortoniodendron sp.,
Jacaranda copia, y otras.
Los rastrojos son el resultado de una práctica
87
de manejo del hombre y pueden ser indicadores
de situaciones coyunturales, de índole económica
por ejemplo, que llevan al abandono de parcelas
de cultivos. También pueden ser indicadores de
prácticas de manejo ecológico en áreas de baja
productividad, que obligan al descanso del terreno
para recuperar algo de su fertilidad y
corresponden a la primera etapa, la de matorral,
que dura sólo de unos pocos meses a tres años.
Para la zona de ACAPA el total de rastrojos
contabiliza 7477 ha. (7.2% del área interpretada).
La mayor superficie se ubica en los diques del río
Patía (cerca de 5.000 ha.) y son áreas dedicadas
principalmente a ganadería extensiva con una
proporción mínima de cultivos. Existe otra área
de aproximadamente 2.500 ha. en el paisaje de
playas y fluvio marinos que corresponde a
rastrojos misceláneos con parcelas de cultivos.
 4.5.13. Mosaicos antrópicos. (M)
Los mosaicos antrópicos son el resultado de la
acción del hombre sobre una determinada
cobertura vegetal, creando una serie de
quebrantos para el establecimiento de parcelas
de cultivo o potreros para ganadería. A medida
que se avanza en la creación de estas fincas se
van generando una o serie de parches donde se
intercalan diferentes coberturas vegetales como
herbazales de gramíneas, arbustales, remanentes
de bosques, árboles dispersos, rastrojos y otras,
resultado de las diferentes clases de cultivos y de
la disponibilidad de herramientas para trans-
formar el paisaje de acuerdo con ciertos intereses.
También hacen parte de estos mosaicos las
obras de infraestructura como canales, caminos
o viviendas.
Las áreas mapificadas bajo esta denominación
ocupan una superficie de 8625 ha. (8% del área
interpretada).
88 La categoría M1 se utiliza para designar un
misceláneo de pequeñas y medianas parcelas
de maíz, arroz, plátano, cacao, caña panelera,
banano, papa china y yuca, que se encuentran
entremezcladas con potreros, relictos de bosques
secundarios, rastrojos, árboles frutales de naranjo,
caimito, zapote, aguacate, guamo, marañón,
madroño, guayabo, árbol del pan, borojó, palmas
de chontaduro, naidí, árboles madereros de cedro,
tangare, árboles de totumo y otras variedades más.
La categoría de M2 corresponde a mis-
celaneas con predominio de cultivos
permanentes que por sus técnicas producen
determinados patrones. Para el caso de esta zona,
el cultivo del coco se incluye en esta categoría.
Fue posible en muchos casos delimitar áreas de
cultivo de coco gracias a la concentración y al
tamaño de las parcelas. El cultivo de la caña
panelera también debería estar en esta categoría,
pero la dificultad para diferenciarlo de los potreros,
y el tamaño reducido de las parcelas impiden su
delimitación en forma independiente.
Estas unidades tienen una extensión de 3352
ha. (3.24% del área interpretada).
Los cultivos de coco aquí espacializados están
ubicados principalmente en los paisajes de
terrazas fluviomarinas (M6) que ocupan 3246
ha., aunque el coco se siembra prácticamente en
todos los paisajes de esta costa y la mayoría de
los mosaicos antrópicos M1 incluye parcelas de
este cultivo.

