[ ARTE ]

38 EL VOCERO / ESCENARIO / JUEVES, 21 DE ENERO DE 2010

"La nave I".

Con sólo traspasar la
puerta del "Infierno" en
"La Divina Comedia"
de Dante –donde éste
se encuentra con
Virgilo, el poeta–,
rápidamente en su
tournée de ese bajo
mundo se encuentran
con los inútiles y
egoístas, con el limbo
de los no bautizados, el
círculo de los lujuriosos,
los golosos, los avaros,
suicidas, tumbas
abiertas y el papa
Anastasio. Así siguen
entre ríos de sangre
hirviente, hasta que en
el último círculo de los
traidores divisan a
Judas, Casio y Brutus.

El Infierno de Dante según Esteban Figueroa

Una tournée por el Bajo Mundo Jorge Rodríguez, ESCENARIO

Este poema de Dante, escrito de de miedo con este infierno", expresó

1306 a 1321 y divido en las partes de
"Infierno", "Purgatorio" y "Paraíso", se
ha constituido en imaginario del artis-
ta plástico boricua Esteban Figueroa.
Éste exhibirá la primera parte de "Infier-
no" en el Palacio Barolo de Buenos Aires,
junto a toda la recua de personajes que
Dante vio en su sociedad de entonces,
añadiendo a toda clase de ladrones,
hipócritas, alquimistas y monstruos,
que en la contemporaneidad del siglo
21, también pululan.
"Estoy pasando por mi propio
infierno, aunque me encuentro en mi
camino de fe, buscando lo mejor de lo
posible. Busco a gente, hablo de ellos
y les convenzo que se desnuden para
que me posen. Voy a los techos, hace-
mos ejercicios del teatro del oprimido
para que se acostumbren, y así les pre-
paro para establecer una iconografía
"La Nave II – Boca".
Figueroa, artista digital, cineasta y pro-
fesor en otrora, de la Escuela de Artes
Plásticas de Puerto Rico.
El artista cuenta que en estas pie-
zas monumentales su ambiente es recre-
ado dentro de un estudio del estilo gótico,
buscando una atmósfera tenebrosa,
maravillosa y terrorífica, simultánea-
mente. De hecho, confirma su apasio-
namiento con el verismo de Caravaggio,
aunque dentro de su realismo existe una
suerte de pesimismo que revalida con
las ansiedades de este tiempo.
Atormentados sus personajes por
los demonios, Figueroa crea un catá-
logo de caracteres pintados con gran
convicción, aunque de factura extra-
vagante para escenificar y obligar a su
tiempo y espacio, su propia narrativa.
Sin duda, en su mundo de elementos
realistas, triunfa el pecado.