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1.

El Átomo de Hidrógeno 1

TEMA 1. El Átomo de Hidrógeno.

1. El átomo: antecedentes históricos.

El conocimiento de la estructura atómica es fundamental para poder

entender el comportamiento químico de las sustancias. El descubrimiento de

las partículas subatómicas como los protones, los electrones y los

neutrones, a finales del siglo XIX, impulsó a los químicos de la época a

proponer modelos para explicar cómo estaban constituidos los átomos.

El primer modelo atómico fue propuesto por Thompson a finales del

siglo XIX. Según Thompson, los átomos eran esferas macizas, cargadas

positivamente, en las que se encontraban embebidos los electrones. Años

más tarde, en 1911, un estudiante de doctorado de Thompson, llamado

Rutherford, estableció el siguiente modelo atómico. Este modelo está

basado en el experimento que se muestra en la Figura 1. Rutherford hizo

pasar un haz de partículas α (cargadas

positivamente y que eran emitidas por un

elemento radiactivo como el polonio, Po)

por una rendija, haciéndolo incidir en una

lámina de oro muy delgada, de unos 400

átomos de oro de espesor. Los resultados

del experimento se visualizaban en una

placa fotográfica. La gran mayoría de las

partículas α no sufrían desviación alguna

en su trayectoria. Algunas eran desviadas

un cierto ángulo y otras, muy pocas, eran

fuertemente desviadas al atravesar la

lámina de oro. De los resultados obtenidos


Figura 1: El experimento de Rutherford
en este experimento Rutherford propuso
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que el átomo era esférico y en su centro se concentraba toda la carga

positiva y casi la totalidad de la masa atómica. Alrededor de dicho centro o

núcleo giraban los electrones, de manera que el número de electrones era

igual al de protones. El núcleo ocupaba, según Rutherford, un espacio muy

pequeño comparado con el volumen total ocupado por el átomo, de tal suerte

que éste podría considerarse prácticamente hueco. Ello explicaría que la

mayoría de las partículas α no se desviaran al atravesar la lámina de oro

mientras que las que sufrían desviación eran aquellas que se aproximaban al

núcleo de los átomos de oro. Sin embargo, este modelo era inconsistente con

los postulados de la Física Clásica: toda partícula en movimiento emite

energía, por lo que la propuesta de Rutherford supondría la existencia de

átomos inestables, que emitirían una radiación continua en todas las

longitudes de onda.

En 1885, Balmer había demostrado que los átomos cuando emiten

radiación lo hacen de forma discontinua, es decir, se obtiene un espectro

discreto. Cualquier modelo atómico tendría que explicar este hecho, y el de

Rutherford no estaba en concordancia con ello

Figura 2: Espectro de emisión del hidrógeno

En 1913, Niels Bohr propone un nuevo modelo atómico para poder

explicar la discontinuidad de los espectros atómicos y solucionar los

problemas que planteaba el modelo de Rutherford. El modelo de Bohr

constaba de una serie de postulados:


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• El átomo está constituido por una

zona central o núcleo donde se

concentra toda la masa y la carga

positiva del átomo.

• Los electrones giran entorno al núcleo

en órbitas circulares estacionarias,

de modo que Fc = Fa. (Fc = fuerza


Figura 3: El átomo de hidrógeno de Bohr
centrífuga; Fa = fuerza centrípeta).

• Los electrones sólo se mueven en órbitas estables, que son aquellas

cuyo momento angular presenta un valor que es un múltiplo entero de

la constante de Plank:

H = mvr = nh/2π, donde n = 1, 2, 3,... (n, número cuántico).

Es decir, para Bohr el radio de las órbitas está cuantizado, de forma

que el electrón no puede ocupar cualquier órbita sino aquellas que

cumplan la condición señalada arriba (r = (n2h2/mZe2)). Obviamente, si

las órbitas están cuantizadas las energías correspondientes a las

mismas también lo estarán:

E = Ec+Ep = -(mZ2e4/2h2)(1/n2)

• Los electrones que giran en órbitas estacionarias no absorben ni

emiten energía durante su movimiento. Los electrones pueden

absorber o emitir energía cuando saltan de una órbita a otra de

distinto radio.

