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PRENSA JUDIA EN ARGENTINA

Por RICARDO FEIERSTEIN *

“El periodismo judío en la Argentina tuvo una larga y fecunda historia. Nacido
en la década finisecular del siglo XIX, con anterioridad a la fundición de letras
hebreas en una imprenta local, fue amoldándose con el tiempo a los progresos
de la técnica periodística… Pero es indudable que, sean cuales fueren sus
deficiencias y limitaciones, el periodismo judeo-argentino ha cumplido una alta
misión histórica, no sólo porque en términos generales supo mantener una
serena imparcialidad en el planteo y en la consideración de los problemas de
interés común, sino también porque ha sido un factor decisivo en la
estructuración de las instituciones sociales y en el encauzamiento de su vida
espiritual.”1

Buenos Aires, capital de la República Argentina, es desde hace más de un siglo


también la capital cultural judía de América Latina. Allí se editan hasta hoy los libros de
rezos para todos los países de habla hispana y se forman rabinos para todo el continente
(en su gran mayoría en el Seminario Rabínico Latinoamericano de tendencia
conservadora – Masorti – fundado en 1962 por el rabino Marshall Meyer z‘‘l). Allí se
llevó a cabo, además, la única traducción completa del Talmud al español (Editorial
Acervo Cultural).

Desde fines del siglo XIX y con la primera ola de inmigración masiva, Buenos
Aires se convierte en el centro de la palabra escrita judía. En 1894 se funda
oficialmente la comunidad israelita de Argentina, que luego tomará el nombre de AMIA
(Asociación Mutual Israelita Argentina). Desde entonces se construyen una enorme
cantidad de instituciones judías: escuelas, bibliotecas, sinagogas, hogar de ancianos,
orfanatos. En 1928 el IWO (Instituto Científico Judío) decide abrir una sucursal en esta
ciudad, dada la riqueza de la cultura idish que alberga.

A partir de fines del siglo XIX, pueden señalarse tres grandes olas inmigratorias
judías, a la Argentina, cuyos períodos y lugares de origen son los siguientes:
Primera ola: 1889-1914 (de Rusia, Rumania y Turquía).
Segunda ola: 1918-1933 (de Polonia, Rumania, Hungría, Checoslovaquia,
Marruecos y Siria).
Tercera ola: 1933-1960 (de Alemania, Europa oriental e Italia).

El volumen inicial de la inmigración judía a la Argentina, aunque


cuantitativamente importante hasta 1940, tuvo una tendencia decreciente a través del
tiempo. Los números más altos se dieron entre 1905 y 1914 (un promedio de 8.000
inmigrantes anuales), seguidos de un segundo pico entre 1920 y 1929 (más de 6.500
inmigrantes por año) y un tercero entre 1935 y 1939 (más de 4.000).

El censo nacional de 1960 fue el último que preguntaba sobre la religión de los
entrevistados e incluye 291.877 personas de todas las edades que fueron inscriptos
como judíos. Si se incluye a un cierto número que pudo haber declarado religión

1
Lázaro Schallman: “Historia del periodismo judío en la Argentina”.
“desconocida” o “ateos”, se estiman en 310.000 las personas de ascendencia judía en el
país. Los trabajos posteriores realizados por Schmeltz y Della Pérgola en 1982 y el
nuevo censo del American Joint de 2005 llegan a calcular unos 244.000 judíos viviendo
en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Como se considera que en estos dos
distritos se concentra entre el 80 y el 85 por ciento de la población judía del país,
estaríamos hablando hoy (2010) de un total aproximado de 300.000 judíos argentinos, el
0.7 por ciento de la población general. Esa minoritaria proporción posee, sin embargo,
una representación mucho más intensa en el imaginario popular y, sobre todo, en los
sectores periodísticos e intelectuales.

