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La arquitectura indígena
La Española, segunda isla en tamaño de las Antillas o islas del Caribe, fue bautizada así por el Almiran- Doble página anterior:
Diversos tipos de arquitectura
te Cristóbal Colón al llegar a ella el 5 de diciembre de 1492, nombre que ha mantenido hasta nuestros vernácula y popular dominicana.
Fotos Esteban Prieto Vicioso
días. Sus primitivos habitantes la llamaban Haití, que significa aspereza o tierra montañosa, y según Pe-
dro Mártir de Anglería también la llamaban Quisqueya, queriendo significar con este nombre que era “una
Cocina con paredes de palos parados,
cosa grande y que no tiene igual”.1 Además se le ha denominado La Española de Santo Domingo, His- en Estebanía, Azua.
paniola o Isla de Santo Domingo, nombre, este último, utilizado tanto por los españoles como por los Foto Esteban Prieto Vicioso.
dos de producción. También la arquitectura debió haber sufrido sus mutaciones, paralelas a esa evolu- logos cubanos Jorge Calvera y Juan Jardines,9 luego del descubrimiento del sitio arqueológico de Los Bu-
ción estilística que vemos en la cerámica. Una vez lograda esa adaptación necesaria debida al cambio chillones, plantean también que la planta rectangular de los bohíos tainos es producto de la transculturación.
de su ecosistema, se puede decir que nació la tecnología apropiada en la isla. Pero al leer la relación que el escribano Rodrigo de Escobedo hace a Cristóbal Colón en los últimos días
Ningún grupo cultural indoantillano utilizó la piedra como material de construcción arquitectónica. Los más del mes de diciembre del 1492,10 luego de visitar el poblado del cacique Guacanagaríx, vemos que la
adelantados de esos grupos construyeron sus viviendas con materiales vegetales, que naturalmente no po- planta rectangular no era desconocida por los indígenas, ya que la casa del mismo cacique era de esa
dían resistir las inclemencias del tiempo, mientras los de mayor atraso eran habitantes de abrigos rocosos y forma y medía aproximadamente 26.90 por 8.40 metros, siendo mucho más grande que las demás ca-
cavernas, por lo que no llega hasta nosotros ningún tipo de edificación construida por ellos. Es con la llega- sas del poblado, que debieron haber sido, todas o la mayoría, de planta circular. Con la relación, fueron
da de los españoles en 1492 que nace nuestra historia documentada y con ésta, por tanto, llegan a nosotros entregados dos dibujos, realizados por Juan Salsedo o, más bien, Pero de Salsedo, uno de un bohío o
los primeros datos ideográficos sobre las construcciones indígenas que había en ese momento en la isla. casa de los caciques, de planta rectangular, y otro de un caney o casa de indios, de planta circular, que
Sólo las investigaciones arqueológicas realizadas en los sitios donde se encontraban los bateyes indíge- debieron haber sido los que sirvieron de modelo a Gonzalo Fernández de Oviedo en su libro.
nas, podrían ampliar los conocimientos que sobre la materia nos han legado algunos cronistas por me- Lo que sí podemos confirmar, de acuerdo a las diferentes descripciones que tenemos de cronistas e his-
dio de grabados y no muy exactas reseñas. toriadores y de diversos informes arqueológicos, es que la mayoría de las viviendas de los indígenas eran
Las más amplias descripciones de los bohíos o eracras indígenas quisqueyanos las ofrece Fernández de de planta circular, a manera de alfaneques o tiendas de campañas, de acuerdo a lo escrito por el mismo
Oviedo en su Historia General y Natural de las Indias,7 donde nos describe dos tipologías utilizadas: una Almirante en su diario, pero no podemos negar la existencia de los bohíos de planta rectangular, al me-
de planta circular y techo cónico, llamada caney, y otra rectangular con techos a dos aguas, y las prin- nos en algunas regiones de la isla.
cipales con galerías frontales llamadas normalmente bohíos. En cuanto a los materiales constructivos sabemos que utilizaban productos vegetales nativos como: yagua,
mingo estos inmigrantes africanos gozaban de ciertas libertades, principalmente en los hatos ganaderos,
lo que podría suponer alguna continuidad de las tradiciones constructivas de sus regiones de proceden-
cia, que habrían pasado de generación en generación.
