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La crítica

La misión de la crítica es la de orientar a la opinión pública, razón por la que ha de

ser informativa. Es un género que está inserto en el mundo de la cultura, del arte,

y suele circunscribirse a un lector interesado por este ámbito y quizá por ello es un

género aparte. En concreto, se ocupa de la labor de un artista y no de sus

interioridades.

La crítica se identifica, al margen de por la ficha técnica que ha de llevar y que

recoge los datos fundamentales del objeto de análisis, por el lenguaje que emplea,

ya que de todos los géneros de opinión, suele ser el más intelectual.

La estructura que el crítico utiliza para este género es totalmente libre. A menudo,

en las publicaciones que dejan espacio entre sus páginas para las críticas se

encuentran artistas o literatos de reconocido prestigio que ofrecen su opinión

sobre tal o cual obra.

La crítica encierra en sí otras funciones que van más allá de aquellas que se le

cargan, especialmente a la hora de examinar las características de la crítica

periodística. Estas otras funciones ya no van de la mano con los elementos de la

noticia. Un ejemplo de esto es la función de documentación que cumple la crítica.

De esto dan cuenta las secciones de referencias críticas que existen en las

bibliotecas. La crítica periodística deja de ser un elemento coyuntural

primariamente informador de determinada expresión cultural, para pasar a ser

testimonio elocuente de la recepción que una manifestación cultural tuvo en un

momento determinado. Al mismo tiempo sirve como un índice, al ser puesto en

contraste con otras recepciones de otros tiempos, del cambio del impacto que ha

ejercido un determinado objeto cultural, acercándose ya al quehacer del

investigador y del historiador.


Algunos autores

Henry James, el crítico es "un aliado del artista, un intérprete, un hermano".

El crítico, si bien como señala James es un cofrade del artista, lo es a su vez del

público. Debe mencionar lo que está bien y lo que está mal, distinguir la

continuidad, dar valor a aquello que lo merece y descifrar lo que la obra

aparentemente tiene de caótico, y también el detectar lo que Gutiérrez Palacio

recoge como "simulaciones" y derribarlas.

T. S. Eliot define la crítica como una "actividad instintiva de la mente

civilizada", "una sucesión de actos intelectuales y profundamente inmersos en la

existencia histórica y subjetiva", a la manera de Roland Barthes, misma actividad

que no puede estar destinada para cambiar el gusto de las personas. Eliot es

categórico en este sentido, y W. H. Auden lo es también hasta el punto de

sentirse ofendido ante la insinuación de esta posibilidad. Para Auden, el crítico no

puede imponer leyes acerca de lo que le debe o no gustar a la gente. Javier Cercas

rescata lo que Auden estipula como las funciones del crítico, entre las que se

destacan la presentación de obras o autores nuevos desconocidos para el lector

(tal como señala la función educativa de la crítica periodística), valorar a autores

injustamente menospreciados, mostrar relaciones entre obras diferentes y hacer

una lectura de la obra que aumente la valoración de la misma, entre otras. Pero

desde la perspectiva de Cercas, surge otra función, derivada de la imposibilidad

de dar cumplimiento a los lúcidos postulados de Auden (entre los que se cuenta

también el combate de la corrupción del lenguaje), el "hacer reír al personal", o

puesto de otro modo, entretener (función importante para "enganchar" al

"impaciente y distraído" lector). Ignacio Echevarría se suma, de alguna forma, a

esta iniciativa cuando menciona que el crítico "habrá de extremar muy

intencionadamente sus énfasis, caricaturizar su propio juicio, descartar

complejidades y matices".

Con todo lo anterior, el construir una teoría propia acerca de las funciones de la

crítica literaria no es una tarea fácil. A la luz de los textos revisados queda claro
que no hay una palabra final respecto del tema. Menos aún, cuando tampoco existe

un solo ámbito donde la crítica literaria se ejerce, lo que lleva a hacer

confrontaciones a ratos forzadas (como la tensa y quizás antojadiza distinción

entre "crítica académica" y "crítica periodística"), inclusive "cretinas", como las

considera Javier Cercas, y con justa razón. Ante esto, se puede inferir que una de

las aristas del affaire Echevarría-Malpartida posee este "cretinismo" jalonado

por el autor de "Soldados de Salamina". Este cretinismo reside en el intento de dar

mayor jerarquía a un tipo de crítica por sobre otra, pues son modalidades

diferentes, que conviven y sirven correctamente en sus respectivos campos, ya sea

el diario, leído por el lector apresurado, o bien el académico o el estudioso que

compone o debe examinar obras de gran calado, que dan pie a un análisis a fondo de

fenómenos literarios, épocas, autores, corrientes, etcétera.

