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¿Y TODO POR UN “INFELIZ” HELICÓPTERO?

«El segundo Uribe se deja ver en las “tardes doradas de


la mafia”, a las que se refiere, en un excelente artículo,
el escritor Alpher Rojas. Cuenta él un episodio del que
fue testigo presencial. En una de las lujosas ferias de
Armenia, cuando la ciudad se preparaba para su
centenario. Rojas ve de lejos a Pablo Escobar, a
Rodríguez Gacha, a los Ochoa que asisten al
espectáculo. Dairo Chica, el consentido de la mafia,
presenta su espectáculo de rejoneo. Las jacas
encintadas son soberbias. Fabio Ochoa, “el obeso
padrino de los nuevos ricos” imparte absoluciones y
come mandarinas. “Tupac Amaru”, el caballo de un
millón de dólares, opaca con su silueta y con el
pequeño lucero de su frente, a las otras cabalgaduras.
Rodríguez Gacha, propietario del ejemplar, “disfruta
las mieles de su popularidad”. Y allí, en ese mismo
sitio y hora está él, el candidato, “con sus magníficas
cuadras caballares”. “Allí está el 'doptor Uribe', como
le decía El Mexicano, o ‘Varito’, como lo motejaba
cariñosamente don Fabio. Y de ninguna manera
distante, ni prejuicioso, ni tímido, sino francamente
comprometido en el negocio turbio, desde la brevedad
ambigua de su atuendo maicero y sus gafas de
Harvard, intercambiando información pecuaria para
modernizar y ampliar sus dehesas”. “Daba la
impresión - añade Rojas - de ser un amigo muy
cercano de los padrinos caballistas. Me parece
observarlo contemplando la conjunción jinete/caballo
de Dairo Chica (el rejoneador de los narcos), con
Venus, el espléndido caballo asesinado. Uribe alzaba
su entrecejo con visible admiración, seguramente
empezando a vislumbrar a un país, brioso y tonto a la
vez, montado por él”.»

J. Contreras y F. Garavito (Biografía no autorizada


de Álvaro Uribe Vélez – El Señor de las sombras -
2002) ( 1 )

El helicóptero de “Tranquilandia”
Tomado de “Biografía no autorizada de
Alvaro Uribe Vélez” (2002)

1
http://colombia.indymedia.org/uploads/2007/09/biografia_auv.pdf
2

«Hace poco Noticias Uno y El Nuevo Herald dieron cuenta, con un intervalo de diez
horas, de la incautación por parte de la Policía y de la DEA, de un helicóptero,
propiedad de Uribe Vélez y de otros, en la llamada operación Yarí. En el complejo, de
500 hectáreas de extensión, las autoridades encontraron siete pistas de aterrizaje y 14
fábricas capaces de producir 20 toneladas semanales de cocaína. De acuerdo con el
reporte del corresponsal del Herald en Colombia, Gonzalo Guillen, el 11 de marzo de
1984, un año después de que Uribe saliera prácticamente destituido de la Alcaldía de
Medellín, y en plena campaña electoral para el Senado de la República, las autoridades
colombianas y estadounidenses dieron un rudo golpe contra el narcotráfico, que
algunos han calificado como “el más grande en la historia”.

En el operativo, las autoridades decomisaron un helicóptero Hughes-500, modelo


369D, con matrícula HK 2704-X (amparado hasta ese momento por la matrícula
norteamericana N215-FA), que llegó a Colombia el 27 de octubre de 1981, importado
por una empresa de Alberto Uribe Sierra. La licencia de operación y la matrícula
correspondiente se le otorgaron un día después, luego de un trámite preferencial de
cuatro horas que obvió turnos que comúnmente se demoran alrededor de veinte días.
El director de Aerocivil en ese momento era Álvaro Uribe Vélez. Ese mismo día
Aerocivil “concedió matrículas de bandera colombiana a tres de los seis aviones que la
Policía decomisó durante el allanamiento. Uno de ellos fue el HK 2592P, en cuyo
expediente figura un oficio de recomendación especial firmado por el entonces jefe de
Planeación de la Aeronáutica Civil, César Villegas, principal asesor de Uribe Vélez”. En
ese momento el director de la Policía era el general Víctor Delgado Mallarino. Él
informó que el complejo, desde el cual se exportaban semanalmente hacia los Estados
3

Unidos toneladas de cocaína, “pertenecía a las organizaciones de Pablo Escobar,


Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez
y Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes manejaban los poderosos carteles de
Medellín y Cali. La dirección del operativo estuvo a cargo de los coroneles Jaime
Ramírez Gómez (posteriormente asesinado por la mafia cerca de Bogotá) y Luis Ernesto
Gilibert, hoy director de la Policía Nacional de Colombia”. El helicóptero fue el mismo
en que el padre del candidato viajó a su hacienda ocho meses antes, cuando fue
asesinado en un supuesto ataque de las FARC. “El 28 de marzo de 1984, diecisiete días
después del golpe a Tranquilandia y Villacoca, la oficina de Registro Aeronáutico de
Aerocivil recibió una carta de la firma propietaria del helicóptero según la cual el
aparato le había sido vendido a un hombre llamado Fidel Agudelo Chávez. Los
anteriores propietarios advertían que no existían escrituras legales que acreditaran la
venta, dado que estaban 'pendientes del avance del proceso sucesoral del finado
Alberto Uribe Sierra'. "La carta venía acompañada por un documento suscrito ante un
notario en febrero de 1984 por Agudelo Chávez y por Jaime Alberto Uribe Vélez
(hermano de Álvaro recientemente fallecido), quien se comprometía a entregar el
helicóptero en pago de una deuda que su padre había contraído con el presunto nuevo
propietario de la nave". En el expediente oficial no aparece hoy ese traspaso. El rastro
del helicóptero se perdió. Después de haber sido adjudicado a la Policía Nacional, la
fiscalía ordenó devolverlo a los dueños “alegando que no hubo sentencia judicial
alguna que condenara oficialmente su relación con el narcotráfico”. Poco después del
decomiso, Uribe Vélez le solicitó una cita a Enrique Parejo, ministro de Justicia de ese
entonces, durante la cual le explicó que su padre no pertenecía al narcotráfico y que
simplemente “le había prestado el helicóptero a un amigo” ( 2 ). El informe de
Noticias Uno, que se transmitió el domingo 21 de abril, fue elaborado por Ignacio
Gómez, director de Investigaciones del Canal Uno, un acreditado periodista
colombiano que se ha visto obligado a vivir durante largos períodos fuera del país por
razón de las amenazas de que ha sido víctima. En las dos semanas previas a la emisión,
Gómez recibió en el teléfono de su residencia particular quince grotescas llamadas de
sicarios. Sin amedrentarse, el noticiero publicó su crónica, para la cual le pidió una
previa respuesta a Uribe Vélez. El se negó, alegando que sus respuestas podían ser
editadas. En consecuencia, se le propuso que hablara en directo, sin límite de tiempo.
Respondió que contestaría “más tarde”. Pero no dijo nada. Al día siguiente, sin
embargo, aceptó varias entrevistas por la radio, en las que acusó al director del
informativo, Daniel Coronell, de ser un testaferro de Noemí Sanín, también candidata
presidencial. Coronell respondió enérgicamente. De inmediato recibió tres amenazas
en su oficina y varias por su teléfono celular. A las 11 de la noche del lunes 27 un
hombre lo llamó desde un aparato no registrado para decirle “te vamos a matar, hijo
de puta”. A las 9 y 30 de la mañana del día siguiente, otro hombre llamó al celular y le
dijo que matarían a su hijita de pocos años. Coronell se vio obligado a sacar a la niña
del país y a enviarla a vivir con unos parientes.»

