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VOLUMETRÍA
Las valoraciones volumétricas consisten en la medida del volumen de una disolución de concentración
conocida necesario para reaccionar completamente con el analito.
Una disolución patrón es una reactivo de concentración conocida con exactitud que se usa en las
valoraciones.
El punto de equivalencia es aquel en el que la cantidad de reactivo patrón añadido equivale exactamente a la
del analito. El punto final de una valoración es aquél en el que ocurre un cambio físico relacionado con la
condición de equivalencia química.
Un patrón primario es un compuesto de elevada pureza que sirve como material de referencia para los
métodos de análisis basados en valoraciones. Un patrón secundario es un compuesto cuya pureza se ha
establecido mediante análisis químicos y que sirve como material de referencia en los métodos de análisis por
valoración.
En una estandarización, se determina la concentración de una disolución volumétrica al valorarla frente una
cantidad medida cuidadosamente de un patrón primario o secundario o frente a un volumen conocido con
exactitud de otra disolución patrón.
Los ácidos más utilizados como reactivos para las valoraciones son los que se explican a continuación.
Ventajas: Es un ácido fuerte, no oxidante. El soluto no es volátil en las concentraciones que se utiliza en
acidimetría (del orden 0,1N a 0,2N); la mayor parte de sus sales son solubles. Cuando se somete a destilación
un ácido diluido o concentrado, se llega a una mezcla de punto de ebullición constante que contiene 20,24% de
HCl en peso (aproximadamente 6N) cuando la destilación se realiza a 760 mm de presión. Las composiciones a
las distintas presiones de destilación se encuentran recopiladas en manuales de laboratorio. La disolución de
punto de ebullición constante puede medirse en una bureta de pesada y diluirse a un volumen conocido para
preparar así de forma directa una disolución patrón.
Ventajas: Es un ácido fuerte y no volátil. Es especialmente adecuado para las valoraciones en disolventes no
acuosos.
Ventajas: Su principal ventaja es que su disolución patrón se prepara de forma directa a partir del ácido oxálico
dihidratado sólido puro.
Desventajas: Destruye el color de algunos indicadores por oxidación y su disolución no es muy estable al calor
y a la luz.
Desventajas: El reactivo sólido contiene en mayor o menor proporción carbonato, lo cual es una desventaja
para su utilización en la valoración de ácidos débiles. La disolución debe conservarse en un frasco de sifón
protegiendo la entrada de aire con un tubo de cal sodada para evitar la contaminación con el CO2 del aire.
Las disoluciones de NaOH, aunque sean diluidas, atacan lentamente al vidrio y se contaminan con silicato.
Ventajas: Es una base fuerte, cuyas sales son solubles. Puede prepararse una disolución de álcali exenta de
carbonato preparando una disolución de NaOH al 50% en la cual el carbonato sódico es insoluble; se separa el
carbonato por filtración en crisol de Gooch o se descanta el líquido transparente y se diluye la disolución hasta
la concentración necesaria con agua hervida para que esté exenta de dióxido de carbono.
Desventajas: Se utiliza poco, debido a su precio, más elevado que el del hidróxido sódico.
Ventajas: Es una base fuerte. Su principal ventaja es que la disolución está siempre exenta de carbonato. Al
disolver en agua el producto sólido, el CO2 presente queda precipitado en forma de carbonato bárico, que se
separa por filtración antes de normalizar la disolución. Si esta disolución absorbe dióxido de carbono, se origina
un enturbiamiento, que indica al analista que la disolución debe filtrarse y normalizarse de nuevo.
Desventajas: Presenta el inconveniente de que la mayor parte de sus sales de bario son insolubles en agua y
en disoluciones alcalinas.
Ventajas: Su principal ventaja deriva en el hecho de que su disolución patrón puede prepararse directamente.
No se utiliza como reactivo valorante debido a la volatilidad del amoniaco, aun en disoluciones diluidas.
Desventajas: Debe desecarse a temperatura inferior a 125°C, pue s a temperatura superior puede volatilizarse
algo de anhídrido ftálico.
Ventajas y preparación: El H2C2O4·2H2O puede utilizarse no solo para la normalización de álcalis, sino
también para normalizar disoluciones de permanganato. El producto cristalizado se calienta para eliminar el
agua ocluida y el polvo resultante se expone a una atmósfera de un 60% de humedad relativa (en un desecador
sobre disolución saturada de NaBr) para que tome la composición del dihidrato. Se valora como ácido diprótico
con fenolftaleína o azul de timol como indicador.