El porcentaje de mosaico antrópico M1

comprende 5272 ha y está ubicado en los diques
y terrazas fluviomarinas. La mayor proporción
se encuentra en las colinas de la parte sur, zona
de Curay con 1483 hectáreas (1.43% del área
interpretada) que contienen cultivos de caña,
plátano y coco manila (el cual tiene buena
productividad en estas colinas).
4.5.14. Matorral denso de arbustos (Ar).
Matorral denso de arbustos y árboles
inmaduros; se desarrollan en áreas de pendientes
fuertes y condiciones extremas de baja temperatura
o saturación de humedad.
4.5.15.Vegetación hídrica (Vh).
La vegetación herbácea hidromórfica está
integrada por comunidades de agua dulce
arraigadas, compuesta por plantas acuáticas que
están sostenidas estructuralmente por el agua, es
decir que no se sostienen por sí solas, y por las
comunidades de agua dulce que flotan libremente.
4.6. Usos del Suelo
Las clasificaciones usadas para la
caracterización del uso del suelo desde la
perspectiva de la Zonificación Ecológica unifica
los criterios de uso de la tierra a escala mundial
basados en:
 Los elementos que se observan
en las imágenes de sensores
remotos (radar y satélite)
 El esquema de Clasificación del
Uso de la Tierra de CIAF (Forero,
1983)
 El esquema de evaluación de
tierra con distintas directrices para
su desarrollo (FAO, 1976, 1985,
1986).
Estos elementos jerárquicos permiten carac-
terizar cada una de las áreas analizadas
(Unidades de Paisaje), las cuales tienen una
leyenda en el mapa que los describe y un código
que los representa. Los resultados se pueden
conocer en la siguiente tabla que resume las
unidades encontradas de acuerdo con el uso y
las características de este uso.
89
 Tabla 3: Clasificación de los tipos de uso y aprovechamiento de los ecosistemas

de ACAPA y códigos correspondientes

90

Gráfica 13: Porcentaje correspondiente a los diversos usos del paisaje de ACAPA
Mapa 11: Actividades productivas y conflictos de uso

91
92
93
94
5. INCLUSION DE LA ZONIFICACIÓN CULTURAL
Y AMBIENTAL DE ACAPA EN EL ESQUEMA
DE ORDENAMIENTO
TERRITORIAL MUNICIPAL

A continuación se relata la experiencia exitosa que

llevó a cabo el Gran Consejo Comunitario del río
Patía Grande sus brazos y la Ensenada –ACAPA-
para integrar la propuesta de ordenamiento
interno resultante del proceso de Zonificación
Cultural y Ambiental, al Esquema de Ordena-
miento Territorial – EOT - del Municipio Francisco
Pizarro.17

5.1. Normatividad general y competencias en el

ordenamiento y administración del territorio. 95
La posibilidad de articular procesos de el desarrollo socio económico y cultural del
ordenamiento interno de los territorios étnicos con municipio con fundamento en las necesidades e
los Planes y Esquemas de Ordenamiento Territorial intereses de la población, las potencialidades del
Municipal - POT’s - o - EOT’s -, se fundamenta territorio y la armonía con el medio ambiente.
en algunas normas del ordenamiento jurídico na-
Esta misma ley establece los principios en que
cional, y en las competencias que tienen los se debe fundamentar el ordenamiento del territorio
municipios y los Consejos Comunitarios en
municipal:
aspectos administrativos y de planificación
territorial.  La función social y ecológica
de la propiedad.
La Ley 388 de 1997 nos proporciona elementos
para entender el ordenamiento territorial como  La prevalencia del interés
el conjunto de acciones político-administrativas y general sobre el particular.
de planificación concertadas para orientar y  La distribución equitativa de las
regular la disposición, transformación, ocupación cargas y los beneficios.
y utilización de los espacios geográficos, buscando

