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I. Introducción.
El artículo 2.2 de la Nueva Ley Procesal del Trabajo (NLPT) establece que es
competencia del Juzgado Especializado de Trabajo, “En proceso abreviado
laboral, de la reposición cuando ésta se plantea como pretensión principal
única.” Una interpretación de esta norma nos lleva a concluir, además, que a
dicha pretensión “principal única” (reposición), le podrían ser acumulables
otras pretensiones y, que cuando así se plantee una demanda, deberá
transitar por el proceso ordinario laboral2.
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pues incluso el demandante puede optar, en lugar de ser repuesto, por la
indemnización por despido; en el segundo caso, la consecuencia no es la
reposición, sino únicamente la indemnización.
Una pretensión existe en cuanto ella haya sido reconocida como tal por el
sistema jurídico, Priori Posada nos dice: “En dichas normas, el Derecho
objetivo establece de manera abstracta y general qué interés, de aquellos que
se encuentran en conflicto, es el que será digno de tutela (interés prevalente)
y qué interés es el que debe ceder (interés no prevalente o subordinado),
otorgando con ello a los particulares diversas situaciones jurídicas
(situaciones jurídicas de ventaja a quien resulta ser titular del interés
prevalente y situaciones jurídicas de desventaja a quien resulte ser titular del
interés no prevalente)”3
a) El D.L. Nº 18471.
3
Priori Posada, Giovanni, La efectiva tutela jurisdiccional de las situaciones jurídicas materiales:
hacia una necesaria reivindicación de los fines del proceso, en AA.VV. Derecho Procesal Civil.
Estudios, Ius et veritas – Jurista Editores, p. 47.
4
Gozaíni, Osvaldo A., Elementos de Derecho Procesal Civil, Ediar, 2005. p. 53
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Luego de citar varias definiciones sobre el despido, Blancas Bustamante nos dice: “Coinciden
estas opiniones, en destacar el rol decisivo que juega voluntad unilateral del empleador en el
despido, en forma independiente a la existencia o ausencia de causa jusitificada o a cual fuera
ésta, calificando con dicha expresión a toda extinción de la relación de trabajo que reconozca en la
voluntad del empleador su fuente productora” Blancas Bustamante, Carlos, El Despido en el
Derecho Laboral Peruano, Ara editores, 2002, p. 48
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Esta norma de 1970 establecía en su artículo 3 que:
b) El D.L. Nº 22126.
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que se interponga la demanda hasta la expedición de la resolución que
pusiere fin al procedimiento.”
c) La Ley Nº 24514.
La impugnación del despido con la finalidad de que éste sea declarado como
improcedente, residía en el hecho de que el despido se produjo sin observar
las formalidades para su validez, en tanto que la declaración de injustificado
del despido, estaba relacionado a la inexistencia de la falta cometida como
causal de despido. En el terreno de los hechos y de los procesos laborales
desarrollados bajo esta norma, muchas veces se anteponía el formalismo del
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despido ante la realidad de la falta. Si la sentencia declaraba el despido como
improcedente o injustificado, se concedía al trabajador vencedor la posibilidad
de optar por la conclusión de la relación laboral o por la reposición. Como se
ve, la reposición dejó de ser la pretensión, para constituirse en una opción en
ejecución de una sentencia declarativa.
d) El D.S. Nº 03-97-TR.
Esta norma, como se sabe, es un texto único ordenado de una parte del
originario D. Leg. Nº 728, denominada “Ley de Fomento del Empleo” que data
del año 1991 y que fuera separada en dos partes por el D.Leg. Nº 855, de
modo tal que este decreto supremo se denomina hoy “Ley de Productividad y
Competitividad Laboral”.
La segunda, ante el despido nulo, tiene igual propósito que la primera sólo
que la declaración del despido será considerarlo como nulo y el efecto de tal
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declaración es el establecido en la última parte del artículo 34 de la norma ya
citada:
Como se aprecia del último párrafo del artículo 34 del D.S. Nº 03-97-TR., la
reposición no es propiamente una pretensión, sino la consecuencia de una
previa declaración del despido como nulo – al igual que lo es la indemnización
en el caso del despido arbitrario – de una previa declaración judicial del
despido como tal, consecuencia que esta a disposición del trabajador
demandante, en tanto que muy bien puede dejarla de lado y optar por la
indemnización, adicionalmente a los derechos establecidos en el artículo 40
de la norma citada, los que en todo caso ni siquiera deben pretenderse, pues
se ordena el pago en cumplimiento de la norma como consecuencia de la
estimación de una demanda de impugnación del despido.
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Blancas Bustamante, Carlos, El despido en el Derecho Laboral Peruano, Ara editores, 2002, p.
336.
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IV. El restablecimiento del derecho constitucional al trabajo.
a) Exp. Nº 1124-2001-AA/TC.
