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ÍNDICE pp.1
PARTE 1: CIUDAD
Las zonas rojas del espacio público. El caso de Buenos Aires y la regulación urbana
del trabajo sexual, Leticia SABSAY. pp.93
Ciudad, vivienda y hábitat en los barrios informales de América Latina, Elia SÁEZ
GIRÁLDEZ, José GARCÍA CALDERÓN y Fernando ROCH PEÑA. pp.105
1
Prácticas distintivas y control urbano como mecanismos de gestión de las conductas: el
caso de Lavapiés (Madrid), Jorge SEQUERA FERNÁNDEZ. pp.119
PARTE 2: TERRITORIO.
Dinámicas paisajísticas del sur de Madrid: hacia un catálogo del paisaje urbano de
Parla, Ayar RODRÍGUEZ DE CASTRO. pp.262
2
Alta Velocidad y transformaciones urbanas en Valladolid, Carlos Hugo SORIA
CÁCERES. pp. 298
PARTE 3: PAISAJE.
Jorge RIVERO La identidad social en el paisaje urbano: edificando Nenyure. pp. 327
León. Las obras públicas como simbología del poder (1750-1833), Iván CASTILLO
MARTÍNEZ. pp. 367
Cine y patrimonio urbano. Granada en el imaginario del celuloide, Juan Jesús LARA
VALLE y Antonio L. GARCÍA RUIZ pp. 393
El catálogo del paisaje del Camp de Tarragona como instrumento para la ordenación y
gestión del paisaje periurbano de Reus-Tarragona, Sergi SALADIÉ GIL. pp. 421
Humanizing old industrial areas: a rehabilitation case study, Filipa ALMEIDA, Ana
Lídia VIRTUDES, Ana Maria TAVARES MARTINS. pp. 437
3
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Introducción
INTRODUCCIÓN
Ciudad, territorio y paisaje son tres términos cuya amplitud sobrepasa los límites de
cualquier ciencia moderna. Es quizás por esto preferible plantearlos como conceptos
transversales para definir una gran variedad de enfoques, abarcables desde distintas
disciplinas. Este libro recoge diferentes aportaciones al debate en este sentido, algunas
de las cuales se presentaron durante el Congreso “Ciudad, territorio y paisaje: una
mirada multidisciplinar” que tuvo lugar en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales
del CSIC entre los días 5 y 7 de mayo de 2010.
Sin embargo, este volumen engloba varias aportaciones novedosas que resultarán de
gran interés al lector que desee aproximarse a las relaciones entre ciudad, territorio y
paisaje desde diferentes ángulos.
Las relaciones del ser humano con el entorno en el cual vive han variado a lo largo de su
existencia. La dinámica poblacional ha cambiado en función de los recursos que estaban
disponibles en un momento dado para un grupo de individuos. Aunque las primeras
ciudades se desarrollaron al amparo de unos determinados flujos regionales (mercados,
riquezas, aguas, transporte), estos mismos fueron los que definieron a la ciudad como
ente complejo más allá de lo puramente económico-social. El ecosistema humano,
definido como el lugar en el que viven las personas, se relacionan y desarrollan su
actividad, no es el mismo ahora que el que era antes de las revoluciones técnicas y
científicas.
Los mercados globalizados y las nuevas TIC produjeron en este siglo y en el pasado
sinergias cambiantes y de enorme importancia para este ecosistema urbano. Las
externalizaciones de problemas y la atracción de beneficios, la generación de
infraestructuras y riqueza, así como los flujos y evolución de la población, e incluso la
auto ordenación de sus propios recursos, pueden entenderse como la extensión del poder
de sus habitantes, de su capacidad para competir por los recursos con otros entes
urbanos y ser atractivos, y en general, para entenderse como un ser vivo, conformado en
muchos casos, por millones de individuos.
Las ciudades, metrópolis y megalópolis que el s. XX vio nacer son ya conjuntos de una
importancia para nuestra propia historia que nos resulta difícil entender y, sin embargo,
lo urbano no se compone sólo de ellas. Los procesos socioeconómicos actuales han
definido una multitud de tipos de ciudad, cada una de las cuales presenta singularidades
propias. Son las ciudades globales las que en los albores del nuevo milenio tienen
importancia internacional y generan relaciones a un nivel planetario, pero también las
ciudades intermedias, los espacios policéntricos o las nuevas formas que muchas
ciudades adoptan: metápolis, ciudad difusa, postsuburbia, etc.
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Introducción
Para este primer bloque se aceptaron comunicaciones que entendían la ciudad como este
entorno “propiamente humano”, y se extendían preguntándose cómo las relaciones entre
los propios habitantes y su medio generan procesos de competitividad a todos los
niveles, además de los que la propia experiencia humana produce. Estos procesos
pueden ser de muy diversa índole, incluyendo desde aquellos puramente económicos
(mercados inmobiliarios) o sociales (barrios rojos, reacciones conductuales) hasta los
meta-linguísticos. Pero en todos ellos queda marcada la idea de que la creación más
importante verdaderamente antropogénica de este planeta, son las ciudades.
Esperamos que este primer bloque sea del agrado del científico, el estudiante y el
curioso, quienes con sus “gafas de geógrafo”, se entusiasmen tanto como lo hicimos
nosotros en la compilación y edición de estas Actas.
DINÁMICAS TERRITORIALES
En algunos territorios, situados entre dos o más ciudades, el intenso impacto al que se
ven sometidos éstos provoca el desarrollo de planes de ordenación, con el objetivo de
armonizar crecimiento y desarrollo o, en algunos casos, de otorgar nuevos usos o
funcionalidades a territorios degradados (Aguirre y Barreiro, 2005).
Junto con esto, el territorio se convierte también en un espacio de flujos crecientemente
afectado por autovías, líneas de alta velocidad, aeropuertos, plataformas logísticas, etc.
para la circulación de personas y mercancías entre nodos o para la instalación de nuevas
actividades (Sánchez y Burgos, 2009).
Sin embargo, el territorio no puede verse como un mero agente pasivo de las dinámicas
urbanas (Méndez, 2006). Los actores locales, sus políticas, su manera de organizarse, su
estructura social y económica, y sus dinámicas específicas tienen un peso fundamental a
la hora de explicar la evolución y comportamiento de los territorios, más allá del hecho
de estar sometidos a unas dinámicas urbanas, sean éstas comunes o diferenciadas.
Por lo tanto, si los territorios vienen sufriendo un impacto creciente de las dinámicas
urbanas, también han obtenido crecientemente una mayor capacidad para generar sus
propias políticas y proyectos, movilizando actores y recursos territoriales, y generando
redes, con el objetivo de convertirse en “territorios con proyecto”.
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Introducción
Por otra parte, las intensas transformaciones sufridas por los paisajes tradicionales de la
ciudad, han trastocado los discursos que sustentaron su visibilidad en la imaginería
moderna, haciendo que los contenidos culturales del paisaje urbano, representados por
el arte y el cine del pasado, sean distintos a los que se pueden encontrar en la ciudad
actual. De esta forma, se produce una pérdida de los mecanismos sociales y simbólicos
que históricamente respaldaron la construcción cultural de estos paisajes, ahora perdidos
en un nuevo y desconocido entramado urbano, carente, como decimos, de un sustrato
social significativo.
Este tercer bloque del congreso ha estado abierto, por tanto, a todas aquellas
comunicaciones que pongan de relieve los valores simbólicos y culturales de los
paisajes urbanos a través de su representación estética, tanto de los perdidos como de
los más recientes, y el lugar que ocupan actualmente en el imaginario colectivo. ¿Qué
papel han tenido el arte, la arquitectura y el cine en la patrimonialización de los paisajes
urbanos contemporáneos? ¿Cómo se pueden preservar estos valores simbólicos y
culturales, asentados en la imaginería colectiva, en la ciudad globalizada actual? Y,
asimismo, ¿cómo se puede dotar a los paisajes urbanos emergentes de un sustrato
cultural acorde con las necesidades sociales colectivas? ¿Qué tipo de intervenciones o
representaciones culturales necesitan estos nuevos paisajes?
Estas preguntas, entre otras muchas planteadas a lo largo del coloquio, son las que se
han pretendido poner sobre la mesa en el presente congreso, si no resolviéndolas, al
menos poniendo en valor su trascendencia social en la ciudad de nuestros días. Las
ponencias y comunicaciones aquí presentadas han abordado esta problemática desde
puntos de vista o actuaciones muy diferentes, incluso con metodologías y soportes
discursivos distintos. De esta forma, se han tratado temas capitales, como, por
mencionar algunos, la recuperación social, cultural y simbólica del antiguo patrimonio
industrial urbano, los discursos de poder locales presentes en las obras públicas, el papel
relevante de un curso fluvial como configurador de paisajes o la puesta en valor
cinematográfica de un paisaje urbano histórico, entre otros.
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Introducción
Para cerrar este tercer bloque del congreso, se han proyectado dos cortometrajes que,
aun afrontando su problemática en el marco de la ciudad, nos han presentado dos
visiones diferentes del impacto social de los desarrollos urbanos. Finalmente, el último
día se llevó a cabo una salida de campo guiada por el PAU madrileño de Sanchinarro,
gracias a la cual pudimos apreciar, sobre el terreno, muchas de las ideas llevadas a
debate en los días anteriores.
REFERENCIAS CITADAS
Nogué, J. (2007) “Territorios sin discurso, paisajes sin imaginario: retos y dilemas” en
Ería. Revista de Geografía, nº 73-74. pp. 373-382.
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PRIMER BLOQUE
Observatorio Metropolitano 2
Cuando nos acercamos a Madrid desde cualquier carretera de su arco norte, lo que más llama la
atención son los rascacielos que en los últimos años se han abierto paso en el polucionado cielo de
la ciudad. Esta primera visión se completa con las nuevas dimensiones que ha adquirido la ciudad,
ensanchando su perímetro con grandes ampliaciones urbanas, polígonos logísticos, macroespacios
comerciales y con todas las infraestructuras de comunicación que este crecimiento lleva aparejado.
Unos indicadores que a simple vista nos desvelan que Madrid se ha convertido en una metrópolis
global y en una máquina de crecimiento sólo equiparable a unas pocas ciudades más de este
planeta.
Nos encontramos, por tanto, ante un modelo exitoso de crecimiento que las autoridades políticas y
económicas no han dudado en enarbolar a la hora de utilizar el modelo de Madrid como estandarte
del éxito y la prosperidad dentro del marco estatal, donde no encuentra competidores, y europeo
donde sólo se puede comparar con ciudades como Londres, Milán o París. Pero este despegue
madrileño se ha construido de manera muy ambigua. Si por un lado podemos ver el Madrid del
éxito empresarial (23 de las 30 mayores multinacionales españolas están en Madrid), avalado por
las sedes de grandes empresas multinacionales del sector de las comunicaciones como Telefónica,
de la energía como Repsol, Endesa o Unión Fenosa, de la construcción como Ferrovial, FCC y
ACS o del financiero como el Banco Santander o el BBVA.
Pero la implantación de esta locomotora económica no se ha hecho sin costes sociales y quizás
este es el aspecto menos tratado cuando se habla del espectacular crecimiento de Madrid ya que,
en esencia, el Madrid global se ha construido sobre una sociedad definida por la precarización del
trabajo y caracterizada por la mano de obra femenina y migrante super-explotada. En Madrid más
que en otros lugares se ha podido ver como las nuevas formas de gobierno y gestión de lo público
o las líneas de ordenación y expansión urbanas han definido las coordenadas estratégicas de una
ciudad que tiende a polarizarse. Siguiendo estos pasos, trataremos de escanear en este texto los
mecanismos de maduración del Madrid actual en su construcción como ciudad global polarizada
donde la clase política ha permitido que el ciclo inmobiliario y las privatizaciones se apoderasen
de la ciudad.
1 Este texto es un resumen del libro del Observatorio Metropolitano, Manifiesto por Madrid. Crítica y crisis del
modelo metropolitano, Madrid, Traficantes de Sueños, 2009. Ver también:
http://www.observatoriometropolitano.org/ y http://www.observatoriometropolitano.org/
2 Proyecto que reúne a diversos colectivos multidisciplinares en un espacio de reflexión sobre los fenómenos de
transformación que caracterizan hoy a las metrópolis contemporáneas partiendo del caso de Madrid
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
manos privadas; estamos ante una verdadera ruptura con el modelo del Estado de bienestar que
hace que, ante la crisis y dada la polarización social, la población esté en una situación de creciente
fragilidad. Estaba claro que un crecimiento basado en el sector inmobiliario y la construcción, y
financiado gracias a unos niveles de crédito nunca vistos, era una apuesta de riesgo que más tarde
o más temprano iba a terminar en batacazo. Pero tampoco parece que la crisis vaya a traducirse en
ningún cambio de orientación del modelo; al contrario, probablemente ahondará en una nueva
oleada de privatizaciones y de políticas pro-crecimiento.
El consumo de suelo en Madrid, atenazado por un ciclo inmobiliario muy agresivo, ha hecho que
la ciudad haya estallado por sus cuatro costados y haya desarrollado modelos de crecimiento
urbanos diseñados para todas y cada una de las tipologías sociales que se han embarcado en la
compra de viviendas. Desde los barrios residenciales de chalets del norte de Madrid (Las Rozas,
Pozuelos, Majadahonda, etc.) hasta las ampliaciones urbanas para las clases medias en el sur y el
norte de la ciudad (Ensanche de Vallecas, Montecarmelo o Las Tablas) y muchas ciudades
aledañas del cinturón obrero de Madrid (Fuenlabrada, Getafe, Móstoles, Parla, etc.) Pero lo cierto
es que este crecimiento también ha venido acompañado de un crecimiento urbano desigual, ya que
mientras los desarrollos de las zonas de la ciudad de mayor renta han visto crecer a su alrededor
las universidades privadas, los campos de golf y los complejos sanitarios y educativos privados de
élite, las periferias de menor renta se han visto rodeadas de centros comerciales y de ocio, pero
nunca de los proporcionales servicios públicos (escuelas infantiles, institutos, dotaciones
sanitarias) necesarios para su desarrollo, quedando borradas del mapa las políticas públicas que la
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
clase política debería haber puesto en marcha para corregir esta polarización.
Muy al contrario, en los últimos años no sólo hemos visto emerger un modelo de crecimiento
desigual que ha puesto en evidencia el despotismo de las estructuras económicas y su clase
dirigente, siempre dirigidas a la extracción del máximo rendimiento. Sino que hemos asistido a la
connivencia de las instituciones públicas, que debían haber velado por la redistribución de la renta,
la protección de los derechos de los menos favorecidos y de los servicios más básicos, con las
grandes empresas. Una destrucción de las estructuras publicas que se ha producido gracias a una
forma de gobierno concertado entre las élites políticas y económicas que ha tenido su mayor
exponente en los procesos de fagocitación de la enseñanza, la sanidad pública y los servicios
sociales en favor de los intereses del mercado y el sector privado. A medida que la máquina de
explotación madrileña ha ido agotando los caladeros del crédito y el negocio inmobiliario, se han
abierto nuevos nichos de mercado que redundan en un expolio de los recursos comunes. En línea
con las recomendaciones de la OMC y los discursos neoliberales, el gobierno ha puesto en venta
los activos y servicios que otrora componían las principales partidas del Estado del Bienestar:
sanidad, educación y servicios sociales. La privatización se está desarrollando bajo el paraguas de
la subcontratación: nuevos hospitales bajo la fórmula PFI, aumento del concierto escolar y
subcontratación explícita de los servicios sociales
En conjunto, y aunque sólo se pueden mencionar de forma somera, la revolución de las prácticas y
discursos de mando que caracterizan el experimento del modelo Madrid parece tener como
propósito no sólo lograr un gobierno «cómodo y flexible», adaptado a las nuevas funciones de la
posición global de la ciudad, sino también producir una sociedad plenamente adaptada a eso que
los neoliberales llaman «mercado»; donde se hace especialmente patente la explotación de
recursos comunes tanto naturales (el agua, el aire y el territorio), como sociales (el cultura, la
educación, la salud y los cuidados) y las consideraciones puramente financieras que rigen la
actuación de las administraciones en su gestión de lo público en detrimento del beneficio de todos.
El contexto de las grandes metrópolis del que partimos supone un escenario de trabajo móvil,
cambiante, atomizado y disperso, de muy difícil aprehensión y comprensión para articular
herramientas útiles de cara a la intervención y a la transformación del mismo. Sin embargo, cuando
se logra articular propuestas se demuestra como a pesar de ello la composición social es rica,
híbrida y atravesada por una fuerte exigencia de transformación, busca reapropiarse de su
capacidad de crear mundos.
Creemos que es posible articular un nuevo escenario político alrededor de la idea de una ciudad
creada para la vida en común. Un común que, por una parte, tendrá que ver tanto con la tradición
de gestión común de bosques comunales como con las graves crisis ecológicas que se avecinan
relacionadas con la privatización y sobre-explotación de recursos naturales como los conflictos
alrededor del acceso al agua, la contaminación atmosférica, el aumento del nivel del mar o el
agotamiento de caladeros y yacimientos energéticos. Por otra parte, las prácticas de gestión del
procomún que con más fuerza se han desarrollado provienen principalmente de la esfera de la
producción inmaterial, en torno al software libre, la licencia creative commons y el copyleft.
Producción que en el modelo postfordista ha empeñado un lugar importante a causa de su
dimensión biopolítica. Su capacidad de crear formas de vida social hace que el trabajo inmaterial y
su explotación por parte del mercado no se limite exclusivamente al ámbito económico, si no que
se extienda hacia las fuerzas sociales, políticas y culturales. En último término, hacia una
producción de subjetividades que se producen y reproducen con especial virulencia en el territorio
metropolitano.
Entre estos dos extremos, el más físico, relacionado con la naturaleza y las luchas ecologistas, y el
más intangible, surgido de la capacidad de producción de las mentes de los individuos y
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
relacionado con la creación de conocimiento, pero también de afectos, imágenes, sueños y deseos,
se encuentra todo el campo social y económico que hasta ahora se ha debatido en múltiples luchas.
El procomún necesita territorios, cuerpos y relaciones en los que desarrollarse, y la producción
inmaterial termina revirtiendo en las condiciones materiales de la vida, en el acceso a recursos, en
el cuidado de nuestros cuerpos tanto como en la producción de imaginario y la generación de
deseos. En este aspecto, no debemos olvidar que los bienes comunes están ligados por fuerza a la
existencia de respectivas comunidades. Comunidades que existen, aquí y ahora, en una galaxia de
alternativas que están construyendo relaciones con el territorio y entre las personas basadas en un
común que no se define a través de la propiedad y las leyes, si no a través del acceso y el uso.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Eduardo Serrano.
La Casa Invisible, Málaga.
EL PROCOMÚN
Un asunto crucial y bien conocido hoy es el procomún (o bienes comunes, ni privados ni públicos)
de los bienes inmateriales ; sin embargo los espacios ocupados son la avanzadilla de un procomún
plenamente contemporáneo en el ámbito de los bienes materiales, incluso más radical aún puesto
que los vínculos ancestrales de lo territorial con la propiedad restringida son bien conocidos y
asumidos. Más allá de la consideración de acto ilegal (o al menos irregular), la ocupación, dada su
legitimidad, supone un importante reto para el pensamiento jurídico más lúcido, hacia lo cual
apuntan ya sentencias en nuestro país.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
EL FUNCIONALISMO
Surgen devenires compartidos de grupos humanos y los espacios que los cobijan en construcción
permanente. El vínculo entre habitantes y el espacio habitable) ya no se ajusta a las pautas
establecidas por el núcleo del saber arquitectónico institucionalizado: el funcionalismo, devenido
en trascendente social. El partir casi de cero (en los dos territorios, el social y el material), más el
afán de experimentación social, permite que ese edificio, en su precariedad física, sirva para todo:
residencia, espacio de intercambio de símbolos y cosas, lugar de trabajo, etc.; y desbordando los
límites de lo privado, equipamientos urbanos de muchos tipos.
UN TERRITORIO EXPANDIDO
En el seno de complejas e intensas relaciones afectivas se construye una con-vivencia, una co-
presencia, difícil fuera de esos ámbitos de agregación y conjunción que los espacios ocupados
sustentan. “Comunes” que surgen inmanentes a la sociedad de nuestro tiempo, como lo prueba que
el advenimiento del cibermundo en absoluto cancela esos modos de relacionarse socialmente; es
más, son ya realidades tangibles y operativas, con muchos años de anticipación respecto a lo que
ahora se presenta como si fuera la absoluta novedad, la sociedad-red. En contra de una opinión
muy extendida las nuevas tecnologías, lejos de cancelar las capacidades preexistentes, las
potencian, y de modo principal los poderes del cuerpo y la relación presencial directa. Acudiendo a
un precedente histórico podríamos compararlo con la emergencia del lenguaje hablado, que no
sustituyó a la comunicación gestual, contribuyendo decisivamente al desarrollo de las artes
corporales, tal como la danza.
LA CIUDAD Y LA SOSTENIBILIDAD
La ciudad (y más allá, el territorio urbano en cuanto red extendida potencialmente a todo el
planeta), y no ciertos edificios vacíos, es su espacio natural. De un modo genérico el fenómeno de
la ocupación tiene fuertes implicaciones con tres grandes problemas territoriales contemporáneos:
la paradójica y terrible situación actual de imposibilidad de acceso a un espacio de residencia
privativo, sea alquilado o comprado, para una enorme cantidad de gente; el proceso de
gentrificación y tematización de los centros históricos, de los que se evacuó a su población
existente para convertirlos en escenarios sin vida propia, al servicio del turismo y de ciertos tipos
de comercio; la reutilización de estos edificios, aunque sea a menudo de un modo precario, es lo
contrario al proceso de obsolescencia inducida de los edificios, con una legitimidad cada vez más y
mejor argumentada a medida que se extiende la opinión de que constituye un despilfarro absurdo e
inmoral, favoreciendo su valor de uso a la vez que reducen su valor de cambio. Desde el punto de
vista de la sostenibilidad medioambiental y de los recursos no renovables estas intervenciones,
incluyendo las actuaciones arquitectónicas para hacerlos habitables de nuevo, son las más
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
respetuosas; mucho más que la inmensa mayoría de las operaciones rehabilitadoras al uso, que en
no pocos casos consisten en costosísimas obras nuevas tras la cáscara de la fachada que ambienta
el parque temático de los centros históricos.
Eduardo Serrano, arquitecto, es colaborador del centro social y cultural autónomo Casa Invisible.
Texto redactado en Málaga el 20 de abril de 2010 y sujeto a una Licencia Creative Commons
(reconocimiento-no comercial-compartir igual 3.0 España)
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
1. INTRODUCCIÓN
Antes de ser una realidad de calles, casas y plazas, las que sólo
pueden existir y aún así gradualmente, a lo largo del tiempo
histórico, las ciudades emergían ya completas parto de la
inteligencia en las normas que las teorizaban.
Ángel Rama
3 George M. Foster, Culture and Conquest: America’s Spanish Heritage, New York, Wenner-Gren Foundation for
Anthropological Research, 1960.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
devolver a la ciudad americana su valor humano e integrador, en un continúo intento por superar
los límites impuestos por los códigos culturales y sociales de los tiempos de la colonización.
Se presentan a continuación diferentes propuestas literarias que pretendieron transformar esa
ciudad poscolonial en una ciudad verdaderamente moderna. Los ejemplos de la literatura
hispanoamericana del siglo XIX que se abordarán son los siguientes: la novela pre-independentista
El Periquillo Sarniento (1816), la novela romántica María (1867) y la pseudo-novela versada de la
pampa argentina Martín Fierro (1872).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
trabajan y dan curso a cualquier negocio por interés, pero si éste falta, no hay que contar con ellos
para maldita cosa de provecho.” (FERNÁNDEZ DE LIZARDI, 1997: 410).
Se desprende de la sociedad jerarquizada y discriminante la existencia de una irreparable grieta de
poder entre las clases dirigentes letradas y el resto de clases; consecuentemente, no existe una clase
media sino es al servicio de las leyes judiciales y administrativas promulgadas por los
intelectuales.
Pese a la presión de la censura inquisitorial, Lizardi pone al descubierto el gran problema del
atraso de las clases medias y bajas urbanas en el sistema colonial. Este problema es el del
desconocimiento de la administración, las leyes y derechos de una jurisdicción jerarquizada y
controlada por la red burocrática de las élites intelectuales de poder. Así se ejemplifica en el
siguiente párrafo, “Todo lo que prueba que si los pueblos viven ignorantes de sus derechos y
necesitan mendigar su instrucción, cuando se les ofrece, de los que se dedican a ella, no es por
voluntad de los reyes, sino por su desidia, por la licencia de los abogados, y, lo que es más, por sus
mismas envejecidas costumbres contra las que no es fácil combatir” (FERNÁNDEZ DE
LIZARDI, 1997: 774).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
5. CONCLUSIÓN
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
ARZUELA, Mariano (1960) Algo sobre novela mexicana contemporánea. Obras completas V III.
México, Fondo de Cultura Económica, pp. 700-711.
FERNÁNDEZ DE LIZARDI, José Joaquín (1976): Periquillo Sarniento I. Madrid, Nacional.
(1997): El Periquillo Sarniento, Madrid, Cátedra.
HERNÁNDEZ, José (1979): Martín Fierro, Madrid, Cátedra.
ISAACS, Jorge (1986): María, Madrid, Cátedra.
MUMFORD, Lewis (1961): The city in History. New York, Harcourt, Brace & World.
RAMA, Ángel (1984): La ciudad letrada, Hanover, Ediciones del Norte.
SALOMON, Noël (1965). La crítica del sistema colonial de Nueva España en El Periquillo
Sarniento. Cuadernos Americanos, XXIV, pp. 167-179.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
1. INTRODUCTION
La présente étude porte sur l’analyse démo spatiale de la ville de Tanger (Maroc) et sur le rôle de
ces éléments dans la configuration territoriale à l'échelle locale et régionale. Tanger est une ville
marocaine de 670.000 habitants qui s’étend sur une superficie de 1.195km². Elle est située au Nord
Ouest du Maroc à 14km du détroit du Gibraltar, ce qui lui procure une situation stratégique qui lui
permet d’avoir une ouverture à la fois sur la méditerranée et sur l’Europe.
Notre travail s’articule autour de deux grandes parties, la première partie consiste à présenter des
données statistiques sur les différents aspects démographiques, sociaux, économiques,
infrastructures et projets afin de dresser un état de fait de la situation de la ville et la deuxième
partie de cette analyse s’intéresse essentiellement à la définition des différents aspects socio
économiques, démographiques et spatiales de la ville de Tanger, surtout les corrélations qui
peuvent exister entre eux et qui vont composer le territoire et le paysage de cette ville.
Au cours de la première moitié du XXe siècle, Tanger fut gouvernée par une "autorité
internationale" dirigée par une dizaine de diplomates européens. Donc la ville avait sa propre
administration et ses propres lois, sa grande liberté fiscale attira banques et entreprises et contribua
à la richesse de Tanger. En parallèle, de nombreuses activités frauduleuses s'organisaient :
contrebande, blanchiment d'argent et prostitution...
Après son intégration définitive au royaume du Maroc en 1956, le statut particulier de la ville
disparut et la ville est redevenue marocaine, Tanger gardera à jamais les traces de cette incroyable
histoire avec pour héritage cette ambiance cosmopolite si particulière (Figure nº 1).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Source : HCP(2004).
La province de Tanger est située au Nord-Ouest du pays. Elle est délimitée par la mer
Méditerranée et par le détroit de Gibraltar au Nord, au Sud il y a la province de Larache, à l’Est
celle de Tétouan et à l’Ouest elle est bordée par l’océan Atlantique. La superficie de la Province de
Tanger est de 1.195 km² (dont 332 km² pour la préfecture d'El Fahs - Béni Makada, créée en avril
1997).
pays. La région compte plus de 2 500 000 habitants avec une densité de 210 habitants par km2, soit
cinq fois plus que la moyenne nationale (Figure nº3).
Source : HCP(2004).
2.1. La population
Selon le dernier recensement général de 2004, la Ville de Tanger compte 669 685 habitants. Elle
en comptait 497.147 habitants en 1994. Ce potentiel humain représente 27,1 % de la population de la
région Tanger Tétouan qui est l’une des régions les plus peuplées du Maroc (Tableau nº1).
1994 2004
Population 497 147 669 685
Menages 96 694 2244
Superficie (km2) 129,50 129,50
Densité hab/km2 3839 5171,3
Source : Direction des statistiques.
Tanger a continué sa progression exponentielle. Elle a enregistré la plus forte évolution avec près de 3 %
d’accroissement chaque année, soit deux fois plus que la moyenne nationale, confirmant ainsi sa forte
attractivité vis-à-vis de la population nationale. La population tangéroise a été quadruplée en 50 ans,
passant de 150.000 habitants en 1930 à 670.000 habitants en 2004.
Cette croissance est due aux flux migratoires, notamment dans l’arrondissement de Beni Makada
où la population est passée de 144 154 habitants en 1994 à 238 382 habitants en 2004 avec un taux
d’accroissement de 5,2%. En revanche dans les autres arrondissements de Tanger, cette croissance
a été moindre, voir même faible en comparaison avec Beni Makada: 2,7 % pour Charf Mghogha,
2,3% pour Tanger-Medina et 0,9% pour Charf El Souani.
25
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
85 et +
75-84
65-74
55-64
45-54
35-44
25-34
20-24
15-19
10-14
5-9
<5
hommes femmes
Il est, respectivement pour les mêmes années, de l'ordre de 4,9‰ et 4,7‰ en milieu urbain, et de
8,6‰ et 7,3‰ en milieu rural. L’espérance de vie à la naissance a connu une amélioration notable,
passant, entre 1994 et 2006, de 69,5 ans à 73,5 ans pour les femmes, et de 66,3 ans à 71 pour les
hommes En milieu urbain, l'espérance de vie à la naissance atteint 75,5 ans en 2006 (77,5 ans pour
les femmes et 73,5 ans pour les hommes).
La population de Tanger est très jeune, elle représente 12% pour les personnes âgées de 5 à 9 ans
et 10,4% pour celles âgées de 20 à 24 ans. En effet, c’est à partir de 40 ans que l’on constate une
nette diminution de la population par âge.
Afin de présenter le secteur économique, nous allons définir en premier lieu les différentes
activités économiques de base (agriculture, industrie, services et commerces, tourisme…) au sein
de la région Tanger Tétouan.
2.2.1. Agriculture
Depuis des décennies, le secteur agricole présentait une part importante de l’économie marocaine,
en effet le développement économique et social du pays s’est basé essentiellement sur l’agriculture
en tant que source d’accumulation des capitaux afin de pouvoir développer le secteur industriel qui
doit fournir par la suite de l’emploi et la technologie.
Cependant, les régions du Maroc n’ont pas les mêmes caractéristiques physiques et géographiques
pour permettre un développement agricole important. L’activité agricole se situe essentiellement à
l’Ouest et à l’Est de la région Tanger Tétouan. La présence des plaines qui sont souvent
marécageuses et imbibés de sel suite à la pénétration de la mer sont des contraintes pour la
production agricole dans cette région.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
stratégique de la région de Tanger Tétouan sur les deux côtes Méditerranéennes et Atlantiques et
surtout la proximité de l’Europe.
Le nombre d'unités industrielles représente 6,5% du nombre total à l'échelle nationale. La main
d'œuvre représente de sont côté 7%.
En dehors de la zone industrielle "A" qui abrite 132 unités et employant 18.000 personnes, il existe
d'autres unités essentiellement de textile et confection qui sont éparpillées dans différents quartiers
de la ville, il s'agit notamment :
• Quartier de la plage
• Quartier Moulay Ismail
• Hay Lalla Chafia
• Avenue Moulay Youssef
• Avenue Youssef Ben tachfine
• Route de l'aviation
• Docks monopole
• Route de Rabat
- Le secteur industriel dans la préfecture de Fahs-Béni Makada
La création récente de la zone industrielle "B" à Béni Makada et le projet des locaux
professionnels pour les jeunes promoteurs ont permis de répondre aux aspirations des milieux
d'affaires et susciter l'intérêt de plusieurs opérateurs économiques nationaux et étrangers, Ces
derniers ont déjà manifesté leur volonté de s'y installer, garantissant sans doute à la préfecture
Fahs-Béni Makada un avenir florissant dans les domaines de l'industrialisation et du commerce.
A côté des zones, la préfecture abrite 37 unités industrielles opérant essentiellement dans les
secteurs des matériaux de construction et confection disséminées le long de la route e Tétouan et
de Rabat.
A partir de ce qui précède, on peut comprendre que non seulement l’activité industrielle est
présente dans la région Tanger Tétouan mais aussi que cette dernière connait une très forte
croissance, en effet cette région est devenue le deuxième pôle industriel au Maroc. D’autre part,
grâce aux nouveaux projets industriels, on assiste actuellement à une forte implantation des
secteurs émergents tels que les composants automobiles et aéronautiques, les nouvelles
27
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
De plus, à partir des données concernant le secteur industriel, nous avons constaté que la région de
Tanger Tétouan a deux zones franches et projettent trois autres zones.
La zone franche de Tanger
Il s’agit d’une zone franche industrielle dont l’activité est principalement orientée vers l’export.
Cette zone est dotée d’une superficie de 350 ha opérationnelle depuis l’année 2000. Une extension
de 150 ha est prévue à l’horizon fin 2008. À ce jour, 379 entreprises industrielles y sont installées
créant plus de 42.000 emplois et totalisant un chiffre
d’affaire 2007 de plus de 1 milliard d’euros.
La zone franche de Melloussa II comprendra des manufactures industrielles, des entrepôts ainsi
que des bureaux (Figure nº6).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
L’implantation de la zone franche commerciale (ZFC) est projetée sur 200 Ha au nord de Fnidq sur
un site accidenté qui domine le littoral. L’accessibilité est assurée par la rocade provenant de l’est
de Tanger. Les niveaux de service des liaisons routières vont s’améliorer considérablement avec le
dédoublement de la RN 13, déjà réalisé, et de la RN 16, programmé. Les dynamiques de
développement liées au Port Tanger-Med et la zone franche commerciale ouvrent de nouvelles
perspectives économiques plus stables pour Fnidq (actuellement, l’emploi s’appuie sur le
commerce illicite) (Figure nº7).
2.2.4. Le tourisme
La situation privilégiée de la région de Tanger-Tétouan avec ses deux façades maritimes, donnant
sur l’Atlantique et la Méditerranée, constituent des atouts majeurs pour le développement des
activités touristiques nationales. L’activité touristique se base essentiellement sur l’activité
balnéaire, apparait aussi l’importance des sites historiques de la ville de la région de Tanger
Tétouan tels que les grottes d’Hercule, la Cité Gotta, les tombeaux romains, les vestiges
phéniciens et portugais d’Assilah, les côtes d’Assilah jusqu’à Ksar Sghir et les espaces naturels
constitués de forêts sur les deux côtes.
Ces différents sites naturels et historiques ainsi que l’importante part du littoral ont permis le
développement de l’activité touristique qui se définit comme étant un important pilier de
l’économie régionale au même titre que l’industrie.
Le tableau présente le type d’établissements hôteliers, leurs nombre ainsi que leurs capacités en lits
en 2000 qui est égale à 9 526 lits ; or ce nombre d’unités d’aménagement touristique a augmenté
depuis, en 2008 la capacité d’accueil est de l’ordre de 13 000 lits. Cette capacité va encore
augmenter à l’horizon de 2012 jusqu’à 42 000 lits, ceci grâce à la projection de nouvelles zones
touristiques dans la zone du Détroit et tout au long de la côte atlantique.
3. LES INFRASTRUCTURES
3.1. Autoroutes
Etant donné sa position géographique sur un axe routier des plus fréquentés (liaison avec
l’Europe), la région est reliée au réseau national des autoroutes: Autoroute Tanger-Marrakech,
Rocade Méditerranéenne, Autoroute Tanger-Port Tanger-Med, Autoroute Tétouan-Fnideq, etc. Le
réseau routier classé de la région est d'une longueur de 1.912 km se répartissant entre les routes
nationales, régionales et provinciales à raison de 22%, 26% et 52% respectivement.
Cependant, il est inégalement réparti dans l’espace puisque, plusieurs douars et localités restent
encore isolés, dans l’attente de l’achèvement du tronçon autoroutier Tanger-Sidi Yamani et de la
rocade méditerranéenne Tanger-Saidia, qui auront des répercussions positives sur les échanges
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
inter-régionaux, le nombre de km de route par 1000 habitants (densité sociale) est de loin inférieur
à celui atteint au niveau national (respectivement 0,88 et 2,1)
3.3. Ports
La région dispose de trois ports principaux (Tanger,Larache et M’diq) et de cinq ports secondaires
et de plaisance (Jebha, Ksar Sghir, Assilah, Restinga et Kabila).Le port de Tanger se distingue par
sa position stratégique privilégiée qui fait de lui un passage obligé vers ou en provenance de
l’Europe, il est ainsi le premier port national quant au trafic des passagers mais n’intervient que
pour 4,5% dans le trafic national des marchandises.
3.4. Aéroports
La région dispose de deux aéroports internationaux: l’aéroport IBN. BATTOUTA à Tanger et
l’aéroport de SANIAT RMEL à Tétouan, les mouvements annuels enregistrés dans ces aéroports,
durant les cinq dernières années, sont en moyenne de l'ordre de 5.908 vols et 283.440 voyageurs,
ce qui représente respectivement 8% et 7% de l'ensemble des mouvements au niveau national.
L’aéroport de Tanger domine de loin ces activités en s’accaparant 89% et 96% respectivement des
mouvements des avions et des voyageurs de la région
En énergie électrique, la région abrite deux usines hydrauliques et deux centrales thermiques, le
réseau électrique régional est d’une longueur de 3.991 km permettant la couverture de 60% des
ménages. L’activité pétrolière dans la région se limite à l’emplissage des gaz de pétrole liquéfiés
dans trois centres emplisseurs installés à Tanger, Tétouan et Larache en vue de satisfaire la
demande locale en butane et propane.
En matière d’eau, l’importance des cours d’eau qui parcourent la région (20% du potentiel
national) ainsi que le niveau élevé de la pluviométrie (entre 600 et plus de 1.000 mm/an) confèrent
à la région un potentiel hydraulique de premier ordre. La capacité de retenue des dix barrages de la
région s’élève à 1.199 millions de m3, ce qui représente 8,6% de la capacité totale nationale.
Ainsi, le secteur de la production de l’eau potable a connu un essor important dans la région, grâce
à la disponibilité de quatre stations de traitement des eaux superficielles.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Tanger Med I. Conception et construction du nouveau port commercial de Tanger par l’entreprise
Bouygues d’après la volonté du roi Mohammed VI. Situé sur la côte méditerranéenne, à 35 km à
l’est de Tanger, ce port en eaux profondes et la zone franche qui y est associée vise à encrer le pays
dans l’espace euro-méditerranéen et à faire de la zone un modèle de développement régional
intégré. Cette première phase du port offre des installations modernes pour répondre à des besoins
variés
Composantes du complexe Tanger Med. Port de Tanger Med Zones Franches logistique,
industrielle Zones industrielle et commerciale Infrastructures d Infrastructures d’’appui Tronçon de
53 km don d’’autoroute reliant le port à l’axe autoroutier Casablanca Tanger Voie express reliant
le port à Fnideq––Section ferroviaire de 45 km reliant le port à Tanger et au réseau Tanger national
Dédoublement de RN 2 Tanger doublement Tanger-.
Mise à niveau des espaces publics de la ville. Fruit d’une importante consultation partenariale, ce
programme vise à l’amélioration de l’espace urbain et au repositionnement de la ville au rang des
principales destinations touristiques. Dans un esprit de globalité et de vision générale touchant
l’ensemble de la population, et notamment les quartiers périphériques et sous-équipés, il s’inscrit
dans la complémentarité d’autres programmes.
Tanger Med II. Le 26 avril 2007, SM le roi Mohammed VI a donné l’impulsion au projet de
développement de Tanger Med II, un nouveau port à conteneurs au flanc ouest de Tanger Med I.
Ce projet va conduire à la réalisation de nouveaux terminaux à conteneurs en eaux profondes, qui
offriront une capacité accrue de 5 millions de conteneurs, s’ajoutant aux 3,5 millions du premier
port. Cette extension confirme l’avantage compétitif de Tanger Med et sa région.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Cette carte représente la situation du port de Tanger et son aire d’influence, on a choisi comme
nos recherches de données statistiques même titre Port Tanger Med : Un projet local pour un
rayonnement intercontinental si on veut expliquer le choix de ce titre: Premièrement, c’est un
projet local parce que le choix du site du port, était une décision prise par le roi Mohammed VI
par rapport à la position stratégique dont bénéficie la ville. Deuxièmement, c’est un projet
intercontinental car il va permettre à la ville, ainsi qu’à tout le Maroc, d’être en connexion avec les
autres continents. Le port va être un espace de transit pour tous les bateaux vers leurs différentes
destinations en passant de la mer méditerranée à l’océan atlantique.
Dans les cartes suivantes, nous avons essayé de représenter l’influence économique, sociale et
l’influence sur l’habitat, tout en intégrant la notion de développement durable. Par le biais de trois
cartes schématiques, nous avons voulu mettre en évidence les situations et les nouvelles
localisations que créera l’implantation d’un projet d’une telle envergure (Figure 5 et 6).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Le littorale et les zones agricoles de la ville de Tanger et aussi de la région sont les espaces plus
affecté pour le processus d’expansion urbanistique. Bien que négative sur le plan environnemental,
ces nouvelles infrastructures présente aussi des aspects positifs, comme la garantie d’une
meilleure desserte entre les communes ainsi que toute la région.
La structure du réseau favorise l’implantation des industries à proximité de ces nœuds, ce qui vient
une fois de plus renforcer les pollutions.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Le port de Tanger Med est un projet qui a des enjeux importants qui doivent entrer en compte
dans la planification stratégique de la région. En effet, l’arrivée de nouvelles populations en grande
quantité nécessite un certain nombre d’équipement et de logements.
La région et plus particulièrement les zones urbaines sont affectées par la pénurie de logement et
l’insalubrité de certains. En effet, l’exode rural qui a eu lieu ces dernières décennies a provoqué
l’installation de nombreuses personnes en périphérie de Tanger, venant petit à petit agrandir
considérablement la ville, sous la forme d’habitat informel, donnant naissance à des quartiers
bidonvilles, comme c’est le cas dans l’arrondissement de Beni Makada. C’est pourquoi, profitant
de la création du port Tanger Med, les urbanistes travaillant sur ce projet, ont décidé de renforcer
l’offre de logement, ainsi que de réhabiliter certains quartiers en zone urbaine déjà existants
(Tanger, Tétouan, et Ksar el Sghir).
Afin de répondre à une demande en logement de plus en plus grande, il a été aussi décidé de créer
de nouveaux logements dans de nouvelles zones. C’est à Melloussa, où sont présentes deux zones
franche, qui sont sources d’emploi et donc ayant une attractivité toute particulière pour les
chercheurs d’emplois, que se sont construits ces nouveaux logements.
De plus, deux villes nouvelles vont être créé avec une capacité de 30.000 logements, pouvant
accueillir 150.000 personnes chacune. Une se trouve dans les environs de Ksar El Sghir, et l’autre
à proximité du pôle de Melloussa.
Pour chaque nouvelle création de logements, l’optique est de retenir les notions du développement
durable. Sur la carte, on peut voir une schématisation de l’idée du développement durable au
niveau de l’habitat. Il y aurait une zone centrale où se concentrerait l’habitat. Une ceinture verte
qui viendrait s’installer autour de cette zone d’habitat afin de créer une coupure verte entre la zone
d’habitat et la zone industrielle.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Le choix de la localisation de ces nouveaux centres « urbains » répond aux mêmes logiques que
celles de la variable économique, comme nous l’avons vu précédemment, c’est-à-dire, un
emplacement stratégique à proximité des grandes infrastructures, mais aussi au désir de limitation
du phénomène de littoralisation.
L’aspect paysager :
Les différents projets de développement territorial sont à l’origine d’importantes transformations
paysagères sur l’ensemble du territoire tangérois.
L’implantation du nouveau port a apporté de nouveaux changements dans les différents domaines
qu’elle a redynamisés, cela s’est manifesté à différentes échelles.
Toutes ces mutations vont faire de Tanger un pôle de croissance et d’attraction à l’échelle
internationale, ce qui se manifeste déjà par le tourisme balnéaire et les diverses transformations
qu’il a apporté (les aménagements de la côte), sans oublier qu’un développement touristique de
masse est, comme il a été déjà vu dans de nombreuses expériences dans d’autres pays, néfaste du
point de vue environnemental et paysager.
5. BIBLIOGRAPHIE
BÉDARD, M (2009). Le Paysage: Un Projet Politique. Presses de l’Université du Québec.
MIEGE, J.L. (1992) TANGER : Porte Entre Deux Mondes. Ed. ACR ART-CREATION-
REALISATION
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
RESUMEN
La Gran Vía de Madrid nace con la voluntad de ser un centro emblemático de la ciudad a través de
la incorporación de una estructura cosmopolita en un tejido cotidiano. Esta condición le ha
permitido vivir en un equilibrio inestable basado en la pluralidad y complejidad de su
composición. Centro comercial, mercantil y de ocio de un gran espectro social, está sufriendo una
serie de cambios sujetos a dinámicas globalizadoras.
La ciudad de Madrid ha multiplicado sus espacios centrales y los ha tematizado. Este proceso de
uniformización de los puntos de atracción metropolitanos está incidiendo con especial fuerza en
aquellos lugares históricos como el que nos ocupa, que partían de una complejidad integral, tanto
en la diversidad de usos, en el rango de estos como en el espectro social que cubrían. La pérdida
de lo diverso es uno de los efectos de un proceso cada vez más claro de homogeneización de un
espacio central, que se ve reforzado por la incorporación de patrones de consumo cada vez más
especializados relacionado con la creación de personaje social (moda, complementos,
perfumería…). La colonización del comercio de grandes operadoras en un escenario privilegiado
como lo es la Gran Vía, tiene efectos devastadores sobre la movilidad, el patrimonio o la calidad
de la escena urbana, intentando implantar el modelo de los centros comerciales periféricos.
En la comunicación se describen estos procesos, así como los valores de resistencia que hacen que
Gran Vía sea un espacio de complicada simplificación y permiten que el proceso normalizador se
contenga. Estos valores son principalmente la singularidad del sustrato construido (edificios
híbridos) y la fuerza de la imagen icónica arraigada en el imaginario colectivo que representa Gran
Vía.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El papel de vía de conexión junto con la función de centralidad forman un todo inseparable, de tal
modo que descomponerlo tendría graves consecuencias sobre el funcionamiento no sólo del
ámbito de Gran Vía, sino de toda la ciudad.
La creación de Gran Vía como un puente entre el este y el oeste pretendía consolidar el centro
urbano. Entre las razones de su apertura figura en primer lugar descongestionar la Puerta del Sol,
que aún se consideraba el verdadero centro de la ciudad y lugar de paso inevitable. También se
trataba de que desaparecieran “calles y casas insalubres, lóbregas y antihigiénicas”. El trazado de
la Gran Vía cumplía además funciones de descongestión del viario del viejo centro de la ciudad, y
aunque pretendía enlazar las estaciones ferroviarias de Príncipe Pío y Atocha, lo cierto es que tal
conexión contaba con otras alternativas más directas.
El proyecto originario contaba con tres tramos; la realización definitiva hizo adaptaciones del
trazado, de forma que la conexión entre los tramos se realizó mediante dos espacios singulares: la
Red de San Luís que articula el primer tramo con el segundo en el gran cruce del centro de Madrid,
sobre la bifurcación de Hortaleza y Fuencarral; y la plaza de Callao, que articula en una rótula de
gran complejidad los tramos segundo y tercero sobre la calle de Preciados hacia la Puerta del Sol.
Red de San Luís, Callao y Sol constituyen los tres vértices sobre los que se apoya el armazón de la
centralidad tradicional de Madrid, que funcionó casi en exclusiva hasta mediados del siglo pasado.
La longitud total de la Gran Vía es de 1.316 metros. Su primer tramo discurre desde Alcalá a la
Red de San Luís, tiene 400 metros de longitud y es el de menor sección con una anchura de 25
metros. El segundo entre Red de San Luís y Callao, es el más corto con 360 metros y una anchura
de 35 metros, es conocido como el salón de la avenida por su desarrollo ligeramente horizontal y
en su día fue considerado como un fragmento de bulevar. El tercer y último tramo de 556 metros es
el que une Callao con Plaza España y tiene también 35 metros de anchura. Son tres piezas
consecutivas que guardan una considerable homogeneidad pero también ofrecen una diversidad de
contenidos que han ido forjando la riqueza formal y de actividades de la Gran Vía.
El primer tramo denominado en origen Avenida de Conde de Peñalver (el alcalde en aquel
momento), seguía sensiblemente la calle de san Miguel y su apertura supuso la demolición de
edificios notables, además de la desaparición de numerosas calles. En este tramo se encuentra el
Oratorio del Caballero de Gracia, que obligó a adaptar la alineación de la avenida, siendo el único
edificio que sobrevivió en el ámbito afectado por las demoliciones. Los edificios se construyeron
de un modo simultáneo, rematados por el Círculo Mercantil, que se termina en 1924. Esta avenida
tenía ya desde el principio una vocación comercial expresada claramente en las tipologías
edificatorias, que incluyen también oficinas y viviendas de renta alta.
El segundo tramo que se denominó avenida de Pi i Margall se desarrolla desde septiembre de 1917
a principios de 1921, -aunque la entrega definitiva es en 1927-, sólo tres años después que el
primer tramo, lo que significa que se hicieron prácticamente a la vez. Este tramo, que se traza
siguiendo el eje de Jacometrezo, tenía cierto aire de bulevar, con aparcamiento de coches en el
centro de la calzada en una especie de andén central. En este tramo se realizan obras de autores
consagrados (Palacios, Zuazo y Muguruza entre otros) destacando el edificio de Telefónica, o el
teatro Fontalba, que inaugura la función de espectáculos de amplio espectro social que va a
caracterizar esta calle. Es interesante, por otra parte, el hecho de que Jacometrezo y otras calles
desaparecidas tenían funciones de cierta complejidad propias de una estructura de centralidad muy
evolucionada que hasta cierto punto, han quedado latentes en el tejido remodelado y han resurgido
adoptando formas modernas en el espacio de las traseras de la avenida (ROCH, 2009).
El tercer y último tramo conocido como avenida de Eduardo Dato se comenzó en 1925 y las obras
se realizan en las mismas fechas que el tramo anterior. La construcción de los edificios de este
tramo se dilató en el tiempo, hasta finales de los años 40, cuando la Compañía Metropolitana
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
construye el complejo “Los sótanos” que ocupa una gran manzana entre la Gran Vía y la calle de
Isabel la Católica. Este conjunto que se mantiene parcialmente en la actualidad, contaba con un
programa muy complejo en el que se mezclaban hotel, teatro-cine (Lope de Vega), sala de
exposiciones, oficinas y viviendas. Por último, en la década de los 50 comienza la remodelación de
la Plaza de España y se construye el Edificio España (en 1953) concebido como el edificio más
alto de Europa en su momento; y rozando la década de los sesenta, la Torre de Madrid que remata
la avenida por su extremo oeste.
En la actualidad los tres tramos presentan un carácter diferenciado, debido a las actividades
económicas que predominan en cada uno de ellos. El primero tiene una función más institucional;
en él se concentran sedes bancarias y edificios de la administración, junto a persistencias del
comercio tradicional y es además el tramo en el que mayor número de nuevos hoteles se han
creado modificando los usos de edificios concretos de la propia avenida. El segundo tramo es
primordialmente comercial, en él la pérdida paulatina de los cines ha venido acompañada del
aumento de las franquicias y cadenas comerciales, sobre todo de moda. El tercer tramo mantiene
un carácter recreativo ligado a los espectáculos musicales, con la reciente reconversión de alguno
de sus cines en teatros.
Los distintos tramos presentan rasgos característicos, como estructuras verticales en las que los
usos se manifiestan formalmente, introduciendo un orden estratigráfico en el eje: zócalo mercantil
y de ocio en planta baja, un cuerpo central de usos mixtos y una coronación históricamente
asociada a la vivienda.
2. PROCESOS DE HOMOGENEIZACIÓN
El proceso de simplificación que están viviendo la Gran Vía y su entorno se enmarca en un
contexto global de terciarización de los centro urbanos, que se orientan hacia modelos
mercantilizados, en los que impera el comercio como forma de ocio, y en los que se desarrollan
actuaciones de renovación con el fin de aumentar la afluencia del turismo. Las transformaciones en
la estructura urbana son el reflejo de un modelo económico globalizado. En los espacios
representativos de las grandes ciudades se repiten estructuras de centralidad basadas en el
comercio de moda de consumo fácil y los fast-food, y apoyadas en la afluencia de turistas que
acuden atraídos por el carácter icónico de estos espacios. Así, encontramos procesos similares en
calles comerciales como Oxford Street en Londres, la avenida Ermou en Atenas, Nieuwstraat en
Bruselas, o Times Square en Nueva York, en las que se repiten las mismas franquicias y cadenas
comerciales, hoteleras y de restauración.
De este modo en el entorno de la Gran Vía se están perdiendo funciones históricas relacionadas
tanto con tipos de ocio que han perdido protagonismo y que constituyeron un signo de identidad de
este espacio desde su creación (cine), como con las necesidades del residente (comercio de
proximidad). Las manifestaciones de esta tendencia simplificadora sobre el sistema urbano que
constituye la Gran Vía se advierten en las transformaciones que se están produciendo en los usos y
actividades, el espacio público, la movilidad, la escena urbana o el patrimonio edificado.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El diagnóstico realizado para el Plan Director de Gran Vía y su entorno (en elaboración) 5 ,
demostró que la presencia de comercios con proyección internacional, especialmente de moda o
comida rápida, era semejante a la encontrada en centros comerciales privados periféricos, donde la
proporción en los usos (número de establecimientos) es de un 60% de uso principal, normalmente
moda u hostelería. Estudiando el eje completo de Gran Vía y teniendo en cuenta el distinto carácter
de los tres tramos (instituciones / comercios / espectáculos) la proporción de comercios ligados a
moda o creación de personaje social roza el 50%, lo que nos confirma la tendencia planteada.
5 Redacción del Plan: Sección de Urbanismo del Instituto Juan de Herrera en convenio de colaboración con la Oficina
Centro del Ayuntamiento de Madrid
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Ambos procesos (turismo y comercio) tienen consecuencias similares porque los dos generan un
uso mercantil de la ciudad; en el caso del turismo aprovechando el escenario privilegiado que
aporta la Gran Vía. Estos modelos están generando efectos especialmente llamativos tanto en la
simplificación de usos como en el espacio público o el patrimonio construido.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Con el aumento de la importancia del metro o de los trenes de cercanías, apoyado en la apertura de
la estación de Sol y su futura salida en Red de San Luís, la hipótesis es que prevalece la condición
de Gran Vía como referencia regional frente a sus facetas urbana y local, y se produce un
incremento de los viajes cuyo motivo es el ocio frente al resto, tendencia contraria a la situación
actual en la que casi el 80% de los viajes tienen origen en el municipio, y la mayor cantidad de
desplazamientos se debe al trabajo (46% de los viajes con origen en la ciudad, 60% de los viajes
desde otros municipios), frente a las compras y el ocio (28% Madrid, 16% otros municipios).
(VEGA, 2010)
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Determinados edificios poseen valor tanto por su propio diseño como por su función como hitos
perspectivos que conectan visualmente los distintos tramos del eje, y actúan como referencia desde
los espacios traseros.
Tanto las peatonalizaciones como los cambios de uso modifican la percepción de la escena urbana.
En ocasiones esto supone una oportunidad para contemplar perspectivas de interés desde puntos de
vista inaccesibles previamente, por ser de acceso restringido (primeras plantas o azoteas de los
edificios del eje) o estar ocupados por el viario. Sin embargo las actuaciones llevadas a cabo en
Gran Vía no han sido sensibles a los valores perspectivos, y amenazan la integridad del valor
escénico del eje. Las prácticas habituales que distorsionan la calidad de la escena urbana están
relacionadas con la publicidad y el tratamiento del zócalo comercial, con el mobiliario y el diseño
urbano, y con las transformaciones en el patrimonio interior.
2.3.1. La publicidad
La proliferación de distintos tipos y escalas de publicidad alcanza en la Gran Vía una saturación
que supone la banalización del espacio público, convertido en espacio publicitario. El desorden
visual en las fachadas de la avenida es muy elevado, es producido principalmente los elementos
publicitarios de las actividades económicas y comerciales que albergan los edificios, desde
pequeños carteles y rótulos, a la ocupación completa de los vanos de fachada en varias plantas que
realizan los medianos y grandes comercios. El extremo en este sentido son las lonas publicitarias
sobre andamios de obra, habituales en el eje, que generan un fuerte impacto visual, tergiversando
el paisaje urbano. Los elementos publicitarios no se integran en la composición de las fachadas, y
su localización y orientación a menudo bloquean las perspectivas, priorizando la visibilidad del
anuncio sobre la del edificio, como ocurre con las bandas perpendiculares a la fachada del Palacio
de Altamira (Flor Alta,8), e incumpliendo la ordenanza reguladora de publicidad exterior (ANM
2009/2). También el tratamiento de las marquesinas y frentes de los locales comerciales aumenta la
segregación compositiva y la confusión en la lectura de las fachadas, imponiendo la imagen
corporativa de los comercios y empresas sobre la especificidad de lo construido, y empobreciendo
de este modo la variedad escénica del eje.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El modo en que se atiende a problemas propios de este tejido sigue la lógica del consumo, incluso
en los espacios de carácter más residencial dentro de los que se inserta la avenida. Así al déficit de
espacios verdes y de equipamientos, se responde con una renovación de espacios públicos que no
está pensada para el residente, sino para el consumidor; o con el aumento de equipamientos
singulares de escala metropolitana que no responden a las necesidades locales, mientras las
carencias en las viviendas se resuelven con rehabilitaciones selectivas que generan procesos de
gentrificación.
Se podría decir que los proyectos de mejora de la movilidad, renovación de edificios, iniciativas
comerciales, etc, se encaminan a la creación de un espacio de excepción, destinado a cierto tipo de
visitante y consumidor, en el que no tiene cabida la diversidad social (de edad, condición
económica…) ni de usos (residencia, estancia, descanso…). Sin embargo se producen
paralelamente otros procesos que contrarrestan esta tendencia y que se apoyan en distintas
cualidades espaciales que facilitan la emergencia de fenómenos de resistencia en este entorno
dinámico y variable.
3. VALORES DE RESISTENCIA
La tendencia a la simplificación de la diversidad de la Gran Vía se ve frenada por la complejidad
de su estructura urbana, que se manifiesta en distintos aspectos tanto físicos como económicos y
sociales.
Uno de los componentes de la complejidad urbana es el concepto de variedad que se puede ordenar
en tres categorías:
“- Variedad del soporte físico. Diversidad del tejido urbano, de las tipologías edificatorias y de los
espacios libres.
- Variedad social y cultural. Composición y estructura demográfica (edad, sexo, procedencia),
grupos sociales y redes formales e informales, variedad de actividades culturales e iniciativas
sociales.
- Variedad de actividades. Gama amplia de actividades económicas, mezcla de usos.”
(GONZÁLEZ, 2010).
La variedad de la Gran Vía viene dada en primer lugar por su inserción sobre un tejido urbano de
escala doméstica, al que atraviesa y con el que mantiene una relación de equilibrio precario. La
ruptura entre la realidad física del eje y sus traseras se manifiesta en muchas ocasiones dentro de
una misma manzana, por la diferencia entre los edificios con fachada a la Gran Vía y los demás, o
por el tratamiento de las fachadas traseras. A esto hay que sumar la realidad social de los barrios,
cada uno de ellos con características concretas.
Por otra parte, ciñéndonos estrictamente al eje, el componente de variedad viene dado por la
configuración interna de los edificios. El proyecto de la apertura de Gran Vía, a pesar de contar
con una imagen unitaria y estar construido en un corto período de tiempo, incorporó tipologías
capaces de contener una multiplicidad de usos y funciones que reproducen una ciudad en vertical
(edificios mundo).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
La variedad de actividades y del soporte físico ha permitido históricamente que el ámbito de Gran
Vía sea un lugar en el que confluyen distintos perfiles de ciudadano, y en el que la posibilidad de
contacto entre distintos agentes económicos y sociales es mucho mayor que en espacios
monofuncionales y homogéneos. La potencialidad de que se produzca el encuentro y el
intercambio de información entre sus agentes aumenta la complejidad del sistema urbano,
permitiendo una alta capacidad de reacción y adaptación de la estructura ante los cambios.
Los siguientes gráficos se han elaborado a partir de los registros catastrales, la consulta de los
proyectos originales para estimar las superficies destinadas a cada uso y el trabajo de campo
realizado en enero de 2009 para definir los usos y actividades de los edificios de la Gran Vía,
dentro de los trabajos preparatorios del Plan Director de Gran Vía y su entorno, actualmente en
elaboración.
Gran Vía 66. Este edificio contaba con una configuración muy compartimentada en la que
convivían oficinas de distintas dimensiones (180, según el dato de catastro), el 30% de menos de
20 m2 y entorno al 70% entre 20 y 50 m2, existiendo alguna de mayor tamaño (490 m2). También
mantenía la imagen tradicional del zócalo comercial y un teatro con acceso desde la fachada
principal. Este edificio ha sido recientemente reformado y convertido casi por completo en un
hotel (64,55% de la superficie construida). Mantiene el teatro, pero ha perdido el zócalo comercial.
Gran Vía 41. El Edificio Capitol se podría considerar el mayor exponente de edificio híbrido del
entorno. El proyecto original incluía multitud de usos (residencia, oficina, hostelería, hoteles,
comercio, teatro, cine, almacenaje y una fábrica de selz). Actualmente el hotel ha ocupado el 61%
de la superficie construida y aunque se mantienen los usos de ocio y comercio, el edificio ha
perdido gran parte de su composición diversa en altura.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
3.1.2. Desaparición de situaciones de oportunidad. Gran Vía 30, Edificio Fontalba y Gran Vía 42,
antiguo Cine Avenida.
3.1.3. La aparición del edificio residencial. Gran Vía 86, Edificio España, Gran Vía 48, antiguo
Banco Atlántico y Gran Vía 5, Edificio Giralt.
Otro proceso reciente es la remodelación de edificios en los que se incorpora como uso mayoritario
la vivienda. El Edificio España, actualmente en reforma, mantendrá el uso hotelero y comercial,
eliminando todas las particiones interiores que correspondían a oficinas, despachos profesionales y
vivienda para renovar la oferta residencial. El antiguo Banco Atlántico será sustituido por un
edificio con una estructura de usos atípica en Gran Vía, ya que con un zócalo comercial y
aparcamientos, proyecta un edificio exclusivamente residencial. Por último en el primer tramo del
eje, el edificio Giralt se ha destinado a viviendas de alquiler totalmente equipadas aptas para
estancias cortas.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Este edificio pertenece a la manzana conocida como “Los Sótanos”, que fue proyectado como un
complejo multifuncional que albergaba hoteles, teatro, cine, oficinas y galerías comerciales.
Aunque se ha perdido el uso de los sótanos que daban nombre al conjunto y durante mucho tiempo
fueron un referente de modernidad, sigue manteniendo una amplia gama de funciones y una
compartimentación que colabora a la diversidad de usuarios.
La Gran Vía contiene una multiplicidad de referencias simbólicas. Es por una parte centro del
poder institucional, siendo espacio de representación de órganos de la administración municipal y
autonómica, así como de corporaciones, bancos y empresas (Prisa, Telefónica…). Es también
símbolo popular, el espacio en el que se han representado los sueños y aspiraciones de la sociedad,
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
desde su época de esplendor como espacio emblemático del cine, y el lugar en el que surgen los
primeros escaparates y centros comerciales, como lugar de creación del personaje social.
A la dimensión simbólica de Gran Vía tenemos que añadir la identidad diferenciadora de los
barrios de su entorno, en los que se desarrollan procesos sociales y económicos que influyen en la
avenida. Estos barrios presentan una composición social diversa. En ellos se producen fenómenos
de envejecimiento de la población tradicional, y de aumento de la población inmigrante, junto a
procesos de gentrificación.
Estos espacios son más permeables a la apropiación por parte de distintos grupos sociales y a la
emergencia de procesos que escapan a la planificación, relacionados con la identidad de sus
habitantes y de los colectivos que encuentran en ellos elementos de representación. El ejemplo más
próximo de cómo pueden consolidarse tendencias de este tipo lo constituye Chueca, cuya
renovación física en las últimas décadas ha estado ligada a la renovación del imaginario respecto al
barrio, y que en la actualidad constituye un foco de atracción para visitantes. Procesos similares se
están iniciando en el entorno de la Corredera Baja de San Pablo, con renovaciones comerciales y
residenciales ligadas a Triball que tienen como objetivo la revalorización del área. En el ámbito del
mercado de los Mostenses o la calle Leganitos encontramos procesos económicos de otro tipo,
relacionados con la extensión de negocios puestos en marcha por la población inmigrante. Todas
estas dinámicas del entorno pueden influir sobre el imaginario de Gran Vía, complementándolo o
deteriorándolo.
4. CONCLUSIONES
En palabras de Agustín Hernández Aja, “cualquier reflexión sobre el hecho urbano debe partir
necesariamente de la certeza de que actuamos sobre un espacio pluridimensional, construido de
voluntades y redes superpuestas, sobre el que es necesario determinar acciones complejas que
atiendan a más de una de las dimensiones perceptibles y que busquen catalizar nuevas dimensiones
en su entorno. Desarrollando una ciudad estructurada en la que se articulen no sólo los
intercambios económicos, sino todo el conjunto de intercambios posibles, sobre una estructura
urbana que no busque la jerarquía de la segregación sino la fluidez de la relación.” (HERNÁNDEZ
AJA, 2000). En este sentido las transformaciones que se han realizado en los últimos años en el
entorno de la Gran Vía madrileña aparecen como proyectos ensimismados, unidimensionales y
epidérmicos, pues no atienden a la complejidad del espacio y no consideran los efectos en las
distintas dimensiones de la estructura urbana.
La capacidad de resistencia de Gran Vía como espacio de variedad urbana se debe a la conjunción
de los motivos que se han expuesto en los puntos anteriores: la diversidad de espacios del sustrato
físico que permite que se alojen actividades, funciones y usuarios variados. La fuerza del
significado de Gran Vía en el imaginario popular hace que sea un lugar de deseo para un amplio
espectro social, lo que ha estado ligado a la variabilidad espacial de las tipologías edificatorias, lo
que ha permitido la apropiación del espacio por parte de población muy diversa que ha encontrado
en los elegantes edificios del primer tramo o las pequeñas oficinas del tercero su ubicación. Esta
situación casi única en la ciudad, se mantiene debido no sólo a la centralidad de máximo nivel de
Gran Vía sino, sobre todo, a las múltiples oportunidades que ofrece su soporte físico que han
permitido convivencias excepcionales.
Para seguir manteniendo valores propios de la Gran Vía como son la modernidad, la variedad o la
complejidad, es necesario responder a todas las dimensiones que la componen, realizando
actuaciones integrales. El objetivo es posibilitar la diversidad de actividades en un mismo soporte,
creando espacios accesibles y apropiables por los ciudadanos y facilitando de ese modo la
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Las intervenciones deberían partir de un análisis de los equilibrios ya definidos que componen la
Gran Vía, analizando la influencia de las propuestas sobre las distintas dimensiones de esta
estructura. En este sentido sería imprescindible en primer lugar proteger la variedad de usos en los
edificios del eje, controlando mediante los planes especiales no solamente la protección de
elementos patrimoniales, sino también asegurando que no se simplifica su contenido. Tras analizar
de un modo más detallado la composición de usos y espacios de algunos edificios representativos
del eje, podemos concluir que fueron concebidos con la voluntad de generar una variedad de
funciones que atrajesen al mayor número de perfiles posibles. Esta voluntad se ve apoyada por la
incorporación de espacios de distintas escalas (superficie, renta, representatividad), que han
permitido la convivencia de pequeños y grandes operadores. Es decir, el sustrato construido de
Gran Vía favorece la variedad y es uno de sus principales valores.
En el espacio público del entorno se debe asegurar la existencia de un amplio repertorio de áreas
estanciales y de paso, de distintas escalas, desde las calles comerciales a las plazas de barrio, de tal
modo que puedan convivir las facetas metropolitana, urbana y doméstica de este área. Se debe
igualmente prestar atención a las necesidades de la población local, evitando la desaparición del
comercio de proximidad, facilitando las dotaciones y servicios y realizando un tratamiento de las
traseras.
Las peatonalizaciones deberían formar parte de un plan integral que ordene el tráfico de toda la
almendra central, resolviendo los encuentros entre calles peatonales y rodadas, y controlando el
acceso de vehículos privados al centro sin olvidar la importancia del transporte público rodado,
que es el más accesible para un amplio número de grupos sociales (gente mayor,
discapacitados…). En la génesis de Gran Vía se recoge la idea de creación de una estructura de
conexión este oeste de la capital, por lo que eliminar el tráfico rodado en Gran Vía sería acabar con
una de las componentes que la definen.
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El crecimiento de las áreas metropolitanas a nivel mundial está transformando muchas de las
aportaciones realizadas desde la Geografía Urbana realizadas en la década de los sesenta y setenta,
donde se preveía una continua desurbanización poblacional en la mayor parte de las ciudades
occidentales.
Esta realidad se solapa con un continuo “enfrentamiento” entre las grandes áreas urbanas
mundiales para la atracción de capitales e inversiones en su territorio, auspiciada por la
globalización y la internacionalización de la economía, creando una competición en cuanto a
renovaciones urbanas, planeamientos territoriales y demás figuras de ordenación que están
configurando lo que serán las ciudades del siglo XXI.
Estas nuevas formas de organización urbana metropolitana también afectan a las ciudades
pequeñas y medianas, con repercusiones a nivel regional, ya que se constituyen en cabezas
comarcales, con las consiguientes repercusiones económicas y territoriales para todo el territorio
en el cual se adscriben.
Es en este punto donde las nuevas dinámicas globales están permitiendo la transformación de
determinadas ciudades y colocándolas en el mapa de las relaciones metropolitanas. Se intentará, en
este sentido, hacer una valoración del nuevo papel que les corresponde a las ciudades medias en el
proceso globalizador y cómo, mediante determinadas actuaciones urbanísticas para la atracción de
sinergias exteriores, se están transformando los distintos entornos urbanos, para posteriormente
ejemplificarlo en la ciudad de Santander y su entorno metropolitano.
En el caso español, podríamos tomar los supuestos utilizados por Ganau y Vilagrasa en su estudio
sobre ciudades medias españolas en el año 2003, donde dichas ciudades deben comprender una
población entre los cincuenta y los trescientos mil habitantes, bien ser capitales de provincia
menores de cincuenta mil habitantes y aquellas aglomeraciones urbanas que no superen en su área
metropolitana los cuatrocientos mil habitantes.
Dichas definiciones varían de un país a otro, así como de unas regiones a otras (no encontrando el
mismo modelo urbano en países industrializados como en aquellos en vías de desarrollo),
aceptándose como válida la salida cuantitativa, no asumiendo otras teorías que abogaban no solo
por el número de habitantes sino por otros procesos como las relaciones con sus municipios más
próximos.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Las teorías sobre contraurbanización, realizadas en los años setenta por Berry, anunciaban un
cambio de dinámica en las áreas metropolitanas norteamericanas donde el centro de las ciudades
perdía población mientras que sus periferias aumentaban sus cargas poblacionales. Este cambio de
tendencia se reprodujo en Europa así como en España. En un estudio realizado por Enrique Pozo
sobre la dinámica poblacional de la Comunidad de Madrid desde 1981, se advierte como el
municipio de Madrid pierde población desde 1981 hasta 1996, mientras que el resto de municipios
de la Comunidad presentan crecimientos poblacionales notables.
Dicho proceso de dispersión urbana se vio reforzado en los primeros años de la década de los
noventa, cuando numerosas ciudades comenzaron un notable flujo de movimientos migratorios
desde dicho centro urbano hacia urbanizaciones periféricas, bien comunicadas con las grandes vías
de comunicación, dependientes en todo momento del vehículo privado y con los centros
comerciales como las actuales plazas mayores de encuentro social.
Se pensaba que el proceso de exurbanización se extendería hasta un nuevo dinamismo
metropolitano que nos llevaría a un nuevo escalón urbano, los procesos de megalópolis, hasta
nuevas formas de relaciones sociales, económicas y urbanas sin un limite físico preciso como
había sido hasta entonces el ente urbano.
Como afirmaba South en 1995 “la densificación y la comercialización del centro (empujarán) los
trabajadores hacia las periferias. Para allá (habrá) ido también el comercio minorista y algunos
servicios... Para albergar la nueva población, es posible que aumente el número de comunidades
rurales” (BARRIOS, 2007). Debido a los procesos de desurbanización así como a la aparición
masiva de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación que promovían el teletrabajo y
nuevas formas de comunicación (el neonato Internet), se abogaba por la falta de necesidad de
habitabilidad en el centro urbano a favor de los nuevos procesos metropolitanos.
Como se ha podido comprobar después de una década, con el salto producido por los procesos
globalizadores (entre los que se encuentra el uso masivo de Internet), no sólo se ha cambiado la
dinámica migratoria centro-periferia, sino que el proceso de metropolización así como
regionalización urbano en las ciudades se ha visto acelerado en las últimas dos décadas. El proceso
de concentración en determinados escenarios urbanos auspiciados en los primeros estadíos de la
globalización ha sido constante durante la última década del siglo veinte, así como los primeros
años de la década actual, acumulando dichos recursos principalmente en las grandes áreas
metropolitanas y en las ciudades globales, y dichos procesos de concentración humanos así como
de capitales pueden acarrear sinergias negativas debido a diversos factores (masificación,
medioambientales, viarios,…).
Según Veltz, existe “una necesidad de consolidar estructuras urbanas más equilibradas frente al
creciente proceso de concentración espacial y la conformación de una economía global comandada
por un archipiélago metropolitano” (DAVIES y MICHELINI, 2009). Se está comprobando cómo
son las ciudades globales, las grandes áreas metropolitanas o las grandes regiones urbanas,
aquellos entornos urbanos donde se concentra la mayor parte del capital internacional y, por ende,
los puestos de trabajo de mayor cualificación, así como de remuneración. Dicho proceso no debe
basarse únicamente en los actores globales, sino distribuir los efectos positivos de la globalización
entre las diferentes escalas urbanas dentro de un territorio para reequilibrar las desigualdades
existentes entre ciudades de distinto rango.
Se suele afirmar que son las ciudades y regiones urbanas en las que se concentran el conocimiento
o las formas de producción las que han liderado el proceso de globalización para obtener
economías de aglomeración; pero, “dado que el sistema productivo global está muy diversificado
(…), la globalización toma un modelo policéntrico basado en redes de empresas y ciudades”
(VÁZQUEZ BARQUERO, 1999). Más bien estaríamos hablando de sistemas policéntricos con
núcleos superiores pero íntimamente relacionados con nodos secundarios que también entrarían a
participar en las dinámicas de la globalización.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Este sistema de redes habría que buscarlo en las ciudades medias de cada territorio. Es en este
punto donde se discute si el tamaño o dimensión territorial de una ciudad media bastaría para
atraer dichas sinergias del proceso globalizador, así como una distribución equilibrada por todo su
área de influencia, o bien los efectos positivos (no entraremos en los aspectos negativos de la
globalización en los sistemas urbanos) se circunscriben al término municipal de la ciudad central o
cabecera comarcal-regional.
Se aboga actualmente por la asociación de diversas ciudades, con una ciudad media como cabeza
del sistema urbano, donde las relaciones no sean jerárquicas entre la ciudad central y el resto de
ciudades dormitorio, sino la creación de un área metropolitana media funcional donde cada actor
tenga un papel destacado y especializado, pero a su vez interrelacionado con el sistema que lo
engloba, para posicionar su sistema metropolitano en el mapa de la globalización. “La asociación
de ciudades formando áreas metropolitanas aporta ventajas de las economías de aglomeración y de
una estrategia de competitividad para las ciudades medias que la forman. El problema radica en su
implantación social, en su aceptación política y en la aplicación de modelos de gestión eficaces
adecuados a estas realidades” (PRECEDO y MÍGUEZ).
Dichos entornos urbanos ya no ejercerían como ciudades medias o simples capitales provinciales
administrativas, sino que jugarían otro papel sobre el territorio, lo que se ha denominado ciudades
intermedias, donde las primeras jugarían un papel limitado, donde no se tienen en cuenta los
conceptos de red así como la implicación con su hinterland.
Como afirma Artemio Baigorri, nos encontramos con “un núcleo integrado en el circuito -o red- de
relaciones que se establecen en el seno de los sistemas nacional e internacional; un intermediario
por tanto (…) entre espacios situados en dimensiones distintas: las ‘ciudades-mundo’ de una parte,
y los territorios hasta ahora marginales en la otra” (BAIGORRI, 2001). Así podemos afirmar que
el concepto territorial se impone al volumen poblacional para definir las nuevas relaciones urbanas
en ciudades intermedias (FELIU, 2007).
Los procesos metropolitanos de las grandes áreas urbanas conllevan unas primeras relaciones con
sus cinturones metropolitanos más próximos (áreas metropolitanas), para posteriormente saltar a
todo su territorio de influencia (región urbana), y concluir con la unión de diversas conurbaciones
para formar las megalópolis, según afirmaba Gottmann en la década de los sesenta; el mismo
proceso se está desarrollando en las ciudades medias aunque a mucha menor escala.
Así Baigorri utiliza el término mesópolis para denominar a ciudades intermediarias, pero que
consiguen integrar “lo rural a lo urbano en términos de igualdad. Paradójicamente son las
mesópolis, producto en buena parte de la globalización, los tipos de hábitat urbano que en mayor
medida contribuyen a la conservación de lo rural como un espacio diferenciado, pero a la vez
vinculado, a su través, a la urbe global” (BAIGORRI, 2001).
En estos entes urbanos donde no prima una ciudad central (pequeña o media) con la subordinación
de los demás componentes del sistema urbano, donde la mayor parte de las inversiones
(productivas, educativas, infraestructurales,…) recaen en dicha ciudad principal, sino que nos
encontramos ante un sistema territorial donde cada unidad tiene una función propia y a la vez todas
son complementarias dentro del ente urbano, con una o dos ciudades cabecera, varios centros
urbanos menores y un hinterland integrado y diversificado productiva y ambientalmente, donde
todo el sistema es capaz de generar crecimientos (económicos, sociales,…) para todo el territorio
que representa. Son estas mesópolis o entornos urbanos medios integrados los que probablemente
tengan la capacidad de integrarse en un modelo territorial globalizado, y cada vez con una mayor
competencia entre los diferentes entornos urbanos, no solo ya de un mismo país o continente, sino
más bien de todo el planeta.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Fig.1 Esquema evolutivo de los sistemas urbanos, desde la aldea rural hasta la metrópolis. Baigorri, 2001.
Ahora bien, las ciudades globales o grandes áreas metropolitanas son espacios de continuo
contacto entre diferentes poblaciones, culturas, religiones,…por lo que se podría considerar que
dichas áreas urbanas son el ejemplo máximo de la globalización, donde sus centros urbanos han
perdido sus características más autóctonas para dejar paso a grandes franquicias o corporaciones
(léase Starbucks, Burguer King,…) por lo que pasear por el centro de Madrid, Milán, Nueva York
o México D.F., aunque con sus peculiaridades (culturales, arquitectónicas,…), nos podrá suponer
un ejercicio de homogeneidad central urbana.
Son estos procesos los que se empiezan a apreciar en las ciudades medias/intermedias, con lo que
sus principales activos (los recursos endónenos, el arraigo territorial, la tradicionalidad y las
costumbres) pueden encontrarse en peligro de banalización urbana. En el llamado proceso de
“urbanalización” (MUÑOZ, 2008), donde se requieren cuatro diferentes pautas para configurar
dicho proceso (producción de imagen urbana, condiciones de seguridad, consumo de espacio
urbano a tiempo parcial, uso del espacio publico como playas de ocio), se afirma que “pese a las
diferencias, es posible detectar escenarios muy similares en ciudades muy diferentes”.
Es justo en este punto donde las relaciones entre lo local (representados en este caso por las
ciudades medias/intermedias) y lo global, tienden a encontrarse, no a unirse, ya que, dependiendo
del espacio estudiado, tenderá más hacia un extremo que hacia otro, “son así las dosis de
globalidad y localidad las que acaban caracterizando la realidad urbana de unos lugares similares
pero diferentes a un tiempo” (MUÑOZ, 2008). Los diferentes actores del entorno territorial urbano
deben decidir que tipo de ciudad-región quieren y que elementos van a desplegar para llegar a tal
fin. La finalidad última es entrar en el mapa internacional/globalizador, donde cada atracción de
inversiones supone una lucha continua entre sistemas urbanos diversos.
