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INFORME Nº 1

Fredy Ricaldi Camarena

SOBRE LOS ENUNCIADOS UNIVERSALES Y ENUNCIADOS


SINGULARES (De Karl Popper)

Implicación e implicación general


Son conceptos que nos van a ayudad a clarificar algunos
aspectos del problema de la inducción.
Una implicación general afirma la existencia de una
determinada relación entre funciones proposicionales, una
implicación afirma la existencia de una relación semejante
entre enunciados genuinos (tanto el antecedente como el
consecuente son enunciados y no funciones proposicionales).
En si mismas, tanto las implicaciones generales como las
implicaciones son aserciones, y, por tanto, enunciados
auténticos.
Una implicación conecta enunciados (su antecedente y su
consecuente) en forma de una oración condicional (juicio
hipotético) y se expresa normalmente mediante la conjunción
“sí...entonces” (el “si” precede al antecedente y el
“entonces” al consecuente). Por ejemplo, “si Napoleón lleva
una espada, entonces lleva también un sombrero”.
Expresamente hemos escogidos un ejemplo en el que no hay,
entre los dos enunciados conectados, ningún tipo de
dependencia interna: una implicación no es la afirmación de
una relación interna, no es una afirmación acerca de
contenidos de los enunciados, sino que afirma una relación
entre valores veritativos.
De acuerdo con esto podemos definir la implicación como una
aserción sobre los valores veritativos de dos enunciados, una
aserción que solo es falsa en el caso de que el antecedente
sea verdadero y el consecuente falso.. Por tanto una
implicación queda demostrada si se demuestra o bien que el
antecedente es falso, o bien que el consecuente es verdadero.
Depende de la naturaleza de la prueba necesaria para
demostrar que una implicación es verdadera el que
consideremos ésta como una implicación analítica o sintética.
En el caso de una implicación sintética solo la experiencia
puede corroborarla o refutarla. Nuestro ejemplo “si Napoleón
lleva una espada, entonces también lleva un sombrero” es
obviamente una implicación sintética, que es falsa únicamente
si la experiencia enseña que Napoleón llevaba una espada pero
ningún sombrero.
Las implicaciones analíticas son exactamente aquello que
normalmente denominamos inferencia o deducción. Pues lo que
una inferencia lógica afirma es que, si las premisas de la
deducción son verdaderas, también lo es la conclusión (la
proposición o proposiciones inferidas): esta afirmación es
evidentemente una implicación. Ahora bien, no podríamos decir
que el concepto de derivación (mejor dicho, de relación
deductiva) sea idéntico al de implicación, pues de derivación
se habla cuando no es posible demostrarla a priori, sin
recurrir a la experiencia. El concepto de deducción no es,
por tanto, idéntico al de implicación, sino al de implicación
analítica (tautológica).
Una deducción, una derivación, tiene por finalidad inferir de
una teoría dada determinados enunciados, las conclusiones –
por ejemplo, pronósticos-, y afirmarlos, independientemente,
separados de la teoría, con el propósito, por ejemplo, de
contrastarlo en la experiencia, es decir, verificarlos o
refutarlos. Por tanto, tiene que ser posible extraer el
consecuente del antecedente y afirmarlo por separado, pues
justamente para esto se lleva a cabo la deducción (para
obtener proposiciones a partir de unas premisas
determinadas).
Estas observaciones tienen como objetivo señalar la
importancia de la noción de implicación, en especial de la
noción de implicación analítica. Puesto que, en nuestra
epistemología deductivo empirista, el papel esencial de las
leyes naturales es servir de premisas en procesos deductivos,
no es de extrañar que para nuestra epistemología la noción de
implicación analítica, que no es otra cosa que el mismo
concepto de deducción, sea extraordinariamente importante.
Desde un punto de vista epistemológico, la importancia del
concepto de implicación general no puede separarse con el de
implicación.
Una implicación general afirma la existencia de una
determinada relación entre funciones proposicionales.
Naturalmente no puede decirse que esta relación sea idéntica
a la relación de implicación, que es una relación entre
valores veritativos (entre los valores veritativos del
antecedente y del consecuente), ya que, como es sabido, las
funciones proposicionales no tienen ningún valor veritativo.
La implicación general afirma la existencia de una relación
de implicación entre todos los pares de enunciados formados
de esta manera, de ahí que sea fácil mostrar que la
explicación del concepto de implicación general es la
afirmación de que todos los argumentos que satisfacen al
antecedente también satisfacen al consecuente; estas dos
formulaciones no expresan otra cosa que esto: si un argumento
determinado hace del antecedente un enunciado verdadero, este
mismo argumento hará al consecuente también un enunciado
verdadero.
Es esta relación entre el concepto de implicación y el de
implicación general la que permite dar de esta ultima una
nueva interpretación: como esquema para la formación de
implicaciones.
Esta interpretación es válida tanto de las implicaciones
generales sintéticas como de las analíticas y es –desde un
punto de vista lógico- equivalente a las interpretaciones
presentadas antes.
Una implicación general sintética, ejemplo ( “x es una piedra
que ha sido lanzada” implica de manera general que la
trayectoria de esta piedra describe una parábola) se ha
considerado hasta ahora como una transformación de un
enunciado empírico –de una aserción acerca de todos los
elementos de una clase- (“las trayectorias de todas las
piedras que han sido lanzadas son parábolas”) o lo que
significa lo mismo, como una función proposicional conectada
a una regla de correspondencia. Junto a estas
interpretaciones, nos encontramos ahora con una nueva
caracterización de las implicaciones generales: como esquemas
para la formación de un sin número de implicaciones generales
sintéticas. En este caso lo que afirma una implicación
general es que todo enunciado formado a partir de la función
proposicional –antecedente implica el enunciado
correspondiente formado a partir de la función proposicional-
consecuente cuando las variables que sean iguales en el
antecedente y en el consecuente se sustituyen por los mismos
argumentos.
En la implicación general analítica o tautológica, el
consecuente aparece de alguna manera en el antecedente: una,
como juicio analítico acerca de los elementos de una clase
(función proposicional conectada a una pseudorregla de
correspondencia, a una regla de correspondencia tautológica),
otra, como inferencia de funciones proposicionales, y ahora
tenemos una tercera interpretación: como esquema para la
formación de implicaciones analíticas. Podemos presentar
estas tres interpretaciones de la mano de nuestro ejemplo
anterior: (“todos los X son Y ,y Sócrates es un X” implica
de manera general que Sócrates es Y). Como juicio analítico,
esta implicación general significa:”También Sócrates se puede
decir lo que se predica de todos los elementos de aquella
clase de la que Sócrates es un elemento); Como inferencia:
(del antecedente se puede deducir, con ayuda de las reglas
lógicas, el consecuente cualquiera que sean los argumentos
que sustituyen a las variables); y como esquema para la
formación de implicaciones: toda sustitución de las
variables, incluso argumentos que no satisfacen el
antecedente, convierte a la implicación general en una
implicación analítica verdadera.
De cualquier manera que se interprete, una implicación tiene
que considerarse como un enunciado autentico. Incluso
interpretarlo como esquema para la formación de enunciados
formula una afirmación: que, en el caso de que se hagan
sustituciones incorrectas, el resultado puede ser un
consecuente falso, sin que lo sea también el correspondiente
antecedente. (Como enunciado genuino que es, una implicación
general puede ser, a su vez, antecedente o consecuente de una
implicación, pero nunca de una implicación general).