2
La expresión no está resaltada en el original.
4

El helicóptero e Ignacio Gómez


Tomado de una entrevista
a Ignacio “Nacho” Gómez
25 de noviembre de 2002

A finales de 2002 el Comité Mundial para la Protección de los Periodistas, CPJ, le


concedió al comunicador Ignacio “Nacho” Gómez el Premio Internacional de
Libertad de Prensa.

Dicha organización invitó a Gómez a su sede y aprovechó su presencia para hacerle


una entrevista:

«El periodismo colombiano a menudo presencia en la primera línea de butacas el


salvaje tiroteo del narcotráfico, la guerra civil y la violencia en general del país. Uno de
esos espectadores de excepción es Ignacio "Nacho" Gómez, quien empezó su carrera
periodística en la década de los 80 durante el fragor de la lucha contra los carteles de
la droga.

Desde entonces, las amenazas, los exilios y los atentados contra su vida o su integridad
profesional no han amilanado a Nacho, quien concentra hoy sus esfuerzos en delatar la
corrupción gubernamental en los más altos niveles. Este batallar de años ha sido
reconocido al concedérsele uno de los galardones más prestigiosos del periodismo
mundial, el Premio Internacional de Libertad de Prensa del CPJ ( 3 ).

Nacho visitó la sede del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y charló con
nosotros sobre las lecciones del pasado, la pelea del presente y las incertidumbres del
futuro.

(…)

ICFJ: ¿Por qué te han concedido el premio del CPJ?

IG: Por el trabajo de los antecedentes que relacionan a Alvaro Uribe Vélez con el
Cartel de Medellín. Es una investigación que se hizo en cinco partes. Una de ellas tenía
que ver con la coincidencia cuando Pablo Escobar era miembro del Congreso y tenía
muchísima actividad política o proselitista en los barrios pobres de Medellín, y por
entonces Alvaro Uribe era el alcalde de Medellín y hacía programas muy paralelos a
los de Pablo Escobar. Después Alvaro Uribe fue director de la Aeronáutica Civil. Antes
de él, desde 1954 hasta 1981, el Estado había concedido 2.339 licencias, y durante los
18 meses que él ejerció, concedió 2.242 licencias, muy poco menos que en los 35 años
anteriores, con el agravante que muchísimas de esas licencias, como 200, quedaron en
manos del Cartel de Medellín. Y una de ellas, al menos una de ellas, quedó en manos
de su papá, quien fue asesinado un tiempo después por las FARC. Cuando el

3
http://www.cpj.org/awards02/DC_awards02_release.html#more
5

helicóptero era objeto de la herencia, fue encontrado en un laboratorio famosísimo de


Pablo Escobar llamado Tranquilandia. El helicóptero pertenecía a Uribe y su hermano.
Además había una estrecha relación entre el papá de Uribe y el clan de los Ochoa, que
era una familia muy importante en el Cartel de Medellín. Y la última fue cuando Pablo
Escobar escapó de la cárcel y trató de hacer un nuevo acuerdo con el gobierno, y el
encargado de llegar a ese acuerdo fue Alvaro Uribe Vélez. De todo esto nosotros
teníamos cinco historias. Nosotros sólo alcanzamos publicar una, que es la relacionada
con el helicóptero. Y el día que la publicamos el presidente se puso demasiado bravo,
me insultó a mí por la radio, y comenzaron a presentarse llamadas misteriosas
amenazando de muerte a la hija de dos años de Daniel Coronell, director de Noticias
Uno, el programa donde trabajo yo ahora. Y se presentaron diversas presiones dentro
de los otros socios del canal para que yo fuera expulsado. Entonces la serie se
suspendió, no se emitió.

ICFJ: ¿Hay planes para que se emita el resto de la serie o las amenazas son demasiado
serias?

IG: Son demasiado serias. Yo estoy dispuesto a seguirla, pero no hay quien me la
apoye. Ni en el canal ni en ninguna otra parte.

ICFJ: ¿No hay un medio extranjero dispuesto a emitir el resto de la serie?

IG: Estoy tratando de conseguir ese socio. De hecho, algunas partes salieron en el
Sunday Times de Londres, pero salieron en la página A-18.

ICFJ: Además del Sr. Coronell y su hija, ¿has recibido amenazas de muerte a raíz de
esto?

IG: No. Yo he estado recibiendo llamadas siempre. Mi correo ha sido interceptado, a


mi teléfono se le baja la potencia, pero yo no he recibido amenazas ciertas
recientemente, y yo no sé si eso es bueno o es malo porque son uno de esos silencios
que a uno lo ponen a pensar…»

El helicóptero y Gonzalo Guillén


Referencia: Los Confidentes de Pablo Escobar
(Guillén, Gonzalo, Un Pasquín, mayo de 2007)

«Álvaro Uribe fue copropietario en calidad de heredero, de un helicóptero que la


Policía colombiana y la DEA decomisaron el 11 de marzo de 1984 durante un golpe a
las mafias de las drogas, que aún, hoy sigue siendo el más grande del mundo en todos
los tiempos y es el único que logró hacer que la cocaína escaseara en los grandes
mercados del mundo y que su precio se multiplicara.
6

La aeronave, de fabricación norteamericana Hughes-500, modelo 369-D, la introdujo a


Colombia el 27 de octubre de 1981 una empresa del padre de Uribe Vélez, Alberto
Uribe Sierra (reconocido amigo de Pablo Escobar), al amparo de un registro legal de
importación y al día siguiente, en menos de cuatro horas, el Departamento
Administrativo de Aeronáutica Civil, Aerocivil, del cual Álvaro Uribe era director en ese
momento, le otorgó licencia de operación y matrícula de bandera colombiana HK 2704-
X. Un trámite que normalmente suele demorar, cuando menos, 20 días.

El helicóptero llegó a Colombia con la matrícula de bandera norteamericana N215-FA.

El mismo día en que la Aerocivil incorporó a la flota aérea colombiana el helicóptero


de la empresa del padre de Uribe Vélez, también concedió matrículas de bandera
colombiana a otros tres aviones de seis que la DEA y la Policía Nacional decomisaron
durante el allanamiento a aquel complejo cocainero, de 500 hectáreas de extensión,
siete pistas de aterrizaje y 14 factorías capacitadas para producir 20 toneladas
semanales de cocaína; quiere decir que podía surtir con creces el consumo mundial de
cocaína, estimado en 900 toneladas métricas…

De acuerdo con el director de la Policía Nacional de Colombia, Víctor Delgado


Mallarino, en esa gigantesca zona industrial de la mafia colombiana, conocida como
Tranquilandia y Villacoca, los más grandes narcotraficantes del país se habían asociado
para producir la droga que exportaban por toneladas y sin mayores problemas,
principalmente hacia Estados Unidos.