Ya en el siglo XVIII se había generado un tipo de esclavitud feudal-patriarcal, lo que hacía posible ceder
tierras y propiedades a los esclavos mediante una relación totalmente feudal o bien emplearlos como es-
clavos jornaleros y de alquiler, lo que produjo un proceso de cambio hacia las pequeñas propiedades
campesinas y de constitución de una clase media urbana.
En los Códigos Negros de la América Española17 se pueden ver claramente las limitaciones y prohibicio-
nes que tenían los negros esclavos en cuanto a los oficios que podían ejercer, a los instrumentos que po-
dían tener y a la construcción y disposición de sus viviendas.
Pero hablando de una forma general para la región, no es sino hasta la abolición de la esclavitud o has-
ta la libertad obtenida por algunos de estos esclavos, que este grupo étnico se manifiesta plenamente
en cuanto a su arquitectura se refiere. Artísticamente su manifestación es muy elemental, tal vez debido
a una pérdida de sus tradiciones. Hay que tomar en cuenta que el 80% de los esclavos negros que se
traía de las costas africanas a la región del Caribe tenían entre 18 y 25 años y éstos no duraban más de
5 ó 6 años, por lo que la reposición trajo muchas veces como consecuencia que no hubiese integración
sociocultural dentro del proceso de trabajo. También es bueno anotar que tan solo el 20% de los escla-
vos que se trajeron eran mujeres, lo que impide que se vayan formando y creando raíces culturales pro-
fundas. En el caso de la colonia española de Santo Domingo, debido al modo de producción, fundamen-
tado en los hatos, la vida de los esclavos africanos era más larga y la importación de los mismos era ca-
da vez de menor número.
Un supuesto modelo de arquitectura introducido por esos inmigrantes africanos es la casa construida
Largos vuelos de cana protegen las paredes barrado o boñiga, o sea, tierra ligada con excremento de vaca, para darle mayor consistencia. El arqueó- trucciones de dicha ciudad fundada por Ovando en 1502, cuando dice: Atabales o tambores de influencia africana,
laterales en los bohíos de tejamanil, que forman parte del sincretismo religioso
en Los Bancos, San Juan.
logo Elpidio Ortega, en su libro Expresiones Culturales del Sur,19 sostiene que: “Las casas, en los principios de la villa, fueron de madera y paja; luego, en el mismo siglo XVI, en la pri-
taíno, español y africano.
Foto Esteban Prieto Vicioso. “Esta modalidad de construcción de viviendas ha sido incluida dentro de la arquitectura vernácula rural mera mitad, cuando el florecimiento de la ciudad, algunas se levantaron de cal y canto, sillería y tapiería, Foto Esteban Prieto Vicioso.
Línea de piedras delimitando la entrada con techumbre de tejas. Fueron fabricadas a la usanza española según descripción de la época: “no muy Casa de tejamanil con dibujos
como una transculturación africana a través de los primeros esclavos, desde los comienzos de la colo-
del bohío. Foto Esteban Prieto Vicioso. de influencia haitiana. Las Terreras, Azua.
nia, y de las invasiones y migraciones haitianas en el siglo XVIII”. altas sobre el suelo o de dos pisos solamente, pero muy sólidas, las habitaciones grandes y buenas, con Foto Esteban Prieto Vicioso.
Aunque ese método constructivo en la República Dominicana se les atribuye a los africanos, es sabido grandes puertas en lugar de ventanas para que entrara el aire finalmente, con su brisa perenne”. Habla- Detalle del ensamblaje de la
estructura del techo.