“Ahora bien, el segundo párrafo del artículo 34° del Texto Único Ordenado del
Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral,
Decreto Supremo N° 003-97-TR, establece que frente a un despido arbitrario
corresponde una indemnización “como única reparación”. No prevé la
posibilidad de reincorporación. El denominado despido ad nutum impone sólo
una tutela indemnizatoria. Dicha disposición es incompatible con la
Constitución, a juicio de este Tribunal, por las siguientes razones:
a) El artículo 34°, segundo párrafo, es incompatible con el derecho al trabajo
porque vacía de contenido este derecho constitucional. En efecto, si, como
quedó dicho, uno de los aspectos del contenido esencial del derecho al
trabajo es la proscripción del despido salvo por causa justa, el artículo 34°,
segundo párrafo, al habilitar el despido incausado o arbitrario al empleador,
vacía totalmente el contenido de este derecho constitucional.
(…)
c) La forma de protección no puede ser sino retrotraer el estado de cosas al
momento de cometido el acto viciado de inconstitucionalidad, por eso la
restitución es una consecuencia consustancial a un acto nulo. La
indemnización será una forma de restitución complementaria o sustitutoria si
así lo determinara libremente el trabajador, pero no la reparación de un acto
ab initio inválido por inconstitucional.”
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Queda claro, luego de leer esta fundamentación, que para el TC el despido
arbitrario o incausado, contemplado como tal en el segundo párrafo del
artículo 34 del D.S. N° 03-97-TR., vacía de contenido el derecho constitucional
al trabajo en la dimensión, de este derecho, a no ser despedido sino por causa
justa. Frente a un despido arbitrario o incausado que, al afectar un derecho
constitucional, es un acto nulo la forma de protección – dice el TC – “no puede
ser sino retrotraer el estado de cosas al momento de cometido el acto viciado
de inconstitucionalidad, por eso la restitución es una consecuencia
consustancial a un acto nulo”
b) Exp. Nº 976-2001-AA/TC.
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únicamente, el despido de hecho como expresión del despido más arbitrario
que pueda haber. Finalmente, el TC establece el despido fraudulento como
aquél que se da “con ánimo perverso y auspiciado por el engaño, por ende de
manera contraria a la verdad y la rectitud de las relaciones laborales; aun
cuando se cumple con la imputación de una causal y los cánones
procedimentales, como sucede cuando se imputa al trabajador hechos
notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios o, asimismo, se le atribuye
una falta no prevista legalmente, vulnerando el principio de tipicidad, como lo
ha señalado, en este último caso, la jurisprudencia de este Tribunal (Exp. N°
415-987-AA/TC, 555-99-AA/TC y 150-2000-AA/TC); o se produce la extinción
de la relación laboral con vicio de voluntad (Exp. N° 628-2001-AA/TC) o
mediante la “fabricación de pruebas”
c) Exp. Nº 0206-2005-PA/TC.
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Nótese que el TC ha sido uniforme en expresar que no cabe más pretensión que la reposición,
dejando la pretensión de pago de las remuneraciones dejadas de percibir para ser reclamadas en
otro proceso (de cognición) a título indemnizatorio.
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Aunque respecto al despido fraudulento se precisa que “cuando se imputa al
trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios, o se le
atribuye una falta no prevista legalmente, sólo será procedente la vía del
amparo cuando el demandante acredite fehaciente e indubitablemente que
existió fraude, pues en caso contrario, es decir, cuando haya controversia o
duda sobre los hechos, corresponderá a la vía ordinaria laboral determinar la
veracidad o falsedad de ellos.” desterrándose así la posibilidad de transitar
por el amparo cuando en realidad corresponde dilucidar la existencia o no de
la falta y si esta ameritó o no el despido. También se precisó, respecto al
despido nulo que “cuando se formulen demandas fundadas en las causales
que configuran un despido nulo, el amparo será procedente por las razones
expuestas considerando la protección urgente que se requiere para este tipo
de casos, sin perjuicio del derecho del trabajador a recurrir a la vía judicial
ordinaria laboral, si así lo estima conveniente”.
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Blancas Bustamante, Carlos, El despido en el Derecho Laboral Peruano, Ara editores, 2002, p.
329.
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Si bien la cita corresponde a un texto publicado antes de la entrada en vigencia del Código
Procesal Constitucional, el propósito del amparo, entre los otros procesos constitucionales de la
libertad, es actualmente también reponer las cosas al estado anterior a la violación del derecho
constitucional.
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No encontraremos en la legislación laboral privada vigente, la pretensión de
reposición propiamente; ésta no es una posibilidad ante el despido arbitrario
en el que esté de por medio la discusión de la causa justa de despido,
escenario en el que sólo es dable pretender la indemnización, ni ante un
despido nulo, cuya declaración transitó por un proceso ordinario laboral, pues
la reposición no es una pretensión, sino una consecuencia de tal declaración,
e incluso se puede optar por la terminación de la relación laboral y el pago de
la indemnización.