El mismo día de marzo de 1984 en que comandos policiales tomaron por asalto el
complejo y lo destruyeron, Delgado Mallarino afirmó que les pertenecía, entre otros, a
las organizaciones de Pablo Escobar, José Gonzalo Rodríguez Gacha, alias El Mexicano
y los hermanos Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez y Miguel y Gilberto
Rodríguez Orejuela, quienes manejaban los poderosos carteles de Cali y Medellín.

La dirección del operativo estuvo a cargo de los coroneles Jaime Ramírez Gómez
(posteriormente asesinado en venganza por la mafia cerca de Bogotá) y Luis Ernesto
Gilibert, quien llegó a ejercer la dirección de la Policía Nacional de Colombia.

Ocho meses antes de haber capturado el helicóptero en ese centro industrial de la


cocaína, el padre de Uribe Vélez fue asesinado supuestamente por las rebeldes Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, en una hacienda de su propiedad
próxima a Medellín, a la cual había viajado en el controvertido helicóptero. Todos sus
bienes quedaron en poder de sus hijos, incluido Álvaro Uribe, y sujetos a una
repartición judicial equitativa.

El 28 de marzo de 1984, 17 días después del golpe a Tranquilandia y Villacoca, la


oficina de Registro Aeronáutico de la Aviación Civil Colombiana, recibió una carta de la
firma propietaria del helicóptero según la cual el aparato, para entonces incautado,
supuestamente le había sido vendido a un hombre llamado Fidel Agudelo Chávez, con
la advertencia de que no existían documentos legales que acreditaran la venta como lo
7

dispone la ley, pues “están pendientes del avance del proceso sucesorial del finado
Alberto Uribe Sierra”.

La carta fue acompañada por un documento suscrito ante un notario en febrero de 1984
por Agudelo Chávez y por Jaime Alberto Uribe Vélez (hermano de Álvaro Uribe Vélez),
quien se comprometía a entregar el helicóptero en pago de una deuda que su padre
presuntamente había contraído con el aparente nuevo propietario de la nave.

Hoy en día, en el expediente oficial del helicóptero todavía no aparece ningún traspaso
a nombre de Agudelo Chávez y las autoridades aeronáuticas dicen desconocer el
paradero del HK-2704X, el cual fue adjudicado a la Policía Nacional y once años
después de haber sido decomisado en el complejo cocalero la Fiscalía ordenó
devolverlo a los dueños legítimos con el argumento de que no hubo, a la postre,
sentencia judicial alguna que comprobara oficialmente la relación del helicóptero con
el narcotráfico a pesar de haber sido encontrado en el laboratorio de cocaína más
grande del mundo en todos los tiempos.

Otra de las naves incautadas en Tranquilandia y Villacoca es un avión matriculado en


Colombia el mismo día que el helicóptero, con la sigla HK 2592P. En el expediente de
este último figura un oficio de recomendación especial firmado por el entonces Jefe de
Planeación de la Aviación Civil, César Villegas, a quien Uribe Vélez había llevado para
que le sirviera como principal asesor en su controvertida gestión oficial, entre 1980 y
1982.

Villegas estuvo preso años después por haber participado en el traslado clandestino de
fondos de la mafia a la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano, quien fue
sucedido por Andrés Pastrana.»

Cabos sueltos en la muerte de Lara Bonilla


Gerardo Reyes
El Nuevo Herald
9 de diciembre de 2007
8

Semanas antes de ser asesinado, el ex ministro de justicia de Colombia, Rodrigo


Lara Bonilla, se quejaba incesantemente, en público y en privado, de la infiltración
del narcotráfico en todos los sectores de la sociedad.

Y sus señalamientos no eran genéricos. Iban acompañados con nombres propios,


fechas y lugares.

Como ejemplo de esa infiltración, el ex ministro mencionó al presidente Alvaro


Uribe Vélez y a su padre Alberto Uribe Sierra, según una declaración bajo juramento
de la hermana de Lara obtenida por El Nuevo Herald.

La declaración, rendida en julio de 1984 a raíz de la muerte de Lara Bonilla, sugiere


que el ex ministro consideraba que Uribe Sierra estaría vinculado con el mundo del
narcotráfico pues se había descubierto un helicóptero de su propiedad en un
gigantesco allanamiento a un laboratorio de procesamiento de cocaína al sur del
país, en un lugar conocido como Tranquilandia.

''Dijo que lo de Tranquilandia era muy grave y comprometía a gente muy importante
de la política del país, que el helicóptero que habían cogido en Tranquilandia era
del papá de Alvaro Uribe Vélez'', declaró en ese año la hermana del ministro, Cecilia
Lara Bonilla. 'Fue entonces cuando me dijo, en ese momento: `La mafia ha entrado
todos los estamentos del país, no sólo a la política sino a la economía' '', agregó.

En otra declaración aportada al expediente, también bajo juramento, el coronel de


la policía, Jaime Ramírez Gómez, quien fue el coordinador de la operación contra
Tranquilandia, relató que tuvo una conversación con Lara Bonilla sobre sus temores
de un atentado.

'Me manifestó que si a él le hacían un atentado iban a ser los que eran propietarios
de lo cogido en Yarí cuando se descubrieron los laboratorios de cocaína. Le pedí
una mayor explicación y él me dijo: `Sí, los dueños del helicóptero y los aviones que
ustedes cogieron en el Yarí' '', declaró Ramírez. En esa oportunidad, Lara Bonilla no
citó nombres.

En entrevista con El Nuevo Herald, Cecilia afirmó que se ratifica ''en todas y cada una
de las palabras'' del testimonio rendido por ella ante el juez 77 de instrucción
criminal de Bogotá y ofreció otros detalles de su última conversación con su
hermano antes del asesinato en una avenida del norte de esa ciudad el 30 de abril de
1983.

''Yo creo que él sí tenía muchas dudas de Uribe [Vélez]. El no las manifestó
claramente'', expresó Cecilia en una conversación telefónica con El Nuevo Herald.

Cecilia dijo en 1984 que su hermano, al citar el helicóptero, aseguró que Uribe
Sierra había sido asesinado bajándose del aparato.
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''Inclusive me contó que Alvaro Uribe había dado declaraciones a la prensa de que al
papá lo había matado la guerrilla porque no se había dejado secuestrar'', declaró
Cecilia, quien fue gobernadora del departamento del Huila.

Desde el 23 de octubre, El Nuevo Herald envió al jefe de prensa de la presidencia


de la República de Colombia un mensaje electrónico solicitando una opinión del
presidente Uribe sobre el tema, pero no fue respondida. La misma solicitud junto
con copias de las declaraciones judiciales fue enviada por fax a la oficina de
comunicaciones el jueves, y tampoco recibió respuesta.