Así, la competitividad se ha introducido como uno de los puntos más importantes en las diferentes
políticas urbanas. En un periodo donde la mundialización es creciente, “las ciudades medias (…)
se esfuerzan en establecer estrategias que les permitan mantener una situación ventajosa frente a
las posibles competidoras” (GANAU, J. y VILAGRASA, 2003). Del mismo modo se expresa
Francesc Muñoz, cuando afirma que “el proceso de globalización urbana ha impulsado (…) tanto
la discusión académica como la redefinición de la propia naturaleza del urbanismo a ciudades
diversas, de las metrópolis modernas (…) a las ciudades intermedias, donde el triple proceso de
globalización (económica, urbanística y cultural) obliga a dimensionar de nuevo planes y
proyectos” (MUÑOZ, 2008).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Se debe poner énfasis en las cualidades del propio territorio, lo que se ha denominado poner en
valor los recursos propios; no se debe competir a través de sueldos bajos o espacios urbanos que
se queden obsoletos al cabo de una década. Para hacer frente a los nuevos desafíos cada espacio
urbano debe encontrar sus propias herramientas para la atracción de capitales, aunque uno de los
principales puntos de dichos nuevos enfoques debiera de ser la sostenibilidad, y me refiero
principalmente al crecimiento que han tenido numerosos entornos territoriales de España basados
en la especulación inmobiliaria.
Cada entidad urbana debe encontrar su propio camino, “la respuesta local a los desafíos globales se
instrumenta mediante un conjunto de acciones de carácter muy diverso. Unas se dirigen a la
mejora de las infraestructuras, otras tratan de suplir las carencias y mejorar los factores
inmateriales del desarrollo y otras, por ultimo, se proponen fortalecer la capacidad organizativa del
territorio” (VÁZQUEZ, 1999).
Uno de los principales instrumentos a los que pueden acceder dichas entidades urbanas como
factor positivo competitivo respecto a otras áreas es la estabilidad y coordinación (en algunos
casos) entre las instituciones que lo gestionan. La colaboración entre las diferentes
administraciones públicas a la hora de desarrollar planes de gestión urbana/metropolitana
competentes en un determinado territorio, y la posterior unión de entes privados, supone una de las
mayores ventajas con las que cuentan dichos espacios.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
En este campo vamos a realizar una mirada rápida a un grupo de ciudades medias que, a través de
diversas formas de cambio urbano, han conseguido por un lado posicionarse en el mapa de lo
global, y por otro han sido capaces de generar unos recursos económicos positivos para su
territorio urbano.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El complejo consta de un área de 1.280 Has donde se incluyen apartamentos de lujo con puerto
deportivo privado (unos 110 amarres en el puerto deportivo privado que se encuentran en un frente
marítimo de 1.6 kilómetros), una playa privada, un centro de convenciones, un hotel cinco estrellas
(el Hilton Malta, que con sus cien metros es el único rascacielos de Malta, incluyendo sedes
corporativas como Barclays Bank o the Global Software of Germany), así como una sucesión de
tiendas y restaurantes entre las que se encuentran marcas de alto nivel como Prada, Moschino,
Cartier o Versace.
El complejo se erigió en uno de los primeros puertos deportivos europeos sin gases contaminantes,
consiguiendo diversos premios internacionales como el Premio de Plata en la categoría Best
Marina Development Category de los premios Internacional Property Awards en 2005.
Estamos ante un claro ejemplo de cambio de modelo turístico mediante la revalorización de una
determinada área urbana en el frente marítimo a través de la construcción de un complejo turístico
para la atracción de visitantes extranjeros con alto poder adquisitivo para poder competir en un
mundo cada vez más globalizado con otros espacios similares (Marina Frapa en Croacia, KOS
Marina en Grecia, Marina di Porto Cervo en Cerdeña,…).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
La Rochelle en la ciudad de dicho nombre (116.000 habitantes) fue concebida como un punto de
partida para la regeneración urbana parcial de la ciudad así como un instrumento para la
reconversión económica de la región.
Se preveía la construcción de “un .parque tecnológico. con dos centros tecnológicos, uno dentro
del área de la arquitectura y la industria náutica y el otro dentro del área agroalimentaria, y sobre
todo un polo de innovación económica de 4.000 m2; el Technoforum, un edificio de arquitectura
geométrica que simbolizaba la modernidad ;un parque de la francofonía, que incluía un colegio
universitario francófono, así como un centro de formación destinado a los extranjeros
(Eurocentre), una residencia universitaria para estudiantes y un instituto de hostelería. Por último,
un primer esbozo de un .parque universitario incluía el Instituto Universitario de Tecnología (IUT),
una escuela superior de comercio (1986), una escuela de ingeniería, la Escuela de Ingeniería de
Sistemas Industriales (EIGSI), y un edificio destinado a albergar la deslocalización de un DEUG
de derecho (1990) de la Universitè de Poitiers, junto con alojamientos estudiantiles”
(MARTINIÈRE, 2007).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Fig.2 Localización espacial de las tres actuaciones urbanísticas analizadas. Fuente: PGOU Santander
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
aumentar ese continuo urbano entre Santander y dichos núcleos colindantes, la reorganización de
los sistemas de transporte tanto ferroviarios como de autobuses pueden contribuir a una mayor
vertebración (mediante mejora de trazado para la reducción de tiempos, aumento de la
frecuencia,…) del sistema metropolitano.
“La oportunidad que brinda este proyecto es única, cara entre otros a la consecución de un modelo
de transporte eficaz y coordinado que permita establecer medidas de transporte altamente eficaces
cara a su uso por el ciudadano tanto de Santander como de los municipios limítrofes” (Plan de
Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Santander; 2009).
población. Por esto mismo se aprobó la Reordenación Urbanística del Frente Marítimo Portuario
de Santander, cuya finalidad es la completa integración de los antiguos muelles portuarios en el
entorno urbano.
Como ya se ha comentado, la colaboración institucional ha sido fundamental, ya que en la rubrica
del acuerdo han estado presentes todas las administraciones competentes (Ministerio de Fomento,
gobierno de Cantabria, Ayuntamiento de Santander, Puertos del Estado y Autoridad Portuaria de
Santander).
El principal objetivo del plan consiste en convertir al frente marítimo en un nuevo espacio urbano
de integración social, que regenere la calidad turística del municipio, con la incorporación de
nuevos espacios culturales (algunos de repercusión nacional) así como la expulsión a zonas
periféricas de usos industriales portuarios, donde se actúe como un “proyecto integral para
acometer de forma ambiciosa la eliminación de las barreras que separan al Puerto de la ciudad”
(Christian Manrique, presidente de la Autoridad Portuaria de Santander). Para entender la
magnitud de dicha actuación, la reordenación afectará a un área aproximada de 500.000 metros
cuadrados, con un frente marítimo de tres kilómetros de longitud, donde se concentra la mayor
parte de la actividad pesquera del área, un ocho por ciento del tráfico de mercancías del Puerto de
Santander así como un volumen de 140.000 vehículos anuales en la Estación Marítima.
Reformas urbanísticas de la ciudad de Santander, donde se observa la dimensión de los proyectos
en comparación con el resto del espacio municipal ya consolidado.
Fig. 3 “Reordenación de los espacios ferroviarios”
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
4. COMENTARIOS FINALES.
Como se ha podido apreciar, los efectos de la globalización pueden tener un mayor impacto
negativo, primero en ciudades medias sobre grandes áreas urbanas debido a su menor volumen
demográfico, así como a una menor proyección internacional (fundamental para atraer inversores
externos que rentabilicen los programas de actuación urbanística); y en segundo lugar, dicho
impacto será menor en aquellos sistemas urbanos de tamaño medio que articulen diferentes
entornos urbanos y que actúen sobre gran parte del territorio, que sobre aquellas regiones
altamente dependientes de una sola ciudad central.
Toda vez que un espacio territorial de ciudades intermedias se consolida, no puede detenerse en
cuanto a la programación de actuaciones urbanísticas para la renovación del tejido urbano, sino
que debe acometer estrategias de desarrollo urbano que doten a la ciudad de nuevos espacios que
mejoren la calidad de vida de las ciudades, supongan la atracción de capitales (tanto nacionales
como extranjeros) para nuevas formas de crecimiento económico y se integren tanto en la
configuración de la ciudad como en otros factores regionales (movilidad, educativos,…).
Referencias bibliográficas
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Spinola Development Company Limited
-Area metropolitana de Lisboa (2006): Estuarium; Edição da Grande Area Metropolitana
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sobre la dinámica de las áreas metropolitanas; Revista electrónica de Geografía y
Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona
-Autoridad Portuaria de Santander (2007): Puerto adentro; Intercomunicación de la
Autoridad Portuaria de Santander, nº 4, Julio-Noviembre 2007, pp. 4-8
-Ayuntamiento de Santander (2009): Plan de Movilidad Sostenible
-Ayuntamiento de Santander (2010): Avance PGOU de Santander
-BAIGORRI, A. (2001): Hacia la urbe global; Ed. Regional de Extremadura, pp. 167-183
-BARRIOS, S. (2003): Las metrópolis al principio del nuevo milenio: una agenda para el
debate
-CASTELLS, Manuel (1997): Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de loa
información. Ed. Taurus, Madrid
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
-VÁZQUEZ, A. (1999): El desarrollo local: una estrategia para el nuevo milenio; Revista de
Estudios Cooperativos nº 68; pp. 15-23
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Otra manera de reapropiación del espacio público es cuando la gente quiere ser escuchada y sale a
las calles a manifestarse. En Italia y en muchos otros países la crisis económica ha causado muchos
paros de los trabajadores y el mejor modo que la gente encuentra para ser escuchada es bajar a la
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
calle, apoderarse de ella como hacen cotidianamente los coches y marchar. Presentamos dos
ejemplos: una huelga de obreros en paro en Turín, y la huelga del “popolo viola” (pueblo violeta),
en el NO B-day para pedir las dimisiones del primer ministro italiano Silvio Berlusconi: gente que
pide derecho, que reclama su espacio.
Los dos pequeños ejemplos que hasta ahora hemos presentados son casos en que se manifiesta una
ruptura clara con las instituciones: la gente se fastidia y “baja” a protestar o a ocupar espacio de
manera simbólica. En muchos casos examinados esta manera de manifestar la necesidad de
políticas públicas, de espacio o de nueva socialidad tiene un éxito temporal limitado; la experiencia
nos enseña que hay que perseguir el objetivo constantemente.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Un ejemplo de esto son los huertos urbanos de Milán que representan, en el momento actual de
crisis ecológica, una nueva herramienta de recuperación del espacio urbano que puede mejorar la
ciudad a nivel ambiental y relacional. Los huertos urbanos presentados son parcelas para el cultivo,
en terrenos de la administración local. Se encuentran al norte de Milán y fueron plantados en los
años ’80, para crear una conexión entre el parque verdadero, Parco Nord Milano y la ciudad. Hoy,
en día, hay 35 pequeños huertos asignados a jubilados o desempleados con una completa previsión
de planificación y de gestión. Los huertos se adjudican durante un periodo de seis años y la tasa
anual es mínima, va desde los 12 euros hasta los 25 euros y se utilizan para cobrar el coste de
gestión de las herramientas, del agua y de la basura. «Sus objetivos principales son la recuperación
de espacios urbanos, la educación ambiental y la creación de espacios de socialización. […]
También son un instrumento que contribuye al diseño a escala humana de la ciudad, dotando de
carácter e identidad local al espacio público, respondiendo a la diversidad social y cultural de sus
usuarios, y a la complejidad de condicionantes climáticos, físicos y sociales» (MORÁN ALONSO,
2009)
3. Conclusiones
Frente a lo que hemos dicho antes, queda de manifiesto qua la población pide más espacio público.
Se necesita entonces repensar el concepto, extender los límites etimológicos y desbaratar las
normas de planificación.
En Italia, en realidad, la lucha por la cantidad y la calidad de los espacios públicos fue significativa
en los años ‘60 cuando por fin se definieron los estándares urbanísticos. Si bien el D.I. 1444/68 es
verdad que declaraba como dotación mínima de reservar a espacio público, actividades colectivas,
verde y aparcamientos, 18 m2 por habitantes, pero no se expresaba en su calidad. Esta dotación,
ejemplo de garantía de previsión de espacio público, fue enseguida administrada por las regiones y
no más por el estado, y nunca funcionó como un criterio de calidad de estos espacios.
Por eso en conclusión creo fundamental que el urbanismo continúe cuestionándose su cómo poder
garantizar un espacio público de calidad. Tendríamos que empezar a ver la ciudad como un
conjunto de espacios públicos y “vacios”, en los cual valorizar el significado social, valorizar las
redes de ciudadanos y asociaciones que en este trabajan.
Bibliografia
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
-BAIONI, M., BONIBURINI, I., SALZANO, E. (2009): “La città, la società, gli spazi pubblici”,
Convegno conclusivo 12 settembre, V edizione della Scuola di Eddyburg, Padova.
-DAVIS, M., (1990): The City of Quartz, London, Verso. (ed.it La Città di quarzo. Indagine sul
futuro a Los Angeles, Roma, Manifesto, 1999).
-FERRARA, F., (2006): “Le forme dello spazio pubblico”, Tesi di dottorato di Ricerca, Università
degli Studi di Napoli Federico II
-NORBERG-SCHULZ, C. (1980): Genus Loci, Towards a phenomenology of architecture, New
York, Rizzoli, (ed.it. Genius loci. Paesaggio Ambiente Architettura, Milano, Electa, 2003)
-MORÁN ALONSO, N., (2009): “Huertos urbanos en tres ciudades europeas: Londres, Berlín,
Madrid”, Trabajo de investigación tutelada, Universidad Politécnica de Madrid
http://www.noberlusconiday.org
http://www.parconord.milano.it/immagini?page=view&catid=24&PageNo=2&key=12&hit=1
http://www.spaziopubblicopalermo.org
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
1. INTRODUCCIÓN
El papel de los medios urbanos como lugares de intercambio de mercancías a escala regional ha
ido evolucionando hacia un ecosistema complejo en el que las dinámicas mercantiles se imponen
cada vez más a las puramente urbanas y sociales. Este hecho se constata de manera más clara en
los centros históricos de las ciudades. Se trata de lugares con un amplio recorrido como espacios
de aglomeración de actividades y servicios que, en los últimos años, han sufrido profundas
transformaciones en sus estructuras comerciales y, por consiguiente, en sus dinámicas funcionales
y en el propio paisaje urbano.
En el caso del centro madrileño, las nuevas dinámicas comerciales, que podemos definir como “de
tendencia”, están devorando las estructuras comerciales “domésticas”, lo cual pone en riesgo la
habitabilidad de su espacio residencial (problemas de tráfico, expulsión de la población, precios
del mercado inmobiliario…).
7 La presente comunicación forma parte del Trabajo de Investigación Tutelada realizado en el programa de doctorado
del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de
Madrid (UPM), bajo la tutela del catedrático Fernando Roch Peña.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
La fundación de núcleos complejos de población dio respuesta a una necesidad creciente de las
sociedades humanas: posibilitar un lugar de encuentro e intercambio de bienes y servicios. Las
ciudades permitieron la multiplicidad de actividades y el desarrollo de las sociedades cultivadas.
La actividad comercial ha sido, desde siempre, un elemento característico de las ciudades. Refleja
la sociedad que la habita, haciéndola visible en el espacio público.
Desde el desarrollo de los conceptos de “espacio urbano” (KRIER, 1981) y “paisaje urbano”
(CULLEN, 1974), la evaluación del comercio dentro de los núcleos urbanos ha sido una de las
variables caracterizadoras de la percepción de las ciudades. Este “paisaje” es resultado de la
interacción de los seres humanos, de sus aportaciones físicas e inmateriales, que dotan a la ciudad
de la cualidad de paisaje. La urbanización, la edificación, las actividades y los usos de una ciudad
son capaces de caracterizar un paisaje urbano particularizándolo de los demás, como queda
implícito en la definición que del concepto genérico de “paisaje” se plasmó en Convenio Europeo
del Paisaje del año 2000:
Se entenderá como paisaje cualquier parte del territorio tal como la percibe la
población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores
naturales y humanos.
La aparición del comercio es una de las variables que más pueden influir en la apreciación de este
paisaje urbano, ya que condicionan tanto la estética del zócalo edificado como el uso del espacio
público. Es por ello que en el proyecto de Plan de Paisajes Culturales que está realizando el
Ministerio de Cultura, se incluye como elemento identificativo de un paisaje cultural la actividad
desarrollada en el mismo (componente funcional en relación con la economía, formas de vida,
creencias, cultura...).
Las actividades económicas, como agentes de atracción de usuarios del espacio público,
determinan el uso que de él hace la población, estableciendo una particular percepción social del
paisaje urbano y una determinada configuración espacial del mismo. La afluencia de personas en el
espacio público atraídas por una actividad, como puede ser el consumo, establece la posibilidad de
generar un uso social del espacio común. (GEHL, 2006).
López de Lucio argumenta, en tres puntos, la importancia de las estructuras comerciales como
definitorias del carácter de los espacios urbanos:
69
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
3. El tránsito peatonal, tan característico del espacio público, tiene una de sus principales
motivaciones y atractivos precisamente en la oferta comercial distribuida por el tejido
urbano. (LOPEZ DE LUCIO, 1998)
Aparte de la importancia del comercio como elemento caracterizador del espacio público, su
principal función es la de abastecer y servir a la población residente del lugar donde se establece.
En la ciudad postindustrial (germen de la ciudad en la que hoy vivimos), el intercambio de bienes
y servicios se fue sofisticando gracias a los avances tecnológicos, ya sea en la producción como en
el transporte. Sin embargo, la estructura comercial urbana se ha mantenido formalmente hasta hace
muy poco tiempo. El tipo de mercancías fue variando, al igual que su modo de producción e
incluso el lugar de donde provenían. Aún así, la red de locales comerciales (la última etapa del
bien hasta llegar al comprador) ha permanecido vigente. Estos establecimientos, lugares físicos en
donde se realiza la adquisición de los bienes, se han localizado de forma tradicional en los bajos de
las edificaciones. Es mediante esta conexión visual a través de letreros o escaparates donde se ha
llegando a caracterizar la percepción del espacio urbano.
La confluencia de estos grupos sociales tan diversos, cada uno con sus necesidades y demandas,
crea un diálogo con los comercios que, respondiendo a las leyes del mercado, establece las
actividades que mayor rentabilidad saquen de esta posición estratégica en el conjunto de la ciudad.
70
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
cultural, que ha alcanzado a la sociedad española en los últimos 30 años, ha provocado toda una
revolución en los modos de distribución y venta de las mercancías. Como consecuencia, la
estructura comercial se ha debido actualizar para dar respuesta a las exigencias de las nuevas
pautas de consumo.
Nuestra sociedad del bienestar, ha ido desarrollando el llamado “consumo de masas” que crea el
apetito de satisfacer necesidades antes consideradas como secundarias. Con la apertura económica
que significó la adhesión a la Unión Europea en 1986, los mercados internacionales y las grandes
empresas multinacionales pasaron a tomar parte en los quehaceres económicos de las ciudades
españolas, abriendo las puertas a un nuevo consumo homogéneo y compulsivo. Por supuesto, este
hecho impuso importantes cambios, no sólo en la organización de las empresas (sociedades
anónimas, grupos de gestión multinacional), sino también en el espacio físico y funcional de los
núcleos urbanos. La modificación de los espacios y las formas de venta (supermercados, grandes
superficies, cadenas internacionales, marcas en franquicia...), se van imponiendo a los
establecimientos tradicionales, generando un proceso de profunda reconversión de la estructura
comercial.
Esta nueva configuración comercial tiene como origen una transformación mucho más profunda
producida en la sociedad y que podemos resumir en dos cambios notables: uno a nivel familiar y
otro a nivel individual.
Por una parte, la vida familiar tradicional, basada en el modo de producción doméstico, ha
desaparecido por la inserción de la mujer en la vida laboral y los nuevos modelos laborales que
expanden la jornada de trabajo. El resultado es la externalización al comercio de proximidad de
aquellas labores domésticas para las que ya no hay tiempo a lo largo del día, como se manifiesta en
la proliferación de establecimientos de comida para llevar o de reparto a domicilio. Otros servicios
como lavanderías, tintorerías, o de cuidado personal, como salones de belleza o peluquerías, se han
multiplicado en los últimos años. El problema de la limpieza del domicilio ha generado la creación
de empleos de asistencia doméstica, generalmente asumidos por la población inmigrante femenina;
y por supuesto, las nuevas modalidades de consumo apoyadas en las nuevas tecnologías, como es
Internet. En cualquier caso, el modelo familiar en el que el ama de casa se ocupaba del cuidado de
los niños, la alimentación, la limpieza e incluso la fabricación de ropa para la familia, ha
desaparecido en nuestros días y ahora nos apoyamos más que nunca en una estructura comercial
que ha debido adaptarse para cubrir las nuevas necesidades de esta sociedad tan ocupada.
A nivel individual, cada vez nos preocupamos más de nuestra apariencia física, destinando cada
vez más presupuesto a la adquisición de prendas de vestir, calzado o complementos. También el
modelado de la propia imagen personal ha cobrado mayor importancia, como se demuestra con la
aparición de nuevas actividades comerciales que nunca antes se habían dado en nuestras ciudades:
gimnasios, centros de bronceado, salones de estética, centros de dietética. Como enuncia Debord
en su “Sociedad del espectáculo”, la historia de la vida social del último siglo en los países
occidentales, se puede entender como “la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente
parecer”. El individuo no sólo “es” sino que se “representa”, y en la creación de este nuevo
“personaje social” es donde cobra importancia el consumo, ya que a través de la adquisición de las
mercancías se pueden colonizar diversos estratos de la vida social. La representación de esta
función se realiza en la ciudad, transformándola también a ella en un decorado.
Estos dos cambios sociales, uno a escala familiar y otro a escala individual se apoyan en la
aparición de las grandes cadenas multinacionales de distribución que ofrecen productos a precios
sin competencia, con una gran variedad y capacidad de renovación, que sustentan al nuevo
consumismo que se identifica con los productos de “usar y tirar”.
71
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
A estos cambios se les ha unido, desde hace unos 15 años, un cambio tecnológico producido por el
desarrollo de los medios de comunicación, que ha conseguido dar una nueva vuelta de tuerca en las
pautas de consumo. Alejados ya de la novedad de comprar telefónicamente desde nuestras salas de
estar (desde comida preparada a múltiples artículos que se ofrecen en la “teletienda”), ahora
encontramos una herramienta mucho más potente: Internet. La “red” ha revolucionado
principalmente el sector servicios. Ya podemos consultar online nuestras bancas informáticas,
reservar nuestras vacaciones y billetes de avión, usar un gran número de servicios inmobiliarios,
visionar películas y series de televisión o descargar música en formato mp3. Todos estos servicios
que antes tenían una presencia física en la ciudad se han ido reduciendo considerablemente.
Estos cambios en las pautas de consumo se aprecian más fácilmente en la ciudad consolidada
donde el espacio comercial es limitado. Los establecimientos, tradicionalmente situados en los
bajos de las edificaciones en forma de pequeños y medianos comercios, se han ido transformando
a lo largo del tiempo, manteniendo su escala. En esta situación, en la que el espacio comercial
disponible está restringido, los nuevos operadores comerciales se mueven en dos direcciones:
sustituyendo las actividades tradicionales localizadas en los bajos y colonizando las plantas
residenciales superiores.
En los centros históricos ha intervenido otro hecho que, en algunos casos, ha devaluado de forma
significativa la calidad del paisaje urbano: el desarrollo del turismo. Los turistas, como nuevos
agentes urbanos con una gran disposición al consumo de un determinado tipo de bienes (souvenirs,
productos típicos…), y una dependencia de los establecimientos hosteleros (hoteles, pensiones,
restaurantes…), han alterado de forma significativa la estructura comercial de los centros
históricos. En especial en el de aquellas ciudades medias que cuentan con un especial atractivo
turístico, como es el caso de Toledo, Segovia o Granada. El impulso económico que ha supuesto la
llegada del turismo ha provocado que sus centros históricos se conviertan en “parques temáticos”,
ofreciendo su patrimonio histórico como atracciones y reorganizando su estructura comercial para
apoyar este uso de la ciudad.
En el caso de Madrid, la transformación experimentada en los últimos 30 años se ha dirigido en
dos direcciones: una extensiva-territorial reflejada en el espectacular crecimiento del periurbano
madrileño en forma de grandes infraestructuras de transporte y desarrollos urbanísticos; y otra
aglomerativa-urbana, en el que el centro de la ciudad, especialmente la almendra central, se ha
densificado de actividades económicas (decreto Boyer) y, desde la incorporación de España en la
CEE en el 1986, ha registrado la llegada de inversores extranjeros y la incursión en la sociedad
capitalista occidental con respecto a los hábitos de consumo.
Para estudiar los cambios sufridos en la estructura comercial se ha utilizado el DUAE (Directorio
de Unidades de Actividad Económica) realizado anualmente, desde hace algo más de 10 años por
el Instituto de Estadística IESTADIS. Se trata de una base de datos en las que quedan registradas
todas las actividades catalogadas según unos códigos definidos en el CNAE (Clasificación
Nacional de Actividades Económicas), y para las que se ofrecen diversos datos referentes a su
localización (dirección postal, sección censal, distrito…), su año de apertura o el número de
trabajadores. Cada local queda clasificado, según su actividad, por un código de dos dígitos, que se
va segregando en sub-categorías hasta los cuatro dígitos 8 , lo que permite establecer con exactitud
cada tipo de establecimiento. Estos directorios están disponibles desde el año 1998 hasta el 2007,
periodo sobre el cual se ofrecen los resultados de este análisis.
8
Ejemplo: 01-Agricultura y ganadería, 0112-Cultivo de hortalizas. 52-
Comercio al por menor, 5221-Comercio al por menor de frutas y verduras.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
En esta primera tabla se pretende realizar una comparación del crecimiento del espacio económico
en Madrid. Las mayores tasas de crecimiento se han producido fuera de la almendra central,
coincidiendo con el impresionante desarrollo del periurbano madrileño. En los distritos interiores a
la M30 la tasa es algo superior al 10%. En este espacio, correspondiente con una ciudad
consolidada, el espacio destinado a comercio ha podido incrementarse principalmente por la
sustitución de actividad residencial por actividades económicas en aquellos barrios con una imagen
representativa de alto standing, como puede ser el barrio de Salamanca o los alrededores de la
Castellana. En el distrito centro, en donde el espacio físico destinado a la actividad comercial es
más limitado, se presenta una tasa de crecimiento mucho menor (cerca de un 5%). En este espacio
central lo interesante no es ver el crecimiento de la estructura comercial (ya que es casi
inexistente), sino la transformación de la misma.
Tampoco en un primer análisis de los grupos de actividades predominantes se aprecia una especial
alteración en los porcentajes de cada una de ellas. Tan sólo cabe destacar el aumento de
actividades empresariales e inmobiliarias en el espacio de la almendra central de Madrid.
1998 2007
almendra centro almendra centro
actividad comercial 34,00 35,00 35,00 35,00
hostelería 11,00 21,00 12,00 19,00
actividades financieras 5,00 3,00 5,00 2,00
actividades empresariales e
inmobiliarias 27,00 24,00 36,00 25,00
educación 2,00 3,00 2,00 2,00
actividades asociativas y recreativas 4,00 7,00 4,00 7,00
Elaboración propia a través del análisis del DUAE
De estas actividades, las financieras, las empresariales e inmobiliarias, así como las de educación,
se suelen localizar en edificios exclusivos o en oficinas situadas en plantas superiores de edificios
residenciales. Se trata de actividades que suponen la afluencia de un gran número de población
trabajadora que se desplaza diariamente el centro en horario laboral.
La actividad comercial y la hostelería se localizan en los locales de planta baja, por lo que son
estos establecimientos los que tienen una especial repercusión en el uso y la percepción del espacio
público. Son los principales atractores de la actividad consumista.
73
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
74
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
especializado, en el que las actividades predominantes van ocupando los espacios disponibles,
eliminando aquellas actividades que, al ser menos rentables, no tienen capacidad de mantenerse.
La actividad residencial debe encontrar en su espacio comercial más próximo los establecimientos
dedicados a la adquisición de los más básicos bienes de consumo (comida, bebida, enseres para el
hogar, productos para el aseo personal, servicios básicos y espacios de socialización a pequeña
escala) y además una serie de establecimientos complementarios de asistencia a las labores
domésticas (talleres de reparación…), que cada vez son más complejos debido a la externalización
de las labores domésticas (comida para llevar, lavanderías, peluquerías). Como ya se ha explicado
en el apartado anterior, este tipo de establecimientos están siendo sustituidos por negocios de otra
naturaleza que no cuentan con la población residente como principal clientela (tiendas de
souvenirs, ocio nocturno, moda). El comprador “global” ha vencido, en el espacio central
madrileño, al comprador “local”. Y seguirá siendo así, aún más ahora que la conexión con los
trenes de cercanías ha llegado hasta la estación de la Puerta del Sol, acercando el centro madrileño
a un mayor número de visitantes-consumidores. Los comercios asentados en esas áreas centrales,
al exponerse a un diverso y amplio número de visitantes son capaces de mantener su “eficiencia”
elevando los precios de los productos, ya que se ofrecen a estos nuevos compradores.
Hay que destacar además cómo determinados espacios centrales se han convertido en áreas
residenciales “de moda”, (como ocurrió de forma muy significativa en Chueca o como puede
ocurrir en la Latina o en la zona de San Bernardo), que han atraído a nuevos habitantes que
responden a perfiles de rentas medias altas, profesionales jóvenes solos o en pareja, que buscan
también en su vivienda un elemento de representación. Mientras, los residentes tradicionales
encuentran dificultades para realizar sus compras cotidianas, los comercios de proximidad ya no
están tan cerca y dejan de encontrar establecimientos adecuados a su nivel de renta o a su modo de
vida. En estas zonas, se produce además un incremento en los precios del mercado inmobiliario 9 ,
paralelo al nuevo perfil comercial. Como consecuencia, se produce un nuevo tipo de exclusión
social, el de aquellos residentes que dejan de estar integrados en el nivel económico de su espacio
residencial. (GARCIA BALLESTEROS, 2000)
Para el distrito centro de Madrid, basta con realizar un análisis social y demográfico a través de los
datos del Padrón Continuo de habitantes que está disponible también en el Instituto de Estadística
de la CAM, para identificar este proceso de gentrificación. Realizando un estudio paralelo al de la
actividad comercial, se presentan los datos referentes a los años 1998-2007.
9
El precio medio del m2 de viviendas en venta en la zona de Fuencarral pasó de poco más de 4.000€/m2 en 2005 a casi
5.500€/m2 en 2008. Algo más del 30% en tan sólo 3 años. Datos elaborados por Cristina Fernández en los trabajos
preparatorios del Trabajo de Investigación Tutelado sobre el mercado inmobiliario madrileño.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
En el caso del distrito Centro, no sólo se aprecia el incremento de población en edad trabajadora,
sino que también se hace evidente el descenso de la población de mayor edad, mientras que la tasa
de natalidad (que para el total del municipio ha crecido) se mantiene constante. El aumento de la
población total en este espacio central, en el que el parque inmobiliario es constante (no se ha
aumentado la superficie de uso residencial), está causado por la llegada de inmigrantes que se han
establecido en los barrios más degradados (Lavapiés) y la renovación de inmuebles impulsada por
los planes de acción realizados por la Oficina Centro del Ayuntamiento de Madrid desde el 2004.
La edad media en el distrito Centro descendió en estos años casi un 10%. La inmigración ha
supuesto uno de los cambios más notables del universo social, ya que ascendió de un 13 a un 32%
de la población total. La renta media se distribuyó de forma diversa en los barrios del norte y el sur
del distrito. Esta polarización coincide con la localización de los inmigrantes (Embajadores y Sol)
y la organización de espacios de representación residencial (Palacio, Cortes, Justicia y
Universidad) y comercial (en estos barrios se encuentra la concentración de establecimientos de
tendencia y de ocio).
Los nuevos modelos comerciales de máxima centralidad provocan una nueva carga simbólica en el
lugar en el que se establecen, por lo que su repercusión en el espacio público es inmediata.
Mientras que, por un lado, la actividad comercial se produce de forma espontánea (no existe
76
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
planificación), dando respuesta a intereses mercantiles; por otro, el espacio público acaba
acondicionándose a las nuevas funciones que adoptan, derivadas de los nuevos comercios.
En el centro de Madrid, aquellas zonas en las que se ha producido una mayor concentración de
comercio y, como consecuencia, han sufrido un aumento en el número de visitantes, se ha alterado
la estructura espacial “natural” existente, produciéndose desequilibrios como problemas de tráfico,
accesibilidad o pérdida de habitabilidad. Es difícil intervenir, desde las administraciones públicas o
desde el planeamiento, en las dinámicas mercantiles que provocan estos cambios, ya que se rigen
por intereses privados que, normalmente, no tienen ninguna vinculación con el espacio urbano en
el que se localizan sus establecimientos. Sin embargo, desde el ayuntamiento de Madrid se han
elaborado diversas propuestas para “acondicionar” el espacio público a este nuevo escenario.
La accesibilidad, desde otras partes de la ciudad hacia el distrito Centro, cada vez es mayor gracias
a la promoción del transporte público. Sin embargo, esto ha producido una mayor afluencia de
visitantes que, unidos a las aglomeraciones de tráfico, generó un problema de accesibilidad local.
Sobre todo en las vías de menores dimensiones en las que las aceras no son lo suficientemente
amplias para los peatones y las calzadas se veían invadidas por peatones y vehículos. Esta
“batalla” la han ganado los peatones en las calles con una mayor concentración de comercio de
tendencia (ya sea establecimientos de ropa y complementos o bares). A finales del año pasado se
finalizaron las obras de peatonalización de la Puerta del Sol y Callao que, completadas con Arenal,
Montera, Preciados, el Carmen, Fuencarral y Huertas, han diseñado un espacio público a la medida
de la actividad comercial tan intensa que se ha organizado en los últimos años.
5. CONCLUSIONES (Y REFLEXIONES)
Las nuevas pautas de consumo repercuten, de forma decisiva, en diferentes dimensiones de nuestra
ciudad. El primer paso es la reorganización de la estructura comercial, pero el espacio de consumo,
77
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
en el centro de Madrid, ya no puede limitarse a los establecimientos, sino que incluye los lugares
públicos y privados, zonas de estancia, de relación, representación o socialización. El centro
madrileño es hoy un gran espacio de aglomeración de actividades terciarias y de servicios
(principalmente dedicadas al ocio y la creación del personaje social), en el que parece que se ha
dejado de lado la función de la ciudad como espacio residencial y sus propias necesidades.
El comercio de proximidad entendido como “dotación” del espacio urbano determina que un barrio
sea más habitable. Ante los cambios sociales y de consumo, que han puesto en marcha los
procesos concentración/descentralización de los servicios de distribución comercial, se pone en
crisis el espacio urbano/comercial tradicional.
En efecto, no sólo la presencia del comercio, sino la estructura del mismo, determinan el uso del
espacio público, las relaciones sociales y el modelo de vida de sus habitantes; es decir, el paisaje
urbano. Es tal la incidencia que tiene el comercio en el espacio público y residencial que, desde el
ayuntamiento se proponen actuaciones encaminadas a incidir sobre la estructura comercial como
punto de apoyo para la revitalización de aquellas zonas del distrito Centro que están más
degradadas.
Si el centro de Madrid se está convirtiendo en un parque temático, ¿qué papel nos queda a
los residentes? Simples figurantes. (ASOCIACIÓN DE VECINOS “SOMOSCENTRO”)
En un centro urbano como el madrileño, con una estructura comercial histórica, otra forma de
incidir en la mejora de la habitabilidad residencial es preservando los establecimientos
tradicionales que aún hoy se conservan. Algunas de estas actividades singulares e históricas
cuentan, además, con un valor representativo que las hace formar parte de nuestra memoria
10
De los 500.000 € destinados al Plan de Embajadores, sólo un 20% van dirigidos a la promoción directa del comercio
minorista, el resto se destina a la organización de actividades de dinamización (festival de bollywood, mercadillos,
festival de jazz o iluminación navideña) y promoción (elaboración guía gastronómica, planos guía de ocio nocturno o
distribución de soportes publicitarios).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
colectiva, como ocurre con las tiendas textiles y costura en la plaza de Pontejos o las casas
numismáticas en la Plaza Mayor.
Figura 5. Imágenes del mercado de San Miguel a principios de siglo XX, en los años 80 y en
la actualidad.
Bajo las leyes del mercado, el distrito centro se está convirtiendo en un lugar de representación
social y consumo. Esta dinámica de transformación de la estructura comercial en los centros
urbanos se está produciendo, de una u otra forma, en todas las ciudades occidentales. (MUÑOZ,
2008). Se trata de un efecto de la sociedad capitalista que dota a los espacios de mayor
representatividad de un nuevo valor económico capaz de transformar el espacio comercial,
residencial y, finalmente, el paisaje urbano, en un espacio globalizado.
6. BIBLIOGRAFÍA
DEBORD, G. (1967): La sociedad del espectáculo. Se puede descargar un pdf con la traducción al
castellano en www.sindominio.net/ash/espect.htm
11
Elaborado por la Cámara de Comercio en 1986. En la actualidad está descatalogado, pero se puede consultar en la
biblioteca del Instituto de Formación Empresarial. Se trata de siete volúmenes en los que se identifican los
establecimientos comerciales según las zonas de la capital.
79
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
MUÑOZ, F. (2008): Urbanalización. Paisajes comunes, lugares globales. Editorial Gustavo Gili,
Barcelona.
SANTOS, M. (1996): A naturza do spaço. Tecnica e tempo. Razao e emoçao. São Paulo,
HUITEC.
En internet:
Plan de Paisajes Culturales. Ministerio de Cultura
www.mcu.es/patrimonio/MC/IPHE/PlanesNac/PlanPaisajesCulturales.html
80
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Resumen
Una de las metáforas clásicas consiste en comparar la ciudad con el cuerpo, con un organismo
viviente. La ciudad es, en efecto, un ente vivo, que crece, cambia, se modifica en función de los
acontecimientos históricos, sociales, políticos, culturales, etc. Asimismo, son numerosos los
nombres y calificativos relacionados con la anatomía humana que se aplican a la ciudad, como por
ejemplo, el corazón de la ciudad, el centro neurálgico, las arterias, la circulación, el pulmón de la
ciudad, etc. Aunque en el ámbito del urbanismo el lenguaje que relaciona la ciudad con un cuerpo
humano se ha ido generalizando a lo largo del siglo XX, ya desde el siglo I a. C. el arquitecto
romano Vitruvio proponía la construcción de la ciudad en función de las proporciones del cuerpo
humano. Por otra parte, podemos encontrar ejemplos de estas metáforas que identifican el espacio
urbano con un organismo vivo en la literatura de todas las épocas, que no sólo ha aprovechado las
ya existentes sino que ha generado otras nuevas, como es el caso de la novela de Émile Zola El
vientre de París, que equipara el mercado central de la capital francesa con un enorme estómago.
En la segunda parte de este trabajo pretendemos mencionar los fenómenos lingüísticos más
importantes que tienen lugar en el contexto urbano. La ciudad constituye un escenario privilegiado
para la investigación lingüística, ya que es motor del cambio y de la innovación dentro de la
lengua, y en este ámbito ocurren procesos tales como la diferenciación diastrática de la lengua
(según la clase social), la planificación lingüística, así como el contacto de lenguas, ya sean
vernáculas o bien como consecuencia de procesos migratorios. Intentaremos analizar brevemente
estos procesos aportando ejemplos de ciudades como Nueva York, Montreal, Madrid o Barcelona.
1. INTRODUCCIÓN
En la literatura y la lingüística contemporáneas, la ciudad se ha convertido en tema fundamental y
foco de innovación. A través del quiasmo que da título a nuestro artículo –y cuya finalidad es
mostrar la estrecha relación que existe entre los dos conceptos, lenguaje y ciudad– pretendemos
acercar brevemente al lector al valor metafórico del espacio urbano en la literatura y al papel como
centro de difusión y campo de exploración que desempeña en el estudio de la lengua.
2. LA CIUDAD EN EL LENGUAJE
La ciudad es el lugar donde el hombre vive, trabaja, se relaciona y se comunica con sus
semejantes. El espacio urbano es, en consecuencia, un espacio afectivo, o antropológico –según la
terminología de Marc Augé–, cargado de significaciones. La literatura y el arte ofrecen testimonio
de la importancia de la ciudad, que se convierte en marco e incluso en protagonista de la acción en
numerosas obras, especialmente desde el inicio de la Modernidad –y el Spleen de Paris de Charles
Baudelaire constituye un buen ejemplo, con la ciudad como elemento fundamental desde el título.
El cine, arte por excelencia del siglo XX, tiene también el espacio urbano como decorado principal
en muchas ocasiones. La importancia de la ciudad en todas las artes, y sobre todo en la literatura,
ha dado origen a múltiples símbolos, metáforas, comparaciones y todo tipo de figuras retóricas
relacionadas con el paisaje urbano.
81
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Italo Calvino, en su artículo “Los dioses de la ciudad”, yuxtapone estas dos visiones del espacio
urbano: la ciudad como máquina y la ciudad como ser vivo. La comparación de la ciudad con una
máquina es pertinente en el sentido de que permite conocer su funcionamiento, su utilidad; en
resumen, que la ciudad sirve para ser habitada.
Le Corbusier, en la Carta de Atenas (1943), texto que recoge las conclusiones del IV CIAM
(Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), celebrado en 1933 en Atenas, y cuyo tema
principal había sido, precisamente, “La ciudad funcional”, establece las cuatro grandes “funciones”
humanas: habitar, trabajar, divertirse y desplazarse o circular, que todos los ciudadanos llevan a
cabo en el medio urbano. Esta carta –texto fundador del urbanismo moderno– expone los medios
para mejorar las condiciones de vida en la ciudad moderna, que debe permitir el desarrollo
armonioso de estas funciones fundamentales, y presenta en 95 puntos un programa para la
planificación y la construcción de las ciudades basado en la creación de zonas independientes para
las cuatro “funciones” señaladas: la vida, el trabajo, el ocio y las infraestructuras de transporte. La
Carta de Atenas ha sido muy criticada por la visión excesivamente rígida del urbanismo que
ofrece, ya que hoy en día se concibe la ciudad no como un plano dividido en compartimentos
estancos, sino como una red en la que todas las funciones, los lugares y los individuos se
interrelacionan.
[...] la comparación con el organismo viviente en la evolución de la especie [...] puede decirnos algo
importante sobre la ciudad: cómo pasando de una era a otra las especies vivientes o adaptan sus órganos a
nuevas funciones o desaparecen. Lo mismo pasa con la ciudad. Y no hay que olvidar que en la historia de la
evolución cada especie se lleva consigo caracteres que parecen restos de otras, puesto que no se corresponden
ya con necesidades vitales [...]. Así, la fuerza de la continuidad de una ciudad puede consistir en caracteres y
elementos que no parecen hoy imprescindibles porque están olvidados o contraindicados para su
funcionamiento actual. (CALVINO, 1995: 310-311)
El propio Le Corbusier, en su libro A propósito del urbanismo, escribe sobre los cambios que se
han producido en la estructura de la ciudad a medida que la velocidad de los medios de transporte
ha ido aumentando (cf. LE CORBUSIER, 1980: 7). Cada movimiento que se opera en la sociedad
–ya sea lento y gradual o rápido y súbito– deforma y readapta o degrada de manera irreparable el
tejido urbano, su topografía, su sociología, su cultura institucional, su cultura de masas y su
antropología.
En el momento actual, la metrópoli es diversa y compleja, y cada uno de sus elementos forma parte
de un plano “intrincado y fluido, difícil de reconducir a la esencialidad de un esquema”
(CALVINO, 1995: 312) tan simple como el propuesto por aquellos primeros urbanistas.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
En el interior de este tejido urbano hay órganos que la ciudad necesita para su correcto
funcionamiento. Se suele hablar del corazón de la ciudad, de las arterias, del centro neurálgico...
Diversos nombres y calificativos relacionados con la anatomía humana se aplican a la ciudad, lo
que confirma nuestra hipótesis acerca de las metáforas corporales. Los propios urbanistas emplean
este vocabulario en sus proyectos cuando hablan de las arterias de una ciudad, para referirse a las
grandes vías de circulación por las que se desplazan los ciudadanos y los vehículos, que, a su vez,
se convierten en la sangre de la ciudad, al ser denominados “circulación”; el corazón, al hablar del
centro de la ciudad, de su casco antiguo, de la plaza mayor; la espina dorsal o columna vertebral,
que es la principal vía pública que atraviesa y comunica la ciudad; el centro neurálgico que, en
general, designa el núcleo político o económico de la ciudad, el foco administrativo, institucional o
empresarial; los pulmones de la ciudad, que son sus parques, jardines públicos y zonas verdes, etc.
Se habla también de las zonas “cancerosas” o enfermas de la ciudad, o de sanear ciertos barrios. Le
Corbusier habla de la “lepra de los suburbios” que debía desaparecer con la mejora de las
condiciones de vida y de trabajo de las masas obreras en la gran ciudad moderna.
Aunque, en ocasiones, estas expresiones pueden ser empleadas por los urbanistas o por los poderes
públicos de una manera interesada y eufemística, aportan riqueza y matices al lenguaje sobre la
ciudad. El hecho de que la literatura haya incorporado estas metáforas y comparaciones a su
discurso constituye una buena prueba de ello.
En realidad, la identificación entre forma urbana y forma humana es un tópico casi ancestral. Uno
de sus momentos culminantes es el Renacimiento. Desde Vitruvio (siglo I a. C.), la naturaleza ha
sido un referente fundamental, tanto para la arquitectura como para el urbanismo. Los arquitectos
renacentistas se interesaron en ella en busca de una legitimación de orden superior: la naturaleza
representaba lo divino, todo lo positivo que la ciudad debía imitar. Perseguían también la belleza,
puesto que la naturaleza había sido reconocida por todos como un ideal de armonía y equilibrio
(vid. GARCÍA VÁZQUEZ, 2006: 120). Es por esto por lo que la arquitectura imita a la naturaleza
y, en ocasiones, al cuerpo humano.
Una muchacha corintia, de buena familia, dispuesta ya para sus esponsales, enfermó y murió. Tras el funeral,
su sierva recogió en un cestillo las vasijas y las copas que la muchacha amó en vida y las llevó al monumento,
dejándolas en lo más alto del mismo. Cubrió el cestillo con un ladrillo garantizando así el que sus
pertenencias la sobrevivirían tanto más que si el cesillo hubiera quedado abierto. Por caso, colocó el cestillo
sobre una raíz de acanto que, a pesar de estar sometida al peso del cestillo, floreció en primavera con
profusión de tallos y hojas. Los tallos al crecer, forzados por la presencia del ladrillo sobre el cestillo, se
rizaron, formando volutas en los ángulos. Calímaco, a quien por la elegancia y el refinamiento de sus labras
llamaban Catatechnos los atenienses pasó frente al monumento y reparó en el cestillo y en las tiernas hojas.
Atraído por el conjunto y la novedad de aquella forma, labró para los corintios columnas inspiradas en aquel
modelo, fijando así las normas de sus proporciones. (VITRUVIO apud MONEO VALLÉS, 2005: 13)
Todo esto se ha reflejado también en las artes plásticas, que han representado paisajes urbanos y
edificios con características y rasgos antropomorfos. La pintura juega con los panoramas naturales,
los arbustos y las rocas se combinan para crear perfiles y siluetas humanas. Incluso las antiguas
cartas geográficas daban formas humanas a las tierras y ciudades representadas.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
en la novela como en otros géneros literarios, y tanto en la obra de autores occidentales como en la
literatura oriental.
Ya hemos hablado sobre las arterias de la ciudad, sobre su corazón. He aquí un ejemplo extraído
de la novela La télévision de Jean-Philippe Toussaint. El narrador sobrevuela en avión la ciudad de
Berlín y describe el paisaje urbano que observa desde el aire, utilizando varias metáforas
organicistas.
Vu d’en haut, à trois ou quatre cents pieds d’altitude, la ville, immense, que le regard ne pouvait embrasser
d’un seul coup tant elle s’étendait de toutes parts, semblait être une surface étonnamment plate et régulière
[...] que traversait parfois une grande artère, où l’on pouvait suivre la progression de minuscules voitures [...].
Je reconnaissais ici ou là quelque monument dont les formes caractéristiques se profilaient en contrebas, la
Siegessäule, isolée au cœur de son étoile d’avenues presque désertes [...]. (TOUSSAINT, 2002: 178-179)
Para el narrador de La télévision, la autopista que atraviesa Berlín parece un “brazo tendido en
dirección a los confines de la Funkturm” (TOUSSAINT, 2002: 49); y por ella se puede observar el
avance de los vehículos, que circulan como un líquido que fluye por las arterias de la ciudad.
Puis, avant de traverser, [...] je dus attendre le passage de nouveaux flux de voitures, qui se présentaient
toujours par vagues successives, ne laissant entre elles qu’une courte respiration avant le déferlement bruyant
de la vague suivante. (TOUSSAINT, 2002: 50)
Si la ciudad es un cuerpo, el suelo, sus superficies son la carne de este enorme ser vivo. Para Boris
Vian, en L’écume des jours, la tierra sobre la cual caminan los personajes es un músculo tibio y
palpitante, hollado una y otra vez por los paseantes.
Il marchait le plus vite possible, mais ses pieds enfonçaient dans la terre chaude qui, partout, reprenait
lentement possession des constructions et de la route. […] Il pressa le pas, arrachant ses pieds des trous qu’ils
formaient dans le sol. La terre se resserrait aussitôt, comme un muscle circulaire, et il ne subsistait plus
qu’une faible dépression à peine marquée, elle s’effaçait presque immédiatement. (VIAN, 2006: 241-242)
Y bajo la superficie, bajo la piel de la ciudad, están sus entrañas: los subterráneos, las tuberías, los
túneles por los cuales circula el metro. Las vías del metro son, según la descripción de Francisco
Umbral en Mortal y rosa, los intestinos férreos que atraviesan el alma de la metrópoli; y la
estación subterránea, un “inmenso útero latiente”:
Volver al Metro. Cuando una ciudad tiene acacias, soles provincianos, cerveza, cuando una ciudad ignora el
intestino férreo que le corre por el alma, el hombre de la calle, dicen, el hombre de debajo de la calle [...] era
cuando entrabas en el metro batiendo fuerte las puertas de hierro, inmenso útero latiente de multitud, de
olores, de vendedoras de carteles... (UMBRAL, 2007: 127)
Émile Zola, con su novela El vientre de París, ha creado una nueva metáfora verdaderamente
productiva al comparar el mercado de Les Halles con un estómago gigante, el vientre que digiere
el alimento y que genera los desechos de París. El edificio se convierte en símbolo de la
Modernidad, del crecimiento y la degeneración de la gran ciudad moderna, de los celos y la
avaricia, de la lucha de clases, de las fortunas amasadas por los gordos burgueses, de la abundancia
pero también de la pobreza, de la mezquindad, de la mediocridad de una clase media que aspira a
ascender en la escala social a cualquier precio.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Il revoyait les fenêtres luisantes des boulevards, les femmes rieuses, la ville gourmande qu’il avait laissé par
cette lointaine nuit de janvier ; et il lui semblait que tout cela avait grandi, s’était épanoui dans cette énormité
des Halles, dont il commençait à entendre le souffle colossal, épais encore de l’indigestion de la veille.
(ZOLA, 1974: 21-22)
Maintenant il entendait le long roulement qui partait des Halles. Paris mâchait les bouchées à ses deux
millions d’habitants. C’était comme un grand organe central battant furieusement, jetant le sang de la vie dans
toutes les veines. Bruit de mâchoires colossales, vacarme fait du tapage de l’approvisionnement, depuis les
coups de fouet des gros revendeurs partant pour les marchés de quartier, jusqu’aux savates traînantes des
pauvres femmes qui vont de porte en porte offrir des salades, dans des paniers. (Ibíd.: 52-53)
Les Halles géantes, les nourritures débordantes et fortes, avaient hâté la crise. Elles lui semblaient la bête
satisfaite et digérant, Paris entripaillé, cuvant sa graisse, appuyant sourdement l’empire. Elles mettaient autour
de lui des gorges énormes, des reins monstrueux, des faces rondes, comme de continuels arguments contre sa
maigreur de martyr, son visage jaune de mécontent. C’était le ventre boutiquier, le ventre de l’honnêteté
moyenne, se ballonnant, heureux, luisant au soleil, trouvant que tout allait pour le mieux, que jamais les gens
de mœurs paisibles n’avaient engraissé si bellement. (Ibíd.: 226)
Como símbolo de la Modernidad, el mercado central es una construcción de acero y cristal, una
enorme máquina moderna:
[...] elles apparurent comme une machine moderne, hors de toute mesure, quelque machine à vapeur, destinée
à la digestion d’un peuple, gigantesque ventre de métal, boulonné, rivé, fait de bois, de verre et de fonte,
d’une élégance et d’une puissance de moteur mécanique, fonctionnant là, avec la chaleur du chauffage,
l’étourdissement, le branle furieux des roues. (ZOLA, 1974: 44-45)
La strada adesso era in leggera discesa e si vedeva Palermo vicina completamente al buio. Le sue case basse e
serrate erano oppresse dalla smisurata mole dei conventi; di questi ve ne erano diecine, tutti immani, spesso
associati in gruppi di due o di tre, conventi di uomini e di donne, conventi ricchi e conventi poveri, conventi
nobili e conventi plebei, conventi di Gesuiti, di Benedettini, di Francescani, di Cappuccini, di Carmelitani, di
Liguorini, di Agostiniani... Smunte cupole dalle curve incerte simili a seni svuotati di latte si alzavano ancora
piú in alto, ma erano essi, i conventi, a conferire alla città la cupezza sua e il suo carattere, il suo decoro e
insieme íl senso di morte che neppure la frenetica luce siciliana riusciva mai a disperdere. (TOMASI DI
LAMPEDUSA, 2002: 44)
En la novela Paesi tuoi de Cesare Pavese, la descripción del entorno, la personificación de los
elementos naturales y una adjetivación rica en matices transforman el paisaje en el verdadero
protagonista de la narración. Las colinas, los campos sembrados, el cielo, adquieren rasgos
humanos, y los personajes entablan un diálogo con ellos. El mejor ejemplo de antropomorfismo lo
encontramos en la metáfora que identifica las colinas con los pechos de una mujer; comparación
que el protagonista de Paesi tuoi repite una y otra vez. En su opinión, la granja donde vive está
situada entre dos colinas que parecen dos senos. El paisaje aparece cargado, por lo tanto, de
connotaciones eróticas.
Me vuelvo y veo otra vez la colina del tren. Había crecido y parecía totalmente una teta,
completamente redonda en las laderas y con un mechón de árboles que la manchaba en la
punta. Y Talino se reía para sí, como un palurdo, como si estuviera de verdad ante una
mujer que le mostrara la teta. Apuesto a que nunca antes lo había pensado. (PAVESE,
2001: 31)
Miro hacia arriba los murciélagos que vuelan y veo ante mí, toda rosada, la colina del tren,
con su pezón en la punta, sus luces en la ladera, y me vuelvo, pero la casa esconde la otra
que se veía desde la era. Estamos en medio de dos mamas, digo; aquí nadie lo piensa, pero
estamos entre dos mamas. (Ibíd.: 40)
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Es curioso el hecho de que la ciudad sea representada por la figura de una divinidad femenina y no
por una masculina. De la misma manera, el espacio de la ciudad aparece a menudo en la literatura
como el cuerpo de una mujer que hay que conquistar y ocupar. Un buen ejemplo lo encontramos
en la obra de Agustín de Foxá, escritor y embajador español en Rumanía durante el periodo de
entreguerras, que describe –en su relato Misión en Bucarest– los paseos del protagonista por la
ciudad como la toma de posesión del cuerpo de una mujer: “Julio tomaba íntegra posesión de la
ciudad como si se tratara de una mujer” (FOXÁ, 1965: 52). La capital rumana se presenta como un
espacio sensual y sensorial recorrido de un extremo al otro por el protagonista, que penetra en los
rincones más profundos de la ciudad (PEÑALTA, 2009: 143).
En este sentido, es realmente interesante el caso de Le città invisibili de Italo Calvino, un conjunto
de textos sobre ciudades imaginarias con nombres femeninos. El autor bautiza cada una de las 55
ciudades con un nombre de mujer, la mayoría de ellos de origen griego –Dorotea, Isaura, Zoe,
Eufemia, Tecla, Irene–; pero también los hay de origen hebreo –Tamara–; árabe –Zaira, Zora,
Zenobia–; latino –Olivia, Octavia, Clarisa–; germánico –Valdrada, Adelma, Olinda–; ruso –
Fedora–, e incluso guaraní –Raísa. Muchos de ellos proceden de la mitología clásica, como Baucis,
Pirra o Pentesilea.
De nuevo, encontramos aquí numerosos ejemplos que permiten identificar las ciudades con
cuerpos femeninos, sobre todo entre los textos reunidos bajo el epígrafe de “Las ciudades y el
deseo”. El narrador de Las ciudades invisibles es Marco Polo, un explorador solitario siempre
ávido de realizar nuevas conquistas. “Al hombre que cabalga largamente por tierras agrestes le
asalta el deseo de una ciudad” (CALVINO, 2007: 23). Expresado de esta manera, el deseo de la
ciudad aparece casi como una pulsión; como si de una mujer se tratara, el viajero imagina cómo
sería su “ciudad ideal”: “[…] En todas estas cosas pensaba el hombre cuando deseaba una ciudad.
Isidora es, pues, la ciudad de sus sueños […]” (ibíd.).
Este anhelo de dominación y conquista se hace explícito en los relatos que se encuadran en la
sección “Las ciudades y el deseo”. En todas estas ciudades aparecen mujeres –además de riquezas,
especias, manjares suculentos y todo aquello que pueda despertar los apetitos humanos. En
Dorotea, “las mujeres tenían hermosos dientes y miraban directamente a los ojos” (CALVINO,
2007: 24); los fundadores de Zobeida soñaron con “una mujer que corría de noche […], la vieron
de espaldas, con el pelo largo, y estaba desnuda” (ibíd.: 59); en Despina hay “patios embaldosados
sobre los cuales danzan descalzas las bailarinas y mueven los brazos, ya dentro, ya fuera del velo”
(ibíd.: 33); en Anastasia, las mujeres se bañan en el estanque de un jardín “y a veces invitan al
viajero a desvestirse con ellas y a perseguirlas en el agua” (ibíd.: 27).
Entre las ciudades invisibles podemos encontrar imágenes positivas y negativas, ciudades felices y
ciudades tristes, ciudades que acogen con hospitalidad al viajero y otras que le expulsan o que le
hacen perderse en su interior. La literatura utiliza de manera muy sutil la relación entre la
morfología del cuerpo femenino y la configuración del espacio urbano, pues esta relación va
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
mucho más allá de la simple identificación entre la apariencia física de la mujer y el paisaje de la
ciudad.
El caos urbano puede representar la moral desordenada y confusa de esta ciudad-mujer, que se
presenta como un cuerpo oferente y apetecible. Guiado por sus anhelos, el hombre penetra en la
ciudad con el fin de conquistarla. Pero la ciudad es engañosa, posee una cara dulce y otra maligna,
y termina por atrapar al hombre. El hombre no conquista la ciudad, es la ciudad la que domina al
hombre.
Me remonto paso a paso por el camino del recuerdo para llegar a la ciudad donde todos vivimos un lapso tan
breve, la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuésemos su flora, que nos mezcló en conflictos que eran
suyos y que creímos erróneamente nuestros, la amada Alejandría. (DURRELL, 1964: 11)
Justine decía que estábamos atrapados en la proyección de una voluntad demasiado poderosa y deliberada
para ser humana, el campo de atracción que Alejandría presentaba ante aquellos que había elegido para
convertir en sus símbolos vivientes... (Ibíd.: 17)
Cuando el cafard de la ciudad se apoderaba de ella, me desesperaba tratando de imaginar la manera de
despertarla de su apatía. (Ibíd.: 53)
A pesar de esta visión negativa, el espacio urbano posmoderno, el no-lugar –también denominado
por el arquitecto holandés Rem Koolhaas “espacio basura” o “ciudad genérica” (cf. KOOLHAAS,
2006 y 2007)– continua generando metáforas corporales, como ésta de la novela Ventanas de
Manhattan de Antonio Muñoz Molina, en la que un espacio tan neutro e impersonal como el
aeropuerto es comparado con el interior del organismo humano:
Al salir del avión por uno de esos tubos que se acoplan a las puertas no se llega nunca a una ciudad ni a un país,
sino al espacio neutro y opresivo de un aeropuerto, sobre todo al llegar a la Terminal de la compañía TWA en
el aeropuerto Kennedy, que tiene pasillos semejantes a las tuberías interiores de un organismo humano y salas
12 El Apocalipsis describe a Babilonia como una mujer vestida de púrpura y adornada de oro y piedras preciosas. “La
mujer que has visto es aquella ciudad grande que tiene la soberanía sobre todos los reyes de la tierra” (Ap 17, 18).
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
cerradas y cóncavas como las cámaras secretas de un cuerpo. No se ve nada, todavía, no se ve a nadie, ni
siquiera hay flechas o indicadores, tan sólo hay que dejarse llevar entre la multitud de los recién llegados por
los conductos tubulares, por las escaleras mecánicas, por las puertas automáticas que se abren de golpe con un
silbido hidráulico, todos los pasajeros unificados en nuestros pasos por un rígido destino común, aunque
provisional, por el cansancio del viaje, apretados en los corredores estrechos, que tienen un aire penitenciario,
una anticipación del modo en que seremos tratados cuando lleguemos a la gran sala del control de pasaportes,
donde confluyen viajeros llegados de cualquier esquina del mundo, como una vasta representación de la
Humanidad. (MUÑOZ MOLINA, 2004: 22)
Con este último ejemplo pretendemos demostrar que la comparación entre la ciudad y el cuerpo y
todas las metáforas derivadas de este recurso están todavía en vigor en la literatura y el arte
actuales.
3. EL LENGUAJE EN LA CIUDAD
En esta segunda parte de nuestro trabajo queremos insistir en las metáforas que se emplean para
definir a la ciudad, entendida en este caso como escenario donde se desarrollan varios fenómenos
lingüísticos destacables. Concretamente nuestra intención es tratar la ciudad como ecosistema,
como mosaico y como motor.
La ciudad constituye para los lingüistas un campo de estudio rico y difícil de agotar, en especial
para la sociolingüística, desde los pioneros estudios de William Labor sobre la ciudad de Nueva
York en los años 60. Un insigne nombre de esta disciplina, R. Wardhaugh, insiste en la
complejidad y utilidad de la ciudad como campo de estudio lingüístico:
Cities are much more difficult to characterize linguistically than are rural hamlets; variation in language and
paterns of change are much more obvious in cities […]. Migration, both in and out of cities, is also usually a
popent linguistic factor. Cities also spread their influence far beyond their limits and their importance ahould
never be underestimated. (WARDHAUGH, 1998: 46-47)
El ser humano necesita apropiarse del espacio mediante el lenguaje y por ello, va creando los
nombres de lugar o topónimos: esto no podría ser una excepción en el caso urbano y por ello, junto
a los nombres oficiales de calles, plazas o poblaciones, tenemos ejemplos de topónimos populares
como podría ser Pucela (Valladolid) o bien apelativos que han hecho olvidar la denominación
administrativa de algunas vías públicas la Plaza de los Cubos (Plaza Santa María Micaela) o la
Plaza de la Luna (Plaza Soledad Torres Acosta). Este es un mero ejemplo de cómo las personas
usamos el lenguaje para moldear el espacio.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
hábitat de individuos y comunidades que poseen lenguas diferentes, por ello nos interesa saber
cómo interactúan los diferentes idiomas dentro del espacio urbano.
No todos los casos de convivencia entre lenguas se comportan de manera semejante; podemos
distinguir situaciones de cosmopolitismo, cuando conviven lenguas de circulación internacional y
asociadas a comunidades lingüísticas de estatus social medio-alto. Ponemos el caso de Bruselas,
sede de numerosos organismos internacionales. Igualmente podemos encontrar ciudades donde se
dan casos de bilingüismo social –no queremos entrar en consideraciones de lenguas prestigiosas o
lenguas perseguidas, como podría ser Barcelona, cuya sociedad vive y se desarrolla en catalán y
español.
Junto a los casos de lenguas vernáculas que conviven, encontramos el caso de las lenguas no
autóctonas de las diferentes comunidades lingüísticas inmigrantes que han ido llegando a las
ciudades occidentales. Las lenguas de la inmigración han ido modelando el ecosistema urbano,
hasta hace décadas monolingüe, y ellas mismas han sufrido variación en contacto con la variedad
dominante.
La convivencia entre idiomas dentro de la ciudad suele dar lugar a la aparición de híbridos
lingüísticos, como resultado del contacto cultural y de lenguas. Pensemos en el Spanglish,
fenómeno típicamente urbano que nació del contacto entre las comunidades de habla hispana con
la lengua inglesa en las ciudades de Estados Unidos. De hecho, Diarmait Mac Giolla, al analizar el
caso de la ciudad californiana de Los Ángeles, insiste en que la lengua de los inmigrantes hispanos
está cambiando la ciudad: “One can assume that the overwhelming majority of the foreign-born
population of the city speaks Spanish as first language. But coincident with this is the emergence
of ‘Spanglish’ as an urban linguistic phenomenon” (MAC GIOLLA, 2007: 131-132).
Existen otros casos como el joual de la ciudad francocanadiense de Montreal, fruto del contacto
entre inglés y francés en el contexto urbano, o el lunfardo de Buenos Aires y su área metropolitana,
surgido del contacto entre español e italiano. Más cerca de nosotros, entre la inmigración rumana
de Madrid, se ha popularizado el término “rumañol”, para designar a la variedad de rumano con
numerosos préstamos del español, incluso para designar una identidad cultural híbrida, a medio
camino entre lo rumano y lo español.
El ecosistema lingüístico urbano puede desarrollarse pues en una o varias lenguas y podríamos
establecer el criterio de que una ciudad es multilingüe cuando varios individuos pueden desarrollar
su vida en ella en sus propios idiomas.
En el mismo escenario urbano podemos encontrar clases “bajas” que comparten unos
determinados rasgos de habla, así como unas clases medias y altas, que hacen lo propio. El
mosaico nos sirve para ilustrar perfectamente esta situación de variedad diastrática de la lengua:
cada tesela puede ser diferente pero vistas en conjunto forman un dibujo unitario, un todo.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Así pues, si nos referimos a Madrid, podemos encontrar individuos de extracción social media-baja
con pronunciación “ejke” o aún más asimilada “ejje” junto a la pronunciación afectada (o fingida)
que caracteriza a las clases altas (o a las que desean serlo o parecerlo), por ejemplo con el fonema
/s/ en posición implosiva. Sin embargo todos los grupos sociales pueden compartir rasgos locales,
sobre todo léxicos, como podría ser “tronco” o “piba”. Esto es: cada pieza del mosaico puede tener
sus propias “aristas” pero a su vez el mosaico en su conjunto puede y suele compartir rasgos que lo
hacen único y lo diferencian de otros mosaicos o ciudades.
A lo largo de la historia tenemos ejemplos de este proceso, que se ha ido acelerando gracias a la
continua urbanización de la sociedad. En el pasado, las innovaciones urbanas se difundían
lentamente mediante el intercambio comercial en los diferentes mercados que tenían lugar en los
núcleos urbanos y que ponían en contacto a gentes con dialectos diferentes. Así, una palabra nueva
propia de la ciudad podía ir penetrando en el resto de dialectos hasta imponerse a las formas
autóctonas originales. Hoy día los medios de comunicación hacen que este proceso sea más
frecuente y rápido. Los programas y las series de televisión ponen de moda determinadas formas
lingüísticas (palabras, pronunciaciones, giros) que generalmente corresponden a la variedad local
urbana. Estas formas, debido al prestigio, se van popularizando entre personas que no viven en la
ciudad y que las adoptan poco a poco como suyas.
Así, en el caso del español peninsular, tenemos un gran centro de innovación lingüística, que sería
Madrid, sede además de los principales medios de comunicación. El prestigio de las formas
madrileñas resulta en la difusión de sus formas lingüísticas a otros puntos de la península.
Pongamos el ejemplo de “tronco”, “pibe”, “movida” o del verbo passe-partout “petar”, que van
progresando poco a poco en otras zonas geográficas. En Francia, París ejerce su supremacía como
motor del cambio y por eso vemos que fenómenos surgidos en la metrópolis parisina como el
verlan, que es un tipo de argot urbano y típicamente juvenil que se caracteriza por la inversión de
las sílabas y de los sonidos de una palabra (femme > meuf ‘mujer’), se va extendiendo al resto del
país y de niveles del lenguaje, o bien la pronunciación londinense que difunden las series y
películas británicas y que triunfa en otras zonas del Reino Unido. Debemos notar aquí que junto al
aspecto urbano influyen otros factores, como la edad de los hablantes, a la hora de difundir las
innovaciones.
13 Datos sacados de la última encuesta sobre uso de la lengua, del Instituto Galego de Estatística, “Enquisa de
condicións de vida das familias”.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Junto al foco de innovación y cambio dentro de la lengua vernácula, la ciudad ejerce como motor
del cambio dentro de las comunidades de habla de origen inmigrante. En este caso asistimos a un
proceso llamado de sustitución lingüística mediante el cual los inmigrantes, debido a la necesidad
de asimilarse a la sociedad de acogida, van relegando sus lenguas a usos coloquiales y familiares
para ir sustituyéndolas por la lengua del grupo social mayoritario, la lengua de prestigio.
En estas circunstancias las lenguas de emigrantes pueden venir a ser ridiculizadas como “de menos valor” o
“rotas” (inglés ‘broken’) […]; aquella lengua o variedad que tiene la fortuna de ser asociada con la corriente
predominante de las fuerzas sociales tiende a desplazar a las otras. (FISHMAN, 1995: 132)
Este proceso puede desembocar en la mortandad lingüística de dicha variedad, un fenómeno que
tiene especial relevancia en la ciudad, donde, a pesar de no conservar el idioma, algunas
comunidades pueden seguir defendiendo una identidad propia, observemos el caso de la
comunidad italiana de Nueva York cuya lengua es, sin embargo, el inglés.
4. BIBLIOGRAFÍA
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ZOLA, Émile (1974): Le ventre de Paris. Paris: Le livre de Poche / Fasquelle.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Leticia SABSAY
Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires
leticiasabsay@yahoo.com
1. INTRODUCCIÓN
En el año 1998 sucede en Buenos Aires un acontecimiento singular: con la sanción del Código de
Convivencia Urbana en marzo de ese año, luego de la autonomización de la Ciudad de Buenos
Aires, el trabajo sexual queda despenalizado. Tal suceso produjo una intensa lucha por los
derechos y la definición de la ciudadanía de ese “nuevo” espacio urbano, dando lugar a una
polémica que sigue vigente al día de hoy. La trayectoria del polémico artículo 71 del Código de
Convivencia (que luego fue el 89 y finalmente el 81), referente a la nueva regulación del trabajo
sexual, puede leerse como el camino recorrido por el deseo de las leyes porteñas por constreñir,
apartar, delimitar, pero también por abarcar, llenar, decir, en definitiva, por aprehender y dar forma
a la dinámica en la que una ciudad pone a circular el deseo y el sexo en su espacio urbano en un
momento dado de su historia. En este trayecto, la mirada azorada de una sociedad que se vio a sí
misma enfrentada a los propios límites de lo que era capaz de aceptar como espacio de deseo,
encontró en el trabajo sexual el nudo central a partir del cual organizar sus límites y dar nuevas
formas a los espacios en los que reinventar su exceso.
Esta lucha por la puesta en circulación del deseo en el espacio urbano se deja ver en la trama de
discursos que se tejieron en torno del artículo mencionado. En ella se pusieron a discusión los
modos correctos e incorrectos en los que los individuos deberían relacionarse con el deseo dentro
del espacio urbano y fundamentalmente a la vista de otros; delimitando a través de esa misma
pregunta por la visibilidad -que incluiría los modos de visibilización, sus grados (de acuerdo a una
escala diferencial sobre lo digno de ser visible), su incitación en la producción de ‘lo invisible’-
aquello que se circunscribiría como espacio público. Entre los polos de la corrección y la
incorrección, encontraron su modo de decirse las formas deseantes más o menos correctas, las
ideales, las aceptables pero discutibles, las inaceptables. Pero aun más fundamental, en estos
debates también se vio cómo la regulación de esta zona del deseo implicaba una serie de
consecuencias para la definición misma del espacio público y para la estabilización de ciertos
parámetros para pensar la ciudadanía en relación con los derechos sobre los usos de la ciudad. En
efecto, alrededor de las cuatro líneas -menos de mil palabras- que incluiría este artículo, se fue
ampliando y propiciando el deseo de un expansivo espacio discursivo y también visual, en el que
se intentaba redefinir toda una silueta social para el espacio urbano. Un espacio que,
fundamentalmente, pudo devenir un espacio simbólico de la comunidad, en la medida en que a raíz
de cuatro líneas, fue (re)sexualizado.
Esta es la cuestión que intentaré abordar en este artículo tomando como eje la historia de este
artículo, basándome para ello en las redacciones definitivas de cada modificación así como en los
debates que suscitó en cada momento la batalla por el contenido de su letra -una formidable batalla
discursiva por el discurso-, de acuerdo a cómo ésta fue puesta en escena en los medios gráficos. En
esta lectura intentaré asimismo plantear la pregunta por la performatividad del trabajo sexual
atendiendo a su doble articulación como práctica sexual específicamente regulada y a la vez como
anclaje de una regulación más amplia sobre las normas que configuran la sexualidad legítima de
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
una sociedad, con la intención de reconsiderar el trabajo sexual como una práctica socio-cultural
clave en la configuración del espacio urbano.
¿Qué implica pensar el trabajo sexual de este modo? Pensar en términos de la performatividad del
trabajo sexual supone aquí preguntarse cómo esta práctica social es configurada y a la vez qué es
lo que ella configura. Ciertamente, lo que se hizo evidente durante el análisis de este corpus de
leyes y discursos mediáticos es que, en primer lugar, gran parte de las discusiones se centraron en
cómo el trabajo sexual podía ser definido y qué es lo que se suponía que el trabajo sexual “es”.
Esta definición reveló su funcionalidad social como performativo ilocucionario (AUSTIN, [1962]
1982; BUTLER, 1997), en la medida en que es la misma definición la que da existencia al
fenómeno que nombra o que dice describir. La otra cuestión es que si el trabajo sexual admite una
naturaleza performativa en la medida en que se trata de una actividad performativamente
instituida, a su vez esta práctica implicará una serie de consecuencias -y en este sentido funciona
también de forma performativa- en la configuración de constructos nodales a los modos de
subjetivación hegemónicos. Es a partir de esta aproximación a los textos que me propongo señalar
entonces en este trabajo cómo se actualiza el vínculo entre la delimitación del trabajo sexual y la
determinación de una sexualidad legítima, y asimismo su ingerencia en la configuración de un
imaginario de la ciudadanía y del espacio público en un momento determinado, partiendo para ello
de la pregunta por la performatividad de la configuración del trabajo sexual como tal hasta llegar a
la consideración de qué es lo que el trabajo sexual en tanto práctica performativa es capaz de
configurar.
No se trataba de que el Código pretendiera legalizar el trabajo sexual en el espacio urbano porteño,
sino de que el mismo desechaba la figura del “escándalo” que contemplaban los por cierto
antidemocráticos edictos policiales vigentes hasta la fecha. Eliminar ese compendio de edictos
policiales que databa de 1946 y que había sido redactado por la autoridad policial, otorgando a la
misma poderes legislativos y judiciales, era de rigor en el contexto democrático. Y a este respecto,
es de subrayar que desde el retorno de la democracia en 1983, pasaron quince años hasta que los
Edictos fueron derogados. Sin embargo, apenas se derogan estos Edictos con la sanción del
Código, se despliega una suerte de “pánico moral” (RUBIN, 1989) -alimentado ciertamente por la
red mediática- frente a la (que fue visualizada como una) “potencial amenaza” que la actual
despenalización del trabajo sexual callejero podría suponer para la trama urbana porteña.
Luego de tres meses de encendidas polémicas, a comienzos de junio de 1998 se decide que es
necesario modificar la legislación relativa al tema y comienzan los debates sobre la primera
inminente reforma del Código en la Legislatura. En ese contexto, la primera dificultad con la que
se enfrentaron los legisladores fue nada más ni nada menos que la pregunta por qué sancionar.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Dados los conflictos que trajo aparejada la despenalización del trabajo sexual, en medio de arduas
discusiones, la comisión encargada de discutir las posibles modificaciones, con una posición más
bien garantista, redacta entonces “un proyecto que no prohíbe la prostitución callejera, sino
algunas actitudes derivadas que son, según los legisladores, las que provocan molestias a los
vecinos.” (Clarín 13/6/98). La idea que se trabajó en esa comisión fue la de incluir un capítulo
sobre “abuso del espacio público” en el que se establecían varios artículos relativos a diferentes
contravenciones como la pintada de graffittis o los ruidos molestos, y entre los cuales se incluía
uno que penalizaba “la actitud de perturbar y alterar el uso del espacio público o la tranquilidad
pública excediendo la normal tolerancia y alterando las condiciones de convivencia, mediante
manifestaciones sexuales ofensivas a terceros, sea por concentración excesiva de personas o por
la realización de comportamientos obscenos.” (Clarín, 13/6/98). En esta propuesta se trataba de
penalizar ciertos comportamientos o acciones sólo en el caso de que supusieran efectivamente un
daño a un tercero (regla ineludible del derecho democrático), o bien de sancionar los efectos
específicos que estos actos particulares supondrían, independientemente del contexto o de la causa
de la acción. Dicho gráficamente, así como sería irrelevante si la pintada callejera es parte de una
campaña política o expresión de este arte callejero; de igual modo será irrelevante que el gesto
obsceno que se realice en la calle se de en el contexto del ejercicio del trabajo sexual o en
cualquier otra situación si resulta que el mismo es ofensivo para alguien. Sin embargo, a pesar de
este intento por deslindar de toda causa o contexto la obscenidad de un gesto en su sola apariencia,
el fantasma del trabajo sexual seguía rondando, acechando sus límites, y así se nos explica que este
proyecto:
¿Qué nos dice esta lectura? ¿Qué se quiere remarcar cuando se indica que la ley no puede penalizar
a “prostitutas y travestis” por “el sólo hecho de estar parados” en la calle, dando por sentado que
estarán allí ofreciendo sus servicios? Lo que pone en evidencia esta lectura del artículo es que para
entender el trabajo sexual como tal ha sido necesario producir previamente una subjetivación
segregada. Sólo luego de haber sido subjetivados de este modo, mediante la determinación de
ciertos individuos como prostitutas o travestis (que implícitamente refiere a un cierto modo de
aparecer en el espacio público), es que puede reclamarse sin tapujos la necesidad -evidentemente
moral antes que cívica- de controlar la visibilidad con la que este campo de la sexualidad ‘aparece’
en el escenario urbano, regular en qué medida y en qué formas ciertas actividades, que
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
metonímicamente se extienden a ciertos sujetos, devienen visibles. Esta solicitud llama la atención
sobre el hecho de que en realidad se trata de que lo que el trabajo sexual evoca y trae a la escena es
la visibilidad de una sexualidad repudiada en el espacio urbano y que era la posibilidad de darle
forma legal a este repudio lo que estaba en el centro del debate.
Es en este sentido que se puede entender el problema que surge de aquella redacción primera que
propone la Comisión. Las críticas que ésta suscita se deben a que en realidad, lo que por omisión
está supuesto en su redacción es que el ejercicio del trabajo sexual no supone ofensa alguna,
cuando es precisamente esta cuestión la que está en el centro de la discusión, siendo que desde una
definición normativa de la sexualidad, la “prostitución” vendría a significar el espacio de una
sexualidad repudiada, cuyo repudio sería necesario para estabilizar la normativa que estipula cierta
“normalidad sexual”. El ejecutivo del Gobierno de la Ciudad, a favor del prohibicionismo, criticó
la propuesta y su vocero, el Subsecretario del gobierno, Jorge Enríquez, “criticó al proyecto porque
no llama a las cosas por su nombre”, y argumentó: “¿Qué es alterar las condiciones de
convivencia? La oferta de sexo en la calle siempre altera la convivencia y el comercio de sexo en
la calle es obsceno en sí mismo” (Clarín, 13/6/98). Desde esta perspectiva, las condiciones de
convivencia y la práctica del trabajo sexual serían excluyentes. Puesto en otros términos, lo que
desde este punto de vista se plantea es que una de las condiciones para que pueda darse en el
espacio público una normal convivencia es que ese espacio urbano excluya el trabajo sexual. Sólo
cuando el trabajo sexual esté excluido del espacio público podrá garantizarse la convivencia, de tal
modo que la exclusión del trabajo sexual del espacio público se revela como una condición
necesaria para la convivencia, entendida esta última como la condición de supervivencia de la
comunidad. Es precisamente este rol del trabajo sexual para delimitar la cosa pública en el espacio
urbano el que se refleja en la última versión del artículo, que queda redactado finalmente como
sigue:
Este es el texto mediante el que se materializó la primer reforma del Código el 2 de julio de 1998.
En primer lugar, cabe remarcar que en él ya no se sancionaba un ‘acto’ sino una ‘práctica’ -el
“ejercicio de la prostitución”-, pero siempre y cuando ésta tuviese por efecto la alteración de la
tranquilidad pública, es decir cuando supusiera unos efectos dolosos determinados para terceros.