LA IMPLICACIÓN GENERAL Y LA DISTINCIÓN ENTRE


ENUNCIADOS UNIVERSALES Y SINGULARES

El problema de la distinción y validez entre enunciados


universales y singulares es interpretado por: los
positivistas, que rechazan la tesis de que las leyes
naturales son enunciados estrictamente universales; y se
basan en el hecho de que las leyes naturales no se pueden
verificar en todos los casos posibles. Por el contrario los
pseudoenunciativas, dirigen sus ataques contra la concepción
que pretenda ver en las leyes naturales implicaciones
generales, cualquiera que sea su índole, pues toda
implicación general es un enunciado autentico. Schlick
sostiene que las leyes naturales no son implicaciones
generales, puesto que no se pueden verificar en cada uno de
los casos posibles; Schlick, identifica enunciado
estrictamente universal con implicación general, lo que quiza
de ser un pequeño error si un análisis atento no revelara que
esta equivocación tiene raíces profundas. La contraposición
entre enunciados estrictamente universales y enunciados
singulares ha surgido debido a necesidades terminológicas
creadas por el problema de la inducción. La lógica antigua no
puede hacerse cargo del problema de la inducción; con vistas
a este problema, la noción de juicios universales de la
lógica antigua, así como la de implicación general de la
logística, tienen que subdividirse todavía en enunciados
estrictamente universales y en enunciados singulares; Puesto
que los enunciados universales como los singulares pueden
formularse como implicaciones generales y, por tanto, como
aserciones acerca de todos los elementos de clase, la
diferencia entre ambos tipos de enunciados tiene que basarse
en una diferencia entre las clases correspondientes.

CONCEPTOS UNIVERSALES Y CONCEPTOS INDIVIDUALES.