Aunque las sospechas de Lara Bonilla citadas por Cecilia no se conocían, el


presidente Uribe se ha defendido alegando que el helicóptero en cuestión fue
vendido antes de la operación antinarcóticos en Tranquilandia. Sin embargo, ni el
mandatario ni su familia han dado a conocer las escrituras de transferencia del
aparato.

Uribe es considerado como el mejor aliado de Washington en la lucha contra el


narcotráfico en el hemisferio. El mandatario ha firmado la extradición de más de 500
narcotraficantes a Estados Unidos, entre quienes se encuentra Fabio Ochoa, uno de
los cabecillas del Cartel de Medellín

Rodrigo Lara Restrepo, hijo de Lara Bonilla, fue contratado hace un año y medio por
Uribe para dirigir la oficina anticorrupción de la Presidencia de la República.

Lara Restrepo explicó a El Nuevo Herald que ni él ni sus hermanos habían estudiado
el expediente de la muerte de su padre.

''Ahora que conozco esos documentos creo que el tema es delicado, y sobre eso me
voy a pronunciar en los próximos días'', afirmó Lara Restrepo a El Nuevo Herald.

La mención del helicóptero en el proceso judicial por el homicidio de Lara Bonilla


originó una investigación del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el
cual estableció que, en efecto, el padre del presidente era socio de la firma
propietaria de la aeronave, Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda.

Sin embargo, en un documento firmado por Jaime Alberto Uribe Vélez, otro hijo de
Uribe Sierra, se afirma que la empresa vendió el aparato a un tercero, lo cual ocurrió
un mes antes de la operación de Tranquilandia. En los archivos del expediente de
Lara Bonilla y en el registro del historial de la aeronave no existen escrituras
formales de esa transacción.

Uribe Sierra era un ganadero y criador de caballos del departamento de Antioquia


que tenía relaciones personales con criadores de caballos, entre ellos los miembros
de la familia Ochoa, fundadores del Cartel de Medellín. Fue asesinado el 14 de junio
de 1983. Su hijo, el presidente Uribe, ha sostenido que el asesinato fue cometido por
10

el Quinto Frente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al


resistir un intento de secuestro.

El 10 de marzo de 1984, la policía colombiana, con el apoyo de la Agencia de Lucha


contra las Drogas (DEA), tomó por asalto un complejo de 19 laboratorios de cocaína
en el departamento de Caquetá, al sur de Colombia.

La operación, que culminó con la destrucción de cocaína por un valor en el mercado


de $1,200 millones, se logró gracias a que agentes de la DEA instalaron transmisores
satelitales en varios tanques de éter que fueron comprados por Francisco Javier
Torres Sierra, un enlace del Cartel de Medellín, en un expendio mayorista en
Phillipsburg, New Jersey. El éter es un precursor químico fundamental para el
procesamiento de la pasta de coca.

Durante varios días la DEA siguió las señales de los dispositivos hasta que el
cargamento de químicos fue ubicado en un área selvática en inmediaciones del río
Yarí, al sur del país.

El complejo de Tranquilandia, controlado por los Ochoa, Pablo Escobar y Gonzalo


Rodríguez Gacha, líderes del Cartel de Medellín, contaba con ocho pistas de
aterrizaje donde fueron halladas varias aeronaves. Una de ellas era un helicóptero
marca Hugues, modelo 369D, con matrícula HK 2704E, construido en 1980 y con
capacidad para cinco pasajeros.

Cuando el 14 de agosto de 1984 los investigadores del DAS pidieron información


sobre la aeronave a la Aeronáutica Civil, el director de esa entidad, Juan Guillermo
Penagos Estrada, les entregó el expediente del helicóptero.

Penagos había reemplazado a Uribe en la dirección de la Aeronáutica Civil. Uribe


fue director del organismo entre 1980 y 1982, período en el cual se aprobaron
licencias de operación de aeronaves y pistas a narcotraficantes.

De acuerdo con el libro El Señor de las sombras: biografía no autorizada de Alvaro


Uribe Vélez, del periodista estadounidense Joseph Contreras, corresponsal de
Newsweek, el propio Lara Bonilla calificó de “negligente” y “pasiva” la política de la
Aeronáutica Civil en relación con la aprobación de esos permisos que favorecieron
aeronaves y pistas de Escobar, los Ochoa y el narcotraficante Carlos Lehder.

Uribe ha dicho que fue exonerado de cualquier responsabilidad en la expedición de


los permisos por una investigación que realizó el entonces Procurador General de la
Nación, Horacio Serpa Uribe.

De acuerdo con los documentos oficiales, el helicóptero fue comprado en Los


Angeles, luego importado a Colombia en octubre de 1981 y nacionalizado en abril
de 1982. Los documentos muestran a Uribe Sierra como socio de la empresa
11

propietaria del helicóptero Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. y como gerente de la


misma a Carlos Alberto Amórtegui Romero.

Diecisiete días después de la incautación del helicóptero, la empresa Aerofoto


Amórtegui y Cía. Ltda. presentó ante la oficina de registro aeronáutico una
declaración extrajudicial en la que se afirma que el aparato fue entregado a Pedro
Fidel Agudelo Chávez como pago de una deuda pendiente por 25 millones de pesos.

Segun ese documento, Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano del presidente se
comprometió a entregar ''todos los documentos del helicóptero en cuanto finalice la
sucesión de Alberto Uribe Sierra con el fin de cederle los derechos a sus herederos''
como propietario del helicóptero. Sin embargo en el expediente no figura la
transferencia formal de los derechos. Una fuente cercana a los Ochoa dijo a El Nuevo
Herald que Agudelo, el nuevo propietario del helicóptero, fue un trabajador de
Fabio Ochoa, narcotraficante condenado en Estados Unidos a 30 años de prisión. El
Nuevo Herald trató de confirmar esta información con la familia del narcotraficante
en Medellín a través de correos electrónicos, pero la solicitud no fue respondida.

Un artículo publicado en septiembre de este año en la revista cultural colombiana El


Malpensante, identificó a Agudelo como un ''testaferro'' del narcotraficante
Rodríguez Gacha en la compra de obras de arte. Rodríguez Gacha fue abatido en
1989 por la policía de Colombia.

La Aeronáutica Civil canceló el permiso de funcionamiento del helicóptero


confiscado en Tranquilandia el 11 de abril de 1984.

Pero un nuevo incidente, poco conocido, sacó a flote de nuevo la existencia del
aparato. Según logro establecer El Nuevo Herald, el primero de mayo de 1986 un
helicóptero con las mismas características y similar matrícula cayó con cocaína en un
céntrico sector de Medellín. El diario El Colombiano publicó la noticia: ``El
helicóptero de matrícula HK 2704 es de propiedad de la firma Aerofoto Amórtegui y
Cía. Ltda. de la ciudad de Medellín''.

La muerte de Lara Bonilla continúa en la impunidad. Tulio Manuel Castro Gil, el juez
que acusó a Pablo Escobar del asesinato, fue muerto en julio de 1985. El coronel
Ramírez fue asesinado en noviembre de 1986.

