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Pero a pesar de toda esta diversidad, los seres vivos del planeta Tierra comparten una
base común, unas pautas biológicas básicas que los identifican como seres "cortados
desde el mismo patrón
Dentro de los seres vivos se reconocen dos reinos, el Vegetal y el Animal, ya desde que
Aristóteles estableció la primera taxonomía en el siglo IV a.C. Las plantas con raíces son
tan diferentes en su forma de vida y en su línea evolutiva de los animales móviles y que
ingieren alimentos, que el concepto de los dos reinos ha permanecido intacto hasta hace
poco. Sólo en siglo XIX, bastante después de saber que los organismos unicelulares no
se ajustaban adecuadamente a ninguna de las dos categorías, se propuso que éstos
formaran un tercer reino, Protista. Mucho tiempo después de que se descubriera que la
fotosíntesis era la forma básica de nutrición de las plantas, los hongos, que se alimentan
por absorción, continuaban siendo clasificados como plantas debido a su aparente modo
de crecimiento mediante raíces.
En la actualidad, debido al gran desarrollo que han experimentado las técnicas para
estudiar la célula, se ha puesto de manifiesto que la división principal de los seres vivos
no es entre vegetales y animales, sino entre organismos cuyas células carecen de
envoltura nuclear y organismos cuyas células tienen membrana nuclear. Los primeros se
denominan procariotas (anteriores al núcleo) y los segundos eucariotas (núcleos
verdaderos). Las células procarióticas también carecen de orgánulos, mitocondrias,
cloroplastos, flagelos especializados, y otras estructuras celulares especiales, alguna de
las cuales aparece en las células eucarióticas. Las bacterias y las algas verdeazuladas
son células procarióticas, y las taxonomías modernas las han agrupado en un cuarto
reino, Monera, también conocido como el reino de los Procariotas.
La fotosíntesis como
muchos procesos
metabólicos, se incrementa
en razón directa al
aumento de temperatura
ambiental sin embargo,
este efecto no es
sostenido ya que todas las
plantas tienen un límite
superado el cual, la
fotosíntesis deja de
incrementarse y, más aún,
puede cesar.
Las plantas C4 viven en
lugares más cálidos y
pueden llevar a cabo la
fotosíntesis a mayor (a) Una planta C3 (Sesleria caerulea) de regiones templadas
temperatura que las nórdicas.
(b) Una hierba C4 (Spartina anglica) también de zonas nórdicas.
plantas C3.
(c) Un arbusto C4 (Tridestromia oblongifolia) de zona desértica
Se ha observado que las plantas son capaces de resistir el frío, siempre y cuando el
enfriamiento se lleve a cabo lentamente. Si la temperatura baja drásticamente, la
planta conserva el agua en su interior y esta se convierte rápidamente en cristales de
hielo, que destruyen las células.
Ciertas plantas resisten mejor el frío que otras ya que genéticamente están
provistas con mecanismos metabólicos mediante los cuales pueden sintetizar
compuestos que actúan como protectores y permiten el sobreenfriamiento de la savia
sin que se alteren las células.
Algunas estructuras como las vellosidades que presentan algunas plantas árticas,
funcionan como ‘trampas’ de calor que impiden que la planta se congele durante el frío
invierno.
Los animales han desarrollado mecanismos más sofisticados para contender con los
cambios de temperatura. Éstos pueden producir calor, haciéndolos moverse y
protegerse del frío.
Su metabolismo también cuenta con alternativas para regular la temperatura
corporal, produciendo calor o aumentando la transpiración.
Según su capacidad para regular su temperatura interna, los organismos pueden
contar con mecanismos internos que utilizan la energía almacenada en el cuerpo para
mantener constante la temperatura aunque en el exterior ésta varíe. Estos organismos
son conocidos como HOMEOTERMOS.
Los POIQUILOTERMOS regulan su temperatura corporal mediante mecanismos
externos. Obtienen el calor exponiéndose a la radiación y, lo disipan mediante
evaporación, conducción o convección. Estos organismos parecen fríos al tacto y por
ello se conocen vulgarmente como animales de ‘sangre fría’.
Algunos investigadores consideran un tercer tipo de organismos, los que regulan su
temperatura interna a veces por mecanismos propios y otras veces por mecanismos
externos. A este tipo de organismo los denominan HETEROTERMOS y entre ellos
clasifican a los murciélagos, los colibríes y las abejas.