17
Dependiendo del número de habitantes los municipios están obligados según la Ley 399 de 1997, a elaborar un Plan de Ordenamiento Territorial – POT-
(cuando tienen más de 100.000 habitantes, un Plan Básico de Ordenamiento Territorial – PBOT- (cuando tienen entre 30.000 y 100.000 habitantes), ), o un
Esquema de Ordenamiento Territorial –EOT- (cuando tienen menos de 30000 habitantes) como es el caso del municipio nariñense Francisco Pizarro.
 El Decreto 879 de 1998 distingue dos ámbitos
de acción a tener en cuenta para formular el Plan
de Ordenamiento Territorial Municipal: uno rural
y otro urbano. En su Artículo 11 define:
“El componente rural del Plan es un
instrumento para garantizar la
adecuada interacción entre los
asentamientos rurales y su cabecera
municipal, y la conveniente utili-
zación del suelo rural, y enmarcar
las actuaciones públicas tendientes
a suministrar infraestructura y equi-
pamiento básico para el servicio de
la población rural”.
Estas normas definen unos pasos o etapas para
adelantar el ejercicio de planificación territorial
municipal, ordenando la participación de la
comunidad como aspecto imprescindible en estos
procesos. En el Artículo 5º, Capítulo 2º, Decreto
879 de 1998 se establece:
96
“(…) Los planes de Ordenamiento
Territorial deberán ser producto de una
efectiva participación de los diferentes
actores sociales relacionados con la
dinámica territorial. Para ello, la ad-
ministración municipal o distrital
deberá garantizar la participación y
la concertación en la formulación del
Plan.”
Teniendo en cuenta que en la gran mayoría de
los municipios del Pacífico el área rural está
constituida por resguardos indígenas y territorios
colectivos de comunidades negras, el ejercicio del
ordenamiento y la planificación municipal supone
la obligación de abrir espacios de participación a
estos grupos étnicos y se basa para ello en la
18
Esta Ley 507/99 modifica la Ley 388 de 1997, o Ley de Ordenamiento Territorial.
Constitución, las leyes y la jurisprudencia en
materia de derechos étnicos existentes. Esto queda
claramente estipulado en el Articulo 1º parágrafo
8 de la Ley 507 de 1999
“(…) en el proceso de elaboración
de los planes y esquemas de
ordenamiento territorial, las au-
toridades municipales y distritales
darán cumplimiento a las normas
legales vigentes relacionadas con
los grupos étnicos”18.
Esto significa que los gobiernos municipales
deben tener en cuenta elementos de la legislación
nacional especial para los grupos étnicos, entre
otros la Consulta Previa, para adelantar procesos
de formulación de los POT’s y los EOT’s.
Todo lo anterior conduce a plantear que en
relación con el manejo de los territorios étnicos
también es indispensable la coordinación entre las
autoridades municipales, ambientales y nacionales
de los distintos niveles, con las autoridades étnicas.
Los Consejos Comunitarios, tienen competencia
para delimitar y asignar en usufructo áreas de uso
y aprovechamiento individual, familiar y
comunitario al interior del territorio colectivo,
reconociendo aquellas que se han venido
ocupando tradicionalmente. (Numeral 6 Art. 11
Decreto 1745/95). En el mismo sentido los
Consejos Comunitarios, con base en los
reglamentos internos, tienen a cargo la planeación
y administración del uso aprovechamiento y
conservación de los recursos naturales (Numeral
10 Art. 11 Decreto 1745 de 1995).
Como procedimiento para adelantar las
funciones relacionadas con la administración
del territorio, este mismo decreto, asigna a los
Consejos la responsabilidad de elaborar los planes
de Etnodesarrollo, en los cuales se debe trazar el
camino hacia el bienestar presente y futuro de las
comunidades dentro del territorio colectivo.
Por su parte las administraciones de los municipios
a través de los Concejos Municipales, deben
reglamentar los usos del suelo urbano y rural
(Numeral 7Art. 313 de la Constitución Política), así
como planificar el desarrollo económico, social y
ambiental del territorio (Art.315 de la Constitución
Política).
En materia ambiental el Numeral 21 del Artículo
31 de la Ley 99 de 1993 define:
“Es responsabilidad de las Cor-
poraciones Autónomas Regionales
ejecutar las políticas planes y
programas nacionales en materia
ambiental, definidos por el plan
nacional de desarrollo y el Ministerio
del Medio Ambiente19, y adelantar en
coordinación con las autoridades de
las comunidades indígenas y de las
comunidades negras, los programas y
proyectos de desarrollo sostenible, de
manejo y conservación de los recursos
naturales y del medio ambiente.”
Esa coordinación es relevante en la medida en
que en la misma Ley 99 de 1993 le concede a los
Concejos Municipales la facultad de otorgar
concesiones, permisos autorizaciones y licencias
ambientales para el uso y aprovechamiento de
los recursos naturales (Concesiones para uso de
aguas superficiales y subterráneas, vedas para
caza y pesca, etc.). (Art. 31, Ley 99 de 1993)
Concluyendo, la normatividad especial étnica
y ambiental vigente faculta a los Consejos
19
Ministerio del Medio Ambiente hoy Ministerio del Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial
Comunitarios para intervenir en todas las etapas
del Ordenamiento Territorial, en concordancia con
sus propios procesos de administración y
planificación del territorio, a partir de ejercicios
propios de territorialidad y mediante la adaptación
de propuestas conceptuales y técnicas de
ordenamiento que integren la tradición cultural.
5.2. Ordenamiento Interno y Planes de
Ordenamiento Municipal en el Pacífico
El desarrollo de estos procesos de articulación
del ordenamiento interno de territorios étnicos con
los planes de ordenamiento municipal ha sido
desigual en la región del Pacífico: ha tenido éxito en
pocas partes, fracasos a nivel técnico en otras, y en
la mayoría de los municipios no se ha llevado a cabo.
El principal problema que han tenido los planes
de ordenamiento municipal es la ausencia de
participación de los grupos étnicos en su
formulación. Con frecuencia las administraciones
97
municipales y los consultores no abren espacios
para la información, análisis, discusión e
intercambio de visiones, o se limitan a hacer
