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Un texto que se convirtió en el manual del buen periodista


Rubén Darío Buitrón *

Pasión por la precisión, instinto noticioso, actitud de duda permanente, registro


exacto de los hechos, empatía con los lectores, desconfianza en todo tipo de
fuentes, independencia de cualquier poder, profunda voluntad autocrítica, búsqueda
de un estilo personal y capacidad de aprender de los errores propios.

¿Se trata de los 10 mandamientos de los reporteros? No. Son los ejes
fundamentales del libro El periodista universal, escrito por el británico David
Randall (Inglaterra, 1951).

Los especialistas que lo han leído han llegado a un consenso acerca de la relevancia
del libro y del talento de quien lo escribió. Tanto así que John Ryan, director de la
prestigiosa Thomson Foundation, opina que "es el mejor libro jamás escrito sobre
periodismo".

Hasta ahora traducido a seis idiomas y con al menos 20 reediciones, El periodista


universal apareció por primera vez en inglés en 1996, con el título The Universal
Journalist, bajo el sello Pluto Press.

Su éxito fue inmediato y contundente. Tres años después, Siglo XXI Editores lo
publicó en español. Hoy, según estadísticas de grandes editoriales europeas, es el
libro de periodismo más leído del mundo.

¿Qué virtudes especiales tiene El periodista universal, que este mes cumple 10 años
de su primera edición en español?

Muchas virtudes. Por ejemplo, que es ameno y entretenido, sin alardes


intelectuales ni lenguajes crípticos. Que la teoría es poca y la práctica, mucha. Que
es sincero, frontal, directo, pero respetuoso. Que cada propuesta temática se
sustenta en experiencias concretas. Que apela a una actitud ética del periodista
para que asuma la responsabilidad del oficio.

Sobre las páginas de El periodista universal, David Randall vierte toda su


experiencia y profesionalismo como reportero, editor, subdirector, director, asesor,
columnista, escritor, humorista, consultor, catedrático, conferencista...

Alejado de las luces de la fama, reacio a aparecer en los periódicos y en la


televisión, Randall muestra su humildad y sencillez cuando dedica el libro al
reportero de investigación John Merrit, exredactor jefe del diario The Observer,
quien murió de una rara forma de leucemia en 1992, cuando apenas tenía 35 años
pero ya había hecho una carrera que marcó a muchos periodistas de su generación.

Estrictamente leal con su forma de ver y hacer periodismo, Randall nunca ha


dejado de hurgar en las múltiples posibilidades de los medios y nunca ha dejado de
ser duro con quienes degradan el ejercicio periodístico.

"Toda información publicada debe ser el resultado de una búsqueda honesta de la


verdad", dice en El periodista universal, pero deja claro que no es posible hacer
buen periodismo sin una actitud transparente frente a los hechos y una solvencia
moral frente al compromiso de servir a la sociedad.
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"Quien se sienta llamado a ser propagandista o militante partidista puede trabajar


en relaciones públicas, en un ministerio o en un partido político, pero jamás en un
medio de comunicación."

Randall es implacable: "Un periodista no debe sentirse comprometido con nadie


más que con su trabajo. Un periodista no se debe a ningún partido político, a
ningún enfoque empresarial, a ninguna causa particular. Si hacer periodismo
ecuánime es difícil, lo es mucho más cuando debemos vencer esos conflictos de
intereses".

Reconocido en Europa, África y Estados Unidos por su enorme capacidad de


refundar medios de comunicación y promover el uso de las nuevas tecnologías al
servicio de un periodismo más útil, Randall cree que no existe otra forma de hacer
periodismo que buscar permanentemente nuevos desafíos.

Por eso no se permite, ni un solo día, dejar de escribir: "Me parece patético y triste
que existan periodistas que trabajen para ganarse la vida. Yo escribo todos los días
porque siento placer al hacerlo, porque aprendo, porque me da autoridad para
enseñar y manejar a los futuros periodistas".

Randall fustiga a quienes no se cuestionan sobre el sentido del oficio y a quienes


consideran que "en el periodismo ya todo está dicho".

Por el contrario, "la manera de equivocarnos menos es pensar cada momento lo


que estamos haciendo y cómo y para qué lo estamos haciendo".

Si para Randall la prensa nunca morirá es porque siempre existirá el "periodista


universal", aquel que lucha cada día contra las amenazas de afuera y de adentro:
"Afuera nos amenazan los enemigos de la libertad de expresión y adentro los
periodistas que traicionan el rigor y la calidad".

* Rubén Darío Buitrón es coordinador editorial del diario El Comercio, en Guayaquil, Ecuador, publica
el blog rubendariobuitron.wordpress.com.

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