Carta de la Presidencia de la República al


diario El Nuevo Herald
«Bogotá D.C., diciembre 11 de 2007

Señor
Humberto Castelló
12

Director El Nuevo Herald


Miami FL, Estados Unidos

Distinguido señor:

Como en reiteradas ocasiones uno de sus periodistas ha intentado mancillar la honra


del Presidente de Colombia, me permito anexar el aviso publicado en la revista
Cromos, el 22 de mayo de 1984. El periodista lo desconoció como elemento de
información, porque el aviso hubiese desbaratado todas las afirmaciones
calumniosas.

El Presidente Álvaro Uribe ha desvirtuado decenas de veces la infamia a la que me


refiero. En adelante deberán ser sólo los hechos de una vida dedicada por más de
treinta años a servir con transparencia a la democracia colombiana, los que nieguen
la calumnia.

Colombia no puede trenzarse en un debate cíclico con individuos empeñados en


desacreditarla e injuriar a sus autoridades legítimas.

Cordialmente,

César Mauricio Velásquez


Secretario de Prensa
Presidencia de la República de Colombia

Anexo: Aviso Revista Cromos, mayo 22 de 1984.» ( 4 )

4
http://web.presidencia.gov.co/sp/2007/diciembre/11/carta_nuevo_herald.pdf
13

Zar anticorrupción de Colombia renuncia


tras publicación de El Nuevo Herald
GONZALO GUILLÉN / El Nuevo Herald
Miércoles 12 de diciembre del 2007

El jefe del Programa Anticorrupción de la Presidencia de Colombia, Rodrigo Lara


Restrepo, renunció ayer irrevocablemente tras la publicación en El Nuevo Herald de
una investigación que recogió testimonios judiciales sobre el magnicidio del
ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, padre del funcionario dimitente, cometido
en abril de 1984 por las mafias de la cocaína.
14

La investigación, del periodista Gerardo Reyes, incluyó la historia de un


controvertido helicóptero, mencionado en los testimonios, que fue propiedad del
padre del hoy Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez.

En su renuncia irrevocable, Lara Restrepo, de 31 años de edad, adujo razones


“personales” y “familiares” para dejar el cargo que había asumido en 2004 y no se
refirió a la publicación de este diario.

El vicepresidente de la República, Francisco Santos, quien llevó al cargo oficial a


Lara Restrepo y era su jefe, desde Washington dijo que "prefiero no hacer
comentarios al respecto", elogió la labor contra la corrupción oficial del funcionario
saliente y precisó: "Las decisiones personales son algo que las personas asumen y
uno tiene que ser respetuoso de ellas".

El helicóptero mencionado en la nota de El Herald fue confiscado en marzo de 1984


por la Policía Colombiana y la DEA dentro del laboratorio de cocaína más grande
del mundo que se ha encontrado hasta la fecha y en ese momento era propiedad de
los herederos de Alberto Uribe Sierra.

En declaraciones judiciales una hermana de Lara Bonilla (Cecilia) y el jefe de la


policía antinarcóticos que dio el golpe, coronel Jaime Ramírez Gómez
(posteriormente asesinado), aseguraron que el ministro Lara Bonilla les había
advertido que la mafia iba a matarlo y que los responsables serían los dueños de los
aviones y del helicóptero incautados en la gigantesca fábrica de cocaína.

Uribe Vélez, sus hermanos y una firma a través de la cual tenían la propiedad de la
aeronave, 17 días después de la incautación aseguraron por medio de una carta
enviada a la aviación civil que el aparato supuestamente había sido vendido por
ellos dos meses antes del golpe policial en el que fue incautado pero nunca
exhibieron documentación válida que así lo acreditara ni la aportaron a las
autoridades que administran los registros aeronáuticos de Colombia.

Antes de publicar la nota, Gerardo Reyes pidió por escrito la versión de Uribe Vélez
quien al cabo de dos meses de espera no contestó y también permaneció callado
frente a una segunda invitación a dar su punto de vista, hecha pocos días ates de la
publicación.

Ayer, La Presidencia de Colombia, tan pronto renunció Lara Restrepo, divulgó una
carta, que según dice enviará a El Nuevo Herald, según la cual la publicación de este
diario sería producto de maquinaciones de "individuos empeñados en
desacreditarla [a Colombia] e injuriar a sus autoridades legítimas".

La carta sostiene también que "uno de los periodistas" del Herald, al que no
identifica, "ha intentado mancillar la honra del Presidente de Colombia" pero no
explica en qué han consistido tales intentos.
15

Comunicado de El Nuevo Herald


EL NUEVO HERALD DIC.15, 2007
Respuesta al comunicado de la presidencia

El comunicado de la presidencia de Colombia acusa a un periodista de este diario


del delito de calumnia. Como los delitos no se proclaman alegremente sino que se
demuestran con hechos, de entrada no admitimos los términos del comunicado.

En cuanto al procedimiento de consulta y verificación de este diario, sabemos que


actuamos profesionalmente.

Desde el 23 de octubre, el periodista Gerardo Reyes envió a la oficina de


comunicaciones de la presidencia de la República de Colombia un mensaje en el
que solicitaba la opinión del presidente sobre documentos que anexó en el mismo
mensaje, pero la respuesta nunca se produjo.

Se trataba de una declaración de Cecilia Lara Bonilla, hermana del asesinado ex


ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, en la que afirmaba que su hermano citó
como ejemplo de la filtración del narcotráfico en la sociedad colombiana el hecho de
que se hubiera hallado un helicóptero propiedad del padre del presidente Alvaro
Uribe en un laboratorio de cocaína en 1984.

Días antes de la publicación en El Nuevo Herald, el reportero insistió en la respuesta


y envió por fax los anexos, pero el vocero César Mauricio Velásquez no le prestó
atención. En declaraciones a una emisora radial el viernes, Velásquez admitió que
había recibido el mensaje, pero que, por recomendación del asesor más cercano al
presidente, José Obdulio Gaviria, se tomó la decisión de no responder dado que la
presidencia no confía en el periodista. ''El presidente pierde cuando le responde, así
como cuando no responde'', afirmó el funcionario.

Consideramos que el derecho de petición de un ciudadano o un periodista no es


algo que se define con criterio de casino, si se pierde o se gana; es una obligación
legal y moral que incluye la posibilidad de reconocer que no se quiere o no se
puede responder. El silencio no es una opción.

Pero El Nuevo Herald no fue la única víctima del desdén de la presidencia. Como lo
explicó Rodrigo Lara Restrepo, hijo del ministro Lara Bonilla y saliente director de la
oficina anticorrupción de esa entidad, Velásquez y Gaviria tampoco compartieron
con él la solicitud de información del periodista pese a que el contenido de la misma
se relacionaba con un episodio trágico en su vida como fue el asesinato de su padre
en manos de narcotraficantes. Lara Restrepo renunció a su cargo esta semana a raíz
de la publicación del artículo.
16

Ahora, la presidencia nos reclama con tono de indignación no haber tenido en


cuenta un remoto aviso publicado en 1984 en una revista colombiana y que, de
haberse considerado, hubiera ''desbaratado'' el artículo periodístico.