Esto no puede sonar a excusa, pero es pertinente señalarlo para graficar que el

universo crítico tiene muchas estrellas en su firmamento. Todas brillan por algo. La

pregunta es ¿Por qué brillan? O bien ¿Para qué? Como periodista no es posible

desconocer la labor que cumple aquella crítica que aparece en los medios de

comunicación, especialmente en los diarios, no por una asiduidad de lectura que

lleve a decodificar lo que pareciera estar implícito en las líneas, sino por la simple

razón de que se enseña en las aulas universitarias.

Suscribo los planteamientos que recolecta Gutiérrez Palacio en su variopinto y

nutrido manual de periodismo de opinión, especialmente las funciones de la crítica

que en el texto se señalan. La crítica debe informar a la masa (como lo hace la

crónica roja o la página de "sociales"), en este caso acerca de un autor y de su

obra. La crítica debe de orientar al público, quizás el "educar a la masa" sea algo

exagerado e incluso arrogante, pero el poder señalar los lineamientos acerca de

autores y obras que merecen ser revisados, o bien rescatados de un olvido injusto

o negligente es labor que le cabe a la crítica, en especial la de un alcance masivo,

como lo es la periodística. La crítica debe hacer una valoración de la obra literaria


(quizás sea su función principal y obligada), le corresponde separar el trigo de la

paja, o bien señalar los granos más selectos del granero y por qué éstos y no otros.

Y también la crítica debe contener elementos que la hagan amena, atractiva, que la

hagan legible, sin hacerla chabacana, ramplona o chocarrera (tampoco

"caricaturizada" como mal señala Echevarría). Esto último le da una valía a la

crítica que puede empalmar con el valor estético de la misma, su valor como obra

literaria en sí misma.

Es posible especular que si no existiese la crítica literaria la literatura no

sería la misma. Atendiendo nuevamente los criterios periodísticos que responden

a la pregunta del "qué leer" (hasta existe una publicación española con este

nombre), la crítica es la encargada de dilucidar este misterio. Esto puede hacerlo

un diario (y de hecho lo hace), o bien un libro, como el caso del crítico

estadounidense Harold Bloom, que sí hace distinciones sobre qué es lo valioso y lo

descartable (al menos por omisión), como en "El canon occidental" y más aún en

"Cómo leer y por qué". Es del todo plausible que tras acercarse a la obra de Bloom,

o al hacer caso a las palabras del crítico del diario, el lector en una librería saque

sus pesos arduamente ganados para utilizarlos en la compra de un libro

determinado y no en otro. Y esto lo hace la crítica, que ha demostrado su utilidad,

junto con la de la intuición y erudición del crítico. Es del todo plausible también que

alguien investigue o profundice sus conocimientos respecto de un autor que leyó u

oyó de pasada, y que un crítico le señaló sus posibilidades. La crítica también hace

esto.

Pero hay cosas que quedan claras. La primera es que la crítica literaria sirve, es de

utilidad. Acabar de una vez por todas con la crítica literaria es imposible, como por

demás, mentecato. La segunda cosa clara es que la crítica se mueve en distintas

partes, tiene distintos rostros, viene en todos tamaños y colores. Puede ser un

libro o una columna de unos cuantos cientos de caracteres. Y ninguna está por

sobre la otra, así como al que practica la crítica de diario no le está vedado una
obra de más largo aliento, así como el que ya escribe libros con trabajos de mayor

calibre no le está prohibido el ingresar al condensado terreno de la publicación

periódica.

Las características específicas de la crítica son:

- La ficha técnica, con los datos más importantes de la obra.

- Un título generalmente connotativo.

- Flexibilidad en la redacción del texto, en el que suelen aparecer:

*Los antecedentes de la obra, datos del autor y producciones anteriores.

*El argumento o al menos, parte de éste.

*El veredicto del crítico sobre la obra.

Además, la crítica ha de informar fielmente, evitar la tendencia a la destrucción y

al elogio, ser ponderada y justa, analítica y sintética, de espíritu reflexivo, de tono

respetuoso, ecuánime y, por último, de un estilo denso, preciso, ágil y claro.