La teoría atómica de Bohr explica bien la estructura del átomo de

hidrógeno y su espectro electrónico, pero posee varios inconvenientes, como

son, su aplicabilidad exclusiva a átomos hidrogenoides (de un sólo electrón)

y el suponer una mezcla, un tanto arbitraria, de la física clásica y de la

física cuántica. Por otra parte, este modelo tampoco explica el efecto

Zeeman, o desdoblamiento de las líneas espectrales cuando el espectro


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atómico se realiza bajo la acción de un campo eléctrico. Para poder explicar

estos efectos se amplió la teoría de Bohr y dando lugar al modelo de Bohr-

Sommerfeld, en el que las órbitas de los electrones no sólo son circulares

sino también elípticas y en ellas aparecen los números cuánticos l y m.

En 1924 De Broglie presenta su teoría denominada dualidad onda-

partícula: una partícula lleva asociada siempre una onda. La longitud de onda

λ (distancia entre dos máximos consecutivos de la onda) es inversamente

proporcional al momento lineal p de la partícula, de acuerdo con la siguiente

expresión:

λ = h/p ⇒ p = h/λ

De esta relación se deduce que cuanto mayor sea el momento lineal de

la partícula menor será la longitud de onda que lleva asociada. Una

consecuencia más importante de la naturaleza dual de la materia es el

principio de incertidumbre de Heisemberg, enunciado en 1927. Dicho

principio sostiene que es imposible especificar, simultáneamente y con

exactitud, la posición y el momento lineal de una partícula , y se expresa

matemáticamente de la forma siguiente:

(∆p)(∆x) ≥ h/4π

Según este principio no es posible atribuir al electrón órbitas

precisas alrededor del núcleo, porque ello implicaría el conocer exactamente

la posición y la velocidad del electrón en cada instante. En consecuencia,

para discutir el movimiento del electrón, con una energía dada o velocidad

conocida, alrededor del núcleo es necesario hablar en términos de

probabilidad de encontrar a dicho electrón en una determinada posición.

2. La aproximación mecánico-cuántica.

El concepto fundamental en el que se basa la mecánica cuántica es

que la materia tiene propiedades ondulatorias. Este atributo no es evidente

para objetos macroscópicos pero domina la naturaleza de partículas


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subatómicas como el electrón. En esta aproximación, el comportamiento de

una partícula microscópica puede explicarse en términos de una función de

onda, Ψ, que es una función matemática que depende de las coordenadas

espaciales (x, y, z). Esta función de onda sólo describe a dicha partícula si

se obtiene al solucionar la ecuación de Schrödinger, que en su forma

simplificada puede escribirse como HΨ = EΨ. El término H es el operador

Hamiltoniano, y engloba varios términos dependientes de cada sistema,

mientras que el término E es la energía de la partícula. Así pues, cuando se

aplica el Hamiltoniano a una función de onda, se obtiene la misma función de

onda multiplicada por un valor E, que corresponde a la energía de la

partícula definida mediante el Hamiltoniano. En realidad, el Hamiltoniano

contiene dos operadores que representan la energía cinética [(-h2/8π2m) ∇ 2]

y la energía potencial (V) del sistema:

H = (-h2/8π2m) ∇ 2 + V

Es muy importante destacar la inexistencia de significado físico

alguno de la función de onda Ψ. Sin

embargo, el cuadrado de la función

de onda es proporcional a la

probabilidad de encontrar la

partícula en un volumen

infinitesimal del espacio. Esto se

conoce como la interpretación de


Figura 4. Función de onda y densidad de probabilidad.
Born (no confundir con Bohr). En la

Figura 4 se representa gráficamente la función de onda Ψ así como la

denominada función de densidad de probabilidad, Ψ2. De acuerdo con esta

interpretación, existe una elevada probabilidad de encontrar a la partícula

cuando Ψ2 es grande y la partícula no será encontrada si Ψ2 es cero. La

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consecuencia más importante de la interpretación de Born es la introducción

del concepto de probabilidad, frente al concepto clásico de posición.