CLASES Y ELEMENTOS

De la contraposición entre enunciados universales y


singulares surge el problema de la inducción, de la
contraposición entre los conceptos universales e
individuales, el problema de los universales.
Ahora es preciso distinguir a los conceptos universales con
los singulares, podemos decir que esta distinción es absoluta
–un concepto universal no puede ser nunca un concepto
individual-, mientras que la distinción entre clases y
elementos no lo es: pues una clase puede considerarse también
como elemento de una clase de un tipo superior. En primer
lugar, vamos a tratar de clarificar mediante algunos ejemplos
lo que acabamos de decir; a la vez se tratara la relación que
existe entre conceptos superiores y conceptos inferiores (en
el caso de la lógica antigua); todo ello con el fin de
mostrar la univocidad de la distinción entre conceptos
universales y conceptos individuales.
La distinción entre clases y elementos, tenemos por ejemplo,
el termino “hierro“puede considerarse como una clase cuyos
elementos son “cosas” (cuerpos físicos) que tienen
determinadas propiedades químicas (para la logística esta
clase quedaría determinada por la función proposicional
siguiente: “X tiene las propiedades químicas del hierro”.
Los argumentos que satisfacen esta función proposicional son
los elementos de la clase “hierro”). Pero esta clase no solo
tiene elementos, sino que ella misma puede considerarse como
un elemento; por ejemplo, como un elemento de la clase de los
“metales” (determinada mediante función proposicional “X es
un metal” ). A su vez, esta clase puede considerarse como
elemento de otra clase, etc. De este ejemplo podemos ilustrar
la jerarquización tanto a nivel superior como inferior,
asimismo el ejemplo nos ilustra la contraposición entre
clases y elementos: el hecho de que todo concepto que puede
interpretarse como clase puede interpretarse, desde otra
perspectiva, como elemento de una clase (de un tipo
superior). Por tanto, la distinción entre clase y elemento no
es univoca, absoluta.
Esta jerarquía de tipos se ha dado a conocer por Russell;
donde los conceptos se ordenan de tal manera que los
conceptos de un determinado tipo aparecen, por una parte como
clases cuyos elementos son conceptos de un tipo inferior y,
por otra parte, como elementos de clases que son conceptos de
un tipo superior. Dentro de un mismo tipo las clases pueden
ordenarse según su extensión, según el numero de elementos
(de un tipo inferior) que abarquen, esta ordenación de los
conceptos según su extensión crea, dentro de cada tipo,
“conceptos superiores y conceptos inferiores”, que están
incluidos dentro de los conceptos superiores.
Del ejemplo anterior podemos decir que la diferencia entre
clase y elemento y entre concepto superior e inferior es una
diferencia relativa, la que existe entre conceptos
universales e individuales, y la frontera que atraviesa
tanto la jerarquía conceptual según el tipo, como la
jerarquía según la extensión que divide el sistema entero de
los conceptos en dos ámbitos: el de conceptos universales
“metal” y el de conceptos individuales “oro”. Cada uno de
estos ámbitos tiene jerarquías de tipos, tiene clases y
elementos; cada uno de estos ámbitos tiene jerarquía de
conceptos, tiene conceptos de mayor o menor extensión.
Según la antigua regla lógica, un individuo determinado nunca
se puede caracterizar de manera univoca solo mediante
conceptos universales: para la determinación univoca d un
individuo concreto se necesitan de alguna manera nombres
propios. De acuerdo con este podríamos decir que conceptos
universales son aquellos cuya definición no precisa de nombre
propios; por el contrario conceptos individuales son aquellos
en cuya definición debe intervenir, por lo menos, un nombre
propio.
Ahora el concepto de nombre propio es indefinible, y además
que no precisa definición; basta con decir que un nombre
propio es un signo que, de ser necesario, puede fijarse
directamente al objeto en cuestión (algo así como la placa de
un perro) y que puede, si es necesario, utilizarse una sola
vez y solo para ese objeto determinado. (en caso de que se
trate de un objeto que no sea posible fijar o pegar el nombre