Independientemente de nuestras dudas sobre los efectos de dicho aviso,


seguiremos indagando en éste y otros casos que merecen ser aclarados no sólo por
la gravedad del tema sino porque estamos convencidos de que el presidente Uribe y
su familia merecen dejar su nombre en limpio.

Humberto Castelló
Director de El Nuevo Herald

Comunicado de la Presidencia de la República


«1. Como se informó públicamente en 1984, y en reiteradas ocasiones posteriores, el
helicóptero encontrado en el Yarí no pertenecía en ese momento a la sociedad
“Aerofoto Amórtegui y Cía”, de la cual había sido socio Alberto Uribe Sierra, padre
del Presidente Álvaro Uribe Vélez, asesinado por las FARC el 14 de junio de 1983.

2. Tal como desde entonces consta en los archivos de los correspondientes


despachos judiciales, notarías y la Aeronáutica Civil, los herederos de Alberto Uribe
Sierra cedieron los derechos herenciales sobre la participación en la sociedad
“Aerofoto Amórtegui y Cía”, cuyo objeto social era la aerofotografía.

3. Tal como desde entonces consta en los correspondientes despachos judiciales,


notarias y la Aeronáutica, uno de los herederos de Alberto Uribe Sierra entregó el
helicóptero en dación en pago por una deuda del pasivo sucesoral, en febrero de
1984.

4. El Director de la Aeronáutica, el 16 de octubre de 2007, aclaró, una vez más, todo


lo referente al helicóptero usado por el hoy Presidente de la República, el 14 de
junio de 1983, para tratar de rescatar a su hermano herido en el hospital de
Yolombó. El servicio fue solicitado a la Defensa Civil y la aeronave no pertenecía a
Pablo Escobar. ( 5 )

Bogotá D.C., diciembre 15 de 2007»

5
Resulta curioso que la Oficina de Prensa de la Presidencia se refiera en su comunicado, en el
numeral 4, a otro helicóptero sobre el cual El Nuevo Herald de Miami no se ha referido. Se trata del
aparato en el cual se transportó el ahora Presidente Alvaro Uribe Vélez, el día 14 de junio de 1983,
con el objeto de hacerse presente en la hacienda Guacharacas, donde fue asesinado ese mismo día su
padre, para rescatar a su hermano Santiago quien resultó herido en el hecho.
17

Caricatura de Matador en La Tarde (Pereira)

Historia de un helicóptero
Por Constanza Vieira
14 de Diciembre de 2007

Figuras como Luis Carlos Galán o Rodrigo Lara Bonilla brillan cada vez más en el
tiempo. Ellos entendieron la dimensión del poderoso monstruo. No fueron los
únicos, y muchos otros tampoco sobrevivieron.

Una noche, dos semanas antes de su asesinato por el Cartel de Medellín, el entonces
ministro de Justicia Rodrigo Lara acudió a una invitación de un grupo de periodistas
en la sede de la Fundación Friedrich Ebert en Bogotá.

Luego de trazarnos un amplio panorama sobre la omnipresencia del narcotráfico en


la sociedad, y sobre todo en la alta sociedad, concluyó que los que no estamos
metidos en narcotráfico en Colombia, ni nos lucramos de él, cabíamos, toditos, en la
diminuta isla de Gorgona, frente a la costa Pacífica.

En esa década de los 80 se comentaba en los corrillos de prensa que los


narcotraficantes estaban enviando a sus hijos a estudiar a las mejores universidades
del mundo, porque el proyecto era que regresaran a mandar. Limpios ante la
justicia, por supuesto.

La verdad, uno no entiende cómo es que jóvenes que tienen todo nuestro afecto y
solidaridad, hijos de padres admirables asesinados por el narcotráfico, aceptan o
han aceptado cargos en este gobierno.
18

La pregunta queda abierta.

Rodrigo Lara Restrepo tenía ocho años cuando su padre fue asesinado en una calle
de Bogotá, protegido por fuerte escolta, el 30 de abril de 1984. Casi 23 años
después, en marzo de 2006, aceptó el cargo de Zar Anticorrupción, precisamente en
el gobierno de Álvaro Uribe. Con ello, dejó boquiabierto a más de uno.

El pasado día 12, renunció. Y hoy, 14, habló.

Para explicar por qué trabajó con el gobierno Uribe, él dice que “perder el odio es
empezar una nueva vida”, y yo le creo. Dice que nunca revisó el expediente sobre la
muerte de su padre. Le creo.

Para un niño que vivió un episodio tan traumático, evadir durante un tiempo, largo o
breve, quizá sea necesario para fortalecerse y labrarse una personalidad autónoma.
Las convicciones son más fuertes cuando provienen de cosecha propia.

El posible fin de esa etapa de evadir, para el joven ex Zar Anticorrupción, sobrevino
porque el 9 de diciembre el laureado periodista investigativo colombiano Gerardo
Reyes publicó en El Nuevo Herald, de Miami, extractos de una de tantas
declaraciones bajo juramento que han sido echadas al olvido por la justicia
colombiana.

La hermana del inmolado ministro, Cecilia Lara Bonilla, dijo en julio de 1984 al juez
77 de instrucción criminal de Bogotá que Rodrigo Lara mencionó al hoy presidente
Álvaro Uribe Vélez y a su padre, Alberto Uribe Sierra, como ejemplos de la
infiltración de la mafia en sociedad.

La declaración de Cecilia Lara “sugiere que el ex ministro consideraba que Uribe


Sierra estaría vinculado con el mundo del narcotráfico” porque un helicóptero de una
firma de la que era socio fue encontrado en “Tranquilandia”, gigantesca zona
industrial del narcotráfico en el Yarí, sur de Colombia.

“Tranquilandia” fue atacada por la policía colombiana y la DEA estadounidense el 10


de marzo de 1984. El golpe contra la mafia fue tan grande, que disparó el precio de
la cocaína en las calles de Nueva York. Uribe Sierra había sido asesinado nueve
meses antes, el 14 de junio de 1983.

El ministro “dijo que lo de ‘Tranquilandia’ era muy grave y comprometía a gente muy
importante de la política del país, que el helicóptero que habían cogido en
‘Tranquilandia’ era del papá de Alvaro Uribe Vélez”, cita el Nuevo Herald la
declaración juramentada de Cecilia Lara, “fue entonces cuando me dijo, en ese
momento: ‘La mafia ha entrado todos los estamentos del país, no sólo a la política sino a
la economía’ ”.
19

Cecilia Lara agregó que su hermano, al mencionar el helicóptero, aseguró que Uribe
Sierra había sido asesinado bajándose del aparato,”inclusive me contó que Álvaro
Uribe [Vélez] había dado declaraciones a la prensa de que al papá lo había matado la
guerrilla porque no se había dejado secuestrar”.

Dice que se ratifica ”en todas y cada una de las palabras” de su testimonio de
entonces. Que no cita nombres hoy, porque algunas personas mencionadas por ella
en esa época pueden haber corregido su rumbo.

”Yo creo que él sí tenía muchas dudas de Uribe [Vélez]. Él nos las manifestó
claramente”, le dijo ahora a El Nuevo Herald.