La función de onda Ψ presenta regiones de amplitud positiva y

negativa. Aunque estos signos de la amplitud no tienen un significado físico

directo, si resultan de gran importancia cuando funciones de onda pueden

interaccionar. En este caso, las partes positivas de ambas funciones se

sumarán originando un aumento de la amplitud en esa zona. Este fenómeno

se conoce como interferencia constructiva. Por otra parte, si las dos

funciones de onda presentan distintos signos, la parte positiva de una de

ellas puede ser anulada por la parte negativa de la otra dando lugar a lo que

Figura 5. Interferencia de ondas: constructiva (izquierda) y destructiva (derecha).

se conoce como una interferencia destructiva. Las interferencias entre las

funciones de onda suponen la base de la explicación mecano-cuántica del

enlace químico.

3. El átomo de Hidrógeno.

El hidrógeno es el elemento más simple que existe, al constar

únicamente de un protón como núcleo y un electrón como corteza. La

ecuación de Schrödinger que representa a este sistema es la siguiente:

(δ2Ψ/δx2) + (δ2Ψ/δy2) + (δ2Ψ/δz2) + (8π2m/h2)(E+e2/r)Ψ= 0

puesto que el potencial V = -e2/r.

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Al ser este un sistema con simetría esférica, es más conveniente

utilizar coordenadas polares (Figura 7), para lo que


m, -e
r se efectúan los siguientes cambios de variables:

x = rsenθcosφ
M, +e
M>>>m y = rsenθsenφ
Fig. 6. El átomo de hidrógeno
z = rcosθ

Y de esta forma se pasa de una función de ondas

del tipo Ψ(x,y,z) a una del tipo Ψ(r,θ,φ).

La resolución de la ecuación de Schrödinger

descrita anteriormente conduce a la obtención de

tres números cuánticos designados como n, l y ml.


Figura 7. Coordenadas polares.

El primero de ellos, n, se denomina número

cuántico principal y puede tomar valores enteros

desde 1 hasta infinito (n = 1, 2, 3...).El segundo, l, es el número cuántico del

momento angular orbital (o número cuántico azimutal) y sus valores varían

entre 0 y n-1 (l = 0, 1, 2,..., n-1). Finalmente, ml se conoce como el número

cuántico del momento magnético, y toma valores comprendidos entre -l y l,

ml = -l...,0...,+l (de unidad en unidad). Cada número cuántico caracteriza a una

propiedad que está cuantizada en el electrón, es decir, que sólo pueden

presentarse en determinados valores: n define la energía, l el momento

angular orbital y ml la orientación del momento angular. Las energías

permitidas para el electrón en el átomo de hidrógeno dependen sólo y

exclusivamente del número cuántico n y vienen dada por la expresión:

E = -(hcZ2R/n2), donde n = 1, 2, 3,..

R es la constante de Rydberg, R = (me4/8h3cε 02), por lo que nos

queda:

E = -13.6 / n2 (en eV)

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La dependencia de E con la inversa de n2 produce una convergencia

muy rápida de los niveles de energía a altos valores de E. El nivel de energía

cero ocurre cuando n es infinito, situación que corresponde a una separación

infinita entre el electrón y el núcleo, es decir, un átomo ionizado. Por encima

de este nivel de energía cero el electrón se comporta como una partícula

libre que puede viajar con cualquier velocidad y que posee cualquier valor de

energía.

3.1. Capas, subcapas y orbitales.

Cada combinación de los números cuánticos n, l y ml describe

una solución de la ecuación de ondas. La solución más simple es aquella en la

que n = 1, l = 0 y ml = 0, Ψ(1,0,0), y describe al electrón en el átomo en su

estado fundamental (de menor energía). Cada una de estas funciones de

onda para el átomo de hidrógeno corresponde a un orbital atómico. En un

átomo de hidrógeno todos los orbitales que tienen el mismo valor del número

cuántico principal n tienen asociado el mismo valor de la energía y se dice

que son orbitales degenerados. El número cuántico principal define una serie

de capas del átomo, o conjunto de orbitales con el mismo valor de n y por

tanto de la energía. Los orbitales que pertenecen a cada capa se clasifican

en subcapas que se distinguen por el valor del número cuántico l.

