El viejo guitarrero Néstor Alberto

Cuando la noche se marcha de apoliyo

Llega una sombra entre las sombras solas.
Regresa del laburo… algo cansado,
en su diestra el estuche y su viola.

Fieles amigos por el destino atado.

Llega al bulín el viejo guitarrero
Ella tiene su lugar pa’ que repose,
está cansada de tocar los mismos tonos,
del humo del boliche… y las toces,
del mecánico aplauso, del abandono
después de acompañar a tantas voces.

Se le enredó la vida entre seis cuerdas,

enmarañado camino de mentiras.
Le dice al espejo en que se mira
“el éxito firme es de marcha lerda”.

El viejo guitarrero apila años

el vano sueño que no pudo ser.
Ayer, joven, en boliches con estaño
hoy mendiga elenco en un Café Concert

Ni la noche que en apoliyo termina

Ni madrugada fría que doblegue
a su bohemia de madera tan divina…
que echó raíz en su pobre vida breve
y el sueño grave… le pide su aspirina.