El helicóptero en cuestión es marca Hugues-500, modelo 369D, construido en 1980,


matrícula HK 2704E expedida por el Departamento Administrativo de Aeronáutica
Civil al día siguiente de su importación el 27 de octubre de 1981 (un trámite que
suele demorar al menos 20 días). Quien dirigía entonces Aeronáutica Civil era
Álvaro Uribe Vélez.

Uribe Sierra era ganadero y criador de caballos del noroccidental departamento de


Antioquia, de donde también proviene el Clan Ochoa, criadores de caballos y, junto
con Pablo Escobar, fundadores del Cartel de Medellín.

Se han publicado fotos de Uribe Sierra participando como rejoneador en una corrida
de toros en beneficio de “Medellín Sin Tugurios”, el proyecto de vivienda social que
promovió Escobar en la capital de Antioquia cuando decidió hacer avalar con votos
su inmenso poder conseguido como narcotraficante.

También se han publicado fotos de celebraciones en el medio caballístico de


Santiago Uribe Vélez, otro controvertido hermano del presidente, con los Ochoa.

“Tranquilandia” pertenecía a los Ochoa, a Escobar y a Gonzalo Rodríguez Gacha,


este último uno de los principales engranajes de la mafia con las fuerzas militares
para matar comunistas, que por entonces integraban el grueso de líderes de la
Unión Patriótica.

El diario estadounidense también desempolvó otra declaración juramentada del


coronel de la policía, Jaime Ramírez Gómez, quien coordinó la operación contra
“Tranquilandia”.

Lara Bonilla “me manifestó que si a él le hacían un atentado iban a ser los que eran
propietarios de lo cogido en Yarí cuando se descubrieron los laboratorios de cocaína.
Le pedí una mayor explicación y él me dijo: ‘Sí, los dueños del helicóptero y los aviones
que ustedes cogieron en el Yarí’”, declaró Ramírez.
20

El presidente Uribe argumenta que la firma por entonces propietaria del


helicóptero, Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda., de la cual era socio su padre, habría
vendido la nave antes de la operación antinarcóticos de “Tranquilandia”.

El 28 de marzo de 1984, 17 días después del golpe a “Tranquilandia”, Aerofoto


Amórtegui reportó a la Aeronáutica Civil la supuesta venta del aparato a Pedro Fidel
Agudelo Chávez.

Como prueba, la compañía anexó, no un certificado de traspaso de propiedad de la


nave, sino un documento suscrito ante notario en febrero de ese año entre Agudelo y
Jaime Uribe Vélez (fallecido en 2001), en el cual el hermano del actual presidente se
comprometía a entregar el helicóptero al aparente nuevo propietario, en pago de
una supuesta deuda dejada por Uribe Sierra. El traspaso de propiedad se haría al
final del complejo proceso de sucesión.

El diario de Miami aporta los siguientes datos escalofriantes:

“Una fuente cercana a los Ochoa dijo a El Nuevo Herald que Agudelo, el nuevo
propietario del helicóptero, fue un trabajador de Fabio Ochoa, narcotraficante
condenado en Estados Unidos a 30 años de prisión”.

Según la revista cultural colombiana El Malpensante, edición de septiembre 2007,


Agudelo fue testaferro de Rodríguez Gacha en la compra de obras de arte.

Y aunque la Aeronáutica Civil canceló el 11 de abril de 1984 la licencia del


helicóptero confiscado en “Tranquilandia”, el aparato siguió volando y
aparentemente el traspaso de propiedad jamás se hizo.

“Según logró establecer El Nuevo Herald, el primero de mayo de 1986 un helicóptero


con las mismas características y similar matrícula cayó con cocaína en un céntrico
sector de Medellín. El diario El Colombiano publicó la noticia: ‘El helicóptero de
matrícula HK 2704 es de propiedad de la firma Aerofoto Amórtegui y Cía. Ltda. de la
ciudad de Medellín’.”

Por su parte, el periodista Gonzalo Guillén, corresponsal local de El Nuevo Herald,


consigna en su libro Los Confidentes de Pablo Escobar (Ediciones Un Pasquín,
Bogotá, mayo de 2007) que en el expediente oficial del helicóptero todavía no
aparece el traspaso a nombre de Agudelo.

Agrega Guillén que las autoridades aeronáuticas (al momento de escribir el libro)
“dicen desconocer el paradero del HK-2704 X, el cual fue adjudicado a la Policía
Nacional, y once años después de haber sido decomisado en el complejo cocalero, la
Fiscalía ordenó devolverlo a los dueños legítimos con el argumento de que no hubo, a
la postre, sentencia judicial alguna que comprobara oficialmente la relación del
helicóptero con el narcotráfico, a pesar de haber sido encontrado en el laboratorio de
cocaína más grande del mundo en todos los tiempos.”
21

Rodrigo Lara Restrepo argumenta, como una de las razones para no haber leído el
expediente sobre la muerte de su padre, que la investigación “no llegó a nada”, y
apenas “condenó a unos miserables sicarios. Condenó a un niño de 18 años”.

El juez Tulio Manuel Castro Gil, que acusó a Pablo Escobar del asesinato del ministro
Lara, fue asesinado en 1985. En noviembre de 1986 fue asesinado el coronel
Ramírez. Rodríguez Gacha fue abatido en 1989 por las autoridades, y Pablo Escobar
en 1993.

Por cierto: a los periodistas colombianos que abordan estos temas los cercan con
amenazas de muerte, y el presidente enfurecido les dice todo tipo de improperios.
Si me va a llamar a mí, crucen los dedos para que no me coja ese día de mal genio.

Caricatura de Vladdo en la Revista Semana

El helicóptero fantasma
A la oficina de registro aeronáutico jamás llegó una escritura que
oficializara el traspaso del helicóptero a otra compañía o persona

Por Daniel Coronell


Revista Semana

Fecha: 12/15/2007 -1337

Al terminar la semana salió a flote otra maniobra para ocultar información en la


Presidencia de la República. Están implicados el asesor José Obdulio Gaviria -quien
se precia de no tener Procuraduría que lo revise- y el secretario de prensa, César
22

Mauricio Velásquez, empleado de este gobierno desde mucho antes de tener sueldo
oficial.

Los dos decidieron guardarse una información determinante que recibieron de


Gerardo Reyes, laureado periodista del Nuevo Herald y reconocido
internacionalmente por su rigor en la investigación.

En un correo electrónico, enviado también por fax, Reyes preguntaba la opinión del
Presidente sobre la declaración que —en 1984 y bajo juramento— dio la hermana
del asesinado ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla.

Doña Cecilia Lara Bonilla juró ante la justicia, hace 23 años, cuando pocos se
imaginaban que Álvaro Uribe Vélez llegaría a la presidencia, que el ministro Lara
consideraba que el narcotráfico había entrado en todos los estamentos del país y
citaba, como ejemplo de esa infiltración, el caso de un helicóptero de la familia del
ahora Presidente, encontrado en el complejo coquero de Tranquilandia.

