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Miguel Hernández

Hace unos días, estudiando literatura castellana, sentí curiosidad por un fragmento de una
obra titulada Elegía. Busqué en Internet su autor y la biografía de éste. La obra pertenecía
a un tal Miguel Hernández.
Y es que ese tal Miguel Hernández ha sido/es/será un gran poeta castellano. Nació el 30
de octubre de 1910, en Orihuela (Alicante). Aunque estuvo a punto de dejar los estudios
en 1925, por orden paterna para dedicarse al pastoreo, su amor por el saber y, sobretodo,
por la literatura, pudieron con él. Así pues, es lógico que los primeros poemas que
Hernández escribió tuvieran una temática pastoral. Sus varias y constantes visitas a la
Biblioteca Pública le hicieron convertirse, finalmente, en una persona autodidacta, con sus
“maestros” del Siglo de Oro, como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Luis de Góngora,
etc. Además, Miguel Hernández formó, en la misma biblioteca y de forma totalmente
improvisada, un grupo literario de jóvenes de Orihuela, como Manuel Molina y José Marín
Gutiérrez.
Miguel Hernández viajó a Madrid en busca de trabajo, donde logró ser nombrado
colaborador de Misiones Pedagógicas, secretario de la enciclopedia Los toros elegido por
José María de Cossío (director y principal redactor) y fue miembro de Revista de
Occidente. Hizo amistad con los mismísimos Vicente Aleixandre y Pablo Neruda y, en este
mismo período de tiempo, murió Ramón Sije (seudónimo de José Marín Gutiérrez), al que
le dedica la obra “Elegía”.
Al estallar la Guerra Civil, Hernández se alista en el bando republicano. Participó en varias
batallas, como las de Teruel, Andalucía y Extremadura, de las cuales salió vivo y pudo
casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. Mientras la Guerra Civil seguía su
curso, Miguel Hernández no perdía el tiempo: asistió al II Congreso Internacional de
Escritores Antifascistas y a la Unión Soviética. Escribió Pastor de la muerte y El hombre
acecha. Tuvo dos hijos: Manuel Ramón, el cual muere a los pocos meses y al que el
poeta dedica Hijo de la luz y de la sombra; y Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas
Nanas de la cebolla.
Cuando la Guerra Civil terminó, Francisco Franco ordenó la destrucción de la edición de
El hombre acecha (que acababa de imprimirse), aunque se salvó, gracias a dos
ejemplares que se salvaron de la destrucción literaria.
Por eso y más, el poeta corría mayor riesgo en Orihuela que en otro sitio y decidió irse a
Sevilla pasando por Córdoba, pero aún así, la policía de Salazar lo entregó a la Guardia
Civil, la cual lo transladó al penal de la calle Torrijos en Madrid. Gracias a las gestiones de
Pablo Neruda, salió en libertad sin ser procesado, en septiembre de 1939. Persistente,
volvió a Orihuela, donde fue delatado y detenido y ya en prisión, fue juzgado y condenado
a muerte en marzo de 1940. No fue ejecutado gracias a la intervención de Cossío y otros
amigos intelectuales, así cambiándole la pena de muerte por la de treinta años. Pasó a la
prisión de Palencia en septiembre de 1940. En 1941, fue trasladado al Reformatorio de
Adultos de Alicante donde enfermó de bronquitis, tifus y tuberculosis. Falleció el 28 de
marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los
ojos, cosa que a Vicente Aleixandre le sirvió de inspiración para
componer un poema.
Miguel Hernández, es considerado de la generación del 36 aunque
mantuvo más proximidad con la generación del 27 y, también, uno
de los más representativos de literatura castellana.

Sebastià Fons Caldentey


Miquel Vidal Bover
4º A

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