directamente –piénsese, p.ej., en el nombre de un país-,
siempre sería posible escribir el nombre propio del país en
las fronteras; o bien, si esto tampoco es posible, estos
objetos se definen con ayuda de nombres propios en sentido
estricto –p.ej., “la sesión del 8 de febrero de 1983”- Es
equivalente a los nombres propios son las referencias
directas (demostrativas) como “este perro que hay aquí” o “el
dia de hoy”, etc.
Para demostrar que el criterio que acabamos de presentar
respeta lo que normalmente se entiende por conceptos
universales y conceptos individuales, mediante la formulación
de dos principios; según popper estos son:
1. Un individuo concreto no puede caracterizarse de manera
univoca solo mediante conceptos universales, sin hacer
uso de nombres propios.
2. Un concepto universal no se puede definir mediante
nombres propios o mediante una clase de individuos
concretos.
Observaciones al primer principio.
Por mucho que intente describir a mi lux mediante conceptos
universales, por ejemplo, diciendo que es un perro pastor
alemán marrón, no llegare nunca a caracterizar de manera
univoca al individuo concreto en cuestión. Podría decir con
esta especificación tanto como quiera; no obstante, siempre
podría decir: Todos los perros pastores alemanes, marrones,
de un año, etc. Incluso aunque se diera una descripción tan
detallada que prácticamente no fuera posible aplicarla a un
segundo perro, desde un punto de vista lógico lo que se
caracteriza es siempre una clase. Todo lo contrario ocurre
cuando se recurre a nombres propios: “mi perro”, “el hermoso
perro de la calle 8”, este tipo de caracterizaciones son
univocas.
En especial, son las determinaciones espacio-temporales
concretas las que posibilitan una caracterización univoca. El
punto de partida de un sistema de coordenadas espacio-
temporales solo puede establecer mediante nombres propios o ,
lo que es lo mismo, mediante una referencia directa
(demostrativa). Solo el tipo de sistemas de coordenadas
individuales puede tener en cuenta como un posible principio
individual.
Ahora un concepto individual puede ser elemento de una clase
de un tipo superior, sea ésta un concepto individual o un
concepto universal. Ej. La “batalla de Napoleón” (concepto
individual), pero también un elemento de las clase de las
batallas que se llevan a cabo con armas de fuego (concepto
universal). Y mi perro lux es un elemento tanto de la clase
de los perros que hay actualmente en Viena (concepto
individual) como clase de los perros en general.
Los elementos de un concepto universal (perros) pueden ser
conceptos individuales (lux) y los conceptos universales
(perros) pueden ser conceptos superiores de conceptos
individuales (perros vieneses). Este es un hecho tan
elemental como importante, pues la aplicabilidad de los
conceptos universales se basa en que los conceptos
individuales pueden subsumirse, es decir, pueden ser
elementos de conceptos universales; en efecto, estos no están
mas que para ser aplicados a individuos (o conceptos
individuales).
Resumiendo es trivial afirmar que los conceptos universales
pueden estar, respecto de los conceptos individuales, en una
relación de clase a elemento o concepto superior a concepto
inferior, pero desde luego no constituye ningún argumento a
favor de la tesis de que la distinción entre conceptos
universales ye individuales no es univoca, de que sea una
diferencia relativa, como lo es la de clase y elemento.
Todo lo que se ha dicho en apoyo del primer principio
encuentra su mejor colaboración en el proceder efectivo de
las ciencias: siempre que se trate de formular leyes
generales (de las que puedan deducirse pronósticos
individuales), la ciencia, la ciencia teórica, utiliza solo
conceptos universales (para aplicarlos luego a casos
individuales, para subsumir estos casos individuales bajo los
conceptos universales).Por el contrario siempre que se trate
de descubrir acontecimientos individuales, como en la
geografía o en la historia la ciencia utiliza, además de
conceptos universales, nombres propios. No hay ninguna
ciencia que pretenda caracterizar objetos individuales sin
introducir nombres propios.