En Buenos Aires se da una mezcla única entre Sefarad (judíos que hablan
ladino: españoles, turcos, griegos, rumanos y otros, a los que se agregan aquellos
procedentes de países árabes) y Ashkenaz (judíos provenientes de Europa central y
oriental, cuyo idioma es el idish). Constituyen una comunidad mayoritariamente idish
parlante que regresa al idioma hablado en la época de oro de Sefarad e intenta continuar
la escritura de la historia judía en este doble eco de los idiomas judíos europeos.

PUBLICACIONES EN IDISH

El idioma original que trajeron los inmigrantes dio origen en las primeras
décadas a una vastísima producción literaria y periodística. Se conocen más de 350
publicaciones judías en Argentina, la gran mayoría de ellas publicadas en Buenos Aires
y fundamentalmente en idish y castellano, aunque existen también en ladino, hebreo,
alemán y otros idiomas.

En el medio siglo que corre entre 1889- con la llegada del primer grupo de
inmigrantes judíos organizados- hasta 1944, se editaron 375 libros en idish, así
discriminadas: 99 tomos de relatos, 198 de poemas, 6 de memorias, 52 ensayos, 2 obras
teatrales, 2 introducciones, 7 libros de visitas, 1 de bibliografía y 8 varios, así como un
Glosario idish-idish (1919), para detallar las variantes rioplatenses del idioma.

Una difusión masiva tiene también la prensa judía- al menos en su época de oro.
Iniciada ya en 1898, a poco tiempo de arribar la gran inmigración judía a la Argentina,
ve la luz el semanario Viderkol (El Eco). Le siguen otras publicaciones como Dos
Idische Leben (1906).

La prensa judía toma un rol fundamental tanto en la integración como en los


conflictos políticos y sociales del continente. Emblemática es la publicación (que tuvo
corta vida) de una página en idisch en el periódico La Protesta en 1904.2

Los ideales de anarquistas y socialistas se consolidaban en publicaciones más o


menos periódicas: Dos Arbeter Lebn, Dos fraye Vort, los bundistas y cooperativistas en
Der Avangard, y desde las colonias agrícolas en Idisher Kolonist in Argentine y más
tarde El colono cooperador. Los sionistas también tuvieron temprano sus publicaciones:
El Sionista, La esperanza de Israel, Nakhrikhtn.

2
Herman Schiller: “La participación de los obreros de habla ídish en los orígenes del movimiento obrero
argentino”, en Perla Sneh (ed.): “Buenos Aires Idish”, Buenos Aires 2006, p. 35-44,
“Di Idishe Zaitung” (El Diario Israelita) comenzó a circular el 15 de noviembre
de 1914, pocas semanas después de estallar la Primera Guerra Mundial. El interés que
suscitó el nuevo diario- en idish- fue enorme. La colectividad no se había familiarizado
aún con el idioma local, de modo que no podía valerse de la prensa general para saciar
el hambre de información sobre el conflicto y los intereses internacionales. Sus
directores fueron, sucesivamente, León Maas, José Mendelson y Matías Stoliar. Su
redacción, en pleno gueto judío del barrio de Once, se convirtió en lugar de referencia
para toda la colectividad. Incluso, con relación a hechos tan aparentemente ajenos como
los vinculados a la Zwi Migdal, la organización de trata de blancas (comandada por
rufianes judíos, polacos y rumanos) que traía jovencitas judías de las aldeas y pueblos
de Europa oriental, bajo engaño de falsos casamientos y promesas incumplidas, para
obligarlas a ejercer la prostitución, en las primeras décadas del siglo XX. El comisario
Julio Alsogaray, que terminó de liquidar en 1930 a esa organización, relata en sus
memorias la historia de Perla Pzedborska, joven de 22 años proveniente de Lodz, quien
viajó al país llamada por un rufián, su pariente Arnoldo Norman. Encerrada en una casa
ubicada en Lavalle 2038 y obligada a ese triste comercio, Perla lanzó una piedra
envuelta en papel pidiendo ayuda, por la ventana de su habitación. Un transeúnte gentil
la recogió en la calle y, viendo que se trataba de un mensaje escrito en idish, la hizo
llegar a la administración de “El Diario Israelita”, en Larrea 331. El redactor Matías
Stoliar, que la recibió, formuló entonces la denuncia en una comisaría ajena a la del
barrio- que estaba arreglada con los rufianes- y el allanamiento inmediato consiguió
rescatar a la muchacha y, luego, enviarla de vuelta a Europa.