reuniones con algunos líderes a quienes solicitan
validar resultados que no han sido previamente
concertados con las comunidades.
En muchos casos los Planes de Ordenamiento
Municipal apenas mencionan la existencia de
territorios colectivos y resguardos en su jurisdicción,
ni mucho menos reconocen sus competencias en
la definición del ordenamiento interno de sus
territorios. Esto sucede incluso en municipios donde
la mayor parte de su extensión territorial está
titulada bajo la figura de resguardo o tierras
colectivas de comunidades negras.
 La ausencia de las perspectivas de ordenamiento
y manejo de los Consejos Comunitarios en los
POT´s, excluye a los grupos étnicos de los planes
de desarrollo y de inversión de sus municipios. De
forma concreta la reglamentación del uso del suelo
rural, uno de los componentes importantes de los
POT’s/EOT’s, afecta directamente a los Consejos
Comunitarios asentados en las zonas rurales de
los municipios.
El reto de las administraciones municipales y
los grupos étnicos en el Pacífico, es entonces
trascender la articulación técnica y avanzar hacia
la concertación política, para adecuar intereses y
visiones en la construcción de formas de
ordenamiento apropiadas a las características de
los municipios que albergan territorios colectivos
y resguardos.
5.3. Las Negociaciones entre ACAPA y la
Alcaldía del Municipio Francisco Pizarro
98
Desde el año 2000 el Consejo Comunitario
de ACAPA se había propuesto incidir en el proceso
de ordenamiento municipal de Francisco Pizarro
a partir de los resultados de la Zonificación
Cultural y Ambiental de su territorio colectivo.
Una vez validada por las comunidades la
propuesta de Zonificación y concertados los
principios preliminares para el manejo territorial y
ambiental, ACAPA definió en sus reglamentos los
criterios de selección de los integrantes de la junta
del consejo, en los cuales se prohíbe a los elegidos
estar vinculados con actividades de extracción y
se resalta la capacidad que deben tener para velar
por los recursos naturales. (Rivas, 2001)
El Consejo Comunitario exigió al Alcalde
Municipal elegido para el período 2000 – 2002
su participación en el proceso de selección de la
consultoría que iba a ser contratada por el
municipio para la formulación del EOT, así como
en la definición de los mecanismos de participación
que debían seguirse en el desarrollo de los
componentes rurales del EOT. Esta negociación
no tuvo éxito, y por el contrario generó una
situación de enfrentamiento entre ACAPA y la
administración de ese momento.
Posteriormente, la ONG PROCOMUN con
sede en Bogotá, coordinó con el Consejo
Comunitario su participación en la licitación para
la formulación del EOT, acordando la realización
de consultas y talleres participativos que serían
coordinados por ACAPA. La propuesta no ganó
la licitación y la contratación se realizó con una
firma de Tumaco, la cual obtuvo la información
que ACAPA había desarrollado para la
Zonificación Cultural y Ambiental del Territorio,
apropiándose de su autoría y presentándola como
parte del componente de diagnóstico de manera
descontextualizada.
Simultáneamente el programa BID Plan Pacifico
estaba apoyando financieramente a muchas
Administraciones Municipales en la formulación
de sus Planes de Ordenamiento Territorial. Sin
embargo estos procesos no tenían en cuenta a
los Consejos Comunitarios como autoridades
étnico-territoriales con competencia en el
ordenamiento, razón que impulsó a ACAPA en
unión con otros consejos comunitarios, a presentar
directamente ante ese programa sus propuestas
en materia de ordenamiento y manejo.
La consultoría que había sido contratada por
el municipio con la firma de Tumaco no llegó a la
formulación completa del EOT, y los recursos
invertidos por la alcaldía se perdieron. La siguiente
administración contrató nuevamente la
formulación del EOT, esta vez con una firma de
la ciudad de Pasto que tampoco tuvo en cuenta la
participación de ACAPA en el proceso.
CORPONARIÑO como entidad encargada de
la revisión y validación técnica del EOT, no aprobó
la propuesta por la falta de participación de
ACAPA en el proceso, así como por vacíos de tipo
técnico en la formulación del Esquema. ACAPA
también planteó ante la Alcaldía su desacuerdo
con los resultados del componente rural y reparos
por su ausencia en el proceso.
En el año 2004 el Proyecto Protección de Tie-
rras y Patrimonio de la Población Desplazada ini-
ció su acompañamiento a las comunidades del
Consejo Comunitario de ACAPA y su asesoría se
centró en facilitar la negociación entre todos los
actores involucrados: Alcaldía, Concejo Municipal,
ACAPA, CORPONARIÑO y el Consultor del EOT.
La calidad de los desarrollos técnicos logrados
por el trabajo de Zonificación Cultural y Ambiental
del Territorio y el proceso participativo que
fundamentó su elaboración, se constituyeron en
elementos fundamentales para lograr el
reconocimiento político y la validación técnica de
su propuesta. Todas las partes involucradas
coincidieron en retomar la ZCA de ACAPA, y
emprender un ejercicio de articulación y
compatibilización con las categorías señaladas en
el EOT.
Las categorías para la clasificación de Uso del 99
Suelo para su Manejo y Reglamentación se
definieron a partir de los tres distintos tipos de
Paisajes predominantes en el área rural del
municipio: manglares, guandales, bosques
aluviales y bosques de colina.
5.4. Propuesta de Zonificación del Uso del Suelo
para su Manejo y Reglamentación
El resultado final de este proceso fue la
adopción ajustada de los resultados de la
Zonificación Cultural y Ambiental de ACAPA para
la Propuesta de Zonificación del Uso del Suelo
Rural para su Manejo y Reglamentación,
consignada en el Esquema de Ordenamiento
Territorial del municipio nariñense de Francisco
Pizarro, propuesta que establece las categorías
que se presentan en los siguientes mapa y tabla.
 100
Tabla 4: Categorías consideradas en la Propuesta de Zonificación de Uso del Suelo Rural para su Manejo y Reglamentación.
EOT del Municipio Francisco Pizarro. Nariño.
101
102
ANEXO 1: Referencia de los sensores remotos y cartografía empleados para la elaboración
de los mapas de unidades del paisaje