Así, la capa n = 1 sólo contiene una subcapa con l = 0; la capa n = 2,

posee dos subcapas, una con l = 0 y otra con l = 1; la capa n = 3 posee tres

subcapas (l = 0, l = 1 y l = 2) y así sucesivamente. Por motivos históricos, se

emplean letras para designar las distintas subcapas que dependen del valor

del número cuántico l (Tabla 1).

Tabla 1. Notación de los niveles dependientes de l

l 0 1 2 3 4 ...
s p d f g ...

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Una subcapa de número cuántico l consta de 2l+1 orbitales

individuales que se distinguen entre sí por el valor del número cuántico ml, el

cual puede adoptar 2l+1 valores diferentes, ml = l, l-1... 0...-l. El número

cuántico ml especifica la componente del momento angular orbital en un eje

arbitrario, generalmente el eje z que pasa a través del núcleo. En términos

clásicos ml denota la orientación del orbital ocupado por el electrón. La

subcapa p contiene 3 orbitales que se distinguen por los valores ml = 1, 0, -1.

La subcapa d consta de cinco orbitales caracterizados por ml = 2,1,0,-1,-2.

La Tabla 2 muestra las distintas combinaciones posibles de estos tres

números cuánticos hasta n = 2.

Tabla 2. Posibles valores de los números cuánticos n, l y ml

n 1 2 3
l 0 0 1 0 1 2
ml 0 0 +1 0 -1 0 +1 0 -1 +2 +1 0 -1 -2

3.2. La función de onda: Parte radial y parte angular.

Como se ha mencionado anteriormente, el potencial del núcleo del

átomo tiene simetría esférica y la resolución de la ecuación de Schrödinger

puede llevarse a cabo mediante el empleo de coordenadas polares. De esta

forma se obtienen funciones de onda para cada triada de valores de n, l y ml.

Estas funciones de onda están compuestas por varios términos que pueden

agruparse de la siguiente forma:

Ψn,l,ml = Rn,l(r) Θl,ml (θ) Φml (φ)

La función R(r) se denomina función de onda radial mientras que el

producto Θ(θ) Φ(φ) es la función de onda angular. Así pues, la representación

de una función de onda requeriría un espacio de cuatro dimensiones, lo que

hace inviable "visualizar" dicha función. Por ello resulta útil estudiar por

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separado las dos funciones mencionadas más arriba: la función radial y la

función angular.

3.3. Función de onda radial, función de densidad radial y función

de probabilidad radial.

De forma general, la función de onda radial de orbitales

hidrogenoides es una expresión del tipo siguiente:

Rnl(r) = f(r)(Z/a0)3/2 e-ρ/2

donde a0 es el radio de Böhr (0.53 Å) y ρ = 2Zr/na0 (n = nº cuántico

principal). Así, la principal diferencia entre distintos orbitales se produce

en f(r). La Tabla 3 muestra los valores de esta función para algunos

orbitales.

Tabla 3. Función de onda radial: valor de f(r)

n l f(r)
1 0 2
2 0 (1 / 2√2)(2−ρ)
2 1 (1 / 2√6)ρ
3 0 (1 / 9√3)(6−6ρ+ρ2)
3 1 (1 / 9√6)(4−ρ)ρ
3 2 (1 / 9√30)ρ 2

La variación de la función de onda con el radio para orbitales de tipo s

se muestra en la Figura 8. Todas las funciones radiales, para cualquier valor

de n, presentan una característica

común y es que decaen

exponencialmente con la distancia

hasta el núcleo. Este decaimiento es

tanto más pronunciado cuanto menor

sea el valor del número cuántico n.

Otra característica es la posibilidad

de que en algún punto la función de


Figura 8. Función de onda radial (orbitales s)

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1. El Átomo de Hidrógeno 11

onda se anule. Ello no sucede para un orbital 1s, pero sí para los orbitales 2s

y 3s. Estos valores para los que la función de onda radial se hace cero se

denominan nodos radiales. En un nodo, la probabilidad de encontrar al

electrón es siempre nula. Un orbital con números cuánticos n y l presenta

n-l-1 nodos radiales, independientemente del valor de ml. Así, el orbital 2s

(n = 2, l = 0 y ml = 0) posee sólo un nodo radial mientras que el orbital 3s (n =

3, l = 2, ml = 0) presenta 2 nodos radiales.