“Di Presse” (La Prensa), el segundo diario en idish de la colectividad, apareció


unos años después, en 1918, editado por una cooperativa que se escinde del grupo
anterior, con una orientación más popular y dirigido a obreros, artesanos y empleados
que hablaban y leían en ese idioma. Allí escribieron Pinie Wald, Jacobo Botoshansky y
otros, y los obreros judíos conocieron a través de sus páginas a Freud y Marx vertidos al
idish. En ocasión de su vigésimo aniversario, en 1938, Di Presse reflejó en una
publicación especial cincuenta años de vida judía comercial y profesional en el país.
Entre los anuncios comerciales, los más ingeniosos resultaban ser los de las firmas no
judías que publicaban sus avisos traducidos al idish. Un ejemplo es el de la Grapa
Chisotti (bebida alcohólica tradicional de la Argentina), ilustrado con dibujos de
personajes típicos como el del abuelo “zeide” que decía aproximadamente: “Así como
en Rusia tomaba mi bebida favorita, aquí puedes beber este aguardiente”. Otro aviso
corresponde al Recetario Royal para señoras, con variedad de recetas de postres y tortas
que podían elaborarse con ese producto típicamente nacional.

Mucho después, en los años ’70, de su redacción de Castelli 330, siempre en el


barrio de Balvanera, surgió el semanario “Nueva Presencia” (1977-1987), dirigido por
Herman Schiller, que se convertiría en el vocero de los derechos humanos argentinos
bajo la dictadura militar 1976-1983.

Patio, mate y diario en idish leído en el patio, después del trabajo, fue la síntesis
de la aclimatación de los judíos al modo de vida porteño en la primera mitad del siglo
XX. Así se informaban de las noticias locales e internacionales, tanto de la colectividad
como generales. El número de publicaciones de origen judío en la Argentina exceden
ampliamente su porcentaje en la población del país, en especial si es comparado con
otros mayoritarios grupos inmigratorios de la misma época- como españoles e italianos-
que constituyeron más del 70 por ciento de los nuevos llegados a la Argentina.
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CUADRO: PUBLICACIONES PERIÓDICAS DE DIFERENTES
NACIONALIDADES EDITADAS EN BUENOS AIRES ENTRE 1920 Y 1930

COLECTIVIDAD DIARIOS REVISTAS

Italianas 3 15
Españolas 4 11
Francesas 5
Israelitas 6 18
Inglesas 2 6
Alemanas 2 8
Arabes 2 1

Fuente: Ficheros de la Biblioteca Nacional, citado por Francis Korn: “Los huéspedes
del 20”. Capítulo ‘Los inmigrantes judíos’, pág. 170.
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“Di Folks Shtime” (La Voz del Pueblo), fue un semanario judío que se editó durante 16
años en Buenos Aires. En 1898 se presentó como “primer órgano israelita en América
del Sur”.
“Viderkol” (“El Eco”), dirigida por M. Hacohen Sinay, fundado en 1898.
“Der Idisher Fonograph” (“El Fonógrafo Judío”), también se publicó desde 1898.
“Penimer un Penimlej” (Caras y Caritas), revista social y humorística en idish que se
publicó desde 1923 hasta 1935. Su nombre parodiaba a la muy difundida y popular
revista nacional “Caras y Caretas”.
“Der Avangard” (“La Vanguardia”), bundista (palabra que remite al movimiento
localista autonomista Bund, originado en Europa oriental), apareció en 1908.

