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MARTA TOVAR GALLEGO

LA MADUREZ PARA LA LECTURA: 2º DE EDUCACIÓN ESPECIAL

Un siglo de investigación educativa, viene a decirnos que el problema de los retrasos lectores se
localiza en una falta de habilidades neuro-perceptivas: lateralidad, esquema corporal, memoria
visual, orientación espacio-temporal....etc.

Concepto de prerrequisito de madurez en la lectura:

La bibliografía que se puede consultar sobre la madurez para la lectura, plantea como adquisiciones
previas para este aprendizaje diversas habilidades que conforman un logro en el desarrollo neuro-
perceptivo-motor de los niños.

Cinco son las condiciones básicas que deberían conformar el concepto de prerrequisito para la
lectura, según Sebastian y Maldonado; La primera es que tiene que ser algo relacionado
directamente con la lectura, la segunda es que tiene que ser una adquisición consolidada en los
niños que saben leer correctamente y debe estar relacionado con el nivel lector del niño, la tercera
dice que debe seguir un desarrollo predecible en su evolución, la cuarta expone que esta habilidad
no puede estar plenamente consolidada en los niños que no saben leer correctamente, es decir, los
retrasos lectores y el quinto dice que el entrenamiento y la mejora en dichas habilidades o
prerrequisitos tiene que llevar consigo un aumento en el nivel lector.

Origen de esta concepción:

Tras definirse la edad mental y el cociente intelectual, se comprobó que éstos eran factores
insuficientes para predecir el éxito en la lectura. El siguiente paso fue la creación de distintos test
que pudiesen evaluar el nivel de madurez de un niño de cara a predecir y aconsejar su evolución en
la adquisición de ese conocimiento instrumental. Los más importantes fueron; El test ABC de
Lourenzo Filho,Bateríaeria Predictiva de Inizan y el Reversal Test de Edfeldt.

El test de Edfeldt, predice la madurez para la lectura en base a una única tarea de evaluar la
percepción espacial de reconocimiento de pares de dibujos que a veces son iguales y otras no. En el
manual, se dice que los niños que presentan en el test de 20 a 30 errores están inmaduros para el
acto lector.

Los tests de Filho y de Inizan, amplían las tareas que pretenden medir habilidades como: La
coordinación viso-motora, la memoria visual y la memoria auditiva.

El estado de la cuestión:

La práctica directa en las escuelas está demostrando que tales predicciones no se ajustan a la
realidad y fácilmente nos encontramos con niños que no tienen conseguidos estos previos y poseen
un buen nivel lector, y al contrario.

María Dolores González Portal, nos dice que los test de madurez en la lectura, y en concreto el ABC
y el Reversal, no tienen, según los resultados encontrados, ningún valor predictivo del futuro
rendimiento en el aprendizaje de la lectura en una muestra española de 1º de EGB.

Juan A. Mora, concluye su análisis negando la validez del ABC como instrumento de pronóstico.
Trata de hacer un refundido de los prerrequisitos que se deberían contemplar, tomándolos de Filho,
Inizan, WISC, Mira Stamback y Horst.
Juan Benvenuty Morales, nos muestra una novedad en su trabajo, ya que agrupa a los alumnos en
tres tipos; Aquellos que no tenían ninguna dificultad lectora, los que tenían alguna y los que tenían
todas, en función de la valoración de los profesores.

El problema de los estudios correlacionales:

Un ejemplo del concepto de correlación que todos aprendimos en nuestros estudios de estadística es
el de la longitud del radio y de su circunferencia. Decimos que entre estos factores existe una
correlación perfecta porque un aumento en una variable corresponde necesariamente a un aumento
en la otra.

Sin embargo, que una correlación pueda ser definida como la tendencia de dos fenómenos a variar,
no implica que dichos fenómenos tengan alguna relación causa-efecto.

Tras el descubrimiento de que los malos lectores cometían muchos retrocesos en el curso de su
lectura, de ahí se dedujo que leían mal por dichos motivos. La conclusión lógica era entrenar los
movimientos oculares para mejorar el rendimiento en lectura. La experiencia ha demostrado que no
existe una mejora en dicho rendimiento a partir de ese enfoque metodológico.