En segundo término, que se caracterizaba y modalizaba la práctica, y en esta modalización en
realidad se la modelizaba, estableciéndose que ésta podría ser punible cuando su modalidad
implicase la exhibición en ropa interior o desnuda/o, el hostigamiento, la perturbación del tránsito,
provocara ruidos, o se realizara de forma “concentrada”. A la luz del texto, diríamos que esta ley
parecería no tanto pretender reprimir la conducta, como regular la invisibilización -la censura- de
la misma, de modo tal que ésta ‘sea discreta’ y aun, que no se note en la calle que ésta está
teniendo lugar. Pero en la medida en que lo que está en el centro del nuevo articulado es la
alteración a la tranquilidad no por causa de cualquier manifestación obscena sino específicamente
por causa del “ejercicio de la prostitución”, nos enseña que la definición misma que el artículo
realiza del “ejercicio de la prostitución” forma parte activa en la regulación del trabajo sexual.
No se trata de que exista una conducta en sí cuyos horizontes y características la ley intenta definir
para reglamentar, sino más bien, del hecho de que un conjunto de prácticas sociales que involucran
diversos actores, situaciones, relaciones sociales, determinaciones espacio-temporales y
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El caso es que de cara a la exacerbada violencia discriminatoria que propició el mismo intento
democrático por oponerse a la represión -representada gráficamente en los medios periodísticos de
forma ejemplar-, se siguió discutiendo el tan polémico artículo, al punto de que éste se introdujo
como uno de los ejes de la campaña por las elecciones presidenciales del momento y se convirtió
en una controversia a nivel nacional. Con estas coordenadas, aproximadamente a un año de
haberse sancionado el Código de Convivencia Urbana, se discutió entonces la segunda reforma del
artículo 71 por la que penar el trabajo sexual tout court. La nueva redacción del artículo
sancionada el 4 de marzo de 1999 es concisa y contundente:
Art. 71. Alteración a la tranquilidad pública.- Ofrecer o demandar para sí u otras personas
servicios sexuales en los espacios públicos. (Ley 162. BOE 647, 8/3/99).
Con esta nueva redacción se cierra el segundo capítulo de la historia de este artículo. La nueva ley
pretendía ser menos vaga y más dura. Sin embargo, la imposibilidad de determinar la oferta o
demanda de sexo, definidas en esta nueva versión como actos puros en sí, como si a través de esa
nominalización pudiera otorgárseles un estatus ontológico indiscutible, subvertirá en el corazón
mismo de la nominalización a la misma ley que intentaba fijarlas. Al negarle al trabajo sexual su
carácter de práctica configurada por y en un entramado de normas sociales en unas coordenadas
espacio-temporales que hacen a su propia historicidad, y que sólo adquiere su sentido en la medida
en que se da a sí misma como repetición ritualizada -o dicho de otro modo, en la medida en que
cada acto cobra sentido performativamente como re-iteración de una práctica ritual-, la ley hace
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
“Una secuencia de vídeo puede más que muchas palabras… Sobre cómo detectar y probar
esta oferta de sexo… es una cuestión de sentido común. Si se filma en una zona roja a un
travesti inclinado sobre la ventanilla de un auto, la escena habla por sí sola.” (Clarín, 9/3/99)
¿De verdad la escena habla por sí sola? ¿Es la escena la que habla? Y si es así, ¿de qué nos habla
esta escena? ¿O el que habla, más bien, mediante la lectura de esta escena es el imaginario acerca
de una práctica social cuya regulación se ha materializado en ciertos rituales? El fiscal ni siquiera
puede ‘decir’ lo que lee en esta escena imaginaria. Si la tomamos como un enunciado visual,
podríamos observar que sí, a nivel constatativo, el enunciado muestra a alguien inclinado sobre la
ventanilla de un auto en una calle. Ahora bien, inmediatamente sucede algo más en la lectura que
la simple constatación de un ‘hecho’: la calle es la de una zona roja, el ‘alguien’ es travesti. Pero
¿cómo determinar que el lugar es una zona determinada como espacio del trabajo sexual? ¿cómo
justificar que el personaje es quien se asume que es? Esta particularización exige otras
competencias de lectura: el reconocimiento de un lugar como cierto lugar determinado; la asunción
de un sujeto como cierto sujeto con una identidad de género particular sólo es posible si la cruda
escena -x inclinado sobre un auto- puede ser recompuesta como “una escena”, lo que implica la
reposición -en la lectura- de otros indicios, otros saberes y el registro de otros ‘datos’ que el
enunciado visual no puede señalar sino es por referencia a un contexto de lectura más amplio. La
representación visual, en efecto, exige la puesta en marcha de una educación de la mirada. O en
otros términos, la capacidad de lectura de un discurso visual supone, como en este caso, una serie
de competencias de lectura que se ajustan a códigos culturales de reconocimiento.
En este sentido, la posibilidad de que la representación refiera al trabajo sexual implica, desde el
punto de vista de la performatividad, la puesta en sentido de un conjunto de formas simbólicas
históricamente configuradas sobre lo que se entiende por “la oferta de sexo en la vía pública”.
14 El rol de las fuerzas policiales en este entramado es clave y ameritaría un análisis en sí mismo, pero a los fines del
argumento que quiero sostener aquí sobre la relación entre normativización de la sexualidad y configuración del
espacio urbano, no puedo extenderme sobre él.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Estas formas simbólicas exigen unos cuerpos estilizados de cierta manera y asimismo la
representación de rituales y gestos corporales que a su vez sólo serán leídos como tales si ocurren
en el sitio adecuado, y aun, por los actores adecuados. Esto último nos obliga a reparar en la
eficacia performativa de la apariencia, cuya fuerza es tal que habilita a una cierta subjetivación de
los actantes, quienes al actuar, vestirse y circular por ciertos lugares a determinadas horas,
devienen sujetos punibles. Toda una alegoría de la performatividad de la subjetivación, mediante la
cual, la imitación y la normativa que regula (y da forma) a esa imitación, dan lugar a que la mirada
normalizadora pueda emprender esta travesía del hacer al ser, y a partir de esta modelización,
pueda incluso reprimir.
Esto se hace evidente en otro elemento crucial al que nos abre este debate, y es que si la cuestión
es que el trabajo sexual sería sancionable sólo cuando altera la tranquilidad pública, el mismo
hecho de que una situación X pueda ser confundida por otra (la oferta de sexo y la espera de un
autobús), y en definitiva, que sea casi imposible probar que la oferta de sexo está teniendo lugar,
nos estaría indicando que esta oferta no altera ostensiblemente la tranquilidad, por tanto no sería
sancionable; o bien que la ley ‘está funcionando bien’ y la oferta de sexo se realiza de tal modo
que no provoca alteraciones a la tranquilidad pública. ¿Cómo podría alterar la tranquilidad una
situación que puede ser confundida con la de cualquier transeúnte en una situación de espera? En
estos casos, que se pueda probar si hay o no hay efectiva “oferta de sexo en la calle” es irrelevante
ya que no es esto lo que se sanciona y por tanto no habría nada que sancionar.
En realidad, el problema se plantea porque lo que se halla a la base de la última reforma del
artículo 71 es que la oferta de sexo callejera es obscena en sí. No se trata de que la oferta de sexo
se realice en la calle de forma obscena o no, sino de que habría algo de obsceno en la misma oferta
de sexo en la calle y sería este plus visual que aparentemente disturba el paisaje visual-moral que
imaginan los vecinos para su espacio urbano el que el artículo 71 querría aprehender. De hecho,
fue en base a esta suerte de campaña moral en contra de la obscenidad que supuestamente
“altera(ría) la tranquilidad pública” -y que posiblemente no fuera algo distinto del repudio de
ciertos sujetos y de ciertas sexualidades- que se emprendió la marcha en pos de la prohibición total
del trabajo sexual en el espacio público. Y fue con este objetivo que el texto legal dejó de lado las
condiciones en las que éste sería punible -con la fantasía de que sin remitirlo a unas condiciones
particulares, el concepto sería más general y por ende más abarcativo- e inició un camino desde el
comienzo infructuoso por tratar de redefinir la práctica del trabajo sexual como un hecho aislado,
como una acción concreta determinable e independiente de todo contexto.
Precisamente, en la medida en que la resultante de esta reconfiguración del trabajo sexual es una
ley cuya verdadera fuerza se alojará en su propia vulnerabilidad, este recorrido deja entrever cómo
el trabajo sexual deviene no lo otro de la normalización, ni su fracaso, sino más bien su efecto y su
garante. En efecto, que la nueva ley nunca tuvo por objetivo ‘terminar’ con el trabajo sexual sino
más bien incluirlo dentro del régimen del delito para ejercer un mejor control del mismo, es un
hecho que se admite abiertamente desde el mismo gobierno. Las declaraciones de Enrique Mathov,
Secretario de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en aquel momento, son claras a este
respecto:
“Las autoridades estiman que seguirá habiendo prostitutas y travestis en las calles. ‘En la
ciudad, se calcula, hay 20.000 prostitutas. Terminar con la prostitución callejera a través de
una norma es imposible, tanto como legislar que se acaben los robos y los asesinatos.
Supongo que a partir de ahora habrá menos prostitutas y que no habrá más tantos líos y
escándalos en las esquinas.’.” (Clarín 5/3/99)
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Dejando traslucir el hecho de que en ciertas circunstancias la operatoria del poder funciona con
éxito justo cuando -y precisamente donde- supuestamente falla, porque en la letra reprime, es que
se puede regular al trabajo sexual como el lugar de la falla de la ley. En este sentido, podría
pensarse que de lo que se trataba mediante esta ley no era de prohibir la práctica del trabajo sexual
sino más bien de producir el trabajo sexual como un delito, para que, regulado en principio como
un ilegalismo, éste fuera susceptible de ser controlado por las autoridades gubernamentales. Así, el
hecho de que la ley sistemáticamente falle se revela como el verdadero sentido de la prohibición:
regular el trabajo sexual como un “ilegalismo reprimible pero ‘imposible’ de reprimir”
(FOUCAULT, 1994) aparece entonces como una de las formas de gubermentabilidad típicas de la
sociedad disciplinaria del control poblacional, a combinar, por otra parte, con una concepción de la
gubermentabilidad en la que el control de la población -que también incluye la amenaza de la
punición- va a comenzar a ser medido también en términos de costos (FOUCAULT, 2004).
La fantasía ideológica que permite este movimiento es la de que al prohibir una práctica se dejaría
de practicarla, cuando en realidad se trata de cómo regular y controlar a un sector de la población
históricamente ya ilegalizado de tal modo que este control se ajuste (o al menos no contradiga de
forma explícita) los principios democrático-liberales establecidos constitucionalmente. En cuanto
al desplazamiento biopolítico por el que el control se refigura como habilitante, asimismo, esta
nueva forma de control se entrecruzará con modos de regulación positivos (y es de llamar la
atención que su eficacia dependerá de este entrecruzamiento), donde el poder deja de articularse
meramente como prohibición, para rearticularse como el encargado de velar por la preservación
del cuidado de los ciudadanos y el bienestar sobre todo individual, pero también colectivo
(FOUCAULT, 2004).
El bien jurídico es un bien ideal que el derecho supone defender en pos de la ciudadanía. El
ciudadano es tal en tanto cuenta con el derecho a ciertos bienes jurídicos como la vida, la
autonomía, etc. de modo que el acceso a estos bienes jurídicos son definitorios de la categoría de
ciudadano/a. Precisamente, la polémica acerca de los bienes jurídicos que el artículo referente al
trabajo sexual debía defender fue otra de las cuestiones que se pusieron en juego en la controversia
alrededor del Código de Convivencia. Aquí se planteaban dos cuestiones: por un lado, la pregunta
en torno de cuáles son los bienes jurídicos legítimos que el Código en tanto representante de la
ciudadanía habría de proteger, o en otros términos, cuáles son los derechos a los que los
ciudadanos tienen derecho, es decir, cuáles son los derechos que definen la ciudadanía. Por el otro,
el enigma acerca de cuáles son los contenidos de esos derechos, qué significan cada uno de esos
bienes jurídicos, y la constatación de la imposibilidad de determinar para ellos un contenido
específico.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
En esta clave, uno de los ejes en base a los que se diferenciaban las posturas de las distintas fuerzas
políticas frente al trabajo sexual se relacionaba con los distintos bienes jurídicos a defender: las
posiciones garantistas apelaron a los derechos de “uso del espacio público” gracias al cual el
artículo fue incluido, junto con otros, dentro de un capítulo sobre “Uso del Espacio Público”
precisamente. En cambio, las posiciones que apostaban a la creación de zonas rojas apuntaron a la
defensa del derecho al “orden público”, mientras que las más conservadoras y catolicistas a favor
del prohibicionismo estipulaban que la prohibición del trabajo sexual tenía por fin la defensa de la
“tranquilidad pública”, quizás un modo aggiornado de lo que en versiones aún más tradicionalistas
se proponía como defensa de “la moral pública”, “las buenas costumbres” y “el decoro”.
Lo cierto es que en este nuevo escenario político la lucha por la delimitación moral del espacio
urbano tomó un nuevo cariz. Mientras que desde los primeros momentos de la despenalización los
media comenzaron a funcionar como tecnologías sociales privilegiadas para poner en acción la
violencia de una normativa a la que la despenalización dio lugar, al compás de este proceso, a su
vez, la campaña discriminatoria supuso una visibilización que muchas veces asumió un sentido
contrario a su intención. Tras años de lucha, las organizaciones que defendían los derechos de las
trabajadoras del sexo y asimismo las asociaciones representantes de los colectivos
travestis/transexuales/transgenéricos se fortalecieron en esta batalla por su derechos y esto supuso
la concientización de los actores involucrados con respecto a sus derechos. De este modo, los
mismos reaccionaron a la regulación con un minucioso estudio de la ley a fines de que el ejercicio
de su actividad no supusiera contravenciones. Al amparo de la mayor visibilidad y las garantías de
la justicia, asimismo fueron consolidando una resistencia sistemática a la extorsión policial, y en
paralelo con ésta, comenzaron orgánica y sistemáticamente a denunciarla.
Es en el contexto de esta activa lucha que la articulación de un espacio urbano moralizado con la
cosa pública siguió siendo discutida. La definición del espacio público seguía estando en juego y
este debate -que en parte determina la frontera imaginaria entre lo público y lo privado así como
los derechos que definen a la ciudadanía; supone la determinación de qué y cómo deber ser lo
público, y asimismo qué características deben mantener ciertos espacios urbanos para que el
espacio público se configure como un espacio moral- iba a ser el eje en torno del cual el artículo
habría de ser modificado a fin de exiliar de lo público-moral todo rasgo de impropiedad. Así se
reemplaza el art. 71 por el 81 y se crea en el año 2004 la primer zona roja oficial de Buenos Aires:
Como en las versiones anteriores, en este nuevo artículo se sigue apuntando a la protección de “la
tranquilidad pública”. Ahora bien, si el exilio de las trabajadoras del sexo de la calle y su reclusión
en esta zona legalmente cercada es lo que garantiza esa tranquilidad configurada en definitiva por
15 Ley 1.472 Código Contravencional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sancionada el 23/09/2004; publicada
en el BOCBA Nro. 2055, del 28/10/2004.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
unas supuestas buenas costumbres y un decoro propios del imaginario de cierta civilidad
decimonónica, sigue quedando abierta la pregunta sobre qué es específicamente lo que amenaza,
perturba, desestabiliza la tranquilidad del paisaje urbano que imagina el Estado para su comunidad.
¿Cómo tiene que ser la sexualidad del diferencialmente sexualizado espacio urbano? Es evidente
que esta cuestión nos arroja de lleno en el debate sobre el espacio público: ¿qué conceptos de
espacio público están en juego en ese capítulo que precisamente se titula “uso del espacio público
y privado”? Este reordenamiento del espacio urbano que evidentemente implica una definición
normativa del espacio público revela de forma indisputable que no se trataba de lo visible y lo
invisible del sexo en el espacio de la ciudad sino más bien de determinar los distintos grados de
visibilidad de la espacialización urbana del sexo. De ahí se entiende la mirada constitucionalista
sobre el trabajo sexual:
“La prostitución en sí, como hecho privado, no puede ser delito… si una mujer comercia
con su cuerpo en un marco de intimidad su actividad se encuadra dentro de un derecho
constitucional. Pero debe ser sancionada en cuanto afecte el orden o la moral pública. Esta
es la clave de la discusión. Los conceptos de orden y moral pública son cambiantes y lo
determina la sociedad en su conjunto en cada caso…” (Miguel Ángel Ekmekdjian,
Profesor titular de derecho constitucional de la UBA, para Clarín, 5/3/99)
En definitiva, lo que nos enseña este recorrido es que antes que lo otro de las normas socio-
sexuales, el trabajo sexual funciona como un medio de regulación sexual de todo el espacio social.
Por un lado, en su visibilidad a medias, en su carácter de semi-clandestina, en su materialización “a
media luz”, se encuentra su posibilidad de ser y más aún, su valor social. Por el otro, mediante la
instauración de esa misma zona gris, en el borde, en el margen, en el filo de lo legal y por ende de
lo ideal, se produce imaginariamente una frontera que asegura un espacio incontaminado a una
pre-supuesta e igualmente imaginada ‘original sexualidad normal’. Estas consideraciones nos
llevan a proponer el siguiente desplazamiento: en realidad, la determinación legal del trabajo
sexual resultó ser nodal porque no se trataba de determinar si el trabajo sexual habría de tener lugar
en el espacio público o no y de qué modo habría de tenerlo si es que iba a tenerlo, sino de que esa
misma definición performativa configuraba lo que el espacio público es. En otras palabras, la ley
se abre a la performatividad del trabajo sexual para determinar normativamente el ‘modo de ser’
del espacio público, mostrando que el trabajo sexual es constitutivo y definitorio de lo público
materializado espacialmente.
Con Foucault ([1976] 2002), podríamos visualizar cómo esta operación del poder consiste
nuevamente en marcar un cierto tipo de sexualidad como desvío con respecto a una norma que,
planteada como el sitio ideal de la normalidad, aparece como un término no marcado. Si
entendemos que la propia producción de las desviaciones como tales, esto es, la producción de
ciertas prácticas como ‘reprimibles’ -he aquí otra vez el carácter productivo del poder-, es la que
permite que cierta organización sexual aparezca como original, verdadera, natural, debemos
aceptar que el trabajo sexual u otras prácticas sexuales (semi)clandestinizadas no pueden ser el
efecto de una falla en el sistema represivo sobre el que se sostendría la sexualidad normalizada,
sino que son parte constitutiva de la normalización y no están menos normalizadas que aquella.
Las dos modalidades del poder, en forma de ley positivamente represiva y en forma de norma
reguladora, se articulan de tal modo que la normalidad -cuya delimitación es en realidad un efecto
de la producción de otras prácticas como desvíos- pueda postularse como causa y razón primera,
forma legítima de una sexualidad que en tanto que ‘naturalizada’ parecería no necesitar ser
defendida. En síntesis, vemos que es la ley que instaura la frontera -que no es algo distinto de la
productividad del poder mediante su máscara represiva-, la que está en el origen de la organización
jerárquica de un orden espacial y un imaginario socio-sexuados, y la que presenta performativa y
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Visto de esta forma, resulta entonces que tanto la ley que despenalizaba el trabajo sexual, como la
que luego lo regulariza, y asimismo la que más tarde lo penaliza tout court y finalmente esta última
que inaugura la primer zona roja oficial de Buenos Aires, todas suponen, cada una a su modo, una
forma de subjetivación (y por tanto de normalización) de aquellos que son objeto de esta práctica;
una práctica ya existente, y de hecho producida como tal, por la misma historicidad del aparato
gubernamental. La configuración del trabajo sexual como “ejercicio de la prostitución”, la
subjetivación de las trabajadoras del sexo que la ley implica, resignificando una constelación de
relaciones sociales y prácticas sexuales bajo el modo de la “oferta y demanda de sexo”, es la que
las conforma como ciudadanas cívicamente vulnerables, sujetas a una economía informal, alojada
en la semi-clandestinidad.
La institución de estas fronteras que está supuesta en la regulación del ordenamiento urbano -esto
es, los modos normativos en que este espacio podría sexualizarse- produce así esta trama de
relaciones sociales como lo opuesto al bien común. Y en este sentido, es también esta institución
de fronteras la que hace que esta regulación implique la configuración del espacio público como
‘lo común’ y que califique entonces a ese espacio urbano como un espacio moral. De ahí que la
‘abyectación’ del trabajo sexual esté tan íntimamente implicada con la definición del espacio
público, del concepto de ciudadanía y otros campos de subjetivación con sus modalidades
hegemónicas -y que aparecen hasta como obligatorias.
Lo que estaba puesto en cuestión en el debate sobre si el trabajo sexual podía tener lugar en el
espacio urbano o no era nada más ni nada menos que la definición misma del espacio público
como tal. Esto es, como espacio moral en el que se definen a su vez los ‘modos de ser’ sustanciales
a la ciudadanía imaginaria que ese espacio público-moral supone. El trabajo sexual opera así como
un marcador de lo que es digno de ser público, y mediante su exclusión, su invisibilización o su
producción como espacio de semi-clandestinidad, en realidad define qué y cómo lo público habría
de ser.
BIBLIOGRAFÍA
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
TISCORNIA, S. (Comp.) (2004): Burocracias y violencias. Estudios de antropología jurídica. Buenos Aires, FyL-
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ZAFFARONI, E. (1998): “Claves políticas del sistema contravencional”, Revista Jurídica de la Facultad de Derecho,
Bs. Aires, UBA, Abril.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
1. INTRODUCCIÓN
Los procesos de urbanización acelerada que afectaron a las principales ciudades latinoamericanas
hacia mediados del siglo XX, produjeron extensas áreas de barrios informales los cuales, tras
varias décadas de haberse generado, han terminado configurando modelos de desarrollo urbano
alternativo a los establecidos por el planeamiento formal institucionalizado. Habitualmente, los
asentamientos informales son evaluados a partir de su falta de correspondencia o sujeción a los
principios del urbanismo formal y son por lo tanto, considerados como deficientes e incapaces de
proveer mejores condiciones de vida a sus pobladores.
Estudiamos los barrios informales o populares de Latinoamérica, como laboratorios donde
comprender procesos urbanos y sociales distintos a los de la ciudad formal contemporánea, lo que
puede contribuir a la definición de nuevas herramientas urbanísticas y de sostenibilidad (ambiental,
social y urbana)
105
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Este crecimiento poblacional masivo supone un cambio sustancial en el modelo urbano, donde la
barriada pasó a ser la forma de crecimiento mayoritaria, ocupando en la actualidad un 60% del
suelo urbano de Lima.
Tabla 1 (COLLIER, 1978: 41). Población aproximada por años
16 Esto se expresa por ejemplo, en el desarrollo que ha alcanzado el rubro de las pequeñas y medianas empresas
(PYMEs) y su amplia capacidad para proveer fuentes de trabajo a los nuevos pobladores urbanos (alrededor de dos
tercios de la PEA -Población Económicamente Activa- en casi todos los países latinoamericanos) Cuando se generan
dinámicas de crecimiento económico de manera sostenida, la distribución de riqueza beneficia de manera directa a un
106
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
En el caso de calles que ofrezcan condiciones para ser residenciales (más alejadas del centro y con
mayor calidad ambiental, por ejemplo) las viviendas dedicarán este espacio delantero a la
plantación de jardines, que posibilitarán, cuando se repita como patrón a nivel de calle, la creación
mayor número de pobladores, ya sean laboralmente dependientes o independientes en su vinculación con el nuevo
sistema económico productivo.
107
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
La vivienda, por tanto, se desarrolla al tiempo que se consolida el tejido de ciudad que constituye,
en un proceso de simbiosis vivienda-ciudad que las reconfigura mutuamente y constantemente 17 .
Por otra parte, los procesos típicos de un sistema urbano, como densificación, urbanización o
cambios tipológicos, dependen también de las modificaciones que experimenta la vivienda. Ésta se
densifica dentro de su parcela, cambia de tipología (de unifamiliar a colectiva) o de carácter (de
rural a urbana), lo que se traduce en similares transformaciones a nivel de barrio. Asimismo, las
propiedades del tejido tales como escala, forma o adaptación a la topografía, dependen de los
modos de agregación de la vivienda.
Figura 6 (DRUMMOND, 1981: 7). Formas de agregación de la vivienda en ciudad informal (favela) y ciudad
formal (bloques de vivienda colectiva)
17 Algunos fenómenos como la nueva dinámica de desarrollo económico que se origina en las urbes emergentes,
mantiene una relación directa con el tejido de la ciudad y su unidad constitutiva básica: la vivienda. El funcionamiento
unitario del sistema productivo de pequeñas unidades (PYMES) a una escala masiva, sólo ha sido posible en la medida
en que su configuración espacial les ha permitido adaptar usos compatibles a la residencia, confiriendo así al tejido
urbano en su conjunto la capacidad de asimilar más fácilmente los cambios y transformaciones de un desarrollo
económico por lo general fluctuante a lo largo del tiempo.
108
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
4. GRADIENTE ESCALAR
Las ciudades latinoamericanas se constituyen en gran medida, a partir de la alternancia de sectores
de planeamiento formal con aquellos autogenerados en los procesos emergentes. Cuando esta
interacción se manifiesta de manera positiva, ambas áreas se pueden llegar a complementar
abarcando de manera conjunta, un amplio rango de escalas y responder de manera más eficiente a
las demandas específicas de cada uso en la ciudad.
18 El antejardín o retiro surge en Lima a raíz de la aplicación del modelo de ciudad jardín hacia inicios del siglo XX
en las nuevas áreas de expansión formales antes de la explosión demográfica. La nueva tipología de vivienda
introducida en este modelo (vivienda chalet) cuenta con un amplio retiro (retranqueo) hacia el frente de calle.
Posteriormente este patrón se generaliza al convertirse en una norma edificatoria aplicada en la actualidad a todas las
zonas residenciales en Lima. En las zonas residenciales de densidad media (que son la gran mayoría en la ciudad) el
retiro impuesto termina siendo apropiado por la gente de distintas maneras: extensión de comercio, cochera, jardín,
estar semipúblico, escalera de acceso al segundo nivel, etc. En su origen el retiro aplicado a parcelas grandes, lograba
introducir áreas verdes privadas hacia la calle al mismo tiempo que marcaba una frontera clara entre los ámbitos
público y privado. En la ciudad popular, sin embargo, al reducirse su escala y al ser un elemento en pleno uso mientras
se construye la vivienda, resulta ser un espacio de condición intermedia en la medida que es cedido a la ciudad por
imposición normativa pero termina siendo apropiado por el uso que originan las necesidades concretas de sus
habitantes.
109
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Dotar a la ciudad de estos espacios de calidad ofrece la posibilidad de crear un urbanismo de escala
intermedia: mezclado, diverso, sostenible y adaptado climáticamente a través de estos espacios
cercanos a la vivienda. Estos espacios son capaces de albergar sombras y vegetación que
establezcan un filtro al clima extremo, su cercanía al ámbito de lo público da condiciones para
transformarlo en un espacio social, su condición de umbral (dentro-fuera) les confiere condiciones
espaciales excepcionales, la proximidad al espacio doméstico los transforma en espacios de control
de lo doméstico sobre lo público (lo que favorece la inserción de las dinámicas urbanas en la vida
cotidiana), el uso de la calle como extensión de la vivienda-productiva (taller, tienda, guardería)
posibilita la relación entre ciudad y modos de vida, creando un contexto más dinámico. Es
especialmente interesante, como veremos a continuación, la capacidad de estos espacios
intermedios para incorporar preexistencias ambientales.
En definitiva, los espacios intermedios facilitan la vida urbana y contribuyen a crear tejido de
ciudad, revelándose como una interesante herramienta operativa para el proyecto de ciudad.
6. CIUDAD EN PROCESO
Frente al planeamiento tradicional de escala descendente (urbanización-parcelación-edificación-
poblamiento) las dinámicas urbanas de los barrios populares presentan un proceso ascendente o
emergente: desde la escala de la vivienda se constituye la escala de ciudad (poblamiento-
parcelación-edificación/urbanización simultáneas)
Este proceso emergente garantiza la relación vivienda-ciudad y población-espacio urbano,
principio básico de la sostenibilidad social. El tejido resultante presenta muchos de los principios
del eco-urbanismo: mezcla de usos, polivalencia, adaptabilidad, diversidad, estabilidad y
accesibilidad.
Es necesario mencionar además que estos procesos tienen una alta capacidad de retroalimentación
en base a la acumulación de experiencias a lo largo del tiempo. Los primeros asentamientos
evidencian algunas deficiencias en cuanto a la reserva de áreas para dotaciones o la conformación
de sistemas viales articulados mientras que los más recientes logran alcanzar mayores niveles de
previsión con miras a consolidar mejoras a futuro.
Figura 8 (SÁEZ, 2009: 39). Procesos urbanos
110
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
del lote y que crecerán a medida que se consolide el espacio urbano. La consolidación de la
vivienda propicia entonces la instalación de infraestructuras urbanas. Estos procesos de
edificación-urbanización se dan de forma alternativa en varias fases sucesivas, y cada uno
condiciona al otro.
El proceso de poblamiento a priori implica que la población no ocupa, como en la ciudad formal,
un soporte acabado, sino que soporte-población se transforman mutuamente. Cuando se construye
la vivienda no existen las infraestructuras urbanas ni los equipamientos. A medida que las
viviendas se ocupan, cada familia sitúa pequeños equipamientos en las casas que favorecen la
aceleración del proceso de habitar las viviendas en condiciones favorables. La reserva de espacio
para las infraestructuras colectivas aparecen desde el principio, pero hay una densificación
poblacional relacionada con la consolidación de otros componentes urbanos, como las
infraestructuras.
El inconveniente de este proceso paralelo urbanización-edificación es el incremento de coste y la
disminución de la comodidad que implica el hecho de habitar un barrio sin infraestructuras
formales durante un período, lo que no significa necesariamente que esta población no tenga
acceso a los servicios básicos de electricidad, agua potable, saneamiento o telecomunicaciones.
Figura 9. Procesos urbanos en ciudad formal y ciudad informal (SÁEZ, 2009: 40)
Ciudad formal
Por otro lado, aunque las barriadas surgen de la invasión de terrenos y la construcción de un
módulo básico de vivienda, esta necesidad de vivienda está acompañada de una necesidad de
ciudad (como lugar de relación y donde alcanzar mayores niveles de desarrollo colectivo) Existe
una tipología concreta de sistema urbano en el imaginario colectivo, que se ha ido consolidando en
varias décadas, y que está presente en el momento de “creación” de la ciudad.
Dada la relación directa y mutua entre las dinámicas sociales y la morfología urbana, así como el
rápido crecimiento de los barrios, los sistemas informales deben ser considerados como ciudades
en proceso: los componentes urbanos no son elementos definidos y acabados, sino partes en
transformación. Algunos factores en que se materializa este concepto de proceso son:
-Vivienda progresiva: frente a la vivienda formal, de uso exclusivamente residencial y acabada
desde un inicio, la vivienda progresiva se construye con materiales efímeros, no sólo por las
limitaciones materiales, sino porque ha de transformarse a medida que aumenta la familia, cambian
las condiciones económicas o se desarrolla el barrio.
111
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
-Calle dinámica: la calle, en principio sólo vía de tránsito, se irá dotando de contenido social (uso
comercial, estancial, calle “vegetada”) a medida que evolucione cada una de las viviendas que la
constituyen y el barrio en su conjunto.
-Densidad evolutiva: la densidad del barrio no es un factor prefijado y permanente, sino que se
modifica a medida que el barrio lo requiere o lo permite: cuando la población aumenta, las
viviendas crecen en altura y dedican mayor porcentaje de su volumen a equipamientos y servicios
para esta población, que a su vez puede seguir creciendo porque el tejido urbano le da respuesta.
-Cambios tipológicos: sobre una misma parcela, la vivienda se transforma de casa rural a urbana
cuando el contexto también evoluciona de asentamiento rural a barrio urbano. La vivienda, que
siempre es productiva, en una primera etapa incorpora espacio libre para corrales o huertas, que
luego serán tiendas o talleres, o bien ocupa todo el lote y crece en altura para transformarse de
unifamiliar a colectiva, a medida que cambia el carácter del barrio y su relación con la ciudad.
En definitiva, la ciudad informal es una ciudad en proceso y todos sus parámetros arquitectónicos,
urbanísticos y sociales son variables que cambian constantemente y están interrelacionadas.
Figura 10 (KRIEGER, 2006: 24) Vivienda evolutiva y relación con la trama urbana.
Figura 11. Huachipa-Lima. Fotografía de los autores.
Los sistemas formales o planificados se constituyen básicamente de tres partes más o menos
diferenciadas (vivienda, equipamiento y espacio público) con un grado variable de zonificación,
basada en el reparto de superficies, y que vincula cada uso específico a cada espacio concreto.
Esta definición monofuncional del espacio urbano presenta dificultades para adaptarse a los
cambios, ya que ofrece una morfología fija a una serie de usos con tendencia a transformarse.
Asimismo, este modelo genera mayores consumos de energía en el desplazamiento de los
ciudadanos quienes, para desarrollar sus actividades diarias, deben recorrer distancias
significativas entre áreas de uso especializado.
Los sistemas informales sin embargo, se constituyen por espacios polivalentes (como canchas de
fútbol, que funcionan también como centros cívicos y espacios sociales) y por viviendas
multifuncionales, capaces de acoger varios usos. Las dotaciones y el espacio público operan a la
vez en todas las escalas: las zonas verdes, los comercios o los talleres, se dan no sólo desde una
zonificación general como equipamientos sino también a una escala de disgregación menor que
busca formas de compatibilización con la vivienda (antejardín, espacio social en el retiro,
vivienda-taller etc.)
El resultado es un tipo de ciudad dinámica, que combina la gran escala, propia del urbanismo
formal (equipamientos y espacios públicos) con una escala de vivienda-urbana, que genera una
ciudad disgregada y microzonificada.
112
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Figura 12 (SÁEZ, 2009: 46). Ciudad zonificada (plan de zonificación) y ciudad microzonificada (análisis de la
realidad actual) Pamplona-Lima
Figura 13. Asentamiento en ladera. San Cosme, Lima. Fotografía de los autores
La vivienda, que en los barrios informales constituye la ciudad, permite dada su pequeña escala la
incorporación de preexistencias en su unidad o en los espacios intermedios de relación con la
ciudad (retiro o antejardín) Esto supone, de una parte, una cierta eficiencia y economía de medios
en la inserción de la ciudad en el territorio y, de otra, la creación de lugares habitables de relación
con el paisaje, lo que favorece sentimientos de identidad y de pertenencia al lugar, creando un
espacio social más cohesionado.
En el caso de los asentamientos en ladera, la inserción en el terreno se define a través del recorrido
(acción del tránsito en el cerro, que sigue criterios de comodidad, de preexistencias, de orientación)
y la vivienda, como mecanismo para tratar la topografía, a través de plataformas y desniveles que
se transforman en espacios de expansión de la casa o la calle, espacios de apropiación, o límite
cambiantes entre interior y exterior, que aportan una mayor cualidad espacial a la ciudad. Resulta
un trazado más orgánico, que incorpora además variaciones en los recorridos y diversidad en los
espacios-umbral entre público y privado.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Figura 14 (DRUMMOND, 1981: 67-69-70-77) Formación de barrio según topografía (Rocinha - Río de Janeiro,
1960)
Con esta forma de adaptación a la ladera, se evitan grandes movimientos de terreno que
supondrían mayor inversión, y los costes de urbanización se incorporan a los de autoconstrucción
de cada vivienda, que puede obtener sus recursos de su parte productiva, alimentada por el propio
barrio a medida que se consolida.
Figura 15. Arquitectura y preexistencias: acequia como límite de propiedad del lote. Huachipa-Lima.
Fotografía de los autores
Figura 16. Calle-espacio deportivo y expansión de espacio público sobre cubierta de centro cívico
(Independencia – Lima)
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
19 Esto no podría darse así en el caso de que los pobladores, a un menor esfuerzo y costo económico, optaran por
alquilar una vivienda preexistente en un barrio consolidado. El pago de una renta mensual representaría para una
pequeña economía familiar una descapitalización a largo plazo en un medio con ciclos económicos inestables, tal
como sucede en muchos países en vías de desarrollo.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Figura 17. Red de transporte por escalas. Plan urbano para la Quebrada de Huachipa. Cesal, 2009.
10. CONCLUSIONES
Este objeto de estudio representa un caso de producción social del hábitat, que configura un tipo de
ciudad o barrio, lo que nos permite evaluar la relación entre las formas de habitar y la sociedad
contemporánea, así como estudiar nuevas forma de eficiencia económica, ambiental y social. Las
conclusiones pueden ser aplicables en los mismos sistemas informales o, trasladadas con
precaución dado lo específico de este contexto, pueden dar nuevos enfoques en la reflexión acerca
de un urbanismo más sostenible.
En el contexto de los barrios informales, se ofrece la posibilidad de desarrollar nuevos modelos de
planeamiento con criterios que sigan las lógicas de funcionamiento propio de los barrios, así como
plantear modelos de desarrollo y consolidación desde su relación con las estructuras formales y no
desde la sustitución de sus mecanismos por los formales. Para los barrios informales ya
consolidados, se plantea un nuevo enfoque que puede contribuir a su desarrollo.
En el caso de la ampliación de la geografía de valores del proyecto contemporáneo de ciudad,
podemos encontrar valores trasladables a otros contextos urbanos, como son: escala humana en la
ciudad, recuperación del papel fundamental de la vivienda, la calle como espacio social o la
vivienda-productiva en la sociedad actual, que en un modelo actual en crisis, plantea modelos
productivos y económicos más sostenibles (en el caso de las sociedades desarrolladas podrían
basarse en el teletrabajo y las nuevas tecnologías)
En cuanto a la reflexión sobre rehabilitación de barrios en general, esta investigación permite el
planteamiento de una metodología de análisis de barrios desde sus valores y sus lógicas internas de
funcionamiento y no desde el estudio de sus carencias y la imposición de modelos ajenos a ellos.
Esta visión supone una herramienta alternativa para la rehabilitación de barrios con criterios
sostenibles, donde se incorpora el proyecto de revalorización como práctica fundamental para la
sostenibilidad, ya que permite encontrar las potencialidades que sean implícitas a cada sistema y
que, por tanto, aseguren un desarrollo más fértil, dinámico y eficiente.
Existe una relación específica entre la unidad que ocupa el suelo (que puede ser el núcleo familiar
como origen) y el conjunto, donde cada unidad es promotora activa del proceso y al mismo
tiempo forma parte de un colectivo en el que todavía es posible la interacción a escala vecinal; por
tanto, las necesidades individuales pueden ser más fácilmente expresadas a nivel de conjunto.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BURGA, J. (2006): El ocaso de la barriada: propuestas para la vivienda popular. Lima, Facultad
de Arquitectura Urbanismo y Artes, Universidad Nacional de Ingeniería.
COLLIER, D. (1978): Barriadas y elites de Odria a Velasco. Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
CHION, M. (2002): Dimensión metropolitana de la globalización: Lima a finales del siglo XX.
Santiago de Chile, EURE.
DRUMMOND, D. (1981): Architectes des favelas. París, Brodas.
GEHL, J.; PEÑALOSA, E. y POZUETA, J. (2006) La humanización del espacio urbano: la vida
social entre los edificios. Barcelona, Reverté.
JOHNSON, S. (2003): Sistemas emergentes o qué tienen en común las hormigas, las ciudades y el
software. México D.F., Fondo de Cultura Económica.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Resumen:
Numerosos estudios han visto en Lavapiés (Madrid) un lugar donde acudir en busca de objetos de análisis
sociológicos por sus peculiares características: la inmigración transnacional y sus efectos sobre la
transformación del barrio; el proceso de rehabilitación; las asociaciones vecinales, acciones colectivas y
movimientos de ocupación como ejes de resistencia y creatividad ante dichos planes de reforma; las
relaciones interétnicas, la migración, etc. El artículo que aquí presento, en cambio, desarrolla la siguiente
cuestión: las consecuencias de una rehabilitación a largo plazo en el centro urbano de una ciudad global,
llevándose a cabo el refinamiento de las prácticas biopolíticas (como modelos neoliberales de gestión de las
conductas), donde al individuo ya se le presupone autorreponsable y capaz de decidir por sí mismo. De este
modo, esta forma de gubernamentalidad crea las cosas mismas y los acontecimientos mediante la
concesión, la promoción, la incitación, en definitiva, mediante procesos de subjetivación. Dos mecanismos
disponen ese “dejar hacer” en este caso particular: 1) La aparición de nuevos estilos de vida basados en
consumos distintivos (habitus) y nuevos modelos de civismo (comportamientos concretos en espacios
públicos, prácticas exclusivas y excluyentes) fomentado por las infraestructuras y el comercio cultural 2) la
aplicación de nuevas tecnologías de dominación simbólica y física, materializadas en las cámaras de
videovigilancia y los cuerpos policiales.
Abstract:
Numerous studies have been in Lavapies (Madrid) a place with objects of sociological analysis because of
its peculiar characteristics: transnational migration and its effects on the transformation of the neighborhood
and the process of rehabilitation; neighborhood associations, collective action and social movements as
main occupation of resistance and creativity to these plans for reform; ethnic relations, inmigration, etc.
The article presented here, however, develops the following question: the consequences of long-term
rehabilitation in the center of a global city, carrying out the refinement of biopolitical practices (such as
neo-liberal models of behavior management) where the individual and it presupposes autorreponsable and
able to decide for himself. Thus, this form of governmentality creates the same things and events through
the provision, promotion, encouragement, ultimately, through processes of subjectification. Two
mechanisms have this "laissez faire" in this case: 1) The emergence of new lifestyles based on distinctive
consumption (habitus) and new models of citizenship (individual behavior in public spaces, exclusive and
exclusionary practices) promoted by infrastructure cultural trade and 2) the application of new technologies
of symbolic and physical domination, embodied in video surveillance cameras and police.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Inevitablemente, las cámaras de día de las empresas y de los centros comerciales acabarán por conectarse
a los sistemas de seguridad de los domicilios, a los botones de pánico personales, a las alarmas de los
automóviles, a los teléfonos móviles y otros sistemas similares, en una continuidad ininterrumpida de
vigilancia a tiempo completo. (DAVIS, 2001: 9)
“El espacio público pasa a concebirse como la realización de un valor ideológico, lugar en que se
materializan diversas categorías abstractas como democracia, ciudadanía, convivencia, civismo, consenso
y otras supersticiones políticas contemporáneas, proscenio en que se desearía ver deslizarse una ordenada
masas de seres libres e iguales, guapos, limpios y felices, seres inmaculados que emplean este espacio para
ir y venir de trabajar o de consumir y que, en sus ratos libres, pasean despreocupados por un paraíso de
cortesía, como si fueran figurantes de un colosal spot publicitario. Por descontado que en ese territorio
cualquier presencia indeseable es rápidamente exorcizada y corresponde expulsar o castigar a cualquier
ser humano que no sea capaz de mostrar modales de clase media" (DELGADO, 2007: 226)
INTRODUCCIÓN
Nos encontramos en la recta final del proceso de rehabilitación urbana del barrio de
Lavapiés/Embajadores y más allá de la operación quirúrgica a la que ha sido dispuesto desde 1997,
es ahora cuando sus efectos comienzan a ser visibles, pudiendo observar una serie de
características que dejan entrever el proceso de cambio al que quedará expuesto de aquí en
adelante. Por una parte, "Este proceso de vuelta al centro por parte de las clases acomodadas es
bastante generalizado en las ciudades de los países desarrollados, mereciendo una serie de estudios
que denominan a este fenómeno gentrificación" (LEAL, 1994: 193), donde son los trabajadores
altamente cualificados los que de manera intensiva demandan residir en las zonas centrales de la
capital. Por otro, "La creciente competencia entre las grandes ciudades europeas para atraer las
inversiones productivas y por ser un polo de recepción del turismo internacional, obliga a una
venta de la imagen de la ciudad y a una mejora de algunos elementos estructurales que les afectan
directamente" (Ibíd.: 202). Y para un adecuado desarrollo de estas intervenciones, se han
elaborado unas adaptaciones normativas y judiciales o actuaciones policiales que faciliten estos
cambios por parte del sector privado (DELGADO, 2007), es decir, un sistema de videovigilancia y
una activa y disuasoria presencia de las fuerzas del orden en los principales entramados del
distrito.
Tenemos entonces ante nosotros los grandes mecanismos de incitación y regulación de estos
fenómenos: 1) la economía política, en cuanto que gestión de la población, mediante la
implantación de una producción cultural relativamente necesaria, en lo que casi podríamos definir
espacialmente como una emboscada: Museo Reina Sofía, La Casa Encendida, el Museo de Artes
Visuales (la Antigua Tabacalera, en proceso de rehabilitación aún), la UNED (Edificio Escuelas
Pías y el Centro Gregorio Marañón), la UAM (edificio La Corrala, también en fase de
rehabilitación), y la gran corriente privada que ha arrastrado en forma de galerías de arte, teatros
alternativos, librerías, hostelería (moderna), etc. Se formaliza con esta “red de araña” un arquetipo
muy específico de demandantes de ese espacio, dominado éste por la hegemonía de un capital
cultural alto: “museificación y reificación como mercancía de consumo para la supuesta élite
seudomestiza y joven pero sobradamente cualificada”. (Grupo surrealista, 2006). Pero al mismo
tiempo, con funciones negativas, 2) donde observamos también la nueva disposición y
preponderancia de la institución de la policía en el sentido moderno, como instrumento por medio
del cual se impedirá la aparición de cierta cantidad de desórdenes (FOUCAULT, 2006). Ésta se
personifica en 48 cámaras de videovigilancia distribuidas estratégicamente por el barrio de
Lavapiés, dentro del Barrio de Embajadores (Distrito Centro); pero también en una
sobredimensionada Policía Municipal, que ocupa espacios públicos principales, como la Plaza de
Lavapiés, con caballos, furgonetas y vehículos de todo tipo, así como policías no uniformados que
tratan de mimetizarse con el entorno. Las prácticas habituales de éstos se encuentra entre las
asiduas razzias discriminadas a colectivos de inmigrantes y la posición estatua (saberse vigilado/
saberse seguro).
120
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Estos dos procesos a los que hacemos mención, deben su soporte al énfasis en los equipamientos
culturales y al valor de la arquitectura como agentes de la puesta en escena de ese ambiente urbano
que se desea para los espacios centrales. Lugares éstos fortalecidos con elementos simbólicos,
“cuyo análisis tiene sentido porque fueron cargados de sentido, y cada nuevo recorrido, cada
reiteración ritual refuerza y confirma su necesidad" (AUGÉ, 1992: 58). Y es que el caso de
Lavapiés es quizá otro modelo de rehabilitación dentro de las políticas urbanísticas llevadas a
cabo: con una estructura depauperada y un envejecimiento del caserío, con una absoluta
insuficiencia de infraestructuras y la infradotación de equipamientos urbanos sanitarios, escolares,
culturales, etc. Y con un reto (el que en estos momentos trata de llevarse a cabo) de mejorar la
habitabilidad del parque de viviendas sin reproducir las características que en éstas son fruto de los
procesos especulativos dentro del mercado de la vivienda. “Se diseña entonces, sobre el papel, una
actuación correctora de los efectos del mercado como productor de ciudad”. (Cañedo, 2006) Pero
también estamos ante lo que queda de un barrio popular, simbólicamente estipulado como castizo
y con el nuevo sabor que a partir de los 90 del siglo XX ha dado la migración económica de
distintas nacionalidades, que lo ha promocionado también como multicultural. Y definitivamente,
y es la peculiaridad respecto de otros proceso de revitalización urbana, estamos ante un barrio del
Centro histórico de una “ciudad global” de una capital de Estado.
En estos procesos de reforma urbana existen determinadas funciones que deben verse cumplidas:
1) asegurar la buena fluidez de lo que por él circula; 2) servir como soporte para las
proclamaciones de la memoria oficial (monumentos, actos, nombres ilustres, etc.) y 3) ser
sometido a todo tipo de monitorizaciones que hacen de sus usuarios figurantes de las puestas en
escena autolaudatorias del orden político o que los convierten en consumidores de ese mismo
espacio que usan. Para tales fines, la Administración trata de mantener el espacio público en
buenas condiciones para una red de encuentros y desplazamientos lo más ordenados posible, así
como de asegurar unos máximos niveles de claridad semántica que eviten la ambigüedad de su
significado. Esta preocupación por la legibilidad del espacio público es la que se traduce en todo
tipo de iniciativas urbanísticas que pretenden arquitecturizarlo. Que lo fuerzan a asumir
esquematizaciones provistas desde el diseño urbano, siempre a partir del presupuesto de que la
calle y la plaza deben ser textos que vehiculan un único discurso. (DELGADO, 2004)
Pero este proceso, hasta ahora optimizado por las mejoras directas que la vecindad está
disfrutando, parece haber llegado a una situación de “Óptimo de Pareto”, en el que nadie puede
beneficiarse de un cambio sin perjudicar a otro. Tal es el caso de los vecinos “de toda la vida”
frente a los nuevos vecinos y sus distintos modelos de uso de la ciudad; o el futuro incierto de la
migración económica, sólidamente asentada en el barrio, frente al lento proceso de erradicación de
infravivienda y sus posibles consecuencias; o los pequeños comercios residuales de la etapa
fordista, frente a los nuevos, revalorizados, flamantes y alternativos negocios típicos de la
121
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Finalmente, este escrito sirve como punto de partida y ejercicio de reflexión para una investigación
de mayor calado en lo que será, esperemos, el desarrollo de la tesis doctoral. Desarrollaremos en
ésta un análisis de la economía política de la cultura y los mecanismos de control, directamente
relacionados con los procesos sociales en el espacio urbano, para determinar hasta qué punto las
tramas que hay entre sujetos, dinero, ciudades, cultura y poder político, están más o menos
hilvanadas con la producción espacial y las prácticas distintivas (enclasadas y enclasantes) de un
determinando prototipo de vecino modélico.
Situado éste en el mismo centro de la capital (pertenece de hecho al Distrito Centro), Lavapiés ha
sido siempre un área residencial de población que, atraída por los recursos y el brillo de la capital,
ha ido llegando a Madrid en sucesivas e imparables oleadas migratorias que a lo largo de los siglos
han marcado, entre otras muchas cosas, el entramado urbanístico de la ciudad. Cuando en 1997 se
planteó su declaración como “Área de Rehabilitación Preferente”, Lavapiés era considerada desde
todo ámbito como una zona urbana degradada, en crisis (CAÑEDO, 2006). El deterioro del caserío
y las infraestructuras, la escasez de los equipamientos urbanos, la falta de vitalidad como espacio
comercial, la despoblación y el envejecimiento poblacional dibujaban un Lavapiés que se fundía
con una imagen de espacio inseguro y escasamente recomendable para el tránsito. (Ibíd., 2006).
Así, el Plan General de 1997 en Madrid, resumía de esta manera los objetivos del Área de
Rehabilitación Preferente de Lavapiés:
- Recuperar la vitalidad del barrio, pieza clave del centro histórico de Madrid.
- Evitar la expulsión de la población tradicional.
- Reforzar su carácter residencial frente a procesos emergentes de terciarización indiscriminada.
- Mantener, mejorar y ampliar los equipamientos existentes y crear otros nuevos.
- Poner en valor el carácter cultural de esta pieza del centro de la ciudad con una ambiciosa
política de equipamientos de alcance metropolitano.
- Recuperar la calidad ambiental de la zona, enriqueciendo su imagen urbana.
- Concentrar la inversión pública en determinadas intervenciones para aumentar su eficiencia y
propiciar nuevos focos de actividad socioeconómica.
- Frenar el abandono de la zona por la población más joven, generando actividades económicas
tradicionales y reduciendo las situaciones de marginalidad existentes en la actualidad.
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poder capitalista en una sola metrópolis mundial se ha visto profundamente alterada a partir del
último tercio del siglo XX. Desde entonces, ya no se tratará de un centro localizado, sino de la
hegemonía de un “archipiélago de ciudades” o, más exactamente, de subconjuntos de grandes
ciudades conectadas por medios telemáticos e informáticos. Así pues, la ciudad-mundo de la nueva
imagen del capitalismo mundial integrado se ha desterritorializado profundamente y sus
componentes se han diseminado sobre un rizoma multipolar urbano que abarca toda la superficie
del planeta (GUATTARI, 2003). Hablamos de “funciones que requieren de saberes complejos y de
personal experto (como servicios jurídicos, publicidad o marketing); también de producción de
tecnologías y servicios de asesoría adecuados a la propia complejidad del ciclo de acumulación
corporativo y financiero (como las actividades informáticas y las consultorías técnicas de distinto
tipo); de funciones de coordinación y logística entre los distintos momentos del proceso de
producción; además de la producción y gestión de información, y en cierto sentido, de
«hegemonía» cultural, en tanto factor determinante de la competitividad global” (RODRÍGUEZ,
2008: 72).
Todo ello en un Madrid con una reestructuración industrial que acompañó a la recesión económica
de los 70 del siglo pasado y que tuvo una serie de particularidades, como son: a) la flexibilidad
laboral, dejando atrás la seguridad en el empleo, aumentando la cifra de parados y ocupaciones
precarias; b) la economía difusa (segmentación de los procesos productivos); c) la multiplicación
de las pequeñas empresas, subsidiarias de las grandes, con aumento de autónomos y de empresas a
auxiliares. Asimismo, desde el punto de vista espacial, cambiaron las pautas de localización
(concentración-dispersión), aumentando por un lado las localizaciones en los centros de las
ciudades de las actividades de dirección, mientras por otro se desplazaba a la primera corona los
almacenes las fábricas. (ALABART, 1994). Estamos en un momento inverso al de finales del siglo
XX, donde la fortaleza principal del centro de la metrópoli estaba en el aumento imparable de
oficinas y sedes del sector terciario y financiero. Una vez culminado este proceso, se desarrollan
las lógicas institucionales de desarrollo y fomento de la capacidad residencial de las zonas
centrales, puesto que los centros de trabajo ya han realizado su labor de refuerzo de los espacios de
prestigio y de diferenciación espacial, mediante la elevación de los precios del suelo (LEAL,
1994). Es el turno de hacer de la ciudad un lugar apetecible para este tipo de trabajadores. De este
modo, las ciudades contemporáneas se caracterizan por ubicarse dentro de una red de relaciones de
escala internacional en la que compiten entre ellas por la atracción de inversores y turistas. En el
caso de las ciudades europeas, es el antiguo centro urbano, que emerge de esta red de relaciones
como un lugar específico, como “centro histórico”, el que va a funcionar como una suerte de
representación de la ciudad, como escenario donde se narra su belleza, su tradición o su
singularidad (CAÑEDO, 2006).
2. BIOPOLÍTICA Y REHABILITACIÓN
La metrópolis prolifera como un fractal de la economía global, como una reproducción concretada
espacialmente de la división internacional del trabajo que cada vez más, encarna la vida misma
dentro del ámbito de la producción. Lo que Foucault define como "el umbral de modernidad
biológica" de una sociedad, que se sitúa en el punto en que la especie y el individuo en cuanto
simple cuerpo viviente se convierten en el objetivo de sus estrategias políticas (AGAMBEN, 2006:
11) Así, cuando introducimos el concepto de biopolítica, queremos plantear “que la vida entera
está subsumida en el capital, que la valorización del capital la produce una sociedad incorporada al
trabajo, y que, por tanto, todas las relaciones sociales y vitales están incluidas en la relación
productiva" (NEGRI, 2006: 22). La biopolítica entendida por tanto como relación del triángulo
gobierno-población-economía política (LAZZARATO, 2000).
Por ello debemos analizar la presencia simultánea de diferentes dispositivos que se articulan y se
distribuyen de diferente manera bajo la potencia de esta concatenación “gobierno-población-
123
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
El soberano del territorio se convierte por tanto, en arquitecto del espacio y regulador de un medio:
permite, garantiza, asegura distintos tipos de circulación, de la gente, de las mercancías, del aire,
etc. (FOUCAULT, 2006) y organizado éste por dos mecanismos, no excluyentes entre sí, sino
coordinados. Por un lado, la disciplina que es centrípeta, funciona aislando un espacio,
determinando un segmento (concentra, centra, encierra), siendo el sistema de videovigilancia en
las calles y la constante presencia de fuerzas policiales en Lavapiés su síntoma más evidente. De
esta forma, se circunscribe de manera nítida un espacio en el cual el poder, ya no como relación
estratégica, sino como mecanismo de dominación, transmite toda su fuerza. Por otro, los
dispositivos de seguridad, centrífugos, con tendencia a ampliarse, en el que se integran sin cesar
nuevos elementos como la producción, la psicología, los comportamientos, los compradores, los
consumidores, los importadores, los exportadores, el mercado mundial, etc. Este es el caso de las
prácticas distintivas que se suceden en el espacio concreto de Lavapiés, donde ese “dejar hacer” es
el que lentamente modela y cambia el vecino-tipo en Embajadores. Como ya decíamos con
anterioridad, esa hibridación entre lo subversivo, lo cultural y lo bohemio es lo que abre esas líneas
decisivas del cambio.
Y para que estos dos procesos se sucedan con un resultado óptimo para beneficio del orden
hegemónico, tenemos al "Gobierno", entendido éste como técnica, ordenando y correspondiendo
entre sí el dispositivo triangular de seguridad-población-gobierno (FOUCAULT, 2006), en su
acepción de ocuparse de la población, de hacer seguir una ruta, de sustentar, de conducir. Fourquet
(1978), en esta misma línea, ya nos avisaba de que la función del equipamiento colectivo es
producir integración, producir ciudad. En definitiva, producir una serie de mecanismos de
subjetivación capaces de fortalecer prácticas distintivas, en el sentido bourdieano, que sustituyan o
al menos contrarresten las prácticas de clase desarrolladas hasta el momento en este barrio.
124
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
zona, de la renta del suelo que podría obtenerse en caso de remodelación, crece hasta el punto de
que la reinversión comienza a ser rentable (SMITH, 2009).
Los gestores de las ciudades de todo el mundo parecen haberse enamorado de la idea de la "ciudad
creativa", e intentan atraer a la llamada "clase creativa" (artistas, intelectuales, gente del
espectáculo, diseñadores, etc.) a los vecindarios en proceso de gentrificación. Probablemente la
primera vez que se puso en marcha esta estrategia fue en el Lower East Side neoyorquino, donde a
principios de 1980 los propietarios que no eran capaces de alquilar sus locales comerciales los
ofrecieron por un alquiler bajo a artistas, con un contrato de cinco años. Transcurrido ese tiempo,
al no existir ningún control sobre los alquileres ni sobre el uso de los locales comerciales y con el
vecindario en pleno y veloz proceso de gentrificación, los propietarios comenzaron a exigir
subidas de alquileres de un 400%, un 600% y hasta un 1.000% para renovar los contratos.
Finalmente, los artistas ya habían cumplido su labor como avanzadilla de tal proceso y fueron ellos
mismos desplazados (SMITH, 2009).
Al mismo tiempo se erigían luchas de resistencia, como la batalla de Tompkins Square Park, en el
Lower East Side, Manhattan (NY), donde un parque en el que solían reunirse manifestantes
antigentrificación y en el que numerosos sin techo dormían cada noche, en 1988, fue socavado
por el intento municipal de cortar el acceso nocturno al parque, lo que resultó en una auténtica
batalla campal que terminó de madrugada con la retirada de la policía. Según los vecinos, el
Ayuntamiento trataba de domesticar la zona para facilitar el proceso de renovación del barrio. "La
gentrificación es lucha de clases" o "Muere basura yuppie" fueron algunos de los eslóganes
coreados. Hasta el cierre definitivo del parque, en 1991, se sucedieron los altercados con la policía
y los conciertos y actividades artístico-culturales. Pero parece ser que la activa vida cultural y el
circuito alternativo de galerías de arte en ocupaciones y centros sociales allanaron el terreno para la
gentrificación total de la zona, cuya economía reposa desde entonces en una combinación de
mercado inmobiliario e industria cultural. Un ejemplo que demuestra que “lo fundamental de esta
gentrificación son las actividades de alta cultura promovidas por la intervención política de las
administraciones públicas u otras entidades de alto nivel." (AGOTE et al, 2010: 191)
En el caso concreto de esta investigación tenemos numerosos ejemplos, a los que sólo haremos
alusión, por el momento:
125
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
(www.latabacalera.net). Pero al mismo tiempo, el Museo de Arte Reina Sofía gestiona otra
de las partes del enorme edificio en sus primeros pasos, hasta que los presupuestos cuadren
y se desarrolle su planteamiento inicial: un Museo del Cine (a cargo del Instituto de la
Cinematografía y de las Artes Audiovisuales-ICAA), un Centro de la Fotografía y la
Imagen y el Instituto de Creación (ambos adscritos a la Dirección General de Bellas Artes y
Bienes Culturales).
• La Casa Encendida, que pertenece a Caja Madrid, donde se imparten talleres, seminarios y
conferencias de toda índole, preferentemente del sector social, como los talleres de
“Urbanacción”, en el que se desarrollan frívolos ejercicios de ocupación de solares
abandonados, todo ello, evidentemente bajo la supervisión y beneplácito del Ayuntamiento
de Madrid, para redecorar los espacios públicos y denunciar la necesidad de más espacios
verdes y plazas gestionadas por los propios vecinos/as. O Conferencias financiadas por la
propia Caja de Ahorros, entre otros, donde, por ejemplo, se desarrollan discursos de crítica
política y social de un modelo neoliberal de ciudad.
• Un Museo, el Reina Sofía, capaz de ostentar poderosos y carísimos cuadros de arte
movilizando enormes presupuestos para sus intereses, o de enrejar cualquier respiradero de
aire caliente que esté en sus aledaños donde pueda dormir algún “sin techo”, al mismo
tiempo que financia y presenta en sus propias instalaciones conferencias de los más
reputados neomarxistas que hacen una incipiente crítica de la producción cultural y el
capitalismo cognitivo, como elementos principales de la era del postfordismo.
• Las Escuelas Pías, cedidas a la UNED, Universidad Nacional de Educación a Distancia,
que conservando la estructura original producida por el incendio que acabó con este
edificio religioso en la Guerra Civil, ahora es sede de diversas actividades de difusión
científica, así como biblioteca, aulario, etc. y exclusiva ubicación de un restaurante de
gestión privada en su azotea.
• El Centro Dramático Nacional, con un alto presupuesto para el arte teatral, que ha sido
capaz, entre otras cosas, de dar un giro arquitectónico muy brusco al entorno del barrio.
• Una zona, primordialmente habitada por nativos y migrantes no económicos, que recorre lo
que se ha llegado a denominar como el “paseo marítimo” de Lavapiés (Calle Argumosa),
conformado por una serie de locales hosteleros, que acaba cruzándose con las calle de las
galerías de arte de la calle Doctor Fourquet (que en estos últimos meses ha incrementado el
ritmo de apertura de éstas).
• La UAM, que se ha comprometido con el Ayuntamiento de Madrid a encargarse del
edificio La Corrala, para rehabilitarlo y montar un centro cultural universitario que incluiría
la sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares (Mirena, 2008).
• Todo ello, bien entrelazado por locales de comercio étnico, comercio justo, productos bio-
ecológicos, teatros alternativos, así como un amplio espectro de locales, colectivos y
librerías que se encuentran en la gruesa y fragmentada línea de la izquierda política.
Es evidente por tanto, el proceso sufrido por este barrio, a través de su rehabilitación desde 1997,
convirtiendo el centro antiguo en un parque temático, en escenario para la gentrificación, de
asentamientos de clases medias en busca de un reencuentro con la vida de barrio, con unas dosis
controladas y controlables de culturalismo, en definitiva, un nuevo sabor local que atrae a
potenciales clientes (DELGADO, 2007). Por ello todo cambio en las prácticas de consumo
atraviesa la estructura social en su conjunto y necesita una reorganización, simbólica y práctica del
conjunto de los campos en los que se construyen las clases sociales. (ALONSO, 2006). Pero lo
interesante no es sólo el conjunto de alternativas relevantes compatibles que el actor libremente
elige, sino las condiciones, las lógicas sociales que determinan los elementos que existen en ese
conjunto. Y éstas se deben a los esquemas de percepción y valoración de la realidad social propio
de cada habitus en un campo concreto.
126
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
De hecho el habitus es "la posición social hecha práctica", es la forma en que las relaciones
sociales son reproducidas a través de actos y actores concretos, debido a que las posiciones
sociales generan unos esquemas o principios de percepción, de acción y de formas de sentir. Pero,
también, es "la práctica hecha posición social", pues está formado por las experiencias concretas,
por la microhistoria "total" de grupos sociales que han discurrido por trayectorias similares dentro
de un campo, de forma que construyen un espacio social que le es propio construyendo su habitus.
¿Qué relaciones genera y cuáles son las condiciones de su génesis? Es aquí donde la biopolítica
cultural a la que antes aludíamos, tiene todo su sentido, ya que los intereses y las acciones de los
actores no se dan en un lugar abstracto sino en campos concretos. El campo es el espacio social
que se construye en torno a algo que es valorado, es decir, que genera interés. Es por definición
histórico, relacional y relativo, pues está formado por el espacio de fuerzas en torno a lo que se
disputará y que conforman las posiciones que los actores mantienen entre sí. Estas posiciones se
definen a partir de las dotaciones de recursos con que cuentan los actores (las diferentes formas de
capital, simbólico, cultural, relacional, etc.).
Igualmente pueden existir relaciones de conflicto entre campos pujando por la legitimidad de la
construcción del sentido general de lo social. El concepto de habitus permite escapar a ese
concepto de la estructura, introduciendo la vivencia subjetiva, que se expresa en el análisis en
términos de elección, de gusto, de estrategia. Y es esto precisamente lo que ha ocurrido durante el
largo proceso de rehabilitación, donde se han sucedido resistencias de diversa índole: luchas por
los espacios públicos, por la participación ciudadana en la transformación del barrio, procesos
reactivos ante ciertas infraestructuras, luchas relacionadas con el consumo colectivo (servicios
básicos en educación, sanidad, etc), la queja habitual del vecino “de toda la vida” frente al
migrante o al nuevo vecino, etc.
Nos encontramos a su vez con una inversión del proceso civilizatorio que nos describía tan
acertadamente Elías (2001), donde ahora también la estética cultivada por clases populares es
mimetizada en este tipo de barrios por clases medias, fruto de una pretendida e ideologizada
hibridación. Hay pues una materialización de la clase, incluso una fetichización de la misma, del
gusto como expresión del habitus. El gusto se expresa como "la propensión y actitud para la
apropiación (material y simbólica) de una clase determinada de objetos o prácticas enclasadas y
enclasantes, es la forma generalizada que se encuentra en la base del estilo de vida, conjunto
unitario de preferencias distintivas, que expresan, en la lógica específica de cada uno de los
subespacios simbólicos (mobiliario, vestido, lenguaje o hexis corporal) la misma intención
expresiva." (BOURDIEU, 1988). La lógica de este efecto sigue siendo el de la distinción, la
diferenciación. Y su esencia es la desigualdad, la dominación, la violencia simbólica y la
imposición de los códigos de la legitimidad. Esta dimensión, finalmente, se concreta en un sistema
de capitales particulares como son el capital cultural (volumen de titulaciones y credenciales), el
capital social (conjuntos de relaciones socialmente útiles) y el capital simbólico (sistema de
127
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
conocimientos implícitos, signos, rituales y prácticas de honor que producen respetabilidad social)
(ALONSO, 2006).
Parte importante de este híbrido causal entre clases y prácticas populares (junto con las propias
características culturales de la importante comunidad migrante y los nuevos vecinos con su alto
capital cultural bajo el brazo) está en estos momentos en una lucha por el sentido del campo. "Lo
que será llamar incivismo no es otra cosa que la afloración de realidades sociales que se niegan a
esconderse, al tiempo que la confirmación de que el desorden social o la creatividad humana no
han sido todavía derrotados por los convencionalismos de la buena educación burguesa"
(DELGADO, 2007: 236). De esta manera, para que “los burgueses progresistas puedan mudarse a
un barrio multicultural, es preciso y necesario vaciar primero ese mismo barrio de toda cultura
diferente, desolarlo de elementos extraños, dejar en pie el decorado pero vaciar el interior. Cuando
esto se haya conseguido, se podrán subir los precios pues lo caro es bueno, e inmolar
definitivamente el barrio a los turistas”. (Grupo Surrealista, 2009).
4. VIDEOVIGILANCIA EN EL BARRIO
Después de haber hecho una breve incursión en la fuerte incentivación de las instituciones públicas
para que la omnipresencia cultural como dispositivo biopolítico sea capaz de fomentar, de
conducir esos procesos de subjetivación, queremos hacer referencia en este apartado al elemento
anatomo-político (técnica disciplinaria). En el análisis del carácter biopolítico de la rehabilitación,
resaltábamos esta tecnología como reguladora de la vida y que fortalecía e incitaba una correcta
conexión de los problemas económicos y políticos con el neoliberalismo como sujeto proactivo de
ésta, en base a previsiones, a medidas globales para que tienda a la homeostasis. En cambio, y
como complemento, el poder disciplinario juega con la serie “cuerpo-organismo-disciplina-
instituciones”, mediante una tecnología de adiestramiento, con procedimientos como las
distribución de los individuos en el espacio o el control de la actividad, tratando de vigilar,
castigar, normalizar. He aquí por tanto el motivo de las cámaras de videovigilancia instaladas en
enero de 2010, y la constante presencia de la policía en los principales ejes de circulación de
Lavapiés. Estos modernos dispositivos de control fomentan la desconfianza, el pánico, el miedo, el
terror y la paranoia, pero no hacen descender el nivel de criminalidad (Público, 2009). Con la
videovigilancia en las calles se trata de fomentar determinados modelos de conducta ciudadana,
donde las apariencias ahora también se tienen que guardar ante las cámaras. Tenemos por tanto, el
hecho de la mirada y el hecho de la interiorización como ejes fundamentales de esta lógica de
control. No se trata de que el individuo pueda ser castigado, sino hacer que ni siquiera puedan
actuar mal, en la medida en que se sentirán sumergidos, inmersos en un campo de visibilidad total
en el cual la opinión de los otros, la mirada de los otros, el discurso de los otros, les impidan obrar
mal o hacer lo que es nocivo (FOUCAULT, 1980).
En definitiva, no es más que el panóptico de Bentham (1980), obra editada a finales del siglo
XVIII, reactualizado tecnológicamente: “El principio era: en la periferia un edificio circular; en el
centro una torre; ésta aparece atravesada por amplias ventanas que se abren sobre la cara interior
del círculo. El edificio periférico está dividido en celdas, cada una de las cuales ocupa todo el
espesor del edificio. Estas celdas tienen dos ventanas: una abierta hacia el interior que se
corresponde con las ventanas de la torre; y otra hacia el exterior que deja pasar la luz de un lado al
otro de la celda. Basta pues situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda un loco,
un enfermo, un condenado, un obrero o un alumno. Mediante el efecto de contra-luz se pueden
captar desde la torre las siluetas prisioneras en las celdas de la periferia proyectadas y recortadas
en la luz. En suma, se invierte el principio de la mazmorra. La plena luz y la mirada de un vigilante
captan mejor que la sombra que en último término cumplía una función protectora”.
(FOUCAULT, 1980)
128
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
De esta manera, la frontera entre arquitectura y mantenimiento del orden se ha desvanecido aún
más y “la policía se ha convertido en uno de los protagonistas principales de la planificación del
centro”. (DAVIS, 2001: 9). A esto hemos de sumar la vigilancia con video de las zonas renovadas
del centro. “Esta vigilancia extensiva crea un scanscape virtual, un espacio de visibilidad
protectora que delimita cada vez más la zona en la que los oficinistas y los turistas de clase media
se sienten seguros en el centro”. (DAVIS, 2001: 9). El mapa de distribución de las cámaras de
videovigilancia en Lavapiés denota una serie de diferenciaciones estratégica entre partes del
barrio: la zona con más cámaras es la que conforman las calles que llegan a la plaza Tirso de
Molina y Mesón de Paredes, que atraviesan el barrio de Norte a Sur, casi enteramente ocupado por
almacenes chinos de ropa y complementos, por peluquerías, bazares, restaurantes y locutorios
árabes y africanos. Calles que han servido, por su estriada configuración, para múltiples escapadas,
escondites, barricadas y defensa de diversos grupos de manifestantes. En cambio, hay una total
falta de cámaras en la calle Argumosa, excepto dos situadas en las esquinas con la Plaza Lavapiés
y la calle Doctor Fourquet, a pesar de ser otro eje central del barrio que permitiría controlar de la
misma manera los movimientos en esa zona. Pero como ya hemos avisado la labor es innecesaria
en esa parte del barrio ya ilustrado, ya que la calle Argumosa es la más turística del barrio debido a
la hostelería de la zona, y las calles adyacentes al Museo Reina Sofía y a la Casa Encendida tienen
las cámaras ya incorporadas en los edificios institucionales y galerías de arte.
Debemos recordar que la videovigilancia no tiene la más mínima intención de reducir los niveles
de delincuencia en el barrio, sino que una "zona controlada por cámaras de vigilancia" tiene el
papel de asustar y tranquilizar al mismo tiempo. “Estas cámaras no están pensadas exactamente
para "proteger" a los vecinos, o al menos no a los actuales, sino a los que vengan después de la
limpieza y del éxodo.” (Grupo surrealista, 2009). Se trata de crear un espacio de legibilidad
detallada, de saber-poder. En el Reino Unido, por cada 1.000 cámaras de vigilancia que hay
ubicadas en Londres, sólo se consigue resolver un delito (Público, 2009). De hecho, El Reino
Unido es el país europeo que más cámaras de circuito cerrado de televisión tiene en sus calles, con
cuatro millones. Y se calcula que una persona puede ser grabada unas 300 veces en un solo día de
vida normal por las calles de Londres. Pero controlar tantas cámaras requiere demasiada policía,
por eso se ha desarrollado un sistema de detección de “comportamientos sospechosos” que alerta
automáticamente al centro de control. Se trata de una extensa red de cámaras “inteligentes”
programadas para ponerse en alerta y activar a otras en momentos que pase algo fuera de los
parámetros establecidos, como vehículos o personas a gran velocidad, aglomeraciones de gente en
la calle, etc. Pero esto puede llegar más lejos. Tal es el ejemplo, que roza el esquizoide, que nos
proporciona este mismo país, Reino Unido, con las telecámaras dentro de casa. Con un
presupuesto de 400 millones de libras para los “Proyectos de Intervención Familiar” dentro del
“Crime Action Plan”, donde familias problemáticas pueden ser observadas constantemente por
unos servicios sociales y una policía paralela, que vigilará que se eduque correctamente dentro del
seno familiar y que cumplan con sus obligaciones en virtud de un contrato firmado previamente
(Ateneu llibertari, 2010).
De todas maneras, las cámaras de videovigilancia no son más que una prótesis de la propia
policía. La labor de ésta ha consistido históricamente en el ejercicio soberano del poder real sobre
los individuos, que son sus súbditos. Es la gubernamentalidad directa, el golpe de estado
permanente: el reglamento, la ordenanza, la prohibición, el arresto. Policiar y urbanizar, dice
Foucault (2006), son la misma cosa. Y para ello nos remite a los primeros escritos sobre la policía,
que si bien era una policía distinta a la que hoy en día conocemos, nos puede dar pistas del porqué
de su actual responsabilidad. Para ello se aleja hasta una obra de Delanere en el siglo XVIII, y su
"Tratado de la policía", en el que indica los trece ámbitos a los que ha de dedicarse este cuerpo: la
religión, las costumbres, la salud y los artículos de subsistencia, la tranquilidad pública, el cuidado
de los edificios, las plazas y los caminos, las ciencias y las artes liberales, el comercio, las
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
manufacturas y las artes mecánicas, los domésticos y los peones, el teatro, los juegos y por último,
el cuidado y la disciplina de los pobres, como parte considerable del bien público. (Ibíd.)
4. CONCLUSIONES
Tenemos, en definitiva, una serie de mecanismos, en el Lavapiés rehabilitado, capaz de rentabilizar
los esfuerzos de la administración pública por dar una nueva cara a este barrio del distrito centro.
Y es que no podemos olvidar la fuerza misma del mercado, que en su potencial de acumulación de
capital desarrolla elementos como el que Harvey (1977) nos presenta: la "renta real", en el que la
posición social de las familias está influenciada por el acceso que consigue tener a un conjunto de
servicios y equipamientos situados en el entorno residencial de su vivienda, consiguiendo
incrementar notablemente sus niveles de bienestar (CORTÉS, 1995). Este capitalismo no tiene por
objeto ni por función producir valores de uso por medio del incremento del valor del capital, sino
que tiene por objetivo y por función incrementar el valor del capital por medio de la producción de
valores de uso. La necesidad sigue siendo la condición teórica, pues la producción de valores de
uso continúa siendo la categoría material de la producción de plusvalía.
Pero cuándo, por qué y cómo nace esa necesidad. Así lo define Delgado: "De pronto, alguien, en
algún sitio, decide algo que cambiará la forma y la vida de un barrio. Primero se lo declara
"obsoleto", luego se redacta un plan perfecto, se elaboran unos planes llenos de curvas y rectas, se
hace todo ello publico de una manera atractiva (dibujitos y maquetas) y se promete una existencia
mejor a los seres humanos cuya vida va a ser, como el lugar, remodelada. A continuación se
proponen ofertas de realojamiento que siempre perjudican a quienes no podrán asumir las nuevas
condiciones que indirectamente se les impone, se encauzan dinámicas de participación orientadas,
de hecho, a dividir a los vecinos afectados y después se continúa sometiendo a ese pedazo de
ciudad a un abandono que ya lo venía deteriorando, para disuadir a las víctimas-beneficiarios de la
transformación de su urgencia e inevitabilidad. Luego, no es extraña la aplicación de formas de
mobbing institucional, una técnica de acoso y derribo (y nunca mejor dicho) consistente en hacerle
la vida imposible a los vecinos que se niegan a abandonar casas condenadas..." (DELGADO, 2007:
47)
Consiste efectivamente, en una técnica de poder, cuyo objeto es la población que aspira por medio
del equilibrio global a la homeostasis: la seguridad del conjunto con respecto a sus peligros
internos (FOUCAULT, 2006), serie indefinida de acontecimientos que se producen y se acumulan,
sólo controlables por un cálculo de probabilidades. Se ve de este modo, funcionar esta triple
dirección en la relación espacio-ciudad, en un movimiento de superposición y desplazamiento
desde el principio de soberanía al de seguridad, pasando por el dispositivo disciplinario, donde la
ley prohíbe, la disciplina prescribe y la seguridad, que toma elementos de ambas, regula,
administra y deja hacer. Ya no es un problema entre otros, sino el problema crucial de los retos
económicos, sociales, ideológicos y culturales de la sociedad. La metrópoli produce el destino de
la humanidad, sus promociones así como sus segregaciones, la formación de élites o el porvenir de
la innovación social. En definitiva, la creación en todos los ámbitos.
130
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
Es el caso del interés de la dominación por un barrio del que desconfía y al que desea adulterar
para que pase de deprimido y disfuncional a normalizarse, regenerarse y progresar en la
rentabilidad y la previsibilidad (Grupo surrealista, 2009). En estas condiciones, el diseño
arquitectónico y la programación urbanística han de ser considerados dentro de su movimiento,
dentro de su dialéctica: son llamados a convertirse en cartografías multidimensionales de la
producción de la subjetividad (GUATTARI, 2003). La intervención gubernamental, por tanto,
tiene dos finalidades:1) mantener el funcionamiento correcto del intercambio de mercado; 2)
mejorar las consecuencias destructivas que provienen del mercado autorregulado (SEQUERA,
2010). Por lo que si llevamos a cabo una “renovación urbana”, finalmente, sólo cambiaremos la
pobreza de lugar. "El urbanismo ha de ser considerado como un conjunto de relaciones sociales
que reflejan las relaciones establecidas en la sociedad como totalidad" (HARVEY, 1977: 319). Y
la gentrificación, por ende, es parte de esta estrategia de acumulación y reproducción de capital.
Aún así, los cuerpos no están capturados de forma absoluta por los dispositivos de poder. El poder
no es una relación unilateral, una dominación totalitaria sobre los individuos, tal y como la
despliega el ejercicio del Panóptico, sino una relación estratégica. El poder es ejercido por cada
fuerza de la sociedad y pasa por los cuerpos, no porque sea “omnipotente y omnisciente”, sino
porque las fuerzas son las potencias del cuerpo Lo que llamamos poder es una integración, una
coordinación y una dirección de las relaciones entre una multiplicidad de fuerzas (LAZZARATO,
2000). El poder es de este modo definido como la capacidad de estructurar el campo de acción del
otro, de intervenir en el dominio de sus acciones posibles. El poder es un modo de acción sobre
sujetos activos, sobre sujetos libres. De este modo debemos entender “la relación de soberanía y la
del capital no como concluidas, sino como críticamente abiertas, como relaciones y vínculos de
fuerza que se van modificando según las circunstancias sobre la base de las producciones de vida
material (los modos de vida) y de las figuras de la subjetividad" (NEGRI, 2006: 21) y al territorio
urbano como “la fábrica de la acumulación posmoderna, el laboratorio de la valorización
inmaterial" (Ibíd: 173).