La clasificación de la crítica puede ser muy variada: literaria, de cine, teatral, de

ópera, de ballet, musical, deportiva, taurina (se pisa con la crónica), entre otras

muchas.

Su función, por otra parte, ha de ser la de informar, orientar y educar, aunque sí

es necesario tener muy presente a la hora de escribir una crítica, que es

importante no contar al lector lo que éste tiene que descubrir en la obra.

Existen distintos tipos de críticas en función de la temática que abordan: crítica

literaria, crítica cinematográfica, crítica teatral, crítica musical, crítica de arte

(pintura, escultura y arquitectura). En último lugar debemos destacar la crítica de

radio y televisión, que se encarga de valorar sus respectivos programas.


Crítica literaria

La crítica literaria consiste en un ejercicio de análisis y valoración razonada de


una obra literaria en un medio de comunicación actual; por eso cabe distinguirla de
la Historia literaria o Historia de la literatura, que realiza una crítica y valoración
muy a posterior y frecuentemente de forma más documentada, científica y
ecléctica.

Clases de crítica literaria

Existen dos grandes modelos de crítica literaria: la que pretende


ser objetiva y científica; y la que reconoce la inevitable subjetividad de su punto
de vista, y con frecuencia incluso la expone abiertamente. En el fondo, la cuestión
que separa estos modelos es el papel del gusto en la capacidad de análisis: ¿es algo
superior al crítico, o podemos controlar su grado de influencia? Eso se relaciona, a
su vez, con una de las funciones primordiales de la crítica periodística en general:
educar el gusto del público.

Por último, existe también la llamada «crítica impresionista», que expone las
sensaciones de lectura creando una obra de arte lingüístico, en la que la estética es
mucho más importante que el rigor científico o analítico. En eso casos, como el de
«Azorín», la obra crítica nos permite conocer más en profundidad al propio crítico
que al objeto de análisis. Hay autores que sostienen que esta es la única clase de
crítica posible puesto que, como dice el dicho, «todo depende del cristal con que se
mira». La función de la crítica es analizar, y muchas veces debe exponer lo que
falta en una obra. Los puntos de vista de la crítica literaria, para que sea objetiva,
deben ser muchos, muy distintos y eclécticos. Las metodologías utilizadas pueden
ser la positivista, la semiológica, la narratológica, la psicológica, la sociológica,
la estructuralista, la reconstructiva, la estilística descriptiva, genética, funcional y
estructural y la estética de la recepción, entre las más importantes. Muy
diferentes escuelas dentro de la estética y la teoría literaria han estudiado por
otra parte el hecho literario, desde el importante formalismo ruso, el post
formalismo ruso, el marxismo, el estructuralismo checo y francés, la narratología,
el postestructuralismo, el Generativismo, la pragmática, la lingüística del texto,
la semiótica, la neorretórica, el psicoanálisis, el feminismo, el culturalismo,
la deconstrucción, el multiculturalismo, elneohistoricismo, etc. Algunas líneas de
investigación de la crítica literaria estudian la relación de la literatura con otras
formas de expresión estética. Así, encontramos interesantes estudios de pintura y
literatura y, más recientemente, de música y literatura. Se trata de formas de
la literatura comparada.
Por último existe el método de la crítica acompasada, creado en España en el siglo XX
por los críticos del Círculo de Fuencarral, relacionados con el Centro de
Documentación de la Novela Española. Este método se basa en una lectura minuciosa y
atenta con intención de ir desvelando posibles fallos del texto, que por lo general se
citaran de modo textual para que el lector de la crítica pueda apreciarlos. Se califica de
acompasada por irse realizando al compás de la lectura.

Crítica cinematográfica

La crítica de cine o crítica cinematográfica es el análisis y evaluación


de películas, individualmente o en forma colectiva. Generalmente se puede
dividir en la crítica académica por estudiosos de la teoría cinematográfica, y
la crítica periodística que aparece con regularidad en periódicos y otros
medios de comunicación.

Los críticos de cine trabajan para la prensa escrita, revistas y la radiodifusión,


principalmente haciendo reseñas de los estrenos. Generalmente los críticos ven la
película una vez y tienen sólo uno o dos días para formular sus opiniones. A pesar
de esto, las críticas tienen un importante impacto en las películas, especialmente
en ciertos géneros cinematográficos. Películas de acción comercial, de horror y
comedias no suelen ser afectadas en gran medida por la crítica general. El resumen
del argumento y su descripción, tienen un impacto mayor en las personas que
deciden entre ver o no la película. En otros géneros, como el drama, las críticas son
más importantes: las críticas negativas pueden producir una pérdida financiera y
que sea poco conocida.