que tanto los indígenas venezolanos como los mayas utilizaban el recubrimiento de paredes con barro, ban los españoles de la construcción de las casas así: se hincan los postes o estacas que fueren nece-
como puede observarse todavía en sus respectivas regiones. Graciano Gasparini, en su libro Arquitectu- sarios para el tamaño de la casa; sobre ellos construían un piso bajo de cierta altura; en la cabeza de los
ra Popular de Venezuela,20 plantea que el bahareque: “...era una técnica constructiva autóctona y no, co- postes un techo, cubierto de paja o tejas. Si elevaban la base a la altura de un hombre, usaban el piso
mo alguien insinúa, traída por los africanos”. Al respecto cita un párrafo de la Historia General y Natural térreo inferior para depósito, cercándolo con un trenzado de varas revocadas, enlucidas y cuidadosa-
de Indias que dice: “Los muros están hechos de cañas colocadas las unas muy cerca de las otras y lue- mente blanqueadas por dentro y por fuera”.22
go recubiertas con tierra cuyo espesor es de cuatro a cinco dedos y así llegando hasta el techo. Esto Este método constructivo también puede observarse en casas rurales de algunas regiones de España, por
proporciona un muro sólido y de aspecto agradable. Las casas están techadas de palma y paja muy bien lo que podemos estar ante una técnica conocida por todos los grupos actuantes. Estos modelos también
colocada y de gran durabilidad. Las lluvias no entran en estas casas y el techo ofrece tanta protección debieron adaptarse al nuevo ecosistema sufriendo las modificaciones necesarias. La mayor similitud la po-
como las tejas...” demos observar en la vivienda denominada barraca, de las provincias mediterráneas de Murcia, Alicante
También en La Española hay evidencias del uso del barro en paredes de las viviendas indígenas, ya que y Valencia, en la península ibérica.23 Estas barracas, de planta similar a nuestras viviendas rurales, tienen
Alonzo de Ojeda, en 1493, describe al Almirante Cristóbal Colón el palacio y villa de Guarionex, en el va- una estructura sencilla de palos de madera y sus paredes están formadas con un tejido de cañas, el cual
lle del Cibao, lo cual narra Luis Joseph Peguero en su Historia de la conquista de la isla Española de San- se recubría o embarraba por ambos lados, exterior e interior, enluciéndolo luego con yeso. Se sabe que
to Domingo, de la siguiente manera: “...el palacio y casas de los nobles, se diferencian de la casas de el uso de estas barracas se remonta al período prehistórico español y que se siguió utilizando a través de
los plebellos con algunos tabiques de barros que ponen en las junturas de los maderos, con que estan los siglos y hasta tiempo bien reciente. Las puertas y las ventanas son las únicas piezas de carpintería que
sercadas, supliendo las texas con yaguas, o lo que ofrece la comodidad,....”21 posee la barraca, tal como sucede en los diferentes tipos de nuestra arquitectura vernácula.
Como ya hemos dicho, el español adopta el tipo de vivienda indígena y la encuentra muy digna y apro-
piada a las condiciones climáticas de la isla, tal como relatan los cronistas de Indias, pero es de su-
poner que se le introdujeron algunas modificaciones para adecuarlas a sus necesidades y formas de
vida, así como habrán introducido nuevos materiales y nueva tecnología. Uno de los materiales posi-
blemente introducido por los españoles, al menos en la forma en que lo conocemos hoy, es la tabla
de palma, material que todavía en la actualidad es el más utilizado en la arquitectura vernácula domi-
nicana.
Si bien Oviedo confirma el uso de la madera de palma por parte de los indígenas cuando dice: “De las
palmas que se dijo primero, es buena la madera para pocas cosas, así como cajas de azúcar e para cu-
brir casas, al modo de los indios, e de poca costa”,25 no está claro el lugar y el modo de usarla. Parece
ser que el piso de las barbacoas, o lugares elevados donde colocaban frutas y otros alimentos, eran de
tablas de palma.
Es de suponer que con los nuevos instrumentos de trabajo con que contaban los españoles, estos
podían trabajar mejor la madera de palma y sacar las estrechas tablas o tiras que todavía se usan en
la actualidad. Un importante material de construcción introducido por los españoles fue el clavo, el
En la segunda mitad del siglo XIX, con el nacimiento de la República se solidifica la clase campesina y
surgen nuevos poblados en el interior del país. Las migraciones son más frecuentes, así como el inter-
cambio comercial con las demás islas del Caribe, muchas de ellas colonias de diferentes países euro-
peos, como Francia, Holanda e Inglaterra. Por esa razón, el siglo XIX es más rico en las influencias ar-
quitectónicas y artísticas dentro del universo de la arquitectura popular.