La Figura 9 muestra la función de onda radial de los orbitales 2p y 3p.

El orbital 2p (n = 2, l = 1) no presenta nodos radiales porque su función de

onda radial no se hace cero en ningún momento, salvo para r = 0. Esta

característica, la de R(r) = 0 para r = 0, es general para todos los orbitales

que no sean de tipo s. El orbital 3p presenta un nodo radial, como

corresponde por sus valores de n (3) y l (1).

De la expresión de la

función radial es posible obtener

el valor o valores de r para los que

la función de onda se anula. Así,

por ejemplo, el nodo del orbital 2s

aparece a r= 0.53 Å.

Figura 9. Función de onda radial (orbitales p)


Es conveniente recordar que la

función de onda no tiene significado

físico alguno, y que es el cuadrado de

dicha función el que proporciona

información acerca de la probabilidad

de encontrar al electrón. La función R2

se denomina función de densidad radial,

puesto que su valor es proporcional a la

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Figura 10. Funciones de densidad radial y de


probabilidad radial para el orbital 1s.
1. El Átomo de Hidrógeno 12

densidad electrónica. La Figura 10 muestra la variación de esta función con

respecto de la distancia para un orbital 1s. La máxima densidad electrónica

se produce en el núcleo, y va descendiendo al aumentar r. Ello es aplicable

para cualquier orbital s. Sin embargo, para el resto de orbitales (p, d, f), la

función de densidad radial es nula para r = 0, pues R(r) = 0 en dicho punto.

Una forma alternativa de unir función de onda y probabilidad es

calcular la probabilidad de encontrar al electrón en una


dr
esfera de radio r y espesor dr (Figura 11). El volumen de r

esta capa de espesor infinitesimal sería dV. Partiendo


dV
del volumen de la esfera Figura 11

V = 4πr3/3

y pasando a diferenciales, queda

dV = 4πr2dr

Multiplicando a ambos lados por la función de densidad radial, R2(r):

R2(r)dV = 4πr2 R2(r)dr

que se denomina función de probabilidad radial (o función de distribución

radial). Este no es más que el resultado de aplicar la condición de Born, pues

la probabilidad de encontrar al electrón en un elemento de volumen entre r

y dr en un entorno esférico viene dada por la integral de Ψ2 para cualquier

valor de los ángulos θ y φ:


π 2π
∫ 0 ∫ 0 Ψ2 senθ dθ dφ r2 dr = 4πr2 R2(r)dr

En la Figura 10 aparecen

representadas la función de

probabilidad radial. Debido a que para

un orbital 1s la función de densidad

radial decae exponencialmente con la

distancia al núcleo mientras r2

aumenta, la función de probabilidad


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Figura 12. Función de probabilidad radial de los


orbitales 2s y 2p
1. El Átomo de Hidrógeno 13

radial (4πr2R2) para dicho orbital posee un máximo como se muestra en la

figura. Es decir, existe una distancia r del núcleo en la que existe una mayor

probabilidad de que se "encuentre" el electrón (no se olvide el principio de

incertidumbre). Para un orbital 1s de un átomo hidrogenoide el máximo de la

función de probabilidad radial aparece a rmax = (a0/Z), rmax = 0,529 Å. Este

valor concuerda exactamente con el radio de Böhr.

La distancia más probable para encontrar al electrón aumenta con el

valor de n porque a medida que aumenta la energía del orbital existe una

mayor probabilidad de encontrar al electrón en zonas más alejadas del

núcleo. Así para el orbital 2s existen dos máximos de la función de

probabilidad radial, uno de menor intensidad a r = 0.8 a0 y otro, de mayor

intensidad, a r = 5.2 a 0. También existe un nodo, donde la probabilidad de

encontrar al electrón es cero, para r = 2a0. Como se observa en la Figura 12

existe una mayor probabilidad de encontrar al electrón en las cercanías del

núcleo para orbitales de tipo s que para los de tipo p. Por ello se dice que los

orbitales s son más penetrantes que los orbitales p, un concepto sobre el

que se incidirá más adelante.