El que habilidades neuro-perceptivas se desarrollen paralelamente al aprendizaje de la lectura y


podamos constatar que los niños que no aprenden a leer tampoco poseen dichas habilidades, no
significa que una mejora en ellas tenga un efecto positivo en el rendimiento lector.

Vuelta al punto inicial:

La invención del alfabeto fenicio supuso poner en grafía lo que era el sonido. A partir de ahí, el
hombre lo que ha tenido que hacer es decodificar los mensajes escritos a través de la aplicación de
esas reglas de transformación grafema/morfema que, con un carácter arbitrario y abstracto, se
plantearon para mejorar la comunicación humana. Para ello el niño tiene que descubrir la estructura
fonética de la escritura.

Tradicionalmente se ha venido diciendo que el problema de los malos lectores está en una
deficiencia en los sistemas de codificación visual. Este enfoque ha fomentado en nuestras escuelas
metodologías globales que soportan el mismo en lo visual-espacial.

El que el problema de los malos lectores está en los sistemas de decodificación lingüística de la
escritura, es decir, de transformar en habla los signos que poseen esa propiedad de ser convertidos
en segmentos sonoros, ha sido la conclusión de distintos investigadores en los últimos años.
Relegando todos a un segundo plano la aportación de tipo visual-espacial.

Buenos y malos lectores, no se diferencian en sus habilidades de tipo visual, sino en aquellas
habilidades de tipo lingüístico que implican el haber adquirido un sistema estable de fonemas, a
través de la aplicación de reglas de transformación de signos en sonidos.

En cuanto a las dificultades de los niños que no consiguen aprender a leer, desaparecen cuando se
elimina la exigencia alfabética, en la que los segmentos de la escritura (grafemas) deben ser puestos
en sonido a través de reglas de transformación grafema-fonema que implican un trabajo más
linguístico-perceptivo que visual-perceptivo.

Nuestra investigación:

tres motivos nos han hecho encarar un trabajo sobre prerrequisitos de tipo metalinguístico en orden
a madurar al niño para la lectura; el primero son las aportaciones acerca de la falta de consistencia
entre entrenamiento en habilidades neuroperceptivas y rendimiento en lectura, el segundo se basa en
la importancia de desarrollar capacidades metalinguísticas en niños de preescolar que no han sido
sometidos a enseñanzas formales de lectura, y el tercero que nos habla de la inexistencia de trabajos
en castellano que pongan a prueba en niños de preescolar el efecto que tiene sobre el rendimiento
lector un entrenamiento previo en reflexión sobre los segmentos del habla.

Partíamos de la hipótesis de que existe una correlación positiva entre la conciencia fonológica que
posee el niño de los segmentos del habla y su rendimiento lector.

Las habilidades metalinguísticas no se desarrollan sin estimulación espacífica:

Morais, Cary, Alegria y Bertelsen, evaluaron dicha habilidad en analfabetos protugueses adultos que
nunca habían tenido escolaridad y lectores que habían accedido recientemente a este aprendizaje a
través de campañas de alfabetización. El test consistía en tareas en base a quitar el primer fonema
de una palabra o una pseudopalabra o a añadir un fonema.

En el curso de los lectores normales jóvenes y lectores con dificultades de 1º o 2º curso,


encontraron que sólo los alumnos retrasados en la lectura tenían serias dificultades para realizar
tareas de segmentación fonética en base a ejercicios parecidos.

Los alumnos de preescolar que reflexionan sobre los segmentos del habla están mejor preparados
para el abordaje de la lectura. Antecedente a nuestro trabajo:

Los únicos estudios que existen y que pongan en prueba el efecto del entrenamiento en habilidades
sobre el rendimiento lector posterior, han sido realizadas por; Bryant & Bradley y Lundberg &
Oloffson.

Las evidencias que se han obtenido en ambos casos son; Que la conciencia fonológica se puede
desarrollar antes de que el alumno de preescolar empiece a leer y que esta conciencia facilita un
buen nivel lector posterior.

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