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Por las propias características del trabajo psíquico de este periodo y por no
estar asociado a cambios corporales específicos (al menos no en hombres), se ha
puesto en duda la utilidad del concepto “crisis” para denominar este fenómeno.
Levinson quizás fue el primero en hacerlo. Para Levinson las preocupaciones de
este periodo se correlacionan al cambio de estructura vital de la adultez joven a la
media. Por esto, como ya vimos, optó por denominar a esa etapa “transición de la
mitad de la vida” siendo las tareas principales de esta etapa a) la re-evaluación del
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4. Discusión final
La mayor parte de la vida de una persona, ese periodo “amorfo y poco conocido”
(Levinson, 1986) de la adultez, ha sido el gran relegado de la psicología evolutiva.
Solo recientemente, luego de que pasara la admiración por el desarrollo del niño y
luego de que se pusieran recursos en entender a los cambios asociados a la vejez,
se comprendió que el desarrollo ontogénico no se completa en la juventud sino que
se extiende durante toda la vida con un interjuego de crecimiento y pérdidas (Baltes
et al. 1999). El estudio de la constancia y el cambio a lo largo de la ontogénesis, ya
sea en la búsqueda de regularidades o de diferencias interindividuales, ha
desembocado en la psicología evolutiva de la vida entera, la cual puede
considerarse una sub-disciplina dentro de la psicología evolutiva, una perspectiva
teórica o una metodología (Baltes, 1987). Una de las conclusiones realizadas desde
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Draaisma (2006) explica la ilusión temporal de aceleración que se produce a partir de los 40 años por
fundamentalmente dos razones: el enlentecimiento de los relojes fisiológicos y el efecto de reminiscencia (Rubin
et al., 1998) que se explica debido a la gran cantidad de indicadores temporales almacenados entre los 10 y los
30 años. Al ser más escasos los indicadores temporales a partir de la adultez media, la velocidad subjetiva del
tiempo se acelera en tanto el lapso de tiempo objetivo entre en indicador temporal y otro es cada vez mayor: el
tiempo percibido está modulado por los recuerdos. Esta explicación, esta en consonancia con la idea de Fraisse
(1984) quien postula que la estimación de la duración depende de los cambios percibidos. Si pocos cambios son
percibidos a partir de la adultez media, pocos serán los indicadores temporales que sean almacenados en la
memoria, lo cual acelera la percepción del tiempo pasado realizada en un juicio secundario. Esta aceleración
puede ser uno de los motivos de que los mecanismos maniacos y de negación comiencen a debilitarse.
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esta perspectiva es que el buen envejecer esta determinado por un buen “adultecer”
en tanto ciertas constantes en el universo de conductas dirigidas a metas del
individuo adulto (dominio temporal III) determinan tanto el bienestar actual así como
son buenos predictores del bienestar en la vejez (Riediger y Freund, 2004; Riediger,
Freund y Baltes, 2005).
Desde esta perspectiva, la CMV es un momento clave donde se da un nuevo
paso en el proceso de individuación y creación de estructura. De no ser bien
elaborado el duelo por la transitoriedad de la propia vida y el pasar inexorable del
tiempo puede producirse una deterioración o estancamiento del carácter por no
resolver las tareas evolutivas correspondientes (Jaques, 1966; Erikson, 1988,
Levinson, 1986). Conocer los factores (sociales o de personalidad) que favorecen un
buen tránsito por la misma es vital para prevenir el envejecimiento problemático y
para aportar recursos para los ámbitos psicoterapéuticos. Adicionalmente, Las
nuevas modalidades subjetivas que se proponen por la cultura actual tienden a
obturar este proceso. El impacto que estas nuevas formaciones subjetivas pueden
estar teniendo en la vida de los varones uruguayos así como en su trabajo evolutivo
para la mitad de la vida ya se ha comenzando a investigar (Amorín, 2004).
Referencias Bibliográficas
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Jaques, E. (1984) La forma del tiempo. Buenos Aires: Paidos.
Levinson, D. (1986) A conception of Adult Development. Am. Psychol. 41 (1) 3-13
Minter L y Samuels, C. (1998) The impact of “the Dream” on women´s experience of
the midlife transition. J Adult Develop. 5 (1): 31-43
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Oles, P. (1999) Towards a psychological model of midlife crisis. Psychol. Rep. (84)
1059-1069.
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As.: Paidos