Observaciones al segundo principio


Aun cuando los conceptos universales puedan estar respecto a
los conceptos individuales en una relación de clase a
elementos no pueden definirse o constituirse como clases de
individuos concretos o de conceptos individuales. Todos los
conceptos que sólo pueden definirse con ayuda de nombres
propios son en los mismos conceptos individuales, por mucho
que puedan ser clases de tipos o niveles muy diferentes.
El ejemplo, los tres hombres que se encuentran en este
momento en mi habitación constituye una clase, la clase de
los hombres que se encuentran ahora en esta habitación. Es
obvio que esta clase es un concepto individual. Incluso un
concepto como el de la clase de todas las clases de tríos de
hombres que se encontraban ayer en Viena a las 12 h. En
alguna habitación, es un concepto individual (pues no se
trata de otra cosa que de una adición resumida de clases
individuales concretas).
Por tanto, el hecho de que un concepto individual puede
designar no solo elementos sino también clases individuales
no debe considerarse como un argumento en contra de la
univocidad de la distinción entre conceptos universales e
individuales, sino como una consecuencia de que la distinción
entre clases y elementos es relativa. Sólo quien confunda
estas dos contraposiciones puede inferir el carácter relativo
de la oposición entre conceptos individuales y conceptos
universales.
De la índole relativa de la distinción entre clases y
elementos sigue el que también un individuo (p.ej. mi perro
lux) puede considerarse como una clase; como la clase de
todos sus estados. Ahora bien, la noción un estado de mi
perro lux, es obviamente un concepto individual en
contraposición al concepto universal un estado de un perro.
El concepto un estado del perro lux no designa ningún estado
determinado, individual; pero los posibles estados que
designa se convierten, mediante este mismo concepto, en
elementos de una clase individual.
Es cierto que una clase de individuos concretos representa lo
que estos individuos tienen en común (o, como Carnap dice, lo
universal de estos objetos). Pero esto que tienen en común,
este universal, no es suficientemente general como para
constituir un concepto universal. La enumeración y su
compendio en una clase, por ej. De todos los hombres que en
este momento están mirando por la ventana, no constituye este
concepto universal la clase de los hombres que miran pór la
ventana, sino el concepto individual de todos los hombres que
están en este momento mirando por la ventana en todos los
países del mundo, una clase cuya potencia (un numero
determinado, finito) puede llegar a establecerse en principio
con toda precisión. Una clase individual tiene muchas mas
cosas en común que una clase universal. En nuestro ejemplo,
esos hombres no solo tienen en común el que están mirando por
la ventana, sino muchas otras propiedades y relaciones que no
aparecen en un concepto universal.
Acerca de la distinción entre conceptos individuales y
conceptos universales.
Se suelen dividir los conceptos en individuales y
universales: Napoleón es un concepto individual; mamífero,
por el contrario, es un concepto universal. Sin embargo,
desde el punto de vista de la teoría de la constitución, esta
división no es correcta o, mejor, dicho, no es equivoco, pues
cualquier concepto puede considerarse, según el aspecto que
se considere, como concepto individual o como concepto
universal... Ahora que conocemos las formas de constitución,
sabemos que (caso) todos los llamados conceptos individuales
son, lo mismo que los conceptos universales, clases o
relaciones.
Carnap confunde la distinción entre clase y elemento, lo que
queda especialmente patente en sus ejemplos, pasa de una
clase universal (perro) a sus elementos individuales (mi
perro lux), lo que no constituye ningún problema. Ahora bien,
todos los demás conceptos, los estados de este perro concreto
o las impresiones que constituyen un determinado estado, así
como sus clases (y relaciones) en tanto que constituidas por
impresiones individuales, son conceptos individuales.
Creo que las observaciones de Carnap son igualmente
insostenibles. Considera que la distinción entre conceptos
individuales y universales se puede retrotraer a la
significación que para nosotros tiene ordenación espacio-
temporal: los individuos se caracterizan porque se les
atribuye un ámbito espacio temporal concreto y conexo,
mientras que los conceptos universales se les atribuye
diversos ámbitos espacio-temporales inconexos entre sí.
Lo cual no es cierto, pues hay conceptos individuales, como
por ejemplo, la clase de los hombres nacidos en Perú, pero
que viven hace cinco años en el extranjero y que bebieron
ayer y hace un mes un vaso de leche, que corresponden a
ámbitos espacio-temporales inconexos. Por otra parte, la
elección de la ordenación espacio-temporales como principio
de individualización descansa única y exclusivamente en el
hecho de que es muy sencillo coordinar un sistema de
coordenadas espacio temporales con una serie de nombres
propios.