Finalmente, no se quieren subestimar las posibilidades que la cultura ofrece para la recuperación
de una ciudad, sino su carácter mercantil y de efecto llamada de ciertos capitales a una zona
concreta, como ya se ha dicho a lo largo del artículo. Un sobredimensionamiento de la oferta
cultural puede tener efectos perversos, por esta razón hay que evitar que los centros históricos se
conviertan en meros contenedores culturales (TROITIÑO, 2003). El paseo del Arte, por ejemplo,
es una obra de ingeniería de las más antiguas (ROWAN, 2009), una técnica de gobierno usual: una
gran arteria, un circuito en el que todos los museos grandes generen un paseo del turismo cultural
(Museo del Prado, Museo Thyssen, CaixaFórum, Museo Reina Sofía, Casa Encendida), se amplía
(futuro Centro Nacional de Artes Visuales) y se encierra en espiral (UNED, UAM, Centro
Dramático Nacional, etc) hasta el mismísimo epicentro del barrio de Lavapiés. Observamos como
en la “ciudad marca” el gobierno presta servicios, realiza campañas, proyectos, festivales, etc.: el
Estado se ha culturizado. Necesita de toda la cultura para presentarse al mundo y gobernar de esta
forma más laxa. Los Estados buscan formas de escuchar, recoger, cooptar distintas formas de
creatividad social, ideas que surgen desde ámbitos casi antagónicos y las convierten en productos
con un gran potencial de mercado.
En conclusión, se recuperan esas zonas urbanas deterioradas, sí, de acuerdo. Pero no para ponerlas
a disposición de los sectores sociales más vulnerables y vulnerados, sino para recalificar su uso
social y dotarlo de atractivo para vecinos y usos de clase media y alta. Tiene en definitiva un
carácter higienizador, en el que se trata de suscitar, facilitar, dejar hacer. Las instituciones públicas
son conscientes de que lo preciso es manejar y ya no reglamentar, para que sean esos estilos de
vida correspondidos directamente por un consumo distintivo los que limpien la zona; o saberse
131
Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
visto, en el caso de la videovigilancia, para tener una concreta actitud cívica. La libertad, en
definitiva, convertida en un elemento indispensable de la gubernamentalidad misma.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
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Primer bloque: La ciudad como ecosistema urbano.
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SEGUNDO BLOQUE
CIUDAD Y TERRITORIO
Ricardo MÉNDEZ
Instituto de Economía, Geografía y Demografía
Centro de Ciencias Humanas y Sociales CSIC
ricardo.mendez@cchs.csic.es
Introducción.
Desde hace varias décadas, las ciudades de nuestro entorno experimentan un conjunto
de transformaciones que son reflejo de procesos de carácter estructural, Éstos incluyen desde
la globalización de los mercados a la revolución de las tecnologías digitales, con su impacto
directo sobre la dimensión espacio-temporal de las sociedades, y desde los efectos del proceso
de integración europea a la reestructuración del Estado, con la consolidación de formas de
gobierno multinivel que multiplican el número de actores con influencia sobre la evolución
urbana. En cada periodo histórico, las tendencias dominantes hacen surgir nuevos conceptos y
teorías para intentar aprehender e interpretar los fenómenos visibles, al tiempo que las
temáticas de investigación se orientan hacia líneas nuevas o renovadas, en tanto otras quedan
en un segundo plano o se abandonan.
Dentro de un bloque temático con una denominación tan panorámica y abarcadora
como el dedicado a “Ciudad y territorio, nuevas manifestaciones en un largo proceso”, no
parece casual que la práctica totalidad de las comunicaciones presentadas, más allá de su
contenido temático diverso, centren su atención en dos tipos de ámbitos urbanos que parecen
atraer una especial atención en este momento. Están, por una parte, las ciudades de tamaño
medio o intermedio, muy numerosas en buena parte de las regiones, con un área de influencia
a menudo comarcal o provincial, y a las que ahora se asigna una función importante en la
articulación territorial, como nodos de intercambio en las densas redes de flujos que conectan
las áreas urbanas y rurales. Están, por otra, aquellas ciudades –en su mayoría de tamaño
medio también- que se sitúan en la periferia de las aglomeraciones metropolitanas, cuya
capacidad para definir dinámicas locales generadoras de desarrollo y avanzar hacia una
ordenación del territorio más integrada se considera también un objetivo estratégico en la
búsqueda de lo que ahora se denomina cohesión territorial.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
En una ponencia que pretende servir de marco a todo ese conjunto de trabajos
presentados, el objetivo que se establece es el de destacar la importancia actual de esos dos
tipos de áreas urbanas dentro de la emergente política territorial de la Unión Europea, para
luego abordar una breve aproximación a ambos que toma como base diversas investigaciones
llevadas a cabo en los últimos años por el grupo de estudios sobre desarrollo urbano
(www.gedeur.es), surgido en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
Con la brevedad que exigen estas páginas, en el caso de las ciudades de tamaño intermedio el
comentario se limitará a poner de relieve el cambio de perspectiva sobre su significado y
potencialidades que se ha producido en la última década, sin entrar en un análisis de su
dinamismo actual en el caso español, ampliamente tratado en una reciente publicación
(Méndez edit., 2010). En el caso de las periferias metropolitanas, la atención se centra en
revisar la bibliografía sobre los rasgos asociados a esta era calificada de post-suburbana, para
revisar de forma crítica o matizar algunos de esos argumentos. Para finalizar, se identifican de
forma esquemática algunas de las claves que, tanto en un tipo de ciudades como en el otro,
pueden servir para comprender sus diversas trayectorias, lo que debe entenderse como
hipótesis basada en los casos investigados, pero sometida a revisión en otros estudios que
puedan realizarse.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Ciudades Europeas Sostenibles. En el año 2008, el Libro Verde sobre la Cohesión Territorial
vuelve a poner en su punto de mira a las áreas urbanas como clave para avanzar “hacia un
desarrollo territorial más equilibrado y armonioso” y, finalmente, para hacer más operativas
estas recomendaciones en el marco de la normativa actualmente en vigor, en 2010 se ha
publicado un amplio documento sobre La Dimensión Urbana en las Políticas de la Unión
Europea, que cierra por el momento esta serie. Se trata, por tanto, de evaluar el impacto
derivado de las restantes políticas comunitarias sobre el territorio, al tiempo que se proponen
políticas territoriales específicas como complemento de las anteriores.
No se pretende aquí un inventario de objetivos e intenciones, que a menudo son
reiterativos y llegan a constituir lo que Richardson y Jensen (2000) calificaron como una
narrativa espacial característica de la Comisión, que más allá de las declaraciones oficiales se
enfrenta al hecho de que las competencias en esta materia siguen siendo en gran medida
atribución de los Estados miembros. Pero sí pueden sistematizarse ahora las propuestas de
políticas que aparecen mencionadas en estos documentos y en los últimos informes sobre
cohesión publicados en paralelo. En concreto, para hacer frente a las deseconomías y
desequilibrios que se derivan de los procesos de polarización creciente de la población y,
sobre todo, de la actividad económica, el empleo, los bienes públicos de mayor calidad,
además de los recursos de conocimiento, se proponen tres tipos de actuaciones
complementarias, de incidencia directa sobre las ciudades.
Un primer grupo de actuaciones está constituido por las políticas destinadas a poner
freno a esa concentración espacial, para lo que se plantea la necesitar de apoyar la
construcción de sistemas urbanos más equilibrados, en regiones mixtas que cuenten con
ciudades de diferentes tamaños y crecientemente interrelacionadas. Se insiste de nuevo en la
tan repetida idea de fomentar el policentrismo a diferentes escalas, lo que además de
promover la dinamización de las metrópolis periféricas del flanco meridional y oriental frente
a la congestión de las noroccidentales, supone aportar por el desarrollo de las ciudades de
tamaño medio y los pequeños centros urbanos y, finalmente, por los núcleos urbanos situados
en las periferias metropolitanas, que puedan acoger un volumen de funciones cada vez mayor,
al tiempo que amplían y diversifican también su base sociolaboral. Se reitera de nuevo
también el significado estratégico de esas ciudades intermediarias, capaces de ejercer la
importante función de concentrar determinados servicios y equipamientos para aproximarlos
a las áreas rurales y mejorar la calidad de vida en estas últimas.
Un segundo grupo es el correspondiente a las políticas en materia de conexión, que
plantea la necesidad de dotar a este amplio conjunto de ciudades de diferentes tamaños del
acceso a redes materiales e inmateriales necesarias hoy para asegurar su integración y la
mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos. Aquí se mencionan aspectos tan diversos
como el acceso a redes de transporte intermodal y redes digitales de alta capacidad, el acceso
a servicios de salud y educación especializados y de calidad, la posibilidad de contar con
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
mismas centran su actividad y definen su posición dentro del sistema urbano a partir de otros
parámetros, como núcleos industriales, turísticos o receptores de empresas y población que se
trasladan hacia la periferia de una aglomeración metropolitana.
Tal como acaba de señalarse, la política territorial emergente en la Unión Europea
insiste en la importancia de ambos tipos de núcleos, a los que aquí se engloba bajo la
denominación genérica de ciudades de tamaño intermedio. Como muestra de su importancia
y dinamismo reciente en el caso español, al menos hasta el inicio de la actual crisis, basten
unas simples cifras orientativas:
- Dentro del sistema urbano español, en 2006 se contabilizaban un total de 348 núcleos
comprendidos entre los 20.000 y 250.000 habitantes, de los que casi un 30% se
localizaban en la periferia de las cinco mayores aglomeraciones metropolitanas
(Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Sevilla), proporción que asciende por encima
del 40% de contabilizarse las cinco situadas a continuación según su tamaño. En esa
fecha sumaban algo más de 20 millones de habitantes, equivalentes al 44% de la
población residente en España.
- Entre los años 2000 y 2006 su población aumentó un 10,5% (frente a un promedio
español del 9,4%), lo que supuso una tasa de crecimiento inferior al 14,6% de
aumento registrado por sus empresas (promedio español del 5,2%) y el 30,8% de sus
empleos (promedio del 23,2%).
- Si en términos puramente cuantitativos mostraron un dinamismo superior al de los
restantes componentes del sistema urbano o los núcleos rurales, algunos indicadores
relativos a su capacidad innovadora también ponen de manifiesto una participación
en el total nacional equiparable a su peso demográfico e, incluso en algunos casos,
por encima del mismo: 43,0% de la población residente en el país con estudios
universitarios, 43,6% del empleo en servicios intensivos en conocimiento, 47,4% de
las líneas ADSL/RDSI instaladas, etc. (Méndez, Sánchez Moral, Abad y García
Balestena, 2009).
Más allá de estas simples cifras, la tipología funcional de ciudades integradas en este
conjunto resulta bastante amplia. Están, en primer lugar, los centros administrativos
identificables con capitales provinciales y, en ciertos casos, regionales, que a los empleos y
servicios asociados a esas funciones suelen añadir otras actividades derivadas de su tamaño,
lo que las convierte en núcleos de economía diversificada. En un segundo plano aparecen los
numerosos centros comarcales de servicios, especializados en funciones de distribución para
un entorno rural más o menos amplio, pero que al igual que los anteriores resultan clave para
lograr esa efectiva articulación territorial, por lo que allí donde escasean o se enfrentan a una
profunda atonía el desarrollo territorial se resiente. Distinta es la dinámica de las ciudades
industriales, cuya evolución reciente se asocia al de los sectores de actividad predominantes y
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
que parecen haber mostrado mayor dinamismo allí donde al menos una parte de sus empresas
han sido capaces de generar redes de cooperación que les permiten funcionar de forma
sistémica, situación que también se repite en el caso de las denominadas agrociudades, cuya
trayectoria aparece muy vinculada a su capacidad para construir verdaderos sistemas
agroalimentarios innovadores. Por el contrario, el mayor crecimiento se asocia a otros dos
tipos de ciudades, también muy numerosas: por un lado, las ciudades turísticas,
principalmente en áreas litorales pero también identificables con algunas ciudades históricas
que han puesto en valor su patrimonio cultural; por otro, las ciudades situadas en la periferia
de las grandes aglomeraciones urbanas, que serán objeto de atención más adelante.
Concebidas tradicionalmente como ciudades subordinadas dentro de los sistemas
urbanos nacionales o regionales, en los años 60 del pasado siglo pasaron a ser atendidas por
unas políticas de desarrollo regional que ya intentaban evitar la excesiva concentración
metropolitana, atrayendo la localización de grandes empresas industriales y urbanizando
grandes superficies, con un éxito generalmente escaso. El interés actual surge en un contexto
muy diferente, desde una visión más descentralizada que otorga mayor protagonismo a los
propios actores urbanos y con unos objetivos que combinan la búsqueda de una economía
competitiva con el aumento de la calidad de vida, entendida como factor de cohesión, pero
también como clave para la atracción de empresas y grupos profesionales de alta
cualificación. Esa atención se manifiesta en una percepción a menudo contradictoria sobre sus
oportunidades y limitaciones, tanto para impulsar procesos de desarrollo local como para
favorecer un mayor reequilibrio territorial, origen de un debate plenamente actual, sintetizado
en el esquema interpretativo de la figura 1.
A la hora de considerar sus tradicionales debilidades, en el plano económico se destaca
lo limitado de sus mercados de consumo y trabajo, traducido en una falta de escala que puede
limitar la implantación de determinadas empresas con mayores exigencias, lo que también
suele reflejarse en la escasa presencia de aquellas actividades intensivas en capital humano o
con mayores inversiones en innovación, que son el núcleo de la denominada economía del
conocimiento. Todo lo anterior suele reflejarse también en el hecho de que, salvo algunas
excepciones, la presencia de PYMEs y microempresas poco capitalizadas resulta bastante
superior a la observable en el caso de las grandes ciudades, lo que puede suponer ciertas
limitaciones adicionales desde la perspectiva de esa capacidad innovadora ya mencionada.
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con áreas de actividad y empleo, así como con otras de consumo y ocio, instituciones de
I+D+i y centros de formación especializada, lo que reduce su dependencia respecto a los
espacios centrales de la aglomeración (Burdack, 2006). Se configura de este modo lo que
autores como Kling, Olin y Poster (1991), o Teaford (1997) han denominado como post-
suburbia. En palabras de Borsdorf (2005: 22), éstas “no son zonas complementarias a la
ciudad, como ocurre con las áreas suburbanas. Se distinguen de éstas por su provisión de
lugares de abastecimiento, de trabajo, de ocio, deportivos… A la postsuburbia se trasladaron
no sólo funciones centrales, como servicios de alto nivel, oficinas, parques comerciales o
centros comerciales de tipo mall, entre otras (…). El resultado es una unidad espacial
caracterizada por la heterogeneidad, la fragmentación de estructuras y funciones, y por un
patrón espacial más parecido a un patchwork que a un modelo claramente ordenado”.
Autonomía funcional, complejidad de usos y grupos sociales distribuidos a modo de
collage de apariencia informe, movilidad ampliada, junto a un funcionamiento en red, son
algunos de los rasgos que la bibliografía internacional repite con más frecuencia para
caracterizar a esas nuevas periferias. Al mismo tiempo, “esta nueva realidad ha alterado la
coincidencia históricamente existente entre presencia y pertenencia” (Ferrão, 2004: 518), pues
la vida cotidiana se organiza dentro del tejido metropolitano en torno a múltiples polos, a
menudo alejados entre sí.
Dos últimos aspectos que resultan habituales al caracterizar la transformación reciente
de las periferias metropolitanas son los referidos a la ruptura de la continuidad espacial como
rasgo característico de lo que Ascher calificó como metápolis y la disolución de sus límites
externos en beneficio de un continuo que, de confirmarse, convierte en obsoleto cualquier
intento de mantener algún tipo de frontera para delimitar el fenómeno metropolitano. Según
esa doble perspectiva, será ahora la conexión y no la contigüidad lo que permite definir los
espacios que forman parte de una misma entidad metropolitana, por lo que sus límites dejan
de ser espaciales para convertirse en temporales pues “el espacio pertinente ya no es el
espacio continuo de los modelos geográficos clásicos, sino una tipología compleja de espacios
discontinuos, desarticulados, de conexiones que generan combinaciones espacio-temporales
inéditas” (Dupuy, 1998: 125). Esas relaciones funcionales con su entorno, que suponen
geometrías variables según el tipo de flujos que se consideren, limitan la utilidad de las
delimitaciones oficiales, que además de resultar demasiado estáticas para abarcar un hecho tan
dinámico como el metropolitano, priorizan necesariamente un tipo de criterios (densidades,
tasas de crecimiento, movilidad diaria, etc.) e ignoran otros flujos menos tangibles, pero no
por ello de menor importancia.
Son muchas las evidencias que parecen confirmar la consolidación de esa fase post-
suburbana, si bien con diferencias locales evidentes que guardan relación con el tamaño y el
dinamismo metropolitanos, el tipo de poblamiento heredado, o la orientación de las políticas
urbanísticas y de ordenación territorial aplicadas en cada caso. Pero, junto a esa personalidad
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
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Cuadro 1
Población Activa por sectores económicos en 2008 (%)
Sector S. Secundario S. Secundario Sector
Primario Industria Construcción Terciario
CASTILA-LA 6,7 15,9 15,6 56,9
MANCHA
ESPAÑA 4,1 14,4 12 64,9
conocimiento (Méndez et al., 2006: 91), como sucede en Alcázar de San Juan o Manzanares,
hecho que pone de manifiesto su importancia en la ordenación para abarcar todo el espacio
regional. En este sentido, la ausencia de núcleos dinámicos en áreas de poca población y
escasa accesibilidad, como las serranías de Cuenca y Guadalajara, determina la necesidad de
incorporar municipios pequeños, semirurales y rurales que actúan como suministradores de
servicios (Cañizares 1999: 78).
En Castilla-La Mancha no existe un modelo territorial definido y habitualmente cuando
analizamos el espacio regional hablamos de desestructuración, desarticulación, acefalia o
excesiva dependencia del sistema urbano madrileño (Cañizares, 2009: 184). Características,
todas ellas, relacionadas con condicionantes territoriales como los desequilibrios en la
distribución de la población, el elevado número de municipios rurales o el despoblamiento,
entre otros. Como consecuencia, la red de ciudades está poco integrada y en ella se manifiesta
el escaso poder de influencia de sus principales núcleos urbanos (Pillet, 2002: 19) a pesar de
que concentran más del 40 % de la población regional.
En el sector suroccidental de la región los dos núcleos más relevantes de la provincia de
Ciudad Real: su capital, Ciudad Real, y Puertollano han actuado como centros rectores en la
jerarquía urbana regional, junto a otras capitales y ciudades importantes. Hoy, conectados por
autovía, alta velocidad ferroviaria y con un aeropuerto localizado entre ambos, son objeto de
atención para la administración regional dentro del Plan de Ordenación del Territorio
“Corredor Ciudad Real-Puertollano”, que busca armonizar el desarrollo supramunicipal,
paliar los desequilibrios existentes y contribuir a la mejora de la calidad de vida de los
habitantes de este territorio.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Figura 1
Monumento Natural de la Laguna y Volcán de Peñarroya
En lo que respecta al medio humano, los antecedentes históricos de este territorio nos
conducen al Campo de Calatrava como la toponimia de algunos de sus núcleos nos indica.
Nos encontramos en el territorio dominado por la Orden de Calatrava después de La
Reconquista desde finales de la Edad Media hasta la segunda mitad del siglo XVIII, el
histórico Campo de Calatrava, del cual solo Ciudad Real constituyó un enclave vinculado a la
corona (tierra de realengo), mientras el resto estuvo dominado por el poder de la Iglesia a
través de la orden militar. Fruto de este pasado histórico hoy este espacio alberga un rico
patrimonio cultural que debe ser valorizado en su justa medida. Nos referimos a diversos
yacimientos arqueológicos entre los que destacan los del Bronce medio ubicados en el área de
Daimiel y pertenecientes a la Cultura de las Motillas (Motilla del Azuer, Motilla de las Cañas,
etc.) así como al Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava integrado por yacimientos
ibéricos y por un rico legado medieval relacionado con la Batalla de Alarcos frente al ejército
musulmán en el siglo XII. A todo ello se une un variado patrimonio eclesiástico vinculado a
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Figura 2
Castillo de Calatrava La Vieja (Parque Arqueológico Alarcos-Calatrava)
De una época más reciente, destacamos las manifestaciones de patrimonio etnográfico entre
las que sobresalen fiestas como los carnavales (Miguelturra, Ciudad Real, etc.) o la Semana
Santa (Ciudad Real), así como un poco valorado patrimonio minero-industrial ubicado en la
zona de Puertollano y del que son claros exponentes diversos castilletes metálicos (minería
del hulla y de pizarras bituminosas) de principios del siglo XX así como el único complejo
industrial de este período existente en la región dedicado a la destilación de las pizarras
bituminosas, el “Apartadero Calatrava”, que se está sometiendo actualmente a una
rehabilitación parcial.
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Figura 3
Museo de la Minería en Puertollano
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CUADRO 2
Indicadores por municipios incluidos en el POT “Corredor Ciudad Real-Puertollano”
MUNICIPIOS POB. EXT. DENS. CUOT MERCADO DE
2007 Km2 Hb/ A TRABAJ0**
Km2 MERC. Agric. Indus. Const.
* Serv.
Argamasilla de 166,9 6,0 13 2,8 26.5 33,1 37,6
Calatrava 5.875
Ballesteros de 58,8 8,6 - 15,1 8,6 5,4 71
Calatrava 506
Cañada de Calatrava 29,9 3,8 - 10.5 10.5 31,6 47,4
114
Caracuel de Calatrava 9,9 16,8 - 52 0.0 0.0 48
166
Carrión de Calatrava 95,7 30,0 7 12,6 3.6 31,9 51,9
2.931
Ciudad Real 284,9 259,8 158 3,5 3.5 5,6 88,2
74.014
Corral de Calatrava 148,7 8,4 3 13,5 21,5 23,8 41,2
1.257
Daimiel 438,3 42,3 36 8,3 17,4 21,0 53,3
18.527
Miguelturra 118,3 118,2 25 4,2 11,2 18,1 66,5
13.986
Poblete 27,8 61,3 3 7,5 14,1 10,6 67.8
1.705
Puertollano 226,7 228,7 93 0,9 30,1 17,6 51.3
51.842
Torralba de Calatrava 101,5 30,1 7 10,3 13,2 12,2 64,3
3.061
Villar del Pozo 13,2 8,2 - 1,5 0.0 13,8 84,6
108
TOTAL CORREDOR 174.09 1.719,15 63,2 - - - - -
2
Fuente: I.N.E. (http://www.ine.es), *Cuota de Mercado: capacidad de consumo comparativa (2008) según
Anuario La Caixa (http://www.anuarieco.lacaixa), **% afiliados a la Seguridad Social por sectores de actividad
(2008) según el Instituto de Estadística de Castilla-La Mancha (http://www.ies.jccm.es/) y Elaboración Propia
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además, se crea una nueva estación localizada al sureste de la ciudad, desencadenando “un
desarrollo urbano integrado por viviendas unifamiliares, zona comercial y Parque Industrial
Avanzado, lo que ha originado que Ciudad Real se haya unido a Miguelturra” (Pillet, 2005:
328) y también haya aumentado su parque inmobiliario. En Puertollano, sin embargo, se
reutilizó la antigua estación ubicada en un lugar central de la ciudad y ello no ha repercutido
en la expansión del tejido urbano con lo que puede afirmarse que el AVE, como en otras
localizaciones, aquí no ha tenido efectos multiplicadores evidentes (Martí-Henneberg, 2000:
140).
En segundo lugar destacamos las Autovías (A-43 y AP-41) pues este territorio se encontraba
alejado unos 50 kilómetros de la Autovía A-4 que conecta Madrid con Andalucía y en esta
provincia beneficiaba a otros núcleos urbanos como Valdepeñas o Manzanares, lo cual supuso
que, durante mucho tiempo, Ciudad Real formara parte del grupo de capitales provinciales
que no tenía conexión por autovía, junto con Cáceres, y que Puertollano, albergara la única
refinería de petróleo del país sin salida por autovía con un tráfico de cisternas considerable.
Ha habido que esperar hasta febrero de 2008 para que ambas ciudades se integraran en la red
nacional de autovías, ahora transversales, dentro del itinerario Lisboa-Valencia tal como
estaba previsto en el Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte (2004-2020). Nos
referimos concretamente al tramo Ciudad Real-Puertollano (A-41) que sustituye a la carretera
N-420 y se prolonga hacia Daimiel y Atalaya del Cañavate (A-43), recorrido que da servicio
al 90 % de la población del Corredor. A esta autovía se unirá en un futuro próximo la
Autopista de peaje Toledo-Ciudad Real-Córdoba (AP-41) que se encuentra en fase de
proyección y que proporcionará el enlace Madrid-Córdoba, además de actuar como
alternativa a la N-401 que une Ciudad Real con la capital de la región, así como con el sur
beneficiando al área de Puertollano. En proyecto se encuentran, también, la Autovía del IV
Centenario que, en esta zona, conectará Ciudad Real con Almagro y Valdepeñas, y la Autovía
Transmanchega en su tramo Ciudad Real-Cuenca.
Es sabido que la autopista se adapta mejor que el tren de alta velocidad al sustento y
desarrollo de las actividades industriales, mientras que éste funciona como catalizador para el
desarrollo de ciudades terciarias que incrementan su oferta (Ureña et al., 2005: 16) como ha
ocurrido con Ciudad Real. Esperamos, pues, que la autovía consiga paliar la situación de
declive de Puertollano y su área de influencia. Sus efectos, sin duda, se han notado ya en parte
del corredor, como es el área Daimiel-Ciudad Real, contribuyendo a reforzar el entorno de
Ciudad Real, un “área urbana supramunicipal formada por un grupo reducido de municipios
que presentan un nivel de integración muy alto y que agrupa en el entorno de la propia capital
provincial a Poblete y Miguelturra” (Cebrián, 2007c: 235).
Finalmente, la aparición de una infraestructura aeroportuaria completa este análisis. Se trata
del Aeropuerto Central Ciudad Real, situado entre Ciudad Real y Puertollano junto a la línea
AVE e inaugurado recientemente en 2009. Responde al proyecto de primer aeropuerto
privado de España aunque la sociedad que lo gestiona, Ciudad Real Aeropuerto S.L., ha
contado con un “enorme apoyo público” (Pillet 2005: 329) sobre todo de la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha. Declarado por el gobierno regional como Proyecto de
Singular Interés (PSI) en julio de 2002, comenzó su construcción dos años después
recorriendo un difícil camino en el que destacó la pugna mantenida con el Ministerio de
Medio Ambiente y con la U.E. por su ubicación originaria en una Zona de Especial
Protección para las Aves (ZEPA “Campo de Calatrava”) a partir de la declaración de impacto
ambiental. Su obligada relocalización, aunque finalmente realizada en el límite de esta ZEPA,
ha condicionado la paralización y reapertura de las obras, además de un cierto debate social
avivado por los colectivos ecologistas.
Distribuye sus instalaciones en algo más de 1800 hectáreas (campo de vuelos, terminales de
pasajeros, carga y aviación general, torre de control...) y su principal potencial radica en su
164
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
función como puerta de entrada de mercancías desde América Latina (Chile y Colombia) y
desde África (Mauritania, Senegal,...) hacia la Unión Europea. De hecho, en el transporte de
mercancías las intención ha sido situar una plataforma logística y un “puerto seco” que
distribuya mercancías procedentes de Lisboa y Valencia, aprovechando la operatividad norte-
sur y este-oeste que la nueva configuración de la red de carreteras ofrece a Ciudad Real
(Becerrra et al., 2009: 113). Su cercanía a Madrid (50 minutos pues contará con conexión
ferroviaria AVE) y diversos factores, como su ubicación estratégica en el interior de la
península, su conexión con otros medios de transporte, los servicios que puede ofrecer al
sector empresarial o las oportunidades de negocio en su entorno inmediato, le auguran un
futuro prometedor (Chávarri, 2008: 4). Hoy después de unos meses en funcionamiento y
azotado por la crisis económica no ha logrado convertirse en ese “punto fuerte” del Corredor
ya que solo sustenta un vuelo comercial diario Ciudad Real – Palma de Mallorca.
Figura 4
Municipios que integran el Corredor Ciudad Real-Puertollano
165
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
166
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Especial interés para la región tiene su propia Estrategia Territorial, entendida como un
instrumento de planificación física que, abarcando la totalidad del territorio, avanza hacia su
ordenación integral. Su finalidad es establecer un modelo territorial definitorio de la
organización racional y equilibrada del suelo y de los recursos naturales, procurando la
articulación, integración y cohesión de la Comunidad Autónoma, tanto interna como con el
resto de España, singularmente con las Comunidades Autónomas limítrofes. Esperamos, pues,
que al igual que la europea se centre en buscar “un desarrollo equilibrado y sostenible de
ciudades y regiones” (C.E., 1999: 22) fomentando las redes de ciudades pequeñas en las áreas
más atrasadas.
En él ámbito supramunicipal los Planes de Ordenación del Territorio (POT) se han orientado
a conseguir el equilibrio territorial y la estrategia a gran escala, convirtiéndose en
“instrumentos que, abarcando la totalidad o parte del territorio de la Comunidad Autónoma,
tienen por objeto bien la ordenación integral, bien la de una o varias cuestiones sectoriales del
ámbito al que se refieran” (Art.18.1 TRLOTAU). Prevenir y atender necesidades, potenciar,
diversificar e irradiar el crecimiento así como integrar intereses públicos y privados
encaminados a mejorar la calidad de vida, se encuentran entre los objetivos de la planificación
territorial que se aplicará en un futuro inmediato (Cañizares, 2007: 6).
En general constituyen herramientas de planeamiento a escala territorial que deberán
coordinar y vincular el planeamiento “en pos de un nuevo modelo de urbanización, basado en
el ahorro de consumo de suelo, la convivencia de usos y la cohesión social”, como sugiere el
Manifiesto Por una Nueva Cultura del Territorio (www.geografos.org/manifiesto/). Desde el
respeto a las competencias del resto de Administraciones Públicas y de la Administración
Local de cada municipio, los POT no podrán clasificar suelo, ni sustituir en ningún caso el
planeamiento urbanístico pero si contribuir al diseño de un modelo territorial supramunicipal,
es decir a la ordenación integral de una o varias cuestiones sectoriales con lo que no se
encuentran demasiado alejados de la planificación territorial estratégica llevada a cabo en
otras regiones (Farinós et al., 2005: 123 y ss.). Esto será especialmente importante en las áreas
que ofrecen gran dinamismo económico y demográfico, principalmente las zonas cercanas a
Madrid, pues el crecimiento en la región se está trasladando a las periferias debido a las
mejoras recientes en el nivel de accesibilidad, la creciente y cada vez más modernizada oferta
comercial, la incorporación de nuevas funciones administrativas y educativas, y la
revalorización del patrimonio histórico asociada al turismo (Cebrián, 2007c: 227).
El Plan de Ordenación del Territorio del Corredor Ciudad Real-Puertollano, encargado a la
empresa INYPSA Informes y Proyectos S.A. en febrero de 2007 y en fase inicial (Consejería
de Ordenación del Territorio y Vivienda, 2009a), abarca, como ya hemos señalado, los
municipios de Argamasilla de Calatrava, Ballesteros de Calatrava, Cañada de Calatrava,
Caracuel de Calatrava, Carrión de Calatrava, Ciudad Real, Corral de Calatrava, Daimiel,
Miguelturra, Pobrete, Puertollano, Torralba de Calatrava y Villar del Pozo. Su objetivo
principal, como en el resto de los casos, es “la organización racional y equilibrada del
territorio y, en general, de los recursos naturales” así como “la disposición de las actividades
y usos que optimice las condiciones de vida en colectividad y armonice el desarrollo
económico-social con el medio ambiente en general, la preservación de la naturaleza y la
protección del patrimonio arquitectónico y del histórico y cultural” (art.18.2 TRLOTAU).
El mismo nombre de corredor ya indica que el criterio que ha prevalecido en su
caracterización es la estructura de la red de comunicaciones (Becerra et al., 2009: 107). En su
diseño pretende armonizar los procesos que se están desarrollando en una de las áreas urbanas
dinámicas de la región de Castilla-La Mancha pues en relación con el “peso específico de la
ciudad de Ciudad Real (…), en los últimos años se ha venido construyendo una nueva
realidad territorial a modo de espacio de acumulación: el eje formado por Ciudad Real y
Puertollano” (Consejería de Ordenación del Territorio y Vivienda, 2009a). Entre sus objetivos
167
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
está además la disposición de actividades y usos que optimicen las condiciones de vida de la
colectividad y armonicen el desarrollo económico-social con el medio ambiente en general, la
preservación de la naturaleza y la protección del patrimonio arquitectónico e histórico
cultural.
Su finalidad última es establecer un modelo territorial que defina la ordenación racional y
equilibrada de los usos del suelo y de los recursos naturales. Para conseguirlo, una vez
analizadas las fortalezas (afloramientos volcánicos, espacios naturales protegidos, riqueza
patrimonial, nivel rotacional, elevado porcentaje de suelo rústico, accesibilidad, desarrollo de
las energías renovables,…), las debilidades (sobreexplotación del acuífero, poca valoración
del patrimonio, bajo nivel formativo, baja actividad empresarial en municipios pequeños,
predominio de actividades de escaso valor añadido, paro femenino,…), así como las
oportunidades (posible desarrollo de turismo aprovechando el patrimonio cultural y los
espacios naturales, leve rejuvenecimiento de la población , incremento de la accesibilidad en
un futuro próximo, tejido empresarial de Pymes consolidado,…) y las correspondientes
amenazas (presión de actividades agrícolas sobre espacios naturales, pérdida y
empobrecimiento del patrimonio, concentración de la población en las áreas urbanas,
problemas de abastecimiento de aguas, pérdida de calidad del empleo,…), establece diversas
estrategias vinculadas a tres ámbitos:
1. Red de Protección del Territorio (Red Defensiva centrada en suelos rústicos)
2. Red de Áreas Urbanas de Calidad (como complemento de los Planes de Ordenación
Municipal y centrada en suelos urbanos y sus entornos)
3. Criterios para actuaciones con impacto regional (aplicables a la iniciativa pública y/o
privada cuando se requiera una Declaración de Interés Regional)
A ellas se unen las Directrices básicas que se relacionan con el desarrollo del sistema
policéntrico de ciudades; el refuerzo de la cooperación entre zonas rurales y urbanas; la
promoción del sistema de transportes y comunicaciones; y el desarrollo sostenible, la gestión
integral y la protección de la naturaleza y patrimonio cultural. Entre las posibles alternativas
existentes, el documento de inicio del POT Corredor Ciudad Real-Puertollano (Consejería de
Ordenación del Territorio y Vivienda, 2009a: 68 y ss.) opta por la búsqueda de un territorio
cohesionado en el que se apliquen cambios orientados a potenciar procesos sistémicos que
provocarán mejoras económicas, sociales, tecnológicas, culturales, etc., que darán valor y
diversidad al territorio, así como que contribuirán a frenar las desigualdades existentes. Si
finalmente, se aprobara el Plan utilizando esta opción:
- El ámbito transformaría su papel desde el punto de vista funcional de periférico a
ámbito de conexión en los flujos norte-sur alternativos a la A-4 y transversales este-
oeste (Levante-Portugal).
- Se consolidaría el proceso de urbanización en las áreas de Ciudad Real (mayor
centralidad) y Puertollano (integraría Argamasilla de Calatrava y Almodóvar del
Campo).
- En el eje rural/urbano Daimiel-Ciudad Real aumentarían las relaciones con la
capital por los desarrollos asociados a A-41 (logística y servoindustria).
- La franja rural intermedia puede experimentar la mayor transformación asociada a
la consolidación del aeropuerto.
3. Algunas conclusiones
Si bien las expectativas vertidas sobre el futuro del Corredor Ciudad Real-Puertollano en base
al desarrollo de las infraestructuras de comunicación habían sido muy elevadas a mediados de
la década actual, hoy una vez iniciada la planificación supramunicipal en esta zona esperamos
que contribuya a la “producción física del territorio ordenado” (Pujadas y Font, 1998: 34),
168
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
pues aún las estrategias desarrolladas han sido escasas (Ureña, 2005: 8) y se complemente
debidamente con la planificación regional derivada del Plan de Ordenación del Territorio
“Estrategia Territorial de Castilla-La Mancha” cuya aprobación será, en teoría, anterior.
En el momento actual es evidente que “un territorio bien gestionado constituye un activo
económico de primer orden” (VV.AA., 2006) y en este sentido la aprobación del Plan de
ordenación Territorial “Corredor Ciudad Real-Puertollano” será vital para iniciar los procesos
de cambio territorial más eficaces y para consolidar los ya existentes, a la vez que la crisis
actual puede proporcionar una nueva oportunidad para la gestión correcta del territorio
(VV.AA., 2009) si realizamos una lectura positiva de la misma.
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171
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
172
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
INTRODUCCIÓN
1. METODOLOGÍA Y FUENTES
173
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
La comarca del Medio Vinalopó ocupa un territorio próximo a los 798 km2 y tiene una
población de 171.904 habitantes en el año 2008. Forma parte del gran accidente tectónico
Caudete-Elche, que secciona transversalmente las alineaciones del prebético alicantino,
generando un importante corredor en el sector central de la provincia. La localización y
disposición fisiográfica hacen de la comarca un destacado pasadizo de comunicaciones
1
En muchos casos esta información es muy difusa, al no ser pública o definitiva, o por no haber interés en que lo
sea. Por ello se debe recurrir a fuentes que pueden no ser siempre fidedignas, como la prensa o la información de
la que disponen algunos colectivos ciudadanos.
174
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
(PONCE & PALAZÓN, 1995: 110), que ha condicionado una dinámica socioeconómica muy
positiva vinculada a la industria del calzado y afines, y la extracción de piedra natural, de
eminente vocación exportadora.
El modelo territorial actual, representado por sus elementos más estructurantes (usos
primarios del territorio, asentamientos poblacionales y canales de conexión), está fuertemente
condicionado por la estructura del medio físico y por las consecuencias del desarrollo de un
modelo productivo basado en la industria del calzado, la industria extractiva y la actividad
agrícola. Esto explica en cierta medida la jerarquización de las ciudades, de manera que Elda,
Petrer y Novelda se disponen como centros sobre los que gravitan el resto de localidades.
Desde el punto de vista demográfico, esta circunstancia revela la mayor dimensión de estas
agrupaciones poblacionales, toda vez que el tamaño de los asentamientos tiende a decrecer
conforme se produce un distanciamiento de las ciudades principales y el peso de la actividad
industrial es menor.
Figura 1.Modelo territorial actual, 2009
2
Esta denominación se toma de la metodología del proyecto Corine Land Cover. Según ésta, son superficies
artificiales el conjunto de las zonas urbanas, industriales, comerciales y de transporte, zonas de extracción
minera, vertederos y de construcción, y zonas verdes artificiales.
175
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
industriales (Elda, Petrer, Novelda y Aspe). En segundo lugar, las superficies agrícolas se
perfilan como reserva y soporte para nuevos usos, ocupando un papel cada vez más residual
desde el punto de vista productivo. Importantes superficies agrícolas han sido transformadas
para la implantación de suelos urbanos o infraestructuras, que han terminado superponiéndose
y fragmentando el agro comarcal. De este modo, tan solo los espacios que han logrado una
efectiva especialización en un determinado sector (uva de mesa en Novelda y Monforte del
Cid) o que se han mantenido relativamente alejados de las dinámicas socioeconómicas
vinculadas al sector industrial (Hondo de Monóvar), logran mantener una funcionalidad
asociada a la actividad agrícola. Finalmente, las superficies forestales parecen quedar todavía
al margen de los procesos de transformación territorial, haciendo valer una utilidad ambiental
y social que, en algunos casos, ha sido reconocida por la legislación sectorial en materia de
protección de espacios. Importantes reservas de superficie como el paisaje protegido de la
sierra del Maigmó y sierra del Cid; los Lugares de Interés Comunitario de la sierra de Salinas
y sierra de Crevillente; o el paraje natural municipal del Monte Coto, entre otros, suponen una
oportunidad para la preservación y promoción del patrimonio natural y cultural comarcal.
Tabla 1.Trazado de las infraestructuras de transporte actuales y propuestas, 2009
176
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
177
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
La creación de suelo industrial se plantea como un medio para atraer inversiones y generar
empleo. Son un tipo de instalaciones que centran el interés de las administraciones
municipales y socialmente están bien consideradas. El problema se plantea cuando la
capacidad de suelo industrial ofertada supera ampliamente la demanda, se crean grandes lotes
de suelo industrial y las expectativas de ocupación de las empresas no se cumplen. Esta
cuestión se acentúa en una comarca de tradición industrial. A raíz de la inercia provocada por
el éxito de polígonos industriales de tamaño medio, nuevas propuestas se incluyen en los
planes municipales.
La mayoría de los municipios han apostado por la promoción de suelo industrial, destacando
los nuevos sectores de Walaig y Las Norias en Monforte del Cid, o El Pla en Novelda (en
conjunto supondrán más de 4 millones de m2 industriales para dos municipios colindantes).
Por su parte, municipios con tradición en la implantación de polígonos industriales, caso de
Petrer, siguen apostando por este tipo de instalaciones pese a que las ya existentes no han
desarrollado todo su potencial. Así por ejemplo, el nuevo polígono de La Cantera prevé la
creación de 435.000 m2 de nuevo suelo industrial junto al polígono de Les Pedreres que, pese
a estar en funcionamiento desde 2002, en 2009 todavía no ha consolidado la actividad
inicialmente prevista. Recientemente, también los pequeños municipios se incorporan al
proceso de creación de áreas industriales, en algunos casos con cierto grado de éxito respecto
al nivel de ocupación por empresas (Hondón de las Nieves), pero en otros con perspectivas
muy precarias de desarrollo, a causa de las dificultades de accesibilidad, que conlleva una
178
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Fuente: Planes generales, Diario Oficial de la GV, Plan Eólico Valenciano, prensa y elaboración propia.
179
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
2005: 314). Tal vez, esto justifica la desmesurada promoción de suelo para uso residencial
que se observa en el Medio Vinalopó, pues no existen motivos aparentes desde los puntos de
vista demográfico ni socioeconómico capaces de explicar tal cantidad de iniciativas.
180
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
residencial suele estar acompañado por un campo de golf, que encuentra en el consumo de
agua su principal inconveniente.
Por último, cabe incidir en la necesidad de aplicar una visión a escala supramunicipal para
apreciar la magnitud y dimensión de las actuaciones propuestas, y sobre todo, es preciso
enfocarlo desde la consideración de la dimensión territorial del mercado de la vivienda, que se
convierte en una cuestión habitualmente olvidada en los análisis económicos sobre el sector
inmobiliario (VINUESA, 2005:254). Contabilizando el número de viviendas propuestas,
resulta inconcebible una oferta de más de 40.000 nuevas viviendas sobre una población de
171.904 habitantes en 2008, sobre todo cuando se observa que el crecimiento natural de la
población es irrelevante y los flujos migratorios nacionales e internacionales con fines
laborales muestran una tendencia a la moderación, en consonancia a la coyuntura económica.
El objetivo es tratar de advertir las profundas transformaciones que podrían afectar al modelo
territorial actual, y de las implicaciones que, desde los puntos de vista ambiental, demográfico
y económico, éstas supondrían. En este sentido, la prospectiva en el estudio del territorio es
una posibilidad metodológica que permite explorar situaciones futuras y contribuye a la
reflexión sobre las tendencias y dinámicas espaciales. El método de los escenarios, tal vez el
más generalizado en los análisis prospectivos, permite simular una sucesión de
181
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
acontecimientos conduciendo a una situación futura representada por una imagen de conjunto
de ésta (LLEÓ, 1979: 734; GÓMEZ, 2008: 405).
A partir del modelo territorial actual, se proyectan los cambios en sus elementos
estructurantes, considerando un horizonte de referencia en el medio plazo (ubicado en el
periodo 2020-2025). Para ello se emplean parámetros cuantitativos, consistentes en la
localización y proyección futura de los canales de conexión, los usos primarios del territorio y
los asentamientos poblacionales.
182
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Un tercer tipo de intervención por importancia en cuanto a artificialización de suelos son los
campos de golf. Considerando que cada una de estas actuaciones ocuparía un mínimo de 55
hectáreas (terreno de juego), a las que habría que añadir las instalaciones vinculadas, se podría
estimar un crecimiento de, como mínimo, 5,9 millones de m2 correspondientes a las 10
actuaciones propuestas.
Las nuevas superficies artificiales, además, necesitarían de una red de comunicaciones
terrestres capaz de vertebrar este tipo de actuaciones casi siempre dispersas en el territorio, y
por tanto, supondría una mayor ocupación de superficies artificiales aquí no considerada.
Evidentemente, esta evolución se produciría a costa de una reducción de los usos agrícola y
forestal, con muchos matices respecto a modelo de desarrollo urbano tradicional. Si
normalmente las superficies artificializadas correspondían a zonas de agricultura periurbana y
áreas, por lo general, anexas a los núcleos urbanos principales, actualmente y en la situación
prevista pueden corresponder con espacios morfológica y funcionalmente rurales. Algunas
son áreas de una dinámica actividad agrícola, con una función que se extiende a lo social y
ambiental (sectores occidentales de la comarca), incluso con interés desde el punto de vista de
la protección del paisaje.
183
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
turístico, donde tendrían un peso importante los denominados turistas residenciales. Estos
nuevos habitantes, en unos casos procedentes de países de la Europa occidental, en otros
residentes de los principales núcleos urbanos de la provincia, podrían provocar un incremento
poblacional de 71.412 habitantes, destacando el aumento generalizado de la población en
todos los municipios, y con especial notoriedad en Monóvar, Hondón de los Nieves, Hondón
de los Frailes y Monforte del Cid, municipios de reducido tamaño demográfico. Estos
incrementos guardan relación con las nuevas promociones residenciales aisladas de los
núcleos capital de municipio, que en un futuro se manifestarán a través de numerosas
aglomeraciones urbanas diferenciadas en un mismo municipio (sobre todo en Monóvar y
Hondón de los Frailes), en un tipo de asentamiento que en poco se asemeja al tradicional
modelo de las pedanías, tanto por su funcionalidad socioeconómica como por su repercusión
sobre los recursos territoriales.
184
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
3
Se consideró como tales a los colectivos vecinales, socioculturales y ecologistas que, tras estudiar su forma de
organización, sus argumentos y objetivos, así como sus modos de acción, podían tener un cierto grado de
afinidad con el motivo «defensa del territorio». En total se detectaron 28 colectivos.
4
La fase de observación participada consistió en entrevistas en profundidad con los siguientes colectivos: A.VV.
Hondón de las Nieves, A.VV. Hondón de los Frailes, Respuesta Ciudadana por Petrer, Acció Ecologista Taray,
Asoc. para la Defensa y el Disfrute del Aspe Rural, Asoc. Ecocultural de les serres del Maigmó i del Sit,
Ecologia i Pau, Asoc. Sociocultural El Tramvia nº2 y Plataforma por un urbanismo sostenible. Paralelamente se
asistió a algunos de los actos promovidos por estos colectivos, a procesos de participación pública en la comarca,
etc.
185
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
territorio (ocurriría con la ejecución de los parques eólicos de la Zona 15) debería gozar de un grado mayor
de consenso entre los agentes sociales.
Asentamientos poblacionales
- El modelo de crecimiento horizontal y segregado de los núcleos tradicionales no es intrínsecamente malo.
Una ordenación racional, acorde a las necesidades en cuanto a nuevos habitantes y provista de los servicios
básicos podría reportar beneficios socioeconómicos a los municipios.
- No obstante, debería priorizarse un tipo de urbanismo compacto acorde a las características de la ciudad
mediterránea. La promoción de suelos residenciales debería descansar preferentemente en zonas anexas a los
núcleos consolidados, pues se considera que de este modo se haría una ciudad más habitable. Asimismo,
debería apostarse por la mezcla de usos en el interior de las ciudades, integrando los usos comerciales y
determinadas actividades y equipamientos en la trama urbana.
- En el caso de los municipios pequeños y zonas morfológica y funcionalmente rurales debería evitarse la
masificación urbanística. En primer lugar, porque un elevado aumento de las superficies urbanas acabaría
imponiéndose sobre las tramas urbanas tradicionales; la magnitud de algunos proyectos implica que los
nuevos suelos urbanizables multipliquen en superficie la de suelos urbanos consolidados. En segundo lugar,
porque las nuevas viviendas conllevarían un aumento espectacular del número de habitantes que podría
suponer una pérdida del peso relativo de la población autóctona y de la identidad y carácter local, además de
riesgos de conflictividad social.
- El crecimiento urbano debe dar respuesta a las necesidades reales de la población. Concretamente, una
previsión de crecimiento en número de habitantes tendría que implicar la previsión de un modelo productivo
capaz de absorber las necesidades de empleo.
Canales de conexión
- La actual previsión de nuevas infraestructuras resulta poco viable y excesiva respecto a las necesidades
comarcales. No parecen tan necesarias nuevas vías de comunicación como ejecutar mejoras en el diseño y
trazado de las ya existentes.
- La construcción del AVE se ha desarrollado a partir de la expropiación de numerosas propiedades,
fragmentación de espacios y transformaciones irreversibles en el paisaje. Además de ello, el perfil de medio
de transporte para largas distancias y en cierto modo exclusivo se aleja de las necesidades de amplios
sectores de la población comarcal. Una alternativa podría haber sido el desdoblamiento del ferrocarril
convencional entre La Encina (Villena) y Alicante. Con esto se habría mejorado la fluidez del tráfico
conforme a la disposición de la línea en la actualidad y se podría haber evitado la obra del AVE. Con unos
costes razonablemente inferiores a los de la nueva infraestructura, se podría haber apostado por la mejora de
la línea actual, introduciendo mejoras de seguridad y modificando los estrangulamientos que provoca en
determinados lugares.
- En la escala local, las nuevas intervenciones en cuanto a movilidad urbana también implican una serie de
transformaciones que deberían ser tenidas en cuenta. Los nuevos viales, y especialmente las nuevas rondas
urbanas que se planean sobre núcleos urbanos menores, generan problemas de ocupación de propiedades
privadas y destrucción de elementos significativos del paisaje. No se trata de rechazar las nuevas vías sino de
diseñar un trazado adecuado para las mismas.
Otros elementos destacados
- Sería conveniente introducir medidas de limitación y una visión a largo plazo para los desarrollos
urbanísticos y de infraestructuras. Además, deberían establecerse medidas de control sobre las autoridades
competentes en ordenación territorial, a través de una mejor coordinación y reparto de competencias entre
administraciones.
- El gobierno del territorio debería ser una tarea consensuada por todos los agentes sociales, resultado del
diálogo entre políticos, técnicos, empresariado y, sobre todo, ciudadanía. En este sentido sería conveniente
crear o potenciar los consejos de participación ciudadana en las distintas áreas de la administración local y
supralocal que afectan al territorio. A nivel comarcal, sería conveniente crear un foro ciudadano sobre el que
centralizar el debate entre los distintos agentes sociales.
Fuente: Elaboración propia.
6. CONCLUSIONES
El estado del territorio y de la política territorial en determinados contextos específicos de la
Comunidad Valenciana pone de manifiesto el protagonismo de las iniciativas locales y la
ausencia de estrategias que aseguren la coherencia y el éxito de las actuaciones previstas. Al
analizar un contexto supramunicipal como el del Medio Vinalopó, se comprueba hasta qué
punto se han sobredimensionado las actuaciones en nuevas infraestructuras de transporte,
áreas industriales, suelos residenciales y nuevas viviendas, incluso actuaciones deportivas
186
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
vinculadas al turismo. De cumplirse todas las actuaciones previstas, los impactos territoriales,
económicos y sociales podrían ser dramáticos. No obstante, la actual crisis económica ha
frenado la mayor parte de los planes y proyectos, lo que, por un lado, ha generado una
situación de incertidumbre entre los ayuntamientos y las promotoras privadas, y por otro, abre
nuevas oportunidades para reformular las formas de uso y gestión del territorio.
Durante estos años, además, se ha producido la irrupción de nuevos actores y nuevas miradas
sobre el territorio. La ciudadanía se ha mostrado cada vez más preocupada por las dinámicas
territoriales, y de manera creciente, ha ido exigiendo un cambio en la política territorial. Así,
entre las nuevas demandas ciudadanas destaca el mayor respeto hacia los recursos, la
conservación del medio ambiente, la preocupación por la identidad local y la alarma por la
calidad de vida. A ello cabe incorporar la exigencia de un cambio en la representatividad de la
ciudadanía en las fases de planificación territorial y, en definitiva, una evolución hacia nuevas
formas de gobernanza que incorporen a todos los agentes existentes en el territorio.
La consulta a determinados actores ciudadanos en el Medio Vinalopó ha permitido validar
empíricamente estas circunstancias. La ciudadanía rechaza por diversos motivos las
actuaciones en el territorio, y cada vez más propone alternativas y busca vías mediante las
cuales poder institucionalizarlas. Sobre las comunidades autónomas y las administraciones
municipales, por su capacidad para elaborar e innovar en las políticas que inciden sobre el
territorio, recae la responsabilidad de atender, dialogar y aportar facilidades para que la
ciudadanía se integre y tenga representatividad real en el territorio y la política territorial. El
trabajo aquí realizado pretende demostrar que la ciudadanía se siente preocupada por el futuro
del territorio que habita, que tiene capacidad de diálogo para diseñar modelos territoriales
deseados, y que tiene alternativas y propuestas para el territorio que son extremadamente
valiosas. Por tanto, se plantea una oportunidad para innovar sobre la política territorial que no
debería dejarse escapar.
BIBLIOGRAFÍA
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de les comarques valencianes. Les comarques meridionals (II). Vol VI, Valencia, Foro
Ediciones, pp. 107-136.
187
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
188
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN
La aparición de las aerolíneas de bajo coste en nuestro país ha supuesto una revolución en el
transporte aéreo, pues la competitividad entre ellas a raíz del proceso de liberalización
aérea, ha posibilitado un abaratamiento tarifario y, al mismo tiempo, un mayor número de
usuarios, compañías, frecuencias y conexiones aéreas.
Sin embargo, los efectos del fenómeno low cost no se circunscriben únicamente al
transporte aéreo. Nos encontramos ante un nuevo orden urbano, más descentralizado y
articulado, como consecuencia del renacimiento de obsoletos aeropuertos ligados a estas
aerolíneas (aeropuertos de segundo y tercer nivel) emplazados en ciudades intermedias.
Como consecuencia, se atestigua que estas infraestructuras exceden la mera función del
transporte y contribuyen a intensificar el efecto territorial de los aeropuertos, pues el
valor social y económico de estas terminales posibilita una mayor dinamización,
articulación y vertebración territorial, potenciando el asentamiento de nuevas
actividades económicas, vinculadas con el sector inmobiliario, turístico, comercial y de
negocios, principalmente.
1. INTRODUCCION
189
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Pero cuando creíamos que ya se había escrito todo sobre este sector, aparecen en el viejo
continente las denominadas aerolíneas de bajo coste a finales del siglo pasado, fruto del
proceso de liberalización que experimenta el sector aéreo, en consonancia con las directrices
estadounidenses de la Desregulation Act, 1978.
Desde entonces, estas aerolíneas no han parado de extender sus flujos, consolidarse en el
mercado aéreo y revolucionar conceptos tradicionales asentados en la literatura y en la praxis
del transporte aéreo, fomentando la competencia en toda la cadena de la industria de la
aviación y contribuyendo ampliamente a una democratización del transporte aéreo.
Con el objetivo de ofrecer unas tarifas a precios muy económicos (low cost), estas aerolíneas
operan con un modelo de negocio basado en la optimización de la eficiencia y la búsqueda de
la máxima rentabilidad (comercialización a través de Internet, inexistencia de escalas y vuelos
de interconexión, homogeneización de flotas, elevada densidad de asientos, servicios a bordo
restringidos y de pago, peso exhaustivo del equipaje, entre otros).
Sin embargo, a pesar de que estas estrategias de actuación son las que definen el modelo low
cost, actualmente conviene referirse a un modelo low cost de carácter multiforme (Ivars
Baidal, 2006), donde coexisten determinados elementos comunes con otros claramente
variables, pues hay muchas aerolíneas de este tipo que persiguen diferenciarse mediante el
incumplimiento de alguno de estos rasgos.
El tráfico aéreo, al igual que el marítimo y, a diferencia del terrestre, no precisa de una red fija
de infraestructuras que canalicen los desplazamientos, sino que se apoya en los aeropuertos,
como unidades de escala e intercambio (Serrano Martínez, 2002).
190
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
hacia el aeropuerto relacional, no sólo con otras infraestructuras de transporte sino también
con otras instalaciones aeroportuarias.
En este mundo global en el que nos encontramos insertos, los aeropuertos desempeñan una
función esencial para materializar la interconectividad propia de la mundialización
contemporánea: enlazar territorialmente con el resto del mundo de manera directa. De ahí,
que una infraestructura de estas características permita dotar a las regiones donde se asientan
de prestigio, reputación, centralidad, funcionalidad e internacionalización.
En este contexto, las aerolíneas de bajo coste, con su modelo de actuación punto a punto
(frente al de aporte y dispersión asociado a los principales hubs aeroportuarios), han permitido
el renacimiento y dinamización de unas infraestructuras que hasta hace poco tiempo eran
calificadas de obsoletas, arcaicas, ineficientes e infrautilizadas. Una realidad totalmente
diferente a la actual pues gracias al fenómeno low cost estos aeropuertos regionales han
protagonizado los mayores crecimientos durante los últimos años.
Estas infraestructuras exceden la mera función del transporte y, por consiguiente, no sólo
repercuten en el sector aéreo, sino que contribuyen a intensificar el efecto territorial de los
aeropuertos. Es decir, el valor social y económico de estas terminales posibilita una mayor
articulación y vertebración territorial, posicionando a los entornos regionales en relación a
otras áreas y potenciando el asentamiento de nuevas actividades socioeconómicas
(Henneberg, J.M; Tapiador, F.J., 2007).
Por ello, debemos alejarnos de aquellos tópicos que distorsionan la realidad. Tal y como
comenta Josep Francesc Valls, catedrático de Esade y experto en la materia, “Es una falacia
creer que las CBC sólo traen turismo barato: traen turistas que aprovechan la posibilidad de
gastar menos en el viaje. A partir de ahí, la dinámica es clara, pues el aumento vertiginoso de
pasajeros fomenta más empleo, más hostelería, más turismo, más construcción inmobiliaria,
cambios en la jerarquía urbana, más superficie comercial y mayor inversión en
infraestructuras”.
Estas palabras manifiestan las importantes consecuencias que estas aerolíneas suponen para el
desarrollo regional. Más, incluso, de las que en un principio podríamos pensar. De ahí, las
consideraciones que la Asamblea de las Regiones Europeas expuso en el año 2004:
“The cooperation between low cost carriers and regions is successful by contributing
enormously to European integration and regional development. (…) Regions are experiencing
increased economic growth in sectors such as tourism and witness the development of small and
medium-sized enterprises in a Wide range of commercial sectors” 5.
5
TRADUCCIÓN: “La cooperación entre las compañías de bajo coste y las regiones supone un gran éxito al contribuir
notoriamente a la integración europea y el desarrollo regional. (…). Las regiones están experimentando crecimientos
económicos en sectores como el turismo y evidencian el desarrollo de pequeñas y medianas empresas en un gran abanico de
sectores comerciales”.
191
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Así, a modo definitorio, podemos considerar que se trata de una red “centralizada y en forma
de malla poligonal con marcados ejes transversales” (Antón Burgos, 1987), integrada dentro
del “conjunto europeo occidental y plenamente vertebrada en el sistema mundial del tráfico
aéreo” (Auphan, E., 1997).
Sin embargo, en esta red no sólo destaca el número total de aeropuertos sino también su
enorme disparidad, pues los más de 200 millones de pasajeros que los utilizan se distribuyen
de forma muy desigual. Tan sólo cuatro aglutinan más de la mitad del trafico de pasajeros
llegados a España (57%), una cuantía que asciende hasta las tres cuartas partes (74%) si
tomamos en consideración las ochos primeras infraestructuras aeroportuarias (Anexo 1).
Por tanto, el fenómeno low cost no se circunscribe únicamente al sector aéreo, pues está
contribuyendo de forma significativa a cambiar el mapa urbano español. Estamos pasando de
una estructura dual (Madrid y Barcelona) -o como mucho una estructura pentagonal (con
Sevilla, Valencia y Bilbao)-a una estructura de malla, gracias a que los vuelos baratos están
acentuando el protagonismo de ciudades medias que antes se quedaban al margen del mapa,
como Málaga, Alicante, Valladolid, Zaragoza, Santiago, Murcia o Santander, entre otras
(Anexo 2).
192
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
En palabras del sociólogo Cristóbal Torres, estamos evolucionando a una "estructura tejida de
ciudades medianas, vinculadas a regiones pujantes, con una clase media culta y activa, es
decir, ciudades que empiezan a experimentar la aceleración de los ritmos de la vida social que
era hasta ahora una característica exclusiva de las metrópolis”.
Pero, ¿En qué medidas se materializa la modificación de la jerarquía urbana española? ¿Qué
parámetros posibilitan afirmar que las ciudades intermedias están protagonizando un
desarrollo socioeconómico y territorial muy destacado? Analicemos algunos de ellos:
Del mismo modo, se puede analizar el peso económico que han desempeñado estas CBC
considerando la evolución del precio del suelo en diferentes provincias vinculadas con la
llegada de estas aerolíneas y el renacimiento de sus correspondientes equipamientos
aeroportuarios.
193
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Fuente: Elaboración propia a partir datos Censo 1950, 1960, 1970, 1981, 1991 y 2001
Figura 4. Evolución del precio medio del metro cuadrado (II Trimestre) en diferentes provincias
vinculadas con el fenómeno low cost.
A pesar del ligero descenso del último año, los aeropuertos de Murcia-San Javier, Santander-
Paranas, Málaga Internacional y Gerona-Costa Brava, entre otros, han participado en la
dinamización económica e inmobiliaria de sus correspondientes provincias manteniendo una
cuota creciente del precio del suelo durante los últimos años. Es más, un estudio realizado por
la consultora británica Moneycorp en 2005 constató que el precio medio del metro cuadrado
en muchas zonas mediterráneas cercanas a aeropuertos low cost creció entre 2001 y 2004 a un
ritmo hasta tres veces superior con respecto a zonas equivalentes por características y
atractivo turístico, pero alejadas de servicios de bajo coste.
De ahí, la especial relevancia que tanto las CBC como los aeropuertos asociados, están
desempeñando en este desarrollo y dinamización regional.
194
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
De antemano, sabemos que existe una profunda relación entre el turismo y los transportes en
general, pues para el desarrollo de la primera se requiere un desplazamiento desde el lugar
habitual de residencia hasta el lugar de destino turístico. Debido a esto, un aumento de la
actividad turística se traduce en un crecimiento y expansión del tráfico aéreo de pasajeros, es
decir, decimos que “ambos elementos se apoyan, se interrelacionan y se necesitan” (Serrano
Martínez, 2002).
El aumento de las CBC, el abaratamiento de sus tarifas, así como el incremento de las rutas y
de la frecuencia de los enlaces facilitan los desplazamientos aéreos, favoreciendo el desarrollo
de la actividad turística. Diferentes parámetros ligados con este sector así lo atestiguan.
Se puede observar la notoriedad que estas aerolíneas han supuesto en las economías
regionales analizando la evolución de la aportación del sector turístico al PIB regional.
Muchas de las ciudades medias que hoy día adueñan un aeropuerto regional de bajo coste,
como Murcia o Santander, entre otras, han visto incrementar durante los últimos años esta
aportación. El aeropuerto de Murcia-San Javier, muy vinculado con la aerolínea Ryanair, ha
participado notoriamente en la aportación del sector turístico al PIB regional, que evolucionó
del 6,4% en 2002 al 9% en 2006, pues el gasto de los turistas casi se duplicó entre esos años
(de los 1160 M, a los 2200 M del año 2006).
Respecto al total de turistas llegados, podemos observar como ciudades costeras (en
adecuada correspondencia con el modelo turístico predominante en nuestro país, de Sol y
Playa), son las que alcanzan mayores volúmenes de tráfico aéreo en España (a excepción de la
capital). En concreto, numerosas destinos turísticos de costa han visto incrementar
notoriamente el número de turistas llegados por vía aérea gracias a que las principales CBC
han seleccionado sus respectivos aeropuertos como lugares de destino. Tal es el caso de
ciudades costeras como Málaga (costa del Sol), Murcia (costa Cálida), Alicante (costa
Blanca) o Barcelona (costa del Maresme), entre otras.
Figura 5. Evolución del tráfico de pasajeros en diferentes ciudades costeras con notoria
presencia de CBC´s (1998-2008) Gerona, Murcia, Alicante
Fuente: Elaboración propia a partir datos de AENA y Dirección General de Aviación Civil
Por otra parte, el turismo urbano constituye otro ámbito de influencia importante de las
CBC´s. Se puede constatar una tendencia creciente en la llegada de turistas (tanto nacionales
195
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Del mismo modo, estas CBC han representado importantes repercusiones sobre el empleo,
pues la instalación de una de estas compañías en un determinado aeropuerto de carácter
regional genera empleo directo dentro la propia aerolínea (pilotos, tripulación, ingenieros…),
actividades ligadas directamente con operaciones del propio aeropuerto (administración,
seguridad, mantenimiento, limpieza…) y actividades auxiliares al aeropuerto (tiendas,
restaurantes, otras actividades comerciales…). Se estima que las CBC crean
aproximadamente 166 empleos directos por cada millón de pasajeros (Asociación Europea de
Aerolíneas de Bajo Coste -ELFFA).
196
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Sin embargo, también es capaz de generar empleo de forma indirecta en las economías
regionales, especialmente en sectores ligados con el ocio, el turismo y la restauración. Esto se
puede observar analizando la evolución del número de afiliados a la seguridad social en
hostelería y agencias de viaje. En este caso, tomando en consideración los dos aeropuertos
anteriores, vemos cómo la tendencia en ambas provincias es ascendente, contribuyendo a
reducir la tasa de paro y a aminorar la estacionalidad (al posibilitar un mayor número de
viajes de fines de semana y puentes).
A nivel general, según un estudio de Airports Council Internacional (ACI), se estima que por
cada millón de pasajeros, se crean en torno a unos 950 empleos in situ en el aeropuerto y unos
1100 en las regiones circundantes. Por ello, en 2004, el Comité de las Regiones consideró:
“… the lower labour costs and facilities costs associated with the more remote
regions, can encourage the business community to locate new economic investment
within the region. Existing businesses in the region could develop their market
share by being able to reach other parts of the Member State, the EU and the rest of
the World” 6.
6
TRADUCCIÓN: “Costes más económicos, tanto laborales como en la ejecución de instalaciones vinculadas con las
regiones más remotas, pueden animar a la comunidad empresarial a emplazar nuevas inversiones económicas en la región.
Existiendo negocios en la región, podrían desarrollarse sus cuotas de mercado al ser capaces de alcanzar y ponerse en
contacto con otras partes del Estado Miembro, la Unión Europea y el resto del Mundo”.
197
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Esto no quiere decir que la evolución positiva en todos los aspectos analizados sea
consecuencia directa de la implantación y desarrollo de las aerolíneas bajo coste. Sin
embargo, su influencia y repercusión en los mismos es más que constatable.
4. CONCLUSIONES
Sin embargo, para que un aeropuerto aporte todos estos beneficios es necesario que los
aviones estén despegando y aterrizando continuamente. Esto no depende en último término de
los dueños y gestores del aeropuerto, sino de las aerolíneas que deciden operar desde un
determinado aeropuerto en función de su margen de beneficios.
De ahí, que esta dinamización aeroportuaria permita establecer una relación directa entre las
llegadas de las CBC y el desarrollo económico de determinadas regiones. El problema se
plantea con todos aquellos espacios alejados de estas terminales, pues, es cada vez más la
aerolínea quien decide sus rutas y los aeropuertos que toca en función de la estricta relación
costes-beneficios, generando con ello no sólo discriminación a la accesibilidad al transporte
aéreo por parte de la población, sino verdaderas pugnas superficiales entre aeropuertos
competitivos por atraer la función libertadora que tiene el transporte aéreo frente a la temida
fijación local en una sociedad que se siente globalizada.
Es decir, Z. Bauman (1994), por referencia a R. Robertson (1995), lo denomina como efecto
glocalizador, pues el transporte aéreo es capaz de fijar inexorablemente a muchos lugares que
están excesivamente alejados de un aeropuerto para ser competitivos en el escenario mundial.
Esta idea de proximidad-lejanía a un aeropuerto, junto con aquella neoliberal que justifica la
búsqueda del máximo beneficio por parte de las aerolíneas, ayuda a entender y explicar por
qué muchos de estos aeropuertos recurren a los denominados subsidios económicos y
financieros para atraer a las compañías de bajo coste: en este mundo global e interconectado,
ningún espacio desea sentirse rezagado y aislado de los tentáculos dinamizadores de la
mundialización contemporánea.
De ahí, que consideremos que el transporte aéreo no sólo se ha convertido en una verdadera
modalidad de transporte de masas, sino tambien una expresión de las relaciones socio-
económicas dominantes.
De esta manera, se observa que los beneficios de las CBC y sus aliados aeropuertos regionales
van más allá de ofrecer a los consumidores unas tarifas más económicas y un mayor número
de conexiones y frecuencias. Los beneficios se extrapolan a otros campos y es por ello que
podemos entender las palabras de la Asociación Europea de Aerolíneas de Bajo Coste cuando
afirma:
“The availability of regional air services, and in particular low cost air services, operating
198
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Henneber y Tapiador consideran que “los aeropuertos regionales son pilares centrales en la
planificación territorial y uno de los factores más contribuyentes al desarrollo endógeno y
dinamismo socioeconómico de sus alrededores regionales” (Henneberg, Tapiador, 2007).
Con todo ello, y dada la prematura existencia de este sector, sólo el tiempo nos dirá si nos
encontramos ante un fugaz acontecimiento, efímero y pasajero o, por el contrario, un sector
que, a pesar de su marcada flexibilidad, pretende afianzarse y consolidarse en el panorama
actual del siglo XXI.
5. BIBLIOGRAFÍA
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del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. N º 83.
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7
TRADUCCIÓN: “La disponibilidad de servicios aéreos regionales y, en particular, servicios aéreos de bajo coste
operando desde aeropuertos regionales mejora el acceso a la economía global”.
199
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
IVARS BAIDAL, J. A. (2006). “La expansión de las compañías aéreas de bajo coste: Análisis
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Empresas. Mayo 2006.
NELLO I COLOM, O. (2004): Las grandes ciudades españolas en el umbral del siglo
XXI. Papers: Regió Metropolitana de Barcelona. Nº 42, pags. 9-62.
200
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
201
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Anexo 2. Principales aeropuertos españoles con pasajeros llegados a España en aerolíneas de bajo coste (Año 2007)
202
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Anexo 3. Códigos de identificación de los aeropuertos según IATA (International Air Transport Asociation).
203
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
“The present is connected to the future by the possibilities of imagining alternatives; the
present is connected to the past because of the necessity of imagining the future as a re-
elaboration, however fanciful, of what has gone before”
(CHARLES SABEL y JONATHAN ZEITLIN)
RESUMEN
Las transformaciones del sistema productivo y los cambios en la organización del trabajo
sucedidos en las seis últimas décadas han dado lugar a modificaciones fundamentales en la
estructura de la ciudad y del territorio, en su espacio social y económico, así como en las
vidas de sus habitantes y trabajadores. El impacto en las ciudades cuya base económica se
asentaba en la producción industrial fue, sin duda, de gran calado. Gran parte de estas
regiones, tras un inicial estancamiento económico, comenzaron a sufrir importantes
procesos de deterioro urbano y social ligados a la desaparición de su base económica y
productiva. Muchos y muy diversos han sido los intentos de detener estos procesos de
decrecimiento y declive urbano. Sin embargo, pocos han conseguido una regeneración
global del territorio industrial.
INTRODUCCIÓN
Las transformaciones del sistema productivo y los cambios en la organización y división
del trabajo ocurridas desde la segunda mitad del siglo XX han dado lugar a modificaciones
fundamentales en la estructura de la ciudad, en su espacio social y económico, así como en
las vidas de sus habitantes y trabajadores. El impacto en las ciudades cuya base económica
se asentaba en la producción industrial fue, sin duda, de gran calado. Gran parte de estas
regiones, tras un inicial estancamiento económico, comenzaron a sufrir importantes
procesos de deterioro urbano y social ligados a la desaparición de su base económica y
productiva.
El problema del decrecimiento y la crisis de la ciudad industrial ha sido, sin duda, objeto
de muchas propuestas de regeneración ya desde la década de 1970 y en algunas ocasiones
204
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Trataremos, en las páginas que siguen, de estudiar la forma en que la región de Nantes ha
afrontado el proceso de desindustrialización en el que se vio inmersa a partir de finales de
la década de 1970, los instrumentos que ha empleado y el modo que se está llevando a
cabo la regeneración del territorio. Debemos, sin embargo, antes de proseguir, entender los
procesos iniciados durante la construcción de la ciudad industrial para poder comprender la
verdadera incidencia del declive y también las formas de abordarlo.
El emplazamiento inicial del puerto al fondo del estuario, en la ciudad, daría lugar a la
creación de un todo un espacio económico de carácter lineal en las riberas del Loira, donde
comenzó a asentarse todo un tejido productivo vinculado al espacio de intercambio del
puerto. Dicha trama productiva comprendía principalmente el almacenaje de las materias
primas y la conservación y tratamiento de los productos importados (fundamentalmente
industrias conserveras y azucareras). Tras la Revolución Francesa, el comercio de esclavos
comenzó a decaer pero al tiempo que el papel comercial del puerto de Nantes iba
disminuyendo, las actividades productivas irían incrementando su importancia en la
ciudad.
A partir de principios del siglo XIX, el tejido de talleres y manufacturas evolucionaría
hacia una trama propiamente industrial de fábricas, orientada sobre la base de las
incipientes redes productivas preexistentes. Nantes se convirtió así, a lo largo del siglo
XIX, en una ciudad industrial cuya base económica se asentaba en la industria
agroalimentaria (conserveras, fábricas de galletas, refinerías de azúcar y la fabricación de
205
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
206
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Los tejidos sociales de Nantes quedarían, a su vez, profundamente modificados por las
transformaciones productivas: en primer lugar, una importante cantidad de población
obrera se vería atraída por el auge de la industria mientras que la clase dominante de
comerciantes comenzaría a verse sustituida por los industriales, en su mayor parte
extranjeros. De hecho, entre 1821 y 1901, Nantes prácticamente duplicaría su población,
que pasaría de 68.427 a 132.990 habitantes y la localización de ésta en el soporte físico de
la ciudad fue tomando los patrones de una segregación cada vez más intensa en función del
nivel de renta y la ocupación: las clases obreras se agruparían en Marchix, en torno al
camino hacia Rennes, en Sainte-Anne y Chantenay y los armadores se concentran en torno
al quai de la Fosse en el barrio Delorme, mientras que la nueva élite urbana, los
industriales, ocuparán el barrio Graslin o se construirán hôtels en los barrios de Monselet o
Launay, las clases altas y la aristocracia tradicional de Nantes continuaría instalada en los
Cours (los cursos del río Erdre) al este de la ciudad.
207
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
250.000
200.000
Nº DE HABITANTES
150.000
100.000
50.000
Saint Nazaire
0 Nantes
1.793
1.800
1.806
1.821
1.831
1.841
1.846
1.851
1.856
1.861
1.866
1.872
1.876
1.881
1.886
1.891
1.896
1.901
1.906
1.911
1.921
1.926
1.931
1.936
AÑO
En 1900 la región contaba con más tres mil fábricas en las que trabajaban 30.000 obreros,
el 60% de la población empleada trabajaba en la metalurgia y el 35% en la construcción
naval. En el período de entreguerras se asistió a una crisis generalizada de la industria
naviera; si bien la crisis del sector tuvo consecuencias en la base productiva de Nantes
(parte de la industria naviera sufrió procesos de reconversión hacia el sector metalúrgico)
no se apreció un declive de la actividad industrial en la ciudad. Las empresas navieras
tradicionales procedieron a fusionarse o a extender su capacidad productiva y nuevas
actividades industriales vinculadas a los sectores ya presentes en la ciudad comenzaron a
cobrar importancia, especialmente empezó a desarrollarse la industria de la construcción de
equipamiento para el transporte ferroviario. Lo que sí sufrió transformaciones desde
principios del siglo XX fue el tejido social de la región, ya que comenzó a apreciarse la
entrada de capital extranjero y la transformación de muchas industrias tradicionales de
Nantes en sociedades anónimas; parte del tejido productivo tradicional de origen familiar
se vio absorbido por la gran empresa.
208
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
arrasadas por los bombardeos, estableciendo de hecho una segregación espacial que
terminaría por devenir en espacio de conflicto y exclusión social a partir de la década de
1980.
300.000
250.000
Nº DE HABITANTES
200.000
150.000
100.000
50.000
Saint Nazaire
0 Nantes
1.936
1.946
1.954
1.962
1.968
1.975
1.982
AÑO
Asimismo, la propia ciudad de Nantes también se vería afectada por las consecuencias de
la desindustrialización. El incremento del sector servicios y el declive progresivo de la
industria dieron lugar a un desajuste entre la cualificación de gran parte de la población
(formada para el trabajo industrial) y los nuevos empleos en el sector terciario,
produciendo importantes procesos de empobrecimiento de la población y el consecuente
209
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
deterioro económico y social. Del mismo modo, a nivel espacial, los procesos de
diferenciación entre áreas centrales y áreas periféricas comenzaron a quedar patentes en el
interior de la ciudad. Los nuevos espacios terciarios se situaban en áreas periféricas y los
nuevos habitantes preferían las zonas residenciales situadas en el exterior de la ciudad o en
los municipios limítrofes. Entre 1975 y 1982, la población de los barrios del centro de
Nantes descendió un 6,1% mientras que la de los municipios colindantes se incrementó en
un 14%.
Kevin Lynch definía un territorio en declive como aquel que “floreció en el pasado gracias
al desarrollo de una única actividad económica, en la que se especializó. Cuando la
actividad se debilitó o encontró otro escenario más favorable, la ciudad no consiguió
adoptar nuevas iniciativas” (LYNCH, 2005, p.105). Aunque la base productiva de la región
de Nantes estaba bastante diversificada, el territorio había quedado modelado por y para la
producción industrial. De esta forma, el declive del territorio del Loira puede ser entendido
como una falta de adaptación a unas nuevas circunstancias; las estructuras sociales y
espaciales, vinculadas al modo de producción industrial no pudieron adaptarse por sí
mismas a los nuevos paradigmas productivos.
2. NANTES: LA REGENERACIÓN DE UNA REGIÓN INDUSTRIAL
“Les différentes fonctions qui ont ponctué l’histoire de Nantes – militaire, portuaire,
industrielle – ont disparu, mais certaines de leurs empreintes sont toujours visibles dans le
tissu urbain. Les figures qui découleront des futures activités, tertiaires ou autres, devraient
doc s’ajouter à ce palimpseste qu’il s’agira de constamment relire pour appréhender la
morphologie de la ville » (TREUTTEL, 1997, p.115)
210
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Sin embargo, Nantes contaba con la riqueza y diversidad de su pasado industrial a su favor.
Si bien gran parte de la actividad productiva había desaparecido, aún existían las trazas
sobre las que cimentar la regeneración territorial.
Es a principios de la década de 1990 cuando comienza a materializarse cierta voluntad de
cooperación entre los municipios del Basse Loire para tratar de revitalizar la región,
favorecida por una clara toma de posición desde los poderes públicos y quizá simbolizada
por el potencial implícito de la llegada del tren de alta velocidad a Nantes.
300.000
250.000
Nº DE HABITANTES
200.000
150.000
100.000
50.000
Saint Nazaire
0 Nantes
1.968
1.975
1.982
1.990
1.999
2.006
AÑO
Los datos tan sólo pueden reflejar parte de la realidad de la revitalización de la región. El
incremento de población producido en los últimos años (un 14% entre 1990 y 2006) o la
recuperación económica indicada por el descenso de la tasa de paro (de 17,8% a un 13,9%
en Nantes y de 18,2% a 15,1% en Saint Nazaire entre 1999 y 2006) y el aumento del
número de establecimientos (incremento del 22,3% en Nantes a pesar de un descenso en el
sector industrial del 8,9% entre 2000 y 2008) dan sólo una idea del proceso de
regeneración que ha vivido el Basse Loire en las últimas dos décadas.
211
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
El estuario del Loira había sido modelado por los procesos de trabajo y las estructuras
sociales propias del modo de producción industrial y si tomamos en consideración “el
proceso completo de trabajo (…) incluyendo la distribución y con una visión englobadora
de centros de trabajo, empresas y procesos’ (Castillo, 1998, p.184), entenderemos que el
espacio conformado por las estructuras industriales (y, por tanto, el territorio que había
entrado en declive) no corresponde a áreas determinadas de la ciudad sino a la totalidad de
un territorio (entendido en sus dimensiones sociales, económicas, políticas y espaciales)
que ha entrado en decadencia.