103
ANEXO 2: Plantas medicinales, palmas y frutos de monte reconocidos y utilizados por las
comunidades
A: Nombres comunes y especies de los principales frutales del territorio de ACAPA
 B: Nombres comunes y científicos de las plantas de uso medicinal de ACAPA

104
B: Nombres comunes y científicos de las plantas de uso medicinal de ACAPA

105
C: Nombre local y nombre científico de algunas plantas artesanales utilizadas

por las comunidades de ACAPA.

 D: Nombres locales, nombres científicos y usos de las palmas en el territorio de ACAPA.

106
ANEXO 3
Nombres locales y nombres científicos de la fauna frecuente en los paisajes de ACAPA

107
108

Alguacil, Amarilla, Ambulo, Bagre, Barbeta, Barbinche, Berrugate,

Bravo, Cacho, Cagua, Camiseta, Camotillo, Canchimala, Caria,
Cornuda, Chere, Cherna, Chimbilaco, Espejuelo
Guacara, Guitarrilla, Guevo, Jacoba, Jacuba, Leiro, Lisón, Loco,
Manteco, Merito, Mojarra, Mulatillo, Murico, Negro, Nucrio, Ñato,
Pampano, Peine, Pejeloro, Pejepuerco, Pejesapo, Raya, Roncador,
Roncota, Raya, Raya Bagra, Raya Manta, Sábalo, Safiro, Sardina,
Tamborero, Timburo, Titibra, Tollo.
109
110
111
112
LISTA DE TABLAS
Tabla 1: Nombres comunes, tipo de especie y variedades de los principales cultivos de las fincas en
el territorio de ACAPA
Tabla 2: Número de hectáreas por cobertura vegetal en el territorio de ACAPA
Tabla 3: Clasificación de los tipos de uso y aprovechamiento de los ecosistemas de ACAPA y
códigos correspondientes
Tabla 4: Categorías consideradas en la Propuesta de Zonificación de Uso del Suelo Rural para su
Manejo y Reglamentación. EOT del Municipio Francisco Pizarro. Nariño.