LOS ENUNCIADOS ESTRICTAMENTE UNIVERSALES. EL


PROBLEMA DE LA INDUCCIÓN .
Presupuesta la diferencia entre conceptos universales e
individuales, podríamos definir los enunciados universales y
los singulares: aquellos como aserciones acerca de todos los
elementos de una clase definida solo por medio de conceptos
universales; estos últimos, como aserciones acerca de
individuos aislados, o (acerca) de clases definidas con ayuda
de conceptos individuales (nombres propios).
Claro esta que los enunciados universales no pueden ser
verificados nunca; ahora esta claro, además, que no todos los
enunciados singular se pueden verificarse, pero si muchos de
ellos (un ejemplo de enunciado singular no verificable sería
“las trayectorias que no se han calculado de todas las
piedras –o solo de algunas- lanzadas hoy describen
parábolas”)
Del uso que se hace del termino ley natural se deduce que las
leyes naturales tienen que ser enunciados estrictamente
universales; ya que por ley natural entendemos una regla que
se confirma siempre, en todas los casos. Si en un momento
dado se dieran desviaciones de esta regla, sería necesario
formular una nueva ley que incluyera estas desviaciones (y la
ley antigua como un caso especial, como una aproximación).
además esto concuerda con el hecho de que las ciencias
nomonológicas, las ciencias teóricas (como la física) no
tengan ningún interés en los nombres propios ,excepto quizá
cuando se trata de la verificación de pronósticos que son
como se sabe, enunciados singulares. Este tipo de ciencias
establece leyes naturales, en contraposición a las ciencias
individualizadoras. Que trabajan con nombre propios, con
enunciados singulares.
De lo que se trata en la ciencia es de conocimiento. El
conocimiento se expresa en enunciados, no en conceptos; los
conceptos no son verdaderos ni falsos, solo los enunciados
tienen valor veritativo. Se podría objetar que los enunciados
singulares , cabe la posibilidad de demostrar a-poesteriori
que son verdaderos. Pero de un enunciado universal nunca se
puede saber que es verdadero, y esto por razones de orden
lógico. Ahora suponiendo que estos enunciados llevan a
contradicciones que podemos establecer de esto’, uno de los
motivos por el que solemos considerar que una ley natural es
verdadera (mientras no haya sido refutada) puesto que una ley
no es otra cosa que el fundamento de una deducción y, como
tal, solo puede funcionar en tanto se le considere
(provisionalmente) verdadera.
Como enunciados universales, las leyes naturales son
hipótesis, concretamente hipótesis provisionales,
consideradas verdaderas en tanto no se hayan refutadas.
Hempel sostiene que ninguna hipótesis puede ser verificada
con total seguridad, y lo llamamos confirmación significa que
es verdadera pero solo con algún grado de probabilidad. En
otras palabras, declarar confirmada una hipótesis significa
declararla mas probable que antes, pero no definitivamente
verdadera. El conocimiento científico no es conocimiento
probado ni definitivo, pero representa un conocimiento que es
probablemente verdadero. En esta parte Popper dice que la
demostración de que una hipótesis es falsa mediante el
recurso de mostrar al menos un caso en contrario..