Ácido benzoico
Ventajas y preparación: El ácido es escasamente soluble en agua; la muestra pesada se disuelve primero en
una pequeña cantidad de alcohol y después se diluye con agua exenta de carbonato y se valora con álcali
hasta el viraje de la fenolftaleína.
Desventajas: El C6H5COOH es muy ligero y difícil de manipular en la pesada; por esto se funde en un crisol de
platino y se pulveriza la masa obtenida después del enfriamiento en un mortero de ágata. Debe hacerse
siempre una prueba en blanco con la disolución alcohol-agua luego de la valoración.
Sulfato de hidracina
Preparación: El N2H4 H2SO4 se utiliza después de recristalizado en agua y desecado a 140-150°C. Con rojo de
metilo se valora como ácido monoprótico:
- 2-
2 N2H4·H2SO4 + 2OH (N2H4)2·H2SO4 + SO4 + 2 H2O
Ácido 2,4,6-trinitrobenzoico
Carbonato sódico
Desventajas y preparación: La valoración de Na2CO3 a bicarbonato no puede realizarse con la exactitud que
exige una normalización; por ello se valora siempre el segundo equivalente de hidrógeno, utilizando un
indicador apropiado, como anaranjado de metilo.
utilizando como indicador naranja de metilo. Comparado con el carbonato sódico, el boráx presenta un punto
final más neto y tiene un peso equivalente mucho mayor.
Ventajas: El KIO3 y el KH(IO3)2 son excelentes patrones primarios para las disoluciones de tiosulfato sódico,
con el que se valora el yodo originado en la reacción
- - +
IO3 + 5I + 6H 3H2O + 3I2
Esta reacción es cuantitativa para cualquiera de la tres sustancias reaccionantes cuando las otras dos están
presentes en exceso. Si una disolución que contiene una cantidad pesada de yodato (o yodato ácido) de
potasio y un exceso de yoduro potásico se valora con un ácido fuerte no se pone ácida hasta que haya
reaccionado todo el yodato. El color del yodo liberado podría enmascarar el viraje de los indicadores ácido-
base. Para evitarlo se añade tiosulfato sódico en exceso respecto al yodato presente, que reduce de nuevo el
yodo a yoduro (incoloro). El primer exceso de ácido da lugar en estas condiciones al viraje del indicador.
Desventaja: La desventaja más importante de la utilización de estos compuestos es su peso equivalente bajo.
Otros patrones primarios alcalinos son el oxalato de sodio, el bicarbonato de potasio y el carbonato
talioso.
En las mezclas compatibles de NaOH, Na2CO3 y NaHCO3 los constituyentes presentes pueden determinarse
por valoraciones que implican la utilización de dos indicadores. La posibilidad de estas valoraciones descansa
en las siguientes consideraciones:
• El color alcalino rosado de la fenolftaleína aparece a pH igual o superior a 9 y su color ácido incoloro a pH
inferior a 9.
• El color alcalino del anaranjado de metilo (amarillo) aparece a pH superior a 4 y su color ácido (rojo) a pH
inferior a 4.
1. NaOH como único constituyente alcalino: Al valorar con HCl se necesita el mismo volumen con el
indicador fenolftaleína que en la segunda mitad de la valoración con anaranjado de metilo.
2. Na2CO3 como único constituyente alcalino: Al valorar con HCl la cantidad adicional de ácido para
alcanzar el segundo punto final (anaranjado de metilo) es exactamente igual que la necesaria para
alcanzar el primer punto final (fenolftaleína).
3. NaHCO3 como único constituyente alcalino: No es preciso añadir nada de HCl para el viraje de la
fenolftaleína (la disolución es incolora). Valorando con HCl en presencia de anaranjado de metilo, el
-
HCO3 pasa a H2CO3.
Mediante valoraciones ácido-base es posible determinar la dureza del agua y por lo tanto la alcalinidad de esta.
El nitrógeno está presente en una amplia variedad de sustancias de interés en la investigación, la industria y
agricultura. Los aminoácidos, proteínas, medicamentos de síntesis, fertilizantes, explosivos, suelos, abastos de
agua potable y colorantes son ejemplos de ello. Por eso, los métodos analíticos de determinación del nitrógeno,
particularmente en sustratos orgánicos, son de especial importancia.
El método más usado para la determinación del nitrógeno orgánico es el método de Kjeldahl y se basa en una
valoración ácido-base. Es un procedimiento directo, que no requiere equipo especial y es fácilmente adaptable
al análisis de rutina de numerosas muestras. En el método, Kjeldahl, la muestra se descompone en ácido
sulfúrico concentrado y caliente para convertir el nitrógeno en iones amonio. Posteriormente, la disolución
resultante se enfría, se diluye y se alcaliniza. El amonio liberado se destila, se recoge sobre una disolución
ácida y se determina mediante valoración ácido-base.