PUBLICACIONES EN CASTELLANO

La gradual aclimatación al idioma y las costumbres del país fueron dando lugar a
la utilización del castellano como nuevo idioma comunicacional de la prensa judía.
Uno de los primeros exponentes de esa tendencia fue “El Sionista”, dirigida por Jacobo
Liachovitzky, que comenzó a aparecer en 1904.

La revista cultural “Vida Nuestra” se editó durante seis años (1917-1923). Fue
una publicación mensual en castellano dirigida por León Kibrick, que tuvo desde el
principio la misión de “poner en contacto la cultura argentina con el espíritu hebreo”.
En los primeros números colaboraron Alfredo L. Palacios, Carlos Ibarguren, Ricardo
Rojas, Alcides Calandrelli, Enrique Dickman, Ernesto Nelson, Alberto Palcos entre
otros. Después de la Semana Trágica (enero 1919, en lo que se considera el primer
pogrom en Argentina), realizó una encuesta para recabar el punto de vista de líderes
políticos, intelectuales y escritores acerca de la vida de los judíos en la Argentina,
obteniendo algunas respuestas sorprendentes. Entre los consultados figuraban, entre
otros, Leopoldo Lugones, José Ingenieros, Alfredo Palacios, Juan B. Justo y Mario
Bravo. La revista dejó de publicarse en 1923.
El semanario “Mundo Israelita” fue fundado en 1923 por el mismo León
Kibrick, luego continuado en la dirección por Salomón Resnick, León Dujovne,
Gregorio Fainguersch, José Kestelman y otros. Sigue apareciendo hasta el día de hoy
(2010).

La revista “La Luz” nació en 1931. Se dedicó desde su fundación a destacar en


sus páginas los hechos más sobresalientes de la colectividad judeo-argentina,
internacional y de Israel, en especial desde el punto de vista de los grupos sefaradíes.
Sigue apareciendo en la actualidad (2010).

La revista literaria “Judaica” (1933-1946), de alto nivel, fue dirigida por el


escritor y ensayista Salomón Resnick.

La revista “Davar”, de la Sociedad Hebraica Argentina, se inició en 1945 y


estableció toda una tradición literaria judeo-argentina a lo largo de varias décadas.
“Amanecer” fue la experiencia pionera, en la segunda mitad del siglo XX, de un diario
judío en castellano, aunque sólo sobrevivió algunos años.

Otras revistas y periódicos que pueden mencionarse son: “Nueva Sión”


(fundado en 1948 como representante de los grupos sionistas-socialistas, sigue
apareciendo en 2010), “Raíces”, revista de cultura general y judía (en sus dos etapas, en
los años ’60 y ’90 del siglo pasado), “Davke”, “Heredad”, “Majshavot” (del
Seminario Rabínico Latinoamericano), “Comentario”, dirigida en su última etapa por
José Isaacson (del Instituto Judío Argentino de Cultura e Información), “Renovación”,
“Tiempo”, “Plural” (de la institución Sociedad Hebraica Argentina), “Comunidades”,
“La Voz de Israel”, “La Voz Judía” (que representa a los sectores religiosos ortodoxos
del judaísmo) y muchas otras.

Como ocurriera desde los primeros años de su llegada al país, cada sector
institucional, deportivo, ideológico, cultural, político, educativo o societario siente la
necesidad de contar con su propio órgano periodístico. Quizá por su pertenencia al
Pueblo del Libro, los judíos argentinos centran en la palabra escrita- en papel y, a estas
alturas, también en todas las variantes audiovisuales y electrónicas que posibilita la
tecnología- su actividad comunicacional, dentro y fuera de la propia comunidad.

* Escritor y periodista.

BIBLIOGRAFIA:
Ricardo Feierstein: “Historia de los judíos argentinos”. Editorial Galerna (3ª.
Edición), Buenos Aires, 2006, 464 páginas. ISBN-13: 978-950-556-486-6.

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