La hermana de Lara Bonilla recordó así las palabras del Ministro: "Dijo que lo de
Tranquilandia era muy grave y comprometía gente muy importante de la política del
país, que el helicóptero que habían cogido en Tranquilandia era del papá de Álvaro
Uribe Vélez".

El presidente Uribe no respondió al testimonio. José Obdulio, primo de uno de los


dueños de Tranquilandia, le recomendó quedarse callado.

Tampoco le dijeron nada al Zar anticorrupción, Rodrigo Lara Restrepo, hijo del
ministro asesinado por la mafia. Lara no conoció las partes del expediente que había
mandado Reyes un mes antes. Vino a enterase de su alcance cuando las publicó el
Herald. Dos días después renunció a su cargo por "razones personales".

La reacción presidencial sólo se produjo cuando todo esto había pasado. El


secretario de prensa, en una carta al director del periódico de Miami, aseguró que
cuando el helicóptero fue incautado en Tranquilandia ya no pertenecía a la empresa
Aerofoto Amórtegui, de la que fue socio el padre del Presidente. Para confirmar sus
palabras, anexó un aviso pagado, publicado en la revista Cromos del 22 de mayo de
1984.

¿Por qué el Presidente, que otras veces ha puesto a sus subalternos a certificar su
inocencia, no acudió a un documento oficial sino a un simple anuncio comprado?

La respuesta es sencilla. El folio de matrícula aeronáutica, el documento apropiado


para certificar la propiedad de una aeronave, demuestra exactamente lo contrario
de lo que hoy dice el gobierno: "ese helicóptero siempre perteneció a Aerofoto
Amórtegui, desde su importación en 1981 hasta cuando su matrícula fue cancelada
en 1993". (Ver semana.com)
23

A la oficina de registro aeronáutico jamás llegó una escritura que oficializara el


traspaso del helicóptero a otra compañía o persona. Sólo una declaración firmada en
una notaría de Envigado por Pedro Fidel Agudelo -hombre de cuestionada
reputación- en la que aseguraba que el hermano del Presidente, Jaime Uribe Vélez,
le había entregado el helicóptero como pago de una deuda de 25 millones de pesos
(unos 300.000 dólares de la época).

Según el papel, eso sucedió un mes antes de la operación Tranquilandia. El mismo


papel prometía legalizar el traspaso cuando terminara la sucesión de Alberto Uribe
Sierra. Pero esa legalización jamás se cumplió.

Álvaro Uribe Vélez y sus hermanos, como herederos de Uribe Sierra, eran los
legítimos dueños de la mitad del helicóptero incautado en Tranquilandia en marzo
de 1984.

Esa es la verdad que han buscado ocultar o distraer por años y cuyo fantasma
seguirá saliendo, sin importar los intentos de José Obdulio y compañía.

EL FANTASMA DEL PASADO


El rey está desnudo
Por: María Jimena Duzán
EL TIEMPO
17 de diciembre de 2007

El rey está desnudo, pero en la corte todo el mundo le alaba el disfraz. Hasta ahora,
eso mismo le sucedía al presidente Uribe cada vez que algún periodista se atrevía a
desempolvar episodios de su denso pasado. El que quedaba expósito era el
denunciante, mientras el presidente Uribe se daba el lujo de hacerles caso omiso a
esos "refritos", en medio de insultos altisonantes y de lecciones de ética.

Algo me dice que todo esto puede estar cambiando y que por primera vez el
Presidente parece estar en apuros por cuenta de su pasado. Sin duda, la renuncia
del zar anticorrupción, Rodrigo Lara, tiene esa lectura, a pesar de que en Palacio
hayan querido minimizarla y pordebajearla hasta el punto de haber esparcido el
rumor de que el funcionario no renunció por lo que había publicado El Nuevo Herald
sino porque quería evitar problemas con un prestamista de su campaña. Que, a
propósito, se lo presentaron los hijos del Presidente.

En realidad, Rodrigo Lara Restrepo renunció a su cargo por varias razones, todas
ellas de peso. La primera es que el presidente Uribe hasta hoy no ha podido
explicarle a él, ni al país, qué diablos hacía un helicóptero de propiedad de su padre
en el laboratorio de Tranquilandia. Si el helicóptero ya no era de Uribe Sierra en ese
momento, como insisten los comunicados de Palacio, ¿por qué no hay registros del
24

traspaso? En los comunicados se afirma que el helicóptero fue dado en pago de una
deuda por 25 millones. ¿Una deuda a quién? ¿Así de barato cuesta un helicóptero? Y
si es cierto que esa venta se efectuó, como insisten desde Palacio, el Presidente
tampoco sale muy bien librado: el helicóptero fue vendido a un narcotraficante que
trabajaba para el cartel de Medellín. ¿No es para sorprenderse que en toda esta
cadena no haya un empresario decente que no tenga que ver con el narcotráfico, ni
con el cartel de Medellín.

Pero tal vez el episodio más complicado de manejar para el Presidente no sea
precisamente ese, sino el testimonio del coronel Ramírez que aparece en El Nuevo
Herald. En el que afirma que Rodrigo Lara le confesó, días antes de su asesinato a
manos de la mafia, que lo iban a matar los dueños de las aeronaves que él había
incautado en Tranquilandia. Esos mismos temores nos los había confesado a unos
cuantos periodistas de El Espectador, en una reunión con Guillermo Cano, el propio
Rodrigo Lara, poco antes de su muerte anunciada. A los pocos días, la mafia
asesinaría al coronel Ramírez y luego a Guillermo Cano. La espiral de violencia que
se desató diezmó la conciencia crítica de una nación que ya no se volvió a enfrentar
al narcotráfico.

Pero mientras el Gobierno emite comunicados sobre el helicóptero y se enreda cada


vez más en sus explicaciones, El Espectador publica el sábado un informe
demoledor en el que nuevamente pone el reflector sobre el asesor presidencial José
Obdulio Gaviria, primo hermano del narcotraficante Pablo Escobar. En dicho
informe queda claro que un hermano de José Obdulio compartió cuentas con el
responsable del pago a los sicarios que asesinaron a Guillermo Cano, director de El
Espectador. En la investigación se afirma que a pesar de que su nombre está
presente en las cuentas bancarias y de que la justicia lo llamó a que diera
explicaciones por esos hechos, el hermano de José Obdulio ha desafiado
olímpicamente los estrados judiciales. Hoy es un ciudadano del montón y ya no se
acuerda muy bien de esas épocas. Dice que es un empresario de bien como tantos
otros que hoy, a pesar de su pasado, están disfrutando de las mieles del poder.

Probablemente se dirá de nuevo que José Obdulio no es culpable de lo que hayan


hecho sus hermanos o sus primos. Y que para esa época era tradicional que en
Medellín los ricos tuvieran helicópteros e hicieran negocios con el mundo de la
mafia que circulaba en torno de Pablo Escobar, sin que ninguno de ellos supiera que
se trataba de un narcotraficante que asesinaba ministros, periodistas y candidatos.
Puede, repito, que muchos sigan alabando el disfraz del rey... pero su desnudez
cada día es más evidente.

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