El impacto de las críticas en la recaudación en taquilla es un tema en discusión. Hay


afirmaciones de que el marketing de película es tan intenso y con un alto
financiamiento que los críticos no pueden hacer nada contra ello. Sin embargo, los
fallos comerciales de algunas películas muy promocionadas (en Estados Unidos), que
fueron duramente criticadas, como el éxito inesperado de películas independientes
elogiadas indica que las reacciones críticas extremas pueden tener una influencia
considerable.

Puesto que las críticas positivas conducen generalmente a recaudaciones más altas,
los estudios cinematográficos intentan cortejar a los críticos de cine. Cualquier
estreno importante está acompañado de material de prensa (materiales
promocionales) que contiene información del transfondo, fotografías para utilizar
en publicaciones, y a veces pequeños regalos. A los críticos de cine
de televisión suelen darles fragmentos de la película que puedan utilizar en sus
programas.

Críticas vacías
Casi todas las películas, sin importar cómo hayan sido criticadas, pueden tener
algunos críticos que las elogien. Estos elogios suelen aparecer en la publicidad de la
película. Generalmente suelen ser frases como "Espectacular", "Sublime" o
"Emocionante".

Crítica académica

Hay afirmaciones de que los críticos periodísticos de cine deberían ser


denominados reporteros de cine, dejando el nombre de crítico de cine a los
académicos. Este trabajo está más relacionado con la teoría cinematográfica o los
estudios de cine. Los críticos académicos intentan comprender por qué una película
funciona, cómo funciona, y cuales son sus efectos en las personas. La fusión entre
los dos modelos se hace evidente , donde la teoría crítica no estaba reñida con la
reflexión sobre el propio acto de la crítica periodística. Actualmente, hay un cierto
interés en separar la teoría de la crítica, cuando la buena crítica es la que esta
estrechamente relacionada con el pensamiento sobre el cine.

En lugar de utilizar medios de comunicación como la televisión o revistas, los


artículos críticos son publicados en revistas especializadas. Además, los críticos
académicos suelen trabajar o estar afiliados con las universidades.

Diferencia entre la critica y los demás Géneros Periodísticos

En el diccionario de la Real Academia Española se define la crítica como “el


arte de juzgar de la bondad, verdad y belleza de las cosas”, y en la
Enciclopedia Británica como “la técnica de juzgar las cualidades y valores de
un objeto artístico, se encuentran en la línea donde se encuadra dentro del
periodismo,”. Pero además, la crítica es un género periodístico de opinión. Se
parece al artículo, en cuanto se trata de la valoración personal que su autor
realiza sobre un acontecimiento de actualidad. Incluso, hay autores que
niegan que la crítica pueda ser considerada como un género independiente, y
la enmarcan dentro del periodismo de opinión como un tipo especial del
comentario. También se parece a una crónica por ser un texto que analiza
algo sucedido recientemente, aunque de ésta se diferencia por el asunto del
que trata, ya que siempre enjuicia una manifestación artística. Una simple
descripción de lo visto o leído no es una crítica de arte, ni tampoco lo es
ceder la palabra al autor de la obra para oír su opinión
Lo que identifica a este género es que se trata de un texto donde el crítico
argumenta los aspectos positivos o negativos de forma consistente, y con
criterios de más altura que los estrictamente personales. Criticar no es
censurar, pero sí valorar algo a la luz de la razón

Harris y Jonson también inciden en la necesidad de hacer una valoración


sobre la obra artística, y creen que la crítica en periodismo tiene un sentido
positivo de orientación cultural, lo que convierte al periódico en un actor
importante de la educación popular La crítica debe ser entendida como el
arte de informar, interpretar, y, sobre todo, valorar una obra artística.
Martínez Vallvey la define como aquel texto que enjuicia espectáculos u
otros bienes y servicios destinados, fundamentalmente, al ocio de las
personas

Si llegamos a la conclusión de que la crítica es el comentario que sobre una


obra de arte hace un especialista con valoración positiva o negativa, el texto
que no la contenga debe ser considerado como un género diferente

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