LISTA DE GRÁFICAS
Gráfica 1: Estructura del sistema de clasificación Fisiográfico.
Gráfica 2: Porcentaje correspondiente al estado de la Cobertura Vegetal de la Zona Uno de ACAPA
Gráfica 3: Porcentaje correspondiente a los tipos de Cobertura vegetal de la Zona Dos de ACAPA
Gráfica 4: Porcentaje correspondiente al estado de la Cobertura Vegetal de la Zona Dos de ACAPA
Gráfica 5: Porcentaje correspondiente a los tipos de Cobertura Vegetal de la Zona Tres de ACAPA
Gráfica 6: Porcentaje correspondiente al estado de la Cobertura Vegetal de la Zona Tres de ACAPA.
Gráfica 7: Porcentaje correspondiente a los tipos de Cobertura Vegetal de la Zona Cuatro de ACAPA
Gráfica 8: Porcentaje correspondiente al estado de la Cobertura Vegetal de la Zona Cuatro de ACAPA
Gráfica 9: Porcentaje correspondiente a los Grandes Paisajes Fisiográficos de ACAPA. 113
Gráfica 10: Porcentaje correspondiente a los Paisajes Fisiográficos de ACAPA
Gráfica 11: Porcentaje correspondiente a los Subpaisajes Fisiográficos de ACAPA
Gráfica 12: Porcentaje correspondiente a la síntesis de los tipos de cobertura vegetal del territorio de ACAPA
Gráfica 13: Porcentaje correspondiente a los diversos Usos del Paisaje de ACAPA.

LISTA DE MAPAS
Mapa 1: Ubicación Geográfica de ACAPA.
Mapa 2: Unidades de Paisaje de la Zona Uno de ACAPA.
Mapa 3: Denominación local de los Paisajes de la Zona Uno de ACAPA.
Mapa 4: Unidades de Paisaje de la Zona Dos de ACAPA.
Mapa 5: Denominación Local de los Paisajes de la Zona Dos de ACAPA.
Mapa 6: Unidades de Paisaje de la Zona Tres de ACAPA .
Mapa 7: Denominación Local de los Paisajes de la Zona Tres (de Pasacaballo a Bajo San Ignacio)
Mapa 8: Denominación local de los Paisajes de la Zona Tres (de Bajo San Ignacio a Salahonda)
Mapa 9: Unidades de Paisaje de la Zona Cuatro de ACAPA
Mapa 10: Denominación local de los Paisajes de la Zona Cuatro de ACAPA
Mapa 11: Actividades productivas y conflictos.
Mapa 12: Propuesta de Zonificación de Uso del Suelo Rural para su Manejo y Reglamentación.
EOT del Municipio Francisco Pizarro. Nariño.
 ANEXOS
Anexo 1: Referencia de los sensores remotos y cartografía empleados para la elaboración de los
mapas de unidades del paisaje de las zonas de ACAPA
Anexo 2: Plantas medicinales, palmas y frutos de monte reconocidos y utilizados por las
comunidades
Anexo 3: Nombres locales y nombres científicos de la fauna frecuente en los paisajes de ACAPA
Anexo 4: Leyenda de Mapas de Unidades de Paisaje