Es, por tanto, sobre la totalidad de ese espacio y de ese sistema socio-productivo sobre el
que era necesario intervenir. Una estrategia global de desarrollo regional parecía la única
que podría permitir a un territorio devastado salir adelante sin renunciar a su pasado
industrioso. En Nantes el proceso de revitalización regional quedó vinculado, por tanto, a
la implantación de un nuevo modelo (político, social, espacial, económico) que permitiera
convertirse a la ciudad industrial en declive en una región urbana compleja: una ciudad-
región capaz de evolucionar sin renunciar a su pasado industrial.
Para ello, el primer paso necesario era la creación de las estructuras institucionales y de
cooperación capaces de liderar la recuperación y con capacidad de intervención a escala
regional. Si bien la primera agrupación de municipios de la región, l'Association
communautaire de la Région nantaise (ACRN) se había realizado en 1967 y desde 1978
existía l'Agence d'Études Urbaines de l’Agglomération nantaise (AURAN), primera
institución intercomunal con competencias sobre la ordenación del territorio, no es hasta
1992 cuando el District de l'agglomération nantaise, cuenta por primera vez con una
fiscalidad propia. A partir de ese momento y de forma progresiva se iría desarrollando a lo
largo de la década de 1990 toda una estructura institucional que sentaba las bases y contaba
con las competencias necesarias para el desarrollo regional: en 1996 nacía la Conférence
Consultative d'Agglomération, que en 2001 pasó a denominarse Conseil de
Développement con el objetivo de integrar de forma activa a la sociedad civil en la toma de
decisiones y en 1998 se creó l'Agence de Développement Économique de l’Agglomération
Nantaise (ADEAN), Nantes Métropole Développement a partir de 2001 como institución
capaz de liderar el desarrollo económico de la región. Finalmente, sería en 2001 cuando el
District se transformó en la Communauté Urbaine de Nantes (Nantes Métropole a partir de
2004) aumentando su capacidad de gestión e intervención sobre todo el territorio.
La evolución de estas instituciones queda ligada a una forma de gobierno muy concreta
que ha permitido la puesta en marcha de un nuevo modelo regional que se caracteriza por
entender el declive como una oportunidad de desarrollar un modo de ocupación del
territorio más flexible y duradero que el implantado durante la época industrial. Un modelo
regional basado en estructuras de cooperación entre municipios, que permita recuperar la
cohesión social y restablecer la base económica, que ayude a recuperar la posición de la
región a escala nacional, que no sólo no renuncie al pasado industrial del territorio sino que
trate de recobrar los espacios propios de la industria como centralidades del futuro: un
modelo que permita relacionar evolución del territorio y memoria del pasado industrial.
212
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
espacio económico y social del territorio industrial. Por ello, si bien la planificación urbana
iba a constituir una de los instrumentos más importantes en el proceso de regeneración,
éste no habría sido posible sin la existencia de unos programas y políticas sociales y
económicas que persiguieran los mismos fines.
En cualquier caso, parece coherente que ante programas cuyos objetivos principales son la
vertebración y el reequilibrio de territorios degradados, fuera el planeamiento la disciplina
que ordenara y dirigiera el proceso de regeneración. Debemos, sin embargo, tratar de
entender la especificidad de los instrumentos de planificación empleados en Nantes, ya que
difieren en bastantes aspectos de los empleados habitualmente.
Sin embargo, dada la marcada importancia del largo plazo en la regeneración del territorio
del Loira, las herramientas del planeamiento debían adaptarse a las circunstancias. En otras
palabras, con horizontes de veinte o treinta años se debían imponer unos métodos de
planificación que no impusieran restricciones a largo plazo o a gran escala (más allá de las
marcadas en los objetivos espaciales del modelo). “Le projet de la ville est volatile et
consiste surtout à cibler des secteurs stratégiques dans lesquelles elle à la volonté
d’impulser des orientations d’aménagement, de maîtriser le déclenchement des opérations
(MASBOUNGI, 2003, p.13). La toma de posición es clara: se trata de articular los planes y
programas necesarios encaminados a conseguir un modelo que se inserte dentro de las
problemáticas del desarrollo sostenible, que tienda a “construir la ciudad sobre sí misma”
(MASBOUNGI, 2003, p.15) y a contener la expansión ilimitada sobre el territorio, que
favorezca la regeneración de los espacios baldíos y los barrios degradados, la densificación
de la ciudad existente y la conservación de los espacios naturales. Dichos planes quedan
programados a largo plazo, con horizontes en torno a los veinte años y ante todo
constituyen marcos de orientación, negociación y diálogo con todos los agentes
implicados: son planes que evolucionan en función de las dinámicas y necesidades del
territorio y sus habitantes.
213
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
En este contexto, la revitalización del territorio cobra forma a través de una serie de planes
y programas en cascada que van definiendo las distintas escalas (o bien se refieren a
aspectos sectoriales de la misma) y que tienen unos objetivos comunes.
Es, por tanto, el plan regional, el SCOT, el documento urbanístico que plantea las bases del
nuevo modelo que ordena el territorio en declive. El punto de partida que marca dicho plan
es “la renovación de la ciudad sobre sí misma como alternativa al proceso de extensión de
los hombres y sus actividades sobre el territorio” (SCOT Métropole. Rapport de
Présentation, 2007, p.45), frente al modelo de crecimiento en expansión que había seguido
la región desde 1960 a 1990. “En une quarantaine d’années, près de 200.000 habitants sont
Venus Grosser les rangs des Nantais dans les limites de l’unité urbaine, soit un gain de
50% depuis 1962. L’urbanisation conquiert 10.000 hectares, triplant ainsi sa surface, qui
atteint 15.000 hectares en 2002" (RAPETTI, 2004, p.5)
El plan propone unos principios de organización del territorio basados en una estructura
policéntrica, que recupere los núcleos de la región industrial, potencie su carácter central y
ordene desarrollos más densos en torno a ellos. Plantea asimismo la estructuración del
territorio a través del transporte colectivo, apostando por la ciudad de la proximidad y
conectando los polos de desarrollo mediante la recuperación de los dos sistemas de
comunicación tradicionales del territorio como redes de transporte público: la estructura
fluvial (el Loira) y la red de ferrocarril (incluyendo las líneas de mercancías de la época
industrial abandonadas y en desuso).
214
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
De este modo, el plan da las directrices necesarias para ordenar el desarrollo regional
apoyándose “en los proyectos urbanos de regeneración como motor de desarrollo” (SCOT
Métropole. Projet d’Aménagement et de Développement Durable, 2007, p.7-9), evitando el
crecimiento en extensión y asegurando la preservación de los espacios naturales y
agrícolas.
Así, los elementos que ordenaban el territorio industrial cobran nueva vida gracias a
proyectos de rehabilitación que los convierten en centralidades, los conectan con el área
metropolitana y proponen la integración de nuevos usos, actividades y habitantes en la
trama de preexistencias.
Y este es precisamente otro de los ejes sobre los que se asienta el plan territorial: a pesar de
las dinámicas de terciarización experimentadas en las últimas décadas, el SCOT afirma la
importancia de la dimensión industrial de la aglomeración, mediante la relocalización
multipolar del sistema productivo y el equilibrio territorial a partir de la unión de dos polos
especializados y complementarios: uno, Nantes, de carácter público, administrativo y
terciario y otro, Saint Nazaire, productivo-industrial.
Sin embargo, es importante resaltar que el lento proceso de evolución de las instituciones
regionales y de redacción del SCOT no ha sido obstáculo para la realización de planes
sectoriales o de menor escala que ponían en valor dos de los aspectos que se consideran
fundamentales del nuevo modelo: la vertebración del territorio por el sistema de
comunicaciones y la regeneración de los tejidos degradados como nodos regionales. De
este modo, el nuevo modelo de territorio ha podido ir quedando reflejado desde principios
de la década de 1990 a través de planes sectoriales o de escala más pequeña. Dichos planes
quedan estructurados en torno a dos temas principales: planes de movilidad y actuaciones
215
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Sin embargo, el origen de la apuesta por los modos alternativos de transporte en la región
data de 1985, cuando Nantes se convirtió en la primera ciudad francesa junto a Grenoble
en restablecer una red de tranvía. En realidad, Nantes estaba recuperando su propia
historia: este medio de transporte se inauguró en la ciudad por primera vez en 1825 y en
1930 existían veinte líneas de tranvía que transportaban unos 27 millones de viajeros al año
y se extendían más 110km. Este medio de transporte fue utilizado hasta 1958 y el
crecimiento de la ciudad había quedado organizado en parte por él: la recuperación del
tranvía permitía recobrar parte de la matriz de desplazamientos sobre la que había quedado
estructurada la ciudad.
Sin embargo, la nueva red de tranvía de Nantes contempla unos objetivos que van más allá
de la movilidad. Si bien la primera línea de tranvía se basaba en la eficacia (obtención de
un elevado número de viajeros atravesando barrios de alta densidad), las líneas 2 y 3
fueron concebidas como elementos de transformación de la ciudad, basadas en lograr la
inserción urbana. El tranvía se convertía así en el elemento vertebrador que permitía volver
a integrar en la estructura de la ciudad barrios que habían quedado aislados, reforzar el
carácter central de las áreas industriales en baldío que iban a ser regeneradas mediante
proyectos urbanos la organización y puesta en valor de los espacios públicos situados en
torno a las nuevas líneas.
La línea 2 aseguró la reintegración de los barrios de vivienda social de las décadas de 1960
y 1970, los Grands Ensembles (los barrios de Dervallières, Bellevue y Nantes Nord) que
habían quedado aislados del resto de la ciudad y contaban con verdaderos problemas de
deterioro urbano y social. Los proyectos urbanos de regeneración de estos barrios
plantearon la creación de pequeñas centralidades de barrio, la incorporación de nuevos
usos y el tratamiento de los espacios residenciales al tiempo que el tranvía permitía su
conexión con el centro de la ciudad y con elementos centrales de la ciudad. Su conexión
con el centro de la ciudad mediante una red de transporte público no sólo constituía un
desarrollo de la movilidad sino un modo de mejorar el acceso al trabajo y a los servicios de
los sectores de la población que más lo necesitaba.
La línea 3 hacía frente a los problemas de inserción urbana más complejos, conectó la parte
alta de la ciudad con la parte baja (el centro de Nantes, junto al Loira) y permitió la puesta
216
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
en práctica de diversos mecanismos de división de la red viaria entre los distintos medios
de transporte (peatones, tranvías, bicicletas, automóviles).
Dentro de este contexto, los barrios degradados de la ciudad industrial pueden ser
rehabilitados como nuevas centralidades, tratando de devolverles el valor que el declive les
arrebató. El proceso de regeneración integra nuevos habitantes y actividades en la trama de
preexistencias, tratando que las nuevas actuaciones sirvan para mejorar la calidad de vida
de los habitantes y trabajadores actuales del barrio. Las intervenciones concretas sobre
estas áreas tratan de alcanzar la máxima diversidad en los tejidos: en el tejido social a
través del mantenimiento de la población existente y la integración de altas proporciones
de vivienda social, en el tejido urbano a través de la inserción de los nuevas proyectos y
217
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Tras este recorrido por los diferentes planes que han marcado el proceso de revitalización
de la región de Nantes conviene llamar la atención sobre las características de los
instrumentos de planeamiento empleados, que han llegado a conseguir que en Francia se
hable de un modo de planificación “a la nantesa” y que, de un modo general, marcan una
ruptura en la forma tradicional de intervención pública y de gestión, tanto en la flexibilidad
y la concertación como en la interpretación de los documentos de planeamiento y gestión,
que constituyen guías o documentos base que pueden ser objeto de modificaciones en
función de los resultados de las negociaciones con todos los actores implicados (desde los
propios habitantes o colectivos hasta los inversores). Incluso algunos autores entienden que
Nantes se ha convertido en un verdadero “laboratorio de elaboración urbana” (Dumont,
2006, p.13)
Ariella Masboungi (MASBOUNGI, 2003) se ha referido al explicar la planificación en
Nantes a un modo pragmático (que adapta las formas de ordenación y gestión al contexto
específico de cada plan), flexible (planificación prospectiva, sin dictado, que establece
prioridades de intervención y se caracteriza por una toma de decisiones basada en el
equilibrio y la moderación), negociado (mediante políticas urbanas basadas en el diálogo)
y en progresión (o por etapas).
De esta manera, el problema del declive de la ciudad industrial se aborda desde un nuevo
proyecto de gobierno y vertebración del territorio que queda expresado tanto en
intervenciones sobre el soporte físico propias de la planificación como en un conjunto de
medidas y programas económicos y sociales encaminados a la creación de un clima o
ambiente en el que la innovación tenga como punto de partida la aceptación del pasado
industrial del territorio. A nivel espacial se trata de configurar un soporte físico que haga
posible la mayor cantidad de relaciones e intercambios posibles, donde se permita la
coexistencia de “high levels of variety (in space), variability (in time) and
indeterminateness (in the realm of possibilities)” (RULLANI, 2002, p.45)
218
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
BIBLIOGRAFÍA
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219
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
220
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
1. INTRODUCCIÓN
Los desarrollos se concentran en dos grandes polos: en el Noreste se encuentran (de oeste a
este) el PAU Arroyo del Fresno, el PAU Montecarmelo, el PAU Las Tablas y el PAU
Sanchinarro (pertenecientes al primer grupo de desarrollos), junto con Valdebebas y el
Ensanche de Barajas (posteriores). En el área Sureste se encuentran (de oeste a este) el
PAU Carabanchel, Valdecarros, el PAU Vallecas, Los Berrocales, Los Ahijones y El
Cañaveral. El límite exterior de todos los PAUs se encuentra en la M-40, excepto el de
Vallecas, que está dividido en dos por la M-45 y se extiende hasta la M-50, área en la que
se concentran el resto de desarrollos del Sureste.
El PGOUM de 1997 supuso una notable modificación respecto a su precedente, puesto que
salvando únicamente las grandes reservas forestales, el resto del término municipal quedó
adscrito a algún uso o actividad urbanas. Culminó las operaciones procedentes del Plan de
1985 transformando el carácter de los Programas de Actuación Urbanística de aquél, que
multiplican por diez su capacidad residencial: de las alrededor de 7000 viviendas que se
proponían inicialmente para los 6 PAUs se decidió pasar a más de 70.000. Estos
desarrollos unidos a la previsión del rosario de nuevos barrios residenciales en el Sureste,
junto con los desarrollos del Noroeste, completan los únicos espacios no urbanizados ni
deforestados del municipio hasta hace poco, con una capacidad residencial total entorno a
las 200.000 viviendas, a lo largo de más de 7000 ha.
221
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Fig 1. Localización de los grandes desarrollos Fig 2. Localización de los PAUS en relación
urbanísticos con las radiales
Los primeros desarrollos ejecutados, los PAUs, que pretenden desarrollar 74.537 viviendas
han servido de modelo urbanístico en cuanto a morfología, estructura, forma urbana,
densidades, etc., para los de nueva generación, todavía de mayores dimensiones, que se
encuentran en proceso de urbanización. No obstante, de los 6 PAUs iniciales, ni siquiera
todos ellos han llegado a concluirse: el PAU de Arroyo del Fresno, que era el de menor
extensión (148 ha) y aquél en que estaba prevista una menor densidad de vivienda, no ha
llegado a comenzar con las labores de edificación (se ha excluido por tanto del análisis
posterior). Sin embargo, en el PAU de Vallecas, que con 736 ha. es el de mayor extensión,
ya tienen Licencias de Primera Ocupación (LPO) alrededor del 60% de todas las viviendas
previstas (26.046 viv.), mientras que en el resto de los PAUs tienen ya LPO entre el 90% y
el 80% de las viviendas totales.
Por todo ello, dado que los nuevos barrios son bastante homogéneos en cuanto a sus
características fundamentales, parece interesante el estudio conjunto del funcionamiento de
ese nuevo modelo de ciudad en que ya pueden estar habitando alrededor de 137.000
222
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
personas (cómputo aproximado estimado según las 57.309 viviendas con LPO, a razón de
una media de 2,4 habitantes/vivienda), y donde a enero de 2009 se encontraban ya
empadronadas 84.555 personas.
Algunos de los nuevos desarrollos, como Sanchinarro y Las Tablas, son en realidad
barrios-isla, limitados exclusivamente por grandes redes circulatorias. Aquellos que se
desarrollan en el borde de la ciudad existente han creando una discontinuidad con la trama
de ciudad limítrofe, de modo que las nuevas calles y avenidas no continúan ni convergen
con las del barrio existente (como ocurre en Vallecas), o incluso otros han creado grandes
espacios libres en las áreas colindantes con la ciudad existente (como Montecarmelo),
siendo el Pau de Carabanchel el único que rompe esta tendencia al aislamiento, puesto que,
aunque su trama no continúa la del barrio preexistente, sí trata de conectar con la misma al
menos en las vías principales.
En cuanto a su relación con el lugar preexistente, casi todos ellos han hecho tabula rasa,
partiendo de la nada sin tener en cuenta las condiciones de lo que había previamente. Sólo
en algunos casos se ha tratado de sacar a la luz algunas situaciones favorables que se
encontraban en el territorio de partida, como ha ocurrido por ejemplo en Carabanchel,
potenciando las condiciones de la topografía existente como balcón hacia el Sur, o en
Vallecas, manteniendo como espacios libres las vías pecuarias existentes, que cortan la
retícula y modifican la trama en sus encuentros con las mismas.
Las vías principales concentran los itinerarios peatonales y rodados; algunas manzanas se
transforman en espacios libres y otras en dotacionales; el terciario se concentra en grandes
“parcelas-isla” situadas en localizaciones prioritarias conectadas a las infraestructuras (la
oferta básica de terciario está formada por centros comerciales y “ciudades coorporativas”
de grandes empresas) y se remata la actuación en sus límites a través de espacios verdes
residuales, como forma de defender el barrio del agresivo viario arterial perimetral
(incluyendo las obligadas bandas de protección respecto a las autopistas limítrofes), o
223
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
También desaparecen, salvo en algunas avenidas principales, los bajos comerciales, que
han sido sustituidos por grandes Centros Comerciales situados de modo estratégico en
algún nodo exterior, en contacto con la red viaria principal. En las plantas bajas no
comerciales se sitúan bien los espacios de uso colectivo de la parcela, o bien los
aparcamientos, creando fachadas impermeables y carentes de referencia hacia la calle. En
algunos casos, como en Sanchinarro, la edificación debe retranquearse por normativa con
respecto a su parcela, creando un corredor de espacio colectivo que separa mediante una
tapia la calle de la edificación.
Para el total de los PAUs se han previsto 539 ha de espacios verdes públicos, muchos de
ellos situados en los límites con las grandes infraestructuras, como espacios de borde,
algunos otros interiores. Los datos básicos de ocupación de los PAUs presentan que un
40% suelo está destinado al desarrollo de zonas verdes, un 22% a viario, un 17% a
dotaciones (excluyendo viario y zonas verdes) y un 20% a residencial (ver tabla 1).
224
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Fig. 3 y 4. Relación actual entre volúmenes edificados y espacio libre en Vallecas y Relación actual
entre volúmenes edificados y espacio libre en
Sanchinarro.
225
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
A pesar de que hay ya 57.309 viviendas construidas y que podrían estar habitadas, el
padrón únicamente refleja un total de 31.855 hogares. No obstante, se han decidido extraer
algunos datos generales acerca de los habitantes que pueblan los PAUs.
De los datos que ofrece el padrón a 1 de enero de 2009, se observa que más de un 40% de
habitantes tienen edades comprendidas entre los 25 y los 39 años, mientras que más de un
20% corresponde a menores de 9 años, y los mayores de 65 años suman menos de un 4%
del total. La edad promedio de todos los PAUs está en los 30 años, mientras que la
Proporción de Juventud es de un 26%, y la de Envejecimiento únicamente un 4%. Esto
refleja una pirámide de población mucho más joven que la media de la ciudad de Madrid.
También en comparación con la media madrileña, se observa que tanto el Índice de
Estructura de la Población potencialmente Activa, como el Índice de Reemplazo de la
Población potencialmente Activa, son también bastante más altos que la media, mientras
en cambio la Proporción de Extranjeros y la Proporción de Inmigrantes Extranjeros son
bastante menores. (Ver tabla 2)
Estos datos se reflejan en el tamaño de los hogares, que muestran que en más de un 50%
de los mismos habitan únicamente una o dos personas, mientras que en casi un 40% del
total habitan 3 ó 4 personas. Los hogares mayoritarios (un 27% del total) corresponden a
hogares unipersonales.
Los primeros datos estadísticos acerca de los habitantes de los PAUs no son muy
indicativos de la estructura socio-económica de los barrios. Para profundizar en estos
temas habría que recurrir a métodos como encuestas y entrevistas, que no se han
desarrollado para este trabajo.
226
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Estos datos pueden servir de base para estudiar el grado de homogeneidad de los grupos
sociales que habitan el barrio, y qué minorías pueden tener alguna desventaja a la hora de
asentarse en este tipo de espacios, debido a la oferta de vivienda, dotaciones y servicios así
como a todos los demás factores urbanos aquí esbozados.
Tabla 2. Índices de la estructura demográfica de los PAUs comparados con la media de la Ciudad de
Madrid
Para el análisis de datos del Padrón Municipal de Habitantes de enero de 2009 se han
considerado las siguientes Secciones Censales: Montecarmelo : 08-131, 08-164, 08-165,
08-169; Las Tablas: 08-128, 08-160, 08-161, 08-167, 08-168, 08-170, 08-171, 08-172;
Sanchinarro: 16-108, 16-109, 16-110, 16-111, 16-112, 16-114, 16-115, 16-116, 16-117;
Carabanchel: 10-216, 10-220, 11-148, 11-154, 11-186, 11-187, 11-188, 11-189, 11-190,
11-191, 11-192; Vallecas: 18-045, 18-047, 18-049, 18-050, 18-051, 18-052, 18-053.
Se observa al analizar las características generales de estos barrios que las bajas
densidades, unidas al sobredimensionamiento de los espacios que conlleva la creciente
necesidad de infraestructuras (debido a los modelos de transporte privilegiados), junto con
la falta de actividad en los espacios públicos, que van siendo sustituidos por grandes
contenedores de servicios de iniciativa privada y uso colectivo, están dando lugar a la
pérdida de uso y actividad sobre el espacio público, lo que puede llevar en último extremo,
al abandono del mismo. Esto dificulta que las características de la nueva ciudad periférica
ejemplificada en estos desarrollos, pueda ser estudiada bajo los parámetros tradicionales,
ya que los criterios bajo los que se definían y clasificaban calles, parques, plazas etc, en
cuanto a características tales como uso, actividad y densidad, no son aplicables a este
nuevo modelo de espacios públicos.
227
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Los cambios en la concepción y organización del espacio público van poco a poco
modificando los sistemas de relación de los colectivos que lo habitan. En este sentido, el
planeamiento urbanístico ha jugado un papel muy importante en la definición de los
espacios públicos, como soporte de actividades y relaciones, un papel que trasciende lo
urbano. Mientras en la ciudad tradicional el espacio público es soporte y generador de la
cultura y de la actividad, así como base de las relaciones, para las nuevas periferias “resulta
necesario desarrollar nuevas formas de comprender, tanto en términos prácticos como
teóricos, los espacios de la ciudad que son empíricamente percibidos, conceptualmente
representados y realmente habitados” (SOJA, 2008: 222)
El espacio público entendido como un todo del que se recorta el ámbito de lo privado, ha
sido entendido, tanto en la ciudad como en la política, el espacio de la expresión y
deliberación abierto a todos. Es el espacio más puramente urbano, es el reflejo de la cultura
y de la sociedad. En palabras del urbanista Jordi Borja, la ciudad es el espacio público, en
tanto en cuanto este se manifiesta como el lugar de máxima expresión y manifestación de
ciudadanía. El espacio público de la ciudad es el soporte de las actividades y el escenario
de la interacción social. Es lugar de relación y de identificación. En este sentido, la calidad
del espacio público debe ser evaluada teniendo en cuenta la intensidad y la calidad de las
relaciones sociales que facilita, la capacidad de acogida de distintos grupos, actividades y
comportamientos, y la capacidad de estimular la identificación, la expresión y la
integración de los colectivos que lo habitan.
Ante la posible crisis por falta de uso del espacio público de este modelo de periferia, se
plantea el interés de desarrollar nuevos parámetros que ayuden a comprender mejor esta
nueva realidad y a estudiarla de un modo sistemático, cuantitativa y cualitativamente.
Por todo lo anteriormente expuesto, se hace necesario dar un paso en la producción de unos
criterios de carácter multidisciplinar que permitan valorar de un modo integral la
habitabilidad, sostenibilidad, calidad de vida y cohesión social de los barrios de reciente
creación, desde un punto de vista de la diversidad, a partir del análisis y caracterización de
los espacios de uso público.
228
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
El trabajo aquí expuesto es una matriz inicial que recoge y organiza los parámetros básicos
de carácter tanto cuantitativo como cualitativo, que servirán de referencia para
posteriormente desarrollar unos indicadores, que puedan ser aplicables para el análisis de
229
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
cualquier otro barrio. La sistematización de los datos será en cualquier caso una labor
compleja y que requerirá varios procesos de ida y vuelta, utilizando los barrios de estudio
como nodos tanto de análisis como de implementación de los indicadores.
Son muchos los acercamientos que se pueden hacer para conseguir valorar y cualificar
desde la perspectiva de la diversidad, como base de la sostenibilidad, los barrios de
reciente creación en la periferia. Aquí se han tratado de englobar los criterios entorno a
cuatro grandes grupos o dimensiones temáticas, todas ellas, como veremos, muy
relacionadas entre sí, y que pretenden dar una idea de la compleja amalgama de relaciones
y situaciones que conforman la ciudad.
A partir de estas grandes temáticas, se han ido desarrollando los subtemas principales de
estudio (ver Tabla 3). Posteriormente se han definido unos parámetros de estudio aplicados
a cada uno de los temas, a partir de los cuales se desarrollán posteriormente unos
indicadores, comunes a todas las dimensiones planteadas, que permitan sistematizar el
estudio. Estos parámetros de análisis, tanto de carácter cuantitativo como cualitativo, no
pueden entenderse de forma aislada, sino que cada uno de ellos se relaciona con muchos de
los otros y presenta claves para comprender los demás.
Este ejemplo refleja el interés por desarrollar unos indicadores de carácter multidisciplinar,
que sirvan como base para el posterior análisis de los barrios de la periferia.
230
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
231
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
5. CONSIDERACIONES FINALES
Las transformaciones que están sufriendo las grandes ciudades en los últimos tiempos, y en
concreto la ciudad de Madrid, que están dando lugar a ciudades cada vez mas dispersas y
fragmentadas, cuyas periferias están constituidas por paisajes morfológica y
funcionalmente homogéneos, de baja densidad, e interconectados por grandes redes de
transporte, plantean la necesidad de encontrar unos criterios para el análisis y valoración de
la ciudad que estamos creando.
Este trabajo se enmarca dentro de una investigación mas amplia que tiene como finalidad
el desarrollo de unos indicadores de carácter general, que puedan servir para valorar la
sostenibilidad, cohesión social, calidad de vida y habitabilidad que ofrecen cada uno de los
barrios de reciente creación. A pesar de que la investigación parte del estudio de caso de
los PAUs de Madrid, el fin de la misma debería poder dar lugar a la aplicación de los
indicadores en cualquier otro barrio de la periferia de otras ciudades. También podrían
servir de referencia para el futuro diseño y configuración de nuevos desarrollos, así como
para solucionar problemas concretos de los que sean detectados en los barrios a los que se
apliquen.
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ANDERSON, WP.; KANAROUGLOU, PS.; MILLER EJ. (1996) “Urban form, energy
and the enviroment: a review of sigues, evidence and policy”. Urban Studies nº33, pp7-35.
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Urbanismo Madrid s. XX. Madrid, Gerencia Municipal de Urbanismo.
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de Madrid”. Actas del VIII Coloquio y Jornadas de Campo de Geografía. Palma de
Mallorca, AGE y Universitat de les Illes Balears, pp.71-89.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
CASTELLS, M. (1991): “El auge de la ciudad dual: teoría social y tendencias sociales”.
Alfoz nº90, pp 89-102.
GARREAU, J. (1992): Edge Cities, Life on the new frontier. New York, Doubleday.
LÓPEZ DE LUCIO, R. (2000) “El espacio público en la ciudad europea: entre la crisis y la
iniciativa de recuperación”. Revista de Occidente, pp.230/231.
SANTOS, JM. (2000) “Las periferias urbanas y la organización de la ciudad actual: el caso
de Madrid”. Estudios Territoriales nº126.
VVAA, (2004) “Los nuevos Paus (I, II y III)”. Revista BIA, n°s 231, 232 y 233. Madrid,
Publicación Oficial del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid.
233
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN
Existen elementos de relación entre los cambios de la actividad de consumo y el espacio
metropolitano. En el caso español, un nuevo marco normativo, produjo la entrada masiva
de suelo urbanizable en el juego de la oferta y la demanda a finales del siglo XX. Esto dotó
a los agentes administrativos municipales a través de sus instrumentos de ordenación de un
método de financiación lícito, que permitió poner en oferta grandes cantidades de suelo.
Bajo este marco, se desarrollan nuevos desarrollos urbanos que plantean las entidades
municipales, sobre todo aquellas situadas bajo el influjo gravitatorio de la influencia
metropolitana. Para el caso la Comunidad de Madrid, confluyen dos fenómenos
relacionados con el consumo. Las grandes superficies de ocio y comercio (centros
comerciales) y el desarrollo del tejido urbano residencial en su entorno próximo, muchas
veces caracterizado por contener elementos urbanos pero sin conformar ciudad. ¿Qué
significado territorial tienen estas grandes superficies para su entorno residencial próximo?
¿Atrae la gran superficie comercial a usos del suelo residenciales por crear una falsa
impresión de espacio cubierto por servicios? ¿Qué relaciones en los hábitos de consumo
tiene el uso de la gran superficie y la elección residencial periférica? ¿Qué consecuencias
tienen este tipo de desarrollos expresados en valores de sostenibilidad? Se trata de dar
respuesta a estas cuestiones exponiendo tres ejemplos de zonas con estas características
dentro de la Comunidad de Madrid, a través de la observación de la dinámica de usos de
suelo, la predilección por los diferentes agentes implicados en la ocupación de estos
espacios y el modelo de desarrollo urbano generado atendiendo a las consecuencias sobre
la sostenibilidad.
INTRODUCCIÓN Y ESTRUCTURA.
A comienzos del año 2009, avanzada la crisis que ha contenido el crecimiento de la
economía mundial y el producto interior bruto de gran parte de los países que se
denominan desarrollados, el Presidente del Gobierno español, animaba al esfuerzo
conjunto de los ciudadanos para superar la crisis y destacaba la importancia del ahorro de
energía, animando a los ciudadanos que dispusieran de unos ingresos “normales” a que
mantuvieran su consumo, porque una reducción "afecta de manera directa a la economía
y a la producción" (La Vanguardia, 19/01/2009). Esta única y simple observación de gran
contenido, atendiendo al emisor, mensaje y receptores, puede dar cuenta de la importancia
del consumo en el sistema económico actual. Sin embargo, el consumo, expresado como
adjetivo de la sociedad, alude al hecho de que ésta se base en un sistema que estimula la
producción y el uso de bienes no estrictamente necesarios, lo cual puede llevar a la
reflexión de que en un mundo donde aún más de la mitad de la población no cuenta con los
234
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
bienes estrictamente necesarios para la vida, un exceso del consumo puede estar
relacionado con otro de los paradigmas del siglo XXI como lo es la sostenibilidad.
En la primera sección se presenta una introducción general sobre los procesos normativos
y urbanísticos, a través de los cuales, ha llegado a transformarse la periferia urbana en
zonas atractivas para la instalación de las grandes superficies de ocio y consumo.
En la tercera sección se presentan los resultados de una observación directa de tres de los
grandes centros comerciales de la región metropolitana desde el punto de vista del
investigador.
235
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
El suelo, como elemento físico del territorio también ha entrado en esta lógica social del
consumo, en la que éste se mueve ajeno a un razonamiento relativo, debido a una
concepción ilimitada del mismo, y cuya dimensión no puede ser explicada a través de la
teoría de las necesidades. Por el contrario, parece tal y como exponía Jean Baudrillard en
los años setenta, un proceso en el que se produce una compulsión de la demanda que
profundiza la distancia misma entre una productividad gigantesca y un consumismo aún
más desenfrenado (Baudrillard, 1974. p. 56).
En esta aproximación al suelo como producto de consumo, se quiere señalar el papel que
tiene propiamente la ocupación de suelo en una región debido al crecimiento del tejido
urbano. Es difícil de argumentar, al menos para el territorio español, que esta actividad
expansiva del “suelo artificial” se haya hecho de un modo totalmente ajeno a la
planificación, al menos en los últimos 20 años. De esta manera, no debería obviarse que el
cambio del uso del suelo de un área determinada a un uso urbano concreto (desde un uso
de suelo no urbano), en el peor de los casos cuenta con algún tipo de ordenamiento,
aprobado de acuerdo al marco jurídico existente. De este modo, parece bastante claro que
dentro de la complejidad inherente a los procesos del marco de desarrollo urbano-
metropolitano actual que afecta a los modelos de ocupación de suelo, el factor jurídico bajo
el que trabajan los agentes de planificación y ordenación del territorio tiene una fuerza de
efecto en la conformación y expansión del espacio urbano, y por tanto en la cadena de
valor del suelo como producto de consumo. Así, en la última década del siglo XX y
principios de este siglo, para el caso español, se produce la entrada masiva de suelo
urbanizable en el juego de la oferta y la demanda. Prueba de ello reconocible dentro de los
instrumentos jurídicos de gestión es la ley aprobada en abril de 1998, sobre régimen de
suelo y valoraciones, derogada en años recientes (julio de 2007), unida al Real Decreto Ley
4/2000 de "medidas urgentes de liberalización en el sector inmobiliario y de transportes"
de 23 de junio y a la Ley 10/2003 de "medidas urgentes de liberalización en el sector
inmobiliario" de 20 de mayo, que dotaron a las entidades mínimas administrativas a través
de los Planes Generales de Ordenación Urbana de un método para poner a la oferta grandes
cantidades de suelo.
236
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Grafico 1. Evolución del suelo clasificado urbanizable y el aumento de suelo clasificado como urbano en la
Comunidad de Madrid entre 1996 y 2004.
Suelo Urbano y Urbanizable. Comunidad de Madrid 1996-2004
35000 17500
30000 15000
25000 12500
10000 5000
5000 2500
0 0
1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
Años
Fuente: I.E. Comunidad
Suelo Clasificado Urbanizable (Ha.) Variación Clasificación Suelo Urbano (Ha.) Autónomade Madrid.
237
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Los centros comerciales periféricos, a la vez que se relacionan con el resto del tejido
urbano casi exclusivamente por medio de la red metropolitana de autovías y autopistas
(López Lucio, 1994, citado en Gutiérrez Puebla, 2001), también se encuentran insertos
dentro de un marco de actuaciones urbanas en los que el centro comercial es incorporado
por los agentes de planificación como elemento de alto valor de atracción de población
(Dávila, 2005, citado en Escudero, 2008. p.211). Planteado de este modo también podría
afirmarse desde una óptica de análisis de vecindad de usos de suelo, que la localización de
la gran superficie atrae usos de suelo residenciales y viceversa. No obstante, para que esta
vinculación funcione ¿Qué elementos pueden condicionar la elección de estos espacios
metropolitanos cómo lugar de residencia? ¿Puede estar dando el centro comercial una
238
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Los centros comerciales seleccionados para su observación han sido El Centro Comercial
“Plaza Norte 2”, El Centro Comercial “La Gavia” y El Centro Comercial “Islazul” (figura
1). El primero de ellos, “Plaza Norte 2” se inserta en un tejido urbano cuya vecindad
inmediata corresponde mayormente a una estructura logística, industrial y empresarial, si
bien “La Gavia” e “Islazul, podrían caracterizar más al desarrollo de un plan urbanístico de
gran especialización residencial con la incorporación de superficie comercial de ocio y
consumo como punto de referencia espacial.
239
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Figura 2. Localización de los centros comerciales observados. Los tres superan la segunda vía rápida de
circunvalación (M-40), respecto a la mayor aglomeración urbana central de la región metropolitana
madrileña. .
El nuevo espacio urbano se desarrolla dentro de uno de los últimos planes parciales de
carácter suburbano municipal de Madrid, el PAU de Vallecas. Es un plan de urbanización
que aún no ha completado el total de sus posibilidades de edificación y que cuenta con un
modelo estructural muy similar a otros polígonos de este tipo que se han desarrollado en la
240
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
región metropolitana en los últimos 15 años. Amplias zonas verdes (aún en barbecho),
aceras y calles anchas, con conexión de servicios públicos de transporte pero deficientes en
cualquier otra actividad ajena a la residencial y con carencias de servicios más allá del
Centro Comercial, algún hipermercado o entidades bancarias que buscan la cercanía a sus
prestatarios.
“Todo pisos nuevos, zonas ajardinadas y con muchos espacios abiertos. El suyo le está
quedando realmente bonito y, en contra de lo que pueda parecer, esta zona se está
convirtiendo en una pequeña ciudad dentro de la misma capital.
Andando puedes llegar al Centro Comercial La Gavia. Este recinto ha llenado de vida
la zona y es muestra de la cantidad de gente joven que se está instalando por allí.
Cuenta con 170 establecimientos y 110.000 metros cuadrados de superficie
comercial.[…]
[…]Ahí mismo hay un Carrefour, para que tu día de compras sea más que completo y,
por supuesto, hay una planta entera dedicada a restauración. […] mientras ves el
partido de la liga, que está más que interesante estas últimas semanas.
Además, en breve contará con unos multicines […]. De todo en una zona en expansión
constante. Tendré que ir a ver a Marta más a menudo...” (Lozano, 2009).
Véase la descripción clara del modelo de las periferias residenciales, la gran cadena de
hipermercado frecuente en este tipo de centros y que al principio funcionaba como
locomotora de los mismos (Gutiérrez Puebla, 2001), ahora queda algo desplazado como un
añadido a la función “de compras” en su sentido de ocio. Otra afirmación destacable es
decir que el PAU ya parece una pequeña ciudad dentro de la capital, ahora cabría
preguntarse, qué está entendiendo esta autora por ciudad.
Al igual que el anterior, este centro comercial se instala cerca de los bordes de los límites
municipales, en las periferias suburbanas. Este concretamente se encuentra junto a un gran
cementerio (Carabanchel. Véase Figura 4) y la cercanía al mismo no sólo no ha supuesto
un hándicap a su atractivo comercial, sino que como se pudo apreciar in situ parece que la
visita al centro se ha convertido en una actividad complementaria a la visita al cementerio.
241
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Figura 4. Localización del Centro Comercial y vista oblicua del flanco noroeste de la superficie comercial
aún en construcción (esquina inferior derecha). Puede apreciarse la cercanía de un gran cementerio (esquina
superior derecha).
Las zonas residenciales próximas adolecen también de precariedad de servicios, con lo que
el centro comercial, suplirá en gran medida la falta de ciudad de estas áreas de expansión.
Esta falta de servicios integrados y accesibles a pie, tampoco parece que en el futuro, al
menos en lo comercial tenga una solución cercana, ya que la tipología edificatoria en
polígonos cerrados sin locales bajos no invita a la aparición de otra actividad que no sea la
residencial (ver figura 5).
Figura 5. Aspecto general a pie de calle de las edificaciones de los espacios residenciales cercanos a la
gran superficie comercial (Islazul). Véanse las estructuras cerradas al espacio público, negando la
oportunidad de instalación de cualquier tipo de actividad no residencial.
Finalmente se recoge un texto rescatado de la misma fuente anterior, cuya autora describe
aspectos de este nuevo centro comercial que da con muchas de las claves explicativas no
sólo de los aspectos espaciales, sino de los estilos de vida y los patrones de consumo que se
están siguiendo hoy y que llevan al uso de este tipo de instalaciones:
“Esto de que amplíen Madrid y lo hagan habitablemente más extenso, conlleva una
serie de ventajas; obvias en cuanto al hospedaje pero estimulantes en cuanto a que
la generación de nuevas zonas urbanas promueve el incremento de ¡la zona de
242
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Ya el título de este artículo “Centro Comercial Islazul, más metros cuadrados para tus
compras”, da una idea de lo que significa el tamaño para estos megacentros de ocio y
consumo, del mismo modo de las características y lo innovador de los diseños, que evocan
generalmente paraísos donde poder realizar una actividad aparentemente tan necesaria
como ir de compras.
Su imbricación en una zona urbana existente, en este caso con uso predominantemente
industrial, igual que en otros centros comerciales de ubicación similar supone la
realización de costosas infraestructuras de redes de transporte para evitar colapsos de
tráfico provocados por la aparición de un destino de gran atracción comercial (ver Figura
6).
Figura 6. Localización del Centro Comercial Plaza Norte y vista oblicua de la entrada norte al centro comercial Plaza
Norte 2. Los accesos desde la Autovía del Norte (superior derecha) y la confluencia con otros destinos, crean estos
costosos y espectaculares “pulpos” de redes de circulación.
El centro comercial, aparte de tener una gran proyección espacial y encontrarse próximo a
tres municipios ampliamente habitados de la región metropolitana (Madrid, Alcobendas y
San Sebastián de los Reyes). En este caso también puede destacarse su funcionamiento
como paliativo de servicios de grandes áreas próximas de especialización residencial. El
caso de la urbanización de baja densidad de La Moraleja, al sur del centro comercial (ver
figura 6) es un buen ejemplo de ello.
243
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
El diseño del centro comercial también es espectacular, como pudo comprobarse, dando
cuenta de que esta cualidad es también un patrón de estas grandes superficies, no sólo en lo
llamativo, en su vistosidad y en la evocación al lujo y al despilfarro, sino también en el
renombre de sus diseñadores, arquitectos y demás condiciones que exige toda la
parafernalia que encierra este mundo floreciente del ocio, la moda y el consumo
metropolitano.
Para el caso de este centro también se ha encontrado un texto en la red, adecuado para
resumir su descripción y más sobre los aspectos que se reclaman en este tipo de
superficies:
“[…]Es un Centro Comercial que en dos plantas tiene más de 200 tiendas de moda
nacional e internacional. Y en su zona de ocio dispone de más de 25 restaurantes, 14 salas
de cine y casi 7.000 plazas de aparcamiento.
Fue diseñado por un equipo de arquitectos londinenses, llamado: El Champmam Taylor
Parteners, que han conseguido darle un ligero aspecto renacentista en el que destaca la
decoración veneciana.
El interior del Centro Comercial tiene una superficie de 147.920 metros cuadrados y lo
más destacado del complejo es la gran cúpula de 35 metros de altura construida en el
centro del edificio, desde donde salen las cuatro naves laterales.
Aquí le dicen que es el destino de compras de los madrileños [...]".
http://verove.es, 2009)
Se toma como punto de partida la definición del informe Brundtland (1987), redactado tras
la asamblea de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas
en 1983. Según este informe el desarrollo sostenible debería poder: “Satisfacer las
necesidades del presente, sin comprometer las oportunidades de las generaciones futuras.”
(Brundtland, 1987).
Dentro de este marco, ha sido considerado que el desarrollo sostenible debería pretender
reconciliar los aspectos económicos, sociales y ambientales del desarrollo hacia un camino
que no pone en peligro las necesidades de las generaciones futuras. No se trata de
considerar aquellas necesidades difícilmente predecibles, sino (a largo plazo) los requisitos
básicos de los seres humanos, agua potable, alimentación, un hogar... Se puede considerar
que cualquier cambio importante en el patrón de consumo de recursos limitados debería
analizarse desde el punto de vista de la sostenibilidad, con el fin de asegurar el bienestar de
las generaciones futuras. De carácter general, esta idea nos sirve para orientar nuestra
244
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
discusión hacia las implicaciones para el desarrollo sostenible de estas nuevas grandes
superficies y el nuevo modelo de consumo que se ha analizado en las secciones anteriores.
Los nuevos hábitos de ocio y comercio que se supone inciden en la proliferación de los
nuevos centros comerciales implican a la sociedad, cada vez más en un modelo de
comercio sumamente globalizado. Muchos autores ya han tratado el tema, y no se propone
repetir sus trabajos. Será suficiente resumir a continuación ciertas tendencias globales ya
reconocidas, las cuales podrían contribuir a un aumento considerable del número de las
grandes superficies comerciales:
245
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
246
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Como último factor de relación entre los cambios en la actividad de consumo y el espacio
metropolitano, se destaca en este somero reporte, la propia actuación de la movilidad
intrametropolitana como objeto de consumo. Cuando se habla sobre los nuevos sistemas
metropolitanos desde el marco de la ciudad dispersa y fragmentada que conforma un
“espacio articulado por autopistas metropolitanas, que conectan entre sí áreas residenciales
de bajas densidades, centros comerciales y de ocio, parques industriales y de oficinas y
parques temáticos” (Gutiérrez, 2005), inicialmente parece existir una incongruencia entre
el discurso de la fragmentación y por otro lado el de la conexión (rápida) vía autopistas y
carreteras de los fragmentos del espacio metropolitano. Aparente sinrazón, no es tal si se
observa la movilidad intrametropolitana (sobre todo los desplazamientos no obligados)
como un bien de consumo. Dejando a un lado los aspectos medioambientales, las
diferentes tecnologías de transporte ofrecen toda una gama de tipologías de
desplazamiento metropolitano adaptadas a las posibilidades del consumidor. De este modo,
los segmentos sociales que tienen más posibilidades de acceso al vehículo privado - y aquí
no sólo se contempla el nivel de renta, sino otros aspectos socioeconómicos como la edad –
se encuentran en desigualdad para afrontar el uso diario de los servicios que ofrece la
ciudad dispersa y por consiguiente la habitabilidad de ciertos espacios residenciales se
muestra ampliamente limitada para grupos socio-económicos de ciertas características, lo
que origina en gran medida la fragmentación socio-espacial del territorio metropolitano.
5. CONCLUSIONES.
Este ensayo puede ser el comienzo de un estudio más amplio para indagar en el consumo,
como uno de los factores – a veces obviado – más influyentes en las relaciones del espacio
urbano actual, siendo tal su importancia que es difícil imaginar una actividad
metropolitana no productiva que haya podido salvarse de la valorización comercial, sobre
todo en un entorno social ampliamente capitalizado donde aparentemente lo que no tiene
valor (comercial) no vale nada.
Los centros comerciales se han convertido en una pieza clave de los nuevos desarrollos
periféricos de las áreas metropolitanas. De manera que podría decirse que la estructura
comercial de los nuevos planeamientos suburbanos gira en torno a este modelo donde
existen grandes espacios abiertos y zonas verdes, con escasa diversificación de usos de
suelo y por tanto escasez de servicios próximos y con una especialización residencial
(oferta de vivienda) en bastantes ocasiones.
247
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
encuentra muy ligada con la actividad de consumo y con una alta movilidad en vehículo
privado.
BIBLIOGRAFÍA.
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compras”. Available: www.madridtop.com.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
LOZANO, R., (2009-last update) “Centro comercial La Gavia, una necesidad ya realidad
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677.
SANTIAGO, E. (2008) “El sector logístico y la gestión de los flujos globales en la región
metropolitana de Madrid”. Scripta Nova, XII (259).
249
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN.
En un contexto de creciente competencia entre las ciudades asociadO a los efectos del
proceso de globalización sobre el territorio, no restan dudas al respecto de la incorporación
del marketing territorial como una potente herramienta para complementar el planeamiento
del desarrollo de las ciudades. Sin embargo, es cuestionable la reproducción de estrategias
que obtuvieron éxito en ciudades localizadas en países desarrollados para ciudades
circunscritas a las especificidades de un entorno territorial subdesarrollado. Bajo ese
contexto será analizado, a partir de una perspectiva crítica de las contribuciones teóricas de
BERG y KLINK (1995), DUMONT (1995) y BENKO (2000), como las estrategias de
marketing territorial señaladas por estos autores pueden ser adaptadas para la realidad
subdesarrollada de las ciudades situadas en la periferia de la Región Metropolitana de Río
de Janeiro – Brasil.
1. INTRODUCCIÓN.
La Región Metropolitana de Río de Janeiro (en adelante RMRJ) agrega una infinidad de
complejos problemas relacionados con la “cuestión metropolitana”. La pobreza y la
desigualdad social, en el caso brasileño, están predominantemente concentradas en las
regiones metropolitanas. Esa constatación es particularmente relevante cuando se sabe que
de entre un grupo de 177 países analizados por el PNUD, Brasil, con un índice de Gini de
57,0 es el 12º país con peor distribución de renta. En la RMRJ este mismo índice es de
61,9. En un ranking hipotético (no se puede comparar países con regiones), la RMRJ se
quedaría en la penúltima colocación, sólo adelante de Sierra Leona. La desigualdad social
se presenta así como un factor estructural en la lógica general del proceso de
metropolización brasileño.
250
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Se entiende que el esbozo de una estrategia de marketing territorial para los municipios de
la periferia de la RMRJ debe ser incorporado a una política integrada de desarrollo
metropolitano que mejore el entorno territorial en que la ciudad o el sistema de ciudades
está inscrito, o dicho de otra forma, como observado en BERG y KLINK (1995), debe
promover una política proactiva capaz de capacitar los municipios para asentar una
estrategia de marketing territorial.
En ese sentido, para la realidad subdesarrollada brasileña y para el caso específico de las
ciudades de la periferia metropolitana de Río de Janeiro, el problema se pone en el plano
de propiciar los elementos para que esas ciudades salgan de la lógica predadora de la
producción del espacio metropolitano, donde ellas desempeñan predominantemente la
función de ciudad dormitorio y reserva de mano de obra barata.
Para contribuir con elementos que auxilien en la elucidación de esa compleja cuestión, el
trabajo fue estructurado para inicialmente presentar, de forma resumida, la lógica general
que acompaña el proceso de metropolización de Río de janeiro. La segunda parte se orienta
al análisis de las posibilidades de aplicación del marketing territorial, teniendo como base
los principales conceptos y prácticas expuestos por los tres autores anteriormente citados.
251
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Esa opción estratégica por la concentración económica acaba por generar un fuerte
desequilibrio entre las dimensiones económicas y demográficas del proceso de
metropolización. Las ciudades integrantes de la periferia metropolitana a pesar de presentar
un débil tejido productivo y una baja capacidad de generación de empleos, continuarán
por crecer con tasas mayores que sus núcleos, pasando de una configuración en red de
ciudades bien delimitadas, hasta ejes de ciudades intrametropolitanos, algunos conurbados,
generalmente en las proximidades del núcleo (tabla 2.1).
Tabla 2.1: Tasa de crecimiento poblacional del núcleo y de la periferia, regiones metropolitanas 1970,
1980, 1991, 2000.
El principio general que guía la evolución del núcleo metropolitano, en contraste con su
periferia, está basado en ventajas llegadas de la localización, de la escala de producción y
consumo, y de la urbanización que, de forma más amplia, se traducen en economías de
aglomeración. Las economías de aglomeración son proporcionadas por una amplia oferta
de servicios públicos, redes de comunicaciones formales e informales, proximidad con
proveedores y consumidores, contacto entre empresarios, ambiente favorable a la creación
y difusión de innovaciones, asociaciones empresariales, etc.
252
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Tabla 2.2: Rendimiento mediano del trabajo: relación entre núcleo y la periferia de las regiones
metropolitanas (RM), 2000.
Rendimiento mediano del trabajo
Región Metropolitana (R$ª del año 2000)
Periferia RM Núcleo Núcleo/Periferia (%)
Belém 550,33 689,29 25,25
Belo Horizonte 526,83 968,37 83,81
Curitiba 659,49 1102,99 67,25
Fortaleza 472,22 628,78 33,15
Porto Alegre 470,63 1170,81 148,78
Recife 453,88 800,18 76,30
Salvador 610,41 689,91 13,02
São Paulo 898,25 1200,35 33,63
Rio de Janeiro 655,27 1037,29 58,30
Media RM 588,59 920,89 56,46
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del IPEA, 2000.
ª Símbolo del Real, la moneda brasileña.
Considerando que las ventajas aglomerativas se constituyen en función de los intereses del
mercado, cabe destacar la observación hecha por MYRDAL (1972): “La principal idea que
deseo difundir es que el juego de fuerzas del mercado tiende, por regla general, a aumentar
y no a disminuir las desigualdades regionales”. Es decir, la lógica del mercado tiende a
concentrar las actividades económicas en el núcleo metropolitano que ya posee una
estructura productiva más competitiva.
Puestas en esa óptica, las políticas públicas de foco regional, acaban por privilegiar la
eficiencia económica en detrimento de la equidad. De hecho, es a partir de las divergencias
de las fuerzas que actúan en la localización espacialmente concentrada de personas y
actividades económicas, que se conforma el proceso de diferenciación entre centro y
periferia, en su expresión económica y demográfica, llevando a una lógica acumulativa de
incremento de las desigualdades socioespaciais.
Según los datos del último censo demográfico (año 2000), la Región Metropolitana de Río
de Janeiro (que abarca 17 municipios a lo largo de sus 4.686 km²) es la que tiene mayor
densidad demográfica (2.469,4 hab/km²) entre todas las regiones metropolitanas
brasileñas, razón por la cual la mayoría de esos municipios se encuentren conurbados. Su
población es de 11.571.617 habitantes (superior, por ejemplo, a la población de diversos
253
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Esa gran polarización tiene como punto de partida, la importancia del contexto histórico
sobre la Región Metropolitana de Río de Janeiro y, más específicamente, sobre su núcleo,
la ciudad de Río de Janeiro, que fue capital del territorio brasileño durante 197 años de
1763 (capital Colonial) hasta 1960, cuando la capital fue transferida para Brasilia. Fue el
Estado de Río de Janeiro, y más específicamente, su capital, quien lideró la transición del
modelo agro-exportador para el urbano-industrial, en el inicio del proceso de
industrialización brasileño, sólo siendo suplantado por el Estado de São Paulo a partir de la
década de 30.
Como fue visto, la lógica excluyente del proceso de metropolización de la RMRJ conformó
un espacio periférico desprovisto de los mínimos requisitos, en relación a las demandas por
infraestructuras económicas y sociales que puedan crear un entorno territorial atractivo
para la localización de nuevas empresas.
Como resalta DUMONT (1995) existen siete grandes grupos de requisitos o criterios
demandados por las empresas en sus decisiones de localización que serán analizados para
el contexto de las ciudades periféricas de la RMRJ:
i) Las posibilidades inmobiliarias del lugar: bajo precio del suelo y espacio para expansión
de zonas industriales y comerciales. Pero el bajo precio de suelo está más vinculado a la
precariedad de espacio periférico que a aspectos internos relacionados a la decisión de
localización por parte de las empresas.
ii) Los servicios disponibles: alta precariedad (y por veces inexistencia) de los servicios
públicos más elementales.
254
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
v) La situación del capital humano: el bajo costo relativo de la mano de obra en la periferia
es consecuencia del bajo nivel de cualificación asociado al gran contingente de la
población económicamente activa que no encuentra trabajo en el debilitado mercado local,
es decir, la oferta de mano de obra es muy superior a la demanda. En un mercado poco
reglamentado, más de la mitad de los trabajadores son informales (no tienen ningún
comprobante de trabajo y no están inscriptos en la seguridad social).
vi) Las comunicaciones: la periferia de la RMRJ aún no entró en la era de las nuevas
tecnologías de información y comunicación (NTIC). Sólo 7% de los domicilios situados en
la periferia tienen acceso a Internet, en cuanto en Brasil esa cifra sube para 20% . Sin
embargo, la denominada “exclusión digital” afecta más a los ciudadanos, nada impidiendo
que las empresas desarrollen redes de comunicaciones.
vii) El marco general: el entorno territorial es aquí entendido como el protagonista del
subdesarrollo de los municipios periféricos. El subempleo y la debilidad del mercado local,
la precariedad del trabajo (subempleo), la inestabilidad socioeconómica familiar, la
marginalización, la falta de equipamientos públicos básicos, de escuelas, de cualificación
profesional, de equipamientos culturales y de ocio, la falta de parques y espacios verdes, el
desorden en el uso y ocupación del suelo, etc., configuran un ambiente nada atractivo para
la instalación de nuevas empresas y para la expansión del tejido productivo que, en un
ciclo vicioso, viene manteniendo la baja calidad de vida de la periferia (figura 1).
255
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
metrópolis sudamericanas como São Paulo, Buenos Aires, Santiago de Chile o Caracas.
Mientras en el grupo de metrópolis europeas “el proceso está vinculado a la necesidad de
una mano de obra amplia, cualificada y flexible, a la oferta de servicios diversos, a la
necesidad de contar con una multiplicidad de socios comerciales, técnicos e
institucionales” (DUMONT, 1995), en el segundo grupo, las necesidades se encuentran en
etapas donde las metrópolis para que se vuelvan atractivas para la instalación o el
mantenimiento de uno emprendimiento tiene que actuar en esferas como el subempleo,
crimen organizado, saneamiento básico, pobreza, salud pública, analfabetismo, etc. El
proceso de metropolización está vinculado a las variables socioeconómicas, culturales,
políticas, históricas que son específicas a cada metrópolis. El proceso de metropolización
de São Paulo y Río de Janeiro, para citar ciudades de un mismo país, divergen en diversos
aspectos, aún estando las dos situadas a menos de 400 km distancia.
Sería muy dudosa, por ejemplo, la eficacia de una estrategia de revitalización de la zona
portuaria de Río de Janeiro sólo importando una estrategia exitosa de marketing territorial,
como la pretendida construcción del Guggenheim de Río de Janeiro, solamente porque en
Bilbao el museo ayudó a proyectar (junto con otras interferencias) una nueva imagen de la
ciudad. Tampoco los efectos capitalizados por Barcelona por los juegos olímpicos
difícilmente podrán ser reproducidos por una posible realización de los juegos de 2016 en
Río de Janeiro. Por supuesto que esos eventos tienen efectos en el desarrollo urbano, pero
su potencial adviene mucho más de las estrategias singulares de los agentes sociales y
económicos locales frente a las posibles oportunidades generadas por esos eventos. El
principal mérito de esos eventos, que también pueden ser inmateriales, como resalta
BENKO (2000), parece ser el de orientar a la sociedad local alrededor de un objetivo
común (sentido de pertenencia) proyectado por un símbolo que agregue identidad al
territorio, que puede variar desde un gran proyecto arquitectónico hasta una fiesta de la
cerveza (como la Oktoberfest de Munich).
257
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Esa lógica observada, de manera más o menos intensa, en todo el espacio periférico de la
RMRJ y, guardadas sus especificidades, en la mayoría - si no en la totalidad - de las
regiones metropolitanas brasileñas, refleja el principio general de la “no integración – no
difusión” (PLANQUE apud MATTEACIOLI, 1981), entre los diferentes subespacios
metropolitanos. La “no integración” entre esos subespacios y la relativa “no difusión”
espacial de las actividades económicas (y de los empleos) acaba por generar un circulo
vicioso que sólo sería interrumpido en un ambiente donde el poder público y los agentes
privados pudiesen interaccionar en la creación de políticas de desarrollo metropolitano,
apoyadas en efectivos elementos de atractividad económica para esas zonas periféricas.
Si por un lado el empleo es uno de los mayores factores que condicionan el proceso de
metropolización y, en un segundo momento, desencadenan economías de aglomeración
(SUAREZ-VILLA, 1989), por otro lado, la mayor y más impactante deseconomia de
aglomeración de una metrópoli no es la contaminación, las congestiones, la criminalidad,
etc., sino el subempleo y el paro que, de sobremanera, ofuscan cualquier otra ventaja
económica, social o ambiental que la metrópoli pueda venir a presentar. Es decir, es muy
difícil para una ciudad volverse atractiva y proyectar una eficiente estrategia de marketing
territorial sin generar empleos. Como destaca DUMONT (1995) “Las ciudades tienen
como principal cometido proteger y promover el empleo”.
La generación de empleos es pre-requisito para la formación y/o expansión del mercado
consumidor local, que es uno de los factores predominantes para cualquier estrategia de
localización de actividades económicas. Por lo tanto, el aludido problema de la “no
integración – no difusión” apuntado por PLANQUE apud MATTEACCIOLI (1981) o el
de la complementariedad como visto en BERG y KLINK (1995), pasa necesariamente, en
el caso de la RMRJ, por una política metropolitana de generación de empleos
locales/municipales, sobre todo en la periferia.
258
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Queda claro, y quizás redundante, por lo tanto, que las decisiones que afectan varios
municipios tienen que ser tomadas por organismos de gestión supramunicipales que actúen
en la disminución de las desigualdades socioespaciales. Por lo tanto, está claro que la
región metropolitana, dada sus especificidades, no puede ser dirigida según la lógica
municipal y, tampoco, según las características y demandas de la unidad de la federación:
en ambos los casos la no observancia de las especificidades del espacio metropolitano lleva
a severas pérdidas de recursos, de proyectos que se distancian de la realidad metropolitana,
o a veces, se sobreponen a otros proyectos municipales, por la total falta de interacción
entre esos subespacios. En verdad esos proyectos deberían orientarse siguiendo una
“planificación metropolitana” que a pesar de incorporar aspectos tanto de la planificación
urbana como de la planificación regional tiene su propia lógica de actuación.
Delante de los enormes problemas observados en las metrópolis brasileñas sería interesante
conjugar la experiencia de la creación de un Banco de Desarrollo Metropolitano en los
moldes de los Fonds de Développement Économique et Solidaire como se observa en Lille
(Francia), con la experiencia de una nueva estructura administrativa metropolitana como se
observa en la región de Rotterdam (BERG y KLINK, 1995) , sobre todo en el sentido de
converger los recursos generados por todo espacio metropolitano y permitir una gestión
integrada de esos recursos que apunte, sobre todo, para la formulación de políticas de
generación de empleos, distribución de renta y de expansión del tejido productivo
periférico.
A pesar de que la periferia de la RMRJ tiene como principal problema la falta de empleos,
esa grave situación económica no es capaz de generar efectos mediáticos, ya que esa
característica ya está consolidada como un hecho que sufrió alteraciones mínimas a lo
largo de varias décadas. Sin embargo, una estrategia innovadora de generación de empleos
para la periferia podría tener una proyección nacional o incluso internacional, a partir de su
reconocimiento como un caso de éxito de una estrategia que sacó más de cinco millones de
personas de una situación social decadente para una condición donde esos millares de
ciudadanos empiezan a percibir la posibilidad de un futuro mejor.
259
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
260
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
6. BIBLIOGRAFÍA
DUMONT, G-F. (1995) “La competencia entre las ciudades”. Situación: Revista de
coyuntura económica, nº 3, pp. 55-68.
MYRDAL, G. (1972), Teoria econômica e regiões subdesenvolvidas. Ed. Saga, 3ª ed., Rio
de Janeiro.
261
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN
1. PRECEDENTES
La transformación del paisaje urbano metropolitano constituye sin lugar a dudas uno de los
fenómenos más dinámicos y complejos de los últimos tiempos. La velocidad y la
intensidad con que las nuevas realidades urbanas han ido colonizando las áreas
metropolitanas españolas, especialmente a raíz de las últimas oleadas inmobiliarias, hace
necesario el desarrollo de nuevos instrumentos de análisis del espacio urbano que permitan
analizar y asimilar todo el conocimiento que transmiten estos nuevos escenarios. En este
contexto, el paisaje, concebido como herramienta de síntesis del conjunto de
configuraciones físicas y hechos sociales, históricos y culturales de la ciudad, se ha erigido
en un instrumento apto para la comprensión del territorio urbano.
El análisis de la ciudad a través de sus paisajes es una línea bien consolidada dentro de la
Geografía Urbana. Éste, se ha abordado a través de dos orientaciones fundamentales: la
definición de tipologías de paisajes y la identificación y estudio de unidades de paisaje
(BRANDIS et al., 2009). Es esta segunda aproximación la que se ha adoptado para esta
propuesta de análisis del suroeste de Madrid, tomando como ejemplo el caso de la ciudad
de Parla.
La ciudad puede ser vista o imaginada como paisaje, en la medida en que es un entorno
físico construido para la vida social (FERRER AIXALÀ, 2009). En este sentido, el paisaje
es, efectivamente, una herramienta que permite incorporar al espacio físico la dimensión
262
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
social presente en todo territorio. De hecho, las nuevas tendencias en Ordenación del
Territorio, tal y como queda plasmado en el Convenio Europeo del Paisaje, que define
paisaje como cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter
sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y humanos (CEP,
2000), abogan por la combinación de paisajes e imaginarios urbanos para la interpretación
de los fenómenos emergentes de las ciudades (RODRÍGUEZ CHUMILLAS, 2008).
Asistimos en España en los últimos lustros a una revalorización del paisaje urbano en la
ordenación del territorio. En Geografía, incluso se ha llegado a hablar del paisaje como
herramienta para el gobierno del territorio. En [ZOIDO, 2005], el paisaje puede ser un
instrumento eficiente para la ordenación del territorio en una triple dimensión:
- Permite identificar y localizar los elementos y factores relevantes del territorio.
- Facilita la comprensión del espacio geográfico en la medida en que muestra los
aciertos y disfunciones.
- Posibilita la participación ciudadana como algo inherente a la gestión del
territorio. Los ciudadanos, al final, son quienes van a vivir el espacio
gestionado.
Los catálogos de paisaje urbano se elaboran a partir de la identificación de los tres ámbitos
territoriales de la ciudad: ciudad, borde y entorno. Partiendo de esta primera aproximación,
se explican después las lógicas internas de la ciudad, que permitirán segregar el territorio
en unidades de paisaje. La identificación de dichas unidades se consigue a partir de un
primer análisis de las características internas de los distintos espacios urbanos, de su estado
actual y de sus procesos internos, que permite segregar el territorio en porciones más o
menos bien diferenciadas, a modo de primera propuesta de catálogo de unidades de
paisaje. Después, la división en estas porciones o unidades se coteja con la percepción de
los distintos actores sociales del territorio para conocer su ciudad imaginaria
(RODRÍGUEZ CHUMILLAS, 2008) de manera que se pueda corroborar la veracidad y el
alcance de cada unidad de paisaje.
La visión integradora del paisaje que facilitan estos catálogos, explica que se presenten
como herramientas de análisis territorial flexibles, eficientes y manejables, que hacen
posible la comprensión del espacio urbano y su entorno, y que ofrecen información sobre
la percepción que tienen del espacio urbano sus usuarios (CABRERIZO, 2009).
263
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Parla es una ciudad de tamaño medio que se localiza en lo que se viene denominando
segunda corona metropolitana de Madrid, en torno a 20 kilómetros al suroeste de la
capital. La ciudad y su entorno se caracterizan por su heterogeneidad paisajística,
combinando paisajes residenciales, industriales, naturales, etc. Este contraste paisajístico,
se reproduce de alguna manera a lo largo de toda la región sur, dotándola de cierta
cohesión, pudiéndose hablar de una “entidad geográfica del sur” (PLAN ESTRATÉGICO
DEL SUR DE MADRID, 2009) en la que quedarían integrados municipios como Parla,
Getafe, Fuenlabrada, Leganés o Alcorcón.
264
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
265
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Como ya se ha mencionado, Parla forma parte activa de una subregión sur metropolitana
dotada de cierta homogeneidad. En muchos aspectos, este área se comporta como una
verdadera conurbación urbana (ZÁRATE, 2003) con sus propios flujos de transporte
interno de población. A este respecto, Parla se encuentra un poco aislada al quedar
excluida del Metrosur, que es uno de los elementos que más ha dotado de cohesión a este
conjunto de municipios, aunque en todo caso sí que tiene conexión de Cercanías con
Madrid y Getafe.
Parla limita al norte con el municipio de Fuenlabrada, al este con Pinto, al sur con Torrejón
de Velasco y Torrejón de la Calzada y al oeste con Griñón y Humanes de Madrid. El
contraste del contacto de la mancha urbana de Parla con la de los municipios límite del
norte-este (Fuenlabrada y Pinto) y los del sur-oeste (el resto) permite constatar dos hechos
relevantes:
- Por un lado, Parla tiende a “acercarse” a Madrid. De alguna manera, el continuo
urbano del corredor de la A-42 parece favorecer la expansión de las ciudades
que lo conforman.
- Por otro lado, la ciudad de Parla es ahora mismo el fin de la mancha urbana
continua del área metropolitana de Madrid. La existencia de enormes espacios
intersticiales que la separan de Griñón, Humanes o Torrejón de Velasco
configura paisajes de entorno muy variopintos que en muchas ocasiones
constituyen verdaderas brechas del área metropolitana.
266
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Parla tiene una superficie municipal realmente escasa (24,5km² según el Plan Estratégico
del Sur de Madrid) en relación con su elevada densidad edificatoria. Esto hace que sea una
localidad compacta con unos espacios de borde que enseguida llaman la atención. Por el
norte, el cerro de la Cantueña, constituye una verdadera barrera física que separa Parla de
Fuenlabrada. Al este, el espacio delimitado por la Radial 4 y el límite de Parla Este
presenta una transición de paisaje urbano a rural muy contundente. Hacia el sur, también se
percibe un cambio abrupto de paisaje, aunque suavizado por las escasas zonas verdes. En
el oeste, hasta muy recientemente, el eje de la A-42 era un claro límite físico. La decisión
del Ayuntamiento de ocupar el suelo urbano municipal al otro lado de este eje viario ha
desplazado hacía el oeste el borde de la ciudad, de manera que un Parque Tecnológico en
construcción será en apenas unos años el límite occidental de la ciudad (PAU 5).
Estos cuatro bordes, definidos en estas líneas muy someramente, no se conciben como
espacios de transición al entorno en ningún caso. El paisaje cambia de forma violenta en
todos los casos, afirmación que se puede extrapolar al interior de la ciudad.
4.1.3. La ciudad
En una primera reflexión, Parla se adivina como una ciudad compacta, dinámica y
heterogénea:
- Es una ciudad compacta que carece de espacios intersticiales dado su modelo
urbanístico y de gestión. Parla aprovecha al máximo su suelo urbano hasta el
punto de que su densidad de población es superior a 4500 hab./km², e incluso
sigue creciendo. El Foro Ciudadano, el proyecto participativo en el que se
revisó el Plan General de Ordenación Urbana de Parla, ha fijado el techo
poblacional de la ciudad en alrededor de 150.000 habitantes (AYTO. DE
PARLA, 2009).
- Se trata de una ciudad dinámica en la medida en que en los últimos veinte años
la construcción ha sido intensa y constante. Parla cuenta con cinco distritos
administrativos que de alguna manera se relacionan con las distintas fases de
evolución de la ciudad. La última de ellas, Parla Este, aún se encuentra en pleno
desarrollo.
- Se considera ciudad heterogénea debido a la variedad de paisajes urbanos que
se pueden encontrar a lo largo y ancho de la ciudad. Las nuevas tendencias en
urbanismo se funden en Parla con los viejos paisajes urbanos de los años
sesenta y setenta del primer crecimiento de la ciudad, fabricando paisajes
inverosímiles. En este aspecto, en Parla, como en tantas otras ciudades, las
lógicas de la globalización han sido en cierta medida responsables de la
promoción de paisajes residenciales de edificación compacta en manzanas
cerradas y de la proliferación de urbanizaciones de viviendas unifamiliares
(ZÁRATE, 2003).
267
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
En una primera propuesta se han diferenciado en Parla hasta once unidades de paisaje de
muy diverso aspecto y tamaño. Estas unidades se han delimitado a través de una
aproximación empírica a la realidad de la ciudad a partir de un primer análisis morfológico
y del imaginario de la población local.
La clasificación del territorio en unidades de paisaje urbano pretende servir para reconocer
las distintas realidades urbanas de Parla, pero también para detectar los espacios
conflictivos e identificar las líneas de fractura de la ciudad, en general las zonas que
requerirán un mayor esfuerzo en su gestión. Un buen ejemplo en el caso de esta ciudad es
la zona de transición de Parla Este al casco antiguo, que se caracteriza por cambios
abruptos, en muchos casos incoherentes, en el paisaje urbano, que evidencian desconexión
entre los dos ámbitos.
268
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Por un lado, los imaginarios incorporan la dimensión social de la ciudad, entendida esta
como la suma de factores derivados de la presencia de la población que usa el ámbito
urbano.
Por otro lado, permiten la inclusión de la dimensión histórica en el análisis del paisaje. El
transitar de un espacio urbano impregna a su población de una serie de prejuicios que
alteran su comportamiento social y espacial, lo que se traduce en diferentes maneras de
entender la ciudad y repercute en la cohesión social de las distintas porciones de territorio
urbano.
El uso de imaginarios urbanos es cada día más frecuente en los análisis urbanos ya que
aportan información imposible de extraer de otra manera. En el caso de la elaboración del
Catálogo de Paisaje de Parla, es necesario incorporar los procesos sociales e históricos en
la delimitación de unidades de paisaje a través de estos imaginarios, ya que una ciudad tan
compacta y compleja no se puede entender de otra manera.
5. CONSIDERACIONES FINALES
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Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Referencias bibliográficas
LINDÓN, A. (2007). “La ciudad y la vida urbana a través de los imaginarios urbanos”. En:
Revista Eure. Santiago de Chile, agosto de 2007, Vol. XXXIII, Nº 99, págs. 7-16.
270
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
SOLÍS TRAPERO, E. (2008). “El Horizonte urbano madrileño: más allá de la región
político administrativa”. En: Anales de Geografía de la Universidad Complutense de
Madrid. Madrid. Vol. 28, Nº. 1, págs. 133-162. Disponible en:
<http://revistas.ucm.es/ghi/02119803/articulos/AGUC0808110133A.PDF>
271
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN.
En los últimos treinta años la Geografía y otras ciencias sociales se han ocupado
profusamente de las ciudades medias españolas, con el objetivo de alcanzar la
identificación de su realidad socioeconómica y de las pautas urbanas que permitieran
acotar un concepto sobre este fenómeno. Han sido multitud las investigaciones
encaminadas a comprender qué es una ciudad media y cómo puede categorizarse,
planteándose desde un primer momento indicadores de muy diversos tipos -desde el
tamaño y el número de habitantes, a la localización, la identidad urbana, los usos del suelo,
las actividades económicas o las funciones urbanas-, para conocer más sobre las
características del nivel intermedio del poblamiento en España (ANDRÉS, 2008: 2). En el
caso de Andalucía, como producto del esfuerzo por la aplicabilidad del concepto y por
facilitar su uso general en los trabajos de planificación e investigación puestos en marcha,
y teniendo muy en cuenta la realidad del sistema urbano regional (sobre todo en relación
con su dimensión y escala urbana, demográfica y territorial), hemos comprobado que se ha
producido una aceptación general de la definición de las ciudades medias como aquellos
centros urbanos que organizan el territorio en un nivel inferior al de las principales áreas
metropolitanas, núcleos de población que por ser referencia territorial al margen de las
grandes ciudades o centros de una amplia zona rural, juegan un papel trascendental en la
articulación del territorio. Y que además han quedado, en el aspecto estadístico, que es tan
imparcial como socorrido, localizadas en el intervalo comprendido entre los 10.000 y las
100.000 habitantes.
272
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Ejemplo de la actualidad y el enorme interés que despierta esta temática en las líneas de
investigación actualmente vigentes en geografía, podrían ser trabajos como los de
CARAVACA, I.; GONZÁLEZ, G.; MENDOZA, A.; SILVA, R. (2009); FERIA, J.M.;
MIURA, J.M.; RUIZ, F. J. (2002); el de ROMEIRO, P. y MÉNDEZ, R. (2008), o el
mismo Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA, 2006). Todos estos
trabajos constituyen referencias ineludibles en la aproximación a la realidad del
poblamiento intermedio andaluz en nuestros días, constituyendo además un breve elenco
de las principales líneas de investigación abiertas en la actualidad sobre esta materia.
Complementando las perspectivas citadas, el presente trabajo pretende enriquecer y aportar
otro punto de vista al debate existente sobre las ciudades medias, concretamente en
relación con el reflejo que esta realidad del sistema urbano y los cambios vividos por la
misma tienen en la planificación territorial andaluza en las últimas décadas.
En este sentido, y desde una perspectiva que integra algunas de las perspectivas
comentadas, queremos abordar en esta comunicación los principales cambios sufridos por
estos centros urbanos en las últimas tres décadas y la trascendencia que los mismos han
tenido en el conjunto del sistema de poblamiento en Andalucía en esos años, seleccionando
para alcanzar tales fines aquellos con personalidad histórica y territorial diferenciada al
margen de los espacios metropolitanos y las grandes conurbaciones regionales. Con esta
selección y el análisis correspodiente, pretendemos ante todo poner de relieve el peso real
de estas ciudades en el territorio y su reflejo en la planificación regional, con lo que
podremos comprobar las disparidades existentes entre la fuerte representatividad y
centralidad territorial de estos núcleos urbanos y las escasas posibilidades que de hacer
efectiva esa centralidad tienen estos municipios en la planificación regional puesta en
marcha en Andalucía en las últimas décadas.
273
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
274
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Esta selección viene a coincidir, en lo esencial, con las antiguas agrociudades (ya sean
litorales o de interior) hoy dotadas de nuevas funciones y actividades, e integradas en un
esquema de articulación cada vez más regional que provincial, a diferencia de lo que
ocurría antes. Por eso, entre otras cosas, la integración general del sistema urbano andaluz
depende en gran medida de estas ciudades intermedias.
En definitiva, esta lista de ciudades no es sino una muestra representativa del hecho urbano
intermedio en Andalucía, en la que hemos incluido a aquellos centros urbanos de nivel
medio con un grado de centralidad funcional y territorial definido al margen de las
capitales provinciales, las áreas metropolitanas regionales y las grandes conurbaciones
litorales. De este modo, trataremos con centros urbanos no incluidos en estructuras urbanas
superiores que resten capacidad funcional y peso real en el territorio a las ciudades medias
en cuestión, lo que nos permitirá manejar exclusivamente aquellas ciudades que juegan un
papel protagonista -territorialmente hablando- en entornos geográficos no determinados
por las grandes aglomeraciones urbanas.
Analizamos a continuación de forma sintética la realidad demográfica y socio-económica
de esas ciudades escogidas, para acercarnos un poco más a las transformaciones vividas
por las ciudades medias andaluzas en los últimos 30 años:
La tendencia que describen los datos en relación con la evolución de la población de las
ciudades medias andaluzas es muy significativa. Ya sea teniendo en cuenta a la totalidad
del poblamiento intermedio en cada año, o solamente a la selección de ciudades que es
objeto de este trabajo, comprobamos como la tendencia al incremento demográfico es
manifiesta y constante, especialmente, en el caso del conjunto del poblamiento intermedio
regional, en el último periodo de registro. Es en este aspecto, donde encontramos una clara
diferencia en el comportamiento de la evolución de la población entre las ciudades medias
escogidas (muestra representativa de los centros intermedios tradicionales y las
agrociudades históricas andaluzas) y el conjunto del poblamiento intermedio regional (en
el que se incluyen las ciudades incluidas en espacios metropolitanos y las conurbaciones
litorales): la tendencia al alza en los primeros en constante pero moderada, y en los
segundos, coincidiendo con el boom inmobiliario y el desarrollo económico de los últimos
años (que territorialmente se identifica con la expansión y consolidación de las áreas
metropolitanas regionales y la explosión turística de algunos sectores del litoral) es mucho
más pronunciada. En datos globales, las 54 ciudades escogidas, que en líneas generales
8
* Adra, Berja, Huércal- Overa, Arcos de la Frontera, Barbate,8 Medina- Sidonia, Ubrique, Vejer de la
Frontera, Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Lucena, Montilla, Palma del Río, Peñarroya- Pueblonuevo,
Pozoblanco, Priego de Córdoba, Puente -Genil, Almuñecar, Baza, Guadix, Loja, Motril, Almonte, Bollullos
Par del Condado, Valverde del Camino, Alcalá la Real, Alcaudete, Andújar, Baeza, Bailén, La Carolina,
Jódar, Linares, Úbeda, Villacarrillo, Antequera, Nerja, Ronda, Torrox, Vélez- Málaga, Arahal, Las Cabezas
de San Juan, Écija, Lebrija, Lora del Río, Mairena del Alcor, Marchena, Morón de la Frontera, Osuna, Los
Palacios y Villafranca, La Puebla de Cazalla, Utrera, El Viso del Alcor.
275
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
suponen algo menos de la mitad del total de ciudades medias andaluzas en cada censo,
comprobamos como concentran solamente el 21% del crecimiento de todo el periodo en
esta sección del poblamiento regional (263.226 habitantes de un total de 1.217.835).
En cuanto al peso relativo medio de cada sector económico en las ciudades medias
andaluzas (cuadro 3), comprobamos, en primer lugar, una diferencia destacada entre la
selección urbana realizada y el conjunto de estas ciudades en Andalucía: el mayor peso del
sector primario, el cual está principalmente protagonizado por la agricultura, a lo largo de
todo el periodo de análisis. Porque si bien es cierto que la tendencia que describen los
datos es similar para ambos grupos de ciudades (con descenso constante del peso relativo
del sector primario, consolidación y luego pérdida de peso relativo del sector secundario, y
despegue definitivo del sector terciario), la tendencia en la evolución de los datos, así como
el significado de los valores de cada sector en cada momento, tendrá un sentido bien
distinto según se trate de uno u otro grupo urbano. Volviendo a lo que comentábamos para
276
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
el año 1981, al mayor peso relativo del sector primario (casi cuatro puntos porcentuales
mayor) se une una menor relevancia del sector secundario (por una menor relevancia
también del subsector de la construcción en las ciudades escogidas), así como una
dominancia menos notable del sector servicios (2´4 puntos porcentuales menor) Las tablas
siguientes vienen a confirmar la tendencia aquí descrita.