Una cuestión que suele plantear dificultades de comprensión es la

siguiente: ¿cómo puede "pasar" el electrón desde la zona de la izquierda del

nodo a la de la derecha, si la probabilidad de que esté en el nodo es cero? La

respuesta es simple: la naturaleza ondulatoria del electrón le hace "existir"

en los dos lados del nodo a la vez. La anterior pregunta surge al aplicar el

concepto clásico de electrón como partícula, lo cual no es aplicable.

3.4. Función de onda angular: la "forma" de los orbitales

atómicos.

La parte angular de la función de onda de un orbital hidrogenoide Θl,ml

(θ) Φml(φ) determina la forma de la nube electrónica, y en consecuencia del

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1. El Átomo de Hidrógeno 14

orbital, así como su orientación en el espacio. Esta función de onda es

independiente del número cuántico principal n:


Θl,ml (θ) Φml(φ) = (1/4π)1/2 Y(θ,φ)
Tabla 3. Función de onda angular: valor de Y(θ,φ)

l ml Y(θ,φ)
0 0 1
1 0 3 cosθ
1/2

1 ±1 (3/2)1/2 senθ e± iφ
2 0 (5/4)1/2 (3cos2θ - 1)
2 ±1 (15/4)1/2 cosθ senθ e± iφ
2 ±2 (15/8)1/2 sen2θ e± 2iφ

La función angular que representa a un orbital de

tipo s es independiente del ángulo, lo que supone que

un orbital s presenta simetría esférica. Este orbital

se representa normalmente mediante una superficie

esférica centrada en el núcleo. Los límites de esta

Figura 13. Representación superficie esférica definen la región del espacio


de la parte angular de la
función de onda de los para la cual la probabilidad de encontrar al electrón
orbitales s (probabilidad 75
%) es elevada, generalmente superior al 75%. Cualquier

orbital de tipo s se representa con una superficie esférica (Figura 13).

Todos los orbitales con l >0 poseen amplitudes que varían con el

ángulo. Las representaciones gráficas más comunes de los tres orbitales p

Figura 14.Representación de la parte angular de la función de onda de los orbitales p (probabilidad 75 %)

son idénticas y consisten en dos esferas tangentes en un punto (núcleo). La

única diferencia estriba en la orientación de las mismas (según los ejes x, y


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Figura 14. Representación de la parte angular
de la función de onda de los orbitales d
(probabilidad 75 %)
1. El Átomo de Hidrógeno 15

o z). Cada una de estas representaciones corresponde a un valor del número

cuántico ml de los orbitales individuales (Figura 14). La forma de los

orbitales d y f se muestran también en las Figuras 15 y 16. En en caso de la

parte angular de la función de onda, se denomina nodo o superficie nodal al

plano del espacio en el que la función se hace cero. De forma general, un

orbital caracterizado por un valor del número cuántico l posee l planos

nodales. Como puede observarse en las mencionadas figuras, los orbitales de

tipo p poseen un plano nodal (que pasa por el núcleo), los orbitales d poseen

2 planos o superficies nodales perpendiculares entre sí y los orbitales f

presentan 3 de estos planos nodales.

Figura 16. Representación de la parte angular de la función de onda de


los orbitales f (probabilidad 75 %)

Figura 15. Representación de la parte angular


de la función de onda de los orbitales d
(probabilidad 75 %).

Hay que señalar que aunque los orbitales s son los únicos que

presentan simetría esférica, la suma de la densidad electrónica de los 3

orbitales p, de los 5 orbitales d o de los 7 orbitales f también es esférica.

Esto se conoce como teorema de Unsold.