El exceso de disolución ácida se valora con disolución de hidróxido de sodio. Aunque esta valoración
reaccionan un ácido y una base fuertes, la disolución no es neutra en el punto estequiométrico, debido a la
presencia del ion amonio, que se hidroliza dando una disolución ligeramente ácida. Se utiliza como indicador
rojo de metilo.
OH- + H+ H2O
+ +
NH4 H + NH3
La modificación del ácido bórico del método Kjeldahl presenta la ventaja sobre el método clásico de que solo se
necesita una disolución patrón de ácido. El amoniaco es absorbido en una disolución de ácido bórico al 4% en
exceso, cuya concentración no es crítica, pues lo que se valora es el ion borato formado en la reacción
+ -
NH3 + HBO2 NH4 + BO2
Muchos aldehídos y cetonas pueden determinarse con una disolución de clorhidrato de hidroxilamina. La
reacción, que produce una oxima, es la siguiente:
donde R2 podría ser un átomo de hidrógeno. El ácido clorhídrico liberado se valora con una base. También en
este caso, las condiciones necesarias para la reacción cuantitativa son variables. Es habitual que basten con 30
min para los aldehídos. Muchas cetonas precisan reflujo con el reactivo durante 1 h o más.
Los ésteres se determinan comúnmente por saponificación con una cantidad medida de patrón alcalino:
Después, el exceso se valora con un patrón ácido. Los ésteres varían mucho en su tasa de saponificación.
Algunos requieren varias horas de calentamiento con una base para que se complete el proceso. Sólo unos
pocos reaccionan con la rapidez suficiente para permitir su valoración directa con la base.
La valoración de los ácidos y bases orgánicos en medio acuoso es de aplicación muy limitada debido a la
escasa solubilidad en agua de la mayor parte de estos compuestos, por lo que la fuerza ácida o básica es tan
pequeña, que no es posible conseguir puntos finales netos. A partir de 1927 han aparecido métodos para llevar
a cabo estas valoraciones en disolventes no acuosos y gracias a esta técnica se pueden valorar actualmente
muchos compuestos orgánicos, que, aunque en medio acuoso presentan débil fuerza ácida o básica, se
comportan como ácidos o bases fuertes en disolventes como ácido acético glacial, dioxano, acetonitrilo, mezcla
(1:1) de etilenglicol e isopropanol, benceno, cloroformo, acetato de etilo y otros compuestos.
Se utiliza a veces como reactivo valorante cloruro de hidrógeno gaseoso disuelto en el disolvente orgánico,
pero el reactivo más adecuado es la disolución de ácido perclórico en el disolvente. En algunas ocasiones debe
trabajarse en ausencia total de agua; en este caso, el 28% o 30% de agua que acompaña al ácido perclórico se
elimina por adición de anhídrido acético, que reacciona con ella dando ácido acético glacial. Este método se
utiliza en la valoración de aminas, aminoácidos y sales alcalinas de ácidos carboxílicos débiles. Una gran
cantidad de sales inorgánicas pueden valorarse como bases si se disuelven en ácido acético glacial. Los
indicadores normalmente utilizados son rojo de metilo, anaranjado de metilo modificado, violeta de metilo y
violeta cristal.
Los ácidos carboxílicos, sulfonamidas, alcoholes, fenoles y sales de bases débiles se determinan por
valoración como ácidos en disolventes como benceno, etilendiamina, butilamina y dimetilformamida, utilizando
como reactivo metóxido sódico, CH3ONa. Los indicadores utilizados son fenolftaleína, timolftaleína, azul de
timol y azovioleta. El sodiotrifenilmetano es también una base fuerte en los disolventes citados; su color intenso
puede servir como autoindicador, pero el compuesto es muy inestable frente al oxígeno y al agua.
En muchos casos el viraje de los indicadores en disolventes no acuosos es más pronunciado que en
disoluciones acuosas. También pueden seguirse las valoraciones en medios no acuosos mediante métodos
potenciométricos indicadores.
BIBLIOGRAFÍA
1. Ayres, G. (1970). Análisis Químico Cuantitativo. Segunda Edición. Harla. México D.F.
2. Skoog, D., D. West, F. James & S. Crouch. (2005). Fundamentos de Química Analítica. 8ª Edición.
Thomson. México D.F.