Para el año 1991 en el conjunto de ciudades seleccionadas el peso del sector primario se
incrementa respecto del total del poblamiento intermedio regional hasta alcanzar el 30’3%
frente al 25’6% (casi 5 puntos porcentuales más). El sector secundario, auspiciado por el
auge de la construcción repunta en ambos conjuntos ligeramente (aunque se mantienen
mayor para el total de ciudades medias regional) y el terciario se mantiene estable o con
crecimientos muy discretos en ambos casos.
Finalmente, en el año 2001 los datos mantienen las tendencias antes descritas, con un
descenso del peso relativo del sector primario hasta alcanzar mínimos históricos, un sector
secundario que crece en cifras reales y que porcentualmente se mantiene estancado, y un
sector terciario en franca expansión y crecimiento que conoce sus máximos históricos en
un proceso hoy consolidado de terciarización general de la vida económica regional. Una
vez más, y volviendo a las consideraciones que antes realizábamos sobre este tema,
queremos destacar como, en el conjunto de las ciudades seleccionadas, siendo todas ellas
antiguas agrociudades y ciudades medias históricas andaluzas en las que el protagonismo
de los grandes fenómenos económicos y territoriales que han cambiado en aspectos clave
la faz de Andalucía en las últimas décadas ha sido importante pero de menor cuantía
estadística y territorial (la explosión del turismo de masas, el crecimiento y desarrollo de
las áreas metropolitanas regionales, y, en relación con los dos anteriores, la desarticulación
y pérdida de relevancia social y económica del sector primario y el crecimiento
desmesurado del subsector de la construcción), vemos como los datos, si bien describen
una tendencia similar al del conjunto urbano intermedio regional, lo hacen desde una
mayor suavidad en las transformaciones producidas y no siendo en ningún caso sinónimo
de ruptura inmediata con el modelo económico y social anterior a estos cambios.
Para el conjunto del periodo de trabajo y en relación con las ciudades medias andaluzas, la
tabla 6 resume la evolución seguida por los distintos sectores económicos y su peso en la
población ocupada:
277
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Cuadro 6. Evolución porcentual del peso de cada sector económico en las ciudades medias.
Para un periodo de tan solo 20 años, que hoy día sin duda tiene continuidad, la tendencia
que describen los datos es clara: se ha producido, tanto dentro del conjunto del
poblamiento intermedio andaluz, como en aquellas ciudades escogidas para el análisis
central de este trabajo, un desplome, que raya en la desarticulación y descomposición total,
del sector primario, histórica y actualmente aún protagonizado por la agricultura. Por su
parte, el sector secundario, que ha conocido un crecimiento real importante (el cual no se
observa en los datos relativos con tanta claridad) se ha mantenido en valores muy similares
aunque describiendo un comportamiento errático, siempre matizable: para el conjunto del
poblamiento intermedio regional ha conocido una variación negativa de más de 5’5 puntos,
lo que se explica, pese al enorme crecimiento que muestran los datos para este sector en
números reales, por el crecimiento aún mayor del sector servicios, que emplea a más gente
y ocupa una mayor porción de la vida económica de estas ciudades; por contra, en el
segundo caso, este sector ha experimentado un crecimiento positivo de casi 4 puntos
porcentuales en las ciudades medias seleccionadas en el conjunto del periodo de estudio
(debido al hundimiento del sector primario y el crecimiento, aunque no tanto como en el
caso anterior, del sector servicios, lo que explica el valor positivo de su evolución 1981-
2001). Finalmente, y en relación con el sector terciario, ha evolucionado en tasas
enormemente positivas, aumentando su peso en la población ocupada en un 27’6 y un
31’6% respectivamente: una vez más, acudimos al hecho territorial para explicar esta
diferente evolución y estas tasas de crecimiento dispares. En el caso del conjunto de
ciudades seleccionadas, la presencia del turismo, la expansión del comercio, banca,
transportes y otros servicios sanitarios, educativos y de de diversa índole, no ha sido tan
espectacular (y así lo demuestran los datos) como en el conjunto de ciudades medias
regional, que incluye en sus cifras los datos de aquellas ciudades medias completamente
terciarizadas del litoral y las áreas metropolitanas regionales en las que el sector terciario
tiene un protagonismo destacadísimo.
278
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
279
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
MAPA 2. El Sistema de Ciudades de Andalucía en las Bases para la Ordenación del Territorio de
Andalucía de 1990.
Así mismo, para 132 centros urbanos definidos en total, se explicitaban 122 ámbitos o
áreas de influencia, para las cuales se definían unos servicios, funciones y dotaciones
mínimas para cada centro y nivel.
Sintetizando lo que se establece para las ciudades medias andaluzas, ya sean consideradas
como centros básicos rurales (con menos de 20.000 habitantes) o centros intermedios (con
entre 20.000 y 100.000 habitantes), hemos obtenido lo siguiente (cuadro 7).
Cuadro 7. Tabla- resumen de funciones y servicios en ciudades medias. Bases y Estrategias para la
Ordenación del Territorio de Andalucía. 1990.
280
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Fuente: Recopilación a partir de Bases para la Ordenación del Territorio de Andalucía. 1990.
La definición del perfil del centro intermedio en las Bases y Estrategias presenta dos
vertientes: una, la referida a los centros básicos del poblamiento, incluidos dentro del
mundo rural y contando entre los 5.000 y los 20.000 habitantes, y otra, la referida a
aquellos centros propiamente denominados como intermedios. En primer lugar, se describe
a estos centros como básicos a los que se pude añadir diversas funciones siempre que
superen (y por tanto, incrementen su peso territorial) los 5.000 habitantes. Funcionalmente
son centros de referencia en la planificación urbanística, agrícola, social y otros elementos
de seguridad ciudadana. Por otro lado, los centros denominados propiamente como
intermedios son aquellos que cuentan con más de 20.000 habitantes, y son explícitamente
definidos como intermediarios entre el mundo rural y los centros básicos del poblamiento y
los centros subregionales. Reúnen en su perfil funcional y en su centralidad el conjunto de
funciones y servicios de los anteriores, a los que se suman otros en temas de servicios
sanitarios, servicios sociales no básicos, medio ambiente y hacienda pública.
281
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Fuente: Sistema de Ciudades de Andalucía. Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, 2006.
Por último, en 2006 fue aprobado el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía, final
del camino seguido por la planificación autonómica en Andalucía e imagen prospectiva de
lo que debiera ser la región cuando los planes en vigor sean culminados. De él destacamos,
al igual que hicimos anteriormente, dos aspectos fundamentales: el sistema de ciudades y
las funciones atribuidas a los centros urbanos intermedios dentro del sistema urbano
282
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
regional (ya esta vez sí, definidos como aquellos centros con entre 10.000 y 100.000
habitantes).
En lo que al Sistema de Ciudades se refiere, el POTA de 2006 presenta pocas variaciones
respecto a la versión anterior, si bien muestra una estructura urbana más cercana a la
realidad de las recientes transformaciones producidas en el poblamiento regional: se
redefinen las áreas metropolitanas, se potencia el papel del centro regional de Sevilla,
quedan explicitadas las áreas de influencia de las redes de ciudades medias no
metropolitanas, y éstas a su vez quedan definidas oficialmente en el marco demográfico de
entre los 10.000 y los 100.000 habitantes (al contrario de lo que pasaba con el ya superado
Sistema de Ciudades de Andalucía de 1986 y las Bases para la Ordenación del Territorio
de 1990).
Cuadro 8. Tabla- resumen de funciones y servicios en ciudades medias. Plan de Ordenación del
Territorio de Andalucía. 2006.
283
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Por otro lado, en lo que se concreta en equipamientos y servicios, vemos como el perfil
funcional de las ciudades medias ha sido enriquecido considerablemente desde la versión
anterior. No sólo por la mayor precisión de las disposiciones propuestas, sino que además
el listado es más amplio y conoce más posibilidades para estas ciudades de desarrollar un
nuevo modelo económico y de centralidad en base a estas nuevas funciones. Otra cosa es
que, si bien como decimos las ciudades medias cuentan con más funciones y
equipamientos, el POTA, como muchos otros documentos de planificación, no cuenta con
una financiación asociada que respalde las iniciativas de toda índole que en él se recogen:
dicho de otro modo, aunque en su presentación se insistía en lo contrario (que no se debían
recoger iniciativas o planes sin respaldo financiero consolidado), se proponen nuevas
funciones y servicios a localizar en las ciudades medias, pero no se dice de dónde va a salir
el dinero que ponga en marcha estos proyectos e iniciativas.
4. CONCLUSIONES.
Para finalizar queremos hacer una valoración global de los datos y reflexiones aportadas
así como de la relación que entre planificación y realidad territorial del poblamiento
intermedio se establece en la Andalucía autonómica. Las ciudades medias, el nivel
intermedio del poblamiento, ha visto reforzado, por el incremento de su peso demográfico
y de su potencial económico y social, su necesario papel de intermediación entre los
extremos del sistema urbano regional. Y en un periodo como el actual, en el que las
tendencias descritas (con la desarticulación imparable del poblamiento rural y el desarrollo
y consolidación de las grandes aglomeraciones metropolitanas y litorales no hacen sino
intensificarse, con todo lo que esto conlleva en relación con la pérdida del equilibrio
urbano del sistema de ciudades regional), las ciudades medias recuperan, por la tozudez
con que la realidad lo demanda, su papel intermediador dentro del sistema urbano andaluz.
Comprobado esto, aceptada la idea de que las ciudades medias pueden y deben recuperar
esta función de conexión entre espacios urbanos, generando en torno a sí espacios
cohesionados que estructuren el poblamiento básico regional, y sirvan de conexión entre
estos espacios y las grandes estructuras urbanas metropolitanas y litorales, hemos intentado
ver qué reflejo tenía este protagonismo en los principales documentos de ordenación
desarrollados en la etapa autonómica en Andalucía.
284
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Creemos, por tanto, que es necesario, en primer lugar, recuperar ciertas ciudades medias
como intermediadoras al margen de las zonas metropolitanas y las conurbaciones
regionales; así mismo, es fundamental también recuperar ciertos núcleos (aunque no sean
ciudades medias estadísticamente hablando) como intermediadores, para así reforzar y
hacer efectivas las pretensiones de una ordenación del territorio integral que apueste por el
equilibrio de las redes urbanas y la justicia territorial. Todo desde una nueva política en lo
referido a la selección y creación de centros funcionales y en la prestación de servicios. Por
otro lado, y abundando en lo ya comentado, la atención al poblamiento intermedio no debe
implicar desatención o no debe hacerse en detrimento de los núcleos rurales, pilar básico
del poblamiento regional que encuentra en las ciudades medias su referencia económica,
social y territorial.
285
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
que permitan nuevas formas de gobierno del territorio, más sostenibles, realistas y
eficientes en espacios urbanos de una elevada complejidad como los que existen en
nuestros días.
5. BIBLIOGRAFÍA.
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Consejería de Obras Públicas y Transportes.
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Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio.
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Ordenación del Territorio y Urbanismo.
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una definición innecesaria?” X Coloquio Internacional de Geocrítica: Diez años de
cambio en el mundo, en la geografía y en las ciencias sociales. 1999-2008.
Barcelona. Universidad de Barcelona.
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- FERIA, J.M.; MIURA, J.M.; RUIZ, F.J. (2002) Redes de centros históricos en
Andalucía. Sevilla. Dirección general de Bienes Culturales.
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NAVARRO ESPIGARES, J. L.; STARE, M. (2010) « Services et hautes
qualifications, un noveau défi pour le développement des villes moyennes ».
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2/2010, p.139-172.
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policéntrico y ciudades intermedias: recursos productivos y dinámicas económicas
locales en Andalucía”. Estudios Geográficos, LXIX, 265. Pp. 637-663.
286
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
287
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN
En España la ciudad tradicional mediterránea ha dejado paso a nuevos modelos urbanos
que siguen la estela de otros países occidentales. Son los municipios menores de 10.000
habitantes los que han experimentado, en los últimos quince años, una transformación más
radical del modelo de ocupación de suelo. En ellos las zonas urbanas suponían el 76% del
suelo artificial existente en 1990 y tan solo el 32% en los suelos transformados entre 1990
y 2000. Las infraestructuras y los usos ligados a actividades económicas han sido los
protagonistas de la reciente gran expansión de usos artificiales.
Detrás de estas cifras globales encontramos multitud de situaciones diferentes. El análisis
de la región agraria vitivinícola del curso medio del río Duero nos ofrece la posibilidad de
reconocer tendencias y apuntar perspectivas para el futuro. El caso es especialmente
interesante por tratarse de un territorio del interior, con problemas históricos de
despoblación y dependencia funcional, que ha sabido aprovechar su potencial de
crecimiento económico ligado a un producto de la tierra, el vino, que se ha convertido en
un sector estrella de la innovación y ha transformado paisajes y estructuras.
A pesar de esta prosperidad, la polarización territorial sigue acentuándose y continúa la
expansión de usos artificiales. Entre 1990 y 2000, en las principales pequeñas ciudades
situadas a lo largo del valle del Duero, los suelos destinados a usos artificiales crecieron de
media un 49%, según explotación del proyecto Corine Land Cover, mientras que su
población lo hacía un 3%. Si bien en términos absolutos la ocupación de suelo no se puede
considerar un problema en la región (en términos absolutos se trata de una zona todavía
poco urbanizada, con apenas un 1% del territorio cubierto por usos urbanos, de los que el
37% corresponden a la ciudad de Valladolid), es necesario entender cómo ha afectado al
equilibrio territorial, al medio natural, a la identidad local y regional y a la calidad espacial,
para afrontar el reto de lograr un territorio más cohesionado y sostenible.
288
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
NEW DEVELOPMENTS
367 (32%) 487 (42%) 245 (21%) 56 (5%) 1.155 m2 (100%)
1990-2000
Fuente: Explotación del INE y de la base de datos CLC 9
A continuación se incluye un gráfico con las superficies de los distintos usos de suelo
artificial por vivienda en 1990 y en los nuevos desarrollos, en los municipios con menos de
10.000 habitantes. Bajo la superficie negra que representa una vivienda de 100 m2, se han
dibujado proporcionalmente las superficies de los respectivos usos artificiales. De esta
manera se puede visualizar gráficamente lo que supone el aumento de consumo de suelo
artificial por vivienda.
1 2 3
N.D
1990-2000
1. TEJIDO URBANO
2. INDUSTRIA, AREAS
COMERCIALESE
INFRAESTRUCTURAS
3. ZONAS DE EXTRACCION Y
VERTIDO Y EN CONSTRUCCION
1 2 3 4 4. ZONAS VERDES ARTIFICIALES
9
La explotación de la base de datos del proyecto Corine Land Cover fue realizada en el año 2006 por Pablo
Fidalgo, en el marco de la investigación que la AUIA y el DUyOT llevaron a cabo para el Libro Blanco de la
Construcción Sostenible del Ministerio de Vivienda.
289
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
muy alta, alcanza el 43% del total. Entre 1990 y 2000 la proporción se ha reducido al 34%,
pero en paralelo el número de personas por hogar también se ha reducido. En ese periodo
se construyeron 1.000.576 viviendas, mientras que la población aumentó en 516.972
habitantes. Se construyeron pues casi dos viviendas por cada nuevo habitante, es decir, si
tuviéramos en cuenta solo los nuevos habitantes y las nuevas viviendas, obtendríamos una
ocupación de 0,5 habitantes/vivienda o 0,8hab. /viv. si nos limitamos a las viviendas
declaradas principales. Es decir, se construyó un número desproporcionado de viviendas, y
además se hizo con tipologías urbanas más consumidoras de suelo, ya que el tejido urbano
experimentó un cambio radical en ese mismo periodo. En 1990 el tejido urbano continuo 10
constituía el 59% de las zonas urbanas, mientras que entre 1990 y 2000 tan solo el 12% de
las áreas urbanas desarrolladas se podían catalogar como tejido urbano continuo, y el 88%
restante correspondía a tejido discontinuo. Si bien el tejido discontinuo agrupa a tipologías
urbanas y densidades edificatorias muy diferentes, en este caso las cifras dejan poco lugar
a dudas, el 70% de estos nuevos desarrollos en tejido urbano discontinuo correspondían a
urbanizaciones exentas o ajardinadas.
Tabla 2. Zonas urbanas en los municipios de menos de 10.000 hab. proporción de tejido continuo y
discontinuo
ZONAS URBANAS
CONTINUAS DISCONTINUAS
NUEVOS DESARROLLOS
12 % 88 %
1990-2000
10
El proyecto CORINE Land Cover distingue entre tejido urbano continuo y discontinuo. En los primeros
maas del 80% del suelo esta cubierto por superficies artificiales (y por tanto el suelo es impermeable); en los
tejidos discontinuos las zonas verdes y el terreno natural ocupan una parte importante de la superficie,
aunque de manera discontinua. Asi que la distinción entre ambos tipos de suelo urbano se hace en funcion de
la vegetación, no de la tipologia urbana.
290
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
de un caso concreto significativo, la región agraria vitivinícola del curso medio del río
Duero nos ofrece la posibilidad de reconocer tendencias y apuntar perspectivas para el
futuro.
291
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
1900
1950
1980
2005
292
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
293
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Antes de intentar buscar soluciones merece la pena intentar hacer explicito en qué aspectos
la tendencia conduce hacia un futuro no deseado y en cuáles se pueden encontrar opciones
que faciliten el logro de un futuro deseable. Las perspectivas de los distintos agentes o
colectivos implicados son variadas y la interacción entre las distintas escalas no se puede
obviar. A continuación se realiza una primera aproximación desde nuestra perspectiva
parcial de urbanistas, que por supuesto debería ser enriquecida y cuestionada por el resto.
Nos parece importante, en cualquier caso, avanzar para intentar esclarecer si las
suposiciones que se asumen en los documentos estratégicos, de ordenación o de
orientación de políticas pueden tener otra lectura.
294
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
295
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
En los mapas se puede observar como, hasta los años 50, el área residencial estaba
estrechamente relacionada con la población acogida. Además, excepto por un conjunto al
oeste del casco, la zona urbana quedaba básicamente delimitada por dos límites naturales:
el río y el cerro. Posteriormente las edificaciones fueron dispersándose por el territorio
próximo. Las zonas industriales constituyen una parte importante de esas nuevas áreas. No
hubo un crecimiento demográfico paralelo a los desarrollos residenciales y éstos indujeron
un abandono parcial de edificios de viviendas del centro, drenando población hacia las
afueras. En 2005, después de 55 años, la población había crecido un 7%, hay casi 400
personas más en Peñafiel de las que había en 1950. Mientras tanto la superficie ocupada
por edificaciones se ha duplicado y las áreas urbanas han crecido en una proporción aún
mayor.
11
Fuente: Dirección General de Catastro, Ministerio de Economía y Hacienda.
http://www.catastro.meh.es/esp/estadistica/datos
296
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
297
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
RESUMEN
298
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
La expansión de las líneas de Alta Velocidad, que en España alcanza en la actualidad cerca
de 1.500 kilómetros, será de 10.000 kilómetros en 2020 según el PEIT, prácticamente los
mismos que posee la red convencional. La supresión de servicios ferroviarios, el impacto
ambiental que se genera con la construcción de estas grandes infraestructuras y, en
definitiva, la pérdida de población y de potencial económico que se produce en aquellos
territorios ajenos a esta dinámica es palpable y evidente. Por ejemplo, la ciudad de Ávila
ha perdido cerca de una decena de conexiones ferroviarias con el Norte de España que
tenía antes de la inauguración de la línea de Alta Velocidad Madrid - Segovia - Valladolid.
Lo mismo se podría decir de otros enclaves como Arcos de Jalón o Bobadilla en Málaga,
aunque no es menos cierto que el AVE ha puesto en el mapa ferroviario a otras
299
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Se demuestra por tanto que esta nueva dinámica de transporte transforma los flujos
comerciales y de pasajeros que se generan entre puntos cada vez más distantes pero más
cercanos en el tiempo. Algunos de estos puntos se verán perjudicados en favor de otros,
como ya ocurriera con la aparición del ferrocarril en el s. XIX y es de esperar que la
convivencia entre ancho internacional y ancho ibérico contribuya de alguna manera a
aminorar estos desequilibrios en aquellas poblaciones excluidas en los planes de desarrollo
de la Alta Velocidad ferroviaria.
2. TRANSFORMACIONES URBANAS
Las grandes infraestructuras sirven para cambiar la ciudad y la Alta Velocidad ferroviaria
se presenta como uno de los motores de esta nueva dinámica urbana ya que las nuevas
necesidades que genera este modelo de transporte suponen un reto de enormes
dimensiones. Para grandes cantidades de terreno industrial, situados en una posición
central privilegiada, suponen una oportunidad de cambio con un gran potencial de
revalorización económica. Las “cicatrices” que las vías del ferrocarril han generado a lo
largo de las últimas décadas sirven como punto de inflexión y en ocasiones como
justificación de grandes proyectos que implican no sólo eliminar el trazado urbano del
ferrocarril, sino todo un cambio que afecta a espacios de centenares de hectáreas. El
soterramiento está siendo una de las opciones más utilizadas cuando se trata de acometer
este tipo de reformas; así ha sido en Córdoba o Sevilla y de esta manera se pretende llevar
a cabo en Valladolid. Los espacios generados acaban convirtiéndose en áreas de “nueva
centralidad”, donde los grandes proyectos de ordenación urbana, los hitos arquitectónicos,
la redistribución de la movilidad y la puesta en valor de áreas residenciales giran en torno a
la nueva estación intermodal, punto de encuentro e intercambio, y al que se le une la
función de espacio de negocio en su nuevo papel. Las estaciones de ferrocarril se presentan
como uno de los elementos clave de la Alta Velocidad ferroviaria y son varias las opciones
que se manejan a la hora de adaptar o construir nuevos edificios para acoger un volumen
mayor de pasajeros, con nuevas necesidades y formas de desplazamiento.
300
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Lo que sí aportó Incenga fueron medidas como la reserva de suelo para la desviación del
ferrocarril de mercancías, de manera que se pudiera avanzar hacia el futuro (PGOU
Valladolid, 1984) en esta cuestión. En este momento, más de dos décadas después de
aquel Plan, podemos apreciar como esa idea de reservar suelo en el exterior de la ciudad
para el by – pass de mercancías fue, sino visionaria, sí muy acertada, pues actualmente se
trabaja sobre esos terrenos tanto en la construcción del desvío de mercancías como en los
nuevos talleres de RENFE. En aquel momento se abogó por localizar ambas actuaciones al
Este de la ciudad, argumentando la necesidad de desviar el transporte de mercancías por el
ruido y las molestias que producían en los barrios residenciales colindantes a la vía,
molestias aun mayores que el ferrocarril de pasajeros. También se apostó por reservar
suelo industrial en esta parte de la ciudad, teniendo en cuenta el futuro traslado de los
talleres (que RENFE ya contemplaba) y a la escasez de terrenos capaces de albergar una
industria tan importante para la ciudad. El entorno, con buenas conexiones con carretera,
próximo al polígono industrial de San Cristóbal y alejado del casco urbano, se veía como el
lugar más adecuado para acoger los futuros talleres. Todas estas consideraciones sobre el
by–pass, la reserva de suelo o el soterramiento fueron en aquel momento meras
proposiciones a medio/ largo plazo, planteadas con unos supuestos que si bien se han
revelado adecuados en la actualidad, hace treinta años eran poco menos que utópicos. El
PGOU sí concretó de todas maneras otra serie de actuaciones para la ciudad en relación
con el ferrocarril y su integración urbana, no tan ambiciosas como un proyecto de
soterramiento, pero sí útiles en una época de escasez de presupuestos y problemática
urbana. Algunas de estas actuaciones fueron de carácter puntual (construcción de pasos a
desnivel a lo largo del tramo de vía o mejora de los bordes del ferrocarril) pero otras sin
embargo tenían mayor escala (ubicación de las instalaciones de carga en el polígono de
Argales), hoy incluidas en la modificación actual del PGOU para su transformación en el
nuevo barrio que nacerá en esta enclave urbano.
301
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
desvío del trazado de mercancías por el Este de la ciudad, también llamado by pass, que
responden no sólo a la necesidad de trasladar la mayor parte de la industria ferroviaria de
Valladolid a las afueras, sino también a una ineludible modernización de los talleres y las
terminales de mercancías. Por supuesto, todo ello amparado por la liberalización de casi un
centenar de hectáreas en pleno centro de la ciudad sobre los cuales gira el proyecto de
remodelación urbana denominado Masterplan y diseñado por Richard Rogers.
Las propuestas formales para el espacio liberado que actualmente ocupan las vías del
ferrocarril y el espacio ferroviario industrial no han sido definidas de manera precisa hasta
el momento. El estudio de arquitectura de Richard Rogers, encargado del diseño, ha
presentado una serie de bocetos en las que se incide en el aspecto estratégico que tiene para
Valladolid este corredor de cerca de seis kilómetros de largo así como la nueva área de
centralidad entorno a la Estación. En los documentos presentados hasta ahora (Memorias
informativa y vinculante) así como en los bocetos consultados con anterioridad a la
publicación de las memorias, se propone un espacio multifuncional proyectado como
boulevard y cuyo fin es vertebrar la estructura urbana de la ciudad consolidada y los
nuevos espacios nacidos con la propuesta de diseño. Para llevar a cabo este fin se espera
dotar al corredor de una serie de características y equipamientos que le permitan actuar
como nueve eje Norte – Sur de la ciudad, de manera que se facilite no sólo la
comunicación horizontal, actualmente delimitada a las rondas de circunvalación, sino
también la permeabilidad transversal entre los barrios Este -Oeste anulada por el paso del
ferrocarril. En el espacio central del boulevard, construido sobre el actual lecho de vías,
está previsto diseñar un espacio exclusivamente peatonal, ajardinado y con carril bici en
toda su extensión, de modo que si el proyecto de nuevo corredor sale adelante tal y como
está planteado, la ciudad verá definitivamente paliado uno de sus grandes problemas
históricos (la comunicación transversal entre los barrios adyacentes al trazado ferroviario)
pero además, se conseguirá revalorizar el espacio en su conjunto a lo largo de los casi seis
kilómetros de longitud del nuevo corredor .La oportunidad de mejorar las comunicaciones
de los barrios del Este de Valladolid con el centro histórico se presenta como una
necesidad para entender la ciudad desde una perspectiva global, sin segregaciones
espaciales y sociales como las que actualmente se dejan sentir a ambos lados de la vía. Sin
embargo la propuesta presenta una importancia sustancial del tráfico rodado sobre este
nuevo vial que genera dudas e incertidumbres.
302
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
En primer lugar cabría plantearse si, con la eliminación del ferrocarril y la inclusión en su
lugar de carriles de tráfico rodado, no se creará una nueva barrera en el mismo espacio.
Una nueva barrera amortiguada por espacios verdes, carril bici y zonas peatonales, pero a
todos los efectos, una nueva segregación; menos drástica e impactante desde el punto de
vista visual que la producida por el ferrocarril pero de consecuencias similares en cuanto a
la diferenciación de espacios. La amplitud de la superficie que se generará tras el
soterramiento hace necesario que, si finalmente se opta por introducir carriles para el
transporte motorizado en el nuevo vial, se pongan en marcha medidas para evitar las
molestias que, desde cualquier óptica, produce el continuo paso de vehículos, ya sean de
transporte público o privado.
Sólo así se conseguirá evitar que este nuevo espacio se convierta en una autopista urbana.
Está claro que lo ideal sería un área totalmente peatonal, con una red de zonas verdes y
comunicado con el resto de la ciudad mediante carril bici, pero teniendo en cuenta las
características de la ciudad y siguiendo criterios prácticos esa idea es inabarcable. La
cantidad de tráfico rodado que soporta Valladolid lo hace inviable y además se perdería
una oportunidad de “esponjar” el tráfico del casco urbano, desviándolo desde las otras
grandes vías de comunicación interior de la ciudad, el Paseo de Zorrilla y la Avenida de
Salamanca. Una solución intermedia sería la construcción de un tranvía u otro medio de
transporte alternativo que absorbiera una parte de los desplazamientos privados a lo largo
del vial, sin embargo, esta idea ha sido rechazada en numerosas ocasiones por el
Ayuntamiento, con varias excusas sobre los que prevalece la cuestión económica. La
propuesta ha sido discutida desde una gran cantidad de frentes y, en este sentido, el
Instituto Universitario de Urbanística de la Universidad de Valladolid presentó, a través de
un WorkShop o marco de trabajo desarrollado en septiembre de 2009, una idea que
pretendía demostrar la potencialidad del sistema (DE LAS RIVAS, 2009). Este WorkShop
se expresaba en el marco de un debate técnico como hipótesis, teniendo en cuenta los
condicionamientos que la cuestión estaba suscitando en la sociedad y el ámbito político.
Formalmente se proponía la creación de tres líneas de tranvía, con posibilidad de ser
ampliadas en un futuro y que conectaran puntos estratégicos de la ciudad con el
periurbano; las tres aprovecharían el trazado del nuevo corredor verde sostenible en algún
punto, facilitando así el intercambio de pasajeros y la accesibilidad al centro, generando
nuevas comunicaciones ahora mismo inexistentes o en las que se invierte gran cantidad de
tiempo. La propuesta tiene en cuenta el nuevo diseño de Valladolid en relación con los
cambios producidos tras el soterramiento y toma modelos desarrollados en otras ciudades
europeas.
El tranvía quedó prácticamente eliminado de las ciudades españolas con el desarrollo del
transporte público en autobús, pero sin embargo siguió teniendo protagonismo en Europa.
De este modo el tranvía se ha llegado a convertir en símbolo de algunas de ellas (como
Lisboa) y sigue manteniendo una importancia indiscutible en otras como Viena, Milán o
Glasgow, donde se mezclan antiguos trazados y vagones de madera con nuevos metros
ligeros. En ciudades de la Europa del Este como Sarajevo, Bucarest o Varsovia, donde la
capacidad económica de los ayuntamiento es menor y la herencia comunista todavía
articula gran parte del transporte metropolitano, continúan funcionando los antiguos
trolebuses, autobuses articulados que aprovechan el tendido eléctrico del tranvía (con el
que comparten protagonismo) y con el que se consigue un modelo de transporte libre de
humos y ruido. En España se está asistiendo a la recuperación del tranvía como medio de
transporte. No se trata de rescatar antiguos trazados, ya que prácticamente en su totalidad
fueron eliminados para crear las avenidas que acogen el tráfico rodado en la actualidad,
303
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
De Norte a Sur encontramos en primer lugar el barrio de Talleres, enclavado dentro de una
superficie de aproximadamente 30 hectáreas y que representa el espacio con mayores
posibilidades de crecimiento y también uno de los que más se ha insistido a la hora de
diseñar la nueva estructura. El hecho de encontrarse en un entorno urbano consolidado,
compacto y central hace que su nuevo diseño tenga que tener en cuenta distintos
parámetros como la densidad de edificaciones y la morfología de éstas, para no generar
discontinuidades futuras y poder aprovechar al máximo las edificaciones y también las
relaciones preexistentes.
Por último, al Sur de la ciudad encontramos el Polígono de Argales, con una extensión
aproximada de 100 hectáreas en el sector consolidado aunque la zona de actuación del
Plan, dentro complejo de REDALSA y las naves industriales anexas de ADIF, es de 26
hectáreas. Se trata de un área con un marcado carácter industrial que junto al Polígono San
Cristóbal, situado más al Este y próximo al futuro emplazamiento del Taller Central de
Reparaciones (TCR), configuran uno de los focos de actividad económica más importante
en Valladolid. El núcleo de la actuación en Argales tiene dos sectores bien diferenciados:
por una parte un centro urbano con usos mixtos de servicios situado en el espacio
originado alrededor del puente del a ronda VA -20 y por otro la creación de un gran
boulevard en sentido longitudinal que atraviesa el barrio.
Además de estos tres nuevos barrios, la reordenación del espacio ferroviario de Valladolid
contempla la creación de otros espacios residenciales en el espacio situado entre el actual
trazado del ferrocarril Madrid – Hendaya y el by – pass de mercancías. En total la ciudad y
su periurbano tienen proyectadas cerca de 25.000 viviendas, no todas propiamente al
amparo de la Alta Velocidad pero sí muy relacionada con ella. Proyectos como el Plan
Parcial Valdechivillas, la ciudad Jardín San Isidro o el Plan Parcial Los Santos – Pilarica
304
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
no pueden ser entendidos sin la nueva configuración que adoptará la ciudad una vez que el
proyecto de remodelación urbana esté concluido, previsiblemente, en 2016.
Un segundo borde que se verá beneficiado será el arco situado al Este de la ciudad y que
comprende todos aquellos barrios separados por la actual vía de ferrocarril. La eliminación
de la barrera permite dinamizar este sector con la construcción de nuevos barrios sobre
terrenos que actualmente soportan actividades poco provechosas para la vida económica de
la ciudad. En este sector posee parcelas residenciales y comerciales con gran potencial de
crecimiento y relativamente próximas al centro urbano y las nuevas áreas de centralidad.
La barrera que suponía el ferrocarril mantuvo estos sectores aislados, inhóspitos con una
importante mezcla de usos. El soterramiento permite ponerlos en valor, ya que han
conservado una relativa proximidad al centro urbano (cosa que no ocurre con las decenas
de urbanizaciones que se están levantando en el alfoz) y en un entorno privilegiado con
grandes perspectivas de futuro.
12
Propuesta de la Confederación Vallisoletana de empresario en mayo de 2005.
305
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Elaboración propia.
El tercer y último sector, el más alejado del centro, está comprendido entre las nuevas
infraestructuras planificadas para facilitar la movilidad urbana e interurbana de Valladolid.
Por una parte el by pass de mercancías lleva aparejada la construcción del nuevo complejo
ferroviario y alrededor de él toda una serie de equipamientos industriales y logísticos muy
importantes. Con ello, y teniendo en cuenta las grandes extensiones de terreno urbanizable
en este tercer arco, encontramos áreas de nueva construcción y urbanización, alejadas del
centro urbano, pero perfectamente comunicadas con la nueva ronda supersur VA -30, tanto
con el núcleo urbano como con el resto de autovías y carreteras que distribuye esta nueva
306
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
circunvalación. La ciudad Jardín San Isidro y Valdechivillas son el ejemplo más claro de
grandes proyectos, de “mini ciudades” que plantean un nuevo modelo urbano en cierta
medida independiente de la ciudad tradicional pero perfectamente conectada con ella.
Bibliografía
CALDERÓN CALDERÓN, BASILIO Y GARCÍA CUESTA. JOSE LUIS (2002)
Soterramiento del ferrocarril y transformaciones urbanísticas en Valladoli”. Universidad
de Valladolid. Confederación vallisoletana de empresarios
DE LAS RIVAS, Juan Luis (2009) ¿Transporte público en Valladolid? Un debate sin
tópicos. Instituto de universitario de Urbanística. Universidad de Valladolid
GUTIÉRREZ PUEBLA, JAVIER. (2004) “El tren de Alta Velocidad y sus efectos
espaciales” Investigaciones Regionales. Asociación española de Ciencia Regional. Alcalá
de Henares.
307
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Jesús Tébar
RESUMEN:
En tan sólo cinco años, de 2005 a 2009, hemos podido constatar lo mejor y lo peor de las
dos caras de la economía capitalista global: crecimiento y recesión. Aunque aún es pronto
para hacer un análisis reposado de las causas de la crisis que sufrimos en la actualidad,
parece evidente la responsabilidad de la economía especulativa en el grave deterioro
causado al conjunto de la economía mundial. Este impacto ha sido aún más grave en la
economía española, donde la grasa es más abundante que el músculo, lo que en términos
económicos se traduce en una estructura caracterizada por un peso demasiado grande de
sectores de demanda débil, baja productividad y un bajo contenido en conocimiento.
Parece, por tanto, un momento propicio para evitar que los problemas de obesidad den
lugar a patologías más graves, lo que obliga a preservar y desarrollar actividades
económicas vinculadas con actividades productivas de alta intensidad tecnológica y
demanda fuerte. En este sentido, parece oportuno el análisis del mercado inmobiliario
asociado a la actividad industrial de una gran ciudad como Madrid, dado que es un ámbito
en el que convergen un conjunto de dimensiones que pueden ser claves para entender los
procesos actualmente en curso, tanto a escala global como local.
Palabras clave: mercado inmobiliario, industria, precio del suelo, espacios de actividad
económica
1. INTRODUCCIÓN
308
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
más sobresalientes de los procesos sociales (HARVEY, 1977: 9), tanto si han sido
planificadas como si son el resultado espontáneo de diferentes dinámicas (ASCHER, 2004:
20). A su vez, las estructuras sociales están marcadas por la hegemonía de un capitalismo
global que condiciona en gran medida la organización espacial. Aunque no todas las
fuerzas que modelan los territorios pueden ser explicadas únicamente desde el punto de
vista económico (CASTELLS, 1974: 159), algunas variables vinculadas al mercado
inmobiliario sí que permiten objetivar la importancia que a cada lugar conceden los actores
económicos en sus decisiones de localización de los diferentes usos urbanos: espacios de
oficinas, residenciales, áreas industriales (CAMAGNI, 2005: 163). Son precisamente las
áreas industriales de las grandes ciudades europeas, uno de los espacios donde se han
producido las mutaciones urbanas más importantes de las últimas décadas, lo que ha tenido
como resultado contar con espacios marcados por la complejidad, incertidumbre, cambio y
dualización, todos ellos conceptos estrechamente relacionados con las economías urbanas
(MÉNDEZ, GARCÍA PALOMARES y MICHELINI, 2005), por lo que constituyen un
excelente laboratorio para medir el alcance, ritmo y dirección de los cambios estructurales
orientados hacia nuevas formas de organización del sistema (MÉNDEZ, 2007), y que
abren una etapa marcada por formas de mutación inéditas hasta el momento.
Sin embargo, a pesar de todas estas virtudes, ¿por qué es tan limitado el número de
publicaciones científicas que de forma específica aborden el conocimiento del mercado
inmobiliario asociado a su segmento industrial? Las contradicciones internas asociadas a
esta actividad, eminentemente especulativa pero dependiente de forma muy estrecha con
una de las facetas más importantes de la economía real como es la actividad industrial,
unido a un mercado en el que la información es administrada celosamente por unos pocos
agentes que la hacen pública con cierta escasez, periodicidad intermitente y, en ocasiones,
con cierto sesgo, hace que su estudio y análisis encuentre un conjunto de dificultades que a
menudo ponen en riesgo la obtención de resultados concluyentes que justifiquen el
esfuerzo de realizar una investigación en profundidad.
En el último año del periodo objeto de estudio, esta situación de carestía de datos se ha
visto agravada por la ausencia de información publicada por la mayoría de empresas
inmobiliarias. Con el objeto de atenuar en parte estas carencias, se ha recurrido a la
utilización de indicadores indirectos del mercado inmobiliario provenientes de registros
oficiales como son las licencias de nueva edificación para uso industrial concedidas por el
Ayuntamiento de Madrid y los visados de proyecto de obra nueva de inmuebles
industriales del Colegio de Arquitectos, publicados por el Ministerio de Fomento. Sin
embargo, a pesar de la ausencia de datos para el mercado local en 2009, en esta
comunicación se exponen datos, a escala local, recogidos entre 2005 y 2008, además de la
información publicada en el último año por algunas de las principales empresas del sector
en relación a la posición de Madrid en el contexto internacional (Jones Lang LaSalle, CB
Richard Ellis, Cushman & Wakefield , King Sturge, etc.). La mayoría de los datos
analizados consideran como ámbito local un espacio que va más allá de la delimitación
administrativa de la ciudad de Madrid, por su limitada capacidad para aprehender el
conjunto del área funcional metropolitana de la capital. En este caso, es particularmente
evidente la importancia de abordar el análisis del mercado inmobiliario industrial de la
ciudad de Madrid dentro de un contexto metropolitano, pues en la mayoría de los casos los
agentes del sector consideran Madrid en un sentido geográfico amplio.
309
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Después de algo más de dos años de crisis global, pocos dudan del papel de la crisis
financiera internacional como detonante en el estallido de la burbuja inmobiliaria del
mercado español, lo que ha ocasionado a su vez el derrumbe de gran parte de la economía.
Sin embargo, aunque el mercado inmobiliario industrial ha sufrido una importante erosión
en este periodo, en términos relativos los informes consultados coinciden en apuntar a este
segmento de los mercados geográficos de Madrid y Barcelona como uno de los posibles
“puertos refugio” en tiempos de crisis (C B RICHARD ELLIS, julio 2009). Lo que se
traduce para el caso de Madrid en el mantenimiento de su posición en los primeros lugares
del ranking europeo.
En Europa, la primera mitad de 2009 ha estado marcada por una importante atonía en el
conjunto del mercado inmobiliario no residencial en términos de operaciones comerciales,
donde el inversor alemán ha sustituido al estadounidense en volumen de operaciones
transfronterizas, con destino a ciudades como Liverpool, Helsinki, Monza y Zurich. A
pesar de este nuevo protagonismo germánico en relación a la inversión transnacional,
dirigida fundamentalmente a su área de influencia centro europea, y la contracción que ha
sufrido el mercado inmobiliario español con una reducción de casi el 50% respecto al
mismo periodo del año anterior (aunque por debajo de la media europea), Madrid mantiene
el tercer puesto en volumen de operaciones de inversión (tabla 1), referidas tanto a
inversores locales como foráneos.
310
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Ciudad Volumen inversión (mills. €) % del mercado europeo Posición año pasado Variación 08-09 (%)
1. Londres 2.853 14,8 1 -61
2. París 1.246 6,4 2 -73
3. Madrid 954 4,9 3 -67
4. Sheffield 671 3,5 Nueva 646
5. Viena 571 3,0 Nueva 326
6. Estocolmo 560 2,9 5 -72
7. Munich 503 2,6 7 -57
8. Berlín 498 2,6 6 -68
9. Barcelona 403 2,1 Nueva -35
10. Roma 373 1,9 Nueva 11
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CBRE, 1ª mitad de 2009
Con el descriptivo título de: “Industrial & Logistic Investment: A port in the Storm?”, los
analistas de la inmobiliaria multinacional CB Richard Ellis intentan llamar la atención
sobre las ventajas que ofrece para los inversores un sector que tradicionalmente ha
reportado unas rentabilidades más altas respecto al resto de segmentos (figura 1), y que
además presenta un comportamiento algo más estable, en un contexto de fuerte tormenta
económica caracterizado por la contracción de las inversiones y una menor demanda de
productos vinculados con cualquier actividad económica.
311
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
CBRE enumeran los cuatro factores que pueden explicar este interés inversor en el ámbito
europeo (C B RICHARD ELLIS, julio 2009):
312
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Ante la escasez de datos micro procedentes del mercado inmobiliario industrial de Madrid,
especialmente durante el último año del periodo analizado, resulta más interesante hacer
una aproximación a la magnitud de la actividad constructiva en este ámbito por medio de
indicadores indirectos, basados en dos fuentes oficiales: visados de dirección de obra
(Ministerio de Fomento) y licencias de nueva edificación (Ayuntamiento de Madrid).
Mientras que en 2007 la superficie construida de uso industrial en la región fue superior al
resto de segmentos no residenciales (oficinas, comercio, etc.), en 2008 se produce un
descenso brusco de la actividad inmobiliaria asociada a actividades productivas, con una
caída de casi el 60% respecto al año anterior. El resultado es el volumen más bajo de
proyectos de edificación industrial de los últimos ocho años (Tabla 3), dato que rompe con
una tendencia alcista de este tipo de construcciones, que parecía apuntar hacia cierto
equilibrio entre los diferentes usos no residenciales más importantes.
Sin embargo, al comparar los datos publicados por el Ministerio de Fomento referentes a
las licencias de nueva edificación para toda la región madrileña –aunque procedentes, en
primera instancia, de los gobiernos locales-, y los datos relativos a este mismo indicador
publicados por el Ayuntamiento de Madrid, en 2008 se constata cómo este descenso de la
actividad no ha sido homogéneo en todos los ámbitos espaciales del área metropolitana.
Así, en 2008, en los distritos del municipio de Madrid se ha desarrollado el 30% de la
superficie de los proyectos constructivos de nueva edificación industrial de la región,
frente al 3% que representaba este volumen en años anteriores, en pleno auge de la
actividad inmobiliaria. Este dato podría confirmar la tendencia apuntada en el análisis
internacional de la importancia de la ciudad de Madrid como espacio de inversión refugio
en tiempos de crisis para productos asociados, al menos desde el punto de vista de su
calificación urbanística, a actividades productivas.
Tabla 3. Visados de dirección de obra nueva de usos no
residenciales en la Comunidad de Madrid
Comercial-
Industrial Oficinas Resto
Almacenes
Años Total
Sup. m2 % Sup. M2 % Sup. m2 % Sup. m2 %
2.000 3.780.793 1.010.649 26,7 602.998 15,9 1.043.500 27,6 1.123.646 29,7
2.001 4.951.010 1.091.221 22,0 1.743.138 35,2 1.350.325 27,3 766.326 15,5
2.002 4.368.099 847.443 19,4 1.123.163 25,7 1.530.024 35,0 867.469 19,9
2.003 4.489.679 1.031.927 23,0 1.011.607 22,5 1.208.975 26,9 1.237.170 27,6
2.004 4.119.737 1.008.629 24,5 1.113.679 27,0 1.097.461 26,6 899.968 21,8
2.005 4.152.915 787.564 19,0 1.043.645 25,1 815.395 19,6 1.506.311 36,3
2.006 4.303.584 1.032.043 24,0 852.135 19,8 963.820 22,4 1.455.586 24,0
2.007 4.498.844 1.175.278 26,1 1.186.268 26,4 920.531 20,5 1.216.767 27,0
2.008 3.120.888 479.276 15,4 819.654 26,3 826.249 26,5 995.709 31,9
Sin embargo, al comparar los datos publicados por el Ministerio de Fomento referentes a
las licencias de nueva edificación para toda la región madrileña –aunque procedentes, en
primera instancia, de los gobiernos locales-, y los datos relativos a este mismo indicador
publicados por el Ayuntamiento de Madrid, en 2008 se constata cómo este descenso de la
313
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
actividad no ha sido homogéneo en todos los ámbitos espaciales del área metropolitana.
Así, en 2008, en los distritos del municipio de Madrid se ha desarrollado el 30% de la
superficie de los proyectos constructivos de nueva edificación industrial de la región,
frente al 3% que representaba este volumen en años anteriores, en pleno auge de la
actividad inmobiliaria. Este dato podría confirmar la tendencia apuntada en el análisis
internacional de la importancia de la ciudad de Madrid como espacio de inversión refugio
en tiempos de crisis para productos asociados, al menos desde el punto de vista de su
calificación urbanística, a actividades productivas.
En este sentido, el presente año ha servido para reforzar aún más la importancia de los
distritos que tradicionalmente han tenido un tejido industrial más desarrollado, todos ellos
de carácter periférico situados en el sur y este de la capital. Así, los cuatro distritos con
mayor volumen de suelo calificado para usos industriales – Villaverde, Villa de Vallecas,
Vicálvaro y San Blas- concentran el 83% de las licencias de nueva edificación concedidas
por el Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras durante 2008 (Figura
2). El distrito meridional de Carabanchel, sin embargo, con un volumen de suelo calificado
para usos industriales mucho menor, concentra el 15% de la superficie de construcción
concedida en la ciudad bajo este tipo de licencias, hecho que tal vez esté relacionado con la
reciente oferta de suelo industrial desarrollada en el ensanche de este distrito meridional.
Respecto a 2007, este ámbito ha registrado un incremento de casi el 200% en la superficie
dedicada a nuevos edificios industriales según esta fuente.
Figura 2. Licencias de nueva edificación uso industrial (2007-2009)
Centro
Arganzuela
Retiro
Salamanca Superficie (m2), en
Chamartín miles
Tetuán
Chamberí
Fuencarral
Moncloa-Aravaca
Latina
Carabanchel 29,9
Usera
Puente de Vallecas 0,5
Moratalaz
Ciudad Lineal
Hortaleza
Villaverde 37,2
Villa de Vallecas 35,6
Vicálvaro 44,3
San Blas 44,2
Barajas 2,8
0 10 20 30 40 50
Sin embargo, el mayor incremento respecto al año pasado se registra en San Blas, uno de
los distritos con mayor tradición industrial de la ciudad situado en torno al eje de la A-2
(Madrid-Barcelona), que ha pasado de concentrar apenas 1.600 m2 de techo para nuevos
edificios industriales en 2007, a algo más de 42.000 m2 en 2008. Este espectacular
incremento expresa una intensa dinámica urbanística en las áreas industriales del distrito,
muchas de ellas afectadas por intensos procesos de terciarización (Julián Camarillo,
Colonia Fin de Semana, etc.), lo que induce a ser cautos a la hora de relacionar estos datos
con una mayor actividad exclusivamente industrial en estos espacios.
314
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Por otra parte, calcular la ratio existente entre la superficie total de nuevas licencias
concedidas para estos usos y el número de permisos permite hacer una aproximación al
tamaño de las tipologías edificatorias de uso industrial construidas en los últimos años.
Vicálvaro, situado en la periferia sureste, con unos 6.300 m2 por licencia, además de ser el
distrito junto con San Blas donde más licencias de nueva edificación industrial se han
concedido en el último año, también ocupa el primer lugar en cuanto a licencias
constructivas asociadas a grandes contenedores desarrollados sobre este tipo de suelo.
Además, este distrito cuenta con el mayor volumen de nuevo suelo planificado para uso
industrial de la ciudad, ámbitos aún por desarrollar como los asociados al denominado
“Desarrollo del Este” –El Cañaveral, Los Cerros, Los Ahijones y Los Berrocales-,
constituyen en la actualidad los planes de producción de espacio urbano más ambiciosos de
la capital, con una importante reserva de parte de su superficie para usos productivos.
Además de estos ámbitos, que aún se encuentran en una fase urbanística incipiente,
existen espacios industriales ya ejecutados (“La Catalana y Polígono Industrial de
Vicálvaro), que en los últimos años han tenido cierto éxito de ocupación gracias, en gran
medida, a su buena accesibilidad (inmediaciones del nuevo intercambiador de transporte
público “Puerta de Arganda” y la carretera que conecta este distrito con Coslada), y
caracterizados por actividades que en algunos casos no responden a la definición clásica de
actividad industrial, sino que están orientados a labores de almacenaje, logística e incluso
supermercados (Mercadona, Lidl, etc.). Estos últimos establecimientos dan cobertura a los
habitantes de los grandes espacios residenciales próximos, desarrollados en los últimos
años. Se trata de un espacio periférico que, sin embargo, por su proximidad al Puerto Seco
de Coslada y a estos nuevos desarrollos residenciales, puede que mejore en los próximos
años su renta de situación y para muchos inversores ya sea un espacio de oportunidad.
El resto de distritos con una superficie por licencia de nueva construcción por encima de la
media, situada en unos 2.800 m2, casi mil metros cuadrados menos que el año anterior, se
caracterizan por su posición periférica, aunque con una posición geográfica diversa, tanto
al este (Barajas) como al suroeste (Carabanchel). Por otro lado, dos de los distritos con un
número mayor de este tipo de licencias (Villaverde y San Blas), presentan una superficie
media construida entre 1.600 y 1.800 m2 respectivamente, tamaño que se ajusta a obras de
tamaño medio que, junto con las mininaves (menos de 300 m2), siguen siendo uno de los
productos más demandadas por el mercado inmobiliario industrial.
El mercado del suelo sería un escenario perfecto para observar los mecanismos que
intervienen en las lógicas basadas en la competencia perfecta si no fuera por los numerosos
rasgos peculiares que lo caracterizan: no es una mercancía transportable, frecuente
tendencia a la estabilidad de su propiedad, resistencia al cambio de uso (Méndez, 1997),
además de tratarse de un recurso limitado cuya sobreexplotación urbanística puede tener
importantes repercusiones negativas para la sostenibilidad económica y ambiental.
Sin embargo, el suelo sí que respeta algunos principios básicos de todo mercado como es la
necesidad de la escasez de la oferta (Harvey, 1977; 144), ya sea por una situación real,
provocada por restricciones territoriales o algún tipo de condicionante socioeconómico o
político, o un escenario forzado por medio de un discurso muy bien construido por los
actores locales más influyentes, discurso que a su vez condicionaría las restricciones de
315
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
tipo político cuya expresión más clara sería el planeamiento urbanístico y la decisión de
recalificación hacia determinados usos. Además de las condiciones de escasez, el mercado
del suelo también se rige por la existencia de ventajas para la demanda vinculadas a la
situación-posición de una parcela determinada (CAMAGNI, 2005: 180), o la idoneidad de
la valoración social que ese espacio tenga para un uso determinado. El resultado,
expresado en la distribución espacial de usos del suelo, suele venir determinado por la
conjunción de estos factores, unido a la competencia entre los diferentes usos potenciales
que tienden a ordenarse según intensidad de uso de forma directamente proporcional a su
precio (MÉNDEZ, 1997: 63), con lo que generalmente, y salvando las particularidades
antes mencionadas en relación a este recurso, las actividades económicas con mayor valor
añadido ocuparán los espacios urbanos con un mayor precio en el mercado (servicios
avanzados, industrias de alta intensidad tecnológica, etc.)
Para el caso de Madrid, la mayoría de los operadores del mercado coinciden en afirmar que
el suelo industrial es insuficiente, siendo ésta, según ellos, la causa de un desajuste entre
oferta y demanda que afecta al precio de venta y alquiler de los inmuebles industriales,
además del anclaje al territorio de las empresas relacionadas con actividades productivas.
Estos mismos agentes inmobiliarios reconocen el esfuerzo hecho por las Administraciones
Públicas competentes en los últimos años al poner en marcha desarrollos públicos de suelo
industrial en Madrid, que se han desarrollado en un plazo razonable de tiempo. Sin
embargo, las críticas se centran en su insuficiencia y en la limitación que ha supuesto, a
menudo, para la iniciativa privada la lentitud y la burocracia del proceso administrativo y
de planeamiento urbanístico para la puesta en marcha de la actividad sobre suelo industrial.
316
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
317
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Tabla 4. Evolución del precio del suelo industrial en la ciudad de Madrid (2005-08)
En este sentido, la ciudad de Madrid y los municipios más próximos siguen siendo
atractivos para la localización de actividades productivas como demuestra el análisis del
precio de venta de inmuebles industriales, con marcadas diferencias de precio según la
posición geográfica y la distancia al centro. Así, se detecta cierta convergencia en espacios
con ubicación geográfica similar y misma distancia al centro, independientemente de su
delimitación administrativa (distritos de la capital Vs municipios). Los municipios de la
primera corona sur del área metropolitana presentan valores muy similares a los distritos
meridionales de Villaverde, Villa de Vallecas y Vicálvaro. Así, Alcorcón, con un precio
máximo de 1.725 €/ m2, tiene un precio muy similar a Villa de Vallecas con 1.800 €/m2, o
incluso superior a espacios industriales del distrito de San Blas como la Colonia Fin de
Semana (1.600 €/ m2). Es también llamativa la coincidencia en precio máximo registrado
en Fuencarral-El Pardo en el último año (2.000 €/ m2), frente a los precios de municipios
próximos como Alcobendas (2.00 €/ m2) y San Sebastián de los Reyes (2.150 €/ m2).
En parte, esta tendencia a la convergencia espacial de los precios por coronas está
relaciona con la expansión de la presión de usos asociados al sector servicios en forma de
parques empresariales sobre las áreas industriales de los municipios más próximos del área
metropolitana madrileña, proceso que en la ciudad de Madrid experimentó su máxima
318
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
intensidad durante los últimos años de bonanza del anterior ciclo económico. Ante la nueva
coyuntura económica, es muy posible que el proceso de sustitución de usos de paso a una
consolidación de aquellas inmuebles en espacios productivos pertenecientes a actividades
con mayor capacidad para tolerar la actual inestabilidad económica, relacionados con un
incremento de la productividad y el desarrollo de actividades con mayor valor añadido.
En relación a la oferta, en el área urbana predominan las naves de pequeño tamaño (menos
de 500 m2), que representan en 2008 casi el 70% de los inmuebles disponibles en el
mercado. El éxito comercial de estos contenedores se debe, además de a la reestructuración
productiva y el protagonismo de la PYME en la estructura económica madrileña, a la
fuerte demanda de pequeños inversores que ven en estas operaciones un valor refugio
respecto al resto de segmentos inmobiliarios. En cualquier caso, la menor liquidez por
parte de la demanda potencial es generalizada, con lo que los inmuebles de menor calidad
y peor localizados sufrirán en mayor medida la esperada desaceleración de la demanda;
hecho que sin duda beneficia, en líneas generales, a los inmuebles industriales situados en
la capital.
Los precios de venta de inmuebles industriales para toda la región han experimentado un
incremento medio de casi el 50% entre 2005 y la primera mitad de 2008, y de
aproximadamente 37% si se consideran los espacios industriales de la ciudad de Madrid.
Muchos de los espacios industriales de la ciudad superan en mucho este porcentaje (tabla
5), aunque en general están por debajo de la tasa de variación registrada en los municipios
próximos. En la capital, entre los espacios industriales con un incremento por encima del
50% en la ciudad, Villaverde (54,5%) registra un incremento mucho menor que municipios
meridionales como Alcorcón (98,16%), y en menor medida, Parla (76,47%) y Pinto
(85,07%).
Tabla 5. Evolución del precio de venta de inmuebles industriales en la ciudad de Madrid (2005-08)
Por otro lado, a excepción de Coslada, en el resto de municipios del Corredor del Henares
el incremento de precios desde 2005 (47%) ha sido muy superior a los espacios industriales
y distritos de la capital situados en el entorno de la A-2 (Las Mercedes, 10%; Fin de
Semana, 6,7%; y Barajas, 33,1%). En relación a los municipios del norte metropolitano
(San Sebastián de los Reyes, 40,9%; Tres Cantos, 55%; Alcobendas, 31,%), sus tasas de
variación son también superiores a la de distritos septentrionales como Fuencarral (29%).
Estos datos muestran, como en el mercado de suelo, cierta tendencia a la convergencia de
precios entre los espacios centrales y la primera corona metropolitana, con lo que, para la
ciudad de Madrid, el esfuerzo por hacer atractiva su oferta de inmuebles industriales
deberá ser mayor dado el escenario de fuerte competencia que suponen los municipios
próximos.
319
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Tabla 6. Evolución del precio de alquiler de inmuebles industriales en la ciudad de Madrid (2005-08)
Es inevitable que la actual crisis económica siga afectando negativamente al conjunto del
mercado inmobiliario, lo que a su vez suponga un deterioro de todos los segmentos
320
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
6. CONSIDERACIONES FINALES.
Sin embargo, los procesos tendentes hacia el desarrollo de un nuevo sector servindustrial
no implican una transformación inmediata y absoluta de la realidad. Las mutaciones
urbanas, evidentes en las grandes aglomeraciones urbanas (MÉNDEZ-ARETHUSE, 2007),
no son procesos excepcionales de los que nosotros tengamos la suerte de ser testigos. Más
bien, el cambio es consustancial a la naturaleza de las ciudades a lo largo de toda su
historia, movimientos que en ocasiones son de cierta magnitud y están orientados hacia
ciertas formas de desarrollo según la posición relativa de las ciudades en el contexto
global. Sin embargo, y en esta comunicación hemos tendido a ello, se suele enfatizar en las
mutaciones, dejando en un segundo plano las características heredadas de las grandes
ciudades, a menudo consideradas como anomalías en fase de extinción por las poderosas
acciones globalizadoras que impone la sociedad del conocimiento y el modelo de
producción flexible. Esas aparentes anomalías pueden desempeñar un papel importante en
la identidad del lugar objeto de análisis, y pueden tener cierto significado como variables
de contraste que permitan evaluar la vigencia de los actuales principios teóricos que
orientan algunas de las cuestiones que ayuden a aclarar la función de esos supuestos
enclaves en la ciudad contra todo pronóstico. Así, “muy a menudo el espacio edificado y
los ciudadanos han desplegado sus habilidades para la inercia, la resistencia y la
readaptación. De este modo, una vez más, la ciudades han demostrado su capacidad para
sedimentar las diferentes capas de su historia” (ASCHER, 2004)
321
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Mittal en Villaverde, Bimbo en San Blas, etc.), que a pesar de la constante amenaza de
puesta en marcha de procesos de expedientes de regulación de empleo (ERE), se
mantienen a día de hoy en funcionamiento. Sin llegar a estos casos extremos, en la ciudad
y su entorno más próximo existe un desarrollado tejido económico de pequeñas y medianas
empresas, con una importante capacidad de adaptación a las exigencias de innovación
actuales, pero cuya apuesta de localización en la ciudad es el resultado de un conjunto de
decisiones que no siempre pueden ser aprehendidas por una estricta racionalidad
económica, pero cuya supervivencia demuestra de hecho una suficiente competitividad.
Una vez que hemos intentado utilizar la perspectiva histórica para valorar en su justa
medida los cambios que afectan en la actualidad a los espacios industriales, puede ser
pertinente aprovechar el conocimiento del mercado inmobiliario industrial de Madrid para
identificar una serie de claves de carácter estructural que vienen observándose durante los
últimos años y que siguen vigentes a pesar de las actuales convulsiones económicas:
2. Los ciclos económicos, que condicionan en gran parte la demanda de suelo para
actividades productivas, y los ritmos urbanísticos-administrativos, con capacidad para
poner en el mercado nuevo suelo para estos usos, no están armonizados. Es ahora, en pleno
periodo de recesión, cuando existen numerosos nuevos ámbitos para uso industrial en fase
avanzada de diseño, planificación y tramitación con una posibilidad real de ejecución final
incierta. Espacios como “La Atalayuela” con 170 Ha., o el “Polígono El Gato” en
Villaverde con 55 Ha., se mantienen en barbecho social a la espera de un nuevo periodo de
crecimiento económico que permita desarrollar sobre sus terrenos totalmente urbanizados
edificios que alberguen algún tipo de actividad productiva o logística.
4. Entre los espacios más valorados por los inversores en el segmento industrial como
refugio en tiempos de crisis, se encuentran los distritos de mayor tradición industrial como
San Blas, Villaverde, Vicálvaro y Vallecas. Este interés inversor de carácter especulativo,
no está tan orientado a la ocupación y desarrollo de proyectos constructivos en estos
terrenos a corto plazo, sino a la búsqueda de una rentabilidad superior en un horizonte
temporal más amplio respecto al resto de productos inmobiliarios del segmento residencial,
oficinas, etc. Sin embargo, sí que expresa la importancia que todavía tiene la industria en el
mapa mental de gran parte de los agentes del mercado inmobiliario.
322
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
Notas
(1) Gran parte de los contenidos de esta comunicación se basan en los capítulos del Informe Anual del
Observatorio Industrial de Madrid, que sobre el mercado inmobiliario industrial se han publicando entre 2006
y 2009.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
- ASCHER, F. (2004). Los nuevos principios del urbanismo. Alianza Editorial, Madrid.
- BIGADOR, P. (1945).La organización de Madrid, estructura urbana-zonifiación. En El
futuro Madrid (pp. 30-51). Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid.
- CAMAGNI, R. (2005): Economía urbana. Editor Antoni Bosch, Madrid.
- CASTELLS, M. (1974): La cuestión urbana. Siglo veintiuno editores, Madrid.
- CASTELLS, M. y HALL, P. (1994): Tecnópolis del mundo: la formación de los
complejos industriales del siglo XXI. Alianza Editorial, Madrid.
- HARVEY, D. (1977): Urbanismo y desigualdad social. Siglo veintiuno editores, Madrid.
- MÉNDEZ, R. (2007): “Transformaciones económicas, entornos innovadores y
reorganización de los territorios metropolitanos: algunas claves interpretativas”. En A.
Calatrava, S. Marcu, A. Melero & R. Méndez (eds.), Economías, mercados de trabajo
y territorios metropolitanos en transformación Red ARETHUSE, Madrid, 19-41
- MÉNDEZ, R.; García Palomares, J.C. y Michelini, J.J. (2005). La nueva industria
metropolitana. Tendencias y contrastes en la ciudad de Madrid. Ería, Universidad de
Oviedo, Oviedo, 67: 173-192.
- MÉNDEZ, R. (1997): Geografía Económica. La lógica espacial del capitalismo global.
Ariel, Barcelona. (4ª reimpresión, 2008).
323
Segundo bloque: Ciudad y territorio.
324
TERCER BLOQUE
PAISAJES URBANOS
CONTEMPORÁNEOS
Jorge Rivero
Director de cine
jorge@cortomieres.com
¿Qué ocurre cuando una comunidad pierde sus señas de identidad comunes? ¿Qué pasa
cuando los estereotipos, con sus verdades y mentiras, con su estrechez de miras y sus
autoconfirmaciones, se desvanecen hasta convertirse en un recuerdo entre romántico y
épico? ¿Cómo se refleja la pérdida de la identidad de las personas en los espacios que
erige, habita y abandona? Estas son algunas de las reflexiones que me impulsaron a
construir un cortometraje descarnado y seco, entre la fantasmagoría y el documental,
que me ayudase a comprender no tanto quién, sino qué era yo en relación con el lugar
donde había nacido, crecido y que ahora llegaba a asfixiarme.
327
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
El barrio de Vega de Arriba se concibió y edificó durante los últimos años de vida de
Franco, y fue un proyecto de vivienda protegida destinada fundamentalmente a jóvenes
parejas, la mayor parte recién casadas (como fue el caso de mis padres y de la mayor
parte de nuestros vecinos), y dependientes de la economía minera. El barrio miraba
directamente hacia una de las mayores explotaciones mineras de la zona, de la que nos
separaba apenas una carretera y un muro, siendo esta además la única mina integrada en
el casco urbano de Mieres[1]. El barrio fue planificado de forma diferente a otras
colonias primordialmente mineras de la villa, como la adyacente Santa Marina, las
viviendas del Grupo San José o el barrio de San Pedro, que seguían el modelo habitual
durante los 50 y 60 de barrio de colominas, de edificios bajos de tres plantas y casas
pequeñas con habitaciones minúsculas. Vega de Arriba suponía una considerable
evolución, pensado más ya como una urbanización moderna y confortable para clases
trabajadoras, con espacios deportivos, grandes plazoletas para los niños, trazado
circulatorio interno y, con el tiempo, comercios básicos, bares e hileras de cocheras. El
tamaño de los edificios se multiplicaba, al menos en los bloques delanteros, donde
alcanzaban los siete pisos, con cuatro viviendas por planta y dos ascensores. También
crecían las viviendas, que podrían superar los 100 m2 [2]. Todo ello representaba una
apuesta por el futuro, por una nueva generación que estaba a punto de definir el futuro
de un país a las puertas de la libertad tras 40 años de una dictadura que en las Cuencas
Mineras se había mostrado especialmente dura, y que se venía enfrentando cada vez con
más frecuencia a la lucha sindical que reclamaba mejoras en las condiciones de trabajo
y también más espacio de participación y gestión en la gran industria minera. Resultado
de todo aquello fue sin duda Vega de Arriba, un nuevo barrio que simbolizaba el
próspero futuro de la minería asturiana, capitana también de la fuerza obrera de todo el
país, como lo había demostrado y reivindicado en Octubre del 34, en las huelgas de los
60 y todas las que vinieron después hasta finalizar aquellas Navidades de 1992 que
terminaron con la aceptación de las sustanciosas prejubilaciones de los mineros a
cambio del progresivo cierre de las explotaciones[3].
Así, dejamos de ser una comarca minera, sin saber qué seríamos a partir de entonces.
Una de las escasas alternativas que se dieron para suplir la identidad perdida fue la
328
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Como consecuencia directa de esta política, los jóvenes de las cuencas asturianas se han
visto forzados en buena medida a abandonar la comunidad en busca de horizontes
laborales más prometedores, haciendo disminuir rápidamente la población, en especial
la de menores de 35 años de la comarca[4].
Era pues, este el contexto que quería poner en primer plano, valiéndome para ello de la
soledad, el abandono, la pérdida, la ausencia y un sentimiento de fraude hacia la historia
y hacia las generaciones anteriores. Los edificios se erigieron entonces como los únicos
testigos reales de la historia, incapaces de ocultar lo que ocurría en ese momento.
La plazas desiertas; las ventanas con las persianas bajadas; los muros frontales,
inexpugnables, eternos. El mobiliario urbano roto; los jardines asilvestrados; la tristeza
de las fachadas. Y por encima de todo esa verticalidad que te aplasta y te impide ver el
horizonte. De nuevo la noche, y las rejas, y los edificios desestabilizados en enc uadres
forzados y vertiginosos. Y el silencio mortal que acompañaba la comparación del barrio
con un cementerio, lleno de crípticas referencias a un pasado huido, con su reventado
monumento a los mineros muertos, con su campus a medio camino entre bunker
soviético y mausoleo egipcio, con su lápida conmemorativa, con el cadáver en
descomposición de una mina, que fue justo el escenario del principio del fin[5].
La senda de la abstracción.
329
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
utiliza el inglés como un lenguaje que indica una ruptura con el pasado, con la identidad
tradicional. El habitante de Nenyure ha pasado a convertirse en un ser anónimo, sin
pasado ni futuro y con un presente incierto. Se ha convertido, al igual que los motivos
de las imágenes, en un sujeto abstracto. Esto mismo le ha ocurrido a la Cuenca Minera
asturiana, que al quedarse sin los referentes sobre los que se apoya su identidad se ha
convertido en un concepto tan neutro como el nombre de cualquier otro lugar
desindustrializado y vacío, llámese Gales, Riotinto, Olleros o Dawson.
Atravesar la senda de la abstracción nos ha permitido conectar así todas estas tramas e
historias que se desdibujan en el tiempo y en el espacio y que sin pretender componer
un retrato realista de la realidad asturiana, es un testimonio verdadero, aunque nunca
objetivo, de una época, un lugar y unas personas, de sus preocupaciones y ansias.
Con todo ello, en “Nenyure” he querido explotar paisajes en desintegración, vacíos en la
medida de lo posible anónimos, como un medio por un lado de partir de la
particularidad a lo universal, y también descendiendo por un camino hacia el vacío de
significado como síntoma de la pérdida de la identidad común tradicional, sin miedo a
introducir en el contexto del documental recursos propios del terreno de la ficción (el
personaje inexistente que narra en off una historia predefinida, inventada, pero no
incierta; una banda sonora completamente desnaturalizada; elementos del lenguaje
fantástico y terrorífico).
Ese camino hacia la abstracción que hemos recorrido trata de trascender al marco
histórico y geográfico para introducirse en la psicología social de los habitantes de la
Cuenca Minera asturiana, especialmente de una juventud desorientada a la que las
instituciones animan a formarse para luego dejar la región en busca de un futuro mejor,
lo que acaba en definitiva de redundar en la crisis social e identitaria de la comarca,
además de la económica: todos los esfuerzos económicos invertidos en la formación de
nuevas generaciones de trabajadores asturianos no se ven nunca recompensados ya que
la actividad profesional se desarrolla fuera de Asturias y los réditos e impuestos
generados no repercuten en la región.
No creo, por todo ello, que “Nenyure” constituya un relato localista contextualizado
dentro de un marco geográfico, político y temporal concreto, sino que responde en su
doble vertiente, la social y la íntima, a efectuar un retrato común de una sociedad
moderna, postindustrial y urbana, con una profunda crisis cultural dentro de sus clases
trabajadoras que vemos agravar poco a poco en las nuevas generaciones, incapaces de
perpetuar los esquemas anteriores y de encontrar un camino nuevo y personal, sino que
tan sólo asiste asustada y pasiva al derrumbe y abandono de los viejos edificios que
mantenían la comunidad.
________________________________________
[1] Cito sólo barrios de la Villa de Mieres, aunque complejos equivalentes pueden encontrarse en todas
las ciudades y pueblos de la Cuenca Minera asturiana, así como en los núcleos industriales principales de
Avilés o Gijón.
[2] Se diseñaron varias distribuciones de vivienda, de 2, 3 y 4 dormitorios, además de baño, salón, cocina
y recibidor, para alojar a familias más o menos numerosas.
[3] Desde 1992 se cerraron en las Cuencas Mineras del Caudal y Nalón la casi totalidad de explotaciones
mineras, quedando en la actualidad en funcionamiento sólo el Grupo San Nicolás/Montsacro en Mieres y
los pozos Sotón y Maria Luisa en la zona del Nalón. Hunosa, la principal compañía minera asturiana,
perdió el 77% de sus trabajadores entre 1990 (18.250 trabajadores) y 2004 (4.100). En 1971 había llegado
a emplear a 26.590 personas de forma directa. (Datos La Voz de Asturias 03/01/2005).
330
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
[4] Según inicia la Consejería de Salud y Servicios Sanitarios del Principado de Asturias en su informe
“Mortalidad en las Cuencas Mineras 1987-2003” (D.L. AS-1929-2005): “Las Cuencas Mineras han
envejecido más rápidamente y han perdido mucha más población que el resto de Asturias en los últimos
15 años”. O dicho de otro modo : “La crisis minera del carbón ha tenido una influencia decisiva en la
pérdida de población en las comarcas que viven fundamentalmente de este sector. Mientras Langreo ha
disminuido en 5.979 habitantes en el último decenio, lo que representa el -11% de su población, la caída
demográfica en Mieres se situó en un -10%, al sufrir un descenso de 5.763 personas”, (Fuente: La Voz de
Asturias 24/12/2002, acerca de la población asturiana en la década de los 90) y “En la última década y a
pesar de que la última reestructuración de la minería ya había pasado sus efectos más duros las cuencas
perdieron 19.000 habitantes. Solo Mieres ha visto como decrecía su censo en 6.508 habitantes y Langreo
en más de 4.000. Aller perdió 3.000 habitantes que es un quinto de la población que tenía en 1999. Y algo
similar ocurrió en San Martín del Rey Aurelio que bajó en 2.685, más de un diez por ciento del censo de
hace una década” (Fuente: La Voz de Asturias 04/01/2010, sobre la población asturiana entre 2000 y
2010.
Para terminar de definir el panorama, podría añadirse que: “Los diez concejos de las cuencas del Nalón y
del Caudal superan en conjunto los 11.000 parados, 11.370 exactamente”, con un 12,6% de paro en
Langreo y un 8,7% en Mieres (Fuente: La Voz de Asturias 04/02/2009). Además, el Caudal es la comarca
con menos menores de 25 años de toda Asturias, y el 24,23% son mayores de 65 años (Fuente: La Nueva
España 28/02/2010). Y la reciente noticia: “90.000 asturianos de entre 18 y 34 año carecen en absoluto de
ingresos. 23.000 jóvenes de Asturias ni estudian ni trabajan” (Fuente: La Nueva España, 19/03/2010).
[5] “El pozo Barredo fue el escenario de un encierro protagonizado por las comisiones ejecutivas del
SOMA-UGT y del Sindicato Regional de la Minería de CC.OO. de Asturias en las fiestas navideñas de
1991. El 23 de diciembre de 1991, 36 sindicalistas, encabezados por José Ángel Fernández Villa y
Antonio González Hevia, se encerraron en el interior del pozo, en la 4ª planta, en protesta por el Plan de
Reconversión Industrial de HUNOSA. Mientras duró el encierro en el exterior del pozo, en Mieres, y en
Asturias, en general, se sucedieron las movilizaciones en contra del plan. Los encerrados recibieron la
visita de los secretarios generales de UGT y CC.OO., Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez,
respectivamente, en apoyo a sus reivindicaciones. El encierro culminó el día 3 de enero de 1992, con los
encerrados aclamados por una multitud que fue en manifestación a recibirlos a la salida del pozo. El
encierro de Barredo es considerado uno de los hitos del sindicalismo minero asturiano, marcando el fin de
una época”. (Fuente: Wikipedia).
[6] Nenyure es una palabra del asturiano que significa “ninguna parte”, aunque apenas tiene uso
coloquial. Denominar al así espacio urbano de la película permite evitar el reduccionismo localista y
escapar de caer en los terrenos del documental pragmático y diercto sobre hechos, personas y lugares.
Nenyure queda así como una resonancia del pasado tradicional, una palabra casi esotérica que se resiste a
sucumbir al borrado de la historia.
331
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
1
La presente comunicación se desarrolla en relación al proyecto de investigación que lleva por título
"Nuevos Paisajes Culturales. Acciones conceptuales en el paisaje industrial andaluz en su tratamiento
como paisaje cultural", dirigido y coordinado por la Doctora arquitecta María Isabel Alba Dorado con la
colaboración de la arquitecta María Araceli Alba Dorado. Este proyecto fue seleccionado en diciembre
del 2009 por la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía para su
subvención como proyecto de investigación en materia de paisaje industrial.
333
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
que atienda a las características mensurables y propias del territorio que configura su
base pero, por otro, precisa de esa visión más subjetiva del observador que lo contempla
y que contribuye a la creación del paisaje en su más amplia acepción a través de una
experiencia sensitiva de la realidad. En este sentido, cabría hablar de paisaje como una
creación cultural que va más allá de su propia realidad física y objetiva.
El paisaje no existe más que en la persona que lo contempla y se apropia de él a través
de los sentidos, atribuyéndole cualidades estéticas, culturales, evocadoras… Así pues,
podríamos decir que existen tantos paisajes como personas contemplan un fragmento
peculiar de territorio. El paisaje, en palabras de Jorge Oteiza, «es un cuerpo múltiple y
sensible, cargado de misteriosas energías, que rueda fatalmente sobre nosotros, con la
clave de nuestro propio destino. A formas distintas de hombre, corresponden distintas
interpretaciones del paisaje…». Cada una de estas interpretaciones está ligada a una
mirada que para nada es imparcial. Ésta se muestra sensible a nuestra memoria, capaz
de retener el recuerdo de experiencias pasadas. Podríamos afirmar que se ve desde la
memoria y, quizá por ello, como expresó Unamuno, «un paisaje sólo se nos ahonda
cuando se casa con su propio recuerdo» (UNAMUNO, 1966:712).
De este modo, cabría hablar de “paisajes de la memoria”, de paisajes construidos por
una memoria personal pero, también, de paisajes fruto de una memoria colectiva, de esa
memoria que cada sociedad ha desarrollado sobre su sentido de paisaje como
depositario de su pasado, de su historia o de sus tradiciones. En este sentido, la industria
ha ejercido una enorme influencia a lo largo del tiempo en la definición de esta memoria
colectiva y en la relación de los sujetos con el medio natural que los rodea.
Así pues, más que una aproximación a la definición de paisaje desde una visión de lo
natural, sería necesario un acercamiento a éste desde su concepción como “paisaje
cultural”, de modo que contemple el entendimiento del paisaje como memoria del
territorio y, al mismo tiempo, como expresión de la cultura de un pueblo. Esto, sin duda,
incide en ese desdibujamiento, que en los últimos años, estamos asistiendo, de los
límites que separan el patrimonio cultural del patrimonio natural y que enlaza con esa
ampliación progresiva de lo patrimonial que hace que éste se identifique hoy, no sólo
con lo monumental o con lo que tiene un determinado valor histórico artístico, sino con
aquello que contribuye a la identidad de las personas. Como consecuencia de esto, el
concepto de lo patrimonial ha evolucionado hasta contener la idea de paisaje y se ha
ampliado hasta extenderse a un patrimonio que, hasta fechas recientes, no se le había
prestado la adecuada atención, como es el patrimonio industrial.
El legado que la industria nos ha dejado de un pasado reciente es el elemento más
representativo de una rica cultura de la producción que debe ser conservada y
recuperada como realidad patrimonial. En este sentido, los paisajes de la industria
constituyen un hecho al que necesariamente se le debe prestar especial atención.
La acción del hombre sobre el territorio, como consecuencia del desarrollo de
actividades productivas o de consumo a lo largo del tiempo, ha dado como resultado
una realidad, física, social y cultural, que se refleja en su historia pero, también, en los
territorios y arquitecturas específicas, creados y manipulados durante su pasado
industrial.
334
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Fig. 1. Fundición La Tortilla y Distrito Minero de Linares, Jaén. Fotografía de Fernando Alda.
Fig. 2. Fundición La Tortilla y Distrito Minero de Linares, Jaén. Fotografía de Fernando Alda.
335
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Asimismo, podríamos afirmar que muchos de los paisajes que hoy nos rodean tienen
una clara ascendencia industrial. Es difícil encontrar, entre los espacios en que nos
movemos cotidianamente, lugares que hayan permanecido al margen de los procesos
industriales de este último siglo. Nos encontramos hoy con una enorme variedad de
paisajes industriales debido a la extensión territorial a la que afectó el fenómeno de la
industrialización pero, también, a la dilatación en el tiempo de este proceso.
Así pues, nos es posible hablar de paisajes industriales que responden a distintas
localizaciones, tanto de montaña, como de campiña o de litoral; ligados a enclaves
urbanos o rurales; relacionados con grandes complejos o explotaciones, o a industrias de
pequeña escala; caracterizados por los distintos sistemas de producción (minería,
metalurgia, textil, alimentario, energía…) o los distintos tipos de infraestructuras
(ferrocarril, cargaderos…).