Como se ha comentado ya en varias ocasiones, la función de onda no

tiene sentido físico, y ha de acudirse a su cuadrado para obtener alguna

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1. El Átomo de Hidrógeno 16

información, siempre en términos de probabilidad. Al igual que se describió

para la parte radial de la función de onda, también es posible obtener el

cuadrado de la parte angular de dicha función, Θ2l,ml (θ) Φ2ml(φ) lo que da lugar

a nuevas superficies tridimensionales similares a las representadas en las

Figuras 13-16. Para los orbitales de tipo s, el cuadrado de tal función sigue

teniendo simetría esférica, por lo que su representación gráfica no diferiría

mucha de la correspondiente a la función angular. Sin embargo, para los

orbitales p y d se produce un ligero alargamiento de los lóbulos esféricos ya

comentados, como se describe en la Figura 17. De cualquier forma, hay que

recalcar que ni las representaciones de Θl,ml (θ) Φml(φ) ni las de Θ2l,ml (θ) Φ2ml(φ)

describen ningún orbital, aunque generalmente se emplean como sinónimas

de orbitales atómicos.

Así pues, ni la parte radial ni la

parte angular de la función de onda,

por separado, pueden proporcionar por

separado una visión "real" del electrón

en el átomo de hidrógeno. La mejor

aproximación sería aquella que hiciese

uso de Ψ2, incluyendo las dos


Figura 17. A la izqda, representación de la parte
contribuciones radial y angular. Una angular de la función de onda para un orbital p
(arriba) y para un orbital d (abajo). A la
manera de representar la probabilidad derecha, representaciones gráficas del
cuadrado de dichas funciones.
total es la que se basa en diagramas de

contorno, como los que aparecen en la Figuras 18. Las líneas unen todos los

puntos que presentan igual valor de densidad electrónica. Los valores de

ésta estén siempre referidos al máximo, que se indica con 1.0. En la figura

se muestran los diagramas de contorno para el orbital 2pz y 3pz. Obsérvese

como en el primer caso existe un plano nodal, que es el plano xy, y ningún

nodo radial. En el segundo caso, existe el mismo plano nodal (al ser l = 1 en
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1. El Átomo de Hidrógeno 17

ambos casos) pero además aparece un nodo radial (n - l - 1 = 1). Los nodos

radiales suponen que a esa distancia del núcleo la función de onda se anula, o

lo que es lo mismo, existe una superficie esférica a esa distancia que es

también una superficie nodal.

Figura 18. Representación mediante nube de puntos de un orbital p (a) y diagramas de contorno de un
orbital 2pz (b) y de un orbital 3pz (c).

1.3.5. Simetría de los orbitales.

En las Figuras 13-17 aparecen las representaciones gráficas de los

orbitales atómicos. En aquellas de los orbitales p, d y f, suelen aparecer

signos (+ y -) o dos tipos de colores o rayados en los lóbulos. Ello es debido a

que la función de onda puede presentar distinto signo.


+ θ
Por ejemplo, para el orbital pz, el cosθ es negativo para

_ 90º<cosθ<270º (2º y 3er cuadrantes) y positivo en el

resto del espacio (Figura 19). Ello supone que el signo

Figura 19. Signo de la de la función de onda es positivo en un lóbulo y


función de onda.
negativo en el otro. Los signos de las funciones de onda

son muy importantes a la hora de evaluar el solapamiento de dos orbitales

de enlace. Por motivos históricos, los orbitales suelen denominarse de tipo

gerade o ungerade. Estos vocablos alemanes se aplican, respectivamente, a

aquellos orbitales cuyas funciones de onda son simétricas o asimétricas con

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1. El Átomo de Hidrógeno 18

respecto al centro de inversión. Si al pasar desde un punto de un lóbulo al

punto opuesto en otro lóbulo mediante una línea que pase por el centro de

coordenadas la función de onda no cambia de signo, entonces es un orbital

gerade. Es el caso de los orbitales s y d. Por el contrario, si al efectuar

dicha operación la función cambia de signo, se dice que el orbital es de tipo

ungerade, lo cual sucede para los orbitales p y f.

En muchos manuales se suele añadir el signo de la función de onda, o

un coloreado o rayado distinto a las representaciones del cuadrado de la

función de onda, que obviamente es siempre positivo. Esta tendencia no es

más que la consecuencia de la importancia que dichos signos tienen en temas

relacionados con el enlace químico.

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