A MANERA DE CONCLUSIÓN
El problema de los términos planteados y su historiabigrafía
como implicación e implicación general, como clase y elemento
o como conceptos universales y conceptos individuales o como
su jerarquía dentro del mismo termino sea inferior o superior
nos lleva al problema de la inducción e a la vez de la
verificación de sus enunciados y explicar la terminología
expuesta anteriormente; en cuanto a la distinción de
enunciados universales y singulares y a su verificación
podemos decir que: la verificación es un proceso que recae
sobre enunciados, no sobre hechos, o conceptos. Cuando
establecemos la ocurrencia de un hecho decimos que lo hemos
constatado, mientras que cuando establecemos la verdad o la
falsedad de un enunciado decimos que lo hemos verificado. La
realidad, o sea los hechos, no son en si mismo ni verdaderos
ni falsos, asimismo le corresponde a los conceptos; solo
pueden ser verdaderos o falsos nuestras afirmaciones acerca
de ellos, o sea nuestros enunciados.
La verificación no se realiza sobre cualquier enunciado, sino
solo sobre aquellos que tienen algún grado de generalizada.
Por ej. Todos los perros son animales, es un enunciado
universal, y puede ser verificado, pero en cambio mi perro es
un animal es un enunciado singular: su valor de verdad puedo
llegar a establecerlo, pero no se aplica aquí la
verificación, porque lo que le interesa al hombre de ciencia
es poder probar o justificar enunciados universales, es decir
leyes.
Ahora esta verificación como se sustenta solo se da a través
de los enunciados singulares, pero a la vez no todos los
enunciados singulares son verificados, puesto que si esto
sucede , tendríamos que hacer las pruebas todos los
enunciados (e1,e2...en) y esto no se puede establecer, de
ahí que la verdad provisional de la hipótesis es importante
recalcarla, ahora asumiendo lo establecido por Popper, solo
cuando este enunciado es refutado , solo ahí podemos decir
que este enunciado no es verdadero, pero siempre dando la
prioridad de que realmente ha ocurrido así, es decir con los
datos y mecanismos establecidos para probar esta
refutabilidad, por ejemplo de la expresión Todos los metales
se derriten a una presión de calor, y suponiendo que un metal
X no se derrite a la presión de calor, no por esto vamos a
decir que el enunciado universal no funciona, es preciso
corroborar los hechos nuevamente y en las condiciones
necesarias como esta establecido la ley, pueda ser que
faltare un elemento o una variable , por lo que sucedió tal
hecho de que no se derritiera el metal, entonces es preciso
fundamentar el enunciado fuertemente.

BIBLIOGRAFÍA
1. Karl Popper Los Dos Problemas Fundamentales De La Epistemología Ed.
Tecnos , 1980
2. Rudolf Carnap La Construcción Lógica Del Mundo, Ed. Inst. De
Investigaciones Filosófica, México, 1988
3. Newton C.A. Da Costa Lógica Inductiva Y Probabilidad Ed. Fondo de Cultura
económica.

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