336
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Pero no sólo nos es posible apreciar la huella de la industria en la impronta que ésta ha
dejado sobre el territorio, sino también en la sociedad y en la cultura. Estos paisajes de
la industria son partícipes de la cultura de un pueblo, configuran un territorio cultural en
sentido amplio.
Poseen estos lugares la capacidad de trasladarnos a un pasado aún reciente, de
sumergirnos en un estado emocional que convoca a una memoria detenida pero no
olvidada, que enlaza con el poso de nuestra cultura y nos permite orientarnos,
reconocernos en el mundo y situarnos en él. Como describe Luis Cernuda, en «este
lugar lo pasado, aunque en todo se deja sentir sin quitarle gracia, le da hondura, lo
penetra de sosiego, pasado y presente se reconcilian, se confunden insidiosamente para
recrear un tiempo ya vivido. Figuras como la tuya piensan una historia que no fue tuya.
Este aire que mueve las ramas es el mismo que otra vez a esta hora las moviera un día.
Esta nostalgia no es tuya, sino de alguno que la sintió antaño en este sitio».
Estos paisajes de la industria adquieren valores de paisaje cultural, ya que éstos han
contribuido de una forma decisiva a la construcción de nuestras señas de identidad
cultural. Son concebidos como expresión de los rasgos de identidad de un pueblo, de
aquellos lugares en los que la industrialización ha marcado unas formas de vida y de
trabajo que, con el tiempo, han quedado grabadas en el paisaje y en la memoria
colectiva. De tal forma que éstos, a modo de palimpsesto, contienen las huellas
marcadas o borradas de la actuación del hombre sobre el territorio, lo que les convierte
en reflejo de la cultura de un pueblo y en poseedores de una gran significación cultural.
337
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Esto hace necesario un estudio del paisaje que vaya más allá de las concepciones
perceptivas, que aborde el territorio de la memoria colectiva con el objeto de que éste
sea entendido como una entidad cargada de elementos culturales, como un paisaje
cultural.
El patrimonio industrial forma parte de la cultura de los territorios, no sólo de aquellas
ciudades o conjuntos urbanos que contienen restos industriales con un alto valor
patrimonial, sino también de aquellos lugares, tales como cuencas mineras, valles
industriales, zonas de litoral… en los que es posible localizar restos de un pasado
industrial pero en los que, sobre todo, la industria ha ejercido una gran influencia en
ellos, organizándolos, articulándolos y estableciendo relaciones con el territorio.
Hoy, estos lugares, en su mayor parte obsoletos y abandonados de usos anteriores,
configuran un paisaje que comienza a ser habitual y que contiene las huellas de un
pasado industrial, todavía reciente, al que sin embargo se le ha prestado escasa atención.
Esto hace que nos encontremos con un patrimonio frágil, en evolución, con unos
paisajes culturales que registran un estado de urgencia ante un proceso de
desmantelamiento, degradación y abandono. La fragilidad de estos paisajes industriales
se ve, además, particularmente afectada por las nuevas formas de producción o de
consumo que provoca la obsolescencia de éstos en un breve periodo de tiempo y en un
contexto en el que continuamente se están definiendo nuevas ciudades y nuevos
paisajes.
Minas olvidadas, poblados mineros deshabitados, astilleros abandonados, estaciones
ferroviarias en desuso, zonas industriales sin actividad… comienzan a dibujar un paisaje
habitual en nuestro entorno.
338
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Para ello es preciso generar un nuevo tipo de mirada sobre estos paisajes que retorne al
lugar para apreciar las huellas de lo industrial pero, también, para advertir en estos
paisajes otras realidades latentes pero próximas que participan de esa belleza inerte que
existe bajo su aparente estado de ruina y que hacen referencia a una naturaleza diferente
de estos territorios que se esconde detrás de su estética, su escala espacial y temporal.
Se reclama, por tanto, una manera de entender y proponer el término de paisaje
industrial hacia una dirección todavía por explorar, que conlleve a una recuperación y
puesta en valor de éste como paisaje cultural, planteando su significación en la cultura
del territorio, abriendo paso a un nuevo diálogo que permita establecer nuevos vínculos
y aproximaciones a este paisaje industrial a través de una mirada cultural que reconozca
la belleza de éste, que reclame sus valores históricos, culturales y estéticos y desvele las
cualidades que le hacen poseedor de una identidad propia, específica, como paisaje
cultural.
Esta recuperación y puesta en valor del Paisaje Industrial como Paisaje Cultural, hace
necesario el entendimiento de estos paisajes industriales a través de una mirada
integradora que tenga como objetivo explicar la complejidad de éstos y de hacer frente a
los numerosos retos que estos paisajes, a diferencia de otros, ofrecen en cuanto a su
reincorporación como paisajes aceptados.
Fig. 6. Mina El Soldado en Villanueva del Duque, Córdoba. Fotografía de José Morón.
339
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Para ello es necesario volver la mirada y, con ella, todos nuestros sentidos, hacia estos
territorios, preconcebidos como productos obsoletos de una acción desmesurada del
hombre sobre el territorio, a través de una percepción que desestime lo superficial de las
miradas hasta ahora dirigidas al paisaje industrial; una percepción libre de ataduras y
abierta a nuevas dimensiones de diálogo y de aproximación con el territorio que
posibiliten el establecimiento de nuevos vínculos e identidades.
Una mirada que se dirija hacia estos territorios de la industria con el objetivo no sólo de
mirar por mirar, sino el de ver, el de ver para conocer, el de tomar conciencia de éstos
desde un punto de vista físico, emocional, intelectual, cultural, social, ético y estético.
340
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Para ello es necesario ver más y de forma diferente. Crear esa tensión, de la que Walter
Benjamín hablaba acerca de la producción de Baudelaire, entre una «sensibilidad
sumamente aguda y una contemplación sumamente concentrada». Lanzar la mirada y,
con ella, la mente más allá de lo visible. Desarrollar una visión integradora que aborde
estos paisajes desde distintas perspectivas, escalas y disciplinas con el objetivo de poder
explicar la complejidad y, al mismo tiempo, la especificidad y la identidad propia de
estos paisajes de la industria para así ponerlos en valor en base a una definición de éstos
como Paisajes Culturales Contemporáneos.
En definitiva, se reclama un reposicionamiento en la manera de mirar que, sin embargo
y, por el momento, no se ha producido. Todavía son muchos los ojos que, como los de
los Hombres huecos de T. S. Eliot, aún permanecen cegados, bloqueados por la
complejidad de estos paisajes, imposibilitados para ver la radicalidad de lo sencillo, la
belleza de estos territorios contenida en lo sobrio, en lo funcional, en el paisajismo
inconsciente que nos ha legado la industria y en los espacios cargados de sensibilidad
estética que han dado forma a una obra colectiva y, en muchos casos, inconsciente y
azarosa. Una ceguera ésta que esperamos que, con el tiempo, desaparezca por una
mirada que retorne al lugar y potencie el valor cultural que estos paisajes de la memoria
industrial poseen.
T. S. Eliot
341
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
BIBLIOGRAFÍA
Fig. 3. Paisaje minero entre los campos de olivo en Linares, Jaén, en SOBRINO, J.
(1998): Arquitectura de la Industria en Andalucía, Sevilla, I.F.A., p. 154.
Fig. 6. Mina El Soldado en Villanueva del Duque, Córdoba. Fotografía de José Morón,
en AA.VV. (2006): Patrimonio Industrial de Andalucía. Portfolio fotográfico, Sevilla,
Junta de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Transportes, pp. 78-79.
342
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
Lugo se localiza en una meseta bañada por el río Miño y sus afluentes; los cursos de
agua configuran un espacio geográfico singular con forma de “Y”, al oeste el Miño y al
este los afluentes Rato y Fervedoira. La ciudad ha crecido entre ellos, apoyándose en las
principales vías longitudinales, antigua carretera Madrid- A Coruña, que discurre en
sentido norte-sur.
La ciudad consolidada que hoy nos encontramos mantiene básicamente su carácter
lineal, desarrollándose entre el río y el ferrocarril, con algunos vacíos urbanos de cierta
entidad en su interior, permitiendo que en puntos aislados, desde la muralla, se abra una
perspectiva de gran interés hacia el valle, por donde discurre la traza del Camino de
Santiago.
Al oeste, la ciudad desperdicia su proyección hacia el río, se alternan los enclaves
residenciales aislados sin conexión estructural con el resto de la ciudad, con
implantaciones infraestructurales de gran entidad como el antiguo matadero, los
depósitos de agua y una subestación eléctrica. Hacia el este, el trazado del ferrocarril
que limitó durante décadas el crecimiento de la ciudad en esta dirección, ha sido
343
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Todas estas actuaciones muy positivas que recrean y ponen en valor los cursos fluviales,
sin embargo, se han centrado exclusivamente en la obtención y puesta a punto de los
espacios naturales de borde, limitados a su propio discurrir; su adecuación no ha tenido
en cuenta su permeabilidad hacia otras áreas de la ciudad consolidada, ni tan siquiera ha
valorado el efecto recualificador que su ejecución podría suponer para los terrenos
vacantes adyacentes y para los tejidos residenciales próximos, sin aportar medidas
complementarias que de una vez por todas fomentaran el establecimiento de lazos y
nexos de los cursos de agua con la ciudad habitada.
344
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
3. OBJETIVOS ESTRATÉGICOS.
4. POTENCIALIDADES PAISAJÍSTICAS
345
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Curiosamente nos encontramos que las caras visibles de la ciudad desde los ríos, al este
y al oeste, son las fachadas más degradadas; son fachadas no pensadas, no estructuradas,
con carácter de traseras, desarrolladas de espaldas al exterior. Son el resultado de la
346
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
yuxtaposición de piezas urbanas que miran hacia el centro de la ciudad, olvidándose que
además cumplen un papel de cierre, y que son percibidas desde lugares que poseen un
atractivo natural singular.
Figura 3. Fachada oeste. Ríos Rato y Fervedoira
La existencia de importantes vacíos en estas áreas de la ciudad, nos permite diseñar las
nuevas fachadas bajo parámetros de diversidad y calidad urbana, que recojan y atraigan
el interés de las zonas naturales del entorno, rompiendo su carácter marginal,
permeabilizando hacia el interior la abundancia de la vegetación que fluye desde las
riberas fluviales.
4.5. La planificación de la ciudad
La planificación de la ciudad que contempla el Plan General de Ordenación Municipal,
nos permite incorporar actuaciones paisajísticas concretas, instrumentando medidas de
gestión para la obtención de los suelos necesarios y medidas para la consecución de las
obras de urbanización y reforestación bajo parámetros de calidad urbana.
Se valora positivamente la posibilidad de introducir las propuestas de calidad urbana y
definición de un nuevo paisaje urbano dentro del modelo de crecimiento que formula el
nuevo planeamiento.
4.6. Existencia de valores naturales paisajísticos
Arboledas, carballeiras, pendientes con arbustos y arbolado autóctono, la foresta de las
cornisas, la vegetación espontánea de ciertos enclaves que se asoman al trazado de la
antigua variante (ahora tercera ronda urbana), la fuerte presencia e incorporación del
parque de Rosalía de Castro, las cuestas del Parque, los ríos y su vegetación de ribera
asociada, los escarpes tamizados de verde que caen hacia el curso del río Rato…; son
retazos de naturaleza con una fuerte impronta generadora de paisajes urbanos
cambiantes con las estaciones del año, que bien hilvanados introducen en la ciudad la
percepción del tiempo ligado a la naturaleza (las hojas que caen, el estallido de la
primavera,.), que transmiten a sus habitantes la pertenencia a ese lugar.
Figura 4. Paseos urbanos
347
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Los valores culturales y patrimoniales que encierra la ciudad son un activo indudable
que se pretende fundir con las rutas-paseos-ejes transversales que la recorren,
conformando itinerarios verdes y culturales, singularizados por una carga histórica que
se muestra a los ciudadanos y que la reconocen como propia.
348
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
La incorporación de ejes de relación entre los cursos de agua con la ciudad habitada,
permitirá establecer vínculos emocionales entre la naturaleza y la población,
introduciendo en la escena urbana factores de calidad sensorial: la vegetación, los
parques, las placitas, un eje peatonal arbolado, un simple ensanchamiento del viario, los
retazos del paisaje natural que se introducen en el tejido urbano,…., sin olvidar los
sonidos a ellos asociados: los pájaros, el murmullo del viento entre los árboles, el correr
del agua,….
Es un objetivo del planeamiento establecer mecanismos que contribuyan a la
consolidación de una ciudad con identidad propia que sepa conservar, reforzar y recrear
sus valores patrimoniales, tanto artísticos y culturales, cómo naturales y paisajísticos.
349
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
6.2. Creación de un parque fluvial que envuelve la ciudad: parque lineal verde
La incorporación de los elementos naturales a la ciudad da lugar a la creación de un
Parque lineal verde que la rodea, desde el Oeste hasta el Noreste, siguiendo los cursos
fluviales.
Como continuación de la ribera del Río Miño, se configura en el Oeste un parque verde
en sentido longitudinal, dando frente a la fachada de los nuevos crecimientos
residenciales del oeste, que sirve de transición entre la ciudad edificada y el Río. El
parque lineal, salta al otro lado de la tercera ronda (antiguo trazado oeste de la N-VI),
uniéndose al Parque del Río Miño.
El corredor verde se adapta al trazado del río recogiendo los espacios libres existentes
con masas arboladas, que se amplían y refuerzan en aquellas zonas sin ocupar vacantes
y donde es posible acometer una nueva ordenación, en la que la continuidad del eje
verde va a servir de elemento estructurante.
Hacia el Sureste el parque lineal se ensancha, incorporando las cuestas en cornisa sobre
el curso de los ríos Rato y Fervedoira, conformando, con el Parque del río Miño al que
se adosa, un parque urbano de gran importancia paisajística.
El parque se integra con el previsto Parque dos Paxariños, para seguir hacia el Norte,
bordeando el trazado del ferrocarril y penetrar en el tejido residencial a través de las
zonas verdes-parques, plazas de Puente Romai.
Figura 6. Estructura verde y parque fluvial
350
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
6.5. Integración del Río con la red de espacios libres e itinerarios peatonales +
Camino de Santiago
La Red de espacios libres y equipamientos se complementa con el establecimiento de
itinerarios peatonales verdes, configurando una malla que se superpone con la ciudad
edificada.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
6.6. El Río como eje estructurante que vertebra y conecta los barrios y
asentamientos residenciales externos a la ciudad.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Figura 8.
7. CONSIDERACIONES
La ordenación del territorio debe ser respetuosa con sus valores ambientales y naturales,
proponiendo transformaciones en las que unos y otros, territorio natural y crecimientos
urbanos, coexistan.
Estas premisas, en apariencia utópicas, son el punto de partida para la definición de
instrumentos de planeamiento de ciudades que, como Lugo, han crecido desordenadas,
de espaldas al territorio y a sus valores naturales.
No son necesarios grandes crecimientos; el reto de la planificación debe estar dirigido a
la recuperación de aquellos valores a los que en otro momento les dimos la espalda.
«Necesitamos la naturaleza, tanto en la ciudad como en el campo» (MCHARG, 1967).
BIBLIOGRAFÍA
353
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Universidad de León
mpbenp@unileon.es
RESUMEN
En este trabajo interesa reflexionar, desde una perspectiva geográfica, sobre la
consideración social que está adquiriendo el patrimonio industrial en el marco de las
relaciones industria-ciudad y también sobre el alcance y significado territorial de
algunas experiencias de intervención en el mismo, así como su presencia en los nuevos
paisajes urbanos, proyectados o en construcción. Los casos españoles y europeos que se
revisan ponen de relieve una dispar valoración y reutilización de la herencia industrial,
tanto si se trata de terrenos industriales abandonados como de edificios fabriles
obsoletos y en ruina. La selección de intervenciones, concluidas unas y en proyecto o en
fase de ejecución otras, se ha realizado con el doble criterio de que permitan ilustrar, por
un lado, el potencial de la industria abandonada como recurso y oportunidad para la
renovación del espacio urbano (en términos urbanísticos y funcionales); y, por otro
lado, la dimensión de las viejas fábricas de icono urbano. La metodología aplicada se
basa en el análisis empírico de ejemplos bien documentados por las publicaciones
especializadas y la bibliografía disponible, así como por el trabajo de campo en los
casos del patrimonio industrial leonés, sobre el que la autora desarrolla algunas de sus
líneas de investigación.
354
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
caso bien conocido y analizado se halla en Bilbao, con la ría del Nervión como
escenario: aquí el suelo industrial de la margen izquierda sirvió a principios de la década
de 1990 para reordenar un espacio urbano obsoleto, muy degradado y caótico, y fijar
nuevos usos y funcionalidades, con un elemento motor, el Museo Guggenheim, que en
poco tiempo se convirtió en símbolo de la capacidad de las ciudades para reinventarse y
del valor de la arquitectura para crear iconos urbanos allí donde las chimeneas fueron en
otro tiempo estandarte del progreso.
Otro ejemplo menos conocido y en proceso de gestación se halla en la ría de Avilés, en
el Área Central de Asturias. Se trata de una zona urbano-industrial con tradición de
monocultivo siderúrgico desde 1950 y que tiene como protagonista a la empresa pública
ENSIDESA, que construyó una gigantesca fábrica de aceros que dio empleo en los años
60 y 70 a más de 15.000 trabajadores y trasformó, con su presencia y actividad, la
pequeña villa comercial y pesquera de Avilés en una ciudad-fábrica de colosales
proporciones. Las emisiones de humos y demás residuos industriales fueron un factor
altamente degradante del medio ambiente urbano de esta ría industrial, lo que
contribuyó a reforzar la imagen de ciudad sucia, fea y negra que durante décadas
acompañó a Avilés, muy alejada entonces del prototipo de ciudad cultural y turística.
Pues bien, el cierre y posterior desmantelamiento de la planta siderúrgica liberó a finales
de 1999 más de 200 hectáreas de suelo frente al casco urbano consolidado. Los
acuerdos concertados entre Ayuntamiento, Gobierno regional, empresa pública y
agentes privados permitieron desplegar una estrategia de renovación urbana y
regeneración económica basada en la utilización de los terrenos abandonados y en la
mejora de la calidad ambiental de la ría. El objetivo es “construir” un nuevo Avilés,
tanto para las empresas como para los ciudadanos, y desarrollar la función turística. Las
acciones más destacadas consisten en un gran parque empresarial gestionado por
Infoinvest, entidad que depende de la Sociedad Estatal de Promociones Industriales
(SEPI), inaugurado en 2002; en crear focos de innovación (Centro de Innovación del
Acero); en sanear la ría y dotarla de paseos urbanos y un puerto deportivo; y,
finalmente, en acondicionan un espacio cultural articulado por el proyecto “Centro
Cultural Internacional Óscar Niemeyer”, localizado en los antiguos muelles
siderúrgicos. Con esta intervención múltiple se está generando una nueva imagen de la
ciudad; imagen que relaciona herencia industrial con innovación empresarial, cultura,
arte y recreo ciudadano. El Ayuntamiento de Avilés está consiguiendo, además, una
notable proyección exterior de la ciudad y su ría, y que el turismo fluya hacia Avilés,
algo impensable hace diez años.
358
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
En segundo lugar, las viejas fábricas urbanas se están aprovechando como edificios-
contenedor de actividades alternativas que nada tienen que ver con su antiguo uso, pero
que permiten conservar el edificio y salvarlo de la ruina o la demolición. Hay multitud
de intervenciones que ilustran esta opción de conservación y revalorización de
inmuebles industriales que, por iniciativa pública o privada, se transforman en hoteles,
salas de arte, auditorios, bibliotecas o apartamentos. En España las intervenciones de
este tipo son relativamente recientes, pero se han multiplicado a ritmo rápido en la
última década.
Entre las rehabilitaciones destacan aquellas que proponen un uso alternativo de tipo
cultural. En este sentido tanto las grandes ciudades como las más pequeñas han
mostrado interés por recuperar sus edificios industriales más singulares para ampliar, a
partir de ellos, la oferta cultural y reforzar los posibles atractivos turísticos de la ciudad,
a la vista del creciente auge del turismo urbano. En esta línea destaca la recuperación en
Barcelona de la magnífica fábrica textil Casarramona (1913), ubicada al pie del
Montjuïc y obra del arquitecto modernista Puig y Cadafalch. La fábrica, cerrada en el
año 1920 y declarada Monumento Histórico Nacional en 1976, fue finalmente adquirida
y restaurada por una entidad bancaria, La Caixa, que ubicó en este contenedor industrial
la sede de su Fundación Cultural Caixa Forum. En Valladolid la iniciativa municipal
puso en valor la fábrica de harinas La Rosa, en el Palero, para desarrollar el Museo de la
Ciencia, situado al sudeste de la ciudad, entre la margen derecha del río Pisuerga y la
avenida de Salamanca, una zona urbana recalificada por esta intervención que ha
permitido actualizar la oferta museística de la capital. También sobresale el esfuerzo de
la Comunidad de Madrid, que recupera, entre otras, la fábrica de cervezas El Águila (el
complejo industrial data de 1912), en pleno centro urbano, con un proyecto que
convierte las naves, oficinas y silos que dieron vida industrial a toda una manzana del
barrio de Arganzuela en sede del Archivo y Biblioteca Regional, actuación que potencia
los equipamientos del sur de la capital y prolonga el eje cultural del Paseo del Prado,
reforzado con otra intervención reciente en un edificio singular, la central eléctrica del
Mediodía, sede desde 2008 del Caixa Forum.
En otro orden, las ruinas industriales son, por su propia naturaleza, vestigio y emblema
de una actividad que dio vida a un lugar y configuró un espacio diferenciado y único; es
por ello que están revestidas de un cierto valor simbólico y forman parte de la memoria
colectiva; son la seña de identidad de un lugar, el elemento que otorga singularidad al
paisaje de numerosos barrios centrales y periféricos en ciudades de todo tipo y tamaño.
Esto nos lleva al tercer aspecto del patrimonio industrial urbano como recurso. En
efecto, las viejas fábricas son un documento vivo, un vestigio material con un enorme
valor testimonial y de representación. Los edificios y construcciones industriales
forman parte de la arquitectura y el paisaje urbano, de la historia económica y social de
la ciudad. También es importante la memoria de la actividad que encierran, de ahí que
una solución frecuente al problema de las ruinas industriales haya sido hacer de la
propia fábrica un museo que trata de la actividad industrial y empresarial que le dio
contenido.
En esta línea y entre los proyectos en fase de ejecución, sobresale por su magnitud la
iniciativa de la Fundación Ciudad de La Energía en Ponferrada (León), un ambicioso
empeño del Gobierno de España que contempla múltiples acciones en un barrio
consagrado durante décadas a la producción de energía eléctrica, en relación con la
minería del carbón de la zona. Desde el punto de vista patrimonial, se plantea la
359
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Fig. 2: Situación de los dos edificios industriales, centrales térmicas de la MSP y Endesa, que
vertebran el proyecto Ciudad de La Energía en Ponferrada. Fuente: www.ciuden.es
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Más modesta, pero igualmente expresiva de esa nueva relación de la ciudad con su
herencia industrial, es la iniciativa del Ayuntamiento de Parma (Italia) de rehabilitar la
fábrica de azúcar Eridania, un elegante edificio de hierro y ladrillo del siglo XIX
situado cerca del centro histórico, para destinarlo a usos culturales. Concretamente esta
fábrica es hoy un concurrido auditorio con un parque público a su alrededor y, como en
los casos anteriores, sirve como ejemplo de intervención que respeta el contenedor
industrial original, con lo que la memoria de la fábrica que en su día fue no se pierde,
sino que se perpetúa a través del nuevo uso, a la vez que se favorece la regeneración
urbana (para estos y otros ejemplos véanse las revistas especializadas El Croquis, 2003,
núm. doble 112-113, y AV Monografías, 2002, núm. 98).
Fig. 4: Localización de la fábrica Santa Elvira en el casco urbano de León. Imagen cedida por
César Luna Rabanal.
Hasta hace unos años, esta fábrica parecía condenada al derribo, pero en 2004 pasó a ser
propiedad del Ayuntamiento de León y merced a un convenio con los propietarios del
conjunto de los terrenos ⎯la sociedad Agelco y las inmobiliarias Vallehermoso y Río
Vena⎯, se acordó el desarrollo urbanístico del área con tres importantes proyectos: el
primero de ellos es la adaptación de la fábrica de azúcar a usos de palacio de congresos
362
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
363
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
5. CONCLUSIONES
El patrimonio industrial, tardíamente reconocido como patrimonio histórico y cultural,
es un valioso recurso en sí mismo (como herencia, como legado del pasado con valor
testimonial y documental) y un elemento material (edificios, terrenos, paisajes) en torno
al cual vertebrar políticas de recualificación urbana y de creación de nuevos espacios y
paisajes con fuerte carga cultural y simbólica. Son múltiples las experiencias europeas
que ponen de manifiesto el potencial y el alcance del patrimonio industrial como
recurso, tanto si los edificios y espacios industriales se conservan, protegen y restauran
como monumentos (museos, ecomuseos, parques patrimoniales), como si se rehabilitan
y se destinan a nuevos usos y funciones que realzan y dinamizan el lugar en el que se
ubican. En España, el tardío y más lento proceso de concienciación social sobre el valor
de las ruinas industriales no ha impedido que en los últimos años se aprecie un intenso
proceso de valorización y aprovechamiento de este patrimonio en ciudades grandes,
medias y pequeñas, pues en todas queda alguna vieja fábrica por salvar del exterminio.
Y si no se recupera el contenedor fabril, al menos se aprovechan los terrenos
industriales para nuevos usos que le dan renovado contenido a los barrios industriales,
cuya historia industrial no se pierde del todo.
Aquí hemos defendido que el patrimonio industrial puede ser, y así se demuestra en
muchos casos, una oportunidad, un factor de revitalización para aquellos territorios y
ciudades que son capaces de articular iniciativas que respetan la esencia del edificio
industrial, a la vez que le otorgan un contenido capaz de generar nuevo valor y nuevos
paisajes urbanos. No obstante, se hace necesario, por parte de quienes tienen
responsabilidad sobre el patrimonio, asegurar el equilibrio entre protección,
conservación y uso de estos bienes porque es fácil incurrir en abusos y acciones de
especulación fundadas en el falso discurso de revalorizar y reutilizar un bien
patrimonial.
Por último, las ciudades que ponen en valor o reutilizan edificios y terrenos industriales
abandonados y suelos obsoletos, tienen la oportunidad de mejorar los espacios y las
dotaciones de equipamientos culturales, sociales y económicos de barrios degradados y
marginales, acciones que elevan la calidad de vida de los ciudadanos, mejoran los
atractivos de la ciudad y crean espacios de oportunidad innovadores. Una
recualificación que mejora la funcionalidad y la imagen del espacio urbano. Todas estas
intervenciones deben hacerse, no obstante, de forma racional y planificada, pensando en
lo que realmente la ciudad necesita y en el valor de la herencia industrial; pensando en
lo que se debe conservar como memoria del pasado y como seña de identidad.
BIBLIOGRAFÍA
AGUILAR, I. (2003): «Patrimonio industrial: aprovechamiento cultural y
reutilización», en IV Jornadas Internacionales de Patrimonio Industrial, Gijón,
INCUNA, Colección Los Ojos de la Memoria, pp. 41-62.
364
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
BENITO DEL POZO, P. (2008): «Industria y ciudad: las viejas fábricas en los procesos
urbanos», en Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Vol.
XII, núm. 270 (142), http://ub.es/geocrit/sn/sn-270-142.htm.
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366
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Antes de nada, tenemos que tener en cuenta que la imagen que proyectaba León no era
la de una urbe actual. La ciudad en el Antiguo Régimen incluía su alfoz y numerosos
espacios con usos agrícolas en su interior (vid. MARTÍN GALINDO, 1959;
SANTOLAYA HEREDERO, 1991; BARTOLOMÉ BARTOLOMÉ, 1999). Estaba
configurada como el centro administrativo y religioso de la provincia, localizándose el
principal centro artesanal y comercial en el Burgo Nuevo, en el que durante los últimos
siglos de la época medieval habían ido asentándose los artesanos y comerciantes que,
369
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
bajo la tutela de los gremios, organizan los nuevos espacios urbanos delimitados por la
nueva muralla medieval construida por Alfonso XI.
La utilización conjunta del vecindario de 1594 y del Catastro de Ensenada de 1751, nos
permite comparar la estructura y la distribución del espacio social urbano. Los grupos
dirigentes de la ciudad se concentran en torno a las parroquias de San Isidro, Santa
Marina, Palat del Rey, San Juan de Regla y, sobre todo, en la de San Marcelo.
Los 6.955 habitantes con los que contaba León en 1821 estaban distribuidos en doce
parroquias. Nos encontramos con una población en plena recuperación tras el descenso
demográfico sufrido a finales del siglo XVIII 1 .
En el siglo XVIII, la ciudad refuerza su carácter rentista y administrativo, debido a un
incremento de estos grupos en torno a las parroquias del centro. La hidalguía local
mediante la utilización de mano de obra asalariada, junto a las grandes unidades
rentistas de los pueblos colindantes, administra el espacio agrario leonés que centraba
buena parte del dominio directo en manos del clero local.
Estas oligarquías urbanas controlaban los medios de producción y los recursos
comunales. Desde la Edad Media, los grupos dirigentes que controlan el Regimiento y
las élites sociales urbanas, toman conciencia del potencial agrario de la ciudad,
lanzándose a una carrera por controlarlo con el objetivo de acceder a la renta campesina
emanada de él.
Como hemos señalado, la falta de liquidez será un problema constante que afectará a
los demás campos administrativos. Por lo que hemos observado en la documentación
consultada, la ciudad tenía unas infraestructuras bastante deterioradas, sobre todo en lo
referido al estado de calles, calzadas y puentes. En teoría, al consistorio y sus
capitulares les interesaba subsanar la situación, sobre todo en el caso de los puentes,
pues por ellos llegaban las mercancías y productos destinados a ser vendidos en los
mercados urbanos. Esto suponía beneficios económicos para la ciudad de los que los
capitulares sacaban provecho. Sin embargo, la reconstrucción de algunos puentes de la
ciudad, como los de San Marcos y Puente Castro, será utilizada por el ayuntamiento
para revisar los impuestos que cobraba la Iglesia y otras instituciones religiosas en
ellos, consiguiendo arrebatar estos peajes y consiguiendo con ello nuevas vías de
financiación. Tras las reformas municipales de 1766 los representantes del común
denunciarán las corruptelas cometidas por algunos capitulares en estas obras públicas.
Otro de los problemas que aquejaban a las ciudades del Antiguo Régimen era el
abastecimiento urbano, cuestión en la que las oligarquías urbanas ponían el máximo
empeño con el objetivo de no provocar motines de hambre. Los intentos por ampliar el
1
370
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
pósito de la plaza mayor quedaron frustrados por los regidores, que aprovecharon la
coyuntura para cerrarla y, sobre todo, hacerse con la mayor parte de las casas en ella.
En cuanto a los puentes y calzadas que comunicaban a la ciudad con el exterior, vemos
una vez más que el interés de los regidores no era hacer una política urbanística, sino
que lo utilizaron como arma arrojadiza contra las entidades religiosas. Los capitulares
llevaron a cabo una doble maniobra: por una parte, no hicieron nada por mejorarlas,
provocando que durante las estaciones húmedas, entre 1753 y 1755, las aguas
destruyeran los campos de cultivos en torno al Bernesga y al Torío, campos de cereal,
viñedo y pasto, que abastecían los mercados urbanos. Estos campos, que pertenecían al
cabildo catedral y a San Isidoro, quedaron devaluados, con lo que no tuvieron otra
opción que vender para no verse arruinados. En una segunda parte, iniciaron una
campaña de descrédito contra las autoridades religiosas, a las que acusaron de ser las
culpables de los males de la ciudad (no olvidar, además, que en 1755 hubo un terremoto
que asoló Lisboa. En León, la documentación muestra su impacto en casas y calles).
Las entidades religiosas, presionados por el común, se vieron obligadas a vender parte
de sus posesiones en la Candamia y la Vega de San Marcos y a ceder sus privilegios en
el cobro de impuestos en los puentes y pasos (A.M.L., Actas Municipales, 1754: caja
72, nº 78).
Tras un pleito en la carnicería (el ayuntamiento logró monopolizar el abastecimiento de
carne), los capitulares empezarán a preocuparse en revisar los puentes, intentando
endosar la cuantía de la obra entre los pueblos de su jurisdicción y el cabildo catedral
(A.M.L., Actas Municipales, 1767: caja 74, núm. 83). Para negociar con éste, los
regidores utilizaron como moneda de cambio a las reparaciones del puente, el
empedrado de las calles por donde pasaría la procesión del Corpus. En un informe
posterior, la ciudad de León, como otras muchas, exponía el mal estado de sus calles
debido al paso de carruajes y carros de transporte. Aparte, parece que existía la
costumbre entre el común de arrancar piedras de las calles para reparaciones en sus
casas, tal y como nos lo hacen ver las quejas del procurador síndico.
Tras las negociaciones en la Corte, ésta concedió 30.000 ducados para estas obras. A la
Corona le interesaba la reparación debido a los ingresos obtenidos de los mercados de
la ciudad. Sin embargo, estas obras de los puentes y calzadas que comunicaban a la
urbe con los alrededores no les salieron gratis a los pueblos del partido de León, que
fueron los encargados de sufragarla, mediante repartimiento (A.M.L., Actas
Municipales, 1771: caja 75, núm. 85). A pesar de esta concesión, el intendente
denunció rápidamente los fraudes que estaban cometiendo con estos fondos los
capitulares. Tras consultar con los arquitectos encargados de la obra, que la tasaron en
unos 9.000 reales, rápidamente convocó al consistorio para preguntar por qué el gasto
había superado los 21.000 reales. Finalmente, el intendente descubrió el fraude e hizo
pagar una multa (irrisoria) a los regidores. Ya, a finales de 1771, en un nuevo informe
del Intendente, recogía su indignación ante la no ejecución de la obra, acusando
directamente a los capitulares y arquitectos de haberse repartido el dinero (A.M.L.,
Actas Municipales, 1771: caja 75, núm. 85) 2.
2
Don Jacinto Herrera informó que los empedrados de las calles supusieron 8.000 reales.
En total, el consistorio había empedrado una calle en la Parroquia del Mercado, dos en
la parroquia de San Juan de Regla y Santa Marina, y la mitad de la calle desde el
convento de San Isidro hasta el convento de Recoletas.
371
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
3
En este informe presentó las quejas dadas por los habitantes de León acerca de la
“mala fábrica con la que se hacen las tejas y ladrillos con que se hacen las casas”.
372
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
conflicto fue muy intenso y la intervención francesa sólo sirvió para que las fuerzas
contrarrevolucionarias pudieran seguir la lucha» (JOVER ZAMORA, GÓMEZ-
FERRER MORANT, FUSI AIZPURÚA, 2001: 57-59).
En las reuniones consistoriales predominaban dos temas: conseguir involucrar al resto
de los ciudadanos en el proceso constitucional y la forma de conseguir recursos
económicos para poder sufragar las obras públicas y los propios sueldos de los
empleados municipales.
Una vez más, la realidad económica marcará el alcance de las reformas proyectadas por
el consistorio. Esto lo podemos observar en el caso de las obras públicas y del estado de
las calles, fuentes, plazas y puentes de la capital. En todos los informes, que con
carácter trimestral tenía que elaborar el ayuntamiento, recogidos y enviados hacia
Madrid por el Jefe político, éste detalla que «el estado de las calzadas, calles y puentes
de la ciudad, aunque transitables, necesitan mejoras urgentes» (A.M.L., Actas
Municipales, 1820-1823: cajas 84-85, núm. 111-113).
Los concejales exhortaban a los ciudadanos, no sólo a participar de la vida política, sino
a convertir la ciudad en un lugar más habitable, cuidando cada uno de su fachada y
reclamando a los alcaldes reformas para sus respectivas parroquias.
Durante esta etapa, por ejemplo, vemos aparecer la figura de los “barrenderos” urbanos,
pagados por el consistorio (12 reales mensuales) y elegidos por los alcaldes de barrio.
En León todavía eran visibles las huellas que había dejado la Guerra de Independencia,
ya que durante la etapa entre 1814 y 1820 no se habían efectuado las reformas
necesarias debido al vacío de poder (muchos de los regidores tradicionales habían
muerto y otros estaban en el final de su vida). Una vez implantado el Trienio, una
nueva clase política sustituyó a las antiguas elites dirigentes. El proyecto de los
capitulares del ayuntamiento era realizar una remodelación total del espacio urbano,
eliminando las zonas agrícolas del interior y reparando los desperfectos causados por la
Guerra. Todo esto insertado en el proceso de extensión de una mentalidad cívica y
ciudadana de respeto hacia el cuidado de las calles, hacia el medio, etc., es decir, los
capitulares, dentro de una política que intentaba ganar adeptos hacia el sistema liberal y
que pretendía conseguir la extensión de unas normas sociales acordes con el liberalismo
(racionalización, civismo, propiedad individual, respeto, tolerancia, etc.), intentaron
involucrar a la ciudadanía en el gobierno y cuidado de su ciudad. Para este objetivo,
como veremos más abajo, fue creada la sección de policía.
Debido a la situación financiera, el ayuntamiento decidió remodelar aquellas calles que
constituían la columna vertebral de la ciudad: San Pedro de los Huertos, la Corredera y
el paseo de San Francisco. Por las dos primeras debían pasar los carruajes que
abastecían los mercados urbanos; mientras, la tercera zona era un parque de ocio. El
objetivo era doble: impedir el desabastecimiento de los mercados y causar entre la
gente una buena impresión al ofrecer una zona de ocio (podríamos decir que sería una
“zona verde” del siglo XIX) agradable. Una vez concluidas las obras internas, a finales
del Trienio proyectaron la reforma de los caminos que salían hacia Asturias, Galicia y
Castilla.
En lo referido a las entradas de la ciudad, el consistorio utilizó todos los medios
posibles para presionar a las entidades religiosas para conseguir hacerse con los peajes
y bienes que todavía conservaban en estas zonas. Esto llevó a los munícipes a no
realizar las reformas adecuadas (algo que denunciaron los arquitectos) con el objetivo
de inundar y destrozar las posesiones eclesiásticas, convirtiéndolas en zonas
373
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
horribles excesos”, incluso contra las figuras representantes del régimen liberal
(alcaldes y regidores constitucionales). Ante esta situación, el Alcalde Primero de la
corporación leonesa pedirá a la Diputación Provincial ayuda para poder contratar a
estos jornaleros que, en un futuro, podían ser utilizados como arma arrojadiza contra el
régimen liberal por parte de los sectores más conservadores de la ciudad (A.M.L., 1822,
Actas Municipales, caja 85, nº 112).
Para finalizar con este apartado, nos tendríamos que hacer la siguiente pregunta,
¿realmente todas las obras planeadas por el consistorio consiguieron reparar el precario
estado de las calles, calzadas y puentes de la ciudad? La clave nos la ofrece el
arquitecto que, antes de partir hacia el norte, mandado por el Jefe Político de la
Provincia para inspeccionar la evolución de las obras de la carretera que uniría León
con Asturias, tuvo que dejar un informe sobre las obras que realmente estaban a punto
de venirse abajo y que tendrían que ser reparadas. El informe presentado nos ofrece la
imagen de una ciudad de posguerra, ya que exponía que eran necesarias obras de
acondicionamiento en todas las calles, puentes y muros de la ciudad.
El objetivo del consistorio era realizar las obras necesarias para reparar las calzadas y
calles de la cuidad, realizar ensanches con el objetivo de conseguir una ciudad más
habitable (no obstante, recomendó que los voladizos de las casas no sobresalieran tanto
para conseguir mayor iluminación y ventilación en las calles) y, en definitiva, llevar a
cabo obras de acondicionamiento que permitiesen una mayor limpieza,
aprovechamiento de aguas y seguridad en las calles.
Desde el punto de vista social, al no poder realizar estas infraestructuras, los jornaleros
sin tierra no pudieron ser contratados, conformándose como un foco que ponía en
constante peligro el frágil equilibrio del ayuntamiento constitucional (Vid. SÁNCHEZ
CARCELÉN, 2008).
4. CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
376
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RUBIO PÉREZ, L. M. (1992): León (1751) según las respuestas generales del
Catastro de Ensenada, León, Tabapress S. A.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
El artículo tiene como objetivo estudiar el desarrollo de los nuevos barrios que se han
producido en Madrid en los últimos 20 años. Se analizarán las figuras de planeamiento
con las que se han creado, y se hará un análisis general de todos los nuevos desarrollos
viendo las principales diferencias que presentan, para posteriormente centrarse en dos:
Montecarmelo (en el Norte) y el Ensanche de Carabanchel (en el Sur). Se comparará el
grado de expansión o crecimiento de cada uno, la tipología edificatoria, su diseño, la
densidad de equipamientos, así como otros aspectos morfológicos y sociales que ayuden
a establecer las señas de identidad de estos nuevos barrios, y ver si son paisajes
invisibles o no, y cuándo llegarán a ser “paisajes urbanos”.
Palabras clave: Nuevos desarrollos, PAUs, Montecarmelo, Ensanche de Carabanchel,
Madrid.
1. INTRODUCCIÓN URBANÍSITICA
Los PAUs son Programas de Actuación Urbanística que se han expandido en la ciudad
de Madrid desde principios de los años 90. Se localizan sobre terrenos que no poseían
programación urbanística alguna. La elaboración del Planeamiento permite la
urbanización y edificación de las parcelas adscritas al mismo. En los PAUs, en función
de las necesidades, se han desarrollado distintas figuras de Planeamiento, como han sido
los Planes Parciales, los Programas de Actuación, Estudios de Detalles y Proyectos de
compensación entre otros.
La figura de los PAUs se encuentra dentro del Plan General aprobado por el Consejo de
Gobierno de la Comunidad de Madrid el 7 de marzo de 1985, sustituyendo al Plan
General de Ordenación Urbana. La vigencia del Plan tiene una duración mínima de 8
años, pero será indefinida, siempre y cuando no se modifique o revise. Sus principales
objetivos son la clasificación del suelo, establecer las determinaciones de ordenación
estructurarte sobre la totalidad del suelo del Municipio, salvo aquellas que correspondan
a los Planes de Sectorización en suelo urbanizable no sectorizado, y establecer las
determinaciones de ordenación pormenorizada para cada clase de suelo.
Por otro lado, se debe tener en cuenta La Ley del suelo 9/2001 de 17 de julio vigente en
la Comunidad de Madrid, publicada en e B.O.C.M. nº 117, de 27 de julio de 2007, y que
entró en vigor el 27 de agosto de 2001, cuyo objetivo es la ordenación urbanística del
suelo en la Comunidad de Madrid. La ordenación urbanística regula la utilización del
suelo, los procesos de transformación de éste mediante la urbanización, la edificación y
la construcción en general o cualquiera de las otras formas previstas en la presente Ley;
y el uso, la explotación, la conservación y la rehabilitación de las obras, los edificios, las
construcciones y las instalaciones.
A los efectos de la ordenación urbanística del suelo, se entiende comprendida la
superficie del terreno, así como el vuelo y el subsuelo, tanto en su estado natural como
transformado (Artículo 2 del Título Preliminar. Ley del Suelo de la Comunidad de
Madrid, enero 2009).
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Fig.2. Porcentaje de viviendas previstas en los nuevos desarrollos. Fuente: Área de Gobierno de
Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid. Elaboración propia.
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Fig.3. Porcentaje de licencias en los nuevos desarrollos de Madrid. Fuente: Área de Gobierno de
Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid. Elaboración propia.
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VL VPO
45,69% 44,77
VPT
9,54%
Después del análisis comparativo de los anteriores aspectos, existe un conjunto muy
importante de diferencias entre ellos. Es cierto que todos poseen la misma tipología
edificatoria caracterizada por bloques de manzanas cerradas con instalaciones comunes
en su interior. Pero existe un contraste claro entre los PAUs y los nuevos desarrollos del
Norte de la ciudad frente a los del Sur. Generalmente, las construcciones presentan una
mayor calidad en el Norte, están destinadas a un sector con un nivel de renta media-alta,
y poseen más instalaciones comunes que en el Sur de la ciudad, aunque es en los
primeros, por el momento, donde hay más VPO que en los del Sur.
En todos ellos predomina el uso residencial sobre el industrial y el terciario, con un
fuerte componente de suelo destinado a espacios dotacionales. La edificabilidad (en m2)
es muy superior a la superficie existente debido al predominio del desarrollo en altura
de las edificaciones. El suelo asignado a espacios industriales presenta una mayor
importancia en los PAUs y nuevos desarrollos del Sur que en los del Norte, y en todos
ellos, el espacio destinado a actividades terciarias presenta cifras elevadas, siendo los de
Ciudad Aeroportuaria-Valdebebas y Valdecarros dos de los que poseen mayor suelo
destinado a este último uso.
Tabla 1. PAUs y otros desarrollos urbanísticos. Superficies y edificabilidades por grandes usos.
Fuente: www.munimadrid.es
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PAUS
UZI.0.06 Arroyo del Fresno 271.418 324.000 - - 19.878 50.000 417.044 133.546
UZI.0.07 Montecarmelo 546.815 854.700 - - 50.498 136.600 1.960.687 127.302
UZI.0.08 Las Tablas 530.768 1.198.867 - - 192.100 301.133 2.900.132 600.550
UZI.0.09 Sanchinarro 643.719 1.291.602 58.152 17.183 153.196 190.200 3.014.208 56.515
UZI.0.10 Ensanche de Carabanchel 661.881 1.162.931 125.967 257.255 45.221 63.011 2.732.534 692.699
UZP.1.03 Ensanche de Vallecas 1.026.652 2.430.727 62.724 58.000 275.676 350.317 5.808.000 609.186
El precio de la vivienda marca una serie de diferencias entre los distritos en los que se
encuentran estos nuevos desarrollos. Los distritos de Fuencarral y Hortaleza, que
engloban a los nuevos desarrollos del Norte, presentan precios en las viviendas
superiores a la media de Madrid (3.405 Euros/m2), con una media de 3.556 y 3.794
Euros/m2 en junio de 2009, respectivamente. Por otro lado, estarían los distritos que
engloban a los nuevos desarrollos del Sur de Madrid, como Carabanchel o Vallecas, con
precios inferiores a la media de la ciudad: 2.940 y 2.826 Euros/m2.
Generalmente, en todos los PAUs se ha instalado población joven junto con sus hijos,
dando lugar a barrios con una edad media inferior a la del conjunto de la ciudad. La
diferencia se encuentra en el número de inmigrantes, que es algo mayor en el Sur que en
el Norte.
Todos estos factores han generado una distinción de calidad entre los nuevos desarrollos
del Norte y los del Sur, teniendo unos mayores niveles de calidad en los primeros que
en los segundos.
Los dos PAUs elegidos para realizar una comparativa entre ellos han sido el de
Montecarmelo, en el Norte de la ciudad de Madrid, y el Ensanche de Carabanchel, en el
Sur. Se ha decidido escoger estos dos porque se localizan en sectores muy diferentes de
la ciudad y presentan una serie de aspectos diversos entre sí, como el nivel de renta, la
calidad de las edificaciones y de las instalaciones, los espacios verdes, las calles, las
avenidas, etc.
El PAU de Montecarmelo se localiza al Norte de la ciudad de Madrid, en el distrito de
Fuencarral-El Pardo, justo al lado del Monte de El Pardo, que es un Parque Natural
protegido y está en el punto de mira de las autoridades y poderes municipales, así como
de las organizaciones más conservacionistas por su delicada posición y su posible
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Fig.5. Situación de las parcelas con licencia de nueva edificación. Fuente: Área de Gobierno de
Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid.
El PAU se desarrolla a lo largo de dos ejes principales: la avenida del Monasterio del
Escorial y la del Monasterio de Silos. A partir de estas dos avenidas parten un conjunto
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
de calles más estrechas que separan unas manzanas de otras por medio de jardines. Al
final de las avenidas se han instalado dos rotondas para canalizar mejor el tráfico hacia
el interior del PAU.
La conformación del PAU se caracteriza por su desarrollo en altura, en su mayoría, y
dos pequeños sectores localizados al S.O. y N.E., en el que se ha desarrollado un
pequeño espacio de casas unifamiliares adosadas con parcelas individuales, y en
ocasiones con áreas comunes. La estructura que presentan los diversos bloques de pisos
es muy regular, y la tipología edificatoria de los edificios construidos se caracteriza por
tener forma de manzana cerrada. La altura media es de unos cuatro pisos, aunque en
ocasiones aparecen hasta cinco. Generalmente, la parte superior del edificio está
destinada a dúplex con amplias terrazas. Guardan cierta armonía unos bloques con
otros, y suelen ser muy homogéneos entre sí. El pricipal material utilizado para su
construcción es el ladrillo caravista en tonos rojizos, ocres y amarillos.
Estos materiales se combinan con otros, como placas de hormigón o de piedra que se
disponen alrededor de las ventanas, o se usan de separador entre una altura y otra. Las
ventanas son de aluminio, y en ocasiones se introducen elementos de madera que
confieren mayor estética al edificio, dándole más calidad. El uso combinado de estos
elementos genera un diseño moderno y de mayor valor, confiriendo al PAU una calidad
de vida media-alta. Las manzanas se encuentran separadas unas de otras por espacios
verdes que hacen la función de parques, por lo que encontramos un importante conjunto
de zonas verdes entre edificios. Estas se complementan con áreas abiertas de mayor
tamaño, aunque son poco numerosas.
Figs. 6 y 7. Fachadas de los edificios que combinan diversos materiales en su construcción y cierto
diseño. Fuente: Fotografías propias.
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La red de servicios es escasa. Muchos de los bajos de los edificios se encuentran vacios,
ya que nunca han sido utilizados, y en ocasiones han cerrado debido a la crisis
económica. Cuenta con establecimientos comerciales de primera necesidad como
supermercados, tiendas de comestibles, panaderías, fruterías o carnicerías, situados
generalemnte a lo largo de las dos avenidas principales, pero algunos de ellos se
encuentran dispersos por los diferentes bloques que conforman el PAU. En el N.E. se
localiza un centro comercial de tamaño medio con restaurantes, tiendas de moda,
gimnasio, óptica, etc. Por todo el PAU se distribuye un número muy amplio de
sucursales bancarias, como Caja Madrid, Barclays, Santander o la Caixa, entre otras.
Tiene farmacias, peluquerías y videoclubs, pero no posee otros servicios más
especializados. El número de establecimientos hoteleros es muy pequeño, pero cuenta
con guaderías y centros de educación infantil debido al alto número de niños existentes.
A pesar de todo, se nota la falta de equipamientos públicos, como colegios, institutos, o
instalaciones deportivas.
Figs. 10 y 11. En la primera imagen se observan los bajos cerrados de los edificios y delante de ellos
espacios vacíos que se encuentran en el interior del PAU. La segunda imagen muestra las zonas
verdes que separan unas manzanas de otras. Fuente: Fotografías propias.
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A pesar de estar casi terminado más del 85% de lo previsto, muchas casas se encuentran
desocupadas. Son escasas las vivencias por parte de la población en el PAU, durante el
fín de semana la afluencia de los vecinos a los parques o al centro comercial o a las
pocas tiendas se hace notar, pero, durante los días laborables, la imagen es de total
ausencia de población. No existe un lugar de encuentro, no hay Centro Cultural, ni
cines, y el centro comercial, al ser pequeño no es capaz de facilitar ese papel.
Por otro lado, el PAU de Carabanchel se localiza al Sur de la ciudad de Madrid, en el
Distrito de Carabanchel. Esta comunicado al Sur por la Autovía M-40 y con el centro de
la ciudad a través de la línea 11 de metro, y por la 35, 118 y 155 de autobús.
El planeamiento del PAU de Carabanchel tiene su origen en el Plan General de 1985,
aprobado inicialmente en febrero de 1993, y definitivamente en junio de 1995. Al igual
que en Montecarmelo, se han llevado a cabo una serie de figuras urbanísticas, como
Programas de Actuación Urbanística, Planes Parciales, Planes Especiales, y Estudios de
Detalle.
Las viviendas previstas son 12.365. De este conjunto, se ha desarrollado un total del
96,25% a finales de 2009, con un total de 11.901 viviendas, de las cuales 4.392 han sido
de Protección Oficial, 1.510 Viviendas de Precio Tasado, y 5.999 han sido viviendas
libres. Las licencias de primera ocupación han sido de 10.409 para las viviendas, 220
para los locales y 12.322 plazas de garaje. La edificación residencial se ha dividido en
tres unidades de ejecución, siendo la segunda de mayor importancia, con más de 5.000
viviendas, frente a las casi 3.800 de la unidad 1, y poco más de 3.000 de la tercera.
Estos datos reflejan el mayor grado de desarrollo de este PAU.
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Fig.14. Situación de las parcelas con licencia de nueva edificación. Fuente: Área de Gobierno de
Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid.
Figs. 15 y 16. En la primera imagen se observa el típico bloque de pisos con un alto desarrollo en
altura realizado con ladrillo. La segunda refleja un bloque de hormigón con menor estética que en
el caso anterior. Fuente: Fotografías propias.
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Figs. 17 y 18. En estas dos imágenes el diseño arquitectónico de los edificios tiene un fuerte peso.
Los colores y las formas geométricas tienen un papel destacado. Fuente: Fotografías propias.
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Figs. 19 y 20. En la primera imagen se observa una plaza con zonas verdes, y en la segunda imagen,
diversos comercios en los bajos de los edificios que se encuentran más asentados que en
Montecarmelo.
4. CONCLUSIONES
Los PAUs constituyen una figura clave en el desarrollo urbanístico de la ciudad de
Madrid en los últimos 20 años. Su evolución ha sido muy distinta en los diferentes
sectores de la ciudad, ya que en muchos de ellos se ha adquirido un alto grado de
desarrollo frente a otros que no poseen ninguna licencia de edificación. Con el paso de
los años, algunos de ellos han ido buscando una identidad y unas características propias
que les distinga del resto de los nuevos desarrollos, y de esta forma poder adquirir un
nombre propio dentro del barrio en el que se encuentran. Los casos analizados en este
artículo reflejan un contraste evidente de dos de los PAUs que se están desarrollando en
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3. BIBLIOGRAFÍA
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RESUMEN
La importancia de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (prensa, televisión,
cine, etc.) para el conocimiento, difusión y revalorización del patrimonio cultural urbano, ha sido
subrayada tanto en documentos internacionales como en otros emanados de las instituciones de la UE.
Actualmente, este patrimonio es visto, por un lado, como un bien vulnerable que tiene que resistir las
presiones de una sociedad de consumo, donde, con frecuencia, los intereses económicos chocan
frontalmente con los culturales o sociales y, por otro, como un recurso económico, cuya puesta en valor
puede contribuir al desarrollo del turismo cultural, motor, en la actualidad, de la economía de muchas
ciudades, especialmente de aquellas que atesoran un importante legado histórico y monumental. Es desde
esta última consideración la que nos mueve a analizar la incidencia que el cine, como medio de
comunicación de masas, puede tener tanto en el conocimiento, como en la sensibilización y difusión sobre
los valores que conlleva el patrimonio urbano en cuanto paisaje.
El paisaje urbano de Granada ha sido ampliamente tratado por los textos históricos, la novela, la poesía, la
pintura, el grabado, los libros de viajes, pero es poco lo que se conoce sobre la aportación del cine.
Nuestro objetivo es, pues, hacer una incursión en la filmografía existente que ha utilizado como
escenarios de rodaje monumentos o lugares de la ciudad de Granada, para llegar a descubrir, entre los
muchos aspectos que pueden ser dignos de consideración, el papel desempeñado por el paisaje dentro de
la trama y sus implicaciones con la actividad turística.
1
Entre las publicaciones destacan por su carácter pionero la de Anthony Sutcliffe: 1992; Clarke & alt:
1997; Mark Shiel: 2001; Perre Sorlin: 2002; Stephen Barber: 2002; Thierry Jouse & Thierry Paquot.
2005. En el 2005, el Instituto Andaluz de Patrimonio dedicaba, el nº 56 de su Boletín, un monográfico
sobre cine y patrimonio. Entre los eventos, algunos de estos son: en 1972, el Departamento de Geografía
Humana de Barcelona organiza las Primeras Jornadas de cine urbano. En 1999, se desarrollarían las
segundas, bajo el título La ciudad en el cine canadiense. En el 2003, el Dpto. de Geografía Urbana de la
Universidad de Alicante, coordinado por José Costa, organiza el ciclo de cine urbano La ciudad en el
cine. En el 2007, el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza organiza el ciclo
Cine y ciudad: la ciudad imaginada. En el 2008, la Filmoteca de Andalucía tiene varías iniciativas, entre
ellas destaca: Cartografías urbanas: la ciudad en el cine árabe contemporáneo. También en este año, en
Gran Canaria, el Centro de Arte la Regenta celebra el curso Ciudades filmadas: cine y espacios urbanos.
Sobre las relaciones específicas del cine y el patrimonio, en el 2009, en Murcia, se celebra el I Festival
internacional de cine y patrimonio. En este mismo año, la Junta de Andalucía, a través del Instituto
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Andaluz del Patrimonio Histórico, organiza el ciclo de cine Visiones del patrimonio cultural. En el 2010,
viene celebrándose el ciclo Las ciudades españolas patrimonio de la humanidad en el cine.
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Pero, en la práctica, la realidad fue otra bien distinta y, en las décadas siguientes, el
interés por desarrollar un cine educativo fue perdiendo vigor, hasta tal punto que, en la
Revista Cámara, pueden encontrarse testimonios denunciando la lamentable situación
del cine educativo en España: «En España no hemos comprendido todavía que el cine,
como instrumento colaborador de la enseñanza, ofrece excepcionales posibilidades. O,
por lo menos, supuesto que exista esa comprensión teórica, nada práctico y organizado
se ha hecho para aprovecharlas. En esto andamos muy a la zaga de los muchos países
que desde hace años vienen empleando la película de un modo sistemático como cátedra
complementaria en algunas materias insustituibles del magisterio. En general nuestras
escuelas, nuestros institutos y nuestras mismas universidades carecen de material
cinematográfico docente» (Rev. Cámara, 1950). De igual modo que se denunciaba el
carácter, casi monotemático, de los paisajes y ambientes reflejados en las películas de la
época, desperdiciando la oportunidad de explotar la rica variedad de paisajes existentes,
tanto en la Península e Islas, como en las posesiones coloniales. En un artículo, firmado
por Juan Pablo Salinas, en la revista Primer Plano, decía: «El Teide, el Valle de la
Orotava y otros muchos rincones de las islas pueden ser dignos marcos de una gran
película... Los territorios españoles del Golfo de Guinea, cuyo desconocimiento ‘de
visus’ es casi completo en nuestra Patria, contienen maravillosos escenarios apropiados
para obtener con buen argumento producciones aceptables... No sólo en los paisajes,
sino en la vida de nuestros coloniales, en los bosques, en las costumbres indígenas, en
las ciudades y poblados de nuestras posesiones, en la fauna, en la flora y en mil cosas
más tenemos amplio espacio que dedicar a la consecución de buenas películas»
SALINAS, 1943). Dos disposiciones de esta época tendrán, sin embargo, una influencia
en acrecentar el valor formativo y cultural de nuestro cine; por un lado, la creación, en
1944, de las Películas de Interés Nacional y, por otro, la creación, en 1953, de la
Filmoteca Nacional. Las Películas de Interés Nacional deberían de responder a la
exaltación de valores raciales y estar revestidas de valores artísticos. La Filmoteca
Nacional se creaba con la finalidad de formar un archivo de fondos de películas con
fines culturales (VIZCAINO CASAS, 1954: 42). Pero, el incentivo de producciones
cinematográficas de carácter estrictamente cultural fue escaso.
Habrá que esperar a las últimas disposiciones sobre el cine para ver, de nuevo, un
interés por potenciar esta dimensión educativa del cine. Así, la Ley 15/2001 de 9 de
julio, de fomento y promoción de la cinematografía y el sector audiovisual: «La
creación cinematográfica y audiovisual es parte destacada de la cultura y tiene una
importancia decisiva en el mantenimiento de la diversidad cultural.
»El cine presenta en la sociedad actual una dimensión cultural de primera magnitud; no
sólo como patrimonio, también como proyección de nuestro país en el exterior; como
expresión de su personalidad, de sus historias, formando parte de la identidad viva de un
país. Esta nueva forma creativa, que ha representado el cine en el siglo XX, y que
todavía lo hará con más intensidad en el siglo XXI, debe ser reconocida como sustento
imprescindible de nuestra expresión cultural, es asimismo una de las manifestaciones
artísticas y sociales con más capacidad de atracción». Por último, la LEY 55/2007, de
28 de diciembre, del Cine, plantea entre sus objetivos la integración, en el sistema
educativo, de los recursos cinematográficos. Así, en su disposición adicional séptima
sobre el acceso de los productos cinematográficos y audiovisuales al sistema educativo,
establece: «Las Administraciones Públicas, en el ámbito de sus respectivas
competencias, promoverán la accesibilidad de los productos cinematográficos y
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2
La Filmoteca de Andalucía, en el 2009, organizó un ciclo de cine sobre la Alhambra y el cine. El poeta
granadino Juan de Loxa publicaba, en la revista Entreríos (2008) una pequeña semblanza sobre imágenes
de la Alhambra en algunas de las primeras películas rodadas en ella. El lema escogido para representar a
Granada en la última feria de FITUR ha sido “Granada, ciudad ¡de cine!”. En el 2007 nació el Festival
cines del Sur. En el 2008, nació Retroback, el Festival Internacional de Cine Clásico de Granada.
3
Salvo en aquellas películas de carácter histórico o biográfico, como las relacionadas con la figura de
García Lorca, Mariana Pineda, San Juan de Dios...el resto se incluiría en esta categoría.
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centro de atención de la cámara y por la voz en off que irá narrando sus excelencias.
Mientras la cámara realiza unas tomas largas de la ciudad, la Alhambra, el Albaicín y el
Sacromonte, una voz emocionada enfatiza:
«En Granada mora, en esta Vega que tendiéndose al pie de la montaña, como una esclava del haren, se
entrega al Genil que al pasar la riega y baña....
Fue aquí, al pie de la Alhambra, ilustre y vieja, que encierra cada vez más hermosura, donde refulge al sol
Torres Bermejas, cual si luciese de oro una armadura, fue aquí en este dorado paraiso como ninguno
había,... donde hasta los templetes luminosos que al sol dan sus destellos,... donde el agua desgrana su
cadencia rompiendo en mil cristales, donde todo desmaya de indolencia, y las flores son joyas orientales,
donde el Generalife en sus vertientes, canta con Abulbeca mientras coros de pájaros y fuentes nos hablan de
Damasco y de la Meca; donde los jardinillos agarenos suenan ...adormecidos; donde hasta los perfumes son
venenos que embriagan los sentidos; ....».
Fig. 1. Puerta de las Pesas en la película Curro Vargas, 1923. Puede observarse el deterioro que sufría por ese
tiempo. Fig. 2 Vista de la Alhambra y Sierra Nevada desde el mirador de San Nicolas. El paisaje en este caso
está supeditado a la acción narrativa.
Entre los aspectos positivos que se valoraron de esta película, algunas críticas de la
época resaltaron la calidad de sus imágenes sobre el paisaje. Así, el diario Las
provincias puntualizaba: «Barreyre obtiene ángulos luminosos del paisaje granadino».
Y en el diario Patria: «A lo largo de todo el celuloide se brindan imágenes bellísimas
de Granada por una cámara manejada con maestría».
Los años cincuenta marcarán un resurgir de las producciones cinematográficas que fijan
sus ojos en Granada, para utilizar sus paisajes en la ambientación de unas historias, cuya
difusión se pretende vaya más allá del mercado nacional 4 . De esta época son películas
como Cuentos de la Alhambra (1950); Violetas Imperiales (1952); Duende y misterio
del flamenco (1952), Todo es posible en Granada (1954) o Luna de miel (1958), entre
otras. La calidad cinematográfica de muchas de ellas deja bastante que desear, pero, sin
embargo, las salvará la calidad de las vistas y paisajes que muestran. Sobre la película
Debla, la virgen gitana (1950), un informe señala: «Técnicamente la cinta es vulgar y
poco interesante, y el color en ella solo está conseguido en algunos exteriores... La
dirección es deficiente. Agradable la música de LEOZ, especialmente en las canciones,
y buena la fotografía de Berenguer que ha captado algunos bellos exteriores de
Granada». Méndez Leite alabará, también, en Cuentos de la Alhambra (1950) de
Florián Rey «...la luminosa fotografía de Guerner, que refleja maravillosamente los
incomparables paisajes granadinos» (MÉNDEZ LEITE, 1965). En efecto, esta película
puede considerarse como una “oda cinematográfica” a la Alhambra. La presentación de
su paisaje, en el inicio de la película, mientras se desplazan los créditos, nos está
señalando el auténtico protagonista del film. En diferentes escenas, la trama narrativa
4
La película Cuentos de la Alhambra se presentó a la Bienal de Venecia. En la película Duende y
misterio del flamenco se introducen subtítulos en inglés con la finalidad de extender la misma a un
público mucho más amplio que el nacional. Luna de miel representó al cine español en el Festival de
Cannes. En una petición de Cesáreo González al Director General de cinematografía y Teatro, dice «La
película se concibe como un ambicioso proyecto de auténtico valor y significación internacional».
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ello, desde la creación, en 1928, del Patronato Nacional de Turismo, impulsó una labor
de propaganda para cambiar la imagen de España y hacerla atrayente al turismo. En este
contexto, como ha señalado Camille Blot-Wellens (2005): «el cine como medio ideal de
promoción empieza a interesar a las autoridades turísticas».
Y desde entonces, puede afirmarse que el cine siempre ha sido un medio con el que se
ha contado para promocionar la imagen turística de una ciudad o lugar. Por lo tanto,
aunque en los últimos años el tema ha adquirido una importancia inusitada, lo que ha
propiciado que se desarrolle toda una infraestructura y estrategias de promoción, como
las films commissions o las rutas turísticas cinematográficas (ROSADO COBIAN &
QUEROL FERNÁNDEZ, 2006: 51-94), en épocas anteriores, existieron productores
que, haciéndose eco de las consignas programáticas que se lanzaban desde el poder,
como para aprovecharse de los incentivos, en forma de créditos y subvenciones,
establecidos para las producciones que se ajustase a determinados perfiles, se prestaron
a la realización de unas producciones donde esta finalidad de casar cine y propaganda
turística va a manifestarse de manera muy nítida. Esta idea es la que pretendemos
abordar en este apartado.
La cuestión que planteamos es, por tanto, si ha existido en las películas una
intencionalidad premeditada de utilizar las imágenes como reclamo turístico. Y si se
pueden establecer conexiones entre el sector turístico y el sector cinematográfico. Si la
respuesta es afirmativa, ¿cómo probarlo? Obviamente, no es fácil determinar estas
conexiones, tanto si se trata de determinar si las películas se han producido con la
intención de actuar como reclamo para futuros turistas, como de posibles acuerdos o
influencias entre promotores turísticos y cinematográficos. Para Del Rey Reguillo, la
simple constatación de que un gran porcentaje de los temas filmados, ya desde los
inicios del cine, puedan ser considerados como motivos turísticos, probaría la
intencionalidad de utilizarlo como incentivo turístico (DEL REY REGUILLO, 2008:
72); sin embargo, la utilización de estos paisajes o monumentos pueden obedecer, desde
la óptica cinematográfica, a otras razones: estéticas, de situación, como recurso, etc. De
hecho, en los análisis que se han realizado sobre este interrogante, la conexión se ha
establecido, no a partir de la búsqueda de datos internos o propios de la producción del
film, sino apoyándose en el análisis de los comportamientos psicológicos de las
personas, de sus reacciones ante la visión de unas imágenes que les pueden provocar el
deseo de viajar y conocer los lugares o paisajes que han contemplado. El desarrollo del
turismo cinematográfico, desde este punto de vista, sería el resultado de la explotación
de estos deseos que surgen en muchas personas de visitar los lugares contemplados en
las películas, pero que, en ningún caso, ha sido un objetivo buscado por el realizador del
filme.
Por nuestra parte, queremos probar estas conexiones a partir de algunos testimonios
obtenidos de las propias producciones y, sobre todo, del análisis argumental y
cinematográfico de los filmes.
Granada se cuenta entre las ciudades españolas que más pronto se abrirá a lo que hoy
conocemos como “turismo cultural”. Sus paisajes y monumentos fueron celebrados por
viajeros extranjeros ya desde el siglo XVI, pero será durante el XIX, con el movimiento
romántico, cuando se siente las bases del desarrollo turístico contemporáneo
(LATIESA, 2000: 331-340). Desde entonces, la corriente de visitantes ha mantenido un
flujo en crecimiento constante. Pero, cuando, en realidad, se quiere hacer del turismo
una importante actividad económica para la ciudad, será a partir de la década de los
cincuenta del siglo XX. Apoyándose en las directrices de la política gubernamental del
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momento sobre la actividad turística 6 , Granada desarrollará toda una serie de iniciativas
tendentes al fomento del turismo. Se mejoraron las comunicaciones con Madrid por
avión y carretera; se crea, en 1953, en el Generalife, el recinto que acogerá los
Festivales de Música y Danza, se inauguran nuevas salas de cine (Regio, Albéniz...) y se
intensificará el número de mandatarios extranjeros que visitan la ciudad, cuyas
fotografías en la prensa, visitando los lugares emblemáticos de la ciudad, representará
una gran publicidad. Es en este contexto en el que, entendemos, hay que insertar las
diferentes producciones cinematográficas que se producen en la década de los cincuenta
y sesenta, principalmente, que tendrán por escenario la ciudad de Granada.
Que las películas rodadas en Granada, en esos años, podían y debían contribuir al
desarrollo turístico de la ciudad, era algo que estaba muy presente en la mente de los
productores de esas películas, como en muchos de los autores responsables de las
críticas periodísticas a las mismas. Por ello, se buscará realizar un cine que tenga una
clara proyección internacional, sustentado en argumentos y escenarios que hicieran,
sobre todo, atrayente y sugestiva la imagen de Granada 7 . Esta era la receta que debería
aplicarse, como se escribía en la revista Cámara: «lo menos que podemos exigir del
cine español es la preocupación por llevar al celuloide unos asuntos, unos caracteres y
unos paisajes genuinamente españoles. Sólo así... podrán interesar las películas
españolas más allá de nuestras fronteras...» (Rev. Cámara, 1950). Consecuencia de esta
inquietud será hacer presentes estas películas en los festivales europeos de cine, así la
película Todo es posible en Granada, concurrió al festival de Cannes 8 ; Duende y
misterio del flamenco fue presentada en París como gran acontecimiento; Cuentos de la
Alhambra lo hizo en la Bienal de Venecia; Luna de miel fue nominada para la Palma de
Oro del Festival de Cannes. Las referencias más claras a esta intencionalidad turística
las encontramos en películas como Duende y misterio del flamenco, Violetas imperiales,
Todo es posible en Granada o Luna de Miel. La película de Edgar Neville se pensó
como un medio que debía captar la atención de la población de habla inglesa, principal
clientela turística del momento; por ello las escenas se acompañan con rótulos en inglés,
que informan de los paisajes, cantes y bailes que se suceden. En un escrito del cónsul de
España en San Francisco, fechado el 24 de agosto de 1955, se informa que la película
Flamenco está siendo proyectada con notable aceptación por parte del público. No es
casual, por tanto, que se escojan dos motivos para la película: el paisaje de Andalucía y
el flamenco, que eran los que, se presuponían, podían despertar un mayor interés y
atracción en esa población. Violetas imperiales, de Richard Pottier, es una co-
producción hispano-francesa; sistema de producción que se alentó, también, como
medio para la mayor difusión del cine hispano en el extranjero. En este caso con un
país, como Francia, del cual empezaban a llegar importantes contingentes de turistas.
Por ello, igualmente, ni el tema ni los escenarios se puede decir que sean gratuitos. La
figura de Eugenia de Montijo, granadina que se esposó con Luís Napoleón Bonaparte,
será el motivo para difundir las imágenes de Granada en el país vecino. Una crítica
periodística decía: «Hay una gran belleza de escenarios y la cámara ha logrado captar
6
La creación por Decreto Ley 19 Julio 1951 del Ministerio de Información y Turismo será un factor
determinante en las nuevas tendencias que caracterizarán la producción cinematográfica nacional.
7
Para Caparros de Lera (2007), el lanzamiento del cine español al extranjero se producirá, también, a
principios de los años cincuenta (1952), pero con una película de signo muy distinto: ¡Bienvenido Mr.
Marshall!, de Luis García Berlanga, que fue presentada en el Festival de Cannes.
8
El periódico Ideal, el 28 de Abril de 1954, se hacía eco de la excelente acogida que había tenido en
Cannes, a pesar de no haber obtenido ningún premio.
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como instrumento para el fomento del turismo son tan evidentes que dio origen a lo que
se llamó el cine folclórico- turístico.
CONCLUSIONES
A lo largo de esta comunicación se ha pretendido fundamentar la idea general de las
estrechas relaciones existentes entre el cine con el mundo de la educación, la cultura y el
desarrollo económico, a partir del análisis de la representación del paisaje urbano como
patrimonio, que puede ser mejor conocido, respetado, difundido y valorado mediante
este medio de comunicación.
Esta vinculación, según se ha argumentado, se inicia prácticamente desde los albores del
cine, pero será en los últimos años cuando adquiera una nueva dimensión, gracias a la
revolución tecnológica que ha supuesto la suplantación de la tecnología analógica por la
digital. La incorporación de esta tecnología al cine lo convierte en un elemento más de
los mass media, en tanto que, a partir de ahora, la visualización de todo el material
cinematográfico no quedará restringido a las salas de proyección, sino que podrá
introducirse libremente en todos los hogares y centros educativos, gracias a los nuevos
soportes de distribución, como lo hace la TV. Es por esto el interés que, en primer lugar,
hemos querido subrayar, se presta a esta dimensión en el cine en la nueva normativa que
lo regula, como en la política cultural que se viene impulsando desde la UE.
Pero otra razón, si cabe más poderosa que la anterior, para hacer del cine un instrumento
a favor de la defensa, sensibilización y valoración del patrimonio cultural urbano,
estriba en el tratamiento que del mismo se puede hacer en las producciones
cinematográficas. Del mismo modo que la pintura de paisajes o la literatura llegó a crear
un género específico debido a su enorme aceptación, el cine, mediante la aplicación de
las técnicas narrativas cinematográficas: la combinación del tipo de plano, el color, el
sonido sobre la imagen proyectada, puede influir aún más decisivamente en la opinión
de la gente sobre lo que contempla.
Esta importancia del paisaje urbano en el cine tendrá, por tanto, una evolución que se
traducirá en el paso de una función de soporte a la trama narrativa, a otra en la que
adquiere el papel de un personaje o protagonista más de la historia. Esto es lo que
hemos analizado y argumentado en el caso de Granada.
Finalmente, el patrimonio paisajístico tiene también una importante dimensión
económica, como lo pone de relieve el alcance que ha tomado en los últimos años el
turismo cultural. Por ello, el cine se ha prestado también a ser utilizado como medio
para actuar, a través de sus producciones, adobadas con los ingredientes necesarios, para
ser un reclamo de turistas.
Cine, patrimonio y turismo han venido formando, por lo tanto, un cocktail no siempre
bien combinado, en la medida en que cuando se ha primado en exceso alguno de los
componentes, el resto se ha resentido sensiblemente. Es lo que ha ocurrido en muchos
de los ejemplos analizados, donde el recurso a tramas manidas ha ido en detrimento de
los valores artísticos cinematográficos, aunque, como ha sido apuntado, el fin era otro
distinto al de crear una buen filme.
BIBLIOGRAFÍA
BARBER, S. (2006): Ciudades proyectadas. Cine y espacio urbano, Barcelona, Gustavo Gili.
BLOT-WELLENS, C. (2005): «Producción cinematográfica al servicio de la propaganda
política», en BIAPH, nº 56. CABERO, J. A. (1949): Historia de la cinematografía española:
1896-1949, Madrid, Gráficas Cinema.
CAPARRÓS LERA, J. M. (2007): Historia del cine español, Madrid, T&B Ediciones.
CLARKE et al. (1997): The Cinematic City, London, Routledge.
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Vasco PINHEIRO
Arquitecto, IDARQ Factor Research Group
Universidade Lusófona de Humanidades e Tecnologias
vmsp.arq@gmail.com
RESUMEN
Traditional urban settlements had in their centres the heart of their live. The square, or
the main square to be exact, used to be place for celebrations, festivities and cerimonies
as well as for trading.
Before the founding of the marketplace as an architectural typology, the empty space of
the square and the ground floors of its buildings were a large trading structure that
evoluted in time to what we now call commercial centres.
Today, city centres are not only getting old but they are also getting empty. Empty of
peolpe and, sometimes, empty of live. Globalization and all its economic, cultural and
social effects has been responsible for deep changes in the urban structures of our cities.
Consumption is leading the daylife of every city and the criteria of mass production is
being responsible for the transformation of old commercial buildings typologies. The
traditional small market, the bazaar or the souq, are loosing their importance in the heart
of the city. They are becoming obsolete. In our cities of today, we are seeing new
shapes, new large typologies becoming the centre of people attention. The shopping
mall era is now a reallity.
Large buildings, with thousands of square metres, are emerging among the urban
structure corrupting the scale of the places and changing their architectural identity.
Because of their dimension, the new shopping malls are now getting to the outside of
the city limits. Small commercial cities are growing up with their own and strange
identity mixing up different architectural languages and compromising the value of
simple urban values such as the street or the square.
It is a fact that, today, besides the cities where we all live, we also have satellite cities
around them, where we all go for shopping or just to have fun. It looks like the old city
centre, as we knew it, went to the outside... first they changed the urban landscape
where they born, now they are creating new ones competing with the cities from where
they came from.
This papper tries to bring to discussion the problem of these large commercial structures
that are emmerging around our cities and their ironical effects on places where we live.
1. SOBRE A PAISAGEM
“...porções do espaço relativamente amplas que se destacavam visualmente por
possuírem características físicas e culturais suficientemente homogéneas para
assumirem uma individualidade...” (Holzer)
A paisagem constitui um conceito amplamente debatido não apenas no domínio do
urbanismo e da arquitectura mas, fundamentalmente, no campo das ciências sociais e
humanas como a geografia, a sociologia e mesmo a filosofia, resultando desta
diversidade de aproximações diferentes o entendimento da grande importância e
complexidade do tema.
Etimologicamente, o termo deriva do francês – paysage – reportando-se este à extensão
de território possível de se apreender através do olhar humano.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Por via da sua raiz etimológica, o entendimento deste conceito sugere sempre, como
uma constante, a presença do homem, tornando-se a paisagem, por via dessa
factualidade, uma realidade subjectiva e, necessariamente, relacionada com o íntimo do
sujeito que "olha", observa e apreende o território.
Como extensão do território e como porção de uma realidade física, a paisagem
comporta diversas realidades outras – os elementos da paisagem – que, na sua
interrelação, constroem a imagem que é dada à observação do sujeito e que,
consequentemente, se torna objecto de interpretação e descodificação. A paisagem,
como realidade, representa assim uma espacialidade determinada que é fruto de uma
estrutura dinâmica em permanente transformação.
No seu papel de observador, o sujeito retém na imagem que se oferece ao seu campo
visual determinados valores físicos que, pela sua conjugação, permitem classificar a
paisagem, não apenas em função da sua natureza mas, fundamentalmente, em função do
seu valor. Neste sentido, apesar dos elementos que a constituem serem reais e materiais,
a conjugação dos mesmos e a ideia de paisagem que dela resulta assume,
invariavelmente, um carácter subjectivo e, inevitavelmente, relacionado com a natureza
cultural do observador e com a sua capacidade e sentido estético 1 .
Enquanto conceito, a paisagem será sempre uma designação relativa aplicada a uma
dada extensão territorial, composta e estruturada por elementos diversos, quer na sua
natureza, quer no seu valor e significado. O fenómeno da paisagem encontra-se, por
isso, extremamente relacionado com a estética e com sentido filosófico que explora a
relação permanente do homem com o espaço e, concretamente, com a ideia de lugar e
com a conjugação dos elementos que o constroem.
Mas, se por um lado, o conceito de paisagem implica, por inerência, a presença do
homem como observador, também importa considerar a presença deste como
participante e como agente neste mesmo fenómeno.
Nesse sentido, interessa salientar a presença do homem como elemento da paisagem
enquanto sujeito que nela actua e enquanto sujeito que se relaciona com os restantes
elementos que a compõem. Para além de actor na estrutura da paisagem, o homem é
também agente da sua transformação, actuando e operando sobre ela, impondo-lhe
mudanças, introduzindo-lhe inovação e dando, porventura, origem a novas paisagens.
E, da mesma maneira que enquanto observador, o homem faz a leitura da paisagem em
função de um espírito analítico, mais ou menos elaborado, mais ou menos consciente,
mais ou menos fundamentado por uma raiz cultural determinada, também enquanto
agente dessa realidade, a sua acção é fruto de um processo semelhante. A transformação
do território, e por consequência, a construção das novas paisagens, são fruto de
manifestações culturais e sociais diversas que introduzem no território a expressão do
seu conhecimento e a sua vontade de interagir, bem ou mal, com os seus elementos,
procurando adaptar-se a estes ou, simplesmente, domestica-los, para seu conforto
pessoal.
