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Aún lo recuerda, ese dolor insufrible, la hiel que le asfixiaba con el anhelo
asesino de la muerte. Lo recuerda, aun ahora, cuando todo aquello tan sólo
es una sombra, ahora, que él había ganado la aceptación y el respeto de los
suyos. Incluso en algunos momentos, la oscuridad volvía. Se asomaba a
sus ojos de improviso y amenazaba con tragárselo de nuevo. Entonces,
como ahora, cerraba los ojos y respiraba hondamente, la brisa del desierto
le inundaba lentamente los pulmones y llevaba paz a su espíritu agobiado
por los fantasmas del pasado.
Esta vez el viento traía consigo la fragancia del jazmín que crecía en los
jardines de palacio. Unos momentos después, escuchó unos pasos
apagados que se acercaban por el pasillo. Una figura menuda apareció en el
umbral de la terraza. Era Matsuri. La joven no alcanzó a captar la
expresión obnubilada de su antiguo maestro, puesto que él se volvió de
espaldas antes que ella se acercara. Gaara se sintió momentáneamente
sorprendido pues no había podido dejar de notar que, ante la proximidad de
Matsuri, el aroma de jazmín se hacía más penetrante dispersando de golpe
la oscuridad en su interior. Se giró lentamente hacía la kunoichi, lo cual le
dio tiempo de recomponer su semblante.
II
Gaara era consciente de que eran las ninjas de su aldea que habían sido
elegidas como sacerdotisas de la Luna en este año. Sin embargo, no logró
evitar sentirse hechizado ante esas figuras esbeltas que le hicieron una
venia antes de comenzar la antiquísima danza de la Dama Luna.
Ante sus ojos hipnotizados por el movimiento sutil y acompasado de los
velos que se alzaban etéreos en círculos, y los pies ligeros que parecían
apenas rozar la arena sobre la que pisaban, las doncellas mezclaban sus
figuras en pasos ancestrales, pero llenos de rozagante vitalidad y elegancia.
Los ojos de las jóvenes eran centelleantes, embebidos del trance en que los
llenaba la danza ritual. Poco a poco se cerraban el círculo a su alrededor, al
parecer todas llevaban una perfecta simetría en sus movimientos, (tanto
que se dirían clones de sombra de una misma damisela), pero si así fuera,
igual no podía utilizar su habilidades ninja para atrapar a la real sin
hacerle daño; de modo que debía guiarse por su intuición para encontrar a
la genuina dama luna, la que tenía en su espíritu puro la bendición de la
verdadera Dama Luna para la aldea de la Arena.