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Blancas Bustamante, Carlos, El despido en el Derecho Laboral Peruano, Ara editores, 2002, p.
340.
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reestablecer o reponer al trabajador en su puesto de trabajo. En esencia la
pretensión es la reposición, al haber sido despedido inconstitucionalmente.
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declaración – la reposición del trabajador, quien puede optar por la conclusión
de la relación laboral.
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Vinatea Recoba y Toyama Miyagusuku nos dicen: “Recordemos que la
reposición sólo procede en los supuestos de nulidad del despido, de acuerdo
con lo dispuesto por el artículo 29 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, y en
aquellos casos que se apliquen los criterios del Tribunal Constitucional para
invocar una pretensión de reposición”15, si bien esta cita no nos dice mucho
sobre el tema que tratamos, debemos recordar que el proceso constitucional
de amparo frente a los indicados despidos inconstitucionales (arbitrario o
incausado o de hecho, fraudulento y nulo), así lo dejó en claro la
jurisprudencia del TC., era mera y exclusivamente restitutorio, no cabiendo en
él posibilidad alguna de pretender el pago de remuneraciones dejadas de
percibir y, mucho menos, el pago de la CTS generada durante el tiempo que
duraba el proceso, hasta la efectiva reposición o restablecimiento al derecho
al trabajo. Se puede decir, por tanto, que la pretensión de reposición que daba
origen a un proceso constitucional de amparo, frente a un despido
inconstitucional, es una pretensión que, como principal, es única, es decir, no
comparte ubicación alguna con otra pretensión principal.
¿Esto quiere decir que con tal exclusividad debe ahora hacerse valer la
pretensión de reposición en el proceso laboral abreviado, que otrora transitó
por el proceso constitucional de amparo?
Nosotros creemos que sí. Lo que cabe plantearse ahora mediante el proceso
laboral abreviado es la pretensión de reposición ante un despido
inconstitucional, esa y no otra es, desde nuestra perspectiva, la pretensión
“principal única” a que se refiere el artículo 2.2. de la NLPT.
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Vinatea Recoba, Luis y Jorge Toyama Miyagusuko, Comentarios a la Nueva Ley Procesal del
Trabajo, Análisis Normativo, Gaceta Jurídica, 2010, p. 71
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el pago de remuneraciones y el depósito de la CTS., no creemos que puedan
acumularse por las siguientes razones:
Pero esta constatación también nos lleva a considerar que el proceso laboral
abreviado, contemplado en el artículo 2.2 de la NLPT, para pretender la
reposición ante un despido inconstitucional (como pretensión única), respecto
al proceso constitucional de amparo, no será una vía igualmente satisfactoria,
al menos desde la perspectiva de los plazos de un proceso de amparo, si de
urgencia hablamos, frente a los del laboral abreviado, sino a lo sumo una vía
típica y únicamente paralela que muy bien puede ser elegida por el trabajador
demandante.
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Vinatea Recoba, Luis y Jorge Toyama Miyagusuko, Comentarios a la Nueva Ley Procesal del
Trabajo, Análisis Normativo, Gaceta Jurídica, 2010, p. 71
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permitiendo acumular a la pretensión de reposición, las accesorias de pago
de las remuneraciones dejadas de percibir y depósito de la CTS., que como
hemos expuesto no sería posible, o permitiendo que como consecuencia de la
reposición se proceda conforme a la última parte del artículo 34 y al artículo
40 del D.S. Nº 03-97-TR., en cuyo caso ni siquiera afectaría la duración del
proceso pues dichas consecuencias se dan en la sentencia sin posibilidad de
mayor debate sobre tal derecho. Decidir esto corresponderá, transitando por
el planteamiento de la demanda correspondiente, a los jueces especializados
de trabajo.
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Esta conclusión se basa en un comentario hecho al borrador de este trabajo por el Dr. Elmer
Guillermo Arce Ortiz.
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percibir y depósitos de la CTS, pues la sentencia que así estime la demanda y
las pretensiones contenidas en ella, lo hará por la misma razón de nulidad
(por inconstitucionalidad) que cuando se estima una demanda y la pretensión
de declaración del despido, siendo aquella una que se basa en una causal
más de nulidad del despido: la inconstitucionalidad.
IX. Conclusiones.
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6. Corresponderá decidir a los Jueces Especializados de Trabajo, ante las
demandas que así lo planteen, si luego de haberse declarado fundada la
pretensión de reposición en un proceso abreviado laboral, corresponde
ordenar – en ejecución de sentencia – el pago de remuneraciones dejadas de
percibir y depósito de la CTS generados durante el proceso
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