Nesta perspectiva, pode, por isso, assumir-se a paisagem como uma extensão territorial
transformada pelo homem – paisagem humanizada – ou, simplesmente, como uma
extensão de território não sujeita à acção do homem – paisagem natural. No domínio da
arquitectura e do urbanismo, o tipo de paisagem que importa estudar resulta daquela que
é objecto da intervenção humana e que, convenientemente, se conhece como paisagem
urbana.
1 Sobre esta matéria importa salientar a posição de Chantal Blanc-Pamard e de Jean-Pierre Raison
no seu texto "Paisagem" ( in Enciclopédia Enaudi vol.8. Lisboa, Imprensa Nacional Casa da Moeda, pp.
130-159).
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2 A designação de paisagem urbana terá sido formulada pela primeira vez por Gordon Cullen (The
Architectural Review) tendo sido, posteriormente, utilizada como conceito fundamental da sua obra,
publicada em 1961, com o mesmo título.
3 Edward Relph, geógrafo canadiano, desenvolveu o conceito avançado por Cullen na década de
60, aproximando-o à realidade da cidade moderna e dos seus ambientes através da sua obra The Modern
Urban Landscape, publicada em 1987.
4 A designação de urbanalização (do espanhol, urbanalización) recorre à ideia de que as cidades
têm experimentado importantes e significativas transformações, face ao crescente processo de
globalização, concorrendo para a standarização das suas paisagens (urbanas).
5 Kostof, Spiro (1991); The City Shaped, urban patterns and meanings through history. London,
Thames & Hudson
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
“...indeed, there is ample proof in history that merchants quarter had priviliged
standing in the urban structure... ...trade was the central economic concern of cities
only until the industrial revolution...” (Spiro Kostov; The City Assembled)
O conhecimento histórico das cidades, permite verificar que a necessidade de delimitar
e enclausurar o aglomerado urbano, face às naturais necessidades de defesa e protecção,
constituíram a principal razão para a sua formação (Kostof, 1991). Associada a essa
primeira necessidade, a permanência dos espaços urbanos e o seu consequente
desenvolvimento fundamentou-se, igualmente, numa diversidade de funções, vitais ao
seu engrandecimento, das quais, o comércio também terá sido uma das mais relevantes.
Com efeito, à parte de diversos outros motivos, o comércio tem constituído um factor
determinante na organização do espaço urbano. Apesar de não ter de estar directamente
relacionado com a sua génese, a actividade comercial desenvolvida nos meios urbanos
tem sido, desde os modelos das cidades primitivas, um elemento condicionador da sua
hierarquia e, conjuntamente, da sua valorização enquanto lugar. De forma inequívoca, o
sucesso da actividade comercial, mensurável pelo fluxo de trocas geradas no meio
urbano, pela sua diversidade e pela sua especialização, conduziram, desde cedo, à
afirmação do espaço cidade e à consolidação dos seus centros. Nestes, a praça como
lugar privilegiado para a consagração da vida urbana tem-se constituído, também por
este motivo, um local primordial para o seu desenvolvimento, competindo,
simultâneamente, com outras três instituições centralizadoras determinantes – o poder, a
justiça e a religião.
A relação de proximidade entre o comércio e o centro da estrutura urbana assumiu-se,
ao longo da história, como um fenómeno intrínseco na compreensão da cidade e na
dinamização da sua vida social, tendo resultado, a partir desta convergência, num
importante contributo para a configuração de uma imagem, e sobretudo de um espaço
institucional, rico na sua qualidade arquitectónica e urbana. Tome-se como exemplo a
Grand Place de Bruxelas, demonstrativa da exuberância arquitectónica associada à
franca capacidade económica das guildas e do seu poder corporativo. Igualmente
exemplar é o caso da Baixa Pombalina, em Lisboa, onde o comércio foi organizado em
ruas que tomaram o nome dos artífices que nela operavam e onde, ainda hoje, se
manifestam como centro de uma actividade comercial especializada, se bem que em
franca decadência.
De qualquer forma, a expressão e o peso da actividade comercial no seio do espaço
urbano, independentemente do modo como se desenvolve, tem constituído um
fenómeno dinamizador, e por isso fundamental, da vida das cidades. A animação do
espaço da rua, da praça, dos largos ou dos passeios, depende em muito da possibilidade
que a diversidade comercial proporciona aos seus habitantes, sejam eles residentes ou,
simplesmente, transeuntes. Por outro lado, a especialização da actividade comercial bem
como, a sua condição de sofisticação, foi apelando também à fixação e à concentração
da população, favorecendo não apenas a qualidade do ambiente urbano como, também,
a elevação dos padrões económicos e, consequentemente, o valor do uso do solo e da
oferta imobiliária.
Também por imposição das leis do comércio e pela celebração deste através da
arquitectura, a imagem da cidade tem-se modificado, dando origem a uma paisagem
cujo apelo aos sentidos se tem tornado cada vez mais forte e dinâmica. Impulsionada
pelo domínio tecnológico, a paisagem urbana vai-se mostrando como uma montra de
imagens, intencionalmente sedutoras, que dominam o espaço e que sufocam o cidadão
pelo excesso de informação e pelo apelo continuado ao consumo.
Exemplos como Nova Iorque, Londres ou Berlim, entre outras capitais europeias,
revelam através das suas arquitecturas a transformação dos valores estéticos impostos
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pela nova sociedade dos objectos através de uma eloquente linguagem tecnológica,
dominada pela imposição do digital e aludindo a um mundo cada vez mais virtual e
global.
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funcionais e estruturais que se foram operando nas cidades, ao longo das primeiras três
décadas do século XX.
A possibilidade e a necessidade de, cada vez mais, se poder viver afastado do centro
conduziu ao aparecimento de subúrbios inicialmente constituídos como dormitórios e
que, com a sua multiplicação, foram fragmentando a cidade tradicional conduzindo ao
deslocamento do seu centro funcional e, na maior parte dos casos, deram origem a
novas centralidades.
A concentração da população deixou de ser uma particularidade dos centros urbanos,
impondo a necessidade de estabelecer nas periferias e nos caminhos que levavam a elas
novas estruturas de apoio, inclusivamente comerciais, que procuravam satisfazer novos
hábitos mais ambiciosos e, sobretudo, mais sofisticados. Por outro lado, a possibilidade
de deslocação das pessoas e bens, cada vez mais facilitada e mais rápida, tornou o
espaço urbano mais “pequeno”, favorecendo o alargamento do raio de distribuição dos
bens de consumo que deixou de se limitar ao centro, passando a ser distribuído ao longo
de toda a extensão de território.
Como consequência deste processo, os antigos centros urbanos, lugares privilegiados e
responsáveis pela génese das cidades, resumem-se hoje a depósitos residuais das suas
memórias e da sua história, transformando-se em centros turísticos que “fecham” à noite
e “reabrem” de dia.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
apenas Portugal e Espanha superam, em rácio, o número de centros comerciais por cada
milhar de habitantes.
Contudo, a importação destas mega-estruturas raramente tem atendido à natureza do
território ou às suas condições urbanas e identitárias na medida em que a sua concepção
tem passado pelo preenchimento de um vazio institucional e funcional que tem sido, na
generalidade, uma característica relevante da maioria dos subúrbios, nomeadamente, a
ausência de espaços públicos de qualidade, de zonas de recreio e lazer e, naturalmente,
de uma estrutura comercial sólida e diversificada.
Por estes motivos, estas grandes estruturas edificadas encerram muito mais do que
simples unidades comerciais a ponto de o comércio, por si só, ter passado a ser um
pretexto para a sua existência. José Quintela, arquitecto português responsável pela
arquitectura dos centros comerciais do grupo Sonae Sierra, afirmou uma vez em
entrevista à revista Arquitectura 21 8 que “o centro comercial é um local para passear
onde também se fazem compras”.
Na realidade, mais do que apostar na dimensão e no número de lojas, estes grandes
centros concentram no seu interior, e por vezes em estruturas que lhe são anexas,
diversos outros serviços de recreio que, a par da satisfação dos hábitos de consumo,
permitem aos seus utilizadores satisfazer necessidades de diversão e lazer. O facto é que
hoje em dia, a programação de um centro comercial já não dispensa a existência de um
amplo conjunto de restaurantes, ou de um conjunto de cinemas nem de um conjunto de
espaços para outras actividades como sejam, parques de diversões, health clubs, campos
de jogos, escritórios e, em alguns casos, hotéis.
Na análise destas estruturas que proliferam e vão pontuando a paisagem, verifica-se que,
na sua base, se encontra uma reinterpretação do modelo da cidade tradicional e das suas
mais diversas funções. A organização do espaço atende, criteriosamente, a uma
hierarquia de corredores de passagem, e de passeio, em tudo semelhante à organização
viária subjacente a um qualquer espaço urbano. As lojas dispõe-se ao longo de “ruas”
que, normalmente, tomam mesmo essa designação, convergindo com naturalidade, e de
forma previsível, para uma praça central destinada aos mais diversos tipos de
actividades, configurando a ideia da tradicional praça no seu sentido pleno, local
privilegiado do encontro e da celebração da vida urbana.
Os novos centros comerciais, os templos de consumo nas palavras de Guy Deborde, são
hoje, por isso, entendidos como autênticas cidades de consumo e de recreio onde é
possível permanecer sem quaisquer vínculos com a cidade circundante.
Mas, a interpretação de um centro comercial conduz, também hoje, ao entendimento de
uma realidade que vai um pouco mais além da referida, não se reduzindo apenas a
aspectos unicamente funcionais. Os centros comerciais, quer na sua localização, quer na
sua arquitectura, quer, fundamentalmente, na sua organização, evidenciam aspectos
muito interessantes que, na sua interpretação, colocam em risco a imagem e a paisagem
urbana conforme se conhece.
Em primeiro lugar, as suas localizações não se coadunam com os centros das cidades.
Razões que se prendem com a sua dimensão e a consequente incompatibilização de
escala com o tecido urbano tradicional, obrigam a que estas estruturas se desloquem
para locais menos densos, eventualmente pouco urbanizados, ou, em alternativa,
constituam o elemento central de malhas urbanas em crescimento.
Em segundo lugar, a arquitectura destes espaços satisfaz critérios bastante específicos,
procurando fazer salientar uma imagem de exuberância e de sofisticação
suficientemente capaz de seduzir as populações, cruzando o high tech com o kitsch e
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
6. AS NOVAS PAISAGENS
“...durante las últimas décadas, las ciudades se han ido orientado de forma muy clara
hacia el consumo y las actividades relacionadas con el ocio, la cultura o el turismo
global, mientras que sus periferias han sido carne de dispersión de poblaciones,
actividades y residencias...” (Francesc Muñoz; Urbanalización)
É um facto que os novos centros comerciais assumiram enorme relevância na
transformação dos tecidos urbanos ditos tradicionais. Por um lado, foram responsáveis,
por via da sua tendência e finalidade em concentrar pessoas, pelo esvaziamento
populacional e funcional dos centros urbanos. Por outro lado, consequência desta
primeira constatação, contribuíram para uma desagregação do mesmo tecido ao gerarem
novas centralidades. Por último, em função da sua escala e da sua estética, assumiram-
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
se como novos elementos dominantes, muitas vezes capazes de esmagar, também pela
sua preponderância volumétrica, a harmonia heterogénea da paisagem, urbana ou não.
Mas, para além dos efeitos imediatos que causaram na imagem da cidade consolidada,
alterando-lhe a fisionomia e introduzindo-lhe desequilíbrios de escala, dada a sua
dimensão e a elevada concentração de serviços, a proliferação e a vulgarização do seu
uso e distribuição no território acabou por transcender os próprio limites da cidade,
passando a pontuar o espaço das suas periferias e a dar origem a novas paisagens,
recriando a ideia de oásis no meio do deserto.
Em redor das cidades, não apenas das de grande dimensão, é frequente encontrarem-se
hoje autênticas cidades satélite cuja componente comercial, presente nestas mega
estruturas, se afigura preponderante.
São núcleos de grandes dimensões, compostos por grandes superfícies comerciais, por
hiper mercados e por grandes lojas de venda a retalho. Autenticas fábricas de
distribuição das grandes marcas da moda, cujo sucesso de vendas depende,
exclusivamente, do facto de produzirem em massa para um consumo (que se quer) de
massas.
Sendo, naturalmente, fruto de um processo de liberalização do consumo, e da
necessidade crescente de querer comprar e de querer vender, as grandes superfícies
comerciais deslocam-se para as periferias de modo a superarem a competição com os
preços mais elevados praticados pelo comércio tradicional que ainda subsiste no centro
das cidades.
Fora do contexto urbano, estas estruturas desenvolvem-se de forma isolada, afirmando-
se no território como ilhas, e estabelecendo laços de centralidade com as estruturas
urbanas próximas obrigando-se a estabelecer com elas pesadas infraestruturas de acesso,
muitas vezes incompatíveis com os fluxos normais de trânsito de acesso ao centro
urbano. Se tradicionalmente as estruturas comerciais tradicionais definiam uma área de
influência que se perdia nos próprios limites do tecido urbano, os novos centros
comerciais alargam e multiplicam estas mesmas áreas de influência ao longo do
território, constituindo-se assim como centros de diversos núcleos urbanos.
Evocando a internacionalidade das marcas das companhias que representam, estes oásis
comerciais misturam, entre luzes e pastiches formais, que se procuram identificar com
as referências tradicionais – arquitectónicas e urbanísticas – dos sítios, imagens diversas
e diferentes, configurando não lugares que se vão repetindo, de modo igual e
indiferente, ao longo do território.
Ao aglomerar diversas formas edificadas, a preocupação em organiza-las segundo um
discurso e uma estrutura coerente nem sempre é conseguida já que, a sua própria
natureza dita que as mesmas vivam para dentro, relegando a relação entre elas para a
articulação com as infraestruturas de acesso e com os extensos parques de
estacionamento que as envolvem.
Estes aglomerados comerciais constituem-se, no fundo, como pequenas cidades
comerciais, com densidades muito elevadas, compostas por edifícios singulares e com
identidades próprias, que coabitam num mesmo espaço e que concentram no seu interior
o espaço público que, tradicionalmente, deveria constituir a estrutura de articulação
entre eles. Paradoxalmente, estes mega edifícios comerciais, organizados de acordo com
as lógicas dos espaços públicos urbanos, renegam esse mesmo espaço na maneira como
se articulam entre eles, definindo espaços intersticiais estranhos e acidentados que
apenas servem para deixar passar carros.
Também consequência da sua grande dimensão, o contraste que estabelecem com os
elementos da paisagem em seu redor é, normalmente, criticável. Por serem objectos de
consumo, e para o consumo, estas estruturas edificadas fazem-se revestir de cores e
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
texturas que servem para focalizar as atenções em si próprias, destoando das cores da
paisagem e dos elementos naturais e urbanos que a compõem.
Num momento em que o conceito de sustentabilidade constitui matéria de reflexão na
avaliação das intervenções sobre o território, é interessante verificar a eficiência
tecnológica destas poderosas estruturas tendo em vista as melhores garantias de
conforto no seu interior. A consciência sobre a sua dimensão tem por isso
potencializado soluções ambientais, ditas sustentáveis, que vão passando pela utilização
eficaz dos recursos e pela possibilidade da sua reutilização, nomeadamente os
energéticos. Contudo, tais preocupações não deixam de ser discutíveis, na medida em
que, do ponto de vista da sua implantação no território, da afectação da superfície de
solo e do consequente impacto ambiental e paisagístico, estas soluções arquitectónicas
constituem fortes agressões que afectam, naturalmente, a sustentabilidade local, não
apenas do ponto de vista fisiográfico mas, também, urbano, económico e social.
Dois exemplos do caso português são o Centro Comercial Colombo (na cidade de
Lisboa) e o Centro Comercia Dolce Vita Tejo (no concelho da Amadora).
O Centro Comercial Colombo, inaugurado em 1997, localiza-se dentro da cidade de
Lisboa junto da sua principal circular urbana e é contíguo a um dos seus mais populosos
bairros residenciais (Benfica, 38.523 habitantes). O Centro Colombo, com uma área
bruta de construção de 408.000m², foi considerado até Outubro de 2008 o maior centro
comercial construído numa cidade europeia, sendo também um dos maiores da Europa.
Consequência da sua dimensão, o edifício obrigou ao apetrechamento de um complexo
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
comercial é tão antiga como a história da cidade, e confunde-se com ela. Desde sempre
que, enquanto estrutura física e institucional, o centro comercial tem contribuído para a
sedimentação da forma urbana e para a sustentação das suas estruturas sociais,
reforçando a coexistência das diversas componentes funcionais que dão vida às cidades
e que proporcionam o bem estar no seu seio.
Por outro lado, um dos fracassos comprovados do racionalismo que imperou no período
moderno e que determinou a organização monofuncional concedida pelos zonamentos
infligidos ao espaço urbano, resultou, precisamente, dos aspectos agora criticados em
volta do individualismo que caracteriza a existência destes núcleos comerciais e do
modo autónomo como vivem deslocados relativamente aos centros urbanos.
Assumindo-se como espaços incontornáveis do desenhar das novas cidades, a reflexão
sobre as novas estruturas comerciais e sua participação na vida e na paisagem urbana
deve continuar a equacionar-se não como problema mas, fundamentalmente como
solução.
Pela importância que estes espaços sempre representaram no desempenho das dinâmicas
sociais e urbanas e pela forma como hoje são entendidos, enquanto produto de uma
identidade cultural transversal ao território civilizado, caberá aqueles que pensam a
cidade e a sua arquitectura, adaptar os seus interesses à realidade dos lugares,
contribuindo para o crescimento desejável e sustentável das cidades evitando o seu
desmembramento e a negação do sentido da urbe.
BIBLIOGRAFIA
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
Los catálogos de paisaje son unos documentos de carácter técnico que la Ley 8/2005 de
protección, gestión y ordenación del paisaje concibe como herramientas para la
ordenación y la gestión del paisaje desde la perspectiva del planeamiento territorial.
Actualmente se están realizando un conjunto de siete catálogos de paisaje, uno para
cada una de las siete regiones catalanas que se corresponden con los ámbitos de
planeamiento territorial que lleva a cabo el Gobierno de la Generalitat de Cataluña (Fig.
1). Los Catálogos de paisaje determinan la tipología de los paisajes de Cataluña, sus
valores –patentes y latentes- y estado de conservación, los objetivos de calidad que
deben cumplir y las medidas para conseguirlo. Son, por tanto, una herramienta
extremadamente útil para la implementación de políticas de paisaje, especialmente la
integración de objetivos paisajísticos en las estrategias territoriales, con la connivencia y
participación activa de todos los agentes sociales que intervienen en el territorio. Este
último aspecto es importante en cuanto que implica a la sociedad catalana en su
conjunto en la gestión y planificación de su propio paisaje.
Los catálogos de paisaje son, por tanto, las herramientas que permiten conocer cómo es
el paisaje de cada una de las regiones de Cataluña y qué valores contiene, qué factores
421
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
explican que se tenga un determinado tipo de paisaje y no otro, cómo evoluciona este
paisaje en función de las actuales dinámicas económicas, sociales y ambientales y,
finalmente, qué tipo de paisaje queremos y cómo podemos conseguirlo. Esto significa
que los catálogos de paisaje aportan información de gran interés sobre todos los paisajes
catalanes, sus valores existentes y aquellos que se pueden potenciar, contribuyendo de
esta forma a la definición y aplicación de una nueva política de paisaje en Cataluña. El
Observatorio del Paisaje es el órgano responsable de elaborar los catálogos de paisaje,
previo encargo del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas (DPTOP) de
la Generalitat de Cataluña.
Actualmente está terminado y aprobado el Catálogo de paisaje de las Terres de Lleida
(aprobación el 10 de septiembre de 2008), están terminados pero no aprobados los del
Camp de Tarragona (terminada la información pública el 30 de julio de 2008) y de las
Terres de l’Ebre (terminada la información pública el 9 de noviembre de 2009), y en
diferentes fases de elaboración, los de l’Alt Pirineu-Aran (iniciado en 2006), Comarques
Gironines (iniciado en 2006), Regió Metropolitana de Barcelona (iniciado en 2007), y
Comarques Centrals (iniciado en 2008).
Fig. 1. Ámbitos territoriales sobre los que se realizan los Catálogos de Paisaje. Fuente: Observatori
del Paisatge de Catalunya: www.catpaisatge.net
Los catálogos de paisaje representan una herramienta completamente nueva que cuenta
con muy pocos precedentes a escala internacional. No existe ningún método reconocido
universalmente para estudiar, identificar y evaluar los paisajes y su diversidad, aunque
en Europa existe una importante base de conocimiento al respecto. El carácter
innovador de la herramienta y su trascendencia en la planificación territorial en
Cataluña impulsaron al Observatorio del Paisaje a preparar un prototipo de catálogo de
paisaje (Observatori del Paisatge de Catalunya, 2006) que establece un marco común de
trabajo para la elaboración de los siete catálogos de una forma coherente y coordinada.
El documento se elaboró partiendo de la experiencia internacional en la materia y
adoptando la filosofía del Convenio Europeo del Paisaje (Florencia, 20 de octubre de
2000), aprobado por el Consejo de Europa y marco de referencia europeo para el diseño
422
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
423
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
En julio de 2005, el Observatorio del Paisaje recibió formalmente el encargo, por parte
del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas, de elaborar el Catálogo de
paisaje del Camp de Tarragona. Coincidía que en aquellos momentos la Secretaría para
la Planificación Territorial del mismo Departamento estaba elaborando el plan territorial
parcial (PTP) de este ámbito territorial. Este es uno de los principales motivos del
encargo de este Catálogo, con el objetivo de integrar objetivos de calidad paisajística en
el citado plan territorial parcial.
Para su realización, el Observatorio creó un equipo de trabajo formado por especialistas
en análisis, gestión e intervención en el paisaje y en planificación territorial de la
Universidad Rovira i Virgili (URV) y de la Universidad de Girona (UdG), que contó
puntualmente con otros profesionales para abordar aspectos sectoriales del catálogo
(aunque diversificando y enriqueciendo de esta manera el equipo de trabajo y las
visiones del paisaje). El equipo técnico contó, también, con especialistas en sistemas de
participación pública y social que desarrollaron diversos mecanismos de consulta a los
agentes y la población en general sobre la percepción de los paisajes del ámbito
territorial del Camp de Tarragona.
El Observatorio del Paisaje dirigió, coordinó y supervisó el desarrollo de todos los
trabajos del Catálogo de paisaje del Camp de Tarragona. Durante las tareas de
coordinación desarrolladas por el Observatorio, veló permanentemente por la aplicación
del Prototipo de catálogo de paisaje, hizo el seguimiento constante de los trabajos,
organizó y reunió el equipo de trabajo y el responsable del Plan Territorial Parcial del
Camp de Tarragona del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas para
conocer de primera mano el desarrollo de ambos trabajos, reunió el equipo con el que
simultáneamente elaboraba el Catálogo de paisaje de Terres de Lleida para coordinar
aspectos metodológicos y de continuidad del contenido entre los dos ámbitos vecinos, y
dirigió la consulta ciudadana ligada al proceso de elaboración del Catálogo.
El Catálogo de paisaje del Camp de Tarragona se terminó por completo en junio de
2007. Tal y como marca el Prototipo de Catálogo de Paisaje (documento elaborado por
el Observatorio que, a modo de guía metodológica, guía los trabajos del equipo
redactor), el procedimiento para elaborar el Catálogo de paisaje del Camp de Tarragona,
lo mismo que siguen los otros catálogos de paisaje, es el siguiente:
Fase 1. Identificación y caracterización. En esta primera fase se identifican las áreas del
territorio que tienen un carácter similar (tomando como base el estudio de los elementos
naturales, culturales y visuales que configuran el paisaje, así como los más perceptuales
y simbólicos que también lo definen), se clasificaron las áreas identificadas (que toman
el nombre de unidades de paisaje, siguiendo las determinaciones de la Ley 8/2005, de 8
de junio, de protección, gestión y ordenación del paisaje de Cataluña), se cartografiaron
y se describieron el carácter, inventariando de manera más exhaustiva los valores
paisajísticos de cada unidad de paisaje ⎯recogiendo los valores atribuidos por la
población⎯ y describiendo la dinámica general del paisaje y los factores naturales y
socioeconómicos que han intervenido, e intervienen, en su evolución y transformación.
Esta fase también analizó la posible evolución futura del paisaje, considerando las
dinámicas naturales del medio, así como las tendencias socioeconómicas, la legislación
vigente o la implementación de las políticas territoriales, urbanísticas y sectoriales
actuales.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Fase 2. Evaluación del paisaje. El segundo paso del proceso tenía un carácter
evaluativo. Consistió en estudiar y detectar las amenazas y oportunidades de cara a la
protección, gestión y ordenación del paisaje.
Fase 3. Definición de los objetivos de calidad paisajística. Es la plasmación por parte de
las Administraciones Públicas, de las aspiraciones de la colectividad con respecto a las
características paisajísticas de su entorno, después de conocer su estado, los valores y
los riesgos, tanto para el ámbito territorial como para cada unidad de paisaje. En la
definición de los objetivos de calidad, la opinión de los agentes implicados en las
transformaciones que tienen lugar en el paisaje y en su uso ha tenido un papel relevante.
Fase 4. Establecimiento de medidas y propuestas de actuación. Después de formular los
objetivos de calidad paisajística, esta última fase concreta unos criterios y acciones que
se propone integrar en forma de directrices en el Plan territorial parcial del Camp de
Tarragona que debe elaborar el Departamento de Política Territorial y Obras Públicas,
así como los criterios y las acciones específicos que habría que poner en marcha desde
las administraciones para alcanzar los objetivos de calidad concretados en el paso
anterior.
Además, se desarrollaron mecanismos de consulta pública y social para todas las fases
de elaboración de los catálogos, produciéndose 878 aportaciones en la consulta
ciudadana vía encuesta realizada a través de la web del Observatorio del Paisaje
(www.catpaisatge.net), y realizándose 25 entrevistas en profundidad a diversos agentes
de paisaje del ámbito territorial objeto de estudio.
El Catálogo de paisaje se presenta en dos partes principales: un primer volumen que
trata todo el ámbito territorial del Camp de Tarragona, y un segundo volumen que
presenta las 29 unidades de paisaje identificadas en este ámbito territorial.
Fig. 2. Unidades de paisaje identificadas en el Catálogo de paisaje del Camp de Tarragona. Fuente:
Observatori del Paisatge de Catalunya. www.catpaisatge.net
425
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Esta unidad de paisaje ocupa el espacio central de la región del Camp de Tarragona.
Engloba un total de 9.672 hectáreas de los municipios de Tarragona, Reus, Constantí y
Vila-seca.
El ámbito territorial de la unidad de paisaje definida en torno a las ciudades de
Tarragona y Reus comprende dos sectores morfológicamente bien diferenciados. El
primero corresponde a un sector de la llanura del Camp que se extiende entre la margen
derecha del río Francolí hasta Castellvell, al norte de Reus. El segundo coincide con el
área montuosa que se alza a la derecha del Francolí y donde se localiza la ciudad de
Tarragona. La topografía del sector de la llanura es muy uniforme, con una pendiente
muy suave que toma valores en torno al 1%, ya que hay un desnivel de tan sólo 100
metros entre el núcleo de Reus y el mar.
El predominio del espacio urbanizado, junto con una densa red de infraestructuras y el
espacio agrícola que ocupa los espacios abiertos, deja poco margen para la existencia de
la vegetación natural, que sólo recubre un 5% del ámbito territorial. Los ambientes con
un grado de naturalidad más alto se encuentran en la cima de los pequeños cerros
calcáreos que bordean el núcleo de Tarragona, a orillas del Francolí y en algunos puntos
de la línea de costa.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
agrícolas que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX: huerta junto al río Francolí,
sembrados, olivares, viñedos, etc.
La existencia de numerosas masías de interior de la unidad atestigua el empleo agrícola
de manera continuada, desde la Edad Media hasta bien entrado el siglo XX. Es habitual
encontrar complejos arquitectónicos que dejan entrever la complejidad de la estructura
agraria primigenia, con espacios destinados a pajares, corrales y graneros, lo que
demuestra la polifuncionalidad de estos caseríos. Varios historiadores afirman que hasta
la mitad del siglo XIX la agricultura catalana estaba caracterizada en gran parte por un
encarado autoconsumo doméstico o local.
Por lo tanto, es fácilmente imaginable que hasta la mitad del siglo XIX el paisaje se
mostró bastante invariable, con una notable diversidad de cultivos, claros forestales y un
entorno fluvial más o menos bien conservado.
A partir del año 1950 se iniciaron una serie de actuaciones expansivas que configuraron
la base de los paisajes actuales. El proceso industrializador y la construcción de las
nuevas infraestructuras viarias iniciaron un proceso de transformación paisajística
intenso y continuado en el tiempo. Primero fueron las grandes industrias químicas
aparecidas siguiendo el eje de la carretera N-340, entre la ciudad de Tarragona y
Vilaseca.
La gran industria llevó asociado un crecimiento urbanístico en forma de barrios
residenciales adyacentes (Bonavista, Torreforta, Camp Claro), y polígonos industriales
de apoyo a la industria química, que recorren los ejes viarios en dirección a Vilaseca y
Salou. La implantación de la industria impulsó el crecimiento residencial, tanto en Reus
como en Tarragona, así como a otros pueblos y villas (Vila-seca, Constantí, La
Canonja), por la llegada masiva de contingentes procedentes del éxodo rural de las
comarcas vecinas.
Al crecimiento urbanístico vinculado al efecto de atracción de la gran industria química,
hay que añadir el despliegue de diversas infraestructuras viarias, como la autopista AP-
7, construida a finales de la década de 1970, o las diversas fases de construcción de la
variante de la N-340, desarrolladas en varias etapas. También destaca, por la ocupación
del suelo que representa, el aeropuerto de Reus. Situado a 4 km de Reus y 10 de
Tarragona, ocupa parte de los términos municipales de Reus y Constantí. Fue
construido en 1935 como un aeródromo militar, y desde 1956 da servicio a los vuelos
comerciales. También destaca por su superficie, con 220 ha, el polígono industrial de
Constantí, situado al norte de la unidad de paisaje.
En el extremo sur se desarrolló, a partir de los años 60, el núcleo turístico de La Pineda,
que vio frenado su crecimiento por la aparición del polígono químico sur. Se trata de un
conjunto de apartamentos turísticos, de diferentes formas y tamaños, situados en
primera línea de mar.
Durante todo este último período, los espacios agrícolas han ido desapareciendo, bien
por la instalación de las infraestructuras, las edificaciones o los polígonos industriales,
bien por el abandono de la actividad provocada por la pérdida de rentabilidad o por la
fragmentación y el aislamiento que causan las infraestructuras y los crecimientos
urbanos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Fig. 4. Paisaje agrícola preexistente que ha ido siendo substituido por la expansión de la industria
petroquímica. Fuente: Observatori del Paisatge de Catalunya. www.catpaisatge.net
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
sin embargo, algunos lugares con un paisaje más o menos ordenado y armónico, como
algunas plantaciones de olivos o algunos campos sembrados.
El sector sur, desde la ciudad de Tarragona hasta la Pineda, está caracterizado por la
presencia casi absoluta de los elementos construidos. A partir de la ciudad de Tarragona
el desarrollo residencial, industrial y comercial se ha extendido siguiendo los tres
grandes ejes de comunicación. En torno a la T-11, en dirección a Reus, se encuentran
una serie de crecimientos residenciales, antiguos y modernos, y el inicio del desarrollo
de una industria-escaparate. A lo largo del eje de la antigua N-340, en dirección a Vila-
seca, y de la autovía AP-1, en dirección a Salou, se localizan polígonos industriales de
servicios (más cercanos a la ciudad de Tarragona), la gran industria química (localizada
entre las dos vías de comunicación mencionadas), y los barrios residenciales asociados
en la industria (al norte de la antigua N-340). En el sector cercano a Vila-seca y en la
Pineda, aparecen fragmentos agroforestales, que hacen una función de esponjamiento
entre la gran industria y el sector residencial de Vilaseca y el turístico de la Pineda, son
territorios sin ningún tipo de gestión que, en parte, mantienen la función agrícola y, en
parte, están abandonados a la espera de acoger un nuevo uso. Esta dualidad industria-
turismo, ha favorecido indirectamente el desarrollo natural del sistema húmedo de los
Prats de la Pineda.
En general, pues, se puede contemplar una unidad de paisaje que aparentemente
presenta un aspecto caótico y desordenado, pero que internamente contiene fragmentos
todavía suficientemente bien estructurados y que merecen una atención especial si no se
quiere que acaben sucumbiendo a la ocupación urbana e infraestructural.
Fig. 5. El crecimiento del espacio urbanizado en la periferia de los núcleos urbanos deja espacios
abiertos intersticiales yermos. Fuente: Observatori del Paisatge de Catalunya. www.catpaisatge.net
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Si sigue la misma tendencia que en los últimos años, y si se cumplen las previsiones de
construcción de nuevas infraestructuras, parece que en el futuro más inmediato se puede
producir una continuación de las dinámicas observadas recientemente: disminución del
espacio agrícola y de los espacios naturales remanentes, crecimiento del espacio
construido y progresiva fragmentación de la estructura del mosaico paisajístico.
Los espacios que previsiblemente recibirán de manera más directa esta presión serán los
Prats de La Pineda, por un lado, y los espacios agrícolas a medio camino entre Reus y
Tarragona, por otro. Sobre el primero pesan los proyectos de expansión residencial
hacia el norte del complejo de Port Aventura y la expansión, hacia el sur, de los terrenos
logísticos del Puerto de Tarragona. Sobre los segundos, aunque a corto plazo no se
prevé ninguna gran actuación, es posible que en un futuro aparezcan nuevas propuestas
para la construcción de polígonos industriales, centros comerciales o polígonos de
viviendas.
Ha habido intentos recientes, con el Plan Director de las actividades industriales y
turísticas del Camp de Tarragona, de integrar la industria en el entorno a través de la
creación de pantallas paisajísticas que contribuyan a mitigar el impacto de estas
instalaciones. Habrá que ver cómo y cuándo se llevan a cabo estas actuaciones.
430
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Según la Ley de paisaje de Cataluña, las directrices de paisaje son las determinaciones
que, basándose en los catálogos de paisaje, han de precisar e incorporar normativamente
las propuestas de objetivos de calidad paisajística en los planes territoriales parciales o
en los planes directores territoriales (artículo 12 de la Ley 8/2005 de protecció, gestió i
ordenació del paisatge). Será en el marco de elaboración de estos planes territoriales
parciales o planes directores territoriales donde se determinarán los supuestos en que las
directrices serán de aplicación directa, los supuestos en que serán de incorporación
obligatoria cuando se produzca la modificación o revisión del planeamiento urbanístico,
y los supuestos en que las actuaciones requieren un informe preceptivo del órgano
competente en materia de paisaje. Los planes territoriales parciales y los planes
directores territoriales también pueden determinar cuando las directrices del paisaje
serán recomendaciones para el planeamiento urbanístico, para las cartas del paisaje y
para otros planes o programas derivados de las políticas sectoriales que afecten al
paisaje. En este último supuesto, los planes o programas que se aprueben deben ser
congruentes con las recomendaciones de las directrices del paisaje.
La elaboración de las directrices y la tramitación para su aprobación, corresponden a la
Secretaria para el Planeamiento Territorial del Departamento de Política Territorial y
Obras Públicas de la Generalitat de Catalunya, igual que la elaboración de los Planes
territoriales parciales.
A fecha de hoy, en los tres casos que están completados los Catálogos de paisaje (Terres
de Lleida, Camp de Tarragona, y Terres de l’Ebre) las directrices de paisaje no han sido
incorporadas en los respectivos Planes territoriales parciales aprobados.
Según se desprende de la propia Ley de paisaje, las directrices han de ser coherentes con
el contenido de los catálogos del mismo ámbito territorial, en especial con el inventario
de valores paisajísticos, la definición de objetivos de calidad paisajística y con la
propuesta de medidas y acciones. Por otra parte, las directrices vendrán condicionadas
por la escala de ordenación que es propia del plan territorial y por la naturaleza,
predominantemente física, de su contenido propositivo, sin perjuicio de que algunas
directrices puedan ser de escala más detallada.
Una primera consecuencia de estas consideraciones es que se han de entender los
catálogos de paisaje como unos documentos válidos por sí mismos como conjunto de
conocimientos y de propuestas indicativas de protección, gestión y ordenación del
paisaje de un territorio, la valoración del cual ha sido abordada desde una visión
poliédrica de su realidad que incorpora aspectos patrimoniales, ambientales, sociales,
perceptivos, etc. El catálogo define un marco de conocimientos y orientaciones útiles
para una correcta integración paisajística de cualquier actuación que se haya de
desarrollar en el territorio. Eso es, el catálogo no debe de ser solo un documento previo
para la elaboración de unas directrices, sino que tiene una aplicación práctica más
amplia.
Por bien que los planes territoriales parciales incorporan objetivos implícitos de carácter
paisajístico en alguna parte de sus determinaciones, la regulación explícita y directa de
los componentes paisajísticos corresponden a las directrices de paisaje de la que tienen
que formar parte.
La formulación de unas directrices de paisaje, igual que la elaboración de los catálogos
de paisaje, es un ejercicio sin demasiadas referencias en las que basarse y, por tanto, se
ha de entender como un proceso abierto, los resultados del cual se tendrán que ir
perfeccionando a partir de la misma experiencia de su elaboración. En todo caso, los
procesos de elaboración de los catálogos de paisaje, sus primeros resultados y diversos
434
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
5. CONCLUSIONES
435
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
BIBLIOGRAFIA
436
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
ABSTRACT
The subject of this article is the case study of an old industrial area in decline in the city
of Covilhã. It was losing its “raison d’être” (functional, social and spatial) and was
becoming urban space, void of meaning in the urban landscape and in the human sense.
The city can be understood as a text, so the urban voids are missing phrases or words
unadjusted to the global text. In this sense this old industrial area, which is an important
part of the urban voids of Covilhã, should not be assessed individually since it is with its
clarification that the city, as a global text, gains consistency and a new dimension. On
one hand, that is rethinking and reconsidering the city as a whole. On the other hand,
that is the planner’s and the architect’s role to reintegrate and interpret its unbounded
potential and its place not only on the global text, which is the city, but also in the urban
cultural context.
The city is not only a set of urban elements but especially a set of relations between
them and of human memories. The opportunity to study this case produces expectations
about its human sense of reintegration in the city of 21st Century:
- What would the urban design be like, taking into account the meaning of the form of
city elements, an innovative way of reintegration of old industrial areas?
- How would urban design play a key role in reorganising the urban structure and in
what way would it combine practical functions and the city elements?
- How can architecture and urban design reintegrate the human function in this area?
In the global context, these often represent the last chance for spatial and social
reconsideration, reintegration, rehabilitation and planning the city preserving the
memories of the places.
1. INTRODUCCIÓN
La estructura ecológica y la estructura edificada del sistema urbano son dos de los
principales constituyentes del paisaje urbano. La estructura ecológica es un componente
de la paisaje urbano que incluye los espacios de «más sensibilidad ecológica,
fundamentales para el equilibrio ecológico de la ciudad» (MAGALHÃES, 2001: 408).
La estructura edificada se compone por el paisaje cultural resultante de la relación entre
la sociedad y el territorio, siendo plasmada por los elementos inertes construidos por el
hombre, como las calles, los edificios, los monumentos o las fachadas, incluyendo, por
437
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
supuesto, el vasto edificado patrimonial del que hacen parte integrante las antiguas
industrias, o sea, el patrimonio industrial.
En Covilhã (una pequeña ciudad de Portugal, junto a la frontera con España), muchos
de estos ejemplares de patrimonio industrial son entendidos no sólo como patrimonio
arquitectónico, sino también como patrimonio arqueológico y patrimonio intangible, en
cuanto que hablamos de la memoria colectiva y de las costumbres de tiempos antiguos
conectados con la industria de la lana en Covilhã.
Fig. 1. Localización de Covilhã en la Península Ibérica. (Fuente: Google Earth)
2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
Han sido definidos para la ribera de la Carpinteira (Fig. 2) los siguientes objetivos a
favor de la integración y de la valorización de los elementos ecológicos y del patrimonio
industrial, de manera que humanizara el lugar:
438
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
- Proponer una solución de diseño urbano que integre y valore no sólo el patrimonio
industrial, como también la ribera, para así promover el equilibrio entre estos dos
componentes del paisaje urbano.
- Crear un espacio de recreo, dotado de un corredor ecológico y de un recorrido
ribereño, que promuevan la integración y la valoración de la ribera y del patrimonio
industrial en la ciudad.
- Permitir la rehabilitación de los antiguos edificios industriales que remitan a un pasado
industrial, presente en la memoria colectiva de la ciudad y de sus ciudadanos.
- Cualificar la imagen urbana.
En una primera fase metodológica, se ha recurrido a la indagación bibliográfica, de
modo que se clarifiquen los conceptos y los significados que sustentan la relevancia de
la temática. En una segunda fase, se procedió al análisis y a la caracterización del área
de estudio. Estas dos fases servirán de base y fundamento a las medidas proyectuales
adoptadas en la solución del diseño urbano para la rehabilitación del lugar.
439
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
1 – edificios
industriales sobre la
ribera
440
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441
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
442
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Se propone una granja pedagógica en el tramo del área de estudio que está dentro de la
Reserva Agrícola Nacional, y que es apoyada por un edificio rehabilitado con el
objetivo de crear un espacio de exposiciones asociado al componente pedagógico y
educativo, así como un espacio para almacenaje de utensilios e instrumentos agrícolas
(Fig. 10).
Se crea un Centro de Actividades de Tiempos Libres (CATL) en un antiguo edificio
industrial abandonado.
Estos equipamientos estarán conectados a un Centro Deportivo de construcción nueva y
proporcionarán actividades de cariz cultural y deportivo, que pueden ocurrir tanto en el
interior de los edificios como al aire libre. Consecuentemente, se promoverá el
dinamismo de la zona, así como su valoración en el contexto urbano (Fig. 11).
443
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Algunos de estos espacios verdes se caracterizan por los socalces existentes, delimitados
por muros, que se constituyen como uno de los elementos landmarks más característicos
del local, y que son conectados por rampas que vencen las distintas cotas.
444
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
[Página anterior]Fig. 13. Espacios verdes colectivos, miradores, jardines, kioscos y terrazas (antes y
después de la intervención). (Fuente: autores)
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
6. CONCLUSIONES
La ciudad puede ser entendida como si fuera un texto, así que los vacíos urbanos son
frases perdidas o palabras desajustadas dentro del texto global. Consecuentemente, las
antiguas áreas industriales, que constituyen una parte importante de los vacíos urbanos
de Covilhã, no deberían valorarse de modo individual, ya que es con su clarificación
que la ciudad, como un texto global, gana su consistencia y una nueva dimensión.
Con esta solución de diseño urbano se pretendió demostrar que la integración y la
valoración mutua entre los elementos ecológicos y el patrimonio industrial son
compensadores como medidas de rehabilitación urbana en una ciudad pequeña del
interior, con dificultades en mantener sus habitantes, como es el caso de Covilhã. Tanto
por el cariz ecológico sensible, como por el nivel social y cultural, como por la
diversidad de espacios verdes y equipamientos colectivos previstos, muchos de ellos
ubicados en edificios industriales abandonados.
Al nivel de la imagen urbana, esta propuesta permite transformar una parte degradada y
en declinación de la ciudad en un lugar apacible, recalificado y valorado en el contexto
de la urbe, preservado en la memoria de los ciudadanos.
Se pretendió proyectar una solución que estuviese a la escala del observador que
descubre la ciudad, mientras se movía por entre sus recorridos y trayectos. Así ha sido
posible concretizar el objetivo de crear un espacio apacible y estimulante para vecinos y
usuarios.
Así, pensándose y considerándose la ciudad como un todo, los arquitectos y los
urbanistas son capaces de reintegrar e interpretar el potencial específico de los antiguos
espacios industriales permitiendo que estos encuentren su sitio, no solo en el texto
global que es la ciudad, sino también en el contexto cultural urbano donde importa cada
vez más la sostenibilidad.
En resumen, se ha pretendido promover la diversidad de actividades (servicios,
comercio y un pequeño núcleo industrial de modo que mantenga viva la memoria fabril
que señala el lugar) y de espacios colectivos (como la residencia de estudiantes de
carácter fundamental en una ciudad universitaria como es Covilhã, el Museo de la
Ribera o la Granja Pedagógica), con la función residencial (habitación unifamiliar y
colectiva). Esta diversidad contribuyó para rehabilitar la ciudad, promoviendo la
animación y la vivencia en comunidad con la componente ecológica de un modo
sostenible y humanizado.
BIBLIOGRAFÍA
MAGALHÃES, M. (2001): A Arquitectura Paisagista: morfologia e complexidade,
Lisboa, Estampa.
LYNCH, K. (1960): «A Imagem da Cidade», en Arquitectura e Urbanismo, Lisboa,
Edições 70.
446
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
10
Dentro de las políticas de las ciudades del Arco Atlántico, la regeneración de espacios portuarios
representa uno de los pilares de La Conferencia de las Villas del Arco Atlántico, celebrada en Rennes en
julio del 2000, así como punto principal de otras políticas seguidas al respecto dentro de la Comisión del
Arco Atlántico.
T11 El Arco Atlántico es un término geográfico y antropológico usado para definir a la parte Occidental
de Europa bañada por el Océano Atlántico y designa una región con unas ciertas peculiaridades culturales
y biográficas comunes. En este caso nos referimos a esa región atlántica, pero más concretamente a las
políticas y uniones que se han llevado a cabo durante los últimos años entre países pertenecientes a esta
área y que han dado lugar a la formación de la Conferencias de ciudades del Arco Atlántico y a la
Comisión del Arco Atlántico.
447
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
12
Esta obra puede considerarse la pionera de las nuevas tendencias de la geografía portuaria. Refleja todo
un conjunto de propuestas metodológicas que se han ido desarrollando posteriormente con el estudio
espacial de las relaciones puerto-ciudad. Se proponen los primeros modelos esquemáticos de las fases de
ocupación del espacio para una ciudad portuaria, contrastándolos con casos reales
448
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Según este autor, se habrían producido tres fases en las relaciones puerto-ciudad: la fase
de establecimiento, la fase de expansión 13 y la de especialización. En un primer
momento es cuando se produce una mayor relación entre puerto y ciudad. Son los
momentos vinculados a la creación de los puertos a partir de lugares que presentan un
puerto natural o bien especiales condiciones para su creación y desarrollo. La segunda
fase corresponde al proceso de crecimiento y la expansión de los puertos, ocurrida en
gran medida debido a los cambios generados en las actividades portuarias a partir de la
Revolución Industrial. En lo referente a esta fase es necesario destacar dos
consecuencias, por una parte, el crecimiento del puerto, y por otra, un distanciamiento
entre puerto y ciudad. La tercera y última fase tiene lugar cuando a consecuencia del
crecimiento y a ciertos cambios operados en las actividades del sector portuario y
marítimo, la separación entre puerto y ciudad se hace cada vez mayor y más evidente.
Como se ha visto hasta la actualidad, esta relación entre puerto y ciudad se verá
modificada a lo largo de los siglos por factores de muy diversa índole (económicos,
tecnológicos, sociales…), sin olvidar en ningún momento las particularidades de cada
uno de los casos concretos.
Esta separación producida en la tercera fase se genera a raíz de las transformaciones que
tienen lugar en el transporte marítimo y a los cambios acaecidos durante la Revolución
Industrial, entre la década de los años setenta y ochenta. La fase de decadencia de los
puertos, posterior a las tres anteriormente enunciadas, coincide en la mayoría de los
casos con el proceso de la desindustrialización. Debido a la obsolescencia que se
produce, tanto en los edificios como en las infraestructuras, unido a otra serie de
problemas, como la falta de conexiones 14 , el tráfico de contenedores, el transporte
intermodal, etc.… dan lugar a una serie de cambios en las áreas portuarias.
También Hoyle 15 desarrolla un modelo, en este caso compuesto de cinco fases, para
explicar las variaciones que se producen en las relaciones entre puerto y ciudad.
El modelo de Brian Hoyle, que data de 1989, en lugar de hacer hincapié en el desarrollo
de la infraestructura portuaria, enfatizaba las variaciones que se van produciendo entre
ciudad-puerto desde la antigüedad hasta finales del siglo XX. Hoyle nos explica cómo
en una primera fase (de la antigüedad hasta el siglo XIX), el puerto y la ciudad generan
una interdependencia y una asociación espacial y funcional, modificada en la segunda
fase (siglo XIX - principios del XX), debido a la expansión del puerto y a un rápido
crecimiento industrial y comercial, desarrollado en gran medida debido a los cambios
tecnológicos y al desarrollo de la industria. En una tercera fase, producida a mediados
del siglo XX, se produce un fuerte crecimiento de las industrias, con la introducción de
los containers 16 , lo que hace necesaria una separación del espacio. Con los cambios
producidos en la tecnología marítima de los años 60-80, se induce un crecimiento en
13
Fase que coincide claramente con el inicio de la Revolución Industrial.
14
MIDA (Maritime Industrial development Area) y ZIP (Zones industrielles portuaires). Las áreas MIDA
son grandes operaciones portuarias que ocupan grandes lotes de terreno a una distancia considerable de la
ciudad y que contribuyen a la separación entre el puerto y la ciudad.
15
A este respecto ver Hoyle, B.S., “Cities and Ports: Concepts and issues”, Vegueta, nº 3, 1997-1998, pp.
263-278. Hoyle, B.S., Hilling, D. Seaports Systems and Spatial Change. Technology, Industry, and
Development Strategies. Chichester-New York-Brisbane-Toronto-Singapore: John Wiley & Sons, 1985.
Hoyle, B. S. & Pinder, D. A. European port cities in transition. London: Belhaven. 1992. Hoyle, B.S.
The Port-City Interface: Trends, problems and examples. Geoforum, 1989, vol.20 nº 20, pp. 429-436.
Hoyle, B.S. Redeveloping waterfronts in canadian port cities. Rapports, 1995
16
El tráfico de contenedores es uno de los fenómenos más relevantes de los últimos años. Esto produce
un aumento en el tamaño de los barcos, la reducción de puertos para grandes escalas y la necesidad de
una superficie de almacenaje mucho mayor y del aumento del calado. Se necesitan además, grandes
terminales de descarga y depósito para las mercancías.
449
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Los cambios producidos en este sentido vienen dados por la incapacidad que tienen la
mayoría de los frentes urbanos para satisfacer los requerimientos de los puertos, e,
incluso, por las dificultades para poder acomodarse a las sucesivas fases de crecimiento
urbano que se van produciendo.
17
En EEUU. el primer proyecto comienza en 1956 para el Puerto de Baltimore. Tiene influencia en otros
proyectos, como el del puerto de Sidney o las Dockland en Londres. A España no llegará hasta la década
de los ochenta, siendo el Puerto de Barcelona pionera a este respecto con un proyecto de 1981, al que le
sigue el proyecto para el Plan Especial de Bilbao que data de 1986.
450
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
En la mayoría de los casos, la regeneración de los waterfront lleva aparejada una mejora
de las relaciones puerto-ciudad, replanteándose la reconversión de usos de la zona, la
regeneración de espacios, la ruptura de barreras arquitectónicas y urbanísticas y un
desarrollo de la economía local, en un intento de facilitar la relación entre la ciudad y el
mar en espacios que presentan cierta cercanía con el centro de la ciudad y que, por
tanto, son lugares potencialmente rentables a todos los niveles. Se crean para este tipo
de procesos toda una serie de nuevos agentes institucionales de participación y
financiación pública-privada, concebidos para la explotación de estas zonas. 18
Los cambios producidos desde los años sesenta en lo referente al comercio marítimo y a
la economía portuaria, han reorganizado de una manera clara la actividad del sector y
han permitido que se produzca un desplazamiento 19 y un cambio de localización
debido, en gran medida, a los cambios de funcionamiento. Todos estos cambios deben
ser entendidos dentro de los procesos de restructuración económica y de las relaciones
espaciales que han tenido lugar entre puerto y ciudad. Como nos indica Schubert, «las
nuevas formas globales de producción y de distribución provocan una reorganización de
las estructuras espaciales» (SCHUBERT, 2004: 18).
Por tanto, la caída en desuso de estas zonas es un proceso normal de desarrollo de las
ciudades. En algunos casos, los procesos van seguidos de una rápida regeneración y
reutilización del suelo de la zona y de la dotación de nuevos usos, mientras que en otros
se torna un proceso más largo y complejo.
Los proyectos de transformación de áreas ligadas al transporte marítimo son un
fenómeno generado a nivel mundial. En muchos de los casos, son áreas que están
situadas en puntos estratégicos de la ciudad, muy cercanas a los centros históricos y
urbanos, en territorios de alto valor, lo que da lugar a que sean espacios que presentan
una gran demanda para diferentes usos. A estas áreas se les pueden asignar diferentes
funciones dentro del espacio urbano de la ciudad. Aunque, en un primer momento,
representaban áreas consideradas como barreras al desarrollo urbano, dotadas de cierta
carga negativa, en la actualidad han pasado a ser usadas para reconectar la ciudad con el
puerto y unir dos zonas de la ciudad que anteriormente estuvieron separadas.
Es necesario tener en cuenta el beneficio que puede generar el tomar en consideración
acerca de la utilización de una serie de actividades que estén de alguna manera
conectadas con los usos originales de la zona, manteniendo de esta manera viva la
memoria del pasado, a la vez que se contribuye a reafirmar la identidad del lugar. Esto
suele producir una revitalización, modificación y transformación de los espacios que
pasan a tener nuevos usos, generalmente relacionados con actividades terciarias, de
tiempo libre y a usos residenciales. La revitalización de este tipo de zonas no es
únicamente una cuestión de configuración arquitectónica, sino más bien de complejos
problemas de planteamientos, organización, de política, de instituciones, económicos,
ecológicos, jurídicos y financieros (SCHUBERT, 2004: 26-27), que deben ir
acompañados de diferentes procesos y estrategias de planificación.
Con la realización de este tipo de proyectos de carácter multidisciplinar, se debe atender
a una planificación lo más detallada y clara posible. Es imprescindible tener en cuenta
los diferentes factores que entran en juego (económico, patrimonial, legal, ambiental) y
plantearse una serie de objetivos a corto, medio y largo plazo. Se requiere elaborar un
18
Ponemos como ejemplo, las HUD (Department Housing and Urban Development), desarrolladas en los
Estados Unidos. Las UDC (Urban Development Corporations) creadas en Inglaterra para ser aplicada en
los Docklands de Londres. En la reforma portuaria de Barcelona se creó la “Corporación de Desarrollo
Urbano Port 2000”, persona jurídica propia para dar fuerza y garantizar el éxito de la remodelación del
área portuaria.
19
Lo que ha desembocado en una reorganización, reubicación y cambio de usos de los espacios.
451
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
20
Para todo lo referente a lo ordenación de puertos es necesario atenerse a la Ley de Puerto de 1992 y a
su modificación de 1997. que establecen los mecanismos de planificación para las zonas portuarias.
21
Dirk nos indica que lo habitual para este tipo de procesos son planteamientos a diez o quince años.
452
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
evidente la gran cantidad de edificios que han quedado vacíos y sin uso y que corren un
riesgo enorme de desaparecer si no se toman medidas con carácter urgente. Es este un
proceso convertido en un problema a escala mundial, que se ha intentado solucionar de
la manera más satisfactoria posible. Como indica Benito del Pozo, «el mercado del
suelo no garantiza de forma espontánea su absorción y reutilización» (2008: 23-50). Es
por ello que, dentro de las zonas urbanas, los edificios industriales necesitan de una
estrategia clara, planeada a largo plazo para poder conseguir una revitalización urbana
satisfactoria.
Hay que considerar ante todo a estos edificios industriales como una parte de la
memoria colectiva de las ciudades, parte de esa historia industrial ligada al territorio y
que tuvieron gran importancia en el progreso técnica de la ciudad y del puerto. Estos
deben ser dotados de nuevas funciones en aras de su conservación, y cuya rehabilitación
reinvertirá en la imagen y contenido de la zona y de la ciudad misma. Aunque no
podemos tampoco olvidar que no todo puede, ni debe, conservarse.
Deben valorarse estas zonas como áreas de alto potencial, dotadas de unas
infraestructuras que presentan dificultades en cuanto a su conservación y rehabilitación.
Es por ello que, generando en estas zonas un proyecto unificado y asignándole a los
edificios un uso, será mucho más fácil contribuir a su conservación. Como indica
González de Durana, «con la variedad y la amplitud de los espacios que contiene, el
edificio industrial permite reequilibrar las actividades de los barrios acogiendo servicios
diversos, completando la funciones deficientes tanto en el plano productivo, como en el
cultural o el de hábitat» (1982: 241-251; cit. en CANO SANCHIZ, 2007: 265-272).
Se destaca y se preserva de esta manera un patrimonio histórico, arquitectónico y, en
alguno de los casos, incluso de carácter técnico, al que es necesario asignar una
alternativa de uso rentable, conservando a la vez la esencia del edificio y asegurando a
través del uso la correcta preservación y utilización.
Como indica João Pedro Costa (2007), estos espacios «están en zonas que son vitales
para la industria económica [...] y esta tierra iba a ser encontrada en áreas que estuvieran
situadas céntricamente». Su situación privilegiada nos hace plantearnos cómo sectores
privilegiados pueden ser adecuadamente desarrollados, debido a su potencial, a través
de programas asociados a usos públicos, residenciales, de ocio, turísticos e incluso de
carácter recreativo. Se trataría pues de cambiar y regenerar «zonas económicas de
ciudades industriales en zonas urbanas contemporáneas» (Ibídem).
Esta política de restructuración y dotación de nuevos usos, provocaría una
reconfiguración territorial y funcional entre el puerto y la ciudad. Debería tenerse en
cuenta a la hora de desarrollar las ciudades, incluir la identidad marítima y portuaria de
las mismas dentro de los proyectos como un factor estratégico de su desarrollo. Muchos
de los proyectos de regeneración y rehabilitación se diseñan en base a dos modelos:
reconversión-readaptación de puertos industriales y reencuentro entre el puerto y la
ciudad. 22
En estas zonas se pueden establecer una gran cantidad de usos, tanto de carácter
portuario como no portuarios. En el caso de que se decida continuar con cierta actividad
portuaria, se pueden encontrar terminales de pasajeros, de cruceros, zonas para marinas
o puertos deportivos, e incluso ciertas actividades pesqueras. En lo referente a la
22
En el primero de los casos podemos encontrar como casos paradigmáticos de este tipo de
reconversiones, los puertos de Rotterdam, Ámsterdam o Glasgow, donde debido a la importancia que
tiene la actividad portuaria, en ningún momento se piensa en prescindir de ella. En el segundo de los
casos, los ejemplos serían Boston, Londres, Barcelona...donde se decide potenciar nuevas áreas urbanas
en zonas centrales del litoral marítimo, bien debido a la “crisis portuaria” o porque se valora el waterfront
de la ciudad como área de potencial desarrollo y se decide generar una nueva centralidad en esa zona.
453
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
23
Son zonas que admiten fácilmente una amalgama de actividades y usos, que revitalizan en mayor
medida la zona. Se pueden encontrar parques, zonas peatonales y de cicloturistas, museos, acuarios, salas
de arte, edificios universitarios, de viviendas, oficinas, restaurantes, complejos comerciales, etc.…
24
Este traslado se produce por la necesidad que precisan los puertos en esos momentos de mayores
espacios para su funcionamiento.
25
Baltimore había sido durante la II Guerra Mundial, un puerto dedicado a las empresas de acero
dedicado a las industrias bélicas. Tras el fin de la guerra, no supieron redirección adecuadamente las
industrial y se vieron afectados por una grave crisis.
26
Tras una inversión de millones de dólares y años de trabajo, el proyecto, comenzado en 1963 y
finalizado en 1980, ha sido un completo éxito y se ha exportado a numerosos puertos como un modelo
pionero.
454
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
- Una situación periférica dentro de la Europa ampliada que tiene que ser
compensada con un desarrollo económico y una mejor accesibilidad.
- La dimensión marítima: esta especificidad no sólo es una oportunidad de
desarrollo económico, sino que también representa un desafío debido a la
necesidad de proteger el medio ambiente. Por esta razón, es vital poner en
marcha una política marítima europea.
- Un entramado urbano compuesto por una mayoría de ciudades de tamaño medio
que por si mismas no pueden competir a escala europea.
- Una herencia cultural común que supone una excelente manera de acercar a los
ciudadanos entre sí.
27
España se encuentra integrada en el llamado Arco Atlántico, este espacio abarca una extensa franja del
litoral europeo, que se extiende desde el norte de Francia hasta Andalucía Occidental e incluye a Irlanda y
a las regiones occidentales de Gran Bretaña.
28
Existen desequilibrios internos en cuanto a densidad de población, tendencias demográficas, situación
socio-económica, etc.
455
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
La Conferencia de las Villas del Arco Atlántico (CVAA) nace en el marco de una
asamblea general reunida en Rennes (Francia), los días 6 y 7 de julio de 2000, con la
presencia de unas treinta ciudades pertenecientes a la fachada atlántica. En la actualidad,
se trabaja sobre cinco ámbitos identificados como de interés común: accesibilidad,
desarrollo urbano, desarrollo económico, cultura y patrimonio, ciudades portuarias. Y
tiene como principales objetivos fomentar las sinergias entre las ciudades miembros a
fin de contribuir a la aparición de un espacio de solidaridad y el desarrollo de proyectos
de cooperación.
Las diferentes estrategias aplicadas por las ciudades y redes miembros de la CVAA
responden a un proyecto urbano emprendido con la intención de dinamizar la ciudad
desde una perspectiva más sostenible, basándose en cuatro pilares: el tranvía, la
valorización de espacios públicos, la recuperación de los muelles y la revalorización del
centro histórico, tres de ellos en directa relación con el objeto de esta comunicación 29 .
La Comisión del Arco Atlántico es una de las seis Comisiones geográficas de la
Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas, una institución oficial multinacional
promovida por la Unión Europea que coordina las relaciones entre las regiones del Arco
Atlántico 30 .
El programa del Espacio Atlántico es un programa de cooperación transnacional del
capítulo B de la iniciativa comunitaria INTERREG III (2000-2006). El cometido de este
programa consiste en fomentar y promover la cooperación transnacional involucrando
los objetivos de las autoridades nacionales y regionales para promover una mejor
integración dentro de la Unión a través de la formación de grandes grupos de regiones
europeas.
En Europa, las fuertes tradiciones de centralismo nacional han polarizado la forma en
que las regiones atlánticas consideran sus respectivas capitales. Esto se ha venido
traduciendo en una serie de debilidades y amenazas a las que debe hacer frente el
Espacio Atlántico: accesibilidad mediocre y escasa influencia internacional de muchas
regiones, que corren el riesgo de marginalizarse y embarcarse en una competencia vana.
Sin embargo, también se ha destacado el potencial real para lograr una mayor
cooperación y explotación de las sinergias entre ciudades y regiones. Para restaurar el
equilibrio del desarrollo territorial de la zona cubierta por el programa de cooperación,
deben esperarse respuestas apropiadas de la cooperación transnacional
(http://atlanticarea.inescporto.pt/documentation/operational-
programme/copy_of_programa-operativo-espacio-atlantico-2007-2013).
29
Se analiza en esta comunicación la regeneración de espacios portuarios en relación con los centros
históricos y la importancia de un proyecto común entre puerto y ciudad (centro histórico), así como la
importancia del espacio público en estos proyectos de desarrollo y regeneración.
30
Funciona desde 1989 y tiene como estados miembros a Irlanda, Reino Unido, Francia, España y
Portugal y reúne a 27 regiones que cooperan desde dicha fecha.
31
Tanto Portugal, España como Francia pertenecen a la Conferencia de ciudades del Arco Atlántico como
a la Comisión del Arco Atlántico
456
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
32
como conserveras, siderúrgicas, un matadero, un depósito de armas y una estación de tratamiento de
aguas residuales, así como diversas instalaciones portuarias y de actividades afines.
33
Posteriormente se elaboran el Plan Estratégico y Director de Lisboa (1990-94) y el Plan de Ordenación
de la zona de la ribera (1993-94) promovido por la Autoridad Portuaria de Lisboa.
457
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Figura 3. Parque das Nações, en la ribera oriental del río Tajo, antes y después de reestructuración
urbana fruto de la instalación de la Expo’98
Fueron por tanto la Expo’98 y el proyecto del Parque de las Naciones los que
protagonizaron el impulso decisivo para acometer la rehabilitación ambiental y urbana y
los proyectos de modernización y regeneración del frente de agua, transformando esas
zonas con innovadores proyectos urbanísticos.
Resultó ser un proyecto de gran importancia en el desarrollo de la capital y de su área de
influencia, en un intento de reurbanización del frente ribereño siguiendo el ejemplo de
Barcelona, con la utilización de un acontecimiento de prestigio internacional como
medio y motor de las transformaciones.
Fue también una oportunidad única para la plasmación sobre el terreno de las nuevas
corrientes arquitectónicas y urbanísticas relacionadas con la preservación del medio
ambiente; encajando perfectamente con los objetivos del Plan regional para el Área
Metropolitana de Lisboa y con los Planes Estratégico y General integrando las áreas
portuarias en el desarrollo espacial y económico de la ciudad.
En el área del frente fluvial alrededor el muelle de Olivais 34 se procedió a la liberación
de 350 hectáreas de suelo portuario industrial, de las cuales 60 fueron utilizados para la
construcción de las instalaciones de la exposición universal. El complejo Expo’98 se
compone de cinco pabellones, dos dársenas, tres edificios para actos culturales, el
mayor acuario de Europa, teatros al aire libre, una torre panorámica y diversas zonas
ajardinadas y bulevares.
34
Muelle construido en los años 30 para acoger una instalación de hidroaviones.
458
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
35
La Estação do Oriente fue proyectada por el arquitecto español Santiago Calatrava en el Parque das
Nações. El complejo incluye terminal de tren, terminal de autobuses y parking.
36
Metro Lisbon's Regional Land Use Plan
459
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
37
Este proyecto no deja de establecer paralelismos con los ya desarrollados en otras ciudades como
Bilbao, Lyon, Nantes o Hamburgo y procurando ser un lugar para la creatividad y la fusión de diferentes
usos, donde convivirán las actividades artísticas, las productivas, el ocio, la cultura, la residencia, el
trabajo y la innovación.
460
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
El gran proyecto de la Isla de la Innovación está basado también en otros dos pilares
básicos. Por una parte, el desarrollo del nuevo puerto deportivo y la Puerta de Avilés y,
por otra, la renovación portuaria, con la que se pretende reorganizar el espacio hacia
nuevas funciones, como puerto comercial-pesquero, marina náutica-deportiva y terminal
de grandes cruceros, desarrollado todo ello como complemento a la oferta turística de
Avilés. Una transformación que modernizará y regenerará la nueva imagen del lugar.
Complementando esta renovación portuaria con el Paseo del Puerto, ya que tras el
saneamiento de la ría se recupera para la ciudad, con esta idea de paseo peatonalizado,
permitiendo una vista privilegiada de la Isla de la Innovación.
La Puerta de Avilés pretende mejorar el acceso a la ciudad como “puerta de entrada”, y
eliminar las barreras urbanas que suponen las vías del ferrocarril y las viejas carreteras
de acceso a la ciudad. Se pretende generar un nuevo eje que estructure la ciudad, el
llamado Bulevar de Avilés, que tendrá un carácter simbólico de avenida principal,
siendo una vía que extenderá las funciones del área central hacia los nuevos ámbitos.
El Parque de los Equipamientos será un gran espacio verde que acogerá distintas
funciones, zonas deportivas, de estancia y de ocio, recorridos peatonales, y que dará
continuidad a los espacios verdes de la ría, aportando un valor natural a la ciudad. La
Plaza de la Estación es la actuación por la que se ha decidido desplazar el trazado de las
vías de RENFE y FEVE que condicionaban a la ciudad en su crecimiento y
transformación y reubicar la estación central de Avilés.
Finalmente, el Salón del Ferrocarril se concibe como un confinamiento de las vías del
tren, flanqueándolas por un lado por el bulevar de Avilés y, por el otro, con un paseo
peatonal al borde de la ría, resolviéndose de esta forma los cruces transversales desde el
casco histórico hacía la Isla de la Innovación mediante puentes peatonales en puntos
estratégicos.
461
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
38
Asociación creada en 1991 en la que participan representantes de las instituciones públicas y del sector
privado, y cuya función es realizar estudios, debates y actividades de promoción, dando a conocer y
difundiendo la nueva imagen de Bilbao como ciudad moderna y cultural.
462
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
En un principio, la isla de Nantes no existía como tal. Fue alrededor del siglo IX cuando
se unieron una serie de pequeñas islas mediante puentes, construidos finalmente en
piedra hacia el siglo XVI. Con el paso del tiempo, las islas se fueron juntando hasta
convertirse en una sola. En la parte central de la isla se situaron viviendas de un barrio
popular, en la zona oeste se desarrolló, ya desde el XIX, una zona industrial, construida
alrededor de plantas químicas, astilleros y actividades portuarias, mientras que al este se
rellenaron las zonas fácilmente inundables y se urbanizó toda la zona.
Durante el siglo XIX, el desarrollo industrial de la isla se produjo a un ritmo bastante
rápido. La creciente industrialización de la orilla norte llevó a las actividades de
construcción naval a radicarse al oeste de la isla. Durante la década de 1970, la industria
entró en crisis y en 1976 solamente un astillero seguía en activo. El astillero cerró en
1987.
La desaparición del último astillero fue dura para la ciudad. De ahí partió la idea de la
regeneración de Nantes. Se empezó a realizar un proyecto en el que se vio la necesidad
de conservar algunos edificios. Se decidió conservar y rehabilitar el edificio principal de
463
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
39
Además de la renovación de la parte occidental de la isla, se recomienda la rehabilitación de toda la
isla.
40
Bruno Fortier (Crosnier, Bloch, Clair, Hardy); Lafbac (Nicolas Michelin y Finn Geipel); Chemetoff-
Berthomieu. Los equipos trabajaron con las asociaciones y los residentes de la isla durante un año
41
Société d'Aménagement de la Ouest Atlantique Métropole
42
Le Quartier Beaulieu, Alstom/Calberson, Les Chantiers, Le Chu, Republique-Les Ponts, Les Fonderies,
Euronantes Trípode, Centre Comercial Beaulieu y Les Franchissements.
43
Usos mixtos, infraestructuras, espacios públicos, vivienda y actividades económicas.
464
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
BIBLIOGRAFÍA
BAUDOUIN, T., COLLIN, M. (1993) : Le Role des Villes Portuaires dans la Façade
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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http://www.bilbaoria2000.org
http://www.niemeyercenter.org
http://www.isladelainnovacion.es
http://www.portodelisboa.pt
http://www.parquedasnacoes.pt
468
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
RESUMEN
El paisaje urbano está en continua transformación, es un escenario cambiante que muta
al compás que marcan el tiempo y la concepción social del espacio y el territorio.
En los nuevos crecimientos y renovaciones urbanas el proceso de generación de ciudad
ha estado regido por la imagen, la funcionalidad y el consumo a tiempo parcial del
espacio urbano, dando lugar a un paisaje fragmentado y banal, formado por piezas
redundantes y opacas, sin memoria e incapaces de generar sensaciones que sobrepasen
una satisfacción estética momentánea.
Este nuevo paisaje que responde a la lógica del capitalismo postfordista se ha extendido
generando una pérdida de identidad territorial, un aplanamiento y una reducción de la
profundidad en los entornos cotidianos. La ciudad ha crecido y evolucionado en los
últimos tiempos siguiendo los dictámenes globales, dando lugar a la proliferación de
los no lugares y la consecuente desterritorialización de la memoria.
PALABRAS CLAVE: Paisaje, paisajes invisibles, banalización, no lugar,
funcionalidad.
Como sucede con otras cosas de la vida, muchas
veces nos damos cuenta que lo que hemos pensado y
hecho ha sido pensado y hecho por otros antes que
nosotros; hay que conocer las raíces. Este es el
motivo.
Peter Hall.
1. INTRODUCCIÓN.
1.1. Paisaje urbano. La reconsideración de un paisaje ordinario.
La asociación de paisaje y naturaleza ha estado arraigada en nuestra sociedad hasta hace
poco tiempo, y en buena medida podríamos afirmar que así sigue siendo. No obstante,
en los últimos años una serie de documentos han favorecido la aparición de una nueva
concepción (social y política) del término paisaje. La Convención Europea del Paisaje
de Florencia del año 2000 es un ejemplo paradigmático. Supuso un punto de inflexión
en el proceso de territorialización del paisaje al definirlo como “cualquier parte del
territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea resultado de la acción e
interacción de factores naturales y/o humanos”.
La unión de paisaje y territorio ha facilitado la asunción de la existencia de paisajes
valiosos más allá de los singulares y exóticos asociados a la naturaleza o el patrimonio.
Se ha comenzado a dar importancia a los llamados “paisajes ordinarios” (DEWARRAT
y OTROS, 2003) o paisajes cotidianos.
Un ejemplo evidente de estos paisajes cotidianos es el paisaje urbano, que constituye el
escenario habitual para millones de personas. No obstante, es un paisaje de difícil
concepción, ya que estamos inmersos en él, su tamaño hace que sea casi imposible
abarcarlo con los sentidos y el hecho de recorrerlo rutinariamente rebaja nuestro nivel
de atención sobre él, llegando a pasarnos desapercibidos sus cambios y
44
Este estudio se integra en el proyecto “Turismo Cultural: Dinámicas recientes y estrategias de intervención en
destinos patrimoniales.” Ministerio de Educación y Ciencia. Plan Nacional de I+D+I (2004-2007). Referencia del
proyecto : SEJ2006-10898/GEOG. Director: M.A. Troitiño Vinuesa.
469
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
470
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
residencial se transforme en un lugar de paso cada vez más breve (unas horas al día,
generalmente por la noche, y unos años hasta encontrar una mayor o mejor ubicada).
Fig. 1. Traslado de la imagen clásica de la calle comercial a un centro comercial/outlet: Las Rozas
Village. Fuente: 11870.com.
471
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Fig. 2. Jardines en la urbanización de Villafranca del Castillo. Fuente: Foto del autor.
La globalización ha traído consigo una cultura del consumo, que genera necesidades en
los ciudadanos que son generalmente satisfechas en las áreas urbanas. El consumo se ha
constituido como un elemento fundamental en las estructuras económicas. El ciudadano
se ha visto muy afectado, no sólo por las implicaciones que tiene el consumo en la
reciente transformación de los paisajes urbanos y de ocio, sino también por haber
favorecido una determinada aproximación al paisaje y, con ella, una determinada
concepción del paisaje y su valor (CRUZ y ESPAÑOL, 2009).
La nueva estructura económica global ha generado cambios en la forma de comprar, en
la forma de disfrutar del tiempo de ocio, en el cómo y el dónde disfrutar del tiempo
libre. La división del espacio urbano en piezas monofuncionales ha dado lugar a la
proliferación de grandes espacios destinados únicamente a satisfacer las necesidades de
los consumidores. Surgen grandes centros comerciales y de ocio alrededor de los
polígonos residenciales en los que el ciudadano realiza las actividades que previamente
desarrollaba en el entorno próximo a su hogar. Las tradicionales actividades de
socialización que tenían lugar a la hora de hacer la compra, o pasear por el centro de la
ciudad, se desarrollan ahora en espacios asépticos y privados; grandes complejos
repletos de servicios que sacian las necesidades básicas y adquiridas del consumidor.
El paisaje periférico de los grandes núcleos se transforma en un contenedor de bloques
que responden al sistema económico. Piezas que encajan y satisfacen las necesidades
diarias de los ciudadanos (residencia, trabajo, ocio y consumo). En contraposición a este
paisaje (para muchos cotidiano), aparecen otros espacios preservados para satisfacer las
necesidades estéticas de la población. Paisajes de gran valor natural y patrimonial,
situados a una distancia prudencial de la metrópolis, para protegerlos de la gran urbe.
Estos paisajes no son más que construcciones sociales que responden a las demandas de
una sociedad mediatizada que trata de escapar de las piezas monofuncionales, que son
su paisaje cotidiano. Son paisajes de gran valor porque, teóricamente, se oponen a los
paisajes cotidianos u ordinarios. No obstante son también paisajes cotidianos (para
otros) y en consecuencia presentan características similares a las de los nuevos
crecimientos.
472
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
473
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Fig. 3. Imagen de satélite del municipio de las Rozas. Fuente: Google Maps.
474
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
Para ilustrar esta tipología de “nuevos paisajes”, me parece interesante observar el caso
de la ciudad de Segovia. Un destino patrimonial, situado a escasos 90 kilómetros de
Madrid, en el que se están produciendo procesos de suburbanización similares a los
observados en el área metropolitana de Madrid, y a la vez se están llevando a cabo
actuaciones en el centro histórico que están provocando una notable disminución de la
calidad paisajística del entorno.
El centro histórico es un espacio heterogéneo en el que conviven diversas funciones
(residencial, turística, administración, comercial…). Sin embargo, progresivamente se
están perdiendo los usos asociados a la función residencial: se cierran colegios, los
comercios tradicionales se transforman en comercios turísticos o franquicias, el ocio se
periferiza.
Esta situación, unida a la rehabilitación fachadista de ciertos edificios y entornos, genera
una pérdida de paisaje notable. El paisaje tradicional se transforma en un nuevo paisaje
que busca la satisfacción del turista: que busca un entorno idílico, casi inalterado,
medieval, en el que cualquier intervención nueva le rechina y le produce rechazo. Este
espacio se va transformando en un decorado para los turistas que pierden la identidad
que ha hecho que se preserve gracias a la población local durante siglos (Figs. 4 y 5).
475
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
476
Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
3. CONCLUSIONES
El paisaje urbano es sin duda un fiel reflejo de la sociedad que lo configura. En la
actualidad el paisaje urbano de las ciudades occidentales tiende a universalizarse a
través de patrones de crecimiento generados por el uso predominante del vehículo
privado y la fragmentación del espacio urbano en áreas funcionales.
El resultado es una amalgama de piezas periféricas redundantes, imposibles de encajar,
si no es a través de una gran red de infraestructuras de transportes que sea capaz de dar
respuesta a los flujos generados entre los diferentes fragmentos que configuran el
paisaje urbano de las nuevas metrópolis. Estos fragmentos homogéneos son utilizados
sólo temporalmente: cada uno tiene su función y su momento en el esquema temporal
diario de la metrópolis. Su morfología plana, redundante y banal dificulta su asimilación
como lugares, como espacios de identidad.
La globalización está generando que la banalización del paisaje se generalice y no sea
sólo patrimonio de los nuevos crecimientos. Los centros históricos y los espacios
urbanos consolidados también están sujetos a esa banalización, a distinto nivel y escala,
pero con un impacto en ocasiones mucho mayor.
En resumen, podemos afirmar que existe un progresivo proceso de pérdida de identidad
del espacio urbano, tanto en los nuevos crecimientos como en los espacios
consolidados, en los que se trata de preservar la ciudad heredada a través de gestiones
parciales y actuaciones puntuales. Asimismo se observa un creciente número de
espacios intersticiales abandonados o menospreciados; asociados fundamentalmente a
entornos que han perdido su función o a las infraestructuras, que se invisibilizan por
múltiples razones y que componen una red de paisajes olvidados, fuertemente
degradados y en los que surgen problemas sociales, ambientales, que pueden extenderse
a los entornos próximos que pueden tener un importante valor paisajístico (según las
convenciones popularmente admitidas).
El desapego al espacio urbano, el no reconocimiento como propio del lugar de vida
cotidiano y la imagen idílica que se tiene de ciertos paisajes, está generando un
progresivo proceso de destrucción del paisaje en todos los ámbitos: la banalización de
las periferias, la degradación de los espacios intersticiales y el fachadismo y
teatralización de los “paisajes singulares o exóticos”. Se hace, por tanto, necesario
repensar la forma de hacer ciudad, atendiendo a las nuevas concepciones de paisaje y
territorio recogidas en múltiples documentos, en las que paisaje y territorio van de la
mano. El siguiente paso es tratar de entender las múltiples dimensiones del territorio y
del paisaje, buscando mantener su identidad y función, con el fin de evitar su
degradación –que muchas veces se produce por falta de memoria territorial.
El nuevo territorio dibujado por la globalización y el capitalismo postfordista ha dado
lugar a una estructura basada en la movilidad espacial generando problemas sociales y
económicos derivados de la exclusión que genera la distancia espacio-temporal y una
inexistencia de memoria emocional. Se está generalizando la memoria inmediata: nos
convertimos en una sociedad nómada que satisface sus necesidades en puntos concretos
del espacio, lugares repetitivos y carentes de singularidad, interconectados por canales
de transporte que por la cotidianeidad de su uso prácticamente hemos invisibilizado.
Vivimos en grandes sistemas metropolitanos interconectados formados por piezas que
buscan la exclusividad dentro de un mundo universal estandarizado, la exclusión y la
privacidad, la satisfacción estética y la super-especialización.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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Tercer bloque: Paisajes urbanos contemporáneos.
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