BIBLIOGRAFIA
Almario, Oscar y Castillo, Ricardo. “Comunidades negras en Bocas de Satinga, Nariño: de la esclavitud del oro y la madera a la
resistencia y recuperación del territorio”. En: VII Congreso de antropología de Colombia. Medellín, 1994.
Andrade, Angela. La Zonificación Ecológica como base para el estudio integral del paisaje y la planificación del uso de las tierras.
En: La Revista Informativa del Proyecto SIG - PAFC, Año 1, #2, p. 29-30. Bogotá,1994.
Aprile-Gniset, Jacques. Poblamiento, hábitats y pueblos del Pacífico. Cali: Universidad del Valle, 1993.
Ariza, Eduardo ; Chavarro Mauricio; Vargas, Patricia. Paisajes Vividos, Paisajes Observados. La percepción territorial en la
Zonificación Ecológica del Pacífico Colombiano. Bogotá: IGAC, 1999
Ariza, Eduardo; Polanco, Rocío; Suárez, Alvaro. Zonificación cultural y Ambiental en 11 de los 16 resguardos indígenas de la Selva
del Matavén. Bogotá: ICANH-ACATISEMA-PDA. En prensa, 2003
Arroyo, Jesús y Camacho, Juana (editores). Zoteas, biodiversidad y relaciones culturales en el Chocó Biogeográfico colombiano.
Bogotá: Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, Fundación Natura y Fundación Swissaid, 2001.
Bravo-Pazmiño, Hernando. Diversidad cultural y manglares del Pacífico Colombiano. Santafé de Bogotá: Ministerio del Medio
Ambiente, ACOFORE, OIMT, 1998.
Caballero Muñoz, Rodrigo. La etnobotánica en las comunidades negras e indígenas del delta del río Patía. Quito: Biblioteca
Abya-Yala, 1995.
114 Camacho Juana y Restrepo, Eduardo (Editores). De montes, ríos y ciudades: Territorios e identidades de la gente negra en
Colombia. Bogotá: Fundación Natura, Ecofondo, Instituto Colombiano de Antropología, 1999.
Castillo, Ricardo. El canal Naranjo: historia de una tragedia socio-ambiental en la cuenca baja del río Patía. Trabajo de grado en
Historia, Universidad Nacional de Colombia. Medellín, 1995.
Cobaleda, Silvia et. al. Diagnóstico Ambiental Gran Consejo Comunitario del río Patía Grande sus Brazos y la Ensenada.
Tumaco, 1998
Couto, Walter. Zonificación Ecológica-económica: instrumento para la conservación y el desarrollo sostenible de los recursos de
la Amazonía. Materiales de Capacitación. CIUDAD: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Proyecto RLA/
92/G 32,1994.
Descola, Philippe. La Selva Culta. Simbolismo y praxis en la ecología de los Achuar. Quito: Ediciones Abya-Yala, 1989.
Escobar, Arturo y Pedroza, Álvaro. Modernidad y Desarrollo en el Pacífico Colombiano. En: Pacífico ¿Desarrollo o Diversidad?
Estado, Capital y Movimientos Sociales en el Pacifico Colombiano. En: Arturo Escobar y Álvaro Pedroza (editores). Bogotá:
ECOFONDO-CEREC, 1996.
Escobar, Felipe. Trabajadores madereros del Pacífico. Bogotá: Talleres de editográficas, 1980.
Eslava, J, Lopez; Olaya, C. Los climas en Colombia (Sistema de Thornthwaite). En Revista Atmósfera No 6 . Bogotá, 1986.
FAO. Boletín, FAO/UNEP. Hacia una Estandarización Jerárquica de la Clasificación de la Vegetación por Sensores Remotos, 1982.
Garrido, José Miguel. La Misión de Tumaco. Creencias religiosas. San Sebastián: Ediciones El Carmen, 1990.
Hernández, Ana Cecilia, Peña, Luis Hernán y Solís, Junior. Olaya Herrera: Una aproximación a la realidad socioambiental.
Medellín: Cleba, 1996.
HIRSH Eric y Michael Hantn. The anthropology of landscape. Perpectives on Place and Space. Oxford Clarendon. Press,1995.
INSTITUTO GEOGRÁFICO AGUSTÍN CODAZZI, Zonificación Ecológica de la Región Pacífica Colombiana, Bogotá, 2000.
Martínez, Arturo. Campesinos en los bosques de guandal. En: Renacientes del guandal: grupos negros de los ríos Satinga y
Sanquianga. Del Valle, Ignacio y Eduardo Restrepo (editores). Bogotá: Proyecto Biopacífico -Universidad Nacional de Colombia,