Teniendo La Española origen e historia similar a las demás islas del Caribe, podemos afirmar que nues-
tra arquitectura posee características regionales muy definidas, resultado de influencias indígenas, espa-
ñolas, africanas y finalmente de Europa Occidental en general.
truir y cobijar las viviendas y las enramadas. En la distancia, las extensas monterías: Casi impenetrables
bosques tropicales, llenos de espinas, lianas y arbustos, donde crecen en abundancia los grandes gua-
yacanes, caobas, cedros, ébanos, y otros de maderas preciosas. Allí el hatero y sus peones penetran
con dificultad para tumbar los árboles y cortar la madera que necesitan para sus menesteres”.30
Por su parte, Roberto Cassá confirma que: “La aparición de un protocampesinado fue producto de la
masa de libertos y del terreno que dejaba el sistema económico a la iniciativa de pequeños cultivadores
que no lograban ubicarse como propietarios de esclavos. En segundo lugar, fue producto de la dinámi-
ca demográfica que comenzaba a poner en entredicho la viabilidad indefinida del hato ganadero, basa-
do en amplios espacios que no permitían más que el sostén de una población reducida que se mante-
nía de la cría extensiva o la cacería. Por último, incidieron los cambios internacionales, que propendie-
ron a incrementar la demanda de nuevos géneros y a presionar por la disminución de la dependencia
respecto a Saint Domingue. Pero, todavía en las décadas finales del siglo XVIII, este proceso era incipien-
te por lo que cobró cuerpo como parte de la modificación estructural del siglo XIX”.31
quitectura a la cual denominamos popular. Esta arquitectura la encontramos más en el ámbito suburba-
no o urbano y sobre los ejes viales interurbanos.
Desde mediados del siglo XIX y a lo largo del XX, se introducen en la arquitectura vernácula y popular do-
minicana las láminas de zinc, que por su comodidad de uso y facilidad de obtención, van a ser cada vez
más utilizadas tanto a nivel urbano como rural. Con la introducción de éstas y con otros cambios a par-
tir del siglo XIX, se van perdiendo muchas de las tradiciones y conocimientos constructivos desarrollados
por los diferentes grupos que han habitado la isla, que fueron pasando de una generación a otra.
Estas edificaciones utilizan madera industrializada, ventanas de madera con celosías, pavimentos de ce-
mento pulido normalmente con color; las cubiertas de láminas de zinc tienden a ser más complejas. En
ocasiones tienen un muro perimetral de bloques de concreto hasta altura de ventanas, a lo que llaman
en algunas regiones “altura salomónica”. Sobre éste, se desarrolla la estructura de madera industrializa-
da, cubierta en su cara exterior por tablas solapadas y colocadas horizontalmente. Estas tablas reciben
en el país el apodo de clavot, derivado del original anglicismo clap board.
Gracias a las nuevas dimensiones de la madera industrializada, las viviendas son más espaciosas y so-
fisticadas. Constan de sala, comedor, dos o tres dormitorios y galería. Normalmente tienen la cocina y
un baño integrados a la casa, aunque en ocasiones mantienen su letrina y cocina en el exterior.
Aparecen elementos decorativos como tragaluces de madera sobre puertas y ventanas, así como cres-
terías caladas en los aleros, producto de la influencia del gusto victoriano. El color sigue siendo un ele-
mento importante tomando aún más fuerza que en los modelos vernáculos, debido ante todo a la utili-
zación de toda la gama de pintura industrializada, teniendo predilección por colores vivos como amari-
llo, rojo, rosado, verde, turquesa y azul, con los detalles decorativos muchas veces en blanco o una com-
binación de los colores mencionados. En algunos pueblos de la República Dominicana, sobre todo al sur,
llo bien entendido. Bajo el dominio exclusivo del economista, la sociedad rural acelera su extinción”.36
Como hemos visto, la arquitectura vernácula y popular dominicana, a la que podemos llamar también
arquitectura tradicional, tiene como material de construcción principal la madera, ya sean varas, tablas
de palma, tablas rústicas o madera industrializada, con cubiertas de pencas y vainas de palmeras, pa-
chulí, tablitas de madera y láminas acanaladas de zinc.
Esta arquitectura se está viendo cada día más amenazada y al menos su autenticidad y armonía desa-
parecerán, debido a la utilización, muchas veces inducida por planes gubernamentales, de materiales y
modelos arquitectónicos completamente ajenos a la tradición popular y al medio ambiente natural.