1996.
Ministerio del Medio Ambiente. Diagnóstico y Zonificación preliminar de los Manglares del Pacífico Colombiano. Bogotá: Ministerio
del Medio Ambiente, 1997.
Oslender, Ulrich. Espacio e identidad en el Pacífico Colombiano. En: De montes, ríos y ciudades: Territorios e identidades de la
gente negra en Colombia. Camacho, Juana y Restrepo, Eduardo (editores), Bogotá: Fundación Natura, Ecofondo, Instituto
Colombiano de Antropología, 1999.
Oviedo, Ricardo. Historias de Gente Entintada. Bogotá: ICAN-PNR, 1996.
Padilla, Katia Silvana. Entre mujeres, ritos, manglares y pianguas: etnografía de los sistemas productivos tradicionales de las
mujeres que hacen parte del Consejo Comunitario de ACAPA. Trabajo de grado en Antropología. Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia. 2005.
Patton, David. Ethnoecology: The Challenge of Cooperation. En: Etnoecológica. Vol I No. 2, 1993.
Pronatta; Pastoral Social; ACAPA. Prácticas tradicionales en la producción de arroz en el bajo Patía. Territorio De ACAPA. Tumaco,
2003.
Restrepo, Eduardo.. “Economía y simbolismo en el ‘Pacífico negro’” Tesis de antropología. Universidad de Antioquia. Medellín,
1996
Restrepo, Eduardo. Unos bosques sembrados de aserríos: la industria maderera en el Pacífico colombiano. Bogotá: Proyecto
Biopacífico, 1997.
Restrepo, Eduardo. Los tuqueros negros del Pacífico sur colombiano. En: Renacientes del Guandal. Bogotá: Proyecto Biopacífico
- Universidad Nacional, 1996.
Restrepo, Eduardo. Economía y Simbolismo en el Pacífico Negro. Trabajo de grado en Antropología. Medellín: Universidad de
Antioquia, 1996.
Rubio, Heidi, Ulloa, Astrid y Campos, Claudia. Manejo de fauna de caza, una construcción a partir de lo local. Bogotá: WWF,
Orewa, OEI, Fundación Natura, Ministerio del Medio Ambiente, ICANH, 2000.
Sánchez, Enrique y Leal, Claudia. Elementos para una evaluación de sistemas productivos adaptativos en el Pacífico Colombiano.
En: Economías de las comunidades rurales en el Pacífico Colombiano. Bogotá: Biopacífico, Ministerio del Medio Ambiente,
115
PNUD, 1995.
Sánchez, Enrique y Leal, Claudia. Los Sistemas Productivos Tradicionales. Una opción propia de desarrollo sostenible. Informe
Final Proyecto Biopacífico. Tomo 4. Bogotá: Proyecto Biopacífico, 1998
Toledo, Victor. What is Ethnoecology? Origins, scope and implications of a rising discipline. En: Etnoecológica, Vol I No 1, 1992.
Van Es, E. Análisis geológico – geomorfológico de las imágenes de radar de la llanura pacífica de Nariño, Colombia, América del
Sur. En: Revista CIAF. Bogotá, 1975.
Vargas, Patricia. Propuesta metodológica para la investigación participativa de la percepción territorial en el Pacífico. En: De
montes, ríos y ciudades: Territorios e identidades de la gente negra en Colombia. Juana Camacho y Eduardo Restrepo (editores).
Bogotá: Fundación Natura, Ecofondo, Instituto Colombiano de Antropología, 1999.
Vásquez, Miguel. Las Caras Lindas de mi Gente Negra. Legislación Histórica para las Comunidades Negras de Colombia.
Bogotá: PNR-PNUD-ICAN, 1994.
Vllota, Hugo. Geomorfología Aplicada a Levantamientos Edafológicos y Zonificación Física de Tierras (Primera Parte). Bogotá:
IGAC, 1991.
Villota, Hugo1991. 1998 Análisis Integral de los Atributos del Paisaje en la Zonificación Ecológica. Notas de clase, Curso de
Especialización en SIG. IGAC. Bogotá 13p.
Von Prahl, Henry et al. Manglares y hombres del Pacífico colombiano. Bogotá: Fondo Fen, 1990.
West, Robert. The Pacific Lowlands of Colombia. Lousiana State University Press,1957.
Zuluaga, Francisco y Romero, Mario Diego. Comunidades negras del Pacífico colombiano. En: Revista Universidad del Valle N 5.
Cali.
116